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EL RENACIMIENTO SERIE GENERAL Director: GONZALO PONTON @ 008 (Aj Bok ae) Cenacimieuty p- 856 e uo, aan PETER BURKE h EL RENACIMIENTO ‘Traduccion castellana de ‘CARME CASTELLS CRITICA GRUPO GRUALBO.MONDADOR! BARCELONA | | | 4“ BL RENACIENTO movimiento que en un principio pareciasubversvo (por to menos a algunos lbsofoseruitos) se convirti3, mas 0 menos hacia el ao 1500, en parte del establishment, Fue insttucionslizado, rtinzado, incorporado a lata: dicién, de manera que los hstoriadores tienen buenos rotives para deserbir todo un periodo de la historia italiana como Renacimiento Sin embargo, fuera de.Jtalia, el resurgimiento de la ‘Antigiedad continuaba siendo una novedad; ol movi- ifento no baba perdido su eapacidad de impacta. Asi pues, a partir de ahora dedicaremos nuestra tencion 2 Jo que sucedis fuera de Talia 3. EL RENACIMIENTO EN EL EXTRANJERO ‘LOS USOS DE ITALIA A estas alturas deberla estar claro que la imitacién de la Antigtiedad, rasgo distintivo del Renacimiento, no fue un proceso simple sino complicado, y como tal se consideraba en la época. Lo mismo sucede con la imita- cidn de la cultura italiana en otros paises, como tratare- ‘mos de demosirar en este capitulo. Ala hora de tratar este tema, se acostumibra a empe- zar enumerando las actividades que realizaron en el ex- tranjero tanto los italianos como los extranjeros que vi- siearon Ttalias no hay nada que objetar a este procedi- miento. Sin embargo, hace tiempo que a Jos estudiosos no les resulta satisfactorio este enfoque tradicional de la t ues fubyacee-e erdnea sonst Seaside Gu mils los taanos eran actos, re STanotadares eft de Purp ca pao, un thro leepior de eiflucncl 6 para afar ona melo. Ta cara @ los historiadores, un eterno «deudor» de Italia. Por un lad, Japon lento de Tal con el so BL RonAciENTO cidn a la Toscana, y coneretamente a Florencia, no dife- tla en nada & a de otros paises europeos. El nuevo est lo arquitecténico, por ejemplo, no aparecié en Venecia hhasta transcurrido un cierto tiempo, y su aceptaciOn re- uirié que se efectuasen algunas modificaciones. Por ‘tra parte, tampoco es cierto que Italia fuese la tin sede de las innovaciones culturales. No fue en la Tosca- na, sino en la corte papal de Avinén, donde Petrarca vivié algunas de sus experiencias més importantes, 6 algunas de las amistades més significativas y escribié alguno de sus més famosos poemas [72]. Fue Holanda la cuna de la nueva técnica de pintura al éleo, desarro- llada a principios del siglo xv por Jan van Eyck y Roger van de Weyden, entre otros, técnica que dejé sentir su influencia en Italia, donde eran muy apreciadas las obras de los maestros flamencos. En musica, incluso los italis- nos reconocian Ia preeminencia de Holanda: tal como escribi6 un autor italiano, el Donatello de la misica era Ockeghem, y el Miguel Angel, Josquin des Prés [54]. Es cierto que & algunos grandes artistas, como Holbein y Durero, Erasmo y Montaigne, Shakespeare y Cervantes, les inspiraban los modelos itatianos, pera. no séle ésio y, en cualquier caso, la suya no era tna relacién de es- clavitud, En resumidas cuentas, en nuestra opinin la concepeiOn tradicional de la recepcién del Renacimien- toestd desenfocada, pero ique allernativa podemos ofrecer? ‘Tanto historiadores como criticoslteraris se han de- dicado recientemente a socavar la dicotomia entre «pro- ducciém» y «consumon cultural, seialando la manera en ue ificamos aguello_aue.xamos @ adquitr, adeoudndolo a nuestras necesidadss. Llesados @ este punto, cabria preguntarse qué representé la moda italiana para los artistas, eseritores y eruditos de otras zonas de Europa, en los siglos xv y xv, desviando la atencién de lo que podsfamos lamar cofertay ala wde- manda», ¥estudando no tanto lo que fue asimilad (ai Or quien, sino el proceso mediante el cual se prodo tsta absorcién, recreaciGn, domesticaion y transforma cién. En otras palabras, esta versién de fa «recepcién» det Renacimiento fuera de Hala (para utilizar el térmi- no tradicional) intentard tener en cuenta lo que se ha dado en lamar tsori dela recepeiém, ot decir, aie ciatva de alguncsestudiosos dela literatura de susttuir Jn idea de la mera cntluenciay por Ia nocién més uti de un proceso de adapraciin cretiva. Asi al analiza la labor de los italianos ene extranjer, debemos pregun- tamos no sélo ror qué razones se encontraban al aué época, y con qué propésito, sino también de qué clase de recepcién (en una nueva acepeién del término) fueron objeto ‘Parece ser qu a sada al extranjero de ls humanis- tasy odio en dos oleadas dferen- es el siglo xiv, la verdadera fuga de cerebros humanistas acaecié entre 1420 y 1520, aunque el momento Ag pertenecia a la elite. De hecho, a veces sospecho que algunos emigraron porque no eran capaces de lograr una x 32 BL RENACIMENTO buena posicién en su pafs. Por Jo que se refiere a los attstas, colectivo de batante mds tego la mayGrla de los humanistas,‘aribién cs en Francia donde pode- mos encontrar el grupo més nutrido de artistas, ntce los que se hallaban los pintores Rosso y Primaticco, e joyero Benvenuto Celini, et arquitecto Sebastiano Ser- Tio, y Leonardo da Vinci, todos ellos invtados por Fran cisco I, uno de los grandes mesenas del Renacimiento del norte [38]. 2Qué Jes impulsé a abandonar Malia? Ba nuestros as, Ia desiion de viajar 0 incluso de trabajar en el extranjeo se puede tomar con ciertaalegria, pero en aquela ép0ca las diicultades y peisros de los viajes, asi como ef dolor del exlio, hacian que en muchos casos ‘sta dcisi6n no resultase tan sencilla, Algunos artistas y Jhumanistas partieron de Italia por razones que poco te- que ver con el Renaeini Sempefaron {areas diplométicas, como Enea Silvio Pic- colomini (mas tarde Pio TT) en Europa central, o Baas- sare Castiglione, que termind sus dias como nuncio pa pal en Espatia. Otros conocieron el exlio por razor politics 0 de otro tipo. Por ejemplo, Filippo «Callima > (apoderado ast en honor de un antiguo erudito y poeta griego), personaje que contibuyé en gran manera al desarrollo del humanismo en Polonia, tuve que aban- ddonar Italia presipitadamente a cause del fracaso de una conspiracién en la que estaba involucrado, Los exilios [BL RENACINSIENTO EN EL. SETRANIERO 33 religiosos son bien_conocidos. Lelio y Fausto Sozzini, por ejemplo, eran dos eruditos sieneses que, a mediados el siglo xvi, consideraron prudente alejarse de Italia para escapar de fa Inquisicién, pues no creian en la doc- trina de la Trinidad (de ahi que el rechazo de esa doctr na recibiera el rombre de «socinianismon). Tanto los Sozzini como ottos exiliados, como Pietro Martire Ver- migli, que encon:ré refugio en Oxford, pertenecian tan- to a Ia categoria de humanistas italianos en el extranjero ‘como a la de hersjes. También se dieron casos de exilis- ddos pot razones personales. Giorgio Vasari, que rara- ‘mente perdia Ia oportunidad de contar anéedotas, nos informa que el escultorflorentino Pietro Torrigiani tuvo ue abandonar Is ciudad después de una pelea en la que le rompic la naris a Miguel Angel. De no haber sido por sa reyerta, tal vez la capilla de Enrique VII en West- ‘minster no tendria su bella tumba renacentista. En la historia del Renacimiento, como en Ia historia en gene- ral, nunca se debe olvidar la importancia de unos hechos cuyas consecuencias son imprevisibles, ‘Son sin duda 2stas consecuencias imprevistas las que revisten de interés histSrien ls vistas. Asi, por ejemplo, ‘consecuencias cono las ensefianzas formales e informa: les impartidas por los vsitantes acerca de griego, retéri- a, poética, esculaura,o simplemente el aliento para rom- per con la tradiciin Jocal. Durante un encuentro casual que tuvo lugar en Granada el alo 1526, Andrea Nava- ero, embajador de Venecia en Espanta y conocido poe- ta, persuadié al catalén Juan Boscdn para que escribiese sus poemas a la manera italiana, Las consecuencias culturales de esas visitas no siem- 54 ek RENCE pre cran involuntarias, sino que algunos italianos mar- charon al extranjero al ser invitados por mecenas reales como Francisco I, 0 por aristéeratas locales con intere- ses artsticos o lterarios, como Jan Zamojski, canciler de Polonia a finales de! siglo xv, quien contraté a un arquitecto italiano para que proyectase su nueva ciudad, de nombre Zamosé en honor de su fundador (37]. Los propios mecenas eran en ocasiones italianos que vivian en el extranjero, en colonias de comerciantes, en ciuda- des como Brujas 0 Lyon. También algunas princesasita- lianas fueron intermediarias culturales, con los clatos ejemplos de Beatriz de Aragén, esposa de Matias de Hungria, Bona Sforza, de Mildn, que despos6 con el rey Segismundo I de Polonia, y la florentina Catalina de Médicis, esposa y vinda de Enrique Il de Francia, Ineluso los soldados se sintieron interesados por el me- cenazgo artstico: el pintor Masolino fue invitado a Hun- aria por el toscano Pippo Spano, capitin mercenario, ‘sCusles fueron las respucstas locales a esos emigran- tes italianos, a sus ideas y a su arte? Algunos de ellos hu ejemplo, nos ha dejado un famoso relato de su visita a Ja Universidad de Salamanca, que tuvo lugar en 1488, durante la cual promuncié una conferencia sobre el poc- ta Juvenal. La audiencia era tan numerosa que no pudo llegar a la sala hasta que ef bedel, con la ayuda de su baston, pudo despejar el pasillo, y una vez que hubo dictado su conferencia, se alz6 con un gran triunfo —nos dice— como un vencedor en los Juegos Olimpicos. Qui- 74 su entusiasmo era un poco exagerado, ya que, a fin [BL REACHED FN EL EXTRANTERO ss de cuentas, Pedre Mértir era un retérico profesional, {que habia vivido una experiencia que consider6 digna de referir a su patrén, Una multitud similar, entre la que se contaban tanto piblico en general como estudiantes y profesores, acudié a escuchar la conferencia que sobre cl poeta latino Ausonio pronuncié Girolamo Aleandro en Paris, en el afio 1511, Parece ser que otros humanis- tas italianos fueron objeto de caidas acogidas en el ex- tranjero, si es que merece la pena que nos detengamos tun momento en sis carreras itinerantes. Girolamo Bal- bo empezé como maestro en Paris, de donde pasé a Ho- landa, Alemania y Bohemia, mientras que Jacopo Publ cio desarrolls su actividad en Alemania y Suiza antes de asentarse en Portugal. Todos ellos, figuras comparativa- mente menores que jamés habfan alcanzado relevancia en Italia, tvieron Ja oportunidad de convertirse en per- sonajes importantes en el extranjero, como Antonio Bon- fini, que fue maestro de escuela en la pequefia localidad de Recanati antes de convertirse en historiador en la cor- te de Matias de Hungria, En aquella época de finales dol siglo xv, habie una gran demanda de humanistasita- lianos, acentuada por el interés que existia en diversas localidades por la literatura y Jas ensefianzas clésicas y la inexistencia de humanistas autéctonos que pudieran satisfacer ese inte:és. Unos afios més tarde, cuando una nueva generacién hubo recibido formacién humanistica, ya fue posible prescindir de los expatriados, ‘Una muestra dal interés que despert6 en muchos I~ jel Renacimiento es el trifi- 5 Por supuesto, nO todos los que ‘por las mismas razones; no to- 56 BL REKACENTO lar pinturas o para ver las ruinas de la antigua Roma. dn, cman 7 Pecos Donat de los estudiantes, que se dirigian coneretamente a dos le etn edn cutie on nocer textos y métodos a los que.no podjan acceder en EL REVACIMINTO EN EL FXTRANIERO 7 su pais. Dos de les cientificos o filésofos naturales mis onocidos de siglo xv1 son probablemente Copémico y YVesalio. Copémie>, procedente de Polonia, estudiégrie- 0, malemdlias_y astronomla en Jas universidades de Holonia, Padua y Ferrara a finales del silo xv, y esos ‘Studios dejaron diversas huellasen su obra capital, De las revoluciones de los orbes celestes (1843), en la que afirmaba que el Sol esté en el centro del universo (3). Vesali, que procedia de Flandes, fue a Padua a estudiar rmedicina, y también anatomfa, de la que trata su obra De humani corporis fabrica,’publicada asimismo ea 1543, Sir Thomas Hoby, gentleman inglés de Hereford- shire conocido por su versign de ET cortesano de Casti- lone, es otro claro ejemplo de erudito y eseitor que visita Talia impeldo por el interés de las nuevas ense- fanzas. El diario de Hoby revela que estuvo en Padua én 1548 para estudiar italiano y humanite», aunque también asiti a eonferencias sobre lgicay derecho ro- ‘mano. Fl holandé Justo Lipsio, uno de los grandes eru- ditos de la segunda mitad del siglo >, fue a Roma en 1567 con el séquito de su mecenas, el cardenal Granve- Ja, com Ia intencién de trabar conocimiento con eruditos clisies, como Carlo Sigonio, y de estudiar de primera ‘mano el mundo antiguo [46]. El historiador francés Saoques-Auguste de Thou dej6 constancia en su autobio- araffa desu pasign por ver Italia, a donde Heg6 en 1573. ‘Thou adquirié textos griegos en Venecia, en Mantua vi- sits la eoleccion pictérica reunida por Isabel de Este, y conocié también a Vasari y a Sigonio. Unos afos més tarde, en 1580-1581, le leg6 a Montaigne el turmo de ita Kali, donde admnieé las runas de la antigua Roma 58 BL RENACIMIENTO ¥ consuté los manuscritosclisicos de Ia Biblioteca Va- tana. Sin embargo, en muchos otros casos lo importante fueron de nuevo las conseeuencias inesperada, el descu- ‘wimiento de la Antsiedad o del Renacimiento por pe sonas que no iban en su busea. Por ejemplo, el noble alemin Ulich von Hutten fue a [alia a estudiar dere- ho, pero durante su estancia alli deseubrié el atractivo dela literatura clisca, en especial de os didlogos stiri fos de Luciano, que Ie sirvieron como modelo cuando fe vio envuclto en ls polémicas dela Reforma, Sir Tho- mas Wyatt descubri la poesia italiana mientras se halla- ba en mision diplomaticn (como le ocurri a Geotirey ‘Chaucer mucho tempo ats en crcunstancias similares), y el ejemplo de Petrarca inspté sus propios poems, Garclaso de la Vega, contemporéneo expafo! de Wyatt, conocié a Jos poctas Luigi Tansillo ¥ Bernardo Tasso {padre de mas famos6 Torcuato Tasso) en Népoles, don. de habia sido desterrado a causa de una pequeiaofen- Se. Como le sucedi6 a su amigo Boseén tras u encuen- tro con Navagero, Carcilaso escribié a la manera italia- na tras su estancin en Nanos. Por supuesto, las idas y venidas de indivi stituyen toda la Historia de i. difusion del ‘Bien, sino queGambién oven fa circulaci6n de piniw- fas j slats, como las obras de ale que encareo a Fojeicia Francisco I de Francia uno dels grandes me- ‘cenas de! Renacimiento)[38]. ¥ cuenta también(ia circu- Inc. de libros, los texts originales y las fraducciones eos poemas de Petrarce, de las obras polities de Ma- aulnveld de un wat sobre aries, con araba- Ft RENACIMIENTO EN EL EXTRANZERO 9° dos, de Sebastiano Selo de Bolonigh(un diseipulo de Bremante que se trsiado a Francia on Ia désada de 1540), cLotera, El dsazolla de a imprenta a finales. del siglo xy tuvo importantes conseeuenciak para el mo- vimiento renacentista, como trataré de mostrar en este imo eapaio. Tin algunos aspectos resulta mds fil de analizar la copie & os ibis (especialmente Ins taducciones) Que as elaiones personales, més sours, sobre tas que tanto se ha habla. Es posible crevbrir cn- tostextos se tradueron, cues fueron slecionados, qué tipo de petsonas los traduciany, Jo mds importante, es posible cuantifca la popularidad de algunos texts de- terminados, estudiar dtalladaments Tos cambios que tfectuaron los raduclores. Cuanto menos fable es una teaduesion, mas valos eel ttimonio que ofrcen del proceso mediant el eu Tos texts iaianos (yen algu- os casos, también las igen), fderon adapados a tas necsidads de los autores extranjeros. La acogida Ge Renavimiento,o de cualquier sistema de valores ae- to, est necesarianentevinculaa ala percepcén que se tiene de Ete por supueto ea pereepeion ext on tdonada por esquemas, incl sglo xv Halla era tox extranjeros un pals exSc0, To puesto af cltrd, propia Tas taduciones ayuda a documenta este pro- | ao de domesicacin de este forstero, tan pelrose- tmenteatactivo oatractivamenteplgroso, La Ila que fas no itaianos intaban ea hasta cierto punto una ere Gin saya, cha ig medida de wus neesdades y de Sees, como lo era la Antigledad que tao ellos como alianos aspitaban 2 imitar. © euacineno os ejemplos pueden ilustrar este proceso general EL primero es la acogida a la arquitectura italiana en el ‘extranjero, y el segundo, ain mas explicito, las reaccio- res que suscit6 en el exterior BT cortesano de Castiglio- peciaimente relevante el tema de alos usos de Italian, ya que ésta es funcional y decorativa, porque obviamente precisa edaptarse al entorno local y,finalmente, porque ¢s un arte colectivo en el que desempefan un papel tan- to los artesanos como los arquitecos. Sin embargo, exis- tian algunos obstéculos para que la dfusin en el extran- jero de los diseRios realizados en Italia se produjese de ‘una manera fluida, a pesar dela existencia de Ibros-mo- delo como el tratado de Serlio que ya hemos menciona- 0 0 los Cuatro libras sobre arquitectura de Andrea Pa- Iladio (1570), libros que fueron editados en varios idio- ‘mas europeos y que estaban al alcance de los arquite- tos, y lo que es igualmente importante en una época en la que atin los maestros artesanos eran todavia los res- ponsables de la mayoria de los edificios de sus mevenas, Incluso en la propia Italia ls caractersticas locales pro- piciaron variaciones resionales, de manera que Ia ara teetura renacentista lombarda 0 veneciana era diferente cn varios aspectos a a de la Toscana, y estas diferencias regionales fueron en cierto sentido cexportadasy. Los ‘ningaros imitaron a fos toscanos, pero la arquitectura francesa se incling a seguir el modelo lombardo, y la arquitectura alemana el veneciano, Se.considers que la arquitectura renacentiste italiana no se difundié. en su «configuracién total», sino dé una nanera fragmentarja (34. Podemos hablar razonable- EL REACIMIENTO EN EL EXTRANIERO 61 mente de bricolage, es deci, de la inconporacién de nue- ‘os elementos itaisnos a las estructuras locales tradicio- ales, especialmente on las primeras fases de la recep- cidn. Por ejempo, en la Francia de principios del si- slo xvi, resultabs més atractiva la decoracién italiana ue los tipos de planta italianos, como podemos com- probar en el caso del castillo de Chambord, que hizo construir Francisco 1. Sus torres circulares son obvia- mente tradicionals, y s6lo los detalles arquitecténicos ‘ran claramente nuevos. Se ulilizé piedra local, por ser mds barata y también (como sefialé Philibert de Orme), ‘mds adecuada a las condiciones climéticas [35]. En cual. auler caso, el material utilizado afecta necesariamente & 1a forma, de manera que la arquitectura ronacentistaita- liana sufrié un proceso gradual de aclimatacin, ~ También en Tglatera Ta imitacion de Serlio por et isabelino Robert Smythson, o de Palladio por Inigo Jo- ‘ne, comports modificaciones por razones précticas y Porque Jos arquitectos locales expresaban sus propias ideas. Pero estas modificaciones no siempre llegaron muy Jejos, y han menudeado las observaciones efusticas acer. ca de las corrientss de aire que se pradneian en los nae ticos de las casas de campo inglesas que disefioseldsicos eeados para un clima mediterréneo. Sin embargo, sir Henry Wotton, en sus Elementos de arqui- tectura (1624), es plenamente consciente del problema de las cortientes de aire y de la importancia de detalles como las chimeneas y Ia inclinacin de los tejados, mu- cho mds importantes en Inglaterra que en Ttalia Esto no signica que los discos italianos fuesen mo- Aifieados tinicamente por razones utilitarias;afirmar tal e BL NACMIENTO cosa seria adoptar un crudo funcionalimo que precise mente rato de eviter, 18 motificaciones se pamuecon por diversas razonc, algunas caramenteintencionales y ‘otras no tanto. En algunos casos, las diferencias de los smodelor aiandsTueron el resultado de emplenrartesa- nog Toonles, que poscian sis propa’ tradicione ‘no eran capaces 0 estaban poco predispuestos a entender {qué era lo que se esperaba exactamente de ellos. Cham- bord, por ejemplo, fue discado para Francisco | por tun atguiteco italano, Domenico da Cortona, pero fue onstruido por albatils franceses. La nueva ciudad de Zamosé, en Polonia, fue proyeciada por ct italiano Mo- rando, pero tambien en este caso los que realzaron la Construccién fueron artesanos locales. Un ejemplo par- ticularment claro de los conflicts y dela interpenetr- tid entre las traiciones locales y Ios models itlianos eal dela arguitectura renacentsta en Espafia, donde, al menos en el sur, las tradieioneartesnalesislmisas ‘estaban atin muy arraigadas. "A vests era el propio Tmecenas (que sepia las cosas de cave), que Sollcitabamodificaciones de Jos disenos {taiangs, més por razoneseimbalieas que por consiera- lone practicas. A finales del siglo xv, el zar Twin HL de Rosia pdié al italiano Aristotle Foravanti que pro- Yyectse la catedral de San Miguel, en el Kremlin, pero Indidndole que siguiese los planos de la catedra de Vi- dimir, construida en el siglo xt, La acttud ambivalente del za hacia Oceidente es un caso extremo de una reac- tid bastante frecuente con rexpecto a la cultura italia- ha. Asi y por diversas razones, 1g que encontramos no es la simple exportacién_de_los_ modelos italianos al {BL RENACIMNTD BX EL EXTRANIERO 6 ‘atranjero, sino sy reconstruccion y el desarralie defor ‘mas hibridas, que se podrian describir como malas inter- pretaciones (desde el punto de vista italiano), o como adaptaciones creativas. Como guia impresa pera la ac- cién, para la construccién del yo, El cortesano de Ces- tiglione no tiene un estatus diferente al ce los tratados arquiteeténicos deSerlioy Palladio. La difusién, tradue- cidn e imitacin de ese libro resulta bastante ilustrativa acerca de la adopci6n y asimilaciOn del ideal cortésita- iano. El didlogo de Castiglione fue publicado por primera ver en 1528, pronto fue traducido al castellano y al fran- 6s y, un poco mas tarde, en 1561, al inglés. El traduc- tor espafiol fue Juan Boscén, y el inglés Thomas Hoby, cuyo entusiasmo por la cultura italiaa ya hemos men- cionado. Hoby

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