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\: ‘HISTORIA ECONOMICA -Y SOCIAL DE VENEZUELA =e eee "FEDERICO BRITO FIGUEROA TOMO | mh sk tes OM FEDERICO BRITO FIGUEROA HISTORIA ECONOMICA Y SOCIAL DE VENEZUELA UNA ESTRUCTURA PARA SU ESTUDIO TOMO I PREFACIO A LA SEGUNDA EDICION En 1966, patrocinada por la de Cultura Universi- taria y por to de Investigaciones de la Facultad de Eco- nomia de la UCY, circulé la primera edicién de Historia Eco- némica y Social de Venezuela. Esta primera edicién —con tirada de cinco mil ejemplares— se agoté répidamente, a pesar de la conspiracién del silencio impuesta por los intereses extranacio- nales que en lo fundamental influyen en los medios de comu- nicacién social y proyectan su sombra en algunas instituciones donde se cultiva una “historia” muerta y apologét EL pax sado y el presente (en este caso como en otros suficientemente conocidos), se obstaculizar el des- arrollo de lo especificamente nacional Comprendemos las id. Las conclusiones de Ia ciencia histérica a lana, pasada o presente, intereses creados, contexto histérico con deramos conveniente resp nardo Nitiier: \derles con palabras de tall las de hoy. De lr inve hablar de las miserias de ayer y de capitales fa Guipuzcoana petrbleo. Exte ondee doom de acs facia a tae een aera Be lemen nee en ee ie ends al pr de maeeE as Seana at ah En nuestro tiempo no es solamente el petréleo, también el mineral de hierro: “Las compaiiias norteamericanas —escribe D. F. Maza Zavala— se estan llevando nuestro certo ferrifero de Gua- yana a pedazos por un Ja regalia monta a un octavo de bolivar por tonelada’.* No solamente es.el hierro, es el sub- suelo y el suelo, es nuestra economia en conjunto. Es la cultura wezolana y itu nacional. Son las motivaciones politicas cotidianas y el carécter nacional los que también estén siendo colonizados por el modelo norteamericano de desarrollo. En sentido histérico, neocolonial 0 colonial son los tinicos s con los que se puede definir y caracterizar el proceso de dependencia que domina en todos 1os niveles sociales de Ve- la contempordnea. Subsiste, es cierto, la soberania politico: idica, pero la dindmica de nuestra vida politica, precisamente omo nacién independiente, esté determinada por intereses extra- jes, y a veces —de modo signi hasta las instituciones del Estado ica extetior, para hipotecar el p: tos con la oligarquia financiera norteamericana én Para orientar nues- por via de los emprés- para identifi- Nites, Enrique Bernardo, Discurso de Incorporacién a la Academia Nex ional’ de Ia Historia, Caracas, 1989. 2. Maza Zavala, D.F, "Balance de uns Década de Taversiones Extranjerss”, revista Vea ¥ Lea, p. 21, Caracas, 21 de diciembre: 1970 icativo en 1959-1969— ad a vener; con la politica del Estado lo de Estados Unidos La historia son justificacién interesada de esos mismos ima década, la materia consecuencia, nada mentira repetida vari verdad Venezuela, Francia, México, ica Alemana, Re- Ramén A. y Tibor Wittman. Con Salvador de inales de los voltimenes I y n, dedicada a este amigo bres de su generacién y para las gene or Wittman (eminente historiador, L Director del Ins- cersidad de Szeged, Hungeia, hasta 10s los originales del volu ras los conoceréis”, ensefia III de Historia radas con 10 tesis, pero apoya- as, 1° de enero de 1973, FEDERICO BRITO FIGUEROA economia, poblacién, estructura social— correspondientes a esos ico —Venezuela colo: ‘Auestra preocupacién como historiador profesional se circunscri- be, por ahora, a los fendmenos globales. te diferentes: la época de la penetracién imperialista y la época del_neocolonialismo; el primero cronol6gicamente comprendido desde Ta primera hasta 1a cuarta década del siglo xx, y el se do desde entonces hasta nuestros dias. El primero, anteced necesario del segundo, y el segundo, resultado necesario del pri Bl primer per comprende, co do fue prorrate Epoca de la penetracién imperialista, se observa, desde los momentos es, cuan: apel suelo y el lo del pais ¢ impuesta la Gomez, hasta la Segunda versales por los com iden directa € desen y de su socie- para pe li cordando en esto la leccién de Marc Bloch en la carta escrita a su hijo desde un campo de concentracién, carta que luego se transforma en libro de c igatorio para cualquier estudiante de historia : ; Ia ignorancs del pa arse en comprender el pai si no se sabe nada del presente La situacién se com contemporinedtile Venezuela — de sped bre esa re el historiado: slice seron af —con critetio de sintesis y una v problemas econémico-sociales cuyas ten en la superficie FI context contemporii aly es el proceso de sas por su nombre cusable ai tra de su voluntad, necesariamente, el historiador profesional terreno polémico, porque su labor esclarecedora se vuelve contra los agrupamientos sociales, instituciones y personas eco- ica y socialmente beneficiados con la incorporacién de Ve- ‘al mundo regido por los monopolios internacionales que n conscientemente el cultivo de un tipo de “historia” ‘ria alienada— orientada a “explicar", pero sobre todo a car, una situacién que aspiran a presentar como eterna ¢€ nevitable. Con facilidad, el cultivo de este tipo de “historia” se difun- le y desarrolla en nuestro pais, en raz6n de su condicién de area rferida por los monopolios. Con facilidad, ademas, porque el de la historia en este pais ha sido hasta hace poco, y to: especie de tierra de nadie en el les donde se puede penetrar n cuanto a preparacién pro: si algo tienen de positivo es el jes a_comprender e6mo no debe escribirse recordaba German Carrera Damas en un ensayo porque € un presente A FORMACION DE VENEZUELA PRIMERA PARTE LOS ANTECEDENTES DEL PROBLEMA EN EL PASADO INDIGENA VENEZOLANO Cariruno 1 LA POBLACION cribe Fr. Pedro de Aguado— dos parcialidades de gentes: los unos se llaman Cuicas y los otros Timotes. Los Timotes ¢s gente mis belicosa y guertera e indémita y caen hacia los confines de Méri- da. Los Cuicas caen hacia las otras partes. Es gente mis mansa y doméstica”.* Piedrahita informa que “al Ponicnte del Tocuyo se prolonga mis de treinta leguas una provincia que se divide en dos numerosas naciones o parcialidades de Cuicas y Timotes. Es. tos iiltimos indomables, desabridos y guerreros; los primeros pa cificos y apaciBles, y en lo general sueltos y para mucho trabajo”. Los Tim6to-Cuicas poblaban las regiones Ja Cordillera andina, aunque excepcionalmente algunas de sus al, deas se extendian por los valles que descienden hasta las tierras cilidas,* dondé coexistian con poblaciones de diferentes etnias Los Caquetios, Jirajaras, Gayones y Ayamanes, siguiendo el cur. so de los principales rios, penetraron por el flanco meridional de la Cordillera, presionando sobre los Timoto-Cuicas y obligan- dolos a refugiarse en las altas cumbres. La toponimia regional sefiala la ruta de aquellos pueblos —de Arawaca unos, Caribe 0 Betoya otros—: en las fuentes del Boconé existe el pa ramo de los Jirajaras, yun rio del mismo nombre en uno de los jes del Monay, afluente del Mot ds elevadas de xv el poblamiento de los forme; condicionado por los géne- jlo econdmico de las comunidades in a) las franjas de agricultura con y sistemitico,” en las que se observan aldeas wentracion de viviendas de piedra, barro y éstas hasta por diez familias;’ b) Re- densidad demogrifica pero con aldeas estables, en las 20- nia basada en la agricultura de azada;* c) Es. fica, con nomadismo y transhumancia, en actividades de recoleccién, caza y pesca loca- ones en los territorios ros de vida y el desare enas, presenta las si 4 es la forma de activi. los primitivos pobladores i nes —una parcialidad Ti truian muros de piedra seca en las faldas de sus del territorio venez mote— “coi 22 aiias, para retener la tierra vegetal, a manera de terrazas mantenian bajo cultivo”.” Los Mucuitones, grupo de la mis- filiacién que el anterior, labraban la tierra “de manera que ve facilitase la formacién de acequias para el riego que se prac- a regularmente, valiéndose los indios de agua traida de Je rasgos sacados de los quimptes, especie de estanques iales construidos en puntos a propdsito y con cierto wues a veces cavaban la tierra o levantaban vallados de pie- y barro, muros de contencién para detener las aguas pluvia Los Timoto-Cuicas cultivaban una variedad de la papa, de- ada tuba o timo; maiz, yuca dulce, batata, apio, fique, al- zapallo, auyama, churimuy, hayo —cultivo tipico de los ndes—, algunas especies vegetales que se localizaban igualmen te en otras regiones del pais y cacao, “que se encontraba también silvestre en las selvas de la tierra caliente”.= No todos los tigadores comparten la hipétesis sobre el cultivo del cacao enes andinos, pero las referencias historicas sobre el pro- blema aumentan: en 1579 se le incluye entre los frutos cultivados en la Cordillera que podrian exportarse; en 1606 se cobran dere- chos de composicién sobre estancias de cacao; en 1611 se loc: va, entre el Lago de Maracaibo, Trujillo y Mérida, una planta- nde mis de cien mil drboles de cacao, sin propictario conoci- do, que las autoridades coloniales consideran habia sido sembra- da por las poblaciones indigenas desaparccidas.” La informacién suministrada por Jorge Spira da una idea del desarrollo de la agricultura en los Andes venezolanos y zonas so- metidas a su influencia; sefiala aquel expedicionario que cuando fascendia de los Ianos de Barinas localizd poblados it depdsitos de més de mil quinientas fanegas de maiz, volumen que fepresenta el producto de una cooperacién colectiva notable, y denota un proceso significativo en In acumulacién de excedentes geicolas, que, satisfechas las necesidades de la comunidad, favo- ~ teclan el intercambio de productos de consumo con otros grupos pobladores.* Los indigenas andinos mantenian intenso comercio (on las poblaciones de los lanos y del Lago de Maracaibo; los Bobures adquirian pescado en las poblaciones del Lago y oro en serranias, y los indigenas de Lagunilla de Mérida extraian una ppecie de salitre amargo que permutaban “a Jos indios de esta ¢ B provincia de Sierra Nevada —informa Fr. Pedro de Aguado— y de muy lejas tiertas, porque su rescate Mega hasta la Laguna de Maracaibo y poblaciones de Tocuyo y Llanos de Venezuela”. La agricultura del area andina concentracién de la poblacién y en Ia estabilidad de n el territorio donde fue fundada la ciudad de Ti la la Relacién fechada en 1579— “habia cuando en ello se enter6, catorce 0 quis ce mil dios hombres, y ahora habri cinco 0 seis de haber faltadgptantos fueron las guerras, porq licosos y rebelado cuatro o cinco veces y muert a gent las aldeas escalonadas en las riberas del Chama concenteaban 30.000 indigenas y el mimero de uutarios ascendia a 100.000 en todo el territorio de 1a comarca’. Las formas econémicas y la clevada poblacién i plican, en parte, las peculiaridades del Jos Andes venezolanos en el petiodo col escasa mano de obra de negros esclavos y las primitivas aldeas facilitaron la rapida fundacion de pue a de indios Tostés, Tomoni, Jaja Cuica constituyen a base nes Bocond, Niquitao, Tostds, Jajo y Tira se transformaron en Timotes; Chejendé, joqué y Cuicas fueron erigidos sobr digena; con caserios de abo a Timoto- ‘0 de las poblacio- as aldeas Timoties 10; con ta Lucia; Mérida fue erigida sobre la aldea Tatuye, y Escuque fue edificado en la aldea mas importante de los Escuqueyes, cu- yas numerosas viviendas describe Juan de Castellanos Las casas de grandeza ten pujante, fantasy por tal orden y concierto, que mo se vido cosa semejante em cuanto por alli se ba descubierto, Las costas y tierras adyacentes del Lago de Maracaibo, en el siglo xv, estaban pobladas por grupos de filiacién Arawaca y Ca- ribe; las primeras noticias las suministra Alonso de Ojeda, en 1499, cuando establece contacto con las aldeas construidas sobre 24 de Curazao, Aruba y Bonaire, el litoral norte de la Peninsula de Paraguand, el litoral este, desde La Vela hasta el rio Yaracuy, por cuyo valle penetraban lo mismo que por los Valles del Tur bio-Barquisimeto y el abra que desemboca en los Ianos, donde dominaban en una larga faja de tierra paralela a la Cordillera, cayas faldas también poblaron conjuntamente con pueblos de di- ferentes etnias. Se dispersaban “en los llanos de Apure, y unos se internaban por llos hasta las sabanas del Meta y Casanare, por donde subian alos Andes de la Repiiblica de Colombia y otros selvas de las margenes del Orinoco en la regi6n —Xideharas, Xidaharas 0 Xiraxaras— estaban localizados en 1d regi sa, es decir, la Sierra y 1a Cordi- Hera del Sur, con excepcién de la zona Oeste donde coexistian con Ayamanes y Gayones. Los Jirajaras, por la montafia de la costa estaban en comunicacién con un micleo importante de su etnia, los indios de Nirgua, y hacia el Occidente se extendian desde Churuguara hasta el territorio donde en la actualidad es tan ubicados los pueblos de Siquisique y Baragua. Los Jirajaras compartian con grupos de filiacién Betoya el dominio de la 20- na montafiosa localizada entre Carora, al sur, el litoral occiden- tal de Coro, al norte, y el Lago de Maracaibo, al oeste."” Pero los imites de movi -gaban mis lejos atin, por- que en la vertiente que cae en los llanos de Barinas, en la perife- tia del area andina y en comarcas de Casanare y Meta, estuvieron, representados por grupos de la misma e Federman escribe que al emprender viaje “hacia el Medio- dia 0 Mar del Sur, esperando hacer algo ventajoso, hice mis pre- parativos y el martes 12 de septiembre me puse en camino con cien diez espafioles a pie y dieciséis a caballo, acompafiados por cien indios Hamados Caquetios que llevaban nuestros viveres y todo lo necesario pata nuestra subsistencia o defensa”” La po- blacién indigena se concentraba en aldeas localizadas en tertito- rios en cuyos limites hal braban y cazaban, y en el mo- mento de la conquista I os Caquetios eran de las més numerosas, alg les se transformaron en el perfodo colon 26 Sacra I atl acre.) Camaro pate de © eablecidos despues en el puerto del mismo nombre, ‘nicl de Ia pesuttia ciudad Puerto Cumarcbo, y Cabire [Acemnis de elas poblacones que sbsisten, tenian otras que desapareceron con In conguista espa iat de Tomader ato cerano a La Va Ic Para mv vecndario de expuoles ygentes de’ rts merclads. as informaciones sobre el econémico de las comuni Estado Falcén son confirmadas por otras fuentes: los de Paraguana, escribe Juan Pérez de Tolosa en 1546, dose a los grupos de la misma et jecea fleme enota: “Estas cvatas de n estar muy pobladas de y mucha caza y pesca itoral coriano desarroliaron hacia 1a ruta comercial-migratoria que tenia como lugares de las aldeas formadas por aborigenes de la misma parcia- lida dedicados a la agricultura y establecidos en los Valles del ty y Yaracuy, donde permutaban sal y pescado por produc fos de la tierra, El denso poblamiento caquetio que se observa en el litoral y Wersas del interior, est en intima relacién con la agricultura de Wego desarrollada sobre la base de las venas acuosas de la Sierra Mean Luis el agua de algunos tios, el uso regular del agua en 4 actividades agricolas fue lo que permitié a los Caquetios do ii la esterilidad y sequedad del ambiente; en 1550, informa ropa de hama- steros, obispo de Coro, que “los indios antiguamente, una del arriba, tenian una presa que ellos Ilaman Buco, que jesa el rio, y frontera a la presa sacada una acequia de largo i eps por donde el agua del rio se lleva a la ciudad de Coro ye Hoga gran cancidad de tierra” 27 Los Valles del Turbio-Barquisimeto, concentraban una.ele- vada poblacién; Federman aporta informaciones muy valiosas sobre el poblamiento caquetio en esta comarca: “Paré cerca de quince dias en sus aldeas; son en niimero de veintitrés y todas si- tuadas a la margen del rio, a distancia de una legua o media le- gua una de otra [...] estas aldeas reunir en medio dia podria sorpre: como las ia sorprendérsclas como las de otros indios, porque son ene: S, esperan a cada momento Tales circunstancias los han mo- Jos pai- \contramos una pobla- cin tan numerosa en tan pequefio territorio, ni aldeas tan consi- derables ni tan fot ban igual- a; “Tuvimos oca- > este trayecto la 1 proximos que po- No sucede | ii Turbio: ” bran los naturales y e: Las fuentes informan sobre las plantas cultivadas pot los in- nas concentrados en las aldeas de Barquisimeto y Yaracuy, iz, yuca y otros productos de la tierra, y Federmann suministra que probablemente se relaciona con modalidades colec- la organizacién del trabajo agricola: en las primeras ho: “cerca de ciento cincuenta indios de ambos se- tranquilamente a trabajar en sus campos”. El documen- por los alcaldes de Nueva Segovia también presenta 18 Valles de Barquisimeto y Yaracuy como Area de elevada po- ; solamente en términos de la primera jurisdiccién hay doscientos indios; hubo en otros tiempos mucha mis id de naturales, apocironse en los tiempos pasadi as que hubo y Hevindolos prisioneros para el servicio de dos e haciendo esclavos que se hicieron en esta Gober para Ievar a Puerto Rico y a la ciudad de Santo Domi La Relaci6n, fechada et 13 de diciembre de 1578, al infor ¢ el poblamiento de El Tocuyo, sefiala que "de presen: ocos indios muchos menos de los que habia a principi de muchas enfermedades, [...] y los que de presente yy estin poblados en pueblos formados no permanente, antes Jan facilmente”* os valles centrales y estriba is de una agricultura desa 1¢ poblada; testigos que participaron en la conquista del e de Caracas en 1567, presentan y 50,000 indigenas.” La Relaci6n fed 1¢ “vive en esta Provincia como siete u ocho mil buena paz y obedientes al servicio de Vuestra M €omo cuatro mil, los mis cercanos a este pucblo de Sa Sefiora [...] hubo mas indios en esta Provincia al tiem: e en ella entraron los capitanes Don sco Fajardo, je Losada y otros, las causas de ser des de viruelas, saramy guerras pasadas y Ia entrada de los esp: y el trabajo que ahora ti les a su pac nen barrios de tres y quatro y seis casas y algun 1g0 apart barrios hacian razonable poblacién y la hacen como he visto ha- dlendo visita general entre ellos [...] las poblaciones,de indios n unas de otras a media legua y una y dos y tres. Los barrios y poblazones tienen su nombre derivado de algin arbol, quebra- da, arroyo, pefia u otra cosa seftalada que esté en su asiento 0 cer- ca de ellos, y la lengua que todos los indios desta provincia y co- marca hablan es la lengua Caraca”.* Los indigenas de esta regién cultivaban maiz “de tres 0 cua- tro maneras y colores”, yuca, con la que fabricaban casabe, “que €s gran regalo y mantenimiento de los indios”;* cultivaban tam- bién batata, auyama, ocumo, mapuey y Arboles fn guandbanos, agnacates, guamos, mamones, guayabos, caita y en las costasYunos uveros conocidos nombre de “uvas de playa”; hacian canoas del curagua y de las ceibas; de algunas plantas cuyo nombre no enumera la selaci6n, obtenian colores amarillo y mor ra fabricar bohios y las fil cuerdas; conocian diversas yerbas toxicas y de la ma traian veneno; cultivaban y contumian el tabaco y el hayo. mis de los vegetales consumian animales, como p: racas, palomas, patos y gallinas de indios, da no perdonan cosa viva ni muerta por Los indios Aragua se concentrab: nombre y los Tacarigua en las vertientes del L. en tanto que grupos representativos de unc también en las ensenadas de la costa estos pueblos también desar cias alas arenas y limos arc lacustres ostas cen trales y orientales la poblacién habitaba en aldeas de clevada densidad; en la comarca de Cauchieto —el litoral que se extien- de desde Puerto Cabello hasta Ocumare de la Costa—, la expe: dicién de Per Alonso Nifo observé poblaciones dedicadas al ¢ tivo de “bosques de algodén y a la fabricacién de redes y paiie- tes", y refiriéndose a los Guarinos, escribe Oviedo y ‘Acosta: “Vinieron muchos pueblos in. nas provincias, en especial Patigurato, que es un v hay mis de mil casas o bohios y otra provincia que se dice Anacontal, que esti murada de tres cercas” ‘marcas muy pobladas y en Gueriguet: ‘en el espacio de una legua, en tanto que en Tacoare fueron con- tadas cuatrocientas viviendas. La expedi Ortal “topé con unas grandes y bien pobladas ciudades 30 Los Palenques formaban “una comarca de muchos pueblos s-cercados de grandes estacadas de madera, con que se for comarca y en las faidas de as poblaciones y muchos indios que vivi a tomar sal y s de pueblos formados con sus caciques a quienes los resp 10 y hablaban por sus pregoneros y son de a quinientas a mil y més indios a media legua y a le- s a dos leguas”." nos venezolanos formaban un area demogrifica dis- idades que dependian del desarrollo eco- os grupos pobladores: a) Dispersos, los que eccién, caza y pesca, y b) Nuclea- ados en aldeas, los aborigenes, como los Otomacos aborigenes de aquellas comarcas, fendmeno sefialado en su tiem: po por Juan de Castellanos: (poco curiosos labradores or ser eaza EI denso poblamiento de ta con la escasa poblacién y el serva en las ribetits del Orinoco. 1534, describen las aldeas localizadas: Urupari o Aracuay y Ca- beruto en la margen izquierda, separadas nte dias de na- vegaci6n unas de otras, y Cumaca, Tuy y Baratuparu, situadas en la margen derecha. En Aracu: idea importante, segin Ordaz, habia cuatrocientos bohios, pero Fernindez de Oviedo so- lamente estimaba do ‘redonde ides’ nes de Aracuay cu i a Finoco: "qua ‘ a[.--] n contar los ancianos, mujeres y a muy cerca del rio van tras él sembrando hasta que ymarcas nororientales contras- ito disperso que se ob- Ordaz, en 1531, y Herrera, en tensiva que utilizaba las crecientes ivar el maiz de dos meses (Onona), alter- resenta algunas des amos a un extenso we a n conjunto % dhas cerca de las otras a lo largo de indios aptos para el Estos habit: viven juntos 0." La pesca jar que tienen no que bY $e los por las crecientes €s cagabi y vi matan con flecl manaties. Hay mu canlos para el tiempo en que estin del rio, y es como una prc cuales m para lo mismi cen de cacabi Jdeas que ynas adyacen- ‘mismo mercado Las dos riberas del Or nos hasta los rau tenso trayecto apenas ¢ to, de veinte bi pudieron sui miento a bargo, “topa de maiz y yuca y }oco esta sas pertenecien el mercado trai le na qi cuyo mercado tal er giendo maiz ra" La exped Capfruto I LA ECONOMIA. presentaci6n tipolégica de la organizacién social de los »s pobladores del te nezolano, se enfrenta con is dificultades; e1 obstaculo aye el des- ‘econémico desigual de las comunidades indigenas, en las bservan grupos recolectores, poblaciones con ag: wva € incipiente, hasta aldeas con a tes histéricas también dificultan el estudio del problema jos extrafios a l xciedad global de la cual provenian los c in embargo, la depuracién de los relatos de los «1 mite la elaboracién de algunas hipdtess. En este orden de ideas, ¢ Ja estructura econémica de las comunidades indig a primitiva, que jerales pueden agruparse en mites categorias: 1°) Poblaciones con una economia ba- la recoleccién, caza y pesca, muy primitivas unas, espe fislizadas otras; 2*) Poblaciones con incipiente cultivo de, pla as; 3°) Poblaciones con agricultura de azada, y 4°) Poblaciones agricultura de riego y sistemas de cultivo i 37 lad econémica mencionadas, se co dente que las formas de act ¢ organizacién social: trespondian y relacionaban con formas vos —escribe un etndlogo contemy 30s, con poca organicidad, sin ningue recolectores, cazadores y jos en Ia fi dame clinica, a En los recolectores pr pequefios grupos las fuerzas productivas, los rudimentarios inst jo, el bajo nivel de la produc (0 compe campo, porque cada Capitania siembra y coge tente para |: nencia de la tierra: a) Labr: fructo, no en propiedad, por los na; b) Labranzas 0 conucos, rel colectivamente por indigenas de ambos sexos y diferer en beneficio de la comunidad, y c) Terrenos y pesca, también usufructuados por toda la com ios primitivos aborr; din lo es entre los no reducidos”, nos “la propiedad ue como esclavos, porque también se casa a los prisione- clan o se les adopta” Los macos, itotos, poitos, peitos, pretos o moavis no forma a categoria de esclavos en el sentido de una cosa propic- | absoluta de los amos y de la cual se podia disponer segin el Jnterés y criterio de éstos, fendmeno tipico de las sociedades es Kavistas. No se observan tampoco elementos que permitan pen la existencia de la esclavitud doméstica propia del periodo I de la sociedad dividida en clases, donde no se puede ic sociedad primitiva que finaliza ni de sociedad esclavista nte desarrollada.* En las comunidades nas del te 5 venezolano, lo que se constata es el predominio de los ras: ey onservaban los cuastos preparados por el sistema de B acoa. A la vuelta realizaban festividades de canil y se repartian el botin con los que ju eee ee ae ee Los Guarinos o Pale: alenques, habitantes de los Hlano: tet y otros grupos indigenas,retenian como cautvos a 10s Ail neos de guera, Cuando no ls pecmutaban obligaban a ta jar en beneficio dla comunidad; Oviedo informa que los " co cuando cautivaban a sus enemigos Caribe, a los que son’ jos mitanlos de crucles muertes y no los men; ya los cebos 0 en buena edad, en cautivindoles les trasq ganza de st injuia en seal de cautivero, y los truecan, y len y contratan como tales esclavos, y Ikémanlos pretos 0 moa ¥ como slempre andan tasquilados, Son conocidos por tales este caso a los lazos consangi na de organizaci6n social pri a no existencia de la esclavitud entre los primeros pobla venezolanos —entendiendo por esclavitud: 1") La propie: bsoluta de una persona y de su fuerza de trabajo, y 2°) La ia del_principio, juridi lavo engendra escla cs un fenémeno que esti en intima relacién con el desarro- ‘bmico de las comunidades indigenas y con la ausencia de ‘edad privada sobre las condiciones naturales y bienes de cién. Ni siquiera en las tribus que tenian una economia la avanzada, se observan elementos que permitan pensar en piacién individual de la tierra o en el monopolio de ella categoria social privilegiada que, con fines d (0 y explotacién, se apropiara igualmente del trabajo de ros de guetta. Pero un hecho es evidente: los coloniza. pfePeuropeos acentuaron las pugnas entre los aborigenes para quirit, mediante el trueque por bagatelas o a titulo de rescate, vos de guerra que entonces si devenian en mercancia-es Mlavo y en fuerza productiva de un régimen econdmico que, con- sdad privada sobre los medios de produc: lo de la esclavitud en sentido absoluto. La categoria pretos 0 moavis, poi i . is, poitos, macos e itotos en téxminos qué la presentan las fuentes, «sun elemento que funde cuando se trata de determinar Ia existencia o no de la titucién de la esclavitud en la organizacién social de los prim vos pobladores venezolanos. ‘Se observa, desde luego, la utili cién compulsiva de la mano de obra de los cautivos en bé cio de los vencedores, pero i el cal verio ¢s temporal y el trabajo r. usufructuado por un grupo de enriqueci y para re las poblaciones vencidas ch la guerra, ng Los esclavos, los dafios ocasionad: cedora a t ntiguos miemb: poitos cuando aprendia mujer de esta Bin el proceso de Ia colonizacién, los europeos fomentaban Bpuerra entre tribus indigenas diferentes para adquirir, de los Iedores, macos 0 itotos permutados por aguardiente, hachas, tes, cuchillos, anzuelos, alfileres, espejos, etc.; los espaio- a'el término se aplica a los p bres se sideraba m ! 43 i, st Sa a les participaban libremente en este tipo de actividades, y los landeses y portugueses clandestinamente, “considerindolo tan #6 lo como un simple contrabando. Los portugueses tenian por d tes a los Marabitano y Guaipunabi; los holandeses a los Carib y Maquiritare. Estos iiltimos robaban nifios a los Guajaribo Guaica para su comercio”."* La compraventa de macos e itotos y su transformacién en clavos en sentido absoluto, en el periodo colonial, mo taiz el contenido social primitivo gusts tateabria duce en las comunidades indigenas dedicadas al trafico de cau vos de guerra, Valores propios de sociedades escindidas en dl sociales, regidas por el lucro y la explotacién econémica, y en que la actividad mercantil, cualquiera sea el objeto de comerdi inclusive el hombre, es una forma normal y legal de enriqui miento, y la especulacién y usura de los comerciantes de esclat envuelve también a los Caribes, el instrumento més importa en el intercambio de macos ¢ itotos: etn reogido canis pent ponden coal quelli remcfsimas nacone, que dian He la Cte haa Sead Ieguas, dean en poder de los Caciucs as hesumienas ya ban wey pl vaya conpund al cs ato alge; par eva: foto angus, Ga eal tte a oon aacie ga an retcats, Concitdas sus ce, Bl legac ala costa, donde ett La mayor lego. que descansan, pan ais Colonas bel st Mio fs ihe tes dan tanta multitad de resctes, que casi todos los Caribe meste adudados, por mis einer que oben y compel co ied dob gpownei, los cme el tex pone I pags, valor‘ esate que cae hola tm eel qos lesa Tet cs una le Gal dice machetes, ‘na fasta Gea pe) acta nas tjers pura redondear su cea fouo esto ve. dente del jm fuer de'la cial fe ha de dar una esopes, polvors bla frxco de agundiente ots renadenca ex vn age rex, ancl, et. ES es Ia paga de un tclavo czundo lo pero cuando ‘lo compean los Care, slo dan en les eacooel tes un bacha y un tact, alguna bags ms; y en ls tn tanto mis [-+.] 7 con todo semper viven tdeudados al 4 los Caribe; y tanto que los mismos holandeses y judfos de Susan 1 Sara Campana, pars ir cobrando algo, y no perdeio ructura econémica primitiva de las comunidades indi- ses sociales y especialmente esclavitud, histéricamente la primera forma de explotacién explican el cardc- que se observa en la direccién de las al- y federaciones de aldeas; los aborigenes de los valles cen: tuvieron ni tienen gobierno nip n cosa de jus- a cosa que a esto paresca [...] no ay ni avido caciques bedecer [...] entre ellos no ay i mejoria por via de i por otro respec en alguna manera ay algin indio respetado ¢s por piache, 0 que algiin indio sea buen labrador o tenga mu: es, hijas, yernos y nueras y estos Je obedecen como a por via de valiente en la guerra [...]. No ay ni iguar que en esta provincia de Caracas aya avido ni Sefiores de propiedad e sefiorio ¢ tributasen a nin- ccién de Barquisimeto 9 ningiin Sefior que los mande y tienen respeto sino solamente al que es mejor trabajador is maize yuca e las demas legumbres [...] su gobierno arse la mayor parte de las generaciones, cada generacién mpo de su gentili- Hquien tributaren por v les “los cabezas principales de las naciones se levantaban por grandes labradores, por valientes o hechiceros célebres; y or- riamente el indio que tiene mucha familia y parentela es ipal cabeza a quien sucede el bi Un historiador positivista que en otros aspectos deforma el Wontenido de las instituciones indigenas, acierta empero cuando ‘meribe: "No parece que en ninguna de las aldeas de 1as naciones Wel tecritorio falconiano, como tampoco en las més de Venezue- Js, estuviesen los indios sometidos al régimen personal de nin- in reyezuelo, que més que por voluntad o capricho de uno solo 45 Las relaciones sociales de parentesco y familiares de los pri- maitivos pobladores venezolanos coinciden con la estructura come nal primitiva de la organizacién econémica; Gémara, sefiala que los indigenas “cometian grandisimos pecados de idolatria ayun- tando con muchedumbre de mujeres”. La informacién es cierta y significativa, porque evidencia que los miltiples “ejemplos de lic cencia sexual” presentados por las fuentes y que tanto preocupa: ban a los religiosos confirman la hipétesis de que en Venezuela primitiva atin no s¢_habia desarrollado la familia monogimica como institucién y régia el sistema de matrimonio por grupos™ Los Maipures del Alto Orinoco se consideran parientes en- tre si, aunque se trate de grupos de la misma etnia geografica mente distantes,"* en los Macusis, Guajiros y Guaratinos se obser van elementos de organiza nica matrilineal: “se repite el parentesco del nifio por la linea de la madre, de manera que si és ta es Macusi, y el padre Vapisiana, etc., los hijos son Macusi. Bl nifio es asignado a la tribu de la madre, no a la del padre, y asf el hijo de una Guaratino, y un Aruaco pertenece a la tribu de los Guaratino, arreglindose segin el mismo principio el derecho a la sucesién”."" En los Guajiros “no hereda el hijo al padre, sino el sobrino hijo de la hermana, para tener la seguridad del parentes: co carnal. Por la misma raz6n, no es el padre quien concede la mano de sus hijos, sino el tio, hermano de la madre. El sobrino no s6lo hereda la hacienda del tio, sino también las mujeres que tuvo, y con tal obligacién que si no puede mantener a todas las. Propias junto con las heredadas, repudia aquellas cuantas hereda, sin que las repudiadas lo leven a mal".** En los Caribes estaba permitido el matrimonio entre padres ¢ hijas y los Tamanacos y Silibas admitian que los padres ayune taran con Jas hijas, y “no | n a éstas casarse sino cuan= do sabian ser madres y eran En algunas tribus de Rio Negro la unién de padres € hijas estaba tolerada en todos los grados; los Guaratinos comprometian a las nifias entre cinco y seis afios de edad con hombres adultos que las recibian en sus car sas, las hacian cuidar y educar por sus otras mujeres hasta llegar a la pubertad, cuando consumaban la unién matrimonial.” En los Caribes, cuando un indio se casaba se unia al mismo tiempo con todas las hermanas de su mujer,” relacién conocida en la termino- logia antropolégica con et nombre de matrimonio sororal, 48 En los Cumanagotos, Caribes y Guaratinos los hermanos he- redaban la mujer del hermano mucrto, fendmeno que la Etnolo- Jenomina levirato; entre los Macusis no estaba permitido a ndigenas unirse matrimonialmente con las hijas de sus her- os, pero si con las hijas de sus hermanas, con las viudas de 's hermanos y con las madrastras, a la muerte del padre; en los 10s Otomacos, cuando los hombres Ilegaban a ia edad apro- para casarse, solamente podian hacerlo con las viudas més ‘nas y al morir éstas con mujeres jévenes. En algunas tribus, man Ruiz Blanco, Gumilla y Caulin, el futuro yerno habita- ‘en casa de los suegros y colaboraba en el trabajo, por un pe- ndo determinado, antes de realizar la unién matrimonial. En los Maquiritares se ha constatado la unién matrimonial i aie ha vatios hombres, conv endo bajo un mismo edo informa que los habitantes de Aruacai y otros pue- a esleados ex lg boca del Orinoco, “cuando alga huésped ea casa de algéin indio de éstos, ademés de darle de comer le la mis hermosa de sus mujeres para que duerma con éh, y ohio apartado en que se agasaje y huelgue con ella do parte, si ella quiere ir con el huésped forastero, es a su tleccidn de ella, sin que su marido lo estorbe; y si se quiere que- f, como primero estaba, no es por eso peor tratada, ni mal mi- ada”? 1 los grupos Caribes habia intercambio de mujeres; Bueno setae que “Soanlo vienn dela mista nan, y de distintos pue jos a Sus paseos ordinarios, es costumbre entre ellos, suplirles (a los huéspedes) de mujeres todo el tiempo que se demoran; y aquellos condujesen las suyas, hay cambio real todo aquel tiempo". Los Cumanagotos, informa Gémara, a los brujos “dan Jas novias a desvirgar, que lo tienen por honrosa costumbre”. En Jas aldeas de “la’ provincia de Paria —escribe Oviedo— se acos- bra entre los indios que cuando se ha de casar alguna moza virgen ha de dormir primero con ella y haberla aquel su piache o Jacerdote, para que sea dichosa en el casamiento, y al otro dia siguiente se la ha de entregar al marido, no sin que esto se haga primero”. me el pre- Las fuentes suministran informaciones que denotaw dominio de relaciones poligamicas en los Caribes, Caquetios, Gua- 49 "Es eviden- raiinos, Cumanagotos, Piaroas, Tamanacos, Silibas, Pariagot Chaimas, Achaguas y en la mayoria de las poblaciones indigen Gumilla presenta a los Otomacos como mondgamos," infor coincide con los datos aportados por otros cfoi n realidad se trataba de uniones matrimoniales fécilment ‘ pueden considerarse como monogimicas que también se observan en las comunidades indigenas de o comarcas del tertitgrio venezolano 1¢ en estado ruinoso algunas de el la lectura de los textos de Marx, que existen condicionadas por el grado de desarrollo, peculia- Seana vida econémica de las comunidades oauraes, jenen los elementos fundamentales que caracterizan so de trabajo, que es Ia forma impe- : S los cazadores, 0 ayy de “a cordin ma otro matido y por cualquil [...] no guardan parentesco Ja madre y algunos a sus her todas las demis usin mal padres con obra escrita resume cuatro décadas lesigna con el nombre de sociedad La estructura econémica, las relaciones sociales, familiares : de parentesco que regian Ia vida de las comunidades indigen venezolanas —desde las mds elementales hasta las més avanzae das—, en lineas generales cortespo o de las sociedae des primitivas 0 preclasistas.”” La caracterizacion no es caprichoe a una fundamentacién cientifica se imponen en En El Capital, Carlos Marx destaca los rasgos econémicos de las sociedades primitivas, representadas en su forma mis ti + las comunidades asifticas en la Indi le produccién —escribe Marx— se caracteriza por la propiedad comunal y por el trabajo directamente asociado. La tietra ¢s poseida en comin, cultivada en comin por los miembros de la tribu y el rendimiento se distribuye entre los productores que Jo consumen directamente gels u ides naturales 0 primitivas. F: stu problema en los pueblos germa iedad li destaca como rasgos al en g ropiedad comin de Ja produccién cooperativa, predominio de los lazos con- ineos y relaciones familiares y de par estructura econémica com : miento de la pro} Sgico acumulado en I La masa de material etnoldgico a i riquece la formulacién sobre la estructura de la o1 see neentiae ls acres aioe que éste “tuvo Jo en cuenta las La estruc mica primitiy modo de produccién asiético, y com vas el tipo de soc es denominada por Marx idades naturales 0 primiti la estructura y en las gue “impera un com El autor de EI Capital considera que ésa es la for bmico-social propia de los Primitivos romanos, germanos, celtas, eslavos os del Da- nubio y de manera especial de los que presen: tan “todo un mapa c Jes muestras de esta forma de pro- es en la cantidad y cal "2" La investigacién de la eternidad de las categor ididas s econ tscash desarrollo de las Fuerzas productivas y la su ombre a la naturaleza. 50 En América, la estructura social azteca ha sido una de las mis estudiadas, y también una de las més deformadas por I fantasias etnocéntricas y los prejuicios; Morgan sefiala a los ero: nistas hispanos como la primera fuente de las falsas interpreta: ciones. La antropologia contemporinea de México no desecha la validez general de esta observacién,” ni del esquema morga: niano que sefialé Ia ruta a las posteriores investigaciones que, con la colaboracién de técnicas desconocidas por el autor de Ancient Society,'* permitengla reconstruccién ideal de la organizacién ‘econdmico-social azteca, en la que se observa el predominio de la posesién comunal de la tierra, coexistiendo con formas de tenen- cia individual: REFERENCIAS Y NOTAS BIBLIOGRAFICAS Las tera alos barrios 0 calpali, lmadas cepa, ean celadas entre Tos vecinos del bari, pero no las tenkan en propiee fey, sino en usufraco, ashes derecho de poseer una pares tenecian al barrio, sino también la obl to que sien dos acs no lo ha tnitegala oto de los vecno Primera Parte indigenas venezolanas cuando \dores europeos. La formula: ‘esquem: ida por la informacion frag. iciada de las fuentes, reclama para su compren- a colaboracién de datos que solamente aport itu de reconstruccién cultural, y la investiga A la correlacién de estos dos tipos de evidencia con 1a informacién histérica, en sentido estricto, corresponde la liltima palabra sobre la organizacién econdmico-social de los pri= mitivos pobladores venezolanos. entran en contacto cor cién, general Rafael Ro 248, p. 92: en m6, 1958 p. 17, y fos cronistas Aguado, Piedrahita, Castellanos, etc, sum tran iformai6n sobre las vvietes 8. Krause, Fite, 1932, p. 73: "La forma de aznda consisie em el cultvo de plantas dest Beparadas a efecto por el hombre con lot tnt Sn tesadon) > tres. periodos sile 23.000 8. Iiente por ‘auabs ocupads por gous Jai Ars ; le nuestro tiempo, y por la. formac Caltivadores de aldeas, ageiultura con regadio yc 10. Jaha, Alfred, ibid, p. 318 Real Hacienda respecto de hahitaban y a de Juan Bejumea Materiales In Febres ‘elaciones de wadas 40 (sal) de Coro creien “que sus cac 'y demis fenbmenos nati hnera hacer que fuesen escasas 0 abundantes tenian en su mang Ia s, pudiendo. dea mam Salas op. ct, pp. 153154. Leni, V. 1 Fr. Ram enero de [puchinos del Caront se presenta c Wot: TV, p. 176; DuarteWevel,p. 86. Ea les Banivas los ancianos, suegros laman ‘etani a los sobrinos, yer gs abuelos,'y okko a los cs cle, forasterom ‘and. tos indiog 0 Alvarado, p. 227 ; Alvarado, p. 238 ia de Caracas y en obra publicada Primitivas 0. soced 963. PP. 86, 97, 262 y 396. nico: “Quinte Je Sl aes sociales de SEGUNDA PARTE VENEZUELA COLONIAL Cariruto HI LA ECONOMIA E LA ESTRUCTURA ECONOMICA COLONIAL En la estructura econémica de Venezuela colonial se desatro: lan (y a veces coexisten en los mismos territorios) diferentes sis- globales de produccién, con caracteristicas de régimen eco- wimico de esclavitud y de relaciones de servidumbre. En las areas warginales continGan predominando las relaciones de produccién vas, que no desaparecen de modo absoluto en las regio- conquistadas y colonizadas sino que, como modalidades se- indarias, se incorporan al proceso productivo. Los rasgos cua- itativos de la estructura econdmica de Venezuela colonial se des- | estudiar las primeras actividades econémicas, el comer de esclavos, Ia formacién de la propiedad territorial agra , Ia evolucién de la mano de obra, la significacién del capital iurario y las conexiones de la produccién agropecuaria venezola- con el mercado capitalista mundial.” \S PRIMERAS ACTIVIDADES ECONOMICAS trifico de esclavos indios, la pesca de perlas y una iacipien: mineria, son las primeras actividades econémicas que se des- Gyrollan en el territorio venezolano sometido a la accién coloni: zadora de los conquistadores europeos. En paginas anterio el capitulo primero, hemos presentado aspectos del com indios impulsado por los conquistadores y mercaderes euro} pero la incorporacién de los naturales, en calidad de mano obra, al régimen de esclavitud se realiza por via de la pe perlas y de la minerfa, en cuyo desarrollo, y en sus comi fuerza-trabajo la representan los indigenas capturados “en guerra", permutados por baratijas o rescatados, de hilos de aljéfar y perlas”;* posteriormente, en 1499, Los intereges econémicos conectados con a politica ex} }0 de Ojeda desembarcé en la isla de Margarita, y en 1500 ionista de los jmperios coloniales de los siglos xv y xv1 ( bal Guerra y Pedro Alonso Nifio hicieron lo mismo “y el régimen capitalista de produccién y la burguesia de Europa’ ron perlas y volvieron a Castilla". En 1512, Ojeda reco- miensan a desempefar tuncién historica e sentido. uni Hocia que Guerra y sus compafieros de aventuras, efectivamente, impulsan a log conquistadores, instrumentos. inconscientes ‘descubrieron la Tierra Firme desde la Boca de Drago, de Paria, aquel régimen, a una intensa busqueda de metales, preci ja costa de Tierra Fitme hasta el Golfo de las Perlas, des. eferritariel Venesdlaucatarloyeath contexto’ dali que este testigo lo habia ya descubierto y alli rescataron per- fundamentales que habian contribuido al descubrimiento del «En ottas palabras, siguiendo el hilo de los relatos de los tinente americano, La burguesia de las principales ciudades bres de la conquista, las perlas venezolanas se incorporaron intermedio de los funcionarios reales Luis de Santingel y Gi | afin crematistico del europeo”. Sinchez, y de la Santa Hermandad) contribuyé con una parte Ta pesca de perlas por el sistema de explotacién directa for dinero indispensable para la realizacién de las expediciones lecié el desarrollo de las relaciones de produccién esclavistas Crist6bal Colén. El resto fue donado por mercaderes geno} Jue se presentaban de manera incipiente en el llamado sistema Di Negro, Capatal, Doria, Riberol, Oria, Catano y Spinol le rescate, es decir, trueque de manufacturas baratas por perlas y el banquero florentino Juanoto Berardi y algunos comerti Javos indios. Las crénicas redactadas por religiosos de la men- judios, cuyo aporte también fue decisive en In realizacién de idad de Ant6n de Montesinos informan sobre aspectos del pro- viajes de Colon, quien no ocult6 jamés el cardcter mercantil cuando describen el trabajo de los esclavos indios y negros inspiraba su empresa, segin se desprende de la lectura de st os placeres orientales. Incluimos en este tipo de crdnicas las tio de viaje, en el que anota "...estaba atento y tral as de Bartolomé de las Casas y de Antonio Vasquez de Espi- de saber si habia oro’ a, entre otras, en cuyas paginas se relata la explotacidn de los en la que afirmaba: “\Cosa maravillosa es el ofo! Quien lo favos utilizados en Ia extraccién de perlas.* see obtiene cuanto desea. {Con el oro se abren las puertas del La influencia de la burguesia usuraria en a direccién polit Jo a las almas! del Estado espaiiol repercutié favorablemente en la explota- En las primeras décadas del siglo xvi, los colonizadores pisliceta de les petlss'y hasta Baitolomé ‘de\ las’ Casas, par ygraron explotar oro en las cantidades que anhelaban encom ar cl favor oficial en sus proyectos de colonizacién pacifica, en el territorio venezolano; saben que existe por los relatos y eee eaet eg clnce allicdead muestras de los indigenas que, culturalmente extrafios al mt eel SRN y ‘mercantilista de los europeos, lo truecan por bagatelas y obj re ae ae eee rocco rT desprovistos de valor econémico especulativo. Sin embargo, itu de empresa comercial, frustran las ieee del ‘no encuentran oro, estas tierras les brindan una riqueza natus $iso. 2 Estado, metsopolitano.no se detiene ante.nadsy ina cuya explotacién satisface momentaneamente sus aspiraciones bla oro, por lo menos abi estaban las perlas y se imponia resca ‘os referimos a los placeres de perlas localizados “en mis ile cuatrocientas leguas de las costas que ponen del Cabo de la Vela al Golfo de Paria’ 0s colonizadores tuvieron noticias ciertas sobre 1a riqueza ra venezolana en el tercer viaje de Cristébal Colén, cuan- marinos contemplaron asombrados, escribe Gonzalo Fer- 2 de Oviedo, “una mujer que tenia al cuello una gran can- 4 6 faclas no como pensaba Bartolomée de las Casas, sino a fuego. Los vecinos de Santo Domingo y Cubagua sufragan tees cuartas parts de los gastos ocasionades, pot las scl imadas destinadas a esclavizar indios "y pacificar las costas @ le perlas” 4es y adelantados conocieron de a existencia del oro en el terti- jo venezolano por las pequefias cantidades obtenidas de ma- de los indigenas, a trueque de objetos de escaso valor; Am- > Alfinger, al sur del Lago de Maracaibo, “hubo mis de renta mil de oro, asi de los que le dieron los indios, como de 1s que prendié y cautiv6, que hizo se rescatasen”. Los abo- es asentados en las costas de 1a laguna de Tacarigua traba- el oro, también en Occidente, y los Timoto-Cuicas labra- este metal en “forma de Aguilas” y lo utilizaban como medio le trueque por productos de consumo." Los Welser introducen trabajadores mineros en el territorio Venezolano" y obtienen la concesién de percibir el 1 por ciento Ale! valor del oro y plata fundidos y marcados en la Provincia de zuela y en Santa Marta; la concesién no consistia exclusiva fe en la recaudacién de los derechos de fundicién, sino tam: hién en el derecho sobre 1a produccién. Juan Pérez de Tolosa Wedicé todos sus esfuerzos a la exploracién del tertitorio conoci- n busca de oro y otros metales preciosos en general, que su existian en regiones no muy remotas; Juan de Villegas | unas minas en el érea del Yaracuy, cuya actividad llegé a Woncentrar cerca de un centenar de negros esclavos ¢ indios enco mnendados, y posteriormente las minas de la colina de San Pedro, que abandoné rapidamente debido a la hostilidad de los indige- Mas que habitaban en aquella zona."* La Relacién de 1a Provincia de Caracas y Gobernacin de Venezuela, fechada en 1578, informa que los pobladores habian ncontrado oro en quince o veinte quebradas y arroyos, en cu- yos cauces localizaron “puntas de ochenta pesos oro [...] la ma- 1 parte del oro granado y entrometido con mucha piedra”, tam- Biéa hallaron piedras que tenfan la mitad de lo que pesaban en ‘oro y otras por lo menos la tercera parte en oro." Otra relacién, fin fecha," pero posiblemente correspondiente a 1593 y redac ada por Juan de Pefialoza, manifiesta que el oro encontrado lasaba de veintidés quilates, aunque obtenido en quebradas y Barrancos cercanos a las quebradas:* Esta relacin insiste en la Hecesidad de importar negtos esclavos para labrar las minas, que jno lo estaban debido a la carencia de mano de obra: En 1535 comienzan las actividades en los plact tales localizados en el érea que se extiende desde el lo Hy Cabo de la Vela, que sin ser venezolanos en sentido politico! torial influyeron, gin embargo, en la vida econdmica de los tros poblados situados en a periferia de aquella area. Am Vasquez de Espinoza informa que las perlas de aquellos ost ‘se sacan a ocho leguas, doce y dieciséis hasta al Cabo de la la [...] las hay en abund La produccién occidental legal ¢ ilegalmente llegaba al territorio venezolano y una Fecuperacién que se observa en los placeres orientales, obli considerar las perlas como un renglén i renglén importante mia colonial hasta 1550. ‘ Ps ene xvi, el valor de las perlag a comerciales internas: "El trato. qu aqui —informa la Relacién de la Provincia de Caracas y Gal nacign de Venezuela, escrita en 1578— y en Caraballeda es la isla de Margarita y'pesqueria de perlas, en venderlas, [.-.] gue se compran y pagan lo que aqui se les vende”. En 1 Instrucciones otorgadas a Simon ile Bolivar ot Cabilde: ae ty cas ordena "suplicar a Su Majestad haga merced a esta Gol nacién de que el maiz y otras cosas de manter Viare de Santiago de Leén y su término para la Y Pata la Provincia de Cumand y para las y las demés islas de las pesquetias de perlas que nuev te se han descubierto no paguen derechos hingunee’,y sup de la ordenanza promulgada por el mismo ada por el gobernador Diego de Osorio, eb de septiembre de 1589, que permitia “que corriese port las perlas, a razén de dieciséis reales de plata cada peso de como corren en la Margarita y Cumand y en las demis como corten igarita y Cumand y en las demés partes La mineria es otra de las actividad. 6 a ictividades econdmicas que se sentir en el siglo xvi, aunque sin llegar a adquirit la import que tuvo en otras colonias hispanoamericanas; los conquist labren las dichas minas con. ne- cha cantidad de oro {..-} y esto Conviene mucho [...] qu {gros con los cuales se podei sacar n PA or tendré efecto mandando Su Majestad a los contratadores que metan en la ciudad de Santiago de Leda dentro de das Gientos negros que Jos vecinos han menester y los comy doles merced {:..} de fiarles por dos aos lo que valicren los gor impio; el 50 por ciento y el resto pertene sndia progresivament El primer historiador venezolano escribia en la segunda cada del siglo xvi, que el territorio venezolano primitiva habia sido rico “de minerales de oro, que con facilidad tribu ban las arenas de gus quebradas, y hoy, aunque se hallan mi tras cn las mas de Ellas, no se benefician, 0 porque acabados veneros principales; no corresponde lo que tinden al trabajo idores a las aby len mis a las cosechas de éste, que los enriq ce con certeza, queval beneficio de aquellos, que lo pudieren cer con continjencias [...]. Tiene minas de estaiio en difere partes, y en el sitio de Cocorote unas de cobre, que descul Don Alonso de Oviedo, vecino de Barquisimeto, de grande lencia y tratamiento; beneficidlas su Majestad de su cuenta cho tiempo, sacando porciones muy considerables de metal, se llevaban a Espaiia para fundicidn de actilleria, y después biéndolas empefiado en cantidad de cuarenta mil pesos (con ei tas condiciones) a Don Francisco Martin, vecino de Caracas, te las despoblé, aplicando los esclavos y aperos de su labor otras fundaciones de mayor conveniencia propia”. La explotacién de las minas de oro fue, en general sultados poco halagadores, y en utilidad ©. no daban El q i puesto demasiado pesado, y los colonos pidieron primero 9 se le bajase un décimo y luego una veintena. El Rey accedi tudes, y la reduccién estuvo en vigencia desde medi siglo xv1 hasta 1607, en que, de nuevo comenz6 a cobyi pero inmediatamente la prérroga de la gracia por otros da se hab ni se la vesa fecha la producci desaparecié poco y que ademis habia la pos nente con el cobre, se eva f de oro se habia hecl ipo después”, Los colonos, ademas de la veinter gar el derecho de fundidor, que equiva 6 Hay noticias ciertas sobre el desarrollo de la gani los siglos xvi y xvi; cuando Diego de Losada invade 108 centrales lleva no menos de 200 bestias de carga, 4.000 él y considerable mimero de ganado vacuno; en 1578, en Hil cuyo Ia actividad econémica dominante es la ganaderia;® eh los alcaldes de Barquisimeto informan que “los animales de Espafia: yeguas, vacas, ovejas, cabras y puercos se dat bien”. En este misqo ganaderia en Maracaibo taba halagadoras pertpectivess* en 1555-1560 se funda meros hatos de ganado en tierras del Lago de Valencia, y en Il Diego Fernandez de Serpa obtiene licencia para desembar Cumané “hasta 800 bestias y ganados En la primera década del siglo xvi, Diego de Villani Gibaja suministra datos sobre el desarrollo de la ganadet €l Valle de Caracas, San Sebastidn y Valencia; en Barquisi pas compey donde “hay hatos de ganado mayor y menor y estancias guas-burros”; en El Tocuyo, “hatos de todo género de gait en Carora, “hatos de ganado vacuno as de mulas”; ét) ro “hatos de ganado mayor y menor y crianzas de mulas y di hacen mucha lana, queso y otras menudencias”. La misma jeciocho vacas paridas, diez yeguas y dos potros, y que en a riqueza ganadera estaba representada por 14.000 cabezas ado vacuno y 6.000 de caballar y mular. Es posible, si, la truccién del desarrollo de la ganaderla en el siglo xvi, en s comarcas Las cifras presentadas por algui atos y 137.688 reses, no corresp. al xv, y concretamente hacia la cuarta déca la distribucién de los Hanos “como tierra de cong propietarios del centro de la Provincia de Caracas \cionados tienen origen en "si * establecidos 50 y 1700, generalmente abandonados por los primitivos lores, ocupados posteriormente por sus desce wvos propietarios, que se apoderan de ellos a la sombra ines y violacién de las leyes de Indias, . propiedad de José Solérzano, que en 1747 faba 11.580 vacunos, sin incluir otras especies de ganado ma- tenia como antecedentes "varios sitios viejos” establecidos 10s de Pedro Beroes y Di en el mismo periodo y con te recoge informacidn del estado de la ganaderia, mayor ¥ 10s hatos de Pedro Alvarez Ron, uno en Calabozo y r, en Guanare, Trujillo, Maracaibo, Mérida, La Grita, Sai concentraban 17.500 vacunos y 2.500 ca- alazar, Pedraza y hezas de ganado caballar y mular; Joseph Daniel de Castro, pro- anos, Ia g se transformé en el elem de la prod medio geogrifico y el desar Pictario de los hatos Chaguaramas y calculaban sus s, mulas y caballos; el movimiento de 1747 José de Oviedo y Ba- le Calabozo donde pasta vientre’ Los hatos de 0, Tovar, Bol Carrasquel, Blanco Uribe, var Villegas, Bolivar Blanco, Carrasquel de Mendoza, Ro- guez del Toro, Freiter, Alvarez Ron, Aquino y Ponte, Alva fez Jiménez, distribuidos en los lanos de Guarico y Apure hasta Jas riberas del Orinoco, constituian auténticos latifundios gana- el proceso de exp: eros; la frase no es simplemente litera deria en los oy Apure; carecer id de la propiedad ter sobre los {erizada por el monopolio de la tierra, lamentalmente por relaciones de servidui fe, a veces de escla- n witud, y el desarrollo de actividades ganaderas que en lo gem no pasaban de la fase pastoril-recolectora. En las lanuras de Guérico, Apure y Cojedes, las refe documentales indican que ya en la cuarta década del siglo se habfan formado setenta hatos originados en "sitios viej ventas, traspasos y composicién; treinta propietarios —a v hacendados en los’ valles y costas centrales— poselan cua hatos con una superficie aproximada de 219 leguas en El caricter latifundista de Ia tenencia de la tierra es evidentey un perfodo inferior’a cincuenta aiios, mas de 600.000 hectai incluyendo bosques y agua, se habian transformado en patti rio privado en un proceso donde el valor legal de las comps ciones y confirmacidnes poco o nada significaba frente a las paciones y ocupaciones de hecho. Los cuarenta hatos totalizaban 301.780 vacunos, que de nera natural pastaban en las Ianuras. La cuantificacién de fuerza-trabajo es un elemento significative para valorar cual tivamente 1a naturaleza de las relaciones de produccién que gian Ia vida econémica de los hatos o estancias ganaderasy 3.910 trabajadores, 395 eran esclavos negros, y 3.515, mas del por ciento, jornaleros, peones, sirvientes, manumisos, negt indios libres que devengaban un salario, generalmente pay en especie. Sobre las personas de estos iiltimos, los amos de la ra no tenian derecho de propiedad, pero las formas de enf miento los encadenaban a la posesin de sus sefiores. La vitud negra no arraigé definitivamente en los llanos porque ganaderia, tal como se practicaba, absorbia pocos brazos y los gros importados, cuando no eran manumitidos por los proj amos, se fugaban hacia las poblaciones volantes de indios y. ‘gros cimarrones. La produccién anual de ganado en 1720 ascendia a 561 unidades;"* solamente en la Provincia de Caracas, que incluia su territorio una parte de los n 1764 se mencionaban tos con 10.000 y 20.000 reses, cor de 500 caball cio y con un I superior a 400 en consideracién los rebafios de ¢i es de diferentes ef cies que se multiplicaban si dera de los Serpa que, en octubre de 1569, tadas de la Metrpoli, compra ‘en was y cab: que remite a Cu: cierta, es alen: a las islas y 's primeras reses fueron importadas en la jo xvi Los materiales documentales conoci ir su proceso de des ablemente, el general, a utilizar fuen iquecidas con nuevos documentos, al investigador al estudio del problema. En este or- as, se puede afirmar con certeza que en 1723 los capu- taban co ncrementando sus rebafios con ganado suministra- Jos Ilanos de Barcelona; en 1770 se calculaba ro de cabezas de ganado, y en 1788 en 220.000 jos y mulas propiedad de vecinos y religiosos."* 29,789 el is vacunos, cab: Las cifras parecen ciertas, porque en 1817, cuando la guerra conmovia el suelo de Guayana y las misiones convertido en campo de armas de la causa realista, la idés pueblos de los cuatro distritos misionales estaba representada por 37.965 vacunos; 850 jo en los hatos; 880 caballos y 905 potros tra- 8; 7.686 yeguas y potrancas; 620 potros castrados y herra- il afio y 11 ejemplares de ganado asnal. los Andes venezolanos, la ganaderfa arraiga como una dad econdmica importante, desde las Gltimas décadas del » xvi; la Relacién de Trujillo menciona “puercos de Castilla, Wacas y yeguas”;** en Mérida, el répido incremento del ganado B mayor brinda la materia prima indispensable para el establ miento de incipientes talleres artesanales-familiares que util la mano de obra indigena, y ya en 1595 exportan productos nufacturados, como jamones, cordobanes y tejidos de lana, a ro, Maracaibo, Cartagena y las Antillas; en las pugnas ‘po in de las tierras comunales, ocusridas en los siglos XVI las referencias al ganado de los vecinos criollos y esp destruyendo las siembras indigenas son constantes. En el dltimo tercio Wel siglo xvm, en los curatos de La ta, escribe Vicente Basilio de Oviedo, se “crian de todos dos, vacuno, yegiierizo, ovejas y mucho ganado de cerda, en ticular en los sitios que aman de Pregonero y Lobatera’.# obra suministra informacién general de la existencia de la deria, entre otras poblaciones: Pueblo Nuevo o Pueblo Ll Las Piedras, Las Acequias, Mucufio, Morro, San Juan, La Me Tabay, Timotes y Santo Domingo, "...tienen unos y otros dios y vecinos muchos ganados vacunos y yegiierizos" La ganaderia, en las postrimerias del régimen colonial, fine la vida econémica de las ciudades, villas y pueblos de las ‘marcas Ianeras; Barinas acusa mis de 40,000 reses, que ani mente producen a las rentas eclesidsticas entre 1.000 y 2.000 bezas por concepto de diezmo;* en los Ianos de Calal calcula Humboldt, los rebafios equivalen poco mas 0 menos 8.000 vacunos. En la jurisdiccién de Tucupido, el progreso la ganaderia ¢5 notable; la pieza documental localizada por investigador contemporineo,? suministra evidencias histéri de indiscutible valor sobre los hatos de la regién en 1791, y, eu tién importante, los nombres y delimitacién de las estancias rresponden unos a s” y otfos a composiciones y firmaciones del petiodo de la distribucién de los Ilanos "tierra de conquista’.” El area ganadero-pastoril venezolana, en 1800-1810, cuby tuna superficie de 150 leguas de Este a Oeste por 40 de Norte Sur y con limites de movilidad desde El Pao, en la Provincia Cumané, hasta Mérida, ¢n los Andes; en ella se hallaban os bi tos més importantes, cuyos propietatios generalmente habitabs fen Caracas," y haciendo gala de ausentismo latifundista adminis traban sus propiedades por intermedio de mulatos 0 negros lis bres" La riqueza ganadera estaba representada por 1.200.000 4 fe claves Gar Fhbic Propictrios Fecivos 10 7 Socorro 23 140 : aT ia ft ; oa lero. 1 ae 1 19 Miguel Faustino Corde He — 1 11 Augusto Montes de Oca 1 120 pe a el as e “innumerables canti nos, 180000 caballos, 90.000 malas ¢ “innumerable cant de carneros y oveas" esta ganaderia suministraba 1a mate rima para actividades econémicas sucedineas, especialmente In de carne salada y del cuero, que desde ina comics f, Be cx to mes de exportacién; en 1720, la produce ees cquivalia a 95.700 unidades.” y en 1810 os de res al pel faba entre 120.000 y 140,000 LA PROPIEDAD TERRITORIAL AGRARIA Y LA HVOLUCION DE LA MANO DE OBRA Venezuela ¢s un La formacién de Ia propiedad paca a es un fendmeno desarrollado en el contexto de stn de aos cries por los colonizadores europeos; en este peti sie tublecen las condiciones propias a dominio privado sobre el ia de ‘edes, composiciones, | eo yuntamente con ln aplicacion de estas figuras jur 5 dicas, que justifican la posesién de la t rgan titulo forma, se configuran dos tipos de absoluto y la poblacién in: econdmico-sociales de servidumbre. El sistema de encomiendas, uuna sujecién de caracter servil con relacién a los “El indio —escribe Eguardo Arcila Farias— deja de ser objeto comercio, y el aprovechamiento que de btendré va a un tributo tasado en servicios [...] de esclavo pasa al estado, siervo [...] de individuo desamparado y a merced de su amo, convierte en vasallo del rey entregado en custodia al encomen ro quien ha de dar éuenta y razén de sus encomendado: encomienda venezolana, escribe el mismo autor, “difiere en pequefios y mayores detalles de la encomi descubrieron, y expresar en | es IL y L, Tit. XII, Lib, personal de los indios” 2) Evolucién lenta; 3) Serv de la encomienda; 4) Trabajo de la mujer; 5) Mayoria de en miendas de muy escaso nimero de indios; 6) Pobreza de re miento; 7) Régimen de economia natural. Pero la caracteris principal es la funcién de las dos modalidades de repartimiento, encomienda para integrar lo que se llam6 la encomienda de partimiento, forma que prevalecié en el pais hasta finales siglo xvm."” VI. La encomienda es una institucién de estirpe feudal, y los mentos para esta caracterizacién los suministra el propio Juan Solérzano y Pereira, cuando después de sefialar que tuvieron mismo origen “que los feudos en Alemania, Lombardia, Na les y otros lugares, especialmente las tierras limitrofes”,” las fine como el “derecho concedido por merced real a los benel ritos de las Indias para percibir y cobrar para si los tributos los Indios, que se le encomendaren por su vida, y la de um redero, conforme a la ley de sucesiin, con cargo de cuidar bien de los Indios en lo espiritual, y temporal, y de habitar, y fender las Provincias donde fueren encomendados, y hacer cumplir todo esto, homenaje o juramento particular”, preci do que la encomienda se podria “asimilar al feudo” y que los de jurisdic sendrado por que primero fue por una vida, pero que postei insmitié por dos, tres y dumbre personal de los Venezuela Luis de Rojas 6

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