Se dice que la soberanía es la autoridad suprema del poder público y atributo
consustancial del Estado. O sea que el Estado, por el hecho de ser tal, es soberano. En el ámbito interno, la autoridad estatal se expresa en la noción de la supremacía, o sea que el Estado no reconoce poder superior al suyo. En el ámbito externo, es decir en el espacio de las relaciones internacionales, opera la independencia como sinónimo de la soberanía, razón por la cual no se admite injerencia foránea en asuntos que conciernen a la jurisdicción interna y rige la igualdad soberana de los Estados como uno de sus derechos fundamentales. El concepto moderno de Estado se refiere a una entidad política que se gobierna plenamente a sí misma, con autonomía e independencia, inmersa en los requerimientos de la comunidad internacional. La soberanía ha de entenderse como el conjunto de competencias que el Derecho Internacional reconoce a un Estado, que las ejerce en sus relaciones con otros Estados, en posición de igualdad e independencia. Se refiere al ejercicio de la autoridad en un cierto territorio. Esta autoridad recae en el pueblo, aunque la gente no realiza un ejercicio directo de la misma, sino que delega dicho poder en sus representantes. La Soberanía significa independencia, es decir, un poder con competencia total.