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El artículo 1394 del Código Civil, prescribe que los acreedores hereditarios y los acreedores
testamentarios podrán pedir que no se confundan los bienes del difunto con los bienes del
heredero; y en virtud de este beneficio de separación tendrán derecho a que de los bienes del
difunto se les cumplan las obligaciones hereditarias o testamentarias con preferencia a las
deudas propias del heredero. Pretenden los acreedores, pues, que todo continúe como antes de
la muerte del causante, que se le trate como si este viviese aún. De este modo, aislando el
patrimonio del causante, separándolo del patrimonio del heredero, podrán pagarse de sus
créditos con el patrimonio hereditario, sin sufrir la concurrencia de los acreedores personales
del heredero. Los acreedores del heredero no sufren un perjuicio porque contaran para ser
satisfechos con el mismo patrimonio que tuvieron a la vista al contratar. El beneficio de
separación puede definirse como un beneficio que impide la confusión de los patrimonios del
difunto y del heredero y permite a los acreedores hereditarios y testamentarios pagarse con
los bienes del difunto con preferencia a los acreedores propios del heredero