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EL ROSTRO

Con esta lectura de Emmanuel Lévinas me surgen muchas preguntas, es algo confuso
de entender conforme se va leyendo cada vez más. En un principio me queda muy
claro la separación que hace del rostro y la cara, poniéndolo como dos cosas muy
distintas, clasificando al rostro como una esencia, un alma… desde el momento que
dice esto mi mente se imagina directamente una bola flotando dentro del cuerpo, me
olvido de la palabra rostro y me quedo con la esencia. Ahora bien se dice que este
rostro/esencia es lo que llama a los demás, al ser lo que se presenta, es el medio por el
cual te puedes comunicar con las personas, iniciando así un discurso, siendo esta la
forma más auténtica de conocer a alguien más, estando el rostro desnudo y
vulnerable, porque en el momento que te comunicas con alguien, este adquiere un
poder sobre tu persona.
Es así como lo entiendo yo, como una relación de dominante-sumiso, que al ser
palabras fuertes se puede desviar a una mala interpretación pero desde otro punto de
vista, tu te pones a la disposición de otra persona, le respondes siempre, aun la
indiferencia hacia alguien es la respuesta que le das. Para Lévinas el atender al prójimo
es esencial, es como si hubiera algo mayor a nosotros, como si siempre hubiera una
jerarquía, yo le debo a alguien y además tengo que dar todo al pobre, al desprotegido
buscando recursos para responder a la llamada de éste.
Se menciona que esto se hace de forma inconsciente, pero ¿cómo no te puedes dar
cuenta de la entrega que haces? ¿por la cuál no recibes nada a cambio? Mi postura, en
general, siempre ha sido egoísta, siempre iré yo primero antes que los demás,
entonces para mí el leer que tengo que ceder ante alguien más sólo porque hay algo
en mí que me llama no es muy lógico, se pueden aprovechar y se genera un gran
desbalance ante tus acciones y la de los demás.
A pesar de que “No matarás” es la primera cosa que te dice el rostro nada asegura que
eso se cumplirá, pero a partir de esto surge otra pregunta, ¿se puede matar al rostro
realmente?, algunos renglones atrás expresé como me imaginaba yo el rostro/esencia,
siendo este una bola de esencia flotando en el cuerpo, siempre me imagino eso en
este tipo de situaciones, por lo que al preguntarme si es posible matarla me imagino
que se podría matar al cuerpo que la tiene y ésta seguiría dentro de él, no es algo que
mágicamente desaparezca completamente o suba al cielo, siento que permanece
dentro del cuerpo, y ahí se queda, se entierra con el y no va a más, así que para mi esa
esencia no está muerta, sino ¿olvidada?¿enterrada?, todo lo que fue la persona se
queda ahí, ojo no estoy diciendo que están mezcladas, sino que entraría más el
concepto de Platón en cuanto a que el cuerpo es la cárcel del alma pero solo en ese
aspecto, no me quiero desviar a más. Viéndolo desde el punto de Lévinas para mi esa
esencia se quedaría dentro del cuerpo, no se podría pasar a alguien más realmente,
entonces lo que fue de la persona se enterraría con ella, pero seguiría ahí, no
perdiendo su sentido inmortal.

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