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misioneros de la consagración por el triunfo del inmaculado corazón de María Baráh Trinitario Tema 5 pág. 1
El primer atributo de esta doctrina, es su bondad, conduce hacia el bien y a la luz, dicho de otro
modo, construye y perfecciona la naturaleza de las creaturas. El que la enseña no es otro, sino el
mismo Dios, empleando para ello, a sus propios hijos que instruyen a los hijos nacidos de sus
entrañas; por eso es que estos dos luceros tendrían en primer lugar que hacer la experiencia de
ser hijos, eligiendo las enseñanzas y doctrina del Padre, para así llegar a ser las dos luminarias
que iluminarían de día y de noche a los que son de tierra.
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También yo fui hijo para mi padre, tierno y querido a los ojos de mi madre,
Este elocuente versículo, en labios del que Es la Palabra de Dios, nos refleja la relación de
paternidad y de filiación entre el Padre Eterno y su Hijo Jesucristo, además de la aceptación de la
vocación de la madre al designio del Padre expresado en la palabra “querido”, que expresa el
más delicado consentimiento de la madre del Hijo de Dios, al Divino Querer de Yahwéh.
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El me enseñaba y me decía: «Retén mis palabras en tu corazón, guarda mis mandatos y vivirás. 5Adquiere la
sabiduría, adquiere la inteligencia, no la olvides, no te apartes de los dichos de mi boca. 6No la abandones y ella te
guardará, ámala y ella será tu defensa.
Los siguientes versículos se pueden aplicar tanto al Hijo de Dios, como a la hija predilecta del
Eterno Padre.
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El comienzo de la sabiduría es: adquiere la sabiduría, a costa de todos tus bienes adquiere la inteligencia. 8Haz
acopio de ella, y ella te ensalzará; ella te honrará, si tú la abrazas; 9pondrá en tu cabeza una diadema de gracia, una
espléndida corona será tu regalo». 10Escucha, hijo mío, recibe mis palabras, y los años de tu vida se te multiplicarán.
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En el camino de la sabiduría te he instruido, te he encaminado por los senderos de la rectitud. 12Al andar no se
enredarán tus pasos, y si corres, no tropezarás. 13Aférrate a la instrucción, no la sueltes; guárdala, que es tu vida.
El que da la instrucción es Yahwéh a los israelitas, y los israelitas dan esta instrucción a sus hijos,
por lo tanto, cuando un hijo de los hombres conoce esta instrucción divina, sabe que procede de
Dios Padre, que exhorta al hombre, a adquirir, no un conocimiento teórico, tal como lo son: el
conocimiento y de la ciencia; sino más bien un conocimiento práctico, que se llama la Sabiduría.
Por eso la primera sentencia es clara: el comienzo de la sabiduría es adquirir la sabiduría a
costa de todos los bienes, y la consecuencia es adquirir una inteligencia superior a la humana,
es la inteligencia divina, que consiste en un conocer y obrar conforme a ese conocimiento.
¿Cómo se puede hacer acopio de ella? confrontando los mayores bienes de los hombres, con los
bienes divinos, y eligiendo los bienes divinos, aún a costa de los supuestos bienes pasajeros;
porque hacer acopio de la Sabiduría, ensalzará a los hijos obedientes, llevándolos a buscar
únicamente la complacencia del Padre. Parece fácil, pero aquí está el secreto revelado: a prender
a morir a la propia voluntad, para vivir y ser ensalzado por la Sabiduría.
Sabemos que los atributos de Dios se deben aplicar a la Palabra de Dios, por ser Dios (Jn 1,1):
Omnisciente todo lo conoce, Omnipotente todo lo puede y, Omnipresente está de manera
eficiente en el ser de toda la creación visible e invisible, abarca el tiempo de Dios y el tiempo del
hombre; sin embargo, así fue en el Arjé, incluso en la creación, pero llegada la plenitud de los
tiempos
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cuando tu Palabra Omnipotente cual implacable guerrero, salto desde el cielo, desde el trono real, en medio de
una tierra condenada al exterminio. Empuñando como afilada espada tu decreto irrevocable y se encarnó en el
purísimo seno de la Inmaculada Virgen María, todo cambió (Sab 18,15).
misioneros de la consagración por el triunfo del inmaculado corazón de María Baráh Trinitario Tema 5 pág. 2