Está en la página 1de 18

Características del Romanticismo

Recurrir a diferentes artes y, a veces, combinarlas

Importancia de la inspiración y del artista como genio creador

Exaltación de los sentimientos y de la subjetividad (el yo)

Conflicto entre la razón y el subconsciente, el lado oculto y pasional

Dualismo: todo encierra en sí mismo dos caras opuestas

Rechazo a la razón y al Neoclasicismo

Rebeldía ante las reglas y la uniformidad

Admiración por la figura del rebelde, del apátrida y del ilegal

Atracción por lo grotesco, feo o siniestro y por la muerte

La naturaleza refleja los sentimientos y emociones

Predilección por épocas pasadas o lugares exóticos (evadirse)

Culto al yo y al individualismo, el carácter único y originalidad

Liberalismo político: libertad individual, igualdad ante la ley

Exaltación del carácter nacional y del folklore popular

Preferencia por la música, los poemas y las canciones

Artificiosidad: escenarios muy recargados, elementos inverosímiles

Mezcla de tragedia y comedia; apasionadas tramas melodramáticas

Argumentos fantásticos, maravillosos; a veces religiosos o espirituales

Temas: amor (imposible), pasión, historia o leyendas, religión, muerte...


Textos del Romanticismo (s.XIX)

1) «Noche primera»
TEDIATO y un SEPULTURERO
Diálogo

TEDIATO.- ¡Qué noche! La oscuridad, el silencio pavoroso1, interrumpido


por los lamentos que se oyen en la vecina cárcel, completan la tristeza de mi
corazón. El cielo también se conjura2 contra mi quietud, si alguna me quedara.
El nublado crece. La luz de esos relámpagos..., ¡qué horrorosa! Ya truena. Cada
trueno es mayor que el que le antecede, y parece producir otro más cruel. El
sueño, dulce intervalo en las fatigas de los hombres, se turba. El lecho conyugal,
teatro de delicias; la cuna en que se cría la esperanza de las casas; la
descansada cama de los ancianos venerables3; todo se inunda en llanto..., todo
tiembla. No hay hombre que no se crea mortal en este instante... ¡Ay, si fuese el
último de mi vida, cuán grato sería para mí! ¡Cuán horrible ahora! ¡Cuán horrible!
Más lo fue el día, el triste día que fue causa de la escena en que ahora me hallo.
Lorenzo no viene. ¿Vendrá, acaso? ¡Cobarde! ¿Le espantará este
aparato4 que Naturaleza le ofrece? No ve lo interior de mi corazón... ¡Cuánto más
se horrorizaría! ¿Si la esperanza del premio le traerá? Sin duda..., el dinero...
¡Ay, dinero, lo que puedes! Un pecho sólo se te ha resistido... Ya no existe... Ya
tu dominio es absoluto... Ya no existe el solo pecho que se te ha resistido. [...]
LORENZO.- Yo soy. Cumplí mi palabra. Cumple ahora tú la tuya: ¿el dinero
que me prometiste?
Noches lúgubres (1789-1790)

José Cadalso (1741-1782)

1 Pavoroso/a: que provoca pavor, terror, horror.


2 Conjurarse: aquí, conspirar contra alguien, aliarse con varios para causarle un mal.
3 Venerable: digno de veneración, respetable, admirable.
4 Aparato: aquí, conjunto de meteoros que acompaña a una tormenta.
Está considerada una de las primeras obras
románticas y, aun así, contiene ya muchas de las
características del movimiento. Por ejemplo, la
trama trata sobre Tediato, un joven que desea
desenterrar a su difunta amada en un acto de
desesperación, para lo cual acude tres noches
seguidas al cementerio. Además, es
inclasificable en cuanto a la tipología, pues narra
una historia con personajes (narrativa), expresa
los sentimientos del yo (lírica) y se construye
únicamente mediante diálogos (teatro). Los
nombres de los personajes son simbólicos.
2) «Vuelva usted mañana»
-Permitidme, monsieur Sans-délai -le dije entre socarrón y formal-,
permitidme que os convide a comer para el día en que llevéis quince meses de
estancia en Madrid.
-¿Cómo?
-Dentro de quince meses estáis aquí todavía.
-¿Os burláis?
-No por cierto.
-¿No me podré marchar cuando quiera? ¡Cierto que la idea es graciosa!
-Sabed que no estáis en vuestro país activo y trabajador.
-¡Oh!, los españoles que han viajado por el extranjero han adquirido la
costumbre de hablar mal siempre de su país por hacerse superiores a sus
compatriotas.
-Os aseguro que en los quince días con que contáis, no habréis podido
hablar siquiera a una sola de las personas cuya cooperación necesitáis.
-¡Hipérboles! Yo les comunicaré a todos mi actividad.
-Todos os comunicarán su inercia5.
Conocí que no estaba el señor de Sans-délai muy dispuesto a dejarse
convencer sino por la experiencia, y callé por entonces, bien seguro de que no
tardarían mucho los hechos en hablar por mí.
Amaneció el día siguiente, y salimos entrambos a buscar un
genealogista6, lo cual sólo se pudo hacer preguntando de amigo en amigo y de
conocido en conocido: encontrámosle por fin, y el buen señor, aturdido de ver
nuestra precipitación, declaró francamente que necesitaba tomarse algún
tiempo; instósele7, y por mucho favor nos dijo definitivamente
que nos diéramos una vuelta por allí dentro de unos días.
Sonreíme y marchámonos. Pasaron tres días; fuimos.
-Vuelva usted mañana -nos respondió la criada-, porque
el señor no se ha levantado todavía.
-Vuelva usted mañana -nos dijo al siguiente día-, porque
el amo acaba de salir.
-Vuelva usted mañana -nos respondió al otro-, porque el
amo está durmiendo la siesta.

5 Inercia: aquí, desidia, pereza.


6 Genealogista: especialista en genealogías y linajes (líneas familiares).
7 Instar: repetir la súplica o petición, insistir en ella.
-Vuelva usted mañana -nos respondió el lunes siguiente-, porque hoy ha
ido a los toros.
-¿Qué día, a qué hora se ve a un español? Vímosle por fin, y «Vuelva
usted mañana -nos dijo-, porque se me ha olvidado. Vuelva usted mañana,
porque no está en limpio».
[...]
Y concluyo por hoy confesándote que ha más de tres meses que tengo,
como la primera entre mis apuntaciones, el título de este artículo, que llamé
«Vuelva usted mañana»; que todas las noches y muchas tardes he querido
durante ese tiempo escribir algo en él, y todas las noches apagaba mi luz
diciéndome a mí mismo con la más pueril credulidad en mis propias resoluciones:
«¡Eh!, ¡mañana le escribiré!». Da gracias a que llegó por fin este mañana que no
es del todo malo: pero ¡ay de aquel mañana que no ha de llegar jamás!
El Pobrecito Hablador. Revista Satírica de Costumbres, n.º 11, enero de 1833
Mariano José de Larra (1809-1837)

Este famoso artículo periodístico critica la


procrastinación de la burocracia española y
suele sorprender a los lectores por su
vigencia en la actualidad. De hecho,
todavía hoy en día se emplea el «vuelva
usted mañana» como una frase hecha.
Larra solía emplear seudónimos para
firmar sus textos en prensa y, en este caso,
lo hizo con el sobrenombre de «El Pobrecito
Hablador». Su muerte también fue muy
romántica: se suicidó por desamor a los 27
años.
3) «El mendigo» (letrilla)

Mío es el mundo: como el aire libre,


Otros trabajan por que coma yo;
todos se ablandan si doliente pido
Una limosna por amor de Dios.

El palacio, la cabaña
son mi asilo,
si del ábrego8 el furor
troncha el roble en la montaña,
o que inunda la campaña
el torrente asolador9.

Y a la hoguera
me hacen lado
los pastores
con amor,
y sin pena
y descuidado
de su cena
ceno yo.
O en la rica
chimenea,
que recrea
con su olor,
me regalo
codicioso
del banquete
suntüoso10
Con las sobras

8 Ábrego: viento templado y húmedo del sudoeste, que trae lluvias.


9 Asolador/a: que asuela, destruye.
10 Suntuoso/a: grande y costoso; aquí lleva diéresis para marcar la dialefa.
de un señor.

Y me digo: el viento brama,


caiga furioso turbión11;
que al son que cruje de la seca leña,
libre me duermo sin rencor ni amor.

Mío es el mundo: como el aire libre,


otros trabajan por que coma yo;
todos se ablandan si doliente pido
una limosna por amor de Dios.

Todos son mis bienhechores,


y por todos
a Dios ruego con fervor;
de villanos12 y señores
yo recibo los favores
sin estima y sin amor.
Ni pregunto
quiénes sean,
ni me obligo
a agradecer;
que mis rezos
si desean,
dar limosna
es un deber.
Y es pecado
la riqueza,
la pobreza
santidad;
Dios a veces
es mendigo,

11 Turbión: aguacero con viento fuerte, que viene repentinamente y dura poco.
12 Villano/a: aquí, habitante de una villa, pueblerino/a.
Y al avaro
da castigo
que le niegue
caridad.

Yo soy pobre y se lastiman


todos al verme plañir13,
sin ver son mías sus riquezas todas,
que mina inagotable es el pedir.

Mío es el mundo: como el aire libre,


otros trabajan por que coma yo;
todos se ablandan si doliente pido
una limosna por amor de Dios.

Mal revuelto y andrajoso14,


Entre harapos
del lujo sátira soy,
y con mi aspecto asqueroso
me vengo del poderoso,
y a donde va tras él voy.

Y a la hermosa
que respira
cien perfumes,
gala, amor,
la persigo
hasta que mira,
y me gozo
cuando aspira
mi punzante
mal olor.

13 Plañir: gemir y llorar, sollozando o clamando.


14 Andrajoso/a: cubierto/a de andrajos, harapos, telas rotas.
Y las fiestas
y el contento
con mi acento
turbo yo,
y en la bulla
y la alegría
interrumpen
la armonía
mis harapos
y mi voz:

Mostrando cuán cerca habitan


el gozo y el padecer,
que no hay placer sin lágrimas, ni pena
que no transpire en el medio del placer.

Mío es el mundo: como el aire libre,


otros trabajan por que coma yo;
todos se ablandan si doliente pido
una limosna por amor de Dios.

Y para mí no hay mañana,


ni hay ayer;
olvido el bien como el mal,
nada me aflige ni afana15;
me es igual para mañana
un palacio, un hospital.
Vivo ajeno
de memorias,
de cuidados
libre estoy;
busquen otros

15 Afanar: Traer apurado/a a alguien, preocuparle.


oro y glorias,
yo no pienso
sino en hoy.
Y do quiera
vayan leyes,
quiten reyes,
reyes den;
yo soy pobre,
y al mendigo,
por el miedo
del castigo,
todos hacen
siempre bien.

Y un asilo donde quiera


y un lecho en el hospital
siempre hallaré, y un hoyo donde caiga
mi cuerpo miserable al espirar.

Mío es el mundo: como el aire libre,


otros trabajan por que coma yo;
todos se ablandan, si doliente pido
una limosna por amor de Dios.
Poesías (1840)
José de Espronceda (1808-1842)

Una letrilla es una composición poética,


normalmente breve, dividida en estrofas, al final de
las cuales se incluye un estribillo. Su carácter
suele ser satírico. En general, emplean versos
octosílabos porque son poemas populares, pero,
en el Romanticismo, se juega a romper la norma
para perseguir un ritmo determinado.
Espronceda tendía a idealizar personajes
marginados de la sociedad: el mendigo, el pirata,
el sepulturero, etc.
4) Acto IV: «El diablo a las puertas del cielo», Escena III
DOÑA INÉS
¿Le habéis dicho...?
DON JUAN
Que os hallabais
bajo mi amparo segura,
y el aura16 del campo pura
libre por fin respirabais.

(Vase BRÍGIDA.)

Cálmate, pues, vida mía;


reposa aquí, y un momento
olvida de tu convento
la triste cárcel sombría.
¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor,
que en esta apartada orilla
más pura la luna brilla
y se respira mejor?
Esta aura que vaga llena
de los sencillos olores
de las campesinas flores
que brota esa orilla amena;
esa agua limpia y serena
que atraviesa sin temor
la barca del pescador
que espera cantando el día,
¿no es cierto, paloma mía,
que están respirando amor?
Esa armonía que el viento
recoge entre esos millares
de floridos olivares,

16
Aura: aquí, aire, viento suave y apacible.
que agita con manso aliento,
ese dulcísimo acento
con que trina el ruiseñor
de sus copas morador
llamando al cercano día,
¿no es verdad, gacela mía,
que están respirando amor?
Y estas palabras que están
filtrando insensiblemente
tu corazón, ya pendiente
de los labios de don Juan,
y cuyas ideas van
inflamando en su interior
un fuego germinador17
no encendido todavía,
¿no es verdad, estrella mía,
que están respirando amor?
Y esas dos líquidas perlas
que se desprenden tranquilas
de tus radiantes pupilas
convidándome a beberlas,
evaporarse a no verlas
de sí mismas al calor,
y ese encendido color
que en tu semblante18 no había,
¿no es verdad, hermosa mía,
que están respirando amor?
¡Oh! sí, bellísima Inés,
espejo y luz de mis ojos;
escucharme sin enojos
como lo haces, amor es;
mira aquí a tus plantas, pues,

17 Germinador/a: que hace germinar o brotar la vida.


18 Semblante: aquí, rostro.
todo el altivo rigor19
de este corazón traidor
que rendirse no creía,
adorando, vida mía,
la esclavitud de tu amor.
DOÑA INÉS
Callad, por Dios, ¡oh don Juan!,
que no podré resistir
mucho tiempo sin morir
tan nunca sentido afán20.
¡Ah! Callad, por compasión,
que oyéndoos me parece
que mi cerebro enloquece
y se arde mi corazón.
¡Ah! Me habéis dado a beber
un filtro21 infernal sin duda,
que a rendiros os ayuda
la virtud de la mujer.
Tal vez poseéis, don Juan,
un misterioso amuleto,
que a vos me atrae en secreto
como irresistible imán.
Tal vez Satán puso en vos
su vista fascinadora,
su palabra seductora
y el amor que negó a Dios.
¿Y qué he de hacer, ¡ay de mí!,
sino caer en vuestros brazos,
si el corazón en pedazos
me vais robando de aquí?
No, don Juan; en poder mío

19 Rigor: aquí, dureza o severidad, aspereza en el trato.


20 Afán: esfuerzo o empeño grandes. Aspiración de conseguir algo.
21 Filtro: bebida a la que se le supone la capacidad de enamorar a las personas al beberla.
resistirte no está ya;
yo voy a ti, como va
sorbido al mar ese río.
Tu presencia me enajena22,
tus palabras me alucinan,
y tus ojos me fascinan.
y tu aliento me envenena.
¡Don Juan! ¡Don Juan! Yo lo imploro
de tu hidalga compasión:
o arráncame el corazón,
o ámame, porque te adoro.

Don Juan Tenorio: drama religioso-fantástico en dos partes (1844)


José Zorrilla (1817-1893)

Esta obra la protagoniza uno de los personajes más famosos de la


literatura española y muy típicamente romántico: el donjuán, un galán
egoísta y mentiroso que está abocado a la perdición por su maldad.
Es un personaje envidiado a la par que repudiado por el público.
El Don Juan de Zorrilla es la versión más conocida de este tópico,
sobre todo porque es tradición representarla todos los años por
Todos los Santos. Esto se debe a que el final de la obra transcurre
en un cementerio, donde los espíritus de los fallecidos por los actos
de don Juan intentan arrastrarlo al infierno.

22 Enajenar: Sacar a alguien fuera de sí, turbarle el uso de la razón o de los sentidos.
5) «La Venta de los Gatos»
Mi hijo hizo esfuerzos increíbles por verla otra vez, para hablarle un
momento. Todo fue inútil; su familia no quería. Al cabo la vio, pero la vio muerta.
Por aquí pasó el entierro. Yo no sabía nada, y no sé por qué me eché a llorar
cuando vi el ataúd. El corazón, que es muy leal, me decía a voces:
-Esa es joven como Amparo; como ella, sería también hermosa; ¿quién
sabe si será la misma? Y era; mi hijo siguió el entierro, entró en el patio, y al
abrirse la caja, dio un grito, cayó sin sentido en tierra, y así me lo trajeron.
Después se volvió loco, y loco está.
Cuando el pobre viejo llegaba a este punto de su narración, entraron en
la venta dos enterradores, de siniestra figura y aspecto repugnante. Acabada su
tarea, venían a echar un trago «a la salud de los muertos», como dijo uno de
ellos, acompañando el chiste con una estúpida sonrisa. El ventero23 se enjugó
una lágrima con el dorso de la mano, y fue a servirles.
La noche comenzaba a cerrar, oscura y tristísima. El cielo estaba negro,
y el campo lo mismo. De los árboles pendía aún, medio podrida, la soga del
columpio agitada por el aire; me pareció la cuerda de una horca, oscilando
todavía después de haber descolgado a un reo24. Sólo llegaban a mis oídos
algunos rumores confusos: el ladrido lejano de los perros de las huertas; el
chirrido de una noria, largo, quejumbroso y agudo como un lamento; las palabras
sueltas y horribles de los sepultureros, que concertaban en voz baja un robo
sacrílego... No sé; en mi memoria no ha quedado, lo mismo de esta escena
fantástica de desolación, que de la otra escena de alegría, más que un recuerdo
confuso, imposible de reproducir. Lo que me parece escuchar tal como lo
escuché entonces es este cantar que entonó una voz plañidera25, turbando de
repente el silencio de aquellos lugares:

En el carro de los muertos


ha pasado por aquí;
llevaba una mano fuera,
por ella la conocí.

23 Ventero/a: persona que regenta una venta para hospedaje de los pasajeros.
24 Reo/a: condenado/a o preso/a, persona que por haber cometido una culpa merece castigo.
25 Plañidero/a: que plañe, lloroso y lastimero.
Era el pobre muchacho, que estaba encerrado en una de las habitaciones
de la venta, donde pasaba los días contemplando inmóvil el retrato de su amante
sin pronunciar una palabra, sin comer apenas, sin llorar, sin que se abriesen sus
labios más que para cantar esa copla tan sencilla y tan tierna, que encierra un
poema de dolor que yo aprendí a descifrar entonces.
Rimas y Leyendas (1871)
Gustavo Adolfo Bécquer

En sus viajes por España, Bécquer recopiló


varias leyendas de tradición oral, todas
ellas de carácter tenebroso y ubicadas en
escenarios nacionales.
Esta, en concreto, es muy autobiográfica y
en ella el narrador se lamenta por el
contraste entre cómo era su Sevilla natal en
el pasado y cómo se ha convertido en una
ciudad industrializada, lo que le provoca
gran melancolía.
6) XXVII
I
Era la última noche,
la noche de las tristes despedidas,
y apenas si una lágrima empañaba
sus serenas pupilas.
Como el criado que deja
al amo que le hostiga26,
arreglando su hatillo27, murmuraba
casi con la emoción de la alegría:

-¡Llorar! ¿Por qué? Fortuna es que podamos


abandonar nuestras humildes tierras;
el duro pan que nos negó la patria,
por más que los extraños nos maltraten,
no ha de faltarnos en la patria ajena.

Y los hijos contentos se sonríen,


y la esposa, aunque triste, se consuela
con la firme esperanza
de que el que parte ha de volver por ella.
Pensar que han de partir, ése es el sueño
que da fuerza en su angustia a los que quedan;
cuánto en ti pueden padecer, oh, patria,
¡si ya tus hijos sin dolor te dejan!

II
Como a impulsos de lenta
enfermedad, hoy cien, y cien mañana,
hasta perder la cuenta,
racimo tras racimo se desgrana.

26 Hostigar: golpear o insistir a alguien para que trabaje.


27 Hato: conjunto de ropa que se lía, a veces en torno a un palo, para su transporte.
Palomas que la zorra y el milano28
a ahuyentar van, del palomar nativo
parten con el afán del fugitivo,
y parten quizás en vano.

Pues al posar el fatigado vuelo


acaso en el confín de otra llanura,
ven agostarse29 el fruto que madura,
y el águila cerniéndose en el cielo.
En las orillas del Sar (1884)
Rosalía de Castro (1837-1885)

Esta poetisa escribió tanto en castellano


como en gallego, por lo que formó parte
indispensable del Rexurdimento de esta
última lengua. Incluso cuando escribía en
castellano, como este caso, su temática y
ambientación eran principalmente
gallegas: todo este poemario gira en torno
al río Sar y este poema, en concreto, trata
sobre la agridulce despedida de los
trabajadores gallegos que debían emigrar
a otros lugares del territorio español.

28 Milano: ave rapaz, semejante a un águila; aquí, en sentido metafórico.


29 Agostar (de agosto): dicho del excesivo calor: secar o abrasar las plantas.

También podría gustarte