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DERECHOS SEXUALES: UNA DECLARACIÓN DE IPPF

Este texto es un marco de referencia para comprender la aplicación de los derechos humanos básicos a
la sexualidad, esta, está comprometida con una visión de los derechos humanos universales,
inalienables e indivisibles, incluyendo los derechos sexuales.

Para entenderla mejor debemos de partir, por reconocer que la sexualidad es parte integral de la
personalidad de cada uno de nosotros, pues no solo está ligada a nuestros cuerpos y mentes, sino que
esta influye en nuestra salud, salud pública y la sociedad, ya que engloba: el sexo, la identidad, los roles
de género, la orientación sexual, el erotismo, placer, intimidad y la reproducción, aspectos sumamente
importantes para nuestro desarrollo integral.

Los derechos sexuales y reproductivos, fueron por mucho tiempo negados y desatendidos, hoy estos
derechos merecen nuestra atención y prioridad, pues no solo debemos de respetarlos sino exigirlos,
como derechos fundamentales, debido a que, sin su desenvolvimiento, y reconocimiento, no podemos
hablar de un ejercicio pleno de nuestros otros derechos fundamentales como son: la libertad, igualdad,
integridad y dignidad de todo ser humano, pues además de basarse en los principios de la libertad
individual y la igualdad de género, también son una cuestión de salud pública, pues esta directamente
ligado con la salud sexual y reproductiva.

Al promover, defender y fomentar los derechos sexuales y reproductivos, aportamos a un aspecto de la


justicia global, desarrollo y salud, pues estas se encargan de garantizar, que cada persona se desarrolle
en condiciones que permitan la realización y expresión de su sexualidad, de manera libre de coerción,
discriminación o violencia, y dentro de un contexto respetuoso de la dignidad en donde todos los
derechos humanos y libertades fundamentales pueden realizarse plenamente.

Estos Derechos se manifiestan: en el derecho a la vida, igualdad, libertad, participación, privacidad,


autonomía personal y reconocimiento ante la ley, libertad de pensamiento, opinión, expresión y
asociación, a la salud y acceso a los avances científicos, educación e información, elegir casarse, elegir
formar familia, decidir tener hijos, cuando y como tenerlos o no, y que estos derechos sean efectivos e
indemnizados, en caso sean violados. Pues todos tenemos que poder elegir y tomar decisiones sobre
nuestras vidas, en relación a nuestra sexualidad, fecundidad, embarazo, educación de los hijos, y salud
reproductiva, sin que esto ponga en riesgo nuestras subsistencias, ni nuestro valor como ser humano,
pero para ello es imprescindible tener acceso a información en este rubro, solo así podremos ejercer de
forma adecuada nuestra ciudadanía, tanto en la espera publica, al democratizar el acceso a medios
anticonceptivos y a educación sexual, cuanto en la esfera privada, al permitir que decisiones intimas
sean tomadas con libertad.

El reconocimiento de estos derechos no solo beneficia la salud física y mental, sino al desenvolvimiento
intelectual, económico y social de hombres y mujeres sin distinción, en un ambiente de equidad, pues el
tener el control de nuestros propios cuerpos es poder tener control de nuestras vidas, y la vulneración
de estos debería de acarrea medidas de tipo judicial, educativo, legislativo, judicial y de otros tipos que
aseguren la garantía de los derechos sexuales y reproductivos, incluyendo a una reparación de daño,
siempre tomando en cuenta los derechos de otras personas y la capacidad evolutiva de las y los niños,
dentro de un marco de no discriminación, pues mis derechos terminan, donde empieza los derechos de
los demás.

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