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Tercera Edición

Seminario Teológico Bautista


“Dr. Rafael A. Ocaña”

Diploma en Biblia y Teología


Sumario de la Materia
MÉTODOS DE ESTUDIO Y APROVECHAMIENTO
Estudiar es para muchos algo penoso. Pensamos que hemos estudiado tanto que ya no debemos
continuar, sin embargo, el líder y todos los cristianos deben estudiar siempre. Otras veces
escuchamos decir “a mi no me entran las letras o los números”, pero no radica en que seamos
inteligentes o no, sino simplemente en que no conocemos las herramientas de estudio necesarias,
es como una persona que desea clavar una puntilla en una tabla con una barra de mantequilla.
Métodos de Estudio y Aprovechamiento es una asignatura diseñada para proveer algunas técnicas
que ayudarán al estudiante a ser más eficiente en sus estudios y tareas. Además podrán adquirir
hábitos y habilidades que necesitan para lograr una mejor preparación.
Objetivos de la Materia.
Que los estudiantes:
 Conozcan las técnicas de estudio más importantes
 Comprendan la importancia de la planificación del tiempo durante una semana típica para
el desarrollo del estudio
 Comprendan el factor sicológico para poder estudiar
 Desarrollar hábitos para la lectura eficiente de libros
 Desarrollar hábitos en la toma de notas de estudio
 Puedan responder exámenes de manera acertada
 Sientan amor por el estudio diario aplicando las técnicas aprendidas en clases.
Evaluación de la materia
Se efectuará a través de la entrega de las respuestas al cuestionario que aparece al final de cada
unidad.
Divisiones de la materia
Unidad 1. Vamos a Aprender a Estudiar
Unidad 2. ¿Qué Significa Estudiar?
Unidad 3. Organización y Planificación de las Actividades
Unidad 4. Condiciones Psicológicas para el Estudiante
Unidad 5. Métodos para Estudiar con Eficiencia
Unidad 6. Cómo Leer Más, Aumentando la Rapidez y la Comprensión.
Unidad 7. Procedimientos Auxiliares para el Estudio Eficiente
Unidad 8. ¿Qué es la Memoria y Cómo Mejorarla?

El material de esta asignatura está preparado para ser usado en distintos niveles, pues puede ser
objeto de estudio privado o usado en cursos en que el estudiante se encuentre frente al profesor. En
ambos casos el estudiante debe atender las instrucciones que reciba de su profesor y/o este texto
básico.
Para conformar el contenido de esta materia, debemos reconocer que se ha aprovechado la
experiencia de otros que ya habían transitado un camino con necesidades similares. El grueso de la
información está tomado del material fotocopiado “Técnicas de Estudio” del Lic. Arturo Alarcón
González, quien necesitaba ayudar a los estudiantes del Seminario Teológico Bautista Mexicano,
particularmente a quienes lo hacían en el sistema abierto - o a distancia, como nosotros le
llamamos, ofreciéndoles ciertas técnicas que favorecieran sus tareas en el anhelo de conseguir una
Métodos de Estudio y Aprovechamiento

mejor preparación teológica, que contribuyera a un servicio eficaz en la bendita obra de nuestro
Señor y Salvador Jesucristo.
Siendo tan limitado el material publicado en español sobre la materia, Alarcón se vio obligado a
llevar a cabo un estudio en busca de ayuda. Encontró muy valiosa contribución en el aspecto
técnico, pero el enfoque estaba fuera de las necesidades particulares a que los estudiantes de un
seminario hacen frente, por lo que tuvo que hacer algunos ajustes importantes de asimilación para
poder lograr una aplicación adecuada.
Muy valioso también me resultó el libro “Cómo estudiar con eficiencia” de Gustavo Torroella, y de
forma especial las notas preparadas por la Lic. Marta Delgado, quien en cursos anteriores impartió
esta asignatura en el Seminario Teológico Bautista “Rafael A. Ocaña”.
“La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza,
sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén”. (Apocalipsis 7.12).

PARA COMENZAR LA MATERIA DEBE LLENAR LA SIGUIENTE ENCUESTA


Le sugerimos que conteste la siguiente encuesta, para ver en qué condiciones usted comienza el
estudio de nuestra asignatura.
¿QUÉ TAN BUEN ESTUDIANTE ES USTED? (ENCUESTA)

ENCUESTA
¿QUÉ TAN BUEN ESTUDIANTE ES USTED?
Esta prueba es de carácter privado. Por favor, responda con absoluta sinceridad.
En cuanto a la puntuación, fíjese bien en los parámetros que a continuación le presentamos.

- 5 puntos por cada “sí” ante una acción que usted hace siempre.
- 4 puntos si la respuesta es “frecuentemente”.
- 3 puntos si la respuesta es “a veces”
- 2 puntos si la respuesta es “pocas veces”
- 1 punto si la respuesta es “casi nunca”
- 0 puntos si la respuesta es “nunca”.

1. ¿Al ponerte a estudiar procuras arreglar con anticipación todos tus útiles y materiales a
fin de tenerlos a la mano al necesitarlos? _______
2. ¿Tienes siempre el mismo lugar para estudiar? _______
3. ¿Tienes la costumbre de retirar de tu mesa de trabajo cualquier objeto que te distraiga al
estar estudiando? ______
4. ¿Sabes bien cada mañana cuáles son los asuntos que vas a estudiar? ______
5. ¿Acostumbras a tomar notas cuando estudias? _______
6. ¿Al encontrar una palabra desconocida cuando estás estudiando, te detienes para buscar en
el diccionario su significado? ______
7. ¿Tienes la costumbre de dar un vistazo al capítulo que vas a estudiar y detenerte a
considerar los subtítulos y escritos en otro tipo de letra? ______
8. ¿Te detienes a observar gráficas y tablas cuando estás estudiando? ______
9. ¿Acostumbras leer el resumen que aparece al final del capítulo antes de entregarte de lleno
a su lectura? ______
10. ¿Tomas apuntes de cada materia por separado? ______
11. ¿Tienes la costumbre de hacer un resumen de las materias cada vez que asistes a clases?
______
12. ¿Tienes la costumbre de sacar un esquema de lo que lees? ______
13. ¿Tienes la costumbre de resumir en una frase escrita cada párrafo? ______
14. ¿Tienes la costumbre de revisar tus apuntes lo más pronto posible para pasarlos en limpio?
_____
15. Al hacer un examen, ¿tienes como costumbre revisarlo antes de entregar al profesor?
_______

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16. ¿Acostumbras a orar siempre antes de ponerte a estudiar? ______


17. ¿Antes de entrar a clases tienes como costumbre repasar tus notas de la clase anterior?
______
18. ¿Tienes la costumbre de estudiar hasta altas horas de la noche? ______
19. ¿Es tu costumbre estudiar con música? ______
20. Para estudiar un libro, ¿comienzas a leer en la primera página y continúas leyendo hasta la
última? ______
21. En clase, ¿acostumbras a escribir las notas lo más rápido posible? ______
22. ¿Procuras aprender todo de memoria para preparar un examen? _______
23. ¿Te gusta tener un solo cuaderno para tus apuntes en clase? _______
24. ¿Acostumbras dejar tus notas tal como las tomaste en clase para repasarlas así antes del
examen? _______
25. ¿Te molesta que otro compañero saque mejor calificación que tú? _______

¿QUÉ TAN BUEN ESTUDIANTE ES USTED? Aprécielo por usted mismo. Para saberlo, proceda
usted de la siguiente manera:
1. Sume el total de puntos obtenidos.
2. Reste la suma de los puntos obtenidos desde la pregunta # 18 hasta la # 25, inclusive.
3. Así obtendrá usted la calificación que le indicará qué tan buen estudiante es en este
momento.
4. ¿Cuántos puntos le quedaron? Apúntelo aquí: ______ puntos.

- Si tiene 85 puntos, ES USTED UN ESTUDIANTE EXCELENTE. Por lo pronto, apreciará


mucho el valor del estudio de esta materia.
- Si tiene 80 puntos, ES USTED UN ESTUDIANTE MUY BUENO. Todos sus estudios se verán
apoyados con los conocimientos que le aportará esta materia.
- Si tiene 60 puntos, ES USTED UN BUEN ESTUDIANTE. Mejorará grandemente sus hábitos
de estudio al llevar esta materia.
- Si tiene 50 puntos, ES USTED UN ESTUDIANTE REGULAR. Le conviene estudiar esta
materia con cuidado e interés.
- Si tiene menos de 50 puntos, ES URGENTE QUE SE DEDIQUE USTED AL ESTUDIO DE
ESTA MATERIA. Hágalo con la seguridad de que le esperan bendiciones muy especiales con
el favor de su Señor Jesucristo.

UNIDAD I
¡VAMOS A APRENDER A ESTUDIAR!

Metas Enseñanza Aprendizaje:

Que el alumno:
1. Comprenda las diferencias entre la educación teológica en el seminario y la secular a
la cual están acostumbrados, argumentará esas diferencias.
2. Valore la necesidad de aprender a estudiar enumerando los problemas que enfrentan
los estudiantes en las diferentes asignaturas del Seminario.
3. Se comprometa a mejorar sus hábitos de estudio haciendo una programación
semanal e incluya el estudio dentro de sus variadas obligaciones.

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INTRODUCCIÓN.
- ¿Qué cosa es estudiar?
- ¿Qué cosa es aprender?
- ¿Para qué o por qué necesito estudiar?
- ¿Cómo estudiar con éxito?
Quizás para algunas personas, el título que encabeza esta lección resulte demasiado atrevido o
fuera de lugar. Tal vez no se considere la necesidad de aprender a estudiar como algo de personal
importancia. ¿A estas alturas...? se preguntarán algunos. Otros tal vez lleguen a la conclusión de
que este no es asunto para considerar porque creen que ya saben estudiar.
¿Quieren ustedes meditar con seria atención las cuatro preguntas con que iniciamos esta
lección? Seguramente encontrarán que es necesario, sinceramente, pensar dos veces antes de dar
una respuesta. ¡Y parecen tan sencillas!
Esto, sin duda, tiene que ver con el hecho de que se piense que se está haciendo un buen
trabajo como estudiante asistiendo a las escuelas y que con eso basta.
La realidad puede ser muy diferente, a la luz de la experiencia observada entre nuestros
estudiantes. Una encuesta efectuada en centros de estudios superiores, permite clasificar a sus
alumnos en tres grupos.

1. Los estudiantes que solo buscan el “pase”.


Así vamos a conocerlos, “estudiantes de pase”. En este primer grupo se encuentran aquellos
que han estado asistiendo a las escuelas primarias, secundaria, preuniversitaria; o bien, hasta han
hecho estudios superiores. Puede decirse que han pasado gran parte de su vida en los salones de
clase y que su mayor preocupación es pasar al grado inmediato superior o a la escuela que sigue.
Si lo consiguen, se estiman a sí mismos como buenos estudiantes. ¿Cómo lo lograron? Tal vez no
puedan explicarlo.
Aquí necesitamos adelantarnos un poco para explicar que un buen principio en el aprendizaje
tiene que ver con la pericia de poder explicar a otros las cosas que sabemos. Al venir al seminario,
estimamos que estamos obrando en respuesta a un llamado especial de Dios; para que, de acuerdo
a como lo explica Pablo en Efesios 4.11, 12 nos capacitemos y a la vez estemos en condiciones de
contribuir al adiestramiento de los santos; a fin de que puedan operar en la obra del ministerio;
dice la Escritura, para la edificación del cuerpo de Cristo. Esto quiere decir que debemos aprender
a compartir con otros; por eso decimos: ¡VAMOS A APRENDER A ESTUDIAR!

2. En el segundo grupo se clasifican los estudiantes que creen que todo su trabajo es leer.
Llegan al Seminario pensando en cuántos libros tendrán que leer y ya se imaginan tomando un
libro en las manos y leyéndolo desde el principio hasta la última página. Leer muchos, dicen ellos,
es estudiar bien.
Sus compañeros les llaman “macheteros” y algunos hasta parecen preciarse de ser buenos
macheteros. Hay quienes llegan a pensar que, además, lo mejor para aprender es memorizar todo lo
que se lee o se escucha. ¡Pobrecitos! El seminarista no es un “loro”, tampoco una grabadora; mucha
mayor bendición podemos encontrar si nos apropiamos de métodos y técnicas de estudio que nos
ayuden a hacer nuestro trabajo con menos esfuerzo y sacrificio y a conseguir que aprendamos
efectivamente. Por tanto, ¡VAMOS A APRENDER A ESTUDIAR!

3. Hay estudiantes que ya han adoptado alguna técnica.


“Tienen su estilo” para estudiar y les da buenos resultados. Tal vez usted es uno de ellos. ¡Qué
bien! Si en la experiencia propia o atendiendo orientaciones de profesores anteriores han venido
adoptando ciertos métodos con provecho, ¡les felicitamos! Quizá por lo mismo, estos estudiantes
estén en la capacidad de apreciar que siempre hay lugar para mejorar en este sentido y por lo
tanto, a esta clase de estudiantes queremos decirles: ¡VAMOS A APRENDER A ESTUDIAR!
Actualmente y frente al problema serio que se plantea en las instituciones de estudios
avanzados, con aquellos a quienes no se les ha ayudado antes enseñándoles cómo estudiar; se
ofrecen algunas ayudas de orientación vocacional y de instrucción especial para facilitarles su
trabajo.
Por ello estamos concediendo atención especial a esta materia, y la ubicamos en el primer
módulo del curso interno del Seminario y en el primer ciclo de los estudios del Diplomado Básico de

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Estudios Teológicos a Distancia. La intención es poder ayudarle a usted, primero como un buen
estudiante de nuestro Seminario; más tarde como un ministro que es del Señor Jesucristo, que
debe gran parte de su vida estudiando para encontrarse siempre bien preparado para trazar bien la
Palabra de Verdad. Por tanto, insistimos, ¡VAMOS A APRENDER A ESTUDIAR! ¿De acuerdo?

ALGUNOS PROBLEMAS QUE ENFRENTA UN ESTUDIANTE EN NUESTRO SEMINARIO


Deseamos en esta parte tratar con algunos problemas comunes a los estudiantes que ingresan
a nuestro seminario, con la advertencia de que la intención al hacer esto, en ninguna manera
busca hacer más difícil la tarea o desanimarlos; por el contrario, estimamos que si conocemos el
problema con anticipación, bien haremos en estar preparados para encontrar atinadas soluciones
por anticipado.

1. Los sistemas mediante los cuales una persona llega a ser un estudiante en el Seminario.
En los planteles de educación superior, por lo general, los aspirantes tienen que sustentar un
examen de admisión. Ello garantiza, en cierta forma, que los alumnos que ocupan sus aulas,
cubran ciertas calificaciones. Por otro lado, se les aplican test para determinar sus índices de
inteligencia y sus capacidades para el estudio. Tales medidas tienden a garantizar la uniformidad
en los grupos que van a organizarse para el trabajo educativo futuro.
En nuestro Seminario no acontece nada de lo antes dicho. Los requisitos que se demanda de
los aspirantes a seminaristas, gira más que nada en torno a la evidencia de un llamamiento divino
al ministerio cristiano. Ahora bien, nosotros sabemos y la Biblia nos muestra claramente que Dios
tiene sus propios sistemas para llamar a sus escogidos. Él no está siguiendo patrones; para el
Señor no hay límites en cuanto a su mies, independientemente de los estudios que previamente
haya hecho el agraciado. Por el otro lado, él se compromete con sus siervos en ofrecimiento de
ayuda poderosa y constante.
A pesar de todo, en la práctica, resulta un serio problema para el profesor y para el estudiante
mismo trabajar con un grupo tan heterogéneo en su base y en el principio especialmente.

2. La segunda situación conflictiva que encuentra un estudiante en el seminario, tiene que


ver con la desagradable sorpresa de encontrarse con un sistema de enseñanza muy diferente
al que ha estado acostumbrado.

Los programas de estudio. Las materias que maneja desde un principio son muy diferentes de las
que componían sus programas de enseñanza en las escuelas anteriores. No hay ni relación, ni
continuidad como sucedía cuando estudiaba por ejemplo: matemáticas, ciencias sociales, lenguaje
o ciencias naturales. Aun cuando en su iglesia en algún momento estudió la Biblia, encontrará
ahora que al tratar con la Palabra de Dios como materia de un estudio formal y a fondo, será para
él una gran aventura hacia lo desconocido.
Trabajos de memorización. En el Seminario, algunos maestros y materias reclaman que se
memorice en buena forma y fielmente, textos considerables, definiciones, vocabularios, citas
importantes, etc. Este trabajo reclama de un esfuerzo especial de parte del estudiante que no es
igual al que desplegaba cuando aprendía de memoria pequeños poemas y trozos literarios para
declamar en los actos cívicos o reuniones políticas.
En cuanto a la comprensión. Algo parecido tiene que decirse en cuanto a lo que corresponde al
esfuerzo que el seminarista debe hacer en este sentido. En las escuelas anteriores, comenzando con
la primaria, el alumno cuenta con una gran ayuda de parte del profesor quien se preocupa por
lograr que sus alumnos comprendan bien. La situación en el seminario es muy diferente. Aquí el
estudiante mismo tendrá que esforzarse para lograr una clara comprensión de todo lo que van
tratando sus diferentes temas de estudio. Seguramente él sabe bien que su Señor está siempre con
él para auxiliarle en sus momentos más difíciles; sin embargo, habrá momentos en que tendrá la
sensación de encontrarse solo, luchando heroicamente por comprender y explicarse muchos de los
conceptos que de momento le parecen extraños y abstractos.
Temas, trabajos de investigación y tareas. En el Seminario, conviene que el estudiante descubra lo
más pronto posible que su trabajo no es solamente asistir a clases puntualmente y escuchar a sus
profesores. Importante como es esto, cabe advertir que una parte muy valiosa en el propósito de
prepararse eficazmente, tiene que ver con los trabajos y tareas que encarga el profesor para que el
estudiante los haga fuera de clase. Por regla general, estos requieren de horas de lectura y de

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investigación en la biblioteca y en su cuarto o lugar destinados para hacer su trabajo fuera de


clase. Hay que tener siempre muy presente que esta parte del esfuerzo rendirá en favor de una
mejor preparación.
Lecturas paralelas. Igualmente, algunos estudiantes se sorprenden mucho al ver que los profesores
les encargan más y más libros. El caso es que parece que cada profesor se vuelve más exigente
cada día en este sentido. Lo que conviene al seminarista es comprender que ahora necesita superar
sus habilidades para hacer sus lecturas. Ciertamente no podrá cumplir con sus nuevas
responsabilidades en clase leyendo al ritmo de 80 a 120 palabras por minuto como tal vez hacía
cuando estaba en la escuela primaria o la secundaria. El estudiante de nuestro Seminario tiene que
dominar técnicas que le permitan leer de 280 a 400 palabras por minuto, si es que realmente desea
aprovechar la oportunidad que le brinda el estudiar en un seminario.
Las anteriores, son apenas algunas de las muchas dificultades con que se encuentran al tratar con
un sistema distinto de enseñanza. Recuerde usted que nuestra materia tiene la finalidad de ayudar
al seminarista a conseguir establecer en su persona hábitos y a dominar técnicas para superarse a
pesar de todo y a salir con éxito a pesar de los problemas, cualquiera que estos sean.

3. El estudiante de un seminario tendrá necesidad de ver que necesita dedicar tiempo a


otras actividades además del que debe a sus estudios.
Ya sea que usted esté inscrito en el sistema de enseñanza a distancia, o que estudie en plan de
estudios residenciales, como seminarista interno, tendrá la necesidad de atender otros trabajos
además de sus estudios. En muchas ocasiones deberá responder a las exigencias de un trabajo
secular con un horario estricto y tareas agobiantes. En otras ocasiones será el pastor o el misionero
de una iglesia, trabajará en una misión o casa culto, o será el responsable de algún área
importante en la obra del Señor. Incuestionablemente, esto también demanda tiempo y dedicación
de su parte. Ahora bien, hemos de advertir que la situación anterior no le hace diferente al resto de
sus compañeros. Usted tendrá que cumplir estrictamente con el trabajo académico que requiere los
planes de estudio que lleva. Una sabia administración de su tiempo se hace aquí indispensable
para llegar con éxito a las metas que se ha fijado. En esto también se propone ayudarle el estudio
de esta materia.

4. Las responsabilidades familiares.


Como ya hemos dicho, el Señor tiene sus propios planes para llamar a sus hijos. Muchas
veces nos llama al ministerio y de manera especial a prepararnos en el Seminario, cuando ya se ha
adquirido seria responsabilidad con una familia; esposa e hijos que debe atender, sostener, educar
y que significan un cúmulo importante de preocupaciones y muy serios problemas. Algo que el
estudiante al ministerio ha de tener siempre presente es que su Dios no lo va a dejar sin apoyo y
sostén ¡jamás! Sin embargo, se debe advertir que, como humanos, estos son problemas que deben
tenerse muy en cuenta si se desea ser un buen seminarista. Aquí es donde es donde cabe decir que
será de gran bendición aprender y poner en práctica métodos y técnicas que ayuden al estudiante
del Seminario a atender los trabajos de sus estudios con éxito y bendición, a pesar de todo.

5. Falta de disciplina y práctica que resulta cuando ya ha pasado tiempo considerable en


que se ha dejado de estudiar.
Los libros y útiles de estudio, otrora tan familiares, de momento parecen extraños; ya no se
está preparado para pasar cincuenta minutos escuchando con atención a un profesor sin
experimentar cansancio y aburrimiento, - ¡mucho menos cuatro horas con el sistema de módulos!-
; los trabajos y tareas que encargan los maestros resultan incomprensibles y tortuosos; en fin, que
se llega al Seminario definidamente desentrenado para acometer la tarea. Aprender a estudiar en
tales casos, no solo es una necesidad sino un imperativo.
6. Finalmente, hemos de referirnos a la responsabilidad personal del estudiante.
Ahora él tiene que aprender a estudiar con provecho y ha de conseguirlo por sí mismo porque
ya no puede acariciar la esperanza de que alguien que no sea su Dios, le ayude en su propósito de
sacar el mayor provecho y bendición del tiempo dedicado a sus estudios. Esta será una disciplina
que le rendirá muy hermosos dividendos en el futuro. Tal vez le anime pensar que en el ministerio
cristiano, el estudio es trabajo que no tiene fin. De la Biblia en paráfrasis queremos compartir las
siguientes declaraciones del apóstol Pablo:

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“Con esto no quiero decir que sea perfecto. Todavía no lo he aprendido todo, pero continúo
esforzándome para ver si llego a ser un día lo que Cristo, al salvarme, quiso que fuera.”
(Filipenses 3.12).

RESUMIENDO vamos a terminar la consideración de esta sección haciendo hincapié en las


siguientes cinco declaraciones:
1. VAMOS A APRENDER A ESTUDIAR TODOS.
Independientemente de que tan buen estudiante sea usted, ni cuanta preparación anterior haya
recibido ¡siempre hay oportunidad para mejorar! Así que ¡vamos a aprender a estudiar! Recuerde
usted que las buenas intenciones no bastan. El inscribirse en el mejor de los seminarios, el asistir
puntualmente a clases y el llevarse muy bien con los profesores no es suficiente, como tampoco leer
muchos libros o aun sacar buenas calificaciones, son sinónimos de eficiencia, cuando
verdaderamente se trata de aprender. Será mejor estudiante el que se apropia de mejores métodos y
técnicas más adecuadas para sacar mayor provecho en menos tiempo.

2. VAMOS A APRENDER A ESTUDIAR A PESAR DE CUALQUIER PROBLEMA U OBSTÁCULO QUE


ENCONTREMOS.
Nunca hemos de esperar un camino llano y florido. Todo esfuerzo implica trabajo, luchas y a veces
problemas, pero al final, si se hace bien, si se depende de nuestro Señor, dador de toda buena
dádiva, conseguiremos alcanzar y dominar buenos hábitos que nos califiquen como buenos
estudiantes. Así pues, no nos asusten los problemas, trabajos o dificultades que se presentarán.

3. VAMOS A APRENDER A ESTUDIAR CON RESPONSABILIDAD PROPIA.


Con ello queremos decir que si bien es cierto que significa una gran bendición contar con compañeros,
profesores, un ambiente de familia como seminaristas; también es cierto que nadie puede estudiar
por otra persona. Cada uno, en forma personal, va a aprender por sí mismo.

4. VAMOS A APRENDER A ESTUDIAR, COMO QUE SE TRATA DE UN TRABAJO PROVECHOSO Y


FELIZ.
Alguien dijo que el estudio es un esfuerzo total para aprender y solo es verdaderamente provechoso
cuando se aprende. Con ello queremos decir que no se trata de esforzarse fatigosamente solo para
presentar un examen, o cumplir con una asignatura. El estudio es trabajo, esfuerzo, lucha; y la
corona de la victoria solamente se alcanzará cuando realmente se ha conseguido y dominado el
conocimiento que se busca.

5. VAMOS A APRENDER A ESTUDIAR DE INMEDIATO.


Si hasta aquí ya hemos llegado a la convicción de la importancia de este punto, lo que resta por decir
es que vamos a hacerlo, ¡pero YA! Muchos hermanos hay que se quedan en el campo de las buenas
intenciones. ¡Que a usted no le pase eso! Las cosas más provechosas, son las que a veces se van
dejando para después; un después que en muchas ocasiones no llega jamás. Evite usted esta
lamentable situación. ¿Vamos a aprender a estudiar? ¡COMENCEMOS AHORA CON FE Y
ENTUSIASMO!

Evaluación de la Unidad I
1. ¿Cuáles son las tres clases de estudiantes que se citan en esta lección?
2. Explique qué se quiere decir por estudiar con responsabilidad propia.
3. Exprese su opinión sobre la importancia de mejorar sus hábitos de estudio.
4. Explique usted por qué es conveniente aprender a estudiar.
5. ¿Cree usted que el estudio de esta materia le será de provecho? ¿Por qué? Haga un horario de la
semana e incluya el estudio dentro de sus obligaciones. (en la Unidad III se enfatizará más el tema del
tiempo)

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UNIDAD II
¿QUÉ SIGNIFICA ESTUDIAR?

Metas Enseñanza Aprendizaje:

Que el alumno:
1. Conozca los elementos vitales para un estudio efectivo mencionándolos.
2. Comprenda las áreas para una actitud positiva y reflexione cuál de ellas es más o
menos fuerte en él.
3. Valore la importancia de la motivación para el estudie y haga una encuesta con
estudiantes de grados superiores para investigar qué los desmotivó a estudiar y por
qué.
4. Comprenda el elemento DETERMINACIÓN explicándolo con sus palabras.

En la sección anterior hemos tratado algunos puntos que nos permiten ver varias de las formas
más comunes pero menos apropiadas para estudiar con provecho. Para este fin, vamos a
auxiliarnos en nuestras consideraciones, teniendo en cuenta algunas de las opiniones que nos dan
varios autores experimentados en esta materia:

1. Los señores Clifford T. Morgan y James Deese en su libro titulado Cómo estudiar, nos
hacen pensar en una doble dirección cuando afirman que el estudio es un arte y una
destreza.
Al comparar el estudio con el arte, forma tan sugestiva y atinada, somos guiados a la consideración
de una serie de reglas que deben ser puestas en práctica con toda exactitud para que el objeto
propuesto salga bien y constituya un deleite para el ejecutante; por ejemplo, no se trata solamente
de sacudir las teclas de un piano, sin ton ni son, para hacer brotar del instrumento esa cascada de
notas armoniosas que arrebata y sublima al oyente; por el contrario, se impone seguir con
disciplina las indicaciones de la partitura y ejecutar con dócil obediencia las órdenes que le da al
artista sin lo cual, los sonidos producidos, sólo resultarían en un ruido infernal e insoportable.
Cuando del estudio fecundo se trata, no es el caso hacerlo por hacerlo, (macheteando duro), o salir
del paso a como dé lugar; también en este caso hay que seguir algunas reglas y obedecer las
indicaciones que nos dictan las técnicas hasta que al fin conseguimos hacer éstas parte de
nuestros hábitos y conseguir así estudiar con provecho y verdadero placer. ¡Esto es, que sintamos
un grato placer por el estudio!
Por otro lado, dicen los autores que estamos comentando, el estudio es una destreza; con esto nos
hacen pensar en la habilidad con que se consigue hacer alguna cosa determinada, que finalmente
viene a ejecutarse no solamente en forma eficiente, sino casi inconsciente. Tal habilidad se consigue
siempre a fuerza de constancia y tenacidad. ¡Hay que hacerlo! se dice la persona que se ha
propuesto esto, y hay que hacerlo cada vez mejor hasta que la tarea pasa a formar parte de nuestra
misma manera de ser. Pensemos por ejemplo, como aprendimos a montar bicicleta. Es indiscutible
que quien practica con disciplina y empeño, será el mejor ciclista.
Así tiene que ser con el estudiante que desea adquirir buenos hábitos de estudio. Tendrá que
sujetarse con docilidad y entusiasmo a métodos de aprendizaje que le dicten las mejores técnicas
que ya se han experimentado para este fin. Tendrá que invertir tiempo y perseverancia, insistiendo
mucho, sin desanimarse en ningún momento, hasta que consiga obtener los resultados deseados.
Aquí necesitamos hacer un oportuno paréntesis para citar a otro autor que dice: “Recordar sobre
todo que las reglas son útiles cuando se emplean insistentemente, día tras día.”

2. Enseguida, en un segundo punto, citaremos al señor Arthur W. Kornhauser, quien en su


libro titulado El arte de aprender a estudiar nos dice que el estudio persigue dos objetivos
fundamentales: a un lado está la necesidad de obtener conocimiento y al otro lado la de
utilizar en forma práctica los conocimientos adquiridos.

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El balance entre estos dos objetivos es muy oportuno y necesario en relación con el propósito y
papel de un estudiante en nuestro seminario. Hay quienes parece que su único fin es el de adquirir
más y más conocimientos. ¡Solamente saber mucho! parece ser su consigna. Esta clase de
estudiantes nos hacen pensar en el Mar Muerto que solo recibe de distintas fuentes, pero sus
aguas nunca riegan en bendición tierra alguna en su derredor. Saber no es el único ideal de un
buen ministro de Jesucristo, si vamos a recibir bendición de nuestros estudios recordemos las
palabras de nuestro Señor Jesucristo quien dijo: “más bienaventurado es dar que recibir”. Así,
queremos hacer hincapié, de acuerdo a este segundo objetivo que el Señor Kornhauser señala para
el estudio, que hay que cultivar cierta habilidad para usar en forma práctica todo conocimiento que
vayamos adquiriendo. Siguiendo con el mismo autor cabe decir que es bueno estudiar en forma
activa, aprovechando todo conocimiento que se va recibiendo en conversaciones, diálogos,
testimonios, clases, estudios impartidos por cuenta propia en el hogar, la iglesia o la misión en
donde el Señor nos permita hacer nuestra obra práctica. Esta será una regla muy efectiva para dar
a nuestros estudios una dimensión muy apropiada.
Finalmente, y como es seguro de que precisamos de una definición para nuestro uso particular en
esta materia, al margen de las muchas definiciones que ustedes encontrarán en sus lecturas
paralelas, deseamos ofrecer la siguiente:

ESTUDIAR ES EL ESFUERZO SISTEMÁTICO DE APRENDER PARA SERVIR EFICAZMENTE.

Tal vez la definición anterior no parezca muy académica, pero incluye los pensamientos que hemos
visto anteriormente y además hace hincapié en los siguientes cuatro principios que debemos
recordar:
a) Estudiar es una actitud dinámica y responsable de parte del estudiante.
b) Estudiar es esfuerzo y trabajo que debe enfocarse al logro de resultados concretos.
c) Estudiar es un sistema; esto es, un conjunto de principios enlazados que dan por fin una norma
de conducta.
d) Estudiar es probar y robustecer en la práctica los conocimientos adquiridos.

ELEMENTOS VITALES PARA EL ESTUDIO EFECTIVO


Existen tres elementos que resultan vitales para iniciarse como un estudiante de éxito. Conviene
tenerles siempre presentes. Ellos son: LA MOTIVACIÓN, UNA ACTITUD POSITIVA Y LA
DETERMINACIÓN. En esta parte de nuestra lección, queremos ofrecer algunos conceptos que los
educadores han venido dejando establecidos en relación con estos tres elementos, vitales para el
estudio.
A) LA MOTIVACIÓN.
Este no solamente es el primero en el orden de su presentación sino lo es también por su
importancia. Es tan vital en el proceso del estudio que se nos asegura que un estudiante que no
está debidamente motivado, no puede estudiar con provecho.
El señor Richard Freeman en su libro titulado Cómo estudiar con eficiencia nos dice: “El estudiante
de éxito no sólo posee buenos hábitos y técnicas de estudio, sino que está altamente motivado”.
Puede decirse de una manera más sencilla, que la motivación es el elemento impulsor que lanza al
estudiante a la acción de manera entusiasta y decidida.
De la manera más simple posible ha de decirse que la forma de motivarse para el estudio consiste
en descubrir y mantener siempre vivos los motivos poderosos que se tienen para hacerlo.
Veámoslo prácticamente: ¿Cuáles son los motivos que le han guiado a usted para venir a estudiar
en este seminario?
Para un estudiante común, puede ser que la pregunta sobre los motivos por los cuales estudia, le
guíe a respuestas muy variadas; por ejemplo, diría que estudia para agradar a sus padres, o para
cumplir con un compromiso o bien para hacer una carrera, o simplemente para estar ocupado en
algo. Hay quienes estudian para sobresalir en el grupo y ser “alguien” y muchos hay que dicen que
estudian para ganar mucho dinero. Esos son sus motivos.
Para una persona que cuenta con un genuino llamado de parte de Dios para consagrar su vida al
ministerio cristiano, los motivos anteriores no cuentan. Tendrá que buscar, siguiendo la
exhortación del apóstol Pablo, cuando dice:

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“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo
sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.”
(Col. 3.1, 2)

Un verdadero seminarista, cuando tiene que responder sobre sus motivos de estudio, sin vacilación
alguna, dirá: “Voy a estudiar para llegar a ser lo que Cristo quiso que yo fuera cuando me llamó;
esto es, un instrumento útil y de valor en sus manos para servirle eficientemente por toda mi vida.”
Los educadores nos dicen que otro problema que se conjuga en esta parte tiene que ver no sólo
conque el estudiante esté motivado; sino que esté debidamente motivado. Cuando esto no sucede
así, dicen ellos, el estudio se constituye no sólo en una carga demasiado pesada sino llega a
mirarse como un verdadero tormento, cuyos efectos son el aburrimiento, la apatía por las clases, la
constante tendencia a aplazar los trabajos y tareas, la frustración, la rebeldía e inconformidad y,
finalmente, la deserción. Señalar estos problemas, en esta parte de nuestro estudio, tiene la sana
intención de alertar a nuestros estudiantes. Si en algún momento descubren estos síntomas u otros
parecidos, hay que detenerse enérgicamente para ver qué tan adecuada es nuestra motivación.
Evitemos situaciones semejantes. Debemos motivarnos adecuadamente desde el principio.

CÓMO MOTIVARSE ADECUADAMENTE


1. Es necesario cultivar un genuino deseo de estudiar.
“Querer es poder” reza el viejo refrán popular, no por viejo carente de sabiduría. Cuánto bien le
hará al estudiante, desde el principio y a todo lo largo de su vida, aferrarse desesperadamente a ese
noble deseo que le anima a querer estudiar. Que el anhelo que Dios puso un día en su corazón de
venir al seminario, no se apague jamás. Bienaventurado el seminarista que día a día glorifica al
Señor y le da gracias por la bendición de poder estudiar como una gracia que resulta de ese fuerte
deseo hecho oración cada día. Pídale a Dios ese deseo vehemente hasta transformarlo en el
generador de ese entusiasmo que le hace feliz con cada actividad relacionada con sus estudios.

2. Procurar un sincero y legítimo interés en todas y cada una de las materias que estudia.
Cuando tenemos interés verdadero en algo, logramos verdaderas proezas. Por ejemplo, hay
estudiantes que se lamentan amargamente asegurando que les resulta imposible repetir de
memoria los nombres de los profetas menores; sin embargo, en sus conversaciones personales,
citan con exactitud el nombre y otros detalles de los integrantes del equipo de béisbol de su
preferencia. ¿Por qué? Sencillamente su interés por el fútbol le motiva adecuadamente para
recordar oportunamente lo que necesita.
Muchas reglas podrían darse para provocar nuestro interés en las materias que estudiamos. La
mejor de todas es tratar de descubrir de qué manera nuestro estudio nos va a servir en el ministerio
en que somos responsables
¿Cómo puedo utilizar lo que estoy aprendiendo en el trabajo que hago actualmente para la gloria de
mi Señor? Cuando pensemos así y en la práctica apreciemos cómo recibimos ayuda práctica de esta
manera de actuar, notaremos como nuestro interés por el estudio va en aumento, y por
consiguiente, nuestra adecuada motivación. El interés por estos asuntos prácticos nos impulsará
en acciones más allá de la clase, tales como buscar mayor información sobre algunos temas,
consultar con profesores y compañeros sobre algunos asuntos, pasar horas extra en bibliotecas.
Entonces descubriremos que estamos debidamente motivados.

3. Para propiciar una adecuada motivación para el estudio, conviene fijarse metas
personales que nos permitan ir verificando el adelanto que vamos logrando con cada
esfuerzo.
Esto tiene que ver, como ya lo hemos mencionado, con el fin último que tenga el estudiante al
esforzarse. Para algunos, sus metas solo giran en torno a las calificaciones mínimas que les
aseguran el pase. Deseamos animar a nuestros estudiantes a poner su mira siempre en los sitios
más altos, como corresponde a la gloria que debemos a Cristo; de ello depende su futuro. Recuerde
que el Señor Jesucristo le ha llamado para conquistar el mundo para su causa; nunca se conforme
solo con ser uno más, eso es resignarse con la mediocridad. Ud. es un santo y un ministro del Gran
Rey. Que sus metas personales estén siempre acordes al concepto de la grandeza que tiene de su
Dios y Señor. Pero tenga siempre presente que todo esto viene de Cristo a quien corresponde

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siempre la honra y la gloria. ¡Líbrenos Dios de la jactancia y la vanagloria personal! Con el apóstol
Pablo tengamos siempre presente que por la gracia del Señor somos lo que somos.

4. Finalmente, tendrá que ver con la convicción de poder hacerlo que asiste al hijo de Dios.
El estudiante común, en un momento dado, puede esgrimir un sin número de razones para tratar
de justificar sus fracasos; en un estudiante de nuestro seminario jamás debe acontecer tal cosa.
Anotemos tres factores importantes que obran en garantía del éxito del hijo de Dios que actúa en
obediencia a su Señor.
El primero: estamos estudiando como resultado de un llamado especial de parte de Dios. ¡Él no se
equivoca jamás! Él nos llama conforme a sus planes perfectos, y si quiere que nos dediquemos al
estudio, ¡sí podremos! Por favor, lea Jeremías 1.5-8, medítelo y aplíquelo a su propia experiencia.
En segundo lugar, el seminarista sí puede estudiar, porque cuenta siempre con grandes y preciosas
promesas de apoyo de parte de su Señor. Lea Josué 1.7, 9.
En tercer lugar, el seminarista de Dios, tiene siempre por delante el ejemplo glorioso de los grandes
héroes de la Biblia, entre los cuales, como uno de sus ejemplos, tenemos el del apóstol Pablo
cuando dijo: “todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Usted también puede, ¡con Cristo todo es
posible!
Por lo expuesto aquí, se establece la siguiente norma: PARA ESTUDIAR CON PROVECHO, SE
NECESITA ESTAR DEBIDAMENTE MOTIVADO.

B) El segundo elemento vital para un estudio provechoso es tener UNA ACTITUD POSITIVA.
Si el estudiante ha ido adecuadamente motivado no tendrá mayores problemas para asumir una
apropiada actitud con todo lo concerniente a sus estudios. No obstante, por causa de que tenemos
un enemigo común que trata de malograr nuestras mejores intenciones (I Pedro 5.8). Vamos a ver
algunas áreas donde con alguna frecuencia han encontrado problemas los seminaristas.

1. Nuestra primera advertencia, enfoca el trato que el estudiante ha de manejar con sus
compañeros. Aquí se impone la necesidad de tener siempre una actitud positiva con sus
consiervos.
En el mundo del estudiante común, no escasean los conflictos y tensiones derivadas de las
relaciones que se tienen entre sí. Permiten que se apodere del grupo un espíritu nocivo de
competencia; se dejan llevar por malos entendidos sobre su propia suficiencia; se cultivan celos,
discordias, asemejándose peligrosamente al esquema que Pablo da para calificar a los carnales
hermanos de Corinto (I Co. 3.2, 3). Cualquiera pudiera pensar que en un seminario en el que se
están preparando los siervos del Señor Jesús, nunca se encontrará un cuadro semejante; sin
embargo se debe advertir que en la realidad hay ocasiones que no faltan tan lamentables
situaciones. Es por ello que en esta parte de nuestra lección hemos de insistir en que el estudiante
de Dios debe cultivar, a pesar de todo, una actitud muy positiva con sus compañeros, honrando así
la esperanza que el Señor Jesucristo busca en los suyos cuando nos dice: “En esto conocerán todos
que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.”

2. Para ser un estudiante de éxito necesita tener una actitud positiva hacia sus maestros.
Abundan los malos entendidos en los centros de estudios superiores que afectan seriamente los
resultados finales de los estudiantes. Con cuanta pena nos informamos de los sucesos que parecen
poner a los estudiantes y a los maestros en bandos distintos y antagónicos; díganlo si no las
huelgas estudiantiles y los alborotos en que se ven envueltos los planteles de educación.
En los seminarios, sin que se llegue tan lejos, hay casos en los cuales el estudiante llega a ubicarse
voluntariamente muy lejos de sus profesores, perdiendo así la bendición de su amistad y su ayuda
personal. Es por tanto que aquí se ofrecen algunas sugestiones que ayuden a cultivar mejores
relaciones en esta esfera, insistiendo desde luego, que ello será posible de acuerdo con la actitud
positiva que el estudiante tenga hacia sus maestros y personal que sirve en el seminario.
1). Recuerde siempre que sus profesores en el seminario son sus consiervos en la misión común
que el Señor nos ha encomendado.
Están aquí sirviendo a Dios, conscientes de que lo hacen cumpliendo la voluntad de Dios y debe
usted estar seguro de que se esfuerzan por cumplir un ministerio de la mejor manera que les sea
posible.

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 Nunca tenga temor o pena con sus profesores.


Siempre que lo necesite, haga preguntas, pida su ayuda en los asuntos que no comprende bien,
comparta con ellos sus dudas. Si en esto cabe una advertencia, ella tendría que ver con el ser
oportuno para solicitar su atención; esto es, hay que considerar el tiempo y el sitio conveniente
para abordar a sus profesores. Si lo hace usted así, verá que siempre están dispuestos a atenderle y
a ayudarle en todo lo que busque de ellos.
 Procure conocer personalmente a sus profesores.
Tome usted la iniciativa de platicar con ellos. Comparta no solo en clase, sino en la oficina, en el
campo misionero o de servicio. Así aprenderá a comprender y amar a sus profesores y recibirá la
contribución de su experiencia.
 Cuando tenga problemas, recuerde que sus profesores son siervos del Dios Altísimo.
Ellos tienen más experiencia que usted en muchos de los asuntos problemáticos del ministerio;
además, en sus problemas personales, ellos son siempre neutrales y buenos confidentes. ¿Por qué
no aprovechar entonces la oportunidad de sus consejos?

Una palabra final sobre este asunto. No espere que sus profesores lo hagan todo. Cultive usted por
cuenta propia una actitud positiva hacia ellos y tome la iniciativa. Verá como fluyen de inmediato
corrientes de sanas y provechosas relaciones, en las que usted como estudiante, recibirá de
inmediato beneficios y bendiciones.

3. En tercer lugar, el estudiante de éxito ha de cultivar una actitud positiva hacia sus
trabajos y tareas escolares.
Al lado contrario se manejan nefastos conceptos sobre este particular. No faltan estudiantes que
piensen que los trabajos y tareas encargadas por los profesores son solamente caprichos del gusto
del profesor que quiere solamente cargar a sus alumnos con trabajos inútiles. Así, no les concede
ninguna atención y la falta de interés de parte del estudiante, consigue finalmente que
efectivamente, esa parte de su preparación resulte del todo inútil y carente de bendición.
Cuando el seminarista asume una actitud positiva por sus trabajos y tareas, pronto descubre que
estos revisten un gran valor para sus propósitos de prepararse adecuadamente para el ministerio.
Él sabe bien que no va a aprender solo por el hecho de asistir a clase con puntualidad; el trabajo
que realice en forma personal atendiendo sus tareas, la investigación que haga en la biblioteca, las
consultas que realice para cubrir un tema o un asunto encargado por su maestro, le darán la
oportunidad de adelantar en el conocimiento de la materia que estudia; y esto estará en proporción
directa al interés y dedicación que conceda a esta parte de su preparación como seminarista. Por
ello insistimos en que el estudiante, para tener éxito en su trabajo, debe cultivar una actitud
positiva hacia sus trabajos y tareas.

4. Finalmente, diremos que el estudiante debe tener una actitud positiva hacia sus
exámenes.
Muchos tienen verdadero pavor a los exámenes, ninguna razón hay para ello cuando se ha
estudiado correctamente, por el contrario, un buen estudiante saca mucho provecho de sus
exámenes y reconocimientos. Ofrecemos algunas recomendaciones para lograr esto último.
a) Hay que tener presente que los exámenes son instrumentos de medición para el maestro, pero
también para el estudiante.
Si éste, como hemos dicho en otra parte de esta misma lección cuenta con metas personales, los
reconocimientos y exámenes le servirán para verificar el adelanto que va consiguiendo en cada
materia.
b) El buen estudiante encontrará en cada examen una oportunidad para hacer buenos repasos de
la materia que está estudiando.
Una vez que tiene en su poder los resultados, podrá comprobar sus aciertos y aprender de sus
propios errores; cuando se hace así difícilmente se vuelve a cometer el mismo error.
c) Un examen debe ser bien preparado con anticipación.
Algunos dejan para lo último esta parte de su trabajo y de ahí viene como consecuencia la actitud
que tienen para el examen; si la actitud es positiva, el estudiante ha de conseguir y sentir cierto
entusiasmo cuando se trata de preparar un reconocimiento, y como todas las cosas que son de
nuestro agrado, lo mejor será darle la debida atención lo antes posible. Ya tendremos oportunidad

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de tratar este asunto en la lección número 6 de nuestro curso; aquí diremos que la actitud positiva
hacia los exámenes nos rendirá notables beneficios.

Para resumir lo expuesto en este aparado de la lección, recordemos la siguiente norma: PARA
ESTUDIAR CON VERDADERO PROVECHO, EL ESTUDIANTE NECESITA CULTIVAR UNA ACTITUD
POSITIVA.

C) Hemos llegado al tercer elemento del éxito del estudiante. Este tiene que ver con la
DETERMINACIÓN. Queremos expresar con esto el coraje y la actitud osada y valerosa con que el
atleta se lanza en pos de la corona de gloria. Esa resolución férrea de la voluntad que sobrepasa
todo obstáculo o dificultad por enorme que nos parezca.
Ya hemos advertido claramente que al seminarista de Dios no le faltarán problemas y dificultades
desde el inicio mismo de su empresa. Pablo nos hace esta oportuna advertencia:

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra
potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes
espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de
Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.”
(Ef.6.12, 13)

Así, pues, ni los problemas, ni las luchas que van a librarse deben ser motivo de postergar nuestras
decisiones a favor el estudio. Si lo vamos a hacer, ¡hagámoslo ya! Se sabe de personas que
quisieron estudiar y pudieron llegar a ser una bendición, pero les faltó la determinación; todo
quedó en buenos deseos y quimeras. ¡Qué pena! Que no nos pase a nosotros. Vamos a emprender
esta emocionante aventura juntos y con nosotros está el Señor, así que empezar a estudiar duro y
¡ahora mismo!
El Dr. Vincent Peale ha escrito una considerable serie de libros que basa en el tema central de su
tesis y que anuncia con el título de El poder del pensamiento tenaz. Su trabajo todo gira alrededor
de la determinación con que una persona acomete cualquier tarea por difícil que sea. Imagínese
usted como un triunfador, dice ese autor, y lo llegará a ser con toda seguridad; pero si acomete
usted la empresa con un sentimiento de fracaso, seguramente que va a fracasar. Con este práctico
consejo queremos terminar las últimas líneas de esta lección. Recuerde que nada hay fácil cuando
se trata de las grandes cosas que Dios quiere hacer con su vida; pero, con usted está el Señor, y
para Él nada es imposible. ¡Vamos pues, a entregarnos a esta tarea! ¡Vamos a estudiar con la fe
de los triunfadores que no tiemblan jamás ante la perspectiva de la lucha! Tengamos siempre a la
vista la seguridad que nos da la Palabra de Dios, que dice:
“¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios, es por nosotros, ¿quién contra nosotros?… Antes, en todas
estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.”
(Romanos 8.31, 37)

Evaluación de la Unidad II

1- Explique con sus palabras que significa:” Estudiar es el esfuerzo sistemático de aprender
eficazmente.”
2- ¿Cuáles son los tres elementos vitales para estudiar con éxito?
3- ¿En cuáles cuatro áreas, el estudiante de éxito cultiva una actitud positiva? ¿Cuál es más o
menos fuerte en ti? ¿Por qué?
4- Cuando arribamos al seminario por primera vez estamos más que motivados para estudiar, sin
embargo, después de un tiempo hay cosas que nos desmotivan. Pregunte a otros estudiantes,
cuáles son estas cosas y qué se debe hacer para no perder la motivación.
5- Explique lo que significa la DETERMINACIÓN como un elemento de vital importancia para sus
estudios.

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UNIDAD III
ORGANIZACIÓN Y PLANIFICACIÓN DE LAS ACTIVIDADES.

Metas Enseñanza Aprendizaje:

Que el alumno:
1. Comprenda la importancia de la planificación del tiempo para la efectividad en el ministerio y
en la vida de estudiante destacando las dificultades más comunes que presenta con este tema y
las ventajas de tenerlo.
2. Desarrolle habilidades para trazar un horario semanal y ajustarlo constantemente a las
circunstancias
3. Sienta deseos de planificar constantemente su vida y cumplir su horario a plenitud.

EL ESTUDIANTE Y EL USO DE SU TIEMPO.

INTRODUCCIÓN.
- ¿Cómo anda usted con el uso de su tiempo?
- ¿Tiene usted tiempo suficiente para hacer todo lo que quiere?
- ¿De cuánto tiempo dispone usted cada semana para estudiar?
- ¿Cuánto tiempo tiene usted cada semana para su recreación y descanso?

Estas y muchas otras preguntas que se hace uno con frecuencia con respecto al tiempo, conducen
a respuestas inciertas y nos invitan a reflexionar en las muchas dificultades comunes en toda clase
de gente que se encuentra ocupada y que tiene frecuentes problemas con el uso de su tiempo. En
nuestro ambiente, por ejemplo, si preguntáramos a cada ministro cuál es la mayor dificultad que
encuentra para realizar sus labores, es seguro que nueve de diez nos dirían que su mayor problema
es falta de tiempo: falta de tiempo para planear sus labores, falta de tiempo para visitar, falta de
tiempo para asistir a reuniones; falta de tiempo para estudiar y preparar sus sermones, en fin, la
lista se alargaría kilométricamente.
Ese fenómeno se aprecia en casi todas las áreas de la ocupación humana; lo tiene el
profesional, el comerciante, el industrial, el ama de casa, y desde luego, no deja de ser común entre
los estudiantes. Veamos a manera de ejemplo algunos problemas que manejan los estudiantes y
que están relacionados con la administración del tiempo.

PROBLEMAS CON EL TIEMPO


1. Un problema común y frecuente entre los estudiantes es “no tener tiempo”.
Se trata de hacer cosas muy importantes y se quiere hacerlas bien; pero “no se tiene tiempo”.
Esta es una manera de expresarse, que en realidad, no debe tener cabida ni uso en las personas
que saben bien que el tiempo es igual para todos. Cada día tiene 24 horas, y cada hora 60 minutos.
Lo mismo es para el niño que para el anciano; para los grandes personajes que conserva la historia
por el recuerdo de sus grandes hazañas que para el individuo que pasa por la vida en triste
anonimato. Hemos de decir, con profunda reverencia, que en este sentido, ni el Señor Jesucristo,
con todo y ser el Hijo de Dios, tuvo privilegios especiales en relación con el tiempo de que dispuso
en su ministerio terrenal. Él, como usted, como yo y todo el mundo contó con minutos de 60
segundos, ¡y qué manera de vivir cada segundo nos dejó como ejemplo! ¿Cuál será entonces el
secreto de que algunas personas puedan hacer mucho más que otras si todas tenemos el mismo
tiempo en cantidad? La respuesta la encontraremos en la forma en que se organiza el uso del
tiempo y la manera de programar las actividades.

2. “Perder el tiempo”
Este es otro problema frecuente. Estudiantes hay que son culpables de una apabullante
pérdida de tiempo a causa de su indecisión. Conocemos seminaristas que a las ocho de la mañana,
con una formalidad casi sacrosanta dicen: “voy a estudiar este día mis materias de clase”.

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Comienzan por buscar lápices y libros y se dan cuenta que necesitan afilar la punta del lápiz y
buscar una regla; se preguntan con qué materia van a comenzar y pasan lista de todas las que se
están impartiendo en su programa; salen a conseguir un libro prestado y al encontrarse con los
amigos y compañeros, lo más seguro es que terminen conversando del último partido de béisbol o
de otras cosas sin importancia. Cuando se dan cuenta, ya es la hora de comer, y como eso tiene
preferencia, ya se perdió la mañana, si no es que todo el día. Pero las intenciones fueron buenas. Lo
dicho en el punto anterior: se necesita organizar el tiempo, de esta manera evitaremos pérdidas tan
lamentables.

3. Las funestas distracciones.


Qué sencillo resulta a algunos estudiantes verse atrapados en esta clase de problema. Cuando
se disponen a estudiar, se ponen a contemplar el retrato de la novia que tienen al frente. Otros
dejan volar la imaginación en tantas y tantas cosas que no vienen al caso. Sí, es fácil para algunos
distraerse hasta con el aleteo intruso de una mosca. Una vez más tenemos que decir: el planear y
organizar el uso de nuestro tiempo ayudará a concentrarnos en las tareas prioritarias, en este caso,
el estudio.

4. Los frecuentes atrasos.


Existe la amenaza para el estudiante que no ha aprendido a organizarse, de encontrarse
siempre atrasado. Tratan de estudiar una materia y se dan cuenta que otra no la han visto para
nada; se entregan a hacer la tarea de una clase y se percatan que no han hecho nada del trabajo
que encargó otro profesor. Siempre parece que hay cosas importantes que se han dejado de hacer y
ahora se tornan urgentes. ¿Cómo salir de esta situación que se vuelve desesperante? La respuesta
una vez más la encontraremos al organizar debidamente el tiempo de que se dispone.
Tiempo y espacio nos faltaría para continuar la lista de problemas que tienen los estudiantes en
relación con la manera de usar su tiempo. Tal vez hasta aquí, usted haya identificado alguno de los
expuestos como algo familiar, si no, siga buscando y verá que en cualquiera que sea la forma; ya
sea que usted esté estudiando en el sistema residencial o a distancia, verá que no faltan problemas
como los que hemos estado exponiendo. Necesitamos superar estas situaciones de conflicto.
Ayudarle en este sentido es el fin de esta lección y el consejo inmediato es: Aprenda a organizar y
planificar sus trabajos por medio de un horario semanal.

“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el
tiempo, porque los días son malos.” (Efesios 5.15, 16)

¿QUÉ ES UN HORARIO SEMANAL?


Conscientes de las necesidades que hemos venido tratando, sin duda que a estas alturas
estimamos el valor que reviste nuestra propuesta, de contar con una herramienta de trabajo para
administrar mejor nuestro tiempo; esto es, con un horario semanal. Podemos decir que éste, viene
siendo la programación de todas las faenas que deben realizarse en una semana, determinando la
prioridad de las tareas y concentrándose en las actividades más importantes, con la finalidad de
redimir el tiempo. Definir de la manera anterior un horario semanal, nos apoya en el interés que
implica el papel de un estudiante en nuestro Seminario, a derivar las siguientes consideraciones:
1. Para el seminarista, su horario semanal debe incluir la organización detallada del tiempo de que
dispone cada día.
2. El horario semanal de actividades de un seminarista resume en forma completa todas sus
actividades, permitiéndole así planear su trabajo, dando prioridad al estudio.
3. Un horario semanal es una herramienta que sirve al seminarista como una guía que debe
seguir fielmente para sacar el mayor provecho de su tiempo.

LAS CARACTERÍSTICAS DE UN BUEN HORARIO


Actualmente se cuenta con muchas buenas ayudas para medir y controlar el tiempo, estas van
desde el reloj, las agendas, los calendarios, y como en nuestro caso, los horarios que se preparan
para un tiempo determinado; así el que estamos tratando lo denominamos horario semanal. Cada
uno de estos instrumentos brinda mayor utilidad de acuerdo a ciertas características que deben
ofrecer. Por lo que se refiere a nuestro horario semanal, anotaremos las siguientes:

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1. Un buen horario semanal debe ser COMPLETO.


Comenzaremos por decir que en él deben estar incluidas todas las tareas y actividades que
ocupan el tiempo de un seminarista. No debe omitirse nada al estar confeccionándolo; deben ser
tomadas en cuenta tanto las atenciones indispensables muy personales, como el comer, asearse, y
dormir, como aquellas que son muy importantes como el tiempo que debemos apartar para
nuestros devocionales, asistir a clases con nuestros maestros o el que se requiere para estudiar en
forma particular o atender las tareas y trabajos que encargan los profesores. Aquí cabe insistir con
educadores y maestros de esta materia, que en un buen horario debe apartarse tiempo para la
recreación, el descanso y breves períodos de calentamiento antes de dedicarse por entero a la
concentración y el estudio.

2. Un buen horario semanal debe ser CLARO.


Con ello se quiere asentar que debe indicar, con toda la precisión el “qué” y “cuándo” estudiar o
atender alguna tarea o actividad; de manera tal que el estudiante supere toda indecisión sobre el
uso de su tiempo.

3. Un buen horario semanal debe ser PRIORITARIO.


Con este término queremos explicar que el alumno apartará las mejores horas para dedicarlas
al estudio. Esta debe ser su preocupación principal mientras esté estudiando en el seminario. Cabe
aquí mencionar la observación que nos hacen educadores y psicólogos, quienes afirman que las
mejores horas para el estudio, no son las de la noche, sino las primeras de la mañana de cada día
cuando mental y físicamente se está más descansado y dispuesto y cuando se cuenta con la
posibilidad de mayor rendimiento. Veremos con mayor amplitud la manera de apartar tiempo para
estudio privado y repasos, más adelante cuando tratemos la manera de confeccionar su horario.

4. Un buen horario debe ser REALISTA.


Es necesario tener en cuenta la forma en que estamos ocupando nuestro tiempo en cada
actividad; por ejemplo, no proceder como algunos que apartan dos horas para su devocional
cuando en la realidad solo dedican diez minutos para estar con el Señor en oración. Dar a cada
tarea y actividad el tiempo que “realmente” vamos a dedicarle. De esta manera tendremos un
instrumento de verdadera utilidad práctica.

5. Un buen horario debe ser EQUILIBRADO.


Al planearlo conviene buscar el beneficio de organizar las horas de estudio alternando con
actividades manuales, como escribir a máquina algunas tareas; materias de alta concentración, con
otras que nos parezcan menos exigentes en ese sentido; es decir, buscar el equilibrio saludable en
todo el trabajo que se va a emprender.

6. Un buen horario debe ser FLEXIBLE.


De esta manera se pretende estar preparado para dos importantes necesidades que se manejan
en la práctica. Por un lado hay que tener en cuenta que tendrán que hacerse cambios necesarios
hasta tener un horario más regular y fijo con el tiempo. Al otro lado, conviene advertir que no
faltarán los “imprevistos”, atenciones y otras actividades que se presentan de sorpresa y que no
estaban consideradas de antemano. En uno u otro caso, ha de pedirse al estudiante que no se
desanime. En el primero de los casos, como ya se ha dicho, en la práctica se encontrará que hay
que ir modificando el horario, haciendo cambios y ajustando tiempos, hasta llegar a ubicarse en el
horario real; en el segundo de los casos, si en un momento dado, se ven interrumpidas las acciones
en su secuencia prevista, por alguna necesidad imperiosa, el mismo horario se encargará de
volvernos a la carga en la oportunidad inmediata. Algunos opinan que es mejor contar con un
horario que se ve interrumpido o que se tiene que modificar, que no tener nada y verse perdido en
medio de la confusión de las interrupciones que por cierto no faltarán.

7. Un buen horario debe ELABORARSE POR ESCRITO.


Este asunto no puede dejarse a la memoria pese a lo que puedan argumentar otras personas
en contra de esta aseveración. Ciertamente el trabajar confeccionando un buen horario que cubra
todas las características que estamos señalando, tomará tiempo; sobre todo si al elaborarlo

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procuramos que sea claro, limpio, y bien hecho. Pero finalmente usted comprobará que el tiempo
que se invierte para elaborar por escrito un hermoso calendario le devolverá con creces el tiempo
invertido en este trabajo.

8. Finalmente, queremos decir que un buen horario semanal, debe ser ESTRICTAMENTE
PERSONAL.
Cada estudiante debe elaborar su propio horario. No hay un modelo que cubra todas las
necesidades. Aun cuando se trate de esposos, él tendrá actividades y tareas que en un momento
debe atender en el tiempo que ella esté ocupada en otros menesteres. Hay, entonces, que seguir las
recomendaciones dadas para este fin, tener en cuenta las observaciones personales, considerar
cada necesidad que se tenga en el empleo de su tiempo y proceder en forma individual a
confeccionar su horario semanal de trabajo.

LAS VENTAJAS DE CONTAR CON UN BUEN HORARIO


Al señalar las ocho características anteriores, ya puede apreciarse en ellas mucha ayuda que ofrece
al estudiante contar con una herramienta como esta para hacer su trabajo con mayor precisión y
oportunamente, planificando adecuadamente todas sus tareas. En nuestro intento de animar al
mismo para que se entregue con entusiasmo a confeccionar su horario semanal, queremos guiarle
a considerar las siguientes ventajas que tendrá sobre sus muchas ocupaciones, si cuenta con este
magnífico instrumento.

1. Hará rendir mejor su tiempo.


Lo primero que deseamos hacer ver en esta parte de nuestro estudio, es que usted, con un buen
horario de trabajo, va a sacar mayor provecho de su tiempo. Los varios autores que escriben sobre
la materia coinciden en que los estudiantes que cuentan con una herramienta como esta, trabajan
menos tiempo, invierten menos energía y sacan mejores calificaciones que otros estudiantes que
trabajan sin ningún control de su tiempo. El secreto, como dice Pablo, está en el hecho de saber
administrar sabiamente el tiempo.

2. Se ahorrará usted mucho tiempo.


Muy semejante a la anterior es esta otra consideración; sin embargo, aquí se trata de apreciar que
una vez que hemos atendido ordenadamente nuestras actividades y tareas, aún quedan espacios de
tiempo muy valiosos para hacer otras cosas, como jugar algún deporte, pasarla con amigos y
compañeros, pasear con la familia; cosas como estas que no se tiene tiempo de atender cuando no
se cuenta con un horario semanal.

3. Le asegura la atención oportuna y feliz de todas sus tareas.


Uno se ve libre de tensiones y frustraciones que resultan como consecuencia de estar siempre
atrasado o corriendo para entregar tareas y trabajos a última hora. Con su horario semanal, usted
podrá contar con la debida oportunidad de apartar el tiempo que necesita para cada trabajo. Lo
ejecutará a conciencia, lo entregará a tiempo y seguramente que sacará las mejores calificaciones.

4. Elimina toda posibilidad de indecisión.


Es una feliz experiencia estar seguros de atender cada día lo que es necesario hacer y realizarlo en
la hora en que se ha apartado para este fin. Nunca se tendrá el riesgo de posponer cosas
importantes. Tampoco se caerá en la lamentable desgracia de haber olvidado hacer algún trabajo o
de atender otra actividad. Así es como se eliminan al máximo los asuntos “urgentes”. En una
palabra, un horario semanal de trabajo permite al estudiante iniciar cada día seguro y feliz
atendiendo todo lo que se debe hacer.

5. Le ayuda a alcanzar sus metas de aprendizaje.


Al contar con un buen horario de trabajo, el estudiante apreciará que conseguirá concentrarse con
mayor facilidad al trabajar con materias difíciles. Los psicólogos aseguran que cuando una persona
hace algo siempre a la misma hora, se condiciona mentalmente y aun el inconsciente obra en la
personalidad en forma apropiada para atender y hacer lo que se desea. Tome usted por ejemplo la
persona que necesita levantarse diariamente a una hora determinada cada mañana muy

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temprano; al principio necesitará un buen despertador que repique lo más fuerte posible, y a pesar
de ello, tal vez requiera que otra persona le despierte para avisarle que ya sonó el despertador; pero
a medida que va pasando el tiempo, el despertar irá siendo una experiencia menos difícil, hasta que
llegue el momento en que sorprendentemente, se despertará a la hora exacta sin necesidad de
despertador y completamente lúcido. Así sucede con nuestra disposición para estudiar cuando lo
hacemos a la misma hora y en el mismo lugar. Nuestras facultades mentales y la personalidad toda
como que se siente bien preparada para realizar la tarea. Todo ello obrará a favor del aprendizaje
provechoso que el estudiante desea realizar en la tarea de lograr sus mejores notas en el estudio.

6. La ayuda necesaria para adquirir el hábito de planear sus actividades y organizar el


uso de su tiempo.
Para terminar este apartado queremos referirnos a esta, que resulta una invaluable ventaja que
enriquece la experiencia del seminarista y que le será de gran bendición toda su vida. Como ya se
ha mencionado, solamente hay dos clases de personas en este sentido, las que toda su vida se
encuentran atrasadas en sus menesteres, culpando siempre a la falta de tiempo, las razones de sus
fracasos; y las que están sirviendo felices, rindiendo en todo lo que emprenden. Las primeras no
planean como aprovechar su tiempo. Estas últimas están ya “acostumbradas” a organizar sus
trabajos y a realizarlos en el tiempo que previamente han separado para hacer cada cosa. Al
principio, a todos nos cuesta un poco de trabajo y disciplina; poco a poco, esta forma de hacer las
cosas va siendo más y más fácil, hasta que finalmente pasa a formar parte de la manera de ser de
la persona. En cuanto ya se ha adquirido el hábito de ser ordenado en cuanto al uso del tiempo y
esto como parte de su conducta, no significa ningún esfuerzo y trabajo si en cambio le permite vivir
muchas experiencias satisfactorias. No necesitamos aquí ponderar la aseveración de que las
personas que tienen éxito en la vida, son precisamente aquellas que tienen este buen hábito. El
seminarista ganará desde el principio si ahora se inicia cultivando esta manera de ser.
Como se ha explicado, elaborar un buen horario semanal de actividades, ciertamente requiere de
tiempo, estudio y trabajo; pero ¡bien vale la pena toda la vida! ¿Quiere usted comenzar haciendo el
suyo? ¿Nos permite ayudarle?

Antes de adentrarnos en la tarea de confeccionar nuestro horario semanal de trabajo, conviene


repasar todo lo que hasta aquí hemos estado discutiendo al respecto. Esto tiene que ver con el
poner en práctica los elementos que deben ser considerados para conseguir tener un buen horario
semanal de trabajo. Usted recordará que hemos tratado algunas características que deben
procurarse para este fin; asimismo, vimos algunas ventajas que necesitan buscarse al poner en uso
un horario semanal de trabajo. Por ejemplo, cabe advertir que al darnos la tarea de elaborar un
ejemplo, no se pretende hacer un patrón o modelo que todos puedan seguir fielmente; por el
contrario, recuerde que hemos hecho la aclaración de que cada estudiante debe hacer su propio
horario semanal, y que lo más probable, es que resulte diferente al de cualquiera de sus
compañeros.
En esta sección se desea guiar al estudiante en la forma más práctica posible, a iniciarse en la
tarea de confeccionar buenos horarios semanales. Así, se verán algunos pasos que han de cuidarse;
enseguida, y aplicando las indicaciones anteriores, se ofrecerán algunos ejemplos tomados entre los
casos reales que ofrecen algunos de nuestros estudiantes; así estaremos en la posibilidad de hacer
un horario muestra, como parte de este ejercicio práctico y terminaremos con algunas advertencias
muy oportunas al hacer este trabajo. ¿Estamos de acuerdo? Entonces, ¡adelante!

PASOS PARA ELABORAR UN HORARIO SEMANAL


1. En primer lugar, comience por hacer un estudio que le revele cómo está empleando su
tiempo cada día.
Para ello, registre usted todas las cosas que hace en un día. Luego tome
nota del tiempo exacto que ocupó en cada una de sus ocupaciones. Procure no omitir ninguna
tarea que recuerde haber realizado en ese día. Para ayudarle a hacer esto, ofrecemos un ejemplo
que veremos más adelante bajo “Inventario de tiempo ocupado”. Usted puede usar el mismo rayado,
manejando las siguientes columnas:
Actividades. En esta, escriba, con número progresivo todo lo que hace en el día que va a realizar su
inventario. Vea en el ejemplo como no se omite nada de lo que toma tiempo como comer, dormir,

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Métodos de Estudio y Aprovechamiento

asistir a clase y aun las cosas aparentemente más insignificantes como asearse la boca o jugar.
Haga esto con toda precisión.
Comenzó. En esta columna se anota la hora en que se inicia la actividad que se está registrando.
Terminó. En esta otra columna se anotará la hora en que se termina lo que se hace y que se está
registrando.
Tiempo empleado. Para hacer esta anotación basta restar la hora de la segunda columna “terminó”
con la primera columna “comenzó”, y el resultado será el tiempo ocupado en cada una de las
actividades que vamos registrando. ¡Fácil! ¿Verdad?
Esta manera de proceder nos ayudará a ver cómo estamos ocupando nuestro tiempo: a estudiar
cada una de las cosas que hacemos y que nos llevan tiempo; a determinar las prioridades que
debemos manejar, para conseguir un horario semanal práctico, funcional y ventajoso.
Si estudiamos el ejemplo que presentamos en la próxima página, encontramos que la persona
descubre que está ocupando su tiempo diario de la siguiente manera:
- 0.45 horas para sus devocionales
- 1.35 horas para atender su aseo personal
- 7.30 horas para el estudio
- 1.15 horas para comer
- 8.00 horas para dormir y
- 4.55 horas que tiene perdidas o jugando.
Una concienzuda consideración de este asunto, permitirá a esta persona hacer un presupuesto
más cuidadoso y útil de la manera de emplear su tiempo. Por otro lado, descubrirá qué cantidad de
tiempo necesita para hacer aquellas cosas que son necesarias diariamente tales como comer,
dormir, viajar, etc. Y lo más sorprendente, verá qué tanto tiempo pierde cada día en cosas sin
importancia. Ahora sí estará lista para dar el segundo paso.

INVENTARIO DE TIEMPO OCUPADO


FECHA: _______________ ESTUDIANTE: (EJEMPLO)
TIEMPO
ACTIVIDAD REALIZADA COMIENZO TERMINO
EMPLEADO
1) Dormir, descansar (noche) 10.30 6.30 a.m. 8 horas
2) No sabe cómo pasa este tiempo 6.30 7.00 0.30 horas
3) Aseo personal, habitación, otros 7.00 7.30 0.30 horas
4) Desayuno 7.30 7.55 0.25 horas
5) Aseo de la boca 7.55 8.00 0.05 horas
6) Clase “Ministerio del creyente” 8.00 8.50 0.50 horas
7) Cambio de clase 8.50 8.55 0.05 horas
8) Clase “Exégesis del Nuevo Testamento” 8.55 9.45 0.50 horas
9) Cambio de clase 9.45 9.50 0.05 horas
10) Clase “Planeación del trabajo de la iglesia” 9.50 10.40 0.50 horas
11) Cambio de clase 10.40 10.45 0.05 horas
12) Capilla 10.45 11.15 0.30 horas
13) Tiempo perdido (conversando) 11.15 12.00 0.45 horas
14) Arreglo de su ropa 12.00 12.35 0.35 horas
15) Comida 12.35 1.00 0.25 horas
16) Aseo de la boca 1.00 1.05 0.05 horas
17) Descanso charlando 1.05 2.00 0.55 horas
18) ESTUDIO repaso de materias 2.00 3.00 1.00 horas
19) Recreo – jugando - 3.00 4.00 1.00 horas
20) LECTURAS – tareas - 4.00 5.15 1.15 horas
21)Tiempo perdido (conversando) 5.15 6.00 0.45 horas
22) Cena 6.00 6.25 0.25 horas
23) Aseo de la boca 6.25 6.30 0.05 horas
24) ESTUDIO (repasando sus materias) 6.30 7.30 1.00 horas

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25) Charlar con los compañeros 7.30 8.15 0.45 horas


26) LECTURAS EN BIBLIOTECA 8.15 9.30 1.15
27) Arreglo de útiles y hacer tareas 9.30 10.00 0.30
28) Aseo 10.00 10.15 0.15
29) Devocional 10.15 10.30 0.15
30) Dormir, descansar (noche) 10.30 6.00 a. m

2. Procure familiarizarse con el plan de estudios que va a llevar.


Estamos pensando en un estudiante de nuestro seminario, a quien, al inscribirse, le informarán
qué y cuántas materias va a estudiar. Bienaventurado el estudiante que desde el principio procura
investigar de qué se trata cada una de sus materias de estudio, cuál será su objetivo y contenido,
cuánto tiempo requiere el curso completo de la materia. Hay materias que cuentan una hora
semanal, otras dos, y otras cuatro horas.

3. Familiarizarse con cada materia que se va a estudiar y con el profesor que la imparte.
Esto le ayudará a determinar el tiempo que necesita aportar para cada una de las materias que
estudia. Tome en cuenta que habrá materias que le parecerán muy sencillas, otras, en cambio, que
le parecerán muy difíciles. Algunas reclaman muchas tareas por escrito, otras, en cambio,
requieren muchas lecturas paralelas. Qué bien hará el estudiante en conocer lo más pronto posible
estos asuntos que están relacionados directamente con el profesor encargado de impartir la
materia. Tenga presente que los métodos y estilos de los maestros son muy diferentes entre sí y
varían de acuerdo con la naturaleza de la materia misma, o del tamaño del grupo o del sistema
personal del profesor; pero en todo caso y para los fines que nos ocupa esta parte de nuestro
estudio, el estudiante tendrá que manejar el tiempo para dar atención a cada materia en su lugar.
Para ayudar al seminarista a ubicarse en este sentido, veamos algunas orientaciones:
a) Tenga en cuenta que hay materias que se exponen en forma de conferencia o explicaciones por
parte del profesor.
Estas requieren tomar apuntes y repasarse en el menor tiempo posible. Conviene, entonces, apartar
la hora más cercana después de haber escuchado al profesor para verificar los apuntes, y repasar
las explicaciones. Ampliaremos estos puntos en las lecciones siguientes.
b) Hay clases que se reciben en el sistema de seminario o con la participación y discusión del
grupo.
Para estar preparado para esta actividad y participar con provecho, es conveniente repasar en un
tiempo antes de entrar a la clase.
c) Hay clases que reclaman la repetición de memoria.
Tal es el caso del estudio de idiomas tales como el griego, el hebreo, el inglés; materias que forman
parte de los cursos de nuestro seminario. Algunas personas poseen dones especiales y mucha
facilidad para el aprendizaje de estas disciplinas; no obstante, se recomienda que en estos casos,
tanto después de la clase como antes de entrar a ella, el estudiante procure tener un tiempo
disponible para el estudio de estas materias.

4. Una vez que tiene controlado el tiempo requerido para dar lugar a aquellas cosas que son
absolutamente necesarias cada día como comer, dormir, trabajar, estudiar, etc.
El estudiante procurará contar con un rayado para hacer su horario semanal. Los autores y
maestros de la materia tienen distintas formas que ofrecen en sus trabajos. Nosotros queremos
sugerir la manera de preparar este rayado (vea la próxima tabla). En este trabajo, verá usted que
después del encabezado donde conste el nombre del estudiante y el curso que lleva, se dispone de
lugar para registrar cada día de los siete de una semana, incluyendo el sábado y el domingo. Note
usted también que en este rayado se está haciendo apartado de tiempo hora por hora y por medias
horas. Esta manera de dividir el espacio en el que se trabajará ofrece al estudiante mucha felicidad
para ubicar sus atenciones indicando con la mayor precisión el tiempo que realmente necesita para
cada trabajo. Por ejemplo, si el estudiante tiene clases que ocupan 50 minutos; entre clase y clase
hay un espacio de cinco minutos para hacer los cambios de clase; será necesario colocar
actividades que ocupan media hora o quince minutos, y esta forma de rayado facilitará al

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estudiante ubicar estas necesidades en los espacios que se manejan en esta manera de rayado de
la forma que sugerimos.

5. Planea la manera en que vamos a trabajar y de organizar nuestro tiempo disponible dando
a cada tarea la atención que necesite.
Recuerde que de la sabiduría de ejecutar este paso, dependen muchas de las ventajas que se
pretenden de un buen horario semanal, tales como el ahorro de tiempo, la seguridad y tranquilidad
con que deben realizarse los estudios y trabajos, y por qué no mencionarlo, la promesa de sacar
mejores calificaciones. Procedamos, entonces, de la siguiente manera para conseguir lo
anteriormente señalado:
a) Coloque en su rayado aquellas actividades que hemos calificado como absolutamente necesarias:
comer, dormir, asearse. Estas son atenciones que no podemos dejar de atender bajo ninguna
circunstancia.
HORARIO SEMANAL 1
ESTUDIANTE: ____________________ CURSA: _________________

HORA LUNES MART MIERC JUEV VIERN SÁBA DOM


6a7

7a8

8a9

9 a 10

10 a 11

11 a 12

12 a 1

1a2

2a3

3a4

4a5

5a6

6a7

7a8

8a9

9 a 10

10 a 6

b) A continuación recomendamos apartar el tiempo que vamos a necesitar para nuestros


devocionales y para asistir a los cultos de capilla.

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Métodos de Estudio y Aprovechamiento

Hemos dejado con toda intención un apartado especial para esto, con el deseo de explicar que es
de estimarse que un hijo de Dios, debe conceder atención especial al desarrollo de su vida
espiritual; todo creyente en Cristo Jesús hará lo mejor de su vida si aparta tiempo diariamente para
atender las citas que tiene con su Señor Jesucristo, y si se espera esto de toda persona que forma
parte del pueblo de Dios, cuánto más no será importante la recomendación tratándose de alguien
que ha sido llamado por Dios para dedicar su vida por completo al ministerio cristiano. Si al
término de su carrera no hubiese aprendido nada, sino solamente a estar en comunión con su
Dios, esta persona lo habría ganado todo; si por el contrario, fuera un verdadero erudito en teología
o toda ciencia, pero no está en comunión íntima y personal con su Señor, lo ha perdido todo. Por
ello, insistimos: aparte tiempo para sus devocionales y sus cultos de capilla.
c) Ahora sí, registre usted en su rayado las actividades que debe atender a intervalos
determinados.
Por ejemplo, las clases a que debe asistir con sus profesores y compañeros. Vea la lista de materias
que le dieron cuando se inscribió en el seminario y regístrelas por su nombre en el espacio de hora
y día que le corresponde.
d) Aquí hemos llegado al momento de apartar el tiempo que se va a necesitar para atender la obra
práctica y misionera.
Un estudiante interno generalmente dedica los fines de semana para este fin; en algunos casos
necesita asistir al culto de oración y estudio bíblico. Bien hará en separar el tiempo que necesitará
para atender estos trabajos.
e) Hemos llegado ahora a la parte muy importante que de organizar el tiempo restante, dando
preferencia al tiempo que reclama nuestro estudio privado y la atención de las tareas y trabajos
que encargan los profesores.
Ha llegado la hora de poner en práctica las recomendaciones que se han citado en cuanto a qué
materias se van a estudiar, cuánto tiempo se dedicará a cada trabajo, cuál será la hora más
conveniente para estudiar esta materia, en qué tiempo se va a escribir, cuándo debe tenerse
terminada esta tarea o trabajo, qué horas debo apartar para leer y estar en biblioteca, cuál es el
tiempo mejor para… Como se verá, lo que queremos hace entender claramente, es que este
momento del trabajo no es para hacerse “allá va eso” o sin ton ni son, sino que debe ser objeto de
serias y sabias consideraciones.
f) Finalmente queremos recomendar que se aparte el tiempo para la recreación y el descanso.
A estas alturas encontraremos que a pesar de haber hecho todos los apartados a que nos hemos
referido, aun hay muchos espacios en blanco en nuestro rayado. Es aquí donde podremos planear
el compartir con los compañeros, jugar algún deporte, ir de paseo, hacer alguna visita social, etc.
Hasta aquí hemos ofrecido al estudiante las orientaciones pertinentes para elaborar su horario
semanal. Si ha venido leyendo este material es posible que se pregunte cómo será posible esto que
se pueden atender todos los trabajos y aún quede tiempo. Le aseguramos que no se trata de
ninguna fórmula mágica ni de filtros misteriosos, únicamente hemos hecho lo que desde el
principio estamos insistiendo que debe hacerse: planear y organizar nuestro uso del tiempo.
Para demostrar en la práctica lo que se ha venido discutiendo, vamos a ofrecer algunos ejemplos.
Estúdielos cuidadosamente. El ejemplo está tomando en cuenta la situación real de un estudiante
interno.

VEAMOS UN EJEMPLO PRÁCTICO


Lo que hemos venido discutiendo hasta aquí en relación con la confección de los horarios
semanales de trabajo, quedaría sólo en teoría si no procedemos a hacer un trabajo práctico. Así
como lo anticipábamos al principio de esta sección, queremos proceder a hacer el trabajo de un
estudiante que ingresa a nuestro Seminario y se ve en la necesidad de elaborar un horario semanal
de trabajo para administrarse correctamente en el uso de su tiempo.
Lo primero que hará nuestro estudiante, y le sugerimos que usted lo vaya haciendo paso a paso, es
elaborar tres hojas con el rayado que sugerimos dos páginas atrás bajo “Horario semanal 1”
cuidando de atender las indicaciones dadas al explicar este rayado.
El estudiante de nuestro ejemplo, cuyo nombre no importa en este caso, descubre muy pronto que
algunas de sus atenciones, que resultan absolutamente necesarias, tales como dormir, comer,
asearse, etc., deben coordinarse con un horario que se tiene establecido en el internado donde va a

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vivir; por tanto, y siguiendo nuestro plan, se da a la tarea de registrar estas actividades en su
primer rayado.
De acuerdo con nuestras instrucciones, ahora separa el tiempo para sus devocionales. Le parece
oportuno dedicar media hora inmediatamente después de levantarse para estar en oración y leer su
Biblia. Así toma cada día de la semana de las 6.00 a las 6.30 para hacer esto. Antes de dormir
desea apartar también unos 15 minutos para orar, y lo hace de 10.00 a 10.15. Vea cómo está
haciendo esto en la hoja de ejemplo que ofrecemos en la siguiente página, bajo el subtítulo
“Horario semanal 2”. Además se informa que de martes a viernes inclusive, hay un culto de
capilla desde las 10.20 a las 10.50, por tanto, procede también a apartar ese tiempo.

HORARIO SEMANAL 2

HORA LUNES MART MIERC JUEV VIERN SÁBA DOM


D E V O C I O N A L
6a7 A S E O

7a8 D E S A Y U N O
CLASE DE MÉT. DE ESTUDIO
8a9 CLASE DE INTROD. AL N.T.

9 a 10 CLASE DE EVANG. PERSONAL

10 a 11 C A P I L L A
CLASE DE FUNDAM. MÚSICA
11 a 12
CLASE DE HOMILÉTICA
12 a 1
C O M I D A
1a2

2a3

3a4

4a5

5a6

6a7
C E N A
7a8

8a9

9 a 10
DEVOCIONAL
10 a 6 D O R M I R, D E S C A N S A R, D O R M I R

Enseguida toma su horario de clases y ve que ha sido inscrito en cinco materias: Métodos de
estudio y Aprovechamiento de 7.35 a 8.25; Introducción al Nuevo Testamento, de 8.30 a 9.20; en
Evangelismo Personal, de 9.25 a 10.15; en Fundamentos de la Música, que tiene desde las 10.55 a
las 11.45; y en la clase de Homilética que llevará desde las 11.50 a las 12.40. Realmente necesita
mucho tiempo para asistir a sus clases con los maestros y se asegura de hacerlo puntualmente,

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Métodos de Estudio y Aprovechamiento

apartando en su horario, que está confeccionando, el tiempo para hacer esto. Aprecie cómo lo hace
y cómo queda su horario en el ejemplo “Horario semanal 3” que mostraremos más adelante.
Como se aprecia, queda mucho espacio en blanco en el rayado que se está manejando. Se procede
a poner en práctica el paso siguiente que consiste en separar el tiempo para repasar materias y
hacer tareas. Atendiendo las recomendaciones que ha recibido en esta clase procede de la siguiente
manera:

1. Ha visto que la clase de Evangelismo, es del tipo de conferencia; que tiene que tomar muchos
apuntes y memorizar citas bíblicas, por ello decide repasar lo más cerca posible de la clase y esto
hace separando el tiempo de 1.30 a 2.00.
2. Cosa muy parecida sucede con la clase de Fundamentos de la Música en que necesita repasar
lo que la maestra dice de las fracciones y los tiempos. Así, pues, decide separar 45 minutos para
ese repaso, de las 2.00 a las 2.45.
3. Como tiene que hacer algunas tareas y trabajos que encarga el profesor de la clase de
Homilética, procede a apartar tiempo para esto, de las 2.45 a las 3.15. Vaya usted verificando cómo
se hace esto en “Horario semanal 3”
4. Para estas alturas ya se ha dado cuenta de que la clase de Introducción al Nuevo Testamento le
ofrece ciertas dificultades, así que dedica un período de 45 minutos para hacer un primer repaso de
esta materia, de 3.15 a 4.00.
5. Como necesita trabajar en su libro de Métodos de Estudio, ahora dedica de las 4.00 a las 4.30
para hacer este trabajo todos los días de martes a viernes.
6. La clase de Introducción Bíblica requiere que se recuerden datos que el profesor pregunta
frecuentemente. Está haciendo un examen diario; por ello conviene para estar listo para la clase
siguiente, estudiar la materia y hacer un segundo repaso, lo que le tomará de las 7.30 a las 8.00.
Vea cómo se ubica esto en el horario de ejemplo, bajo el título “Horario Semanal 3”. Esta hora le
permite tener frescos en la mente los asuntos estudiados, para usarlos en la clase del día siguiente.
7. Un segundo repaso de la clase de Evangelismo, le permite afirmar las citas que va a memorizar;
para el objeto separa de las 8.00 a las 8.30.
8. Ahora aprovecha el tiempo que está abierta la biblioteca para hacer algunas lecturas paralelas
que le encargan los profesores o para consultar y leer algunas obras de su interés personal. Para
esto dedica de las 8.30 a las 9.00.
9. Ahora ve que tiene tiempo para estudiar la clase de Homilética y tener listas las tareas que
encargó el profesor. Para ello dedica de las 9.00 a las 9.30.
10. Para estar listo en la clase de Técnicas de Estudio y tener una participación activa, dedica de
las 9.30 a las 10.00 para estudiar a conciencia esta materia.

Si usted ha venido haciendo este trabajo que estamos manejando como un ejemplo hasta aquí, su
trabajo será como el que ofrecemos bajo “Horario semanal 3”. Recuerde lo que hemos venido
diciendo, que se trata de un ejemplo, tal vez muy parecido a la situación que usted mismo
representa; así pues, observe que:
a) Se ha dado tiempo a toda actividad que resulta indispensable, no hay por qué tener tensiones o
apuros en este sentido.
b) Se ha apartado el tiempo que se necesita para asistir puntual y regularmente a las clases. No
hay razón para faltas o retardos ni tener apuros por esto.
c) Se han apartado 5.30 horas para repasar, estudiar, hacer tareas o lecturas de las clases que se
llevan. Algunas de las materias se repasan dos veces al día. Se ha buscado hacer los repasos en los
tiempos más convenientes según las exigencias de cada materia.
d) En el horario que estamos manejando, aún quedan espacios en blanco, tiempo disponible de las
4.30 a las 6.45, oportuno para jugar un deporte, o descansar, o charlar con amigos; o si lo necesita,
para preparar un examen o repasar más alguna de sus materias. No se han ocupado los días lunes
y sábado. También en ellos podrá en caso de necesidad tomarse tiempo para repasos o estudios y
trabajos especiales. La intención primaria es tener en estos días el tiempo requerido para
atenciones especiales tales como compras, lavado de ropa, visitas a museos y lugares de interés,
como librerías, oficinas, etc.

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El estudiante interno tendrá necesidad de atender su obra práctica, por lo general este trabajo lo
hace en sábado y domingo. Se recomienda que planee la manera de aprovechar estos días en este
trabajo.
Una última recomendación: ponga en práctica estos consejos. Elabore su propio horario.
Modifíquelo tantas veces como sea necesario y disciplínese siguiendo su guía. Si lo hace así, vivirá
mejor, será feliz en el estudio y rendirá más al Señor.

HORARIO SEMANAL 3
HORA LUNES MART MIERC JUEV VIERN SÁBA DOM
D E V O C I O N A L
6a7 A S E O

7a8 D E S A Y U N O
CLASE DE MÉT. DE ESTUDIO
8a9 CLASE DE INTROD. AL N.T

9 a 10 CLASE DE EVANG. PERSONAL

10 a 11 C A P I L L A
CLASE DE FUNDAM. MÚSICA
11 a 12
CLASE DE HOMILÉTICA
12 a 1
C O M I D A
1a2 REPASAR CLASE DE EVANGEL.
ESTUDIAR FUNDAM. MÚSICA
2a3 Tareas y trabajos, Homilética
REPASAR INTROD. AL N.T.
3a4

4a5 TRABAJOS CLASE TÉC. ESTUDIO

5a6

6a7 C E N A

7a8 ESTUDIAR INTROD. AL N.T.


ESTUDIAR EVANGELISMO
8a9 B I B L I O T E C A
ESTUDIAR INVEST. DOCUM.
9 a 10 ESTUDIAR TÉCNICAS ESTUDIO
DEVOCIONAL
10 a 6 D O R M I R, D E S C A N S A R, D O R M I R

UN EJEMPLO DE UN ESTUDIANTE A DISTANCIA


Antes de entrar de lleno en este punto, queremos insertar una oportuna observación. Los
educadores nos aseguran que para que un estudiante pueda adquirir buenos hábitos de estudio,
ha de comenzar con 40 horas semanales dedicadas al estudio. Estas incluyen el tiempo que pasa
en clase, el que dedica a su estudio privado y el que necesita para hacer tareas y lecturas. Si en
algún momento se estima que es mucho el tiempo que se dedica de esta manera, cabe tener en
cuenta que una semana consta de 168 horas y que 45 que se dediquen seriamente al estudio,
apenas serán el 23.80% del tiempo total disponible en una semana. De esta manera, queremos

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Métodos de Estudio y Aprovechamiento

animar a nuestros estudiantes a distancia, a que con entusiasmo se entreguen a la tarea de asignar
tiempo suficiente para sus estudios.
Comencemos teniendo en cuenta las recomendaciones dadas para elaborar el Horario Semanal.
Una vez que se tiene el rayado que nos sirve de base, el estudiante comenzará por ubicar en él el
tiempo que necesita para atender aquellas necesidades que le son indispensables. Vea usted el
ejemplo que damos para ilustrar esto bajo “Horario Semanal 4”. Aquí se indica que necesita
tiempos, además del que aparta para sus alimentos y aseos; el que le es muy necesario para
atender un trabajo secular con una empresa. Note que tiene, para este fin, que apartar tiempo para
transportarse de un lugar a otro.
Como en el caso de todo estudiante interno del seminario, el estudiante a distancia también ha de
dedicar tiempo a sus devocionales, algo muy importante para su edificación espiritual. Así este
hermano tiene media hora en la mañana de 6.30 a 7.00 a.m. para orar y leer su Biblia, y por la
noche, juntamente con su familia, aparta otro tiempo de 9.30 a 10.00 p.m. par estar con su Señor
Jesucristo. Vea usted una vez más el ejemplo “Horario Semanal 4” para apreciar como queda a
estas alturas el horario semanal de este hermano.
El paso siguiente será el de apartar tiempo para las clases que lleva. Al inscribirse en Estudios
Teológicos a Distancia, tomó tres materias: Métodos de Estudio y Aprovechamiento, Homilética y
Español. El estudiante de este ejemplo se propone trabajar una lección semanal de cada materia
que lleve. Aunque espera terminar el Plan Básico en dos años, prefiere empezar más despacio y con
el tiempo aumentar para lograr su meta. Así, toma una hora diariamente en la mañana de 7 a 8, y
una en la noche de 8 a 9 de la noche para estudiar una materia diferente cada día de lunes a
sábado. De esta manera, termina una sección de cada materia diariamente y tres lecciones en total
cada semana tal, como se lo propuso.
Este hermano encuentra que debe apartar tiempo para hacer sus lecturas y tareas y decide hacerlo
todos los días en dos períodos; uno de 7.30 a 8.00 p.m. y otro de 9.00 a 9.30 p.m.
Hasta este momento, el estudiante ha dado procurado dar preferencia a sus estudios, al
confeccionar su Horario Semanal. Encuentra que aún le queda tiempo de 6.00 a 7.00 p.m. y decide
que es una buena oportunidad para pasarlo con su familia – en casa, o llevándoles a dar algún
pequeño paseo – en el que podrá conversar y convivir con sus seres queridos. Compruebe usted en
el ejemplo del “Horario Semanal 5”
El domingo es el día del Señor. Seguramente este hermano asistirá con los suyos a la Escuela
Dominical y a los cultos de predicación, donde es posible que tenga parte importante. Si reserva el
tiempo para ello, su horario semanal quedará en la forma que vemos en “Horario Semanal 5”. Note
que aún hay tiempo si él se encarga de algún trabajo misionero fuera de su iglesia. Los espacios en
blanco te indican que hay tiempo disponible para esto o para descansar.
ALGUNAS SUGERENCIAS OPORTUNAS
No queremos terminar esta sección sin ofrecer al estudiante algunas advertencias oportunas en
relación con el manejo de su Horario Semanal; tal como lo dijimos al inicio de la sección de esta
parte del curso. Estas giran en torno a lo que ya hemos visto punto por punto a lo largo de nuestra
presentación; pero al insistir en ello, nos mueve la intención de hacer hincapié en el hecho de que a
partir del momento en que ya se ha confeccionado un horario semanal de trabajo: lo más
importante es llevarlo a la práctica. Para ello:

1. Recuerde que para que un horario semanal sea verdaderamente útil, debe estar en el
marco de la realidad.
No se trata solo de hacer un bonito dibujo para entregar al profesor a fin de obtener puntos en la
calificación en la clase, sino de constar con un instrumento de trabajo útil y práctico. Y para esto se
necesita que el horario cumpla esta característica.

2. Para que un horario semanal de trabajo sea práctico, tenga usted presente que necesitará
modificarlo con alguna frecuencia.
Seguramente al principio apreciará muy seguido esta necesidad y así, a medida que va haciendo
modificaciones y correcciones, irá viendo que su horario es más y más estable. No se canse de
modificar su horario, tampoco se desanime por ello.

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Métodos de Estudio y Aprovechamiento

3. Muy importante es que el estudiante no tome más materias que las que le son
indispensables para cumplir con su curso, y aquellas que esté muy seguro de llevar con éxito.

HORARIO SEMANAL 4
HORA LUNES MART MIERC JUEV VIERN SÁBA DOM
D E V O C I O N A L
6a7 A S E O

7a8 D E S A Y U N O

8a9 D E S A Y U N O
Transportarse diariamente de la empresa al trabajo
9 a 10 TRABAJAR EN UNA EMPRESA DURANTE DÍA

10 a 11 TRABAJAR EN UNA EMPRESA DURANTE EL

11 a 12 DÍA. TRABAJAR EN UNA EMPRESA EN EL DIA


A L M U E R Z O
12 a 1 TRABAJAR EN UNA EMPRESA DURANTE DÍA

1a2 TRABAJAR EN UNA EMPRESA DURANTE DÍA

2a3 TRABAJAR EN U N A

3a4 EMPRES A DURANTE

4a5 EL DÍA

5a6 Transportarse diariamente de la empresa a su casa

6a7

7a8 C E N A

8a9

9 a 10
D E V O C I O N A L FAMILIAR
10 a 6
DORMIR, DESCANSAR, DORMIR, DESCANSAR.

HORARIO SEMANAL 5
HORA LUNES MART MIERC JUEV VIERN SÁBA DOM

6a7 E J E R C I C I O Y A S E O PERSONAL
D E V O C I O N A L E S
7a8 TÉC HOMIL ESPAÑ TÉC HOM ESP
EST EST
8a9 D E S A Y U N O
Transportarse diariamente de la empresa al trabajo
9 a 10 TRABAJAR EN UNA EMPRESA DURANTE DÍA

10 a 11 TRABAJAR EN UNA EMPRESA DURANTE EL

Seminario Teológico Bautista “Dr. Rafael A. Ocaña”


Métodos de Estudio y Aprovechamiento

11 a 12 DÍA. TRABAJAR EN UNA EMPRESA EN EL DIA


A L M U E R Z O
12 a 1 TRABAJAR EN UNA EMPRESA DURANTE DÍA

1a2 TRABAJAR EN UNA EMPRESA DURANTE DÍA

2a3 TRABAJAR EN U N A .

3a4 EMPRES A DURANTE

4a5 EL DÍA

5a6 Transportarse diariamente de la empresa a su casa


D E S C A N S O
6a7 TIEMPO PARA COMPARTIR CON LA FAMILIA

7a8 C E N A
TIEMPO PARA LECTURAS Y TAREAS DE CLASE
8a9 TÉCN HOMIL ESPAÑ TÉCN HOMIL ESP
EST EST
9 a 10 TIEMPO PARA LECTURAS Y TAREAS DE CLASE
D E V O C I O N A L F A M I L I A R
10 a 6
DORMIR, DESCANSAR, DORMIR, DESCANSAR.

Hay quienes se entusiasman demasiado y quisieran llevar aun muchas materias que no
corresponden a su curso. Tenga cuidado en esto.

4. Por favor, tenga en cuenta que su horario semanal de trabajo debe estar siempre a la
vista.
¡No lo archive en una carpeta! Lo mejor es fijarlo a la pared, donde se puede estar viendo a
cada momento, especialmente cuando se tiene que estudiar o hacer tareas y trabajos.

5. Es bueno usar siempre los horarios para ir cultivando un buen hábito de puntualidad y
orden.
Seguir con regularidad la práctica de las acciones tal como las señala nuestro horario, ayudará
mucho a este fin. Sea disciplinado.

6. Recuerde que es imposible evitar las interrupciones que se originan con algunas
emergencias.
No se desanime por ello. Claro es que en cuanto esté de su parte, debe evitar distracciones,
interrupciones e imprevistos; pero cuando sean materialmente necesarias, recuerde que su horario
le ayudará a volver al orden y a tener en cuenta lo que en un momento quedó pendiente a causa de
la involuntaria interrupción.

7. Es bueno que sobre la base del horario semanal en práctica, el estudiante pueda
establecer algunas metas personales que le proyectan exitosamente hacia sus principales
objetivos, por ejemplo:
a) Por lo que respecta al tiempo apartado para el estudio privado, la lectura, escribir, etc., se
puede empezar apartando al principio solamente el tiempo indispensable para atender la
materia, pero poco a poco puede irse aspirando a dedicar mayor tiempo a la lectura y a la
investigación.
Esto es lo que hace la diferencia entre los buenos estudiantes y aquellos que solo lo son para
pasar el momento.

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Métodos de Estudio y Aprovechamiento

b) Al modificar en la práctica su horario, procure ir eliminando los tiempos perdidos. Conceda


menos tiempo a la charla sin motivo y más y más al estudio y al trabajo.
c) Procure encontrar cada vez un mejor y sabio equilibrio en las actividades diarias.
Recuerde que hay que alternar estudios que demandan una alta concentración con otros seres
menos intensos; variar el tiempo del estudio con el que necesitamos para dibujar, escribir o
hacer un trabajo práctico, dará como resultado un saludable equilibrio en nuestro horario y
con el tiempo y la práctica debemos ir haciéndolo mejor.
8. Muy importante será el tener presente las recomendaciones que hemos dado para dedicar
tiempo a la vida devocional del estudiante.
¡Cuidado, el diablo es muy listo en esto, que no le pase como a algunos seminaristas que
pasan días enteros sin orar porque tienen mucho trabajo como estudiantes! Recuerde que su mayor
ganancia mientras esté en el Seminario, la obtendrá en comunión con su Señor Jesucristo.
9. Finalmente queremos recordarle una vez más que un horario semanal de trabajo es una
herramienta; como todas ellas, su mayor utilidad estriba en la pericia con que se utilizan y
ésta se va adquiriendo con la práctica.
Por lo tanto, esperamos que usted se dé de inmediato a elaborar su horario semanal para
utilizarlo en su trabajo como estudiante y que a partir de este momento llegue a dominar esta
práctica en su vida, que esto se torne en una feliz bendición en sus labores y a lo largo de un
fecundo y glorioso ministerio. Para la gloria del Señor, y para su propia seguridad y dicha en lo que
tenga que hacer ahora y en el futuro.

Evaluación de la Unidad III


1. De las cuatro dificultades comunes que vimos en la lección, que tienen los estudiantes en
relación al manejo de su tiempo, ¿cuáles son una dificultad para usted?
2. Desde su punto de vista, ¿qué ventajas espera usted encontrar al poner en práctica su Horario
Semanal de Trabajo?
3. De la cita dada de Efesios 5: 15,16, haga un breve comentario explicando ¿qué espera Dios de
sus hijos en cuanto al uso del tiempo? ¿Está usted cumpliendo con este versículo?
4. Realice su horario semanal y cúmplalo al pie de la letra. Contemple todas las cosas que usted
hace y ajuste su vida al horario.

UNIDAD IV
CONDICIONES PSICOLOGICAS PARA EL ESTUDIO.

Metas Enseñanza Aprendizaje:

Que el alumno:
1. Comprenda la importancia de la atención y la concentración para lograr el éxito en los estudios
explicando las causas de la falta de concentración en el estudiante
2. Evalúe su propia concentración destacando honestamente cuáles son los problemas mayores
que tiene en el estudio
3. Sienta el deseo de perfeccionar su horario semanal haciendo ajustes para la mayor
concentración.

LA ATENCIÓN Y LA CONCENTRACIÓN: CONDICIONES PSICOLÓGICAS FUNDAMENTALES


PARA EL ESTUDIO.
¿Te distraes con facilidad al ponerte a estudiar? ¿Tienes dificultades para concentrarte en los
estudios? Los problemas de distracción y de falta de concentración son comunes a muchos
estudiantes. Encuestas efectuadas entre estudiantes han demostrado que la falta de concentración
es el más común de los hábitos deficientes en el estudio.

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Métodos de Estudio y Aprovechamiento

La concentración no es un poder o facultad con que se hace sino una función psicológica que
se desarrolla mediante la práctica de hábitos adecuados. La concentración es la forma más intensa
de la atención, es el esfuerzo voluntario mediante el cual el sujeto concentra una atención intensa y
prolongada sobre algo. La concentración, como dijimos, es el grado máximo de atención, a
consecuencia de una fuerte motivación y hábitos adecuados de estudio.
En la concentración, el foco o “reflector” de la atención ilumina con la máxima claridad la
situación que se ha seleccionado, lo cual determina una mejor percepción, fijación y recuerdo del
objeto atendido.
La concentración no es una actividad excepcional, extraordinaria, superpuesta a nuestro
funcionamiento normal, sino una forma más eficiente, más dinámica y más consciente de atención,
producida por un interés y propósito mayores y una actitud mas activa hacia la situación que
atendemos.
Es posible desarrollar el hábito de la concentración, y lograr, en consecuencia, un mayor
aprovechamiento en los estudios.
Si observamos un grupo de estudiantes en una biblioteca, veremos como algunos de ellos se
distraen de diversas maneras. Conversan, miran alrededor a ver que pasa, hojean los libros sin
propósito, se distraen al menor ruido o al pasar alguna persona, se sumergen en sus ensueños o
fantasías, se distraen por sus preocupaciones, escriben otras cosas, leen cartas, etc. Un reciente
estudio realizado entre un grupo de estudiantes ha revelado que el 40% del tiempo total de estudio
se perdió en distracciones de estas y otras clases.
¿Qué se podría hacer para desarrollar la atención, para aprender a concentrarse, para dirigir la
mente hacia metas definidas de estudio y desatender lo demás o dejarlo para otro momento.

CAUSAS DE LA FALTA DE CONCENTRACIÓN


I. LAS DISTRACCIONES.
Es la causa mayor de la falta de concentración y haremos un énfasis especial en ella.
Estudiemos las distracciones, en que consisten, cuales son sus causas y como podemos evitarlas.
Los factores o causas determinantes de las distracciones se pueden dividir en tres clases.
- Las que se deben al ambiente externo, tales como ruidos, calor, etc.
- Aquellas que se deben a procesos físicos u orgánicos que pueden perturbar la salud física,
como dolores, molestias, enfermedades, etc.
- Las de origen y contenido psicológicos.

Como ya hemos tratado anteriormente las dos primeras clases o fuentes de distracciones,
vamos a tratar más ampliamente las principales distracciones de origen y naturaleza psicológicas.
1. Los ensueños o fantasías.
Estas son ideas que surgen espontáneamente y parecen dominar el curso o corriente de la
conciencia, desviando la atención del sujeto del punto que enfoca.
¿Cuáles pueden ser las causas de los ensueños o fantasías que interrumpen y distraen del
estudio? Generalmente se deben a preocupaciones, ansiedades o problemas que tiene el
estudiante y que impiden su concentración.
Lo primero que hay que hacer en estos casos es identificar, conocer los problemas que
preocupan y distraen a la persona. Cada vez que te distraigas con una fantasía, escribe lo que
hayas estado pensando, la idea que te ha distraído. Así, al final de una semana podrás saber,
verdaderamente, cuáles son los problemas principales que te preocupan.
2. La coincidencia o interferencia de otras actividades con el momento de estudiar.
Si estas en este caso, lo mejor es que organices un plan de actividades y de trabajo en que se
armonicen las diversas cosas que tienes que hacer, para evitar el conflicto y la interferencia
entre ellas.
3. Los problemas de la vida diaria.
Las dificultades amorosas, las preocupaciones domesticas o económicas, diligencias pendientes,
etc., a menudo distraen al estudiante y dificultan su concentración. En este caso lo mejor es
consultar el problema con alguien capacitado en quien confíes; así tendrás menos preocupación
y no te será difícil ponerte a estudiar.
4. La sobreestimación de las capacidades propias.

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Esto, en ocasiones, puede llevar al estudiante a atender varias actividades simultáneamente, sin
lograr completar ninguna. Un concepto y valoración realistas de ti mismo, un examen objetivo de
tus capacidades y aptitudes, te ayudaran a conocer tus características y limitaciones, lo que te
permitirá saber lo que puedes realmente realizar.
II. CONDICIONES FÍSICAS DEFICIENTES.
La fatiga producida por la falta de sueño o de alimento, el exceso de trabajo, etc., dificultan el
proceso de la concentración. También el comer demasiado antes de estudiar provoca un déficit en
la irrigación sanguínea del cerebro, lo cual hace más difícil el estudio. El uso moderado de
estimulantes como el café, puede tonificar los sistemas muscular y nervioso del organismo, aunque
es conveniente no abusar de estos medios artificiales.
III. CONOCIMIENTO POBRE O DEFICIENTE DE LA MATERIA.
Muchos estudiantes se quejan de que no les interesa determinada asignatura, de que no logran
concentrarse en su estudio. Se les puede preguntar: ¿han tratado de interesarse? Muchos
prescinden de la lectura del prologo o introducción del libro, lectura que generalmente tiene como
finalidad despertar el interés, al dar a una visión panorámica del contenido y de la importancia del
mismo. Otros no se preocupan por ampliar la materia de estudio a través de la lectura de obras de
consulta.
Una forma de motivar el interés y la concentración seria, por ejemplo, establecer un breve
periodo de algunos minutos antes de empezar un nuevo capitulo en el libro de texto. En este breve
tiempo puedes hacer multitud de preguntas interesantes con respecto al encabezamiento del
capitulo o de los tópicos. Por ejemplo: ¿qué relación tiene este tópico con respecto a otros ya
estudiados? ¿Con que propósito ha sido escrito el tema? ¿Cuáles son las aplicaciones de esas ideas
a nuestra vida cristiana? Otras veces puedes formularte estas preguntas u otras similares después
de leer varios párrafos.
IV. DIFERENCIA EN EL APRENDIZAJE DE ALGUNAS MATERIAS FUNDAMENTALES: FALTA DE
BASE ACADEMICA.
En algunas asignaturas, como las matemáticas, por ejemplo, la buena base en los
conocimientos fundamentales es de una importancia capital. El no haber aprendido bien estos
principios básicos entorpecerá la comprensión de estudios mas avanzados.
Algunos estudiantes confrontan este grave problema en los cursos de nivelación o
preparatorios: pretenden estudiar física, por ejemplo, sin saber resolver problemas sencillos de
álgebra. La experiencia nos enseña que los problemas de falta de interés o de escasa concentración
generalmente van asociados a la dificultad de entender claramente lo que sé esta estudiando,
porque se ignoran sus antecedentes o fundamentos. Para resolver este problema se aconsejan
varias técnicas:
1. Definir bien el aspecto en el cual se esta mal preparado o el nivel de conocimientos que se
tiene sobre ello.
Para ello son importantes pruebas de aprovechamiento de carácter diagnostico. También el cambiar
impresiones con los profesores y otros compañeros de estudio puede ayudarte a conocer tus
“lagunas”, que puedes resolver con el estudio intensivo del asunto.
2. Si tus dificultades son graves en la comprensión de determinados aspectos de la materia, es
conveniente que busques la ayuda de alguien que te repase.
Este puede ser un compañero más adelantado que tú, un instructor o un profesor.
3. El uso de un buen diccionario especifico o técnico de la materia en que tienes dificultades a
veces resuelve las dudas sencillas que puedas tener.
4. En algunas asignaturas, a veces la dificultad no estriba en el significado de una palabra,
sino en la interpretación del párrafo.
En estos casos es conveniente consultar una buena enciclopedia o ampliar los conocimientos
mediante lecturas suplementarias de obras más sencillas.

V. ESTUDIOS POCO RELACIONADOS CON LA PRÁCTICA DE LA VIDA Y DEL TRABAJO O


PROFESIÓN.
Muchas veces las dificultades de concentración en determinado estudio se deben a la escasa
relación que el estudiante encuentra entre este y el mundo de la vida o del trabajo. Por eso, las
personas que han tenido experiencias de trabajo están, generalmente, mas motivadas.

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Métodos de Estudio y Aprovechamiento

¿Cómo me puede interesar esto si no sé que utilidad me va a proporcionar en el trabajo?, se


preguntan muchos estudiantes. Y es que no comprenden la importancia de sus estudios en su
formación profesional general. Además, el estudio tiene, aparte de una finalidad eminentemente
práctica o técnica, un objetivo cultural: se estudia también para saber, para ampliar y enriquecer la
cultura propia, lo cual, a su vez, tiene aplicaciones incalculables, insospechadas e imprevistas en la
vida diaria.

VI. INTERESES MULTIPLES Y ATENCIÓN INESTABLE.


Se han considerado estas causas en un solo tópico dada su gran relación. En muchas
ocasiones el estudiante desarrolla múltiples intereses y actividades y la multiplicidad de estos
absorbe la mente y sustrae tiempo de los estudios.
Es importante que tengas bien claro que la actividad principal que realizas entre semana en el
Seminario es estudiar, y que, por lo tanto, debes coordinar las restantes actividades que realizas
con la tarea de estudiar, a fin de no afectar o menoscabar tu formación como ministro del Señor.

ORIENTACIONES PARA MEJORAR LA CONCENTRACIÓN.


El interés es un factor básico en el desarrollo de la concentración, ya que esta no es más que
una consecuencia de la motivación que sientas hacia el estudio. Todo lo que contribuye al aumento
del interés, de la motivación hacia determinado estudio, facilita y promueve la concentración en el
mismo.
Algunas recomendaciones para mejorar tu concentración son:
1. Tener una idea clara y un propósito definido de lo que se va a hacer.
Ver su importancia en relación con la vida, la preparación, el trabajo y la cultura de cada
uno. Considere cada estudio o tarea como una parte importante y significativa de un
conjunto mayor: la formación profesional y cultural que le ayudaran también en su vida
espiritual.
2. Asumir una actitud activa y acometedora frente al estudio.
No esperes a estar “inspirado” para ponerte a estudiar. Sumérgete en la tarea en el momento
que te sientas a trabajar. Además, no recibas pasivamente todo lo que lees o escuchas, trata
de pensar “con tu propia cabeza”.
3. Buscar las mejores condiciones ambientales en la medida de lo posible, pero ser capaz de
sobreponerse a las perturbaciones e interferencias ligeras.
4. Planificar las metas de estudio.
Organiza tu tiempo en un horario de acuerdo con las metas que te propones alcanzar.
5. Estudiar como si se tuviera que dar una clase sobre lo aprendido.
La mejor manera de estudiar es enseñando a los demás. Estudia con orden, tratando de
comprenderlo todo perfectamente, como si tuvieras que explicarlo a otra persona.
6. Procurar no hacer o atender varias cosas al mismo tiempo.
7. Empezar a trabajar inmediatamente.
8. Mejorar la atención y concentración en el aula es el primer paso del estudio eficiente. Por
tanto:
a) Concentra toda tu energía intelectual en la clase: pon el máximo de atención en lo que
dice el profesor y lo que se hace en la clase.
b) Participa en la clase de forma activa, es decir, tomando notas de lo esencial que dice el
profesor, pregunta lo que no entiendas, solicita aclaraciones, exponer la interpretación
propia para ver si es correcta, plantearse y tratar de resolver los problemas que hayan
surgido de los estudios, etc.
9. Percatarse de la importancia, la utilidad y las aplicaciones del tema a estudiar coadyuva al
mejoramiento de la concentración.
La eficacia de la lectura, cualquiera que sea su propósito o el tipo de lectura que estamos
haciendo, depende definitivamente de la capacidad que desarrolle el estudiante para adentrarse a
plenitud en el método de lectura que emplea y en el trabajo que está haciendo. Con ello queremos
decir que el estudiante debe estar completamente concentrado en la lectura. No se puede leer a
máxima velocidad y captar todo el significado de lo que estamos leyendo, si no nos concentramos
en la lectura.
Tres buenas recomendaciones caben aquí para ayudarnos a conseguir una adecuada
concentración en lo que estamos leyendo.

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1. ¿Me concentro real y efectivamente al momento de disponerme a leer?


Esta reflexión debe hacerse el estudiante de manera mecánica y disponerse desde ese momento
a condicionar su atención y su pensamiento todo en la lectura que se dispone hacer. Hay que
desterrar con energía cualquier pensamiento que se interponga en el momento de estar leyendo.

2. ¿Estoy tan absolutamente absorto en mi lectura que no me afectan para nada los ruidos
del exterior ni me obligan a levantar la vista y a suspender la lectura?
Una buena disciplina ayudará al estudiante a superar cualquier interferencia que ocurra en el
momento en que está leyendo. Al principio, esta forma de leer le parecerá algo difícil, pero si insiste
en abstraerse total y completamente de lo que sucede en su derredor para dedicarse por completo a
la lectura, verá que con facilidad pronto dominará esta tan necesaria habilidad.

3. ¿Puedo dominar mi mente con disciplina, de tal manera que esté fija en lo que estoy
leyendo, y no se afecte por el recuerdo de algún problema, cualquiera que este sea?
Resulta imperiosa la técnica de una disciplina que ayude al estudiante a superar situaciones
de esta naturaleza que resultan muy comunes al lector. Hay personas que cuando se disponen a
leer, ven invadida su mente con el recuerdo de problemas, contrariedades, algo que tienen
pendiente; en fin, tantas cosas, y así se ponen a “leer”, note que lo ponemos entre comillas, porque
lo que menos e hace en tales condiciones es leer. Con el estudiante común esto no solamente es
frecuente, sino que muchos de sus fracasos lamentables tienen su razón de ser en esta causa. El
seminarista, como hijo de Dios, tiene en su favor el apoyo de la presencia del Señor y de sus
preciosas promesas de ayuda y apoyo. Recordemos las palabras del Señor Jesucristo:
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mt. 11.28)

Trataremos más sobre este asunto en lecciones siguientes; aquí deseamos insistir en la
importancia de estar adecuadamente concentrados en la lectura, para conseguir el correspondiente
provecho. Sí, es difícil conseguir esto, sobre todo para los que no cuentan con el Señor como su
apoyo en todo; así, pues, queremos recomendar a nuestros estudiantes que al disponerse a leer
oren al Señor y pongan a sus pies cualquier carga que signifiquen sus problemas; sabiendo que él
es poderoso y fiel para atenderlos; olvidémonos de ellos y descansemos en Cristo, para que, libres
de preocupaciones, hagamos con propiedad nuestras lecturas. ¡Que Dios nos lo conceda así!

Evaluación de la Unidad IV

1. Después de haber estudiado las causas de la falta de concentración ¿cuáles son las
más comunes en su vida? ¿qué puede hacer para mejorarlas?
2. Atendiendo a lo que ha estudiado en esta unidad, haga un reajuste en su horario
semanal para lograr más concentración y efectividad en su estudio.

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Métodos de Estudio y Aprovechamiento

UNIDAD V
- MÉTODOS PARA ESTUDIAR CON EFICIENCIA

Metas Enseñanza Aprendizaje:

Que el alumno:
1. Perfeccione la técnica de EPL2R para el estudio diario practicando según lo dado en
clases.
2. Valore el uso de esta técnica argumentando cuánto le ha aportado
3. Desarrolle habilidades en la confección de Reseñas Bibliográficas haciendo una como
ejemplo

INTRODUCCIÓN.
- ¿Tiene usted algún método o técnica especial para estudiar?
- Cuando usted lee un libro de texto, ¿sabe por anticipado lo que debe buscar para estudiar?
- ¿Aprovecha usted todas las ayudas que ofrecen los autores de los libros de texto para
facilitar el aprendizaje?
- ¿Tiene usted la costumbre de ir haciéndose preguntas a medida que va leyendo?
Estamos de acuerdo en que el horario semanal que ha confeccionado el estudiante viene siendo
una herramienta muy útil en el trabajo que tiene que desempeñar. No se trata de preparar un
bonito dibujo, sino de conseguir una guía práctica para administrar adecuadamente el uso del
tiempo; ahora bien, la pregunta que debemos hacernos a estas alturas es ¿cómo vamos a
aprovechar el tiempo que destinamos a nuestro estudio privado o particular? En otras palabras,
¿qué es lo que realmente pretendemos hacer con el tiempo que hemos apartado para estudiar
nuestras distintas materias?
La respuesta a esta última pregunta tiene que ver con el fin último que se persigue al
dedicarnos a estudiar. Aquí vamos a fijarnos cuatro importantes objetivos encaminados a conseguir
el mayor provecho posible del tiempo dedicado al estudio; los enlistaremos de la siguiente manera:

OBJETIVOS PARA EL MAYOR PROVECHO DEL TIEMPO DE ESTUDIO


1. Hay que aprovechar el tiempo para aprender lo más que se pueda.
2. Hay que aprovechar el tiempo para aprender las cosas más importantes.
3. No hay que perder el tiempo dedicado al estudio en las cosas sin importancia o triviales.
4. Hay que recordar lo mejor que sea posible lo que se ha aprendido durante el tiempo dedicado al
estudio.

Desde luego que para conseguir los cuatro objetivos antes señalados, el estudiante puede obrar
de distintas maneras. Algunos ya habrán adoptado métodos y técnicas que han venido poniendo en
práctica en su recorrido por los distintos centros de estudio a los que han asistido previamente.
Otros tendrán sus “mañas”, y es de esperarse que estas sean buenas, para salir adelante.
Sin que se necesite decir que no hay nada de malo en lo antes dicho, cabe mencionar, que
actualmente existen reglas y principios que si se aplican ordenadamente darán como resultado las
técnicas de estudio que son el objeto de estudio de esta materia.
UN CONCEPTO DE TÉCNICA
Conviene hacer notar que en nuestro tiempo al hablar de técnica, se incurre en un término
cuyo concepto resulta de lo más variado y en ocasiones controvertido. Desde Sócrates hasta
nuestros días, son muchas las personas que han tratado de dar una definición adecuada sobre lo
que debemos entender por “técnica”. Para que podamos estar de acuerdo con nuestro propósito,
vamos a apoyarnos en Bernard quien dice que “la técnica es el conjunto de procedimientos que
permiten la aplicación metódica de los descubrimientos científicos en favor de las necesidades
humanas”.

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Métodos de Estudio y Aprovechamiento

Esta manera de enfocar el asunto conviene a nuestros fines cuando de técnicas de estudio se
trata. Vamos a ver por qué.

1. En primer lugar, vemos que la técnica, vista de esta manera, es un proceso; es decir, una
serie de pasos que han de seguirse hasta demostrar o conseguir algo.
2. En segundo lugar, se dice que la técnica es un proceso metódico; esto es, que implica una
serie de instrumentos o medios que han de ser aplicados periódica y constantemente para
conseguir algo.
Es presumible el hecho de que la seguridad de conseguir lo que se desea depende en buena
parte de la fidelidad a la metodología que se va a seguir.
3. En cuanto a la finalidad de la técnica, como sucede con la ciencia, está en conocer la
naturaleza y sus leyes y orientar su conocimiento al ordenamiento y provecho de la
existencia humana.
Como técnica aplicada, las técnicas de estudio, han de ser objeto de dos elementos
determinantes: la teoría y la práctica, las que se articulan en busca del provecho deseado, esto es,
el estudio eficaz.

Nuestra técnica EPL 2 R


Queremos decir nuestra técnica, porque deseamos adoptar algo propio para nuestro trabajo.
No dejamos de reconocer que otros han ofrecido y experimentado con éxito sus propias fórmulas
para expresar sus técnicas, por ejemplo, la Universidad de Ohio puso en uso su fórmula “Survey
Q3R”; la Escuela Bancaria y Comercial de la Ciudad de México, tiene en uso su fórmula IPLRR. El
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, recomienda la fórmula 2IL2R. Otros
educadores se han preocupado mucho por buscar la manera más sugestiva de presentar las
fórmulas de sus propias técnicas; así encontramos la que ofrece el señor Thomas F. Staton en su
libro titulado Cómo estudiar y que recomienda entusiastamente presentando las letras de la
fórmula que enuncia su técnica, siguiendo el orden alfabético como puede apreciarse: PQRST.
Dos elementos de interés se buscan en esfuerzos semejantes. Por un lado se procura que el
proceso que sugiere la fórmula de la técnica se ajuste al orden de sus elementos; es decir, cada
paso ha de seguirse de forma ordenada y consecuente. Aquí sí el orden de los factores es muy
importante, y si se cambia este orden, la técnica no funciona. Por el otro lado y para facilitar lo
anterior, los autores pretenden ofrecer una presentación que favorezca la memorización de la
fórmula; esto es, que se pueda tener en mente siempre con absoluta precisión.
Por nuestra parte, y aprovechando para nuestros fines los valiosos principios arriba
señalados, vamos a adoptar para nuestro trabajo, la siguiente fórmula:
EPL2R
Recuérdela usted, por favor. Repítala tantas veces como sea necesario hasta memorizarla. Verá
que es muy fácil: EPL2R
Ahora bien, ni es esta una palabra cabalística, ni se trata de una fórmula de filtros mágicos ni
misteriosos; su significado es sencillamente el siguiente:

E – EXAMINAR
P – PREGUNTAR
L – LEER
R- REPETIR
R- REPASAR

De acuerdo con las recomendaciones que se nos han hecho por parte de los distintos autores,
vamos a procurar aprender de memoria esta fórmula y su significado y al ponerla en práctica
hemos de seguir fielmente las acciones que indican el orden preciso en que son sugeridas en esta
fórmula. Comentaremos el significado de cada uno de los componentes: examinar, preguntar, leer,
repetir y repasar.

E–X–A–M–I–N–A–R
Este paso consiste en dar una ojeada general al libro que vamos a estudiar. Sí, “ojeada” está
correctamente escrito, aunque también pudiéramos escribirlo con “h”, hojear. Lo que queremos
decir es que en esta parte de su trabajo y de forma contraria a lo que sucede con muchos

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Métodos de Estudio y Aprovechamiento

estudiantes que inician leyendo completamente página por página del libro que toman en sus
manos; aquí lo que se está pidiendo es que el estudiante inicie su trabajo dando una “ojeada”
general al libro; es decir, mirando hoja por hoja para examinar la obra que va a ser objeto de
estudio.
Repetimos, EXAMINAR por anticipado el texto tiene por fin la idea de apropiarse en una visión
adelantada, lo más completa y general de la materia que se va a estudiar. Este primer paso busca
motivar el interés por medio del informe adelantado que ofrece de los puntos importantes del
contenido de la obra. Sucede con el estudiante lo mismo que se busca conseguir con los
espectadores a quienes se ofrecen ciertos avances con las escenas más interesantes de la próxima
película que se anuncia; de la misma manera debe provocarse el interés al examinar por anticipado
un texto. Dice algún autor que es como mirar atentamente un mapa antes de tratar de buscar el
tesoro.
A continuación, queremos tomar en cuenta una serie de útiles recomendaciones prácticas
sobre la manera apropiada de examinar un libro como parte de la técnica que hemos adoptado.
1. Observemos, en primer lugar el título de la obra.
Por regla general, los títulos de los libros ya están ofreciendo una adecuada información del
tema que se proponen tratar y el contenido de la materia que vamos a estudiar con ese autor. Tome
nota que hemos dicho “por regla general”. No siempre sucede así.

2. Considérese el autor del libro.


Hay nombres que por sí solos ya son una garantía en la materia que se está estudiando. La
experiencia, el prestigio que han ganado con sus trabajos y publicaciones provocan un genuino
interés y entusiasmo por lo que seguramente nos ofrecen en el libro que tenemos a mano, y nos
provoca a adentrarnos en el estudio mismo.
3. Vea usted la fecha de las ediciones para encontrar por medio de ellas el contexto
histórico de la obra.
Supóngase que se trata de un texto de Arqueología Bíblica escrito en 1980, comparado con otro
de la misma materia y tema escrito en 1850. Desde luego que se entiende que el estudio de cada
uno tiene que tratarse de distinta manera. Al otro lado, cabe mencionar que una obra que ha sido
objeto de varias ediciones, ofrece de inmediato dos buenas razones para provocar el interés del
estudioso; por un lado, está hablando fuertemente de su aceptación en su campo de tratamiento, lo
que quiere decir que hay una fuerte demanda de la obra entre los lectores de esta materia; por otro
lado, es casi seguro que cada nueva edición ha sido objeto de correcciones y ampliaciones que
hacen más útil la obra.
4. Enseguida deben atenderse el prólogo, prefacio o las notas introductorias.
Esta información nos permite conocer la clase de libro que tenemos entre manos, por qué se
escribió, para quienes o a qué personas está dirigido. Por ejemplo, si no lo han descubierto antes,
les suplicamos volver a las notas preliminares de Métodos de Estudio y Aprovechamiento que está
usted manejando; en ellas podrá usted fácilmente encontrar el siguiente plan:
- Los destinatarios.
- Por qué es importante estudiar esta materia.
- Los objetivos finales que se persiguen con este estudio.
- La manera de usar este libro.

5. El siguiente paso tiene que ver con examinar el índice del libro.
Esto permite al estudiante un conocimiento adecuado del contenido total del libro que se pretende
estudiar; detectando de inmediato aquellas partes que ofrecen mayor interés y aquellas otras cuya
información es muy relativa en relación con la materia que se está estudiando.

6. Enseguida, en esta parte de nuestra técnica, se pide que el estudiante haga un examen de
cada capítulo del libro.
Para este fin se recomienda proceder de la siguiente manera:
a) Hay que conceder especial atención a los diferentes epígrafes que se van encontrando.
Observe usted que hay diferentes tipos de epígrafes, que los autores usan para hacer sobresalir
pensamientos importantes dentro del texto. Para ello usan diferentes tipos de letras. Cuando un

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Métodos de Estudio y Aprovechamiento

autor toma tiempo especial y mucho cuidado para hacer este trabajo, lo que desea es guiar al
estudiante por este medio, en el plan de estudio que está ofreciendo en su obra. El estudiante listo
sacará una valiosa ventaja si sabe manejar este punto.
b) Observe usted con cuidado los distintos grabados y tablas que aparecen entre las páginas de
su libro.
Tenga presente que se ha dicho, no sin sabiduría, que un buen grabado, habla mucho mejor que
mil palabras bien pronunciadas.
c) Se hará muy bien si en esta etapa de nuestra técnica, el estudiante procura ir leyendo
algunas frases sueltas de cada párrafo.
d) Si el autor usa resúmenes al final de cada capítulo, el estudiante hará muy bien en leerlos en
este examen preliminar que forma la primera etapa de nuestra técnica de estudio EPL2R.
7. Cuando el autor no usa epígrafes para estructurar su trabajo, se pueden encontrar
oraciones que dan esta clave, en el primero y en el último de los párrafos de cada sección.
8. Otras veces el autor prepara un sumario al final de cada capítulo; cuando esto sucede así, el
estudiante tendrá una buena ayuda si los aprovecha al hacer su examen preliminar, ya que aquí
encontrará información por adelantado de la intención principal del autor.
9. Finalmente, debe decirse que si no encontramos epígrafes o el sumario respectivo en una
obra, nos queda el recurso de ir examinando rápidamente página por página cada capítulo y
leer rápidamente algunas frases sueltas para obtener una idea general del contenido de la
obra.

VENTAJAS DEL EXAMEN PRELIMINAR EN EPL2R


Muchas son las ventajas que reportan los distintos autores al hacer un examen preliminar de
la obra que se esté estudiando. En la práctica que hagamos en nuestra técnica EPL2R, sin duda
que iremos apreciando otras muchas más. Por nuestra parte, y para animar a nuestros
estudiantes, haremos hincapié en las siguientes cinco ventajas generales que se disfrutan en
nuestra primera etapa de E – Examinar.

1. Como ya se ha entendido antes, examinar un texto anticipadamente, obra poderosamente


en el interés que el estudiante necesita para estar debidamente motivado.
Recuerde siempre que la adecuada motivación es uno de los elementos principales del éxito del
estudiante.
2. Examinar anticipadamente el libro que va a estudiarse da al estudiante la idea que
necesita del contexto histórico de la obra, garantizándole por anticipado el valor del
conocimiento que pretende adquirir.
Esto también ha de favorecer su apropiada motivación.
3. Examinar anticipadamente un libro que se va a estudiar, dicen los educadores, estimula la
concentración, factor muy importante para conseguir un aprendizaje efectivo.
4. Examinar por anticipado un libro que se va a estudiar pone al estudiante en la posibilidad
de conocer el plan del autor, lo que facilita en gran manera la comprensión de los temas que
trata la obra.
5. Examinar por anticipado el libro que vamos a estudiar nos condiciona mentalmente y nos
prepara para hacer una lectura bien dirigida y con provecho.

Resumiendo lo que hemos venido discutiendo en este apartado, diremos que hay que recordar que:

AL ABORDAR UN LIBRO DE CON EL PROPÓSITO DE APLICAR NUESTRA TÉCNICA DE ESTUDIO


(EPL2R), LO PRIMERO ES HACER UN EXAMEN PRELIMINAR COMPLETO DE LA OBRA, QUE NOS
BRINDE UN CLARO CONCEPTO DEL CONJUNTO DE SU CONTENIDO.

P- R – E – G – U – N – T – A – R

Este es el segundo paso en la técnica EPL2R. Desde el momento en que hacemos el examen
preliminar de los libros que estamos estudiando, tenemos una brillante oportunidad de reflexionar
sobre una serie de asuntos importantes que van surgiendo a medida que nuestro interés por la

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obra va despertándose. A estas reflexiones conviene darles expresión en forma de preguntas muy
objetivas, cuyas respuestas hemos de procurar encontrar a medida que se vaya estudiando el texto.
Al principio, el examen nos guiará a preguntas demasiado generales. Por ejemplo: ¿Qué
confianza me inspira este libro? ¿Qué persona está escribiendo, le conozco? ¿Se trata de un
personaje de prestigio entre los bautistas de mi país? ¿Cómo va a influir en mi ministerio este
estudio? Así muchas otras preguntas pueden surgir en el momento de examinar la obra.
La disciplina que sugiere esta parte de nuestra técnica EPL2R, tiene que ver con establecer por
este método un saludable hábito de hacernos preguntas a medida que vamos leyendo cualquier
cosa.
Ventajas de hacer preguntas en EPL2R.
En primer lugar, diremos que la práctica de hacer preguntas mientras se va leyendo, ayuda al
estudiante a buscar anticipadamente y con magistral exactitud los asuntos más importantes que
forman parte de su estudio. Esto, como ya se ha dicho, opera eficazmente en su motivación.
En segundo lugar, debe mencionarse que el hacer preguntas mientras leemos, ayuda a
establecer un buen hábito de investigación activa. La práctica constante de esta habilidad, poco a
poco ayudará al estudiante a buscar en forma natural, en todo lo que lee, esos asuntos importantes
que imprimen dirección y sentido al estudio en vez de leer sólo por leer.
Esta práctica también ayuda a conseguir una mayor comprensión del material que se está
estudiando.
Finalmente, dicha técnica ayuda a conseguir una mejor concentración en el material que se está
manejando y como es bien sabido por todo estudiante, este es uno de los factores que más
dificultades ofrece cuando se está tratando de estudiar eficazmente.
Resumiremos entonces lo que se ha expuesto en este apartado, explicando el segundo paso de
EPL2R, diciendo:

AL ABORDAR UN LIBRO CON PROPÓSITO DE ESTUDIO, DEBE HACÉRSELE OBJETO DE UNA


SERIE DE PREGUNTAS, CUYAS RESPUESTAS HAN DE SER BUSCADAS POR EL ESTUDIANTE AL IR
LEYENDO EL TEXTO.

L–E–E–R

El tercer paso que sigue en el orden de nuestra fórmula, es leer el libro que estamos
estudiando. Por favor, nótese que decimos el tercer paso, y no el primero como muchos estudiantes
creen que debía ser. Ya se ha mencionado en otra parte que, supuestamente para muchos, estudiar
es tomar un libro y comenzar por leerlo desde su primera página hasta donde puedan llegar; y no
siempre es al final del libro. Aprecie usted que en este sistema EPL2R, cuando el estudiante se
dispone a leer el libro, ya ha ganado mucha ventaja en los pasos que anteceden; ahora, su lectura
resultará mucho más dinámica, mejor dirigida, más fructífera y menos cansada.
Hemos de aclarar aquí que en el capítulo siguiente vamos a tratar específicamente lo
relacionado al trabajo que tiene un buen estudiante para atender sus lecturas. Aquí se trata, en
esta ocasión, lo referente a la lectura como una de las fases de la fórmula que estamos tratando, y
aunque hay relación, mucho bien nos hará enfocarnos solamente en este aspecto de nuestro
estudio.
Para orientarnos al respecto, comencemos por considerar algunas experiencias comunes entre
estudiantes.

Comentarios frecuentes de estudiantes comunes acerca del estudio de libros


1. Hay estudiantes que confiesan que mientras están leyendo un libro de texto, se pierden en el
bosque de las muchas ideas que el autor pone a lo largo de su exposición. Creen haber visto
muchas cosas importantes, pero no podrían explicar ninguna de ellas.
2. Otros estudiantes se quejan de no poder retener nada de lo que están leyendo. Aseguran con
gran solemnidad haber dedicado mucho tiempo a la lectura del texto, pero terminan sin tener nada
a cambio.
3. Hay otros estudiantes que se distraen con frecuencia a medida que están leyendo sus libros de
texto. Parece que ese es el momento para que en la cabeza dancen las más grotescas y absurdas
ideas. Sus ojos van pasando por sobre los renglones escritos y dan vuelta a página tras página
mientras su mente vuela por todas partes menos en la lectura que están haciendo.

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4. Finalmente, queremos referirnos a aquellos estudiantes que al disponerse a leer, sencillamente


pierden su tiempo buscando y pensando qué leer, hasta que finalmente, aburridos, abandonan la
tarea sin haber sacado ningún provecho.

Cuando nos damos cuenta de estos y otros muchos lamentables testimonios de estudiantes
que tienen dificultades para sacar provecho de sus lecturas, es cuando mejor apreciamos la
bendición de contar con una técnica para realizar nuestros trabajos. Vamos a ver entonces como
nuestra EPL2R en esta parte nos ayuda a superar cada dificultad y nos rinde en provecho de un
estudio efectivo.

CÓMO PROCEDER A LEER SEGÚN EPL2R

Una vez que tenemos la tarea de ver cómo hacer mejor las cosas que forman parte de nuestro
trabajo como estudiantes, vamos a comenzar por determinar cómo es de esperarse lo que se busca
al proceder con esta técnica.
En primer lugar, hay que decir que al leer un libro debemos hacerlo de forma dinámica; es decir,
no solo se trata de mantener abiertos los ojos, la mente y el corazón, sino de atender la tarea en
forma activa, trabajando y cubriendo el terreno propuesto. Seguramente algunas recomendaciones
nos ayuden a conseguir este propósito.

1. Al abordar un libro de texto para dedicarse a su estudio, aplíquese a la lectura en forma


tal que logre concentrarse en lo que está haciendo.
No lo trate como cuando lee una novela, un libro de tiras cómicas o el periódico. Recuérdelo, el
estudio es trabajo, no recreo.

2. Al ir leyendo, necesita fijar su atención a los términos importantes y a aquellas


expresiones que los autores tratan de llamar la atención por medio de subrayados o tipos
especiales.
Tome en cuenta que esto significa un trabajo especial de parte del que escribe y ello tiene por
fin destacar los asuntos importantes que debe atender el lector. ¡Aprovéchelos! Sugerimos aquí que
cuando el estudiante se encuentre con esto, tome tiempo para escribir tales términos o
pensamientos así subrayados y repetirlos a fin de apropiarse correctamente de ellos.

3. Lo mismo se dice de los términos y palabras que el estudiante va encontrando a lo largo


de su lectura y cuyo significado no conoce ampliamente.
No siga hasta no haber consultado el diccionario o una enciclopedia. Si no lo hace así, dará
lugar a lamentables lagunas que le limitarán sensiblemente en su comprensión del asunto que se
está tratando en el libro que lee. Procure hacer de esta práctica un buen hábito al leer.

4. Todo libro de texto tiene una estructura que ha sido cuidadosamente preparada de
antemano por el autor.
En algunas ocasiones, el estudiante puede identificarla fácilmente siguiendo los títulos y
subtítulos que indican claramente la organización que el autor ha dado a su trabajo. En otras
ocasiones, las obras ofrecen un bosquejo del contenido de cada capítulo. Otras muchas veces más,
no se tiene mayor ayuda; sin embargo, en todo caso, el estudiante necesita descubrir el plan del
autor, obteniendo de este esfuerzo una gran ventaja.

5. Hay que leer para descubrir las ideas principales que el escritor va exponiendo.
Todo libro de texto tiene un tema o asunto general que se propone tratar a todo lo largo de la
obra. Tal asunto es dividido en capítulos o lecciones; esta parte, a su vez, contiene un pensamiento
o idea principal. Los capítulos generalmente son arreglados en secciones o apartados y cada uno de
ellos, trata un asunto importante dentro del capítulo. Finalmente, las secciones incluyen párrafos y
cada párrafo, tiene en sí la misión de ofrecer una idea principal en el conjunto de toda la sección.
La tarea entonces, del estudiante, será la de descubrir todas esas ideas y pensamientos
importantes en cada uno de los niveles; esto lo hará el estudiante a medida que va leyendo el libro
de texto en esta etapa de la fórmula EPL2R que venimos tratando.

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6. Finalmente queremos recordar al estudiante que el objetivo principal en esta etapa es la


de comprender y recordar apropiadamente lo que se ha leído; así el examen preliminar que se
ha hecho de la obra, las preguntas que se han formulado en cada caso, coadyuvarán
adecuadamente a conseguir que el estudiante logre hacer una lectura dinámica en este tercer paso
que hemos venido discutiendo.

Por otro lado, aunque parezca muy obvio el decirlo, hay que ser muy enfático al declarar que el
estudiante debe leer todo el libro de texto que se propone estudiar. Con esto se quiere decir que no
deben pasarse por alto ni omitirse los cuadros, ilustraciones, tablas y otros trabajos especiales que
los autores insertan en sus textos. Cabe explicar aquí que los esfuerzos de los maestros al hacer
estos trabajos tienen la sana intención de ayudar al estudiante a entender, comprender o
enriquecer un punto que se está discutiendo. No se trata solo de ocupar un espacio en el libro; casi
siempre es espacio lo que falta a los buenos escritores, lo que se persigue es la mayor claridad y
explicación que de otra manera tomaría mayor espacio en la obra.
Ahora pasemos a la parte mecánica. Al leer el escrito, dos cosas son recomendadas por nuestra
técnica EPL2R; el estudiante hará bien en tenerlas en cuenta, además de lo que hasta aquí se ha
dicho.
Lea el material, una primera vez, de corrido. Procure concentrar su atención en los asuntos
principales; las ideas principales que va detectando y en las cuales seguramente va encontrando las
respuestas a las preguntas que se hizo anteriormente.
Una sabia recomendación que nos hacen los autores es no proceder de inmediato a tomar
notas o a subrayar los libros. Esto tomaría un tiempo muy preciado para esta primera lectura del
texto; además expondría al riesgo de hacer mal el trabajo, ya que en la segunda vez que leamos el
material, encontraremos, sin duda, que los puntos que en principio nos parecieron importantes no
lo son lo suficiente, y en cambio, en la segunda lectura descubrimos nuevos puntos de mayor
importancia. Ampliaremos estas consideraciones en una lección posterior cuando hablemos de la
técnica de tomar apuntes y de subrayar. Lo que sí queremos recomendar desde este momento, es
que en la primera vez que se lee el material, cuando encontremos algo que nos parezca interesante
y digno de subrayar o tomar apuntes, hagamos una señal al margen del texto, si es de nuestra
propiedad; más tarde haremos las anotaciones en firme si así lo necesitamos.
Hemos estado mencionando una segunda lectura. Esta dará al estudiante mayor seguridad y
aclarará las ideas y conceptos que ha venido observando desde el principio. En esta ocasión, si será
necesario tomar nota y señalar de alguna manera los asuntos e ideas importantes del autor que
tendrán que recordarse más tarde y que vienen siendo la base del conocimiento que se quiere
recibir del texto que se está estudiando. Entonces, se apreciará que esta tarea no es tan difícil y si
se ha venido haciendo un buen trabajo, sí resultará muy agradable y provechoso. Así quedaría
preparado el material para cuando se tenga que repasar con el objeto de refrescar los
conocimientos adquiridos.
Vamos entonces a cerrar la discusión de este asunto resumiéndolo en la siguiente declaración:

CUANDO ESTUDIEMOS UN LIBRO CON LA TÉCNICA “EPL2R”, AL LEER EN FORMA DINÁMICA,


SE DEBEN DETECTAR: EL PLAN DEL AUTOR, SUS IDEAS PRINCIPALES Y LA FORMA EN QUE HA
ORGANIZADO SU OBRA; APROPIÁNDONOS DE DICHAS IDEAS PRINCIPALES COMO PARTE DE
NUESTRO ESTUDIO.

R – E – P – E – T- I – R

Hemos llegado al siguiente paso en el proceso señalado por nuestra fórmula EPL2R, y a la
primera de las 2R.
La repetición ha sido por muchas generaciones una de las técnicas más efectivas para el
aprendizaje; máxime si se requiere reproducir de memoria lo aprendido. Épocas hubo en la historia
de la educación en que la repetición era el único método de enseñanza. El maestro hacía repetir
hasta la fatiga a sus alumnos las tablas aritméticas, las reglas de ortografía, largas listas de héroes
y fechas. Al margen de las objeciones que los pedagogos modernos pudieran presentarnos contra la
práctica de esta manera de enseñar, deseamos que el estudiante aprecie en su merecido valor,
dentro del proceso que estamos estudiando, la parte importante de ayuda que encontramos en el

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proceso de “repetir” a estas alturas según nuestra técnica. Será necesario para esta justa
evaluación, tener presente las etapas anteriores por las que el estudiante ya ha pasado antes de
dedicarse a repetir.

¿En qué consiste este paso de REPETIR en EPL2R?


Desde luego, y basándonos en lo que hemos dicho anteriormente, "repetir¨ en nuestra técnica
no quiere decir la recitación literal, mecánica y aburrida de lo que se ha leído. Como alguien dijo no
queremos repetir como loros o grabadoras. Aquí se trata de repetir, usando las propias palabras
para expresar las ideas, pensamientos y conceptos que hemos venido aprendiendo y captando en la
lectura.
Si en la etapa anterior ya hemos descubierto el plan del autor y captado sus ideas principales;
en esta parte de la técnica, toca repetir las ideas. Se ha de advertir que aquí se trata de hacer esta
repetición no en forma literal, sino en las propias palabras; explicando desde nuestro punto de vista
cómo hemos entendido el concepto o punto importante que el autor nos ha comunicado. Es en este
momento cuando afirmamos los conocimientos adquiridos en el estudio del texto, y esto debe
demostrarse por la facilidad con que podemos explicar, al repetir, los puntos importantes del
conocimiento tratado. Algunos autores recomiendan que esta repetición se haga oral; es decir, en
voz alta. Se pretende con esta recomendación dar seguridad en el ejercicio.
Esta etapa de REPETIR es la más activa en nuestra técnica de estudio EPL2R, pero la más
provechosa. Algunos autores, como puede apreciar el estudiante en sus lecturas paralelas,
identifican esta acción con la palabra “recitar” que en sí viene siendo lo mismo, buscando igual
resultado y obteniendo en la práctica idénticos beneficios.
En verdaderos laboratorios de estudio, se han hecho varios experimentos para comprobar lo antes
dicho. En ellos participan miles de estudiantes, quienes son sometidos a pruebas y trabajos y
posteriormente se miden los resultados para determinar los principios que vienen recomendando
estas técnicas.
En el caso de la repetición o recitación, se estudió la participación de varios miles de
estudiantes de bachillerato a quienes se les pidió leer el mismo material; luego tuvieron que repetir
lo que habían leído, siguiendo el procedimiento que venimos tratando. Quedó plenamente
demostrado que los grupos que repitieron después de la lectura, recordaban mucho mejor en
comparación con otros grupos que hicieron la repetición dejando pasar algún tiempo después de la
lectura. Para abundar más en esto, vemos como reporta estos resultados el señor Cliffor T. Morgan
en su libro Cómo estudiar, en la página 61, y que dice de la siguiente manera:

“Algunos de los grupos de este estudio fueron grupos de “recitación”. Recitaban lo que
podían recordar de su lectura; dos de estos grupos hacían la recitación inmediatamente
después de haber acabado de leer, (uno de ellos recitaba dos veces) y otros grupos
cuando había transcurrido cierto tiempo. Cuando se realizó la comprobación tres
semanas más tarde, el grupo que había hecho dos recitaciones inmediatamente
después de haber terminado su estudio, recordaba el ochenta por ciento de lo que sabía
cuando terminó de leer, mientras que el grupo que no había sido sometido a recitación
solamente recordaba, con mucho, la sexta parte.
Otra forma de exponer estos resultados es la siguiente: el grupo que no recitaba olvidó
más en un día que lo que el grupo de recitación olvidó en sesenta y tres.” Por otro lado,
queremos insistir con el señor Thomas F. Staton en el valor que para el estudiante
reporta hacer esta repetición en forma oral. En la página 17 de su libro Cómo estudiar,
este autor dice: “Cada uno hemos tenido la experiencia de pensar algo y decirnos: - sí
es una buena idea, sé todo sobre eso; y más tarde, cuando empezamos explicar la idea
a alguna persona, nos encontramos con no ser capaces de expresarla correctamente.”

Al presentar un examen sobre un tema, o al explicar un asunto, es menester tener bien


entendido lo que queremos decir. Este es precisamente el fin que persigue este paso en nuestra
técnica EPL2R. Al repetir oralmente y en nuestras propias palabras los asuntos importantes que
hemos venido estudiando, estamos práctica y efectivamente apropiándonos de dicho asunto y esto
es lo que importa cuando estudiamos. Por tanto, insistimos en “repetir” lo más pronto posible
después de leer.

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(Espacio para escanear gráfica del valor recitación días después de la lectura, en la página 67)

Sugerencias para REPETIR según EPL2R

Lo dicho hasta este punto, sin duda ha dado ya al estudiante algunas ideas de cómo proceder
en esta parte de nuestra técnica de estudio EPL2R; sin embargo, por la importancia que reviste la
práctica de esta fase, vamos a resumir en los siguientes tres puntos algunas sugestiones para
nuestros estudiantes, con la esperanza de que al poner en práctica estos consejos, encuentren
bendición y ayuda en su trabajo.

1. Procure “repetir” después de la lectura de cada sección.


Tratar de hacerlo después de cada capítulo sería demasiado; es casi seguro que al tratar de
repetir, mucho de lo que se necesita tener en cuenta, ya se haya olvidado, y los puntos importantes
se reducirían en la mente, lo que reclamaría una nueva lectura para cubrir la totalidad del material
importante.
Por otro lado, acostumbrarse a repetir después de la lectura de cada párrafo, puede ser una
buena práctica al principio; pero se corre el riesgo de fraccionar demasiado el sentido de las ideas
más generales y que vienen siendo necesarias para abarcar el concepto total del asunto importante
que debe ser objeto de la repetición y que necesita aprenderse; por tanto, lo mejor es que el
estudiante vaya dominando la habilidad de practicar la repetición, como hemos dicho, después de
leer completamente una sección. Esto es lo más efectivo.

2. Recuerde usted que es mucho mejor la repetición que se hace lo más cerca posible del
tiempo en que se ha hecho la lectura.
Ello da lugar a una provechosa asociación y combina el uso de los sentidos empleados en el
aprendizaje; de tal manera que no solo facilita la misma repetición, sino que afirma el conocimiento
que se necesita adquirir por parte del estudiante. Repase la gráfica que muestra el valor de la
repetición y que hemos visto anteriormente.

3. Es de mucho valor hacer la repetición en grupo.


Cuando se cuenta con la ventaja de tener condiscípulos o de alguna manera, compañeros de
estudio que llevan la misma materia, es de recomendarse que compartan unos con otros la práctica
de este paso en EPL2R. Esto ayuda muy apropiadamente en la motivación que el estudiante
necesita en la valiosa habilidad que trata de desarrollar para poder explicar de la mejor manera y
en sus propias palabras los asuntos importantes que va aprendiendo. Otro factor ventajoso al
proceder así, es el poder compartir desde distintos puntos de vista un asunto dado y tal vez
complementar unos con otros; ya que lo que un estudiante en un momento dado no captó en la
lectura; sin duda otro sí lo tiene en mente y puede repetirlo. De esta manera la repetición será más
completa y el punto importante que se aprende, también.

Ventajas de REPETIR con EPL2R

Concretaremos algunas ventajas de este paso de nuestra técnica, en las siguientes declaraciones:

1. Repetir, inmediatamente después de la lectura, ayuda a concentrar la atención en los asuntos


importantes que han sido estudiados hasta ese momento.
2. Repetir, después de la lectura, ayuda, por lo tanto, a la mejor comprensión de los asuntos
vitales que se están estudiando.
3. Ayuda a mejorar la memoria y la prepara para la siguiente etapa en que el estudiante va a
repasar y recordar lo que ha leído.
4. Ahorra mucho tiempo que de otra manera debe ocuparse en releer el material, sobre todo
cuando se trata de presentar un examen.
5. Contribuye de manera muy eficaz a desarrollar las habilidades valiosas que debe cultivar un
ministro del Señor a fin de estar habilitado para poder comunicar con la mayor fidelidad el mensaje
que Dios le dé para compartir con otras personas.

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Así pues, tengamos presente esta regla: A MEDIDA QUE SE VA LEYENDO, HAY QUE
DETENERSE PARA REPETIR EN LAS PROPIAS PALABRAS Y ORALMENTE, LOS ASUNTOS MÁS
IMPORTANTES DE CADA SECCIÓN; DE MANERA QUE RESULTEN CLAROS Y COMPRENSIBLES
PARA NOSOTROS Y PARA QUIENES NOS ESCUCHEN.

R-E-P-A–S–A–R

Hemos llegado a la segunda “R” de nuestra fórmula y con ella, a la última fase de la misma.
REPASAR. Comencemos por considerar el significado de esto.
No es realmente una tarea que resulte extraña al estudiante. Este, de alguna manera, ha
repasado los puntos que necesita aprender aunque no precisamente en la forma ni en el tiempo
más adecuados. Ya hemos mencionado antes que la idea muy popular es que “hay que repasar
para el examen”; pensando erróneamente que es la única ocasión en que se debe hacer el repaso.
Para el propósito de nuestra técnica, y para los fines mismos del estudio, el repaso debe dar la
idea del asunto que se tiene que recordar de manera bien definida y los temas, que a estas alturas
ya son del dominio del estudiante. Nunca el repaso ha de manejarse para “adquirir” el
conocimiento, aprender en ese instante y como por arte de magia los conocimientos y principios
que deben ganarse mediante el trabajo, esfuerzo y estudio concienzudos hechos con anterioridad.
Repasar, como alguien ha recalcado, tiene que ver con volver a pasar por lo que ya se ha
visto, andado y aprendido con anterioridad. El repaso, en este caso, tiene que ver con la función de
la memoria, ayudándonos a recordar lo que ha se ha estudiado con anticipación. Si como es de
esperarse, hasta este punto de nuestro trabajo, ya hemos pasado eficientemente por las fases
anteriores de nuestra técnica EPL2R, REPASAR significa una revisión de lo que ha se ha hecho, no
de lo que se quiere hacer en ese momento.

El propósito de REPASAR según EPL2R

Bien puede decirse en este punto que la finalidad de esta fase de nuestra técnica, es fijar de
manera definitiva y de forma indeleble, las ideas y los puntos importantes que hemos venido
manejando en nuestro estudio. En esto ayudará el auto examen que hacemos al repasar y que da
lugar a ver por nosotros mismos los conocimientos que realmente ya se han adquirido, y tal vez en
ese instante descubramos algunos otros asuntos que necesitamos fijar en nuestra mente a fin de
conseguir un aprendizaje feliz y completo.
Resumiendo diremos que, visto de esta manera, el “repaso” es un plan de comprobación
personal que pone a trabajar nuestra memoria; no solamente nuestros sentidos, para investigar por
nosotros mismos cuánto recordamos de lo que ya hemos visto en los pasos anteriores de nuestra
técnica EPL2R.

Sugerencias prácticas para REPASAR

Como en los pasos anteriores, tratando esta técnica, ahora es nuestro interés contar con algunas
sugerencias que podamos llevar a la práctica con el interés de que este estudio salga de lo
puramente académico y se constituya, como es la intención principal, en una herramienta útil que
el estudiante pueda usar en bendición de su trabajo.

1. La primera sugerencia para proceder en esta etapa de nuestra técnica de estudio, será
revisar los puntos principales que hemos venido manejando a lo largo de los cuatro pasos
anteriores:
a) Del EXAMEN vamos a considerar los títulos y los detalles de cada capítulo que estamos
estudiando. Encontraremos ahora que nos resultan muy familiares a la altura de este
trabajo.
b) En cuanto a las PREGUNTAS que nos hicimos al principio, caben ahora las siguientes
consideraciones: ¿ya tenemos las respuestas satisfactorias? ¿Hemos encontrado respuestas
satisfactorias a las preguntas iniciales y a otras que van teniendo lugar a lo largo de la
lectura? ¿Está satisfecha nuestra curiosidad en este punto?

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c) Vamos a LEER nuevamente el material, pero ahora lo haremos de una manera rápida y al
hacerlo, vamos a recordar todos aquellos puntos principales y las ideas importantes que
señalamos en nuestra lectura anterior. Aquí cabe anticipar que si hemos venido subrayando
correctamente y hecho anotaciones oportunas, esta lectura será simplemente un repaso de
estos asuntos.
d) Una vez más hay que REPETIR. Recuerde que lo haremos en nuestras propias palabras.
Aquí la memoria trabajará de manera maravillosa, permitiéndonos recordar todos los
asuntos verdaderamente importantes que hemos venido estudiando. El señor Arthur W.
Kornhauser dice sobre el particular, en su libro El arte de aprender a estudiar, página 106:
“Puede afirmarse que el único medio de mejorar la memoria es en realidad, emplear buenos
métodos de estudio.”
Resumiendo, podemos ver que lo que estamos sugiriendo, es volver a pasar por las cuatro fases
anteriores de nuestra técnica de estudio EPL2R.
2. Al repasar hay que procurar hacer un bosquejo escrito siguiendo claramente el plan del
autor; en este momento debe resultarnos ya muy familiar este plan.
3. En el momento de repasar, háganse notas de cualquier punto que en ese momento se
considere que no se recuerda bien, es decir, todos aquellos puntos que no se tienen con
claridad en la mente para repetirlos satisfactoriamente.
4. No haga caso de detalles superfluos y sin importancia.
5. Haga su repaso tranquilo y con calma. Tome el tiempo que necesite, pero no se angustie
ni se preocupe, así su repaso le proporcionará el mejor beneficio.

CUANDO HACER EL REPASO. Aquí debe hacerse hincapié en lo que ya se ha dicho, y que tiene
que ver con muchos estudiantes que piensan que el repaso debe hacerse únicamente antes de
presentar un examen. ¡Cuidado! Ojalá que los seminaristas nunca caigan en la trampa.
Ciertamente, antes de presentar un examen debe hacerse un repaso final, note que decimos
final; y aunque esto es muy importante, no debe ser el único repaso. De la manera de preparar sus
exámenes y hacer este repaso, hablaremos más en una lección próxima; aquí nos estamos
refiriendo al repaso como parte de nuestra técnica EPL2R. Veamos entonces lo siguiente.
1. Es muy saludable verificar un repaso, inmediatamente después de que se ha estudiado y
se han fijado en la mente los asuntos importantes.
Este repaso será muy oportuno y completo y contará con la bendición de tener aún frescas las
ideas que incluyen los puntos importantes que debemos recordar. Pero tome nota que estamos
recomendando que este examen sea lo más inmediato al momento en que se ha estudiado el asunto
o materia que se está trabajando, para contrarrestar las acciones del olvido; estas comienzan casi
inmediatamente después de que se ha estudiado un asunto… Los psicólogos nos advierten que
comenzamos a olvidar aún durante el mismo tiempo en que estamos leyendo una obra.
2. Después, es conveniente tener dos o tres repasos más, distribuidos entre el primero y el
repaso final.
Esta recomendación requiere tener muy en cuenta la naturaleza de la materia que se está
estudiando, ya que sin duda, habrá asignaturas que requieren de mayor dedicación y cantidad de
repasos.
3. Refiriéndonos al repaso final; es decir, el que hacemos antes de presentar un examen o
cumplir con una conferencia o trabajo que se nos ha encargado, este último repaso debe ser
completo y cuidadoso.
4. Cada repaso debe hacerse sobre todo el material, no omita nada aunque le parezca ya
conocido. Así logrará hacer repasos verdaderamente felices y provechosos.

Ventajas de repasar en la técnica EPL2R

Nuestra intención, como en casos anteriores, es la de animar a los estudiantes a disciplinarse en la


práctica de hacer buenos y oportunos repasos que le den la seguridad y el éxito de sus estudios.
1. En primer lugar queremos insistir en el hecho de que el repaso vigoriza la memoria.
Es muy importante, ya que todos deseamos recordar en los momentos importantes los asuntos que
hemos estudiado.

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2. El repaso habilita adecuadamente al estudiante para hacer exámenes felices y de éxito.


Como se ha dicho, este punto ha sido demostrado por los varios experimentos hechos con miles de
estudiantes.
3. Como ministros del Señor Jesucristo, aprender a hacer buenos y oportunos repasos de lo
que estudiamos nos dará la seguridad que es tan necesaria cuando se trata de exponer en
forma clara y sencilla los asuntos importantes que forman parte vital en el ministrar a las
almas que Cristo quiere para su reino.
De esta manera, si hacemos del repaso un buen hábito de estudio, iremos enriqueciéndonos en
nuestra preparación como siervos del Dios Altísimo y dominaremos cada día mejor esa habilidad
necesaria de compartir con otros las bendiciones del Señor.

Nuestra técnica EPL2R, como toda técnica demanda ser manejada con entusiasmo, con fe y
con una sabia determinación, poniéndola en práctica hasta dominarla. ¡Adelante en el nombre del
Señor! El éxito está en sus manos. ¡Que Dios les bendiga!

EL ESTUDIO INDIVIDUAL Y EL ESTUDIO COLECTIVO.


Algunos de los aspectos importantes del estudio se realizan mejor individualmente. No
debemos tener prejuicios contra el estudio individual porque este es la base del aprendizaje. La
lectura, por ejemplo, que es una de las fuentes principales del estudio, debe hacerse al ritmo y
velocidad personales, que dependen en parte de los antecedentes y de la familiaridad que tenga el
individuo con la materia estudiada. Estudiar con otros, colectivamente, al inicio de un aprendizaje,
cuando hay que comprender y fijar la materia con una alta concentración, puede en algunos casos
dificultar el estudio y ocasionar distracción y pérdida de tiempo.
Después del estudio individual u orientado, luego que se han fijado las ideas fundamentales de
la lección y han surgido las dudas y problemas, el estudio colectivo puede ayudar – si esta bien
orientado o dirigido – a aclarar, ampliar la información, resolver dudas y problemas mediante la
discusión, el intercambio de ideas y la confrontación de opiniones. Sirve, además, como ejercicio o
práctica de la exposición de lo que se sabe y para repasar lo estudiado.
Por ultimo, el estudio colectivo, utilizado adecuadamente como complemento del estudio
individual, contribuye a desarrollar hábitos de discusión y de trabajo en grupo y actitudes de
cooperación social, que son muy importantes como parte de la formación del carácter y de la
personalidad del estudiante.

CÓMO HACER UNA RESEÑA BIBLIOGRÁFICA CRÍTICA

El propósito de la reseña crítica es que el/la estudiante piense comprensivamente sobre un trabajo
dado, evaluando sus fortalezas y debilidades. Debe incluir tres párrafos:
I. Datos del Libro
Usted debe incluir la información bibliográfica completa del libro:
 nombre del autor;
 título completo (y subtítulo);
 editor y/o traductor;
 lugar, nombre de casa publicadora
 fecha de publicación (y edición, si no es la primera);
 número total de páginas.
II. Resumen del libro.
No más de la mitad de la reseña debe resumir lo que hay en el libro – esto, por supuesto, en una
forma balanceada. (no bosquejado). Pudiera enunciar los números de los capítulos y resumir cada
uno de ellos o usar frases como, en primer luego…, luego…, al final… , etc.
III. Crítica
La mitad conclusiva debe dedicarse a una evaluación crítica e interacción con la obra.
 ¿Alcanzó el autor el objetivo que se propuso?
 ¿Qué considera usted valioso y qué encuentra oscuro, objetable o injusto? y ¿por qué?
No se trata tanto de expresar la posición de uno en contraposición a la del autor, sino en reconocer
lo positivo y negativo del autor para con su obra y el impacto en los lectores.

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Métodos de Estudio y Aprovechamiento

Para elaborar la reseña usted debe enfocarse en la calidad más que en la cantidad de su
evaluación, organizando sus pensamientos y economizando palabras.
Evite usar la primera persona y frases como, “me gustó …,” “realmente estoy de acuerdo …,” etc.

Evaluación de la Unidad IV

1. Lea la carta 1 Juan y practique la técnica EPL2R. Escriba paso a paso todo lo que va a
extrayendo, desde el Examen hasta el Repaso.
2. Resuma en cinco aspectos cuánto le ha aportado la técnica EPL2R
3. Tome un artículo de una revista cristiana y haga una Reseña Bibliográfica.

UNIDAD VI
CÓMO LEER MÁS, AUMENTANDO LA RAPIDEZ Y LA COMPRENSIÓN.

Metas Enseñanza Aprendizaje:

Que el alumno:
1. Comprenda los malos hábitos de lectura evaluando su propia lectura para su
corrección.
2. Valore la importancia de la lectura eficiente como estudiante y como líder cristiano
destacando el impacto que puede tener sobre los oyentes.
3. Mejore su rapidez en la lectura practicando diariamente.

LA FISIOLOGÍA DE LA LECTURA
Todos sabemos que leemos con los ojos, pero pocas veces nos detenemos para considerar cómo
se hace esto. Las más de las veces lo que sucede es que tenemos ideas equivocadas al respecto; por
tanto, en este punto vamos a tratar de explicar en los términos más sencillos lo que debemos saber
de este complicado mecanismo que interviene en la lectura, a fin de que podamos aprovecharlo con
el máximo de bendición en esta tarea de ganar velocidad al leer.

Los órganos principales de la lectura


Son una maravillosa combinación, solo digna de nuestro Señor, hacedor de maravillas. Ojos -
Mente son un equipo en el mecanismo de lectura. Por regla general, al leer pensamos que estamos
usando los ojos y esto es cierto de forma parcial. Lo que conviene entender, es que los ojos
funcionan como una cámara fotográfica que va registrando los signos gráficos que enfoca, tales
como letras, palabras, figuras, etc. Del ojo, todo es trasmitido al cerebro en imágenes para que en él
sean convertidas estas imágenes en ideas. Esta conversión juega un papel muy importante en la
velocidad de la lectura.
El movimiento de los ojos. Esto también ha sido un motivo en el que muchas personas tienen ideas
muy distintas de la realidad. Cuando leemos un libro, una carta o una revista, parece que nuestros
ojos se desplazan suave y uniformemente sobre las líneas escritas, de izquierda a derecha. La
realidad es muy distinta. Lo cierto es que nuestra vista se desplaza a saltos. En cada salto que
hacen los ojos, fotografían lo que ven y lo trasmiten al cerebro como ya hemos visto.
En México se ofrecen hermosas fotografías tomadas por la noche aprovechando el tráfico de los
vehículos en movimiento por el perisférico de la ciudad de México o alguna otra gran avenida en
cualquier otra ciudad del mundo. La fotografía así tomada muestra diferentes líneas de rojo vivo o
luminosas que marcan la estela de luz de los vehículos en movimiento. Si nuestros ojos siguieran
ininterrumpidamente las líneas impresas que leemos, la imagen en nuestro cerebro sería muy

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semejante a estas fotografías. No sucede así. Nosotros distinguimos claramente todos los caracteres
de la escritura que se lee.
Lo que sucede, como ya se ha anunciado, es que nuestros ojos recorren a pequeños saltos los
renglones de la lectura. Estos movimientos oculares, se han demostrado en laboratorios con
experimentos fotográficos, y pueden fácilmente apreciarse si se enfocan los ojos de un lector por el
centro de un minúsculo orificio.
Conocer el movimiento de los ojos al leer, resulta de bendición para establecer las técnicas
modernas de lectura rápida. Conozcamos los términos técnicos de algunos de estos elementos que
ayudan a determinar dichas técnicas, y aprovechemos su explicación en provecho de nuestro
propósito de leer más rápido.
1. Fijación.
Es la palabra técnica con que se reconoce cada una de las detenciones que operan los ojos al ir
leyendo. Es en cada fijación que los ojos captan la imagen de los signos que forman las palabras
que vamos leyendo; éstas, según los expertos, pueden tener una duración de entre ¼ a 1/5 de
segundo. Fijaciones más prolongadas resultarán en una lectura más lenta y más difícil de
comprender.
De lo anterior, debe decirse que el buen lector debe ejercitarse para que sus ojos trabajen de tal
manera que el tiempo que dure cada fijación sea lo más breve posible. Dicho de otra manera, que
los ojos vayan a saltos más y más rápidos.
2. Espacio o haz de reconocimiento.
Este es el término técnico con que se determina el material de lectura que puede ser reconocido
en cada fijación; siguiendo la semejanza de la cámara fotográfica, diremos que es el material que se
puede fotografiar en una sola vez.
Hay lectores que tienen un haz de reconocimiento muy reducido que alcanza a cubrir
solamente algunas letras o quizá una palabra. Son lectores muy lentos, van leyendo por sílabas o
palabra por palabra.
Otros lectores, en cambio, tienen un espacio de reconocimiento más amplio; alcanzan a captar
dos, tres o más palabras en una sola fijación. Son, desde luego, lectores más rápidos que van
leyendo ideas completas con lo favorecen mucho la comprensión. Por ello, dicen los maestros de la
materia, que entre más rápido lea la persona, mayor será su comprensión.
De lo antes expuesto, es fácil entender que para conseguir leer más rápido, hemos de
ejercitarnos para que nuestros ojos consigan un haz de reconocimiento mayor en cada fijación. Con
la práctica esto es posible.
3. Retorno extenso.
Este es otro término técnico que sirve para referirse al movimiento que verifican los ojos al
regresar cada vez que han terminado de leer un renglón. Favor de no confundir este término con el
que hemos mencionado como un mal hábito y que señalamos como regresión. El retorno extenso es
necesario, la regresión es un defecto.
Antes de terminar este apartado, queremos anunciar al estudiante que al final de esta lección
se ofrecen algunos ejercicios que ayudan a poner en práctica las recomendaciones dadas hasta este
momento. Es de esperarse, si en verdad se tienen deseos e interés en ganar en la velocidad de
lectura, que el estudiante se ponga a practicar con fe y perseverancia estos ejercicios y
recomendaciones. Como dice el señor Richard Freeman, Director de Educación del National College
y autor del texto Cómo estudiar con eficiencia: “Aún sin un curso completo de lectura rápida, usted
puede corregir muchos malos hábitos y alcanzar en breve plazo un adelanto considerable en la
velocidad de lectura si sigue las instrucciones que se le dan y se aplica en la práctica a los
ejercicios que se le recomiendan”.

EN QUÉ CONSISTE EL MECANISMO DE LA LECTURA.


Antes de ofrecer una serie de recomendaciones practicas para aumentar la rapidez y mejorar la
comprensión en la lectura, veamos primero brevemente en que consiste el mecanismo de la lectura.
Podríamos decir que la lectura es la captación de las ideas y pensamientos a partir de los
símbolos gráficos de las palabras.
En la lectura los ojos no siguen un movimiento continuo y gradual a través del renglón, sino
que se mueven a saltos, deteniéndose en determinadas palabras que constituyen paradas o

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“pausas de fijación”. La lectura no se produce durante el movimiento de los ojos, sino precisamente
durante las paradas o pausas.
El buen lector se caracteriza porque da grandes “saltos” en el movimiento de los ojos; en
consecuencia, hace pocas paradas y regresiones, lo cual le permite abarcar muchas palabras en
cada pausa (cuatro o cinco como promedio). El cambio, el mal lector, el lector lento, da numerosos
saltos pequeños al mover la vista a través del renglón, hace muchas paradas o regresiones y, en
consecuencia, comprende o incluye pocas palabras en cada pausa (una o dos).

IMPORTANCIA DE LA LECTURA PARA EL ESTUDIO.


La lectura, el aprendizaje y el estudio están muy relacionados. El éxito en los estudios requiere
buenos hábitos de lectura. La mayor parte del trabajo académico consiste en leer; de ahí la
importancia que tiene el mejorar nuestros hábitos de lectura para aprender mas y mejor. En
investigaciones realizadas en algunas facultades de la Universidad de La Habana, se ha encontrado
que uno de los motivos principales del fracaso en el estudio consiste en las dificultades en la
lectura.
Cabría entonces hacernos algunas preguntas:
- ¿Cuántas palabras está usted leyendo por minuto?
- ¿Sabe usted si tiene algunos malos hábitos al leer?
- ¿Comprende usted completamente todo lo que lee?

Apreciemos dos situaciones que son muy del común de los estudiantes. Por un lado, hay
quienes estiman que ya no hay nada nuevo que aprender cuando se trata de la lectura. Se cree que
desde la escuela primaria y en sus primeros años aprendieron a leer ¡y basta! La verdad es que se
conforman con la manera que atienden sus tareas de lectura; porque creen que es la única manera
de hacer este trabajo, y así se resignan a hacerlo toda la vida.
Al otro lado se encuentran algunos estudiantes, que, conscientes de las responsabilidades que
van adquiriendo, a medida que avanzan en sus estudios, se encuentran inconformes con la manera
en que leen, al ir descubriendo que cada vez necesitan tratar con mayor cantidad de material de
lectura. Cabe aclarar aquí que este no es un problema exclusivo de los estudiantes. En el mundo
que nos ha tocado vivir, abundan los materiales de lectura; las personas dedicadas a las distintas
profesiones, negocios y otras ocupaciones, se ven en la imperiosa necesidad de atender cada día
más y más material que deben leer. Es tan marcada esta situación que actualmente se ofrecen
comercialmente distintos sistemas ofreciendo leer más rápido. Se habla de técnicas de lectura que
capacitan para leer a velocidades increíbles y ganar igualmente en comprensión de lo que se lee.
Cabe decir que tales cursos comerciales, publican muy atractivos ofrecimientos; aseguran la
posibilidad de llegar a leer, no cientos, sino miles de palabras por minuto. Seguramente, en alguna
ocasión usted ha visto uno de estos anuncios publicados en revistas, periódicos o anunciados por
la televisión. Tal es la necesidad que actualmente se tiene en cuanto a leer con mayor rapidez. Sin
necesidad de que como seminaristas o ministros del evangelio nos embarquemos en una aventura
de esta naturaleza, queremos hacer esta oportuna advertencia: TODOS LOS CURSOS PARA LEER
MEJOR PARECEN PRODUCIR LOS MISMOS RESULTADOS, SI EL ESTUDIANTE ESTÁ DISPUESTO A
PRACTICAR EN SERIO LA LECTURA.
La consigna entonces, es practicar. Así como para aprender a nadar, no basta saber todo lo
que teóricamente tiene que ver con ello, sino que se necesita arrojarse al agua y nadar, para leer
más rápido y mejor necesitamos leer, y leer cada vez más rápido con el propósito de mejorar cada
día. Esta lección tiene la finalidad de ayudarle a mejorar su lectura; anticipándole que no basta
saber de memoria lo que vamos a tratar, si no se llevan a la práctica las recomendaciones que se
ofrecen; sólo así usted podrá mejorar en este sentido.

LOS DOS OBJETIVOS GENERALES DE LA LECTURA


Dentro de nuestras tareas como seminaristas, pronto caemos en la cuenta de que al leer,
hemos de procurar, cuando menos, conseguir dos objetivos generales:

1. El primer objetivo es leer cada vez con mayor rapidez.


Esto significa aumentar cada vez más nuestra velocidad al leer para poder atender la carga de
lecturas que nos encargan los profesores o que nos resulta necesario atender para adquirir la

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información requerida en nuestras investigaciones. Si actualmente usted está leyendo un promedio


de 250 palabras por minuto, tome nota que para hacer su trabajo en el seminario, necesita
esforzarse en este sentido hasta llegar a leer 400 o 500 palabras por minuto como mínimo.

2. El segundo objetivo es comprender mejor lo que leemos.


Este es un punto vital en la lectura. Los educadores, al hablarnos de este concepto, destacan la
importancia de leer y comprender como el fin mismo de la lectura y como un binomio que nos
acerca al autor o escritor de manera personal. El Lic. Luis González y González, de la Escuela
Bancaria y Comercial de México, define diciendo, que la comprensión es una interrelación entre el
escritor y el lector, por medio de la escritura y la lectura.
Esta estrecha relación entre la velocidad a que se lee un material y la comprensión, da lugar a
serias dudas. Se pregunta; ¿si se aumenta la velocidad de lectura, se comprende más o se
comprende menos? ¿Cómo comprendemos mejor, leyendo más lento o más aprisa? Hay autores que
nos aseguran que si se lee a mayor velocidad, se mejorará igualmente la comprensión. Para explicar
lo anterior nos hacen reflexionar sobre los casos de personas que difícilmente van deletreando, o
que van leyendo por sílabas, que después tienen que unir para formar las palabras, y la diferencia
en comprender las ideas que se ve en personas que van leyendo por palabras; ideas que captan
desde el primer momento. En el primero de los casos, los lectores emplean más tiempo al leer y
captan y comprenden menos que los últimos. Trataremos más adelante este punto con mayor
amplitud; por lo pronto, sólo queremos registrar el siguiente dato: si usted actualmente alcanza a
comprender el 70% de lo que lee, puede calificarse como un buen lector; si su comprensión al leer
es de 80% o más, s calificación en este sentido es de “excelente”.

DIFERENTES TIPOS DE LECTURA


Hay que leer de acuerdo con los distintos tipos de lectura
Una vez que nos hemos percatado de la bendición que reporta el aplicarnos a la lectura con
propósitos claros y definidos, vamos a descubrir al otro lado que no todos los materiales de lectura
pueden tratarse de la misma manera. Tendremos que ver, ahora, que de acuerdo con los
materiales, tendremos que ocuparnos en distintos tipos de lectura. La habilidad del lector aquí
depende en gran manera de la forma en que sabe variar la velocidad al ir leyendo, y de que sus
métodos para hacerlo estén de acuerdo con estos dos elementos: el propósito que nos ocupa y el
tipo de material que estamos leyendo.
La consideración anterior nos da lugar a señalar diferentes tipos de lectura. Clasificarlos en la
forma siguiente, tiene por fin ayudar al estudiante a aprender a variar la rapidez con que lee en
cada caso. Vamos a llamar a estos tipos de lectura, de la siguiente manera:

1. Lectura exploratoria.
Es la que se hace al hojear un libro. Es el caso del primer paso en nuestra técnica EPL2R
Estamos de esta manera, adueñándonos del contenido general del texto; no se busca nada en
particular sino conocer, al explorar el material, qué clase de libro, revista u otro material estamos
viendo. Esta clase de ver un libro es muy útil cuando tenemos que decidir sobre la conveniencia de
comprar o dedicar tiempo para estudiar el libro. Lo que se busca aquí, es la información
indispensable para tomar decisiones o adelantar en los pasos que siguen en la fórmula EPL2R, que
ya hemos visto en la lección anterior. Como puede apreciarse, este tipo de lectura es muy rápida
por excelencia.

2. Prelectura o lectura de revisión.


Nos parece más apropiado identificar este tipo de la segunda manera. Tiene por fin economizar
tiempo para dar un repaso preliminar a un texto, así como hemos recomendado en nuestra EPL2R
que se lean algunas frases de los distintos capítulos de un libro. Esta forma de manejar el material
de lectura, resulta muy útil para examinar artículos, revistas, notas, índices en los que se están
buscando materiales de un interés predeterminado, etc., como sucede cuando se tiene la tarea de
un tema o una investigación y el estudiante busca material de apoyo para su trabajo tratándose de
documentar. Funciona muy semejante a la manera como un estudiante se acerca al tablero donde
aparece la lista de centenares de alumnos con las calificaciones obtenidas. La prelectura consistirá
en recorrer rápidamente la lista hasta encontrar el nombre que interesa; una vez localizado, se

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detiene para ver la calificación obtenida y cualquier otra observación que resulte de interés
personal.
Es de recomendarse que el estudiante practique lo mejor que pueda este tipo de lectura, a fin
de desarrollar el hábito de obtener información importante en el menor tiempo posible. Este tipo de
lectura, como puede verse, es también rapidísima por excelencia.
3. Lectura ligera.
Aquí queremos referirnos de manera particular a la lectura de la gente común que se dedica a
leer el periódico o que lee para pasar el tiempo, novelas y otros materiales como revistas y otra clase
de lectura encaminada a proporcionar información ligera y distracción.
Este tipo de lectura es muy adecuada para esas ocasiones en que queremos descansar o
simplemente hacer a un lado las tensiones del estudio intenso y formal. También es lo apropiado al
leer algún material que nos proporcione cierta inspiración devocional. Cabe mencionar que no
todos los materiales escritos con fines devocionales deben ser tratados de esta manera. Todo
depende del momento y el fin con que se está leyendo.
4. Lectura de estudio.
Este es el tipo de lectura más formal y seria y al que concedemos especial atención en el
estudio de esta materia. Tome usted nota de que no es el tipo de lectura rápida; por el contrario, es
más bien lenta y repetitiva. Aun cuando los otros tipos de lectura contribuyen al estudio, como
hemos venido explicando; la meta a conseguir en esta forma de leer ha de ser la de adquirir y
dominar completamente el conocimiento, captar las ideas, obtener un concepto claro del criterio del
autor. La velocidad con que se manejen los materiales sujetos a este tipo de lectura, debe estar de
acuerdo con las recomendaciones de nuestra fórmula EPL2R en su tercera etapa; así como la de la
familiaridad que hemos ganado mediante el tratamiento que se ha hecho anticipadamente del
material, al tratarlo de las otras maneras que hemos señalado en este capítulo.
5. Finalmente, vamos referirnos a la lectura de detalle.
Así queremos reconocer este tipo de lectura que otros llaman también como “lectura palabra
por palabra”. Como es fácil de entender, este es un tipo de lectura de preferencia lenta. Se requiere
de ella al estudiar idiomas, donde hay que ir viendo con sumo cuidado la composición de cada
palabra y hasta memorizarla con estricta exactitud. En nuestro seminario, muy pronto el
estudiante encontrará la necesidad de ejercitarse en este tipo de lectura cuando entre a estudiar los
idiomas originales de la Biblia, el griego y el hebreo.
Resumiendo esta sección, conviene la siguiente declaración: LOS DOS OBJETIVOS GENERALES
QUE HACEN POSIBLE UNA LECTURA EFICAZ ESTÁN EN PROPORCIÓN DIRECTA CON LA
HABILIDAD DEL LECTOR PARA VARIAR SU VELOCIDAD DE ACUERDO CON EL TIPO DE MATERIAL
QUE MANEJA Y EL PROPÓSITO CON QUE LEE.
SUGERENCIAS PARA AUMENTAR LA RAPIDEZ EN LA LECTURA.
1. Tener el propósito deliberado de aumentar la velocidad.
Se ha observado que, generalmente, los estudiantes sobresalientes son lectores rápidos. Por
otra parte, todo estudiante puede mejorar aprendiendo a leer con más rapidez.
Probablemente la mejor regla para desarrollar rapidez en la lectura es practicar con el
deliberado propósito de aumentar la velocidad. Esfuérzate en leer con la mayor rapidez posible.
Por supuesto, esto lo debes hacer sin sacrificio de la comprensión.
A mayor desarrollo de la velocidad en la lectura, generalmente corresponde mejor
comprensión. La lectura rápida necesita de una mayor concentración, lo que da como resultado
a la postre, mejor fijación y retención. Una persona que deliberadamente trata de leer con
rapidez, se distrae menos con las voces, ruidos y demás estímulos que impiden concentrarse.
La lectura con rapidez aumenta el espacio que tiene que abarcar la vista y obliga a agrupar las
palabras en unidades mayores (frases u oraciones) lo cual determina una mejor comprensión,
porque las ideas se expresan principalmente en frases, oraciones y párrafos, y no en palabras.
2. Asegurarse de que la visión es normal.
Si sientes algunos síntomas de ardor, picazón, molestia, dolor, lagrimeo; si notas que no ves
bien o te cansas fácilmente en la lectura, consulta a un oculista.
3. Ojear y hojear el capitulo antes de empezar la lectura.

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Resulta conveniente, como introducción a la lectura y para familiarizarse con su contenido, que
eches primero un vistazo o inspección superficial al capitulo, deslizando la mirada rápidamente
sobre el texto para darte cuenta, en breves segundos, de lo que trata el capitulo o articulo.
4. Tener en mente un propósito definido al leer.
Algo determinado que buscar, como por ejemplo, respuestas a preguntas. No leas sin tener
una finalidad precisa en la lectura, sin pensar en lo que lees.
5. La velocidad de la lectura debe variarse de acuerdo con la clase de texto.
Hay que adaptar el ritmo de la lectura a la dificultad del material, de modo semejante a
como el automovilista adapta la velocidad del automóvil a las condiciones de la calle por donde
transita. Trata de leer unidades mayores: leer frases y oraciones, no palabras.
Atiende mas al significado que a las palabras en que están envueltas las ideas.
Es muy importante para la rapidez hacer el menor número de paradas posibles, tratando de
abarcar lo más que podamos en cada pausa o parada.
Mientras más palabras se abarquen en cada pausa del ojo, mayor será el material que podamos
leer. En consecuencia, trata de ampliar el campo de tu percepción ejercitándote en “ojear” o
echar un vistazo al conjunto del párrafo para que tu mente se acostumbre gradualmente a
captar el significado por la interpretación global de lo leído.
6. Tratar de captar el pensamiento principal de cada párrafo.
Generalmente las dos terceras partes o más de las oraciones son accesorias, suplementarias
o ilustrativas de la idea fundamental, la cual a menudo esta expresada en una oración situada
al principio o al final del párrafo.
7. Pensar y recordar sobre lo que se ha leído.
Plantéate preguntas tomando como base los encabezamientos o títulos de los párrafos o
secciones. Esta técnica te ayudara a concentrar la atención y a fijarte en el significado de las
ideas y pensamientos de los párrafos.
8. Reducir al mínimo o suprimir la lectura en voz baja, la pronunciación de las palabras y los
movimientos de los labios.
Si mueves los labios al leer o murmuras las palabras, limitas, sin darte cuenta, tu velocidad
en la lectura silente. Estas prácticas son residuos de hábitos primarios que disminuyen la
velocidad de la lectura, poniéndola al nivel del ritmo de la dicción que, naturalmente, es mucho
más lento que el de la vista.
Acostumbrémonos a leer y a pensar en las palabras sin pronunciarlas o vocalizarlas. Se
puede leer dos o tres veces más material en silencio que en voz alta.
9. Medir el tiempo que se emplea en la lectura: trata de romper tu propio récord.
Lleva un record de tu velocidad en la lectura en términos de páginas leídas por unidad de
tiempo en minutos... Al principio hazlo durante un periodo corto de tres a cinco minutos.
OTROS ASPECTOS SIGNIFICATIVOS PARA MEJORAR NUESTRA VELOCIDAD AL LEER
La eficacia en la lectura tiene que relacionarse con dos elementos básicos: el propósito con
que se lee y el tipo de lectura que se emplea; sabiendo lo cual el estudiante debe tener la
habilidad de variar su velocidad al leer según el caso. Un buen automóvil no se conduce todo el
tiempo a su máxima velocidad; el buen conductor maneja la velocidad de acuerdo con
circunstancias especiales tales como las condiciones de los caminos, el lugar por donde viaja,
las personas que le acompañan, en fin, algo semejante queremos tener en cuenta antes de
pasar a dar algunas técnicas que nos permitan aumentar la rapidez con que leemos.
Atendiendo a lo anterior, queremos proceder de acuerdo con el siguiente plan: primero
veremos cuál es nuestra posición en este sentido, es decir, haremos una prueba sencilla para
ver qué tan rápidamente estamos leyendo actualmente. Enseguida queremos considerar
algunos malos hábitos que entorpecen la rapidez con que debe leerse; tal vez algunos de esos
malos hábitos tengamos que corregirlos en nuestra persona. Enseguida, trataremos, lo más
sencillamente posible, el mecanismo de la lectura, para aprovechar al máximo nuestras
facultades naturales y ejercitarnos en una lectura más rápida cada día. Y por último, veremos
algunas sugestiones prácticas que nos ayuden a establecer en nuestra manera de leer, las
disciplinas mejores para lograr nuestros objetivos.

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¿Qué tan rápido estamos leyendo actualmente?

Este es el punto de partida en nuestro plan; sin embargo, al proceder para descubrir este
punto, tendremos los elementos que ayudarán en el futuro a realizar las mediciones que hay que ir
verificando para comprobar nuestro adelanto y mejoramiento. Para ayudarnos entonces a encontrar
rápidamente cuántas palabras leemos por minuto, podemos usar el cuadro que sigue y que hemos
tomado prestado del libro Cómo leer más rápido en siete días de William S. Schaill.

# palabras 100 200 300 400 500 600 700 800 900 1000
# minutos 1 100 200 300 400 500 600 700 800 900 1000
1¼ 80 160 240 320 400 480 560 640 720 800
1½ 67 134 200 267 330 400 460 530 600 667
1¾ 57 114 170 228 283 340 400 452 512 572
2 50 100 150 200 250 300 350 400 450 500
2¼ 44 88 133 178 225 263 310 355 400 444
2½ 40 80 120 160 200 240 280 320 360 400
2¾ 36 72 109 146 180 218 255 290 325 364
3 33 66 100 133 166 200 232 265 300 333
3¼ 31 62 92 123 155 185 215 245 276 308
3½ 29 58 85 114 145 170 200 230 256 286
3¾ 27 54 80 106 135 160 186 215 240 266
4 25 50 75 100 125 150 175 200 225 250
4¼ 23 46 70 94 120 140 165 185 210 235
4½ 22 44 67 89 110 133 155 177 200 222
4¾ 21 42 63 85 103 127 147 169 190 210
5 20 40 60 80 100 120 140 160 180 200
CUADRO PARA CALCULAR LA VELOCIDAD DE LECTURA
Para averiguar cuántas palabras lee uno por minuto, cuéntense las palabras que tiene el
fragmento leído y búsquese el número más cercano a la cifra en la línea horizontal que encabeza el
cuadro. Véase en la columna el número que queda frente al tiempo de lectura indicado por la
columna del extremo izquierdo. Tal número será aproximadamente el número de palabras que uno
lee por minuto.
Como ya hemos visto, nos interesa, no solamente lo que tiene que ver con la velocidad a que
podemos leer, sino también la forma en que estamos comprendiendo lo que leemos. Este otro
aspecto de la tarea, también podemos verificarlo fácilmente. En ocasiones conviene que entre
compañeros se hagan preguntas sobre el contenido de lo que se ha leído. Hay algunas lecturas que
vienen acompañadas con cuestionarios que nos ayudan a verificar la comprensión de lo leído. En
cada ejercicio de lectura rápida, puede uno mismo tratar de explicar su contenido; en fin, que con
ingenio, no faltará la manera de lograr este doble objetivo.
Es así como tenemos ya un dato de referencia, en cuanto a la rapidez y comprensión con que
en este momento estamos leyendo. Vamos a ver a continuación que a partir de este momento, será
muy conveniente que el estudiante, por cuenta propia, dedique tiempo para hacer frecuentes
ejercicios de lectura que pueda ir tratando de la manera aquí vista para que tenga un informe de
los progresos que va alcanzando en cuanto a esta disciplina.

MALOS HÁBITOS COMUNES AL LEER


Si usted está interesado en mejorar los resultados del ejercicio anterior, y estamos seguros de
que sí quiere dominar la destreza de la lectura rápida; lo que veremos a continuación tendrá que
ver con algunos malos hábitos que son comunes en los lectores y que entorpecen la lectura de tal
manera que la hacen lenta y defectuosa en su comprensión. Al estudiarlos, queremos animarle
para que con absoluta sinceridad, trate de descubrir si alguno de ellos no le está afectando en su
manera de leer, en cuyo caso la consigna es aplicarse a corregirlos de inmediato.
Los autores de esta materia y los educadores nos aseguran que todos sufrimos de uno o más
de los defectos que se relacionan con estos malos hábitos. Todo tiene su razón de ser en el hecho de

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Métodos de Estudio y Aprovechamiento

que aprendimos a leer en los primeros años de la escuela, pero nadie nos enseñó cómo leer mejor;
de esta manera nos acostumbramos a hacerlo a veces mal y esas costumbres se arraigaron en
nuestra personalidad hasta formar el hábito que ahora necesitamos corregir. El Lic. Luis González
y González, de la Escuela Bancaria y Comercial de México, en su lección 8, página 1 de su estudio
“Técnicas de Investigación y Estudio” dice explicando lo que estamos discutiendo: “Estos defectos,
en cuanto a la aplicación del buen sistema lectivo, perjudica frecuentemente, el resultado
asimilativo del contenido de un texto”. Esto significa que tales defectos, no solamente afectan la
velocidad con que se lee, sino la misma comprensión de la lectura.
¿CUÁLES SON ESTOS MALOS HÁBITOS DE LECTURA?
Sería muy complicado dar una lista completa de las malas costumbres y actitudes al respecto.
Para ayudar a descubrir en la conducta propia alguna dificultad, mencionaremos los siguientes
hábitos que son comunes en estudiantes de estudios a nivel bachillerato o superior; muchos de
ellos serán muy difíciles de reconocer y aceptar, pero ahí están, y deben ser corregidos.
1. Señalar las palabras que se van leyendo.
Hay personas que necesitan ir señalando con el dedo o con un lápiz, regla o un objeto
cualquiera, las palabras a medida que las van leyendo. Algunos hasta argumentan que esta es una
manera de concentrarse en la lectura. Se ha demostrado que esta manera de pensar no es
justificable, y sí por el contrario hace muy lenta la lectura. El tiempo para ir corriendo el dedo o el
objeto sobre el papel, retarda el movimiento de los ojos. Cuando alguien se percata de esta
dificultad, debe hacerse el propósito firme de superar este mal hábito.
2. Mover la cabeza siguiendo la lectura.
Este es un hábito del que difícilmente se dan cuenta las personas que lo padecen. Parece como
que van apuntando con la punta de la nariz las letras y palabras que contiene el material que están
leyendo. Se asegura que esta manera de actuar tiene que ver con personas demasiado nerviosas,
que es resultado del esfuerzo que hacen para entender lo que leen.
Debe tenerse en cuenta en casos semejantes, que el Señor, en su sabiduría, ha concedido a
nuestros ojos músculos suficientemente fuertes para moverse por sí mismos haciendo el trabajo
que les corresponde. No es necesario dar trabajo adicional al cuello. Con razón hay quienes
después de leer se quejan de dolores musculares en esta parte del cuerpo.
Las personas que tienen este problema necesitan primeramente percatarse de él; tal vez sea
necesaria la ayuda de un compañero o de algún familiar que nos ayude observándonos cuando
estamos leyendo. Una vez que se ha identificado este mal, hay que hacer el esfuerzo para superarlo
enseguida.
3. Vocalizar al ir leyendo.
Este problema ocurre de diferentes maneras. Hay personas que hasta van pronunciando en voz
alta las palabras que van leyendo. Una vez más, se dice que así se consigue concentrarse en la
lectura. Otras, solo van moviendo los labios y la lengua a medida que están leyendo, sin omitir los
sonidos. Otros más van formando las palabras que leen en la garganta. Este es un mal hábito que a
todas luces hace muy lenta la lectura, al poner a trabajar todos los músculos de la reproducción de
la voz aunque realmente esta no se produzca. Tome nota que es muy difícil leer más de 100 o 125
palabras por minuto, si se hace en voz alta. El lector silencioso alcanza a leer fácilmente 150
palabras por minuto en materiales difíciles de estudio y hasta 600 en material de lectura más
ligera.
Las personas necesitan darse cuenta de este problema y al conseguirlo, deben hacer un
esfuerzo especial para superarlo. Los profesores de la materia hacen varias recomendaciones para
lograrlos. He aquí algunas:
a) Ponga suave y superficialmente un dedo sobre sus labios a medida que está leyendo.
Así podrá darse cuenta si sus labios se mueven, en cuyo caso, usted tiene este hábito de vocalizar
lo que va leyendo. Si así fuera, presione con su dedo los labios para mantenerlos cerrados al estar
leyendo.
b) Procure leer cada vez a mayor velocidad.
Esta recomendación nos parece más efectiva. De esta manera, se nos asegura que no habrá
lugar para accionar los órganos y músculos que intervienen en la formación de la voz. Si este es su
caso, procure practicar esta recomendación de inmediato.

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4. La subvocalización.
Este es un problema lectivo que ocurre aun cuando el lector no pone realmente en acción
ninguno de los órganos o músculos de la fonación; sin embargo, al ir leyendo, va reproduciendo
mentalmente cada una de las palabras, como escuchándose a sí mismo.
Nos explican los educadores que este defecto tiene su razón de ser en el hecho de que
aprendemos a hablar, oyendo las palabras antes que aprender a leer; y que por ello existe la
tendencia de escuchar, aunque se mentalmente los sonidos para poder entenderlos.
Esta es una situación muy difícil de reconocer; sin embargo, el lector que descubre esta falla en su
lectura, debe obrar con toda la fuerza de su voluntad para superar este defecto. Una vez más la
recomendación de leer a mayor velocidad tiene oportuna aplicación en la tarea de superar este mal
hábito. Recomendamos a quienes lo necesiten seguir con mayor aplicación los ejercicios de lectura
rápida que damos al final de esta lección.
5. Regresiones.
Esta es la palabra técnica para referirnos al defecto de estar retrocediendo frecuentemente para
releer las palabras u oraciones que ya se han leído. El lector actúa como si tartamudeara
mentalmente. Consecuentemente, la pérdida de tiempo en tales regresiones es muy lamentable
afectando seriamente la velocidad al leer, tanto como la comprensión de lo que se está leyendo.
Cabe aquí la advertencia de que todo lector en ocasiones tendrá necesidad de regresar al
encontrar en el trayecto de la lectura algunas palabras o términos que le son desconocidos, y que
como hemos señalado en otra parte de este estudio, necesita retener. Igualmente se justifica el
volver a leer cuando se maneja un material difícil o defectuoso y de mala calidad; pero estos últimos
casos, rara vez tienen que ver con los buenos lectores; en cambio sí cabe hacer hincapié en que los
malos lectores están regresando sobre lo leído con mucha frecuencia. Veamos algunas de las
causas de este problema y en su caso procuremos superar este defecto de lectura.
a) Leer sin prestar atención a la lectura.
Los ojos, ciertamente, están viendo los signos gráficos, pero la mente queda en blanco.
b) Por lo anterior, hay falta de concentración en lo que estamos leyendo.
Ya se ha explicado como la concentración se inicia con la atención.
c) Falta del conocimiento adecuado de términos y palabras que está usando el escritor.
Haremos un paréntesis para anticiparnos diciendo que un factor determinante en la lectura
rápida es la de ampliar nuestro vocabulario.
Los autores insisten en que las regresiones forman parte de un mal hábito que los estudiantes
necesitan abatir si quieren mejorar en serio su velocidad al leer.
P E L I G R O: Antes de cerrar este apartado, queremos advertir a nuestros estudiantes que no
es prudente fijarse metas de velocidad de lectura tan altas que vengan en perjuicio de la
comprensión. Queremos recordar siempre que los dos objetivos generales de la lectura son: la
rapidez y la comprensión, que los dos deben irse mejorando al mismo tiempo.

SEIS RECOMENDACIONES PRÁCTICAS PARA MEJORAR LA VELOCIDAD DE LECTURA


Nota muy inspiradora es la que nos comparten casi todos los autores cuando nos dicen que se
ha comprobado que toda persona que se lo propone en verdad, puede mejorar de 50 a 100% su
velocidad de lectura y comprensión. Esto nos anima a decirle por nuestra cuenta: USTED TAMBIÉN
PUEDE LOGRARLO. ¡ÁNIMO! Estamos seguros que es la voluntad de Dios que leamos mejor y más
rápido. ¿No lo cree usted? Para ayudarle a conseguirlo, y en adición a lo que hasta aquí hemos
venido discutiendo, a continuación le ofrecemos las siguientes recomendaciones, con la esperanza
de que les conceda la atención que le serán de ayuda y bendición en sus buenos propósitos.
1. Esté usted seguro de que sus ojos están trabajando correctamente.
No es raro encontrarnos con personas que están necesitando espejuelos pero que no se han
dado cuenta de esta necesidad. Cuando leen, en ocasiones, aprecian un tanto borrosos los
caracteres de la lectura; padecen frecuentes dolores de cabeza e irritación en los ojos, pero no le
conceden a esto la mayor importancia. En tales condiciones, la lectura es una dificultad muy seria.
Es mejor estar seguros de que estamos sanos de la vista; hágase usted examinar por un médico
oculista y si necesitara espejuelos, úselos, será bien para su lectura y otros quehaceres.
2. Procure sinceramente, corregir cualquier mal hábito que tenga al leer.
Repase el estudio de la sección que trata de los malos hábitos de la lectura; con el anhelo de
mejorar, busque si necesita corregir algún defecto al leer y con la ayuda de Dios, entréguese a la

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tarea de superarlo. Sustituya estos problemas con los buenos hábitos que hemos venido tratando a
lo largo de esta lección.
3. Practique la lectura rápida diariamente.
Será necesario que cada día aparte tiempo y dedique cuando menos de 10 a 20 minutos en un
ejercicio para leer lo más rápido que le sea posible. Recuerde que de esto depende el éxito de su
empeño. Hágalo siguiendo las siguientes instrucciones:
a) Comience con material ligero.
El periódico es ideal para este ejercicio por el tamaño de sus columnas. Pero lea lo más rápido
que pueda. Puede usar también revistas sin muchas ilustraciones. Poco a poco vaya usando
material de lectura que reclame una concentración mayor. Sus lecturas paralelas son una buena
oportunidad para practicar su lectura rápida, cuando ya ha venido avanzando en esta técnica.
b) Después de leer, procure recordar lo que ha leído.
Recuerde la primera de las R de nuestra fórmula EPL2R. Repita en sus propias palabras las
ideas principales del contenido. Así estimulará la habilidad de comprender fielmente lo que va
leyendo.
c) Practique la lectura rápida en cualquier ocasión.
Aunque le estemos recomendando que como ejercicio aparte una hora determinada para
hacerlo, aquí queremos decirle que cada vez que tenga que leer algo procure hacerlo a la mayor
velocidad posible; teniendo en cuenta, como ya se ha dicho, el propósito y el tipo de material que se
está manejando. ¡Cuidado! Siempre habrá la tentación de leer, cómoda y tranquilamente, si quiere
dominar la habilidad de la lectura rápida, tendrá que imprimir velocidad a todo lo que lee, hasta
hacerlo un buen hábito.
d) Compute su tiempo de lectura al hacer estos ejercicios.
Tenga a la mano un reloj con segundero y registre su tiempo al iniciar y al terminar la lectura.
Proceda como lo hicimos en el ejemplo que dimos al inicio de esta sección, para determinar el
número de palabras que podía leer por minuto.
e) Lleve un registro con los datos que resultan de cada ejercicio.
Es bueno tener un cuaderno o libreta destinados para este fin. Si solamente anota en este
registro el número de palabras que va leyendo por minuto en cada ocasión, tendrá oportunidad de
hacer muy inspiradoras comparaciones.
f) Con los datos del registro anterior, puede usted elaborar una gráfica que le muestre cómo va
logrando alcanzar mayor velocidad al leer.
Los autores nos dicen que muy pronto puede duplicar la velocidad; lo que si es seguro es que
en dos semanas, usted ya apreciará cambios emocionantes que le motiven a seguir adelante con
gran entusiasmo.
4. Cultive el hábito de leer por unidades de pensamiento.
Definitivamente, no puede usted ser un lector de palabra por palabra. Procure ir ampliando su
haz de reconocimiento al ir leyendo. Hágase a la idea de que es necesario practicar fijaciones más
rápidas. Esto sí es posible. Compruébelo usted mismo leyendo a continuación la siguiente
declaración, pero procure hacerlo en solamente tres fijaciones.

El buen pastor su vida da por las ovejas


Lo anterior puede hacerlo de dos maneras: si lo hace palabra por palabra necesita nueve
fijaciones. Pero la lectura puede hacerse, como ya dijimos, en solo tres fijaciones. Solamente una
por cada unidad de pensamiento. La diferencia de tiempo es mucha, y como apreciará en este
sencillo ejercicio, no es cosa imposible.
Recuerde que una unidad de pensamiento puede constar de dos, tres o más palabras según se
vaya ampliando el haz de reconocimiento.
5. Hay que ampliar el vocabulario.
Para leer a mayor velocidad, cada vez que encontremos una palabra desconocida tendremos
que detenernos para aprenderla. Ya vimos en una lección anterior como la práctica de ir buscando
en el diccionario cada palabra nueva que encontremos al ir leyendo, debe formar parte de nuestros
buenos hábitos de estudio; si hemos venido haciéndolo de esta manera, aquí lo que necesitamos
tratar es la manera de enriquecer nuestro vocabulario.
Nos dicen los autores de la materia que hay tres tipos de vocabulario, y todos ellos deben ser
mejorados: el vocabulario que usamos al hablar, parece que este es el más reducido. El vocabulario

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que usamos al escribir es un poco más amplio que el anterior. El vocabulario que empleamos al
leer, se nos asegura que es el más amplio. Teniendo en cuenta esto, podemos asumir algunas
maneras prácticas para enriquecer nuestro propio vocabulario. He aquí cuatro recomendaciones
prácticas que ayudarán a conseguirlo.
(1) Hay que leer mucho.
(2) Hay que consultar el diccionario cada vez que sea necesario.
(3) Hay que copiar los términos y palabras nuevas que encontremos en nuestra lectura, o
escuchemos en clases o conferencias. Conviene escribirlas varias veces y estar seguros de su
significado hasta familiarizarnos con ellas.
(4) Hay que usar las palabras nuevas que se van aprendiendo al hablar y al escribir. Esta es, en fin
de cuentas, la forma en que vamos enriqueciendo nuestro vocabulario.
(5) Hay que hacer un glosario con las palabras y los términos técnicos y uso peculiar que vamos
encontrando al estudiar nuestras diferentes materias.
6. Aprenda a variar su velocidad al leer.
Ya hemos explicado que la velocidad depende tanto del género de lectura como del propósito de
la misma. La habilidad y destreza dependen de saber variar según el caso. Recuérdelo usted.
En esta sección “B” de nuestra lección 4 hemos procurado tratar los puntos básicos del aspecto
práctico que tienen que ver con la técnica de la lectura rápida. Aunque usted encuentre cursos
mucho más amplios sobre el tema, aquí le hemos dado los elementos esenciales que le pueden
ayudar para superarse en ese sentido. Dos cosas se hacen necesarias a estas alturas; por un lado,
hay que entender y aprender los distintos conceptos que aquí hemos tratado, y que, repetimos, son
los que básicamente se manejan en todo el curso. Al otro lado hay que darse a la tarea de
PRACTICAR LA LECTURA RÁPIDA. Es precisamente el ejercicio disciplinado lo que nos dará la
bendición a lo largo de todo nuestro ministerio. ¡Vale la pena esforzarse en este sentido! De cada
uno de nosotros depende el éxito cuando queremos dominar esta técnica de la lectura rápida.

EJERCICIOS PARA MEJORAR LA VELOCIDAD AL LEER


A continuación le ofrecemos los siguientes renglones de lectura que tienen la finalidad de
ejercitarle en la ejecución del vaivén ocular. Lea oscilando su mirada siguiendo cada frase en una
sola fijación. Este ejercicio, al tiempo que le ayuda a leer por frases, contribuye a ampliar su haz de
reconocimiento.

OH DIOS HAZ QUE VOLVAMOS A SER LO QUE FUIMOS


MÍRANOS CON BUENOS OJOS Y ESTAREMOS A SALVO

HERMANOS QUIERO QUE SEPAN QUE LAS COSAS QUE A MÍ


ME HAN PASADO HAN VENIDO EN REALIDAD
A AYUDAR A LA PREDICACIÓN DEL MENSAJE DE SALVACIÓN

Para llegar a ser un lector eficaz, que va leyendo por frases e ideas, hay que tener conciencia
del sentido de las unidades que encierran las frases. No todas las frases tendrán dos palabras,
algunas tendrán más, pero con el ejercicio usted las podrá captar en una sola fijación.

“La mayor rapidez en la lectura y la mayor comprensión son objetivos gemelos y gemelas
recompensas en la adquisición de la destreza que llamamos lectura moderna.”
William S. Schaill

SUGERENCIAS PARA LA PRÁCTICA DIARIA DE LA LECTURA RAPIDA.


1. Dedica por lo menos quince minutos diarios a la lectura rápida: esta práctica la puedes realizar
en libros, revistas o diarios de lectura sencilla.
2. Cada tres días deberás auto examinarte para comprobar tus progresos. Para ello:
a) Escoge un libro que ofrezca cierta dificultad, cuyo nivel sea similar al de tus libros de texto
(no debe ser una novela ni un libro que hayas leído).
b) Escoge un trozo de cuatro o cinco paginas, al principio de un capitulo.
c) Consigue un reloj con secundario.

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d)
Empieza la “carrera de la lectura”: anota la hora exacta de inicio y de terminación.
e)
Escribe después, tomándote todo el tiempo necesario, las ideas de importancia que
recuerdes.
f) Anota también cualquier otra idea que se te ocurra en relación con lo leído.
3. Anota todos los datos referentes a esta prueba con la finalidad de comprobar tanto la rapidez
como la precisión en la lectura. Puedes hacerlo de la siguiente manera:
a) Calcula el número de palabras que has leído por minuto. (ver tabla)
b) Calcula el número de ideas generales o esenciales que pudiste captar a la primera lectura;
para ello deberás hacer una segunda lectura cuidadosa e ir anotando las ideas principales
que encuentres. Si es posible pide a otra persona que haga lo mismo para poder comparar
sus resultados con los tuyos, y después dividirás el numero de ideas que anotaste en la
primera lectura entre el numero total de ideas encontradas con posterioridad, y así tendrás
un índice de tu capacidad en la comprensión de la lectura.
En estas pruebas lo importante es aumentar la rapidez en la lectura sin disminuir la
comprensión de esta. Deben compararse ambos resultados, pues tanto uno como el otro son
necesarios para la lectura eficaz.

LEER CON UN PROPÓSITO CLARO.


Para lograr una mejor comprensión del material leído es conveniente darse cuenta, captar
primero la organización o “esqueleto” del capitulo, lección o articulo.
La comprensión de ese marco de referencia o “armazón” del texto ayuda a interpretar las ideas,
no como hechos o pensamientos aislados, sino como partes de una trama o secuencia lógica.

I. CAPTAR EL PLAN DE ORGANIZACIÓN O ESTRUCTURA DEL MATERIAL


1. La lectura atenta del índice nos da una idea general del campo cubierto por el libro en
su totalidad y por el capitulo leído, porque los titulares de los capítulos constituyen,
lógicamente, los principales tópicos del libro. La revisión del índice nos permite captar
también la relación que tiene el capitulo leído con los restantes del libro.
2. Cada capítulo tiene sus encabezamientos o titulares anteriores que se destacan por un
tipo especial de letra y sirven para indicar las divisiones principales del capitulo. Estos
constituyen los principales subtópicos del libro.
3. A menudo encontramos, dentro de cada división del capitulo, que cada párrafo o grupo
de párrafos se encabeza con un titulo que aparece con letras conocidas como itálicas o
bastardillas. Estos encabezamientos son también señales o sugerencias de los puntos
principales que contiene el capitulo.

II. CÓMO INICIAR LA LECTURA DE UN CAPITULO O ARTICULO.


1. Echar una rápida ojeada introductoria al capitulo para tener una idea del conjunto y
familiarizarse con su contenido.
2. Hacer entonces la lectura para estudiar de modo más cuidadoso y con atención mas
concentrada.

Debemos entrenarnos en ambas clases de lectura: la rápida para ojear y captar globalmente el
contenido general de un texto, y la lectura analítica y comprensiva para desentrañar las ideas
principales de cada párrafo.
Para darnos cuenta del contenido esencial del capitulo y dirigir nuestra atención al tema
principal, debemos reconocer y comprender el párrafo introductorio, donde el autor anuncia y
caracteriza el tópico que va a desarrollar, y el párrafo final, en que generalmente el autor resume o
sintetiza los principales puntos o ideas que ha desarrollado en el capitulo.

III. CAPTAR LA ESTRUCTURA Y EL CONTENIDO ESENCIAL DEL PARRAFO.


- Cada párrafo constituye generalmente una idea, pensamiento o unidad lógica que el autor
expone y desarrolla. En consecuencia, trata de encontrar en cada párrafo esa idea o
pensamiento principal que el autor ha tratado de presentar. Procura tener una idea clara y
precisa del punto básico.

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- Evita aceptar o tener ideas vagas o confusas. Es más provechoso tener pocas ideas
fundamentales que sean claras, que muchas vagas, inciertas o brumosas.
- Trata de averiguar, pensar y reproducir con tus propias palabras el pensamiento principal
que ha querido expresar el autor.
- El tópico o pensamiento principal de un párrafo generalmente se desarrolla así: exponiendo
características, definiendo, dando ejemplos, comparando o contrastando con otras ideas o
cosas, aportando razones o pruebas para demostrar o fundamentar la tesis u opinión
mantenida, ofreciendo la solución de un problema, repitiendo la idea principal con otras
palabras o con detalles descriptivos o explicativos.
- La idea principal del párrafo se localiza frecuentemente al comienzo del párrafo o al final,
rara vez se ubica a la mitad. A veces no hay una frase principal explicita, sino que hay que
inferirla por los datos y detalles ofrecidos, y en ocasiones una simple frase-tópico puede
bastar para un grupo de párrafos cuando cada párrafo trata de un detalle o aspecto
diferente de la misma idea principal.

IV. NECESIDAD DE CONOCER EL SIGNIFICADO DE LAS PALABRAS NUEVAS.


Puedes tropezarte con palabras nuevas, raras o de carácter técnico que pueden oscurecer o
dificultar la comprensión de la idea principal del párrafo. No se debe pasar por alto ninguna
palabra que no se comprenda. Aunque a veces se puede captar el significado por el contexto, no
conviene correr el riesgo de una interpretación errónea por la pereza de no consultar el diccionario.

V. NO OMITIR LA LECTURA DE LAS ILUSTRACIONES, CUADROS O GRAFICOS.


Los medios gráficos que usa el autor no acompañan al texto como adorno, sino como elemento
auxiliar para ayudar a comprender mejor los puntos principales del texto.
Es conveniente la lectura atenta y la interpretación cuidadosa de los elementos gráficos de las
lecciones, porque ellos sintetizan hechos y relaciones importantes.

VI. EVALUACIÓN Y CRÍTICA DEL MATERIAL LEIDO.


En la lectura no te limites a ser un mero recipiente pasivo que refleja lo que lee; procura reaccionar
activa y críticamente y de pensar sobre lo que lees.
1. Examina tu propia actitud y pensamiento para ver si lees en actitud critica, abierta, si estas
libre de prejuicios y actitudes emocionales, y si asumes una actitud imparcial y objetiva.
2. Examina críticamente al autor. Si tiene experiencia en el tema que trata, que autoridad o
confiabilidad tienen las fuentes de su información, etc.
3. Asume una actitud crítica hacia las tesis y conclusiones del autor. ¿Son validos,
convincentes, consistentes y sólidos los argumentos, razones y pruebas que ofrece el autor
para demostrar su tesis?

Veamos la opinión de otro de los autores consultados sobre cómo leer con un propósito claro.
“Tengo que leer”, así dice un estudiante, simplemente leer y eso es exactamente lo que hacen
muchos. En nuestra lección anterior, al ofrecer la técnica EPL2R, discutimos cómo pasar los ojos
por encima de los renglones escritos en las páginas de un libro no es exactamente hacer una buena
lectura. Anotemos entonces que la velocidad en la lectura y la mejor comprensión dependen en
buen grado del propósito con que estemos leyendo. Para ayudarnos a poner en práctica este
principio, vamos a señalar los siguientes cuatro propósitos que tenemos al leer.
1. Leer para obtener una idea muy general del contenido de lo que se lee.
Este es precisamente el propósito que tenemos al poner en práctica los dos primeros pasos de
nuestra técnica EPL2R; es decir, como cuando estamos examinando el texto y haciéndonos
preguntas sobre su contenido. Obviamente, se entiende que esta clase de lectura debe practicarse a
mayor velocidad.
2. Buscar las ideas principales del autor y los detalles importantes que las apoyen.
Recuerde usted que este viene siendo uno de los propósitos principales de la lectura en nuestra
técnica EPL2R. Feliz el estudiante que domina la habilidad de conseguir a medida que va leyendo;
mejor si puede hacerlo a buena velocidad.
Los autores que escriben sobre esta materia nos aseguran que con la práctica, el estudiante
puede dominar esta disciplina hasta hacer de ella un verdadero hábito. Al leer, dicen, hay que

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descubrir de inmediato los pensamientos importantes que el escritor está comunicando. Ya hemos
visto como puede el estudiante hacer para conseguirlo, a lo largo de todo el libro; o bien buscando
en cada uno de sus capítulos, o bien en cada sección. Hay que tener presente que los escritores
siguen, por regla general, ciertas reglas que si las tenemos en cuenta, nos facilitarán la tarea de
hacer nuestro propio trabajo como lectores. Por esto, y advirtiendo que hemos dicho por regla
general, porque el estilo y la calidad de los escritores varía mucho, queremos fijar nuestra atención
en la forma en que se estructura los párrafos en los libros de texto que manejamos.
a) Cada párrafo, como ya hemos dicho, ofrece una sola idea principal. Esta se coloca o bien al
principio o bien al final de cada párrafo y se localiza en un enunciado al que se denomina “la frase
temática”.
Rara vez la frase temática se coloca en medio del párrafo. En la literatura descriptiva o la que
usan los novelistas, las ideas principales las diluyen a lo largo del párrafo, bien sea para dar
sentido de orden a la exposición, bien sea para apelar a la imaginación del lector o bien para
mantener un premeditado suspenso que le da sabor a la obra. Pero en los libros de texto, salvo el
estilo personal del autor, la frase temática hay que localizarla o al principio o al final de cada
párrafo.
b) A continuación, mencionaremos los detalles importantes.
Estos vienen siendo las explicaciones, argumentos, demostraciones o ilustraciones con que el
escritor está apoyando la frase temática. Los detalles importantes, entonces, vienen dando
consistencia a la frase temática y tienen la tarea de robustecer la importancia de la idea que el
escritor está exponiendo.
Distinguir estos dos elementos dentro del párrafo, serán de gran ayuda al estudiante cuando
esté subrayando su texto. Al tratar esta técnica, ampliaremos nuestras explicaciones al respecto.
c) En tercer lugar, tomemos nota de que al final del párrafo, algunos escritores, según su propio
estilo, ofrecen una frase en la que resumen la idea principal que trata el párrafo.
Viene siendo como un remache puesto así para asegurar que finalmente, se ha entregado el
asunto que se trata.
Lo anterior nos ayuda a ver que cuando leemos con el propósito de buscar las ideas principales
del autor, la velocidad con que hacemos la lectura debe estar de acuerdo con este propósito.
3. Un tercer propósito es descubrir las respuestas a esas preguntas importantes que el
estudiante se ha venido haciendo al seguir los primeros pasos de la técnica EPL2R.
Ya se ha visto como, al ir leyendo, el estudiante va descubriendo estas respuestas, hecho que
sin duda, afecta la velocidad con que va leyendo.
4. Un último propósito al leer es el de evaluar el contenido de lo que se lee.
Debemos valorar lo que el escritor está diciendo acerca de ciertos temas. Algunos de ellos
ofrecen oportunidad a la controversia. Otros necesitan ser apoyados y defendidos. El seminarista
tiene que enfrentar con frecuencia distintos puntos de vista; posturas diferentes de los varios
autores que lee en sus clases de teología, interpretación y comentarios bíblicos. La lectura en este
sentido debe practicarse de manera segura; lo que es fácil reconocer, afecta la velocidad a que se
lee.
Por la importancia que reviste este punto en la vida de un seminarista, queremos abonar
algunos conceptos con la esperanza de ayudarle en el momento oportuno. Comenzaremos por decir
que esta forma de tratar con sus lecturas contribuye de manera directa a la formación del
estudiante, que aprende a “digerir” lo que está recibiendo; dicen algunos maestros, a usar su propia
cabeza, con lo que quieren dar a entender, que no se conforman con recibir o aceptar simplemente
lo que otros dicen, sino que razona lo que lee y lo aprecia en el valor y contribución que obra en sus
pensamientos y convicciones.
Para sacar el mejor provecho al leer con este propósito de valorar el material que se maneja, ha
de asumirse una posición crítica positiva; a fin de que al evaluar, puedan hacerse comparaciones;
se adentre en la investigación, se consulten a fondo distintas fuentes de información y se aprecien
los distintos puntos de vista ofrecidos por los varios autores. ¿Cómo afectan estos las propias
creencias y convicciones? ¿Cuál será, finalmente el juicio o la postura que ha de adoptar el
estudiante?
Vamos a terminar este apartado insistiendo con la siguiente regla: PARA MEJORAR LA
VELOCIDAD DE LA LECTURA Y LA COMPRENSIÓN DE LO QUE SE LEE, ES NECESARIO

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DETERMINAR EL PROPÓSITO DE LA LECTURA Y APRENDER A VARIAR DE ACUERDO CON DICHO


PROPÓSITO.

APROVECHAMIENTO DE LA LECTURA.
Algunas sugerencias para hacer mejor uso de nuestras lecturas.
2. Trata de asociar lo que lees con lo que ya sabes del tema.
Trata de ver cada materia o disciplina como parte de un todo mayor que es la carrera,
especialidad, etc. Debemos integrar nuestros conocimientos.
3. Contribuye con tu experiencia a ilustrar y ejemplificar lo leído. Una buena forma de aprender
es ilustrando las informaciones del autor.
4. Usa en tu conversación el material leído o escuchado, sin caer en la pedantería. Esto servirá,
aparte de elevar el nivel cultural de la conversación cotidiana, para reforzar el aprendizaje del
material leído.
5. Busca en tu vida diaria oportunidades para usar y aplicar el material leído. En definitiva, no
solo leemos y estudiamos para los exámenes, sino también para utilidad de la vida.

Evaluación de la Unidad VI

1. ¿Cuál es el movimiento de los ojos al leer y la importancia de conocerlo?


2. ¿Cuáles son los cinco malos hábitos de la lectura que trata la lección? ¿Y cuáles debe usted
eliminar para mejorar su lectura?
3. Calcule su velocidad al leer según el cuadro dado en la lección. Practique leer cada vez más
rápido, pero siempre entendiendo lo que lee. Después de varios días vuelva a la tabla y compare
con la primera vez. Repita este procedimiento hasta que adquiera el hábito de la velocidad.
4. Explique la importancia que tiene para el ministerio de la Palabra, el leer a mayor velocidad y
con un propósito claro. ¿Qué efectos produce en la congregación el leer mal la Palabra de Dios?
(cite 5)

UNIDAD VII
PROCEDIMIENTOS AUXILIARES PARA EL ESTUDIO EFICIENTE

Metas Enseñanza Aprendizaje:

Que el alumno:
1. Comprenda la importancia de tomar notas y guardarlas destacando las ventajas de las mismas.
2. Desarrolle habilidades en la toma de notas siguiendo el sermón dominical y apuntando las
notas pertinentes.
3. Domine el subrayado de libros desarrollando un sistema personal de símbolos.
4. Comprenda la importancia de descubrir la idea principal del texto describiéndolo con sus
palabras.
5. Domine la técnica de esquemas resumiendo el Salmo 23.

EL ARTE DE TOMAR NOTAS Y RESUMIR


- ¿Acostumbra usted tomar apuntes cuando escucha en una clase o conferencia; o cuando está
estudiando?
- ¿Qué hace usted con los apuntes que toma en clase?
- ¿Qué provecho espera sacar de sus apuntes?
Hacer buenos apuntes es un verdadero arte. El estudiante debe desarrollar no solamente
buenas técnicas de trabajo, sino que al mismo tiempo ha de cultivar habilidades especiales que le
reporten beneficios sustanciosos al tiempo que experimenta verdadero placer y satisfacción al
confeccionar sus apuntes como parte de sus estudios.

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Métodos de Estudio y Aprovechamiento

No se exagera, cuando se dice que muy pocos estudiantes llegan a los planteles de educación
superior sabiendo hacer buenos apuntes. Nuestra lección tiene el propósito, en esta parte del
estudio de la materia, de ayudar a los estudiantes de nuestro Seminario a desarrollar esta
habilidad, poniendo en práctica los métodos, que en la experiencia de otros muchos estudiantes,
han venido rindiendo resultados efectivos muy favorables.

CÓMO APROVECHAR MEJOR UNA CLASE O CONFERENCIA


- Sentarte donde puedas oír fácilmente la conferencia, y estés menos expuesto a las
distracciones.
- Determinar lo que es importante y como puede uno recordarlo. No es copiar todo lo que
puedas. Tanto en las conferencias como en los libros de texto, las ideas centrales son
fundamentales, y los estudiantes tienen que cultivar la habilidad de captarlas. En ocasiones
el profesor sube el tono de la voz para destacar determinado aspecto, repite los puntos
importantes, hace pausas significativas, llama la atención sobre algo: “este punto que voy a
presentar es importante”, etc.

REGLAS PRÁCTICAS PARA HACER NOTAS Y RESÚMENES.


Algunas ideas preliminares.
1. Tomar notas de clase y de lectura. Esquematice, subraye, haga oraciones que resuman los
puntos básicos de los párrafos, escriba notas marginales en sus libros.
2. Para tomar nota tienes que estar en una actitud física y mental de atención durante la clase
y ser capaz de seleccionar los puntos fundamentales, pero expresándolo con tus propias
palabras, lo que se aprende con la práctica continuada.
3. Evita la practica errónea de tomar notas de todo cuanto diga el profesor.

Para que tus notas sean una ayuda real y efectiva, trata de poner en práctica las reglas siguientes.
1. Nunca vayas a tus clases con la mente vacía, ajena al tema de estudio; alguna preparación
previa te permitirá comprender las ideas esenciales.
2. Ponle el título, símbolo o codificación correspondiente a cada grupo de notas, para que
sepas de qué unidad o tarea se trata.
3. Si no comprendes un punto determinado, no tomes nota sobre él. Después de la clase, pide
al profesor que te ayude a comprenderlo para entonces anotarlo.
4. Escribe argumentos completos en lugar de tópicos, pues los argumentos contienen mayor
número de ideas.
5. Solo debes escribir textualmente las citas importantes, los hechos específicos, los términos y
postulados que vas a necesitar después y los encabezamientos y sumarios principales.
6. Tienes que estar siempre preparado para captar aquellas expresiones que indiquen los
puntos importantes, como, por ejemplo, la repetición de la idea central, las palabras o frases
claves como “recuerden”, “ahora voy a darles una lista de...”, “es muy importante que
sepan”, etc. Igualmente debes captar las palabras de transición como “además”, “por lo
tanto”, “sin embargo”, etc., así como las inflexiones de la voz, las pausas, los cambios en la
forma de hablar (de lo corriente a lo enfático).
7. Debes organizar tus notas a medida que las vas tomando y expresar las ideas con palabras
tuyas, en el mismo orden en que el profesor o el orador las va presentando.
8. Escucha atentamente para que diferencies lo que es esencial de lo que no lo es y, dentro de
lo esencial, trata de distinguir las ideas centrales de las secundarias. Primero, toma nota de
la idea fundamental, y enseguida, de los puntos mas directamente ligados a ella; así pronto
tendrás una lista completa de los subtópicos esenciales.

UNA META A SEGUIR


El estudiante comenzará por ser consciente de la necesidad que tiene de conservar para
recordar en los momentos más oportunos y cuando lo necesite, todo lo que necesite esencial en sus
estudios.
Se ha verificado, desde distintos puntos de vista, que el éxito en los estudios descansa en gran
parte en saber confeccionar buenos apuntes. No tomarlos oportunamente o tomarlos mal,
constituyen algunas de las causas más comunes del fracaso a la hora de presentar los exámenes.

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Contar con un sistema que propicie el buen hábito de sacar buenos apuntes, opera en una
doble dirección en beneficio de un aprendizaje efectivo.
Se puede decir que los buenos apuntes ciertamente vienen siendo un instrumento eficaz para
recordar al estudiante los asuntos importantes que ve en cada materia; pero además los apuntes
proporcionan un motivo muy práctico y efectivo para mantener activo al estudiante en torno a esos
asuntos importantes de cada materia, que necesita recordar.
Considerando lo anterior y resumiéndolo en una concisa declaración, se dirá, que para honrar
la importancia que reviste la tarea de tomar apuntes; que sirvan de manera eficaz como auxiliares
de la memoria, conviene tener en cuenta una triple tarea:
(1) Hay que tomar las notas.
(2) Hay que guardar adecuadamente las notas.
(3) Hay que usar oportuna y apropiadamente las notas.

HAY QUE TOMAR NOTAS


Cuando citamos este trabajo como un arte, entre otras ideas, teníamos presente el arduo
trabajo que tiene el estudiante si en una conferencia pretende anotar todo lo que dice el profesor,
palabra por palabra. Vemos a estos estudiantes terriblemente angustiados. No alcanzan a seguir al
profesor y con frecuencia lo detienen para preguntarle qué fue lo último que dijo. Toda la clase
sufre retrasos a causa de este estudiante, que finalmente no saca el mayor provecho de sus
desesperados esfuerzos. Otros hay que sacan notas de un libro copiando literalmente trozos del
mismo. ¡Eso no es tomar notas! Semejantes martirios no valen la pena.
Los buenos estudiantes necesitan dominar la habilidad de distinguir desde el primer momento
lo importante de lo superfluo. Recuerde lo que hemos discutido sobre la destreza de ubicar las
ideas importantes que va exponiendo el profesor, seguir los detalles con que apoya sus asuntos
principales. Repetir, como se ha visto en EPL2R en las propias palabras, esos asuntos importantes
expresándolos en forma concreta y resumida; ¡eso será lo que forme la nota que vamos a escribir!
Esta práctica ubica al estudiante, desde el primer momento en los elementos que forman parte del
aprendizaje que necesita afirmar; y las notas que toma, le ayudarán a recordar oportunamente
estos asuntos que son la materia de lo que se trata de aprender. He ahí la gracia de este arte de
tomar apuntes.

HAY QUE GUARDAR ADECUADAMENTE LAS NOTAS


Esta es otra parte de este trabajo que viene a ser un verdadero arte. Hay que conceder especial
atención a la manera en que van a conservarse los apuntes. No faltan quienes olvidan hasta el
lugar en que escribieron sus anotaciones. Toman apuntes en cualquier papelito que piden al
compañero de banca, porque no fueron a clase preparados para tomar notas; luego lo ponen en la
bolsa o en un sitio del que jamás se acuerdan y cuando buscan para ver qué anotaron, o al
preparar el examen, son los lamentos y la desesperación, por la falta de un sistema apropiado para
hacer esta parte del trabajo.
Se recomienda que cada estudiante adopte un buen sistema personal que pueda convertirlo en
una sabia costumbre que finalmente le rinda provecho. He aquí algunas recomendaciones
encaminadas a este fin.
1. Procure escribir con claridad.
Aunque la recomendación parezca de más, son conocidos algunos estudiantes que escriben
sus notas de tal manera que nadie les entiende; lo trágico es que en ocasiones ni ellos mismos
saben qué fue lo que escribieron. Trabajar en esta forma no sirve para nada y sí va deformando la
caligrafía del estudiante. Escribir con toda claridad lo va a apreciar a su debido tiempo.
2. Procure usar encabezados y títulos que lo ubiquen oportunamente en los asuntos que
están registrando sus notas.
Hay que indicar de qué materia se trata. Escribir el tema que se está estudiando. Separar los
distintos asuntos que se llevan a un día de clases. Tenga presente que esa precaución le brindará
mucha ayuda cuando se trate de repasar sus notas.
3. Para la forma final de los apuntes, recomendamos usar hojas sueltas, preferiblemente
cuadernos cosidos.
Las hijas sueltas pueden manejarse con facilidad y brindan la oportunidad de enriquecer los
apuntes con otras notas o puntos que deseen agregarse posteriormente. Por otro lado, su
clasificación no dará trabajo.

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4. Junto con la nota anterior, queremos recomendar que se usen carpetas de argollas para ir
guardando organizadamente los apuntes.
Así podrá ordenar, intercalar, clasificar y mantener siempre al día sus apuntes.
5. Los buenos apuntes son objeto de revisión.
Con ello se quiere decir que las notas que se van tomando originalmente, ya sean en clase o al
estar estudiando un libro, deben revisarse en el menor tiempo posible. Esto permite al estudiante
hacer modificaciones, aclarando algún punto; corregir algo que se anotó y que no corresponde al
asunto correctamente; completar algunos pensamientos que en la premura del momento quedaron
incompletos; en fin, en esta parte del trabajo es donde el estudiante alcanza la bondad de sus
apuntes.
6. Finalmente, hay que pasar en limpio las notas.
De ser posible, y se recomienda mucho, escriba sus apuntes a máquina. Permítase el
paréntesis para hacer sentir al estudiante la necesidad que tiene de hacer sus trabajos a máquina.
Esto último será un instrumento de trabajo que va a necesitar toda su vida. Bien vale la pena
comenzar a adquirir la destreza de su manejo haciendo bien sus apuntes. Recuerde que al pasar en
limpio sus apuntes ya está haciendo un repaso. Los repasos son importantísimos cuando se trata
de estudiar apropiadamente una materia. Hemos visto esto de manera particular cuando
estudiamos nuestra técnica de estudio EPL2R. ¿Lo recuerda usted?
HAY QUE USAR OPORTUNA Y APROPIADAMENTE LAS NOTAS
Los apuntes son un instrumento valioso de trabajo que el estudiante ha de tener a mano cada
vez que los necesita. Con frecuencia se cae en el error de que los apuntes solo deben verse antes de
hacer un examen de la materia. Ya hemos discutido las funestas consecuencias de este error. Es
verdad que antes de los exámenes es cuando el estudiante apreciará mejor la bendición de tener
buenos apuntes de la materia, pero eso no es todo lo importante. De cómo preparar nuestros
exámenes hablaremos en la próxima lección. Aquí deseamos hacer hincapié en la necesidad que el
estudiante tiene de repasar sus apuntes siguiendo una técnica adecuada.
a) Hay que repasar los apuntes lo más cerca después de haber estado en clase tomando nuestras
notas.
Como ya hemos explicado, esto nos permite corregir, añadir, quitar, organizar y sobre todo
repasar y recordar, como apreciamos en el dibujo inserto.
b) Hacer un repaso dentro del espacio de una semana será muy oportuno para refrescar los
conocimientos que deseamos retener.
c) Un repaso más quince días después, será más breve y mucho más provechoso.
d) Finalmente haremos un repaso antes del examen que bien puede practicarse un mes después del
último repaso hecho.
Este último repaso tomará mucho menos tiempo y tendrá la virtud de refrescar todos los
conocimientos que queremos recordar y que hemos venido registrando en nuestros apuntes. Esta,
según los educadores, es la mejor técnica para abatir la curva del olvido.
DONDE TOMAR LOS APUNTES
El estudiante de nuestro seminario hará muy bien si lo más pronto posible aprende a tomar
notas de todo lo que oiga, lea o vea. Este hábito de observar bien, se complementa con el anotar
bien y resulta en recordar bien; que al final de cuentas será tan necesario en el ministerio.
Para el objeto anterior, se recomienda que el estudiante siempre esté provisto de lápiz o pluma
y de un cuaderno o libreta donde hacer sus anotaciones primeras. Aunque estamos preparando
estas lecciones para ser usadas por los estudiantes del Seminario, creemos que la recomendación
no sale sobrando, pues no le faltará oportunidad para asistir a conferencias, clases orales,
seminarios, talleres, etc., sitios y ocasiones todas, en las que sacar apuntes no solo resultará
provechoso sino indispensable. Vamos entonces a iniciar este apartado refiriéndonos a la tarea de
tomar notas en un salón de clases y luego al trabajo de sacar notas de un libro al estar estudiando.

TOMANDO APUNTES EN EL SALÓN DE CLASE


Este parece ser la más frecuente práctica cuando hablamos de tomar apuntes. Para hacer un
mejor trabajo vamos a tomar en cuenta las siguientes consideraciones.
1. La necesidad de saber escuchar.
Nos sorprendemos cuando se nos dice que la gran mayoría no sabemos escuchar. Esta técnica
necesita ser objeto de un capítulo aparte. Aquí queremos decir que para escuchar y seguir la

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exposición oral que se nos está brindando se requiere de la atención de parte del estudiante y de un
grado superior de concentración. Nótese que estamos hablando de escuchar, no de escribir o tomar
apuntes. Como ya hemos mencionado en otra parte, hay personas que llegan a una conferencia
“listas” para tomar muchas notas; interrumpen a cada momento al expositor y terminan por quedar
ellos rezagados y molestos todos los participantes. Este es un pésimo hábito que debe ser
desterrado por quienes lo padecen. Escuchar adecuadamente para tomar buenos apuntes implica
cuando menos estas tres acciones:
a) Prestar atención.
Enfocar el interés hacia el tema y asuntos que se están tratando. Poner un grueso telón
dejando atrás todo otro motivo que pueda distraernos como recuerdos gratos o desagradables,
preocupaciones, etc. Hay que concentrarse total y completamente en el trabajo que se está
presentando o en la exposición que se está haciendo en ese momento.
Como vemos venido mencionando, se necesitan ubicar los puntos importantes que se están
tratando, y los conceptos que forman parte principal del asunto que se expone. Hay profesores y
conferencistas que tienen una buena técnica de exposición, lo que facilita mucho el trabajo de
tomar apuntes. Otros, en cambio, no parecen guardar una organización apropiada; pero tómese
nota de que es el estudiante quien tiene la responsabilidad de descubrir esto y para ello necesita
enfocar su atención de manera cuidadosa a lo que se está escuchando.
A medida que el expositor habla, está ofreciendo explicaciones, argumentos, datos concretos;
también está ilustrando, apoyando, ampliando, recalcando o haciendo hincapié en los puntos
importantes. En ocasiones trata de demostrar teorías y principios que desea dejar bien
establecidos. En todo caso, el estudiante ha de escuchar atentamente para esta en condiciones de
identificar en cada caso el material que se le está ofreciendo y clasificarlo en orden de importancia.
b) El paso siguiente será seleccionar únicamente los materiales que deben ser objeto de los apuntes.
También hemos venido viendo cómo y qué importante es que el estudiante desarrolle la
habilidad de hacer esta parte de su trabajo. Sólo queremos recordar que la información se registra
en sus apuntes, le servirá posteriormente para reconstruir en sus propias palabras los apuntes
básicos e importantes de la materia que está estudiando y que debe recordar en el momento
necesario.
c) Por último, hay que escribir las notas.
Es hasta después de haber atendido los puntos anteriores que se procede al trabajo de escribir.
Entonces se procederá con un margen mayor de seguridad y provecho al hacer los apuntes.
2. Se necesita conocer al profesor y sus métodos de enseñanza.
Hay una ventaja cuando el estudiante puede adaptarse correctamente a la manera de trabajar
de sus profesores. Dos cosas importantes queremos decir con la declaración anterior:
a) Por un lado, debe tenerse en cuenta que los profesores tienen que usar distintas técnicas y
métodos de enseñanza.
Ello tiene que ver no solamente con el estilo personal del maestro; sino que, tiene en cuenta el
tamaño del grupo, la naturaleza de la materia que se está tratando y otras exigencias de la
enseñanza misma.
b) Por otro lado, se necesita entender que es muy importante que el estudiante sepa adaptarse al
estilo, al método y aún a la personalidad del maestro.
Bienaventurado será el estudiante que consigue pronto esto, pues va a apreciar la bendición de
los resultados que vienen del adelanto en su aprendizaje.
3. Hay que sacar provecho de las ayudas que usa el profesor.
El estudiante que se mantiene siempre alerta y atento al uso que hace el profesor del pizarrón
y de otras distintas ayudas visuales, fácilmente encuentra las ideas principales que forman parte
del corazón de lo que se está enseñando. Son los términos, expresiones y asuntos que el profesor
escribe en el pizarrón, los representativos de estos puntos importantes. Lo son también los dibujos
y gráficas que el maestro ha preparado con mucho cuidado y tiempo invertido de su parte,
expresión de los asuntos esenciales en su enseñanza. Tome nota, de que es muy alta la
probabilidad de que estos puntos, aparezcan en el próximo examen. ¡Hay que tomar nota de ello!

TOMANDO APUNTES AL ESTUDIAR UN LIBRO


Por lo que respecta al momento de tomar notas para nuestros apuntes, cuando estamos
estudiando un libro; ya hemos visto, al estudiar la técnica EPL2R, como desde el inicio, cuando

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estamos en la “E”. Examinando el texto el estudiante tiene la oportunidad de ir conociendo y


descubriendo la parte importante del material que quisiera conservar para repasar y recordar más
tarde. No obstante, recuerde que se ha dicho que es hasta el tercero y cuarto de los pasos en
EPL2R que el estudiante estará en mejor condición de hacer notas y elaborar apuntes.
Preferiblemente en la segunda vez que se lee cada sección y cuando se procede a “REPETIR” es
cuando toman forma las notas para nuestros apuntes.
TÈCNICAS PARA SUBRAYAR
En esta lección, de manera muy enfática hemos venido señalando la importancia que tiene
para el estudiante saber descubrir las ideas y asuntos importantes en los libros que lee o en las
pláticas y conferencias que escucha. Esta es una habilidad fundamental para el proceso del
aprendizaje en el que todo estudiante necesita participar positivamente; sin exagerar, ha de decirse
que de la habilidad para hacer esto, depende el éxito en el estudio. Por tanto, no estimamos estar
fuera de orden al insistir en este tema.
Son precisamente las ideas principales y los detalles importantes los que comprenden la clave
de los conocimientos que se pretende adquirir.
Son las ideas principales y los detalles importantes de donde, con toda seguridad, se encuentra
la base de los asuntos que van a ser el objeto de los exámenes y reconocimientos que pongan a
prueba nuestro aprovechamiento en el estudio de la materia que nos ocupe.
Es por ello que hablando de confeccionar buenos apuntes o de apropiarse de una técnica para
subrayar nuestros libros, tendremos que enfocar nuestros esfuerzos en la misma dirección; es
decir, insistir en que la base de estos trabajos tiene que ver de manera directa con localizar los
puntos principales del asunto y que se encuentran como hemos venido diciendo hasta la saciedad,
en las ideas principales y los detalles importantes que las apoyan y confirman.

SUBRAYAR ES UN TÉCNICA DE ESTUDIO


Encabezamos este apartado de esta manera, para señalar desde el principio que pocas
personas saben efectivamente subrayar adecuadamente sus materiales de estudio. No tenemos
tiempo para dedicarnos a puntualizar los malos hábitos en que se incurre con frecuencia al tratar
de subrayar. Lo veremos mejor en un ejemplo: lo que nos parece más oportuno es reportar algunas
recomendaciones muy prácticas para tener en cuenta en el momento de subrayar.
1. Evite subrayar libros ajenos.
Como todos los malos hábitos, éste forma parte de una conducta que hace obrar a la persona
aun sin tener la intención de hacerlo. Cuando vamos a una biblioteca y encontramos un libro
subrayado, inconscientemente nos quejamos en nuestro interior del mal proceder de quien trató de
tal manera el libro que tenemos en la mano. Qué podemos decir, por otro lado cuando se trata de
nuestros propios libros que hemos prestado a un compañero o amigo y nos lo devuelven todos
rayados o llenos de anotaciones. Sin que esto afecte nuestra calidad de buenos cristianos, lo más
seguro es que se nos quiten las ganas de andar prestando nuestros libros, ¿no es verdad? De ser
así, hay que tener presente que no deben subrayarse libros ajenos.
¿Qué hacer entonces cuando estudiamos en un libro que no nos pertenece? Ciertamente, si
estamos estudiando necesitamos conservar la información de los asuntos importantes que vamos
encontrando. Lo mejor en estos casos es hacer un esquema de su contenido; o hacer notas en hojas
de papel por separado. Una buena costumbre es tener siempre una tarjeta consigo al ir estudiando.
En ella se anotan los datos bibliográficos del texto y se van registrando anotaciones con la cita del
lugar en que se encuentran en el libro. Al finalizar puede el estudiante hacer un buen resumen con
todas las notas tomadas y repasar posteriormente los puntos importantes.
2. Siempre que pueda, no compre libros usados que ya estén subrayados.
Entre los estudiantes sobran las razones por las cuales, en muchas ocasiones tiene que
adquirir libros que ya han sido usados o leídos por otras personas. Si han sido subrayados,
ofrecerán problemas para estudiar en ellos. Las anotaciones y subrayado que tienen, lo más seguro
es que no estén de acuerdo con nuestro interés. Ya no se podrá trabajar subrayando ahora de
nueva cuenta, si así se hiciera, más que ayudarnos con el subrayado, caeríamos en verdadera
confusión.
3. No hay que subrayar en la primera lectura.
Como ya se ha mencionado en otra parte de nuestro estudio, al estar leyendo, en ocasiones
encontramos pensamientos que nos atraen de manera especial desde el primer momento; sin que

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realmente se trate de la idea principal que necesitamos para nuestro estudio o que sea
representativo de lo más importante y significativo de la materia; puede decirse que en ese
momento la información que tenemos es parcial, si procedemos a subrayar y lo hacemos con tinta,
más tarde no podremos cambiar al encontrar otros puntos de mayor interés.

FORMA DE SUBRAYAR
Entendemos que subrayar es la acción de la que se vale el estudiante para señalar, mediante
una línea escrita debajo de las palabras que está leyendo, con el fin de llamar la atención y hacer
sobresalir algo que a él le parece importante y digno de ser recordado.
Hay distintas opiniones de cómo ejecutar este trabajo de subrayar. Hay algunos que aconsejan
que debe hacerse con líneas rectas, continuas, delgadas y firmes. Otros recomiendan líneas
onduladas, bien dibujadas cortadas a lo largo en tramos pequeños o regulares. Algunas personas
más usan distintos colores con los que al mismo tiempo que van subrayando, van distinguiendo
por los colores, diferentes conceptos; en fin, que en este sentido no es posible encontrar una regla
fija.
Por lo que toca a esta materia, queremos recomendar la variación en la técnica de subrayar.
Nuestros ojos son muy sensibles a los cambios que se operan mientras vamos viendo las cosas. Los
elementos sensoriales de que hemos sido dotados por la gracia de Dios, parecen muy dispuestos
para captar con facilidad tales variaciones. Por eso recomendamos el uso de tintas de distintos
colores. En ocasiones usar no solamente la línea continua, sino hacerlo por palabras. Usar
distintos estilos de línea ayuda a la variación. Últimamente han salido al mercado plumones de
fieltro de colores fríos que facilitan cubrir las palabras con lo que resulta un subrayado más
atractivo y por consecuencia, más funcional. Aprecie entonces la ventaja de variar la forma en que
subraya sus materiales.
Cabe aquí decir que al subrayar, cada estudiante desarrolla una técnica personal. Cualquiera
que sean los detalles que se tengan en cuenta en cuanto a la manera de proceder, cada estudiante
desarrolla su propio estilo. Lo que sí se pide es que tenga siempre presente los elementos que
forman parte del propósito que se sigue al subrayar un libro o material de estudio. Veamos a
continuación cuáles son estos principios que debemos tener en cuenta:
1. Cuándo debe subrayarse.
Ya se ha mencionado que no es correcto proceder desde el primer momento. Si estamos
siguiendo las indicaciones de EPL2R, primero ha de examinarse el libro; en seguida tómese en
cuenta que se están haciendo preguntas en relación con los puntos que se cree que son
importantes en cada capítulo. Es entonces que parece que tenemos ya esas brillantes ideas que
deben ser señaladas con el subrayado; sin embargo, insistimos en que éstas pueden indicarse con
una anotación que se haga con lápiz que pueda borrarse más tarde. Una segunda lectura, con
mayor seguridad, nos indicará si procede o no el trabajo de subrayar; lo más seguro es que
descubramos que hay otros puntos de mayor importancia y que solo se trataba de uno de los
detalles de apoyo. Esta sencilla recomendación evitará que se subraye mal y casi siempre
demasiadas cosas; lo que resultará difícil para repasar en el momento que queremos estudiar
nuestro material para presentar un examen o emplearlo para una clase.
2. Qué debe subrayarse.
Ya se ha explicado que debe concederse especial atención a las partes representativas del texto
donde se encuentran las ideas principales y los asuntos importantes. Téngase presente que hemos
recomendado hacer esto como parte de una selección cuidadosa. El mero hecho de subrayar
palabras y frases sin esta cuidadosa selección no es una buena técnica de estudio.
Básicamente al momento de repasar queremos tener a la vista para recordar, lo siguiente:
- Las ideas principales.
- Los detalles importantes.
- Los términos técnicos.
- Algunas definiciones.
- Citas importantes que hay que repetir.
Esto es lo que básicamente debemos subrayar y lo que en definitiva necesitamos en el
momento de repasar. Hay que tenerlo ahí a la vista; destacarlo de entre todos los renglones que
integran el texto. Una mirada a nuestro subrayado, ha de ser capaz de permitirnos recordar todo lo
demás que se está diciendo de ese asunto.

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3. Dónde subrayar.
Finalmente queremos recomendar nuestra preferencia por subrayar mejor palabras, y no
oraciones completas. Esto quiere decir que ciertamente vamos a seleccionar la “frase temática” de
cada párrafo; pero no necesitamos todas las palabras que la forman para reconstruir mentalmente
el asunto que incluye esta frase temática y podemos valernos de nuestra facultad de asociación de
ideas para reconstruir mentalmente con el solo indicativo que nos dan ciertas palabras subrayadas.
Así será posible “repetir” en nuestras propias palabras.
Veamos un ejemplo de lo que venimos explicando. En este punto que encabezamos “dónde
subrayar”, leemos las siguientes palabras que forman parte de la “frase temática”:

“Finalmente queremos recomendar nuestra preferencia


por subrayar mejor palabras, y no oraciones completas.”

(a) Nótese que se está hablando de una preferencia personal, que poco importa para los efectos
del subrayado que va a hacer el estudiante práctico. Esto elimina toda la expresión:
“finalmente queremos recomendar nuestra preferencia…
(b) Hay un complemento gramatical que tiene el fin de ponderar y hacer hincapié en la idea
principal. Se está procurando buscar, en el contraste, mayor claridad para expresar la idea. Luego
pues, la frase temática podría ser sencillamente: “subrayar palabras”. De ser así no necesita el
estudiante subrayar el susodicho complemento: “…y no oraciones completas.”
(c) Conforme a lo explicado, una vez que se ha detectado lo que en la idea principal quieren
decirnos, lo más adecuado sería subrayar solamente dos palabras. El trabajo entonces quedaría
finalmente de la siguiente manera:
“Finalmente queremos recomendar nuestra preferencia por subrayar mejor palabras y no
oraciones completas.”
Posteriormente, cuando el estudiante vuelva sobre su libro para estudiar y llegue a este
párrafo, le bastará una rápida ojeada sobre estas palabras subrayadas para recordar la idea
completa que él podrá desarrollar en sus propias palabras. Por otro lado, si este asunto saliera en
algún examen, lo más seguro es que la pregunta se haría diciendo, por ejemplo:
- ¿Que es preferible, subrayar por palabras, o por oraciones gramaticales completas?
Seguramente el estudiante que ha subrayado su libro en la forma que hemos explicado y ha
repasado este punto, contestará de inmediato correctamente. ¿No cree usted?
Para terminar esta sección, sólo nos resta desear a nuestros estudiantes mucho éxito en esta
parte de su trabajo; de cierto, Dios los bendecirá ricamente si se esfuerzan para lograr una práctica
y útil técnica para subrayar.

CÓMO ENCONTRAR LA IDEA PRINCIPAL Y LOS DETALLES IMPORTANTES EN UN LIBRO QUE


SE ESTUDIA
Lo primero que necesitamos es ubicarnos en el sitio en que debemos buscar. Ya hemos
explicado en páginas anteriores como las ideas importantes del autor que forman el reto de nuestro
estudio, van siendo expuestas en forma organizada a lo largo de toda su obra. El libro en sí,
representa en su totalidad el asunto principalísimo de la exposición, este es el motivo principal por
el que el autor escribe su obra. Luego este asunto es organizado en temas que a su vez, vienen
siendo la idea central de cada capítulo. A su vez, los capítulos se estructuran en subtemas dando
lugar a las distintas secciones y apartados, cada uno de los cuales está ofreciendo una idea
principal que se va desarrollando y presentando por medio de otros pensamientos importantes que
ayudan en la explicación y comprobación y que se ofrece en párrafos bien estructurados. Ya hemos
explicado que es en el párrafo, en una obra donde queda expresada una sola idea; la misma que
debe ser el motivo de nuestra especial atención. Hasta este punto podemos apreciar que para
aclarar esas ideas principales, en el párrafo el escritor hace uso de detalles importantes de apoyo,
los mismos que también forman parte principal en nuestra búsqueda.
Los detalles importantes son los que dan brillo a la idea principal. En un libro de texto, vienen
siendo los hechos que ejemplifican el asunto que se trata: los argumentos que demuestran el punto
que se ofrece en la idea principal; la ilustración que se necesita para iluminar el entendimiento del
lector; la prueba que se necesita ofrecer para aceptar por el lector el pensamiento que se expone en

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la idea principal expuesta en el párrafo. Si entendemos esto, veremos por qué les llamamos detalles
importantes.
En algunas materias, por su naturaleza, la idea principal que se ofrece en el párrafo reclama
varios detalles importantes; todos ellos tienen igual finalidad. Es por ello que el estudiante debe
considerar todos esos detalles y seleccionar para su trabajo los que a su juicio resulten los más
importantes. Estamos de acuerdo en que esto es un tanto difícil y subjetivo, por el hecho de que lo
que para alguno es muy importante, tal vez para otro no sea lo suficiente como para señalarlo en
forma especial; esta es la razón por la cual no es posible dar reglas exactas en este sentido cuando
se trata de subrayar o de tomar notas para los apuntes. Cada quien hará su trabajo de acuerdo con
su particular interés.
Teniendo en cuenta lo antes dicho, queremos ver en un ejemplo práctico la manera de buscar y
señalar los puntos importantes, base de nuestros estudios, como se encuentran en un párrafo. Ya
hemos dicho que por regla general, es el párrafo el que contiene una sola idea principal. A ésta se le
llama LA FRASE TEMÀTICA. Hay que considerar en seguida, la estructura del párrafo, ya hemos
explicado que en cada uno vamos a encontrar los “detalles importantes” que vienen a soportar o
reforzar la idea principal y que son los ejemplos, argumentos y pruebas que necesita la idea
principal.
Antes de proceder a tomar notas o a subrayar, hemos dicho que conviene una segunda leída al
párrafo. En ella nos ubicaremos correctamente en la idea principal, y en cuanto a los detalles
importantes, estaremos en condición de seleccionar los que a nuestro juicio sean más necesarios y
oportunos para el propósito de nuestro estudio.

FORMA QUE SE DARÁ A LOS APUNTES: BOSQUEJOS Y ESQUEMAS


Son dos las maneras en que los apuntes pueden ser presentados; o procedemos a su
elaboración en forma de esquema, o les damos expresión en forma de bosquejo o resumen. Cada
una de estas formas tienen sus excelencias y ofrecen sus limitaciones; por lo que haremos bien en
ver cada una de ellas.

LAS VENTAJAS DEL ESQUEMA


Al pensar en las ventajas que nos ofrecen los apuntes elaborados en forma de esquema,
queremos señalar de manera preferente, aquellas que ayudan al estudiante en beneficio de sus
estudios y tareas; por esto las presentaciones como ayudas que son.
1. Ayudan al estudiante a repetir en sus propias palabras los puntos importantes de la
materia que está estudiando.
Esta, como se ha visto, es una parte muy importante en el proceso del aprendizaje; sin
embargo, al tratarse de apuntes, diremos que hay ocasiones en que será necesario copiar
literalmente las palabras de los autores y escritores, aun respetando su presentación y ortografía.
Tal acontece cuando se están anotando definiciones técnicas, afirmaciones que por su importancia
deben acreditarse al escritor y otros puntos que necesitan registrarse exactamente como los
presenta el autor y que deben recordarse con toda fidelidad.
2. Ayudan al estudiante a repasar.
Este es otro de los pasos de EPL2R que ya hemos tratado ampliamente y que juega un papel
muy importante en la necesidad de fijar los conocimientos que vamos adquiriendo. Cuando el
estudiante está anotando, está realmente repasando; cuando está poniendo en orden sus apuntes,
está realmente repasando; cuando organiza su esquema, digamos, su bosquejo, está volviendo a
repasar. Si tenemos en cuenta el valor del repaso en lo que se refiere al aprendizaje, encontraremos
la valiosa ayuda de este trabajo.
3. Ayuda al estudiante a trabajar.
Finalmente queremos hacer mención de la valiosa ayuda que significa para el estudiante
ponerse a trabajar haciendo un esquema con los datos importantes que debe recordar de la materia
que está estudiando.

ESTRUCTURA DE UN ESQUEMA
Existen varias maneras de dar presentación a los esquemas, por eso conviene que el estudiante
tenga su propio sistema para trabajar sus esquemas. Para ello tendrá en cuenta algunos aspectos
técnicos que intervienen en la presentación del trabajo. Dos de ellos queremos que tengan
presentes: el sangrado y la manera de numerar.

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Sangrado: Es el término técnico con que nos referimos al espacio que se va corriendo en el
margen izquierdo de nuestro escrito y que empleamos para señalar la relación que tienen las
distintas partes dentro del cuerpo del esquema. Según la clase de trabajos de que se trate, el
sangrado ha de obedecer distintas reglas. Para los efectos de nuestros apuntes y por lo que se
refiere a los esquemas que con este motivo elaboremos, recomendamos lo siguiente:
Todas las partes principales deben ocupar el mismo nivel; es decir, comenzarse en el extremo
del margen izquierdo. Dos espacios más adentro del margen izquierdo, tendrán lugar las primeras
divisiones de cada asunto principal. Dos espacios más adentro encontraremos el lugar para escribir
los subpuntos que siguen, y así, sucesivamente, iremos sangrando el margen izquierdo de nuestro
escrito al hacer el esquema.
Numeración: Como ya hemos mencionado, los sistemas para esto varían de acuerdo con los
muy diversos puntos de vista de maestros y escuelas. Algunos seminarios han aprobado un
sistema de numeración para todos los trabajos que sean presentados en esta institución. En él se
combinan números romanos y arábigos, con letras del alfabeto, mayúsculas y minúsculas;
haciendo uso de paréntesis. Por la razón expuesta antes, recomendamos a nuestros estudiantes
familiarizarse con este sistema. A continuación ofrecemos el cuadro que resume lo que deseamos
explicar:

1ras divisiones: números romanos I, II, III y IV.


Subdivisiones: letras mayúsculas A, B, C.
Tercer orden: números arábigos 1, 2, 3.
Cuarto orden: letras minúsculas a, b, c.
Quinto orden: núm. aráb. paréntesis (1), (2), (3).
Sexto orden: letras min. parént: (a), (b), (c)
Séptimo orden: romanos en minúsc: i, ii, iii.

Ilustrando lo anterior, sangrado y numerales, aprecie cómo se emplean y cómo se va corriendo


el margen de la izquierda para que cada punto quede en el mismo nivel según su orden en el
esquema.

I. LAS PRIMERAS DIVISIONES DEL TEMA.


A. Las subdivisiones.
1. Las divisiones en su tercer orden.
a. Los incisos en cuarto orden.
b. Los incisos en cuarto orden.

B. Las subdivisiones.
1. Las divisiones en su tercer orden.
2. Las divisiones en su tercer orden.
a. Los incisos en cuarto orden.
b. Los incisos en cuarto orden.
(1) Subdivisión en quinto orden.
(a) Inciso en sexto orden.
(b) Inciso en sexto orden.
i. División en séptimo orden.
ii. División en séptimo orden.
iii. División en séptimo orden.

EL RESUMEN, SUMARIO O BOSQUEJO


Hay ocasiones en el que el estudiante toma sus notas para no hacer esquemas sino para
elaborarlos en forma de resúmenes. Este sistema se usa bien para clases como Literatura,
Apologética, y otras en las que se presta el comentario y la sinopsis.

REQUISITOS DE LOS BUENOS RESÚMENES


No podemos dejar este apartado sin mencionar algunos requisitos que deben tenerse en cuenta
al hacer los resúmenes que nos ayudarán en nuestro estudio.

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1. Deben ser breves.


Hay que eliminar todo lo superfluo. Aunque nuestros resúmenes así presentados son escritos
en prosa, hay la tentación en cada párrafo de extenderse. Tenga presente que necesitamos solo los
puntos importantes que debemos recordar oportunamente.
2. Deben ser legibles.
Ya se ha mencionado la bendición de hacer estos trabajos a máquina. En todo caso, el
estudiante hará bien en esmerarse en escribir con suma claridad y buena letra para que pueda
entenderse en el momento de usar sus resúmenes para repasar.
3. Deben ser personales.
Con frecuencia encontramos estudiantes que piden a sus compañeros sus apuntes para
copiarlos. Mucha bendición se pierde en esta práctica. Recuerde el provecho de “repetir en las
propias palabras” que se gana cuando se hacen apuntes personales.
4. Deben ser atractivos.
Hay que procurar el toque genial de cada quien. Cabe mencionar que actualmente hay tantas y
tan variadas ayudas para que los estudiantes hagan sus resúmenes verdaderamente atractivos.
El señor Derek Rowntree, uno de nuestros autores, en la pagina 142 de su libro titulado
Aprende a estudiar, dice al respecto de lo que antes hemos asentado: “Con una página de apuntes
compuesta de esta manera, haz de ser capaz de cerrar los ojos y grabar los apuntes en tu mente
como si se tratara de un cuadro.”
Debemos terminar haciendo hincapié en que los apuntes, bien sean en forma de esquemas o
en resúmenes; deben ser muy prácticos.
¡Vale la pena hacer buenos apuntes! Comience desde luego a ejercitarse en este hermoso y
productivo arte. La destreza que desarrolle durante su tiempo de estudiante de nuestro seminario,
le ayudará en toda su vida como siervo del Señor Jesucristo. A Él demos la gloria y la honra con el
esfuerzo de nuestro trabajo.

Evaluación de la Unidad VII


1. Explique cinco ventajas que tiene el estudiante al preparar buenos apuntes. Mencione un
ejemplo de su vida que ilustre estas ventajas
2. Tome notas del sermón del domingo de su pastor y tome notas, apunte el bosquejo, ilustraciones
impactantes, frases importantes, etc.
3. Elabore un sistema de símbolos para subrayar. Escoja un capítulo de la Biblia y subráyelo
siguiendo este sistema de símbolos propio. (no copie los mismos símbolos del Estudio Inductivo
o cualquier otro, desarrolle los suyos propios)
4. ¿Qué debemos hacer cuando estudiamos en un libro que nos han prestado y encontramos
asuntos importantes que quisiéramos subrayar?
5. Explique la importancia que tiene para el estudiante saber encontrar la idea principal y los
detalles importantes en el material que le sirve de base para sus estudios.
6. Redacte un resumen del Salmo 23, y un esquema o cuadro sinóptico de un libro del N.
Testamento.

UNIDAD No.8
QUÉ ES LA MEMORIA Y CÓMO MEJORARLA.

Metas Enseñanza Aprendizaje:

Que el alumno:
1. Comprenda cómo funciona nuestra memoria explicando en qué casos está citando ejemplos.
2. Desarrolle su memoria aplicando las técnicas para recordar con un contenido dado.
3. Comprenda la importancia de los exámenes como parte del proceso de aprendizaje destacando
cuánto han reportado para su conocimiento.
4. Valore la importancia de los exámenes y los trabajos escritos comparándolos en cuanto a la
adquisición de conocimientos.

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IMPORTANCIA PRÁCTICA DEL ESTUDIO DE LA MEMORIA.


La memoria no es una facultad o función aislada de nuestro psiquismo, sino un proceso
psicológico complejo en el que intervienen factores de aprendizaje, retención, olvido y recuerdo; por
tanto, para el mejoramiento de la memoria es necesario considerar el desarrollo de todas estas
funciones y capacidades que la constituyen.
Utilizando métodos adecuados para estudiar contribuimos a mejorar nuestra memoria e
incrementar nuestra retención.
La memorización de una lección o tópico no es diferente al aprendizaje o estudio de dicha
lección o tópico. El primer paso del estudio es captar, comprender y fijar bien las ideas, lo cual
también constituye, a su vez, el primer paso de la memorización. La memoria, el recuerdo de
determinada información, es el resultado del estudio eficiente. En general, la prueba de que algo se
ha estudiado bien es que se recuerda bien.
La memoria no es un almacenamiento estático ni una reproducción pasiva de las experiencias
pasadas, sino que constituye un proceso activo, dinámico, en el cual cada nueva experiencia o
aprendizaje influye y es influida por las experiencias y aprendizajes pasados. La memoria, pues, no
es una reproducción mecánica o pasiva de impresiones pasadas, sino un proceso altamente
selectivo, reconstructivo y creador.
Para facilitar su estudio podemos dividir el proceso de la memoria en las siguientes fases: 1)
adquisición o fijación, 2) retención y 3) recuerdo o reconocimiento.
1. Adquisición o fijación.
Hay que considerar la recepción del estimulo o mensaje, su transmisión desde el receptor a
las estructuras nerviosas centrales, y su fijación en algún área cerebral.
Para que la adquisición o fijación se produzca eficientemente, es necesario mantener una
atención concentrada sobre el estímulo que deseamos retener. Si la atención es pobre, o nos
distraemos, no podremos grabar el estímulo adecuadamente, y en consecuencia, seremos
incapaces de recordarlo en la ocasión en que lo deseamos.
2. La retención.
Es el mantenimiento de la impresión por un período de tiempo, y consiste en la capacidad
de conservar la huella o modificación experimentada en el área cerebral correspondiente. La
retención y el olvido son dos aspectos del mismo proceso, caras opuestas de la misma moneda.
Lo que olvidas es simplemente la diferencia entre lo que hemos aprendido y lo que hemos
retenido. Podemos medir directamente solo lo que hemos retenido, e inferir lo que se ha
olvidado.
3. El recuerdo.
El recuerdo consiste en el restablecimiento o actualización de lo que aprendimos, en traer al
presente lo que previamente habíamos adquirido y retenido. Pero el recuerdo, dijimos, no es
solamente una mera reproducción mecánica y pasiva, sino también un proceso dinámico,
selectivo, reconstructivo y creador.

En la medida en que nosotros adquiramos y fijemos bien, en que aprendamos bien un


material, seremos capaces de recordarlo, usarlo y aplicarlo.

CLASES DE MEMORIA: LA REPRODUCTIVA O FIGURATIVA Y LA SEMANTICO-LOGICA.


Cuando trabajamos con la memoria reproductiva repetimos algo una y otra vez hasta que
logramos recordarlo, como se suele decir, “al pie de la letra”. Pero a veces, como una cotorra,
repetimos lo aprendido sin comprenderlo.
La memoria reproductiva tiene una utilidad cuando su automatismo esta el servicio de ciertas
operaciones de la vida diaria y de ciertos aprendizajes básicos. Por ejemplo, en matemáticas hay
que memorizar combinaciones numéricas de modo que puedan usarse rápidamente y sin error. En
idiomas hay que memorizar el vocabulario para poder utilizar las palabras correctamente. En
ciencias se memorizan fórmulas para aplicarlas con los problemas y experimentos. En historia
solemos memorizar ciertos hechos, fechas y nombres.
Pero el nivel o clase de memoria más importante para el estudio, especialmente para los
estudios superiores, es la memoria semántico-lógica, que consiste en comprender el significado del
material que se estudia, en seleccionar las ideas más importantes, en relacionarlas para formar

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todos o conjuntos significativos, en organizar o estructurar los recuerdos, en utilizarlos o aplicarlos


inteligentemente para resolver los problemas actuales.
La memoria semántica-lógica se diferencia de la reproductiva en que esta reproduce en forma
“fotográfica” y pasivamente el pasado, mientras que la memoria lógica selecciona del “almacén” de
nuestras experiencias y aprendizajes aquellos elementos que resultan significativos, los relaciona,
organiza y utiliza para adaptarnos mejor al presente.
Al emplear la memoria semántico-lógica puede haber necesidad de hacer uso de la memoria
mecánica o reproductiva. Por ejemplo, para resolver problemas aritméticos se necesita saber la
tabla de multiplicar o dividir, pero nótese que en este caso, la memoria reproductiva sirve como
medio, como instrumento para que la memoria lógica tenga los datos e informaciones necesarias a
fin de resolver los problemas que se plantean.
El papel rector del proceso de asimilación de los conocimientos y del estudio lo realiza la
memoria semántico-lógica, o forma superior, humana, de la memoria.

CÓMO MEJORAR LA MEMORIA.


Hay una serie de factores dinámicos y emocionales como los intereses, la intención de recordar,
las actitudes y predisposiciones emocionales y psicológicas, que influyen y afectan tanto al
aprendizaje como al recuerdo de conceptos y experiencias
1. El interés facilita la fijación y organización del material estudiado y mejora el
recuerdo de este.
Un fuerte interés hacia determinada materia facilita una mejor fijación o adquisición de esta, y
en consecuencia, asegura que se recuerde más eficazmente.
2. La intención de recordar ayuda a recordar.
Esta demostrado que si no hay un propósito o intención de recordar, poco adelanto se consigue,
aunque se repitan las lecturas.
3. La actitud de recordar influye en la memoria.
Experiencias psicológicas acumuladas han demostrado que la retención depende de la intención
de recordar durante el aprendizaje y de una actitud mental apropiada al tiempo del recuerdo.
4. Importancia de las actitudes y predisposiciones favorables hacia la materia o
contenido del estudio.
Si es positiva facilita el aprendizaje y la retención, si es negativa, dificulta o inhibe su
aprendizaje y en consecuencia, su recuerdo.
5. Forma variadas y múltiples asociaciones de ideas con cada hecho que quiera retener.
Cuando los materiales que tienen significación se conectan o vinculan en conjuntos o
estructuras lógicas, se mejora grandemente el recuerdo. Por ejemplo, contrasta la dificultad en
recordar las siguientes palabras: mango, frijol, caoba, martillo, plátano, cedro, garbanzo,
destornillador, pino, maíz, serrucho, majagua, judía, mamey, cepillo, piña, con el recuerdo de esas
mismas palabras, clasificadas en cuatro grupos o categorías organizativas: 1) frutas: mango,
plátano, piña, mamey; 2) granos: frijol, maíz, judía, garbanzo; 3) maderas: caoba, cedro, pino,
majagua; 4) herramientas: martillo, destornillador, serrucho, cepillo.
Mientras mas uso hagan los estudiantes de buenos esquemas organizativos, mas efectivamente
recordarán las ideas. Además, los conocimientos aprendidos en conjuntos organizados son más
resistentes al olvido.

EL METODO DE APRENDER POR CONJUNTO CONTRA EL METODO DE APRENDIZAJE POR


PARTES.
El método de aprendizaje por conjunto o totalidad consiste en aprender a memorizar un
material, por ejemplo, un capítulo, leyendo desde el comienzo hasta el final del conjunto varias
veces, mientras el método de estudio por partes estriba en memorizar en un texto cada parte
aisladamente y no pasar a otra hasta haber dominado completamente la anterior.
Hay una controversia en psicología sobre cual método es mas eficiente. El método de
aprendizaje por partes es relativamente más eficaz para los niños y se apoya más en la memoria
reproductiva. Y es porque los niños no han madurado o desarrollado todavía la memoria semántico-
lógica para materiales extensos y para amplias y grandes generalizaciones.
En cambio, no hay duda de que el método de conjunto o totalidad resulta ser eficiente cuando
el sujeto es mayor y tiene que aprender textos extensos.

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Si aprendes por el método de conjunto te resultara mas fácil recordar que si aprendes el texto
parte por parte.

APRENDIZAJE ACTIVO CONTRA APRENDIZAJE PASIVO


Aprender no es absorber mecánicamente sino reaccionar activamente al material de estudio.
En el aprendizaje activo, el estudiante, en vez de estar siempre mirando o leyendo la página, trata
de captar el pensamiento de un párrafo, pone a un lado el texto y se esfuerza entonces por
recordarlo. Mejor todavía, el estudiante activo frecuentemente escribe notas, formulas, definiciones,
establece relaciones, hace esquemas y diagramas, etc.
Los estudiantes a menudo leen y releen sus lecciones y creen saberlas; sin embargo, cuando se
les pregunta, a veces son incapaces de exponerlas, aunque reconocen las respuestas correctas si
alguien las ofrece.
Durante la práctica del estudio se debe ejercitar periódicamente la memoria en forma de repaso
o exposición a sí mismo para aumentar la retención del material aprendido. Releer la asignatura
cuatro veces probablemente es menos efectivo que leerla una vez y hacerse después preguntas
sobre el material leído.
Después que hayas leído o aprendido una unidad lógica de una lección o capitulo, cierra tu
libro y trata de recordar verbalmente, o por escrito los hechos principales aprendidos.
Compara entonces el material así expuesto con el que leíste en el libro a fin de encontrar lo que
omitiste, añadiste o distorsionaste en el material expuesto. El tiempo que se invierte tratando de
recordar lo estudiado es un tiempo bien empleado.
Los psicólogos experimentales han demostrado que resulta útil y provechoso dedicar una
buena parte del tiempo de estudio a tratar de recordar por si mismo lo esencial de lo estudiado, sin
recurrir a la lectura. Además, el “tomarse” a sí mismo la lección o estudio representa una práctica
en la memorización del material, en forma semejante a la que se emplea más tarde en el examen.

EL REPASO COMO MEDIO DE DOMINAR Y MEMORIZAR EL MATERIAL DE ESTUDIO.


En general, el mejor antídoto contra el olvido es el repaso periódico del material aprendido. A
fin de evitar las perdidas de material memorizado que se producen por el olvido, los repasos
necesitan estar distribuidos o espaciados sistemáticamente. Para evitar el olvido que se produce de
manera rápida e inmediatamente después que se ha aprendido algo, hay que insistir en el repaso
intensivo enseguida que se ha fijado el material de estudio para impedir que se desvanezca. El
repaso temprano, enérgico y asiduo es la mejor garantía contra el olvido.
El estudiante que distribuye su aprendizaje a lo largo de días y semanas hará mejor el examen
y también retendrá mejor lo estudiado, semanas, meses o años mas tarde, en comparación con el
estudiante que se “atiborra” o “embute” unos días antes del examen haciendo un esfuerzo
“finalista”.
El estudiante que se “atraganta” de estudio, al final no tiene tiempo de cumplir una serie de
recomendaciones para el aprendizaje efectivo, por ejemplo, no tiene tiempo de distinguir lo esencial
de lo secundario, de asociar lo que aprende con su experiencia pasada, de ver las aplicaciones
practicas, aparte de que tampoco tiene tiempo de repasar lo que esta estudiando.

LOS PROCEDIMIENTOS MNEMOTECNICOS Y SU UTILIDAD RELATIVA.


Se llama mnemotécnica a un sistema de mejorar la memoria de hechos o facilitar su recuerdo
por medio de procedimientos con formulas, palabras claves, palabras formadas con iniciales o con
siglas, las que simbolizan o representan los conceptos o frases que deseamos recordar.
Por ejemplo, la palabra UNESCO recuerda el nombre de la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura; hay un método o técnica de estudio llamado
OPLER que consiste en Ojear, Preguntar, Leer, Exponer y Repasar. Así, la expresión OPLER es un
símbolo que nos recuerda una serie de ideas y pensamientos.
Aunque no siempre resulta muy recomendable el método mnemotécnico porque fomenta la
memoria mecánica, muchas veces cuando tenemos que recordar datos, ideas, conceptos o
pensamientos de modo concreto y exacto, se puede apelar a este recurso para facilitar el proceso.
Además, se puede usar también como procedimiento mecánico auxiliar de la memoria lógica
cuando se trata de recordar una serie de pensamientos o ideas y resulta difícil encontrar una
relación lógica entre ellas.

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LA PREPARACIÓN PARA LOS EXAMENES


- ¿Para qué nos sirven los exámenes?
- ¿Sabe usted con seguridad cómo preparar sus exámenes?
- ¿Se siente usted en algún momento asustado o nervioso cuando va a presentar algún examen?
- ¿Es posible cambiar malos hábitos por buenos hábitos?
En las lecciones anteriores hemos venido realizando un estudio dirigido sobre las técnicas de
estudio que nos ayuden a llegar a este importante momento en la vida de todo estudiante: saber
cómo encarar, con propiedad, el momento de hacer buenos exámenes. Esta es la intención que
perseguimos en esta parte de la lección que estamos iniciando.
De la misma manera que resultaría insensato negar o tratar de menguar la importancia que
tienen los exámenes para el estudiante, lo es el asumir la actitud de muchos hermanos en nuestras
iglesias que se sienten felices asistiendo a estudios de toda clase, pero que no quieren participar de
los exámenes. Los exámenes, digámoslo de una vez, son parte importante en el proceso educativo;
por tanto, conviene dedicarles la atención que les debemos.
Ya en el principio, señalamos la actitud que conviene al estudiante, en lo que se refiere a sus
exámenes y trabajos que ponen a prueba el adelanto que va consiguiendo a lo largo de su carrera.
Se dijo que para ser un estudiante de éxito, se ha de tener una actitud positiva hacia los exámenes.
1). Actitud para el examen.
Muchos estudiantes tienden a considerar los exámenes como un juicio ante un tribunal
implacable. Esta actitud negativa, temerosa y de rechazo, es reforzada por el hecho de que la
aprobación del curso, el mantenimiento de la beca o el paso a un nivel superior dependen de los
exámenes. El estudiante que no lo hace muy bien o que esta preocupado por los estudios,
puede fácilmente sentir que el examen es una espada de Damocles o hacha que pende sobre su
cabeza y que puede “decapitar” su vida espiritual en cualquier momento.
2). Para qué nos examinamos.
Toda conducta humana que se quiera realizar con efectividad y eficacia requiere una
evaluación, un examen de los resultados para ver en que medida se han cumplido los objetivos
y metas propuestos.
El estudio, el aprendizaje, es una de las formas mas importantes de la conducta de los
estudiantes y requiere, como toda forma de comportamiento, una evaluación de los resultados,
un examen de lo aprendido, para lograr varios objetivos importantes que exponemos a
continuación
a) El examen te permite apreciar el desarrollo de tus capacidades e intereses en relación
contigo mismo y en comparación con los otros estudiantes que se encuentran en tus
mismas condiciones.
b) El examen posibilita valorar tus conocimientos y aprendizajes y estimar el grado de
aprovechamiento que has logrado en determinada materia del curso.
c) El examen te enseña cuales son tus puntos fuertes y débiles, lo cual te permite
aprovechar los unos y reforzar o fortalecer los otros.
d) Los exámenes comparativos contigo mismo, a lo largo de varios cursos, te posibilitan ver
como va la marcha de tus estudios, los aspectos en que has mejorado, aquellos en que
has empeorado, etc.
e) Al prepararte para el examen mediante el repaso consolidas tus conocimientos, fijas lo
esencial y eliminas los detalles superfluos, realizando un aprendizaje de lo fundamental
de la materia.
f) El análisis y evaluación de exámenes efectuados anteriormente te permiten aprovechar la
experiencia pasada y conocer los aspectos deficientes que has demostrado y que conviene
mejorar.
g) El examen realizado como es debido le permite a tu profesor hacer una autocrítica de los
métodos de enseñanza que emplea, ver cuales son los aspectos que se han captado mejor
y peor en sus clases y, en consecuencia, puede perfeccionar el proceso de su enseñanza.
La consideración de todos estos valiosos objetivos que obtenemos a través de los
exámenes nos debe llevar a reconocer su importancia y sus ventajas para el estudio. El
examen debe ser visto como una etapa normal del proceso de enseñanza aprendizaje.

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3). Preparación para el examen.


La preparación para el examen comienza el primer día del curso. La preparación para el
examen comienza el primer día del curso. Te empiezas a preparar para el examen cuando planificas
y organizas tus actividades adecuadamente con vista a tener un tiempo para el estudio; cuando
procuras tener las condiciones necesarias para aprender; cuando te esfuerzas en atender y
concentrarte; cuando aprendes a leer con mas rapidez y comprensión; cuando aplicas la técnica de
estudiar con eficiencia; cuando tratas de mejorar tu memoria; cuando te afanas por tomar mejores
notas; hacer buenos esquemas o resúmenes; cuando aprendes a repasar desde el comienzo y
distribuyes tu esfuerzo a través del curso. Cuando aplicas todas estas recomendaciones para
aprender a estudiar con eficacia, te estas preparando – lógicamente, a largo plazo – para realizar
exámenes eficientes.
4). Uso del material elaborado a través del curso (notas, esquemas, sumarios) en la
preparación del examen.
Haz con el material, previamente aprendido y repasado, un sumario o bosquejo condensado.
Estudia y repasa ese sumario intensamente. Trata de obtener mediante el una visión panorámica
del conjunto de la materia, de modo que veas como se relacionan y organizan las distintas partes
en un todo unitario.
5). El repaso final.
Recuerda que el repaso final que efectúes días u horas antes del examen debe realizarse solo
sobre el material que hayas previamente estudiado y repasado. Recuerda también que en las horas
dedicadas a la preparación final del examen debes dedicar mas tiempo a rememorar y exponerte los
sumarios y esquemas que hayas elaborado, que a releer el material del libro o de las notas. En esa
ocasión, solo cuando no recuerdes bien o quieras precisar un punto dudoso, deberás apelar al texto
directamente.
Si has realizado tus estudios a través del curso como debías, la preparación para el examen es
fundamentalmente, cuestión de repaso, de un repaso final para el examen. Repasa tus notas y
apuntes tomados en clase o en libros, fíjate bien en las ideas principales y los detalles más
importantes subrayados en el texto, así como en la lista de palabras técnicas que has aprendido en
el estudio.
El repaso final para el examen debe concentrarse en los aspectos básicos del material
estudiado, por lo cual, al repasar o subrayar con lápiz de color los puntos mas importantes para
destacarlos del resto.
El repaso final deberá ser más intensivo que cualquier otro que hayas hecho. Recuerda que
debe ser un repaso y no un intento de aprender cosas que debías haber aprendido. Si antes del
examen estas todavía leyendo por primera vez y tomando notas, estas perjudicando seriamente el
material que habías estudiado.
Si tienes alguna asignatura con mucha materia que cubrir y muchas notas y apuntes tomados,
seria conveniente reducir ese material a un esquema sumario de notas en pocas páginas, con la
finalidad de extraer lo esencial de esa información. Al construir ese sumario clave, destilaras las
ideas y detalles más importantes de tus notas y del texto. Terminaras así tu preparación para el
examen haciendo un sumario de sumarios, o sumario clave. Este sumario clave o esquema general,
que consiste en una versión condensada de todos tus apuntes, debe combinar las notas de clase
con las obtenidas de la lectura del texto y libros suplementarios, y tiene el propósito de extraer y
resumir los puntos principales de la materia estudiada con vista al examen.
Otro autor consultado coincide y abunda sobre este aspecto.
La clave del éxito en los exámenes puede resumirse en una sola declaración: AL LLEGAR LA
HORA DE LOS EXÁMENES, EL ESTUDIANTE HA DE ESTAR DEBIDAMENTE PREPARADO. La tarea,
en la antesala del examen, se concreta únicamente al repaso final.
Iniciaremos la discusión de este apartado haciendo hincapié de que se trata precisamente de un
repaso. Repasar quiere decir “volver a pasar”. De ninguna manera debe pensarse que este sea el
momento de ponerse a estudiar para adquirir el conocimiento que quiere recordar al instante de
hacer el examen; eso ya debe haberse conseguido con anterioridad. Ciertamente existen
estudiantes que antes de un examen tratan con desesperación de “atiborrarse” en un desesperado
sacrificio que les ocupa largas horas de tensión; noches enteras de desvelos para llegar finalmente a
la hora del examen medio dormidos, agotados y asustados hasta el extremo. Cuando termina el
examen y salen del salón, corren para preparar, en idénticas condiciones el examen que sigue, y

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así, al terminar un período de exámenes acaban extenuados, sin ánimo para apreciar su propio
trabajo; n son superhombres, tal vez puedan salir al paso con algunas materias, pero no con todas.
Finalmente queremos hacer notar que ese sacrificio para poco aprovecha. Una vez que ha
pasado el tiempo de los exámenes, los pocos conocimientos que se quisieron obtener con tanto
esfuerzo, se esfuman de tal manera que si se quisiera volver a recordar lo que en un momento se
vio al hacer el examen, se descubre que todo fue en vano ¡ya no se recuerda nada!
Por lo que se ha dicho anteriormente, queremos insistir en que, antes de hacer un examen, lo
que se trata es de volver a ver lo que ya se ha visto. Si el estudiante ha venido trabajando con la
técnica EPL2R, al llegar la hora de los exámenes y ponerse a hacer su repaso final, tendrá una
experiencia de refrescamiento feliz y saludable. El conocimiento que se desea, ya ha sido adquirido.
El estudio ha dado su fruto. El estudiante ha aprendido y en este momento solo se trata de
recordar para estar listo para el reconocimiento que se hará. Veamos a continuación algunas
recomendaciones prácticas para llevar a feliz término este repaso final.
a) Como se ha insistido, tenga presente que este repaso tiene que ver con volver a pasar
sobre el material previamente entendido.
Diríamos que es más que “repetir” y más que “releer”. Aprecie usted lo que en efecto se debe
repasar con este propósito.
- Los capítulos de los libros estudiados.
Aquí se volverá a enfocar la atención en los epígrafes. Se repasarán las preguntas hechas en el
segundo paso de EPL2R. Se ubicarán las respuestas que han sido encontradas, comprobando cómo
se dominan ahora estos asuntos. Se recorrerán los asuntos subrayados y se irán repitiendo en las
propias palabras los temas que han sido así señalados. Es muy recomendable ahora, sacar notas
adicionales resumiendo los puntos concretos y los asuntos importantes que nos sirven de pista
para el próximo examen. Así se ha de ir verificando el adelanto y el dominio que se ha adquirido en
la materia que se estudia.
- Se repasarán las notas.
Los esquemas o resúmenes tomados en la clase o sacados de los libros.
Al repasar el esquema, hay que procurar desarrollar en las propias palabras, los asuntos que
en él se han registrado, y que, sin duda, si se han hecho buenos apuntes, vienen siendo los
asuntos vitales de la materia. Los puntos que el profesor señaló con especial interés y aquellos que
se aprendieron en el libro. Con seguridad serán estos asuntos los que formen parte del examen que
esperamos y que estamos preparando en ese momento.
En uno o en otro caso, el estudiante va a verificar su propio adelanto en la materia que estudia,
por medio de este repaso final. Ahora puede compartir con sus compañeros estos puntos
importantes que ha repasado.
b) El repaso debe ser activo.
Es decir, aunque se trata de volver sobre los libros, las notas y apuntes, hay que trabajar, haciendo
algo, cuando se repase, para evitar la monotonía del repaso, que corre el riesgo de hacerse tedioso,
por ejemplo:
(a) A intervalos regulares, deténgase para apreciar por sí mismo el adelanto.
¿Ya sabe bien ese punto? ¿Puede repetirlo fácilmente en sus propias palabras? ¿Conoce usted
bien este término técnico que se está dando en esta parte del estudio? ¡Autoevalúese desde este
primer asunto!
(b) Al hacer este repaso final, ¿encuentra algún problema que no había tenido en cuenta antes?
Este es el momento de dedicarle su atención y resolverlo oportunamente. Así es como va
ampliando sus conocimientos en la materia.
(c) Escriba nuevos esquemas y haga nuevos resúmenes de los resúmenes antes hechos.
(d) Procure hablar con otra persona sobre el tema que está usted estudiando.
Con sus compañeros, con su familia, con los hermanos de la iglesia. Así e es como usted
supera la comprensión del asunto, cuando puede exponerlo por sí mismo.
(e) Hágase a usted mismo algunas preguntas sobre el tema que está estudiando.
Ensaye sus respuestas, como si estuviera contestándolas en un examen.
Que su repaso sea dinámico. Que la mantenga activo en todo momento. Esa es la
recomendación.

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c) Anticípese a las preguntas del examen.


Aunque algunos autores estiman poco prudente esta recomendación; porque dicen que puede
dar una falsa confianza al estudiante; nosotros queremos insistir en la bondad de la práctica de
pensar por anticipado.
(a) ¿De qué parte de este material puede formularse una pregunta para el examen?
(b) ¿Cómo haría el profesor una pregunta del punto que estoy estudiando ahora?
(c) ¿Qué preguntas para un examen pueden hacerse de este asunto?
(d) Hay algunas pistas que pueden ser seguidas inteligentemente por el estudiante.
Cuando el profesor ha venido preguntando insistentemente sobre un punto de la materia, lo
más seguro es que esto saldrá en el próximo examen. Hay expresiones frecuentes tales como: “esto
es muy importante…”, “tomen nota de esto…”, “es necesario recordar esto…” “no lo olviden…” El
estudiante listo no pasa inadvertidas estas llamadas de atención.
Otras pistas pueden ser seguidas a través de los exámenes parciales. Por eso es muy
conveniente repasar los exámenes que se han tenido con anterioridad.
Las pistas que nos dan los libros, como ya se ha explicado, se encuentran en los epígrafes, lo
escrito con letras especiales; en fin, que tenemos un sin número de ayudas que nos permiten
anticiparnos al próximo examen. Claro que no es una garantía que todo lo que se piense en este
sentido va a salir en el examen, o que así hará las preguntas el profesor; no obstante, usted puede
verificar que en algún momento sí acierta con asombrosa exactitud. Lo mejor en todo caso es que,
de esta manera, usted hace un repaso completo de todo lo que ha venido estudiando y eso, ya es
gran bendición.
d) Procure llegar al examen bien descansado.
Sí, no le parezca fuera de la realidad esta afirmación. Hay que ir al examen descansado.
Repasar no quiere decir “matarse para el examen”. Administre su tiempo, ajuste su horario,
acomode en su lugar los repasos finales y podrá lograr llegar descansado al próximo examen.
e) Alterne su repaso.
Evite cansancios innecesarios. Es mucho mejor estudiar distintas materias que dedicarse por
entero a una misma materia por mucho tiempo. Lo mismo puede decirse de lo conveniente de
alternar tiempos de estudio con algunos de descanso, juegos, recreación. Al llegar el momento de la
fatiga, no se aprovecha ya por más tiempo y esfuerzo que se haga para aprender estudiando.
Domine usted la habilidad de saber cuándo hay que cambiar de actividad.
f) Llegue al examen con los útiles necesarios.
Hay estudiantes que no le conceden importancia a esta recomendación y en el momento del
examen están molestando al compañero pidiéndole un lápiz, goma, papel, regla, Biblia o cualquier
otro útil que la debida anticipación debería tener preparado. La molestia que ocasionan tales
estudiantes, a sus compañeros, al grupo, y a su mismo maestro, ponen en riesgo el resultado final
de su examen. Por favor, vaya bien preparado al examen.
g) Una recomendación más, que no por ofrecerla al final deja de ser sumamente
importante. Ore al Señor antes de presentar un examen.
Ofrézcale a Cristo en sacrificio su mejor esfuerzo y trabajo. Él seguramente premiará su repaso
final y le dará su aprobación por anticipado, y esto es lo que cuenta, ¿no es verdad? Pero para ello,
al orar hay que hacerlo con conciencia de lo que en realidad se está pidiendo. Sugerimos que, entre
otras cosas, el estudiante ore diciendo: “Señor, tú todo lo sabes, tú todo lo ves. Conoces que he
hecho mi mejor esfuerzo, sabes que he dado lo mejor de mí preparando este examen; ahora tú,
Señor y Dios mío cumple tu promesa y concede la bendición de obtener una calificación que pueda
poner delante de ti para honrarte y glorificarte…” Si el estudiante ha puesto su parte en este
convenio, el Señor nunca falla, nunca ha fallado a nadie, no le fallará a usted de ninguna manera.

6). Atención a los aspectos deficientes del estudio.


El repaso con vista al examen debe ser selectivo:
a) primeramente hay que seleccionar de todo el material leído y estudiado los puntos
principales con los que se organiza el sumario general a que nos referimos en el epígrafe
anterior.
b) Seleccionar y prestar atención a los aspectos de la materia en que sabes que estas mas
débil o deficiente.
c) Haz una lista de los puntos en que te sientas peor.

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d) Dedica un tiempo en el repaso a reforzar este aspecto del estudio. Trata de repasar más
analíticamente este aspecto.
e) Procura relacionarlo con los aspectos que te sean más conocidos o familiares. Puedes usar
tres métodos para estudiar estos puntos flojos:
- Anotar en una tarjeta, por un lado, el punto o tópico deficiente, y, por el otro lado,
redactar un resumen o sumario del mismo. Estas tarjetas, por la facilidad de su
manipulación, las podrás llevar contigo y repasarlas a cada momento.
- Hacer esquemas resumidos de dichos aspectos débiles.
- Exponerte a ti mismo, en silencio u oralmente, lo que has aprendido de ese punto.
Puedes usar, si tienes tiempo, los tres métodos para reforzar el aprendizaje final de tus
puntos débiles.
7). Recurrir a los profesores y compañeros y solicitar la ayuda necesaria.
La preparación para el examen requiere entrevistas, aclaraciones y discusiones con tus
profesores y compañeros de clase.
8). Planificar el tiempo y hacer un horario para el repaso del examen.
No dejes solo a tus buenos deseos el repaso para el examen. Planifica tu tiempo y haz un
horario para el repaso. Señala el día y la hora en que vas a repasar cada materia, unos días
antes del examen.
Para evitar la morosidad o dilación es esencial que, cuando planifiques la realización del repaso,
precises la fecha de su ejecución. Esta es una recomendación útil para todos los propósitos o
promesas que quieras cumplir. No basta con desearlos, hay que ejecutarlos en un tiempo
determinado.
CONOCIENDO EL TIPO DE EXAMEN QUE VAMOS A TENER
Hay gran ventaja para el estudiante que sabe por anticipado la clase y el tipo de examen con el
que va a trabajar. Cuando se trata de exámenes finales, ya el estudiante tiene la experiencia de los
reconocimientos que antes ha hecho el profesor. Esto le da idea del estilo que sigue en esta parte de
su trabajo. Aunque los exámenes varían de acuerdo a la materia y otros elementos, puede decirse
que básicamente los exámenes que se practican en nuestro seminario pueden ser de dos tipos; los
que se le llama “pruebas objetivas” y los que se designen como “pruebas escritas”. Efectivamente en
algún momento se harán pruebas orales o de presentación de trabajos y proyectos, pero para el
caso que nos ocupa, nos concretaremos a comentar las dos primeras que hemos dado.
1. Pruebas objetivas.
En ella se pide al alumno que reconozca las respuestas que son motivo del examen. A pesar de
parecer simple la tarea que se demanda, este tipo de pruebas requiere de mucho cuidado de parte
del estudiante que sustenta el examen si quiere conseguir la mejor calificación. Aquí le damos
algunas indicaciones que le ayudarán al tratar con esta clase de pruebas.
(a) No se apresure.
Algunos encuentran tan fácil el trabajo que lo hacen a la carrera y después se arrepienten de
haber procedido así. Lea con sumo cuidado cada punto del examen y procure entenderlo bien.
Tome su tiempo.
(b) Un repaso completo al examen le indicará exactamente de qué se trata.
En una prueba objetiva, aunque sigue los mismos principios pedagógicos, pide al estudiante
que proceda de diferentes maneras. Por tanto, hay que estar muy seguro de lo que se está pidiendo
para proceder de la manera correcta. Algunos modelos son de:
Falso o Verdadero. El estudiante se encuentra con una serie de aseveraciones o declaraciones que
debe reconocer para determinar si lo que en ello se dice es verdadero o es una falsedad. Hay un
espacio en blanco donde debe escribir una letra, por ejemplo, “V”, si lo que se dice es verdadero, o
“F” si por el contrario es falso. Hay que hacer exactamente lo que se pide y tener cuidado al leer
cada asunto dado. Tenga cuidado de no caer en el error, recuerde que para que una declaración sea
verdadera, debe serlo ciento por ciento. Si la declaración dice parte verdad pero hay una parte que
es falsa, la respuesta es “falso”.
Elección. En este caso se pide al estudiante que reconozca entre una serie de conceptos o
enunciados el que corresponde correctamente al asunto que se indica. Igualmente, el estudiante
debe leer todos los puntos y elegir el que ofrezca mayor seguridad en la respuesta.
Emparejar conceptos. En dos columnas se ponen listas de palabras, nombres, conceptos, etc., que
de alguna manera deben corresponderse. En este caso se pide al estudiante que de alguna manera

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trate de relacionar los asuntos que aparecen en las columnas. En ocasiones se pide que una por
medio de una línea; otras veces se les identifica por medio de letras o números. En cualquiera de
los casos, se recomienda al estudiante hacer este trabajo con todo cuidado y absoluta seguridad.
Llenar o completar espacios. En este tipo de prueba el estudiante ha de ir escribiendo las palabras
en los blancos que aparecen a lo largo del escrito. La facilidad en este tipo de prueba descansa en la
asociación que el estudiante puede hacer hasta tener expresiones completas y claras que forman
parte de un enunciado correcto.
2. Pruebas por escrito.
En este tipo de prueba el estudiante que haga ciertos trabajos tales como contestar brevemente
con algunas palabras preguntas concretas, escribir listas, dar definiciones, enumerar, ilustrar,
comparar, esquematizar. En ocasiones se pide que el estudiante explique algo, que comente,
discuta y hasta que haga un breve ensayo de un asunto dado. Esta clase de pruebas es confundida
frecuentemente por parte de los estudiantes que no leen cuidadosamente para comprender qué es
lo que exactamente se le está pidiendo hacer. Para ayudar a nuestros estudiantes ofrecemos las
siguientes recomendaciones en este caso:
(a) Lea con todo cuidado el punto que se trate en el examen.
Cerciórese con exactitud de lo que se le está pidiendo. Conteste y haga solamente lo que le piden.
Si se pide enumerar, no discuta el asunto. Si lo que se trata es de hacer una comparación no se
limite a decir que son los conceptos. Tenga mucho cuidado de entender qué es el trabajo que se le
está solicitando.
(b) Organice sus pensamientos para ponerlos por escrito.
Los estudiantes sabios elaboran un sencillo esquema que les sirve de guía para organizar sus
respuestas. Esto hará más fácil el trabajo del estudiante y más grata la respuesta para el profesor.
(c) Conteste con pensamientos completos.
Nunca deje a medias o responda solo con palabras aisladas. Muchos profesores se desesperan
tratando de adivinar qué quiere decir el alumno y no pocos de ellos terminan calificando mal el
punto por falta de claridad en el pensamiento.
(d) Escriba correctamente.
Con esto queremos decir que el estudiante debe usar bien el idioma que está manejando. Será
necesario escribir oraciones gramaticales completas. Usar bien la ortografía. Los profesores se
desconciertan al encontrar faltas de ortografía. Use usted una buena caligrafía. Si no dispone de
una letra hermosa, no importa, con tal de que lo que se escribe sea de tal claridad que pueda ser
leído por otros y por uno mismo.

CÓMO EXAMINARSE
Una vez que has cumplido las orientaciones anteriores, estás en condiciones de afrontar el examen.
Veamos finalmente algunas recomendaciones que pueden serte útiles en el momento del examen.
1. Leer atenta y cuidadosamente todas las preguntas del examen antes de empezar a
contestarlas.
Asegúrate de que has comprendido perfectamente lo que se te pregunta. Si tienes dudas al
respecto, no vaciles en pedir aclaraciones al profesor.
2. Tratar de comprender el significado exacto de las preguntas antes de contestarlas.
3. Definir, describir, explicar.
Definir significa exponer el significado claro y conciso de algo. Al definir una cosa, nombra la
clase más general a que pertenece e indica entonces en que difiere de otras unidades de la misma
clase. Es una buena idea ofrecer algún ejemplo que ilustre la definición.
Describir consiste en caracterizar, detallar, reseñar, relatar, referir, “dibujar” algo con palabras,
analizar los componentes de un concepto u objeto.
Explicar es interpretar, dar razón de algo, analizar las causas e implicaciones de alguna cosa o
hecho, exponer el desenvolvimiento de un proceso.
Comparar o hacer paralelos significa encontrar semejanzas y diferencias entre dos o más cosas,
establecer una relación comparativa entre dos ideas o hechos para ver en que aspectos coinciden y
en cuales se distinguen o discrepan. Piensa para ello en el origen, la naturaleza, el destino o fin, las
cualidades, caracteres, las relaciones con otras cosas, etc. En general, las comparaciones insisten
más en las semejanzas.

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Contrastar se refiere más a las diferencias, oposiciones, discrepancias de las cosas, cualidades,
hechos o problemas.
Discutir consiste en examinar, analizar en todos sus aspectos, dar razones en pro y en contra. Las
respuestas a las preguntas de discusión deben estar cuidadosamente organizadas. Haz un esquema
previo para planear bien la organización de tu respuesta. Escribe los comentarios sobre la naturaleza,
clase, causas, cualidades, pasos o etapas, etc., del tema discutido.
Ilustrar significa aclarar o precisar una exposición ofreciendo ejemplos. También se emplea la
palabra ilustrar para referirnos al uso de cuadros, diagramas, gráficos, etc., que ayudan a explicar o
esclarecer un problema.
Criticar es expresar un juicio o valoración sobre el merito o verdad de algo; dar los resultados del
análisis de una obra, persona o cosa; discutir sus puntos positivos y negativos.
Probar consiste en establecer o demostrar que algo es verdadero, citando evidencias factuales u
ofreciendo razones lógicas claras.
Sumariar equivale a ofrecer los puntos o hechos principales en forma condensada o resumida,
como el sumario de un capitulo, omitiendo detalles o ilustraciones.
4. Distribuir proporcionalmente el tiempo entre las preguntas del examen.
Calcula el tiempo que te llevara cada cuestión y trata de dedicarle a cada una el que se
necesite de acuerdo con su naturaleza, extensión y profundidad. Procura además que te quede
algún tiempo para revisar el trabajo y darte cuenta de los errores u omisiones cometidos, a fin
de añadir, suprimir o cambiar lo que sea necesario.
5. Antes de contestar, hacer un esquema o bosquejo de la respuesta que sirva de guía en
la redacción.
El esquema lo puedes iniciar con algunas palabras o conceptos claves que te recuerden el
resto, y después lo desarrollarás cuando hayas pensado más sobre el tema.
6. Otras recomendaciones para la redacción del examen.
Veremos respuestas a algunas preguntas concretas sobre diferentes aspectos de la
redacción de los exámenes.
a) ¿Por cuál pregunta conviene empezar?
Evidentemente, por la pregunta que mejor te sepas o te resulte más fácil contestar. Tendrás
más confianza y seguridad en ti mismo, lo que será muy favorable para el resto del examen.
Además, eso desencadena un proceso asociativo que facilita indirectamente las respuestas
de las restantes preguntas.
b) ¿Qué hacer si no sabes o no recuerdas de momento la respuesta?
Trata de pensar, de razonar, para darle sentido a la pregunta; enfócala desde varios puntos
de vista, contémplala en sus distintos aspectos, piensa en sus causas, en su proceso, en sus
efectos, en las cosas que más se relacionan con ella, etc.
En el caso de no recordar una respuesta, no esperes mucho rato a que te venga la
“inspiración”. Si no recuerdas de inicio los puntos principales para hacer el esquema
organizativo previo, empieza por lo primero que recuerdes y verás cómo, pensando
intensivamente en el tópico – en el supuesto de que has estudiado debidamente -, se produce
una cadena asociativa que te llevará a los aspectos restantes de la pregunta.
c) ¿Cómo empezar a redactar la respuesta?
Empieza tu respuesta cada pregunta con una o varias oraciones sumarias que enfoquen el
aspecto más general de la cuestión. Después, desarrolla o detalla la respuesta tanto como lo
permita el tiempo disponible. Comienza con el planteamiento más amplio o general de la
cuestión y pasa luego a los aspectos más concretos y analíticos. Conviene, al final, elaborar una
síntesis de tus pensamientos donde resumas los puntos principales.
d) ¿Qué clase de lenguaje usar? ¿Cómo redactar la respuesta?
Escribe en forma legible y clara para que el profesor pueda leer fácilmente la respuesta sin
cansarse la vista o caer en duda sobre lo que dices. Emplea un lenguaje correcto y adecuado.
Revisa la ortografía y la sintaxis antes de entregar el trabajo.
Responde con certeza, con tino. Enfoca lo esencial. Ve al grano. No incluyas ideas y datos
que no corresponden a la pregunta. No rellenes tu respuesta con material que no viene al caso.
Limítate a lo que se te pide. Lo importante no es la cantidad de lo que escribas, sino la calidad,
el adecuarte al tema, la pertinencia, el acierto.

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Además, es muy importante que expongas también, en la medida de lo posible, tus


opiniones personales, tu valoración o crítica del tema. Piensa con tu cabeza y emite juicios
propios sobre lo que has estudiado. La ciencia y la cultura avanzan no porque se repita lo que
otros han dicho, sino porque aportamos iniciativas creadoras, puntos nuevos, experiencias
personales.
Después de la actitud que el estudiante tiene hacia sus exámenes, el secreto del éxito descansa
en un trabajo bien hecho, completo y realizado a su debido tiempo. La fatalidad en este sentido es
la imagen del estudiante que deja para el último momento la tarea de “estudiar” para presentar un
examen.
La clave del éxito en los exámenes, mucho tiene que ver con trabajar con buenas técnicas de
estudio. Si el estudiante ha venido practicando la técnica EPL2R, y ha venido atendiendo
correctamente cada uno de sus pasos, de seguro que no tendrá mayores dificultades en el momento
de presentar sus exámenes.
OTRAS RECOMENDACIONES
Queremos antes de terminar esta sección, citar algunas otras recomendaciones con el afán de
que nuestros estudiantes lleguen siempre con éxito a sustentar sus exámenes. Como todo lo que
hemos venido discutiendo, se verá desde luego lo práctico y bien intencionado que resulta tenerlas
en cuenta.
1. Nunca entregue un examen sin antes haberlo revisado completamente.
Es muy común escuchar lamentos por parte de los estudiantes que descuidaron esto y que
una vez que ya entregaron su prueba se acuerdan que les faltó alguna respuesta o completar algún
asunto. Hay quienes aun llegan a olvidar poner su nombre en la prueba. Que no le suceda esto.
Una revisión final de la prueba evita que el estudiante incurra en lo que llaman “errores tontos”,
acordarse de algo que habían olvidado momentáneamente o que ahora otros puntos les han
ayudado a recordar. Algunas veces una última revisión da ocasión para descubrir un punto que se
está contestando mal y es cuando puede corregirse. Revise usted su prueba antes de entregarla al
profesor.
2. Cuando esté contestando un examen, responda los puntos como su profesor los enseñó.
No lo haga conforme a su propia opinión. Es posible que en algún momento el asunto que se
trató en clase no esté de completo acuerdo con su manera de pensar; sin embargo, si no quiere
perder puntos en el examen conteste de acuerdo con lo que su profesor ha enseñado, aunque en
forma particular de lugar para que se conozca su punto de vista personal.
3. Cada vez que vaya a presentarse a un examen, llegue antes de tiempo.
La anticipación en ese momento es muy provechosa para relajarse, orar y recibir la prueba en
el mejor ánimo posible. Como hemos citado en otra parte de la lección, al llegar con toda
anticipación, usted podrá verificar que lleva todos los útiles que necesita para hacer esta prueba:
lápiz o bolígrafo, goma, papel, regla, Biblia, himnario, en fin, que depende de la clase de que se
trate lo mejor es que con la suficiente anticipación estemos seguros de tener todo a la mano para
hacer un examen feliz.
Ante todo queremos recordarle las palabras del apóstol Pablo que nos desafía a hacerlo todo
para la gloria de Dios y no para los hombres. Tan noble y alto anhelo será posible a merced de una
completa preparación que nos permita hacer los mejores exámenes y glorificar así el bendito
nombre de Cristo nuestro Señor, a quien sea la honra y la gloria por siempre.
CÓMO SACAR PROVECHO DE LOS ERRORES EN LOS EXÁMENES
Es en este momento cuando resultan de gran bendición algunas indicaciones que hacen los
profesores al calificar. Ellas tienen la finalidad de ayudar al estudiante a entender la razón del error
cometido; ofrecen explicaciones adicionales para entender mejor el asunto en conflicto. Recuerde
usted esto: ¡hay que aprovechar esta ayuda!
Los resultados que se derivan del tratamiento que se da a los exámenes, siguiendo las
indicaciones dadas, entre otros, redunda siempre en mejores calificaciones; pero además, tal vez lo
más valioso en esta práctica tendrá que ver con el buen hábito que el estudiante va cultivando y
que le permite obtener siempre provecho de sus exámenes, aprendiendo más y mejor cada día.
Experimentando esta legítima satisfacción por el trabajo bien hecho y verificando el adelanto que va
consiguiendo cada vez más en la carrera que lo lleva hacia el éxito en sus anhelos como un buen
estudiante.

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CAMBIANDO MALOS HÁBITOS POR BUENOS HÁBITOS


Deseamos terminar con una nota muy fuerte sobre la necesidad de poner en práctica las
apreciaciones, consejos, sugerencias y recomendaciones que hemos venido tratando a lo largo de
estas seis lecciones. Con ello queremos justificar el título que le hemos dado a esta sección: VAMOS
A CAMBIAR LOS MALOS HÁBITOS AL ESTUDIAR POR BUENOS HÁBITOS DE ESTUDIO.
En principio nos anima pensar que esta es la mejor intención de todo estudiante sano; sin
embargo, cabe advertir que con la intención no basta, y que la práctica en ocasiones resulta
bastante difícil si tomamos en cuenta la fuerza que un hábito ejerce en la persona como forma de
conducta. El señor Richard Freeman, Director de Educación del National Extension College,
Cambridge, Gran Bretaña, dice en su libro Cómo estudiar con eficiencia: “Los hábitos – buenos o
malos – son, por definición, modelos de comportamiento profundamente arraigados”.
Ciertamente, esta forma de conducta cuando es mala, ofrece muy serias dificultades,
comúnmente se les llama vicios, y por estar tan arraigados, será necesario trabajar con gran fuerza
de voluntad para desterrarlos de nuestra manera de ser. Al otro lado, se ha encontrado que la tarea
es menos difícil si en su lugar se les sustituye por buenos hábitos que a su vez puedan arraigar
fuertemente en la personalidad con las consecuentes bendiciones.
Siguiendo esta línea de pensamiento, vamos a tratar algunos problemas que son comunes en
algunos estudiantes y por el otro lado ofreceremos algunas recomendaciones para superar los
susodichos malos hábitos. Al presentarles en forma de sumario estos asuntos, se apreciará que
están haciendo eco a algunos puntos que ya hemos tratado en temas anteriores. Cabe entonces
explicar que la intención de hacer énfasis en ellos tiene que ver con el afán de nuestra parte, para
que al practicar estas recomendaciones se vuelvan en bendición para nuestros estudiantes. Vale
entonces la pena repasar y tomar nota al momento en que se hace referencia a ellos.

MALOS HÁBITOS AL MEMORIZAR.


LA COMPRENSIÓN.
Hay estudiantes que no saben memorizar. Otros quieren memorizar todo lo que estudian.
Muchos más, como ya se ha discutido, tratan de repetir como “pericos”. Y no faltan quienes nos
dicen que no sirven para el estudio porque no se les “pega nada”. Lo cierto es que todo ello es el
resultado de malos hábitos al memorizar y como ya hemos venido tratando, la mejor manera de
corregir esta situación es cultivar buenos hábitos que nos ayuden a memorizar correctamente; ya
que, se ha estado diciendo, hay lugar importante para la memorización al estudiar. Vamos a ver
cómo podemos lograrlo.
La comprensión. De inmediato queremos señalar que este es el principio regulador de esta parte del
trabajo. La regla más importante al respecto dice: “Nunca trate de memorizar algo que no ha
comprendido”. Luego, pues, ya sea en el salón de clase con el profesor, ya sea al estudiar en forma
privada; lo que se requiere es una buena comprensión.
Siendo tan importante este punto queremos decir que la comprensión debe ser estimulada por
la reflexión. A continuación damos de manera concreta siete sugerencias sobre cómo podemos
tener este efectivo estímulo: Ayude a su comprensión…
1. Procurando organizar sus materiales de estudio, de manera que ofrezcan facilidad para el
manejo, que sigan una secuencia lógica y que le resulten interesantes y fáciles de atender.
2. Relacionando los materiales nuevos que está estudiando, con los conocimientos que ya posee
sobre la materia o con aquellos asuntos que forman parte de su experiencia.
3. Buscando ejemplos que ilustren de manera clara el asunto que usted está estudiando.
4. Buscando semejanzas entre el asunto que está estudiando y otros hechos que le resulten
familiares.
5. Buscando la aplicación práctica de los asuntos que está estudiando en sus tareas como
estudiante y como ministro del Señor.
6. Buscando el fondo de la finalidad que persigue el autor o el profesor. ¿Qué pretende que
debemos entender por este asunto?
7. Reflexionando en las consecuencias que los asuntos estudiados reportarán en su vida como
ministro de Dios. ¿De qué manera van a influir tales asuntos en su vida espiritual y académica?
Finalmente queremos compartir el consejo de los profesores de la materia que dicen que
cuando un asunto o un punto de nuestros estudios es de difícil comprensión, no debe ser motivo de
desesperación; lo correcto, es dejar el asunto pendiente, por algunas horas y luego volver al

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estudio, buscando la forma de ayudar a nuestra comprensión, de alguna de las siete maneras antes
sugeridas.

Muchos y muy variados son los factores que operan dando lugar a una conducta que propicia la
distracción como costumbre al momento de estar estudiando. La práctica frecuente de ello da lugar
a uno de los más malos hábitos de estudio que necesitan ser abatidos. Veamos cómo podemos
cultivar algunos buenos hábitos de estudio que nos ayuden a desterrar esta sola manera de
proceder:
1. El buen hábito de estudiar siempre en el mismo sitio.
Acostumbrarse a estudiar siempre en el mismo lugar, por sencillo que sea, ayuda de manera
notable a evitar que el estudiante se distraiga con facilidad. Los psicólogos nos dan una serie muy
interesante de argumentos explicando como nuestros sentidos se disponen favorablemente al
estudio cuando se cultiva este buen hábito. Cuando hablábamos de los horarios semanales de
estudio hacíamos mención al principio de establecernos en un lugar y una hora determinada para
hacer nuestro trabajo.
Otros autores nos dan otras observaciones que igualmente ayudan al propósito del estudio,
refiriéndose al lugar en que se dedica uno a este trabajo. Dicen ellos:
(a) Hay que procurar que el lugar aísle al estudiante de ruidos, interrupciones, compañeros y
familiares que puedan distraerle.
(b) Hay que procurar una temperatura ambiente no extrema; es decir, evitar el mucho calor o el
excesivo frío; lo cual molesta, afecta la salud y ocasionan lamentables distracciones cuando se
está estudiando.
(c) Hay que procurar eliminar todo objeto que propicie la distracción. Fotografías, muebles
especiales, objetos muy atractivos, son una amenaza a la hora del estudio. Lo recomendable
es contar con una mesa y una silla de trabajo y los útiles necesarios para el estudio.
(d) Hay que acostumbrarse a estudiar en la posición más apropiada. Nunca se recomienda
estudiar acostado o cómodamente reclinado en un sillón muy acogedor. Tal posición acaba
por dormir al estudiante perdiendo preciosas horas de estudio.
(e) Hay que procurar la iluminación adecuada. Que el lugar cuente con suficiente luz. Una
advertencia oportuna en este sentido, es que nunca se ponga a leer en un lugar en que la
luz del sol cae directamente sobre el papel blanco en que estudia. Esto afectará por seguro
su vista dañándola lamentablemente. Evite esto.
2. El buen hábito de saber concentrarse en el estudio.
Este es un reto que el estudiante debe encarar desde el principio y luchar con todas sus fuerzas
hasta finalmente lograrlo. Ya hemos explicado en otra parte de este estudio que los factores que
contribuyen a la buena concentración, tiene que ver directamente con la atención, la fuerza de
voluntad, la perseverancia y el evitar ser distraído por cualquier otro motivo que no sea el estudio.
Tome nota de los siguientes consejos:
(a) Controle su tiempo al estudiar.
Es posible que al principio el estudiante encuentre dificultad para concentrarse. Los profesores
recomiendan en tales casos, estudiar por períodos que van de menos tiempo a más. Cuando
uno se da cuenta de que no está concentrado en lo que está haciendo, dicen ellos, hay que
suspender con energía el trabajo y tratar de volver a él con toda atención; si persiste el
problema, lo mejor es dejar por un breve tiempo el estudio y encontrar la manera de
concentrarse adecuadamente enseguida. Comience a dedicar quince o veinte minutos a
concentrarse en el estudio; diariamente vaya aumentando unos pocos minutos; verá con
sorpresa que pronto podrá concentrarse apropiadamente por períodos de cincuenta minutos,
una hora o más sin que se vea distraído.
(b) No permita que nada le distraiga.
Hay momentos en que el sueño, a causa del cansancio, interfiere en la concentración. La
recomendación en este caso es suspender el trabajo y mejor descansar. No hay ningún
provecho en seguir tratando de estudiar en tales condiciones. Use un despertador y póngalo a
funcionar un par de horas más tarde y vuelva a la carga. Verá como le resulta mejor.
(c) Alterne tiempos de estudio con tiempos de descanso.
Ya hemos mencionado esta ventaja en otra parte del estudio. Aquí queremos señalar que por
cada hora de intenso trabajo, el estudiante hará muy bien en tomar cinco o diez minutos para

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salir de su estudio, tomar algún refresco; platicar con cuidado con un compañero, note que
dijimos, con cuidado. No se quede ahí definitivamente porque hay que volver enseguida a su
trabajo.
(d) Al estar estudiando procure tomar notas, dibuje diagramas, escriba.
Esta dinámica en el estudio le ayuda a concentrarse mejor en lo que está haciendo y hará su
trabajo mucho más provechoso.
(a) No queremos terminar este apartado sin recomendar a nuestros estudiantes evitar el dedicarse a
estudiar cuando están siendo víctimas de una crisis emocional.
Cuando el estudiante está excitado o contrariado, difícilmente va a poder concentrarse; puede
leer muchas cosas pero no sacará nada. Evite situaciones semejantes.
Lo anterior no quiere decir que no se tenga en cuenta que habrá ocasiones en que el estudiante
esté pasando por una verdadera prueba, que le invade la preocupación y le quita toda posibilidad
de concentrarse adecuadamente en sus estudios. En casos semejantes hay que recordar que estas
situaciones no fueron ajenas a nuestro Señor Jesucristo (Mateo 6.25-34). Bien se hará entonces en
recordar las palabras del Maestro: “Así que, no os afanéis…” En casos semejantes queremos
aconsejar a nuestros estudiantes que acudan a Dios en oración en busca del oportuno socorro.
Deje a los pies del Todopoderoso Señor sus cargas y preocupaciones y concéntrese en su trabajo.
¡Él de seguro le dará la victoria prometida!
3. Nunca trate de memorizar nada que no ha comprendido bien con anterioridad.
Tener el hábito de primero tratar de comprender el asunto antes que tratar de memorizarlo,
sustituye, en forma muy ventajosa, el mal hábito de tratar de memorizar como si fuéramos una
grabadora, o como decían los antiguos: repitiendo como pericos. Antes de proceder a la tarea de
memorizar algo, esté seguro de que entiende y comprende cabalmente de qué se trata.
4. Adquiera el hábito de asociar el material que desea memorizar, con otro semejante y que
ya es conocido.
Relacionar las ideas que necesitan ser recordadas y repetidas con exactitud, es una regla que
dan los que ofrecen, a costos muy elevados, los cursos para adquirir una memoria sorprendente.
Luego, pues, relacione el material que quiere memorizar con ideas que le son familiares.
5. Otro buen hábito en este sentido es el de acostumbrarse a seleccionar algunos puntos
fáciles de recordar para tenerlos de referencia al tratar de recordar todo el material mucho
más abundante.
Al principio esto parece algo difícil pero con la práctica pronto puede el estudiante asociar a su
interés personal algunos puntos que son de fácil fijación en la memoria y que, por asociación de
ideas, nos ayudan a recordar y poder repetir el resto del material.
6. Cultive el hábito de organizar el material que tiene que memorizar.
Divídalo en porciones que incluyan ideas completas. Procure memorizar la primera parte; una
vez logrado, memorice la segunda parte; enseguida, una las dos partes memorizadas; ahora, a
memorizar la tercera parte. Cuando lo haya conseguido, únalas a las anteriores y así proceda con la
cuarta parte y otras que le resulten. Encontrará que esta técnica le ayudará a memorizar grandes
porciones que necesitan, a veces, ser repetidas en forma literal y fiel.
7. Una última recomendación tiene que ver con el proponerse desarrollar el hábito de repetir
lo que se ha memorizado.
Faltando esta repetición, se corre el riesgo de olvidar todo y el esfuerzo vendrá a menos. En
nuestras escuelas dominicales es frecuente oír a los grupos, aún de los más pequeños, recitar cada
domingo un texto de la Biblia de memora. La verdad es que difícilmente pueden recordar el texto
del domingo pasado y menos el que aprendieron el mes anterior. Ciertamente, en el domingo que
aprenden un texto de memoria, lo logran, pero si no lo siguen repitiendo durante toda la semana,
caen en las funestas consecuencias del olvido.
No todos los materiales de estudio exigen ser memorizados; sin embargo, como ya hemos
advertido, sí hay materias y asuntos que necesitan de este tratamiento; como en el caso de cuando
estudiamos idiomas, las fechas y nombres que necesitamos recordar cuando se trata de la historia;
principios y reglas que deben ser repetidos de memoria, así como definiciones y citas de autores
importantes en otras tantas importantes materias. Es a causa de esta necesidad que estamos
incluyendo estos consejos en esta materia, con la esperanza de que ayuden a nuestros alumnos al
llegar el momento de necesitarlo.

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LOGRANDO BUENOS HÁBITOS PARA EJECUTAR LAS TAREAS Y TRABAJOS POR ESCRITO
Esta es otra de las áreas en la que los estudiantes con frecuencia incurren en una serie de
acciones que terminan convirtiéndose en malas costumbres y que les afectan mucho en su trabajo
como estudiantes, volviéndose una serie amenaza a su ministerio en el futuro. Como ya se ha
explicado, esto da lugar a malos hábitos que necesitan ser corregidos. Ahora es el momento de
disponerse a desterrar estos problemas y en su lugar asumir una forma de conducta que sea
verdadera bendición en la vida del siervo del Señor Jesucristo.
Aunque no es la intención tratar los malos hábitos en que incurren los estudiantes cuando se
dan a la tarea de atender sus trabajos por escrito y otras tareas, no podemos hacer menos que
mencionar algunas de estas fallas que sirvan de referencia en el estudio que estamos haciendo.
Ojalá que si usted identifica algo de esto en su manera de actuar, trate desde este mismo instante
de corregir su actuación en bien de su ministerio.
Las tareas y trabajos por escrito que encargan los profesores, como ya hemos explicado en otra
parte de esta materia, tienen por fin ayudar al estudiante a aprender de manera más eficiente. Con
frecuencia, esto es mal entendido y el estudiante pronto se acostumbra a hacer su trabajo al “ahí
va...”, trabajando sin hacer el menor esfuerzo y sin tratar de alcanzar mayor bendición. ¿De qué
sirve la intención, el tiempo y el trabajo invertido en estas condiciones? ¡Que Dios nos ayude
siempre a hacer los mejores trabajos!
Quizás otra de las costumbres más perjudiciales en este sentido es dejar para después los
trabajos que se encargan al estudiante. Posponerlos para el último momento es muy común en
algunos estudiantes, pero de terribles consecuencias. ¡Evite caer en este mal hábito!
Otra es la mala costumbre de entregar sus trabajos sin revisarlos con anterioridad. Muchos
errores pudieron haberse evitado; hay tantas cosas que pudieron fácilmente corregirse si se
hubieran visto a tiempo. ¡Acostúmbrese a revisar todo trabajo antes de entregarlo!

CÓMO SACAR PROVECHO DE LAS TAREAS Y TRABAJO ESCRITOS


El estudiante que lleve esta materia seguramente llega a la conclusión de que vale la pena
hacer buenos trabajos, no solamente como parte de una buena disciplina, sino para obtener de
ellos el mayor provecho y ayuda. A continuación se ofrecen algunas observaciones de cómo sacar
provecho y ayuda de esta parte de nuestro trabajo como estudiantes:
La primera ayuda que recibe el estudiante al hacer bien sus tareas y trabajos es aprender a
organizar sus pensamientos.
¡Esta será una gran bendición! El ministro tiene como su inmediata y principal herramienta el
lenguaje con que comunica sus ideas. Esta comunicación no siempre es la tarea más fácil; pero en
el caso del siervo de Dios debe ser clara y precisa, como que su materia es el mensaje de vida o
muerte. ¡Cuántas veces falla el ministro porque sus ideas no están debidamente organizadas y en
vez de ayudar confunde! ¡Cuántas otras veces más ni siquiera se da cuenta de esta tragedia cuando
se comunica oralmente! Pero cuando uno escribe sus ideas, es fácil percatarse de la importancia de
organizarlas mejor y esto va consiguiendo un buen hábito en la manera de ser del ministro.
En segundo lugar, las tareas y trabajos que el estudiante tiene que realizar, le capacitan para
aprender a exponer los conocimientos que va adquiriendo.
Este es un arte bendito que todo siervo del Señor necesita ejercitar en bien del encargo que le
ha dado su Dios. Escribir lo que va a enseñar más adelante, es una disciplina que viene a favorecer
la adquisición de un valioso y buen hábito. Gracias a Dios por las tareas y trabajos por escrito que
encargan los profesores.
En tercer lugar, los trabajos que el profesor encarga dan oportunidad al estudiante de
prepararse para el próximo examen.
Hacerlo con entusiasmo va dando lugar a un buen hábito que le será muy valioso cuando como
ministro del Señor tenga que atender otros trabajos también por escrito que le encarguen en la
iglesia, la asociación o la convención.

OTRAS RECOMENDACIONES PARA HACER LOS TRABAJOS POR ESCRITO


1. Al hacer su trabajo, conviene que el estudiante esté seguro de lo que el profesor está
pidiendo.
Esto garantiza poder hacer un buen trabajo y obtener mejores calificaciones. Los profesores
encargan distintos trabajos en que, a manera de ejemplo, algunas veces le piden al alumno que
hable de su propia experiencia acerca de un tema. Otras veces piden una aplicación de los

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conocimientos que se han venido tratando en la materia. Otras más solicitan el resumen de un
libro, o el informe de la lectura. Hay trabajos que se encargan para que el estudiante investigue por
sí mismo un asunto. En fin, que se necesita estar muy seguro de lo que se va a hacer; si hubiese
duda, mejor preguntar al profesor que lanzarse a la tarea sin tener completa seguridad.
2. Es muy conveniente administrar bien su tiempo y organizar su trabajo aprovechando lo
más que pueda el tiempo disponible.
Tenga presente que todo buen trabajo tiene varias etapas en su realización:
(a) Tomar tiempo para reflexionar sobre el trabajo que se ha pedido.
Los asuntos que pueden ser tratados y las fuentes de información que van a usarse.
(b) Hay que tomar tiempo para investigar.
Todo trabajo bien hecho requiere que pasemos muchas horas leyendo, preguntando, recabando
información. Cuanto mayor sea la cantidad de datos que se consigan, mejor será el trabajo que
presentemos, mejor será la calificación que nos den, y mayor el provecho obtenido; pero esto
reclama tiempo.
(c) Hay que tener en cuenta el tiempo que se requiere para hacer un buen escrito.
Recomendamos que se haga un bosquejo del trabajo que se va a hacer. Enseguida será
conveniente hacer un borrador. Luego de corregir, ampliar, modificar el borrador, hay que pasar en
limpio el trabajo. Finalmente, hay que revisar minuciosamente el trabajo antes de entregarlo,
cuidando de que vaya sin ninguna falla. A los profesores les da gusto recibir trabajos que se revisan
con verdadero gozo y que pueden ser objeto de buenas calificaciones. Pero para conseguir esto
tenemos que organizarnos y aprovechar bien e tiempo disponible.
3. Otra buena costumbre en este sentido y que será de bendición es hacer una buena
planeación del trabajo que se nos ha encargado.
Nos referimos al buen hábito de hacer siempre un esquema que nos sirva de estructura. Este,
básicamente consta de tres partes, las mismas en que por regla general se organiza un tema o
cualquier trabajo por escrito: la introducción, el cuerpo y la conclusión.
La introducción.
En esta parte del trabajo el estudiante hablará sobre la importancia de su tema, el objeto del
escrito, los distintos aspectos del asunto que va a tratar o discutir y las razones que le asisten para
hacer su trabajo. La introducción debe ser breve, interesante y clara, de manera que se invite a
seguir al lector a la segunda parte del trabajo.
El cuerpo.
Así se le llama comúnmente a la parte principal del tema o trabajo que se está elaborando. Es en
esta parte en donde han de discutirse los argumentos de prueba, las ideas principales que se están
ofreciendo, y los hechos que apoyan una tesis. Incluye también las ilustraciones, ejemplos,
comparaciones y cualquier otro material que contribuya a dar claridad al entendimiento del asunto
que se está trabajando. Todo ello organizado de tal manera que venga a dejar satisfecha la
demanda del trabajo que ha sido encargado y que el estudiante tiene que entregar.
La conclusión.
Esta es la tercera parte del trabajo que el estudiante está haciendo. En ella se presentará un
resumen de las ideas principales. Se hará la demostración del tema. Hará hincapié en la
importancia del asunto que ha sido discutido. Señalará los resultados finales del trabajo que se
está entregando.
Cuando el estudiante se acostumbra a pensar siguiendo este patrón, pronto encontrará que en
forma natural sigue estos pasos para hacer sus respuestas por escrito, tratar cualquier tema que
tenga necesidad de exponer y comunica sus ideas con mayor claridad. Es esta una disciplina muy
provechosa cuando el estudiante domina la habilidad de pensar organizadamente.
4. Una última consideración tiene que ver con la presentación del trabajo.
También esta parte, como ya se ha dicho, es objeto de buenas o malas lecturas de parte del
estudiante. A manera de resumen diremos que el buen hábito en este sentido comienza por
acostumbrarse a entregar los trabajos siempre a tiempo. Limpios y bien hechos, sin que se dejen de
revisar minuciosamente antes de ser entregados al profesor.
Trabajar de esta manera ofrece muchas ganancias para el estudiante, como ya se ha venido
apreciando. Los profesores estimarán mejor el esfuerzo hecho por el estudiante y, por supuesto,
otorgarán mejores calificaciones, y lo mejor de todo es el aspecto formativo en el carácter y la
personalidad del futuro ministro del Señor. Si comienza a actuar desde ahora con este sentido de

Seminario Teológico Bautista “Dr. Rafael A. Ocaña”


Métodos de Estudio y Aprovechamiento

responsabilidad, más tarde jamás entregará un trabajo que se le encargue como quiera y es de
advertirse que, sin duda, le encargarán trabajos y aún más triste reconocer que hay muchas
personas que los hacen al “ahí va”. ¡Que nunca le pase eso a usted!

Evaluación de la Unidad VIII

1. Atendiendo a las diferentes clases de memorias, ¿cuál se adapta mejor a su persona? Cite
ejemplos.
2. Busque 1 Cor. 13 y léalo tres veces sin parar. Trate de repetirlo. Luego aplique las técnicas
dadas en clases para memorizar y verá los resultados. Al final copie en una hoja todo el
capítulo memorizado y será la respuesta escrita a esta pregunta. No importan los errores
que ha cometido (si no los comete puedo pensar que ha copiado de la Biblia)
3. ¿Qué piensa de los exámenes escritos finales? ¿Le dan pánico? ¿Es usted finalista o
estudia con sistematicidad? ¿Qué aportes y consuelo le ha dado haber estudiado esta
temática sobre los exámenes? ¿Qué piensa hacer para prepararse para futuros exámenes
escritos?
4. ¿Prefiere los trabajos escritos a los exámenes? ¿Por qué? ¿Cuál de los dos le ha reportado
mayor conocimiento?

CONCLUSIONES FINALES DE LA MATERIA

Como se ha venido diciendo insistentemente a lo largo de todo este estudio, la materia Métodos
de estudio y aprovechamiento es un auxiliar práctico en la vida del estudiante. Estos apuntes no
pretenden ser un libro de leyes y principios para aprender de memoria, tampoco un tratado para
que se obtengan profundos conocimientos en el estudiante. Lo que este humilde manual busca es
poder ayudar al que estudia para hacer su trabajo en el sitio y en el momento en que va a hacer su
tarea.
Ciertamente, se han venido dando, a lo largo de estas ocho unidades, consejos, sugerencias y
advertencias que deben ser recordadas. En torno a ellas se necesita hacer un examen para
acreditar la materia; pero de nada le servirá al estudiante sacar la mejor calificación si no está
dispuesto a poner en práctica lo que aquí hemos venido discutiendo. Es por esto que nuestra
palabra final es de desafío para poner por obra lo que aquí se ha dicho. Y esto no es solo para
hacerlo durante el tiempo que dure el estudio de esta materia. Estas recomendaciones hay que
comprobarlas todo el tiempo que se dedique al estudio hasta hacer del método un hábito de trabajo
mediante el consciente, vigoroso y entusiasta ejercicio. Si en algo contribuye este estudio al éxito
del estudiante hoy y del ministro capacitado del Señor mañana; podremos decir ¡Amén, hasta aquí
nos ayudó el Señor! Que el Dios de los cielos sea glorificado. De Él son por los siglos de los siglos
honra y gloria sempiternas. Amén.

Seminario Teológico Bautista “Dr. Rafael A. Ocaña”

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