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200 Años de Excusas (La Razón. Es)
200 Años de Excusas (La Razón. Es)
excusas: El dodo
no era tonto y
nosotros lo
extinguimos
Desde la extinción del dodo hemos
buscado exculparnos acusando de “bobo”
al ave e incluso negando que pudiera
haber desaparecido por completo. Hoy
sabemos la verdad.
¿Extinción? ¿Dónde?
No obstante, hay otro nivel totalmente distinto en
cuanto a esta negación de la culpa: decir que la
extinción no fue tal. Cuando el dodo fue visto por
última vez Darwin todavía no había nacido,
quedaban 147 años para eso, así que la idea de
que las especies no fueran eternas era algo difícil
de aceptar. En aquella época la gente
sencillamente no concebía la idea de “extinción” y
se negaban a creer que el dodo pudiera haber
desaparecido por completo. Estaría escondido en
algún lugar de la isla, que, por otra parte, tiene
poco más de 2000 kilómetros cuadrados.
Uno de muchos
En cualquier caso, no pocas personas mantuvieron
su negativa, siendo incapaces de reconocer que el
ser humano había extinto a una especie. Vendarse
los ojos nunca es buena idea, hace difícil aprender
de nuestros errores. Tras el dodo hicimos lo propio
con la suculenta vaca marina de Steller
(Hydrodamalis gigas) un pariente de los manatíes
de 8 metros y 10 toneladas. La paloma migratoria
(Ectopistes migratorius), el lobo marsupial
(Thylacinus cynocephalus), o el bucardo (Capra
pyrenaica pyrenaica). Son solo una pequeña
fracción de las muchas especies que hemos
segado.
QUE NO TE LA CUELEN:
• Las especies se extinguen y no hay nada
antinatural en nosotros. Sin embargo, somos tantos
que nuestro impacto es muy significativo y
alteramos los ecosistemas más rápido de lo que las
especies pueden adaptarse. Es nuestra
responsabilidad ponerle freno.