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Museo
IX Jornadas de Museología

"Sin perjudicar excesivamente la lógica, también


podría invertirse la imagen y definir la red como hizo
en una ocasión un jocoso lexicógrafo: dijo que era una
colección de agujeros atados con un hilo"
Julian Barnes, El loro de Flaubert, 1986 (ed. ingl. 1984)

Redes y museos están de moda. O al menos lo


han estado durante los últimos veinte años. Son pala-
Redes de bras eufónicas que es preciso dejar caer en toda con-
versación gremial y que, además, constatan una realidad
Museos: un desbordante, inabarcable. "El mundo está en red", "el
mundo es un descomunal museo".... Casi todos esta-
ensayo de mos de acuerdo en que el futuro de los museos, sobre
todo el de los pequeños y medianos museos (los pym-
supervivencia mus, en términos empresariales), pasa por su interco-
nexión en red, por su organización supramuseística.
Desde quienes abordan la cuestión desde la perspec-
tiva cultural o patrimonial hasta quienes lo hacen con
parámetros economicistas2. Pero, para empezar, delimi-
temos los objetos de nuestra especulación, pasemos a
decir qué entendemos por red y por museo al menos
en estas líneas.
Aunque profesional y legalmente la definición de
museo esté fijada hace décadas, hasta el punto de
LUIS GRAU LOBO1 haberse incorporado por fin al diccionario, lo ha hecho
precisamente cuando tal etiquetado ha empezado a
cuestionarse en numerosos frentes. La definición actual
(con sus variaciones) no parece correcta por acumu-
lativa, por funcionalista, por reduccionista o por dilata-
da, dicen quienes la cuestionan. Acumulativa pues se
limita a enunciar un listado de caracteres o condicio-
nes, con el riesgo de olvidar alguno o de olvidarse de
alguno que no cumpla todas. Funcionalista pues no se
detiene en identificar esencias u objetivos sino, sobre
todo, quehaceres, los medios para esos fines. En reduc-
cionismo piensan quienes ven en expresiones como
"sin ánimo de lucro" un lastre de cuando no sabíamos
que el dinero "non olet". Exagerada porque las funcio-
Museo Nº 11, 2006 nes que enumera son tantas que casi ningún museo

1 Museo de León. graloblu@jcyl.es ; museo.leon@jcyl.es


2 Como los Kotler y Kotler, 2001, que hablan del “compartimiento” de acciones en el marco de una colaboración entre museos que
asegure el futuro. A pesar de este caso, resulta sorprendente la falta de análisis o siquiera alusión a este asunto capital en la inmensa
mayoría de los numerosos manuales y textos sobre museología que han aparecido en los últimos años.

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puede (y no porque no quiera) dar cumpli- síntomas característicos es la proliferación de


miento a tales preceptos. los museos, aunque muchos de ellos sólo sean
Pero los ataques más directos a la con- reconocidos como tal mucho después. Se ha
cepción tradicional vienen de la imparable calculado que más de la mitad de los museos
(o imparada) "economización de la cultura". existentes se han creado en el último medio
Transcurridos los tiempos posmodernos del siglo, aunque en España quizás haya que redu-
simulacro, una vez convenientemente desvitaliza- cir la última cifra a apenas treinta años y, a
do, el producto cultural se ha convertido en buen seguro, ampliar la primera.
mercadería. El negocio del ocio manifiesta ser Uno de los corolarios de tal inflación
hoy día la principal -¿la única?- opción de (pareja a la del propio y expansivo concepto
muchas regiones, configuradas a veces a ima- de patrimonio cultural) es el quebranto de las
gen y semejanza de los polígonos industriales condiciones asentadas para el reconocimiento
como "distritos culturales"3, uno de los yaci- de un museo, antes confiadas a una adminis-
mientos de empleo más prometedores y, en tración de referencia y a un sólido (aunque algo
ocasiones, la disculpa para el destierro de una acartonado) perfil, que salta ahora en pedazos
política rigurosamente cultural. cada vez que se bautiza un nuevo "museo". Mal
En ese contexto, no es preciso insistir en que nos pese no pueden ponerse puertas al
detallarlo más, los museos tradicionales (como campo o expulsar a todos los demás, por lo
cualquier otra vertiente acreditada de la acción que quizás haya que plantearse la superviven-
patrimonial) suponen la mejor de las veces un cia de los museos en términos de una disyun-
invernadero de "exquisitos cadáveres", cuando tiva: un cambio ontológico, una redefinición de
no, en su papel técnico, un aguafiestas Pepito sus cometidos y sus fines; o una reestructura-
grillo. De ahí que la museología más que una ción de su gestión y su organización que los
ciencia, haya sido caracterizada con acierto convierta en piezas de un engranaje más efi-
como una filosofía práctica, una disciplina de caz, más económico en todos los sentidos, que
comportamiento, casi una ética profesional4. permita a todos ser un museo completo sin
Pero... tener que serlo cada uno de ellos. Ser otra
¿ a quién le importa la ética si hablamos de cosa o ser lo mismo de diferente forma, en
dinero?. resumen.
Los museos están en crisis desde que fue-
ron concebidos porque, destinados a ofrecer De momento, y sobre todo para entender-
una imagen pública de la propia cultura, no otra nos en el inasible dominio de los pequeños
es su naturaleza sino la de estar permanente- museos, hablaremos de museo en el caso de
mente cuestionados, en particular cuando esa una instalación permanente dedicada a exhibir
misma cultura presenta síntomas de flaqueza e patrimonio de forma que sea comprendido sin
incertidumbre. En tales aprietos de identidad, alterar o poner en peligro sus constantes mate-
repetidos cíclicamente como una invariante riales. Cabe todo, dirán. Sí, cuantos más mejor5.
cultural de la historia de Occidente, uno de los

3 A imagen y semejanza de los distritos industriales se han perfilado ya los distritos culturales, incluso en su versión estrictamente muse-
ística. Aunque para un éxito fácil se requieran de entrada condiciones tan extraordinarias como las de Siena, ver Trimarchi, M.: “Distritos
culturales y desarrollo económico del territorio: la experiencia de los museos de Siena”, cap. 4 en Font (coord.), 2004.
4 Deloche, 2002, pp. 104-128.
5 Bien es cierto que la legislación y la norma profesional han establecido categorías ascendentes que culminan en el reconocimiento pleno de un
museo, sean éstas las “colecciones visitables”, las “instalaciones museográficas” o cualquier otro cajón de sastre que permita incluir a todos sin poner
en riesgo pedigree alguno. Sin embargo, para el común de los mortales (y para nuestro caso) tales distingos son como los escalafones angélicos.

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Veamos ahora algo sobre las redes. La pala- do en muchas ocasiones de forma indiscrimina-
bra latina red (rete, retis) aparece ligada en pri- da o subsidiaria. En ese sentido, la teoría de sis-
mera instancia en los diccionarios a la prosaica temas permite considerar a agentes y elementos
malla trenzada para atrapar o sujetar algo. Sin de un proceso parte de un todo indisociable,
embargo, sus usos figurados, fecundos en las que una vez puesto en marcha ha de funcionar
últimas décadas, a partir del desarrollo de las a partir de ciertos códigos compartidos. Sistema
tecnologías de la información, remiten a acep- y red, desde esta perspectiva, tienden a enre-
ciones que suponen la articulación de un con- darse, y su variabilidad y efectividad estarían,
junto trabado de sujetos que obra en favor o entonces, en su capacidad de asimilar cambios y
en contra de un fin6, o, en su caso, un "con- elementos externos, en su resistencia al colapso
junto de ejes combinados que determina una a causa de injerencias, diríamos. Ahí residiría la
estructura" (Espasa). Sirvan estas citas "inteligencia" del sistema.
facilonas para, al menos, extraer algunas Sin embargo, cabe aproximarse a una defini-
certidumbres ontológicas: la necesidad de ción más concreta y distintiva, que además sea
objetivos y de estructura y la innecesaria más práctica para nuestro caso. El sistema ven-
existencia de jerarquías u organizaciones dría según este esquema, a diferenciarse de la
exógenas a priori. En este sentido son úti- red en la existencia en aquél de regímenes de
les las imágenes del mundo de la cristalo- dependencia, casi siempre jerárquicos, entre sus
grafía o de las redes de comunicación, con componentes, que suponen la existencia de un
sus diversas configuraciones espaciales (mul- líder o cabecera que ha ideado el propio siste-
tipuntuales, en estrella, de malla, anillo, etc.), ma (una red "piramidal", estrellada, arborescen-
todas ellas al servicio de una forma final tri- te: de querencia vertical), así como la búsqueda
butaria de todos los elementos a partes de beneficios generalmente destinados a ese
iguales. De hecho, una de las figuras más ente organizador (frecuentemente gobernado
interesantes para abordar el concepto de desde fuera del sistema), que, sólo indirecta-
red y su contribución a la ordenación del mente, se proyectan al resto. Una estructura, por
magmático paisaje de los museos es la de tanto, con una clara columna vertebradora.
los fractales, estructura de colonización del A diferencia de lo antedicho, la red se dispo-
espacio basada en la iteración de un patrón ne horizontalmente, o, al menos, permite la cone-
que ordena distintas escalas, desde la más xión de sus diferentes nodos o sujetos en
pequeña a la mayor, creando figuras idénticas7. términos de igualdad, autonomía y corresponsa-
Por otro lado, la definición de la noción de bilidad, siendo también equitativa o distributiva
red empieza a antojarse básica cuando colisio- la recepción de beneficios de todo tipo. Ambas
namos con el concepto de sistema, que si bien comparten la existencia de protocolos o normas
parece predominar en la legislación española a de actuación conjunta, pero mientras que en el
la hora de establecer una ordenación del pano- sistema éstos estarían decididos e impuestos, en
rama museístico, no está exento de coexistencia la segunda son fruto del acuerdo y el compro-
y hasta confusión con el de red, siendo utiliza- miso y son susceptibles de asumir los cambios

6 Objetivo curiosamente teñido de negatividad en las acepciones siguientes del DRAE, cuando alude a un “fin generalmente secreto, ilegal o delictivo”
7 Un original libro de Jorge Wagensberg, 2004, analiza sintética y sugestivamente esta figura en pp. 249-274.

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que éste imponga, a causa de una nueva confi- Patrimonio compuesta a partir de obras de pri-
guración u otros cambios. En el sistema preva- vilegio, escuelas, tendencias, talleres... y un dis-
lece el objetivo, en la red, los componentes. curso único, autoritario, incontestado, académico.
Podríamos extendernos, pero la idea se anto- Es el museo del sistema.
ja clara8. Ese modelo ha sido sustituido desde los
Resulta revelador que la estructura de infor- setenta, por mediación de la Nueva Museología
mación más sofisticada que conoce el ser huma- y el sesentayochismo, por un canon más demo-
no sea precisamente una red, la neuronal. Sus crático, popular y abierto. Un museo racional y
nodos o neuronas se comunican mediante nexos dilatado, "sin muros", que no privilegiaba a nada
o sinapsis que son creados con gran agilidad y, ni a nadie, en un espacio cambiante, receptivo y
con la misma diligencia, destruidos en caso de modular, dispuesto en red podría decirse, en el
no ser útiles, mientras se consolidan sólo aque- que las muestras permanentes se sometían a dis-
llos que ofrecen ventajas. He ahí el sencillo e tintas ópticas correctoras (antropológica, icóni-
insondable comportamiento de la mente, y de ca, filosófica, temática...), todas ellas admisibles,
su memoria. Ese es, sin duda, el mejor modelo en "contenedores" arquitectónicos de estructu-
de red inteligente, de sistema reticular cuyas ra geométrica y crecimiento regular e isotrópi-
jerarquías vienen determinadas por los resulta- co. Una plantilla, una arquitectura y un discurso
dos internos, no por un dirigismo ajeno. fluidos, sin crestas ni valles, sin privilegios ni arbi-
Podemos ir más allá en la distinción red/sis- trariedades, construida en una supuesta objetivi-
tema y aplicarla al estatuto histórico de la con- dad "liberadora", en una estructura reticulada, sin
dición de museo. El modelo organizativo centros ni ejes.
jerárquico, centralizado, la red sistémica, reside En nuestros días un nuevo paradigma afecta
en el museo clásico, basado en una estructura decisivamente a la condición museística. El mode-
interna del mismo signo que se refleja transpa- lo funcional y arquitectónico "posmoderno" del
rentemente en la propia configuración de su dis- museo no ha dado lugar sino a un esquema sin
curso y en la de su traza arquitectónica. A una certidumbres museológicas. Las poéticas del dis-
exposición dictada por el supremo ordenador, la curso han sustituido al propio discurso y el juego
cronología, responde un edificio -¿acaso una ilusorio de las sensaciones habita un edificio
arquitectura no es sino un sistema de organiza- desestructurado y desestructurante -¿decons-
ción espacial?- que dispone de una rotonda prin- tructivo?-, que además de exhibirse a sí mismo,
cipal, frecuentemente cupulada marcando en el es intencionadamente anómalo, o su cualidad es
interior y en el exterior el epicentro que alber- la de una antiforma, sensacionalista más que
ga sus obras maestras, conectado con el resto racionalista. Un escenario de postín regido por
del discurso lineal y homogéneo por medio de una infinidad cambiante de profesionales en el
galerías de sentido unívoco a menudo con una que los requerimientos museológicos tienen un
disposición estrellada que confluye en ese espa- peso decreciente respecto a otros intereses. Esta
cio central o en uno de carácter secundario, "tercera edad" se vuelve sólo hacia sí misma sin
jerárquicamente regulador de los flujos. Este encontrar referentes; alega sumisión, despecho o
modelo se debe también a una idea del extravagancia para apartar de sí los compromi-

8 Algunos autores (p.e. Lameiras-Campagnolo, M. y Campagnolo, H., “O conceito de “rede”: incidencias sobre o enquadramento e a coordenaçao das
unidades museológicas portuguesas”, en VV.AA., 2002, pp. 25-39) proponen prescindir de la necesidad de una disposición jerarquizada (arborescente
o lineal, por ejemplo) para caracterizar al sistema, diferenciándolo de la red por su carácter cerrado, en el que los componentes han sido seleccio-
nados a priori en función del objetivo. Mientras tanto, la red supondría un “sistema abierto”, de elementos y fines “en construcción”. Es una distin-
ción muy correcta que asumimos, pero la normativa museística hispana mezcla ambas ideas, por lo que seguimos precisando mayores distinciones.

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sos con el entorno, con la ciudadanía, con obje- rentes versiones históricas. Ya en tiempos
tivos ahora diluidos en un simple entertainment. modernos el espíritu enciclopedista ha protago-
Es un museo sin red. Veremos dónde conduce nizado intentos librescos con mayor o menor
ese salto. fortuna, del "museo de papel" de Cassiano dal
La pregunta, por tanto, es ¿cómo combatir esa Pozzo, aún en el XVIII, a la Biblioteca de Babel
desintegración o esa metamorfosis sin que se borgiana. Pero hoy día cabe otro intento desde
nos acuse de obstinación o resistencia a los la virtualidad y la reticularidad. Ambas herra-
tiempos? Una posible respuesta, un ensayo de mientas son compatibles y necesarias: la ver-
supervivencia, es la proyección de la estructura tiente virtual10 pues requiere una actualización
del museo, de su retícula funcional, desde el inte- constante, y la reticular, pues necesita esa ima-
rior del museo a su exterior, a la organización gen hipotética que aglutine la dispersión de la
supramuseística. Una estructura interna la del museo realidad y sus proyecciones.
cuya eficacia, si existe, puede y debe extrapolarse de Medios tecnológicos y perspectiva permiten
manera que, tomando como base la idea del fractal hoy día cumplir las aspiraciones del "museo inte-
en la organización reticular, una red pueda consti- gral" teorizado en 1972 en Santiago de Chile, del
tuirse en un museo a gran escala, con los mismos ecomuseo global de Rivière o del más radical
objetivos que la institución individual pero multipli- aún "museo imaginario" de Malraux. Las redes
cando su potencial y aprovechando al máximo los de museos suponen desde esta perspectiva la
recursos e idiosincrasias de cada uno de los com- posibilidad de responder a escala global a una
ponentes, entre los cuales pueden contarse institu- globalización, la económica, que es la única hasta
ciones que, no siendo museos, respondan a las la fecha, y así nos va.
necesidades funcionales de los mismos de forma Poniendo los pies en la tierra de nuevo, es
orgánica9. preciso obtener una aproximación al horizonte
Gracias a la organización en red puede reju- de las redes y sistemas de museos en España
venecer una vieja utopía de los museos que, pero, por supuesto, no se trata de listar las exis-
como toda utopía, no por antigua deja de tener tentes, tarea titánica parecida a quien quisiera
vigor, vigencia y una enorme capacidad de esti- hacer lo propio con algún aspecto de la WWW.
mular nuevos rumbos. Se trata del anhelo de la Tampoco se pretende elaborar un paisaje virtual:
ordenación, el entendimiento y la representación el de las redes y sistemas que existen sobre el
del mundo, pues ¿qué otra cosa es un museo papel pero poco más, frente a uno "actualizado",
sino un ensayo de tal empresa epistemológica?. el de las redes que realmente funcionan, algunas
Más que el mapa a escala 1:1 el museo es la de las cuales ni siquiera "existen". Tal vez poda-
maqueta o, mejor, la forma-patrón que pretende mos suplir la falta de este censo mediante la con-
explicar y construir un mundo a la manera del sideración de una serie de modelos que
fractal: el museo propone una manera de enten- permitan un tanteo taxonómico, vagamente cro-
der, de colonizar el tiempo, entendido éste como nológico.
una dimensión más del espacio. Algunos modelos de sistemas o redes en activo
El "museo total", urbi et orbis, ha tenido dife- son los que siguen, sin ánimo de agotar variantes:

9 Es un camino ya emprendido aunque no muy desarrollado: redes y sistemas incorporan Centros de Restauración o de gestión centralizada, aun-
que menos de investigación o de almacenamiento común entre otras funciones que pueden reorientarse. Pero no se acaba de desarrollar el funcio-
namiento fluido y las relaciones de tales centros con los museos, porque, en general, son centros diseñados para mil y una cosas, no específicamente
para esa estructura. Lo mismo sucede con las juntas, consejos asesores, patronatos, etc. casi todos ellos más enredaderas que nudos de intercambio.
10 Entendiendo lo virtual no como opuesto a lo real, sino como “el conjunto problemático, el nudo de tendencias o de fuerzas que acom-
paña una situación, un acontecimiento, un objeto... y que reclama un proceso de resolución: la actualización” (Pierre Lévy, citado por Carrillo,
2004, pp. 33 y ss.), por tanto la virtualidad requiere un proceso en el que la red pondría los medios para pasar de la potencia al acto.

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- El sistema tradicional. Utilizado por admi- museográficos que, finalmente, y a pesar de su


nistraciones con plenitud competencial y exten- asistematismo y enquistamiento, conformaban o
sión territorial, el paradigma aquí es el Sistema podían conformar pequeñas estructuras de
Español de Museos (SEM), nacido de la Ley 16/85 tamaño y forma muy asequibles para la gestión12.
de PHE y el Decreto 620/1987, de 10 de abril, Nos referimos en especial al desarrollo de ideas
por el que se aprueba el Reglamento de Museos como museos matrices, filiales, secciones y ane-
de titularidad estatal y del Sistema español de xos, que han vuelto a perfilarse en el borrador
museos. Casi el primer intento programático de nuevo Reglamento de Museos de titularidad
moderno a escala nacional11 para ordenar el estatal. Una aplicación no restrictiva de este
panorama museístico, tomando como modelo la esquema, por ejemplo, podría hacer de los muse-
Reunión de los Museos Nacionales (RMN) fran- os provinciales el referente o cabecera (al menos
ceses y las nacientes organizaciones en red. Sin desde el punto de vista técnico) de un sistema
embargo su avance fue pronto mediatizado por de instalaciones museísticas territoriales que
la eliminación de ayudas específicas en el marco incluyera yacimientos arqueológicos y monu-
del sistema y la escasa implantación más allá de mentos en manos públicas, centros de interpre-
los museos estatales, así como desbordado, tación y un sinnúmero de variantes 13 .
sobre todo, por la propia realidad de los muse- - Los sistemas temáticos regionales o nacio-
os, acelerada y bullente en estas décadas, ante la nales. Una red temática que se perfila, en puri-
que el SEM no tuvo cintura para aglutinar un dad, como un sistema de museos satélites en
torno a un gran museo es el establecido por la
paisaje cada vez más fragmentado por el mapa
Ley 17/1990 de 2 de noviembre de los Museos
autonómico y más atomizado por las iniciativas
de Cataluña en sus museos nacionales. Tanto el
de otras administraciones hasta entonces poco
Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC)
activas en este capítulo cultural. Las versiones
como el Museo Arqueológico de Cataluña
autonómicas de este Sistema adolecen de las
(MAC) están no han desplegado sus mecanismos
mismas limitaciones: escaso ajuste a una realidad
de conexión con otros museos de su temática,
museística que les supera, empeño en controles
pero la red (más bien el sistema) del Museo
normativos sin contrapartidas en desarrollo de
Nacional de la Ciencia y la Técnica de Cataluña
los medios técnicos y humanos, despilfarro o
(MNCTC) despliega desde hace años sus pro-
simple ignorancia de las propias infraestructuras
gramas de apoyo y coordinación intermuseística
museísticas, etc. en centros dedicados monográficamente a cada
- Los museos-cabecera. Los museos de cier- uno de los aspectos de su especialidad14. De
ta envergadura o, al menos, correctamente equi- hecho, el modelo catalán, uno de los más suges-
pados para responder a la definición de museo tivos aunque también afectado por cierto esta-
se han hecho tradicionalmente cargo de instala- tismo, tiene prevista la extensión de este modelo
ciones más o menos afines a sus parámetros en un Museo Nacional de Etnología y uno de

11 Salvo anteriores organismos ministeriales y algunas disposiciones autonómicas tempraneras (ver legislación al final).
12 En Castilla y León el caso del Museo Numantino de Soria, con sus numerosos y variopintos “hijos”, es casi único y demuestra, pese
a la penuria y abandono que la administración gestora aplica a estos museos provinciales, que existe una “tercera vía” no por añeja más
trillada o menos eficaz.
13 En ese nuevo reglamento que se tramita actualmente en el Ministerio de Cultura el concepto central de Plan Museológico funcio-
na como fundamental distinción técnica: sección sería aquella parte del museo que está ubicada fuera de la sede matriz, filial sería un
museo independiente ional en Encinedo, La Cabrera etc. son un buen ejemplo que debe ahora “gobernarse” desde ese centro pro-
vincial específico que se construye en Mansilla de las Mulas.
14 Casanelles, 2003.

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Historia Natural, aparte la hipotética agrupación Diputación provincial, mediante el Instituto


de museos locales en torno al Museo de Historia Leonés de Cultura (ILC) ha promovido,
de Cataluña, que actuaría asimismo como cabe- financia y coordina una serie de museos
cera y referente de la tupida malla de muchos monográficos destinados a perfilar un
museos locales y comarcales. Algunos de estos, aspecto concreto y destacado en ese terri-
además, pueden verse según la ley afectados por torio, teniendo como referente la existen-
la declaración de "museo de interés nacional", cia de un Museo etnológico provincial que,
herramienta de la Generalitat para el control de desacostumbradamente, se instalará des-
la gestión museística15. Por otra parte, junto a la pués que aquellos y fuera de la capital de
"resurrección" del SEM que propugna el nuevo la provincia 16 . Un esquema similar podemos
reglamento en marcha para los museos de titu- encontrarlo en muy distintos territorios,
laridad estatal, el Ministerio de Cultura trabaja aunque en estos casos lo habitual es la
en un proyecto de establecimiento de redes organización de museos de distinta titula-
temáticas a escala estatal, que será abordado en ridad, casi siempre municipales (la Red de
estas Jornadas. Museos etnográficos de Asturias, por ejem-
- Redes territoriales de servicios y ges- plo). En una escala aún menor, pero quizás
tión. Un ejemplo de red territorial creada más efectiva, funcionan las redes munici-
para la eficacia en la gestión y el apoyo a pales de Museos, en las que el caso para-
pequeños y medianos museos mediante la digmático de Gijón, que se analiza también
prestación de asistencia y racionalización y como no podía ser de otro modo en
de recursos es la Xarxa de Museus Locals estas Jornadas, exime de explicaciones a
de la Diputación de Barcelona, a la que se mayores.
puede pertenecer a "a la carta" mediante - Redes internacionales. La NEMO
la firma de un convenio que regula el (Network of European Museum Organisations),
modo de adhesión y la recepción de ayu- por su parte, se configura como una red de
das e inclusión en los diferentes progra- redes, no de museos sino de organizacio-
mas. De pretensiones similares es la Xarxa nes cuyo máxima aspiración en convertirse
de Museus de la Diputación de Valencia. en interlocutor frente a la UE o, como dice
- Las redes temáticas y territoriales a su propia web, efectuar lobbying, actuar
escala local. Funcionan en la promoción y como un grupo de presión que transmita
mantenimiento de circuitos museísticos las inquietudes profesionales y las necesa-
que al tiempo salvaguardan el patrimonio rias coordinaciones intermuseísticas a nive-
tradicional y reactivan el mundo rural con les fundamentalmente administrativos 17 .
el desarrollo de focos culturales de arras- Junto a esta organización existen varios
tre económico. En León, por ejemplo, la proyectos, que no es lugar comentar aquí,

15 Mayer, M.: “Reflexòes sobre a Lei de Museus e o Registro de Museus da Catalunha”, en VV.AA., 2002, pp. 51-61. Una de las singula-
ridades de este sistema es el funcionamiento y composición de la Junta de Museos de Cataluña, organismo de alta representación y, al
tiempo, implicado directamente en la mayoría de los procesos normativos y funcionales de la museística catalana.
16 Los museos de la arriería maragata, en Santiago Millas, Alfar-Museo en la localidad ceramista de Jiménez de Jamuz, batán-museo en
Val de San Lorenzo, de arquitectura tradicional en Encinedo, La Cabrera etc. son un buen ejemplo que debe ahora “gobernarse” desde
ese centro provincial específico que se construye en Mansilla de las Mulas.
17 Ver Navascués, P.: “Nemo: una red europea de organizaciones de museos”, en VV.AA., 1997, pp. 181-188; o Taylor, M.: “A circulaçào
de informaçào entre os museus europeus”, en VV.AA., 2002, pp. 77-82.

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de colaboración intermuseística a nivel "masa crítica" y el aval de un logo a los cuatro


internacional, trabajos en red con conteni- vientos del planeta.
dos específicos a veces no estrictamente ¿Puede extraerse alguna conclusión de este
museales (proyecto Champollion, el enredo?
programa "Cultura 2000" 18 , la Iniciativa Una de las pocas recomendaciones profesiona-
Medici para el acceso tecnológico, y un les estructuradas surgió hace más de 15 años de
largo etcétera) 19 . ANABAD22 y aunque concisa fue tan temprana
- Y, para terminar, el modelo más recien- como desatendida. Santiago de Compostela aco-
te de organización son las franquicias. Una gió en 1996 un encuentro bajo el expresivo
imagen de marca, emanada de una colec- deseo de un subtítulo revelador: "hacia un mode-
ción de primera fila de una prima donna lo racional de gestión". El último intento penin-
de los museos, cuyo uso, préstamo en régi- sular, que sepamos, tuvo lugar en Badajoz, aunque
men de alquiler o de instalación filial pro- de sus conclusiones no se ha editado nada hasta
voca las máximas expectativas, sobre todo la fecha23. Ensayemos algunos de los caracteres
financieras. El caso más conocido es el de de los sistemas pergeñados en la actualidad:
la Fundación Solomon R. Guggenheim - Escasa definición y alta variabilidad de tipos,
(Nueva York, Venecia, Bilbao, Berlín, Las tanto de sistemas como de centros adheridos,
Vegas, este último en entente con el que obligan a todos a casi nada o a casi ningu-
Hermitage, Río de Janeiro...) 20 y su ubicui- no a todo. Cabe recordar aquí la primera acep-
dad global, pero este esquema de multina- ción del diccionario y palabras del campo
cional de la museística parece haber calado semántico como redil y redada.
incluso en la jacobina Francia21 donde los gran- - Escaso interés para museos no obligados, por
des museos se deslocalizan expandiendo su falta de incentivos o contrapartidas y por el alto

18 Que reúne los antiguos programas Raphael, Caleidoscopio y Ariane.


19 Las posibilidades de redes temáticas, en este caso, se multiplican (acaba de surgir, por ejemplo el proyecto de Red de Museos Europeos
de la Romanidad), y en ellas el uso de las tecnologías de la comunicación, Internet en especial, resulta determinante.
20 El uso de fundaciones y su enorme desarrollo en nuestro país, anticipa un modelo teñido de “sociedades interpuestas”, a veces mera
elusión de los controles administrativos (“burocracia”, lo llaman los burócratas) por medio de empresas dedicadas a la cultura.
21 En el artículo editado en El País del 23 de julio de 2005 (“Los museos de Francia se multiplican”, Babelia, Arte, p. 12), Octavio Martí
informa de las posibles “deslocalizaciones” del Louvre en Lens y en Atlanta, del Pompidou en Metz y en Hong Kong, del Rodin en
Salvador de Bahía, o del Orsay y el de Versalles en otros lugares. Este tipo de proyectos explotan un “buen nombre”, pero también el
“pasivo”, a base de airear los almacenes, transformándolos en activos sancionados por esa marca, o, en otros casos, de expandirse con
“OPAs” más o menos amistosas. La vieja RMN juega aquí un papel más que secundario.
22 Por su interés y concisión, la transcribimos completa: “Conclusiones de la rama de Museos: 1ª Por sistema entendemos la realidad
estructural y funcional que, mediante formulaciones jurídicas y mecanismos administrativos, regule la integración de todos los museos
en un programa de vínculos (estructura) y relaciones (función) que dote al país de un sistema operativo y dinámico para la construc-
ción de una moderna oferta museística. 2º Por red o redes entendemos la trama diversa de titularidades, ámbitos territoriales y con-
tenidos temáticos que afectan a los diversos museos y colecciones. 3º Instar a las administraciones a la creación de sus respectivos
sistemas de museos, para lograr el cumplimiento de sus objetivos culturales y sociales. Y 4º Procurar mantener la participación y el diá-
logo de los profesionales en el proceso de creación de los sistemas de museos y reivindicar su participación en la redacción de la nor-
mativa que regula los sistemas.” Ver Boletín ANABAD, XXXVIII, 1988, Actas del IV Congreso de la ANABAD, A Coruña, mayo de 1988
sobre “Redes y sistemas”, pp. 398-399. Por lo visto desde entonces, la administraciones aludidas apenas han hecho caso sólo de la pri-
mera parte del punto tercero.
23 Seminario Internacional de Museología. Redes de Museos: realidad actual y perspectivas, Badajoz, 27 a 29 de marzo de 2003, bajo coor-
dinación científica de Mikel Asensio y organización de la Junta extremeña y la Red de Museos de Extremadura.

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Museo
IX Jornadas de Museología

nivel de exigencia. mayores desde una escala local, utilizando para


- Desestructuración general, simples acumula- ello patrones fractales, esto es, supraorganiza-
ciones o estructuras por mero aluvión. ciones que reproduzcan a gran escala el "estilo
- Rigidez y poca adaptabilidad a la realidad de la estructura" a pequeña escala.
museística. En definitiva, una estructura en red pensada por
- Obligatoriedad y escasa participación en el los museos y para los museos, no una colección
diseño de programas. de agujeros atados con un hilo.
- Voluntad de uniformización y control, preten- León, 5 de octubre de 2005
den "unidad de gestión" en entornos caracteri-
zados por una creciente diversidad y recelo. Bibliografía
- Ausencia de auténticas redes, en fin, y pre-
sencia abrumadora de sistemas concebidos BARRAGÁN, M.: "El sistema andaluz de
como estructuras otorgadas desde fuera, o de museos y el registro de museos de Andalucía",
organizaciones de vocación económica, sea para Boletín del IAPH, 34, 2001, pp. 159-165.
racionalizar recursos, sea para obtenerlos. BAIRRÄO, M.: "O sistema português de
Sin embargo, algunas de los rasgos que estas museus", V Coloquio galego de Museos, do
hipotéticas redes debieran observar, podrían ser, marco normativo á organización, Melide, 1997
por contra: (1998), pp. 59-67.
BOLAÑOS, M.: Historia de los museos
- Funcionamiento autónomo de los individuos
en España, Gijón, 1997.
museísticos en función de sus necesidades y
CARRILLO, J.: Arte en la red, Madrid,
posibilidades, mediante una regulación de la
2004.
medida de pertenencia y el compromiso con
CASANELLES; E.: "Un museo en el
cada red. En este sentido, las administraciones u territorio: el Sistema de la Ciencia y la Técnica
órganos de gobierno superiores de cada museo de Catalunya", Revista de Museología, nº 27-28,
sólo deberían ofrecer marcos legales y normati- 2003, pp. 61-66.
vos, directrices a cumplir. DELOCHE, B.: El museo virtual, Gijón,
- Aceptación de museos por el cumplimiento 2002.
de mínimos funcionales que no tendrían por qué DÍAZ BALERDI, I. (coord.): Miscelánea
estar garantizados antes sino gracias a la red. museológica, Universidad del País Vasco, 1995.
- Coordinación no jerarquizada y regulada por FARIÑA, F.: "Os museus na normativa
órganos representativos y rotativos. galega hoxe. As perspectivas dun futuro inme-
- Diseño de fines y objetivos para un mejor diato", V Coloquio galego de Museos, do marco
servicio a los fines de la entidad "red de muse- normativo á organización, Melide, 1997 (1998),
os", no de los museos concretos por separado. pp. 37-58.
- Mínimos regulados de flujo de sinergias: dise- FONT SENTIAS, J. (coord.): Casos de
ño de mecanismos de colaboración y protoco- turismo cultural. De la planificación estratégica a
los. la gestión del producto, Barcelona, 2004.
HERNÁNDEZ, F.: Manual de museolo-
- Modelos de articulación con otras redes y
gía, Madrid, 1994
con centros no museísticos afines a alguna de
ICOM news o Nouvelles del’ICOM y
las funciones del museo.
Revista MUSEUM. Aparte, documentos de traba-
- Respeto y potenciación de la personalidad e
jo, en www.icom.museum
idiosincrasia de cada centro. KOTLER, N. y KOTLER, P.: Estrategias y
- Capacidad indefinida de expansión a escalas marketing de museos, Barcelona, 2001.

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Museo
Redes de Museos: un ensayo de supervivencia

LORD, B. y DEXTER LORD, G.: Manual SISTEMA ESPAÑOL DE MUSEOS


de gestión de museos, Barcelona, 1998. Real Decreto 620/1987, de 10 de abril por el
MARÍN, M.T.: Historia de la documen- que se aprueba el Reglamento de Museos de
tación museológica: la gestión de la memoria Titularidad Estatal y del Sistema Español de
artística, Gijón, 2002. Museos (art. 26)
PEÑUELAS, L. (coord.): Manual jurídico SISTEMA ANDALUZ DE MUSEOS
de los museos, cuestiones prácticas, Barcelona, Ley 2/1984, de 9 de enero, de Museos, corre-
1998. gida en la ley 1/1991, de 3 de julio de Patrimonio
PINNA, G.: "Redes y sistemas museís- Histórico de Andalucía (art. 81)
ticos", introducción a Enric Franch, Plan director SISTEMA DE MUSEOS DE ARAGÓN
de la red de museos etnográficos de Asturias, Ley 7/1986, de 5 de diciembre, de Museos de
Gijón, 2002 Aragón (art. 5-9)
Revista Museo (A.P.M.E.), Madrid, 1996- SISTEMA DE MUSEOS DEL PRINCIPADO
2004 y web www.apme.es DE ASTURIAS
Revista de Museología (A.E.M.), Madrid, Decreto 33/1991, de 20 de marzo, por el que
1995-2004 y www.aem.es se regula la creación de Museos, así como el
SANZ LARA, J.A.: Valoración económi- Sistema de Museos del Principado de Asturias
ca del patrimonio cultural, Gijón, 2004. (arts. 9 y 10)
WAGENSBERG, J.: La rebelión de las SISTEMA CANARIO DE MUSEOS
formas, Barcelona, 2004. Ley 4/1999, de 15 de marzo de Patrimonio
VV.AA.: Administraciones autonómicas Histórico de Canarias (art. 84)
y museos. Hacia un modelo racional de gestión, SISTEMA REGIONAL DE MUSEOS DE CAN-
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(1996). Ley de Cantabria 5/2001, de 19 de noviem-
VV.AA.: Redes de Museus, fórum inter- bre, de Museos de Cantabria (cap. II)
nacional, Instituto portugués de Museus y Rede SISTEMA DE MUSEOS DE CASTILLA -LA
portuguesa de Museus, Seixal (Portugal), 2001 MANCHA
(2002). Ley 4/1990, de 30 de mayo, del Patrimonio
VV.AA.: Criterios para la elaboración Histórico de Castilla-La Mancha (art.49)
del Plan Museológico, Madrid. Ministerio de SISTEMA DE MUSEOS DE CASTILLA Y
Cultura, 2005. LEÓN
ZUBIAUR, F.J.: Curso de Museología, Ley 10/1994, de 8 de julio, de Museos de
Gijón, 2004. Castilla y León (arts. 35 y 36)
SISTEMA Y REDES DE MUSEOS DE CATA-
Legislación LUNYA
Ley 17/1990, de 2 de noviembre, de Museos
Ver la reciente recopilación: Normativa sobre y Decreto 35/1992, de 10 de febrero, de desa-
el patrimonio cultural, colección Análisis y docu- rrollo parcial de dicha ley.
mentos, nº 15 (2 vols.), Ministerio de Educación, RED DE MUSEOS Y EXPOSICIONES PER-
Cultura y Deporte, Madrid, 2002. MANENTES DE EXTREMADURA
Aparte, el articulado más directo sobre la con- Ley 2/1999, de 29 de marzo, de Patrimonio
figuración de los diversos sistemas autonómicos24: Histórico y Cultural de Extremadura (art. 66)

24 Agradezco a mi amiga Emilia Aglio, de la Subdirección general de Museos estatales del Ministerio de Cultura, que me cediera estas
referencias legales, recopiladas por ella, para poder incluirlas aquí.

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Museo
IX Jornadas de Museología

SISTEMA GALLEGO DE MUSEOS Red de Museos de la Comunidad de Madrid


Ley 8/1995 de 30 de octubre, del patrimonio (UAM):
cultural de Galicia (art. 71) http://www.madrimasd.org/culturaCientifica/Mus
SISTEMA REGIONAL DE MUSEOS DE LA eos/default.asp
COMUNIDAD DE MADRID Consejo Gallego de Museos:
Ley 9/1999, de 9 de abril, de Museos de la http://www.cgmuseos.org/
Comunidad de Madrid (art. 2.1) Guía Turística de Museos y Colecciones de
SISTEMA DE MUSEOS DE LA REGIÓN DE Extremadura:
MURCIA http://www.turismoextremadura.com/espanol/mu
Ley 5/1996, de 30 de julio, de Museos de la seos/home.html
Región de Murcia (art. 29) Museos del País Vasco:
RED DE MUSEOS DE NAVARRA http://www.euskadi.net/turismo/cultura/
Decreto Foral 259/1993 de 6 de septiembre Red de Museos de Cataluña:
de 1993, en el que se regula la concesión de ayu- http://cultura.gencat.es/museus/index.htm
das a las acciones culturales de los Museos inte- Xarxa de museus locals:
grados en la Red de Museos de Navarra (creada http://www.diba.es/museuslocals/WebMuseus/ma
por Decreto Foral en 1985) queta.asp
Museos Arqueológicos en Murcia:
SISTEMA NACIONAL DE MUSEOS DE EUS- http://www.arqueomurcia.com/recursos/enla-
KADI ces/museos.htm
Ley 7/1990, de 30 de julio, de Patrimonio Instalaciones Culturales de Asturias:
Cultural (art. 93) http://www.infoasturias.com
SISTEMA VALENCIANO DE MUSEOS Museos Arqueológicos en Murcia:
Ley 4/1998, de 11 de junio, del Patrimonio http://www.arqueomurcia.com/recursos/enla-
Cultural Valenciano (art.70) ces/museos.htm
TÍTULO III Directorio de Museos de Cantabria:
RED INSULAR DE MUSEOS DE LAS ISLAS http://www.turcantabria.com/Datos/Historia-
BALEARES Arte/museos.htm
Ley 4/2003 de 26 de marzo, de Museos de Sistema de Museos de Aragón:
las Illes Balears (título III) http://www.aragob.es/edycul/patrimo/mapa/sis-
mus.htm
Algunas redes y museos españoles en la "gran Museos de La Rioja:
red": http://www.larioja.com/servicios/museos/muse-
Base de datos de Museos del Ministerio de os.html
Cultura: http://www.mcu.es/museos/ (en esta Museos de Castilla La Mancha:
excelente web se pueden encontrar las direc- http://www.castillalamancha.es
ciones de los departamentos autonómicos inte- Red NEMO: http://www.ne-mo.org/
resados)

Red de Museos de Andalucía:


http://www.juntadeandalucia.es/cultura/museos/
Red de Museos de Navarra:
http://www.cfnavarra.es/redmuseos/default.html
Red de Museos de Valencia: http://www.xar-
xamuseus.com/

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