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Memento Mori es una frase latina que significa "Recuerda que morirás" o "Recuerda morir" en

el sentido de que debemos recordar nuestra mortalidad como seres humanos. Era una peculiar
costumbre de la Antigua Roma que cuando un General desfilaba victorioso por las calles de
Roma, un siervo se encargaba de advertirlo al grito: "Respice post te! Hominem te esse
memento!"

"¡Mira tras de ti! Recuerda que eres un hombre" (y no un dios).

Esta imagen ineludiblemente nos refiere a la etapa de la putrefacción alquímica, para así
persuadirnos de la vanitas de la existencia y lo perecedero de los cuerpos.

La naturaleza se descompone, mas el alma es inmortal; el espíritu habita brevemente en cada


cuerpo y debemos aprovechar cada instante del tiempo que se nos ha concedido para hacer
de esta experiencia, algo trascendente.

Nicolas Barnaud, en su obra Theatrum Quimicum dice: "Se trata aquí, de una tumba que no
encierra cadáver, es un cadáver que no esta encerrado en un sepulcro, porque el cadáver y el
sepulcro no hacen mas que uno..."

Así este autor nos hace entender que solo existe una materia que nos compone y amalgamada
en ella los siete cuerpos pasionales que deben disolverse y junto con ellos los siete errores
entenebrecedores del alma, mas conocidos como «pecados capitales» los cuales se oponen a
las siete virtudes del alma, cuatro cardinales y tres teologales.

Es fundamental entender en que consiste esta muerte que debe darse antes de la muerte,
para así resurgir de entre los escombros del falso «yo» cual Ave Fénix. El proceso de
iluminación requiere un arduo trabajo de demolición (disolución) que se lleva a cabo en
nuestra precaria cabaña adámica produciendo el derrumbe de sus frágiles muros y su podrida
techumbre, para una vez concretada la tarea, comenzar la reconstrucción del templo del Ser
Humano con: bases sólidas que garanticen la elevación hacia lo divino, grandes y perfumadas
estancias para dar cobijo a las virtudes, y profundos calabozos para condenar a los siniestros
vicios. Nada tiene que ver con ser mejor o mas feliz, sino de la completa erradicación de la
falsedad que se monta sobre el delirante andamiaje de la pretensión.

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