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CAPITULO 3 re de la literatura argentina —_— Moreno: el sencillismo . la historia de la literatura argentina 36, Fernandez Moreno: el sencillismo Este fasefeulo ha sido preparado por Nora Oottori y Jorge Lafforgue, redactado en el Departamento Literaria del Centro editor de America Latina, y ha tenido una lectura final a cargo del profesor ‘Adolto Prieto, CAPITULO constituirs, a través de sus 56 fasciculos, una Historia de la Literatura Ar- gentina, ordenada cronoligicamente desde la Conquista y la Colonia hasta nuestros dias. £1 material grafico con que se ilustraré la Historia estrechamente vinculado con el tex- to, brindard a los lectores una visién viva y amena de nuestra literatura y del pais. Cada fasciculo seré, a su vez, un trabajo orgénico y. completo sobre un aspecto, tendencia, pe- riodo o autor de nuestas letras. En CAPITULO N° 37:, REALISMO TRADICIONAL: NARRATIVA URBANA —LA NOVELA ARGENTINA DE 1910 A 1920 —LA LITERATURA DE LA CIUDAD “MANUEL GALVEZ: INICIACION LITERARIA —EL. PERIODO CONSAGRATORIO —LA NOVELAS DE GALVEZ —NACIONALISMO CASTIZ0 ¥y junto con el fasciculo, el libro NACHA REGULES, de Manuel Gélvez Pata ef material rifico del presale tascculo, se te aad con Ta ces colaocacion del Archive Grtico de Rocio y de i Biloteca Nacoal Opocturamente se suministrarn portadilas con title fe tomas capftules para que los fascelos.puedan frciademase. Lz Diecion se reser el derecho de Ststiurvaiglera de los Wiles anunciaes. Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar «| bra, desde hace Fernandez Moreno: EI sencillismo Entre el primer centenario y el as- cgenso al poder en 1916 de una nueva fuerza politica —el irigoyenismo— cambios de tipo social, cultural y fecondmico sacuden las formas tradi cionales de Ja vida argentina, Huel- 93, manifestaciones obreras, movi- ientos campesinos, como el famoso *Grito de Alcorta’, dan Ia ténica de tuna realidad que ‘no parece ya cb- moda en Ios esquemas tipicos de generacién del 80. A la euforia fini- secular, exaltada, plena de_actitudes rebeldes, sucede’ un periodo de so- siego y cautela, de reacomodamiento La fiebre del oro ha Hegado a su término y es necesario contabilizar pérdidas y ganancias. Se busca una Salida, y se la esboza: se ha. confun- ido a prosperidad material con la Prosperidad misma, se ha olvidado al Espiritu, Comienca’entonces, mis alld de “las dsperas realidades ambiente Ta lenta recuperacién del “alma ional”, La Iteratura insinda. ya’ el registro de estas nuevas tendencias En el plano literario y del pensamien- to en general, el positivismo —nat ralismo y realismo en su fraducciin artista el-modernisio,, ceden paso a actitudes menos rimbomban- tes, mis medidas. Es que, segiin es. cribe Ricardo Rojas en La restaura- ei6n nacionalista (1909), “todos, ab- Sortos ante el desarrollo material; que al par colmaba nuestros orgullos 0 acallaba con sus rumores cualquier protesta, han sentido rodar en la som arios. lustros, las costs que constitafan el alma argen * tina, de tal suerte que hoy se plantea para algunos espiritus un verdadero problema de restauracién nacional ¥ Manuel Galvez, olvidados ya sus juveniles devancos anarguistas ¥ vue. toa la fe catdlica, contiesa similares Dbisquedas en El diario de Gabriel Quiroga; mientsas. Enrique Banchs se queja de “este tiempo ingrato de Jos positivismos”, a le vez que Emilio Becher (1882-1921) y Alberto Cer. chunoff participan y proolaman desde La Nacién iguales inquietuces. Hasta Archivo Historico 1 propio Lugones atempera notable- ‘mente sus estruendosos versos moder- nistas, y la elocuencia con que se ini ciara 3 mitigada en el clasicismo de sus Odas seculares, para terminar de esfumarse en los Romances del Rio Seco, Apartado del socialismo, no confiando en la democracia liberal, decepeiona- do tal yez de la vacilante adhesin fascista de algunos militares, Lugones se pega un tiro en 1998, Pero no todos tienen Ia pasién verbal y el empuje ssi a veces mecinico, innegable- de Lugones. La generacién mis jo Ja justamente ilamnada del Centena- rio, aunque Jo admire, como admira también sin retaceos a Rubén Dario, no siente ya Ia misma seguridad de sus maestros para transitar la historia Y en general se repliega, baja la voz, se procura asideros. No en vano Rojas escribe su Historia de la literatura argentina, la revista Nosotros certifica el movimiento intolectual del pats, y poces afios después se fundan socie- dades y academias de Letras. En la liriea nos hallamos frente a diversas manifestaciones de lo que, eon Fede- ico de On‘s, podemos llamar “ino- dernismo refrenado”. El bagnje co- min de los poetas que surgen alre- dedor de 1910 es la renovacién tée- nicay temética impuesta por el ‘modernismo, Ast, en Jo formal, ellos admiten los ‘mejores logros del movimiento y sue- Jen emplearlos; pero sin realizar, a su_ vez, nuevos aportes, incluso procurando un regreso a moldes an feriores. Actitud en consonancia con ciertas “peregrinaciones del alma” que centonces se producen (Rafael Alber- to Arrieta:.Alma y momento; Arturo Capdevila: Jardines solos, y Arturo Marasso: Bajo los astros) y que pare cieran seguir el con: en Las barcas: Apdrtate de la via) Y sumérgete en ti mismo / Porque eres el rico ubismo | De toda sabi- dria, Todo este clima envuelve, define, y hasta parece explicar la obra de Bal de Revistas Argentinas Fernindez Moreno en 1919, en la puerta de Caras y Caretas www.ahira.com.ar at 1907-1922 El siguiente cuadro de la produecién poética argentina abarea desde Jas altimas manifestaciones ‘modemnistas ~prolongaciones linguidas © salidas de reflujo— hasta las primeras muestras ultrafstas —las mas dogméticas—, permitiendo apreciar In funcién reacondicionadora de puente que cumplen fos intograntes de In generacion del Centenario. 1907 —Banchs, Enrique: 1908 —Carriego, Evarist 1909—Lugones, Leopoldo: Banchs, Enriqt Galvez, Manuel: 1910 —Lugones, Leopoldo: Méndez, Ev: Laseano Tegui, Emil Amador, Fernin Félix de: Arrieta, Rafael Alberto: 1911 —Rojas, Ricardo: Banchs, Enrigy Capdevila, Artur ‘Marasso, Arturo: 1912—Lugones, Leopoldo: Arrieta, Rafael Alberto: Capdevila, Arturo: 1913 —Carriego, Evarist 1914 —Divalos, Juan Carlos: 1915—Almafuerte (Pedro B. Palacios): Capdevila, Arturo: Giiiraldes, Ricar Ferndndez Moreno, Baldomero: 1916 —Storni, Alfonsina: Fernindez. Moreno Baldomero: 1917 —Jaimes Freyre, Ricar Lugones, Leopoldo: Arrieta, Rafael Albe Diyalos, Juan, Carlos: Bufano, Alfredo Ru: Fernimdez Moreno, Baldomero: 1918 —Storni, Alfonsina: Marasso, Arturo: Calou, Juan Pedro: 1920—Fernindez Moreno, Baldomero: Obligada, Pedro Miguel: Franco, Luis: 1921 —Arrieta, Rafael Alberto: Divalos, Juan Carlos: Camino, Miguel A. 1922.—Lugones, Leopoldo: ‘Fernfndez Moreno, Baldomero: Girondo, Oliverio: Bernirdez, Francisco Luis: Marechal, Leopoldo: “archivo Historico de Revistas Argentinas Las barcas, Misas herejes. Lunario sentimental El cascabel del haloén. Sendero de humildad. dias seculares. Palacios de ensueto. La sombra de Ia Empusa El libro de as horas. ‘Alma y momento. Las lises del blasén, La uma. Jardines solos. Bajo los astros. E] libro fel El espejo de Ia fuente. Melpomene Le cancién del barrio (péstuma). De mi vida y de mi tierra, Evangélicas El poema de Nemiifar. El cencerzo de cristal Las iniciales del misal. Le inguietud del rosal. Intermedio provinciano. 1Los suefios son vida. E] libro do los paisajes. Las nocles de 010. Cantos agrestes. El viajero indeciso Cindad. El dulee dato Presentimientos. Humanamente. Gris. Oro y pledra Campo argentino. Iremediablemente. La hora encantada. Versos de Negrita, El ala de la sombra. La flauta de caf Fugacidad, Cantos de la montaia. Chacayaleras. Las horas doradas. Milnovecientos veintidés. ‘Veinte poemas para'ser leidos cen un franvia. Buzar, Los aguiluchos www.ahira.com.ar domero Femfindez Moreno (1886- 41950). Es entonces un joven médico que, tras errar cierto tiempo por la campaa bonaerense, publica a partir de 1915 wna serie de libros que eje- ccutan la iniea innovacién postica valida de esos afios. Quiz una visién superficial de Fernandez Moreno pue- de llevarnos a reconocer en él todos os ties y Tos gestos “equilibrantes” de quienes lo rodeaban, y en. su obra Is instancias reeapituladoras que eran propias de su generacién, Hispani- zante, mds atin, enamorado recbndito de todo lo espafiol; cantor que busca inspirarse en los motivos del suelo ppatrio; poeta arraigado en las tradi- ones métricas castellanas (Borges hhablaré en Proa de “los taciturnos de la parvilocuencia rimada — fernin- dezmarenistas y otros cantursiadores Gel_verso”); admirador sin reservas de Dario y Lugones; académico, par- teipe de Sociedades de Escritores y Pen Clubs; neutral en politica; mé- ico, profesor; sobrio, amable, sen- cillo en el decir y proceder, este hombre, sin embargo, supera todas ‘estas pautas en la indisoluble auten- ticidad de su obra._Una'“obra- que como lo ha dicho Emilio Caria, €s, en primer término, su “autobiogra- fia lvica”. ae Primeros afios: el viaje a Espasa: Nace en Buenos Aires el 15 de no- viembre de 1886, “en Ia holgura y a abundancia”, en una amplia casa de la calle México. Sus padres, Bal- domero Fernénder. y Amelia Moreno, + comerciantes espafioles, gozan de una pposicién econémice muy sélids, la que, sin embargo, so ird deteriora ppaulatinamente, hasta aleanzar la rai na total, Es por este motivo que la {nfancia de Baldomero en la casa de Ia calle México dura s6lo tres aos, ya que su padre debe rematarla, con. trariando ast los “deseos de eternidad” ‘que lo habfan levado a construila, Poco después, la familia realiza un breve viaje a Europa, Tras perme- necer en Buenos Aires cerca de tres Archivo Historico La case de los padres de Fernéndex Moreno en Bércena, Espafia de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ay, La vida holgada y apacible de Fernéndex Moreno en el hogar de sus padres, solo interrumpida por un largo viaje a Espana, que puso al futuro poeta, por lo demds, en contacto con la tierra de sus mayores, habra de influir en el tono y los motivos de su produccién poética. afios mas, y contando Baldomero seis, Ta familia’ se dirige a Espafia, esta ver, con la intencion de un arraigo definitive, Asi, en 1592, lega Fernan- dez Moreno a Barcena, la aldea pa- tema santanderina, enclavada en la montaha y de cara al mar. Pasa alli los aos deeisivos de I infanca, ave habrian de dejar tuna impronta inde- Teble en su obra, y que evocard mis tarde en La patria desconocida y en Aldea espafiola, Villa Amelia, el ho- gar patemo, “era una casa ‘grande, rueva, clara, en la que mi padre voleo espléndidamente su bolsa de indiano afortunado”. Alli, la vida flaye facil e idilica. La gran casa bulliciosa, vsi- tada por amigos y parientes en la que también viven los abuelos, la. pros- peridad econémica, Ia sencillez de la vida aldeana, permiten a Baldomezo acceder a una infancia venturosa, Bien pronto comienzan para él los aiios de escuela; para legar a clase, hay que atravesar caminos bordeados Por castafios y nogales, prados y zar- zalles, crujientes de escarcha en el invierno, La escuela aldeana, a cargo de un solo maestro, ofreee, tina ense- fianza rudimentaria, en la que se al- terna le gramética con a historia sagrada y las matematicas elomenta- les. Nacieo fundamental de Ia aldea santanderina es la vieja iglesia romd- nica, a la cual los Fernéndez concu- ren con asidvidad, Bstas terpranas experiencias —las costumbres senci- Tas de la aldea, tos juegos con los otros niftos del lugar, los paseos a Jos pueblos lindantes (Santander, La redo, Sentonia, Berria, Villa de Es- calante, Ambrosero, San Pedro de Soba) y al mar— fecundan pera siem: pre al futuro poeta, En el verano de 1897, Baldomero Femninder, tentado una vez més por la ambicién de nuevas riquezas, parte para Ia Argentina: se abre para el hijo la experiencia de un par de aifos en Madrid, un Madrid que ostenta todavia cierto aire familiar y hasta provinciano, Vive en el nimero 16 de la calle del Rubio, en casa de sus ios, quienes lo inscriben en el Cole- sio del Espiritu Santo. Mientras tan- {o, las cartas que Hegan descle Buenos Altes no son demasiado alentadoras, y, Jos mayores juzgan conveniente que €l primogénito inicie la formacién de su bagaje para el oficio de comer Giante que, segin dan por sentado, Jo aguarda. Asi, los cursos que sigue en Madrid son de teneduria de libros, aritmética, caligrafia. Los. métodos pedagégicos del Colegio no son ni los mas modernos ni los mejores: “Por Ta mafiana soltébamos uestras lec- ciones de memoria, y por las tardes cantébamos la tabla de multipliear gon, un bro intresado, pues se- guida nos largaban”. También aqui, Ta familia practica con asiduidad to- os los ritos de la religién catélica, aya solemnidad deslumbra profun- damente al casi adolescente. Y la celebraciin de las festividades reli giosas, acontecimiento fundamental Para grandes y chicos, lo lena de expectativa y_gozo. Pronto lega el momento de cursar el bachillerato, y Baldomero ingresa al Instituto del Cardenal Cisneros. Bruscamente, sin embargo, la vida en Madrid llega a su término, pues la familia parte para Buenos Aires a reunirse con el padre, que los ha man- dado llamar. Es el ao de 1899: Bal- domero dice adiés a sus parientes madeilefios, a los paseos, a las fron- das, al palacio real, a calles, plazas ¥ museos, El préximo escenario sera Ja Avenida de Mayo al 1100. Eldescubrimiento de la patria y otros descubrimientos: En Buenos Aires, el revo alumno del Liceo Thérico Pla- tense se destaca por su conducta y aplicacién, no obstante sorprenderle el rigor que alli se imprime a los estudios, bien lejos, por cierto, de la indulgencia de los aiios madrilefos. En este establecimiento de ensefianza comienza a descubrir a los poetas argentinos y americanos, y_ también alos espaiioles: Echeverria, Obligado, Niiiez de Arce, Campoamor, AI mis- Casa de Buenos Aires (Avenida de Mayo 1130) dande Ferndndez Moreno vivid con su familia después de ou regreso de Espaia Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar, En letras de molde Feméndez Moreno tiene 29 afios cuando publica su primer libro de versos: Estreno tardio para quien Iuego produjo, on sostenido alinto, casi un. Hibro por aio. Se ha alegado que los estuaios fe medicina y sus primeras incursiones pprofesionales le robaron mucho tiempo. Hay otra explicacién sencilla: Las iniciales del misal es ya obra adulta, Baldomero. Este mismo los recordark en tun pasaje de su Vida y su hijo César ‘comentaré al respecto: “En esta infantil publicacién Fernéindez Moreno laborda tres géneros: el narrativo {con El principe érabe), el oratorio (con su diseurso escolar 25 de Mayo de 1910) y al lirico Recuerdos de ta aldea)’. ‘Aparte, en la Bibliografia, ordenada en colaboracién con su hermano Manrique, registra la tesis presentada por Baldomero para optar al titulo de Doctor en Medicina: Tratamiento de las fistulas y artrits tuberculosas por Ia pasta de subnitrato de bismuto, 100 piginas publicadas en 1912; también ‘consta alli un discurso pronunciado “al alo siguiente en el Teatro de Chascomus y un Soneto, elaborado en 1916 por F ‘Moreno y Pedro Herreros (Héctor Olivera Lavié: Remembranzas, en La Naci, 1/1/1959) Sin dda zo es el primero ni el vinico poema, zo recogido en libro, que denota 1s fafleneta modemista en Feminder Moreno, porque él mismo diré luego: en Chascomis, “en aquel afio (1912), empecé a escribir algunos versos ya diferentes a los de otras tentativas y que pareefan no sonarme ‘metal al de mi propig pecho™, : ; rchivo Histérico de Revistas Argentinas Portada de Un prin juvenil de Ferndndez Moreno ‘mo tiempo, se despierta en él una yerdadera fiebre de lecturas, pero sin demasiado espiritu selectivo, pues lo que cae en sus manos en el hogar de comerciantes espafioles importa una verdadera misceldnea: La Tlus- traciin Artistica, La princesita de los rezos, una Vida de Napoledn IT, Atala,” René, El iiltimo abencerraje, Las mil y una noches, cientos de en- tregas de Luis de Val, novelas de Pérez. Escrich, fragmentos de Rai- ‘mundo Lulio’y, finalmente, Pérez Galdés. Por el influjo de estas lec- turas y de los recuerdos de Barcena, esctibe sus primeras paginas: Recuer- dos de la aldo, que’ el padce, wfano, hhace imprimir junto con un’ cuento “entre Julio Verne y folletin vulgar", yun diseurso que Baldomero pro- rmuncia en el Liceo Ibérico Platense para conmemorar el 25 de Mayo. Folleto que, posteriormente, seria dis- tribuido entre los amigos de Ia fa- milia, Las constantes vicisitudes econémicas de Baldomero Fernandez tienen un vwuelco favorable, y en 1902 Ta familia se traslada a una quinta del barrio de Almagro, que en algo les recuerda J magnifica casa de Bércena, Pero esta prosperidad no dura mucho, ya que nuevas desdichas_econémicas obligan a Baklomero Fernindez a zealizar un viaje por Europa, verda- ero comienzo del derrumbe econé- rico de su casa, Por aquella. época Baldomero hijo empieza a concursir al Colegio Nacional Central, que tres Tustros més tarde ha de evocar asf ran poral eno, sonny 4 esi 10, / y un portero alerta. fiero como tm ban ¥ os eomednee ine mensurables | de paredes altas, la- midas de cal, / y baldosas Blancas y baldosas negras {yun aroma de ‘ios y de suntidad /.../ Aulas de- rramadas como refectorios, | aulas subterréneas grises de humedad, / maestros y alurinos con algo de bru- jos, / como cuando era pecado estu- iar, El joven Fernandez Moreno coneluye, en. el viejo Nacional Cen- www.ahira.com.ar tral de su Elegia, sus estudios de Dbachiller. Los préximos pesos de Baldomero tonsisten en el ingreso a la Facultad de Medicina, vocacién que el. nifio habla antepuesto siempre a la de co- merciante que le sefalaban sus pa- dres. Entretanto, la ruina econémica de la familia se ha acelerado, multi- plicdndose en los iltimos tiempos las Consabidas mudanzas; por timo, han debido refugiarse en una vieja y ale jada casa de Floresta. En aquellos ais, “Floresta era un verdadero pue- Dlecillo en que todos se con calles sin adoquinar, largos alam dos cargados de hicdras y madresel- vas, y por aqut y por allé bosquecillos de casuarinas, de eucaliptos. Los pun- tos de reunién eran, come en todas partes, Ia plaza, la estacién y Ia ca- pilla”. El inviemo alli era muy duro, y al estudiante de medicina le resul- taba muy dificil saltar de Ia cama en las madrugadas esearchadas para dirigirse a la Facultad. Durante estos aos de soledad y de sacrificio, afios de estudios intensos y, sobre todo, de Jectras constants, se yan delinean- jo poco a poco las prefettncias lite- rarias del joven: primero, los “par- ‘nasos americanos, apeiiuscados y pine torescos’, son desplazados por las Rimas de Béoquer; luego vendrin Lugones, Dario y los hermanos Ma- chado, en particular Antonio; més adelante, Baudelaire y Verlaine. En 1912, tocan a su término estos aiios de estudio y de prictieas en el Hospital Espaiol. El flamante mé- ico recibe su diploma. Tiene vein- ticinco aiios, y mientras sus compa- fieros de Facultad han marcado ya el rambo que han de seguir, &, inde- ciso, y ademés escindido por las con- tradicciones surgidas de su doble vvocacién, acepta. visitar Chascomtis 4 instancias de un amigo. No. sin cierta indiferencia, decide quedarse, y muy pronto instala allf su consul- forio. Son casi dos afios de prucba en el pueblo bonaerense, donde el joven médico alterna el ejercicio de Una operacién en el Hospital Espariol: Ferndndez Moreno es el segundo de la izquierda Archivo Historico de Revistas Argentinas ‘A la vez que ejemplo acabado de lo que se dio en lamar ‘al “sencillismo” dentro de la historia de nuestra Hrica, Ta obra de Fernéndez Moreno, cuyo matiz: realista y cotidiano le confiere notable modernidad, aleanza sm equilibrio formal y expresivo pocas veces logrado. Primer consultorio de Fernéndez Moreno en Chascomis TP BFERNANDEL MORE MEDICO CIRUJANO + + (@NSULTAS ve 2A4 sith ik ARMs ck he Placa de bronce del consultorio de Fernindez Moreno Archivo Histérico as Argenti i Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar su prfesin con ol eecicio de Ta ja, en Ia que ya se empieza a Excuchar sa propia wor, despojada del tono imitativo de sus versos de ado- Tescencia, Los pacientes son pocos y Ja vide pueblerina no ofrece mayores atractivos. Es necesario pasar el tiem- po de alguna manera, y las veledas de péquer y tzuco en el Club Social © en el de Regatas son citas obliga- das. Después, las caminatas solitarias ¢ interminables a través de la noche. Pero pronto la situacién se hace in- sostenible. De Buenos Aires Tegan noticias poco halagitefias. Es menes- ter que la situacién econdmica mejo- El médico deje entonces Chasco- iis y, tras explorar algunos pueblos ampeanos, se instale, a principios de 1914, en Catri6, locaidad situada fen medio de Ia pampa y la soledad: “Total, diez ensas de ladrillo, otras tantas’de chapa y alguna que otra mAquina yendo y viniendo”, La situa- i6n no es fécil: los enfermos se van a Buenos Aires 0 a los pueblos veci- nos, y ademés esti Ia competencia de los farmacéuticos que recetan y de los curanderos que gozan de gran predicamento, “Y sin embargo; diez © doce afios habrian bastado. Pero, gquién tiene paciencia de esperar? @Dia a dia, lejos de toclo y desein- dolo todo?” Al llegar el invierno, el poeta, triste y solitario, regresa a Bue- nos Aires. Una ver alli instala su consultorio en el barrio de Liniers, esquina de Rivadavia_y Olmos: em. piezan a acudir los enfermos, pero ya entonces Fernandez Moreno, hasta ese momento desconocido, comienza a hacerse de amistades litererias, y su tiempo se reparte muy desigualmente ‘entre la literatura y Ia medicina, en detrimento de esta sltima, En 1015, a insancas de ls amigo, publica su primer libro de poesias: Teas iniciales del mia El adids a la medicina: El libro, que estaba dedicado a Rubén Dario, pro- duce gran revuelo y es bien recibido or Ia eritica. Ese aio y en la misma Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar, imprenta, aparece el primer trabajo del futuro autor de Don Segundo Sombra, por otra coineidencia, nacido también el mismo afio que Fernandez Moreno. En 1915, entonces, se pur blica Las iniciales'del misal; “el mis- ‘mo aiio —nos dird Roy Bartholomew en Cien poestas rioplatenses— Ricardo Guiraldes dio « Ta prensa El cencerro de cristal: ninguno de los dos, y me- nos el primero, se proponia ninguna tevolucién, pero ambos Ia realizaban: Femindez Moreno se expresaba con extrema naturalidad y fuerte y noble hhabla sobre temas sencillos y_comu- nes; Gitiraldes acortaba, tajaba, des- coytmtaba el verso, 0 Jo alargaba hasta estaquearlo en un pérrafo que ya era prosa”. El éxito de su primer libro, el entu- siasmo y el desorden de Ia vida y de Tas amistades literarias, el café y Ia calle, imposibilitan casi totalmente su labor de méiico, y ésta va cayendo fen un abandono ‘cada vez mayor. Baldomero comienza a frecuentar Caras y Caretas y Nosotros. Sus amis- tades literarias de esa époea, aquellos con quienes se reine asiduamente, son Girondo, Laferrére, Zapata Que: sada, Monsegur, Lascano Tegui, Noé, Coronado, Lafinur. Paralelo a este fervor por el quchacer literario, nace ‘en estos afios de su vida un verdadero fervor por la ciudad: recorre inean- sablemente la calle Florida, deslum- brado por sus vidrieras, sus transetin- tes, sus libreris, la Avenida de Mayo, la ‘alle Lavalle, los cinematéarafos. Mientras. tanto, la. situacién econé- ‘mica de la familia ha empeorado, ya que slo cue como entadas eon los aportes del hijo mayor, que, des- cuidado su consultorio, debe recurrir a ia venta de su biblioteca. Ferninder Moreno matiza, fen e505 aflos, sus paseos por la_ ci dad con algunas escapadas a Chas- ‘comiis y al campo, a la estancia de algunos amigos: acostumbrado en st infancia a la vida aldeana, a la huerta de Béreena, Inego a las’ chacras de Portada de la primera edicién de Las iniciales del misal TIT Portada de la primera edicién de Ciudad Archivo Historico de R a, Floresta y a la campafia bonaerense, la ciudad, que por un lado lo enfer- worza, le despirta de tanto en tanto Ja nostalgia del paisaje “ocre y abierto en huellas”, 1916 ve la aparicién de Intermedio rovinlano, que resume sv experen- Prem Chascomis (ombreda General Pérez por el poeta); 1917, la de Ciu- dad, que registra sus andanzas por- tefias. En 1918, Baldomero publica Por el amor y por ella, y al aio siguiente, el 22 de enero, se casa oir tngpiadora de. estos poemas, Dalmira del Carmen Lépez Osornio PRegita= a quien habla conoldo fen Chascomus durante sus primeros afios de médico. El matrimonio se instala en Huanguelés,nacinte pue- bit da sur de Is provinca de Bue- nos Aires, donde reside hasta princi- pios de 1920, Alli Fernandez Moreno ‘escribe El hogar en el campo, reflejo ‘de su primer afo de casado, que se Dubllot rec en 1923 Durante casi todo el ao 188, reside uevamente en Bucnos Aires, para volver luego a Chascomiis, donde Permunece hasta. 1924 son Tos te mos afios de su ejercicio de la me- dicina. En efecto, la escisién surgida de las contradicciones que le. plan- ‘tean sus dos vocaciones paralelas, la de médico y la de poeta —esta ultima en constante pugna y gradual des- Plazamiento det. primers ace rss, La iss se remelve con el abandono definitive de la medicina, 9 ést es roomplazada por el ejercco del profesorado secundario: instalado definitivamente en Buenos Aires, don- de residira hasta su muerte, el poeta se muestra categérico en su decisi6n: faceptard unas eftedras, pero ademés seran de literatura historia. A la wer el ebligado cootacto con la lite Tatiencldseaespaiola a que lo evan ‘estas cétedras, sirve al poeta para faueasy profundizar su cpoeilento de los recursos formales del verso, onocimiento éste que funcionalizard ‘en sus es ‘profundamente evistas Argentinas | “Fiend menuoctto de Fernéndez Moreno, con dibujos de capone y dedicodo @ és (1818) Dabs Te nome eee | [Wile come ta dey Tee nombre tn henmane LO Ba tame cae pene! fe oa www.ahira.com.ar senoas te monde fon sere jay mai files Bie ges de ago epq ui Dring % Gofor.. dpame 495 of05 e@n tus mance’ les bara ho ver iia St inindo mt amor 4 Fs os £8 Manuscrito y dibujo de Fernénde: Moreno, dedicados a su esposa (1917) ) Fernandez Moreno y la medicina Moreno se escindia de manera Ia poesia le reclamaba todo su tiempo. Esta tensiGn, siempre aguda, no logs aleanzar jamés wn ‘equilibrio, de modo jue © el médico el poeta disconforme. is se resuelve, no inacién, indez Moreno quien en su autobiografia (Vida, Memorias de Femindez Moreno, 2* parte. Vida y desaparicién de un médico. Kraft, Buenos Aires, 1957) relata el. curioso final de su carrera médica: “Una masiana feliz, en que a iravés de Jos ventanales entreabiertos se veia un jirén de cielo de un azul tierno y Inimedo como recién salido de los pomos divinos, el jefe del servicio ‘examinaba a una mujer ya aneians, pero robusta y sin nada de particular, al parecer. Observabala atentamente, y yo, « su lado, paseaba los ojos por In faz de Ia enferma: una eara grande, tun poco montuosa, un poco asombrada, y de un tinte olivicco, A mi me ‘ocurria To de siempre: que miraba al enfermo ahincadamente, pero sélo con el cristal mis externo de Ios ojos. Los ojos interiores estaban turbios, eee eee eee vweltas en otro sentido y esto sin poderlo remediar. Ast que ‘cuando el maestro, después de un silencio, interrogé bruscamente: ~Qué Te parece este caso?—, nuestro doctor quedé parilizado por la pregunta, no supo qué decir y esperé el diagnéstico ‘magistral, que no tardé en Megar, bronco y gave, como si sonara Archivo Histérico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ag desde el fondo mismo de las edades: Lepra. La escasisima cantidad de médieo que quedaba a nuestro personaje se le cayé a los pies como un harapo descolorido y arrugado. {Cémo! ¢¥o, en aquella maiiana que ya se rovestia de una armadura de sol y de poderio, con las banderas del aire y def agua, ‘con mi sald y con mi hijo, y con mis ‘esperanzas sobre todo, estaba ahi, tan préximo al contagio, a caerme a pedazos, a la reclusion y a la muerte? No pensé nada mis. Me olvidé de Ja enfermedad, de su sintomatologia, de sus modalidades, de su ineubacién, de todo. Un escalofrio me recorrié de arriba abajo el cuerpo y pegué definitivamente un salto hacia atris, fuera do Ia medicina, como quien escapa de una jaula de fieras.” Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar arraigadas en las tradiciones métricas castellanas, Los afos de plenitud: Al volver a Buenos Aires, el poeta retoma aque- as caminatas interminables por la ciudad. Hito obligado es la confiteria Richmond de la calle Florida, Alli suele encontrarse con algunas de las figuras més relevantes del mundo literario portefio: Alfonsina Storm, Enrique Méndez Calzada, Nicolés Coronado. De esos afios data una amistad entrafable, que conservaré hasta su muerte: la del uruguayo Enrique Amorim, En 1919, habia nacido su hijo César Este acontecimiento lena al poeta de profunda felicidad. Més_ tarde, serdn Dalmira, Ariel, Mantique y Cla. 1a, quienes harén que EU hijo, publi- cado en 1926, se trasforme en Los hijos. Su mujer, los nifos, la vida familiar, la tranquil felicidad domés- tica, serdn una constante en su poesia, La publicacién de Versos de Negrita data de 1920. A esta altura de su pro- duecién, la base temética de su poe- sia ya est claramente delimitada, y. sera, a la larga, la de su Obra Ordensda: ciudad,” pueblo, cam; amor, hogar. En 1921 y 1922 publica sus dos primeros libros de tipo aci- mulativo, es decir, coleceiones eseri- tas en tin lapso determinado, que enriquecen los temas anteriores, pero no inauguran otros nuevos: ellos son Nuevos poemas y Mil novecientos vecintids, Con respecto a su producciém hasta ese momento dice su hijo César Fer- ndndez Moreno: “Todos estos libros y temas se disponen en dos series: Ia topogrifica y la familiar. A su vez, ambas series se esealonan en el tiem- po en una relacién de profundidad ‘emocional: la topogréfica primero que Ja familiar, ¥ esta dltima, a su vez, comienza a revelar ya el cumbo hacia lo formal que cristaliza su Aldea es- pafiola, escrita entre 1923 y 1924 en Ja transicién de esta época con Ie siguiente”, 2 rene Ta Seo, sium do Aen ae i lin te fier boy ay aheres Te hae Lo CesT ofe fo eret tice TB lake Merle reeiitore) Gta tah a bees Carta en verso de Fernéndez Moreno, hecha en une hoja de receta médica Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ag, Un contacto aun superficial con los poemas de Ferndndex Moreno evidencia la importancia que el poeta atribuia a los espacios y lugares del mundo familiar, ademds de la devocién con que culties las relaciones personales con su mujer e hijos. ‘Ariel, Clara y Manrique Fernéndes Moreno en 1933 Aldea espaola, recuerdo emocionado de los afos de infancia en Bircena, se publica en 1995. Esta rememora- cién lirica consagradefinitivamente al poeta, y el reconocimiento oficial Te olorga al afio siguiente —1926— el Primer Premio Municipal de Poesia Es éste también el afio de la publi ceacién de su libro El hijo. La ma- yyoria de las composiciones que lo intogran datan de los afios de Chas- comis, 1920-24. La etapa de formalismo poético que Femindez Moreno ha comenzado practicar en Aldea espafiola, se con- ting en Décimas y Poesta (ambos de 1928) Sonetos (1929), Romances (1936) y Seguidillas (1968), Es una manera de afiorar 10 espatiol, una delectacién retrospectiva, una espe- ranzada recuperacin, que se aferra fen estas iiltimas obras al idioma. st no perdido, empobrecido, y a sus formas de versificacion, En 1925 se funda Ia Sociedad de Excritores, niicleo generador de Ja actual SADE; y toca a Baldomero Femindez Moreno presidir su comi- sion directiva. 1929 marea el aflo de publicacién de Ultimo cofre de Negrita, que en su Obra Ordenada figurard bajo el ti- tulo general de Versos de Negrita, juntamente con Por el amor y por ‘lia, Versos de Negrita_y Canto de ‘amor, de luz, de agua. En el mismo fo aparecen Sonetos, y dos. afios después, Cuadernillos de verano. Durante el lapso que va de 1024 a 1687 comienza a escribir y difundir ‘en conferencias y publicaciones, su obra en prosa: Vida, cuya primera parte, La patria desconocida, que Hiende a la recuperacién del perdido mundo espafol de la infancia, arran- cca de una disertacién en el Instituto Popular de Conferencias (1927). Puc blieada en 1943, abarca los aitos de Tp nie que van de 1886 a 1889. La segunda parte, Vida y desaparicién de un médico (1900-1915), se es- fructara en torno del discurso homé- Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar yor NEGRITA Portada de Ia primera edicion de Versos de Negrta imo que pronuneia en 1995, al ser recibido en la Academia Argentina do Letras, ¢ intenta la recuperacién del mundo campesino de su juventud. Esta obra se publica después de su muerte, recién en 1957, bajo el titulo de Vida. Memorias de Fernindes Moreno, e incluye la primera parte Quiosco y Guta caprichosa de Buenos Aires, que comienza a publicar en 1996 'y 1937 respectivamente, estin constituidos, por breve. fragnentos, algunos de tipo lrico, otros descrip: fives. La mariposa yl olga rene breves observaciones liricas, morales, filoséficas; aquellas que revisten racteristicas mas objetivas aparecen agrupadas en la subdivisién Aire afo- ristico, en tanto que las mis subje- tivas Jo hacen en Aire confidencial Esta obra iniciada en 1928, se pu- Blica en 1947. Por siltimo, Un hilo de araia y otros hilos recoge dis- ceursos_o publicaciones ocasionales, cuya diversidad de temas adquiere uunidad en su tono lirico. En 1997, un hecho sume al poota ‘nun profundo estado depresivo, pro- voeindole un “descenso del nivel vi tal", que se prolonga hasta fines de 1990. Este hecho es la muerte de su hijo Ariel, de diez atios de edad. Du- ante ese lapso, la cosmovisién del ‘Poeta se ensombrece, se vuelve oscu: ay desesperads, Est visién cobra forma en una scrie de breves poemas agrupados, que llevan el nombre de Penumbra, y que en conjunto sélo se publican en 1951, después de su muerte, En 1998, sus obras Dos poemas, de 1995, Romances y Seguidills, ambas de 1936, resultan acreedoras’ al. Pri- mer Premio Nacional de Poesia co- rrespondiente al periodo 1993-37. En ica Con- E] poeta adquiere una casa en Flores, inline en hn en 808, Laide «ee antiguas de Buenos A- res, donde habia pasado afios de su juventud, y donde permanece hasta Los hijos de Fernandez Moreno EI acereamiento mis superficial y timido 1 Ia poesia de Ferindex Moreno nhos pone ya en contacto con el tema de la vida familiar proyectada en luna triple vertiente: su mujer (a Nope de sus eros famots), et gar (Gea en él campo, sea en Ja ciudad) y los hijos. Multiples referencias —que podemos rastrear, aisladas © conformando el nécleo central del poema, en. alin verso premonitorio de 1916, verifiear plenamente en el libro de 1926 y prolongar en varias poesfas dedicadas a tno 1 otro de sus hijos— prueban el sostenido amor paternal de Baldomero. (La mayor parte de ellas integran Ja séptima seccién de su Obra Ordenada,) El matrimonio Fernindez Moreno tuvo cinco hijos: César, Dalmira, Ariel, Manrique y Clara, que nacieron en 1919, 1926, 1927, 1928 y 1930, respectivamente, En 1927, muere la Pequeiia Dalmira y, diez afios después, Ariel. Este siltimo hecho sume al poeta en una profunda depresién nerviosa, de la que tarda en recuperarse. Los otros tres hijos de Baldomero revelan Ja influencia del padre-poeta, tanto en el recuerdo que de él guardan ¥ difunden (los tres se han esforzado por perpetuarlo en. ediciones, prélogos, bibliografias, ete pero sobre todo César, aguél “en quien confio que dilate mi memoria”, en su fundamental Introducci6n'a Fernindes Moreno de 1856), como en sus propias obras: los tres han escrito, con variada suerte, poesfa, Los versos de Clara quedan desperdigados en revistas y antologtas, Manrique ha pasado de su primer Suicidio natural a Ia prosa urticante de Memorias de un principe argeutimio; Archivo Historico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.a& 'y César ha logrado ya una obra de original relieve. Es posible olvidar su Gallo ciego inicial, a pesar del memorable “Prélogo” paterno; también podemos comitir sus libros cuarentistas y discutir ‘© no, algunas de sus evocaciones criticas, ppero es imposible prescindir hoy en el ‘Panorama de Ia poesia nacional de Argentino hasta la muerte (1963) y ‘Los seropuertos (1967), dos libros que, Jo que intentan y tal ver Faradéfcamente no recurden el esuerzo de Baldomero Fernindez Moreno por crear, més allé de In retérica, ‘wn idioma para la poesia argentina, rchivo Historico de César Ferndndez Moreno, hijo mayor del poeta Clara Fernéndez Moreno, hija de Fernéndez Moreno ‘Manrique Fernéndez Moreno, segundo hijo de Ferndndex Moreno su muerte, da Tugar a una serie de poemas. A'partir de la publicacién de su Antologia (1941) surge en Fernin- dez Moreno un deseo de ordenacitin de su obra, no realizado totalmente hnasta después de su muerte, Los poe- mas de San José de Flores integran una de las secciones de su Obra Or- denada. En el verano de 1939-40 realiza un viaje al Salto uruguayo, donde visita su amigo Enrique Amorim, Durante este wale termina de restablecerse, y escribe una serie de poemas que, su tnados alos de Cuadernos de verano y-@ los que escribiera durante su an- terior viaje al Uruguay en 1937, con motivo de la muerte de Horacio Qui- roga, forman la seceién de su Obra Ordenada Poemas del Uruguay. Ya restablecido, en 1940 Femandez Moreno vuelve a la vida Iteraria ac- tiva. Al cumplitse los veinticineo afios de la publicacién de su primer libro, Las iniciales det misal, la SADE le Aedica un estruendoso homenaje en el Teatro del Pueblo, que aleanza gran repercasién pablica. Al afo si- Buiente (1941) publica Yo médica; yo catedrético, que constituye toda una seccién de si Obra Ordenada, y las dos primeras ediciones de su Antolo- sic, que “transparenta, prefiguea” esa misma Obra Ordenada; también asis- te al Tercer Congreso de Escritores, con sede en Tucumin, lo que le da ‘ocasion para escribir el largo romance Viaje del Tucumin Los afios finales: 1943 marea la fecha de publicaciin de San José de Flores y La patria desconocida, primera par- te de su autobiografia. Pero a partir del ao siguiente, el poeta cae en un nuevo estado depresivo, de caracte- risticas semejantes a las del anterior, y del que se iré reeuperando muy len tamente, En 1945 nace su primera neta: co- injenza entonces a eseribir los poemas que integrarén el Libro de Marcela, que se publica en 1951, en un solo volumen, con Penumbra, Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar [Los seis iltimos afios de su vida trans- ‘curren en dura lucha eon sn insomnio y su equilibrio nervioso. “Todo me ha- Ge mal, lo exterior y Io interior. No sé nada de mi.” “Es media tarde, y ya empiezo a temblar; la ansiedad viene con la noche,” En 1949, el poeta publica Parea, y al aio siguiente, el 18 de junio de 185, zecibe una nueva consagracién oficial: Ja Sociedad Argentina de Fscritores Je otorga el Gran Premio de Honor Dor este iltimo libro, premio que en- Gierra un reconocimiento a toda st obra. ocos dias después, e17 de julio, mue- rmente, de un derrame ce- Afos atrés, habia entregado a su hijo César una serie de disposiciones que, en caso de muerte, éste debia cumplir: No se pemitiré absolutamente a na- die, ni al pariente, més. cercano, la entrada @ mi casa.” ¥: "Mi deseo es aque en un taxi cualquiera me acom- pie hasta donde sea mi hijo César, absolutamente solo.” Sin embargo, se lo vela en la Casa del Escritor. En tal senttl, aclara César Fernindez. Moreno: “No eum: pli estas instrucciones: las consideré Tevocadas por, los aiios de_plenitud que él aleanz6 a vivir entre 1940 y 1944. Habian pasado doce afios, aho- 1 era otra muerte.” Y mas adelante: "Pero no pude haverme deo tinico de su muerte: me parecié que per- tenecfa a todos, como su vida. zNo To habia dicho mismo? Soy esa fuentecilla de la plaza cen la que beben péjaros y nitios. Moderismo ¢ innovacién sencillista: FL primer libro se lamaba Las ini- eiales del misal y estaba —como ya Jo hemos dicho— dedicado a “Rubs Dario enfermo y pobre en tierra le- janas”: A Rubén Dario, tan grande, tan dulce, tan bueno. /'A Rubén Da- rio, por cuya salud piden a Dios las estrellas, / las rosas, los cisnes y el Archivo Historico corazén de todos los poetas de Amé- rca y del mundo". Sin embargo, ni ese titulo —que él mismo luego se re- pprochard—, ni las palabras de la dedi- Catoria —entonces convencionales— prefiguraban el libro. Habia otra cosa ‘en sus paginas ~dira Borges en 100, “otra cosa mds verdadera que un ma. nifiesto y més memorable que un ismo: esa otra cosa era la vor de Femindez Moreno. Este, después de saludar a Rubén Dario en su di lecto de astros y rosas, habia. eject tado un acto que siempre es asom- bbroso y que en 1915 era insite. Un acto que con todo rigor etimolégico podemos calificar de revolucionario. Lo diré sin mas dilaciones: Fernindez Moreno habfa mirado a su alrededor.” No obstante, Intermedio provinciano, su segundo libro, es saludado por Lue gones desde La Nacidn: “Femandez Moreno, poeta, es un espiritu de pie- dad, de sencillez y dulzura. Su don esencial consiste en florecer suave- ‘mente como el érbel primaveral des- pués de la Iluvia”. Ahora bien, si sumamos a aquella’ primera dedica- toria este espaldarazo, st recordamos ademés las miiltiples ocasiones en que Baldomero reverencia expliitamente en su obra a los grandes artifices del modemismo, sobre todo a Dario y Lugones (su “Blegia a Leopoldo Lx ones” concluye: “Tal vez nosotros callemos, / puesto que ti no nos yes"), si aun, ya aneedéticos, pene samos en aquel retrato de Dario que presidia la sala de su casa (“Teiste, genial y errabundo”), muy probable: mente dudemos de las palabras de Borges. Pero no; al aparecer Ciudad, Roberto Giustl ya babré de apuntar_ algunos deslindes con respecto a sus predece- sey conte: cme fantasia. tras Ios exéticos espejismos de 1830, 0 las complicadas perversi- dades de fines del siglo; es el hombre de ahora, conoce el valor de la re- alidad y busca la poesia en las cosas pequefias, humildes, aparentemente vulgares. No suefia en hurles y odalis- Editorial “BUENOS AIRES" Portada de ta edicién de El hijo (1926) de Revistas Argentinas | www.ahira.com.af, Fernandez Moreno. Los criticos y la vaca muerta En su autobiografia, Feménder Moreno relata las cireunstancias anecdticns que dicran origen a'su conocido poema La vaca muerta, ¥ la polémica posterior que Surgio en tomo al término “bermeja”. “Una tarde Muviosa y desapacible ‘entré un chiquilin a la chacra seregnd nn van, a Gea aoe ‘quedaba y cuya leche tomaba Th enferma. Ta vaca venia vacilante, con el vientre enorme. Fue al salir ‘cuando presencié el especticulo setae empctds Tog ‘pitos de la mujer, el subir y bajar Ge los brazos del hombre, y le feaida del animal junto al'slambrado, sobre un chareo de agua; fue fentonces cuando vino el veeino sabihondo y saeé de atrds su cuchillo ‘que, aunque con aires curatives, apre tienen misteriosos aspectos ‘eriminales. Hizo con él un tajo ‘en el abdomen del animal, ‘que miraba a la luna clarisima, un ‘poco de espuma de alfalfa surgié por Ia herida, tal como se cuenta ‘en el poema, Las hojas estaban cubiertas de gotitas de agua, los alambres también. Lloviznaba. #7, .El médico esté triste, cafdo en el asiento, dentro de su ‘caja escorada, subidos los cristales como se podia y un pie en el asiento de enfrente, De pont, el poeta que habia en él ha sacado un lipiz, ha puesto el reeetario sobre las rodillas y, casi fentemente, debajo del Rp., mientras el coche empujaba hacia el pueblo, ha escrito: La vaca muerta, y después el primer verso: , y todas las demés lineas del poema, resumiendo fen él la tristeza del campo, de la rchivo Historico de Herne andez Mey gaulina dewoliace fros cuentos - Hl cures | ADORE oe 2 poe erent a persee! dor y otFOS, ‘cuentos de ‘Cortazat Antologia je ia of node el matadero ¥ La cautiva Eel nevertia La gloria de Don RamitO Ent e Larreta ‘Amalia, - Marrn Tos gauchos IUgi0g Alberto - Enecernott prsnde = ame Raucno - Rica 0 uales Santos Vee fAscasubi Florida y Rica guard ia Fyira excursion 2 '0S sndios ranqueles Mansilla Boedo y et tema ial tance: Un a “el 900 ‘samuel Eichelbaum Sala de espe? Eduardo Malle Farorme sobre #80 ~ emesto SA0at0

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