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Atardece en tu piel

No pudo haber verso más intenso, escrito en mis labios que ese beso.

No había lugar para nada más que la piel envenenada por tu aliento

Y ese adiós confuso que se dio sin palabras

Y aquel tramo de piel que no acaricie.

Escaso ocaso derivado de tus manos, cuando alcanzamos el amor.

Ingrato llanto, oscurecido encanto

Como podría odiarte tanto, y aun así permanecer el amor intacto.

Que crimen tan sigiloso y dolor tan espantoso, sintiendo en el alma tan fuerte impacto.

Volamos en un cielo boreal, pensando que una mañana toda seria real

Un día blanco, al otro negro, quien puede saber cómo terminara un amor ciego.
Se hicieron viento las palabras mientras tocaba mi mano

Aferrado a un amor fugaz

Que atravesaba mi mente, mientras su silueta era mi antifaz.

Bailando despacio entre mi alma, dando pasos con sutil confianza…

Era él y su vaivén, deslizando sus raíces en mi sien

No había límites entre sus destellos y mi deseo, a gusto con sigo mismo

Hacía de mí una perpleja espectadora permitiendo cual fuere su deseo.


Algo Cotidiano

Sonaba el teléfono una y otra vez, mientras la gente se acumulaba en el andén

Alardeaban las ventas del día, cegando así las melancólicas nostalgias de la vida.

Organizaba las páginas, hora tras hora.

El saludo constante, como si la sonrisa no se gastar y el humor fuera bueno siempre.

Oh! la mejor labor del mundo, ver cómo pasa la vida mientras organizo documentos que poco
importan y nada aportan.

Reloj enemigo del tiempo que se antepone en frente de una salida.

Reloj enemigo constante cuando se acelera en los momentos en que quisiera que dejara de
correr.

Paradójico, algo cotidiano.

Nada más real, que lo surreal del ser.

Cuando desea ser y no ser

Cuando quiere dejar de escuchar pasar los días sin sentido y tomar el camino como algo que es
propio.

Sonaba el teléfono una y otra vez, pero esta vez.

No habría gente en el andén, no habría ventas que vender, ni páginas que ver, ni asuntos
impropios que resolver, solo la vida propia que contener.
Estado de coma

Adormecida, e incomoda

Un letargo invadía mi corazón, como si la sangre no corriera por las venas

Como si hubiera otro ser en mí, haciéndome perder la fuerza.

Parecía injusto, parecía ingrato.

Y esas manos engaño que acariciaron mi sentir por tantos años.

Parecía injusto, parecía ingrato

Y esos ojos mentira que juraban amor al verme.

Eran sus manos, sus ojos, su delirio encanto en brazos de alguien más.

Y ese anillo brillaba, entrelazando el cabello de otra.

De otra piel, de otra alma, de otro ser que no juro ante un altar ser leal por siempre.

Sentía como los labios se secaban y el color se perdía entre el viento

Un estado de coma rodeando ese instante.


Algo letal,

Exquisito pero fugaz.

Era un misterio, un irónico roce

Donde las huellas se dieron por culpa del destino

Y el deseo fue el detonador de tanto sudor.

Algo letal,

Delicioso pero fugaz.

Era un mensaje escrito en sus caderas, un latido excitante.

Donde las ansias pudieron más

Y las palabras se volvieron caricias.

Dulce perdición, fue solo un momento

Tan solo un instante, donde el instinto gano ante la sensatez.

Stefania Kenwan.
He pensado en lo impensable

En la cuestión de amarte sin poder tenerte

En cada recuerdo viento que se desvanece en las noches

Y como poder sacarte de mi mente.

Fue un embrollo conocerte.

Y más aún, quererte.

Quien habría pensado, en un solo momento

Ya me había enamorado, perpleja y desorientada.

Me fui dejando llevar por tus besos y tu dulce piel.

Escasa sensatez y graciosa desfachatez

Fue el mar de ese sosiego quien se anido en mí

Como dédalo hiel de tus deseos

He pensado lo impensable

En la cuestión de amarte sin poder verte

Y acariciar el pasado como manto de sueños furtivos

Fue realmente un embrollo conocerte

Y aun más quererte.


Me quede inmóvil

Mirando el cielo, me enrede en su calma, y sin pensar estaba en medio del parque allí parada
sin más.

El viento rozaba mi piel, el sol resonaba entre las hojas del árbol

Me alivia sentir que la naturaleza se exprese

Y me invada con su atónita belleza

Me vuelvo inconsciente y entro en un estado de relajación vivaz

Soy presa a sus encantos a su ferviente realidad

A su extrema belleza, tan cálida y tan propia

Tan libre y tan real

No debe aparentar, ni debe decir una sola palabra para caer bien

Su sola presencia es fuente de sosiego de paz,

De mi arrebato por correr entre su manto y quedarme allí libre.


Un laberinto sin salida

Donde no hay testigos, ni huellas

Ni una mínima percepción, que indique lo ocurrido

Un crimen sin castigo inmediato, donde las voces hablaban en silencio

Tratando de insinuar lo que sucedió

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