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Caso Clínico
científico
DISCOESPONDILITIS CANINA:
CASO CLÍNICO Y REVISIÓN
PRÁCTICA
Luciano Espino, Mª Luisa Suárez, Andrés Barreiro, Germán Santamarina y Mónica Vila
Hospital Clínico Veterinario Rof Codina. Facultad de Veterinaria de Lugo. USC.
L
a discoespondilitis, en ocasiones también denominada osteomielitis intradiscal,
es una infección, bacteriana o fúngica, del disco intervertebral, placas terminales
y cuerpos vertebrales adyacentes. El mecanismo de colonización más frecuente
es a través de la diseminación hematógena del germen, siendo los estafilococos coagula-
sa positivos (S. intermedius y S. aureus) los microorganismos aislados en la mayoría de los
pacientes.
Caso Clínico
“
La paciente, una perra Rottweiler castrada,
de 7 años de edad y 45 kg de peso se recibió
en nuestro hospital con un cuadro progresivo
de apatía, pérdida de peso, cojera intermiten-
te de las extremidades posteriores y dolor en
El autor describe un caso clínico de la región lumbosacra de 2 meses de duración.
discoespondilitis causada por Micrococcus Inicialmente, la perra había sido tratada con
antibiótico (amoxicilina+clavulánico) y gluco-
spp, una bacteria que no había sido corticoides (prednisona) durante 1 semana,
tratamiento con el que la perra mostró me-
aislada con anterioridad en perros con joría, pero la sintomatología reapareció al
esta patología suprimirlo.
Discoespondilitis canina: caso clínico y revisión práctica
La hipertermia (40.5 ºC) y una atrofia severa de los músculos semitendinoso y semimembranoso fueron
la únicas anomalías destacables en el examen físico general. El examen neurológico puso en evidencia una
paraparesia ambulatoria leve con déficit propioceptivos, reflejo patelar aumentado y disminución de los
reflejos flexores en las extremidades posteriores y reflejo perineal normal, todo ello asociado a un dolor
intenso a la palpación de la región lumbosacra. La localización neuroanatómica de la lesión se hizo a ni-
vel de L7-S1.
Figura 1: radiografía latero-lateral de la región lumbosacra. Se observa una reducción del espacio intervertebral, osteolísis
marcada y esclerosis de las placas terminales de L7 y sacro y espondilosis ventral.
La leucopenia fue el único hallazgo en la hematología, estando el resto de parámetros de la bioquímica y uria-
nálisis dentro de la normalidad. En la radiografía simple se observó reducción del espacio intervertebral a
nivel lumbosacro, osteolísis y esclerosis de las placas terminales de L 7 y sacro, espondilosis ventral y aumento
del tamaño de los ganglios sublumbares, signos radiológicos indicativos de una discoespondilitis (figura 1).
Se recogieron 3 muestras de sangre a lo largo del día para cultivo. A la espera de los resultados del hemocul-
tivo, se inició la antibioterapia con cefalexina (30 mg/kg/PO, cada 8 horas) y ciprofloxacino (10 mg/kg/PO,
cada 12 horas), y un AINE (carprofeno 2 mg/kg/PO, cada 12 horas) observándose una mejoría muy eviden-
te durante la primera semana de tratamiento. En los hemocultivos se aisló en cultivo puro Micrococcus spp,
sensible a: cefalosporinas, clindamicina, ciprofloxacino, eritromicina, gentamicina, oxaciclina y vancomicina,
por lo que se decidió mantener la antibioterapia inicial. Cada 3 semanas se realizó una radiografía para valo-
rar la respuesta al tratamiento (figura 2) y la terapia antibiótica se mantuvo durante 10 semanas, momento
en el que la paciente fue dada de alta.
Trabajo
Caso Clínico
científico
Figura 2:
radiografía
latero-lateral
de la región
lumbosacra de la
misma paciente
a las 3 semanas
de tratamiento.
Se observa una
ligera mejoría con
una disminución
de las zonas de
osteólisis, pero
se mantiene la
esclerosis de las
placas terminales
y la espondilosis
ventral.
Discusión
Etiopatogenia
Los microorganismos que van a provocar la discoespondilitis pueden acceder al foco de lesión por tres vías:
• Diseminación hematógena: es la forma más frecuente. Los gérmenes, procedentes de otras regiones
del organismo, llegan a través del flujo sanguíneo arterial a las vértebras. La infección se produce ini-
cialmente en las placas terminales, donde la presencia de una extensa red capilar enlentece el paso de
sangre favoreciendo la colonización. Desde allí, la infección se extiende al núcleo pulposo a través de
los orificios de las placas terminales. Finalmente, los senos venosos comunicantes facilitan la difusión
de los microorganismos a otras vértebras adyacentes. Los focos primarios de infección incluyen: trac-
to urinario, piel, válvulas cardíacas y cavidad oral. La bacteria aislada en nuestro caso se ha detectado
en perros con patologías dentales. En nuestra paciente no observamos lesiones en la cavidad oral ni
mordeduras, por lo que no pudimos identificar el origen de la infección. Sin embargo, este hecho es
común y en un porcentaje elevado de casos no es posible
localizar el foco primario desde el que migró la bacteria.
Figura 3: atrofia severa de la musculatura paravertebral en un perro con
discoespondilitis en la región torácica media con afectación de múltiples
espacios intervertebrales.
Discoespondilitis canina: caso clínico y revisión práctica
Se han descrito varios factores predisponentes que podrían favorecer el desarrollo de una discoes-
pondilitis:
• Inmunosupresión: en diferentes trabajos han podido comprobar que los animales con discoespondi-
litis mostraban algún grado de inmunosupresión aunque no consiguieron clarificar si esta era causa
o causa o consecuencia de la discoespondilitis. A pesar de ello es interesante destacar que al igual que
sucede en nuestro caso, en la historia clínica de muchos perros con discoespondilitis figura un trata-
miento previo con glucocorticoides.
Figura 4: radiografía latero-lateral de la región cervico-torácica. Se observa osteolísis severa y colapso del espacio
intervertebral T2-T3.
Microorganismos implicados
La mayoría de los casos están provocados por bacterias y un pequeño porcentaje son de origen fúngico.
“
y síndrome de fatiga crónica y en humanos con
endocarditis, pero no se había citado como agen-
te causal en ningún caso de discoespondilitis.
La discoespondilitis se diagnóstica
• Hongos: las infecciones fúngicas son raras y en es-
te grupo destacan: Aspergillus spp y Paecilomyces de forma habitual en perros adultos
spp.
de razas grandes y gigantes y con el
Cuadro clínico doble de incidencia en machos que
Anamnesis y reseña
en hembras
Sintomatología
Como se describe en nuestro caso, la discoespondilitis es una enfermedad de curso crónico y la duración de
los síntomas oscila entre varios días y varias semanas. Podríamos dividir la sintomatología en dos grandes
grupos:
• Generales: en nuestra paciente observamos fiebre, apatía y pérdida de peso; sin embargo, la sintoma-
tología sistémica aparece en un porcentaje pequeño de casos (<30%).
Figura 5: radiografía
latero-lateral de
la región cervical
caudal. Osteolísis
de las placas
terminales de C6 y
C7 y reducción del
espacio intervertebral
en una perra con
discoespondilitis.
Discoespondilitis canina: caso clínico y revisión práctica
Figura 6: radiografía latero-lateral de un paciente con discoespondilitis en la región torácica media. En esta región es
frecuente observar la afectación de varios espacios intervertebrales como sucede en este caso.
• Dolor espinal: es el síntoma más frecuente y fiable. Está presente en más del 80% de los pacientes
y su intensidad puede varia de leve a muy severo.
• Atrofia de la musculatura paravertebral (figura 3): está provocada por la pérdida de inervación re-
gional o la miositis asociada. Esta atrofia es muy marcada en la región afectada.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en la presencia del cuadro clínico, cambios radiográficos y el aislamiento del agente
causal. La discoespondilitis debería incluirse en el diagnóstico diferencial de cualquier paciente, especialmen-
te de raza grande, con dolor espinal, atrofia de la musculatura paravertebral, déficits neurológicos, fiebre y
otros signos sistémicos.
Figura 7: imagen mielográfica indicativa de la presencia de compresión medular extradural en un caso de discoespondilitis y
paraparesia no ambulatoria.
Radiología
El diagnóstico definitivo de la discoespondilitis se basa en la presencia de las alteraciones radiográficas ca-
racterísticas. El primer hallazgo es la pérdida de la superficie lisa y regular de las placas terminales (figura 1).
Posteriormente, disminuye el espacio intervertebral como consecuencia de la destrucción del disco (figura
4). A medida que avanza el proceso, la lísis y erosión de las placas terminales es más evidente y esto provoca
un aumento del espacio intervertebral. Después de un período de tiempo variable, aparece regeneración ósea
con esclerosis y producción de osteofitos. Una gran limitación de la radiología es que los cambios radiográ-
ficos pueden tardar en aparecer hasta 2-4 semanas después del inicio de la sintomatología. Las lesiones se
localizan fundamentalmente en 4 regiones: cervical caudal (C6-C7) (figura 5), lumbosacra (figura 1), torácica
media (figura 6) y toracolumbar.
Mielografía
Se recomienda en pacientes con déficits neurológicos indicativos de compresión medular severa (especial-
mente en animales no ambulatorios) y que potencialmente podrían ser sometidos a tratamiento quirúrgico.
En estos casos se pueden observar signos compatibles con una lesión extradural ventral a nivel del disco
afectado (figura 7). En un trabajo sobre los hallazgos mielográficos en perros con discoespondilitis, en más
del 80% de los afectados se detectaron lesiones compresivas y en la mayoría de los casos estaban originadas
10 por tejido blando. De todas formas, conviene ser prudente a la hora de recomendar la mielografía ya que en
un porcentaje alto de animales, la compresión era muy leve y no tenía la entidad suficiente para justificar la
sintomatología.
Caso Clínico
Tabla 2: principales microorganismos aislados en pacientes con discoespondilitis y fármacos recomendados para su tratamiento
Microorganismo Fármaco Dosis
Staphylococcus spp Cefalexina 20-30 mg/kg, cada 8 horas
Cefazolina 20 mg/kg, cada 6 horas
Cloxacilina 10 mg/kg, cada 6 horas
Oxacilina 15-25 mg/kg, cada 6-8 horas
Amoxicilina+Clavulánico 12.5-25 mg/kg, cada 8-12 horas
Streptococcus spp Amoxicilina 20 mg/kg, cada 12 horas
Escherichia coli Enrofloxacina 10 mg/kg, 1 vez al día
Cefalexina 20-30 mg/kg, cada 8 horas
Cefazolina 20 mg/kg, cada 6 horas
Amoxicilina+Clavulánico 12.5-25 mg/kg, cada 8-12 horas
Brucilla canis Enrofloxacina 10 mg/kg, 1 vez al día
Doxiciclina 25 mg/kg, cada 12 horas
Gentamicina 5 mg/kg, 1 vez al día
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Diagnóstico laboratorial
• Hemocultivo: dado que muchos pacientes con discoespondilitis muestran bacteremia, el cultivo de
sangre, en medios aeróbicos y anaeróbicos, nos podría ayudar a aislar en agente causal. En nuestro ca-
so, en 2 de los 3 hemocultivos hubo crecimiento puro de Microccus spp. Sin embargo, el porcentaje de
hemocultivos con resultados positivos suele estar entre un 40 y un 75% de los casos. La toma de va-
rias muestras al día, especialmente coincidiendo con los picos de fiebre, aumenta la probabilidad de
obtener crecimiento en el hemocultivo.
• Cultivo de orina: basándose en que las infecciones urinarias (particularmente las prostatitis)
constituyen el foco primario de infección, el cultivo de orina puede darnos información sobre el micro-
organismo responsable de la discoespondilitis. La positividad de estos cultivos es más baja y se sitúa
entre el 25 y el 40% de los casos.
• Cultivo de material discal: aunque teóricamente resulta la muestra ideal, la obtención de este material
es técnicamente más compleja. La punción con aguja percutánea o la biopsia durante la cirugía son las
dos técnicas más empleadas. En el primer caso se necesita una TAC o fluoroscopía para poder guiar la
punción. Se recomienda en pacientes con hemocultivos y cultivos de orina negativos y que no mues-
tran una respuesta adecuada al tratamiento.
Tratamiento
Médico
Es el de elección en la mayoría de los perros con discoespondilitis y es eficaz cuando se emplea el antibiótico
adecuado durante un período de tiempo prolongado. Se deben emplear antibióticos bactericidas ya que mu-
chos pacientes pueden tener cierto grado de inmunosupresión. Mientras no se dispone de los resultados de
los cultivos o si estos fuesen negativos, se inicia la terapia con un antibiótico activo frente a Staphylococcus
coagulasa positivos, siendo las cefalosporinas de primera generación (cefalexina 20-30 mg/kg, cada 8 horas)
una de las primeras opciones. Otros antibióticos eficaces frente a esta y otras bacterias se resumen en la ta-
bla 2.
Dado que nuestra paciente presentaba un cuadro clínico evocador de una posible septicemia (fiebre, leuco- 13
penia) optamos por iniciar una antibioterapia de cuatro cuadrantes con la combinación de una cefalosporina
(cefalexina 30 mg/kg/PO, cada 8 horas) y una quinolona (ciprofloxacino 10 mg/kg/PO, cada 12 horas).
caso clínico
“
En pacientes con fiebre, déficits neurológicos o
cuadro clínico que evoluciona de forma aguda se
recomienda iniciar la terapia antibiótica por vía
En general, se aconseja prolongar la intravenosa durante 3 a 5 días para después pa-
sar a la vía oral. En nuestra paciente, por decisión
administración del antibiótico durante del propietario, se inició la antibioterapia por vía
4 a 6 semanas a partir del momento oral, a pesar de lo cual la respuesta clínica fue ex-
celente.
en que se deja de observar osteólisis
El dolor y la sintomatología sistémica suelen
activa en la radiografía y realizar un mejorar en 5-7 días mientras que los déficit neu-
control radiográfico a las 4-6 semanas rológicos tardan más tiempo en recuperar:
• Si hay mejoría se debe mantener la antibioterapia. Aunque no dispongamos de estudios en los que se
haya determinado la duración de la terapia antibiótica, se recomienda mantenerla al menos duran-
te 8 semanas. Una radiografía de control cada 3-4 semanas nos podría dar información para evaluar
la evolución de la enfermedad. Sin embargo, la radiología tiene limitaciones y la mejoría radiográfica
no se observa hasta las 3 semanas en animales jóvenes y hasta las 6-12 semanas de tratamiento en
animales mayores. En pacientes mayores, se puede llegar incluso a observar un empeoramiento radio-
gráfico hasta 8 semanas postratamiento a pesar de que la respuesta clínica sea favorable. En general,
se aconseja prolongar la administración del antibiótico durante 4 a 6 semanas a partir del momento
en que se deja de observar osteólisis activa en la radiografía y realizar un control radiográfico a las 4-6
semanas de haber finalizado el tratamiento.
Además del antibiótico, en pacientes con un dolor muy severo, se puede utilizar un AINE durante 3 a 5
días.
Quirúrgico
• Biopsia o toma de muestra en pacientes con cultivos negativos y que no responden a la antibiotera-
pia.
• Estabilizar la columna en los casos en los que la inestabilidad contribuye al cuadro neurológico.
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