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Centro de Enseñanza Técnica Industrial

Facultad de ingeniería

Campus Colomos

EL CAMBIO CLIMÁTICO:

UN NEGOCIO LUCRATIVO

UN ANÁLISIS DESDE LA ROBÓTICA

Investigación estudio del caso “cambio climático”

Ética profesional

PRESENTA:

Fernando Soto Oregón 22110333

Luis Alberto Martín Jiménez 22110329

Carlos Alejandro García Díaz 22110328

Angel Donnet Uribe Martinez 22110334

Guadalajara, Jalisco; octubre de 2022


PROPÓSITO

El propósito de esta investigación académica va encaminada a un estudio de caso para


generar distintos ángulos del problema de la vida real para analizar, resolver, actuar a
distintas soluciones. De esta manera encaminamos la tecnología para generar soluciones
como bien vemos estaremos abordando un problema en concreto en este caso es “robótica”
de manera que busquemos generar sustento a los problemas actuales que ya tienen tiempo
generando mucha controversia, propondremos diferentes estrategias basadas a técnicas de
aprendizaje ejercidas durante el transcurso académico esto nos generará experiencia a la
elaboración de soluciones que sean completamente viables y válidas para mejorar a la
realidad futura que no espera.

EXPRESIÓN DE OPINIONES

Fernando:

Citando a Jordi Torres

Investigador de Barcelona Supercomputing Center

El informe descubre que el proceso de desarrollo de técnicas de “aprendizaje


profundo” en disciplinas como el ‘Machine Learning’, una de las ramas de la IA
que “entrena” a los ordenadores en el reconocimiento y aprendizaje del habla
humana, puede llegar a emitir 284 toneladas de dióxido de carbono equivalente
(CO2e). Este nivel de emisiones es equiparable a lo que contaminan 47 ciudadanos
españoles durante todo un año, si se toman como referencia los últimos datos
disponibles de emisiones de CO2 per cápita.

Jordi Torres, catedrático de la UPC e investigador de Barcelona Supercomputing


Center (BSC), admite que estos modelos consumen mucha energía durante la fase
de entrenamiento, pero matiza que “una vez entrenados, estos modelos resultan
muy baratos energéticamente, porque una vez están preparados son muy eficientes:
se pueden usar de manera pública (caso de los traductores automáticos) y también

Guadalajara, Jalisco; octubre de 2022


se pueden reutilizar para mejorar los productos resultantes”, explica el experto.
“También cuesta años formar a un ingeniero, pero una vez sale de la escuela,
aplicar su conocimiento es rápido y genera valor”, reflexiona.

Como se puede apreciar bajo las palabras del investigador este evalúa el gasto que supone
el desarrollo de estas redes neuronales, esto es lo que cuesta el hardware, el consumo
propio de energía que utiliza el mantenimiento dando como ejemplo el sistema de enfriado
y acondicionado que requieren estas máquinas, así como el guardar todos los datos que va
absorbiendo la IA y va almacenando en la nube.

Los expertos en el tema proponen diferentes medidas para reducir los costos ambientales,
así como los costos financieros hacia la industria de la inteligencia artificial hace no tanto
se han llevado estudios a 4 diferentes sistemas donde uno de los modelos ocupó
“entrenarse” durante más de 250,000 horas para lograr tener resultados muy precisos,
durante el proceso este emitió una cantidad de dióxido de carbono equivalente a más de 300
vuelos de ida y vuelta desde Madrid hacia Nueva York.

Esto por obvias razones ha generado mucha controversia por el gasto económico y coste
ambiental demasiado alto para llevar a cabo el supuesto entrenamiento es ahí donde todos
los investigadores empezaron a buscar distintas soluciones, pero la mejor opción y más
viable es conocida como Tecnología renovable.

Luis:

Es verdad que la robótica conlleva un gasto de electricidad, que en su mayoría vienen de


combustibles fósiles que contaminan el planeta y favorecen al cambio climático; sin
embargo, así como esta tecnología contamina, también puede ayudar a combatir el cambio
climático a la vez que hay progresos tecnológicos.

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Seguir con los avances en el área de la robótica pueden ayudar mucho a hacer que los
procesos productivos sean todavía más eficientes y así contaminar menos; o también que
haya mejores sensores y robots que estén monitoreando el nivel del mar y la temperatura
global para ver cómo va avanzando el cambio climático y poder pensar en estrategias para
combatirlo.

Pero evidentemente todo esto no va a ser gratis, habrá empresas que se encarguen de
desarrollar esta tecnología para después sacarle beneficio económico, aunque sea un
problema de carácter global, no van a dar a los robots así nada más. Como dice una frase de
por ahí “de toda tragedia viene una oportunidad”. Y varios saldrán beneficiados de este
problema global.

Donnet:

La naturaleza que nos rodea es un bien muy preciado que debemos proteger por todos los
medios posibles. Todo lo que nos rodea tiene su nacimiento en los materiales que nos
brinda la naturaleza, por lo que cuidarlo es fundamental. La inteligencia artificial se aplica
en infinidad de campos con el objetivo de mejorarla, por lo que en el caso del medio
ambiente, esta potencial tecnología se aplica para proteger los recursos naturales que
utilizamos.

Los recursos del planeta se están agotando, pero a medida que el problema crece, se están
desarrollando herramientas basadas en IA para retrasar al máximo el agotamiento de estos
recursos y abordar sus efectos. Si bien es cierto que un mayor desarrollo tecnológico y la
producción de nuevos bienes pueden tener consecuencias negativas para el medio ambiente,
no debe olvidarse que en algunos casos se trata de innovaciones que pueden utilizarse
específicamente en beneficio del medio ambiente.

Guadalajara, Jalisco; octubre de 2022


Alek:

Nos encontramos en tiempos sensibles en lo que a la tecnología concierne, es fácil


identificar, siguiendo la tendencia y hablando de una manera gráfica, la directriz de la
tecnología respecto a su nacimiento, claro, la tecnología se refiere a múltiples conceptos, la
rueda siendo el considerado, inicio de la tecnología humana.

Es interesante pensar en la velocidad en que se desarrolla, durante más de 5000 años, la


carreta era considerado el método más efectivo de transporte hasta la llegada del carro con
motor en 1885, solo 19 años después, en 1899, se creó el primer avión y el humano
aprendió a no limitarse al transporte terrestre o marítimo, en 1958 se creó la primer nave
espacial y para el año 1969 llegó la humanidad por primera vez a la luna.

Es así, fácil darse cuenta que el arco de aprendizaje de la tecnología está llegando a un
punto complejo, donde puede dispararse hacia nuevas tecnologías, o llegar a punto de
“recesión” tecnológica, es importante hacer un énfasis en la recesión, puesto que, como
podemos demostrar en economía, utilizando medias móviles y bandas de Bollinger, el
comportamiento de un mercado cuando a alcanzado su límite de RSI (Relative Strength
Index), decimos que el mercado se ha “cansado” y es su momento de bajar, esta tendencia,
o límite, sigue una trayectoria, normalmente inversa a su trayectoria de entrada.

Siendo así, podemos determinar que, la tecnología se puede estar acercando a un límite,
dicho límite, puede marcar el inicio de una nueva era, era de oscurantismo, era de recesión,
o quizá, nos encontramos ante la cúspide de una nueva y mejor, era tecnológica, que va a
traer consigo, soluciones a los problemas modernos de la humanidad.

Dicho esto, es hora otorgar un eje, que durante nuestro ensayo, tendremos siempre en
cuenta, para otorgar al lector, una perspectiva; un punto de apoyo, para el tema tan sensible
que estamos desarrollando, el cambio climático. Este eje está siendo la robótica, que como
ingenieros mecatrónicos debe de ser un tema que no nos debe pasar por alto, puesto que es
una de las 4 ramas principales de nuestra ciencia.

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La robótica en la actualidad es muy compleja, puesto que ha tenido facetas tan interesantes
como la IA; la inteligencia artificial. Así como la nanotecnología; la tecnología diminuta.
No debemos olvidar que al final, la ciencia no es más que otro tipo de mercado, y así como
la robótica puede ser usada para la mejora de la calidad de vida, también existen intereses
de por medio, principalmente, económicos.

ANÁLISIS

La inteligencia artificial tiene un impacto ambiental mucho mayor del que se creía

Alimentar de datos a una máquina para que sea capaz de aprender el lenguaje de los
humanos tiene un coste para el medio ambiente cinco veces superior a lo que contamina un
automóvil durante toda su vida útil. Es la conclusión principal a la que han llegado
investigadores de la Universidad de Amherst (Massachusetts, Estados Unidos), que por
primera vez han evaluado la huella ecológica que supone entrenar un sistema de
inteligencia artificial (IA).

El estudio analiza la energía que consume un modelo de procesamiento del lenguaje natural
para funcionar con precisión. Esa energía procede de la ingente cantidad de datos que se
extraen de internet y que se procesan a través de sistemas informáticos. Estos sistemas de
aprendizaje automático han obtenido notables avances en los últimos años que se han
aplicado a herramientas de uso cada vez más común como los traductores automáticos, los
chatbots, los asistentes personales que incorporan algunos Smartphones o los sistemas de
descripción natural de imágenes.

Los robots contra el calentamiento global


«La tecnología, y más concretamente la inteligencia artificial, es imprescindible en el
trabajo que tenemos por delante», opina Cristina Monge, directora de Ecodes (Fundación
Ecología y Desarrollo). La especialista se refiere a un apartado en el que la organización
tiene experiencia: la gestión de ingentes nubes de datos, más comúnmente denominados big
data. Robots incorpóreos, esto es, potentísimos softwares, interpretan y relacionan esos
datos en fracciones de segundos. «Este tipo de inteligencia artificial nos permite avanzar

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mucho más rápido en dos campos: la eficiencia y el conocimiento del comportamiento
humano. Esto tiene un valor incalculable a la hora de realizar predicciones en un momento
en que lo que nos falta es, precisamente, tiempo», explica la experta. Sabe de lo que habla.
La inteligencia digital aplicada al big data le ha permitido a Ecodes realizar estudios
concienzudos y exactos sobre la transición energética hacia una sociedad descarbonizada, la
máxima prioridad en el orden del día de las agendas mundiales contra el cambio climático.

«Hay muchos tipos de big data», explica Nuria Oliver, ingeniera informática, investigadora
y posiblemente la persona de nuestro país con más conocimientos sobre la inteligencia
artificial aplicada a la interpretación de información. «Hablamos de las cantidades ingentes
de datos a los que tenemos acceso hoy en día, no solo en grandes volúmenes, sino también
muy variados y no necesariamente estructurados; es decir: hay datos que se obtienen por
sensores y otros por imágenes, por voz o texto. Muchos no son generados por humanos, no
tienen nada que ver con el comportamiento de una persona». La investigadora da varios
ejemplos: «Los datos del Laboratorio Europeo de Física de Partículas Elementales (CERN),
de los observatorios astronómicos estelares, o los datos meteorológicos, sísmicos…». Y
añade: «A medida que se produce la digitalización del mundo físico, conforme disponemos
de más sensores y capacidad para medir diferentes variables del mundo real, más
información actualizada tenemos sobre el estado del planeta. Por suerte, hemos
desarrollado otra inteligencia artificial, para que gestione toda esa información.

Por eso, hoy nuestras estimaciones son más exactas que hace cinco años. Se crean modelos
a partir de sensores que recogen, cada segundo, valores de temperatura, de polución, de
gases en el aire, de proporciones de la capa de ozono, de humedad, etc. Todo esto nos
ayuda a entender, con más precisión que nunca, en qué situación estamos y, sobre todo,
cómo debemos reaccionar».

Vivimos rodeados de millones de radares, sensores, cámaras y dispositivos para captar lo


que sucede a nuestro alrededor. Desde el aumento de los niveles de dióxido de carbono
(uno de los principales gases causantes del efecto invernadero) y óxido nitroso (el principal
síntoma de la polución urbana) en la atmósfera y el ambiente, hasta la subida del nivel del
mar, pasando por la contaminación acústica, la pérdida de biodiversidad o incluso los
movimientos poblacionales. Son máquinas sofisticadísimas, pero no autosuficientes si las

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aislamos: todo lo que recogen lo convierten en datos, que no sirven de nada si no hay un
«cerebro» detrás que los ordene y les dé algo de sentido.

Es decir, programadores y científicos que han desarrollado software capaces de superar la


velocidad y la capacidad de proceso de un cerebro humano. El catedrático del
Departamento de Meteorología de la Universidad de Reading, Jonathan Gregory es uno de
ellos. Su trabajo o, más concretamente, sus modelos numéricos, han permitido integrar
todas las variables y ajustar los datos disponibles de manera que sea factible predecir, de
forma fiable y conociendo el grado de incertidumbre, la evolución futura del sistema
climático. «Gracias a la gestión de esta cantidad ingente de datos, entendemos mejor el
pasado; ahora podemos explicar cómo y por qué ha cambiado el nivel del mar a lo largo de
los últimos 150 años. Y la comprensión del pasado nos da confianza para predecir el
futuro», explica el investigador.

Jonathan Gregory: «La subida del nivel del mar oscila entre 25 centímetros y un metro de
aquí a 2100. Todo dependerá de las emisiones de CO2»

Gregory es hoy una eminencia mundial en el control y seguimiento del aumento del nivel
del mar como consecuencia del cambio climático. También en el establecimiento de
predicciones futuras. El sistema de interpretación de datos por medio de la inteligencia
artificial les ha permitido a él y a su equipo establecer un patrón bastante certero de aquí a
2100. «Hemos podido determinar que el aumento del nivel del mar será de entre 25
centímetros y un metro de aquí a finales de siglo», explica el científico, «depende mucho de
hasta qué medida seamos capaces de contener las emisiones de gases de CO2».

Muchos emprendedores sociales también se valen de la tecnología para dar solución a los
devastadores efectos del cambio climático. La startup australiana SkyGrow tiene un objeto
social indiscutiblemente medioambiental: plantar árboles. Para ello, han desarrollado el
Growbot, un vehículo no tripulado capaz de hacer esta tarea diez veces más rápido que un
humano y reduciendo los costes a la mitad. Su fundador, Mark Stewart, tiene claro cuáles
deberían ser sus potenciales clientes para que ese objetivo ambiental llegue a buen puerto:
«Ya estamos trabajando con diversas ONG y asociaciones proteccionistas, pero lo ideal es
que se sumen los poderes públicos». Stewart y su equipo tienen planeado construir 4.500

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unidades de Growbot para una reforestación masiva y eficaz. «Nuestro negocio consiste en
crear un mundo sostenible para las generaciones venideras», explica su fundador.

Las posibilidades de la robótica para la protección del medioambiente también contemplan


el fondo del mar. La empresa española Ixion, por ejemplo, lleva a cabo un proyecto de
submarinos autónomos, no tripulados, que detectan de forma prematura las fugas en
oleoductos. Y los drones, robots al fin y al cabo, son capaces de realizar tareas
automatizadas desde las alturas. Además, existen proyectos como RHEA, impulsado desde
el CSIC, que desarrolla una flota capaz de distinguir las malas hierbas de los campos de
cultivo: de esta manera, se lograría ahorrar un 75% de herbicidas y pesticidas, cuya
producción no solo deforesta, sino que supone consumos masivos de agua y emisiones de
gases contaminantes.

Las startups españolas que luchan para paliar las consecuencias del cambio climático van
aflorando cada vez más: por ejemplo, contra las plagas de los campos de cultivo, más
impredecibles que nunca. Es el caso de la navarra AgroPestAlert: «A través del despliegue
de una red interconectada de dispositivos-trampas electrónicos e inteligentes, asistidos por
aplicaciones de analítica de datos en la nube, somos capaces de identificar las plagas a nivel
de especie y de transmitir el aviso de su presencia en el momento justo en el que aparecen,
para que su infestación pueda ser contenida de manera oportuna antes de que sus
poblaciones se salgan de control y causen daños irreparables a las cosechas», explica su
fundador, Víctor de Ponte.

Otro ejemplo es SmartWaste, una innovadora aplicación tecnológica para la optimización


de los procesos de recogida de residuos que realizan los ayuntamientos, desarrollada por
TheCircularLab, el laboratorio de economía circular de Ecoembes. La robótica y la
inteligencia artificial son aliados irrefutables contra el calentamiento global por algo muy
sencillo: la rapidez. Un concepto valiosísimo en un siglo en el que, como dijo la comunidad
científica en la última Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático, «ya hemos
perdido demasiado tiempo». Pero sería un error subestimar el poder de la acción humana.
Así lo resume Gregory: «La tecnología nos permite contar con modelos de predicción
inéditos hasta ahora, pero depende de nosotros que no los rebasemos. Si no reducimos el
nivel de emisiones, la inteligencia artificial no servirá para nada».

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REFLEXIÒN TEÓRICA

Teniendo en cuenta la importancia que reviste hoy la problemática ecológica y producto a la


situación que presenta el medio ambiente debido a la alta demanda que va surgiendo por el futuro
que se le da a la Inteligencia artificial y al consumo de energía, pretendemos con este trabajo
abordar cuál ha sido la evolución de la relación entre la tecnología y la naturaleza, lo que ha llevado
al deterioro del planeta así como las causas que han originado la actual crisis ecológica. Analizamos
cuáles son los objetivos fundamentales de la Ecología como ciencia, así como la responsabilidad
social respecto a la protección y cuidado del medio ambiente para desarrollar una educación
responsable de los estudiantes, teniendo en cuenta la estrategia nacional del medio ambiente. Se
destacan los elementos que evidencian una gran crisis ecológica a partir de los problemas globales
que afectan hoy a toda la humanidad.

OBJETIVOS

1. Estudio de los componentes y factores que inciden en diferentes ecosistemas a fin de


eliminar al máximo los riesgos en la humanidad, concienciación de los individuos respecto
al grave peligro de la explotación irracional de la tierra.

2. La necesidad de desarrollar una correcta conducta, cultura y educación ambiental en los


estudiantes, para así contribuir al logro de una relación más armónica de la sociedad con el
medio ambiente, así como propiciar la máxima explotación racional de todos los recursos
naturales para la presente y futuras generaciones.

3. El uso irracional de los recursos de la tecnología ocasionado por el hombre ha llevado a un


desequilibrio ecológico hasta el punto de poner en peligro la existencia y supervivencia del planeta
tierra.

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CONTRASTE

LA TECNOLOGÍA RENOVABLE

Los volúmenes se calculan en función de las cargas de trabajo realizadas en los datacenters
“terrenales”, no en “la nube”. Según el informe, la computación en nube es más respetuosa
con el medio ambiente, ya que los centros de datos de la nube obtienen una cantidad
significativa de energía de fuentes renovables se considera que la estimación que hacen los
investigadores de Amherst puede ser correcta, pero precisa que los algoritmos sobre los que
se basa el estudio para evaluar el consumo de energía de los modelos de inteligencia
artificial analizados son “un poco rebuscados”, lo que incrementa la necesidad de energía (y
en consecuencia, el impacto ambiental). “Los modelos en los que se basa este estudio
funcionan mediante lo que llamamos fuerza bruta: esto es, probar “a lo bruto” todas las
opciones, lo que genera un mayor esfuerzo de la máquina y por tanto un mayor coste
energético; lo habitual es trabajar de un modo más afinado, pensando más las opciones de
parámetros que son viables antes de ejecutar y así ahorrar ejecuciones no útiles”, explica.

Por otra parte -sigue Torres- hay que tener en consideración los avances que implica la
inteligencia artificial: entre otras cosas, puede servir para mejorar la detección de posibles
enfermedades en una radiografía. No se puede comparar con el coste ambiental de
actividades humanas -que antes eran poco significativas y ahora se han generalizado- y no
producen beneficio alguno, como que tanta gente coja un avión para irse de vacaciones”,
concluye el experto.

Guadalajara, Jalisco; octubre de 2022


BIBLIOGRAFÍAS

García, J. M. (2019, 17 junio). La inteligencia artificial tiene un impacto ambiental mucho


mayor del que se creía. La Vanguardia. Recuperado 13 de octubre de 2022, de
https://www.lavanguardia.com/tecnologia/innovacion/20190617/462863973194/
inteligencia-artificial-impacto-ambiental-mayor-creia.html

A Href=/Team/Harm-Bandholz Hreflang=En>Harm BandholzLas consecuencias


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octubre de 2022, de https://blogs.worldbank.org/es/voices/las-consecuencias-economicas-y-
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Recuperado 21 de octubre de 2022, de https://www.revistacircle.com/2019/08/20/robots-

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Recuperado 21 de octubre de 2022, de https://efdeportes.com/efd168/el-medio-ambiente-

desde-una-vision-martiana.htm

Guadalajara, Jalisco; octubre de 2022

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