Wilesnsky al comienzo del capítulo habla sobre la transformación de la materia, dándonos a

entender que el concepto de material de la propiedad de un producto se ha visto alterado a lo

largo del tiempo; y un claro ejemplo de ello es lo ocurrido con la revelación y almacenamiento
de las fotografías.

Todos a lo largo de estas décadas fuimos testigos de los cambios que ha ido sufriendo la
fotografía y su revelado. Seguramente debemos tener guardada alguna que otra foto en
blanco y negro de un abuelo o bisabuelo, esa que parece ya estar media amarilla por lo antigua
que es.

Luego en los años 70’ se suma al mercado la cámara Brownie Fiesta y aparecen los recuerdos a
color. Una verdadera innovación para la época, donde las personas comenzaron atesorar aún
más las fotografías.

Pero en los 90’ llegó la era de la fotografía digital, vidrieras repletas de cámaras Mavica, que
permitía almacenar las fotos en un diskete y luego ser transferidas a una computadora por si
necesitábamos un respaldo, pero para ese momento ya no se tornaba tan necesario revelarlas,
si podíamos prender la computadora y verlas en el momento que quisiéramos.

Esto conllevó a que, con la llegada de los celulares, las cámaras pasaran a segundo plano. Estos
dispositivos no solo ya traían una cámara, sino una calidad aceptable para complacer a
fotógrafos amateur y los aficionados de las fotos.

Esta transformación digital nos da la ventaja de poder tomarnos fotografías con mayor
facilidad, sin embargo, la digitalización ha llevado a la quiebra grandes empresas espeialiadas
en la revelación de fotos, como por ejemplo Kodak, que no pudo adaptarse a los nuevos
cambios y demandas de los consumidores.

En Paraná, lo único que quedo de esta famosa empresa, son los llamados “Puntos Kodak”,
equipos diseñados para poder conectar vía bluetooth nuestros celulares y poder imprimir las
fotos en el momento.

Y aquí me detengo porque me hace reflexionar a como fue transformando algunos paradigmas
culturales asociados a nuestra manera de conservar recuerdos y construir nuevos momentos.
Me hace preguntarme si no fue tal el avance digital, que dejamos de materializar esos
momentos y lo suplimos por lo más fácil e inmediato (capaz no tan necesario) como lo es
capturar una foto y subirla a la nube para que quede resguardada, pero olvidada.