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Demografía dinámica

1. Concepto e importancia
La demografía dinámica estudia los cambios que se producen, a lo largo del tiempo, en la
dimensión, estructura y distribución geográfica de las poblaciones humanas, así como también
describe las leyes que determinan esa evolución. Estos cambios, responsables de la dinámica
poblacional, están regulados por fenómenos en esencia sencillos: por un lado la natalidad y la
mortalidad, y por otro lado los movimientos migratorios.

El conocimiento de la dinámica demográfica es básico para la planificación y programación


sanitarias, por cuanto permite realizar estimaciones y proyecciones de la población en el futuro,
cuyos cambios previsibles de tamaño y de estructura han de tenerse en cuenta para modificar y
establecer prioridades entre las acciones de salud pública. Estas variaciones modifican no sólo las
necesidades sino también los recursos de la población.

2. Natalidad
El término natalidad hace referencia a los nacimientos como componentes del cambio poblacional:
relaciona, por medio de la tasa de natalidad, los nacidos vivos durante 1 año en una comunidad
con la población media del año considerado, que es generalmente sustituida por la existente a 1
de julio. Su fórmula es la siguiente:

Nacidos vivos durante 1 año


Tasa de natalidad = x 1000
Población total media

Para este cálculo se definen como nacidos vivos los productos de la concepción que, una vez
expulsados o extraídos completamente del cuerpo de la madre, respiren o muestren cualquier otra
señal de vida (latidos cardíacos, pulsaciones del cordón umbilical o movimientos efectivos de los
músculos de contracción voluntaria), independientemente de la duración del embarazo, tanto si se
ha cortado o no el cordón umbilical y esté o no desprendida la placenta.

Por su parte, en el denominador se emplea la población total, aun cuando no es lógicamente toda
ella la que interviene para dar lugar a los nacimientos del numerador, por cuanto lo que
calculamos con esta tasa es el número de individuos que se incorporan, por nacimiento, al
colectivo en relación al total hasta entonces existente. Ello es lo que hace que esta tasa se
describa como una tasa cruda, global o bruta.
La tasa de natalidad es utilizada como indicador del nivel de salud de una población. Son, en
principio, los países de mayor nivel sanitario los que presentan las tasas de natalidad más bajas.
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En general, el desarrollo socioeconómico, cultural y sanitario de un país a lo largo del tiempo se


acompaña de una caída progresiva en sus tasas de natalidad.

3. Fecundidad
La fecundidad hace referencia a la relación entre los nacidos vivos y la población femenina en
edad fértil, esto es, de 15 a 49 años. Estos límites se establecen convencionalmente teniendo en
cuenta que la capacidad de procrear fuera de ellos es tan limitada que puede despreciarse en
términos estadísticos. A este propósito conviene precisar que la fecundidad mide el nivel
reproductivo de un grupo o una población, lo que está condicionado por otros factores además de
la capacidad fisiológica de tener hijos, que es lo que denominamos fertilidad. Para su cálculo se
emplea esta tasa:

Nacidos vivos durante 1 año


Tasa de fecundidad = x 1000
Población femenina en edad fértil ( 15 - 49 años) media

Con frecuencia esta tasa se describe como tasa de fecundidad general, para diferenciarla de las
tasas especificas de fecundidad que se obtendrían considerando únicamente los nacidos vivos de
madres en una edad o grupo de edad determinado en el numerador y la población femenina de
esa edad, o grupo de edad, en el denominador.
Un primer factor que debe considerarse en el análisis de la natalidad de una población es
precisamente el mayor o menor tamaño del efectivo de mujeres con edades desde los 15 a los 49
años. La influencia de este factor explica la disminución de la natalidad que caracteriza a las
poblaciones envejecidas, que se corresponden con poblaciones desarrolladas. Hay una natalidad
progresivamente decreciente, debida a un gran control de natalidad, y al mismo tiempo hay una
baja mortalidad, como consecuencia de una buena situación sociosanitaria. Esta situación puede
conducir a una “regresión demográfica”, que se produciría al aumentar la mortalidad por ser cada
vez mayor el número de personas ancianas.
Hay otros factores que influyen en la natalidad de una población: sociales (incorporación de la
mujer al mundo laboral, edad en que la mujer tiene el primer hijo,…), culturales y económicos (el
bajo nivel socioeconómico y cultural suele conllevar desconocimiento sobre métodos
anticonceptivos), religiosos,...

4. Mortalidad

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La mortalidad es el conjunto de fallecidos en una población durante un periodo de tiempo


concreto. La tasa de mortalidad se calcula como:

Defunciones totales durante 1 año


Tasa de mortalidad = x 1000
Población total media

La consideración en el denominador de la población total, por lo común a 1 de julio como


estimación de la población promedio sometida a riesgo, permite definir esta tasa como una tasa
cruda, global o bruta.

Como ocurría con la fecundidad, no todos los integrantes de la población tienen la misma
probabilidad de morir. De esta forma, en el valor de la tasa cruda de mortalidad influye la
estructura por edad de la población considerada: a medida que envejece en el denominador se
acumulan personas ancianas, con una mayor probabilidad de muerte, lo que condiciona una
elevación de la tasa de mortalidad.

Ello explica la inversión de la curva descendente de la tasa de mortalidad en España a lo largo del
siglo XX: de valores próximos a 8 en la década de los 80, la década de los noventa se ha
caracterizado por un ascenso progresivo, que sitúa la tasa de mortalidad 1999 en 9,29. En años
posteriores la tasa de mortalidad se ha mantenido en cifras similares (aunque ligeramente más
bajas). Evidentemente, nuestras condiciones sanitarias no han empeorado: al contrario, se han
reducido las probabilidades de fallecimiento a lo largo de la vida y han aumentado para todos los
españoles los años que pueden vivir en promedio desde su nacimiento. Por ello, el número de
ancianos aumenta, y no sólo en términos absolutos, sino también en términos relativos, pues ya
hemos descrito cómo paralelamente se han reducido los nacimientos, y por tanto, el número de
jóvenes. Llega entonces un punto en que entre la población total (denominador) predominan
adultos y ancianos. De esta forma, sin que empeoren las condiciones socioeconómicas y
sanitarias, al cabo de un tiempo, la mortalidad vuelve a aumentar. En definitiva, la tasa de
mortalidad aumenta porque en su denominador hay cada vez más candidatos a morir.

Lógicamente, ello limita su valor como indicador sanitario. Las diferencias entre países, o entre
comunidades de un mismo país, no podrán atribuirse sólo a que las condiciones socioeconómicas
y sanitarias y los riesgos intrínsecos de mortalidad asociados sean distintos, pues pueden ser
igualmente debidas a diferencias en las estructuras por edad. Por ejemplo, el nivel de salud de
España, un modelo de población envejecida, es muy superior al de Kenia y Guatemala,
poblaciones jóvenes. Sin embargo, su tasa cruda sólo es ligeramente inferior a la del país africano
y llega a ser incluso mayor que la del centroamericano. En estas poblaciones en vías de desarrollo

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ocurre lo contrario que en nuestro país: a pesar de que los riesgos de fallecimiento sean
superiores a los nuestros en todos los grupos de edad y la esperanza de vida sea muy inferior, sus
defunciones quedan diluidas en un conjunto de población con menor número de “candidatos al
deceso”, esto es, predominantemente joven.
Es decir, la estructura demográfica, más o menos envejecida, va a influir decisivamente sobre la
Tasa Bruta de Mortalidad.

Mortalidad por edades


Una forma de evitar el efecto de confusión que la estructura por edad de las poblaciones tiene en
la comparación de las tasas crudas de mortalidad, consiste en calcular también la proporción de
defunciones que se han producido entre las personas de 50 años y más. Esta proporción recibe el
nombre de índice de Swaroop:

Defunciones de personas de 50 años o más en un año


Indice de Swaroop = x 100
Total de defuncione s en ese año

En los países desarrollados, con una mayor proporción de personas por encima de los 50 años y
bajos riesgos de fallecimiento antes de esa edad, el valor tenderá hacia el 100% (es lo que
ocurriría si todas las personas vivieran más de 50 años en esa población), con porcentajes
superiores al 90 %, como ocurre en España, mientras que en los países en desarrollo, con la
mayor parte de su población por debajo de los 50 años y riesgos de muerte elevados en esas
edades, el valor tenderá a ser bajo.
Por tanto, nos podemos encontrar que al comparar dos poblaciones con nivel sanitario y
desarrollo socioeconómico muy distinto, presenten una TBM similares (e incluso más baja el país
subdesarrollado), pero el valor del IS será muy diferente.

Una segunda alternativa para evitar la influencia de la composición por edades en el análisis
comparativo de la mortalidad es calcular tasas de mortalidad específicas por edad. En este caso:

Fallecidos de una edad determinad a en un año


Tasa de mortalidad específica por edad = x 1000
Población media de esa edad

Así, podemos comparar dos poblaciones de dos áreas geográficas distintas confrontando las
tasas específicas de cada grupo de edad de ambas, sin la influencia de la distribución por edades.

Estandarización o ajuste de tasas

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Si bien las tasas de mortalidad específicas por edad permiten comparar zonas o países con
estructuras por edad distintas, es interesante disponer de un indicador único que pueda ser
comparable. Para obtenerlo es necesario recurrir al ajuste de tasas. Este método también es útil
para estudiar, por ejemplo, enfermedades ligadas preferentemente a determinados tramos de
edad.

El procedimiento directo de ajuste consiste en calcular unas tasas globales de mortalidad en cada
una de las poblaciones comparadas utilizando sus tasas específicas por edad, pero aplicadas a
una misma población imaginaria, que sirve como estándar. Estas tasas, que reciben el nombre de
tasas ajustadas o estandarizadas, son directamente comparables y sus diferencias se deben
únicamente a las diferencias existentes en la mortalidad: al utilizar una población tipo eliminamos
la influencia de las estructuras por edad.

En la tabla presentamos un ejemplo sencillo, limitado a dos únicas poblaciones (A y B). Obsérvese
que sus tasas crudas de mortalidad son idénticas (7,00). Sin embargo, la primera población es
sensiblemente más joven, lo que invalida cualquier comparación. Para proceder al ajuste de tasas,
el primer paso es calcular las tasas específicas por edad, que ya aparecen en la tabla.

El segundo paso consiste en elegir una población tipo, para lo que en principio cualquier población
sirve. En el ejemplo, se ha obtenido sumando las poblaciones de A y B, pero en general es
recomendable utilizar las poblaciones estándares de la Organización Mundial de la Salud.

El siguiente paso consiste en calcular las muertes esperadas, esto es, las personas que
fallecerían en cada una de nuestras dos poblaciones si ambas tuvieran una distribución de edades
como la población tipo. Para ello aplicamos las tasas de mortalidad en cada grupo de edad de

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cada una al correspondiente grupo de edad de la población tipo. Por ejemplo, entre los menores
de 25 años de A la tasa es 2,40. Si en A vivieran 700.000 personas de esa edad, morirían 1.680:
(2,40 x 700.000)/1.000. En ese grupo de edad en B las defunciones serían 1.400: (2,00 x
700.000)/ 1.000. Una vez realizada esta operación en ambas poblaciones y en todos los grupos
de edad, sumamos el total de muertes esperadas. El último paso es calcular las tasas ajustadas
en cada una:

Tasa ajustada A (20.689/2.000.000) X 1.000 = 10,34


Tasa ajustada B (11.000/2.000.000) X 1.000 = 5,50

Debe quedar claro que las tasas crudas son realmente 7,00: las tasas ajustadas son tasas ficticias
y su única razón de ser es que permiten comparar poblaciones de estructura diferente.

Tasa de mortalidad infantil


Una tasa específica singular y de gran valor sanitario es la tasa de mortalidad infantil, que mide
específicamente la fuerza con la que actúa la muerte en el primer año de vida. Según la OMS, la
TMI es el mejor indicador, tanto de la situación sanitaria, como de la situación socioeconómica y
cultural de un país. La TMI refleja las condiciones de vida, el estado nutricional y la accesibilidad a
la asistencia sanitaria, no sólo de madres e hijos, sino como indicador del estado de salud de un
país o región. La población total es sustituida en el denominador de esta tasa por el número de
nacidos vivos del año estudiado.

Defunciones de menores de 1 año en un año


Tasa de mortalidad infantil = x 1000
Total de nacidos vivos en el año

La distribución interna de la mortalidad que se produce a lo largo del primer año de vida es
también un valioso indicador sociosanitario. Podemos considerar dos periodos dentro del primer
año de vida:
- Periodo neonatal: comprende desde el nacimiento hasta el mes de vida.
- Periodo posneonatal: comprende desde el primer mes de vida hasta cumplir el primer año.

La mortalidad posneonatal representa un elevado porcentaje de la mortalidad infantil sólo en


aquellos países en los que existe un elevado grado de infecciones y carencias nutricionales
(subdesarrollados). Por el contrario, la mortalidad neonatal conlleva un riesgo congénito
(malformaciones,…) y aunque en los países desarrollados se ha conseguido minimizarla, es difícil
disminuirla a partir de un límite. Siempre, a medida que un país mejora sociosanitariamente, la

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primera reducción que se observa es en la mortalidad posneonatal.

Nº nacidos vivos fallecidos antes 1º mes, durante 1 año


Tasa de mortalidad neonatal = x 1000
Total nacidos vivos del año

Nº nacidos vivos fallecidos con más de 1 mes y ≤ año durante 1 año


Tasa de mortalidad posneonata l = x 1000
Total nacidos vivos del año

Además, existe otro indicador, la Tasa de Mortalidad Perinatal, cuyo cálculo incluye los riesgos
pre, intra y posnatales, de acuerdo a:

TM Perinatal ═ TM Prenatal + TM Intranatal + TM Neonatal Precoz

Nº fetos viables(m ás de 1Kg) fallecidos antes del parto, durante 1 año


Tasa de Mortalidad Prenatal = x 1000
Total nacidos vivos del año

Nº fetos fallecidos durante el parto, durante 1 año


Tasa de Mortalidad Intranatal = x 1000
Total nacidos vivos del año

Nº nacidos vivos fallecidos en la 1ª semana, durante 1 año


Tasa de Mortalidad Neonatal Precoz = x 1000
Total nacidos vivos del año
Un subcomponente de la mortalidad neonatal precoz es la “Tasa de Mortalidad de las primeras 24
horas”, que tiene gran valor como indicador de la asistencia obstétrica inmediata.

Tasa de mortalidad materna


Este indicador nos informa de la asistencia pre, intra y posparto en relación a los nacidos vivos del
año.

Nº mujeres fallecidas a causa de embarazo, aborto, parto y puerperio, durante 1 año


TM Materna = x 10000
Total nacidos vivos del año
(Se multiplica por 10000 porque generalmente tiene sus primeras cifras significativas en el orden
de las diezmilésimas).

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5. Mortalidad por causas, mortalidad evitable y años potenciales de vida


perdidos
Mortalidad por causas
Una primera aproximación al análisis de la mortalidad consiste en calcular la proporción de
defunciones por cada causa con respecto al total de fallecidos.
Una alternativa es calcular tasas de mortalidad específicas por causa, relacionando los fallecidos
por cada causa a lo largo de un año con la población media de ese año.
El perfil de España coincide con el de la mayor parte de países europeos, con la desaparición de
la mortalidad infecciosa, primacía de la mortalidad por enfermedades circulatorias y cáncer, y
aumento creciente de las muertes violentas (especialmente por accidentes de tráfico). Además,
hay que tener en cuenta, que las causas de muerte en cada grupo de edad varían.

Mortalidad evitable
“El concepto de "mortalidad evitable" se refiere, en general, a todas aquellas muertes que, dado el
conocimiento actual y la tecnología médica, podrían ser evitadas por el sistema de salud a través
de la prevención y / o tratamiento.” Son causas de muerte susceptibles de intervención sanitaria
para evitarlas o retardarlas.
Esta información no sólo tiene interés epidemiológico: es básica para detectar, en el proceso de
planificación, problemas de salud y decidir prioridades de intervención, así como para evaluar
programas. Se utiliza para valorar la mortalidad innecesariamente prematura y sanitariamente
evitable (MIPSE), definida como aquélla frente a la cual existen medidas preventivas o curativas
suficientes y probadamente eficaces. Es un indicador del funcionamiento del sistema sanitario y
de la calidad asistencial.
El inconveniente es que la lista de causas de muerte ha de adaptarse a las condiciones de cada
país en función del desarrollo de su sistema sanitario y recursos tecnológicos y terapéuticos. Este
hecho limita su comparabilidad y determina la existencia de un número importante de lista
distintas.

Años potenciales de vida perdidos


Este indicador expresa los años que no ha vivido una persona muerta prematuramente en relación
a la expectativa de vida. Los APVP pueden calcularse para todas las causas de muerte o para
causas específicas.
Es decir, el análisis de la mortalidad puede profundizarse si, además de contar fallecimientos
estudiamos su edad: podemos estudiar el tiempo vivido, pero también el tiempo perdido o años
que se dejan de vivir cuando se muere prematuramente. Estos son los indicadores basados en los
años potenciales de vida perdidos (APVP).

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6. Esperanza de vida y esperanza de vida sin incapacidad


Esperanza de vida
Se calcula a partir de las tablas de mortalidad de una población.
La esperanza, o expectativa de vida es el mejor indicador de las probabilidades de supervivencia
de los integrantes de una población y es ampliamente utilizada para comparar las condiciones de
mortalidad entre diferentes países, especialmente cuando se calcula al nacimiento (e 0). Sin
embargo, este valor no siempre es adecuadamente comprendido.

Por ejemplo, ¿qué significa que la esperanza de vida al nacimiento en mujeres en España fuera
de 85 años en 2011? ¿Es posible asumir que una niña nacida en 2011 en España puede esperar
vivir, como promedio, 85 años? La respuesta a esta última pregunta es no, porque es muy
probable que viva incluso más: a medida que un niño cumple años, las condiciones de mortalidad
cambian y, aunque teóricamente pueden empeorar por guerras u otros cataclismos, lo más
probable es que el progreso (incluidos los avances médicos) reduzca sus probabilidades de
muerte. De hecho, a los 80 años (e 80) por ejemplo, una mujer española nacida en 2011, tendría
10,1 años adicionales de expectativa de vida.
Las diferencias en esperanza de vida son realmente abismales entre los países ricos y los pobres.
En Japón, la esperanza de vida alcanza los 82,6 años. En España se nace con la expectativa de
vivir 82,2 años. Sin embargo, en Etiopía son 52,9 años y en Mozambique 42,1.
España es el país con mayor expectativa de vida de toda Europa. Así lo afirma la Organización
Mundial de la Salud (OMS), organismo que fija la media de vida española en 82,2 años (82,2 años
de media las mujeres y 79 años de media los hombres)

Esperanza de vida sin incapacidad


La esperanza de vida sin incapacidad (EVSI) excede el marco de la demografía, al considerar no
sólo el efecto de la mortalidad, o tiempo perdido por la muerte prematura, sino también el tiempo
vivido en incapacidad: se trata, en definitiva, de considerar la expectativa en cantidad de años y en
calidad de vida. El análisis supone introducir medidas de los años de vida ajustados por
discapacidad.

Un aspecto complejo dentro de los indicadores de esperanza de vida sin incapacidad es,
justamente, cómo medir ese estado. La mayor parte trata de cuantificar tanto la capacidad de
satisfacer de forma independiente las necesidades físicas, como la capacidad de moverse de
forma eficaz y relacionarse con el medio. En el primer caso se utilizan escalas para valorar
actividades de la vida diaria, y en el segundo para valorar actividades instrumentales de la vida
diaria.

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7. Crecimiento vegetativo
Para conocer el crecimiento de una población podemos utilizar la natalidad y la mortalidad
conjuntamente: obtenemos así el crecimiento vegetativo de la población, que se define como el
resultado de la diferencia entre natalidad y mortalidad.

Para valorar el crecimiento vegetativo de una población utilizamos una tasa y un índice:
Diferencia entre nacimiento s y fallecimie ntos en un año
Tasa de crecimient o natural (TCN) = x100
Población total media

Número de recién nacidos en un año


Indice vital (IV) = x 100
Número de fallecimientos en un año

8. Movimientos migratorios
La migración es, junto a la mortalidad y la fecundidad, la tercera variable condicionante del cambio
demográfico.
Los movimientos migratorios influyen mucho menos que la mortalidad y la fecundidad en el
tamaño y el crecimiento de la población, pero pueden condicionar en gran medida la composición
por edad, sexo y características sociales, culturales e incluso raciales, tanto de las poblaciones de
acogida, como de origen.

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En esta pirámide podemos observar la distribución en España de la población española en barras


verdes, y la de la población extranjera en la línea roja.

Los grandes movimientos de las zonas rurales hacia las ciudades que caracterizaron en el siglo
XIX a los países desarrollados, y que desde 1950 se producen en los países en desarrollo, son
una forma de migración que denominamos interna, limitada al interior de cada país. Estos
movimientos, condicionados por la industrialización, son atraídos por las mayores y mejores
oportunidades de trabajo, y por la amplia oferta de servicios que caracterizan a los entornos
urbanos y condicionan finalmente más cambios demográficos. Por lo común, en las zonas
urbanas se elevan los niveles culturales y económicos, disminuye la fecundidad y mejora el nivel
de salud y la esperanza de vida en comparación con las zonas rurales, todo lo cual acelera la
transición demográfica hacia niveles bajos de fecundidad y mortalidad. Para valorar las
migraciones internas se suele utilizar el censo, en el que la población señala los cambios de
residencia desde el censo anterior.

Las migraciones externas o internacionales son aquellas que traspasan las fronteras y están
condicionadas por factores económicos, políticos y demográficos. Ciertamente, en el siglo XX
esos movimientos se han acentuado, en algún caso de forma intensa y dramática por efecto de
las guerras y otros conflictos políticos o determinantes étnicos. En otras ocasiones el motivo ha
sido el desarrollo económico.

Para valorar las migraciones externas utilizamos la tasa neta de inmigración:


Número de inmigracio nes - Número de emigracion es en el año
TNI = x 1000
Población total media

Los refugiados y los demandantes de asilo son los emigrantes que pueden demostrar que
abandonan su país por ser objeto de persecución política, étnica o religiosa. Deben considerarse
separadamente, en la medida en que en principio se trata de personas que volverán a sus países
de origen en cuanto desaparezcan las condiciones que determinaron su marcha.

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