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Taú y Keraná son personajes de la mitología guaraní.

La pareja fue objeto de una


terrible maldición según la cual sus hijos se convirtieron en los siete monstruos
mitológicos: Teyú Yagua; Mbói Tui, Moñai, Jasy Jateré, Kurupí, Ao Ao y Luisón; cabe
destacar que todos son sietemesinos, es decir, que nacieron con 7 meses de
gestación.1

Tau y Keraná.

Índice
1 Padres malditos
2 Los siete monstruos mitológicos
3 El caos en la Tierra
4 Tumê Arandu y su hermana Porãsy
5 El plan está en marcha
6 El fin
7 Referencias
8 Véase también
9 Bibliografía
10 Enlaces externos
Padres malditos
Taú era un espíritu maléfico que se había enamorado de la doncella llamada Keraná,
una niña de belleza admirable (hija de Marangatú) que se pasaba los días durmiendo.
Por esta razón le pusieron por nombre Keraná (dormilona) y kerana la simpática
personificación de la tribu. Taú se había quedado prendado de la joven y para
conquistarla se transformó en un apuesto joven.2

Con la nueva apariencia Taú visita a Keraná por siete días consecutivos. En el
último día, intenta raptar a la joven, por lo que Angatupyry (espíritu del bien) se
ve obligado a intervenir para evitarlo. Por ello empieza una lucha con Taú que dura
siete días. Finalmente, Taú haciendo el uso de artimañas vence a Angatupyry.

Taú al verse triunfador se lleva a Keraná. Esto ocasiona profunda tristeza e


indignación en la tribu por lo cual estos ruegan un castigo ejemplar al
transgresor. Entonces vuelve a tomar cartas en el asunto y hace de Taú el objeto de
una terrible maldición.

Los siete monstruos mitológicos

Las Pléyades: la advertencia sobre los siete monstruos (Digitized Sky Survey).
Como castigo a las acciones de Taú, Angatupyry condena a la pareja a parir
monstruos. Así nacen los siete monstruos de la mitología guaraní: Teju Jagua, Mbói
Tu'i, Moñai, Jasy Jateré, Kurupí, Ao Ao y finalmente Luisón. Todos ellos nacidos de
forma prematura (a los siete meses).

Sostiene la leyenda que al nacer el último hijo apareció en el cielo una señal de
advertencia para que los hombres se cuiden de estos engendros: las Pléyades.

Al parecer la leyenda quiere asociar el castigo a las siete penas que marcan a la
humanidad: el miedo, el dolor, el llanto, el hambre, la sed, la enfermedad y la
muerte.3

El caos en la Tierra
Por siete años el mal se extiende por la Tierra. Las acciones de los siete hermanos
hacen que reinen el miedo y el terror y no haya refugio en ningún lugar.

Nadie esta a salvo, Kurupí rapta y viola a las doncellas. Moñai roba y saquea.
Luisón ultraja los cementerios. Jasy Jateré en sus travesuras rapta a los niños. Ao
Ao asola los rebaños de la tribu, mientras que, con sus graznidos, Mbói Tu'i espera
acechante en la selva. La mirada de fuego de Teju Jagua en la oscuridad de las
cuevas inspiran solo más temor y supersticiones.

Muertes, ultrajes, robos y violaciones predisponen a los habitantes de la tribu a


pelearse unos con otros, a matarse entre hermanos. Las familias se atacan unas a
otras y se incendian las aldeas.

El mal, propagado por el triunfo de Taú, impera en las tierras que Tupã (el dios
supremo) bendijo un día. Ahora los hombres se arman y se matan, prefieren el
vandalismo a la bondad. La semilla del mal se instala en la tribu.4

Tumê Arandu y su hermana Porãsy


Tumê Arandú, sabio de la tribu, ve el sufrimiento de su gente y decide pedir ayuda
a Tupã para vencer al mal que invadió su tierra. Tupã escucha el ruego y envía un
mensaje a Tumê Arandú a través de Jahari gua’a (un guacamayo).

Éste escucha el mensaje y se lo transmite a la tribu. El plan sólo puede ser


llevado a cabo por una bella doncella y existe la posibilidad de que ésta nunca
retorne. Sin embargo, nadie en la tribu parece ofrecerse ante el temor de tal
sacrificio y todos callan.

Tumê Arandu vuelve a su hogar y comenta lo ocurrido a sus hermanas: Guarasyáva,


Tupínamba y Porãsy. Porãsy (madre de la belleza), bella y valiente se ofrece como
voluntaria para el plan:

“Yo iré a matarlo –dice, poniéndose de pie Porãsy– Engañaré a Moñái y escaparé de
sus fauces sin un solo rasguño, pero si Tupã desea el sacrificio, allí estaré para
morir por mi pueblo”.
Porãsy, altiva, extiende su mirada más allá del círculo familiar que la rodea y
gira alrededor de los reunidos. Está ansiosa por comenzar su tarea.

La misión no le asusta. Todo lo contrario, le infunde valor. Porãsy aspira el aire


renovado de la tarde que va cayendo del otro lado del río. Llena sus pulmones más
que de aire, de valor y coraje. Porãsy ha decidido ser la protagonista y así será.

Ha llegado la hora del fin para los siete hermanos. Ya no tienen escapatoria.
Debemos aprovechar este momento. Taú se ha marchado hacia Ruapehú y no podrá
intervenir. Si logramos acabar con ellos, haremos retroceder a la maldad que tiende
su manto sobre todos nosotros”.

Un pesado e incómodo silencio se forma cuando Tumê Arandu calla.

”Si estamos de acuerdo en seguir el plan que Tupã nos dicta, he de marcharme para
preparar a mis hermanas e iniciar las acciones”.

Los asistentes con la mirada clavada en el piso responden con su silencio. El miedo
y la incredulidad han ganado su voluntad, pero no pueden impedir que el valor de
Tumê Arandu y de sus hermanas se interponga a la maldad.

Tumê Arandú se levanta y se marcha.


Leyendas y mitos del Paraguay: Tomas L. Micó
El plan está en marcha

Moñái.
Porãsy se dirige entonces a la cueva de Moñái, donde llega al amanecer. Lentamente
ingresa a la cueva sabiendo el peligro que le acecha. Moñái despierta y sale a su
encuentro, pero prendado por su belleza no la mata, en su lugar le pregunta qué
hacía allí.
Porãsy siguiendo el plan, le dice que estaba fascinada por las historias de su
bravura que había escuchado, que estaba enamorada del monstruo y que quería casarse
con él. Moñái, obnubilado por la belleza y elocuencia de la joven, acepta hacerlo
en ese mismo momento. Porãsy entonces responde que lo haría con una sola condición:
que los hermanos de Moñái estén presentes en el casamiento.

Después de pensarlo, Moñái acepta pero le sugiere que se casen en la cueva de Teju
Jagua, ya que éste, debido a sus deformidades, no puede salir de su morada. Porãsy
accede y ambos se ponen en camino a la gruta. El plan que Tupá había comunicado a
Tumê Arandú estaba en marcha.

Durante diez días Porãsy aguarda en la cueva con Teju Jagua mientras Moñái buscaba
y reunía a sus otros hermanos. La última noche estando todos los monstruos reunidos
se hace una fiesta en la que estos últimos beben chicha y se emborrachan.

Afuera en la noche cerrada, la tribu de Tumê Arandú silenciosamente rodea el cerro


donde se encuentra la gruta. La trampa se empieza a cerrar.

El fin

Lucero del Alba (planeta Venus): Tupã premia el sacrificio de Porãsy elevándola a
los cielos para que brille durante el amanecer y el ocaso.
La grotesca fiesta se desarrolla dentro de la cueva a los ojos de Porãsy que
aguarda la oportunidad para dar la señal a su tribu. Los monstruos se mueven cada
vez más toscamente por los efectos del alcohol hasta caer dormidos. La doncella
entiende que había llegado el momento adecuado y sigilosamente se aproxima a la
entrada para alertar a su gente. En ese instante, Moñái despierta y se abalanza
sobre ella con el grito de ¡traición!.

Con gran rapidez envuelve con su cuerpo de serpiente a la frágil joven y se la


lleva nuevamente hacia el interior de la cueva. Entonces Porãsy, comprendiendo que
su salvación era imposible, grita que bloqueen la cueva. Los hombres de Tumê Arandú
taponan la entrada con una gran piedra y prenden fuego al cerro para sellar así
para siempre el destino de los monstruos junto con el de la infortunada joven.

El sublime sacrificio de Porãsy para liberar la tierra de los monstruos malditos


será recordado por siempre. Tupá, para premiar su entrega, eleva el alma de la
heroína al cielo y la convierte en un punto de luz pequeño pero intenso. El
espíritu de Porãsy alumbra la aurora desde entonces.5

Referencias
Encina Ramos, Pedro (2005). «TAU Y KERANA - Escultura del MUSEO MITOLÓGICO».
http://www.portalguarani.com/967_ramon_elias/8883_tau_y_kerana__escultura_del_museo
_mitologico_ramon_elias.html. Consultado el 30 de mayo de 2018.
«Taú y Kerana Los Siete Mitos del Paraguay».
Leyendas y mitos del Paraguay: Tomas L. Micó. 1980 [1]
Capítulo XXIV del libro Nuestros Antepasados (Ñande Ypykuera) de Narciso R. Colmán
(Rosicrán)
Transcripción libre basada en el “Génesis de la raza” del libro Ñande YpyKuera de
Narciso R. Colman (Rosicrán), recopilado por Jorge Montesino en su libro “Mitología
Guaraní”
Véase también
Mitología guaraní
Bibliografía
Colman, Narciso R. (Rosicrán) (1929): Ñande Ypy Kuéra ("Nuestros antepasados"),
Asunción, Paraguay.
González Torres, Dionisio M. (1995): Folclore del Paraguay, Asunción, Paraguay.
Micó, Tomas L. (1980): Leyendas y mitos del Paraguay, Asunción, Paraguay.
Enlaces externos
Leyendas y mitos del Paraguay: Tomas L. Micó. 1980 [2]
Colman, Narciso R. (Rosicrán): Ñande Ypy Kuéra ("Nuestros antepasados"), 1929. [3]

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