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MANUAL DEL JUEZ INTRODUCCION El autor de este libro, consagrado durante muchos niios 41a prdctica de la administracién de justicia, ha Megado 4 convencerse por experiencia de que el Juez en- cargedo de verificar la instruccién sumarial, necesita, para cumplir bien la misién que le esta encomendada, conocer, no solamente los Cédigos y la interpretacién le- gal de los mismos, sino también la ciencia practica de la investigacién; y aun cuando ésta sdlo se adquiere en pri- mer término por experiencia, de algo podran servirle, no obstante, las obras doctrinales. Pero no siempre al Juez de instruecién le serd dable acudir 4 este recurso, toda vez que en momentos dados habrd de adoptar una pronta re- solucién, en la que s6lo podré valerse de sus propios co- nocimientos, teniendo 4 lo sume como auxiliar y consejero prictico, algtin libro puramente experimental, en el que pueda examinar las resoluciones que en casos andlogos adoptaron sus predecesores. A satisfacer esta necesidad se encamina la presente obra, 4 la que el autor ha proeurado Hevar el caudal de sa experiencia, En un principio concebimos la idea, para lograr mayor acierto, de eneargar 4 una especialidad técnica cada una 12 MANUAL DEL JUEZ de las partes de que se compone este estudio, como, por ejemplo, la seccién médico-jurfdica 4 un antropélogo; la referente 4 los instramentos que sirven para la comisién de delitos 4 un perito armero, y el capitulo referente & la fotografia 4 un fotégrafo. Sin dude que por este medio hubieran sido tratados log asuntos en Ja parte téenica de un modo més perfecto, pero procediendo asi no hubiéra- mos logrado uno de los fines que nos proponfamos, cual es el de conseguir Ja unidad de criterio en la exposicion. Varios son los libros relacionados con las ciencias que necesita conocer el Juez de instruccién; pero es de adver- tir que éste, para utilizar los conocimientos indicados, ne- cesita deslindar lo que le es util de lo que no le sirve de aplicacién para su carrera, no pudiendo, por tanto, encontrar en ellos lo que necesita de momento, para el mejor cumplimiento de su misién, Ademds, es de todo punto imposible que el especialista se ponga en el caso del Jurisconsulto que no tiene aquel cardcter, Seguramente el hombre de ciencia suministrard al jurisconsulto una suma de conocimientos mayor dela que se necesita. Pre- ferible serd, sin embargo, que, sin exceso ni defecto, se le proporcionen los conocimientos de mayor utilidad practica. Por las razones expuestas, mo decidi & publicar la obra por mf mismo, prescindiendo de toda colaboracién, uti- lizando al efecto la mucha experiencia y estudio de casos aislados que en mi larga practica he podido adquirir, s6- lidamente cimentados por los estudios especiales 4 que he consagrado la actividad de toda mi vida. En las varias partes de que consta este trabajo, he pro- curado reunir los datos necesarios para poder resolver en momentos de urgencia, en los que el Juez no versado atin eu el ejercicio de su profesién podrd encontrar mas difi- cultades, Disto mucho de creer que el presente libro contenga ML MANUAL DEL JUEZ material do éste, tiene que pasarse sin sus buenos oficios, nuestra obra suministra Jas ensefianzas bastantes para que el Juez adopte en esos casos de urgencia resoluciones acertadas. Esta falta de auxiliares téenicos de que hablamos, la podré. notar el Juez en diferentes casos: 1.9, siempre que no se encuentre perito en el lugar del suceso 6 ne requie- ra su intervencién la {ndole del asunto, como, por ejem~ plo, las fulsificaciones de documentos, en que la prueba del delito cometido se deduce del conjunto del texto y de los anacronismos 6 inverosiruilitad de que adolece (en- tiéndase que no nos referimos 4 documentos de fecha re- mota, en cuyo caso deberd acudirse 4 los paledlogos, ar- chiveros, etc, como versados en el estudio do la eseritura antigua); 2.°, cuando no pudiere el Juez instructor reca- bar inmediatamente el auxilio de los peritos, y le es pre- ciso, no obstante, adoptar una resolucién de graves con- secuencias para el buen éxito del proceso, como, por ejem plo, practicar una inspeccién ocular, un registro domici liario 6 cualquier otro acto de indole semejante. Los casos mencionados tendran lugar muy particular- mente en localidades pequefias, en las que no hay mas que uno 6 dos médicos, y ésios en muchos ¢asos no se en- euentran disponibles on un momento dado (1), 6 cuando el Juez se traslade del punto de residencia 4 otro distinto para instruir diligencias sumariales por un hecho para cuyo esclarecimiento entiende no es indispensable el au- xilio de peritos, y en el lugar del suceso, por cireunstan- cias accidentales, se ve necesitado de sus servicios, como, por ejemplo, si habiéndose incendiado un edificio, se des- cubriera que el incendio sélo se utilizé come medio para (1) Inttil és decir que lo que afirmamos de los peritos mé- dicos, puede hacerse extensivo 4 todos los demas. POR EL Dr. GROSS 45 ocultar un asesinato ecometido con anterioridad, caso en al que el Juez que no levé consigo médico forense, se ve- ria en una situactén embarazosa hasta que éste llegara si eareciora de la practica necesaria. Téngase en cuenta, finalmente, que aun en el supuesto de tenerle 4 su lado, no siempre encontrara ol Jues un pe- rito de grandes conocimientos técnicos, y 4 la vez practi- co en los procedimientos judiciales, condicién sin la cual su auxilio seria ineficaz, Por tiltimo, no debe echarse en olvido que por ilustra- do y practico que sea un perito, noes posible exigirle que posea conocimientos criminolégicos; raz6n por la que, es indispensable que las dos porsonalidades del Juez y del perito se compenetren de tal suerte, que el uno suminis- ‘tre al otro los conocimientos de que carezca, si la inves- tigacién ha de llegar 4 feliz término. Nuestra obra, ademas, no sdlo serd til 4 los Jueces de instruccién poco practicos, sino también y de igual modo, 4 las autoridades y los agentes auxiliares de la adminis- tracién de justicia, como, por ejemplo, Gobernadores de provincia, Alcatdes, agentes de policia, oficiales y subal- ternos de la Guardia civil, y en general 4 todos cuantos cooperan 4 la accion judizial, persiguiendo los delincuen- tes 6 instruyendo las primeras diligencias sumariales, toda vez que este libro suministra datos y consejos im- portantes acerca de los multiples casos en que dichos fun- cionarios tisuen que intervenir.

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