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(Francia, 1799-1850)
Escritor francés de novelas clásicas que figura entre las grandes figuras de la literatura
universal. Su nombre original era Honoré Balssa y nació en Tours, el 20 de mayo de 1799. vivió
en la más absoluta pobreza, escribiendo teatro trágico y novelas melodramáticas que apenas
tuvieron éxito. En 1829 escribió la novela Los chuanes, la primera que lleva su nombre,
basada en la vida de los campesinos bretones y su papel en la insurrección monárquica de
1799. En 1834 concibió la idea de fundir todas sus novelas en una obra única, La comedia
humana. Su intención era ofrecer un gran fresco de la sociedad francesa en todos sus
aspectos, desde la Revolución hasta su época. Entre las novelas más conocidas de la serie
figuran Papá Goriot (1834), que narra los excesivos sacrificios de un padre con sus ingratas
hijas; Eugenia Grandet (1833), donde cuenta la historia de un padre miserable y obsesionado
por el dinero que destruye la felicidad de su hija; La prima Bette (1846), un relato sobre la
cruel venganza de una vieja celosa y pobre; La búsqueda del absoluto (1834), un
apasionante estudio de la monomanía, y Las ilusiones perdidas (1837-1843). El objetivo de
Balzac era ofrecer una descripción absolutamente realista de la sociedad francesa, algo
fascinante para el autor. Sin embargo, su grandeza reside en la capacidad para trascender la
mera representación y dotar a sus novelas de una especie de suprarrealismo. Para retratar una
amplia variedad de personajes. Su prosa, aunque excesivamente prolija en ocasiones, posee
una riqueza y un dinamismo que la hace irresistible y absorbente. Entre sus numerosas obras
destacan, además de las ya citadas, las novelas La piel de zapa (1831), El lirio del valle
(1835-1836), César Birotteau (1837), Esplendor y miseria de las cortesanas (1837-1843) y
El cura de Tours (1839); los Cuentos libertinos (1832-1837); la obra de teatro Vautrin (1839);
y sus célebres Cartas a la extranjera, que recogen la larga correspondencia que mantuvo
desde 1832 con Eveline Hanska.
Gustave Flaubert
(Francia, 1821-1880)
Guerra y Paz, considerada una de las novelas más importantes de la historia de la literatura
universal, es una visión épica de la sociedad rusa entre 1805 y 1815, justo antes de la invasión
napoleónica. Esta extensa narración, una de las obras maestras del realismo, por la que
desfilan 559 personajes, conmemora relevantes batallas militares y retrata a conocidas
personalidades históricas, pero es principalmente una crónica de la vida de cinco familias
aristocráticas. De Guerra y Paz emana una filosofía extremadamente optimista, que
atraviesa los horrores de la guerra y la conciencia de los errores de la humanidad, lo que
constituye el mensaje principal de la obra, escrita durante un periodo particularmente feliz de su
vida. Entre sus novelas breves, la más importante es Ana Karenina, que constituye una de
las mejores novelas psicológicas de la literatura moderna. En ella utiliza los mismos métodos
creativos realistas que en sus primeras obras, pero presenta una unidad artística mucho más
sólida, y la exuberancia deja paso al pesimismo, pues la protagonista no logra resolver sus
conflictos internos.
En su insuperablemente cándida a la vez que sólida Confesión (1882), el autor ruso describe
su creciente confusión espiritual, se culpa a sí mismo de llevar una existencia vacía y
autosuficiente y emprende una larga búsqueda de valores morales y sociales, que terminó por
encontrar en dos principios del Evangelio cristiano: amor hacia los seres humanos y resistencia
contra las fuerzas del mal. Recogió estos dos principios y los desarrolló en elocuentes ensayos,
como Amo y criado (1894). Desde el centro de la autocrática Rusia de su época, atacó sin
temor las desigualdades sociales y las formas coercitivas del gobierno y de las autoridades
religiosas, clamó por una liberación de los odios individuales y por la adopción de modelos de
vida dictados por la conciencia de cada uno. Estos puntos de vista tan radicales provocaron su
excomunión en 1901. En ¿Qué es el arte? (1898), una condena de casi todas las formas de
arte, tanto clásicas como modernas, de la que no se salvan ni siquiera sus propias obras, a las
que consideró dirigidas exclusivamente a una elite cultural, abogó por un arte inspirado en la
moral, en el que el artista comunicara los sentimientos y la conciencia religiosa del pueblo.
Tolstoi retornó a la narrativa, y escribió numerosos cuentos breves y de carácter edificante,
situados en escenarios rurales, que se publicaron reunidos en el volumen Historias para el
pueblo (1885). Escribió asimismo otras obras destinadas a lectores cultos, también
decididamente moralizantes en cuanto a contenido, pero en las que se permite un mayor
espacio para desarrollar su poderosa inventiva. La más conocida de ellas es la narración breve
La muerte de Iván Ilich (1886), en la que describe la conversión de un hombre a punto de
enfrentarse a su propia muerte. El cuento corto La sonata a Kreutzer (1889) trata de la
educación sexual y el matrimonio; la obra teatral El poder y las tinieblas (1888) es una
tragedia en la que se ve cómo la avaricia y la lujuria arrastran a la violencia, y su última novela
Resurrección (1899), es la historia de la regeneración moral de un noble hasta entonces falto
de escrúpulos. A los 82 años, Tolstoi, acompañado por su médico y la menor de sus hijas, se
marchó de casa a escondidas en medio de la noche. Tres días más tarde, cayó enfermo de
neumonía y, el 20 de noviembre de 1910, murió en una remota estación de ferrocarril. En la
actualidad se le considera uno de los escritores con más fuerza moral del siglo XIX.
Fedor Dostoievski
(Rusia, 1821-1881)
Novelista ruso, uno de los más importantes de la literatura universal, que escudriñó hasta el
fondo de la mente y el corazón humanos, y cuya obra narrativa ejerció una profunda
influencia en todos los ámbitos de la cultura moderna. Nació en Moscú el 11 de noviembre
de 1821. Su infancia fue bastante triste y, cuando contaba sólo diecisiete años, su padre, que
era un médico retirado del ejército, le envió a la Academia Militar de San Petersburgo. Pero los
estudios técnicos le aburrían y, al graduarse, decidió dedicarse a la literatura.
Su primera novela, Pobres gentes (1846), la desgraciada historia de amor de un humilde
funcionario estatal, recibió buenas críticas. El libro era bastante novedoso, pues añadía la
dimensión psicológica a la puramente narrativa, en su análisis de los conflictos del protagonista
observándolos desde su propio interior. En su siguiente novela, El doble (1846), En 1849, su
carrera literaria quedó fatalmente interrumpida. Se había unido a un grupo de jóvenes
intelectuales que leían y debatían las teorías de escritores socialistas franceses, por aquel
entonces prohibidos en la Rusia zarista. Todo el grupo fue detenido y enviado a la prisión. En
diciembre de 1849 se les condujo a un lugar en que debían ser fusilados pero, en el último
momento, se les conmutó la pena máxima por otra de exilio. Dostoievski fue sentenciado a
cuatro años de trabajos forzosos en Siberia y a servir a su país, posteriormente, como soldado
raso. Las tensiones de ese periodo se materializaron en una epilepsia, que sufriría durante el
resto de su vida.
Cuando la revista fue cerrada, por un artículo supuestamente subversivo que se publicó en ella,
los dos hermanos se embarcaron, en 1864, en el proyecto de Época (Epoja) otra revista de
corta vida. En ella se publicó el comienzo de la única novela filosófica de Dostoievski,
Memorias del subsuelo (1864). Esta obra, considerada como el prólogo a las obras mayores
de su autor, es un auto flagelante monólogo en el que el narrador, un rebelde contrario al
materialismo y al conformismo imperante en la sociedad, constituye el primero de los
antihéroes enajenados de toda la historia de la literatura moderna. Tras la larga enfermedad y
muerte de su mujer en 1864, y la de su hermano, cuyas deudas financieras se vio obligado a
pagar, quedó prácticamente en la ruina. A cambio de un préstamo, se comprometió con un
poco escrupuloso editor a cederle todos los derechos de sus obras si no le entregaba una
novela completa en el plazo de un año. Dos meses antes de cumplirse ese plazo, le presentó
El jugador (1866), basada en su propia pasión por la ruleta. Para transcribir esta novela había
contratado los servicios de una mecanógrafa, Anna Snitkina, con la que se casaría poco
después, y con la que alcanzaría felicidad y satisfacción.
Dostoievski se pasó los siguientes años fuera del país, para escapar de los acreedores. Fueron
años de pobreza, pero de gran creatividad. Durante este periodo, consiguió finalizar Crimen y
castigo (1866), que había comenzado antes que El jugador, y Los endemoniados (1871-
1872). Cuando regresó a Rusia, en 1873, había obtenido ya el reconocimiento internacional. Su
última novela, Los hermanos Karamazov (1880), la completó poco antes de su muerte,
acaecida el 9 de febrero de 1881 en San Petersburgo. Sobre estas cuatro últimas novelas, en
las que Dostoievski traslada a sus narraciones los problemas morales y políticos que le
preocupan, descansa el reconocimiento universal. En Crimen y castigo, probablemente su
mejor novela, un estudiante pobre, Raskolnikov, asesina y roba a una vieja avara a la que
considera un parásito, con el fin de destruir esa vida que le parece miserable y salvar la de sus
familiares, sumidos en la indigencia. Atormentado por su culpa y su aislamiento, termina por
confesar y por redimirse espiritualmente.