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El Maximato

El Maximato es llamado al periodo histórico de México en el cual Plutarco Elías calles, el


llamado jefe máximo de la revolución, dominó la vida política de México al grado de
manejar enteramente los gobiernos que le sucedieron al fin de su periodo presidencial.
Al asesinato de Álvaro Obregón el 17 de julio de 1928 inicia el Maximato con la
imposición de Emilio Portes Gil para asumir la presidencia que Obregón ganó en
reelección. El Maximato terminaría hacia 1934, cuando el presidente lázaro cárdenas
expulsa de México y de la vida política del país a Plutarco Elías Calles.

Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez fueron los tres
presidentes que ejercieron sus periodos de gobierno bajo la sombra de Plutarco Elías
calles, en mayor o menor medida. Calles imponía la línea política que el gobierno en
turno debía llevar y resolvía los conflictos políticos internos aun y por encima de la figura
presidencial.
La sociedad vivió los efectos de la crisis de 1929, la llamada gran depresión, que golpeó
a México con la pérdida de empleos y por consiguiente de las exportaciones del país
hacia los Estados Unidos, lugar dónde la crisis estalló; aun y con todo esto, la economía
nacional mostró signos de fortalecimiento a principios de la década de los 30 del siglo
XX. Gracias a la crisis del 29, el banco de México pudo unificar a los bancos existentes
al ser este el banco central desde el cual se emitía papel moneda, y el control de todas
las transacciones comerciales, esto mediante leyes decretadas para tal fin.

El sector campesino ganó tierras mediante el reparto agrario, el sector obrero se


fortaleció con la defensa de sus derechos laborales mediante lideres sindicales que
estaban casi siempre en favor del gobernante en turno, la educación siguió la línea
anticlerical; se fundaron más escuelas rurales y secundarias, y aunque el gobierno creía
que la transformación de México se debía basar en la educación del pueblo, la misma
continuaba sin llegar a las masas menos favorecidas.

Aun y con todo los problemas y retos, la sociedad comenzaba a transformarse en una
sociedad menos rural, más industrializada y citadina, además de ser más activa en la
vida política del país.
El Cardenismo

El cardenismo se caracterizó por ser un gobierno nacionalista y de izquierdas. Creía en


un Estado fuerte, capaz de profundizar las reivindicaciones populares que habían
motivado la lucha armada durante la época revolucionaria. La economía, en ese sentido,
constituía una de sus principales preocupaciones.

Durante el cardenismo se nacionalizaron diversas empresas extranjeras, entre ellas las


petroleras y las de ferrocarriles. Además, se modificó la Ley agraria, se ampliaron las
carreteras y aumentó en gasto público (representando casi un 40% de la economía).

Muchos de estos cambios significaron tocar poderosos intereses, por lo que el Estado


contó con el apoyo del ejército nacional, de los sectores populares (trabajadores y
campesinos) y, curiosamente, con el de la Iglesia.

Una de las medidas más arriesgadas del cardenismo fue arrebatarle a los
estadounidenses y británicos el control del crudo mexicano, asignándoselo al Estado.
Esto causó no pocas tensiones internacionales, especialmente con Gran Bretaña, país
que amenazó con bloquear México en represalia

El reparto de tierras cultivables en el norte del país, como había prometido en su


momento Emiliano Zapata, alcanzó la cifra de 18 millones de hectáreas durante el
cardenismo. Así, no sólo se saldó una deuda social histórica, sino que también se
conformaron pequeñas unidades productiva

El cardenismo creó un número importante de ejidos campesinos. Aunque estos ejidos no


fueron unidades económicamente relevantes hasta mucho después, el nivel de vida de la
clase campesina mejoró casi inmediatamente.

El gobierno implementó un modelo educativo abiertamente dirigido a una educación


laica, en abierto combate contra “el fanatismo y los prejuicios”.
El cardenismo repartió libros a alumnos de escuelas rurales y urbanas, con enfoques
radicalmente distintos de la educación “colonizada” anterior, en la que se imponían
modelos raciales de blancura y catolicismo. Los nuevos libros visibilizaban a niños
de piel oscura y ojos negros, a menudo en sus viviendas rurales de recursos limitados.

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