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El agua, elemento líquido indispensable para la vida, está en

rebeldía contra el hombre. Desde el inicio de la revolución


industrial, éste no ha cesado en el empeño de contaminar los
ríos, mares y acuíferos, destruyendo las reservas de consumo
y aniquilando los bosques, fieles guardianes protectores del
agua, que retienen con sus raíces el tan preciado líquido.
Nadie afronta con seriedad factores tan vitales en esta
escasez de agua como son: el cambio climático, la falta de
bosques, la contaminación de las aguas, las pérdidas en el
suministro y canalizaciones, los sistemas de riego
derrochadores o el consumo excesivo de cada uno de
nosotros.

En la agricultura se consume el 80% de agua potable


disponible en España y esto supone un derroche de agua. El
despilfarro de los ciudadanos, unido al consumo originado
en el riego de parques públicos, jardines privados, campos
de golf y limpieza de las calles realizado, en su mayor parte,
con agua potable, aumenta más aún su escasez, poniendo en
peligro las reservas destinadas al consumo humano, y
máxime, cuando atravesamos un periodo de sequía, que
cada año se pronuncia con más intensidad debido al cambio
climático y al temido efecto invernadero. 
Consecuencias
El mal uso del agua provoca muertes y epidemias. Mientras
millones de personas mueren de sed en algunas partes del
mundo, en España gastamos, una media de 280 litros por
persona y día y, en Estados Unidos, se acerca a los 4.000.
Cada año mueren 11 millones de personas por falta de agua
y más de 300 millones enferman por malaria, fiebre
amarilla, diarreas, disentería y cólera, entre otras muchas
enfermedades, provocadas por el agua contaminada.

¿Qué debemos hacer de forma individual para mejorar los


recursos?

• Cerrar el grifo mientras nos lavamos los dientes o nos


afeitamos, y poner el tapón mientras fregamos.
• Dúcharnos en vez de bañarnos. Reducir el tiempo que el
grifo permanece abierto.
• Reparar los grifos o las cisternas que gotean.

• Colocar en cada grifo un filtro, para ahorrar agua.


• Tirar de la cadena del inodoro cuando sea necesario. No
emplearlo como cenicero o papelera. Desperdiciarás mucha
agua.

• Exigir al Ayuntamiento que se rieguen los parques públicos


y limpieza de las calles con agua reciclada.
• No lavar el coche por sistema.

Éstas son algunas de las acciones que podemos hacer


nosotros como ciudadanos. Los responsables políticos tienen
el deber de proteger el agua de la forma más eficaz y
ahorrativa posible, y tomar las medidas necesarias para
desarrollar e implantar las alternativas ante el despilfarro
del agua potable y que ésta sea, limpia y sana, no
contaminada y de baja calidad.

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