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La modernidad se sustentó en la hegemonía de la razón como base

de todas las actividades humanas, presenta como presupuesto la


visión de salvación, que trae como resultado una forma de
catástrofe atómica, se condena sobre la base de la teoría critica.

Se plantea un afán de novedad y ruptura como soporte de


originalidad y desconexión del pasado, esta se convierte en un
movimiento exterior, en un ritmo propio de la civilización técnica
que reduce las necesidades espirituales del sujeto, la reducción de
esta necesidad permite comprender, que la realidad ha quedado
proscrita para el sujeto.

El tiempo de la técnica y su dominio es a partir del conceptualismo


que surge una ruptura estética, se proyectan postulados metódicos
del arte, la interdisciplinariedad en el acto creativo, y el
fortalecimiento de la idea por encima de los procedimientos.

Con el conceptualismo se puede decir que la modernidad estética


ha empezado a envejecer, después de los setenta se advierte que
el modernismo propone una respuesta mucho más débil, se piensa
en una apertura que es lo que le da inicio al escenario posmoderno
en las artes y la cultura.
Con las neo vanguardias se puede ver la influencia directa de los
impulsos estructuralistas y la teoría del lenguaje, la hermenéutica,
la semiótica, que exaltan el valor del significado artístico, es el arte
como lenguaje que fundamenta los postulados artísticos de nuestro
tiempo.

Dentro de la realidad de la cultura contemporánea se puede palpar


tres vías: una neoconservadora, otra crítica-pluralista y la
intermedia vigente la tendencia racionalista universalizante .

La vía intermedia plantea una óptica en la que se debe concebir,


más allá de lo pre moderno o anti moderno una comprensión del
rebasamiento de los radicalismos y en este sentido Jamenson
manifiesta de manera equilibrada la restructuración social del
capitalismo.

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