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DIFERENCIAS ENTRE TEXTOS INTRODUCTORIOS

La dedicatoria va dirigida a ciertas personas o elementos significativos para el


autor, mientras que la advertencia, el prólogo, la introducción y la reseña están
dirigidos a cualquier persona que lea la obra.

El contenido de la advertencia no se basa en un resumen ni opinión de la obra, a


diferencia del prólogo, la introducción o la reseña, más bien se basa en el corte
de la obra y los elementos que pudieran causar polémica, sin revelarlos como tal.
Dependiendo del tema del texto se utilizara uno y otro.

Similitudes entre textos introductorios:

En todos los textos introductorios existirá el componente subjetivo, ya sea del


autor en el caso de la dedicatoria, prologo e introducción, o de un tercero como
es en la reseña.

La reseña la realiza generalmente un crítico, el prólogo lo puede realizar tanto el


autor como otra persona, la introducción y la dedicatoria siempre la escribe el
autor.

TEXTOS INTRODUCTORIOS
TEXTOS INTRODUCTORIOS

Los textos introductorios son los textos con los que se comienza un libro y su función
principal es presentar a la obra y al autor.

Es el precedente al cuerpo del libro y puede ser escrito por el autor, editor o algún
tercero que tenga conocimiento del tema que ocupa al libro.

Someramente explican las características fundamentales de la obra e incitan al


lector a adentrarse en el texto. Los textos introductorios de novelas se caracterizan
siempre por dejar elementos a la curiosidad del lector.

Estos textos de apertura son también llamados documentos preliminares a la


construcción teórica. En ellos se expone brevemente el motivo por el que se ha
escrito la obra, la manera en que fue escrita, el contexto y las ideologías implícitas.

Características de los textos introductorios

1- Presentan o introducen la obra

Esta es la función principal de los textos introductorios, aunque como veremos a


continuación tiene otras funciones.

2- Orientan al lector sobre el contenido

Sirven para ubicar al lector sobre el tema a ser desarrollado. Muchas veces los
títulos de los libros y la contraportada no dejan claro del todo el tema central de
la obra.

3- Justifican el propósito de la obra

Dan cuenta de las razones o motivos que llevaron al escritor a desarrollar el libro,
así como su fin con el mismo.
4- Señalan las fuentes de información

Indica qué fuentes y autores sirvieron de soporte para la obra. Aunque esto se
detalla exactamente en la bibliografía.

5- Advierten sobre las modificaciones

Algunos autores modifican sus obras edición tras edición, los textos introductorios
muestran qué partes han sido modificadas y por qué.

6- Agradecen a los colaboradores de la obra

Sirven igualmente para resaltar el trabajo de personas que, aunque son no son
autores directos, han ayudado para la realización de la misma.

7- Buscan simpatizar ante el lector

Una de las premisas de los textos introductorios es ser atractivos y simpáticos para
atrapar al lector definitivamente.

Estructura de los textos introductorios

Casi todas las obras o libros tienen textos introductorios, estos están estructurados
para que el lector tenga una idea básica del tema y motivarlo a continuar con
la lectura.

Aunque los textos introductorios tienen una estructura y fines comunes se les puede
ubicar concretamente con varios nombres, ellos pueden ser: prólogo, prefacio,
estudio preliminar, presentación e introducción.

La idea central de todos ellos es presentar un breve resumen del contenido principal
de la obra. Aunque los términos presentados no son sinónimos pueden contar como
textos introductorios. La mayoría de los textos introductorios cuentan con la
siguiente estructura:

Título: es la parte externa y visible del libro. Los títulos se refieren al contenido e
intentan resumirlo.
Resumen: el resumen es uno de los mejores ejemplos de texto introductorio, en él
se abrevia y precisa el contenido de la obra. Los resúmenes no pueden usarse para
interpretar, analizar o criticar la obra o el escritor. Las editoriales suelen exigir
resúmenes no muy largos, se estiman entre uno y dos párrafos para el mismo.

Dedicatoria: no es obligatoria. Pero si el autor desea colocarla puede ir en la página


siguiente al título. Las dedicatorias suelen incluir líneas cortas e ir justificadas hacia
la derecha. Van dirigidas a personas, instituciones y quien el autor estime pertinente.

Prólogo

El prólogo es una de las partes preliminares de la estructura de un libro, documento


o pieza literaria formalmente escrita. Posee unas características muy marcadas para
distinguirlo de la pieza literaria principal.

Es la explicación racional de la obra; una introducción que permite ubicar al lector


en lo que va a encontrar a continuación, donde justifica su composición, explica la
estructura y los criterios que se tomaron en cuenta para el desarrollo del escrito.

El término viene del griego “pro” que significa “antes”, “hacia”, “en favor de”, y “lógos”
que quiere decir “discurso”, y es el espacio con el que cuenta el autor para poner a
su lector en la disposición adecuada para el correcto abordaje del tema a tratar.

Es considerado un “paratexto”, es decir, parte de los textos que se encuentran en la


periferia del texto principal, como lo son también el título, las dedicatorias, las notas
al pie...

Principales características que debe tener un prólogo

1- Sobre el nombre

Si bien existen diferencias, muchos suelen llamarlo también “Introducción”. La


introducción es más una presentación del contenido que del autor.

Por otra parte, es más común el término “Prólogo” en libros académicos, obras de
gran volumen o de autores más consagrados.
El término “Introducción”, al que pareciera dársele un significado más recatado, lo
utilizan autores nóveles, o en obras de menor complejidad o envergadura; también
se utiliza más en documentos científicos o de investigación.

2- Sobre la ubicación

El prólogo siempre se ubica entre las primeras páginas del libro. Generalmente, es
la primera hoja que aparece luego del índice. En cualquier caso, tiene que estar
antes del comienzo de la obra propiamente dicha.

3- Sobre la cantidad

La mayoría de los libros tienen un solo prólogo. Sin embargo, se podrán encontrar
libros muy famosos que, en cada reimpresión o reedición, se le agrega un prólogo
nuevo, generalmente escrito por algún personaje de relevancia en el tema.

Se encontrarán de esta forma libros con el prólogo original que tuvo la primera
edición y uno, dos o más prólogos adicionales agregados posteriormente.

También existirán libros considerados ya clásicos de la literatura universal, que


tendrán prólogos distintos dependiendo de la casa editorial que los imprima o el
mercado al cual esté destinada dicha edición.

Por ejemplo: los cuentos de Lewis Carroll con prólogo de Jorge Luis Borges para el
mercado latinoamericano.

4- Sobre la extensión

No existe una extensión predeterminada para el prólogo, pero sí es aconsejable que


no sea demasiado extenso. Ahora bien, tampoco debe ser tan sucinto como para
no explicar suficientemente la intención del libro.

La idea es que, leyendo el prólogo, el lector sepa dónde está ubicado para dar
comienzo a la lectura: desde qué ángulo se abordará el tema, qué aspectos se
tomaron o no en cuenta, el espacio cronológico o la ubicación geográfica dentro de
la que se desarrollará la historia, etcétera. Para explicar esto, no son necesarias
demasiadas páginas.
5- Sobre el autor

El prólogo puede estar escrito por el propio autor de la obra, donde expondrá las
motivaciones que lo impulsaron a escribirlo y, como ya explicamos, el punto de vista
desde donde abordará el tema en cuestión.

Pero también puede estar escrito por un tercero que no intervino en la redacción de
la obra, pero que es un experto, un estudioso, un conocedor o un entusiasta del
tema que se desarrolla en el libro.

En estos casos, esta persona es invitada por el autor o por la editorial a escribir el
prólogo con la intención de darle mayor relevancia y categoría a la obra o dar a
conocer al autor, ya que, un experto en la materia que accede escribir el prólogo de
un libro, es un aval de que el libro es bueno y esto apuntala al autor.

6- Sobre la redacción

El prólogo permite una redacción un tanto más ligera y personal si está escrita por
el propio autor de la obra.

En estos casos, suele redactarla en primera persona, donde además de explicarle


al lector lo que va a leer a continuación, también puede contar el camino que debió
recorrer para la escritura del libro, los descubrimientos que hizo, los escollos que
sorteó, y sus apreciaciones sobre el resultado final.

En los casos en que hay más de un autor, por ejemplo, un equipo de investigación,
el prólogo es menos personal, la redacción es más indirecta, incluso puede estar
redactada en tercera persona.

En los casos en los que el autor del prólogo no es el autor del libro, el prólogo se
centra más en la temática; el prologuista pone en evidencia sus conocimientos sobre
el tema y finalmente, ensalza al autor como un importante aporte al tema en
cuestión.

7- Sobre la estructura

El prólogo no es un texto de ficción, por lo tanto, debe seguir un orden lógico y


coherente. Puede permitirse un lenguaje distendido, pero en ningún caso debe
dispersarse, irse por las ramas ni extenderse demasiado.
Debe ser conciso, pero al mismo tiempo explicar ampliamente la estructura del libro
como tal, el porqué de sus divisiones y subdivisiones, el porqué de la se escogieron
ciertos aspectos para el estudio o desarrollo del tema.

Finalmente, el prólogo puede incluir los agradecimientos a personas e instituciones


que hayan colaborado con el autor para el desarrollo del tema.

El Prólogo debe contener:

Objetivo de la antología

Criterios de selección de las obras contenidas en la antología.

Datos biográficos del autor o los autores.

Reseñas literarias de las obras contenidas en la antología.

Contexto histórico

Características del género literario al que pertenecen las obras contenidas en la


antología.

8- Sobre el momento de su elaboración

Si el prólogo incluirá el relato del proceso de escritura de la obra, es obvio que el


mismo tendrá que ser escrito luego de finalizada la obra.

Lo mismo sucede si el prologuista es un tercero, ya que éste tendrá que leer


previamente la obra en su totalidad para poder hacer un análisis objetivo de
la misma.

Así que, si bien el prólogo será lo primero que verá el lector, es lo último que
redactará el escritor.

9- Sobre la función

Ya se dijo que el prólogo tiene como función principal explicarle al lector lo que
contienen las siguientes páginas de la obra (función “explicativa”).
Pero el prólogo puede llevar otras intenciones como por ejemplo comparar la obra
presente con otras anteriores, explicar sus diferencias, argumentar por qué fue
escrita de una forma y no de otra o incluso, el prólogo puede servir como el
comienzo de una historia.

Se puede decir entonces que el prólogo puede tener una función “inspirativa”
(cuenta qué lo inspiró a escribir la obra) o “comparativa” (hace referencia a otras
obras o autores).

10- Sobre su importancia

Todo lo anteriormente escrito pone en evidencia la importancia del prólogo en un


texto. Sin embargo, no es un elemento indispensable ni obligatorio.

Es decir, muchísimos libros no tienen prólogo y eso no significa un error, una falta,
ni un aspecto que le quite méritos o calidad a la obra.

Ejemplo:

Kafka nació en el barrio judío de la ciudad de Praga, en 1883. Era enfermizo y hosco:
íntimamente no dejó nunca de menospreciarlo su padre y hasta 1922 lo tiranizó. (De
ese conflicto y de sus tenaces meditaciones sobre las misteriosas misericordias y
las ilimitadas exigencias de la patria potestad, ha declarado él mismo que procede
toda su obra.) De su juventud sabemos dos cosas: un amor contrariado y el gusto
de las novelas de viajes. Al egresar de la universidad, trabajó algún tiempo en una
compañía de seguros. De esa tarea lo libró aciagamente la tuberculosis: con
intervalos, Kafka pasó la segunda mitad de su vida en sanatorios del Tírol, de los
Cárpatos y de los Erzgebirge. En 1913 publicó su libro inicial, Consideración, en
1915 el famoso relato La metamorfosis, en 1919 los catorce cuentos fantásticos o
catorce lacónicas pesadillas que componen Un médico rural.
La opresión de la guerra está en esos libros: esa opresión cuya característica atroz
es la simulación de felicidad y de valeroso fervor que impone a los hombres...
Sitiados y vencidos, los Imperios Centrales capitularon en 1918. Sin embargo, el
bloqueo no cesó y una de las víctimas fue Franz Kafka. Este, en 1922, había hecho
su hogar en Berlín con una muchacha de la secta de los Hasidim, o Piadosos, Dora
Dymant. En el verano de 1924, agravado su mal por las privaciones de la guerra y
de la posguerra, murió en un sanatorio cerca de Viena. Desoyendo la prohibición
expresa del muerto, su amigo y albacea Max Brod publicó sus múltiples
manuscritos. A esa inteligente desobediencia debemos el conocimiento cabal de
una de las obras más singulares de nuestro siglo.
Dos ideas —mejor dicho, dos obsesiones— rigen la obra de Franz Kafka. La
subordinación es la primera de las dos; el infinito, la segunda. En casi todas sus
ficciones hay jerarquías y esas jerarquías son infinitas. Karl Rossmann, héroe de la
primera de sus novelas, es un pobre muchacho alemán que se abre camino en un
inextricable continente; al fin lo admiten en el Gran Teatro Natural de Oklahoma;
ese teatro infinito no es menos populoso que el mundo y prefigura al Paraíso.
(Rasgo muy personal: ni siquiera en esa figura del cielo acaban de ser felices los
hombres y hay leves y diversas demoras.) El héroe de la segunda novela, Josef K.,
progresivamente abrumado por un insensato proceso, no logra averiguar el delito
de que lo acusan, ni siquiera enfrentarse con el invisible tribunal que debe juzgarlo;
éste, sin juicio previo, acaba por hacerlo degollar. K., héroe de la tercera y última,
es un agrimensor llamado a un castillo, que no logra jamás penetrar en él y que
muere sin ser reconocido por las autoridades que lo gobiernan. El motivo de la
infinita postergación rige también sus cuentos. Uno de ellos trata de un mensaje
imperial que no llega nunca, debido a las personas que entorpecen el trayecto del
mensajero; otro, de un hombre que muere sin haber conseguido visitar un pueblito
próximo; otro —Una confusión cotidiana— de dos vecinos que no logran juntarse.
En el más memorable de todos ellos —La edificación de la muralla china, 1919—,
el infinito es múltiple: para detener el curso de ejércitos infinitamente lejanos, un
emperador infinitamente remoto en el tiempo y en el espacio ordena que infinitas
generaciones levanten infinitamente un muro infinito que dé la vuelta de su imperio
infinito.
La crítica deplora que en las tres novelas de Kafka falten muchos capítulos
intermedios, pero reconoce que esos capítulos no son imprescindibles. Yo tengo
para mí que esa queja indica un desconocimiento esencial del arte de Kafka. El
pathos de esas “inconclusas” novelas nace precisamente del número infinito de
obstáculos que detienen y vuelven a detener a sus héroes idénticos. Franz Kafka
no las terminó, porque lo primordial era que fuesen interminables. ¿Recordáis la
primera y la más clara de las paradojas de Zenón? El movimiento es imposible, pues
antes de llegar a B deberemos atravesar el punto intermedio C, pero antes de llegar
a C, deberemos atravesar el punto intermedio D, pero antes de llegar a D... El griego
no enumera todos los puntos; Franz Kafka no tiene por qué enumerar todas las
vicisitudes. Bástenos comprender que son infinitas como el Infierno.
En Alemania y fuera de Alemania se han esbozado interpretaciones teológicas de
su obra. No son arbitrarias —sabemos que Kafka era devoto de Pascal y de
Kierkegaard—, pero tampoco son muy útiles. El pleno goce de la obra de Kafka —
como el de tantas otras— puede anteceder a toda interpretación y no depende de
ellas.
La más indiscutible virtud de Kafka es la invención de situaciones intolerables. Para
el grabado perdurable le bastan unos pocos renglones. Por ejemplo: “El animal
arranca la fusta de manos de su dueño y se castiga hasta convertirse en el dueño y
no comprende que no es más que una ilusión producida por un nuevo nudo en la
fusta”. O si no: “En el templo irrumpen leopardos y se beben el vino de los cálices;
esto acontece repetidamente; al cabo se prevé que acontecerá y se incorpora a la
ceremonia del templo”. La elaboración, en Kafka, es menos admirable que la
invención. Hombres, no hay más que uno en su obra: el homo domesticus —tan
judío y tan alemán—, ganoso de un lugar, siquiera humildísimo, en un Orden
cualquiera; en el universo, en un ministerio, en un asilo de lunáticos, en la cárcel. El
argumento y el ambiente son lo esencial; no las evoluciones de la fábula ni la
penetración psicológica. De ahí la primacía de sus cuentos sobre sus novelas; de
ahí el derecho de afirmar que esta compilación de relatos nos da íntegramente la
medida de tan singular escritor.

Jorge Luis Borges.

Introducción

Una introducción es la parte inicial de un tema que va a ser desarrollado a


continuación. Existen introducciones escritas u orales. Toda introducción debe
contener cierta información abreviada o sintética del tema que se abordará
posteriormente en detalle.

Como características principales, una introducción debe ser breve, explícita y


práctica. Salvo determinadas excepciones una introducción no debe contener
lenguaje o término complejos (excepto que la introducción sea de un tema muy
específico) ya que debe captar la atención del lector e invitar a leer el texto posterior
a dicha introducción.

La introducción debe mantener el mismo estilo o lenguaje que se utilizará luego en


el texto. A menudo se estila introducir una cita o comentario de alguna persona
calificada en la temática de la que se está hablando.

Una introducción no debe contener palabras adicionales o innecesarias. Por el


contrario, debe ir directo al punto que se expondrá luego. En caso de tratarse de
una introducción oral, esta se recomienda no se exceda de los 5 minutos.

En el caso de una introducción escrita, ésta debe redactarse en relación a la


extensión del texto. Es decir, si el texto es demasiado extenso (200 páginas o más)
esta introducción puede ser de hasta 1 carilla 1 o 1 y ½ carilla. Si solo se trata de
unas cuantas páginas, la introducción no debe exceder las 200 palabras.

Así como es importante mantener cierto eje de la temática principal, es fundamental


no ser demasiado efusivo o tener un tinte emocional muy elevado. Más bien es
conveniente comenzar con cierta cautela y luego ir introduciendo algo de
información. Tampoco se recomienda saturar de información al receptor en la
introducción.
Ejemplo:

Estimada, estimado estudiante del Telebachillerato Comunitario, este libro fue


elaborado pensando en ti, forma parte de una colección que incluye todas las
asignaturas del plan y los programas de estudio.
En su elaboración participaron profesionales y especialistas en distintas disciplinas,
quienes tomaron en cuenta tus necesidades e inquietudes. En estos libros hallarás
contenidos y actividades que contribuirán a que logres un mejor desempeño ahora
que cursas la Educación Media Superior.
Tenemos la certeza de que, con los materiales didácticos del Telebachillerato
Comunitario, con el apoyo de tus maestras, maestros y con tu propio esfuerzo,
tendrás un mejor aprovechamiento escolar y contribuirás al bienestar de tu
comunidad y de México.
Te deseamos éxito en esta importante etapa de tu formación.

Presentación

Señala el interés por hacer la antología y las características generales de los textos
que incluyen.

se escribe en tono formal y su extensión es de una cuartilla.

Ejemplo:

El libro de Taller de lectura y redacción I te da la oportunidad de conocer el mundo


de las palabras y de emplearlas en la experiencia comunicativa diaria para
expresarle tus ideas, emociones y creencias a los demás.
Leer y escribir te permiten compartir lo que eres y conocer otras formas de ver la
vida al tener contacto con distintos autores: los escritores y tus propios compañeros.
Tu vida es una historia, tan valiosa como la de otros personajes de los que se
escribe y sobre los que has leído. Al generar tus escritos, posibilitas que otros te
lean, te
conozcan, te valoren. Gracias a la escritura, además puedes preservar y acrecentar
tu identidad como parte de tu herencia cultural e histórica.
Lectura y escritura despiertan en el autor, tanto como en el lector, la capacidad de
generar ambientes que se hacen realidad, al plasmar lo que antes sólo existía en la
imaginación.
Este libro te brindará recursos para manejar el lenguaje escrito con propiedad,
riqueza de vocabulario, formas y estilos adecuados. De manera que podrás
atreverte a expresar lo que sientes, piensas y crees, apoyado en las herramientas
que tienes a tu disposición.
La organización de los contenidos, las situaciones didácticas que se desarrollan en
cada bloque y los productos de aprendizaje propuestos buscan despertar tu interés
y motivarte para aprender en forma más completa este universo comunicativo que
se abre ante ti.
La asignatura Taller de lectura y redacción I pertenece al campo disciplinar de
Comunicación del componente básico del marco curricular, según el acuerdo 442
de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y se ubica en el primer semestre del
plan de estudio del bachillerato general. Esta asignatura permite el trabajo
interdisciplinario, en relación directa con Taller de lectura y redacción II y Literatura
I y II, pero establece una estrecha relación con el resto de asignaturas del mapa
curricular.

Dedicatoria

Una dedicatoria es una nota o texto breve que encabeza una obra de algún tipo:
artística, de investigación, científica o académica, que la dirige u ofrece a una
persona o varias, cuya significación afectiva es considerable para el autor.

En otras palabras, es un reconocimiento o gratitud que el autor de la obra extiende


a una persona, lugar o grupo de gente que le resultan especiales y que, por lo
general, tienen algo que ver con su historia personal o con la historia de la
realización de la obra en cuestión.

Así, un autor puede dedicar su obra a la vida, a Dios, a la patria, a su madre, a su


padre, a su pareja, al pueblo, a su mejor amigo, a la persona que lo apoyó, a un ser
querido que no está para recibirla pero que hubiese querido, a un antiguo maestro
que le enseñó los primeros pasos del oficio...

Las dedicatorias suelen ser breves, en prosa, literales o metafóricas, dependiendo


del gusto del autor. Algunas forman parte del texto de la obra y otras son añadidas
a mano sobre ella (en el caso de las obras impresas), aprovechando por lo general
las páginas blancas de cortesía al inicio de un libro o un manuscrito.

Ejemplo:

Al Duque de Béjar, Marqués de Gibraleón, Conde de Benalcázar y Bañares,


Vizconde de la Puebla de Alcocer, Señor de la Villas de Capilla, Curiel y Burguillos.
En fe del buen acogimiento y honra que hace Vuestra Excelencia a toda suerte de
libros, como príncipe tan inclinado a favorecer las buenas artes, mayormente las
que por su nobleza no se abaten al servicio y granjerías del vulgo, he determinado
sacar a luz al Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha al abrigo del clarísimo
nombre de Vuestra Excelencia, a quien, con el acatamiento que debo a tanta
grandeza, suplico le reciba agradablemente en su protección, para que a su sombra,
aunque desnudo de aquel precioso ornamento de elegancia y erudición de que
suelen andar vestidas las obras que se componen en las casas de los hombres que
saben, ose parecer seguramente en el juicio de algunos que, conteniéndose en los
límites de su ignorancia, suelen condenar con más rigor y menos justicia los trabajos
ajenos; que, poniendo los ojos la prudencia de Vuestra Excelencia en mi buen
deseo, fío que no desdeñará la cortedad de tan humilde servicio. Miguel de
Cervantes Saavedra.

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