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El nuevo Código Penal argentino como soporte normativo de la sentencia

Autora: Vanella, Carolina A.

Cita: RC D 23/2021

Subtítulo:

Comentario al fallo 'Marítima Maruba S.A. s. Ley 24769', Trib. Oral Penal Econ. Nº 2, 07/07/2020

Sumario:

I. El fallo. II. La discusión. III. El nuevo Código Penal como soporte normativo. IV. Algunas
reflexiones.

Fallo comentado:

Marítima Maruba S.A. y otro s. Infracción Ley 24769 /// Trib. Oral Penal Econ. Nº 2; 07/07/2020;
Rubinzal Online; 1540/2018; RC J 501/21

El nuevo Código Penal argentino como soporte normativo de la sentencia

I. El fallo

El art. 59, inc. 6 del CP consagra el derecho de todo imputado a extinguir la acción penal por
conciliación o reparación integral del perjuicio. Por vía de principio, como lo hiciera la CSJN en
el caso de Fallos 239:459, toda norma que reconoce un derecho es directamente operativa y, de
acuerdo a lo dicho, el citado art. 59, inc. 6 del CP consagra el derecho del imputado a extinguir
la acción penal por conciliación o reparación integral del perjuicio.

Aunque la ley tuviera margen de pormenorización para fijar en ese sentido condiciones
razonables y aun cuando la norma reglamentaria no se dictara, la operatividad subsistía y, en
todo caso, serían los tribunales judiciales los que debían adoptar esas otras medidas para dar
aplicación a las normas operativas.

El art. 59, inc. 6 del CP no establece restricción alguna en cuanto a su aplicación por lo cual no
media impedimento para que, de corresponder, también se extienda a los delitos fiscales
(tampoco lo hace el Anteproyecto de Código Penal de 2018 en su art. 59, inc. 7). El Tribunal, por
lo demás, no se encuentra habilitado para crear pretorianamente un supuesto de restricción al
margen de la ley (el resaltado corresponde al presente comentario).

En lo relativo a la oportunidad de la interposición de tal causal de extinción de la acción penal,


se habrá de consagrar la interpretación más amplia, de manera de tutelar en forma efectiva el
derecho de que se trata, máxime ante la ausencia de toda regulación al efecto. El único requisito
en ese sentido, que va de suyo, es la vigencia de la respectiva acción penal.

Una reparación integral del perjuicio en materia de delitos fiscales abarca como mínimo la
satisfacción incondicional de las obligaciones tributarias lesionadas, la renuncia posterior a toda
acción y derecho y el pago de costas y gastos causídicos.

II. La discusión

El Régimen Penal Tributario exime de responsabilidad penal al sujeto obligado que regularice
espontáneamente su situación, dando cumplimiento a las obligaciones evadidas, siempre que
su presentación no se produzca a raíz de una inspección iniciada, observación de parte de la
repartición fiscalizadora o denuncia presentada[1].

Por otra parte, a partir de la sanción de la Ley 27147[2], el legislador incorporó como nueva
causal de extinción a la conciliación o reparación integral del perjuicio "de conformidad con lo
previsto en las leyes procesales correspondientes". De esta manera, el alcance del art. 16 de la
Ley 24769 -modificada por la Ley 26735- sobre la cancelación de las sumas reclamadas y sus
consecuencias penales, fricciona con la causal de extinción de la acción penal vigente, referida
a la "reparación integral del daño", establecida en el art. 59, inc. 6, del Código Penal.

La coexistencia de ambas disposiciones legales plantea diversas interpretaciones en relación a


si la nueva vía de escape del reproche penal puede aplicarse a los delitos previstos por el
Régimen Penal Tributario.

La respuesta es sumamente relevante, en tanto abre la posibilidad de que el imputado por un


delito tributario o previsional pueda, en cualquier instancia del proceso, quedar desvinculado
de la causa penal con el dictado del sobreseimiento por haber mediado reparación integral del
perjuicio ocasionado al fisco, esto es el pago del tributo, aporte o contribución evadida o
retenida, más los intereses devengados. Los autores que se oponen a esta posibilidad sustentan
su posición en la aplicación del principio de especialidad del Régimen Penal Tributario[3].

Por el fallo que da motivo a este comentario se replicó la discusión mencionada. En efecto, la
superposición legal a la que se hizo referencia obligó al TOPE Nº 2 a determinar si la nueva causal
de extinción de la acción penal resultaba aplicable al Régimen Penal Tributario. Si bien por la
resolución del tribunal se tuvo en cuenta la finalidad perseguida por el art. 16 de la Ley 26735,
así como la naturaleza jurídica del Régimen Penal Tributario, se concluyó en que el art. 59, inc.
6, del CP resultaba aplicable al delito tributario investigado en las actuaciones.

Entre los argumentos que respaldaron la decisión, el Tribunal expresó una novedosa referencia
al texto del nuevo Código Penal argentino, presentado en el Senado en 2019, de cuya redacción,
por el art. 59, inc. 7, no se advierten impedimentos para la operatividad del beneficio de que se
trata.

Esta mención resulta elocuente de la fuerza que progresivamente va tomando el nuevo Código
Penal, fortaleza que se explica por la necesidad de contar con un código moderno, acorde a las
problemáticas del siglo XXI.

El advenimiento de nuevas conductas delictivas y la definición de una política criminal actual y


efectiva imponen dar actualidad al Código Penal de la Nación vigente de Rodolfo MORENO (h)
sancionado en el año 1921.

III. El nuevo Código Penal como soporte normativo

El análisis de este fallo resulta interesante por diversas cuestiones. Tal vez la más interesante y
sobre la que aquí quiero detenerme es el hecho de que el TOPE Nº 2 haya hecho mención al
nuevo Código Penal.

Está claro que una sentencia dictada con respaldo en leyes contemporáneas resulta más
adecuada que aquella que se sustenta en leyes pasadas de época, las cuales, si bien fueron útiles
para la sociedad en otros tiempos, al día de hoy han perdido sentido.

Con esto no quiero decir que el actual art. 59, inc. 6, del CP resulte anacrónico, todo lo contrario.
En efecto, fue incorporado al Código Penal por una ley del año 2015. No obstante ello, cabe
reconocer que la política criminal que de él subyace cobra mayor legitimidad por coincidir con
la que propicia el nuevo Código Penal. En cierta medida, la referencia al nuevo Código Penal
robusteció el argumento de fondo y, consecuentemente, redujo el margen de discrecionalidad
del tribunal.

Sin perjuicio de que la sentencia se fundó en el Código Penal vigente, la mención al texto del
nuevo Código Penal -entendido como un instrumento legal moderno que recepcionó el discurso
plural y federal de la sociedad argentina-, aportó efectividad al fallo.
Sucede que en los tribunales penales argentinos se ventilan infinidad de discusiones que
reclaman respuestas legales acordes al momento en que se plantean, pero que, por el contrario,
solo encuentran como único soporte normativo, un Código Penal que tiene casi 100 años de
antigüedad y que ha sido objeto de más de 900 reformas legislativas parciales, lo cual hizo
perder su proporcionalidad y sistematicidad.

Resulta evidente la necesidad y la urgencia de contar con un nuevo Código Penal del siglo XXI,
que establezca con claridad y modernidad, cuáles son las conductas prohibidas por la norma,
cuáles son sus consecuencias y cuáles son las circunstancias por las que el Estado se desinteresa
de perseguirlas penalmente.

Recordemos, entonces, que el 1º de marzo de 2017 se constituyó la Comisión para la Reforma


del Código Penal (CRCP), mediante Decreto del Poder Ejecutivo Nacional 103/17, presidida por
el autor de esta nota, que luego de 70 reuniones plenarias concluyó su trabajo en el mes de julio
del año 2018, de un nuevo ordenamiento penal.

Este proyecto fue presentado el 4 de junio de 2019 ante el Honorable Senado de la Nación -
Comisión de Asuntos Penales y Justicia (CAPyJ)- y actualmente se encuentra en tratamiento por
primera vez, en casi 100 años, desde la sanción del Código Penal en 1921 ya referido.

Tras varias sesiones en la CAPyJ, en las cuales diversos camaristas, jueces, fiscales y académicos
expusieron sobre la Parte General del nuevo Código Penal.

El Proyecto de Reforma del nuevo Código Penal aspira a devolverle identidad y modernizar el
actual; tiene como bandera el cumplimiento efectivo de la ley penal buscando generar una
conciencia colectiva de respeto a las normas y a los derechos de las personas, con especial
atención a la víctima, para de esta forma consolidar la seguridad jurídica y así poder promover
un mayor crecimiento económico y social.

La redacción del nuevo Código Penal fue producto del "consenso" y tuvo una representación
federal y pluralista de la sociedad: se destaca que el nuevo Código Penal, fue presentado en las
Provincias de: Salta, Jujuy, Tucumán, Chubut, San Juan, Mendoza, San Luis, Catamarca, Tierra
del Fuego, Córdoba, Entre Ríos, Chaco, Misiones, Santa Fe, C.A.B.A., y en la Provincia de Buenos
Aires, en las localidades de Mar del Plata, La Plata, San Martín, Azul y Campana.

Se analizó el derecho comparado, las convenciones internacionales, la jurisprudencia, se


escuchó a las distintas organizaciones no gubernamentales y asociaciones que nuclean a las
víctimas o familiares de víctimas de hechos delictivos. Se valoraron también los trabajos
realizados por las 17 Comisiones anteriores de Reforma del Código Penal, en especial el
"Anteproyecto de Código Penal del año 2012", cuya comisión fue creada por Decreto 678/2012
del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación (MJyDDHH) y presidida por el Dr.
Raúl Eugenio ZAFFARONI, como también se valoró el Anteproyecto del Frente Renovador, al que
se denominó "Código Justo" (Expte. 3518-D2015 del 19/06/15 por ante la Honorable Cámara de
Diputados de la Nación).

En esa dirección, el objetivo central propuesto por el nuevo Código Penal es armonizar y
conjugar distintos pensamientos jurídicos para llegar a un ordenamiento penal "único",
"actualizado" y sobre todo "posible", en el que se determine con claridad cuáles son las
conductas prohibidas y sus consecuencias, para achicar el margen de discrecionalidad judicial.

La idea que inspiró la elaboración del nuevo Código Penal ha sido la visión de la sociedad actual,
la cual, lógicamente, no se compadece con la de 1921.

Contar con un instrumento legal moderno, adecuado y sistemático favorece la efectividad de su


aplicación y, por ende, el funcionamiento del sistema penal, razones que parecen haber sido
consideradas por el TOPE Nº 2 para darle soporte normativo a la decisión postulada en el fallo
que se comenta.

IV. Algunas reflexiones

Un ligero repaso por la historia de nuestro país, demuestra que el Código Penal vigente ha
mutado profunda y profusamente desde su sanción. Son copiosos los cambios recaídos en un
texto normativo que parece maleable por los legisladores para dar solución a cualquier
problema social que se presente. Esta costumbre ha llevado a considerar el Código Penal como
primera ratio.

Cambios cuantitativos y cualitativos, nuevas formas delictivas, sucesivas interpretaciones


jurisprudenciales y, al fin y al cabo, un texto normativo poco útil.

Comprendo que por las sucesivas reformas se han tenido que afrontar situaciones de
emergencia, de excepción y/o de actualidad, pero es evidente que ellas no han logrado
conformar un cuerpo legal íntegro, coherente y congruente. La armonía resulta indispensable si
se pretende llevar a cabo una administración de justicia respetuosa del debido proceso, de las
garantías constitucionales y de los derechos humanos de las personas sujetas a investigación
criminal. Por eso, una reforma integral al Código Penal de la Nación debe proponer ventajas
jurídicas independientemente del contexto político e histórico en el cual intente ser llevada a
cabo.
Los jueces penales se encuentran en situaciones pantanosas en ocasión de dictar resoluciones
y/o sentencias en base a la legislación penal dispersa y desarmonizada por una descodificación
que ha alterado el equilibrio y la proporcionalidad que deben tener las disposiciones represivas.
Esas circunstancias afectan la sistematicidad normativa, aspecto de la legislación penal que no
es un adorno intelectual, sino garantía de efectividad de los principios de legalidad y culpabilidad
(seguridad y previsibilidad), que son el corazón del Derecho Penal liberal.

La proliferación de leyes penales, tanto especiales complementarias como modificatorias de la


parte general y especial del Código Penal, han llevado a contar hoy, en la segunda década del
siglo XXI, con un instrumento normativo que ha perdido su finalidad y razón de ser. Las
innumerables modificaciones al Código Penal lo han convertido en una herramienta jurídica
prácticamente inútil debido a que ha perdido su orden sistemático en virtud del número de leyes
complementarias que se han sancionado y que hoy lo integran; no ha guardado
proporcionalidad y razonabilidad entre las escalas punitivas impuestas a los diversos tipos
penales en virtud del bien jurídico protegido, poniendo en riesgo la igualdad ante la ley previsto
por la Constitución Nacional.

La sanción del nuevo Código Penal, además de propiciar una lógica intrasistémica, apunta a
lograr igualdad entre todos los habitantes de la República Argentina, a través de la efectiva
aplicación de la ley penal y la transparencia, así contribuyendo con la seguridad de la nación y la
inserción internacional del país. Se fomenta la intervención de la víctima y se moderniza y
actualiza la justicia ante las nuevas modalidades delictivas y la complejidad de las organizaciones
criminales internacionales, constituyéndose así este Código Penal como una herramienta
fundamental para, como dice el Preámbulo de nuestra Constitución Nacional, afianzar la justicia.

Pensando la estructura de un nuevo texto que modifique la actual legislación en materia penal,
resulta esencial la necesidad de incluir y agrupar los delitos contra el Orden Económico y
Financiero, tal como se ha hecho en el Proyecto del nuevo Código Penal, en un mismo Título.
Esto evita la dispersión en leyes especiales, que atenta contra la exigencia de la codificación y
que a su vez impacta de manera negativa en la organicidad y lógica interna del ordenamiento
jurídico penal, así como en la proporcionalidad de las penas.

Es necesario insistir en el tratamiento parlamentario del Código Penal ya que representa toda
una definición de política criminal que nos permitirá discutir qué valores ponderamos y de qué
manera pretendemos resolver nuestros conflictos para, en definitiva, repensar nuestras
aspiraciones como sociedad. Lo dicho no implica una toma de posición sobre la función que
podría tener la pena frente al conflicto, pero sí una apuesta por la discusión que permita la
construcción colectiva.

Pienso que, si contáramos con un Código Penal Federal sin leyes complementarias, en cuyo
ordenamiento se encuentren condensadas y a la vez contempladas todas las figuras penales
previstas con escalas penales proporcionales y equitativas al bien jurídico tutelado se disiparía
la tendencia a la inflación punitiva para ajustar el cumplimiento y el control de las reglas de
conductas vigentes.

Comparto con el lector mi entusiasmo para que este Proyecto de Ley avance en el Congreso
Nacional y se convierta en un Código Penal posible, lógico y moderno.

[1]

Artículo 16 según texto de la Ley 26735 (publicada en el B.O. el 28/11/2011): "El sujeto obligado
que regularice espontáneamente su situación, dando cumplimiento a las obligaciones evadidas,
quedará exento de responsabilidad penal siempre que su presentación no se produzca a raíz de
una inspección iniciada, observación de parte de la repartición fiscalizadora o denuncia
presentada, que se vincule directa o indirectamente con él".

[2]

Publicada en el B.O. el 18/6/2015.

[3]
Bonzón, Juan Carlos; Ley General vs. Ley Especial. Principio de especialidad del Régimen Penal
Tributario. Comentario al fallo "Eco Ave S.A. (y otros) sobre infracción Ley 24.769" Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Penal Económico, Sala "A", Reg. Interno N° 1108/2018 del
19/12/2018, publicado en la Revista Temas de Derecho Penal y Procesal Penal -Colección
Compendio Jurídico-. Abril de 2019; Mariano H. Borinsky y Daniel Shurjin Almenar (directores),
Erreius, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2019.

Marítima Maruba S.A. y otro s. Infracción Ley 24769

Trib. Oral Penal Econ. Nº 2; 07/07/2020; Rubinzal Online; 1540/2018 RC J 501/21

Texto completo de la sentencia

VISTO: Para resolver el planteo formulado por la Defensa a fs. 1 en el presente "Incidente de
Falta de Acción -art. 59 inc. 6 del CP-" correspondiente a la causa CPE 1540/2018/TO2/3
caratulada "MARÍTIMA MARUBA S.A y otro s/ inf. Ley 24769" del registro de este Tribunal Oral
n° 2, en relación al imputado Gustavo Alberto RODRIGUEZ VAZQUEZ (argentino, nacido el 28 de
julio de 1961 en esta ciudad, titular del DNI nro. 14.610.221, con domicilio real en la calle
Saturnino Segurola 64, localidad de Boulogne Sur Mer, Partido de San Isidro, PBA) y la firma
MARÍTIMA MARUBA S.A (CUIT nro. 30- 50695438-6 con domicilio fiscal en la calle Maipú 535
piso 4to de esta ciudad);

Y CONSIDERANDO

1. Que, a fs. 1 y vta obra la presentación del Dr. Luciano PAULS en representación de sus asistidos
Gustavo Alberto RODRIGUEZ VAZQUEZ y la firma MARÍTIMA MARUBA S.A, solicitando la
extinción de la acción penal en los términos del art. 59 inc. 6º del CP (Ley 27147) cuyos
fundamentos se tienen aquí presentes.

2. Que, contestando la vista conferida el Fiscal General de Juicio, Dr. Gabriel PEREZ BARBERÁ,
manifestó que la reforma introducida al art. 59 del CP por la Ley 27147 resultaba operativa y
que en las presentes actuaciones se encontraba debidamente acreditado la cancelación de la
obligación tributaria mediante el informe oportunamente remitido por la AFIP. En razón de ello,
consideró que correspondía el dictado de sobreseimiento respecto a los imputados de autos.

3. Que, el art. 59 inc. 6 del CP. versión de la Ley n° 27147 dispone que la acción penal se
extinguirá por conciliación o reparación integral del perjuicio, de conformidad con lo previsto en
las leyes procesales correspondientes. De hecho, no obstante la incorporación al régimen
procesal de los arts. 30 y ssgtes del Código Procesal Penal Federal, los mismos no contemplan la
reglamentación del citado art. 59 inc. 6° del CP. En ese sentido, en el nuevo texto procesal sólo
se halla regulada como causal de disponibilidad de la acción penal la conciliación (art. 34), no así
la reparación integral del perjuicio. En el orden nacional, se ha sancionado la Ley n° 27482 que
modifica la Ley n° 27063 que aprueba un nuevo Código Procesal Penal, el mismo recién entrará
en vigencia en la oportunidad que establezca la ley de implementación correspondiente (art. 3).
A la fecha, tal implementación no se ha llevado a cabo. De todas maneras, debe señalarse que
en el citado código procesal sólo se halla regulada como causal de disponibilidad de la acción
penal la conciliación (art. 34), no así la reparación integral del perjuicio.

4. La pregunta que cabe formular es si, en tales condiciones, la norma citada del art. 59 inc. 6
del CP. es aplicable, al no haberse reglamentado dicha causal en las leyes procesales. Según se
entiende, la respuesta a tal cuestión debe estar dada partiendo de la operatividad o
programaticidad de tal norma. Como es sabido, una norma es directamente operativa cuando
no necesita reglamentación alguna mientras que una norma es programática cuando sí necesita
de otras normas para su operatividad. En palabras de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
(CSJN o la Corte), una norma es operativa cuando está dirigida a una situación de la realidad en
la que puede operar inmediatamente, sin necesidad de instituciones que deba establecer el
Congreso (Fallos 320:2948).

5. En el caso, el referido art. 59 inc. 6 del CP remite en su propia letra para su supuesta
operatividad a leyes procesales que aún no entraron en vigencia o no fueron sancionadas. La
circunstancia de que el artículo de referencia remita a una reglamentación aún no sancionada
no priva al mismo de su naturaleza operativa, tal como lo mencionara el Sr. Fiscal de Juicio en la
presentación aludida. El art. 59 inc. 6 del CP consagra el derecho de todo imputado a extinguir
la acción penal por conciliación o reparación integral del perjuicio. Por vía de principio, como lo
hiciera la CSJN en el caso de Fallos 239:459, toda norma que reconoce un derecho es
directamente operativa y, de acuerdo a lo dicho, el citado art. 59 inc. 6 del CP consagra el
derecho del imputado a extinguir la acción penal por conciliación o reparación integral del
perjuicio. En el citado caso "Angel Siri", el Alto Tribunal sostuvo que bastaba la comprobación
del reconocimiento de una garantía constitucional para que la misma fuera restablecida por los
jueces en su integridad, sin que pudiera alegarse en contrario la inexistencia de una ley que la
reglamentare; las garantías individuales, continuó diciendo, existen y protegen a los individuos
por el solo hecho de estar consagradas en la Constitución e independientemente de las leyes
reglamentarias, las cuales sólo eran requeridas para limitar precisamente su alcance restrictivo,
con cita del allanamiento del art. 18. En otro ejemplo que el propio texto constitucional ofrece,
su art. 14 enuncia que todos los habitantes gozan de los derechos "conforme a las leyes que
reglamentan su ejercicio" y no por ello tales derechos dejan de ser directamente operativos.

6. El viejo criterio de la Corte fue a su vez confirmado en el caso de Fallos 315:1492 relativo a la
operatividad o programaticidad de los derechos que consagran los Pactos Internacionales de
Derechos Humanos. En tal antecedente, también el Alto Tribunal se preguntó si el derecho de
respuesta o rectificación establecido en el art. 14 del Pacto de San José de Costa Rica resultaba
directamente operativo en nuestro derecho interno o si, por el contrario, era menester su
complementación legislativa (considerando 15).Con cita de la jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), uno de cuyos objetivos es la interpretación del
Pacto de San José, la CSJN recordó que ante la consulta hecha a dicho tribunal acerca de si
cuando el art. 14.1 del citado pacto disponía que el derecho de rectificación o respuesta se
ejercerá "en las condiciones que establezca la ley", quería decir que dicho derecho sólo era
exigible una vez que se emitiera una ley formal que estableciera las condiciones en que el mismo
podía ser concretamente ejercido, se contestó rechazando este argumento. En ese sentido, se
afirmó que allí se consagraba un derecho de rectificación o respuesta en favor de toda persona,
ya que "el sistema mismo de la Convención está dirigido a reconocer derechos y libertades a las
personas y no a facultar a los Estados para hacerlo" (considerando 21). Así entonces, el Tribunal
internacional llegó a la opinión unánime respecto a que el art. 14.1 citado reconocía un derecho
de rectificación o respuesta internacionalmente exigible y que la frase "en las condiciones que
establece la ley" se refería a cuestiones tales como si los afectados tenían derecho a responder
en espacio igual o mayor, cuándo debía publicarse la respuesta una vez recibida, en qué lapso
podía ejercerse el derecho, qué terminología era admisible, etc. Enfatizó la CIDH que el hecho
de que los Estados partes pudieran fijar las condiciones del ejercicio del derecho de rectificación
o respuesta, no impedía la exigibilidad conforme al derecho internacional de las obligaciones
que aquéllos habían contraído. Concluyó la CSJN que las palabras "en las condiciones que
establezca la ley" se referían a los diversos sistemas jurídicos internos, integrados también por
las sentencias de sus órganos jurisdiccionales, pues tanto la tarea judicial como legislativa
perseguían el fin común de las soluciones valiosas (considerando 22). Así, en conceptos
aplicables al caso que nos ocupa, consideró que entre las medidas necesarias en el orden jurídico
interno para cumplir el fin del pacto debían considerarse comprendidas las sentencias judiciales
pues, en ese sentido, podía el tribunal determinar las características con que ese derecho, ya
concedido por el tratado, debía ejercerse en el caso concreto (mismo considerando).

7. Con un razonamiento similar, el siempre recordado maestro Bidart Campos, al analizar las
normas del Pacto de San José de Costa Rica y del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Económicos, sostenía que aún cuando una norma usara la fórmula "toda persona tiene derecho
a" pero intercalara las expresiones "conforme la ley" o "en las condiciones que establezca la ley"
ello no le quitaba su carácter de operativa. Aunque la ley tuviera margen de pormenorización
para fijar en ese sentido condiciones razonables y aún cuando la norma reglamentaria no se
dictara, la operatividad subsistía y, en todo caso, serían los tribunales judiciales los que debían
adoptar esas otras medidas para dar aplicación a las normas operativas. El art. 2 del Pacto de
San José de Costa Rica establece en ese sentido que si el ejercicio de los derechos reconocidos
no estuvieren ya garantizados por disposiciones legislativas o de otro carácter, los Estados partes
se comprometen a adoptar tales disposiciones a fin de hacer efectivos tales derechos y
libertades (una disposición similar se halla en el art. 2 apartado 1 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos). Entre las medidas de "otro carácter" aludidas, se encuentran
naturalmente las sentencias judiciales como expresión de la voluntad del Estado a través de uno
de sus órganos. Por lo demás, la presunción de operatividad es visible cada vez que diversas
normas prevén márgenes de limitación o restricción por vía de otra ley, porque claramente se
entiende que si la ley puede limitar un derecho reconocido, tal derecho limitable es, en cuanto
derecho, y en el espacio exento de limitación autorizada, un derecho que deriva directamente
de la misma norma a través de una norma operativa en la que viene declarado. En otras palabras,
consagrado constitucional o legalmente un derecho, por vía de principio no impide su
operatividad su falta de reglamentación, la cual, en el caso concreto, deberá responder a la
creación jurisprudencial que se estime aplicable. Como se ha dicho, el art. 59 inc. 6 del CP.
establece el derecho del imputado a extinguir la respectiva acción penal por conciliación o
reparación integral y, como derecho reconocido legalmente, es directamente operativo.
8. Que, precisada ya la operatividad de tal norma aún con ausencia de reglamentación, la
cuestión siguiente se relaciona con las medidas tendientes a otorgarle plena efectividad. En ese
sentido, tal implementación estará dada a partir de normas comunes que, en el régimen en el
que está inserta (CP) o en otros similares o superiores en jerarquía, puedan ser aplicables por
vía analógica sin desvirtuar su propia naturaleza.

9. Los términos "conciliación" o "reparación integral del perjuicio" son extraños a toda la
normativa penal pues aluden más a instituciones procesales civiles (vgr.: art. 36 inc. 2° del
CPCyCN). Con todo, como lo destaca Marcelo Riquert ("La extinción de la acción penal por
conciliación o reparación integral del perjuicio (art. 59 inc. 6° del Cod. Penal", El Derecho Penal,
octubre de 2016, p. 15, n° 101.), existen en el Código Penal figuras que se acercan a los conceptos
más amplios de tales términos. Así, la reparación al estado anterior a la comisión del delito e
indemnización de los daños y perjuicios causados por el mismo (arts. 11 inc. 1°, 29, 30 y 76 bis
3er. párrafo). En la propia CN, en otro supuesto de perjuicio por lesión de un derecho, la justa
indemnización aparece prevista para casos de expropiación (art. 17). En el ámbito convencional,
el Pacto de San José de Costa Rica alude también al concepto de indemnización en los casos de
error judicial (art. 10) y de expropiación (art. 21 apartado 2). En especial, merece destacarse el
art. 63 del citado Pacto en cuanto establece la garantía al lesionado en el goce de su derecho
como asimismo la reparación de las consecuencias de la medida o situación que ha configurado
la vulneración de los derechos respectivos y el pago de una justa indemnización a la parte
lesionada.

10. En consecuencia de ello, la reparación integral del perjuicio aludida por el art. 59 inc. 6 del
CP. en relación a la víctima o a su familia o a terceros debe entenderse elementalmente
compuesta por la reposición de las cosas al estado anterior al delito en los casos en que fuera
posible (vgr.: restitución de la cosa en un supuesto de hurto), a la indemnización de los daños y
perjuicios causados por el delito y al pago de las costas procesales. Ello, sin perjuicio de otros
estándares que pudieran surgir de leyes especiales relativas a cada delito en particular.

11. Por vía de principio, no resulta aplicable la reparación integral del perjuicio como causal
extintiva de la acción penal respecto a aquellos delitos por los cuales existe compromiso
internacional de prevenir, investigar y juzgar (vgr.: tráfico ilícito de estupefacientes, genocidio,
torturas o tratos inhumanos, lavado de activos, violencia de género, corrupción en la
administración pública, conductas que afecten los derechos de los niños, actos de terrorismo).
Tampoco abarcaría aquellos delitos cometidos por funcionarios públicos en ejercicio de sus
funciones, vistas las restricciones en ese sentido respecto a otras causales de extinción o
suspensión de la acción penal en el propio CP (vgr. prescripción y suspensión de juicio a prueba).
12. En lo relativo a la oportunidad de la interposición de tal causal de extinción de la acción
penal, se habrá de consagrar la interpretación más amplia, de manera de tutelar en forma
efectiva el derecho de que se trata, máxime ante la ausencia de toda regulación al efecto. El
único requisito en ese sentido, que va de suyo, es la vigencia de la respectiva acción penal. En
ese sentido, hallándose la causa principal en la etapa de juicio cumpliéndose con las medidas de
instrucción suplementarias -art. 357 del CPP-, la deducción de la excepción debe estimarse
oportuna.

13. En la hipótesis en particular, conforme el requerimiento de elevación a juicio obrante a fs.


1876/72, se imputó a Gustavo Alberto RODRIGUEZ VAZQUEZ, en carácter personal, y a la firma
MARÍTIMA MARUBA S.A - representada por RODRIGUEZ VAZQUEZ en calidad de presidente- el
delito previsto en el art. 7 de la Ley penal tributaria nro. 27430, en calidad de autor (art. 45 del
CP). Ello, en virtud de la presunta apropiación indebida de tributos en relación a los aportes con
destino al Régimen Nacional de Seguridad Social y al de Obras Sociales por los períodos junio
2018 y julio 2018 por las sumas de $ 7.526.078,06 y $ 5.341.709,74 respectivamente.

14. Si bien la causal de extinción por reparación integral del perjuicio resulta clara en su
aplicación a conductas cuyos bienes jurídicos sean vgr, el patrimonio, la cuestión debe poseer
una respuesta adicional cuando se trate de bienes jurídicos que afectan, en forma individual o
conjunta, al Estado en general. En el caso, no se trata de delitos patrimoniales stricto sensu sino
de un delito, como la evasión fiscal, que posee un bien jurídico diferente: la hacienda pública.
15. Otro aspecto que cabe decidir es si existe en la propia ley penal tributaria algún impedimento
para la aplicación del art. 59 inc. 6° del CP y, de superarse ello, si puede determinarse en esa
clase de delitos un perjuicio tal que merezca su reparación en los términos de la citada norma.
En primer término, debe señalarse que una reiterada objeción a la procedencia de la extinción
de la acción penal por reparación integral del perjuicio respecto a delitos fiscales, está dada
precisamente en que el régimen penal tributario posee su propia causal de salida anticipada del
proceso (art. 16 de la Ley n° 24769 vigente en su oportunidad o el art. 16 1er. párrafo del art.
279 del nuevo régimen penal tributario) y que por ello mismo su especialidad priva sobre la
generalidad del citado art. 59 inc. 6° del CP. (art. 4 íd.). Para lo que se considera un adecuado
tratamiento de la cuestión, es dable tener presente dos aspectos. El primero, relacionado con
que el art. 59 inc. 6° del CP no establece restricción alguna en cuanto a su aplicación por lo cual
no media impedimento para que, de corresponder, también se extienda a los delitos fiscales
(tampoco lo hace el Anteproyecto de Código Penal de 2018 en su art. 59 inc. 7).

El Tribunal, por lo demás, no se encuentra habilitado para crear pretorianamente un supuesto


de restricción al margen de la ley. En este sentido, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos
en el caso "Kruslin c. Francia" del 24/04/90 sostuvo que la jurisprudencia que legitima
limitaciones a los derechos fundamentales no expresamente previstos en la ley infringe lo
dispuesto por el art. 8.2 de la Convención Europea de Derechos Humanos ("no habrá injerencia
de la autoridad pública en el ejercicio de (un) derecho, sino en tanto en cuanto esta injerencia
esté prevista por la ley..."). Ello, en tanto no se trata de los delitos a los que ya se aludiera en el
párrafo 12 de esta decisión. El segundo aspecto se vincula con el citado argumento de que, al
tener la ley especial un régimen propio de extinción de la acción penal, el mismo priva sobre el
general del art. 59 inc. 6° del CP (art. 4 íd.).
16. Cuando el citado art. 4 del CP alude a que sus disposiciones se aplicarán a los delitos de las
leyes especiales en cuanto éstas no dispongan lo contrario, se está refiriendo expresamente a
normas que se opongan a su régimen general. Por ejemplo, las disposiciones vinculadas con la
pena de la tentativa en el delito de contrabando (art. 872 del CA) privan sobre las normas
generales de los arts. 44 y sgtes. del CP. El mismo CA posee normas especiales respecto a la pena
accesoria de decomiso (arts. 876-1 incs. "a" y "b") que también privan sobre el régimen general
del art. 23 del CP. En otro ejemplo, las disposiciones sobre el lapso de la prescripción penal en
la Ley n° 20680 de abastecimiento (art. 22) privan sobre el régimen general de los arts. 62 y
sgtes. del CP. Otra ley especial, el régimen penal bancario posee sus propias normas sobre la
aplicación de la ley más benigna y sobre la reincidencia (art. 20) que también privan sobre el
régimen general de los arts. 2 y 50 y sgtes. del CP. Lo que se quiere demostrar con tales
supuestos es que las referidas leyes especiales en forma expresa han fijado criterios claramente
opuestos a las normas generales del CP. La CSJN también ha sido clara al sostener que el régimen
especial de una determinada ley priva sobre las normas generales del CP (vgr. en el caso "S.A.
Bodegas y Viñedos Vincal I.C.F.A.C y M", decisión del 21/09/76, en el cual se consideró que
privaba la normativa especial de la Ley n° 14878 sobre el CP; Fallos 295:869; ver también el caso
" Recurso de hecho Distribuidora Huilén Sociedad de Responsabilidad Limitada s/ apelación de
multa" fallado por el Alto Tribunal el 13/06/00 en el cual se resolvió aplicar el lapso especial de
prescripción de la acción penal de la Ley n° 16473 por sobre el régimen general del CP). En el
caso de la Ley n° 24769 aplicable al caso (también una ley especial) no existe un criterio concreto
que impida la aplicación del régimen general del CP (recuérdese vgr. que la Ley n° 23771,
también tributaria y especial, establecía un régimen de exención y excarcelación distinto al
régimen general del CPP; es decir, se oponía al mismo con sus propias normas). La Ley n° 24769
posee un régimen de extinción de la acción penal por pago (art. 16) pero no establece ninguna
diferencia respecto a otros supuestos de extinción previstos en el CP (art. 59 en los casos de
muerte, amnistía o prescripción).

17. La ratificación de tal criterio está dado por un antecedente similar que fuera resuelto por la
CSJN. Como se recordará, el art. 14 de la Ley n° 23771 (al igual que la Ley n° 24769) establecía
un supuesto de extinción de la acción penal por pago del perjuicio evadido. Cuando se planteó
la aplicación de la suspensión del juicio a prueba (art. 76 bis del CP) a los delitos de tal ley, se
sostuvo que al disponer el art. 10 de la Ley n° 24316 origen del citado instituto que sus
disposiciones no alteraban los regímenes especiales dispuestos en las Leyes 23737 y 23771 tal
suspensión no era de aplicación a los delitos fiscales (vgr. los casos de la CFCP fallados en las
causas "Piaskowski Rosa Regina", sala III, reg. 691/98; "Pardo García Héctor", sala II, reg.
2135/98, "Aliberti", sala II, c. 11.286 del 22/03/10 y "Arana Sergio Daniel", sala I, reg. 12.158/08).
La cuestión resultó controvertida hasta que la CSJN resolvió en el caso "Nanut" del 07/10/08 (N.
272, XLIII) que también respecto a los delitos de la Ley n° 24769 era aplicable la doctrina de
Fallos 331:858, es decir la suspensión del juicio a prueba del art. 76 bis del CP (el Alto Tribunal
reiteró tal doctrina en el caso "Cangiasso" del 16/12/14, 1253/2013 -49-C-). Como se observa,
también se trataba de la aplicación de una suspensión y extinción de la acción penal regulada
en el CP a los delitos de las leyes penales tributarias no obstante su régimen especial de extinción
por pago. El legislador, en su posterior modificación del art. 76 bis del CP por la Ley n° 27435
estableció expresamente que tal instituto no era de aplicación a los delitos de la Ley n° 24769,
poniendo fin así a la doctrina anterior y opuesta de la CSJN. En otras palabras, fue necesaria una
modificación expresa para hacer inaplicable a los delitos tributarios el régimen general del CP
respecto a la suspensión del juicio a prueba. En el caso, no existe esa norma especial que vede
la aplicación del art. 59 inc. 6° del CP a tales supuestos y, como se dijera, el Tribunal no puede
pretorianamente crear una restricción al margen de la ley.
18. Consecuente con ello, si el máximo Tribunal de Justicia consideró en su momento que las
extinciones de la acción penal consagradas en el art. 76 bis del CP eran también aplicables a los
supuestos de evasión fiscal a pesar de su régimen especial al respecto, no resulta discutible con
ese mismo argumento que la reparación integral del perjuicio establecido por el art. 59 inc. 6°
del CP no sea aplicable a los citados delitos fiscales. Incluso, con anterioridad a la doctrina
"Nanut" podía argumentarse con mayores razones que el régimen general del CP en materia de
suspensión de juicio a prueba no resultaba aplicable a los delitos fiscales en tanto el art. 10 de
la Ley n° 24316 disponía la no alteración de su régimen especial de extinción de la acción penal.
Ese argumento hoy no puede oponerse pues no existe una norma similar.

Declarada la operatividad del art. 59 inc. 6° del CP, únicamente podría sostenerse que no resulta
aplicable a los supuestos de delitos tributarios de existir, como en el caso del art. 76 bis in fine
del CP, una norma expresa que lo prohíba. En la medida que esa norma hoy no existe, no media
impedimento para que el régimen del art. 59 inc. 6° del CP sea aplicable a los delitos de la Ley
n° 24769 y sus modificatorias.

19. Otro argumento refuerza tal conclusión. Es sabido que el ordenamiento jurídico posee una
unidad y coherencia en el tratamiento de cuestiones similares. Ello se relaciona con otra causal
de extinción de la acción penal ajena a la ley especial, también aplicable en forma expresa a los
delitos fiscales. En ese sentido, recuérdese que el propio legislador trató la posibilidad de
extinguir la acción penal mediante el sistema de regularización excepcional de obligaciones
tributarias, incluso en trámite judicial (arts. 52 y sgtes. de la Ley n° 27260 o el vigente régimen
de la Ley n° 27541). En ese sentido, el legislador consideró que la regularización de la deuda del
caso extinguía la acción penal sin establecer otras excepciones que aquellas enumeradas en los
arts. 82 y 83 de la Ley n° 27260 o 16 del actual régimen. En otras palabras, el legislador no
consideró relevante a dichos efectos el régimen particular de la ley especial que también
establecía extinción de la acción penal por pago. La excepcionalidad de tal legislación no altera
el razonamiento pues lo que se quiere enfatizar es que el régimen especial no fue obstáculo para
establecer otra causal de extinción de la acción penal (si bien la periódica reiteración de tales
regímenes le quita el carácter de excepcionalidad). En consecuencia de ello, la cuestión
planteada debe ser interpretada en armonía con el resto del ordenamiento específico, dentro
de un marco global de aquellas disposiciones que de alguna manera tiendan a consagrar la
posibilidad de extinguir la respectiva acción penal por pago. Por ello mismo, resulta permitido
concluir que una reparación integral del perjuicio en materia de delitos fiscales abarca como
mínimo la satisfacción incondicional de las obligaciones tributarias lesionadas, la renuncia
posterior a toda acción y derecho y el pago de costas y gastos causídicos. Obsérvese así que
también el art. 16 del nuevo régimen penal tributario establece la extinción de la acción penal
de los casos previstos en los arts. 1, 2, 3, 5 y 6 "si se aceptan y cancelan en forma incondicional
y total las obligaciones evadidas, aprovechadas o percibidas indebidamente y sus accesorios".
Debe señalarse que tanto en el delito de contrabando como en el delito de evasión fiscal los
bienes jurídicos tutelados tienen por centro al Estado considerado de manera general (también
en el caso del art. 174 inc. 5° del CP es la Administración Pública el sujeto pasivo).

20. En el caso concreto, la AFIP informó con fecha 10 de marzo del corriente año que las
obligaciones se encontraban canceladas en relación a los aportes retenidos al personal con
destino al Régimen Nacional de Seguridad Social y al de Obras Sociales correspondientes a los
períodos junio y julio de año 2018 -fs. 19 del presente incidente-. Tales hechos conforman la
base fáctica del requerimiento de elevación a juicio ya referido.
21. Por lo demás, los interesados han manifestado su voluntad de desistir y renunciar a toda
acción y derecho al respecto, haciéndose también cargo de las respectivas costas causídicas. En
consecuencia de ello, en el caso se ha reparado en forma integral el perjuicio económico
derivado de los hechos por los cuales mediara requerimiento de elevación a juicio. Por todo ello,
cabe tener por extinguida la respectiva acción penal y proceder en su consecuencia.

Por lo expuesto, oídas las partes, arts. 59 inc. 6° del CP y 336-1 y 530 del CPP, el Tribunal,

RESUELVE:

DECLARAR extinguida la acción penal emergente de los hechos por los cuales mediara
requerimiento de elevación a juicio respecto a los imputados Gustavo Alberto RODRIGUEZ
VAZQUEZ cuyas demás condiciones personales obran en autos y la firma "MARÍTIMA MARUBA
S.A" por reparación integral del perjuicio y, en su consecuencia, SOBRESEER TOTALMENTE en la
causa y a su respecto. Sin costas.

Regístrese y notifíquese.-

Nota: se deja constancia que el Magistrado Dr. Luis Gustavo LOSADA emitió su voto en forma
digital por los medios electrónicos disponibles de lo que doy fe.

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