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Manejo de Agapornis como mascotas

Alojamiento: El agapornis necesita una jaula amplia (“cuanto más grande mejor”) y
preferentemente rectangular. Los barrotes también deben de ser horizontales
para que puedan subir y bajar con las patas y el pico por ella.

La jaula debe de estar situada cercana a una fuente de luz natural pero lejos de
corrientes de aire. Así mismo debemos evitar el uso de productos de limpieza ni
ambientadores cercanas a esta. Nunca colocar la jaula en la cocina ni fumar en la
presencia de nuestra mascota. Son extremadamente sensibles al humo.

No olvidemos dotar la jaula con los elementos esenciales, tales como recipientes
para la comida y el agua, unas perchas apropiadas, un columpio y algunos juguetes.
Evitar el uso de espejos y juguetes que contengan piezas pequeñas que se puedan
tragar o que puedan romper con facilidad al picotear.

La jaula debe tener una bañera para que el agapornis pueda refrescarse. Es
imprescindible cambiar esta agua diariamente para que no se beba el agua sucia.

Para un buen enriquecimiento ambiental es necesario cambiar los juguetes de vez


en cuando.

Por la noche debemos cubrir la jaula para proporcionarle un espacio de tiempo


tranquilo durante el cual pueda descansar sin ser molestado. Si se encuentra fuera
de la jaula, las ventanas deben permanecer cerradas y preferiblemente cubiertas
con cortinas o persianas para evitar que en su vuelo choque contra los cristales y
se lastime. El ejercicio es muy importante. Nuestro pájaro habrá de disponer de
tiempo libre fuera de la jaula. Podemos adquirir diferentes multijuegos para
estimular su actividad.

¿Solo o en pareja?: Si vas a tener poco tiempo para dedicarle, ten una parejita.
Dos machos si no quieres que críen o un macho y una hembra, nunca dos hembras.

Respeto y cooperación, nunca jerarquía: Los agapornis no son jerárquicos. Es


mejor que te ganes su respeto y su afecto a que trates de imponerle nada. El
agapornis tiene que percibir tu cariño y saber que lo que haces es por su bien para
que te haga caso. Si no quiere tus caricias, no lo fuerces. Si insiste en permanecer
a su aire y alejado de ti, no te acerques. Si no quiere que lo cojas, no se lo
impongas. Si está en algún sitio en el que no quieres que esté, llámalo para
que venga a ti. Si te pica cuando no debe, ignóralo para que no vuelva a hacerlo, a
veces solo buscan llamar la atención. Si hace algo bien, prémialo. Si lo llamas y
no viene, trata de enseñarle que si se posa en tu mano hay una chuche después.
Reforzamiento positivo, nunca castigo, y mucha paciencia.

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