Está en la página 1de 3

CENA EN EDGARDO RESTAURANT

por Gustavo Monastra

La peor experiencia gastronómica de mi vida en el Restaurant Edgardo en La Plata, o


lecciones a un tipo contento y snob que recibe su merecido. No por lo sucio, no por ser un
bodegón -que me encanta-, sino por platos "tamaño gourmet" y el increíblemente
exorbitante precio. Igual te pongo unas unas fotos del lugar, para que veas. Las tomé
cuando recién había llegado, estaba contento y todo me parecía maravilloso en su
desorden y suciedad de bodegón de antaño, pensando que los precios serían acordes,
correspondientes a su nivel de mugre. Te paso, también, el detalle de lo que cenamos y
los precios. A mi me parece una locura. No sé, ¿qué decís?
Fui antes de anoche por primera y última vez. Mi cara final fue de un hola y adiós. Nos
recibió un tipo joven, enorme en todas las dimensiones físicas, y simpaticón. Le dije que
hacía 20 años que quería conocer el lugar. Me preguntó por la moto, que le gustaba. Qué
el tenía una HD254. Simpático de verdad. Era Edgardo. Edgardo hijo. El papá, el
fundador, era el encargado de cocinar. Hablamos también de la Estación Meridiano V, de
qué lástima que no se recupera en su verdadera función. Yo digo que al menos, por
suerte, se mantiene en buen estado como centro cultural. Dijo que funcionaba a medias y
"lamentablemente muy politizado". Le pregunté si siempre con "politizados" de gobierno
de turno, me dijo que no, lo que me pareció bueno, que "a veces se ven hasta banderas
rojas, no se puede creer". A mí tampoco me gustan de base las banderas rojas, pero esto
me olió a mal, y yo iba de buena de onda, que me cuesta tanto, preferí no preguntar más.
Me dediqué a admirar el lugar, a descubrir un artículo sobre la Francesca da Rimini de
nuestro Teatro y que había ido a comer esa maravillosa soprano -y tan bonita, además-,
"germanaítalaibérica", Nicola Beller Carbone, con unas fotos y una de ellas autografiada
en particular. "¿Les gusta la ópera?". No, pero ella vino a comer y, nos dijeron que era
importante y nos sacamos una foto. Que no les gustaba la ópera quedaba en claro por la
música funcional que empezó con un no desagradable Julio Iglesias y terminó dos horas
después con un reggaetón muy de cuarta. Pero las quejas vinieron después, me estoy
adelantando.
Llegó la cena, aunque no era abundante como lo esperaba de un lugar de esas
características, todo estuvo bastante bien hasta que llegó la cuenta. Ahí es donde se
terminó lo bueno porque para una cena no demasiado abundante y para dos personas
fueron 600 pesos. 600 pesos al 30 de noviembre de 2016. Mirá el detalle:
1 lomo con puré de papas 170 pesos
1 lomo con jamón, tomate, arvejas y papas fritas 190 pesos
2 servicios de mesa de 30 pesos.
Ya iban 390 pesos, dentro de mi cálculo. Todo eso lo leí bien claro en la carta, no es
barato, pero tenía tal berretín con conocer el lugar que no me importó. Se viene el
aguinaldo, así que no me preocupó. Cuando me preguntaron qué queríamos tomar, algún
vinito o qué, preferí que no, porque estaba en la moto, ya se habían llevado la carta, pero
pedimos algo sano y que, por lógica, es barato:
1 botella de agua con gas
1 botella de agua saborizada
Terminada la cena, pedíamos un postre para compartir. No trajo la carta porque no
figuraban. No eran muchos, y nos lo dijo de memoria: había almendrado, bombón suizo,
queso con dulce, flancito, o bochitas de helado. Helado de chocolate. No hay. Bueno, dos
bochitas de frutilla. No sé si hay... no. Bueno, traé un almendrado y lo compartimos.
Trajeron el almendrado... medía 13x7 cm. ¡Daba lástima!
Entonces si todo lo anterior, los lomos más el servicio de mesa costó 390 pesos, ¿¡los 210
pesos restantes eran de dos botellitas de agua y un almendradito!?
Estuve muy contento con el lugar tan característico -sucio, polvoriento en extremo y
simpático-, hasta que llegó una cuenta propia, ¡y más cara!, de uno de los mejores
restaurantes mexicanos de Palermo, como ser Xalapeño, de mucho mayor categoría y
mejor comida, por no decir que plumereado, barrido y baldeado a diario.
Esperaba, sinceramente, que la comida fuera abundante, como digno bodegón. Pero no.
Realmente lamentable, por la locura del precio. No salgo de mi asombro. La sorpresa
terminó siendo muy grande y desagradable. Me quedé sin habla y con un impulso asesino
extremo. La sensación de indignación, de estafa, era total. ¿Soy el único que siente así?
Pensé, sinceramente, que era un snob recibiendo su merecido. No quería arruinar la
noche, sobre todo porque no estaba solo. Abandoné los 6 billetes sobre la mesa, dije
"gracias" tratando de sonreír y salí casi corriendo. Era eso o dar rienda suelta a mis ganas
de matar y clavarles los cuchillos. Tuve el impulso interno de verdad. Menos mal que no
pedimos cualquier clase de vino, ya que hubiéramos llegado, tranquilamente, a los 800
pesos.
La idea de restaurante una vez más traicionada, porque más que restauración, me acordé
de Capusotto y su "¡Uy! ¡Nos rompieron el orto!". Sí.
DATOS PERSONALES
Nombre y apellido: Gustavo Fabián Monastra
Domicilio: calle 61 Nº2831 e/151 y 152 – CPA 1900 - La Plata
Teléfono: (0221) 15-615-8257
e-Mail: gfmonastra@yahoo.com.ar
Seudónimo: Gustavo Meridiano Quinto

También podría gustarte