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Estructura organizacional

El Ejército Romano se organizaba en una estructura jerárquica clara, donde cada soldado sabía su
lugar y función dentro de la organización. La estructura de mando se dividía en varias categorías,
siendo los soldados rasos la categoría más baja, y los generales la más alta.

Los soldados romanos estaban organizados en legiones, que a su vez se dividían en cohortes,
manipulos y centurias. El centurión era el oficial al mando de una centuria, que estaba compuesta
por 80 soldados. Varios centuriones comandaban una cohorte, que a su vez estaba formada por
tres manipulos. Por último, varias cohortes formaban una legión, que estaba comandada por un
legatus o general.

Esta estructura organizacional permitió al Ejército Romano mantener una disciplina férrea y una
coordinación efectiva en el campo de batalla. Además, la estructura jerárquica permitía que las
órdenes fueran transmitidas de manera eficiente a todos los soldados, lo que permitía tomar
decisiones y reaccionar rápidamente en situaciones de combate.

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