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El segundo riesgo al soplar con aire comprimido es el daño auditivo. Soplar con
aire comprimido puede generar niveles de ruido elevados perjudiciales tanto para
el operador como para las personas que lo rodean. Tanto las operaciones de
soplado breves como las repetidas pueden ser perjudiciales y provocar daños
auditivos y tinnitus. El daño puede aparecer gradualmente y puede ser difícil
determinar cuándo y cómo se desarrollaron los problemas auditivos. Las
regulaciones de OSHA también afectan el nivel de ruido aprobado de un lugar de
trabajo. Los lugares de trabajo que no cumplan con los requisitos deben participar
en un programa de conservación de la audición, que implica inspecciones, cursos
y el riesgo de sanciones si el nivel de ruido no se reduce a un nivel aprobado. Lea
más sobre la tecnología de boquillas que puede ayudarlo.
El tercer riesgo que a menudo se asocia con el uso de soplado con aire
comprimido involucra lesiones oculares y corporales. Como se mencionó
anteriormente, el aire comprimido se usa a menudo para la limpieza. Esto puede
implicar un riesgo de seguridad porque las partículas más pequeñas y el polvo
pueden rebotar hacia el operador. Puede parecer inofensivo, pero la mayoría de
las personas que han experimentado esta molestia lo comparan con tener arena o
una pestaña en el ojo. Los ojos son muy sensibles e incluso las partículas más
diminutas pueden causar mucho daño, lo que también puede conducir a
problemas de visión y, en el peor de los casos, incluso ceguera.
Gracias a lo anteriormente descrito, es fácil entender los principales riesgos de
soplar con aire comprimido. En este sentido, es importante tenerlos en cuenta
para diseñar medidas preventivas para abordarlos.