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Revisado David
Revisado David
En este sentido, se pretende realizar algunas unas anotaciones entorno a una propuesta
conceptual planteada desde la disciplina del derecho, específicamente del derecho penal,
denominada derecho penal del enemigo. Es precio señalar que, el derecho es justamente
una disciplina que pretende que haya un control en la relación de las personas entre sí.
Es así como, Günther Jakobs, jurista alemán y profesor emérito de derecho penal y
filosofía del derecho de la Universidad de Bonn, introduce el concepto de derecho penal
del enemigo en el año de 1985; a partir del cual se ha entendido a quienes están o actúan
en contra o al margen de la ley y del sistema social como enemigos, por ejemplo, los
terroristas, narcotraficantes, violadores, secuestradores, entre otros. Por ello, estas
personas deben excluirse de la sociedad y han perdido todos o algunos de sus derechos,
dependiendo la postura filosófica que se acoja, por haber transgredido el pacto social.
Este planteamiento, lo realiza Jakobs siguiendo las posturas de Rousseau, Fichte,
Hobbes, y Kant. Distinguiéndose de ello, el jurista alemán nos presenta también la
concepción que se antepone a la anteriormente expuesta denominada derecho penal del
ciudadano, misma que por su parte, ha entendido al otro en la transgresión como
persona, como tal, conserva su estatus de ciudadano, así como sus derechos.
Ahora, desde un campo epistémico distinto al del jurista alemán Günther Jakobs,
Emmanuel Lévinas, partiendo de un abordaje filosófico, fenomenológico, ético y teológico
viene a traernos un concepto del otro ciertamente distinto a como puede ser entendido
ese otro generador de violencia desde el derecho penal del enemigo. El planteamiento de
Lévinas de la ética de la alteridad es previo a la reflexión filosófico-jurídica de Günther y
no permite colegir que se pueda considerar al otro como un enemigo, pues para esta
concepción se es responsable del otro a partir de una relación ética en la absoluta
desnudez del rostro, mismo que, como lo expresa Joan Charles Melich (2019), “no debe
entenderse como un rostro humano exclusivamente. Lo realmente decisivo es que
comunica lo humano, esto es, la precariedad y la vulnerabilidad”. (pp. 240-241).
I. Filosofía de la no violencia
Para iniciar, la no violencia implica una reflexión ética desde la filosofía. Esto por cuanto la
no violencia supone no sólo un práctica política o social, sino fundamentalmente ética. La
proyección de la filosofía de la no violencia es un control de la relación con el otro. Aquí es
donde cobra gran relevancia la ética de la alteridad de Emmanuel Lévinas dado que este
filósofo lituano de origen judío advierte la ética como filosofía primera, fundada en una
relación de responsabilidad por el otro a partir de la hospitalidad, la caridad, la
misericordia y la compasión. Este concepto de caridad viene a ser de gran relevancia en
la propuesta ética de Lévinas, misma que se abordará más adelante con mayor detalle.
Se hace referencia a ella sólo con el propósito de advertir que, en el marco de la filosofía
de la no violencia, la caridad y el amor resultan ser conceptos frecuentemente utilizados
en las reflexiones de diferentes filósofos para advertir que su práctica es necesaria para
combatir la violencia. Así, Borda y Echeverri (2011) en su texto Filosofía de la noviolencia
y crítica de la razón violenta advierten que: “el no agredir al prójimo se abre a la
posibilidad del amor al adversario en la caridad cristiana. La noviolencia convertida en
caridad se convierte en la fuerza del espíritu implementada en todas las esferas de la vida
como medicina de la violencia disolvente y destructora”. (p. 299)
II. Derecho penal del enemigo y derecho penal del ciudadano - Günther
Jakobs
Históricamente el derecho ha sido un instrumento utilizado por el hombre para regular las
relaciones humanas. Desde las teorías contractualistas se enuncia, con ciertos matices,
que el hombre ha decidido ceder algunas de sus libertades para gozar libremente de otras
con el propósito de superar el estado de naturaleza y dar un paso hacia el estado
comunitario legal fundado en un pacto social. Así, una de las ramas del derecho,
específicamente el derecho penal, ha pretendido proteger los denominados bienes
jurídicos más importantes de las personas, tales como la vida, la integridad personal, la
formación sexual, el patrimonio, entre otros, con el propósito de conservar la relación con
el otro en sociedad. Este instrumento de regulación de las conductas de las personas ha
sido dotado de coacción, lo que permite que aquellos que se encuentran en sociedad y
hacen parte del denominado contrato social se subordinen al él y al trasgredir ese pacto,
reciban su consecuencia, pudiendo llegar a ser tal la libertad o, inclusive, la vida.
Los postulados de algunos filósofos de la Ilustración y del idealismo alemán, bajo los
cuales Günther introduce el concepto de derecho penal de enemigo, tienen sus matices;
para Rousseau y Fichte todo delincuente es en sí un enemigo, para el filósofo inglés
Thomas Hobbes es enemigo el llamado reo de alta traición. Por su parte, Jakobs en su
texto titulado Derecho penal del enemigo, muestra el pensamiento de Kant al respecto,
señalando que:
Por consiguiente, Hobbes y Kant conocen un Derecho penal del ciudadano -contra
personas que no delinquen de modo persistente, por principio- y un Derecho penal del
enemigo contra quien se desvía por principio; éste excluye, aquél deja incólume el status
de persona. El Derecho penal del ciudadano es Derecho también en lo que se refiere al
criminal; éste sigue siendo persona. Pero el Derecho penal del enemigo es Derecho en
otro sentido. (p. 32)
III. La ética de la alteridad - Emmanuel Lévinas
Emmanuel Lévinas filósofo y escritor lituano de origen judío, nació en Kaunas, Lituania el
12 de enero de 1906 y falleció en París, Francia el 25 de diciembre de 1995. Fue
influenciado por filósofos como Heidegger, Husserl, Rosenzweig, Chouchani, Ricoeur,
Martin Buber, Gabriel Marcel, entre otros. El pensamiento de este filósofo bien puede
denominarse revolucionario y anarquista, pero es preciso señalar que tal anarquismo es
pacifista. Lo anterior, por cuanto en su pensamiento se encierra la posibilidad de construir
un nuevo modo de vivir y convivir con el otro. Lévinas centra su enfoque revolucionario en
la dimensión ética del ser humano advirtiendo que es la ética la filosofía primera, lo que
será determinante para comprender su pensamiento, sumado a que, este filósofo
esencial, como lo ha denominado Jean-Luc Marion (2016), señala que la filosofía no es el
amor a la sabiduría, sino la sabiduría del amor, lo que también tiene importantes
implicaciones en su pensamiento.
Lévinas estuvo marcado por una serie de sucesos de barbarie que fueron determinantes
para la configuración de su filosofía, pues consagró la reconstrucción del pensamiento
ético después de la Segunda Guerra Mundial en donde estuvo confinado en un campo de
concentración en Hannover, Alemania. Durante tal período casi toda su familia fue
asesinada por los Nazis. Con lo dicho, podemos comprender mejor el pensamiento
filosófico de Emmanuel Lévinas, pues lo que en gran medida lo convierte en unos de los
más decisivos filósofos del siglo XX no sólo es su fuerte denuncia contra la barbarie
humana y tampoco el hecho de haber advertido que el olvido de la alteridad abre el
camino hacia la violencia sobre el otro, sino, sobre todo, el rechazo del sesgo ontológico y
esencialista de la tradición filosófica occidental y la creación de un pensamiento que ya no
parte de la definición de la realidad esencial, sino del hecho ético básico de la relación
humana. (Solé, 2016).
Señala Lévinas que la ética es la filosofía primera, por cuanto entiende que el hecho base
del ser humano no es su capacidad racional, sino su naturaleza moral. Esto hace que el
encuentro con el otro no sea un asunto desnaturalizado en la conciencia, sino que, por su
parte, en ese encuentro con el otro en la relación intersubjetiva y en la conciencia de la
responsabilidad se hayan no sólo el principio del sujeto, sino además el sentido de la vida
y el núcleo de la filosofía. Al respecto, advierte Solé (2016) en su texto La ética del Otro
que:
«Filosofía primera» se entiende como la meditación que no requiere nada previo que lo
sustente. Hasta ahora la ética, una de las ramas de la filosofía, necesitaba para sostenerse
el robusto y central tronco común de la ontología, la meditación sobre el Ser: las Formas
ideales platónicas, la sustancia aristotélica, el Uno plotiniano, el Dios cristiano, el Dios (o
naturaleza) spinoziano, la voluntad de Schopenhauer, el impulso vital de Bergson... La
reflexión ética se producía a raíz y como consecuencia del análisis ontológico del principio
de la realidad, o Ser, no se sustentaba por sí misma. Con Lévinas la ética surge de sí
misma porque lo básico humano es lo moral. La ética es filosofía primera. Como tal,
alcanza a aceptar y posibilitar lo que el pensamiento ontológico y metafísico sobre el Ser —
que hasta ahora se ha afirmado como filosofía primera— rechaza por absurdo. Lo ético, no
el Ser, es lo primero que hay que pensar en filosofía. (p.11)
La absoluta desnudez del rostro, este rostro absolutamente sin defensa, sin cobertura, sin
vestimenta, sin máscara es sin embargo esto que se opone a mi poder sobre él, a mi
violencia, esto que se le opone de una manera absoluta, con una oposición que es
oposición en sí. El ser que se expresa, el ser que está frente a mí me dice no, por su
misma expresión. Este no no es simplemente formal, pero no es tampoco el de una fuerza
hostil o el de una amenaza; él es la imposibilidad de matar aquel que presenta este rostro,
es la posibilidad encontrar un ser a través de una interdicción. El rostro es el hecho por el
que un ser nos afecta, no en indicativo sino en imperativo, y es así exterior a toda
categoría. (p. 89)
Señala Lévinas (2001) que el no matarás es la primera palabra del rostro, pero es preciso
comprender de donde se deriva toda esa significación que le otorga Lévinas al rostro.
Para tal propósito, es importante señalar que el filósofo de la alteridad advierte que el
rostro reluce en la huella del Otro y que esta huella obliga en relación con el infinito, con lo
absolutamente Otro, sólo un ser que trasciende el mundo puede dejar una huella, por lo
que el rostro es por sí mismo visitación y trascendencia. Así, el rostro del Otro es el rostro
de aquel que pudo llevar a cabo el otro modo que ser, es decir, el no ser. Frente a lo
expuesto Lévinas (2001) advierte que:
El Dios que ha pasado no es el modelo del cual el rostro sería la imagen. Ser a imagen de
Dios no significa ser el icono de Dios sino encontrarse en su huella. El Dios revelado de
nuestra espiritualidad judeocristiana conserva todo el infinito de su ausencia que está
dentro del orden personal. Él se muestra solamente en virtud de su huella, como el capítulo
33 del Éxodo. Ir hacia Él no es seguir esta huella que no es un signo; es ir hacia los Otros
que se encuentran en la huella. (p. 74)
De este modo, luego de haber realizado una breve exposición del derecho penal del
enemigo de Günther Jakobs y la ética de la alteridad de Emmanuel Lévinas, se concluye
que el planteamiento que desarrolla Günther es una reflexión desde un punto de vista
epistémico distinto al que plantea Lévinas. Mientras el jurista alemán hace un
planteamiento filosófico-jurídico orientado a contenidos concretos y específicos, esto es,
frente a lo que se debe hacer respecto a una realidad ya dada ante un denominado
delincuente trasgresor del orden jurídico y generador de violencia que actúa al margen de
la ley y del sistema social; Lévinas realiza su planteamiento desde un punto de vista ético
y teológico, que se antepone a todo ello, centra su reflexión en el ahondamiento de la
dimensión moral del ser humano, donde la meditación sobre la naturaleza ética del
hombre es una reflexión primera, previa a lo empírico y ontológico, anterior a las
decisiones y a las acciones e incluso a la reflexión sobre estas decisiones y acciones
(Solé, 2016). Lo anterior, hace que la relación con el otro a partir de la desnudez de su
rostro se base en una responsabilidad absoluta y ello hace inconcebible ver en el otro un
enemigo desde la ética de la alteridad.
Con esta reflexión, la invitación es a replantear la forma en que nos hemos relacionado
con el otro. Los crímenes y la transgresión han sido una constante en la historia de la
humanidad y darle paso a una filosofía de la no violencia fundada en la caridad, la
misericordia, la compasión y el amor, tal vez nos ampliaría el campo de reflexión para
repensar la construcción de una mejor sociedad estructurada ya no desde la regulación,
sino desde hospitalidad, la responsabilidad y el amor por el otro; lo que permitirá que unos
y otros seamos responsables del otro y yo más que los otros.
Bibliografía
Jakobs, G. (2003). Derecho Penal del Enemigo. [Trad. Manuel Cancio Meliá]. Madrid,
España: Thomson Civitas.
Lévinas, E. (1991). Ética e infinito. [Trad. Jesús María Ayuso Díez]. Madrid, España: La
balsa de la medusa.
Lévinas, E. (2001). La huella del otro. [Trad. Ester Cohen, Silvana Rabinovich & Manrico
Montero]. México: Editorial Taurus.