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Willakuy huk’uchamanta atoqmantawan

El cuento del ratón y el zorro

El negro no respondia nada, entonces, con su mano

derecha golpeando se volvio a pegar.

¡Oye Negro sueltame, pateándote te haría caer al suelo!

Diciendo dijo el ratón, también su patas, sus otras

patas y también su cabeza se volvió a golpear.

¡Oye Negro suéltame, con mi látigo, te castigaría en la

pampa y te haría caer ! Diciendo le dijo, ahora con su

cola lo golpeó, y su cola también se volvió a pegar, así

entonces, el Negro no soltó al ratón. Amaneció pegado

a la brea.

¡Oye Negro suéltame no seas así! Diciéndole se unió;

en ese momento , el caballero vino.

¡Tú habías sido él que se come mis flores! Diciéndole,

lo colgó al palo de sus patas, en ese momento, el

caballero regresó dentro de la casa, a traer el cuchillo

para matar al ratón; en ese momento apareció un zorro.

¿Compadrito por qué tu estas ahí colgado? Diciendo

le preguntó

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