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¿A

qué nos referimos con abundancia?


El término abundancia hace referencia, a una gran cantidad, ya sea física o
conceptual, también “prosperidad, riqueza o bienestar”; es esta última la que
nos interesa.
La abundancia hace referencia en una de sus acepciones, por tanto, a la
prosperidad y al bienestar. Así, estirando su significado hablaríamos de un estado
mental, anímico y físico que nos ayuda a cumplir nuestros objetivos.
Las leyes de la abundancia engloban a algunas de las llamadas “leyes del universo”,
que conforman una serie de creencias relacionadas con el pensamiento
positivo. Según las leyes de la abundancia, es probable que tengamos éxito allí
donde pensamos que lo tendremos. De esta forma, la mentalidad de la abundancia
es una ayuda para lograr aquello que nos proponemos.

Estas son las leyes de la abundancia, y existen en el universo aunque
nosotros no participemos de ello.

1. Ley de la creación
“Los pensamientos y las emociones crean la realidad que habitamos o, lo que es lo
mismo, todo lo tangible tiene lugar en lo intangible”.
De esta forma, somos nosotros los capaces de crear aquello que queremos ser,
hacer o tener si primero los sentimos o pensamos.

2. Ley de la vibración
“Obtengo aquello en lo que más pienso, tanto si lo deseo como si no lo deseo”.
Cuanto más pensamos o sentimos algo, más posible es que lo
creemos. Esto, puede tener un efecto negativo si nuestras emociones
o pensamientos no tienen una valencia positiva.

3. Ley de la causa y el efecto
“Todo lo que experimentas en la vida es un resultado”.
Nuestras experiencias están conectadas por una sucesión de causas y efectos
intrínsecos a ellas. Por tanto, nuestras acciones, pensamientos y emociones
tendrán origen en nuestro pasado y repercutirán en nuestro futuro. La
consecuencia inmediata de esta idea es que tenemos un poder infinito sobre
nuestro presente para influir en lo que nos suceda.

4. Ley del equilibrio
“La abundancia es dar con generosidad y ser excelente a la hora de recibir”.
Según esta ley, lo que seamos capaces de aportar al mundo, de alguna manera,
nos será devuelto. Es decir que, si esperamos del mundo fortuna lo mejor que
podemos hacer es contribuir a que este sea mejor.

5. Ley del orden
“El orden de la vida es ser-hacer-tener”.
El orden ha de ser este, y no otro. Primero se debe ser algo para después saber
hacerlo y obtener los resultados. Si deseamos tener una pastelería de éxito, por
ejemplo, primero debemos ser especialistas en la materia, más adelante crear el
producto. Por último, si seguimos bien los pasos, lograremos el objetivo.

6. Ley de la acción
“Como hago una cosa, así lo hago todo”.
Todos tenemos una firma, un estilo. Esa forma de actuar es la que nos define, al
que nos hace predecible frente a los demás y nos termina definiendo. Al final este
estilo se trasformará en una inercia que nos invitará a actuar de una manera
coherente con lo que ya hemos hecho y con cómo lo hemos hecho.

7. Ley del mínimo esfuerzo
“Esforzarse genera estrés y consume tu energía, algo que dista mucho de vivir con
abundancia”.
No se trata de eliminar el esfuerzo de nuestra vida, o de realizar nuestras
actividades sin ganas, sino de encontrar la forma más sencilla y productiva de
llegar al objetivo. Si existe un camino más sencillo con idénticos resultados, ¿para
qué gastar nuestras energías?

8. Ley de los medios y los fines
“Sólo siendo feliz hoy, podré acceder a la felicidad mañana”.
Como se ha visto en la ley del orden, primero hay que ser para poder tener. Si
deseamos el fin, debemos encontrar el medio: en este caso, la felicidad del mañana
viene condicionada por la de hoy.

9. Ley de la expresión de los dones
“Poner tu don al servicio de los demás es causa de abundancia”.
Como se ha visto en la ley 4, debemos ser generosos si deseamos que el mundo
nos aporte generosidad. Compartiendo aquello que hacemos bien estaremos
contribuyendo a un buen funcionamiento social.

10. Ley del desapego
“Me vinculo con la acción y me desvinculo del resultado de la acción”.
Al contrario de lo que puede parecer en este decálogo, no debemos realizar una
acción pensando en el resultado. Es cierto que si somos generosos
encontraremos generosidad en los que nos rodean, pero nuestra atención no debe
estar en el recibir, sino en el dar.

Repasadas las leyes de la abundancia, cada uno de nosotros somos libres de
adoptarlas y de integrar los resultados de la reflexión personal sobre ellas en
nuestra historia vital.



REF: Maria del Carmen Bravo Oliver.

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