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Un sistema de potencia transporta energía eléctrica desde los generadores a las cargas,
a través de la infraestructura eléctrica compuesta, esencialmente, por los
transformadores de tensión y las líneas de transporte y distribución. La energía transita
de los generadores a las cargas prefiriendo los caminos de menor impedancia, de
manera que en una red mallada los distintos itinerarios pueden verse solicitados de
forma muy distinta, sobrecargándose unos y quedando infrautilizados otros. El
resultado son diferentes niveles de tensión en los nudos de la red, más bajos los de
aquellos en los que confluyen líneas sobrecargadas.
El estudio del reparto de la energía transportada por cada rama de la red es el objeto
principal de los análisis de flujos de carga en un sistema de transporte o distribución de
energía eléctrica. Una vez obtenido el modelo eléctrico del sistema como se vio en el
tema pasado, se plantean sus ecuaciones y se hallan las tensiones de los nudos de la red.
A partir de ahí puede calcularse la energía que se pierde por ineficiencia del transporte,
y la que deben entregar los generadores para compensarla y atender la demanda de las
cargas. Todo ello permite, finalmente, determinar el rendimiento de la red.
El cálculo de la energía en tránsito se suele hacer por cada unidad de tiempo, con lo que
realmente se está trabajando con potencias en vatios, que son julios por segundo. El
análisis puede automatizarse mediante las apropiadas herramientas de cálculo por
ordenador. De esta manera es posible estudiar fácilmente las repercusiones de
cualquier alteración en la red, como la mejora en el rendimiento derivada de la
construcción de nuevas líneas, o la cantidad máxima de potencia que puede
incorporarse en cada nudo desde nuevos generadores (generación distribuida) sin
alterar las tensiones de los nudos más allá de un límite prefijado.