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PREVENCION A.R.T.

El Ruido y los Decibeles


Autor: GIMENEZ de PAZ, Juan

Sonido y Ruido
El sonido es un fenómeno físico audible que se produce por la acción de alguna fuente vibrante que
está en contacto con un medio capaz de transmitirlo. La fuente puede ser la voz humana, un parlante,
una máquina industrial, una industria en su conjunto, etc. El medio es con mayor o menor eficiencia,
cualquier sólido, líquido o gas (entre ellos el aire como el más importante) que esté en contacto con
esa fuente y que permite que la señal sonora llegue hasta un detector: un micrófono o el más
complejo delicado e importante y a la vez fácil de dañar: el oído.
Se trata de una forma de energía que es liberada por la fuente sonora y transportada por el medio a
través de un movimiento oscilatorio que adquieren sus partículas componentes. Por ser una forma de
energía, pueden detectarse sus efectos, entre los cuales se incluyen el daño auditivo y molestia. Para
cuantificar esa capacidad de “hacerse oír”, a la energía sonora de un sonido se la mide en forma
indirecta mediante una escala de decibeles (abreviado: dB).
Una de las razones de la introducción de esta escala en la acústica es para reducir el muy amplio
rango audible en otro menor. El rango de energía sonora entre el umbral de audición y el de dolor es
el que media entre un 1 hasta un 1 seguido de 13 ceros, la misma relación que entre el diámetro de
una moneda y el de la órbita terrestre… La escala en decibeles se reduce simplemente de 0 dB hasta
130 dB para los mencionados umbrales.
Esta transformación resulta muy apropiada porque el oído humano responde al estímulo sonoro
precisamente según una escala en decibeles (logarítmica).
No solo el valor de la energía es fundamental para analizar los sonidos, sino que también lo es la
frecuencia, es decir, las veces que oscilan las partículas del medio en cada unidad de tiempo cuando
transmite al sonido. Cuanto más agudo sea, tanto mayor es la frecuencia, la que se mide en hertzios,
(abreviado: Hz). En la figura I.1 se muestra un gráfico ilustrativo del orden de los valores de nivel
sonoro y frecuencias en juego típicos del oído humano. Se observa que el oído es más sensible a las
frecuencias medias y altas, justamente (y no casualmente!) las más importantes en la emisión de la
palabra hablada.

FIGURA I.1
RANGO DE FRECUENCIAS Y NIVEL SONORO
Ambas variables reunidas dan la información más completa sobre un sonido: su
espectro. Consiste en un gráfico o tabla de los valores de nivel sonoro que le
corresponden a cada intervalo de frecuencias (llamados bandas de frecuencias). En la
práctica suelen utilizarse las bandas de octavas, o sea aquellas que están centradas
en un valor que es el doble de la anterior y mitad de la siguiente. En la figura I.2 se
muestran tres espectros de nivel sonoro y al mismo tiempo las octavas más
importantes en control de ruido industrial (eje de absisas). En la primera columna de la
tabla VI.1 se indican las octavas normalizadas.
Un espectro de nivel sonoro es la respuesta de un recinto en cada instante y para
cada sitio de su interior, a la acción de una fuente sonora o conjunto de fuentes y que
se puede medir o al menos percibir auditivamente.

FIGURA I.2
ESPECTROS DE SONIDOS CON DIFERENTES RANGOS DE FRECUENCIA

Por otro lado, la característica acústica propia de una fuente está dada por su espectro
de potencia sonora, cuyos valores también están medidos en dB por banda de
frecuencias. A medida que el sonido evoluciona, estos valores liberados al ambiente
sufren alteraciones debido a las propiedades geométricas y acústicas del recinto
generando espectros de nivel sonoro cambiantes. La misma fuente puede producir
efectos diferentes en ambientes diferentes, e incluso en distintos puntos del mismo
ambiente y en un mismo punto en instantes sucesivos. Un espectro de potencia
(propiedad de la fuente sonora) no produce siempre el mismo espectro sonoro
(propiedad de la interacción entre fuente, su ubicación y cada sitio del recinto).
En la tabla siguiente se dan espectros de potencia sonora para varias fuentes medidas
en condiciones de laboratorio.

TABLA I.1
ESPECTROS DE POTENCIA SONORA (Db)
Hasta ahora se habló de “sonido” sin distinguirlo de “ruido”. En realidad se trata del mismo
fenómeno físico y si bien pueden citarse diferencias técnicas entre ambos, la que aquí interesa
es la de carácter subjetivo que puede resumirse en la cita de la Organización Internacional del
Trabajo (O.I.T.):
“El término “ruido” comprende cualquier sonido que pueda provocar una pérdida de audición o
ser nocivo para la salud o entrañar cualquier otro tipo de peligro”.
En este sentido debe tomarse al concepto de ruido y al consecuente control a ejercer sobre él.

Valores índices
Para poder valorar la posibilidad de daño auditivo ocasionado por ruido y su protección
(objetivo final del libro), deben estudiarse valores índices representativos que lo
evalúen y simplifiquen la información dada por su espectro. Para ello se modifica la
escala de decibeles en otra llamada escala de compensación A o simplemente dB(A).
Esta escala reemplaza a todo un espectro por un único valor numérico considerando al
nivel de cada banda de frecuencias con un peso relativo similar a como lo haría el oído
humano: le da menos importancia a las bajas frecuencias y a las muy altas respecto
de las centrales de acuerdo con valores que se han normalizado (Norma IRAM 4 074,
“Medidor de Nivel Sonoro”).
En consecuencia, y aceptando pérdidas de información, puede reemplazarse un
espectro completo de nivel sonoro por un simple número expresado en dB(A). Así por
ejemplo, en la tabla I.2 se muestran algunos espectros y su equivalente en dB(A).
Este valor se puede medir directamente con un equipo apropiado (la mayoría de los
medidores de nivel sonoro) pero también se lo puede calcular a partir de un espectro
tal como se lo explica en el apéndice de este capítulo.
Otra simplificación que puede efectuarse es en la evolución temporal del espectro de
ruido o mejor aún, sobre el valor en dB(A) ya que como se dijo, varía de instante en
instante.
Para ciertos análisis de ruidos puede prescindirse de su comportamiento real mediante
idealizaciones que simplifiquen su estudio pero que permitan mantener acotadas las
variaciones de los parámetros sujetos a estudio.
En este sentido, para prever el riesgo de hipoacusia por ruidos no impulsivos, puede
reemplazarse la evolución real de los ruidos por otro ficticio con un nivel constante con
la condición de mantener la misma energía sonora durante el lapso de estudio o
permanencia. Por supuesto que esta simplificación hará perder propiedades del ruido
real como por ejemplo (y obviamente) su evolución temporal real, pero cuando sólo se
quiere determinar la agresión sobre el sistema auditivo, esa pérdida no es significativa.

TABLA I.2
ESPECTROS DE NIVEL SONORO EN Db Y SU EQUIVALENTE EN dB(A)

Nota: Debe tenerse presente que los valores dados en la tabla corresponden a mediciones efectuadas en ambientes
específicos y distancias determinadas de la fuente, por lo que en otras situaciones pueden obtenerse diferencias muy
marcadas.

Esto se hace dentro del marco llamado “Principio de Igual Energía” que postula que el
riesgo de hipoacusia está dado por la dosis de ruido recibida, es decir, por la
acumulación de energía sonora a lo largo del tiempo de agresión. Así se define el
Nivel sonoro continuo equivalente (NSCE) que resulta de reemplazar a la evolución
temporal del nivel sonoro real [expresado en dB(A)] por un valor promedio constante
conservando la misma dosis. Esta simplificación surge de admitir que la causa de
daño auditivo es la acumulación de energía sonora (dosis) a lo largo de una jornada y
no los valores puntuales (salvo para ruidos impulsivos).
En la figura I.3 se muestra un ejemplo simplificado de un ruido arbitrario durante 8 horas y el NSCE que
lo representa. Ambos encierran la misma energía sonora total. Como analogía podría decirse que uno es la
descripción de la velocidad real de un vehículo y el otro, la velocidad media que en el mismo tiempo le
permite llegar al mismo destino, pero perdiendo la información de conocer lo sucedido en los instantes
intermedios.

FIGURA I.3
EVOLUCION TEMPORAL DE UN RUIDO Y
SU NIVEL SONORO CONTINUO EQUIVALENTE

No todos los especialistas están de acuerdo en lo cuantitativo, pero la mayoría lo


acepta y nuestra legislación lo adopta, que un aumento en 3 dB(A) se compensa con
una disminución de la exposición a la mitad del tiempo. Es decir que 8 h expuesto a 90
dB(A) es igualmente dañino para el sistema auditivo que una exposición a 93 dB(A)
durante 4 h.
Cuando en las normas o legislación se habla de exposiciones al ruido, sus efectos y
limitaciones de exposición se refiere a estos índices: Nivel sonoro continuo equivalente
expresado en dB(A) como una forma de cuantificar la dosis de ruido recibida, dado
que se trata del indicador de mayor aceptación internacional de la capacidad potencial
de daño auditivo e incluso molestia.

Efectos del ruido


Si bien se trata de un tema médico que se analiza desde ese punto de vista más
adelante, aquí se lo enfoca desde la óptica del ingeniero acústico.
En la figura I.4 se muestra el porcentaje de probabilidad de pérdida de la audición por
efectos del ruido medido como NSCE a lo largo de varios años de exposición.
Estas curvas surgen de estudios estadísticos sobre una población numerosa y supone
como hipótesis de trabajo que la persona se ha iniciado a los 20 años de edad en el
ambiente de trabajo con un NSCE en jornadas laborales de 8 h. Las curvas superior e
inferior indican los límites de los porcentajes más probables.

FIGURA I.4
RIESGO DE PERDIDA DE AUDICION POR RUIDOS (2)

(2) “HANDBOOK FOR INDUSTRIAL NOISE CONTROL”. NASA SP-5108 (Washington, USA, 1981)

Para este gráfico se considera como pérdida de la audición a una disminución de más de 25 dB como
promedio en las bandas de 500, 1000 y 2000 Hz según el criterio de la O.I.T. adoptado por nuestra
normativa (Norma IRAM 4 079, “Niveles máximos admisibles de ruido en ámbitos laborales para evitar deterioro
auditivo”), es decir, con imposibilidad de mantener una conversación inteligible. No están incluidas
entonces, las pérdidas menores que también dificultan la comunicación oral.

Los efectos del ruido van más allá de los directos sobre la audición, afectando a la
unidad psicofísica del ser humano (molestia, cansancio, hasta vértigos, desmayos,
etc.) como se ha hecho notar en numerosas publicaciones especializadas y congresos
internacionales. Tan es así que una de las acepciones etimológicas de la palabra
“noise” (ruido) es “náusea» por tratarse precisamente de uno de los posible efectos.

Debe aceptarse la dificultad de cuantificar los efectos directos e indirectos por lo


variable de la sensibilidad individual y los riesgos para este tipo de ensayos.
Debido a que uno de los efectos indirectos es la falta de concentración en ambientes
ruidosos, es posible y de hecho sucede, que ocurran accidentes de trabajo como
consecuencia de la falta de atención en el control de máquinas o en la percepción de
indicaciones o señales de peligro. Por esta razón la O.I.T. recomienda al decir:
“3.4.1. El ruido debería medirse en los lugares de trabajo ruidosos cuando:
a) revista importancia, por razones de seguridad, que no se exponga a un
trabajador a la tensión y la fatiga suplementarias resultantes del ruido»… (Oficina
Internacional del Trabajo, “PROTECCION DE LOS TRABAJADORES CONTRA EL RUIDO Y LAS
VIBRACIONES EN LOS LUGARES DE TRABAJO”. Ginebra, 1977.)
El ruido de origen industrial no sólo afecta a los trabajadores sino también pueden
comprometer la capacidad de concentración, inteligibilidad de la palabra en oficinas
propias e incluso a la tranquilidad y descanso de vecinos.
Para controlar estos efectos aunque más no sea como solución de compromiso,
existen criterios que fijan los valores máximos de nivel sonoro admisibles en el interior
de recintos de acuerdo con la actividad específica que se realice en ellos. Así quedan
determinadas las atenuaciones mínimas requeridas para reducir los niveles existentes
hasta los recomendados. En la tabla I.3 se muestran niveles máximos recomendados
por uno de los criterios acústicos más recientes. (En realidad el criterio fija curvas de
nivel sonoro por bandas de frecuencias, que aquí se da en forma resumida como valor
en dB(A).
En esta tabla debe considerarse al recinto mencionado como representante de una
clase y al primer valor de cada línea como el recomendado y al segundo como el
máximo aceptable.

Normas y legislación
En nuestro país está contemplada la temática del ruido en la legislación laboral, en
disposiciones municipales y en normas IRAM. En el primer grupo está el Decreto Nº
351/79 reglamentario de la Ley Nacional Nº 19 587 “Higiene y Seguridad en el
Trabajo” publicado en el Boletín Oficial Nº 24 170 del 22 de mayo de 1979. Las
municipalidades al ejercer poder de policía puertas afuera de las industrias, limitan las
condiciones de molestia al vecindario, y las normas, generalmente más técnicas, dan
las condiciones y características de las mediciones y tratamiento de los datos. En el
apéndice B se da una lista de normas IRAM editadas.

TABLA I.3
VALORES DE NIVEL SONORO RECOMENDADOS COMO MAXIMOS
PARA DISTINTOS RECINTOS EN dB(A) (5)

Recinto Máximo
Sala de conferencias (menos de 50 personas) < 38
Dormitorio, hospital (en general para descanso) 38 – 48

“Todo trabajador expuesto a una dosis superior a 85 dB(A) de nivel sonoro continuo
equivalente deberá ser sometido a los exámenes audiométricos prescriptos en el
Capítulo 3 de la presente reglamentación”.

TABLA I.4
TIEMPOS MAXIMOS PERMITIDOS POR JORNADA
PARA VALORES DE NSCE MAYORES QUE 90 dB(A)

Para evaluar molestia en viviendas vecinas originadas por una planta industrial vecina
(o cualquier otra fuente fija de ruido), se considera el ruido de fondo en el interior de la
vivienda (nivel sonoro en ausencia de la fuente bajo consideración) y el total cuando la
o las fuentes de ruido funcionan en su nivel habitual. La diferencia entre ambos no
puede superar los 8 dB(A). En caso contrario, se trata de ruido molesto (Norma IRAM 4
062, “Método de medición y clasificación de ruido molesto al vecindario”) . Se toma este valor
porque estadísticamente se interpreta desde el punto de vista subjetivo, que un
aumento en 8 dB(A) representa una duplicación de la fuerza sonora. En otras
palabras, que la fuente en cuestión contribuya a los sumo tanto como el resto de los
ruidos de fondo.
Este carácter de relativo respecto del ruido de fondo para la interpretación de molestia,
hace que dependa de la zona de su ubicación ya que por ejemplo en una zona
industrial o con mucho tránsito (elevado ruido de fondo) puede resultar no molesto,
pero ubicada en una zona residencial (bajo ruido de fondo) los niveles sonoros que
origina pueden ser ahora molestos.
La norma introduce correcciones a los valores que se midan de acuerdo con la
presencia de impulsos o tonos distinguibles por provocar molestia adicional, pero que
no son claramente detectables con equipos comunes de medición.
Algunas disposiciones municipales toman valores absolutos como máximos admitidos
en el interior de las viviendas, como el caso de la Ciudad de Buenos Aires a través de
la Sección V de su Ordenanza Nº 39.025. El uso de estas normas y disposiciones
municipales se ve con más detalle en el capítulo V.

Resumen
Las industrias originan ruidos que de acuerdo con sus características pueden causar
diversos efectos perniciosos, tanto a quienes están inmediatamente involucrados
como a los de su entorno.

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