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PREHISTORIA DOMINICANA
PARA MAESTROS

Marcio Veloz Maggiolo

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Título original:
PREHISTORIA DOMINICANA PARA MAESTROS Ediciones
Museo Arqueológico Regional Altos de Chavón © Por la
presente edición:
Museo Arqueológico Regional Altos de Chavón
Octubre 1997 Coordinación:
Dominique Bluhdorn y Angel Caba Fuentes
Texto: Marcio Veloz Maggiolo Diseño
gráfico y portada: Beatriz Ureña
llustraciones:
Leslie Jean-Bart y Marcio Veloz Maggiolo
Fotografía de la cubierta:
Leslie Jean-Bart
Museo Arqueológico Regional Altos de Chavón Apartado Postal 140
La Romana, Rep. Dominicana
Tel. (809) 523-8554
Fax: (809) 523-8554
Impreso en la República Dominicana por:
Editora de Colores, S. A,
C/Juan Tomás Mejía y Cotes No.8, Arroyo Hondo
Santo Domingo, República Dominicana
Tels.: 809-540-3214 • Fax: 809-540-3613

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ÍNDICE recolecto
res 40
Paleoindi
o 40
PRIMERA PARTE Arcaico 41
LAS SOCIEDADES Paleoarcaico 42
TEMPRANAS Mesoindio 42
Ciboneyes y Guanahatabeyes
Introducción 4 43
Fundación Centro Cultural Algunas nomenclaturas
Altos de Chavón 6 ¿Qué Culturales 43
es Prehistoria? 9
Arqueología e Historia 11 SEGUNDA PARTE
La importancia del Medioambiente LAS SOCIEDADES
13 AGRICULTORAS
¿Qué es la Arqueología? 14
Arqueología como ciencia
El mundo de los Taínos 44
Social 16
Los primeros agricultores 46
Las Antillas 18
Los cultivos de la selva 47
Las primeras sociedades
Barrancoides y saladoides
Antillanas 19 La
48
cultura barreroide
o mordanoide 20 Agricultores en Punta Cana
Procedencia de los barreroides 23 49 La transformación
La cultura Banwaroide 24 antillana 49
La vida ritual de los La sociedad Ostionoide 51
Banwaroides 29 Los Macorijes 53
Culturas y complejos Los Ciguayos 55
Culturales 31 Los Taínos 57
El periodo de las hibridaciones 33 La vida cotidiana 60
Los recolectores con cerámica División del trabajo 61
35 Los recolectores como Obtención de alimentos 61
sociedades de bandas 37 El Cultivos 63
arte rupestre 39 Términos y Objetos de uso 64
nomenclaturas para los La vida ritual 64

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La Cohoba 65
Enfermedades rituales 66
La muerte 66
Juegos y costumbres 68
Culminación cacical 69
Nomenclaturas y elementos
estilísticos 71 Neoindios 71
Agro alfarero 72 El término
“Oide” 72
Taínos, Macorijes, Ciguayos y
Caribes 72
Estilos alfareros 73
Usos y voces taínas 74

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INTRODUCCION

El Museo Arqueológico Regional Altos de Chavón es una


institución comprometida con la comunidad, ha venido
desarrollando desde 1994 un agresivo programa educativo y
científico a nivel local, nacional e internacional. Es así como
desde 1996 empezamos a ofrecer por todo el territorio nacional
el Taller sobre las Culturas Aborígenes de las Antillas. Estos
cursos dirigidos a los profesores a través de los Distritos
Escolares han contado con una asistencia media de unos 250
profesores por taller. Los dos primeros talleres, ofrecidos en La
Romana conjuntamente con el Distrito Escolar de esta Ciudad,
sirvieron de base para ofrecerlos más tarde en las ciudades de
Río San Juan y Nagua.
En el ámbito científico hemos celebrado dos eventos
internacionales con la Organización de los Estados Americanos
(O.E.A). El primero fue el Taller de las Culturas Aborígenes de
las Antillas, donde participaron durante dos semanas, estudiantes
avanzados de antropología de más de diez países
latinoamericanos y del Caribe. En 1995 celebramos el Primer
Seminario de Arqueología del Caribe. En este evento
participaron los más destacados especialistas de la arqueología
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caribeña.
Entendemos que la enseñanza adecuada sobre nuestros
orígenes ha de ser una de las metas de todo proyecto de
transformación educativa, piedra angular del motor de desarrollo
de toda sociedad. Sin embargo, esta área no ha recibido la
atención adecuada en nuestro sistema educativo dominicano.
Algunos educadores de nuestras escuelas desconocen los
aspectos más elementales de prehistoria dominicana, que es
precisamente donde comienza a forjarse nuestra identidad como
pueblo. Esta ha sido la experiencia que hemos acumulado
ofreciendo estos talleres en toda la geografía nacional a lo largo
de un año,
El Museo Arqueológico Regional y la Fundación Centro
Cultural Altos de Chavón se sienten complacidos con ofrecer a
los profesores y al público en general este manual de Prehistoria
Dominicana para Maestros, escrito por una de las máximas
autoridades en el área, el Dr. Marcio Veloz Maggiolo. Nuestro
compromiso con la educación nos llevará en el futuro a ofrecer
otros cursos y talleres con miras a dotar al maestro dominicano
de mayores conocimientos en la enseñanza de las grandes áreas
de nuestra cultura que, al fin y al cabo, son los elementos
forjadores de nuestra identidad.
Este libro de Prehistoria Dominicana para Maestros viene a
llenar un vacío y ha de ser usado como texto en la enseñanza de
estos talleres.
Angel Caba Fuentes
Director
Museo Arqueológico Regional

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FUNDACION CENTRO CULTURAL ALTOS
DE CHAVON

La Fundación Centro Cultural Altos de Chavón, ubicada en la


provincia de La Romana, República Dominicana, es una entidad
cultural y educativa sin fines de lucro. Desde su formación en
1983, se ha dedicado a la creación de una comunidad artística
multifacética que incluye las artes visuales, talleres artesanales y
presentaciones artísticas, así como programas de enseñanza en
las áreas del diseño y las artes plásticas. Cinco dependencias
conforman la Fundación: La Escuela de Diseño, el Programa de
Artistas en Residencia, La Galería, el Museo Arqueológico
Regional y la Casa de Chavón en Santo Domingo. Cada una de
ellas está orientada hacia el logro de dinámicos programas
culturales y educativos.
La Escuela de Diseño es un centro de estudios dirigido a la
formación de profesionales a nivel universitario en diseño y arte
aplicado a la industria con un programa intensivo de dos años
que culmina con un grado asociado a nivel técnico. Desde su
fundación en 1983, la Escuela ofrece cuatro carreras en artes
aplicadas tales como ilustración, gráficas, modas y diseño de
interiores. La Escuela opera bajo la afiliación de la Parsons

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School of Design, filial de la New School for Social Research,
en la ciudad de Nueva York. La Escuela de Diseño posee un
amplio programa de becas para el cual son elegibles tanto los
estudiantes de nueva admisión como los que ya cursan estudios
en La Escuela.
El Museo Arqueológico Regional documenta el magnífico
legado precolombino de la Isla y funciona como valiosa fuente
de información para estudiantes, visitantes e investigadores.
Objetos rituales y utilitarios, ordenados cronológicamente y por
estilo, muestran la evolución de la cultura de las sociedades
indígenas desde la era precerámica hasta los taínos, cultura
predominante en la isla a la llegada de los conquistadores
españoles. Además de conservar y exhibir estos valiosos objetos,
el Museo es también un dinámico centro educativo para la
investigación científica y cultural.
En el Programa de Artistas en Residencia confluyen pintores,
escultores, escritores, músicos, arquitectos que viven y trabajan
en Altos de Chavón durante un período de tres meses.
En este tiempo intercambian experiencias culturales y
educativas, a la vez que interactúan con su contraparte
dominicana. Este programa se inició en 1981 y ha acogido a
artistas de fama y renombre mundial.
La Galería es un espacio de exhibición orientado al estímulo
general de la cultura dominicana mediante la promoción y
distribución de su arte. Al mismo tiempo es anfitriona de

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muestras internacionales de alto nivel y brinda una oportunidad
expositiva para artistas plásticos y estudiantes de diseño.
La Casa de Chavón en la ciudad de Santo Domingo es la sede
de operaciones de la Fundación Centro Cultural Altos de
Chavón en la capital dominicana. A través de estas oficinas se
puede establecer un enlace directo con los programas y
actividades que tienen lugar en Chavón. Igualmente, este centro
facilita los procesos de admisión y orientación para los
estudiantes de los programas regulares y especiales de la Escuela
de Diseño.
Esta amplia programación educativa y artística inmersa en un
exuberante paisaje natural, le confiere a Altos de Chavón ese
carácter cultural dinámico que nutre y estimula la creatividad de
los diseñadores de hoy y de mañana.

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PRIMERA PARTE:
LAS SOCIEDADES TEMPRANAS

¿QUÉ ES LA PREHISTORIA? El uso de la palabra


"prehistoria" se ha generalizado tomando en cuenta el viejo
concepto de que todo aquello que ha sido descubierto sin la
presencia de documentos escritos, es prehistoria. En tal sentido
los historiadores tradicionales han seguido usando la palabra
prehistoria bajo la concepción de que la historia es sólo aquella
parte de la vida del hombre que puede rastrearse al través de
documentos escritos. Sin embargo la historia humana es total, y
el concepto de prehistoria, aunque se sigue usando por inercia o
tradición, hoy se considera muy poco acertado, puesto que en los
últimos cincuenta años o más, las técnicas que se han
desarrollado para estudiar las sociedades sin escritura son cada
vez mayores. Al arqueólogo australiano Vere Gordon Childe se
debe la primera gran interpretación del dato arqueológico como
"dato histórico". Este historiador, pues así puede llamársele,
demostró que los análisis de los restos del pasado sin
documentación escrita pueden muy bien arrojar datos con los
cuales se puede "reconstruir" la historia de buena parte de la
humanidad. En un libro que es fundamental, que tituló en inglés
Man makes himself, o sea, "El hombre se hizo a sí mismo", y en
otro titulado What happened in History, "Qué pasó en la
historia"; el investigador aseguró y demostró que una buena
revisión de los objetos, los medioambientes, los espacios, y los
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restos de cultura sin documento escrito, podían muchas veces
proporcionar informaciones suficientes como para reconstruir el
pasado.
Así, desde 1942, Childe inició una transformación del
concepto de prehistoria, señalando que la historia era total, y que
sólo la metodología diferenciaba el estudio de la misma. Si los
documentos escritos eran fundamentales, los "documentos" no
escritos que venían dados por las excavaciones arqueológicas
tenían una importancia similar, demostrando que muchas veces
los documentos extraídos del suelo, los restos de viejas
sociedades, podían incluso rebatir documentos escritos.
El documento escrito, como son las cartas, los memoriales, las
viejas historias, y todo aquello que significa la presencia de la
escritura de cualquier tipo, tiene muchas veces la impronta
interesada de quien escribe. La historia es generalmente escrita
para que la use una clase social determinada en el caso de las
sociedades desarrolladas. Por lo tanto el ingrediente personal
que tiene el documento no está presente en los restos de la
arqueología, la cual el investigador o arqueólogo descubre o
interpreta según una realidad que no se basa en el documento.
En tal sentido arqueología y el documento escrito pueden ser
contradictorios y también complementarios.
Al usar la palabra "prehistoria" usamos un término que se ha
hecho popular y tradicional, pero que no refleja la realidad de la
investigación, puesto que todo es historia.

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ARQUEOLOGÍA E HISTORIA. El investigador
arqueológico "maneja" y saca a la luz "documentos no escritos".
En el momento actual la información que tiene un arqueólogo
para hacer sus interpretaciones es inmensa. Mediante el sistema
de laboratorio puede establecer cómo era por ejemplo el
medioambiente, por qué en tal o cual sitio se erigieron ciudades,
qué clases sociales regían estos lugares, cuáles eran las
sociedades sin clases. Formas de investigación nuevas ayudan al
conocimiento de las sociedades del pasado. Por ejemplo los
análisis de restos alimenticios nos proporcionan el tipo de dieta,
pero además por el tipo de animal sabemos dónde estaban los
lugares de captación de recursos alimenticios, y por el tipo de
animal sabemos cómo eran los ambientes, puesto que ciertas
especies se producen sólo en cierto tipo de lugares. Lo mismo se
consigue con los análisis de polen fósil extraído de las entrañas
de la tierra arqueológica, los que nos permiten, mediante un
método de análisis microscópico llamado palinología,
determinar cómo eran los ambientes debido al tipo de plantas,
las que, tienen un hábitat o medio definido, pero igualmente, el
polen fósil permite saber cuáles eran los principales cultivos.
Los métodos de investigación físico-química, como el llamado
método del Carbono 14, y otros, permiten establecer fechas
aproximadas si se hacen sobre material orgánico, o sea restos de
plantas y animales. El nivel de información de los estudios
arqueológicos ha permitido que tengamos noticias de cambios
fundamentales en muchas regiones, y también, usando métodos
muy sofisticados, determinar plagas, cambios climáticos que
cambiarían las características de una población dada, o bien
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elementos tales como enfermedades, detectadas al través de
métodos que permiten bajo análisis óseo y de otro tipo, conocer
las crisis alimenticias de ciertas sociedades. Por ejemplo, los
arqueólogos saben que cuando un esqueleto presenta en la
radiografía las llamadas "líneas de Harris", marcas de anemia en
los huesos, hubo crisis alimenticias o fallas de salud que evitaron
el desarrollo biológico normal de una persona y a veces de una
población.
Estos datos simples revelan que el arqueólogo de hoy trabaja
en equipo con biólogos, antropólogos físicos, químicos,
botánicos, especialistas en fauna antigua y actual, geógrafos, etc.
Este modelo de interpretación se ha llamado arqueología social,
y fue un modelo iniciado por la arqueología marxista con el que
se intentó una interpretación de la prehistoria en función de la
historia misma y no de representaciones de obras aisladas. Pese
a que en estos momentos situaciones políticas han revelado la
mala aplicación de cierto marxismo a la interpretación de las
sociedades como elemento político, muchas de las formas
integrales de la interpretación del dato obtenido por el
arqueólogo siguen siendo fundamentales para entenderlas desde
la metodología que el arqueólogo Childe propuso en los años
cuarenta. Todas las culturas o sea, las formas de modificación
del medio por el hombre, han tenido que vérselas con su
medioambiente.
LA IMPORTANCIA DEL MEDIOAMBIENTE. El
medioambiente no es otra cosa que el entorno natural y
biológico que el hombre tiene que enfrentar para dominar sus
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espacios vitales. Así pues, para la historia de las culturas menos
desarrolladas relativamente, el medio fue un factor fundamental.
El dominio de la naturaleza y su transformación fue, y es el paso
fundamental para la creación de civilizaciones. Las
civilizaciones son sociedades en las que la tecnología y el
desarrollo de altas clases sociales han emergido al través de
procesos de dominio de la naturaleza y del propio género
humano. En la medida en que una sociedad se hace más
compleja, el entorno es cada vez más artificial. La mano del
hombre ha creado los espacios artificiales que hoy habitamos en
muchas partes del mundo. Pero en las sociedades que vamos a
estudiar, o sea los grupos precolombinos de las Antillas y la isla
de Santo Domingo, ese proceso de transformación del
medioambiente fue mínimo, y por tanto, una de las
contradicciones principales del ser humano fue la de domesticar,
vencer y mantener vigente su integración con los elementos
naturales.
En las sociedades sin clases, como era el caso del área del
Caribe precolombino, en donde el poder tenía una relación
directa con formas de trabajos tribales, y en donde no existió la
propiedad privada de los medios productivos, la concepción del
medioambiente como una zona de uso colectivo obligaba a una
visión casi biológica del espacio. El uso de los recursos naturales
era fundamental, y la transformación de los espacios para un
mejor aprovechamiento de la naturaleza se hacía gracias a
experiencias también colectivas.

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Por tales razones las sociedades ágrafas del Caribe, es decir,
que no tenían conocimiento de la escritura, necesitaban de un
mecanismo recordatorio que es milenario, y que en el caso de los
taínos y los grupos de selva tropical de Sudamérica, guardaba en
la memoria de los viejos las experiencias en torno al medio, a la
historia del grupo familiar, y que se expresaba en festines que
luego fueron conocidos por los españoles desde 1492 como
areítos. Los ambientes propiciaron a los grupos con culturas pre-
clasistas, o sea anteriores a toda noción de clase social, la fuente
primordial de sostén. Como veremos, hubo sociedades pre-
agrícolas en el Caribe, o sea, desconocedoras de la agricultura,
que basaron su vida en la recolección, en la pesca, en la cacería,
y que usaron del medioambiente como fuente cíclica de sustento,
por lo que su contradicción y enfrentamiento básico era el
medio, en ocasiones más importante que las contradicciones
humanas mismas.
¿QUÉ ES LA ARQUEOLOGÍA? La arqueología es una de
las ciencias que integran la antropología, Otras ciencias
antropológicas o "ciencias del hombre" son la biología humana,
la antropología física, la etnología, la etnohistoria, la filología.
Por tanto, el arqueólogo social tiene que hacer uso de estas
ciencias para él complementarias, si es que desea presentar una
interpretación del proceso de análisis de sus datos.
El arqueólogo excava los sitios en función de otra técnica
llamada "estratigrafía". La estratigrafía es el orden en el cual
durante años, siglos, milenios o millones de años, se ha ido
depositando el residuo arqueológico de una o muchas
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sociedades. Las sociedades más tempranas, o sea las más
antiguas, están en lo más profundo del terreno, mientras que las
más recientes están en la superficie o cerca de ella. Por tales
razones la excavación arqueológica respeta el orden de aparición
de los objetos, y ello permite que el investigador defina la
composición temporal de un sitio, y que también defina los tipos
de "ocupación" del mismo, puesto que un lugar puede haber sido
ocupado muchas veces y en muy diversas épocas por gentes
iguales o distintas. Se puede decir que la estratigrafía, por su
orden en los depósitos culturales, es fundamental para entender
los sitios de habitación del hombre.
Vale señalar que el arqueólogo tiene que ir separando sus
hallazgos por estratos, para tener una visión de esos cambios que
las otras ciencias auxiliares para él, les van a permitir aclarar.
Cada estrato contiene informaciones sobre polen, dietas, objetos
de uso ritual, artefactos, formas diferentes de materia prima, etc.
Cuando se trata de cementerios, en los casos antillanos, existen
las posibilidades de comparar los tipos de enterramiento y
aquello que los rodea, con estratos culturales de la misma
población, para establecer un definitivo patrón de la vida
humana. La planimetría, o sea el estudio topográfico de los
sitios, y su relación con la información que produce una
excavación arqueológica, es lo que permite a los arqueólogos
hablar de los "patrones de asentamiento", en los cuales se
destaca siempre el modelo de explotación del medioambiente en
relación con la organización espacial del sitio, y los llamados
"nichos ecológicos", o sea las posibles zonas de búsqueda de

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recursos alimenticios o de otro tipo que hacen posible la
permanencia de la ocupación humana.
LA ARQUEOLOGÍA COMO CIENCIA SOCIAL. Visto
el panorama que presentamos, la arqueología se considera hoy,
por gran parte de los investigadores, como una "ciencia social".
Posee los lineamientos de lo que llamara Miguel Acosta Saignes,
"etnología antigua". La etnología es el estudio de las sociedades
tradicionales. Y se inicia en América con muchos de los
misioneros y viajeros españoles, portugueses, y de otras
nacionalidades que hicieron contacto con los pobladores
indígenas y describieron sus costumbres. Estos estudios
alcanzaron no sólo a América, sino que antes, en documentos de
viajeros que se desplazaron por otras latitudes, aunque sin rigor
antropológico, existen historias, documentos y descripciones que
han servido para conocer a fondo las costumbres y modelos de la
vida "primitiva".
En las Antillas el primer interesado en saber qué cosa creían
los indios, los aborígenes, fue el propio Cristóbal Colón. Una de
las argumentaciones de Colón para su viaje era que había
llegado a Cipango, a la India, pero aunque mantuvo esta teoría,
ya su primer "lengua", o sea su primer traductor había fracasado
en Las Bahamas cuando quiso hablar con los indios y se dio
cuenta de que aquellos indios no hablaban las lenguas orientales
que su traductor sabía. Entonces decidió capturar indios, y
enseñarles la lengua española. En su segundo viaje, Colón trajo
consigo a un cura ermitaño de la orden de San Jerónimo,
llamado Ramón Pané, quien aprendió primero la lengua de los
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indios macorijes de la costa norte de la isla de Santo Domingo, y
luego la lengua taína "general", produciendo para Colón un
informe que se tituló Relación acerca de las antigüedades de los
indios y que fuera usado luego por el Padre Fray Bartolomé de
las Casas y otros historiadores para describir costumbres y
rituales. El propio Las Casas, quien vivió en Cuba como
encomendero y luego se hiciera religioso de la Orden de los
Predicadores o Dominicos, convivió con los aborígenes tanto en
Cuba como en Santo Domingo, donde se ordenó como cura, y
trae en sus libros información invaluable sobre las sociedades
aborígenes. Estos cronistas son de gran ayuda para el
arqueólogo, puesto que la información cruzada permite reforzar
la visión de los grupos que el arqueólogo social desea presentar
lo más completamente posible en su interpretación histórica. La
relación de grupos de una zona cultural con otra, como veremos,
es importante. Los cronistas, misioneros e historiadores que
hicieron contacto con el indio en muchos puntos de América,
permiten al arqueólogo hacer comparaciones. Por ejemplo, la
crónica relativa a Venezuela, de importantes observadores, ha
permitido desde un primer momento establecer una relación de
costumbres y formas de vida entre los indios de Venezuela con
los de las Antillas, y los grupos de indios de Venezuela con
todos los grupos indígenas del área amazónica. El cultivo de la
yuca, por ejemplo, fue el más importante cultivo antillano, y el
más importante en el área que abarcan las cuencas de ríos como
el Orinoco, el Amazonas y los grandes ríos de la zona selvática
de Colombia y Perú.

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LAS ANTILLAS. El llamado "arco antillano" se extiende
desde la isla de Trinidad, frente a la costa oriental de Venezuela,
hasta el sur de la Florida. Para los fines arqueológicos, este arco
incluye las llamadas "Antillas menores", de las que St. Lucia, St.
Vicente, S. Kitts, Trinidad-Tobago, Dominica, Martinica,
Guadalupe, y St. Thomas, entre otras, fueron puntos de tránsito
hacia las Antillas Mayores en variadas épocas históricas.
El concepto de área del Caribe, desde el punto de vista de la
arqueología es mucho más amplio. Debe saberse que la división
del Caribe se ha hecho según muchos enfoques. Por ejemplo,
para algunos autores el Caribe abarca sólo el arco antillano y las
tierras que están al sur de la península de La Florida. Para otros
el Caribe incluye una concepción ligada a la trata de negros
desde el mismo siglo XVI, y es ésta una visión más económica
que cultural. Para los fines de un Caribe más amplio algunos
arqueólogos han hablado del llamado "Caribe ribereño", que
incluye las islas al sur de Florida, claro está que también las
Antillas Menores, y la costa norte de Sudamérica y
Centroamérica. En fin, a este Caribe se une la concepción de que
las costas de las Guayanas, aunque hacen contacto con áreas
brasileñas, responden a ese Caribe arqueológico. Si aceptamos
las semejanzas, procedencias y formas de vida de los aborígenes
de origen selvático en el Caribe, aceptamos la visión amplia de
que el Caribe arqueológico abarca las Islas, la costa
Centroamericana, y la costa Sudamericana que incluye las
Guayanas.

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Los medioambientes, las culturas, los modos de vida,
constituyen en este gran espacio expresiones regionales que se
relacionan. Son, en realidad, antiguas expresiones de una
historia regional continua, de la cual es posible seguir aspectos
significativos.
LAS PRIMERAS SOCIEDADES ANTILLANAS. Las
Antillas comenzaron a poblarse desde épocas muy tempranas.
Las pruebas de C-14, o método radioactivo para materiales
orgánicos señalan que en algunos lugares de la isla de Santo
Domingo, como lo es el occidente de Haití, grupos de
navegantes arribaron hacia el 4000 antes de Cristo. En los sitios
de la actual Bahía de Puerto Príncipe hay fechas que van desde
el 4000 antes de Cristo hasta casi el año 1000 antes de Cristo,
esos mismos navegantes se ubicaron en el sur de la República
Dominicana, habiéndose encontrado sus asentamientos en la
zona del Río Pedernales, en Barrera-Mordan, provincia de Azua,
en donde las fechas alcanzan el año 2600 antes de Cristo.
Debido a que los primeros estudios sobre esta cultura se hicieron
en el área de Barrera-Mordán, en la provincia de Azua, los
arqueólogos denominaron la misma como "cultura barreroide" o
"cultura mordanoide".
LA CULTURA BARREROIDE O MORDANOIDE. La
cultura barreroide o mordanoide es la más temprana de las
culturas de las Antillas Mayores, y se caracteriza por ser una
cultura de recolectores y pescadores marinos, cuyos artefactos
están generalmente hechos de una piedra cortante llamada
"sílex", o sílice. Estas piedras aparecen en bloques redondeados
18
generalmente y son el producto de una acumulación cristalina.
Al ser rotas con un objeto contundente, se quiebran como si
fueran de cristal, y producen láminas o "lascas" que una vez
modificadas, son convertidas en puntas, en cuchillos, en
raspadores para pelar madera, en astillas pequeñas para rallar o
guayar raíces. Los barreroides o mordanoides ocuparon
tempranamente el occidente de la isla de Santo Domingo, pero
también el oriente de la isla de Cuba, y un sitio de aquella isla
llamado Levisa, también las fechas son tempranas, puesto que el
C-14 o análisis de radiocarbono arroja resultados de 3190 antes
de Cristo. A partir de esas áreas los mordanoides se extendieron
hacia las demás islas, llegando al occidente de Puerto Rico en
sus canoas posiblemente hacia e1 2000 antes de Cristo, en
lugares del occidente de aquella isla, cerca del actual Cabo Rojo.
Los barreroides eran recolectores y cazadores de animales
pequeños como iguanas, lagartos, y fueron también recolectores
de ostras y almejas que se producían en las playas arenosas.
Fueron importantes consumidores de las llamadas "cucarachas
de mar", cuyos nombres científicos son Chitón y Acanthopleura.
Lo mismo usaron del llamado burgao, y posiblemente cazaron
en épocas tempranas animales grandes, los únicos mamíferos del
tamaño de un hombre que habitaron la isla: los Parocnus, cuyo
nombre científico es Parocnus serus, descritos por el
paleontólogo de Smithsonian Institution Gerrit S. Miller. Los
Parocnus ya no existían cuando llegaron los españoles. Grandes
puntas de sílex han sido encontradas en la Cordillera Central de
la República Dominicana y en la .costa norte de Haití, en la
región de Fort Liberté, lo mismo que en Ile'a Vache, Haití, y en
19
otros lugares como Cabaret. En Barrera Mor dan y Puerto
Alejandro, en las provincias de Azua y Barahona, los barreroides
vivieron por largo tiempo, lo mismo que en la desembocadura o
muy cerca del río Pedernales.
Los barreroides han sido estudiados gracias a los análisis de
huesos hechos por el antropólogo físico dominicano Fernando
Luna Calderón, quien pudo clasificar restos de numerosos
esqueletos ligados a esta cultura. La media de vida de esta gente
era baja, apenas 15 años de edad. Cuando se dice "media de
vida" significa que el promedio de edad era bajo. Es decir, hay
que dividir la edad de todos los restos encontrados y
promediarla. Si la mortandad infantil es alta, aunque tengamos
restos de gente vieja, el promedio en total puede ser bajo en
cuanto a edad debido a que una buena parte de la población
muere muy joven. Así, los casos de gente barreroide de Cueva
Roja, en la provincia de Pedernales, son bien ilustrativos. En
nuestro libro titulado Las sociedades arcaicas de Santo
Domingo, hacemos uso de la información de Luna Calderón en
la que él informa sobre los resultados de sus investigaciones. Por
ejemplo, señala el antropólogo Luna Calderón que en el caso de
los barreroides de Cueva Roja el 44.5% de la población, o sea,
casi la mitad, no llegaba a ser adulta. Ello refiere muchas
muertes en la infancia y en la adolescencia. Esa población tenía
una baja estatura, apenas 5 pies de tamaño o 5.2. El máximo de
edad en una persona de esta cultura fue de 35 años en una
muestra bastante grande de esqueletos quemados y fracturados.
De la población considerada adulta casi el 20% sufrió fracturas,
principalmente en brazos y piernas, y las patologías o sea
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muestras de enfermedades que se pueden notar en los huesos,
fueron más de un 25 %.
Luna considera que la gran movilidad de estos grupos,
itinerantes, que iban de un lado a otro buscando zonas en donde
captar sus alimentos, producía estos accidentes. El índice de
fracturas es muy elevado, y existen luego de las fracturas
indicaciones de infecciones que eran producto de un mal
tratamiento de las patologías producidas por las fracturas.
Según afirma el mismo antropólogo, la población infantil
moría en un 35%, y 10.2% de la población total tenía crisis al
llegar a la adolescencia.
La supervivencia de los barreroides revela contradicciones
fuertes con su medioambiente, del cua1 obtenían el sustento.
Conjuntamente con los huesos humanos encontrados en Cueva
Roja, y ya hacia el año 1500 antes de Cristo, fecha muy tardía
para grupos que habían llegado hacia el 4000 antes de Cristo, se
encontraron semillas de uva de playa, restos de cáscara de
corozo o corojo, así como de otros frutos. Los artefactos que se
encontraron en Cueva Roja fueron pequeñas puntas, navajas,
cuchillos, restos de hojas de sílex que servían para cortar, y
algunas piedras de río usadas como martillos.
PROCEDENCIA DE LOS BARREROIDES. Para la
mayoría de los investigadores del área, los barreroides tienen
una relación directa, debido a la técnica de fabricación de
instrumentos, con grupos arcaicos de la costa de Honduras y
Belice, en Centroamérica. Algunos autores que trabajaron allí en
21
los años 80, descubrieron culturas tempranas que se denominan
arcaicas, las cuales ocuparon las costas de esos sitios hacia el
año 8 a 9000 antes de Cristo. Los habitantes de Belice y las
zonas aledañas fueron creando experiencia navegatoria, y
posiblemente partieron hacia las Antillas por los cambios
climáticos violentos en su área de supervivencia costera. Las
primeras sociedades y las más tempranas pueden ubicarse en el
occidente de la isla de Santo Domingo y el oriente de Cuba, en
donde además del sitio Levisa, ya mencionado, hay muchos
otros lugares, no fechados, con las mismas características
barreroides de la isla de Santo Domingo. La evidencia barreroide
está presente en Puerto Rico, y al parecer, más tardíamente,
estos navegantes se desplazaron desde las Antillas Mayores
hacia el sur, encontrando sitio en la isla de Antigua, en un lugar
llamado Salt Pond.
Los lugares escogidos por los barreroides para supervivir
tenían que ver con la materia prima para construir sus artefactos.
Es decir, que se ubicaron casi exclusivamente en sitios en donde
era posible obtener el sílex o piedra silícea que servía para la
mayoría de sus instrumentos. Para el investigador A. Gus Pantel,
quien trabajó durante largo tiempo los yacimientos de
BarreraMordán, en la provincia de Azua, los artefactos de sílex
fueron hechos para trabajar fundamentalmente la madera, y
muchos de ellos tenían una función llamada de "multiuso", es
decir, que podrían ser usados por ejemplo para raspar, cortar,
descamar peces, quitar pieles de animales pequeños o grandes,
etc. Estos usos parecen revelar que la madera fue muy utilizada
en barbacoas o sitios de refugio, y que la cestería, fábrica de
22
canastos, redes, y cuerdas pudo ser muy importante para ésta
población que con este instrumental también fabricó sus canoas
y recipientes de madera. Cuando se hace una revisión de los
"patrones de asentamiento", nos damos cuenta de que los
barreroides, por ejemplo, nunca ocuparon el este de la isla de
Santo Domingo, en donde como veremos, arribaron otros grupos
recolectores muy diferentes casi mil años después que ellos.
Estas primeras culturas, sin embargo, no fueron las únicas que
poblaron en épocas tempranas la isla de Santo Domingo. Otros
grupos con una visión bien diferente llegaron desde la costa
sudamericana y establecieron sus poblaciones en sitios en los
que no vivieron los barreroides.
LA CULTURA BANWAROIDE. Hacia el año 2500 antes
de Cristo, grupos de la isla de Trinidad, muy ligados a la costa
venezolana, y poseedores de una importante variante en su modo
de vida, hicieron su entrada en las Antillas escalando de isla en
isla, y asentándose en Puerto Rico, la isla de Santo Domingo y
más tarde en la isla de Cuba. El nombre "banwaroide" se debe a
que los primeros hallazgos arqueológicos de estos grupos en
relación con el Caribe fueron detectados en el lugar llama do
Banwari-Trace, en el sur de San Fernando, en la isla de Trinidad.
Las fechas de los banwaroides en Trinidad son muy
tempranas, y estudios hechos allí por Peter Harris y luego por
Veloz Maggiolo y un equipo dominicano, revelan que hacia el
8000 antes de Cristo estos grupos ya habitaban la zona. Todavía
hacia esa fecha los banwaroides iniciales vivían en un territorio
que estaba unido a la costa venezolana. Hacia el 4000 antes de
23
Cristo una elevación del nivel del mar separó definitivamente la
isla de Trinidad (Trinidad y Tobago) del continente, y los
banwaroides, con largos milenios de experiencia, parece que
comenzaron a moverse hacia el norte, también en canoas,
llegando a las Antillas en muy diversas épocas.
Las fechas más coherentes para estos grupos los ubican ya en
las Antillas Mayores hacia el 2000 quizás 2500 antes de Cristo.
A diferencia de los barreroides, los banwaroides explotaban otro
tipo de nicho ecológico, de ecosistema. Fueron notables
explotadores de los manglares. Como se sabe, la planta llamada
"mangle" vive cerca de la desembocadura de los ríos, muy cerca
del mar, tiene raíces llamadas "aéreas", porque parecen zancos o
escaleras entretejidas que salen del agua varios pies y son el
soporte de una alta vegetación en la que se resguardan animales
de todo tipo. Generalmente el mangle genera con la caída del
follaje y sus raíces que funcionan como grandes coladores
subacuáticos, una enorme acumulación de basuras. Estas basuras
son en verdad importantes fermentos y alimentos que con la
descomposición se transforman en proteínas y carbohidratos.
Peces, camarones, ostiones, cangrejos, y muy diversas especies
de animales viven dentro del manglar. Los peces no adultos,
llamados juveniles, así como juveniles de otras especies, viven
del manglar y se protegen en el mismo, porque los grandes
depredadores marinos no pueden penetrar en las raíces.
Cangrejos, jaibas del río, camarones, ostiones, y a veces
pequeños manatíes se alimentan dentro de las raíces. En el
tupido follaje de los manglares hay numerosas aves que desovan
y que viven, como gallaretas, gallinulas, y hasta serpientes de
24
carne aprovechable. Por esas razones el manglar fue un gran
atractivo para esta importante oleada migratoria que,
remontando las Antillas Menores, parece que no se quedó largo
tiempo en las islas pequeñas, para aprovechar las zonas de
manglares en las grandes Antillas. Puede verse siempre que
existía un atractivo natural con el cual estos navegantes isleños
resolvían sus contradicciones con el medio. En el caso
barreroide fue la presencia de depósitos importantes de sílex que
proporcionaban materiales para su supervivencia, y con los
cuales dominar su medio natural: en el caso de los banwaroides,
el manglar fue un atractivo básico,
A diferencia de sus predecesores, con los cuales vivieron
separada pero simultáneamente, los banwaroides exhibían otro
tipo de instrumental. Su cultura se orientaba hacia una más
amplia gama de ambientes. Ya en la isla de Trinidad usaron
morteros para majar semillas, y fabricaron manos de mortero, o
majadores, los cuales tenían formas cónicas, cúbicas, o cónico
truncadas. En vez de modificar la piedra golpeándola, la
modificaban por abrasión, por raspado y luego con un proceso
que se hacía con una piedra más dura con la que obtenían las
formas deseadas. Entre los artefactos de los banwaroides hay
piedras casi planas, con un hueco central, usadas para moler
semillas, y lo que los arqueólogos llaman "yunques"; o sea
piedras preparadas en forma cúbica, con pequeños huecos para
apoyar las semillas.
Estos nuevos habitantes del arco antillano tenían por lo tanto
un mejor dominio del medioambiente. Eran recolectores de
25
frutos de palma, así como de corozo, usaban de raíces o bulbos
casi todos desconocidos, realidad que se establece en la
presencia de rocas planas de piedra arenisca que servían para
guayar o rallar raíces, entre las cuales las de la planta llamada
guáyiga parecieron ser muy importantes. Fueron sin dudas
pescadores de alta mar, pues en los sitios dominicanos como
Hoyo de Toro y El Porvenir, con fechas que van desde el 2000 al
1200 antes de Cristo, hay abundancia de peces llamados óseos,
tales como jureles, tiburón, pargos, y animales de gran tamaño,
en El Porvenir, trabajado inicialmente por Manuel García
Arévalo y Fernando Morbán Laucer, se rescataron restos de
cachalote y de caimán.
Las lagunas que se forman en la desembocadura de los ríos
eran una fuente importante de abastecimiento de fauna. Aves del
tipo de la paloma, colúmbidas, están presentes en su dieta, y en
momentos importantes desde el punto de vista de los ciclos
naturales, los banwaroides se internaban en la zona de montaña,
ya que en lugares como Manabao, en la zona de Constanza,
existen evidencias de hachas grandes, en forma de mariposa o
"mariposoides", hechas para ser enmangadas en su centro
acinturado.
Los banwaroides estaban en la isla de Vieques, Puerto Rico,
hacia el 2000 antes de Cristo, y pasaron a Cuba posiblemente
hacia el 1500 antes de Cristo, en donde se inició, como en Santo
Domingo, un intercambio de tecnologías con los grupos
barreroides que eran más antiguos en la zona.

26
Quizás el sitio mejor estudiado de la cultura banwaroide en la
isla de Santo Domingo es Cueva de Berna, y otro lugar ya con
elementos híbridos , es decir, con mezcla de artefactos tanto
banwaroides como barreroides, es el lugar llamado Fort Liberté,
en la costa norte de Haití.
Los banwaroides ternan un sistema de uso de materiales muy
parecido al de los posteriores agricultores que entrarían en las
Antillas cientos de años después. Eran grandes conocedores de
los nichos o zonas en donde la explotación era masiva. Se
organizaban en campamentos en los lugares escogidos para
explotar el medioambiente, y desde esos campamentos usaban
los recursos fabricando viviendas de madera que se abandonaban
cuando se necesitaba un cambio de lugar por motivos de
estación o por ciclos naturales en los cuales se decidía explotar
otro lugar. Usaron las vísceras o zona de entrada de ciertas
cavernas para explotar lugares cercanos al mar, y cuando
abandonaban los sitios dejaban enterrados los instrumentos con
la finalidad de no cargar con ellos. En lugares como Honduras
del Oeste, en la capital dominicana, las manos para mortero en
forma de cono, o de cubo, se encontraron adosadas a las paredes
de los abrigos rocosos o viseras rocosas. En El Porvenir, en la
desembocadura del rio Higuamo, provincia de San Pedro de
Macorís, fueron encontradas superpuestas varias piedras planas
con desgaste central muy grandes, de hasta medio metro de largo
y cuarenta centímetros de ancho. Bolas muy redondas, parecen
haber sido parte de ceremonias en las cuales fueron usadas como
ofrendas.

27
LA VIDA RITUAL DE LOS BANWAROIDES. Hasta el
momento los banwaroides tienen características rituales que los
diferencian de los barreroides. En la mayoría de las veces
enterraban a sus muertos. En una caverna como la llamada
Cueva de Berna, muy cerca de Boca de Yuma, en la provincia de
La Altagracia, fueron encontrados enterramientos completos.
Una niña de unos seis años, estudiada por Luna Calderón fue
localizada a 70 centímetros de profundidad en la capa de ceniza
que es virtualmente el piso de la caverna. Como en casi todas las
sociedades recolectoras la anemia parece haber sido un factor
mortal, posiblemente debido a enfermedades infecciosas que
maltrataron la vida de estos habitantes. En estos grupos la
deformación intencional del cráneo está presente: se trata de una
deformación llamada seudo-circular, la cual se logra atando una
cinta o liana al recién nacido, que le presiona hasta marcarse con
el tiempo deformando el hueso. Era, sin dudas, un elemento para
el logro de un patrón de belleza de aquellas sociedades. Los
llamados "enterramientos secundarios" están igualmente
presentes en la Cueva de Berna; se trata de entierros de huesos
humanos sueltos, los que fueron desenterrados cuando formaban
parte de un entierro completo, y seleccionados muchas veces
como ofrendas rituales. El entierro secundario es común también
en los posteriores grupos agrícolas.
En total, los enterramientos de Cueva de Berna son cinco, ya
que algunos son "residuales", calificación que Luna da a los
restos humanos que parecen ser basura o son tratados como
basura, porque no tienen características rituales.

28
La media de vida, o sea el promedio, es de 12 años de edad,
puesto que al parecer, lo mismo que entre los barreroides, y a
pesar del éxito en la explotación de recursos naturales, las
enfermedades fueron muy importantes y diezmaron
permanentemente estos grupos.
El más viejo de los enterramientos de Cueva de Berna llegaba
a los 25 años de edad, otro podría calcularse en 18, la niña
completa en 6, y uno de 2 años. Los cálculos valen para
poblaciones recolectoras conocidas en la selva actual, y según
comunicación de Adelaida Díaz Hungría, destacada antropóloga
física de Venezuela, los grupos recientes, antes del contacto con
la civilización y con los métodos científicos de curación, tenían
una baja media de vida.
CULTURAS Y COMPLEJOS CULTURALES. Las
culturas antillanas pre agrícolas, como las que hemos estado
analizando para la isla de Santo Domingo y otros puntos,
variaron mucho con el tiempo, y los barreroides y banwaroides
no fueron los únicos grupos que emigraron hacia el arco
antillano. En el oriente de Venezuela hubo otros grupos
recolectores diferentes en tecnología. Sitios como los llamados
Ño-Carlos, Las Varas, Cubagua y Manicuare, están igualmente
representados en la arqueología antillana. Los sitios con este tipo
de cultura no son tantos. En el norte de la isla de Puerto Rico
hay fechas de casi 4000 antes de Cristo para un enorme sitio de
recolectores que tiene relación con No Carlos en Venezuela.
Cerca del río Manatí se descubrió hace ya años un asentamiento
pre-agrícola con enterramientos humanos y artefactos bien
29
diferentes. Los morteros son pocos, y la piedra de rio
fragmentada es el común denominador de este lugar. No se han
hecho estudios profundos sobre esta gente. Dos lugares
similares, Rio Maimón, con fecha de 2500 antes de Cristo en la
costa norte de la provincia La Altagracia, y Cueva del Agua, en
la costa de La Romana tienen características iguales.
El más reciente de los poblamientos hacia el arco antillano
parece haber sido el de los grupos "manicuaroides". Su sitio de
ocupación temprana está en la costa venezolana, y lo mismo que
la gente de Cubagua, se trata de gente muy especializada en la
pesca marina, y de navegantes que son ya tardíos, puesto que la
fecha temprana de Cubagua es de 2000 antes de Cristo y la de
Manicuare, de donde toma nombre la cultura, es de 1800 antes
de Cristo.
Los "manicuaroides" eran fundamentalmente pescadores
costeros que emigraron hacia el arco antillano hacia el 2000
antes de Cristo. Sus instrumentos, como anzuelos de hueso,
pesas para redes, y gubias para trabajar la madera se encuentran
igualmente en la isla de Cuba y en algunos puntos del sur de La
Florida. Los objetos de concha fueron importantes: vasos,
raspadores, martillos para romper ostiones y ostras. Ligados al
manglar, arribaron a las Antillas. Un solo lugar de la República
Dominicana, La Isleta, en la desembocadura occidental del río
Higuamo, tipifica su ocupación hacia el 1200 antes de Cristo.
La abundancia de gubias para trabajo en madera en la isla de
Cuba parece asegurar que grupos de esta cultura llegaron a Cuba
en ese rango de años, generando entre los aborígenes anteriores
30
nuevas tecnologías del trabajo en madera, vista la popularidad de
la gubia de concha, la que aparece muy pocas veces, y
mostrando factura y forma muy diferente en algunos lugares
dominicanos.
Como puede verse, en el curso de miles de años las Antillas
fueron pobladas por muy diversas culturas. Algunos arqueólogos
han usado el término "complejo cultural" para aglutinar
elementos característicos de un tipo de cultura. Por ejemplo
"complejo cultural manicuaroide", o "complejo cultural
banwaroide". El sufijo "oide" simplemente apunta hacia el
parecido de los instrumentales de trabajo, pero en el caso de la
arqueología social apuntaría hacia los instrumentos y el modelo
de explotación del medioambiente.
EL PERIODO DE LAS HIBRIDACIONES. En nuestro
libro titulado Medioambiente y adaptación humana en la
prehistoria de Santo Domingo, demostramos que ya hacia el año
2000 antes de Cristo pudo iniciarse el contacto antillano entre
muchas culturas y formas culturales. Era natural que siendo las
islas territorio limitado por el mar, algunas técnicas de
explotación de los lugares o nichos ecológicos, fuesen
intercambiadas. El intercambio de tecnologías no significó, al
parecer, una unión definitiva entre las culturas, sino más bien el
logro de acuerdos para intercambio de experiencias. Los grupos
precolombinos del período pre-agrícola respetaron los linderos
de sus lugares de explotación. Existía, al parecer, un acuerdo
formal para que cada grupo explotase un territorio que era de
uso cíclico. Mientras que los barreroides se adaptaron al manglar
31
tardíamente, como acontece con los grupos barreroides que
invaden el manglar en Puerto Alejandro, Barahona, hacia el
1500 antes de Cristo, los grupos típicamente banwaroides
incrementaron su producción con técnicas adecuadas en la zona
de manglares y en sitios boscosos.
En lugares de características tardías como son EI Porvenir,
hacia el 1200 antes de Cristo o Batey Negro, en el 650 antes de
Cristo, todos de factura banwaroide, aparecen los artefactos de
sílex hechos por los barreroides. Lo mismo acontece en Fort
Liberté, posiblemente hacia la misma época, en el norte del
actual territorio haitiano.
Ha de suponerse que el uso de artefactos de esquemas que
durante cientos y cientos de años funcionaron separadamente y
se mezclaron tardíamente, enriqueció, además, con experiencias
de intercambio ambas culturas, y lo mismo las posteriores. En
Cuba, por ejemplo, los arqueólogos definieron una cultura
híbrida llamada Cayo Redondo, en la cual se presentan tanto las
tecnologías banwaroides como las posteriores manicuaroides.
También se distinguen los grupos ligados a la cultura Ño-Carlos,
en la parte más occidental de la isla, los que aceptaron,
igualmente, formas de trabajo de los grupos anteriores.
Este proceso de "hihridación cultural" culminara hacia el siglo
V antes de Cristo, cuando comienzan a aparecer nuevos modelos
de adaptación en los cuales hay por vez primera entre los
recolectores el uso de objetos de cerámica, de vasijas, cuya
procedencia se discute, pero que revelan un nuevo contacto con
nuevas gentes que, o arriban ya con el conocimiento de la
32
alfarería, y que quizás conocían algún tipo de agricultura. Por
estas razones los arqueólogos han determinado dos vías o rutas
para las primeras oleadas agricultoras hacia el año 500 antes de
Cristo, cuando ya los recolectores, desconocedores de la
agricultura y del uso de la cerámica, tenían más de 3500 años
viviendo en las Antillas.
LOS RECOLECTORES CON CERÁMICA. Los últimos
vestigios de sociedades recolectoras con características híbridas
aparecen en Santo Domingo y Cuba, entre el siglo V antes de
Cristo y los comienzos de la era cristiana, extendiéndose en el
tiempo hasta por lo menos el siglo VIII.
Varios lugares de la isla de Santo Domingo han sido
localizados con una ocupación de indios que al parecer
comienzan a usar por vez primera objetos de cerámica, pero
cuyos útiles de trabajo son los mismos que utilizan los
recolectores tradicionales. En el caso de la isla de Santo
Domingo estas poblaciones se ubican desde la actual capital de
Santo Domingo hacia el este. El sitio Honduras del Oeste fue el
primero de estos lugares estudiado por los arqueólogos. Los
habitantes ocuparon las viseras o abrigos rocosos, los farallones
pleistocénicos que están a varios kilómetros del mar. Usaron
como alimentos cangrejos, babosas de concha dura, o sea
caracoles terrestres, frutos de la palma llamada corozo,
(Acrocomia), y fabricaron ollas o cuencos generalmente
pequeños, poco decorados, y de buena factura. Algunos
investigadores creen que estos grupos pudieron haber tenido
relación con la costa norte de Colombia y no con Sudamérica.
33
Usaron morteros planos para rallar o guayar las raíces, y cazaron
animales pequeños, como lagartos, jutías, iguanas, habiendo
vivido también de cierta pesca litoral que incluye peces de los
arrecifes, como por ejemplo el pez loro.
La fecha de radiocarbono para el sitio de Honduras del Oeste,
en el barrio Honduras de la capital dominicana, es de 360 antes
de Cristo.
Otro poblamiento similar es El Caimito, también alejado del
mar y en la provincia de San Pedro de Macorís. Los habitantes
de El Caimito vivieron cerca de estos abrigos rocosos, y usaron
la guáyiga y otras raíces como sustento. En el sitio la cerámica
es más decorada, y aparecieron algunos restos de perro usados
como alimento, y fundamentalmente piedras lascadas, o sea,
raspadores y cuchillos muy rústicos hechos de piedras de rio, y
no de sílex.
Una característica de este sitio es la poca profundidad de los
depósitos culturales. Las fechas de El Caimito van desde el siglo
III antes de Cristo al siglo II después.
Similar a El Caimito es el lugar denominado Musiépedro,
cerca del rio Duey, en la Provincia La Altagracia. Allí la
cerámica o alfarería tiene un mínimo de decoración. Elementos
como el burén que en poblaciones posteriores, como veremos, es
común a los aborígenes que fabricaron casabe, aquí no están
presentes, por lo que los arqueólogos piensan que la yuca no fue
importante entre estos grupos y que posiblemente no era
conocida por los pobladores que muchos autores llaman
34
caimitoides, tomando en cuenta el hallazgo de El Caimito como
punto de referencia.
Otro lugar conocido, con alfarerías tempranas, recolección
intensa y sin burén, es el lugar llamado La Piedra, a tres
kilómetros al oeste de la desembocadura del río Soco, en la
provincia de San Pedro de Macorís. En el oriente de Cuba
recientes hallazgos de grupos con estas características hacen
suponer que hubo una ocupación de recolectores con cerámica
por lo menos a partir del año 500 antes de Cristo, y que la misma
no tenía grandes conocimientos agrícolas, aunque para algunos
autores estos habitantes pudieron muy bien ser agricultores. El
tema de los caimitoides sigue en discusión.
LOS RECOLECTORES COMO SOCIEDADES DE
BANDA. Las sociedades de bandas son aquellas que se integran
para una labor colectiva en la cual las relaciones de producción
no son fijas. A diferencia de las sociedades llamadas tribales, las
de banda no tienen una división compleja del trabajo, sino que
funcionan más bien de acuerdo con los ciclos de la naturaleza,
por cuanto su economía depende de ellos y no de una
transformación artificial del medio. Las sociedades pre-agrícolas
de las Antillas y posiblemente algunas que son denominadas
proto-agrícolas, como es el caso de los caimitoides, fueron, al
parecer, sociedades de banda. Según observaciones más
recientes de sociedades que funcionaron y funcionan como tales
en la actualidad, una sociedad de banda se compone de un
conjunto de personas que difícilmente sobrepasa los cincuenta
individuos. Todas las sociedades de banda del área del Caribe se
35
organizaron, al parecer, en torno a espacios ecológicos que
permitían una abundante depredación de los sitios, lo que es una
de sus características. Por estas razones se han llamado
sociedades depredadoras, ya que como se ha apuntado, no son
grupos que reproducen la naturaleza como es el caso de las
sociedades agrícolas posteriores, sino que la aprovechan.
Sin embargo los antropólogos y etnólogos que han trabajado
con sociedades recolectoras actuales en muchos puntos del
globo, están de acuerdo en que los integrantes de ellas son muy
respetuosos del medio que depredan, y que en muchos casos
tienen un dominio del mismo al punto de saber hasta dónde
puede ser explotado un recurso para que no desaparezca. Los
recolectores, por tanto, tenían una conciencia muy selectiva del
modelo de depredación, permitiendo así la regeneración de los
sitios y abandonándolos en un momento y por tiempo definido
para que recuperasen su potencial como tales. Es decir que
nunca explotaban un lugar más allá de sus capacidades de
regeneración.
Es importante decir que estos grupos recolectores, al ser de
pequeña dimensión, la mayoría de las veces estaban
incapacitados para poder agotar zonas de inmensa riqueza
ecológica, como por ejemplo, los grandes manglares, y el
sistema itinerante, o sea el movimiento cíclico, hacía que fuera
posible y más productiva su economía, Muchas de estas bandas,
como las que se asentaron desde por lo menos el 2000 antes de
Cristo en las desembocaduras de ríos como el Soco y el
Higuamo, entre otros, ocuparon los lugares por casi dos
36
milenios. Es decir, que la gente y su descendencia, siguió
retornando a los lugares porque los mismos no eran agotados, y
por tales razones el instrumental se mantuvo durante centurias
igual, sin cambios importantes, a no ser por la incorporación de
otros tipos de artefactos procedentes de procesos de hibridación
entre grupos humanos.
El cambio de lugar o de lugares en función de lo que producía
y se aprovechaba en cada nicho ecológico, fue una costumbre
heredada, posiblemente, por los posteriores agricultores en la
selva tropical amazónica, en donde la agricultura fue hecha en
base a un uso rotativo de la tierra, como luego veremos.
EL ARTE RUPESTRE. Entre los grupos recolectores de las
Antillas el arte rupestre fue una expresión importante. Se llama
"arte rupuestre" a las pinturas y grabados hechos sobre las
paredes de las cavernas. Los recolectores se caracterizaron por
un arte rupuestre en el que se usó pintura hecha de piedras
tintóreas, vegetales y carbón. La mayoría de las representaciones
que aparecen en las paredes de las cuevas y abrigos rocosos son
abstractas. Muchas son círculos, o círculos concéntricos, cruces,
líneas quebradas y paralelas, así como líneas llamadas
"laberínticas" por ser extremadamente onduladas y hasta cierto
punto confusas. Las pictografías son aquellas que se lograron a
base de pintura, mientras que se denomina petroglifo a la talla de
figuras o líneas sobre la piedra. Las muestras rupuestre no
tienden a representar, en este período, animales, gentes, u
objetos naturales, y en algunos casos se considera que el arte
rupestre de los antillanos más antiguos tiene gran unidad, puesto
37
que tanto en Cuba, como en Santo Domingo, tiene
características similares. Muestras de este arte se ha encontrado
en el occidente de la isla de Cuba, y en el occidente de la isla de
Santo Domingo, principalmente en la zona de la provincia de
Pedernales. Se considera que los petroglifos en formas de greca,
y de tejidos hechos sobre las paredes de las llamadas Guácaras
de Comedero, cerca de Cotuí, podrían haber sido hechos por
grupos recolectores.
TÉRMINOS Y NOMENCLATURAS PARA LOS
RECOLECTORES. Los estudios arqueológicos y etnológicos
han usado de muy diversos términos cuando se habla de las
culturas recolectoras del pasado. Así, daremos algunos nombres
y explicaremos su relación con las culturas, puesto que los
mismos se refieren, generalmente, a los mismos grupos humanos
que en el área fueron anteriores a los poblamientos agrícolas, es
decir, aparecieron en las Antillas mucho antes que los
agricultores, aunque hubo épocas ya tardías en las que
recolectores y agricultores llegaron a ocupar simultáneamente
sitios precolombinos.
PALEOINDIO. Es un término arqueológico que usaron
algunos investigadores norteamericanos para calificar a los
aborígenes de los Estados Unidos de América que vivían de la
gran cacería de bisontes, mamuts, ciervos, alces y otros animales
de buen tamaño.
El término fue adaptado por los arqueólogos Irving Rouse y
J.M Cruxent para aplicarlo a los grupos más tempranos de las
Antillas, los cuales usaron artefactos de sílex, o roca silícea, con
38
técnicas parecidas en la confección al paleoindio americano, que
a su vez tenía relación con el clásico paleolítico europeo.
Los artefactos de los grupos barreroides les parecieron a
Rouse y Cruxent objetos para la cacería de grandes animales, y
emitieron la teoría de que estos iniciales habitantes de
BarreraMordan, en la provincia de Azua, pudieron haber vivido
de la cacería del manatí, de la foca tropical (Monachus
tropicalis), que una vez habitó en la isla, y de alguno que otro
animal de menor tamaño. Sin embargo, los trabajos de
investigación profunda realizados por arqueólogos como Veloz,
Ortega, Guerrero, Rímoli, Pantel y otros, revelaron que los
barreroides eran realmente pescadores, recolectores de playas
marinas, cazadores de iguanas, hutías y animales pequeños y
nunca captaron gran fauna, la que era prácticamente inexistente
como para una cultura típica de cazadores.
Los grupos barreroides confeccionaron sus artefactos de sílex
para con ellos trabajar la madera, aunque en casos excepcionales
se usaran artefactos para la cacería de un tipo de oso antillano
desaparecido de nombre Parocnus serus, que más que oso era un
edentado que se alimentaba de follaje, y con tamaño relacionable
con el de un hombre. Sin embargo, hasta el momento en ningún
lugar han aparecido restos de Parocnus ligados a artefactos
indígenas, aunque existe una fecha de radiocarbono para
despojos de este animal de 800 años aproximadamente antes de
Cristo, época en la que la isla estaba habitada plenamente por
grupos recolectores.

39
Lo cierto es que el término Paleoindio se ha considerado
erróneo, porque no existe evidencia de sociedades que hayan
vivido exclusivamente de la gran cacería en las Antillas.
PALEOARCAICO. Este término, usado por Veloz Maggiolo
y otros arqueólogos, se refiere no ya a una acción económica
como la cacería, sino a las formas más antiguas de vida de los
grupos barreroides.
ARCAICO. Es un término usado por algunos autores para
diferenciar los paleoindios, grandes cazadores en las praderas
norteamericanas, de los grupos recolectores. El término fue
propuesto por los investigadores P. Phillips y Gordon Willey,
teniendo mucha aceptación. Como no se refería a los artefactos
mismos, sino al modo de vida, ocupa gran parte de la literatura
arqueológica señalando un período en el cual el hombre se
adapta al medioambiente explotando nichos ecológicos y
abandonando lentamente la gran cacería.
MESOINDIO. El término apuntaría hacia la definición de
estas sociedades arcaicas. Tiende a señalar que las mismas están
ubicadas, cronológicamente, entre los pobladores paleoindios y
los posteriores agricultores a los que los autores, Irving Rouse y
J. M. Cruxent llamaron en alguna oportunidad neoindios.
CIBONEYES Y GUANAHATABEYES. Es común
encontrar en la literatura histórica del período de contacto estos
nombres. Algunos como el nombre ciboney fue dado a las
culturas recolectoras de Cuba por varios autores, dentro de los
cuales cabe citar al norteamericano Mark Harrington, quien lo
40
popularizó. En principio, y en la clasificación cubana, se
consideraba que existían dos modelos de recolectores: Ciboney
aspecto Guayabo Blanco, cuyos artefactos eran rústicos y con
poca muestra de abrasión o modificación de la piedra, y Ciboney
aspecto Cayo Redondo, el que presentaba piedras modificadas, y
elementos que hicieron suponer que era una expresión más
tardía. Hoy se sabe que los dos corresponden a un periodo que
no sobrepasa el 2000 antes de Cristo y que los artefactos y restos
no son definitorios de una cronología más antigua para el
Ciboney de Guayabo Blanco. Guanahatabey se refiere a indios
encontrados en el occidente de Haití y también el occidente de
Cuba al momento de la conquista y mencionados por la crónica.
Eran en verdad reductos de las sociedades recolectoras que
vivían aisladamente al momento de la llegada de los europeos.
ALGUNAS NOMENCLATURAS CULTURALES. Los
investigadores y arqueólogos han ido confeccionando nombres
que apuntan en todo caso hacia el modelo de vida, hacia el
desarrollo de la función principal de estas sociedades.
Encontramos términos que se aplican a las sociedades
recolectoras y que en verdad no son del todo precisos. Un
término muy utilizado es Preagrícola, referido a una sociedad
anterior a la agricultura, otro es Protoagrícola, referido a
aquellas sociedades recolectoras que se considera estaban en
vías de usar o "descubrir" formas agrícolas. También se han
usado términos como Sociedades Prealfareras o
Preagroalfareras, con la intención de señalar que éstos
recolectores no conocían ni la agricultura ni el uso de la
cerámica u objetos de barro.
41
También, y es muy común encontrarlo en la arqueología del
Caribe, se ha usado el termino Precerámico, muy común para
englobar los grupos recolectores sin alfarería. Esto bajo un
erróneo y generalizado criterio de que toda sociedad sin alfarería
debe ser recolectora. Sin embargo, en algunos puntos de
América, como la costa peruana, por ejemplo, existen
sociedades recolectoras sin cerámica, y a la vez, parecen existir
sociedades con cerámica que no usaron la agricultura. Como
veremos, existieron en el Caribe sociedades transicionales
llamadas caimitoides que al parecer usaron cerámica sin
evidencia clara de los cultivos que luego incorporarían otros
grupos.

SEGUNDA PARTE:
LAS SOCIEDADES AGRICULTORAS

42
EL MUNDO DE LOS TAINOS
Los taínos fueron los grupos agricultores antillanos con mayor
desarrollo cultural que encontró el conquistador español en
Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico.
Si bien al momento de la conquista que se inicia en el año de
1492 las Antillas tenían diferentes tipos de sociedades cuya
sustentación se basaba en el cultivo de raíces, en la pesca, en la
recolección y en la pequeña cacería, no todas alcanzaron un
grado que las pudiera definir como sociedades cacicales. El
cacicazgo, indicador de una sociedad en vías de estratificación,
parece haber sido un proceso relativamente tardío en las Antillas
Mayores, además de una expresión que localmente mostró
diferencias profundas con otros puntos del Caribe, como el
propio nororiente de Venezuela, desde donde partieron hacia el
arco antillano las sociedades de selva tropical que se
transformaron ya en las islas en grupos con una visión muy
diferente de la organización social misma.
La arqueología ha mostrado como muchas de estas sociedades
fueron desarrollándose en un proceso local, pero con posibles
influencias continentales, que luego se transforma en general.
Antes de la aparición del cacicazgo que caracterizó a los grupos
llamados taínos, habitantes pre-taínos constituyeron una enorme
gama de sociedades y culturas, algunas de las cuales fueron las
43
primeras que habitaron el arco de las Antillas. Ya hemos visto
cómo estas culturas iniciales tienen fechados de
aproximadamente 4000 antes de Cristo, en algunas de las islas,
como La Española y Puerto Rico, ya que en el occidente de Haití
existen dataciones de hasta 3700 antes de nuestra era, según
autores como Clark Moore, y en el norte de la isla de Puerto
Rico existen fechados similares. Estos grupos recolectores,
como se ve, muy anterior a las culturas agricultoras que
encontrara el conquistador, procedían de la costa oriental de
Sudamérica y posiblemente de algunos puntos de
Centroamérica. Al sur de la isla de Trinidad, frente a la costa
venezolana, el sitio Banwari- Trace, que fue parte del territorio
venezolano presenta fechas de 7000 años antes. Las culturas
preagrícolas llamadas "barreroides" o bien "mordanoides",
caracterizadas por el uso de instrumentos de piedra fracturada
para el logro de navajas, cuchillos y puntas, tienen
contrapartidas tempranas en la costa centroamericana de Belice,
en donde la tecnología, más temprana, es exactamente la misma,
la que ha sido documentada por las investigaciones de McNeish,
Nelken-Terner y otros autores. Las llamadas culturas
"banwaroides" parecen ser un desprendimiento hacia el 3000
antes de Cristo de grupos recolectores con instrumentos
diferentes, producto de la modificación de la piedra por
abrasión, el uso del hueso, y una insistente adaptación a las
lagunas y manglares. Arribarían a las Antillas partiendo de la
isla de Trinidad, en donde Peter O. Harris las detectó en 1971.

44
Al parecer estas sociedades se mezclaron en Santo Domingo,
Puerto Rico y Cuba, intercambiando técnicas que las hicieron
más exitosas en relación con el medioambiente.
LOS PRIMEROS AGRICULTORES. Como puede
inferirse, cuando los primeros agricultores, de posible filiación
arawaca llegan a las Antillas hacia el 500 ó 400 antes de Cristo,
ya estos territorios estaban desde milenios ocupados
parcialmente por pobladores tempranos que basaron sus
economías en el dominio de los ciclos de la naturaleza. Sus
economías pueden calificarse de "depredadoras", puesto que no
reproducían la naturaleza, sino que simplemente la explotaban.
Los pobladores iniciales se especializaron en la explotación de
nichos ecológicos diversos, y es muy posible que los grupos
agrícolas posteriores absorbieran gran parte de estas poblaciones
llamadas por la etnología ciboneyes, y guanahatabeyes, según
los más diversos autores, siguiendo nominaciones aparecidas en
las diversas crónicas del período colonial en donde se informa de
la presencia de estos grupos viviendo separada, o
colaborativamente, y en ocasiones de modo simultáneo con las
sociedades antillanas del período de contacto con los europeos.
Los primeros agricultores antillanos procedían del sistema de
selva tropical orrnoco-amazónico. En Venezuela estos grupos ya
tribales se adaptaron a las zonas costeras, y mejoraron
profundamente sus técnicas de supervivencia. La navegación en
ríos caudalosos, y en caños, los preparó para la navegación
marina posterior. Las familias se organizaron en territorios en
donde era posible hacer de la vida fluvial y marina a la vez,
45
espacio para la supervivencia. La yuca amarga o mandioca,
posiblemente procesada en forma de casabe por vez primera en
el norte de Colombia, según los trabajos de Carlos Angulo, fue
el más importante elemento dietético dentro del conjunto de
raíces y tubérculos que caracterizan la agricultura de la selva
tropical. La transformación de la yuca amarga en casabe
constituyó posiblemente desde el 2000 antes de Cristo, en
Malambo, Rotinet y otros lugares del norte colombiano, el
elemento fundamental que caracterizó la vida de estas
sociedades selváticas, por cuanto como cultivo principal
influenció notablemente el patrón de asentamiento, y el proceso
de la vida cotidiana en general.
LOS CULTIVOS DE LA SELVA. Los cultivos de la selva,
y el sistema de cultivo basado en la deforestación, la quema del
bosque, y la siembra sobre lechos de ceniza, pasaron desde el
mismo 400 antes de Cristo a las Antillas. El sistema,
denominado como cultivo de roza o swidden, comporta una
traslación cada diez, doce años o antes, según se agotan las
condiciones del suelo. Por tales razones en amplios territorios
como los selváticos, los grupos familiares terminaban
abandonando los lugares de cultivo- a los que retornaban sólo
para cosechar frutales- y quemaban otras áreas para siembras
totalmente nuevas. Cuando se producía este nuevo proceso, la
sociedad se dividía debido al crecimiento demográfico de la
misma, y por tanto, en un proceso de fragmentación, hacia lo
mismo cada vez, abarcando espacios inmensos los cuales
constituían pueblos con parentesco común, con costumbres
similares, y con identidad suficiente como para considerarse
46
miembros de un mismo clan. Las sociedades así establecidas
fueron denominadas como "sociedades segmentarias" o "de
linaje", como las define E. Terray. Estas sociedades, al mantener
vigente sus sistemas de creencias, poseían objetos que se
repetían con variantes mínimas, pero visibles, en sus
decoraciones, en su arte, en su alfarería, en su manera de
controlar la naturaleza.
BARRANCOIDES Y SALADOIDES. Desde casi el año
1200 antes de Cristo, los grupos llamados "barrancoides", en el
Orinoco Medio, iniciaron un descenso hacia las bocas del río,
que fue seguido por los llamados grupos "saladoides". La
llegada a los lugares costeros del nor-oriente venezolano,
estudiados por Iraida Vargas y Mario Sanoja, o a Los Barrancos,
estudiado por Rouse y Cruxent, revela una tendencia hacia una
hibridación de éstas etnias que fue cada vez mayor, al punto de
que cuando pasan a las Antillas Menores cruzando la isla de
Trinidad, los elementos de su cultura consignan una mezcla de
rasgos "saladoides y barrancoides", que los arqueólogos han
denominado como estilo "saladoide insular". Como es
costumbre en algunos arqueólogos el uso de apelativos que se
relacionan con el lugar de hallazgo de los primeros restos de una
cultura, es común. Saladoide toma su nombre del sitio Saladero,
y barrancoide toma su nombre del sitio Barrancas, ambos en las
márgenes del río Orinoco.
AGRICULTORES EN PUNTA CANA. Mientras los
"saladoides" y "barrancoides" se esparcían hacia el arco
antillano desde la costa venezolana, otros grupos con agricultura
47
y otro tipo de alfarería lo hacían igualmente. En el lugar llamado
Punta Cana, región oriental de la isla de Santo Domingo, fueron
localizados poblados antiguos cuya fecha es de 240 antes de
Cristo. La cerámica se parece a la barrancoide venezolana, y
parece ser procedente de otras culturas agrícolas de la zona. En
Punta Cana se originan, al parecer, decoraciones que luego
pasarán a la cultura taína, Uno de los esqueletos fechados arrojó
una datación de 300 después de Cristo, lo que cambia bastante la
idea de que sólo los agricultores barrancoides y saladoides
entraron a las Antillas tempranamente.
LA TRANSFORMACIÓN ANTILLANA. Las sociedades
del nor-oriente de Venezuela al entrar en las Antillas encuentran
un medioambiente diferente. Los espacios de las pequeñas islas
son menores que los de la selva tropical, y por lo tanto el cultivo
de roza, que necesita de un constante traslado y de una quema
permanente y extensiva, recibe un duro golpe. En esta
readaptación de las sociedades insulares hacia el siglo I y II
después de Cristo el cultivo fue "atenuado" y parece haberse
disminuido incrementándose la recolección marina, la pesca, la
cacería. Este proceso ha sido bien documentado en el sitio
Cerrillos por el arqueólogo puertorriqueño Edgar Maíz, quien
analizando una sociedad saladoide insular del siglo IV ha
encontrado que el consumo de aves, fundamentalmente palomas
(colúmbidas de muchos tipos), es fundamental en la dieta, lo
mismo que los peces de río, manteniéndose indudable contacto
con la costa venezolana todavía en el siglo VI de nuestra era.

48
Sin dudas estas características de la adaptación parecen
dibujar un cuadro en el cual la producción sigue siendo
desarrollable sólo hasta un tope, puesto que no existe una
potencial producción más allá de un tradicional uso óptimo del
medio ambiente tal y como el mismo se presenta. Los
arqueólogos han ido identificando "estilos alfareros" en base a
las formas de vasijas, las decoraciones, y existe una gama
enorme de sitios con estilos diferentes, los cuales, cuando son
parecidos, se aglutinan con el sufijo "oide". Por ejemplo, y ello
nos interesa con relación a la isla de Santo Domingo, algunos de
los estilos de Puerto Rico aparecen igualmente, pero
modificados, en sitios dominicanos, lo que revela un tránsito
desde Puerto Rico, en donde muchas sociedades hicieron escala.
Estilos como el llamado "Cuevas", o como el llamado
"Ostiones", aparecen en algunos lugares dominicanos muy
modificados. Mientras tanto, y ello fue común en las grandes
Antillas, algunos estilos evolucionaron generando formas
locales. El caso del estilo "Ostiones", oriundo del occidente de
Puerto Rico es importante, los "ostionoides" iniciaron un
importante proceso de adaptación humana en el suroeste de la
isla de Puerto Rico, y como veremos, precedieron y fueron parte
formativa de la posterior cultura taina,
LA SOCIEDAD "OSTIONOIDE". Seguir el ritmo del
desarrollo de la vida cotidiana entre los grupos anteriores a la
sociedad taína obliga a un somero análisis de las sociedades
anteriores. En Puerto Rico es posible considerar que hasta las
expresiones saladoides de las sociedades del estilo Hacienda
Grande, trabajado por Rouse y Alegría, los estilos Sorcé y La
49
Hueca, trabajados por Chanlatte et al. en la isla de Vieques, los
estilos Cuevas en el propio Puerto Rico y otros como el de Los
Corrales, en la isla de Santo Domingo con características
"cuevoides"; el modelo de vida cotidiana fue muy similar:
cultivo de la yuca, preparación de tierras, incremento de la
recolección, la caza y la pesca como un mecanismo de
equilibrio, organización familiar en grandes bohíos que hacen
pensar en el sistema de familias extensas o extendidas, y
ceremonias ligadas, claro está, al ritual de la cohoba, encabezado
no tanto por un cacique sino por un samán o brujo que inhalaba
los polvos alucinógenos y "predecía" la vida, vencía
enfermedades y conocía la historia de las comunidades tribales.
Pero la sociedad "ostionoide", cuyos primeros rasgos aparecen
en la isla de Puerto Rico, trajo consigo una nueva visión del
proceso productivo. Su desarrollo local se inicia hacia el siglo
VII o quizás poco después. Su capacidad de dispersión parece
entroncarla con una experiencia navegatoria diferente de la de
los grupos "saladoides insulares" ya mencionados. Ello así
porque elementos ostionoides, como asas levantadas en forma de
gasa, murciélagos estilizados y vasijas grandes que en los finales
del período alcanzan formas naviculares o de nave, muy
características, se producen ya simultáneamente en Puerto Rico,
la isla de Santo Domingo y parte de Cuba, en donde hay fechas
que señalan hacia el siglo VIII formas ligadas al estilo. El ídolo
de tres puntas, denominado como "trigonolito" por Herrera
Fritot, se dispersa en forma creciente, aunque no alcanza en la
primera etapa de dispersión el tamaño y la elegancia del
posterior período taíno.
50
Los ostionoides fueron la sociedad pre-taína más importante
del período del llamado cultivo de roza; ellos se iniciaron como
cultivadores que usaron de la atenuación con la recolección, la
pesca y la caza como subsistencia importante. Pero descubrieron
el uso de un sistema nuevo para la producción agrícola: el
montículo. El sistema de monticulación del terreno fue el
resultado de una acumulación de basura y materiales que se
transformaron en "abono" para el sembradío de frutos. La alta
concentración de nitrógeno en los montículos hizo posible una
producción mayor de la agricultura, y ello a la vez comenzó a
influir en el proceso social, ya que la mejoría en la producción,
obligue a una reformulación de la redistribución de los
productos y de un uso controlado de suelos y espacios, y por lo
tanto a nuevas acciones y responsabilidades sociales que parecen
haber sido heredadas y mejoradas por la posterior sociedad de
los taínos. Elementos ceremoniales tan importantes como el
juego de la pelota o batey se presentan por vez primera en las
sociedades ostionoides de Puerto Rico en el siglo VIII de nuestra
era, pasando a ser luego, en la sociedad taína un elemento
definitorio. La plaza de Las Flores, trabajada por Ortiz Aguilú y
las de la Villa de Tam, en Puerto Rico, parecen revelar que el
areíto y el juego de pelota o batey, fueron practicados
inicialmente por estas sociedades, o que por lo menos se
incrementó su presencia a partir de las mismas. Los ostionoides
utilizaron las zonas de playas, pero también penetraron valles y
las faldas de las montañas en la isla de Santo Domingo.
Colonizaron inicialmente algunas zonas del norte de la isla de
Santo Domingo; por ejemplo algunos sitios cercanos a Cabrera,
51
Rio San Juan, y otros lugares, fueron ocupados ya hacia el siglo
IX por grupos agricultores del estilo ostionoide.
LOS MACORIJES. Cronistas como Fray Ramón Pané, el
Padre Fray Bartolomé de las Casas y el propio Cristóbal Colón,
se refirieron al hecho de que la isla de Santo Domingo tenía
diversos tipos de culturas y lenguas. La lengua de los taínos, y
posiblemente, pese a sus diferencias, la de los macorijes y
ciguayos, venía de un tronco común sudamericano. Eran
dialectos o formas del lenguaje arawak, o arawaco, o arnaco, si
no nos atenemos a las diversas grafías sobre el mismo. Esa
lengua empalma todavía hoy con el lokono, arawak que se habla
en las Guayanas, y existen importantes estudios sobre ella de los
expertos Manuel Álvarez Nazario y José J. Arrom, entre otros.
Los macorijes habitaron el noroeste, parte del norte de la isla
de Santo Domingo. Cuando Colón funda La Isabela, en los
primeros días de 1494, se entiende en parte con grupos
macorijes. Intenta recoger informaciones sobre los habitantes de
la isla, y pronto se da cuenta de que los macorijes hablan otra
lengua, o por lo menos un dialecto diferente del que habla la
mayoría de los habitantes de la isla. Por tales razones, Fray
Ramón Pané, quien fuera el primer español que aprendiese
expresamente una lengua indígena, es enviado al lugar de
Maguá, con indios que habían aprendido algo de español, que
hablaban la lengua macorix, y la taína, con la intención de
cristianizar. La historia es reveladora de que los macorijes eran,
por tanto, una cultura diferente. Los arqueólogos han detectado
la presencia de alfarerías macorijes en toda la parte norte del rio
52
Yaque del Norte, así como en las zonas de la provincia de
Valverde, actualmente, en buena parte de la Línea Noroeste, y
claro, en el occidente de Haití. La alfarería revela diferencias
profundas con la taína. Vale decir que tanto macorijes como
ciguayos y taínos, vivieron simultáneamente en la isla. Las
primeras evidencias de grupos macorijes parecen comenzar a
finales del siglo VIII, cuando en el valle del Cibao, en Cutupú,
cerca de la ciudad de La Vega, se localizaron restos de una
cultura ostionoide que parecía tener relación con elementos
cuevoides, una mezcla de estilos que termina produciendo una
nueva expresión decorativa en la que se usan aplicaciones de
tiras de barro, decoraciones cruzadas formando rejillas sobre
cazuelas pequeñas, asas en forma de botón, asas en forma de
gasas pequeñas, así como representaciones mínimas de ciertas
aves. El hallazgo de estas primeras formas de alfarería
atribuibles a los macorijes se realizó en Haití, hacia los años de
1939 por I. Rouse, quien denominó esta cerámica como
meillacoide, debido a que el primer sitio en donde se encontró se
llamaba Meillac, en Haití. Pero trabajos posteriores en el valle
de La Vega, llevados a cabo por Veloz Maggiolo, E. Ortega y
Angel Caba Fuentes revelaron que la cultura meillacoide oriunda
de la parte este de la isla, el cual fue confirmado luego por los
trabajos de Bernardo Vega, que demuestran que existía una
relación entre los sitios meillacoides y los sitios macorijes según
las afirmaciones de la crónica española. Los macorijes utilizaron
también el montículo agrícola, que es posiblemente una herencia
de los grupos ostionoides.

53
LOS CIGUAYOS. Cuando Cristóbal Colón llegó a Samaná,
de regreso hacia España durante su primer viaje, tocó en aquel
territorio con grupos indígenas con características bien
diferentes de las que presentaban macorijes y taínos. Se trataba
de un grupo humano que fue identificado como el de los
ciguayos. Estos pobladores usaban arcos grandes, pelo largo
atado con una redecilla en la parte atrás de la cabeza y una
pluma o plumas adornando la cabeza en su parte atrás. Eran
gentes diferentes, con aguerridas posturas que degeneraron en
una escaramuza que la tradición ha llamado erráticamente
"Batalla del Golfo de las Flechas". Los ciguayos iban teñidos de
negro, y atacaron a Colón, hiriendo a un español en un glúteo o
nalga. Simplemente se defendieron de la intención española de
tomar indios para llevar como muestra a España y para enseñarle
la lengua castellana de modo que en otros viajes pudieran servir
como guías o "lenguas".
Los indios que llevaba Colón desde las islas Bahamas y los
tornados en la parte norte de la isla de Santo Domingo, señalaron
de alguna manera que estos ciguayos hablaban de otro modo, y
que eran realmente otro grupo con idioma diferente. Colón
recoge y compara palabras ciguayas con otras generales, para
demostrarlo. En verdad la descripción que hace Colón en su
diario y las posteriores afirmaciones de cronistas como Las
Casas, revelan que estos ciguayos tenían características bien
diferentes de los taínos y macorijes. Según las descripciones, su
parecido físico podría ser comparado con los caribes de las
Antillas Menores. Las posteriores descripciones sobre los
caribes de Martinica, Guadalupe y otros sitios de las Antillas
54
Menores, pueden hacer suponer que los ciguayos fueran un
grupo caribe adaptado a la cultura taína, o bien taínos que
imitaban a los grupos caribes. Sin embargo, el uso de una lengua
diferente obliga a pensar en que ciertos caribes se adaptaron a la
vida social dentro de las comunidades taínas. Un elemento que
confunde es el hecho de que en la zona considerada como
ciguaya, que incluye Samaná, Nagua, hasta Cabrera en la costa
norte, la alfarería es taína, típica del estilo llamado Boca Chica,
o sea igual a las de los grupos del este de la isla y la más común
y mejor lograda.
Se sabe por la crónica que los ciguayos aprendieron el uso del
areíto de los taínos del valle del Cibao, por cuanto Mayobanex,
su líder, al ser apresado por Bartolomé Colón, contesta al
interrogatorio que le hacen los españoles diciendo que apreciaba
a Guarionex, a quien se alió para protegerlo, porque este y su
gente le habían enseriado a "cantar y a bailar". Como veremos el
areíto era la manera como las sociedades sin escritura guardaban
en la memoria, a base de música, cantos y bailes, los hechos de
los antepasados y las costumbres.
No existen en las Antillas evidencias de arqueología de los
caribes, porque los artefactos de cerámica los fabricaban las
mujeres, y generalmente las mujeres de las sociedades caribes de
las Antillas Menores fueron raptadas de otras sociedades como
la taína y tal vez la macorix, produciendo ellas la alfarería que
los propios caribes usaban. De modo que la crónica es
fundamental para saber que los caribes habitaban muchas islas
menores al momento de la conquista. Los caribes hablaban un
55
dialecto arawaco diferente, como bien han apuntado ya
importantes especialistas, y como lo demostrara Douglas Taylor.
Es importante señalar que el canibalismo de estos grupos era
ritual, y que el canibalismo o ingestión de carne humana fue
siempre un elemento ceremonial, puesto que los grupos
caníbales en su gran mayoría consideran que comerse la carne,
ciertos órganos o la ceniza de un enemigo o un familiar, supone
un trasiego de poderes del muerto al vivo.
LOS TAÍNOS. Aunque muchos autores engloban las
sociedades antillanas, todas, bajo el concepto de taíno, nosotros
hemos planteado una posición que siguen algunos
investigadores, y que refiere el "tainato" o la sociedad taína a
una relación con el alto desarrollo de la cultura ligada a la
alfarería de estilo "Boca Chica". Elementos de tipo chicoide son
los que relacionamos con la sociedad taína. La influencia taína
fue importante al punto de que ya en el siglo IX, los taínos
ocuparon parte de las Lucayas o Bahamas, y partiendo de un
centro de dispersión como el sur de la isla de Santo Domingo,
ocuparon la isla Mona, y parte de la isla de Puerto Rico en una
especie de retorno a los orígenes previos.
Cuando los primeros europeos llegan al arco antillano, se
encuentran con una sociedad sobresaliente, que domina por su
desarrollo cultural el ámbito en el que participan otras
sociedades no taínas, como por ejemplo la de los macorijes y
ciguayos, y caribes. Los taínos fueron sin dudas una sociedad
cacical. Cassá la ha definido claramente en sus trabajos, y lo
mismo Samuel Wilson. Las crónicas y la arqueología parecen
56
coincidir en que existía una concentración de poder en una o
varias personas. En el caso del cacique, el mismo tenía
características de gobernante, jefe religioso, líder guerrero y
personaje de un alto prestigio social. No todos los segmentos de
la sociedad taína tenían un mismo desarrollo, puesto que la
arqueología demuestra la existencia de sociedades que se
dedicaron a actividades semi-especializadas, como la pesca de
modo exclusivo en el caso del sitio La Unión, costa norte de la
República Dominicana, en donde un cementerio indígena
muestra esqueletos con numerosos restos de caracoles marinos
como ofrendas, y numerosas pesas de redes formando parte del
ajuar del lugar de habitación. En Anadel, provincia de Samaná,
también en la República Dominicana, se recolectaron centenares
de pesas para redes de pesca en un área de pocos metros
cuadrados. Otros segmentos sociales usaron de la recolección
intensiva como elemento fundamental de su economía, como
aconteció en el sitio de El Soco, costa este de la República
Dominicana, en donde la vida cotidiana se desarrolló al borde
del manglar, en la desembocadura del río, y la gente fue
abandonando el cultivo de yuca por el uso de otra planta
silvestre llamada "guáyiga" (Zamia debilis), la que permitió un
intenso uso de la recolección, con cierto abandono del cultivo de
yuca, al punto de que los bohíos primeramente de familias
extensas y luego de familiares nucleares, se construyeron sobre
un basurero de conchas, restos de comida y cenizas de tres
metros de profundidad, constituyendo el cementerio de la
comunidad. En los tres casos la alfarería del estilo chicoide es de
altísima decoración, y sin dudas pertenece a lo más destacable
57
de la cultura taína, Estas afirmaciones sirven, en principio, para
ilustrar cómo la cultura taína aprovechó los nichos, y como esos
nichos producían al máximo desde su óptimo de explotación, en
una sociedad que usó del intercambio y la producción para
almacenamiento.
El dominio cacical alcanzaba la producción colectiva. Valdría
la pena recordar que cuando Bartolomé Colón pide oro a
Boechío, cacique de Jaragua en la isla de Santo Domingo, este
dice que no puede entregar oro porque no lo tiene su región,
pero que sí puede llenar varias carabelas de algodón. Ello revela
no sólo el poder de los caciques, sino su sentido y dominio de un
tipo de producción y de un ámbito ecológico.
LA VIDA COTIDIANA. La vida cotidiana de los taínos se
desarrolla dentro de varios tipos de patrones va de asentamiento:
pueblos organizados circularmente con plaza central, como
acontece con el del lugar llama do Juanpedro, en la provincia de
San Pedro de Macorís, Republica Dominicana; pueblos
conformados por dos calles cruzadas, como los describe el Padre
Las Casas para algunos lugares del Este de la isla de Santo
Domingo y poblados pequeños ubicados en zonas de barranco
de los ríos, en lugares altos, constituidos por muy pocos bohíos.
En ciertos pueblos la plaza ceremonial estaba al centro de las
comunidades, como el lugar llamado El Atajadizo, en Boca de
Yuma, Republica Dominicana, o en La Aleta, cerca de este
lugar. En ocasiones parece haber plazas distantes de los
poblados, más bien centros ceremoniales sin restos claros de
habitación en los alrededores, como acontece con el complejo de
58
plazas de Utuado, en Puerto Rico, o con la enorme plaza circular
llamada "Corral de los Indios", en San Juan de la Maguana,
Republica Dominicana. Mark Harrington informa sobre algunos
lugares similares para el oriente y centro de Cuba.
La demografía era variable. Arqueólogos del área han
supuesto la posibilidad de poblados mayores de mil personas
para sitios muy densos. Sin embargo, las evidencias de tipo
arqueológico no son tan claras y hacen suponer que los poblados
mayores oscilarían entre las 500 y 1000 personas, siendo más
abundantes los de cifra inferior.
DIVISION DEL TRABAJO. En la sociedad cacical taína el
trabajo se realizaba por sexo y edad. La mujer ejercía la
agricultura, el hombre debía preparar el terreno, desbrozarlo,
quemarlo cuando era necesario, y plantar. La mujer era la
encargada de la atención a la agricultura mientras llegara la
cosecha, de la fabricación de la alfarería y los niños cuidaban de
los sitios de sembradío espantando aves dañinas que afectaban el
proceso agrícola. Los hombres practicaban la pesca, la caza, y
las mujeres colaboraban con la recolección. El trabajo masculino
incluía la construcción de la vivienda, la talla de canoas y
elementos de la madera. Posiblemente el tejido, la cestería y las
telas eran hechos por la mujer a base de algodón (Gossipium) y
cabuya o sisal, (Agave).
LA OBTENCIÓN DE ALIMENTOS. La pesca fue el
producto de redes y nasas, pero también del uso del anzuelo y la
azagaya o lanza. La utilización de barbascos para envenenar las
aguas ha sido documentada por la crónica, así como el uso de
59
"corrales", o sea varas clavadas muy juntas en las zonas bajas de
los ríos, que evitaban el paso de los peces, los que eran atrapados
con facilidad. Informes sobre la isla de Cuba señalan el uso del
pez rémora, el que adherido con su ventosa a peces mayores,
permitía la captura de los mismos. Entre los bancos coralíferos y
los manglares su usaron luminarias o candiles para cierto tipo de
peces que atraídos por la luz eran fácilmente capturarles.
La crianza de perros fue importante. Los llamados "perros
mudos", de talla pequeña, parecen haber sido parte de cierta
dieta taína, puesto que se han encontrado sus restos en basureros
junto a residuos de la dieta del periodo. Al parecer hubo perros
de dos tamaños, según evidencias arqueológicas en Cuba y
Santo Domingo. Los perros fueron importantes en la cacería de
jutías, las que eran perseguidas luego de que se daba fuego a la
sabana. La posibilidad de que hubiese domesticación de jutías
parece confirmarse en algunos lugares por la presencia solo de
restos adultos, como acontece en el sitio Punta Garza, República
Dominicana.
Otra importante domesticación fue la de colúmbidas y
avecillas, principalmente de varios tipos de tórtolas, palomas y
otras especies. La cacería de patos y ánades se hacía en las zonas
de lagunas durante el paso de estas especies migratorias,
colocándose sobre la cabeza una calabaza y caminando o
nadando en los bajo fondos, solo con la calabaza a flor de agua
para evitar la sospecha y la huida del ave, halándola luego por
las patas y ahogándola.

60
La recolección en muchos lugares fue importante. La zona de
manglares, en sitios costeros, permitió una abundante "cosecha"
de cangrejos, huevos, hicoteas, peces juveniles, ostiones, y en las
zonas arenosas fue abundante la recolección de bivalvos, como
varios tipos de caracoles de tierra, o "babosas".
Los cronistas del periodo de contacto informan de la
importancia de las iguanas (Cyclura), cuya carne era considerada
comida de caciques.
CULTIVOS. El principal cultivo fue la yuca amarga
(Mallihot esculenta), la que era procesada guayándola,
exprimiéndola luego en una manga de oeste ría o "cibucán" para
sacarle el jugo venenoso, cuya masa colocada al fuego sobre el
"burén", un plato redondo y plano para cocer, producía la torta
de casabe. Hacía varios tipos de torta, y una especial para el
Cacique, pequeñas, más fina y sumamente suave llamada
xabaxao.
Los taínos cultivaron fundamentalmente raíces, La dhiatuía o
yautía, (Xanthosoma), la batata o aje (Ipomea), los lerenes
olirenes (Maralltha arundinacea) y así mismo cultivaron el
maní, el maíz, el que comían tierno sin cocer, y asado. No
existían modalidades de arepas o formas procesadas del maíz. El
ají fue un elemento importante por su picor y porque era el sazón
más apreciado. Los hervidos eran la modalidad básica, puesto
que no tenían la costumbre de freír. Bebidas de maíz fermentado
y orígenes similares eran comunes en las festividades. Los
frutales fueron también parte importante de la dieta y habría que

61
citar algunos como el mamey, el caimito, las anonas, la
guanábana, los jobos, la gina o ina, el caimoní y otros.
Para encender el fuego frotaban dos trozos de madera o bien
una vara sobre piedras ahuecadas y con yesca alrededor.
OBJETOS DE USO. Las casas taínas, a veces para familia
extensa y otras para familias nucleares, tenían pisos de tierra
apisonada, y zonas en donde la ceniza revela fogones
indistintamente. Una casa taína tenía vasijas de barro, guayos o
ralladores de piedra o madera para desmenuzar la yuca,
cibucanes para exprimir la yuca, azagayas, redes, macutos para
la carga, hachas petaloides para uso en la agricultura, canastas,
recipientes de calabazas, coas o palos para plantar, los ídolos o
formas religiosas, hamacas para el descanso, tinajas para el agua.
Muchos de estos objetos eran totalmente de uso cotidiano.
Algunos eran objetos de uso ocasional y otros, como amuletos,
collares, sellos para decorar el cuerpo y dujos o asientos, eran
fundamentalmente ceremoniales.
LA VIDA RITUAL. Los taínos alcanzaron un alto grado de
ritualidad. Llegaron a tener numerosos dioses dentro de
creencias animistas no del todo unificadas. Es evidente que
algunos dioses pertenecían al panteón total, pero otros no. El
más apreciable fue el dios de la yuca, llamado indistintamente
Yocahú, Yocahu-bagua-maorocoti, y Yuchati-guama. Se
representaba una figura de tres puntas, que tenía además la
fortaleza de hacer más abundante la cosecha.

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Arqueológicamente es llama do "trigonolito", y representa
figuras antropomorfas, (humanas), zoomorfas (animales) y
antropozoomorfas,(mezcla de hombre y animal), lo que revela la
diferencia de las creencias en torno al dios. Su decoración es
variada y a veces compleja. El animismo de los taínos se
caracterizaba por la presencia de dioses particulares, familiares,
clánicos. En términos generales, sin embargo, había deidades ya
consolidadas como figuras míticas. Los dioses de la cultura taína
podían tener nombres colectivos, posiblemente representativos
de las cualidades que los adornaban. Así, la madre de
Yocahuhagua-ma-orocoti, dios de la yuca, tenía varios nombres
que eran según Fray Ramón Pané: Atabes, Yermaoguacar, Apito
y Zumiaco. La leyenda del origen de los taínos se remonta a una
caverna llamada Cacibajagua. Se recoge la recreación del sexo
femenino, cuando formas femeninas sin sexo fueron perforadas
por el pajar o carpintero que las transformó en mujeres, puesto
que las primeras que hubo en la isla huyeron raptadas por un
personaje llamado Guayuyona.
Los personajes mitológicos son muchos. Están presentes
dioses de la lluvia, el trueno, las inundaciones. Guabancex, cemí
femenino antes propiedad de un cacique llamado Aumatex, y
según la descripción de Pané, era una diosa que movía vientos,
lluvias, torrenteras y derrumbaba viviendas. Una diosa del
huracán, que se acompañaba de dioses menores que manejaban
la lluvia, la anunciaban y la recogían cuando terminaba la
tormenta.

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LA COHOBA. La cohoba fue el ritual fundamental de los
taínos. Se trataba de la inhalación de polvos alucinógenos
obtenidos de la maceración y preparación muy cuidadosa de las
semillas de la Anadanthera peregrina, las cuales hechas polvo
producían estados de delirio en los cuales el contacto con los
dioses producía importantes soluciones, mensajes, y formas de
enfrentamiento de la vida cotidiana. En la sociedad cacical taína
parece que el ritual estaba casi exclusivamente manejado por los
hombres, y que el cacique era la figura principal. Se describe
como sentado sobre un banco de madera o dujo, frente a un
ídolo o cemí que posee un plato en la cabeza, mientras que el
cacique inhala los polvos no sin antes haber vomitado mediante
la provocación del vómito con la introducción de una espátula
ritual por la boca hasta tocar la epiglotis, provocando el
fenómeno. Estas espátulas eran construidas de madera de
guayacán, costillas de manatí, y otros materiales, alcanzando un
grado primoroso de factor acción.
ENFERMEDADES RITUALES. Casi todas las
enfermedades del periodo taíno eran curadas por la vía mágica.
La función del buhití o buhitío era la de sacar del cuerpo del
enfermo materialmente la enfermedad que lo aquejaba. El
hechicero usaba de la maraca para encantar al espíritu que
producía la enfermedad, del humo del tabaco que fumaba y
lanzaba sobre el enfermo, y los cánticos que deberían producir el
alivio. Muchas veces cuando el brujo no lograba curar al
enfermo podía ser legalmente azotado y apaleado por los
familiares.

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LA MUERTE. Entre los taínos la muerte tenía gran
importancia. Los muertos iban a un "más allá" no muy diferente
del de muchas religiones actuales. Los espíritus, llamados
"opias" o "hupias", habitaban en los sitios en donde había
montes de guayabos, planta de la que se alimentaban los
murciélagos, y las que también eran alimento de las "opias".
Estas "opias", cuando eran masculinas, eran dadas a engañar a
las mujeres, y a veces querían realizar el contacto sexual con
ellas, y el modo de identificarlas era la ausencia de ombligo.
Los enterramientos taínos eran variados. Generalmente el
cadáver era envuelto en cintas o bandas de algodón, colocado de
manera acuclillada en posición fetal y enterrado con algunas de
sus pertenencias. Existía el sofisticado enterramiento del
cacique, con el cual eran sacrificadas varias de sus mujeres,
enterradas vivas junto a él. Otro tipo de tratamiento era el que se
daba a ciertos caciques y nitaínos o caciques secundarios, cuyos
cuerpos eran colocados sobre el fuego en una especie de
barbacoa que iba asándolos, dejándolos sin grasa. El
enterramiento secundario también fue común. Meses después de
haber sido enterrado, el muerto era desenterrado y se le separaba
la cabeza, la que era enterrada en otro lugar luego de permanecer
como una especie de trofeo en la vivienda familiar. Las
costumbres funerarias taínas tempranas usaban del enterramiento
en casas, las que eran quemadas y abandonadas. Hacia el siglo
XIV los cementerios organizados comenzaron a sustituir estas
viejas prácticas, y en poblados nucleares como El Atajadizo,
cerca de Boca de Yuma, el cementerio indígena estuvo al norte
del poblado, separado del mismo y haciendo conjunto con el
65
asentamiento circular de viviendas nucleares alrededor de una
gran plaza cuadrada. El nombre dado a los enterramientos
colectivos del cacique y sus mujeres, fue Athebeanenequen, y en
la crónica se hace referencia a la muerte del cacique Boechío o
Boechío, hermano de Anacaona, al que sucedió en el mando del
enorme sitio de Jaragua; dicha referencia señala que los
españoles evitaron que varias mujeres preferidas del cacique
fuesen enterradas vivas junto a él.
JUEGOS Y COSTUMBRES. La sociedad taína debido a su
desconocimiento de la escritura usó de los elementos
pnemotécnicos para mantener vigente su historia. El fenómeno
llamado "areíto"; que es fiesta, recuerdo, baile, música y forma
ritual, no era otra cosa que un sistema de recordación tribal en el
cual se pasaba de generación en generación la historia de la
comunidad, así como experiencias y conocimientos de la vida
cotidiana. Los areítos eran generalmente desarrollados en las
plazas centrales de los poblados. Participaban en ellos hombres y
mujeres. El uso de bebidas espiritosas y estimulantes daba como
resultado festines de varios días, como acontecía en la selva
amazónica y acontece en varios lugares de la cuenca del rio
Orinoco actual.
Un juego importante entre los taínos fue el de la pelota o
batey, celebrado igualmente en la plaza fundamental del
poblado, con presencia del cacique y basado en el golpeo de una
pelota de resina de árboles con la misma característica del
caucho.

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Posiblemente el árbol sea el llamado cupey, (Clausea rosea).
La bola era golpeada con las rodillas, los hombres, los
antebrazos, los muslos, la espalda, pero jamás con las manos, y
el equipo perdedor era el que dejara rodar la bola sin alcanzar a
mantenerla en el aire.
El batey era un juego ritual. En el mismo se apostaban desde
objetos de uso hasta productos. Se recuerda que cuando Diego
Méndez fue enviado por Colón, naufragó, desde Jamaica a la
Isla Española con la idea de avisar que el Almirante estaba
encallado allí, indios del extremo de la isla lo capturaron y lo
rifaron en un juego de pelota. Luego fue liberado y pudo hacer el
viaje en canoa desde Jamaica a la Española acompañado de
remeros taínos jamaiquinos.
Hernando Colón, en la biografía de su padre Cristóbal Colón,
habla igualmente de un juego indígena presentándole a
Bartolomé Colón, en el que los indios se disparaban con lanzas,
como el juego de cañas en Castilla, y en el que algunos
resultaron muertos y mal heridos, y los hubiera mucho más si,
según el cronista, los propios hispanos no detienen el juego.
CULMINACION CACICAL. La cultura taína tuvo su más
alto índice de desarrollo en las islas de Santo Domingo y Puerto
Rico, lo mismo que en la parte oriental de Cuba. Los trabajos en
madera, alfarería, hueso y concha fueron elementos claves de un
arte único en el área del Caribe. El surgimiento del sistema
cacical desarrolló un tipo de sociedad de características casi
teocráticas, en las que hubo estamentos de servicio como los
llamados naborias o servidores de los caciques. La vida
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cotidiana estaba organizada productivamente, y la explotación
racional de las zonas ecológicas está demostrada en muchos de
los cronistas y en estudios arqueológicos. El dominio de las
corrientes marinas fue obvio, y la navegación interisleña fue la
mayor que se recuerde en la prehistoria del área. Canoas
antillanas con más de cien indios fueron avistadas por Colón
cerca de la costa de Honduras, pero también Juan de Esquivel
encontró en Yucatán una india que había nacido en Jamaica. La
división en grandes zonas de poder, llamadas cacicazgos, fue un
elemento distintivo. Estos cacicazgos, aun en discusión en
cuanto a sus fronteras y contenidos tribales, se constituían en
verdaderas federaciones temporales de cara a un enemigo
común.
Los taínos, cuya lengua entronca con el lokono o arawak
legítimo de la Guayana, no parecen haber sido solo una
evolución local, sino que muchos datos revelan que estas
sociedades navegantes mantuvieron posibles contactos con las
costas del norte de Centroamérica y Colombia, de donde,
posiblemente provinieron experiencias en lo relativo a
tecnología y hasta formas de creencia que no estaban vigentes en
el arawaco del sureste de Venezuela. Hachas monolíticas del
modelo tairona, amuletos similares a los de la vertiente norte de
Costa Rica, imágenes de murciélagos que entroncan
perfectamente con colgantes pectorales de la región andina
venezolana, y ocarinas y objetos de arte de influencia
sudamericana, parece confirmar que el contacto con tierra firme
fue constante, puesto que ya en sitios pre-taínos , como La
Hueca y Sorcé, en la isla de Vieques, elementos típicamente
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rituales de Sudamérica, como colgantes en forma de cóndores
con cabezas humanas entre las garras, hablan de un temprano
contacto que se acrecentó con los taínos a partir, posiblemente,
del siglo XIII o XIV de nuestra era.
Los estudios de contacto y de influencias intercontinentales e
interisleñas faltan, pero son parte de una búsqueda que continua
y que es común a muchos investigadores del área del Caribe.
NOMENCLATURAS Y ELEMENTOS ESTILISTICOS.
Lo mismo que en el caso de las culturas recolectoras, los
interesados en las culturas agrícolas, entre las cuales se
encuentra la cultura taina, encontraran muchas veces llamados
que pueden confundirlos. Esta parte de este texto que desea ser
didáctico se refiere a nomenclaturas y descripción de estilos
alfareros y otras modalidades que se han usado y se usan en el
Caribe.
NEOINDIO. Lo mismo que en el caso de los llamados
paleoindios dentro del periodo recolector, que ya hemos visto,
algunos arqueólogos llamaron así al periodo en el cual aparece la
agricultura en las Antillas. Como puede notarse, el término tiene
que ver con el término de la arqueología europea "neolítico", o
periodo de la piedra pulimentada. Sin embargo, estos términos
cayeron hace tiempo en desuso, puesto que en América el
neolítico no concuerda totalmente con la agricultura, y hubo
muchas sociedades agrícolas, como las de la costa peruana, que
fueron agricultoras sin conocer aún el uso de la alfarería.

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AGROALFARERO. Se ha llamado así a las culturas
antillanas que usaron la alfarería conjuntamente con la
agricultura, y el término se aplica a las diversas culturas
agricultoras. De modo que tanto taínos, como macorijes, o
ciguayos, o bien ostionoides, son fundamentalmente agro
alfareros.
EL TÉRMINO OIDE. Sufijo oide, como hemos visto, se
relaciona con un estilo de alfarería encontrado en un lugar y que
se repite. Chicoide por ejemplo hace referencia al estilo Boca
Chica, oriundo del este de la isla de Santo Domingo, y a sitios en
donde se repite. Sabemos que la serie chicoide es un conjunto de
estilos que se relacionan con el modelo Boca Chica, y sabemos
también que el modelo Boca Chica toma su nombre del sitio y
que además, la cultura taina tiene estrecha relación con el estilo
Boca Chica. Pero cuando no tenemos referencias escritas, como
en el caso de los taínos descritos por los cronistas, cuando
usamos el sufijo oide estamos a la vez refiriéndonos a un estilo y
a una cultura. Como no sabemos cuál era el nombre de las
gentes que hicieron la cultura en Ostiones, Puerto Rico, los
llamamos a ellos y a su cerámica estilística "ostionoide",
fundiendo el estilo en un nombre cultural para el grupo humano.
Lo mismo pasa con todas las sociedades que no hicieron
contacto con el español.
TAINOS, MACORIJES, CIGUAYOS Y CARIBES.
Fueron grupos que hicieron contacto con el español en las

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Antillas, y que por lo tanto ha sido posible establecer en parte su
relación con aspectos culturales dados por sus sitios de
ocupación.
ESTILOS ALFAREROS. Así como los recolectores marinos
o terrestres son identificados por el conjunto de artefactos, y por
sus tecnologías, lo que es una manera de diferenciarlo, las
alfarerías del periodo agrícola son, en verdad, una impronta 0
sello muy importante para seguir trayectos cronológicos, puesto
que su repetición y el logro de fechas al través de su relativa
presencia, nos permite saber hasta dónde y durante qué tiempo
un conjunto de personas se expandieron y mantuvieron sistemas
similares de vida y creencias.
Aunque los estilos alfareros son fundamentales, vale decir
también que otros elementos como artefactos, materias primas,
manejo de ambientes etc., son fundamentales para determinar
cambios y posiciones del hombre frente a su medio, con 10 que
deseamos seriarla que la cerámica es solo un elemento para
determinar ciertas características culturales. Una alfarería que
comienza, por ejemplo, en el siglo X antes de Cristo y que se
repite consecutivamente y en diversos lugares y épocas por
varios centenares de años permite saber que grupos tribales de
un mismo clan siguieron produciendo con sus mismas creencias,
y se expandieron por lugares diferentes manteniendo un sistema
ideológico común.
Los estilos alfareros no son solo decorativos. La alfarería tiene
elementos importantes como son la decoración, el tipo de pasta o
barro de que está hecha una vasija, el desgrasante del barro, o
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sea el material que se agrega para que este barro sea mejor y más
sólido y liviano o pesado al ser cocido, las formas de las vasijas
y su posible uso, y otros elementos que hablan de los modos de
trabajo de las comunidades.
USOS Y VOCES TAÍNAS. Desde el primer contacto de los
españoles con América, ya algunas voces o palabras tainas
pasaron a formar parte de la lengua. Hamaca, fue la primera de
ellas. Numerosos lugares de las Antillas y de la isla de Santo
Domingo tienen nombres de lengua arawaca. Yuma, Yuna,
Jarabacoa, Macorís, Haina, Ocoa, y muchos otros más se pueden
considerar relictos de lenguas del pasado. Asimismo hoy usamos
denominaciones que provienen del pasado precolombino:
bibijagua, cigua, ciguato, búcaro, jícara, guácara, carey, cocuyo,
comején, jején, jicotea, jutia, iguana, jaiba, tiburón, huracán,
canoa, ají, amacei, batata, yuca, mamey, bejuco, ausubo, bija,
camión, caoba, capa, ceiba, cuaba, guanábana, guayacán, hicaco,
jenequen, jobo, maíz, maní, tabaco, y otras.
El conuco y la tumba o quema del terreno para sembrar los
heredamos de las culturas precolombinas, lo mismo puede
decirse del casabe, el uso de la canoa, del barbasco o guanibrey
para envenenar las aguas y pescar, la nasa, los corrales de pesca,
cierto modo de hacer las vasijas de barro y las tinajas.
Heredamos el mabí, que al parecer es palabra de los caribes
según la crónica francesa, la hamaca que fue importante durante
la conquista, ciertas redes de pesca, y hasta ciertos insectos
molestosos como la nigua.

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La población indígena fue diezmada y ya en 1550 había
prácticamente desaparecido. La mezcla racial del dominicano se
produjo con más persistencia con los grupos negros traídos de
África, lo que en el siglo XVIII, y durante los primeros censos,
revelaba una población mulata creciente que es la que tenernos
hoy. El elemento racial indígena desapareció así por completo.

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