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¡ARRIBA HERMANO!

De OMAR AITA

PERSONAJES: Dos y Medio, aproximadamente veinte años de edad. Cree que perdió la pierna

derecha desde la rodilla.

Mostaza, mayor que Dos y Medio, casi de otra generación. Conserva parte del

uniforme de guerra en su indumentaria. Ex - combatiente de Malvinas.

El escenario está a oscuras. Se escuchan fuertemente, sonidos de guerra: Aviones en vuelo rasante,

ráfagas de ametralladoras, gritos, órdenes, motores, etc., durante unos instantes.

Silencio.

Todavía a oscuras una música popular que claramente sale de un altoparlante, comienza a sonar

suavemente para ir aumentando su volumen en la medida que lentamente la escena se ilumina

dejando ver la única habitación de una casa muy pobre, con dos catres, uno a la derecha y otro a la

izquierda, en el medio una mesa con una silla y dos bancos y en el fondo la puerta de entrada, junto a

esta un armario. Una ventana da a una canchita de fútbol.

La música que emite el altoparlante del Club “La Maquinita”, ahora invade el espacio.

Mostaza dormita en la única silla.

Dos y Medio realiza una especie de ritual, tratando de superar los decibeles sonoros que hacen

temblar la casilla.
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Dos y Medio: (Da vueltas en círculo saltando en una pierna) Invoco a Santa Rita para que me

crezca la piernita, invoco a San Ramón para que me crezca un piernón.

Hoy es martes trece, si sueño, la pierna me crece. Si sigo invocando la pierna voy

alargando. Siete veces al día repito estas palabras; abra-cadabra, abra-cadabra, que

la pierna me crezca y la puerta se abra.

(Se interrumpe la música y la voz estridente de un locutor impera en el aire).

Voz del locutor: ¡Atención, atención! ¡Señoras y señores, público presente, a continuación daremos

a conocer la formación de los equipos correspondientes al partido del día de la

fecha, entre los clubes “9 de Julio” (Se escuchan silbidos) y “¡¡Laaaa... Ma ... quiii

niiii...ta!!!!”. (Se escuchan aplausos y gritos de euforia) ¡Club “9 de Julio...!

(La voz del locutor se seguirá escuchando durante la escena hasta que termine

de dar la formación de los equipos)

Dos y Medio: ¡Carajo! ¡Ya va a empezar el partido! ¡Che, Pancho, despertate! ¡Ehee! ¡Che,

dormilón, despertate!

Mostaza: (Sobresaltado) ¿Eh...? ¿Qué pasa?

Dos y Medio: ¡Que te despertés! ¿O pensás apoliyar toda la tarde? (Le acerca la pierna derecha)

Haceme unos masajes, dale. (Mostaza no reacciona) ¡Dale, Pancho!

Mostaza: ¡No me grites que me altero!

Dos y Medio: ¡Ay, miralo al mariquita!

Mostaza: No me digas mariquita, y no me llamo “Pancho”, Mostaza, viejo, me llamo Mostaza,

¿entendiste?, Dos y diez.

Dos y Medio: ¡Dos y Medio...! Me dicen Dos y Medio.

Mostaza: ¿Viste que no te gusta que te cambien el nombre? A mí menos.

Dos y Medio: ¡Dale, apurate, estás meta joder y no me ayudás! ¡Masajeame el muñón! (Mostaza
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lo mira profundamente) ¡Che, no me mires así que me da miedo! ¡Dale, no seas

maricón!

Mostaza: (Haciéndole masajes) Es la segunda vez.

Dos y Medio: ¿La segunda vez que, qué?

Mostaza: La segunda vez que me decís maricón.

Dos y Medio: ¡Ay, mirala a la mariqui...! (Mostaza deja de masajearlo y lo mira amenazante)

¡Está bien..., está bien...! ¿No vas a pegarle a un lisiado, ahora, no?

Mostaza: ¿Vos lisiado? (Se contiene) La pierna ya te va a crecer te lo aseguro, y vas a poder

jugar. Si no es hoy será mañana, pero ya va a llegar el día en que te cures y puedas

jugar, te lo digo en serio.

Dos y Medio: Lo único que falta es que te pongas a joder con eso.

Mostaza: Sabés que yo no jodo. Y ya que no podés jugar el partido, por lo menos salí a

mirarlo.

Dos y Medio: No, lo voy a mirar por la ventana. (Pausa. Se acomoda para mirar) El tres que

pusieron es un queso, no para a nadie, ni arma ningún juego, los muchachos deben

estar deseando mi regreso.

Mostaza: Seguro.

Dos y medio: ¡Seguro! ¡Seguro!. Es todo lo que sabés decir. ¿Sabés la importancia que tiene el

número tres en la cancha?. Y vos decís: ¡seguro!. Para que sepas, el presidente del

Club siempre viene a visitarme, me quiere mucho, y me dice que ya voy a jugar de

nuevo.

Mostaza: (Distraído) ¡Seguro!

Dos y medio: ¡Acabala, che! Con vos no se puede hablar. (Silencio. Dos y medio mira por la

ventana)

Mostaza: ¿Querés unos mates?


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Dos y medio: ¿Y qué te parece?

Mostaza: ¿Querés o no querés?

Dos y Medio: ¡Claro, viejo! ¡Claro!

Mostaza: ¡No me jodas pendejo, eh!. Que yo a tu edad...

Dos y medio: Tenías veinte años, ¿no es cierto?

Mostaza: No me molestes, pibe.

Dos y Medio: Está bien, está bien, cebá unos mates. (Se masajea la pierna, y dando vueltas sobre

un pie continúa con el ritual) Invoco a Santa Rita para que me crezca la piernita,

invoco a San Ramón, para que me crezca un piernón, hoy es martes trece la pierna

me crece.

Mostaza: (Lo interrumpe, mientras busca la yerba) Hoy no es martes trece. (Dos y Medio

detiene el ritual de golpe y lo mira con furia). Además los martes trece son yeta.

¿Quién te enseño esa brujería?

Dos y Medio: ¡Sos un pelotudo! ¿No sabés que no se interrumpe un ritual?. Además, que me im-

porta que no sea martes trece.

Mostaza: Pero es yeta, así no te va a crecer.

Dos y Medio: ¡Yeta las pelotas!. ¿Por que no hacés mate y te dejás de joder?

Mostaza: ¡Está bien, tranquilizate! (Pausa. Dos y Medio se sienta junto a la ventana)

Che, Dos...! ¿Dónde está la yerba?

Dos y Medio: ¡Que se yo! Buscala en el armario.

Mostaza: Acá no hay nada.

Dos y Medio: ¡Ah, ya sé!. Está debajo de mi cama. ¿Te gusta con azúcar?

Mostaza: Si tenés.

Dos y Medio: No te dije que sos un mari...(Mostaza avanza decidido a fajarlo)...un marinero

perfecto. Mi viejo siempre decía que el azúcar era buena para los mareos.
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¡Marinero que come azúcar aguanta cualquier tormenta!, decía. (Queriendo

congraciarse) ¿Vos fuiste Marinero, no?

Mostaza: No. Y vos tampoco tuviste viejo, así que no me jodás. (Pausa) Me gusta con

azúcar. ¿Y a vos?

Dos y Medio: A mi también. (Mirando por la ventana). Hoy tardan más de la cuenta, parece que

no se forman los equipos.

Mostaza: ¡Carajo! ¿Y la pava?

Dos y Medio: No tenemos. Calentá agua en la olla, agarrá una cuchara y la vas echando al mate,

te salen mejor que con la pava, no se te lavan.

Mostaza; (Riendo) ¿Ni una pava tenés?

Dos y Medio: Si no te gusta ya sabés lo que tenés que hacer...

(Pausa. Mostaza lo mira intrigado)

Mostaza: ¿Qué?

Dos y Medio: ¿Qué, que?

Mostaza: ¿Qué...? No me confundas, ¿querés?. (Pausa) ¿Dónde está la cuchara?

Dos y Medio: Ahí, en el cajoncito.

Mostaza: ¡Che, la olla está sucia!

Dos y Medio: ¡Y lavala, viejo!

Mostaza: (Busca donde lavar la olla, no encuentra y decide limpiarla con un pedazo de

diario) Che, Dos y Medio..., ¿vendrá?

Dos y Medio: ¿Quién?

Mostaza: ¿Cómo quién? (Señala una de las camas)

Dos y Medio: ¡Ah...,claro! (Pausa) Hoy parece que se le hizo tarde.

Mostaza: Ya tendría que haber llegado, ¿no?.

Dos y Medio: Si. (Pausa) Sin el diez perdemos seguro.


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Mostaza: No te hablo del partido.

Dos y Medio: ¿Y entonces...?

Mostaza: ¡Andá a cagar!

Dos y Medio: ¡No seas cabrero, viejo! (Pausa) Yo podría reemplazar al diez, si no fuera por que

perdí esta pata.

Mostaza: ¿Pero vos no eras el tres?

Dos y Medio: ¿Y que tiene que ver? Yo juego bien en cualquier puesto.

Mostaza: Pero...

Dos y Medio: Pero..., nada. Ya me va a crecer y vas a ver.

Mostaza: ¡Seguro! A un tipo, en la isla, una granada de los ingleses, le voló los dedos de un

pié. ¡Los cinco! ¡Limpitos se los sacó!. Al poco tiempo le empezaron a crecer otra

vez. Lo primero que le crecieron fueron las uñas. ¡Tenías que ver!

Dos y Medio: ¡No me jodas que me impresiono! A ver si me empieza a crecer el hueso sin la

carne. ¡Uy, Dio..., que impresión!

Mostaza: Yo que vos me pongo a practicar de nuevo. Eras bueno antes, según me dijiste.

Dos y Medio: ¿Qué, lo dudás? ¡Preguntá..., dale..., preguntá quien era el tres! A ver que te

dicen... ¡Andá..., preguntá...! ¡Gil!

Mostaza: ¡Calmate, che! Yo te estaba aconsejando. Mientras esperás que te crezca, practicás

con la izquierda. Cuando te creció la otra, vas a poder patear con las dos.

Dos y Medio: ¡Para darme consejos está mi viejo! ¿Oíste?

Mostaza: Si vos a tu viejo no lo conociste.

Dos y Medio: ¿Y vos que sabés?

Mostaza: No sé..., pero se te nota. Además los amigos pueden aconsejar.

Dos y Medio: Los amigos sí.

(Pausa)
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Mostaza: (Ofreciéndole un mate) ¿Querés el primero?

Dos y Medio: No.

Mostaza: Bueno... ¿Tarda, no?

Dos y Medio: (Va hasta la mesa) Hoy no se juega. Perdimos.

Mostaza: Te estoy preguntando por...cosa...

Dos y Medio: ¡Momentito, que no es ninguna cosa! Es mi hermana, ¿entendiste? (Pausa)

¡Que patas tiene! ¡Y que pectorales! ¡Que bárbaro!

Mostaza: No me entusiasmes, ¿querés?

Dos y Medio: (Sentándose junto a la ventana) Si no viene, no viene, pero muchas veces llega

tarde a propósito, para hacerse la estrella.

Mostaza: ¿Y conmigo se va a hacer la estrella?

Dos y Medio: ¿Y a os quién te conoce? El número diez es siempre una estrella; con vos o sin

vos, pero este se pasó.

Mostaza: ¡Puta madre! No me confundas.

Dos y Medio: Tomá. (Le da el mate) Al próximo ponele menos azúcar.

Mostaza : Está bien.

Dos y Medio: ¿Qué día es hoy?

Mostaza: No sé.

Dos y Medio: ¿No será martes, no?

Mostaza: No seguro que no, ¿por...?

Dos y Medio: Porque los martes no viene.

Mostaza: ¿Quién, el diez?

Dos y Medio: ¡No!. Mi hermana. Hace horas extras.

Mostaza: Me tenés podrido. Me voy.

Dos y Medio: ¿Y ahora que te hice? No te vayas. Agarrá una silla y sentate a ver el partido,
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ya va a empezar. De acá se ve fenómeno, mejor que estar al lado de la cancha.

Además los muchachos me dejan el lugar despejado para que yo pueda mirar.

Cuando termina el campeonato me regalan la pelota del último partido firmada

por todos los jugadores, el número tres no firma, me deja el espacio a mí, libre,

para que yo lo llene cuando me crezca. Y en la fiesta del club, rifan como primer

premio una de mis zapatillas, la derecha, como botín de oro la rifan.

Yo les guardo siempre la zapatilla que me sobra, la dono. (Pausa) ¡Tenés que ver!

Mostaza: ¿Qué?

Dos y Medio: Lo bien que se ve el partido de acá. Dale, sentate.

Mostaza: (Se sienta cerca de la mesa) Hoy no es martes, por que los martes teníamos

instrucción y me acuerdo muy bien de los martes: El que no se tiraba cuerpo a

tierra con la panza bien pegada al barro helado, venía el cabo y te clavaba el taco

de la bota en la espalda y te decía: “¡Hacete hombre, carajo, que la patria no

necesita de maricas como vos!” “¿Querés que te tiremos a los ingleses? Ahí

vas a saber lo que es bueno”. Y te pisaba la cabeza hasta que te comías el barro

También me acuerdo de los jueves que eran parecidos a los martes con la dife-

rencia que el cabo de turno te hacía creer que hacía calor y te hacía salir al campo

a la mañana temprano casi en pelota, decía que el frío era “pisíquico”. Y de los

domingos. Nos pudríamos esperando el chocolate prometido que era lo único...

Dos y Medio: (Interrumpiéndolo para sacarlo del tema) Entonces debe ser miércoles, o viernes...,

¿sábado? ¡No me digas que es lunes!

Mostaza: (Cansado) No te digo nada.

Dos y Medio: (Entusiasmado) ¡Ya llegó! (Mostaza se para turbado) ¡Ahora si empezó la joda!.

¡Vamos diez querido! (A Mostaza) Acercate, mirá si no tiene un físico

privilegiado.
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Mostaza: Si yo quiero ver algo salgo y chau, ¿entendés?

Dos y Medio: Si, pero no salís.

Mostaza: Está bien. No salgo. ¿Y qué?

Dos y Medio: ¿Viste?, te dije, si yo te conozco.

Mostaza: (Enojado) ¡No me conocés un carajo!

Dos y Medio: ¡Eh, che, no te enojés! ¿Y ahora que te hice?

Mostaza: (Tratándose de calmar) Me ponés nervioso, eso es todo, eso, me confundís.

Dos y Medio: Vos te confundís solo. Mirá que linda tarde. ¡Una tarde peronista!, como decía

el viejo. Grande el viejo, ¿eh?

Mostaza ¿Quién, tu papá?

Dos y Medio: ¿Qué papá?. Si yo no lo conocí a mi viejo. ¡Perón, viejo, Perón!

(Silencio. Mostaza retoma el mate) Me gusta mirar por la ventana. Ves todo:

el partido, la hinchada...(Con entusiasmo) ¡Mirá...! ¡Mirá! (Mostaza casi se acerca

a la ventana, pero se arrepiente) Que jugada se mandó el diez, te la perdiste gil.

¡Es genial! ¡Uy. Uy, que guacho el referí le cobró posición adelantada!

¡Que bárbaro! ¡Mirá, la hinchada se le viene encima! ¡Que rosca se va a armar!

(Mostaza se contiene) ¡Lo están cagando a piñas... Se mete la otra hinchada a

defenderlo... esto es la guerra, viejo! ¡La guerra!

(Mostaza corre hacia la ventana y recibe un pelotazo en la cara)

Mostaza: ¡Puta que me parió!

Dos y Medio: (Riendo a carcajadas) ¿Te la creíste, che? ¡Te la creíste! (Sigue riendo) Devolvé

la pelota, dale.

Mostaza: (Furioso) ¡No devuelvo nada!

Dos y Medio: Se van a creer que me la quiero afanar. Devolvela, ¿querés?

Mostaza: ¿Cómo, vos no sos el héroe? No les vas a robar la pelota. Un héroe no es un
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ladrón. Además vos no podés jugar por que te falta una gamba, no te la vas a

guardar de recuerdo.

Dos y Medio: (Parándose, desesperado) ¡Dame la pelota, imbécil, la tengo que devolver!

(Mirando por la ventana) Ahora vienen todos para acá. ¡Dámela! (Comienza a

correr Mostaza por toda la habitación, cae, trata de levantarse, Mostaza se burla, lo

empuja. Dos y Medio logra pararse junto a la ventana. Con terror) Están todos acá

parados, esperando, por que no pueden seguir el partido. ¡Nos van a matar! (Casi

llorando) ¡Dame la pelota, guacho!

Mostaza: (Riendo histéricamente) ¡Nada, ni en joda! ¡Que la vengan a buscar si quieren!

¿No decís que es la guerra? ¡Que vengan, entonces, que los esperamos!

(Se escuchan golpes en las puertas y en las paredes. Ambos quedan en silencio)

Dos y Medio: (Saltando sobre Mostaza) ¡Dame la pelota! (Mostaza lo esquiva, Dos y medio cae

al piso. Golpes nuevamente)

Mostaza: ¡Abrí, que entren..., que entren! ¿O te crees que les tengo miedo?

Dos y Medio: Estás loco. Dame la pelota o tirala por la ventana. (Siguen los golpes) ¡Dámela,

por favor ! ¡Hacé algo!. ¡No te quedes ahí como un pelotudo! No pueden seguir

jugando, dámela. ¡Devolvela!

Mostaza: ¿Tenés miedo de que te tiren la casilla abajo? No te preocupes, no van a joder a un

lisiado.

Dos y Medio: (Asomándose por la ventana, desesperado) ¡No muchachos, no! Es el pelotudo de

Pancho que no se las quiere devolver... esperen, yo se la saco y sigue el partido, eh?

(Siguen los golpes)... Yo... si quieren les dono mi zapatilla, para que la rifen. ¿Hoy

lo iban a tratar en la comisión, no? (A Mostaza) ¡Dame la pelota! (Va hasta el

armario y saca una zapatilla) Aquí tienen, muchachos, mi zapatilla, para que se

ganen unos mangos. (Dando una idea) Así se pueden comprar una pelota de
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repuesto. (Queda con la zapatilla en la mano, casi llorando)... La zapatilla,

muchachos..., la zapatilla de la pierna que me falta... muchachos. (Rogando)

¡Muchachos..., para que la rifen! ¡Vamos, che! Soy Dos y Medio, el tres. Cuando

me crezca voy a jugar de nuevo con ustedes, se los prometo... ¡Ya me está creciendo...,

miren! (Muestra la rodilla, como si fuese un muñón, por la ventana. Mostaza suelta la

pelota que rueda por el piso hasta los pies de Dos y Medio. Este se apresura a tomarla

y la tira por la ventana)

¡Acá está la pelota! No la quería soltar el idiota este. Se pensaba que... no se... (Pausa)

Ya me va a crecer y voy a jugar de nuevo, ¿eh?. Falta poco, ya van a ver.

(Sosteniendo aún la zapatilla) Cuando la quieran me avisan..., yo la tengo guardada en

el armario. , me dicen: ¡ Che, Dos y Medio, necesitamos guita para el Club...!, y

listo, yo la dono... (Un gran silencio. Dos y Medio llora y comienza a recitar el

ritual)

Invoco a Santa... Rita para que... me crezca la piernita, invoco a San Ramón para que

me crezca un piernón. (Mostaza lo toma de las manos y se acopla al recitado dándole

más impulso y comenzando a dar vueltas cada vez con mayor frenesí, hasta caer

ambos al suelo)

Mostaza: (Después de un silencio) Sentate. (Lo ayuda a levantarse y luego a sentarse junto a la

ventana)

Dos y Medio: (Mirando hacia fuera) El partido sigue, el tres ni se ve en la cancha, y hoy no es el

mejor día del diez. Seguro que perdemos.

Mostaza: Una batalla no es la guerra. Yo te hago masajes y vas a ver como te crece más rápido;

y se fortalece.

Dos y Medio: El partido ahí y yo...

Mostaza: No le des pelota al partido. Termino de hacer masaje, después comemos algo y listo.
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Y le preparamos algo a tu hermana. Debe venir con hambre.

Dos y Medio: Acá no hay nada para comer. Ella siempre trae algo.

Mostaza: Entonces viene.

Dos y Medio: Yo no tengo hambre.

Mostaza: Mejor, más para mí.

Dos y Medio: Que si yo no tengo hambre, ella no viene.

Mostaza: (Dejando los masajes. Irónico) ¿Y cómo sabe? ¿Te llama al celular?

Dos y Medio: (Sin registrarlo. Mirando el partido) El partido ya está por terminar, casi es de

noche y ni un gol metimos. Mirá, ya se prendieron las luces del Club. Hoy se

reúne la comisión, van a tratar de cuanto va a salir la rifa.

Mostaza: ¿Qué rifa?

Dos y Medio: La de mi zapatilla.

Mostaza: ¿Tu zapatilla? Si ni te dieron pelota recién. Te quedaste con la zapatilla en la mano

como un gil.

Dos y Medio: (No hace caso a las palabras de Mostaza) Ya terminó:. Los del 9 de Julio festejan.

Claro sacar un empate acá es como ganar. (Pausa) Miralo al diez, casi llora y el

tres ya se las tomó. (Pausa larga) El barrio se pone triste cuando termina el par-

tido. Cada uno a su casa... ¡a dormir, carajo!...si yo pudiera dormir, y soñar el

mismo sueño que soñé cuando perdí la pierna.

Mostaza: ¡Bueno, cortala, che! Ya te va a crecer. (Cambiando de tema) Decime tu hermana,

¿viene o no viene?.

Dos y Medio: (Se para, lo mira a los ojos y a los saltos va a tirarse a la cama) ¡Andá a cagar!

Mostaza: (Después de un silencio) Estás triste, ¿viste?. Lo que pasa que el partido es como

la guerra, unas veces se gana y otras...

Dos y Medio: ¡Claro!. A vos no te importa perder, total ya estás acostumbrado. ¿Pero
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sabés una cosa? Cuando se gana los demás te miran y te aplauden y quieren ser

como uno. A los perdedores como vos no los mira nadie, pero a mí si me miran.

Mostaza: (Seco) Como a un cuadro.

Dos y Medio: ¿Qué?

Mostaza: En el marco de la ventana, parecés un cuadro antiguo, por eso te miran.

(Pausa)

Dos y Medio: Tengo hambre.

Mostaza: ¿Qué?

Dos y Medio: Que tengo hambre.

Mostaza: Ah, cambiaste de tema.

Dos y Medio: Preparame algo, dale.

Mostaza: ¿Comida?. Si acá no hay. Además, si tenés hambre seguro que viene tu hermana.

Dos y Medio: No sé si te va a gustar.

Mostaza: ¿Quién, tu hermana?

Dos y Medio: No, la comida que trae.

Mostaza: Me tenés podrido, me voy.

Dos y Medio: ¡Chau!

Mostaza: (Yendo hacia la puerta) ¿No me olvido nada?

Dos y Medio: No trajiste nada.

Mostaza: ¿Querés otros mates antes de que me vaya?

Dos y Medio: No.

Mostaza: No gracias, se dice. O no tenés educación.

Dos y Medio: Sí.

Mostaza: (Riendo) ¿Si, tenés educación?

Dos y Medio: Que si, que te cebes unos mates..., mientras esperamos a mi hermana.
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(Un largo silencio. Mostaza prepara el mate)

Mostaza: De paso te hago compañía.

Dos y Medio: No me gustan los tipos como vos, los cagaría a trompadas.

Mostaza: ¿A mí?

Dos y Medio: Si; a vos y a todos los que son como vos.

Mostaza: ¿Y cómo soy yo? ¿A ver? (Dos y Medio no contesta)

Además, vas a tener que esperar a que te crezca la pierna.

Dos y Medio: ¿Y eso que tiene que ver?

Mostaza: (Riendo) Si me pegás una patada te caés de culo.

Dos y Medio: Te burlás de un invalido. Soy joven todavía, tengo tiempo.

Mostaza: ¿Tiempo?

Dos y Medio: Si, tiempo de que me crezca, y de cagar a patadas a más de uno. Así como

la pierna me desapareció de golpe, también me puede crecer de golpe.

Solo es cuestión de dormir. Si duermo y sueño que la recupero, seguro que me

crece, pero no puedo acordarme en que sueño la perdí. Te juro que si me acuerdo

me crece y ya vas a ver.

Mostaza: (Siempre tranquilo) Mientras tanto te hacés masajes. (Pausa. Ceba unos mates)

Bueno pero no te preocupes, en la vida siempre algo se pierde.

Dos y Medio: ¡Miralo al filósofo!

Mostaza: ¡Mirá si perdías la cabeza..., o los ojos..., no podrías pensar, ni mirar por la

ventana! (Dos y Medio lo mira fijo) ¿Viste?

Dos y Medio: ¡Imbécil!

Mostaza: ¡No insultes pendejo, eh! Que yo te quiero dar ánimo y nada más! ¿Oíste gil?

Dos y Medio: ¡Andá a darle ánimo a tu abuela!

Mostaza: No, yo de noche no salgo.


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Dos y Medio: Te vas a ir, te vas a ir, pero siempre te quedás.

Mostaza: Me quedo para hacerte compañía..., y para esperar a tu hermana.

Dos y Medio: Con mi hermana no jodás ni me compliqués más la vida, ¿querés? Lo

único que me falta es tenerte como cuñado.

Mostaza: Vos te complicás solo. (Pausa) Mirá pendejo, si mientras soñabas perdiste

la pierna, va a ser mejor que no duermas, porque en una de esas te despertás

y...¡zas!..., sos solo una oreja.

Dos y Medio: Y seguramente voy a escuchar tu voz diciendo boludeces. Prefiero que no me

quede nada. ¡Desaparezco y chau!. En una de esas me estoy haciendo invisible

de a poco: hoy una pierna, mañana la otra y después todo. ¡Ja! Que bárbaro,

¿no?. ¡Invisible, si señor!

Mostaza: En verano fenómeno, pero en invierno te la regalo.

Dos y Medio: ¿Por qué?

Mostaza: ¡Gil! Para que no te vea nadie tenés que andar en pelotas, y en invierno te cagás de

frío.

Dos y Medio: Sos un tipo de mierda, siempre le buscás la contra.

Mostaza: ¡Está bien! Tirate a dormir entonces, a ver como te va.

Dos y Medio: No, gracias, no tengo sueño.

Mostaza: Mejor charlamos. (Silencio, se miran. Mostaza da paseítos por la habitación,

Dos y medio lo sigue con la mirada) ¿De qué podemos hablar?

Dos y Medio: No se.

Mostaza: No hay caso, no nos podemos comunicar.

Dos y Medio: ¿Y quién quiere comunicarse con vos?

Mostaza: ¿Vos me tenés bronca a mi?

Dos y Medio: ¿Bronca? ¿A vos? ¡No! Lo que pasa es que no te trago, nada más.
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Mostaza: ¿Y yo que te hice para que no me tragues?

Dos y Medio: Nada. Si vos no sos capaz de matar una mosca.

Mostaza: ¿Y entonces?

Dos y Medio: ¡Por eso, por que no sos capaz de hacer nada! ¡Estuviste en una guerra y mirate!

Seguro que no mataste a ningún inglés, ni te jugaste en ninguna. Se te ve en

en la cara que no tenés pelotas.

Mostaza: Había que cuidar las balas y el frío no te dejaba mover mucho. Por algo nos llaman

“Héroes...”.

Dos y Medio: ¿Héroe vos? ¡Andá a cagar...! Si tenés una pinta de infeliz que matás...¡Ah, ya sé!

Matabas con la pinta. (Lo imita) Te parabas en medio del campo de batalla,

sin armas, sin nada, solo con tu pinta de infeliz... y los ingleses caían muertos

instantáneamente.

Mostaza: No te burles, porque yo no fui por que quise, me mandaron a buscar al Chaco.

Cuando salí de mi casa salí en remerita, mi vieja me dijo: “Llevate un pulover,

que me dijeron que allá hace frío” “Quédese tranquila mamá, que en el ejército

me van a dar la ropa que necesite” ¡Mierda nos dieron! Algunos hasta se

congelaron de frío. ¡Yo que sabía donde quedaban esas islas!

Dos y Medio: En el sur. ¿O te creías que eran unas islas del Paraná que había que recuperar?

Mostaza: ¿Seguís cargándome? Ahora ya lo sé, pero yo en mi vida había visto a un

Inglés?

Dos y Medio: ¿Y a los Beatles, no los viste nunca?

Mostaza: ¡Esos eran rockeros, no ingleses! .

Dos y Medio: A mi se me perdió una pierna..., pero a vos...,a vos te quedó un agujero en la

cabeza.

Mostaza: (Tocándose la cabeza) ¡Avisá, che! Bien que me las esquivé a las balas, ni un
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rasguño. Lo dice el informe: “Ileso”, ¿Oíste?. “Ileso”.

(Largo silencio. Dos y Medio rompe la incomodidad)

Dos y Medio: Mi hermana no viene.

Mostaza: Y a mi qué, ya lo sabía.

Dos y Medio: Si, ya sé.

Mostaza: ¿Ya sabés qué?

Dos y Medio: Que lo sabías.

Mostaza: ¿Y entonces?

Dos y Medio: Jugábamos.

Mostaza: (Desconcertado) ¡Ah...! Si... jugábamos. (Desilusionado) ¿Quiere decir que...

no viene nadie?

Dos y Medio: ¿Nadie? Que sé yo.

(Pausa. Mostaza avanza insinuante hacia Dos y Medio)

Mostaza: ¿Casi mejor, no? Estamos solos, tranquilos, nadie nos ve.

Dos y Medio: (Asustado, se para y retrocede dando saltitos) ¡Pará, che! ¡No jodas, eh!

Mostaza: Podemos hacer lo que queremos.

Dos y Medio: ¡Pará, viejo, vos sos medio raro, no me confundas, eh!

Mostaza: (Detiene su avance) ¿Si apagamos la luz? (La apaga)

Dos y Medio: ¿Qué te pasa?... ¿Te vas a aprovechar de un lisiado?

Mostaza: Te va a gustar. Así seguimos jugando... Prendemos una vela, ¿querés?, y jugamos.

Dos y Medio: (Aterrado) ¿A qué?

Mostaza: A soñar... Miramos la vela y soñamos despiertos, en una de esas en el sueño recu-

perás la pierna.

Dos y Medio: ¡Prendé la luz!

Mostaza: Buscá una vela, vos sabés donde están.


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Dos y Medio: En el cajón del armario, prendela rápido.

Mostaza: ¿Le tenés miedo a la oscuridad?

Dos y Medio: ¡Dale apurate!

Mostaza: (Enciende una vela y la coloca sobre la mesa) ¿Ves? Ya está.

Dos y Medio: ¿Y ahora?

Mostaza: Nada, ya está. ¿Jugamos?

Dos y Medio: ¡Vos estás loco!

Mostaza: (Acerca la cara a la vela) Arrimate a la vela.

Dos y Medio: (Acercándose) ¿Para qué?

Mostaza: No preguntes tanto y acercate más. (Dos Y Medio obedece, Mostaza comienza a

caminar alrededor de la mesa en un silencio amenazador, Dos y Medio retrocede

rodeando también la mesa) ¿Ves que tenés miedo, que sos un cagón?. Dejá que

me acerque, no te asustes.

Dos y Medio: No me gusta este juego. ¡Terminala!

Mostaza: (Para de golpe y lo mira profundamente. Dos y Medio se queda petrificado, no

Entiende) A mi si. ¿Te das cuenta, pendejo, que si quiero te jodo?

Dos y Medio: A mí lo que me da miedo es tu agujero en la cabeza.

Mostaza: (Fiero) ¡Terminala viejo! (Lo toma del cuello y lo arrastra hasta la silla de la

ventana) ¡Que estoy enterito! ¿Oíste?

Dos y Medio: (Recuperándose) No estoy tan seguro... A mi me parece que a vos te gustan los

tipos.

Mostaza: (Indignado) ¡No lo vuelvas a repetir!

Dos y Medio: Yo no sé como te fue allá a vos.

Mostaza: Ni lo vas a saber. (Enciende la luz)

Dos y Medio: (Burlándose) Por que no lo querés contar, tenés vergüenza... ¡Dale, si recién
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decías que estábamos solos, que nadie nos ve, ni nos escucha. Contame..., ¿te

dolió?

Mostaza: (Se tira sobre Dos y Medio y caen al suelo. Mostaza lo levanta y le pone el rostro

frente al suyo) ¡Al otro le dolió...! ¿Oíste? ¡Al otro!

Dos y Medio: ¡Bufarrón!

Mostaza: (Lo suelta y Dos y Medio cae) ¿Qué decís?

Dos y Medio: (Desde el suelo) Que sos un bufa.

Mostaza: (Conteniéndose para no pegarle) Estabamos muy solos..., con miedo, tristes.

Dos y Medio: (Libidinoso) ¿Lo besaste?

Mostaza: (Abandonándose, se sienta en la silla) Sos un pobre tipo.

Dos y Medio: Eso quiere decir que lo besaste.

Mostaza: Vos no entendés nada. No soy marica, ¿entendés?, no lo soy.

Estábamos demasiado solos, desprotegidos y con mucho miedo. Hacía mucho frío.

El parecía mas débil, que necesitaba más protección que yo, estaba temblando.

Entonces me saqué la campera y se la puse sobre los hombros, me miró y se puso a

llorar, lloró como una mujer..., me hizo acordar a una mujer. Me acerqué y lo

abracé..., me volvió a mirar, esta vez de otra forma, no sé, rara. Sentí ganas de

irme, pero me quedé... mirándolo, ¿a dónde iba a ir?. Afuera el viento te

latigueaba la cara y era peligroso asomarse.. El corazón me latía fuerte y sin

pensarlo lo besé en la frente... y después en los ojos y después baje a los labios, un

largo rato nos besamos. Yo... la sensación era... de... no sé...

Dos y Medio: (Absorto) ¿Sensación?

Mostaza: La sensación de besar a una piba. Después nos separamos, sonriendo, y de la

sonrisa pasamos a reírnos fuerte, estábamos contentos, por primera vez en meses

no nos sentíamos solo, cada vez nos reíamos más fuerte, a carcajadas. Cuando
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pudimos parar, él comenzó a tararear una canción muy conocida y muy alegre

(Tararea la canción y comienza a bailar) Nos tomamos de las manos y empeza-

mos a bailar..., de pronto me soltó y salió a bailar afuera de la trinchera donde

estabamos hacía días cubriéndonos del fuego de la metralla inglesa... y me invitó

a salir a mi también...

(Detiene el relato)

Dos y Medio: (Expectante) ¿Y...?

Mostaza: Yo no quise salir... Lo llamé, le grité..., le dije que volviera..., pero no me hizo

caso... y siguió bailando y riendo y llamándome: “¡Salí Mostaza, vení a cantar

y a bailar, que estamos solos en medio de esta puta isla. Los ingleses se fueron por

que nos tienen miedo. Son unos cagones muertos de frío. Salí Mostaza, salí...”

Decía mientras daba grandes saltos imitando a un bailarín clásico.

El silbido del viento hacía llegar su voz de distintas formas, algunas veces parecía

lejos y otras parado al lado mío.

Casi me convence y estuve a punto de salir cuando escuche el tableteo de una

ametralladora... Instintivamente me tiré al suelo de la trinchera y me quede

quietito, quietito..., quieto me quedé. Las balas pasaban silbando a cincuenta

centímetros de mi cabeza, como en las películas de guerra cuando el muchacho se

salva casi de pedo y su amigo que cometió una imprudencia cae abatido por las

balas del enemigo..., pero... no era una película y yo me había meado encima.

Después un silencio, el más grande que escuché en mi vida..., la meada me había

calentado las piernas y quería conservar ese calor un rato más... y no quise mirar.

Yo sabía que una bala en tu cuerpo no la sentís cuando entra, pero después te duele

mucho..., te morís. Yo sé que a él le debe haber dolido mucho.

Recién cuando nos rendimos salí de mi trinchera, busqué su cuerpo por todos lados
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pero no lo encontré.

Dos y Medio: (Conmovido) ¿Y a vos...qué te pasó?

Mostaza: Nada..., ileso, ya sabés.

Dos y Medio: (Impotente) ¡Qué se yo!!

Mostaza: (Explicando) Estoy acá, con vos, esperando a tu hermana. Me salvé.

(Pausa)

Dos y Medio: (Se incorpora y se sienta en la silla junto a la ventana) ¿Te quedás?

Mostaza: No quiero salir.

Dos y Medio: Además el barrio es peligroso y...

Mostaza: Pero si querés me...

Dos y Medio: (Rápido) No, quedate, seguro que mi hermana viene hoy, en cualquier momento

y... bueno ya sabés. (Largo silencio) Yo no hice ni siquiera la colimba.

(Explica) Por la gamba. Pero fui a la revisación. Me encontraron totalmente sano

pero si te falta una pierna no la podés hacer. Un pelotudo me cargó, me dijo que

no la hacía porque no podía ponerme firme. (Ríe, luego ríen juntos)

Mostaza: Tuviste suerte, ¿eh?

Dos y Medio: (Todavía riendo) La verdad que sí. También me dijeron que si me crecía tenía

que presentarme. (Haciendo un corte de manga) ¡Tomá que me voy a presentar!

Los milicos se creen que uno es un gil.

(Largo silencio)

Mostaza: (Queriendo iniciar una nueva conversación) Decime, tu hermana...

Dos y Medio: (Lo interrumpe) Ahí viene cruzando la canchita. Mirala. La ilumina la luna,

no tiene miedo de andar sola. ¡Esta si que es una mina! Asomate, mirá.

(Mostaza, nervioso, se apoya contra la mesa dándole la espalda) Le dicen la Rusa,

o la Rusita. Tiene la piel muy blanca, debe haber salido al viejo. Cuando viene
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para acá siempre mira para la casa, se para y me mira un rato. Dice que le gusta

verme en la ventana.

Mostaza: ¿La Rusa... ?

Dos y Medio: Si, mi hermana. Le dicen la Rusa.

Mostaza: (Nervioso) ¡Ah...! Yo no sabía ...

Dos y Medio: Es de las minas que me gustan... (Inquieto) ¡Mirá! Se le acercan dos tipos.

Ella apura el paso y los tipos la corren. ¡Mirá! ¡Mirá!... La agarran de los

brazos... ¡Hijos de puta!... ¿No hay nadie que la defienda?. (Lo mira a Mostaza)

¡Vos, gil, vos que podés! (Desesperado Mostaza intenta asomarse, pero no puede

intenta salir pero algo más fuerte lo contiene) Andá a defenderla vos que podés.

(De pronto) ¡Esperá...! Se zafó...! Viene corriendo para acá. ¡Vamos Rusita...!

¡Se cayó! Aparecen dos tipos más. (Se escuchan voces fuertes y gritos de mujer)

¡¡Turros...!! (Casi llorando) La arrastran hasta una camioneta... y yo acá sin poder

moverme... y vos... (Mostaza está apoyado en la mesa, paralizado)... y vos...con

ese agujero en la cabeza.

Mostaza: (Gritando) ¡Ileso, viejo, ileso!!!!

Dos y Medio: (Hacia fuera) ¡Hijos de puta...!! Apareció la cana. (A Mostaza) ¡Salí, hacé

algo...! ¡Agarralos, la camioneta no les arranca! (Se escuchan tiros) ¡Salí a

agarrar a esos que se escapan! (Mostaza se mueve nervioso e

impotente por toda la habitación) ¡Carajo! Tiraron a la Rusita de la camioneta...

¡Turros...! La lastimaron y yo no pude defenderla. (Grita) ¡Rusa...! ¡Rusita...!

Es mi hermana, guachos. (Se escuchan nuevos disparos) ¡Andá a ayudarla, inútil!

Mostaza: ¡Te dije que no salgas, carajo!

(Mostaza se desafía a sí mismo y en un grito abre la puerta. Siguen sonando

disparos. Como si un balazo le hubiese dado se toma la cabeza y da vueltas


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locamente y cae al piso. Queda inerte).

Dos y Medio: (Desesperado) ¡El agujero! ¡Te dije..., el agujero! (Se acerca a Mostaza y lo

arrastra al centro de la habitación) No, no..., es mentira, es mentira lo del

agujero... (Se sienta en el suelo y lo toma en sus brazos)... Es un sueño, como el

de mi pierna, creéme Mostaza, de veraz... ya te va a pasar, y vas a poder pensar ,

¿sabés?. Se te va a rellenar y... (Llora)... y mi hermana te va a cuidar, ¿sabés?.

Ella me cuida a mi... y después... Te voy a regalar mi zapatilla..., la del tres...

¡Carajo! ¡No te duermas Pancho! Yo voy a dormir te lo prometo, y a soñar mi

sueño y el tuyo, y cuando despierte vamos a poder salir a la calle, yo con mis dos

piernas y vos sin tu agujero, ¿eh?. Dale Mostaza, mi hermana nos va a acompañar.

No jodas hermano. ¡Arriba! ¡Arriba Mostaza! ¡Arriba!

(Mientras bajan las luces se escuchan tableteos de ametralladoras, motores de

aviones y voces de mando mezclados con la transmisión del partido y gritos de

gol)

Telón
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