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Fui madre de tres grandes muchachos, el mayor se llamó Hipólito, que nació en
Surinama en 1761, el segundo fue Mariano, que vio la luz en Tungasuca en
1762 y el último fue Fernando, nacido también en Tungasuca en 1768.
Sí, porque es un orgullo y una alegría saber que ahora somos país libre de
opresión.
Mi conyugue fue José Gabriel Condorcanqui II, un héroe que sacrifico su vida
por nuestra libertad.
Como olvidarlo si fue lo más triste que pude haber presenciado y vivido, aún
recuerdo cuando vi a mi marido ser descuartizado, el como me mataron a mi
primer hijo, fue muy triste ese día.
Mis restos fueron esparcidos por todo el Perú no podría decirte exactamente en
dónde.
No claro que no, sé que no fue en vano porque ahora somos libres y capaces de
vivir sin ser maltratados, somos libres de expresarnos sin ser callados.
Una gran enseñanza que les puedo dejar es que ”A pesar de las dificultades
nunca debes rendirte lucha por lo que quieres lograr por más que pierdas a
familiares o seres queridos, debes seguir sus memorias y tu esfuerzo”.
20.- ¿Consideras que tu sacrificio es reconocido en la actualidad?