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Fernando Belo

LECTURA
MATERIALISTA
DEL EVANGELIO
DE MARCOS
FERNANDO BELO

Lectura materialista
del evangelio
de Marcos

Relato - Práctica - Ideología

EDITORIAL VERBO DIVINO


Avda. de Pamplona, 41
ESTELLA (Navarra)
1975
Para o Nuno Teotonio Pereira
e para os outros companheiros

A los hermanos de Brasil y de Chile.


En un mismo contexto de feroz y sangrienta represión,
hace diecinueve siglos,
se escribió el evangelio de Marcos.

En memoria también de los negros masacrados


en el África austral.

Tradujeron: /. Azcona y F. Sayés . Título original: Lecture matéridiste Represión y masacres,


de l'évangile de Marc . © Editions du Cerf - © Editorial Verbo Divwo, según la buena tradición de occidente,
Estella 1975 . Es propiedad . Printed in Spain . Talleres Gráficos: Edi- son el hecho de gentes que a menudo se dicen cristianos.
torial Verbo Divino, Avda. Pamplona, 41. Estella . Depósito Legal: NA. Supremo desconocimiento del evangelio,
1.154-1975.
ciegamente sin retorno.
TSRN 84 7151 184 1
Mas mais do que tudo isto
é Jesús Cristo
que nao sabia nada de finanzas
nem consta que tivesse biblioteca.

Fernando Pessoa

CONTENIDO

Introducción: C/X o la problemática 13

En memoria
I. E L CONCEPTO DE MODO DE PRODUCCIÓN (ensayo de
teoría formal) 21
del padre y de la madre
que al caer de la tarde
supieron ser hermanos II. E L MODO DE PRODUCCIÓN DE LA PALESTINA BÍ-
BLICA 65
del viejo maestro de lúcida mirada
bajo su cabello gris, 1. El orden simbólico del antiguo Israel 69
matado por la Ignorancia vil 2. La Palestina del siglo i de nuestra era 103
algunos meses antes de la fiesta

de mi hermana con nombre de profeta III. LECTURA DE MARCOS 141


que por muerte y locura
la vida sólo buscara 3. Cómo leer a Marcos: ¿análisis estructural o aná-
lisis textual del relato? 143
después 4. «¿No habéis leído nunca»... a Marcos? 157
está la Hija del bosque
y Clara 5. Relectura de Marcos 353
y Andrés.

IV. ENSAYO DE ECLESIOLOGÍA MATERIALISTA 367


SIGLAS

a, b, c, ... a, a escenas del relato de Marcos


AA actuantes «adversarios»
ACC código de la acción
ANAL código analítico
AT antiguo testamento
BAS código basileico
BJ biblia de Jerusalén
CRO código cronológico
D documento deuteronomista del Pentateuco
DD actuantes discípulos
EST código estratégico
EST AA estrategia de los «adversarios»
EST J estrategia de Jesús
EST Z estrategia zelote
FS formación social
GEO código geográfico
HH hijo del hombre
J actuante Jesús
I, II actuantes individuales
Ib actuante «curado» o «bendecido»
Im actuante «enfermo» o «con falta»
m-+b paso de «maldición» a «bendición»
M muchedumbre
MH materialismo histórico
MP modo de producción
MPA modo de producción asiático
12 Siglas

MPC modo de producción capitalista


MPE modo de producción esclavista
MPF modo de producción feudal
MPFas modo de producción feudal asiático INTRODUCCIÓN
MPsubA modo de producción subasiático
MITO código mitológico
NT nuevo testamento
P documento sacerdotal del Pentateuco c/x o
Qi Qi Q> cuestiones del código ANAL
RBI RBII dos textos de Roland Barthes la problemática
S22b3 secuencia 22, escena b3
S1-S73 secuencias del relato de Marcos
SIM código simbólico
soc código social
Tg-»Tf traducción del texto griego de Marcos al texto actual
TOP código topográfico

El presente texto es el fruto de una pasión y de una inge-


nuidad. Mi escritura lleva las señales de una pasión, de una
lucha cuerpo a cuerpo con el texto de la ideología burguesa-
cristiana que tejió mi campo de la palabra durante años, lucha
texto a texto con mi cuerpo así prisionero.
La ingenuidad fue la de creer que un simple licenciado
en teología, extranjero por añadidura, podría, fuera de los
círculos universitarios, intentar trenzar, en un juego intertextual
pleno de emboscadas, conceptos provenientes de campos episte-
mológicos tan diferenciados: exégesis del Antiguo y del Nuevo
Testamento, historia, semiótica, materialismo histórico, filosofía.
No faltarán «especialistas» de esas disciplinas que levanten el
grito hasta el cielo.
Pero creí que la cuestión última y decisiva, la de hacer
posible la confrontación entre una práctica política que quiere
ser revolucionaria y una práctica cristiana que no quiere ser
religiosa, valía los riesgos de la aventura. La severidad de las
críticas eventuales no me arrebatarán el placer que he experi-
mentado durante estos cinco o seis años que ha durado este
trabajo.

En una iglesia que cada vez rima más con crisis,1 el nuevo
1
En el texto francés el juego de palabras aparece claramente: «Eglise»
rima con «crise» (N. T.).
14 Introducción C/X o la problemática 15
hecho de los últimos años es el surgimiento, tanto en América ticas alemanas y de las teologías de liberación latino-americanas,
como en la Europa latina, de una generación de cristianos que al intentar llenar el vacío del que hemos hablado, .más arriba.
se dice resueltamente marxista, en su terminología y en sus Se hablará entonces de crisis epistemológica en la teología, que
análisis, en sus compromisos políticos y en sus polémicas estra- no será sencillamente sino el efecto de una crisis política, del
tégicas. Nuevo en el sentido más genuino ya que, más que en impacto de la lucha de clases en el suelo cristiano.
ciertas asambleas neo-religiosas de jóvenes, es ése el único lugar
donde se pueden discernir los gérmenes "posibles de nuevas Si se vuelve a la cuestión planteada sobre fe/ideología, ese
formas de referencia a la tradición eyjngélicaT" rodeo, por breve que sea, deja el campo libre para un ensayo
sobre la «fe» en términos políticos, según un análisis en el
Esto encierra también, sin embargo, sus dificultades; la campo epistemológico del materialismo histórico. Siendo uno de
más clara es la niebla en la cual corre el riesgo de difuminarse los conceptos claves el de práctica (praxis, como se decía antaño),
esa referencia, debido a su imposibilidad de tomar cuerpo en sus se podrá responder a esta cuestión si se llega a definir ese
prácticas concretas y en sus discursos. Una cuestión, a menudo «algo» de lo específico cristiano en términos de práctica. Y
planteada, da la medida del reto: ¿no es la fe una ideología ocurre que entre los textos referentes a los orígenes cristianos,
contradictoria con las prácticas de liberación en las que se los evangelios poseen la estructura de un relato: siendo todo
intenta tomar parte? relato el discurso sobre/de una práctica, es tal vez allí donde
¿En qué terreno epistemológico se puede plantear esta será necesario realizar la investigación. A continuación se podrá,
cuestión?; ¿en el terreno del materialismo histórico (MH), en pero sobre el terreno de las prácticas políticas concretas de
que se sitúa el concepto de ideología, o en el de la teología, lucha de clases, confrontar a éstas de manera verificable con la
donde se sitúa el de la fe? «práctica cristiana» definida: ¿existe convergencia, conflicto, con-
tradicción?
Parece que el discurso teológico está a punto de sofocarse,
después de treinta o cuarenta años de gran productividad: el
Si fuese necesario narrar la historia de la escritura de este
refuerzo de la crisis del cristianismo no hace sino acentuar el
texto, se debería evocar, en primer lugar, un esbozo presentado
vacío teológico que ella engendra, vacío mensurable, por otra como memoria de licencia en teología en el Instituto católico
parte, en las cuentas de las editoras. de París en 1968, del cual no queda sino la elección del
Por diversos lados se contentan con repetir que ese vacío evangelio de Marcos como objeto de análisis. ¿Por qué éste?
es el síntoma de una crisis del lenguaje de la fe; que sería Las razones aparecerán más adelante; digamos ahora solamente
necesario reinventar «otro» lenguaje donde pudiera volver a que no es un azar el que Marcos sea el pariente pobre de los
hallar «su» sentido. Lo ridículo en ese diagnóstico es la reduc- evangelios, olvidado en provecho de los otros, más abundantes
ción de lo específico cristiano al solo nivel del lenguaje: ¿no en discursos, en enseñanzas, y más elaborados teológicamente.
era la trilogía tradicional aquella de la fe/esperanza/caridad?; Como tampoco es un azar el que los teólogos y los «espirituales»
¿qué gesto excluye así a las dos últimas? Creo que sería fácil prefieran a Pablo o a Juan a los sinópticos y que, por el con-
mostrar que esta exclusión es el síntoma de la influencia que trario, estos últimos hayan sido más apreciados por toda una
la teología tradicional mantiene sobre esos discursos de las tradición de lectores que, rompiendo con la burguesía, inten-
gentes del oficio, con sus antiguas dicotomías como alma/cuerpo, taron anudar los contactos con las clases proletarias: los movi-
trascendencia/inmanencia o Dios/mundo... Pero, por otra parte, mientos que apelan a Charles de Foucauld, las «revisiones de
esa reducción al solo nivel del «lenguaje», ¿no excluye también vida» de la JOC y similares, los sacerdotes-obreros, etc. Al ser
fenómenos harto embarazosos como los referentes a lo económico marginal esa lectura, y al no poder librarse de la ideología
o lo político? religiosa dominante, no pudo imponerse nunca a la exégesis más
«científica»; es allí, sin embargo, donde he ahondado largo
Será necesario más bien cambiar de terreno, lo que, por tiempo, donde hallé las primeras cuestiones y el hilo que me
otra parte, parece indicar el advenimiento de las teologías polí- guió a lo largo de mi andadura.
16 Introducción C/X o la problemática 17
Acorralado por las circunstancias a un aislamiento que no La primera pista me llegó de los althusserianos y de su
se rompió sino recientemente, el azar de las lecturas consultadas, teoría epistemológica. Por una parte, la distinción materialismo
de los hallazgos en librerías, han influido no poco en la elección dialéctico/materialismo histórico (cf. Pour Marx, 25, 31 s.) y,
de los textos que, poco a poco, llegaron a cruzarse y ordenarse por otra, las alusiones de Balibar a «lo absolutamente invariante
en mi lectura-escritura. de los elementos que pertenecen a toda estructura social (una
base económica, formas jurídicas y políticas, formas ideológicas)»
La lectura de Marcos me planteó desde el comienzo dos (Lire le Capital, II, 192 s.) y a la posibilidad de un cuadro
cuestiones: ¿cómo leerlo, cómo interpretarlo? Ellas engendraron comparativo de las formas de los diferentes modos de produc-
dos modos de proceder harto diferentes que yo alterné según ción (cf. lbíd., 211) me incitaron a instalarme rotundamente
el humor del momento, manteniendo una cierta autonomía para en el nivel del materialismo dialéctico y a intentar una especie
cada uno de ellos. Como guía de lectura tomé a R. Barthes de teoría formal de ese invariante, pese a los riesgos de ajuste
(que J. Kristeva llegó a completar más tarde); del lento tránsito metodológico y las resistencias que tal intento no puede dejar
de un análisis estructural del relato en general a un análisis de suscitar.
textual ceñido sobre todo a este relato, hablaré en el momento
oportuno. La otra aportación decisiva fue la de J. J. Goux, Numisma-
Mucho más temeraria y titubeante fue la búsqueda de una tiques, texto que pone de relieve de forma sorprendente la
conceptualidad marxista que diese cuenta de la relación de lo isomorfta de la génesis de las formas de intercambio, a la que
«representado» del relato con la formación social en la cual llegaron Marx en los primeros capítulos del Capital para el
se considera que se desarrolló la Palestina del siglo primero de intercambio económico, Freud en los Trois essais sur la sexualité
nuestra era. El capítulo introductorio sobre el concepto de para los impulsos sexuales, Lacan para la génesis del «yo»,
«modo de producción» plantea cuestiones epistemológicas difí- Marx de nuevo en algunas notas sobre la monarquía, y finalmente
ciles, de las que por su brevedad no puedo tratar ahora, por Derrida para el logocentrismo en la metafísica occidental. Pese
lo que me pareció bien detenerme aquí un poco sobre su a haberme tomado algunas libertades con relación a Goux, la
génesis. homología de los modos de circulación que yo propongo se debe
fundamentalmente a su aportación. A partir de entonces, no
me fue muy difícil extender la homología a la producción y al
Después de haber trabajado con un cierto número de textos
consumo y obtener así el cuadro de los conceptos en juego.
de la escuela althusseriana (¿por qué Althusser?; porque puso
orden filosófico en la refriega de los textos marxistas), llegué Algo se resistía todavía, aparentemente de escasa impor-
a una primera constatación: fuera de algunas alusiones a las tancia, pero que tuvo después consecuencias inesperadas: las
formaciones sociales no capitalistas, esos trabajos trataban de referencias a la cuestión de la mancha en el texto de Marcos
forma privilegiada sobre el modo de producción capitalista, pen- me condujeron a leer el ensayo de M. Douglas, cuyo mérito
sando sobre todo en la instancia económica, y en parte en la fue el introducirme en un universo que apenas sospechaba.
política. Me era necesario, pues, hallar en otro sitio material Habiéndome dejado insatisfecho su método, una observación de
para una teoría de la ideología, y navegué de la lingüística de L. Heusch en el prefacio me condujo a los dos grandes ensayos
Benveniste a los trabajos filosóficos de J. Derrida, atravesando de G. Bataille sobre el erotismo y la economía general. (En mi
la Traumdeutung de Freud y algunos textos de y sobre J. Lacan. ingenuidad, ignoraba la desconfianza de la mayor parte de los
La cuestión de saber cómo conciliar esas diversas aportaciones marxistas de cara a esos dos ensayos). Estos me permitieron,
permanecía, sin embargo, intacta. Con esta otra: no queriendo en primer lugar, una incursión audaz en los textos legislativos
hacer exégesis por exégesis, historia por historia, ¿qué relación del Antiguo Testamento y hallar allí las grandes líneas del
establecer entre la formación subasiática de la antigua Palestina orden simbólico que actúa todavía en los textos evangélicos;
y la del capitalismo monopolista de estado, en el cual nos y en segundo lugar, una nueva elaboración del concepto de
debatimos? modo de producción, forzándome a tener en cuenta dos niveles
18 Introducción C/X o la problemática 19
que he llamado la infraestructura y la superestructura. Llenaba portancia del concepto de invariante en la constitución de esta
así otra laguna de los textos althusserianos, la que concierne eclesiología es manifiesta).
a las sociedades llamadas primitivas (con la excepción de E. Te-
rray, ciertamente, pero éste no utiliza sino conceptos prefa- Finalmente, apareció en este trabajo una problemática teórica
bricados). específica bajo la forma del esbozo de una teoría de las rela-
ciones entre relato, práctica e ideología. El último capítulo del
Después de esta breve evocación, será tal vez más sencillo ensayo sobre el modo de producción plantea la cuestión que
comprender cómo las cuestiones del lugar de lectura (decisivo se desarrolla a través de todo el ensayo de eclesiología. ¿Podría
en Marcos), de las condiciones de posibilidad de la revolución yo pretender que esa contribución esclareciese la cuestión tan
en un subasiatismo que permita la confrontación de Jesús con controvertida del teoricismo althusseriano? La relación teoría/
los zelotes y conduzca a la precisión de los conceptos de deter- práctica se debería plantear a través de una teoría del relato.
minación y de cierre, de las relaciones de lo mesiánico con las De igual modo, el proceso intentado a su antihumanismo podría
religiones judaica y cristiana que conducen a una teoría de la hallar una refutación de este género: no existe otro humanismo
religión, y finalmente de la articulación de los deseos y de la que el de los hombres sublevados, como diría Camus; lo que
utopía de los «actuantes» del relato con los equivalentes gene- en las prácticas de los hombres y de las clases del pasado
rales de subasiatismo, comprender cómo todas estas cuestiones puede dar la clave de nuestro destino, sería su subversividad,
han jugado un papel en la formalización propuesta del concepto entendiendo por ella la que trajo frutos de liberación junto con
de modo de producción. el pan, el pan del cuerpo y el de la palabra (lectura y estrategia),
aquella que operó una apertura del paisaje cotidiano de la repre-
sión, una ventana sobre los «días futuros que cantan».
Hubo, pues, dos modos teóricos de proceder bastante autó-
nomos durante un cierto tiempo, que luego se entrecruzaron
en el proceso de escritura. Este segundo tiempo fue el de las En resumen, en torno a una lectura de Marcos, núcleo textual
sorpresas: hasta cierto punto, llegué a ser el espectador vigilante de este ensayo, se teje una triple problemática: 1) de exégesis
del trabajo de producción teórica que se realizaba. En efecto, y de historia bíblica; 2) de articulación teórica entre relato,
todo pasó como si en el proceso de escritura los conceptos práctica e ideología; 3) de eclesiología materialista, permitiendo
trabajasen y produjesen por sí mismos otros conceptos. cambiar los términos de la cuestión inicial de las relaciones entre
la práctica política revolucionaria y la práctica cristiana. En esta
En primer lugar, fue la producción del concepto de subasia- triple problemática se trata siempre, por así decirlo, de leer
tismo de la Palestina del siglo primero de nuestra era, «verifi- Marx en lugar de Marcos: C/X, para así rendir homenaje al
cación» de la validez del modelo teórico propuesto, la que admirable «S/Z» de R. Barthes.2
plasmé sobre los materiales más o menos desorganizados, sumi- Como conclusión del boceto de este programa ambicioso, es
nistrados por los historiadores de oficio. Así, por ejemplo, el necesario agregar que la lectura no siempre será fácil, ya que
descubrimiento del papel preeminente del templo de Jerusalén probablemente muchos lectores encontrarán aquí o allá una
como nudo de concentración de las contradicciones de la forma- región teórica con la cual no están suficientemente familiari-
ción social y las incidencias de este descubrimiento sobre la zados.
lectura de Marcos.
A continuación, la interpretación de esa lectura se convirtió Vuelvo al punto de partida. Nada en este texto es neutro;
en un ensayo de eclesiología materialista, en una puesta a punto el compromiso y la toma de postura son anunciados claramente.
de conceptos que pudieran eventualmente dar cuenta de las Habiendo llegado al campo de una epistemología materialista
transformaciones complejas sufridas por las ecclesias primitivas. y de una problemática revolucionaria, hubiera podido, como
Hasta cierto punto, se trataba de una contribución a la historja 2
El juego de palabras está más claro en francés: MarC por MarX; se
del cristianismo primitivo en perspectiva materialista. (La im- alude a la obra de R. BARTHES, S/Z, essai. París 1970.
20 Introducción

tantos otros, dejar caer el conjunto del edificio ideológico reli-


gioso que me había apasionado en mi juventud. Pero al colocar
así una piedra sobre el pasado, ¿no corría el riesgo de verlo
surgir de otra manera, de permitirle actuar de forma disfra- I
zada? Preferí, pues, tomar la delantera y ceñirme al texto
decisivo, al evangelio mismo. Un período de psicoanálisis me
permitió ver que no estaba equivocado: la convergencia del
trabajo de la palabra inmediata con este trabajo de análisis EL CONCEPTO DE MODO
textual por la escritura apareció enseguida. Es otra pauta de
lectura la que yo propongo: es necesario leer este texto como DE PRODUCCIÓN
un ensayo vacilante para salir del terreno en el que se ha
vivido con placer durante largo tiempo, a la manera del niño
que aprende a andar y experimenta espacios hasta entonces
prohibidos, del colegial que con fatiga, pero movido por una Ensayo de teoría formal
pasión ingenua, aprende a leer y a escribir.
París, 30 de octubre de 1973.

N. B. El lector a quien desanime la primera parte, muy técnica, ganará


tal vez si comienza en seguida por la segunda. La continuación de
la lectura le dirá si le es necesario, y cómo, considerar más de
cerca lo saltado.
1. Práctica, instancia, formación social

Práctica: «Todo proceso de transformación de una materia


primera dada determinada, en un producto determinado, transfor-
mación efectuada por un trabajo humano determinado, utilizando
medios (de «producción») determinados».1
HIPÓTESIS 1 — Si se mantienen tres tipos generales de
«productos», a saber, los «bienes económicos», los siste-
mas de los puestos de los agentes de la formación social
(FS) y los textos,2 se podrán definir tres...
Instancias: conjuntos estructurados de prácticas concernien-
tes a un mismo tipo general de productos, respectivamente
económico, político e ideológico.1 Cada instancia encierra regio-
1
L. ALTHUSSER, Pour Marx, 167. Sobre el porqué y el cómo de este
«ensayo de teoría formal», ver las páginas precedentes sobre la problemá-
tica. Más largo en su origen, este ensayo ha sido condensado en una alter-
nancia de definiciones de conceptos y de «hipótesis», señalando este último
término, en forma voluntariamente interrogativa, lo que yo creo son propo-
siciones de mi cosecha (que inciden, desde luego, en las definiciones con-
ceptuales).
2
Productos de la escritura, en un sentido amplio (derridiano) que
comprende también el lenguaje oral.
3
Son las tres instancias que retiene Althusser a partir de Engels (Pour
Marx, 238).
24 Concepto de modo de producción Infraestructura v superestructura 25
4 5
nes y campos más o menos complejos; su carácter estructurado no se admiten los movimientos tumultuosos que se liberan
supone una. lógica específica; de ahí la tesis althusseriana de la en la fiesta y generalmente en el juego. Si no pudiésemos
autonomía respectiva de cada instancia. refrenar esos movimientos, no seríamos susceptibles de
trabajo, pero el trabajo introduce justamente la razón para
HIPÓTESIS 2 — En cada una de las tres instancias, se
refrenarlos. Los movimientos otorgan a quienes ceden a
puede distinguir tres modos: de producción, de circulación ellos una satisfacción inmediata:™ el trabajo, por el con-
y de consumición.6 trario, promete a quienes los dominan un provecho ulte-
Formación social: el conjunto complejo, que forma un todo rior10 (...) La mayor parte del tiempo (sic), el trabajo es
estructurado, de las diversas instancias distintas y relativamente producto de una colectividad, y la colectividad debe opo-
autónomas, que se articulan las unas con las otras según modos nerse, en el tiempo reservado al trabajo, a esos movi-
específicos de determinación, fijados en definitiva por la instancia mientos de exceso contagiosos en los cuales no existe otra
económica.7 En una FS histórica, cohabitan varios modos de cosa sino el abandono inmediato al exceso.10 Es decir, a la
producción, de los cuales uno es dominante con relación a los violencia. Así también la colectividad humana, consagrada
otros; las transformaciones históricas implican distorsiones, des- en parte al trabajo, se define en las prohibiciones " sin las
equilibrios y supervivencias entre las formas que dependen de cuales no se habría convertido en ese mundo del trabajo
las diversas instancias.8 que es esencialmente».12
... a partir, pues, de este análisis, se puede definir un
nivel infraestructural de articulación de las tres instancias.
2. Infraestructura y superestructura Infra-económico: la estructuración de un proceso de produc-
ción que implica aplazamiento en la consumición.
Infra-polttico o simbólico:13 el campo concreto de las rela-
HIPÓTESIS 3 — A partir de ese análisis hecho por Bataille ciones entre los cuerpos de los agentes de la FS, en articula-
de la función de las prohibiciones: ción con

«Existe en la naturaleza y subsiste en el hombre un movi- El orden simbólico: el texto de las prohibiciones que ordenan
miento que excede9 siempre los límites, y que jamás puede ese campo, siendo ese texto una región de la instancia ideológica.
ser reducido sino parcialmente (...) En el terreno de nuestra HIPÓTESIS 4 — Lo simbólico (campo y orden) es el terreno
vida el exceso se manifiesta en la medida en que la vio- principalmente de las relaciones de parentesco, de la repro-
lencia supera a la razón. El trabajo exige una conducta en
ducción física de los agentes de la FS. A partir de la defi-
la que es constante el cálculo del esfuerzo, referido a la
eficacia productiva. Exige una conducta razonable, en la cual 10
Subrayado propio.
4
Así, por ejemplo, la región teórica en la instancia ideológica. " Subrayado en el texto.
12
5
Ver una definición de «estructura» en J. GUICHARD, 137 s. G. BATAILLE, L'érotisme, 45 s.
13
6
Los términos son de Marx: cf. E. BALIBAR, 202. En la 216, parece El término «campo simbólico» está tomado de R. Barthes: «El campo
justificar de antemano esta tesis. simbólico está ocupado por un solo objeto, que le da su unidad (...); este
7 objeto es el cuerpo humano» (S/Z, 220); es uno de los códigos de su
Cf. L. ALTHUSSER, Lire le Capital, II, 42 s. lectura del relato de Balzac: no es un azar, ya que el campo simbólico
!
Es la lógica específica de cada instancia (de sus regiones y campos), no es señalable sino en los relatos. El término «orden simbólico» está
sus articulaciones, sus dominios, distorsiones, desequilibrios, supervivencias, tomado de Lacan, donde designa al lenguaje como lugar de la ley que frac-
y su determinación, en última instancia, lo que constituye el objeto del tura al sujeto; «el término «orden» designa una dimensión aparte, defi-
MH como ciencia de la historia. nida y especificada por sus solas articulaciones internas» (A. RIFFLET-LE-
' Subrayado en el texto. MAIRE, 127).
26 Concepto de modo de producción Modos de producción 27

nición lacaniana de identificación («la transformación pro- Fuerzas productivas: relación entre los agentes productores
ducida en el sujeto cuando asume una imagen»,14 llamada (fuerza de trabajo) y los medios de producción, incluidas aquí
«imago» en la teoría analítica),15 se puede decir que el las materias primas.19
proceso fundamental de lo simbólico es la producción, por 20
medio de la imago del padre en el sujeto-hijo, de una HIPÓTESIS 8 — En la fuerza de trabajo es necesario
relación específica padre/hijo. considerar un elemento textual, el programa, efecto de
las lecturas anteriores del proceso de trabajo por los agentes
Infra-ideológico: constituido por un lenguaje oral 16 articulado productores; la lectura de ese programa por los produc-
como sistema de elementos significantes diferenciados que se tores, intrínseca a la fuerza de trabajo, es un elemento
instaura como diferente de lo «real» de la FS y permite leerlo, de articulación superestructural de las instancias económi-
es decir, organizarlo según clasificaciones semánticas específicas; ca e ideológica.
por otra parte, la función, en ese lenguaje, es el discernimiento
de la violencia de la muerte para la preservación de la vida, Relación de producción: relación de propiedad económica21
discernimiento pues de la vida/muerte. 17 entre los que se apropian del excedente de los productos eco-
HIPÓTESIS 5 — Lo superestructural, sobredeterminando ya
nómicos y los medios de producción.
siempre a lo infraestructural, es el nivel de las formas Modo de producción económica: la combinación específica de
concretas organizadas de las diversas instancias, de las esas dos relaciones que definen el tipo de MP en sentido estricto.
cuales hablaremos a continuación.
HIPÓTESIS 9 — Si los que sé apropian del excedente son
HIPÓTESIS 6 — La contradicción vida/muerte, ligada sea
los mismos productores o el conjunto de los agentes de
a la manducación de cadáveres, sea al ciclo nacimiento/ la FS, se hablará de un MPEC autoproductor (FS sin clases
muerte de la reproducción física de los agentes de la FS, sociales); si son no-productores, que forman una clase dis-
es específica del nivel infraestructural, por lo que su dis- tinta de la de los productores, se tendrá un MPEC de
cernimiento es una función que concierne a lo infra- clases, agobiado por una contradicción económica super-
ideológico. estructural.
Autonomía: fuerza política intrínseca a los agentes22 que
les hace ocupar sus puestos en el tablero de la FS.
3. Modos de producción económica, Medios de orden o de producción política: por una parte,
política, ideológica conjunto de mandamientos ambivalentes (prohibición de ciertos
(MPEC, MPPOL, MPID) lugares/prescripción de otros) efectuando el orden político con-
plio, MP designa el sistema de las tres instancias y, de una manera todavía
más amplia, el conjunto de la FS por medio del MP (en el segundo sen-
HIPÓTESIS 7 — A partir de la definición althusseriana de tido) que allí es dominante.
19
práctica se pueden definir homólogamente los modos de Según la diversidad de las formas de los productos (y de sus va-
producción de cada instancia.18 lores de uso), la división técnica del trabajo y la especialización de los
agentes serán más o menos grandes.
20
14 En un análisis que depende de E. Balibar (cf. 204 ss.), yo intro-
J. LACAN, 94 (subrayado propio). duzco por esta hipótesis un elemento que él no considera y que se inspira
15
Ibídem. en T H . HERBERT (Réflexions..., 134 ss.; Remarques..., 75, 77). No obs-
" Según la célebre tesis staliniana. tante, cf. E. BALIBAR, 239, 319.
17 21
Según G. BATAILLE, L'érotisme, 34 s, el «paso del animal al hombre» Distinta de la «propiedad jurídica», elemento de la instancia po-
se efectúa por el trabajo, las prohibiciones y la conciencia de la muerte. lítica (cf. E. BALIBAR, 209 s.).
22
" «Modo de producción» en sentido estricto. En un sentido más am- Como la energía muscular lo es a la «fuerza de trabajo».
28 Concepto de modo de producción Modos de producción 29

creto de la FS (pueden ser o imperativos —«haz esto»—, o el Materia prima ideológica: conjunto de textos ya producidos,
efecto de la lectura por los agentes de textos legislativos)-?* por cuya lectura habrá otorgado al agente la competencia (en termi-
otra parte, son también armas de lucha. nología chomskiana) para producir u n nuevo texto como pro-
ducto ideológico.
Fuerzas ordenadoras: relación entre la autonomía y los me-
dios de orden. Medios de producción ideológica: las estructuras lingüísticas 28
Relación (de producción) política: relación entre los que se cuya posesión define la competencia del agente, a saber: semán-
apropian del orden de la FS y los medios del orden. ticas (estructuras que relacionan entre sí a los elementos signifi-
cantes, según ciertas regiones semánticas), y sintáxicas (estructuras
Modo de producción política: la combinación específica de que relacionan entre sí a las funciones o lugares de la frase que
esas dos relaciones. ocupan los elementos significantes).
H I P Ó T E S I S 10 — Si los que se apropian del orden son
todo el conjunto de agentes respectivos, se hablará de un Fuerzas inscriptivas: relación entre los productores de textos
M P P O L auto gestionado (sin clases): las relaciones políticas (fuerza de escritura) y los medios de producción.
serán de autoridad?'' Si constituyen una clase distinta de Relación ideológica: relación entre los acaparadores ideoló-
los otros agentes, se hablará de u n M P P O L de gestión gicos y las estructuras lingüísticas. Se establece por mecanismos
estatal (de clases), afectado por una contradicción política específicos, las ideologías.
superestructural: las relaciones políticas serán de poder.
El estado no es posible más que si las armas, acaparadas Modo de producción ideológica: la combinación específica de
por la clase dominante, pueden actuar sobre la autonomía esas dos relaciones.
de los agentes de la clase dominada.
H I P Ó T E S I S 12 — La función de las ideologías consiste en
H I P Ó T E S I S 11 — No puede existir autogestión sin auto- organizar las regiones semánticas según códigos determi-
producción. 25 Históricamente, las FS autoproductoras y nados M que yo llamaría códigos paramétricos —con el fin
autogestionarias 2 6 se hallan marcadas por la dominación de permitir la lectura (necesaria para la reproducción de
del campo simbólico: las relaciones de producción económi- las estructuras de la FS) de los textos producidos en las
ca y política se inscriben en los sistemas de parentesco. 27 diversas prácticas. 30 Los códigos paramétricos producen
siempre la (ideo)logía que determina la clasificación de los
23
Textos jurídicos, reglamentos, etc. elementos significantes en semánticas regionales.
24
La distinción entre autoridad/poder se acerca a la de N. POULANTZAS,
Pouvoir politique et classes sociales, 112. Mi definición de la instancia H I P Ó T E S I S 13 — El código dominante se refiere siempre
política se aleja, sin embargo, de la suya («relación de la práctica política a la región específica de la instancia ideológica, a saber,
y del estado», Ibíd., 45), ya que ésta, según propia confesión, «vale en
general para las FS divididas en clases» (Ibíd.), pero no para las que no la del discernimiento vida/muerte.
lo son. Esta relación de autoridad es analizada por E. TERRAY, 124 s., para
el «poder de función» de los primogénitos entre los Gouro: sus límites 28
Prescindo de las escrituras que no sean lingüísticas, de tipo pic-
están marcados por el hecho de que «los antepasados, parece, no pueden tográfico, etc.
sino muy difícilmente transformar su poder de función en poder de ex- 29
plotación» (128); la discusión que él lleva bastante más lejos, le hace La ciencia lingüística moderna ha conseguido, como todos saben,
concluir que «no habría que hablar ni de explotación, ni de antagonismo analizar las estructuras sintácticas con más o menos suerte; pero, incluido
de clase», ya que «el consentimiento del hermano menor es una con- Chotnsky, ha fracasado ante las estructuras semánticas: yo vería aquí, a
dición real del poder del mayor» (163): este consentimiento es la auto- partir de Cl. HAROCHE, P. HENRY, M. PECHEUX (La semanttque et la
nomía. couture saussurienne: langue, langage, discours: Langages, n. 24, diciembre
25
[1971], Didier-Larousse, París) un síntoma de que éstas son el campo
En el término «autogestión», hoy tan corriente, la distinción con la privilegiado del trabajo de las ideologías.
autoproducción no es tan clara, y se producen no pocas confusiones. 30
Donde un elemento textual ha sido puesto como verdaderamente
26
Llamadas «sociedades primitivas». constitutivo (cf. hipótesis 8 y el concepto de «medios de orden po-
27
Cf. la discusión de E. TERRAY, 134 ss., sobre los Gouro. lítico»).
30 Concepto de modo de producción Modos de circulación 31

HIPÓTESIS 14 — Cuando los elementos acaparadores de equivalencia con el «cuerpo de B» le otorga un valor de inter-
la relación ideológica son el conjunto de los agentes de cambio. La equivalencia se realiza sobre el tiempo de trabajo
la FS, se hablará de un MPID autogramático (sin clases);31 necesitado por cada uno (trabajo abstracto o social), de manera
cuando existe una casta de especialistas del lenguaje, oral que xA = yB (siendo x e y las cantidades de cada mercancía).
y/o escrito —escribas, letrados, intelectuales—, que se Esta es la forma simple del valor. Si se consideran las mercan-
apropia de las ideologías produciendo cierta deformación cías A, B, C, etc., A es comparada con todas las otras: xA =
de la lectura de la FS por los otros agentes, en provecho yB = uC,...: ésta es la forma desarrollada del valor de inter-
de la clase dominante, se hablará de un MPID logocéntrico cambio. Cuando una mercancía X es privilegiada como patrón
(FS de clases), afectado por una contradicción ideológica de medida del valor de todas las otras: xA = yB = uC = ...
superes tructural. = aX: es la forma general del valor. Así, cada mercancía ad-
quiere un valor fijo correspondiente al tiempo de trabajo medio
HIPÓTESIS 15 — No puede existir autogramatismo sin
autoproducción y autogestión. x y u
necesitado para su producción: — para A, — para B, — para C,
a a a
etcétera. En este sistema de trueque, los productores son, en
4. Modos de circulación económica, principio, iguales entre sí: todos los trabajos equivalen entre sí
política, ideológica por la unidad de tiempo.33 Se trata, pues, en sí, de un proceso
de circulación de una FS autoproductora.
El aparato monetario: constituido por un sistema de monedas
HIPÓTESIS 16 — A partir del análisis del isomorfismo de que circulan paralelamente al sistema de las mercancías. Históri-
las formas de intercambio de J. J. Goux, se pueden plan- camente, el aparato monetario ha llegado a centrarse en el oro
tear dos tipos principales de modos de circulación: el como equivalente general de todas las mercancías, en el lugar
trueque (que corresponde a las tres primeras fases de la de X. Su función es triple: imaginaria, simbólica y real.
forma valor: simple, desarrollada, general) y la circulación
institucionalizada. 1. Una relación imaginaria, especie de identificación, es la
que se establece entre el oro y cada producto, lo que lo consti-
Modo de circulación económica: proceso de desviación de los tuye como mercancía, otorgándole un valor de intercambio bajo
bienes económicos de la esfera de la producción a la de la la forma de precio («algo ideal», dice Marx). El conjunto de las
consumición.32 relaciones imaginarias erige, por otra parte, al oro en equivalente
general, con abstracción de su valor de uso, superfluo, como
Trueque económico: para que un producto A se convierta en preciosidad, para la consumición; excluido de la circulación, su
mercancía, es decir, sea intercambiable por otro producto B, «cuerpo» se convierte en patrón de los valores de intercambio,
otra mercancía, se establece una relación de comparación entre erigido como ley que regula la circulación gracias a esa función
A y B: el «cuerpo de A», su valor de uso, queda ignorado, y la de medida de los precios (expresados en unidades de peso de oro).
11
El autogramatismo no es posible sino en una pluradimensionalidad 2. Las monedas funcionan como símbolos (representantes)
de los diversos procesos de escritura, sin que el lenguaje oral domine a del oro en la circulación. Mientras que, en el trueque, la circula-
las otras escrituras (cf. lo que Leroi-Gourhan llama «mitograma», citado ción se realiza según la fórmula M — (x) — M i , no siendo x
por J. DERRIDA, De la grammatologie, 127).
32
La génesis de las formas de intercambio o circulación económica
sino un cálculo ideal, no materializado, del valor de las mercan-
ha sido analizada por Marx en los tres nrimeros capítulos del Capital; lo 33
que sigue es un análisis muy sucinto; cf. la discusión del concepto de E. MANDEL, 9-11, pone varios ejemplos históricos de esa contabili-
«autosubsistencia» (grado cero de la circulación) por E. TERRAY, 145 ss. dad de los tiempos de trabajo para el intercambio.
32 Concepto de modo de producción Modos de circulación 33

cías M y MI intercambiadas, aquí la moneda A circula también tentor de la función de autoridad se realiza según criterios
y hace circular: es un instrumento de circulación. M — A — MI diversos 3? y puede ponerse en tela de juicio por la autonomía
acarrea MI — A — M2; ésta trae consigo M2 — A — M3, etc.; de los agentes (control de la autoridad).
la moneda circula sin pararse, representando el imperativo del Aparato de estado: tomemos el ejemplo de la monarquía
precio fijado imaginariamente en peso de oro. Su función simbó- absoluta en la transición del feudalismo al capitalismo,38 cuya
lica (metal, papel) no tiene sentido sino en la circulación; la meta ha sido limitar estrictamente los centros de poder feudal
moneda sólo sirve intercambiándose por las mercancías. (y de los maestros de corporaciones) y crear un aparato de
3. La existencia real de las monedas permite, al contrario estado de poder central único,39 que cubriera todo el espacio de
que el trueque, que el proceso M — A — MI se detenga en la FS, como condición política del MPC.40 Como aparato mone-
M — A: permite la acumulación de una reserva de monedas, la tario, un agente es excluido de la circulación, perdiendo su valor
acumulación de riquezas, lo cual le permite al poseedor comprar corporal, para ser erigido como equivalente general, para regular
sin haber vendido, por consiguiente sin haber producido. En la circulación de los agentes en nombre de la ley: es el rey.
ciertas condiciones políticas e ideológicas, pero a nivel estricta- 1.° Se establece una relación imaginaria entre el rey y cada
mente económico, el aparato monetario permite la aparición agente, por la cual este último es constituido como sujeto some-
de una clase de agentes de la FS no productores, los comercian- tido al rey, con un valor de intercambio, su sujetabilidad?1
tes? El ciclo del intercambio M — A — MI (del productor al además de su valor de agente, es decir, su corporalidad. Su circu-
consumidor) pasa a ser A — M — A' para el comerciante (ni lación está regulada por la ley (el sistema jurídico, conjunto de
productor ni consumidor), el cual parte de A (dinero acumulado) textos normativos, cuya lectura asigna a los agentes sus puestos)
para llegar a A' = A + AA, donde AA e s el beneficio del que, en principio, no tiene que ver sino con sujetos abstractos,
comerciante, permitiéndole consumir sin producir. Marx ha lla- imaginarios. El rey, ocupando el centro del poder, asiento de
mado a AA la plusvalía. La función real del aparato monetario la ley, toma medidas ordenadoras, es decir, mide los valores de
se verifica tanto en la reserva del tesoro como en el pago poste- «sujetabilidad» de los agentes, considerados todos iguales (abs-
rior al intercambio {crédito): la moneda vale por su peso real tractamente) ante la ley (del rey). El rey es paternal: esa «suje-
en oro, como «persona-de oro», y no ya como simple repre- tabilidad» se efectúa por la producción de una imago que sobre-
sentante.35 determina a la imago parental que ha introducido al cuerpo del
niño (hijo-sujeto) en la circulación infra-política (de la conste-
Modo de circulación política: proceso de intercambio de los lación familiar).
agentes entre los diversos lugares funcionales de la FS.
Autogestión (o «trueque» político):36 la designación del de- 2.° Para hacer efectiva la regulación de la circulación, el

34 el señor y el siervo; a la postre, no se podría hablar ni siquiera de


Con el desarrollo de la industria, esa clase ha podido comprar los estado para esos aparatos políticos.
medios de producción y convertirse en una clase capitalista; estos medios
de producción, una vez producidos, son susceptibles de un valor de inter- " Por ejemplo, la edad y el «saber» de los mayores (E. TERRAY,
cambio. Por el contrario, el suelo no cultivado no posee valor de inter- 125 s.), la competencia en la caza (Ibíd., 119), etc.
31
cambio: la tierra ha tenido que verse, por tanto, apropiada políticamente Un fenómeno semejante se produjo en el imperio romano de cara
(asiatismo, esclavismo, feudalismo). Donde se compran tierras, por una a los ciudadanos, no de los esclavos: su derecho fue tomado por la
ficción jurídica se les asigna un precio puramente especulativo, que pro- burguesía.
39
viene entonces de lo político. Detentado por el rey: «El estado soy yo».
35 40
Es una función que resulta manifiesta especialmente en los períodos Donde no había sino campesinos, su valor como agente productor
de crisis monetaria. era igual para todos, lo que permitía la visibilidad de la relación política
36 feudal: ellos son fácilmente intercambiables, al estilo del «trueque».
J. J. Goux incluiría aquí sobre todo a las formas de estados pre-
41
capitalistas en donde la circulación de los agentes está limitada, cierta- Es esa «sujetabilidad» producida por la ideología jurídica la que
mente, por su pertenencia de clase; esto no está disimulado (como tam- lleva consigo aquello que N. Poulantzas llama «el efecto de aislamiento»
poco la forma de excedente apropiado), existe el dueño y el esclavo, (Pouvoir politique et classes sociales, 230).
34 Concepto de modo de producción Modos de circulación 35
aparato del estado despliega en el espacio de toda la FS una red etcétera) según el sistema de la percepción (los cinco sentidos
de funcionarios, detentores del poder del rey por ser sus repre- tradicionales): procede a etiquetar esos objetos con un signifi-
sentantes simbólicos. Ellos son los instrumentos de la circulación cante S, creando una correspondencia biunívoca entre cada S
de los agentes, que hacen efectivos localmente los mandatos del sonoro y la imagen percibida del tipo de objeto designado
orden, en su doble vertiente de prohibición y prescripción. (ej.: «casa» se coloca como etiqueta a las imágenes visibles,
táctiles, de las construcciones para residencia de los agentes).
3.° Esta doble función del aparato del estado se realiza Como existen diversos objetos de este tipo, esta denominación
por medio (imaginario, simbólico) del texto de la ideología polí- produce, además del valor material del S, un valor ideal, el
tica en la medida en que éste obtiene, por vía de identificación, significado s, que permite la circulación del lenguaje como comu-
un consentimiento de los agentes, lo cual (alienación de su nicación, el «trueque» de los textos orales.44
autonomía de agentes) les constituye como sujetos. Cuando hay
una rebelión de los agentes (crisis política),42 al intentar conse- HIPÓTESIS 18 — La puesta a punto de un aparato logo-
guir de nuevo su autonomía política, su corporalidad, entra céntrico45 ha sido posible, de una parte por la invención
en escena la función real del aparato del estado: el poder político de la escritura alfabética, de otra parte por la producción,
se ejerce «en persona» como represión, obligando con la fuerza debida a los escribas (especialistas de la escritura), de los
de las armas a que ocupen su lugar no los «sujetos», sino los textos gnoseológicos ** según un modo especulativo47 que
cuerpos de los agentes. En la represión armada, la mistificación pretende un efecto de conocimiento del sistema de lo «real».
del «sujeto» imaginario se pone en evidencia: son los cuerpos Al introducir la escritura alfabética una «confusión» con
los que son detenidos, encarcelados, torturados tal vez e incluso el lenguaje oral 48 y al desempeñar este último papel polí-
matados. El sector armado del aparato del estado, tesoro del tico dominante,49 este modo especulativo no ha conseguido
poder político, funciona siempre bajo la forma de amenaza (ga- liberarse del modo empírico de la comunicación. Esto es,
rantía del poder de la clase dominante), ya que está siempre según creo, lo que ha permitido la erección de un signifi-
en reserva para cualquier eventualidad crítica. Se cierra el ciclo cante, el logos, como equivalente general de los otros signi-
de la circulación política: el poder armado, al comienzo de la ficantes, y su colocación central en la circulación de los
dominación de clase, se encuentra también en su fin.43 signos M en estos textos especulativos.
HIPÓTESIS 19 — Según las FS (se volverá sobre ello),
Modo de circulación ideológica: proceso de desviación de los
este logos puede ser «divino», y se hablará de teocentris-
textos (orales y/o escritos) de la esfera de la producción (de la mo, siendo teológico el texto especulativo dominante; o
escritura en el sentido de Derrida) al de la consumición, de la
lectura. 44
Significante S y significado s son términos introducidos por F. Saus-
HIPÓTESIS 17 — La circulación del sistema de significantes sure en la lingüística moderna: la pareja S/s será isomorfa de la de
valor de uso/valor de intercambio y de cuerpo/sujeto.
sonoros constitutivo del lenguaje oral se realiza según un 45
Este análisis depende de los trabajos de J. DERRIDA, De la grammatolo-
modo empírico que obedece a la función primera de la gie, a través de J. J. Goux, Numismatiques.
instancia ideológica, la de la comunicación (circulación) 46
Concepto definido más adelante, 59 s.
47
entre los agentes. Cf. L. ALTHUSSER, Lire le Capital, I, 65 ss. («el reconocimiento en
el espejo» del idealismo).
«Trueque» ideológico: ese modo empírico es el de una " Por la correspondencia entre los fonemas y las letras.
denominación de los objetos reales (cosas, acciones, cualidades, 49
«Lo que implica el sistema de la «polis» es en primer lugar una
extraordinaria preeminencia de la palabra sobre todos los demás instru-
42
Tanto por parte de uno de entre ellos, como de un grupo o de una mentos políticos del poder. Se convierte así en el instrumento político por
masa importante. excelencia, en la clave de toda la autoridad del estado, en el medio de
43
Así se hallan especializados políticamente cierto número de agentes poder mandar y de dominación sobre los demás» (J. P. VERNANT, 44).
50
de la FS (funcionarios, jueces, militares, etc.), en número que va creciendo El signo es la unidad resultante de la correlación entre el S y el s,
con la cantidad de excedente de la producción económica. según Saussure.
36 Concepto Je modo de producción Modos de circulación 37
bien «humano», y se hablará de logocentrismo en un sen- 2 ° La oposición dios/cosmos o pensamiento/realidad per-
tido estricto, siendo filosófico el texto especulativo domi- mite que el equivalente general de los signos desempeñe un
nante y dominando sobre los textos llamados científicos.51 papel regulador en su circulación de los textos gnoseológicos:
Aparato logocéntrico: tomemos al significante «dios». Su son puestos en relación entre sí por medio de estructuras (ideo)
lógicas que, al nivel ideal significado-pensamiento, determinan
erección lo opone al conjunto de todas las cosas, al cosmos,
su juego textual (por ejemplo, las oposiciones alma/cuerpo,
según la diferencia fundamental cielo/tierra,52 sobre la cual ten-
espíritu/materia, sujeto/objeto, naturaleza/cultura, etc.). Es de-
dremos ocasión de volver. Todas las cosas son designadas por
cir, que los signos desempeñan en estos textos el papel simbólico
un signo; el signo del nombre del dios se halla entonces en de representantes del dios-logos y simultáneamente (efecto de
oposición con todos los otros signos, de cuyo sistema ha sido denominación) de representantes de los objetos reales. Así, en
separado.52' lugar de producir el conocimiento del sistema de lo real, los
1.° Excluido como fuente trascendente del cosmos, es cons- signos, al referirse a las imágenes percibidas de las cosas, pro-
tituido, por el mismo hecho de la erección, en una relación ducen un efecto especulativo, como un espejo, un reflejo del
imaginaria (o ideal) con cada uno de los signos: él es el signifi- cosmos.54
cado ideal que permite el funcionamiento especulativo de los 3.° Esos textos gnoseológicos, producidos como un conjunto
signos, la valoración de cada significado como relación con los complejo de elementos diferentes, se hallan siempre afectados
objetos nombrados. Esta relación imaginaria pasa por las «con- por el efecto de denominación del lenguaje oral; la «comunica-
ciencias» de los sujetos cognoscentes y es lo que permitirá, en ción» sobredetermina la producción (la escritura en Derrida),
primer lugar entre los griegos, y luego de forma más radical desdibujándola, borrándola, rechazándola. Nos encontramos con
entre los ideólogos burgueses, que su lugar central sea ocupado la tercera función del aparato logocéntrico como poder ideológico
por el logos, razón o pensamiento del sujeto humano. El sonido, real: al impedir el conocimiento, en sentido teórico, de las rela-
significante del signo oral, emitido por la voz, se opone al signi- ciones que estructuran lo real, especialmente las relaciones de
ficado mental, interior, inaudible. Es pues la experiencia «inte- clase, las lagunas textuales, los espacios en blanco, son llenados
rior» del pensamiento (pensemos en la experiencia religiosa), el por metáforas que vienen a adornar el texto como síntomas de
lugar de constitución de esa relación imaginaria, donde se afirma la ideología. Esta retórica desempeña, pues, en el texto gnoseo-
el dominio del significado sobre el significante (y también del lógico, una función represiva del conocimiento, del concepto que
lenguaje oral sobre el escrito).53 la produciría. Por ejemplo, la dogmática, lo que los mismos
textos teológicos llaman el tesoro de la fe, invocada como
51
Derrida habla de logocentrismo en los dos casos, siendo igual el reserva del poder ideológico real, en la represión de los textos
funcionamiento del aparato ideológico, y sin embargo profundamente teo- que constituían una subversión contra ella, los textos heréticos.
lógico. En situación de crisis abierta era, incluso en nombre de dios,
52
Yo no creo que G. DHOQUOIS (104) tenga razón al hablar del «pen- el equivalente principal de los signos, como se torturaba o se
samiento oriental» como «profundamente monista». El texto de I. BANU quemaba a los portadores de esos textos.55 Lo mismo pasa con
en aue se funda, habla ciertamente de «la imagen del cosmos como uni-
verso unitario» (288), pero porque no expone suficientemente, a mi juicio, la razón, en guerra contra la cientificidad marxista o freudiana,
la dualidad «dios/cosmos» como estructurante del texto ideológico (él
la señala en 291, n. 2): la oposición entre el estado y las comunidades 54
Toda la crítica althusseriana de la evidencia y de la visión, en el
de los pueblos es leída, ideológicamente, en relación con ésta: «dioses/ conocimiento idealista, de las esencias abstractas de la existencia {Lire le
campos, mujeres» (cf. 293 s.); cf. además, J. P. VERNANT, 106-109 y mis Capital, I, 41 ss.) recae, según creo, sobre este dominio de lo denomina-
análisis sobre Palestina en este mismo ensayo. tivo sobre lo especulativo.
52 b
" En el judaismo no se pronuncia en absoluto. Este ensayo quisiera permitir plantear de manera rigurosa la cues-
53
Por eso el tema de la experiencia (vital) de la presencia juega tión del lugar político del texto teológico, y esto a partir de Marcos,
un papel tan importante en el logocentrismo, como ha mostrado Derrida. en el mismo texto evangélico. Por ejemplo, ¿existen diferencias estruc-
«Pienso, luego existo», la experiencia del pensamiento constituye al yo turales entre la teología de la Inquisición y la que condena a Jesús a
pensante como medida de los significados producidos. muerte por blasfemo?
38 Concepto de modo de producción Articulación superestructural de las instancias 39

al encerrar a los «locos» en los asilos, unas veces para exorcizar HIPÓTESIS 21 — El aparato teocéntrico es específico de
a los comunistas, otras para hacer un análisis psiquiátrico a los las FS de agricultura empírica que domina en la produc-
contestatarios, etc.56 ción; el logocentrismo es específico de las FS donde la
producción industrial es dominante.

5. La articulación superestructural Teoría de la religión


de las instancias Ideología religiosa: la producción agrícola empírica tiene
como medios de producción dominantes a la tierra, al suelo
cultivado, y como dominados a los diversos utensilios, a las
Articulación: cuestión decisiva en el MH; el análisis de la semillas, etc.; la energía utilizada es la de los agentes, o la
lógica específica de cada instancia o de una de sus regiones y de los animales de tiro. Sobre estos medios los agentes de
de su autonomía * debe ser completado por el de las determi- producción poseen un control real. Existe, por el contrario, otra
naciones que ejercen sobre ellas las otras instancias y/o regiones. clase de energía que no controlan en absoluto: la del sol y el
agua de lluvia (incluso cuando existen procedimientos de riego).
Económica/política: en las FS no capitalistas, la aprobación Otros elementos, como la nieve, los vientos, el pedrisco, pueden
del excedente de producción se hace visiblemente, de forma llegar a oponerse a la producción. Todos estos elementos tienen
directamente política: las dos instancias no son autónomas.58 en común el venir de lo alto, del cielo (en oposición espacial
En las FS capitalistas, es directamente económica, en forma de con la tierra, donde tiene lugar la producción). En el texto de
plusvalía sustraída a los salarios y encubierta en los beneficios: las fuerzas productivas existe un vacío en lo que concierne al
existe una autonomía específica de las dos instancias.59 conocimiento del proceso biológico de la reproducción de las
semillas y del crecimiento vegetal: ese vacío es llenado por el
texto religioso, que se articula con el programa intrínseco de
Económica/ ideológica las fuerzas productivas. Estas tienen así un papel determinante
en la constitución del código paramétrico que domina a lo ideo-
lógico: el de la oposición cielo /tierra, entendiendo al cielo como
HIPÓTESIS 20 — La articulación superestructural de estas
asiento de dios que ocupa el centro del aparato teocéntrico y a
dos instancias se realiza, por una parte, al nivel de las
la tierra como el lugar de los agentes productores que tienen
fuerzas productoras, en torno al programa económico que,
el fruto de su trabajo como condición de vida (de abundancia),
en cuanto texto, se sitúa asimismo en la instancia ideoló-
mientras que las catástrofes de la producción acarrean la muerte
gica; por otra parte, al nivel de las relaciones de pro-
(la escasez). Las relaciones de producción aseguran el cierre de
ducción.
lo ideológico: el dios es representado como «señor» y los hom-
bres como sus «servidores», al estilo de las relaciones políticas
56
He tomado como ejemplo de aparato ideológico a aquel que afecta de poder.60
a los textos gnoseológicos occidentales, porque los trabajos epistemológicos
de L. Althusser y de J. Derrida me lo han permitido. Existirán tal vez HIPÓTESIS 22 — De forma muy general, se pueden carac-
otros aparatos ideológicos concernientes a los relatos (aquí se analizará el terizar las religiones en tres grandes tipos, según su rela-
trabajo de la ideología teológica en el eclipse del relato de Marcos), a
los rituales, a las formas pictográficas, etc. ¿Qué relación guardan con ción con la instancia económica, dejando aparte las otras
el teo- o con el logocentrismo? diferencias pertinentes que se manifiestan en el análisis
57
Cf. la definición de instancia, 23. histórico dentro de cada uno de esos tipos.
58
Cf. E. BALIBAR, 220.
00
59
Cf. E. BALIBAR, 220 s.; N. POULANTZAS, Pouvoir politique..., 26, Sobre los conceptos de «determinación» y de «cierre», ver más
54 ss. adelante, 51 ss.
40 Concepto de modo de producción Articulación superestructura! de las instancias 41

Religiones tribales: propias de las FS embrionarias y sin tituirse en fuerza social capaz de transformar las relaciones de
clases sociales, se organizan alrededor de los cultos a los dioses dominación política a las que está sometida. Se forman las
locales, ligados a los antepasados de la tribu (y determinados sectas, moviéndose en el espacio ideológico de la religión domi-
por tanto por las relaciones de parentesco); la recitación de nante, al verse favorecida una religión interior (o de salvación)
los mitos concernientes al(os) dios(es) tienen un papel prepon- de experiencia directa del dios presente en el alma del fiel.64
derante en estos cultos: ordenan el espacio ideológico de la FS, La ideología, cuando no puede permitir la liberación mediante
la victoria en el combate emprendido por uno o varios dioses la transformación de las estructuras de la FS, promete esta
contra otros, que permite la separación del cielo y de la tierra liberación en el plano de lo imaginario: «la religión es el opio
y pone fin al caos original. De este modo se produce un principio del pueblo», es sobre todo verdad en este tercer tipo de religión.
de orden ideológico que organiza los códigos paramétricos clasi-
ficadores de lo «real» de la FS. La ideología de la razón: la industria se caracteriza por la
tecnicidad, por la cientificidad de su programa económico que
Religiones de estado cuando, a medida que se desarrollan llena el vacío del texto agrícola empírico; la razón humana
las fuerzas productivas y los intercambios comerciales y guerre- ocupa el lugar central de dios en el aparato ideológico, y aparece
ros, un conjunto de tribus queda sometido a un aparato de el logocentrismo burgués.65 Este aparato es modificado, pero no
estado,61 el dios del clan o de la tribu originaria del jefe de desaparece:66 la ciencia producida por la razón se propone pro-
ese estado es erigido en dios de una religión teocéntrica de mover el progreso, es decir, como antaño el dios agrícola, otorgar
estado, siendo el rey un elemento más o menos ligado con ese la abundancia, la vida, a los agentes de la FS, y combatir la
dios. De aquí puede resultar una coexistencia, más o menos escasez, el hambre, la enfermedad, esto es, la muerte. La historia,
tensa, entre los cultos tribales y la religión de estado, esto es,
un politeísmo;61 con las transformaciones de la FS y según los 64
J. P. VERNANT da un ejemplo de la transformación de un MPsubA
azares de la contradicción estado/comunidades locales, la religión en MPE: la Grecia del siglo vi antes de J. C. Lo que he dicho explica,
teocéntrica puede llegar a dominar y engendrar un monoteísmo.® según creo, la aparición, «al margen de la ciudad y al lado del culto pú-
blico, de las asociaciones fundadas sobre el secreto, sectas, confraternida-
Religiones sectarias (o de interiorización): surgen con el des- des v misterios (...), sociedades de iniciación (...), confinadas en un terreno
arrollo de los centros urbanos; al ser las ciudades el efecto de puramente religioso. En el cuadro de la ciudad, la iniciación no puede
aportar otra cosa sino una transformación «espiritual», sin incidencia po-
una mayor especialización del trabajo y de un crecimiento de lítica (...). A todos aquellos que desean conocer la iniciación, el misterio
los intercambios, son también el lugar de una nueva clase de ofrece, sin restricción de nacimiento ni de rango, la promesa de una in-
artesanos y comerciantes, al lado y dependientes de las clases mortalidad bienaventurada que era en un principio privilegio exclusivamen-
te del rey; divulga en el círculo más amplio de los iniciados los se-
dominantes y dominadas. Esta clase escapa a las relaciones de cretos religiosos pertenecientes propiamente a las familias sacerdotales (...).
fuerzas productivas agrícolas con las que está ligada la religión La revelación (...) reserva a los iniciados una suerte sin medida común
teocéntrica, pero no a la dominación política de la clase-estado con la condición ordinaria del ciudadano. El secreto toma así, en contraste
(FS de tipo asiático) o de la clase que mantiene el aparato de con la publicidad del culto oficial, una significación religiosa particular:
define una religión de salvación personal que trata de transformar al indi-
estado (esclavismo, feudalismo en transición hacia el capitalismo) viduo independientemente del orden social» (52-53). Más adelante (71-77),
especialmente en lo que concierne a los impuestos. Por otra se muestra el paralelismo entre estas religiones (órficas, etcétera), v las
parte, las fuerzas productivas de esta clase impulsan a la indivi- adquisiciones del derecho político de la república griega: no se puede por
menos de comparar la diferencia cuerpo ¡ ciudadano, producida por el de-
dualización del trabajo, creando un espacio para la interioridad, recho, con esta otra cuerpo/alma, presente en la filosofía naciente como en
pero dejándola políticamente inestable, sin posibilidad de cons- otras partes.
65
61 El cual, por su articulación con los programas «técnicos» de las
Asiático o esclavista; el caso del MPF europeo es distinto debido fuerzas productivas industriales, difiere del logocentrismo griego: el logos
a la herencia romana del aparato eclesiástico. griego sigue siendo «divino», y la agricultura empírica es la producción
62
Como en Irán (ver más adelante, 121 s.). dominante.
63 66
Este fue el caso de Israel, después de la reforma de Josías (cf. La sustitución ha sido obra de una prolongada lucha ideológica que
G. VON RAD, I, 270 ss.). opone la razón a la fe.
42 Concepto de modo de producción Arttculación superestructura! de las instancias 43

relato ideologizado de la conquista de los poderes económico, irrealista, y las prácticas revolucionarias como locura, vio-
político e ideológico por la burguesía, reemplaza a los mitos lencia, peligro, delirio).
y a las historias sagradas de las religiones: es la historia de la Política/ideológica: su articulación se realiza por la repro-
victoria del hombre sobre el dios y la naturaleza, del hombre ducción de las condiciones de posibilidad de la FS. Los aparatos
convertido en «señor». Este señorío continúa reproduciendo políticos reproductores de aparatos ideológicos decisivos para
ideológicamente las relaciones de producción entre los nuevos esa función son la pareja familia/escuela, que reemplaza a la de
señores y su proletariado. Pero la universalización de la noción familia/iglesia en el MPF.68 La familia se encarga de la repro-
abstracta «hombre» disimula y hace eficaces estas relaciones; los ducción física de los cuerpos de los agentes y de la del orden
proletarios, convertidos en «sujetos» políticos por causa de lo simbólico (dentro de las clases respectivas), la escuela de la
jurídico, recogen por su cuenta el canto de la ideología burguesa, reproducción de la competencia productiva, que son los dos
y se sienten también ellos «señores» de la naturaleza, siendo, códigos paramé trieos dominantes de la FS.
sin embargo, realmente objetos productores sometidos a la domi-
nación burguesa, objetos que no se distinguen en absoluto de HIPÓTESIS 25 — Es necesario distinguir entre aparato
la «naturaleza», ya que los medios de producción que utilizan político y aparato ideológico. AI aparato político concierne
apenas si les pertenecen. la circulación o intercambio de los agentes entre los lugares
de la FS: bien en la producción económica (aparatos polí-
HIPÓTESIS 23 — La función común a estas dos ideologías ticos de la región económica que condiciona directamente
dominantes es la de organizar, a su nivel, a la FS, de a las relaciones de producción: por ejemplo, la burocracia
manera que lleguen a excluir lo que le amenaza, la vio- de una empresa capitalista); bien en la producción del
lencia en el sentido de Bataille. Pero mientras esa violencia orden político global (el aparato del estado); bien en la
era asumida en parte por lo sagrado de la ideología reli- producción ideológica (aparatos políticos de la región ideo-
giosa como purificadora, la razón logocéntrica pretende ser lógica, como la escuela, las iglesias). Me aparto, pues, de
también purificadora mediante el progreso que prodiga, e L. Althusser,69 que llama a estos últimos «aparatos ideoló-
intenta excluir toda violencia.67 gicos de estado», y no concibe más aparato político que
el del estado, lo que Poulantzas critica;70 pero me aparto
HIPÓTESIS 24 — El logocentrismo tiene repercusiones:
igualmente de éste, ya que no establece la distinción afir-
a) en lo político (el sexo, uno de los mayores lugares de
mada en esta hipótesis 25.71
la violencia, es excluido con el cuerpo por el «sujeto» abs-
tracto: se renueva la antigua prohibición religiosa sobre 61
Cf. L. ALTHUSSER, Idéologte et appareds idéologiques d'Etat, 19.
el sexo; la ideología burguesa es austera y puritana como Las primeras páginas de este artículo exponen de manera muy accesible
condición del sometimiento de las clases explotadas a la la cuestión de la reproducción en el capitalismo de las condiciones de la
producción industrial); b) en lo económico (la ideología producción.
M
tecnocrática, cubriendo las relaciones de apropiación de la Ibíd, 12 ss.
0
plusvalía por las relaciones entre los técnicos-que-saben y Fascisme et dictature, 332 s. El término «aparato económico» (BETTEL-
los obreros-que-no-saben, es reproducida en el sistema esco- HEIM, Ibíd., n. 7) designa a lo que he llamado «aparato político de la
región económica», mientras que en mi texto designa al aparato monetario.
lar como condición para la reproducción del capitalismo); No se trata de simples cuestiones verbales; es la tesis leninista de la
c) en la lucha de clases (la FS se presenta altamente racio- unidad del estado como «factor de la cohesión del conjunto de los ni
nalizada, como «la mejor posible»; todo otro proyecto de veles de una unidad compleja (la FS)» (N. POULANTZAS, Pouvoir poltti-
una FS industrial no capitalista es excluido como utópico, que , 43 s ) la que está en juego; esa unidad ¿no resulta «fetichista»,
si todo es «aparato de estado» (incluida aquí la «familia» para Althusser)?
1
67
Pongamos el ejemplo del aparato clerical romano: es aparato político
He aquí algunas parejas significativas del aparato: civilizado/salvaje, con sus funcionarios (obispos y sacerdotes); organiza la producción ideo-
razón/locura, racional/irracional, real/imaginario (o racional/ilusorio), luz/ lógica, la circulación de los sacerdotes, los movimientos apostólicos; san-
oscurantismo, orden/desorden, cultura/naturaleza, en resumen, razón/sin- ciona las transgresiones, etc., y también colabora o resiste a los poderes
políticos (estado u otros). Su equivalente principal es el papa de Roma,
44 Concepto de modo de producción Modos de consumición y clases sociales 45

6. Los modos de consumición designar el análogo social del deseo. No habiendo encontrado
y el sistema de clases sociales ese término, y con riesgo de una cierta imprecisión, mantengo
el mismo término utopía para ese cuasi-deseo, siempre marcado
históricamente por la estructura económica de la FS.76
Modo de consumición económica: región de la instancia eco- HIPÓTESIS 26 — Prosiguiendo la analogía, diré que la
nómica donde vienen a desembocar la producción y la circu satisfacción de la utopía-deseo se realiza en la consumición
lación. de los cuerpos de los productos económicos, a lo cual
corresponde el valor de uso en Marx. Pero el objeto (a)
Demanda económica:11 el campo de esas demandas es el social, la tierra (madre) siempre deficiente, la realización
conjunto de las «necesidades económicas»74 de una FS. de la satisfacción utópica no puede ser sino parcial, y
Utopía: el análogo, para la FS, de la pulsión freudiana («fuer- entonces introduzco la noción de dispendio que agrada a
za constante que tiende a la supresión de todo estado de ten- Bataille: en toda FS existe una parte maldita de excedente
sión»).75 Siendo la utopía etimológicamente aquello que no tiene que es dispendiada de forma improductiva y consumida
lugar, topos, me parece que el término es apto para designar inútilmente. La consumición económica tendería a llenar,
esta cuasi-pulsión que se halla más acá de toda FS, imperceptible bajo una forma distinta de la de la utilidad, la despropor-
en sí misma y señalable solamente en sus efectos. Para que la ción entre la demanda económica y la consumición real.
analogía sea completa, sería necesario hallar otro término para
Modo de consumición política: región de la instancia política
donde se efectúa concretamente el campo político como sistema-
marcando el dogma de su infalibilidad el comienzo de su centralización
moderna. Lo que determina, sin embargo, el funcionamiento político es tización de los lugares de los agentes de la FS, asegurando la
la producción ideológica religiosa (catecismo, predicación, liturgia, etc.), cohesión de la FS.
regulada textualmente por el aparato ideológico, con sus códigos dogmá-
ticos, rituales, morales, etc., en torno al equivalente principal, el dios ca- Utopía de orden: análogo a la pulsión de la muerte freudia-
tólico, Jesucristo. Determinación, ya que es éste quien asegura el funcio- na 77 que lleva la producción política como respuesta a las
namiento de todo, mientras que las relaciones ideales con el dios cons- exigencias del orden político; su juego es inverso al de la utopía-
tituyen a los agentes en fieles (a la manera de «sujeto»). Si estas relacio-
nes son destruidas, y no faltan los ejemplos en estos dos últimos siglos, pulsión, para eludir el peligro de disgregación caótica que ésta
o bien el aparato clerical funciona como ghetto, o bien comienza a en- implica siempre.
torpecerse al perder su función ideológica específica: los sacerdotes no son
ya leídos, en su hábito clerical, como representantes de J. C. El estado HIPÓTESIS 27 — La utopía de orden es la que engendra
o los patronos (incluso «fieles») leen ese mismo hábito como represen- las tensiones que resultan del aplazamiento de la consumi-
tación simbólica del obispo o del papa (ante el cual ellos protestan, por ción económica (cf. hipótesis 3); la utopía-deseo tiende
ejemplo contra un sacerdote politizado), por tanto según el aparato po-
lítico. a disolver esa tensión acumuladora de violencia política,
72
Lo que sigue (núms. 6 a 8) tiene como objeto la articulación entre
lo que se realiza en la fiesta, que es un desencadenamiento
sí de las tres instancias. de la violencia utópica, transgrediendo esporádicamente la
73
Término tomado analógicamente del psicoanálisis lacaniano, donde la ley política: es la consumición política™ La fiesta trans-
demanda está en relación con la pulsión freudiana y el deseo (cf. A. RIFFLET- grede más o menos parcialmente las prohibiciones refe-
LEMAIRE, 269 ss.). La pulsión, en Freud, depende del más-acá de lo psí- rentes al sexo (carácter orgiástico de la fiesta) y al homi-
quico, conservando con todo una calificación erótica, y no está presente sino
por medio de una representación. El deseo, según Lacan, se distingue de 76
la pulsión por el hecho de ser su objeto erótico lo que lo define como Donde será necesario distinguir, diré utopía-pulsión o utopía-deseo,
deseo de ese objeto; a la pulsión corresponde, pues, una pluralidad de respectivamente. Donde diga utopía sin otra precisión, se trata de la
deseos. utonía-deseo.
74 77
Término ambiguo por la «biologización» que encubre: parece «na- Recogido oor Lacan.
78
tural», no histórico (cf. L. ALTHUSSER, Lire le Capital, II, 139). Un ejemplo extremo es el que refiere R. Caillois sobre ciertos po-
75
A. RIFFLET-LEMAIRE, 270. blados de Oceanía (citado por G. BATAILLE, L'érotisme, 73 s.).
46 Concepto de modo de producción Modos de consumición y clases sociales 47

cidio (guerra primitiva,79 torneo caballeresco, competición mación ideológica yo la designaría por lo sacrificial (en
deportiva, incluso suicidio),80 remitiendo a ese extraño un sentido amplio que posee la ventaja de connotar la vida
exceso de la vida, en su esencia de prodigalidad, que ha y la muerte).82
permitido a Bataille escribir que «a la postre amamos HIPÓTESIS 31 — El juego de las utopías, señalado en las
resueltamente lo que pone en peligro nuestra vida».81 diferencias útil/inútil, cotidiano/fiesta, profano/sagrado,
Modo de consumición ideológica: el conocimiento (no teórico) se revela por tanto como contradictorio: es el nivel infra-
de lo «real» de la FS por sus agentes, a través de la lectura de los estructural de la contradicción de cualquier FS, y su núcleo
textos ideológicos (que responden a las cuestiones ideológicas). central es la vida/muerte (cf. hipótesis 6).
Esfera de lo propio: definida por la diversidad de los cuerpos
HIPÓTESIS 28 — Este «conocimiento» (empírico y/o es- de los agentes de la FS y de sus deseos individuales: se halla
peculativo) es el efecto de los significantes que nombran a señalada en los significantes que diferencian a cada agente: los
los objetos (sustantivos) y a las acciones (verbos), afectados productos que provienen de su habilidad (o «creatividad»), de
semánticamente por los códigos paramétricos. La utopía- su competencia propia, de su fuerza corporal (o su poder), en fin,
deseo está siempre marcada por esa semántica nominativa que guardan relación con su «rostro», con su nombre propio.
que le designa su objeto; como éste, en cuanto «real», La esfera de lo propio es la esfera del cuerpo.
es percibido en imágenes, la relación que se ha revelado
entre los nombres y las imágenes en el efecto de denomi- HIPÓTESIS 32 — Al estar siempre agrupados los agentes,
nación es entonces producto específico de la utopía-deseo sus esferas de lo propio son propiedad de sus grupos antes
en la instancia ideológica: su objeto ausente es la fusión de que ellos puedan apropiárselas rebelándose; ellas son,
con el cosmos. en primer lugar, propiedad de su parentela: antes de tener
un nombre propio, han tenido un nombre de familia. El
HIPÓTESIS 29 — Esta utopía-deseo, al no confundirse juego de los deseos de cada cuerpo está determinado por
con los deseos individuales que ella determina, no es una el juego de las utopías del grupo al que se pertenece.
realidad simple, sino muy diversificada, lo mismo que los
procesos de producción de cada instancia. Por eso, además El sistema de las clases sociales: después de cierto nivel de
de las utopías que conciernen a los productos económicos, desarrollo de las fuerzas productivas, de las armas y de la
están también las utopías de autoridad o de poder (polí- especialización ideológica de las fuerzas inscriptivas, algunos
ticos) y otras referentes a los textos ideológicos. grupos, en nombre de su utopía, se han apropiado las esferas
de propiedad de otros grupos reprimiendo de forma sobredeter-
HIPÓTESIS 30 — El vacío entre las cuestiones y las lectu- minante sus utopías.
ras es llenado de diversas maneras por procesos de escritura
no útiles para el «conocimiento» de la FS, a saber, reli- HIPÓTESIS 33 — Un segundo nivel de contradicción que
giosos y/o «artísticos» (comunión con las víctimas sagra- sobredetermina la contradicción infraestructura! ha llegado
das, contemplación mística y/o estética, etc.):81' la consu- a especificar a estas FS: la contradicción entre dos (o va-
rias) clases, como contradicción superestructural. Así es
como se ha operado históricamente la transición hacia las
' Sobre la guerra como fiesta, lujo, antes de devenir guerra calcu- FS de clases.
lada, cf. G. BATAILLE, Wtd., 83-89.
80
Que los asiáticos han llevado a formas rituales: el hara-kiri, el a
El culto religioso y sus templos, los monumentos que indican en el
suicidio por el fuego de los bonzos vietnamitas... espacio de la FS los lugares de fiesta, los productos pictográficos o es-
81
Ibíd, 95. Hoy las novelas, al igual que las películas de violencia, culturales, los mitos o la «literatura», deberán analizarse en analogía con
permiten vivir ese peligro por procuración, al abrigo del peligro (cf. Ibíd., la sublimación freudiana, como efecto de la violencia que amenaza a la FS,
96), según un proceso de identificación que hace de esos relatos una forma violencia que las formas sacrificiales contienen en su desencadenamiento.
de consumición ideológica. Del arte se dice que es el fruto de la pasión, es decir, de la violencia,
»i bis Puesto en relación por Bataille con la fusión erótica. de la muerte: es sacrificial.
48 Concepto de modo de producción Modos de consumición, lugares de lectura de la FS 49

FS de clases: esta violencia de apropiación ha tenido como formas sacrificiales se establecen entonces a un nivel puramente
efecto la formación de un sistema de clases que sobredetermin; imaginario a través de los mecanismos de identificación; su
a los sistemas de parentesco y de linaje de las sociedades sir juego se asemeja al sueño, teniendo como función el entretener
clases, llamadas también sociedades segmentarias.83 En las FS de el sueño del cuerpo social (formas desarrolladas del culto reli-
clases, el excedente de producción del que se ha apropiado la clase gioso en las FS teocéntricas, formas sectarias, novelas y películas
dominante es consumido en gran parte por ella bajo la forma de consumición corriente, etc.).
de riqueza o lujo. Como objeto de lujo es como el oro llegará
a ser el equivalente principal del aparato monetario, capaz así
de seducir a la utopía de las clases productoras y desplazando
su objeto hacia los significantes de riqueza que despliega la
clase dominante y hacia el mismo oro en una etapa de desarrollo 7. Los modos de consumición
suficiente de las formas mercantiles de circulación. Pero los como lugares de
caminos dejados a la utopía de las clases dominadas están estric- lectura de la FS
tamente controlados por la ley política determinada por la repro-
ducción de las relaciones de producción económica, es decir, por
los intereses económicos de la clase dominante.84 Estos se hallan HIPÓTESIS 34 — Los procesos de lectura empírica de las
en contradicción superestructural con los de la clase dominada, instancias y de sus articulaciones en las FS de clases87 están
contradicción que sobredetermina la tensión (contradicción infra- siempre-ya deformados por mecanismos específicos según
estructura!) propia de lo político. Exige, pues, una sobretensión lo que Marx ha llamado, para la economía mercantil, la
política en las FS de clases, y por eso el aparato de estado es fetichización.®
allí necesario, ya que la identificación de los «sujetos» con su
equivalente general engendra por medio de la utopía de orden, Fetichización: después de la división de los productos entre
la sumisión, e incluso el miedo, de la clase dominada, a la cual objetos útiles y objetos de valor, el proceso de intercambio que
se le permiten ciertas fiestas pero dentro de límites bien pre- pone a las mercancías en equivalencia entre sí produce la forma
cisos.85 El aparato ideológico finalmente, excluyendo a las clases fantástica de una relación de las cosas entre sí, confiriéndoles
dominadas del «conocimiento» de la FS, se articula por su un valor de intercambio que «parece» radicar en el producto,
equivalente principal, dios o logos, con el del estado.86 Las como algo que pertenece a la naturaleza misma de las cosas.
(El consumidor compra como si el precio que paga fuese el
83
Estas sociedades han sido estudiadas desde el punto de vista de la propio de la cosa misma).89
Anthropologie politique por G. BALANDIER. Las FS sin clases no me in-
teresan aquí directamente y por eso no me he referido a este texto; creo, Lugar idealista de lectura económica: los consumidores, cuya
sin embargo, que la definición de lo político que he dado, más general utopía se halla fascinada por los significantes de riqueza y por
que la de Poulantzas, concuerda con los conceptos principales de Balan- el dinero, leen el texto de los precios «con los ojos» del equiva-
dier (ver especialmente su capítulo III). lente general, el oro, cuya erección tiene como efecto la apertura
84
Para el concepto de «interés de clase», ver N. POULANTZAS, Pouvoir de un lugar de lectura fantástico o idealista.
politique..., 116-120.
85
El equivalente principal del aparato de estado es un agente cuyo Lugar materialista de lectura económica: pero como, a pesar
cuerpo es suprimido por los cuerpos de los combatientes: el rey es en de todo, consumen los cuerpos de las mercancías, los consumi-
primer lugar un «héroe», un cuerpo excepcionalmente valiente para la
guerra (cf., mutatis mutandis, el jefe carismático). dores pueden siempre leer también desde un lugar materialista,
86
El dios, tanto en relación con los animales sacrificados, como con
los antepasados, y por consiguiente con la muerte del padre (cf. el mito " Dejo de lado a las FS sin clases.
freudiano del parricidio primitivo, Tótem et tabou, 163 ss.), no podrá " Le Capital, 68-76.
llegar a ser el equivalente general del aparato ideológico sino en razón de " Lo que demuestra el trabajo teórico de Marx es que, bajo ese fan-
esa «muerte» que lo ha erigido y ofrecido a la comunión de los cuerpos tasma, se oculta un «secreto», un «nexo social de los hombres entre sí»
vivientes como consumación de la vida. (el de los tiempos de trabajo de su producción).
5U Concepto de modo de producción Determinación y cierre 51

con la condición de operar una ruptura con el lugar idealista como determinante de lo superestructural. De hecho, sólo
y con la fascinación que padecen; pueden darse cuenta de la éste es reductible por una transformación revolucionaria
desigualdad de consumición entre ellos, los productores, y sus de la FS: el mecanismo de deformación ideológica disfraza
patronos, los no-productores, y efectuar en consecuencia una lo reductible por medio de lo irreductible, lo súper por
huelga para el reajuste de la consumición, por ejemplo. lo infraestructural. La sociedad está organizada según la
voluntad del dios o según la ley de la naturaleza y/o de
HIPÓTESIS 35 — La lectura materialista del proceso de la razón, en una palabra, según la fórmula de Leibniz, ella
producción es la condición de una lucha económica de es «el mejor de los mundos posibles».
clases.
Lugar materialista de lectura teórica: por el lado de la mate-
Lugar idealista de la lectura política: al llevar a cabo la rialidad de los cuerpos de los agentes y de sus productos es
escisión entre los cuerpos de los agentes y su valor abstracto por donde el lugar de lectura materialista puede ser abierto,
de sujetos, el texto jurídico y el de la ideología política burguesa gracias a la ruptura con la fascinación idealista. Por el lado de
abren un lugar de lectura idealista, donde los agentes, fascinados las luchas económicas y políticas del proletariado es por donde,
por los significantes del poder (adornos, trajes, etc.) e intimida- rasgándose la máscara ideológica gracias al acceso a la proble-
dos por las armas, leen según el discurso del poder, «con los mática que plantean estas luchas, ha llegado a ser posible la
ojos» del equivalente principal, y hallan natural el orden polí- producción teórica de textos materialistas, ante todo por obra
tico existente. de Marx, que se ha proseguido después y ahora en otros muchos
terrenos.90
Lugar materialista de lectura política: la represión de los
cuerpos de los agentes, al nivel del sexo como de las exigencias
de trabajo y enfermedades resultantes de la fatiga y de las
prisiones, etcétera, permite la ruptura con esa fascinación e inti- 8. Determinación y cierre
midación y la lectura materialista de la desigualdad de los
puestos (poder/no-poder), y por consiguiente de la coyuntura
política (por ejemplo, el aborto). Es el lugar del compromiso
de la lucha política de clases. Campo económico: el sistema del conjunto de las demandas
económicas de una FS.
Lugar idealista de lectura ideológica: el texto ideológico im- w
El que haya lagunas, el que la producción teórica, en fase de re-
plantado por la erección del logos (o del dios) realiza la escisión producción extensiva, no haya acabado y sea demasiado a menudo recu-
entre lo significante (existente siempre en un cuerpo textual) perada por el idealismo, el que los diversos aparatos no hayan sido toda-
y lo significado (constituido en relación imaginaria al logos y a vía desmantelados, todo esto no impide el reconocimiento de que la lucha
materialismo/idealismo se prosigue desde hace un centenar de años. Pero
las cosas): abre así el lugar idealista de una lectura empírica o esta lucha sigue siendo demasiado una cuestión de «especialistas intelec-
especulativa de la FS, según los códigos del aparato logocéntrico, tuales»: todavía los trabajadores tienen que tomar la palabra en el «aná-
una vez aislados los elementos del conjunto de lo que los lisis concreto de las situaciones concretas» y de la estrategia consecuente,
como condición de la liberación de la consumición y del dispendio, del
determina. Como lectores fascinados por la evidencia racional orden que permitirá lo erótico y la fiesta, del libre juego del lenguaje al
(o por la revelación divina), incluso por la belleza literaria o la nivel de los cuerpos, de lo sacrificial y de la «cultura» revolucionarizadas.
autoridad docta de los especialistas ideológicos, los agentes no Una observación: se puede hablar del lugar idealista; pero en la me-
leen sino «con los ojos» de la razón (o de la fe), según sus dida en que se trata del de su equivalente general, es un lugar; por el
códigos. contrario, se debe hablar de los lugares de lectura materialista, ya que se
trata de un plural, de una multiplicidad, la de las diversas situaciones con-
HIPÓTESIS 36 — Una lectura deformada de la FS se supone cretas, de los diferentes cuerpos, productos, escrituras. Esto revela la im-
portancia de las discusiones analíticas y estratégicas en las luchas con-
siempre que trata de sacar provecho de los dos niveles cretas, para despejar un terreno común, ya que nadie posee la buena
de contradicción de la FS, para presentar lo infraestructura! lectura
52 Concepto de modo de producción Determinación y cierre 53

HIPÓTESIS 37 — Está compuesto por tres campos princi- ciones ideológicas tienen también un efecto delimitativo
pales, relacionados respectivamente con la reproducción en sus instancias respectivas, distintos y combinados con
restringida de la FS (campo I), con su reproducción exten- estas determinaciones: los llamaré cierres?1
siva (campo I I ) 9 1 y con el dispendio (campo III). El campo
económico tiene límites históricos, está determinado por HIPÓTESIS 41 — Mientras que la determinación define el
el conjunto de los procesos de producción, de las fuerzas campo de todas las condiciones de reproducción de cada
productivas concretamente existentes en la FS. instancia de la FS, el cierre, sobredeterminándola, restringe
ese campo a las solas posibilidades de producción según
Campo político: el sistema del conjunto de las exigencias las relaciones de clase: se hallan excluidas las posibilidades
de orden de la FS. concernientes a la transformación de la FS en FS sin
clases.93
HIPÓTESIS 38 — Está compuesto por tres campos princi-
peles, relacionados respectivamente con las relaciones de Sobredeterminación: las diversas instancias tienen también
producción económica como condición de su reproducción efectos que sobredeterminan a los campos de las otras, e incluso
(campo I, ocupado por los aparatos políticos económicos), dentro de cada instancia unas regiones determinan a otras, siendo
con la cohesión de la FS (campo II, ocupado por los apa- todo esto el efecto siempre combinado de la determinación y
ratos familiares y de estado) y con la producción ideológica del cierre. Althusser ha formulado una doble tesis concerniente
(campo III, ocupado por las escuelas, iglesias, prensa, etc.). a estos efectos de sobredeterminación: 1) en todas las FS histó-
El campo político está determinado por el conjunto de los ricas existe una instancia, y sólo una, cuyos efectos que sobre-
procesos de producción de orden, por las fuerzas ordena- determinan a las otras son dominantes; existe siempre una
doras que existen concretamente. instancia (cuyo modo de producción es) dominante: se dice de
Problemática: conjunto complejo y estructurado de cuestio- ella que sobredetermina a la FS; 2) la tesis de Marx concer-
nes (o problemas) relativos al conocimiento (o desconocimiento) niente a la determinación de la FS en última instancia por el
de una región dada de lo «real» de la FS. modo de producción económica es formulada así: la instancia
económica determina en última instancia a la FS, tanto si ocupa
Campo ideológico: el sistema del conjunto de las cuestiones allí el papel dominante, como si determina a la que entre las
problemáticas de una FS. instancias política e ideológica tiene el papel dominante en la
FS. Es esta segunda tesis la que justifica el nombre de mate-
HIPÓTESIS 39 — Está compuesto por tres campos princi- rialismo histórico que lleva la ciencia de la historia constituida
pales, relacionados respectivamente con los programas eco- por los textos de Marx.
nómicos (campo I), con las prohibiciones (moral) y con el
texto jurídico (campo II) y con la función de discerni-
K
miento de la vida/muerte (campo III). Está determinado Distinción no comprensible en las FS sin clases, en donde determi-
por el conjunto de los procesos de escritura (en sentido nación y cierre coinciden. Así es como será una FS «comunista», si se
amplio) existentes. Ilesa a ello.
93
Existen cierres inscritos visiblemente: los muros de las «propieda-
HIPÓTESIS 40 — Las determinaciones de que acabamos des privadas», las fronteras de los estados, etc. Un debate importante opone
a Althusser y a Derrida en la cuestión del cierre ideológico; mientras el
de hablar son intrínsecas a cada instancia como conjunto primero establece un «corte epistemológico» marxiano despejando el te-
de prácticas: producen los límites no visibles, dentro de rreno del MH, Derrida defiende que las «ciencias se hallan todavía ence-
los cuales son posibles las prácticas. Las relaciones de pro- rradas en el cierre logocéntrico: «yo no creo en la ruptura decisiva, en
ducción económica, las de apropiación del orden y las rela- la unicidad de un «corte epistemológico», como se dice hoy a menudo»
(Positions, 35). Del mismo modo, para llegar a una FS radicalmente comu-
nista, será necesaria una serie de rupturas con lo monetario, con el aparato
91
Restringida: sin aumento del campo de producción; extensiva: con de estado. En esta lógica no puedo pretender tampoco que ese texto
aumento del campo de producción. escape al logocentrismo.
54 Concepto de modo de producción Subasiatismo y esclavismo 55

HIPÓTESIS 42 — Un análisis concreto de una FS concreta, 9. Subasiatismo y esclavismo


especialmente durante las fases de transición entre modos
de producción diferentes, deberá precisar esta sobredeter-
minación, siendo un buen síntoma el juego de las deter-
minaciones recíprocas de los equivalentes generales. Modos de producción histórica: G. Dhoquois 96 distingue his-
tóricamente entre la «esfera asiática» y la «secuencia pre-capita-
Saturación de los campos: la separación entre la demanda lista»: en aquélla distingue a la asiática (MPA), a la subasiática
utópica y las exigencias económicas realmente satisfechas actúa (MPsubA), a la para-asiática y a la feudalidad asiática (MPFas);
sobre la utopía como un reto para colmar esa separación; esto en ésta, al esclavismo (MPE) y al feudalismo europeo (MPF)
puede obtenerse, en la medida del exceso de producción dispo- como tipos principales de FS de clases no capitalistas (FSnoC).
nible, por un efecto de crecimiento, de reproducción extensiva
(campo II de lo económico). Mientras tanto se puede llegar a HIPÓTESIS 43 — Se puede distinguir a las FS noC de las
un punto de saturación más allá del cual no es posible ningún capitalistas de este modo: en aquéllas domina la agricul-
crecimiento significativo, sea por el efecto de la determinación tura empírica (cubriendo sobre todo el campo I), en éstas
(escasez de fuerza de trabajo como consecuencia de una heca- la industria tecnificada; allí la reproducción extensiva (cam-
tombe, epidemia o guerra, o exceso de la misma; paro no reab- po II), debido a las fuerzas productivas, es mínima; aquí
sorbióle por falta de medios de producción o por paralización es muy grande; el aparato monetario regula la circulación
de los programas de producción),94 sea por el efecto del cierre en el conjunto de la instancia económica de las FSC,
de las relaciones de producción económica. Este último caso mientras que está casi excluido de los campos I y II, y
puede conducir a una saturación política interior de la FS (exas- tal vez incluso del I I I de las FSnoC: las relaciones de
peración de la explotación por las relaciones de producción tanto producción económica son allí directamente políticas (pro-
económicas como políticas) y provocar una explosión utópica. ducción dominante).
Por otra parte, la saturación política puede ser efecto de la mayor
fuerza armada de la FS vecina, siendo la guerra su consecuencia: HIPÓTESIS 44 — En las FSnoC, la reproducción extensiva
a la guerra de ocupación corresponderá la guerra de liberación, es a menudo importante, debido a las relaciones de pro-
siendo siempre la reproducción de ambas FS lo que se ventila.95 ducción instauradas por guerra: su campo II es el de la
producción de armas y de construcciones de estado (pala-
cios, castillos, templos, carreteras, trabajos hidráulicos...);
el campo I I I está dominado por la producción de objetos
" Este fue el caso de la baja edad media, que se libró en definitiva de lujo, no aprovechándose de ellos sino la clase dominante;
de ello por medio de la hecatombe. No obstante, la saturación económica es el campo de sus intereses económicos.
de las fuerzas productivas tenía como consecuencia una gran parte del
dispendio por parte de los señores y mercaderes: además de su lujo, HIPÓTESIS 45 — Otra clasificación de las FS de clases
estaban las buenas obras (limosnas a los campesinos expulsados de sus
tierras por la apropiación latifundista y por consiguiente obreros sin tra- podría oponer entre sí al grupo P (MPA, subA, Fas, MPF)
bajo, donativos a la iglesia bajo la forma de indulgencias, misas de su- y al grupo S (MPE, MPC).
fragio, templos, abadías, etc.). G. Bataille, siguiendo a Tawney (quien a
su vez recoge la célebre tesis de M. Weber sobre el protestantismo y los Grupo P: las FS donde no existe diferenciación entre los
orígenes del capitalismo), muestra cómo la constitución del texto teológico
protestante, en ruptura con el católico dominante y articulándose en torno campos I y II de la instancia política, ya que el aparato de
a la distinción fe/obras ' or la que quedaba excluido todo mérito salu- estado posee los medios para actuar sobre el conjunto de la
dable, proviniendo la salvación ex sola fide), ha permitido poner freno instancia económica. Los productores tienen pues la posesión
a ese enorme derroche en favor de los ociosos privilegiados (en las FS
del norte de Europa) y orientar el exceso de producción disponible hacia 56
la acumulación capitalista (cf. La part maudite, 163-178). Pour l'histoire, ensayo de historia materialista comparativa, suma-
mente recomendable como introducción al MH por un historiador. Está
" Cf. en el capítulo siguiente el caso del esclavismo romano. permitido saltar el primer capítulo.
56 Concepto de modo de producción Subasiatismo y esclavismo 51
(P) de los medios de la producción dominante; la clase domi- MP subasiático: el estado no se interfiere «sino a nivel de
nante se confunde con el estado, «clase-estado». las relaciones de producción, deduciendo una buena parte de
lo superproducido y controlando una parte de los intercambios,
Grupo S: el campo I de lo político está dominado por apa-
pacíficos y guerreros».101
ratos políticos privados, el aparato de estado actúa sobre todo
en el campo II: 97 los productores están separados (S) de los HIPÓTESIS 46 — El juego de las guerras entre FS vecinas
medios de la producción dominante (esclavitud, estado de asala- es lo que explicaría en general el subasiatismo: una FS
riado industrial). Existe pues propiedad privada de esos medios en situación de crecimiento (reproducción extensiva), de-
de producción por una clase, ya que el derecho que la condi- bida a una aristocracia guerrera de utopía conquistadora,
ciona produce la distinción privado/público específica del gru- llega a controlar las FS vecinas hasta que llega a la satu-
po S; por otra parte, «el estado tiene allí un papel de coerción ración (gran incremento del dispendio como lujo) y pasa
en provecho de la clase dominante»,'8 sin confusión entre las dos. a ser la presa de otra FS conquistadora a su turno, o bien
de un MPFas,102 gracias a los conflictos entre el rey y la
Esfera asiática: las diversas formas asiáticas se caracterizan aristocracia.
por la oposición entre la clase campesina organizada en comu-
nidades de pueblos, dentro de las cuales las relaciones de paren- Rebelión: la clase productora, en un movimiento de explo-
tesco juegan un papel importante en la organización social," por sión utópico, impone a la clase dominante cambios políticos con
una parte, y la clase-estado que se apropia directamente del exce- vistas a defender sus intereses económicos, permaneciendo, sin
dente de producción, por otra. embargo, como clase dominada.

MP asiático: el estado actúa directamente sobre las fuerzas Revolución: el proceso de transformación del MP económico
productivas por medio de grandes trabajos hidráulicos de riego dominante de una FS por la imposición de otro MP; una clase
a partir de los ríos, sin los cuales sería imposible la agricul- dominada, pero no necesariamente la clase productora de la
tura.100 producción hasta entonces dominante, toma el poder de estado
detentado por la clase que deja de ser dominante (ej.: las diversas
" Mientras el MPC atomista o liberal pertenece claramente al grupo revoluciones industriales, francesa, rusa, numerosas revoluciones
S, el capitalismo monopolista de estado se caracteriza por la intersección anticoloniales).
creciente de los aparatos políticos privados (monopolios) y del estado; la
Unión Soviética podría ser caracterizada como una especie de «capitalismo Revolución (radicalmente) comunista: proceso de transfor-
asiático», con «clase-estado» y separación S; una FS «comunista» será un mación de una FS de clases en una FS sin clases, donde quedan
P industrial, donde la autoproductividad, instancia dominante, determinará abolidos los aparatos monetarios, de estado, ideológicos. Aunque
la autogestión y el autogramatismo.
98
no realizada aún por completo, la doble revolución china (1949,
G. DHOQUOIS, 132. revolución cultural proletaria) es la que parece más próxima a
" Cf. Ibid., 71. A diferencia del MPF, donde la organización parental esta definición utópica.
de los campesinos ha sido rota por el MPE, y donde los «lazos contrac-
tuales» entre el señor y los campesinos tienen la primacía sobre las rela- HIPÓTESIS 47 — La oportunidad revolucionaria de los
ciones de parentesco (cf. Ibíd., 141). Dhoquois estima que no se debería
hablar de estado para el MPF: yo creo, por el contrario, que se da allí la aldeanos de un MPsubA sería la vuelta a las formas «comu-
estructura del aparato, tal como se desprende de sus tres funciones, pero nitarias» primitivas; pero esto les es imposible, ya que
reducida a lo que se podría llamar «grado cero del estado». están excluidos de la apropiación de las armas; de hecho,
100
Esto obliga a matizar la pertenencia del MPA al grupo P: en la «protección militar» del estado o de las clases feudales
efecto, los campesinos no poseen la posesión completa de los medios de acaba siendo para ellos la condición de cierta permanencia
producción, ya que las obras hidráulicas constituyen una oarte esencial.
Lo que tiene como consecuencia que la sola posibilidad de éxito de los 101
campesinos de cara a los abusos del estado sea la rebelión, como en China, G. DHOQUOIS, 105. Yo agrego a su lista el Irán antiguo, antes del
para recurrir «de un déspota mal ilustrado a un déspota bien ilustrado» gran imperio achemita.
102
(G. DHOQUOIS, 105, n. 109). Cf. G. DHOQUOIS, 137 s.
58 Concepto de modo de producción Relato, práctica, ideología 59

en el orden político, ya que, de otra forma, cambiando (cautivos de guerra, pequeños propietarios endeudados, etc.) bajo
de dueño, estarían a merced de los avatares de las gue- la forma de esclavitud, en tan gran escala que el esclavismo
rras.103 llegó a ser el modo de producción dominante (no exclusivo,
ciertamente).108
Génesis y fin del MPE: todos los MP del grupo P tienen
en común un sector más o menos desarrollado de intercambio «Basado en la iniciativa privada y en las relaciones de inter-
que hace referencia al campo económico III, como se ha visto, cambio, el esclavismo es eminentemente precapitalista. Fue el
con artesanos especializados, a menudo obreros del estado, que derecho romano el que estableció magistralmente el derecho
controla los intercambios. Así, excepto en Fenicia, el mar no clásico de la propiedad privada, tan absoluto como es posible
ha jugado un papel apreciable en estas FS. Es probable que sea y que llega hasta el abuso»;109 el MPC no ha hecho sino volver
en el desarrollo bastante intensivo del comercio marítimo donde a tomarlo y desarrollarlo según sus necesidades. Los romanos,
se halle el secreto de la originalidad del MPE, iniciado en Grecia seguros de su arte militar, extendieron su imperio esclavista por
y llevado a sus últimas consecuencias por Roma, tanto más todo el Mediterráneo, en una fase de crecimiento sin igual en
cuanto que se vuelve a encontrar lo mismo en la transición la antigüedad; la contradicción esclavista se agudizó y la fase
del MPF al MPC. Grecia conoció un MP para-asiático m en de dispendio (gran lujo de las clases dirigentes, formación de
tiempos del reinado micénico que, como no se prestaba el país capas urbanas sin trabajo y alimentadas por el estado) condujo
a grandes trabajos y estaba muy dividido, no pudo mantenerse, al hundimiento, no sin que el imperio resistiese todavía durante
una vez llevada a cabo su fase de crecimiento: la burocracia algunos siglos por un esfuerzo inaudito de la burocracia del
real se hundió, sucediéndole un MPFas cuya clase dominante estado y de su aparato represivo y por la ideologización religiosa
estuvo, gracias a «la división de Grecia en una multitud de del emperador, el famoso culto al César (juego entre los equiva-
ciudades»,105 en «el origen del progreso de los intercambios» lentes generales político e ideológico).
marítimos, yendo «algunas ciudades muy lejos en la especiali-
zación del comercio y de la artesanía».106 Ese progreso exigió
un gran desarrollo de la iniciativa individual y consiguientemente
de una base económica apropiada: la ausencia de un estado
fuerte permitió un cambio con relación al grupo P, que Dhoquois 10. Relato, práctica, ideología
designa como «un papel cualitativamente menor del estado y un (o funciones del relato
papel cualitativamente superior de la propiedad privada».107 Esta en el modo de producción)
separación de los campos I y II de lo político, con el desarrollo
del mercado marítimo, llevó consigo un vuelco en las relaciones
de producción: la necesidad de agentes productores obligó a la
HIPÓTESIS 48 — Yo propongo aquí una tipología de los
clase dominante a procurárselos en gran número, y esto se realizó
textos en ciertas FS, obtenida por el ajuste de dos análisis
diferentes de E. Benveniste, válidos igualmente para la
"" La historia de estos FS (como los MPA y MPF) ¿no es una serie lengua griega (la de Marcos) y la nuestra (la de la traduc-
indefinida de guerras, rapiñas y pillajes, donde los unos se enriquecen por ción de Marcos y la de este ensayo): los sistemas de la
la ruina de los otros? «Arruinados por las guerras y los pillajes (los cam-
pesinos del MP germánico), debieron ponerse bajo la protección de la persona/no-persona U0 e historia/discurso.111
nueva nobleza o de la iglesia, ya que el poder real era demasiado débil
para protegerles; pero les fue preciso comprar esa protección muy cara», La esclavitud existía ya antes en los «asiatismos», bajo forma do-
escribe Marx (citado por M. GODELIER, 68). méstica, patriarcal o de estado.
m
G. DHOQUOIS, 111 ss. "" G. DHOQUOIS, 130.
,05
Ib'td., 128. "" Persona: caracterizada por los pronombres yol tú; no-persona: ausen-
m cia de todo pronombre, señalado por el ello (cf. E. BENVENISTE, 225 ss.).
Ibíd., 129. 111
Historia: «relato de acontecimientos pasados», en el sistema de la
Ib'id, 123. no-persona y articulando los tres tiempos del verbo en torno al aoristo;
60 Concepto de modo de producción Relato, práctica, ideología 61

Textos locutivos o discursos: corresponden a los discursos en relatos que están a punto de hacerse, los relatos todavía
Benveniste. abiertos en su realización. Si los agentes producen y leen
Textos narrativos: corresponden a la historia en Benveniste, relatos, es porque buscan claves para sus prácticas.
con la precisión de que las formas verbales son las de verbos Nexo del relato con la relación ideológica:11* el de la práctica
de acción. relatada (que contiene un elemento textual como constitutivo)
Textos gnoseológicos: se sitúan en el sistema de la no-persona, por el relato, con los códigos paramétricos de la relación ideo-
lógica.
siendo las formas verbales las de verbos de estado m (el discurso
puede articularse con él, especialmente por la utilización del HIPÓTESIS 52 — Se pueden descubrir dos funciones para
presente, como un «nivel del autor»). el relato en una FS concreta: instauración y/o reproducción
HIPÓTESIS 49 — Los textos gnoseológicos suponen siem- de los códigos paramétricos de la FS (relatos míticos,116
pre textos narrativos como materia prima (cf. hipótesis 54) «historias sagradas» de las religiones teocéntricas que en-
salzan el dios,117 «historia burguesa» que ensalza al logos,118
y procuran un «efecto de conocimiento» (ideológico o teó-
relatos de consumición);119 subversión de estos códigos con
rico) de lo «real de estado» paramétrico, no cambiando con
vistas a su transformación. A continuación trataremos de
la duración; ésta, por el contrario, es constitutiva de lo
estos últimos.
«representado» de los textos narrativos, según una ley
de continuidad.113 HIPÓTESIS 53 — Las transformaciones de los modos de
HIPÓTESIS 50 — El texto narrativo, relato en sentido producción (del feudalismo en capitalismo, revoluciones
amplio, es el texto sobre la práctica, relatando una o varias rusa, china, vietnamita, etc.) suponen, antes de las luchas
de clases revolucionarias, prácticas más o menos localizadas
prácticas. Teniendo en cuenta la observación de Benveniste,
y restringidas (económicas, políticas, ideológicas, teóricas)
según la cual en la historia (el relato) «nadie habla, los
que han sido obra sea de individuos, sea de pequeños gru-
acontecimientos (las prácticas) parecen narrarse a sí mis-
pos: prácticas subversivas de las estructuras de la FS.
mas; (su) tiempo fundamental es el aoristo, que es el
tiempo del acontecimiento fuera de la persona de un Subversividad: sus condiciones generales de determinación
narrador»,114 se puede decir que el relato es el discurso pueden ser enunciadas como sigue: el conjunto de las fuerzas
de la práctica, el texto sin narrador donde la práctica se productivas determina los límites estrictos de toda práctica sub-
narra a sí misma. versiva económica, el conjunto de las fuerzas ordenadoras las
de toda práctica subversiva política, el conjunto de las fuerzas
HIPÓTESIS 51 — Siendo la FS un conjunto de prácticas inscriptivas (o el conjunto de los textos orales y escritos) las
estructuradas, su texto ideológico es en gran parte un texto de toda práctica subversiva teórica. Por otra parte, los cierres
narrativo, un conjunto de relatos, un texto sin comienzo definen ciertos límites que la clase que mantiene el poder no
ni fin, que se reanuda indefinidamente. ¿Por qué se narran puede permitir que se traspasen; la subversividad es, pues, posi-
las prácticas? Porque se debe practicar de nuevo: los rela- ble si estas prácticas se desplazan fuera del campo de los cierres,
tos son, de una manera general, pautas de lectura para los en ruptura con los lugares materialistas de lectura.

discurso: en el sistema de la persona (yo/tú, aquí, ahora, demostrativos) Competencia del agente: es el efecto, inscrito en su cuerpo,
y articulando los tiempos del verbo en torno al presente, con la exclusión
1,5
del aoristo (cf. E. BENVENISTE, 237 ss.). Véase su definición, 29.
112 116
Cf. E. BENVENISTE, 197 (ver también su análisis de la frase nomi- Cf. 40.
nal, con carácter «sentencioso», 151 ss.). 1,7
Ibíd.
113 118
Ver más adelante el concepto de «código secuencial» (147 s.). Cf. 42.
114 119
E. BENVENISTE, 241 («acontecimiento» hace alusión a «práctica»). Cf. 46, n. 81; 49.
62 Concepto de modo de producción Relato, práctica, ideología 63

de todas sus prácticas anteriores, como la habilidad económica, determinación concurre a ensanchar el campo de ésta. Así, la
la fuerza política, la competencia de lectura/escritura. La com- dialéctica entre .estas lecturas, escrituras y subversividades (lucha
petencia determina el campo de las posibilidades de prácticas del económica, política, ideológica o teórica, incluso actuando sobre
agente (por ejemplo, en el conjunto de todos los textos que las tres instancias) puede permitir, en un cierto nivel, llegar a la
determinan el campo ideológico de una FS, cada agente está producción de algo nuevo que impondrá más tarde su reproduc-
determinado por las lecturas concretas que ha hecho). ción extensiva. La práctica subversiva es, pues, el efecto de un
lento desarrollo (debido a lo «estricto» de la determinación)
HIPÓTESIS 54 — Toda práctica que se efectúa dentro de que se puede llamar metafóricamente seminal, hasta la producción
los límites del campo definido por la determinación y de nuevos frutos.
sobredefinido por el cierre obedece a una ley de repeti-
ción. Esa práctica no puede menos que ser expresada, en ¿Cómo es, pues, posible su conocimiento teórico? Al ser
su singularidad, más que por un texto narrativo, y su única, es narrada en un relato, en una serie de relatos: es el
conocimiento teórico se efectúa estadísticamente por el relato lo que hay que analizar mediante una metodología semióti-
influjo de los conceptos teóricos en un conjunto de narra- ca. La ciencia histórica, el MH, no puede entonces prescindir
ciones que se repiten. Así, por ejemplo, para hacer que del análisis de los relatos subversivos, que yo distinguiría de
influya el concepto de «salario» en una producción eco- las narraciones de reproducción mediante el término de relato.
nómica concreta, es necesario reunir las narraciones de El relato de la subversividad, el relato subversivo, es el relato.m
las pagas concretas efectuadas por el capital a la fuerza La relación entre la práctica subversiva y su relato es tal que
de trabajo: se podrá dar a conocer, entonces, el conoci- de aquélla no se conocen sino sus frutos y lo relatado. Al relatar,
miento cifrado de los salarios. La primerísima «materia el relato subvierte los códigos ideológicos que se oponen a la
prima» por antonomasia de la producción teórica es un subversividad en cuestión; siendo el mismo subversivo, abre
conjunto de relatos repetitivos (los «hechos»). en el texto de la FS el espacio de otras nuevas prácticas. Anun-
ciador de la subversividad, el relato permite su lectura, y por
Conocimiento teórico de la subversividad (o HIPÓTESIS 55): consiguiente su continuación, su desarrollo, su extensión. Lugar
la cuestión que plantea este conocimiento teórico es la siguiente: decisivo y desconocido del relato en la revolución.
al separarse del(os) cierre(s), la práctica subversiva se «libera» Relato e ideología: queda en pie el hecho de que estos
de la ley de repetición, sale fuera de lo estadístico (antigua cues- relatos subversivos, en la medida misma de su eficacia para
tión del determinismo y de la «libertad»). Al ser única, es la transformación de la FS, pueden ser asumidos de nuevo en
narrada por un relato, el de la novedad producida. Constatación el nuevo campo ideológico. La relación ideológica, a partir de
histórica: ha habido prácticas subversivas, sin lo cual no se las transformaciones operadas en sus códigos, volverá a elaborar
hallaría más que una sola FS que se reproduciría indefinida- el relato para ponerlo al servicio de su reproducción, como relato
mente. El que las FS se hayan transformado (y no solamente reideologizado. El objeto de este ensayo es el análisis de un
reproducido, aunque sea de manera extensiva) supone una serie relato subversivo y del trabajo ideológico que allí se opera.
de prácticas subversivas, no solamente en relación con los cierres,
sino también con las determinaciones (una nueva máquina, una
nueva ciencia rompe con las determinaciones anteriores, amplian-
do o transformando el campo respectivo). ¿Cómo es esto? No de
un golpe, sino por un largo y lento trabajo, por una génesis: 120
Esta dialéctica seminal de la práctica subversiva explica que no
una primera salida fuera del cierre ideológico que permite una pueda existir una práctica teórica sino en relación con las prácticas sub-
lectura de éste, la escritura programática de algo un tanto dife- versivas; éstas son las que instauran, por su propia ruptura, el lugar de
rente y por eso una primera práctica un poco subversiva. Nueva(s) la lectura teórica; teoría y prácticas subversivas están dialécticamente li-
lectura(s), nueva(s) escritura(s), nueva(s) subversividad(es). Lo que gadas. Así, por ejemplo, no existe ciencia física sin nuevas prácticas téc-
nicas (la experimentación, según se dice), ni ciencia política sin luchas
ha tenido lugar en el campo siempre posible entre el cierre y la políticas, etcétera.
II

EL MODO DE PRODUCCIÓN
DE LA PALESTINA
BÍBLICA

!
a) La lectura del texto de Marcos irá precedida de un
pequeño capítulo metodológico. Tratándose de una lectura polí-
tica, será necesario poner en relación lo «representado» del
relato, lo que narra, con el campo social en que tiene lugar,
la Palestina del siglo i de nuestra era. Esta segunda parte tendrá
así como objeto, aprovechando los conceptos ya aclarados, la
producción del concepto de esa formación social (FS).
Los materiales históricos tan abundantes que la conciernen
son, en general, trabajo de exégetas que tienen tendencia a resaltar
las cuestiones ideológicas, religiosas, y a subestimar la relación
de éstas con las estructuras económicas y políticas. Dentro de
la competencia de quien no es del oficio y trabaja de segunda
mano, he sido llevado a escribir estos dos capítulos como condi-
ción de la lectura de Marcos, debido a la ruptura epistemológica
Con la jexégesÍS_burg 11p< "' rlriminanf " ~
1
b) La primera parte del texto de Von Rad, que se utilizará
aquí a menudo, da un buen bosquejo de la historia del antiguo
Israel. Se podrían caracterizar en ella tres períodos suficiente-
mente diferenciados: el de las diversas tribus sin clases sociales,
cuyos elementos de análisis son muy fragmentarios y cuya recons-
titución histórica resulta bastante problemática; el de la forma-
ción de un subasiatismo 2 más bien frágil, debido a la constitu-
1
Teología del Antiguo Testamento. Sigúeme, Salamanca 1971, 32-144.
2
Sobre el concepto de «subasiatismo», cf. más arriba, 55 ss.
68 Modo de producción de la Palestina bíblica

ción de un aparato de estado que, obra de los reyes David y


Salomón, se rompió en dos muy pronto después de la muerte
de este último; el del judaismo posterior al exilio de Babilonia,
subasiatismo dominado por una casta de grandes sacerdotes y
una aristocracia de ricos propietarios terratenientes, sujetos siem- El orden simbólico
pre políticamente a imperios vecinos, desde los aqueménides de
Irán hasta el esclavismo romano, en el último siglo antes de del antiguo Israel
Jesucristo.
c) A estos tres momentos principales corresponden tres
estados de los textos sagrados de la religión hebraica: los
mitos orales de las diversas tribus, en primer lugar; después,
su redacción escrita en grandes relatos sobre el origen de Israel
y la compilación de su legislación en dos colecciones distintas,
en el tiempo de la monarquía; la re-escritura, en fin, de estos
textos, deducidas de cuatro capas principales (J, el yavista;
E, el elohísta; P, el sacerdotal y D, el deuteronomista), en un
solo texto, elaborado por redactores sacerdotales después del
exilio: la Tora.
1. La cuestión de la ley

a) Es conocida la importancia de la ley en los textos bíbli-


cos en general y la polémica de que es objeto en ciertos pasajes
del Nuevo Testamento: ella jugaba un papel muy grande en la
Palestina del siglo i. ¿Cómo analizar ese papel y articularla con
las otras instancias de la FS?
La ley constituye lo que se ha definido en nuestra primera
parte como el orden simbólico que regula las relaciones entre
los cuerpos de los agentes de la FS, su campo simbólico.1 Siendo
este orden simbólico concretamente el dominio de las relaciones
de. parentesco,2 si se tiene en cuenta la observación hecha sobre
la importancia que éstas conservan en la organización social de
las FS de la «esfera asiática»,3 tenemos derecho a plantear como
1
Cf. 26. Bataille escribe: «Lo que está en juego en el erotismo es
siempre una disolución de las formas constituidas, de esas formas de la
vida social, regular, que fundan el orden discontinuo de las individualida-
des que somos nosotros» (L'érotisme, 23, subrayado por mí). El campo
simbólico se caracteriza por su resolución, siempre amenazada de disolu-
ción (cf. la expresión «vida disoluta», en L'érotisme, 22).
2
Cf. mi hipótesis 4, 26.
3
Cf. 55.
70 El orden simbólico del antiguo Israel La cuestión de la ley 71

postulado de análisis la permanencia de su propia lógica, origi- c) El campo simbólico estaba organizado en Israel en torno
naria de la época tribal, todo a lo largo de la monarquía subasiá- a tres centros, correspondiendo cada uno de ellos a una de las
tica. El análisis de esta lógica se hará, pues, un poco a la manera tres instancias de la FS,6 tres centros de consumición: la mesa,
de los etnólogos, sobre los textos legislativos que han llegado la «casa» (en el sentido de parentela, que señalan las comillas)
hasta nosotros, sin tener en cuenta la diacronía de sus diversas y el santuario; consumición pues de alimentos en la comida, de
capas; se supone que toda añadidura se ha insertado en una los cuerpos en la actividad sexual, ideológica en el sacrificio
lógica sincrónica que no se* ha deformado hasta la última redac- religioso.
ción de la Tora.
Estos centros simbólicos serán sucesivamente uno de los
b) Será necesario hallar el modo de sistematizar las pro- hilos que guiarán el análisis.
hibiciones y los mandatos,4 aparentemente empíricos, compilados d) Ilustraré el doble principio que actúa en la lógica del
en estos textos legislativos, de entre los cuales se atenderá con sistema de la mancha por un ejemplo anodino: «No sembrarás
preferencia a los dos conjuntos más largos: el del Levítico (docu- en tu viña semilla de otra clase, no sea que se haga sagrada
mento P) y el del Deuteronomio (documento D). la cosecha: tanto la semilla que siembres como el fruto de la
viña. No ararás con un buey y una asna juntos. No llevarás
Topamos con una cuestión exegética muy embrollada, la de
vestido tejido mitad de lana y mitad de lino» (Dt 22, 9-11).7
dos nociones distintas y ligadas a la vez: la impureza y el pecado.
Citemos a E. Beaucamp: «El carácter primitivo, a nivel del AT, Trigo y viña, buey y asno, lana y lino son, en la clasificación
de (la) noción bíblica de impureza es demasiado evidente (...) taxonómica hebrea, en los códigos paramétricos de la FS,8 ele-
Pecado e impureza son en realidad dos nociones originales y mentos incompatibles; hacer de ello una unidad (de cosecha,
fundamentalmente distintas: han coexistido siempre, sin que de yugo- en el trabajo, de vestido) sería una mezcla, una confu-
jamás la una sustituyera a la otra (...) No se podrá negar sión, una violencia contra la razón clasificadora, lo que está
ciertamente que el pecado y la impureza representan dos cate- excluido como sagrado. Según el mismo principio, será excluida
gorías de pensamiento muy próximas y que a menudo se inter- la bestialidad, por ejemplo.
fieren. Incluso se notará, tal vez, cierta confusión en el vocabu-
lario bíblico».5 Pero, por otra parte, no se podrán aunar elementos compa-
tibles si no son diferentes: será prohibido el incesto por ser
Voy a desarrollar dos tesis que se podrían formular así: unión de la misma carne, la homosexualidad por ser unión del
mismo sexo; también así habría confusión.
1. Existen en los textos legislativos del AT dos sistemas
distintos, el de la mancha y el de la deuda, siendo el primero Si se sigue la tesis de Mary Douglas,9 se dirá que puro e
dominante en los textos que provienen del documento sacerdo- impuro se oponen como lo formal, lo clasificado, lo compatible
tal P y el segundo de los textos elohísta E y deuteronomista D y lo informe, lo confuso, lo mezclado.
(su elaboración es más acabada en este último). Estos dos El sistema simbólico se organiza así, en Israel, como en las
sistemas poseen lógicas muy paralelas, por lo cual se hallan
en estrecha relación. 6
Formación social, cf. 23 s.
7
Las citaciones bíblicas, salvo para el texto de Marcos, serán hechas
2. A partir de cierta época de la monarquía subasiática, la según la Biblia de Jerusalén.
relación entre estos dos sistemas manifiesta una dialéctica que ' Cf. mi hipótesis 12, 29.
es la de una lucha de clases. 9
De la souillure; «La reflexión sobre lo manchado implica la refle-
4 xión sobre la relación del orden con el desorden, del ser con el no-ser,
Cf. el concepto de «medios de orden político», 28. de la forma con lo carente de forma, de la vida con la muerte» (27). El
s
P. 71 (sigue una discusión de semántica hebrea). Ver también G. VON prólogo de Luc de Heusch describe bien la importancia y los límites de
RAD, I, 331 ss. este texto.
72 El orden simbólico del antiguo Israel Mesa y mancha 73
otras sociedades humanas, contra la prohibición, en primer lugar, «pecado», ya que su sentido moderno es bastante diferente del
de la violencia que es la mancha, la impureza de lo confuso, sentido bíblico, y he preferido el de deuda que subyace en la
de lo informe, y esto por el doble principio de la incompatibi- semántica aramea del término que el NT traduce por aphesis,
lidad y de la diferencia.™ Según G. BataiÜe, la mancha se debe remisión (de los pecados).13 Contra él está el hecho de que
concebir a partir del horror de los cadáveres humanos, afectados entre los términos de «pecado» que analiza Von Rad,14 no se
por la violencia de la corrupción, de la podredumbre de la halla el de deuda; a nuestro parecer, supone además un cierto
muerte;11 la organización racional del trabajo de producción, de juridicismo que no se halla de acuerdo con la descripción de
la vida cotidiana, exige en consecuencia prohibiciones referentes desorden disgreganvo del «pecado hebreo».15 El mismo Von
a lo manchado, como respuesta a la amenaza y al peligro repre- Rad señala, sin embargo, que el «libro de la alianza», primera
sentado por éste. Los centros de lo simbólico serán focos de compilación de las prohibiciones del sistema en cuestión, se for-
pureza, de donde se excluye lo impuro, lo informe, lo no- mó a partir de una legislación primitiva sobre las deudas;16 por
diferenciado, lo disolvente de las formas. otra parte, el deudor que no podía pagar 'sus deudas debía
alquilarse como esclavo, él y su familia, al acreedor, hasta poder
La consumición de que se trata en la mesa, en el sexo, en pagar su rescate, lo que muestra que la deuda empeñaba el
el culto del santuario, es una fusión, una consumación deseada cuerpo del deudor hasta la esclavitud, y esto, se verá, concierne
como meta de la vida humana, como bendición, entre dos ele- perfectamente al sistema de la deuda.
mentos diferentes pero recíprocos, compatibles el uno con el
otro: el hombre y su alimentación, los cuerpos masculino y
femenino, Dios y su pueblo. Es la vida.
La mancha, la maldición, es confusión, disolución de los
2. Mesa y mancha
elementos en causa, y se rechazará hasta su simple contacto,
hasta el tocarla, ya que lo impuro, en su violencia, es conta-
gioso. Es la muerte.
e) Se debe prevenir, además de ésta, otra violencia que a) El sistema alimenticio estaba regulado en Israel por
está por tanto prohibida según un segundo sistema: es la violen- un principio de clasificación apoyado en la distinción entre lo
cia de la agresión humana, y el sistema de sus prohibiciones; puro (comestible) y lo mezclado, lo híbrido, lo no-puro (no-
la llamaré sistema de la deuda (habitualmente traducido por comestible).17
pecado).
Para los animales terrestres, los caracteres de la clasificación
Este sistema supone también dos principios que se exclu- son enumerados como sigue: «Cualquier animal de pezuña par-
yen como don/deuda, a la manera de lo puro/manchado: a un tida, hendida en mitades y que rumia, sí lo podréis comer»
principio de extensión de la corporalidad (y más ampliamente de (Lv 11, 3).18 Para los acuáticos: «Cuantos teniendo aletas y esca-
la «esfera de lo propio» a que lo prolonga: alimentos, mujeres, mas se encuentran en las aguas, mares o ríos, los podréis comer»
diezmos), como don, generosidad, solidaridad, fiesta, se opone (Lv 11, 9 b). Para aquellos que vuelan: «Será abominable para
otro principio de restricción, como ofensa del cuerpo: robo,
homicidio, agresión, enemistad, desolación. 13
Cf. BRATCHER, 12, citado más adelante, 158.
14
¿Por qué el término deuda? No he querido utilizar el de Vol. I, 332.
15
Cf. más adelante, 92.
10 16
El término «violencia», contribución teórica de G. Bataille, señala VON RAD, I, 57.
una de las lagunas de M. Douglas. 17
Como M. Douglas lo ha visto bien, capítulo 3, «Las abominacio-
" L'érotisme, 48 ss. nes del Levítico».
u
Cf. más arriba, 45 s. " Es un criterio de tribus de pastores.
74 El orden simbólico del antiguo Israel Casa y mancha 15

vosotros todo bicho alado que anda sobre cuatro patas» (Lv 11, principio de la diferencia: hombre y mujer vienen de dos carnes
20). De igual modo: «No comeréis ningún bicho que se arrastra diferentes. La prohibición del incesto se formulará, pues, así:
por el suelo, porque son inmundos» (Lv 11, 42). Alas y cuatro «Ninguno de vosotros se acerque a una consanguínea suya»
patas, por un lado, arrastrarse sobre el vientre por otro, mani- (lit. «a la carne de su cuerpo») (Lv 18, 6); o bien: «No descu-
fiestan lo híbrido, son elementos incompatibles entre sí. brirás la desnudez de (...): son tu propia carne, sería un incesto»
La mesa, la consumición en la comida está sujeta pues a (Lv 18, 17); estas dos «definiciones» abren y cierran, respec-
una ley estricta: «Esta es la ley acerca de los animales (...): tivamente, la lista exhaustiva de los casos de incesto, donde
tiene como meta el separar lo puro y lo impuro, el animal que no se halla sino una excepción: las relaciones entre un hombre
puede comerse y que no puede comerse» (Lv 11, 46-47). y la mujer del hermano de su madre no están prohibidas. Todas
las otras relaciones de parentesco próximo lo están; ya se trate
b) ¿Por qué esa separación y esa prohibición? Otro pre- de la propia carne del individuo, ya de la de su padre, de su
cepto del Levítico lo puede aclarar: «Si un hombre cualquiera madre, de su hermano o de su hermana, para él se trata siempre
de la casa de Israel, o de los forasteros que residen en medio de su carne. O, como comenta la Biblia de Jerusalén,20 «una
de ellos, come cualquier clase de sangre, yo volveré mi rostro carne no se fecunda a sí misma». Es también el intercambio de
contra el que coma sangre y lo exterminaré de en medio de su mujeres lo que está implicado en este principio.
pueblo. Porque la vida de la carne está en la sangre» (Lv 17, 10).
La sangre vertida es el fin de la vida, es la muerte. Pues Pero está permitido seguir a Bataille 21 y ver, en el princi-
bien, es la muerte lo que la alimentación tiene como meta pre- pio mismo de esta prohibición, la voluntad de contener al sexo
venir y combatir cada día. Por otra parte, vivir es alimentarse concebido como violencia, como deseo de la carne que amenaza
de la muerte, comer cadáveres. La muerte se halla así en el y que, al no estar prohibido, haría imposible la organización
corazón de la vida, y la mesa es uno de los lugares donde se del trabajo y de la vida cotidiana en casa.22
efectúa esa lucha. De ahí la extrema circunspección que debe b) El principio de diferencia sexual conduce a la prohibi-
rodearla, el rigor absoluto de los principios concernientes a la ción de la homosexualidad (Lv 18, 22), confusión del mismo
alimentación. sexo, lo mismo que a la prohibición de la bestialidad (Lv 18, 23),
c) Se puede hallar sin duda una verificación de esta expli- unión de elementos incompatibles: «sería una mancha».
cación en la legislación sobre los excrementos (que deben ser
c) Y esta lista de prohibiciones sobre el sexo, excluyendo
excluidos de los alrededores del campamento militar, Dt 23,
y limitando estrictamente la violencia de h carne, se cierra así:
13-15). Se trata aquí de lo impuro, de lo informe, de lo indife-
«No os hagáis impuros con ninguna de estas acciones, pues con
renciado por excelencia. Pero también, como señala Bataille,19 ellas se han hecho impuras las naciones que yo voy a arrojar
de una parte del cuerpo que se pierde, que se separa: la suciedad ante vosotros. Se ha hecho impuro el país; por eso he castigado
está en relación con la muerte. En el judaismo, el lugar donde su iniquidad, y el país ha vomitado a sus habitantes» {Lv 18,
arden las suciedades, la Gehenna, llegará a ser metáfora del 24-25). Se trata, pues, de la pureza del espacio habitado; el
infierno, lugar de la muerte eterna. campo simbólico se determina como un espacio puro, del que
todo lo impuro debe ser arrancado y expulsado.
d) Es el caso especialmente de los cadáveres, que hacen
3. «Casa» y mancha impuro todo cuanto les toca, a un hombre por siete días
20
Nota a Lv 18,6.
21
L'érotisme, 58 ss.
a) La «casa», es decir la parentela, se establece sobre el 22
Es la condición para el «espacio de una casa limpia, realizadas
las labores de la casa, a través de la cual se desplazan respetables per-
' La part tnaudite, 27. sonas, ingenuas e inviolables a la vez, tiernas e inaccesibles» {Ibíd., 240).
76 El orden simbólico del antiguo Israel Santuario y mancha 77
(Núm 19, 11). Se vuelve a encontrar aquí, con las inmundicias, de la pureza. El sacrificio es también, por eso mismo, el lugar
algo estructurante del campo de la mancha, puesto que es preci- de la purificación, y ésta se efectúa por medio de la sangre
samente aquí donde la violencia de la muerte es más clara y vertida de las víctimas expiatorias, en lugar del hombre: el
donde, por tanto, debe ser negada. efecto de la violencia (sobre el animal) es capaz de eliminar
la violencia de la mancha.
Los cadáveres deben ser enterrados,23 incluso si se trata de
un ahorcado por crimen capital (Dt 21, 23). b) Pero no puede ser víctima cualquier animal: es nece-
sario que se trate, no solamente de un animal puro sino, entre
e) A éstos se aproxima el leproso, es decir aquel que éstos, de uno «sin defecto» (Lv 1, 3, passim), es decir: «sin
secreciona pus, ya que se trata de un signo de podredumbre, defecto alguno: no ofreceréis a Yavé animal ciego, quebrado,
de la muerte que acecha (Lv 13). Las enfermedades, aunque mutilado, ulcerado, sarnoso o ruin» (Lv 22, 21-22); en una
no son declaradas expresamente como impureza, son sin embargo palabra, no se pueden sacrificar sino animales que no sean presa
un castigo (Dt 28, 21-22) y en el judaismo se verá en ellas una de la violencia de la muerte.
esclavitud de Satán.
c) Para este servicio está reservada toda una casta de
f) Signo de violencia, del sexo y de la muerte a la vez, sacerdotes; ellos son el objeto de normas especiales en lo tocante
la sangre menstrual y la del parto hacen impuras a las mujeres a la pureza de su sangre. No deben casarse sino con muchachas
por 7 días y 40 u 80, respectivamente (Lv 15, 19-28; 12) (uno de israelitas puros,25 ni con prostitutas, ni con repudiadas por
está tentado de ver en ello un signo de inferioridad de la mujer sus maridos (Lv 21, 7); los sumos sacerdotes no tomarán sino
en Israel); también el esperma eyaculado (Lv 15, 16) o la una «virgen de entre su pueblo» (Lv 21, 14). No deben hacerse
blenorragia (Lv 15, 1-13) hacen impuros al hombre y todo impuros «por el cadáver de alguno de los suyos, como no sea
cuanto toca. Aquí también, como en las inmundicias, se trata pariente cercano suyo: la madre, el padre, el hijo, el hermano»,
de pérdidas del cuerpo humano: los órganos, orificios del cuerpo o también «una hermana virgen» (Lv 21, 1-3). Pero el sumo
por donde se producen sus pérdidas, son las partes vergonzo- sacerdote «no se acercará a ningún cadáver; ni siquiera por su
sas™ partes ligadas muy estrechamente a la mancha. Quienes padre o por su madre puede hacerse impuro» (Lv 21, 11).
sufren su violencia se hacen intocables durante todo el tiempo
de su impureza, es decir, son separados de los puros en el espacio Sólo ellos y sus familias pueden comer la carne consagrada
de la casa, de la vida cotidiana. de las víctimas de los sacrificios (Lv 22, 2), incluso si están
enfermos (Lv 21, 22). Sin embargo, «ningún hombre (sacerdote)
ha de acercarse (para ofrecer sacrificio) que posea un defecto
corporal: ni ciego ni cojo ni deforme ni monstruoso, ni el que
4. Santuario (templo) y mancha tenga roto el pie o la mano; ni jorobado ni raquítico ni enfermo
de los ojos, ni el que padezca sarna o tina, ni el eunuco»
(Lv 21, 18).

a) Los santuarios (después de la reforma de Josías, sólo Al igual que las víctimas, no son buenos para el sacrificio
el templo de Jerusalén) son el lugar del sacrificio, donde el sino los sacerdotes sin defecto; se halla aquí uno de los princi-
hombre israelita (y todo el pueblo) entra en comunión (consu- pios ordenadores del campo simbólico hebreo: en el interior
mación ideológica) con su Dios. Pero esta comunión está reser- de lo puro existe todavía «lo totalmente puro» / «lo menos
vada a los puros, siendo el sacrificio el lazo mismo con la fuente puro», siendo este último impropio del culto, de igual modo
que lo impuro lo es para la consumación. Lo «menos puro» es
L'érotisme, 51 s.
25
Ibíd., 64 s. J. JEREMÍAS, Jérusalem au temps de Jésus, 291.
78 El orden simbólico del antiguo Israel Mesa y deuda 79
lo no-perfecto, lo que tiene defectos, en una palabra: lo no-Heno. abundancia de alimentos y de hijos), anida la maldición de la
Le falta algo, no es completamente bendito. muerte contra él. La vida, dice Bataille, ni es sino un inmenso
y lujoso derroche, donde todo muere para que continúe la vida,
desbordante.
He aquí cómo el Levítico habla de la sangre:
5. Sentido del sistema de la mancha
«Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os la
doy para hacer expiación en el altar por vuestras vidas, pues
la expiación por la vida, con la sangre se hace. Por eso tengo
a) Así, pues, a nivel del sistema puro/manchado, existe dicho a los hijos de Israel: 'Ninguno de vosotros comerá sangre'»
un esfuerzo permanente de los israelitas por guardar en estado (Lv 17, 11-12). Es que la sangre es la vida y es la muerte,
de pureza sus mesas, sus «casas» (parentela), sus santuarios, y, es lo manchado que purifica.
si el esfuerzo es permanente, es que la amenaza de la mancha
es permanente. Incluso si no se puede «sustancializar» siempre b) La misma concepción de Yavé revela esa contradicción:
en el espacio de la FS, un espacio puro como el templo y un él, el santo, fuente de toda santidad, el separado de la mancha,
espacio impuro (como los cementerios, los lugares de las inmun- ¿no es tal que, con sólo verle, mueren los hombres? r
dicias fuera del campo habitado) de forma absolutamente clara,
la meta de la ley es justamente el trazado de esa frontera de
separación, la nitidez del perfil de ese campo simbólico de
doble cara. 6. Mesa y deuda

Creo que sólo la concepción que Bataille expone en L'érotis-


me permite comprender el porqué de lo que se puede llamar
la dialéctica puro/manchado: corresponde a una dialéctica ante- a) Extendamos aquí el sentido de mesa al de los frutos
rior, la de vida/muerte, donde no existe exterioridad de la del trabajo de agricultura y pastoreo: son esos frutos que llenan
una en relación con la otra, ya que la muerte, según Bataille, la mesa del israelita los que determinan su haber, su riqueza,
se halla en el corazón mismo de la vida. Si existe un cuidado su abundancia.
permanente en torno a los alimentos y a la pureza de la mesa,
es que no se come sino cadáveres. Si existe un cuidado perma- El principio de la extensión implica la donación de un
nente en torno al sexo, es que el deseo sexual es una violencia diezmo trienal «de todos los ingresos» «al levita, al extranjero,
doblemente mortal: en sí misma (y es la tesis esencial de a la viuda y al huérfano» (Dt 26, 12), es decir, a todos los
Bataille, quien, estima que las prohibiciones concernientes al que no tienen campo, a los pobres, en definitiva. Estos pueden
incesto, por ejemplo, no son sino aplicaciones de una prohibi- comer de las uvas y de las espigas del vecino hasta la saciedad,
ción general no formulada sobre el peligro sexual),26 y también pero sin meterlas en el zurrón (Dt 23, 25-26). Los restos de las
a largo plazo, ya que los hijos que resultan de la actividad cosechas de la mies, del vareo de los olivos y de la vendimia
sexual vienen a reemplazar a sus padres. Si, finalmente, es la pertenecen a los pobres (24, 19-21); quedan legitimados, pues,
sangre vertida de las víctimas, lo manchado, lo que sirve para los pequeños robos de los pobres; no hay que quedarse con
purificar el altar y a los oferentes, es que en el corazón mismo las prendas de los préstamos (24, 10), y si se trata de los
de la bendición concedida por Dios al israelita puro y justo (la pobres serán devueltas a la puesta del sol (24, 12-13); es
ilícito el préstamo con interés (23, 20); el salario debe ser
26 pagado cada tarde (24, 14-15). Al cabo de siete años serán
Para los antiguos hebreos: Ex 20, 26 (las «partes vergonzosas»),
1 Sam 21, 6; Lv 15, 18; Dt 23, 11; 2 S 6, 20; 11, 11 (citados por VON RAD, 27
I, 345). Ex 19, 21; 33, 20; Lv 19, 2; Núm 4, 20.
80 El orden simbólico del antiguo Israel Casa y deuda 81

devueltas las prendas de los préstamos no cobrados y los 7. «Casa» y deuda


deudores estarán libres de sus deudas (Dt 15, 1-11).
Del mismo modo, el esclavo judío debe ser liberado al cabo
de siete años de servicio (en general, se venía a ser esclavo a) El correlativo de la prohibición del incesto es la exoga-
cuando no se podían pagar las deudas) 28 y enviado con las mia, según la gran tesis de Lévi-Strauss. Bataille31 muestra
manos llenas (Dt 15, 12-18). Este séptimo año, durante el cual cómo la entrega de las mujeres por el padre o el hermano a otro
la tierra será dejada en barbecho: «tus compatriotas pobres hombre se debe situar, no del lado del mercantilismo, sino más
podrán alimentarse de ellas» (Ex 23, 11), es el año llamado bien del lado de la fiesta, de la efusión; procede por tanto del
sabático. principio de extensión.
El derecho de rescate de las tierras vendidas por motivos Si uno piensa, frente a las posibilidades indefinidas de casa-
de penuria («la tierra no puede venderse para siempre, porque miento para un hombre en nuestras sociedades modernas y la
la tierra es mía, ya que vosotros sois para mí como forasteros inquietud actual de cara al crecimiento demográfico, en «la
y huéspedes» (Lv 25, 23) ^ se completa con el año jubilar (cada tensión inherente a la vida en grupos restringidos que separa
50 años), durante el cual la tierra y la propiedad rural vuelven la hostilidad», se puede «imaginar la inquietud a la que respon-
al antiguo propietario (Lv 25, 23-55). Pese a que esto, según de la garantía de la regla (exogámica)»:32 inquietud concerniente
de Vaux,30 nu ha sido nunca puesto en práctica, se manifiesta a la adquisición de mujeres, pero también al engendramiento de
aquí el principio de extensión lo mismo que su meta, la justicia, hijos. Es éste un aspecto que descuida Bataille en el artículo
la igualdad social: «no explotarás a tu prójimo ni a tu hermano» citado (y que pone de relieve en otras partes), pero que sin
(Dt 15, 2), o «que no exista ningún pobre junto a ti» (Dt 15, 4). embargo es decisivo para la comprensión del sistema hebreo.
b) En correlación con este principio de la extensión actúa Todo judío, en efecto, cuida de su «casa»; la gran bendi-
el de la restricción como prohibición: «no robarás» (Dt 5, 19), ción consiste en tener muchos hijos que la prolongarán de gene-
«no desearás ni (la) casa (de tu prójimo), ni su campo, ni su ración en generación.33 También aquí se vuelve a encontrar la
siervo o sierva, ni su buey o su asno: nada que sea de tu lucha de la vida contra la muerte: los antepasados continúan,
prójimo» (Dt 5, 21). gracias a su nombre, persistiendo en su descendencia. Es el
sentido de la promesa al Abrahán anciano y sin hijos legítimos:
Esta segunda formulación designa el lugar de la violencia «Mira al cielo, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas (...);
que se trata de conjurar: el deseo sobre lo que permite al otro así será tu descendencia». Y antes: «... tu heredero será alguien
subsistir, sobre su mesa, deseo que se halla en el origen de la que salga de tus entrañas» (Gn 15, 4-5). En otra tradición: «De
violencia de agresión. Transgredir esta prohibición es la deuda ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nom-
(el pecado): es otra especie de desorden, de violencia, que ame- bre, que servirá de bendición» (Gn 12, 2).
naza a la formación social. Los profetas la denunciarán como
Es lo que explica también la «ley del levirato»: el hermano
causa de las maldiciones que caen sobre Israel. Esta violencia
de un muerto sin descendencia debe tomar a su viuda como
es, en efecto, la fuente del régimen de clases, del enriqueci-
esposa, «y el primogénito que ella dé a luz llevará el nombre
miento de unos con relación a los otros, de la formación de la
de su hermano difunto; así su nombre no se borrará de Israel»
gran propiedad. Volveremos a hablar de esto más adelante.
(Dt 25, 5-6).
J1
2
L'érotisme, 228.
" R. DE VAUX, Les Institutions de VAnden Testament, I, 128. 32
Ibíd., 226.
29
El sistema de la deuda supone, pues, una propiedad de tipo «asiá- 33
Mientras que el eunuco, «el hombre que tenga los testículos aplas-
tico» (cf. más adelante, 105, n. 5 y 113-114). tados o el pene mutilado no será admitido en la asamblea de Yavé»
30
O. c, I, 234. (Dt 23, 2).
82 El orden simbólico del antiguo Israel Casa y deuda 83

b) A esta triple extensión (exogamia, procreación, persisten- podrá resultar fecunda; se trata siempre del principio de la
cia del nombre) se oponen, como principio de restricción, tres extensión de la «casa» en la exogamia. Pero debiendo sobre-
prohibiciones. En primer lugar, el adulterio: la mujer «recibida» vivir la «casa» del padre en la del hijo, el principio de restric-
por un hombre pasa a ser posesión suya, pertenece en adelante a ción prohibe a los hijos abandonar a aquéllos de quienes un
su «casa»; el adulterio es pues un robo: «No cometerás adulte- día se han separado: es el sentido del «honra a tu padre y a
rio» (Dt 5, 18), al revés del don exogámico.34 Siendo la mujer tu madre (...), para que se prolonguen tus días y vivas feliz
dadora de hijos,35 existe al mismo tiempo el riesgo de una en la tierra» (Dt 5, 16).37
mezcla de sangre introducida en la casa del marido («el bas-
tardo no será admitido en la asamblea de Yavé» [Dt 23, 3]). d) El fin de la exogamia es el establecimiento de toda ana
Por esa razón debe ser matada inmediatamente, aunque no sea red de relaciones entre las diversas «casas», el esfuerzo úe las
más que prometida.36 Lo que señala la prohibición se refiere al relaciones ciánicas, tribales, nacionales, en una palabra, las
sistema de la deuda: «No desearás la mujer de tu prójimo» relaciones de sangre, engendrando así el principio de extensión
(Dt 5, 21), designando el deseo y la violencia. exogámico lo que los textos llaman a menudo «la casa de Israel».
De este principio (de restricción) quedan excluidos, por el con-
En reciprocidad con la extensión de la vida que es la pro- trario, los paganos, estando prohibido expresamente el matri-
creación, el principio de restricción plantea la prohibición mayor monio con ellos (Dt 7, 1-4); tampoco el sistema de la deuda
del sistema de la deuda: «No matarás» (Dt 5, 17). Lo mismo funciona igual de cara a los paganos como de cara a los judíos:
que en el sistema de la mancha, la violencia de la muerte (intrín- ellos pueden, e incluso deben, ser matados en caso de guerra
seca, por así decirlo) es el objeto principal de las prohibiciones, (Dt 20, 16-18), o al menos quedar subyugados (Dt 20, 11),
el objeto determinante de las prohibiciones del sistema de la convertirse en esclavos para siempre (Lv 25, 44), se les puede
deuda es el homicidio (la muerte como agresión del exterior). prestar a interés (Dt 23, 21) y están excluidos de la asamblea
Finalmente, a la afirmación de la vida por el nombre de de Yavé (Dt 23, 4-7).
la «casa» se opone, como deuda, la difamación: «No levantarás
falso testimonio contra tu hermano» (Dt 5, 20). En el tribunal Esta exclusividad no hará sino acentuarse después del exilio,
son necesarios dos o tres testigos para establecer la causa y, llegando a estar los judíos cada vez más mezclados con los
si se comprueba que el testimonio es falso, «haréis con él lo paganos en Palestina y sobre todo en la diáspora; cuanto más
que él pretendía hacer con su hermano» (Dt 19, 15-19), remi- frágil es la frontera racial y simbólica entre los hebreos y los
tiendo también la «meditación» al corazón, al deseo. paganos, más debe reforzarla la ideología.
c) Consideremos más atentamente el matrimonio: «El hom- e) Todo esto se sitúa en la instancia política que estruc-
bre abandona a su padre y a su madre (es decir, su «casa», su tura una formación social, de manera que ésta pueda sobrevivir
carne) y se une a su mujer, y se hacen una sola carne» (Gn 2, en el orden, de generación en generación: sobrevivencia de los
24); esta «sola carne», fusión de dos carnes, como hemos visto, «nombres», de las «casas», de las «tribus», de la «casa de
Israel».38 El sistema de la deuda tiende a asegurar esta super-
34
Ciertamente, el divorcio es admitido tras un proceso jurídico espe- vivencia, y todas las prohibiciones se pueden reducir a su prohi-
cial (el marido debe «redactar un libelo de repudio», «ella abandona su bición fundamental, la de matar: la del robo (de lo que cada
casa (de él)», Dt 24, 1-2), pero es también un acto de poseedor, un de-
recho exclusivo del marido (cf. R. DE VAUX, I, 68 s.).
35
La esterilidad es la mayor vergüenza de la mujer, cf. 1 Sam 1;
Le 1, 25. ,?
36 Cf. más adelante, 220.
A no ser que esto ocurra en el campo y la muchacha haya podido
pedir socorro sin haber sido oída; entonces está libre de deuda (Dt 22, 38
No existe idea alguna de supervivencia en un más allá ni creencia
22 ss.), lo que plantea un punto de interrogación a la interpretación pro- en una resurrección de los muertos; ésta no entrará en el texto de la
puesta aquí por mí. ideología judía hasta el siglo n antes de J. C.
84 El orden simbólico del antiguo Israel Santuario y deuda 85
39
uno tiene necesidad para vivir, él y su familia), la del adulterio, se realiza en Jerusalén: Dt 14, 22-23) 43 considerados como
la del falso testimonio (Dt 5, 17-20).40 sagrados (Dt 26, 14). El texto citado vincula todo al templo,
lugar del don a Yavé, de lo que Bataille llama «la parte maldita»
(sagrada), destinado a gastarse, a consumirse como exceso inútil
(en relación con la consumición útil, cotidiana, profana).44
8. Santuario (templo) y deuda
b) Igualmente, un día por semana, el sábado es dado (con-
sagrado) a Yavé; ese día no se trabajará (Dt 5, 12-14), lo mismo
que en el tiempo de las fiestas, en el que se consumirá, en la
a) El culto de Yavé se opone como don/deuda (pecado) exuberancia y en la alegría, el diezmo anual; y en primer lugar,
al culto de los dioses de los pueblos extranjeros que rodean a la pascua:
Israel. Así, en primer lugar, los lugares de culto: «Suprimiréis
todos los lugares donde los pueblos que vais a desalojar han «(...) en el lugar elegido por Yavé para morada de su
dado culto a sus dioses, en las altas montañas, en las colinas, nombre (...), comerás con (la víctima) ácimos, pan de aflicción,
y bajo todo árbol frondoso: demoleréis sus altares, romperéis porque a toda prisa saliste del país de Egipto; para que te
sus estelas, cortaréis sus cipos, prenderéis fuego a las esculturas acuerdes, todos los días de tu vida, del día en que saliste del
de sus dioses, y suprimiréis su nombre de este lugar. No pro- país de Egipto (...) y no harás ningún trabajo» (Dt 16, 1-8).
cederéis así respecto de Yavé vuestro Dios, sino que sólo fre- Lo mismo en la fiesta de las semanas y en la fiesta de las
cuentaréis el lugar elegido por Yavé vuestro Dios, de entre tiendas (Dt 16, 9-15), ligadas a la recolección y a la vendimia.
todas las tribus, para poner allí la morada de su nombre. Allí
c) Memoria del éxodo, de la liberación de la esclavitud,
llevaréis vuestros holocaustos y vuestros sacrificios, vuestros diez-
del tránsito de la maldición a la bendición, memoria de la
mos y las ofrendas reservadas de vuestras manos, vuestras
alianza sellada entre Yavé e Israel como dios y pueblo, a la
ofrendas votivas y vuestras ofrendas voluntarias, los primogé-
manera del esposo y la esposa, memoria de la toma de posesión
nitos de vuestro ganado mayor y menor, allí comeréis en pre-
de la tierra de Palestina: el relato (junto con el de la promesa
sencia de Yavé vuestro Dios y os regocijaréis por todo lo que
a los patriarcas, a los antepasados de las tribus) de la consti-
vuestras manos hayan llevado, vosotros y vuestras casas bende-
tución de Israel como pueblo reúne a éste en el lugar donde
cidas por Yavé vuestro Dios» (Dt 12, 2-7).
habita el nombre de Yavé, el templo de Jerusalén.
Está el don a Yavé de las víctimas, de los holocaustos y
sacrificios, de los diezmos (trienal: para el levita o sacerdote,41 d) Principio de restricción: «No habrá para ti otros dioses
para el extranjero, la viuda y el huérfano:42 Dt 14, 28-29; y delante de mí. No te harás escultura ni imagen alguna, ni de lo
anual: diezmo de los frutos de los campos y primogénitos, que que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay en las aguas
debajo de la tierra (ninguna imagen de animales o de rostros
39
Cf. la observación de G. VON RAD, I, 248: «la prohibición de robar humanos). No te postrarás ante ellas ni les darás culto (como
se dirigía en un principio contra el caso particular del secuestro de hacen los otros pueblos) (...) No pronunciarás en falso el nombre
personas» (cf. Ex 21, 16; Dt 24,7), y sólo posteriormente se le fue atri- de Yavé, tu Dios» (Dt 5, 7-11).
buyendo el significado general que conocemos»; se extiende, pues, el robo
del cuerpo a toda la «esfera de lo propio». Las imágenes de esos dioses, sus nombres, serán abolidos,
40
La Biblia de Jerusalén (ed. 1955) señalaba en nota que estos 4 desaparecerán. También los pueblos que ocupan Palestina deben
versículos no forman más que uno solo en la versión griega, lo que deja
entender que los traductores leían las cuatro prohibiciones como si fueran ser exterminados: «consagrarás al anatema a los hititas, a los
una sola. amorreos, a los cananeos, a los perezeos, a los jiveos, a los
41
En el Deuteronomio, los levitas poseen, desde el punto de vista
que es aquí el mío, el mismo lugar que los sacerdotes en el Levítico. 43
Cf. J. JEREMÍAS, Jérusalem au temps de Jésus, 129.
42
Esto concierne también a la mesa. 44
La pan maudite, 60-62, 79 s.
86 El orden simbólico del antiguo Israel Bendición y maldición 87

yebuseos (...)> para que no os enseñen a imitar todas esas 9. Bendición y maldición
abominaciones que ellos hacían en honor de sus dioses: estaríais
en deudaK con Yavé vuestro Dios» (Dt 20, 17-18). Se halla
aquí un principio semejante al que se encontraba en el sistema
de la mancha: es necesario evitar el contagio, no solamente de a) Los dos libros que exponen los dos sistemas, el Leví-
los cuerpos, sino de los corazones. Además, para evitar también tico y el Deuteronomio, acaban con una lista de bendiciones
este contagio, los asesinos, los incestuosos, los adúlteros, los y maldiciones que seguirán al pueblo, según respete o conculque
pervertidos deben morir: «Harás desaparecer de Israel el mal» las prohibiciones de los dos sistemas: «Yo te propongo la vida
(Dt 22, 22; cf. 21, 21 ).* o la muerte, la bendición o la maldición» (Dt 30, 19).48 Estas
listas son demasiado largas para ser transcritas aquí, pero su
Me parece que en relación con esta concepción del corazón, lectura esclarece netamente el sentido de los dos sistemas.
lugar del deseo, que subyace en el sistema de la deuda («circun-
cidad, pues, vuestro corazón y no endurezcáis más vuestra cerviz» Si se respetan las prohibiciones, es decir, si se conjuran los
Dt 10, 16), es necesario comprender la prohibición de las dos tipos de violencia que amenazan a la formación social, la
imágenes esculpidas: éstas fascinan los corazones, atraen los bendición está asegurada: «Comeréis vuestro pan hasta saciaros
deseos, como significantes visibles, tangibles, «obras de manos y habitaréis seguros en vuestra tierra. Yo daré paz a la tierra (...)
de artesano» (Dt 27, 15); a ellas se adhieren el oro y la plata: Yo os haré fecundos y os multiplicaré» (Lv 26, 5.6.9.). «Ben-
dito será el fruto de tus entrañas, el producto de tu suelo,
«quemarás las esculturas de sus dioses, y no codiciarás el oro
el fruto de tu ganado, el parto de tus vacas y las crías de
y la plata que los recubren, ni los tomarás para ti, no sea que
tus ovejas (...) Yavé mandará a la bendición que esté contigo,
por ello caigas en un lazo» (Dt 7, 25).
en tus graneros y en tus empresas, y te bendecirá en la tierra
Israel posee otros medios para conocer a su dios: «su pala- que Yavé tu Dios te da» (Dt 28, 4, 8).
bra», su voz «hablando de en medio del fuego», «las pruebas,
los signos, los prodigios, los combates con mano fuerte y brazo La bendición es pues fecundidad de los campos y del ganado;
extendido», por los cuales Yavé ha ido a buscar a Israel en es abundancia en la mesa, hartura; de las entrañas de la mujer,
Egipto: «es a ti a quien él ha concedido ver todo esto, para y es multiplicación de los hijos, permanencia del nombre de la
que sepas que Yavé es el verdadero dios y no hay otro» (Dt 9, «casa» de generación en generación; es extensión de la casa de
32-35). En una palabra, es el poderío, la fuerza de Yavé, narra- Israel que crecerá en paz y será grande entre las naciones,
dos en los relatos del Éxodo, los que constituyen el medio de haciendo posible el conocimiento del nombre de Yavé.
conocerlo. A las imágenes seductoras de los dioses extranjeros, Para asegurar esta fecundidad es necesario que, en el ciclo
de los «nadas» (Lv 19, 4), «hechas de mano de hombre, de vida/muerte, aquélla surja de ésta. Por ejemplo, es necesario
madera y de piedra, incapaces de ver y de entender, de comer que la semilla caída en tierra muera y que bajo la acción de
y de sentir» (Dt 4, 28), se opone el «poderío» de Yavé, mani- la lluvia49 surjan los frutos en abundancia. Y esto sólo lo puede
festado, significado en la historia de Israel, que hay que recordar hacer Yavé que está en el cielo: «Yavé abrirá para ti los cielos,
de generación en generación (Dt 6, 20-25).47 su rico tesoro, para dar a su tiempo la lluvia necesaria a tu
tierra» (Dt 28, 12), sólo él puede fecundar la tierra, lugar de
los hombres, abrevar los ganados, etc. Todo depende pues de
Yavé para Israel.
45
«Pecaríais», en la traducción de la Biblia de Jerusalén.
46 48
Cf. G. VON RAD, 335. Lv 26 y Dt 28, acabando éste lo que se llama «el segundo discurso
47
No se trata, pues, de oponer visible/invisible, material/espiritual, de Moisés», que ocupa la mayor parte del libro.
49
ya que el relato se refiere también a lo «visible», manifestándose el poder El sol también, pero en esos países mediterráneos la lluvia es lo
de Yavé «visiblemente». más apreciado.
88 El orden simbólico del antiguo Israel Bendición y maldición 89

b) Esta diferencia esencial cielo/tierra es la base de la pueblo cualquiera en un país cualquiera. El es el dios del
concepción ideológica que organiza los dos órdenes simbólicos pueblo de Israel a quien ha dado «un país donde manan leche
que analizamos. Establece, por ejemplo, el principio de la dife- y miel» (Dt 6, 3), un país que le pertenece, puesto que él lo
rencia entre las dos carnes que se fecundan. El cielo y la tierra hace fecundar. El don del país, prometido a los antepasados
se hallan en reciprocidad, pero claramente separados y diferen- (cf. Gn 12, 1), «el país que juró a tus padres, Abrahán, Isaac
ciados. A su imagen, es necesario separar lo puro y lo impuro, y Jacob, que te daría» (Dt 6, 10), está hecho a la medida de
siendo lo puro el espacio de la fecundidad, de la vida, del la bendición, es ya la primera bendición, prenda de todas las
crecimiento, de la multiplicación, de la bendición; y lo impuro, otras.50
lo manchado, el espacio de la esterilidad, de la muerte, de la
maldición, de la violencia que hay que conjurar. «Sed santos, Ahí radica la importancia primordial del relato del Éxodo:
porque yo, Yavé, vuestro Dios, soy santo» (Lv 19, 2), es decir: cómo Yavé ha hecho salir a Israel de la servidumbre en Egipto,
«Separaos de la mancha». de la maldición, le ha hecho atravesar el desierto y le ha dado
el país. El decálogo, la suma de las prohibiciones del sistema
c) Ahora se puede precisar el sentido del sistema de la de la deuda, comienza con este toque de atención: «Yo soy
deuda. La tierra que el hombre trabaja, donde vive con su Yavé tu dios, quien te ha hecho salir del país de Egipto, de
ganado, no puede sino recibir la lluvia que le es dada para fecun- la casa de la servidumbre» (Dt 5, 6).
darla: el don está, pues, en el origen de la fecundidad, de la
bendición. Es lo que explica el principio de extensión impuesto f) El don del país resalta también en el relato de los
por el don: lo que Yavé le ha dado al hombre, éste se lo debe combates por su posesión; estos combates se inscriben también
dar a sus semejantes que carecen de ello; lo mismo que él está en el sistema de la deuda, ya que son la conjuración de la
saciado, debe saciar también a su hermano. De igual modo, su violencia de agresión a las fronteras de Israel por parte de
hija que le ha sido dada, debe entregársela a un hombre que las otras naciones. Esas naciones son «más numerosas y más
desea a una esposa para tener, a su vez, hijos. Y las víctimas, fuertes que tú» (Dt 9, 1), poseen «caballos, carros y un pueblo
los diezmos dados a Yavé, en el tiempo del sábado y de las más numeroso que tú» (Dt 20, 1). Pero «no les tengas miedo,
fiestas reservadas para Yavé, no hacen sino marcar este carácter porque está contigo Yavé tu dios, aquel que te sacó del país
de don que es el del trabajo y de la abundancia de la mesa. de Egipto (...); no desmaye vuestro corazón (...) Los escribas
Dar de su abundancia, de su bendición, lo mismo que velar por dirán esto al pueblo (siguen tres recomendaciones concernientes
la pureza, es la prenda de la prosecución de la bendición. Dar a los soldados que esperan una bendición, casa nueva, viña no
de lo que se tiene es el único medio de tener todavía; es nece- vendimiada todavía, esposa: cf. 2, 30): ¿quién tiene miedo y
sario perder para recibir. siente enflaquecer su ánimo? Vayase y vuelva a su casa para
que no desanime el corazón de sus hermanos» (Dt 20, 1, 3, 8),
d) Pero, al mismo tiempo, el don excita la codicia de la es decir, para no contaminarlos. Los capítulos 7 y 8 desarrollan
abundancia de los otros, de su haber, de su vida, de su bendi- ampliamente el tema de que Israel es poco numeroso de cara
ción. Excita pues a la violencia contra el prójimo, contra el a los otros pueblos y que, sin embargo, les vencerá, como ocu-
hermano, contra el igual. El fin del principio de la extensión rrió en Egipto (Dt 7, 17-21), sacando la conclusión de esta
es precisamente la igualdad entre los hombres y entre las cosas: desigualdad en el combate: «No digas en tu corazón: «mi propia
«Que no haya ningún pobre junto a ti» (Dt 15, 4); «amarás fuerza y el poder de mi mano me han procurado esta prospe-
a tu prójimo como a ti mismo» (Lv 19, 18). ridad».51 Acuérdate de Yavé tu dios, que es el que te da la
Contra esta igualdad actúa la violencia de la codicia, que fuerza para que te procures la prosperidad» (Dt 8, 17-18).
tiende a hacer a unos ricos y a otros pobres. De ahí el principio
de la restricción, la prohibición de esta codicia: «El (el israelita) Los carros son propios de un ejército de oficio, de un
no explotará a su prójimo ni a su hermano» (Dt 15, 2). 50
Cf. G. VON RAD, I, 293.
e) Es necesario ir más lejos: Yavé no es el dios de un 51
«Poder», en la traducción de la Biblia de Jerusalé».
90 El orden simbólico del antiguo Israel Bendición y maldición 91
52
ejército de estado (como será el de David), a lo cual el Deute- su caballería (...), no ha de tener muchas mujeres, cosa que
ronomio opone lo que Von Rad llama la «guerra santa», que podría descarriar su corazón. Tampoco deberá tener demasiada
hoy llamaríamos «guerra popular» asegurada por la «movilización plata y oro (...). Así su corazón no se engreirá sobre sus herma-
de los campesinos libres»;53 este autor explica cómo esta concep- nos...» (Dt 17, 16-17, 20). El relato de 1 Sam 8 de la demanda
ción antigua —se halla en Josué y en los Jueces— ha sido de un rey por el pueblo («haznos un rey para que nos rija,
tomada por los levitas con su esfuerzo reformador antimonár- como las otras naciones», 8, 5) alude a la explotación que éste
quico. hará de sus hermanos, y es ésta la razón de la repulsa que
Esa concepción, que realza el coraje de los combatientes de opone Samuel a esta demanda, viéndose obligado al fin a ceder.
cara al miedo, vuelve a oponer, de hecho, la fuerza de los «El lugar de las imágenes cultuales en las religiones paganas,
cuerpos a la debilidad (de los cuerpos) que suponen los arma- escribe Von Rad,56 lo ocupaban en Israel la palabra y el nombre
mentos.54 Nos hallamos en el campo de lo simbólico, y el carácter de Yavé»; es decir, el relato de su poderío, especialmente du-
de don de la fuerza señala el sistema de la deuda. Pero la rante las fiestas pascuales, revelará a las generaciones sucesivas
fuerza no excluye la astucia: esta concepción se lee en el relato de israelitas la fuente de su bendición: «Dirás a tu hijo: 'éramos
de la toma de Madián por Gedeón (Ju 7, 3: «Yavé dijo a esclavos del faraón en Egipto, y Yavé nos sacó de Egipto con
Gedeón: 'demasiado numeroso es el pueblo que te acompaña mano fuerte'» (Dt 6, 21).
para que ponga yo a Madián en sus manos: Israel podría enorgu-
llecerse a mi costa y decir: 'mi propia mano me ha salvado'»), h) Si, por el contrario, no se atiende a la separación de
o bien en el de David y Goliat («David respondió al filisteo: lo puro y de lo manchado, éste se impondrá y vendrá la
'tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo voy maldición, y la violencia caerá sobre Israel. Si no se impide
contra ti en nombre de Yavé'», 1 Sam 17, 45). la codicia y su violencia (robo, adulterio, homicidio, difamación,
culto de las imágenes de los dioses extranjeros), ésta se impon-
g) Así, pues, se precisa la apuesta entre Yavé (según el Dt) drá. En lugar de la hartura y de la multiplicación, vendrá la
y los dioses de los otros pueblos. Estos dan importancia al desolación, la peste, el hambre, la esterilidad, la servidumbre
poder de la riqueza, al poder de los armamentos, al poder bajo los pueblos. La lectura de las listas de maldiciones es
político de sus reyes; sus imágenes son significantes ligados al asombrosa; no citaré más que ésta: «El fruto de la tierra y
oro y a la plata (Dt 7, 25), a los caballos y a los carros de de tus afanes lo comerá un pueblo que no conoces. Y tú no
combate (Dt 20, l). 55 Contra estos significantes, la ausencia de serás más que un explotado y oprimido toda la vida» (Dt 28,
imágenes de Yavé y la memoria del relato de la fuerza de Yavé 33-34). Es el espectáculo de un pueblo y de sus hijos entre-
subrayan la preponderancia del principio del don. Se vislumbra gados al furor de una violencia inaudita (antigua condición
el miedo a los abusos reales en las reservas que se presentan a de Israel en Egipto según el relato del Éxodo) que volverá loco
la idea de realeza en Israel: «Pero no ha de tener (el rey) a quien la contemple.
muchos caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto para aumentar
i) El sistema de la deuda se resume en el concepto de
52
VON RAD, I, 64. alianza entre Yavé e Israel, alianza de amor entre las dos
53
VON RAD, I, 91 y 109. partes, pero cuya iniciativa parte de Yavé: «No porque seáis
54
Existe otra concepción de Bataille: esta fuerza de los cuerpos en el más numeroso de todos los pueblos se ha ligado Yavé a
el combate se halla en relación con el deseo del riesgo: «en la medida vosotros y os ha elegido, pues sois el menos numeroso de todos
en que pueden (es una cuestión - cuantitativa - de fuerza), los hombres los pueblos; sino por el amor que os tiene y por guardar el
buscan las mayores pérdidas y los mayores peligros» (L'érotisme, 96); juramento hecho a vuestros padres, por eso os ha sacado Yavé
cf. mi hipótesis 27, 45.
55 con mano fuerte y os ha liberado de la casa de la servidumbre,
He aquí una cita de Isaías, señalada al azar: «Se llenó su país
(Israel) de plata y oro, y no tienen límite sus tesoros; se llenó su del poder del faraón, rey de Egipto. Has de saber, pues, que
tierra de caballos, y no tienen límite sus carros; se llenó su tierra de
ídolos» (Is 2, 7-8). VON RAD, I, 280.
92 El orden simbólico del antiguo Israel Mancha y deuda 93

Yavé tu dios es el dios verdadero, el dios fiel que guarda su en cuenta las diversas fuentes textuales y su origen histórico,
alianza v su amor por mil generaciones a los que le aman y podría confirmar o debilitar. No pretendo hacer aquí un trabajo
guardan sus mandamientos» (Dt 7, 7-9). «Escucha, Israel, Yavé de historiador; no haré sino leer versiones actuales de estos
vuestro dios es sólo Yavé. Amarás a Yavé tu dios con todo textos, tales como se nos presentan, e intentar hallar una lógica
tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza»57 {Dt 6, 4-5). en la organización de los dos sistemas, que podría servirnos
Amar es dar; en la terminología de Bataille es consumir, perder; de guía en la lectura del relato evangélico de Marcos.
robar, matar significa estar en deuda, y por tanto, perdido,
maldito. Esta es la intención que persigo. Ahora se trata de confron-
tar los dos sistemas para descubrir en qué se asemejan y en
j) El decálogo, resumen de las prohibiciones de la deuda, qué se oponen relativamente.
se halla en el corazón de esta alianza, lo mismo que el manda-
miento de amar al prójimo, al vecino, como a sí mismo (Lv 19, b) La pureza, como hemos visto, es la fecundidad, la mul-
18), resumen del don. «A condición de guardar todos sus man- tiplicación; es pues la bendición, el don de Yavé, lo que he
damientos, él, Yavé te elevará (...) por encima de todas las llamado el principio de expansión o don en el sistema de la
naciones que hizo y tú serás un pueblo consagrado a Yavé» deuda. Por el contrario, la mancha es la podredumbre, la muerte,
(Dt 26, 18-19): la bendición de Yavé hará de Israel una gran la disminución, la aminoración, el equivalente también del prin-
nación a los ojos de las otras naciones, las cuales, «cuando cipio de restricción.
tengan noticia de todos estos conceptos, dirán: 'no existe sino
un pueblo sabio y amado y es esta gran nación'» (Dt 4, 6). He subrayado también el castigo de los «deudores» (o peca-
Ya Gn 12, 3 abría esta perspectiva a Abrahán: «Por ti se dores), su muerte; la separación entre justos y pecadores pro-
bendecirán todas las naciones de la tierra». La bendición de viene del deseo de evitar el contagio de los corazones, lo mismo
Yavé hace multiplicarse a Israel, por su poderío, por su don, que la separación de lo puro y de lo manchado preserva a los
y eso es la gloria de Yavé, venido a «habitar» en Israel según cuerpos puros del contagio de la impureza. Esto es intrínseco
la concepción que domina en el Levítico: «La gloria de Yavé al sistema de deuda (pecado), si se cree a Von Rad: «El delito
llenará toda la tierra» (Núm 14, 21),58 y esto no por la «marcha» había liberado una potencia maligna que, tarde o temprano, se
de los israelitas hacia las naciones, ya que, por el contrario, volvería contra el malhechor o su comunidad»,59 y a Smend, a
son ellas las que vendrán al país de Israel, al país bendito. La quien él cita:60 «Para los judíos, el pecado era más bien una
escatología que desarrollaron los profetas está ya contenida en fuerza que lleva al pecador a su propia ruina, pues, fundamen-
la concepción que los libros del Pentateuco se hacen de la talmente, se identifica con el castigo». Es decir, que la deuda,
bendición de Yavé. como la mancha, es la violencia que desorganiza por contagio
a la formación social, lo que la arruina; es la maldición.

Se podría señalar todavía que, si los terrenos de los dos


sistemas se excluyen mutuamente, excepto tal vez 61 en el caso
10. Mancha y deuda de incesto, el término que me parece señalar el máximum de
mancha, el de abominación (cf. Lv 18, 27-29, que resume con
este término la lista de las manchas sexuales más graves), es
a) Es éste el momento de insistir en el carácter aproxi- 59
VON RAD, I, 334.
mativo de estas reflexiones, que sólo un trabajo profundo de 60
Ibíd., 335, n. 182.
especialistas, especialmente sobre la semántica hebrea y teniendo 61
«Tal vez», ya que a primera vista el incesto procede también de
57
la «violencia de agresión» y pertenecería a los dos sistemas. Pero no
«Fuerza», según la traducción de la Biblia de Jerusalén. parece ser este el caso, ya que el Deuteronomio y especialmente el decálogo
58
Traducción de G. VON RAD, I, 266. lo ignoran.
El orden simbólico del antiguo Israel Mancha, deuda y sociedad de clases 95
94
tomado a menudo en el Dt para designar las faltas que pro- 2.°) que no he forzado a los textos al hacer la descripción
ceden claramente del sistema de la deuda (por ej. Dt 25, 13-16).62 del sistema de la mancha sobre el texto del Levítico y del de
la deuda sobre el texto del Deuteronomio. El Deuteronomio
c) Otra analogía: el sistema de la deuda encubre una con- ignora prácticamente lo que es la mancha para el Levítico; el
tradicción semejante a la que se ha señalado en el de la mancha. Levítico, por el contrario, no ignora la deuda, pero le concede
Es que la bendición, la abundancia, son generadoras de la codi- claramente un lugar menor, e incluso (en todo el documento P,
cia de tener más; así la misma bendición corre el riesgo de llamado sacerdotal) parece ignorar el decálogo, suma de las
desarrollar en su seno la violencia que es la maldición. «Guár- prohibiciones del sistema de la deuda, con gran sorpresa de
date de olvidar a Yavé tu dios descuidando los mandamientos, Von Rad,63 lo mismo que el decálogo ignora el incesto. Esto
las normas y los preceptos que yo te prescribo hoy; no sea no me parece un efecto del azar, y ahora se trata de explicar
que cuando comas y quedes harto, cuando construyas hermosas la relativa oposición entre estos dos sistemas, ciertamente tardía,
casas y vivas en ellas, cuando se multipliquen tus vacadas y pero que no se explicaría si su distinción no fuese arcaica.
tus ovejas, cuando tengas plata y oro en abundancia y se acre-
cienten todos tus bienes, tu corazón se engría entonces y olvides
a Yavé tu dios...» (Dt 8, 11-14), «por no haber servido a Yavé
tu dios en la alegría y la dicha de corazón, cuando abundabas
en todo...» (Dt 28, 47) (cf. Dt 6, 10-13). 11. Mancha, deuda y sociedad de clases

Donde existe abundancia, incluso si una parte es gastada


en don, inútilmente, allí hay crecimiento en la riqueza. Y creci- a) Entre los cuatro documentos-fuentes de los primeros
miento del riesgo de la codicia, de la expropiación del más libros de la biblia, se considera generalmente a J y P como
débil para obtener más riqueza; riesgo, pues, del crecimiento provenientes de los medios de la corte monárquica de Jeru-
de la deuda, tributo a la maldición. Como en el sistema de la salén, incluido el clero; y a E y D de los del norte de Palestina,
mancha, la muerte (maldición) está en el corazón de la vid* organizados políticamente aparte después de la muerte de Salo-
(bendición). Esta contradicción se halla en el origen de la forma- món y diezmados en el siglo v m antes de Jesucristo por la
ción de las sociedades de clase, e Israel ciertamente no ha invasión de los asirios, refugiándose una parte de la población
escapado a ello. en el sur y llevando allá sus tradiciones.
d) Se trata, pues, de una misma lógica en los dos sistemas, En la literatura profética se hallan dos tradiciones teológicas
de una misma dialéctica bendición ( = pureza = don)/maldi- diferentes: la que se refiere al éxodo de Egipto, a la alianza
ción ( = mancha = deuda), vida/muerte. Se diría que al prin- del Sinaí y a la conquista de Palestina —tradición del norte,
cipio no existía sino un solo sistema, de tal forma parecen a la que pertenecen especialmente Oseas, Jeremías, Ezequiel y
coincidir. No obstante, incluso el especialista que al leerme el deutero-Isaías— y otra monárquica, que desarrolla una teolo-
sienta alguna reticencia ante lo que le parecerá una simplifica- gía de la alianza con David, el rey ungido, y de la elección
ción, me concederá: de Sión, colina sobre la cual se construyó el templo de Jeru-
salén, como mansión de Yavé —tradición del sur, que es espe-
1.°) que en la descripción que he hecho de los dos siste- cialmente la de Isaías—. Estas dos tradiciones permanecen inde-
mas, los terrenos en cuestión se excluyen mutuamente, como pendientes, pese a que los tres últimos profetas de la primera
dos tipos de violencia; lista no ignoran lo davídico y lo siónico.64

62
Es curioso hacer notar que todos los profetas, incluso Isaías,
«Abominación, que es el término empleado más corrientemente
(142 veces) para expresar la repulsa de Dios (en el marco de la mancha 65
Vol. I, 301, n. 109.
FB) (...) señala también la injusticia social (por tanto la deuda, FB)» 64
(E. BEAUCAMP, 65).
VON RAD, II, 272, 301.
96 El orden simbólico del antiguo Israel Mancha, deuda y sociedad de clases 97
se refieran al Deuteronomio en una dialéctica que les opone c) La lógica del sistema de la deuda, que se ha analizado,
a los medios de la corte subasiática y del clero de Jerusalén.65 es ciertamente la de las antiguas tribus presubasiáticas; «el
Esta dialéctica, que incluye a los dos sistemas de la mancha y antiguo derecho israelita... hinca sus raíces en una época ante-
de la deuda, procede, según creo, de una lucha de clases, como rior al período sedentario: en la antigua ética de hermandad
voy a intentar mostrar a continuación. entre los clanes nómadas vecinos».67 El arcaísmo de la idea de
b) La explotación de las comunidades aldeanas de Israel bendición68 y el de la de «pecado» como maldición, como poder
por el estado subasiático es descrita así por Von Rad: «No dañino,69 me parece igualmente fuera de duda.
obstante la escasez de nuestras informaciones, podemos fácil- Pues bien, la finalidad del sistema de la deuda, como hemos
mente imaginar que la población rural, ligada a las tradiciones visto, era la igualdad social («llama la atención ver hasta qué
patriarcales, no debió aceptar sin reservas la gran innovación punto el 'libro de la alianza' parte de una igualdad de derechos
de la monarquía. Dejando aparte los reparos de tipo religioso, ante la ley y de la idea de una solidaridad común»):70 «que
la monarquía comportó un notable gravamen económico sobre no existan pobres junto a ti» (Dt 15, 4); tendía precisamente
los campesinos libres y una sensible reducción de sus derechos. a evitar un sistema de clases, una monarquía subasiática. El que
el Deuteronomio no haya sido escrito sino cuatro siglos después
La carta de los «derechos del rey», que leyó Samuel en
de lo irreparable, de la instalación de esta monarquía, demuestra
presencia del pueblo (1 Sam 8, 11-17), ofrece naturalmente una
solamente que la «fe en Yavé», aceptando a la monarquía,71 no
formulación muy tendenciosa; toda la historia de la elección
ha determinado a lo social, pero no excluye nuestro presupuesto
de Saúl a la corona proviene, en realidad, de una época nota-
de que su lógica sigue siendo la misma que la del antiguo
blemente posterior. De todas formas, los detalles de este dere-
elohísta.
cho real no carecen de fundamento objetivo. El rey tomó la
juventud rural para meterla en sus guarniciones como soldados Si se hiciese la exégesis de los textos proféticos, creo que
regulares; se apoderó de posesiones rurales para crear sus pro- se confirmaría fácilmente la conclusión brutal que se desprende
pias fincas en diversos puntos del país y reclutó los trabajadores de ellos y que los exégetas burgueses evitan sistemáticamente:72
para estas fincas entre la población del campo. Confiscó otras el régimen de clases instaurado por David, la explotación del
tierras para premiar a sus seguidores más fieles (1 Sam 22, 7). hermano por el hermano, ésa es la maldición que cayó sobre
Gravó con impuestos a toda la población agrícola para costear Israel y lo llevó a la desolación y al exilio. Se verá que el
con sus tributos la economía de la corte (1 Re 4, 7; 20, 14); la evangelio de Marcos se sitúa en ese mismo campo de lectura
misma población femenina no se encontraba al reparo de su de la historia de Israel.
mano, pues necesitaba las mujeres como mezcladoras de perfu-
mes, cocineras o panaderas. Es fácil suponer cuánto hirieron d) No es ésta evidentemente la lectura que hace la clase
estas intervenciones del rey a los campesinos libres de Israel sacerdotal, ligada primero a la corte monárquica y, después del
que aún vivían con un sentimiento nómada de la libertad.
que revela la ideología burguesa que gobierna a la exégesis contemporá-
El repudio absoluto de la monarquía encuentra su expresión nea: «No es una animadversión religiosa, sino social, la que escarnece
más acerbada en la fábula de Jotán; alguien la considera el tan atrozmente la monarquía en esta fábula (p. 91)». Esta ideología impide
poema más antimonárquico de la literatura universal {Je 9, comprender el sistema de la deuda.
67
8 s)».66 Ibid., 59.
" Que VON RAD niega, sin embargo, vol. I, 292.
69
65
Siendo el templo un santuario real al lado de los otros antes de Ver las citas en 93.
70
la reforma de Josías, sus sacerdotes eran de hecho funcionarios reales, VON RAD, I, 59.
según VON RAD, I, 64. 71
Cf. Dt 17, 14 ss. y VON RAD, I, 109.
66
VON RAD, I, 90 s. A continuación de esta separación de las «obje- 72
DE VAUX llega hasta negar la existencia de clases sociales en
ciones religiosas», von Rad hace una distinción entre «social» y «religioso» Israel I, 109.
98 El orden simbólico del antiguo Israel Mancha, deuda y sociedad de clases 99

exilio, reemplazándola. El que los levitas, «toda la tribu de enfrentada toda la FS.78 Por el contrario, la violencia que lleva
Leví» (Dt 18, 1) sean considerados en el Deuteronomio como el sistema de la deuda, y que procede del homicidio como
los sacerdotes de Yavé y el que P, el Levítico, insista, por agresión, se refiere a la contradicción superestructura! que es
el contrario, en la institución de Aarón y su descendencia como reductible.19
casta sacerdotal de un lado y el resto de los levitas por otro,
estando siempre bien marcada la diferencia sacerdote/levita,73 es La lectura del Levítico nos ha mostrado que el sistema de
ya un síntoma del conflicto que opone a los medios autores de la deuda, cuando no está ausente (aunque lo esté en el decálogo),
ambos documentos D y P, el de la contradicción campo/corte 74 se confunde hasta cierto punto con el de la mancha, claramente
con la que se relaciona este conflicto, síntoma pues de los dife- dominante, mientras que el Deuteronomio los distingue de tal
rentes lugares de lectura.75 forma que el sistema de la mancha desaparece ante el de la
deuda, que pasa a ocupar el primer plano, señalado sintomáti-
Esta lectura de clase que hacen los sacerdotes de la historia camente por la importancia mayor del decálogo, a continuación
de Israel depende, sin lugar a dudas, de su función cultual y del «código de la alianza» (E).
llega a reflejarse incluso en lo que he llamado el sistema de la
¿Por qué esto? Para saberlo, es suficiente interrogar a los
mancha, que se halla en el corazón del culto y es, por defini- portadores de los dos textos. Von Rad demuestra que el Deute-
ción, asunto de los sacerdotes, como es también asunto suyo el ronomio es la fijación por escrito de una amplia actividad de
discernimiento, en los casos dudosos, de lo que es puro y lo predicación de los levitas del reino del norte, que engendró un
que está manchado (véase, por ejemplo, la lepra, Lv 14). El movimiento reformador anterior a las transformaciones cultuales
culto es efectivamente el lugar de la purificación de lo manchado de la época de Josías:80 es el producto de una práctica neta-
purificable, de la conjuración de la violencia que representa.76 mente reformista. Debido pues a que los levitas propugnan una
Más todavía, según P, es la violencia misma del nacimiento reforma de la FS, afirman la primacía del sistema de la deuda,
lo que separa a la tribu leví tica de las otras,77 tribu en la cual cuyo terreno es justamente el de lo reductible.
se halla privilegiada la casta sacerdotal.
Por el contrario, una práctica conservadora proveniente de
e) Como he demostrado, es la violencia de la muerte lo la clase dominante, como lo era la de la casta sacerdotal de
que se conjura por las prohibiciones referentes a la mancha, Jerusalén, consigue mantener la confusión de los dos sistemas
esa violencia que se refiere a la contradicción que he llamado y afirmar la preponderancia del sistema concerniente a lo irre-
infraestructura!, contradicción irreductible, con la que se halla ductible. Siendo los sacerdotes funcionarios del rey, la centrali-
zación del culto en el templo de Jerusalén con el rechazo de
" VON RAD, I, 311, 316. todos los otros santuarios (este fue paradójicamente el producto
" Ibid., 109. de la reforma deuteronomista) consolidó su posición sobre el
75
Cf. más arriba, 49 s. conjunto de la FS, hasta el punto de hacerse con el poder polí-
76
Von Rad describe el culto como don «para Yavé», para que se tico después de que los babilonios hicieron desaparecer la mo-
acuerde y aleje su cólera del país (I, 307); según Pedersen, con el cual narquía. De esta época postexílica data la última redacción del
von Rad no está de acuerdo por razones que parecen provenir de su documento P y la canonización (fijación en «canon») del con-
ideología «protestante», «el centro de la idea israelita de sacrificio (está) junto de la Tora, siendo P hasta cierto punto el cimiento que
en la tentativa de mantener la bendición sobre el ganado y los frutos» asegura la unidad de los textos opuestos entre sí. Al obrar así,
(VON RAD, I, 321, n. 158), lo que concuerda con el análisis propuesto aquí.
77 la casta sacerdotal en el poder cierra el libro y se hace dueña
Los levitas sustituían a los niños primogénitos de todas las «casas»
de Israel, a «aquellos que abrían el seno materno» (Núm 7, 6), aper- de él: por ese doble cierre, textual y político, la primacía del
tura violenta que les hacía pertenecer a Yavé (Núm 7, 17); si no eran
rescatados (Núm 3, 40) y sustituidos por los levitas, «debían ser sacrifi- n
Cf. mi hipótesis 31, 47.
cados a Yavé» (VON RAD, I, 318), purificando su sangre vertida la mancha
del nacimiento. De esta práctica antigua han quedado los sacrificios de " Cf. mi hipótesis, 33, 47.
m
animales, cuyo sentido se ha visto en el centro del sistema de la mancha. VON RAD, I, 105 ss.
100 El orden simbólico del antiguo Israel Mancha, deuda y sociedad de clases 101

sistema de la mancha es afirmada de tal suerte que va a dirigir, propone una señal o un prodigio y llega a realizarse la señal
en lo ideológico, al judaismo, hasta la desaparición del (segundo) o el prodigio anunciado, si te dice entonces: 'vamos en pos
templo, con el que estuvo ligado su destino desde la monarquía de otros dioses (que tú no conoces) a servirles', no escucharás
subasiática. Así, por ese gesto 81 de afirmación de la primacía las palabras de ese profeta» (Dt 13, 2-4): el criterio del poderío
del sistema de la mancha, del que el refinamiento de los ritua- queda sometido al de la fidelidad a la alianza. Se trata, pues,
les 82 y la multiplicación de los sacrificios de expiación83 no son de discernir los nuevos relatos que apelan al relato fundador:
sino un corolario, su poder de clase se hallará de ahora en según el Deuteronomio, la ley queda abierta a nuevos relatos
adelante bien fundado en el texto sagrado. proféticosF1
f) Por otra parte, habiendo quedado reducido el sistema g) Al término de esta tesis audaz, vuelvo a la modestia
de la deuda a una casuística concerniente a los tribunales, la que conviene a los amateurs, a los no especialistas. No sé si lo
violencia de homicidio es olvidada como violencia de apropia- que he propuesto es verdadero, solamente lo creo. Es el sentido
ción en el origen de la formación de las clases sociales 84 y el en el que debería trabajar, según mi opinión, una exégesis
poder político utiliza la ley para reprimir las «violencias» de materialista del AT: poner al día ese proceso ideológico refe-
los pequeños y, si llega el caso, sus rebeliones.85 A pesar de rente a los dos sistemas del orden simbólico del antiguo Israel,
todo, la predicación de los levitas deuteronomistas y de los teniendo en cuenta lo que ya está actuando en los textos que
profetas tenía como objeto el desencadenamiento de movimien- conocemos, todos ellos del tiempo de la monarquía. Lo que me
tos contra la injusticia de clase. parece probable es que esta puesta al día implicaría revisiones
La primacía del sistema de la mancha tiene otra incidencia de la semántica hebrea establecida, pues es posible que la exége-
que no es inútil señalar, si uno se dispone a leer el relato de sis idealista dominante la haya manipulado en el sentido de sus
Marcos. Tiende a reducir el relato del poderío de Yavé, a intereses de clase. Y la lectura del Deuteronomio y de los
ponerlo aparte en un pasado cumplido (en el cierre sacerdotal profetas sería el lugar privilegiado de esta puesta al día.
la ley cierra el relato) y a impedir que tome vida ante el lega-
Por lo menos, hay algo que justifica mi audacia: leed, por
lismo sacerdotal y el inmenso edificio del culto, estructurado
ejemplo, la n. 15, p. 253, de Von Rad, I, donde cita a M. Noth
según la cadencia de las estaciones y de los años. Tiende, pues,
sobre la cuestión de la «bendición» como recompensa; este se-
a impedir el profetismo, su crítica de las instituciones subasiá-
gundo exégeta, lleno de erudición, no llega a aceptar las bendi-
ticas y su anuncio de una futura acción de Yavé.86 A ello el
ciones prometidas a Israel si obedece a la ley, porque esto
Deuteronomio oponía el criterio del discernimiento de los verda-
implicaría la idea «católica» de mérito. En otra parte,88 intenta
deros profetas: «Si ese profeta habla en nombre de Yavé, y lo
mostrar que los sacrificios israelitas, de suyo, no actúan «ex
que dice queda sin efecto y no se cumple, entonces es que Yavé
opere operato!» En p. 292, es el «materialismo salvífico» del
no ha dicho tal palabra» (Dt 18, 22): es el criterio del poderío
de la práctica de los profetas; pero «si un profeta (...) te 87
Ese gesto ideológico de promoción de la problemática concerniente
a la violencia infraestructural, a lo irreductible de la muerte, de lo sexual,
81
Que corrobora mi hipótesis 36, 50 s. de la enfermedad, el «problema del mal y del sufrimiento», como se
82
VON RAD,I, 318. decía, en detrimento de la contradicción superestructura! concerniente a
83 la explotación de las clases, «al problema social», a lo reductible, ese
Ibid., 339. gesto que ha realizado la clase sacerdotal de Jerusalén al dejar el sistema
84
Los ricos, por otra parte, se legitiman como «bendecidos» por de la deuda oculto por el de la mancha, ¿no ha sido siempre realizado
Yavé, siendo su abundancia la señal de su «justicia». por la inteligencia burguesa? Basta, por ejemplo, ver la importancia que
85
Existe tal vez un indicio en la mención que hace VON RAD, I, 332, otorga el psicoanálisis corriente a cierto erotismo, a la droga, a la cuestión
de que «la palabra más fuerte para pecado (sea la que), significa «rebe- de la muerte, etc., como medio de dejar en el olvido la lucha de clases,
lión», «revuelta», en el origen tal vez «impugnación de la propiedad» la «justicia» de los tribunales que llena las prisiones de gentes pobres
(Ex 22, 8)». Para las distorsiones del sistema de la deuda, ver un ejem- y deja libres a los grandes negociantes, etc. Lo irreductible, lo metafísico,
plo, 134, n. 53. todavía oculta a lo cambiable.
86
VON RAD, I, 133 ss. Cf. 329-331.
102 El orden simbólico del antiguo Israel
Deuteronomio el que resulta de una «larga evolución», «porque
la primitiva fe yavista no podía establecer una verdadera relación
entre su dios y los frutos del país agrícola». No obstante, Von
Rad toma en consideración la relación entre los textos y las
cuestiones económicas y políticas; al menos le presta atención, La Palestina del siglo I
como se ha podido apreciar por la larga cita de la p. 96, mucho
más que los exégetas católicos. Ante este mundo exegético, que de nuestra era
implica una inversión científica enorme para poder llegar a
realizar un trabajo serio sobre los textos originales, y se mueve
en semejante ideología, se podría, tal vez, excusar mi incursión
de «curioso» en estos textos venerables.

1. La articulación subasiatismo-esclavismo

a) Se ha supuesto en el capítulo precedente que la FS del


antiguo Israel era un MPsubA; ahora se trata de analizarlo en
su estado final. A decir verdad, la historia de Palestina se
desarrolló enteramente en la «esfera asiática» ' hasta las guerras
de Alejandro (muerto en 323 antes de Jesucristo); tuvo tiempo
de estructurarse e incluso de reestructurarse; no es exactamente
el subasiatismo (por la ausencia de trabajos de irrigación impor-
tantes, característicos del MPA) lo que constituye problema, sino,
más bien, su articulación con el PME: su «helenización», en
primer lugar, contra la cual se levantaron los macabeos en el
siglo II, y más tarde su «romanización», después de que Pom-
peyo la integró en el imperio romano (63 antes de J. C ) . El
resultado fue el desarrollo en el MPsubA de un amplio sector
de comercio privado de tipo mercantil, como sucedió también
en el caso de gran número de asiatismos en sus fases más
desarrolladas.2 La cuestión que habrá que decidir es la de saber
si el subasiatismo permanece dominante o dominado, y qué
transformaciones sufrió.

' Cf. más arriba 56 ss.


2
Cf. G. DHOQUOIS, 87.
104 La Palestina del siglo I Instancia económica 105

b) La cuestión parece fácil en lo que se refiere a Judea, hoces). Se produce trigo en TransJordania, Galilea y Samaría.
geográficamente de acceso bastante difícil y orientada comple- En Judea, menos propicia para la gran agricultura, vino, aceitu-
tamente en torno a Jerusalén y a su templo; parece que es el nas, frutas, legumbres, cereales. Los bosques permiten la pro-
subasiatismo el que resulta dominante, como se verá. Será más ducción de madera. Se crían corderos y cabras en Judea y ganado
difícil decidirlo en cuanto a Galilea, atravesada por dos grandes mayor en las llanuras de la costa y en TransJordania. Los cerdos,
rutas comerciales, la una que une el mar con Damasco y la otra animales impuros, no se crían en Palestina (Me 5, 1-20 ocurre
a esta villa con Jerusalén, siguiendo el valle del Jordán, y en país extranjero).
políticamente sometida al poder de los Herodes a lo largo del
siglo primero, y separada, por tanto, de Judea. Desde el punto En cuanto a las relaciones de producción, en las comunidades
de vista agrícola, es también flagrante el contraste entre la seca de aldeas, los campesinos son pequeños propietarios (la división
Judea y la fértil Galilea donde la lluvia no es rara. Se hallarán del trabajo no es muy avanzada) y deben pagar un tributo al
por tanto más fácilmente grandes propiedades y poblaciones no estado: es un sector de subasiatismo, ya que la propiedad es
judías dedicadas al comercio, mientras que los judíos serán allí de suyo colectiva, pero, de hecho, es trabajada individualmente
en su gran mayoría campesinos.3 Esta mezcla de razas hacía y está sometida a la herencia; las afueras de las aldeas son
sospechosos a los galileos de impureza a los ojos de los de «tierra comunal». Al lado de estos pequeños campesinos existe
Judea, pero no les impedía ser bastante nacionalistas: es allí un gran sector de producción bajo la forma de grandes hacien-
donde nacieron siempre los diversos movimientos de zelotes. das; trabajan en ellas jornaleros asalariados (cf. Mt 20, 1 ss),
que a menudo son también pequeños campesinos y esclavos (en
c) Lo malo es que se dispone de mucha más información número reducido, si se cree a Jeremías). Los intendentes orga-
referente a Judea y Jerusalén (especialmente la verdadera mina nizan muy a menudo el trabajo por cuenta del dueño que reside
donde yo he ahondado mucho: J. Jeremías, Jérusalem au temps en la ciudad (cf. Le 16, 1 ss.), o bien éste tiene arrendatarios
de Jésus)4 que para Galilea, y lo que va a seguir no puede (cf. Me 12, 1 ss.).5
sino resentirse de ello. No se dispone en absoluto, como es
regla en una gran parte de la historia antigua, de datos estadís- De igual modo, los campesinos de las aldeas crían algunas
ticos referentes a la economía y serán por tanto los datos rela- bestias en torno a su casa, mientras que los grandes propietarios
tivos a la política y a la ideología y a las diversas luchas del contratan pastores para sus inmensos rebaños.6
siglo primero, que señalan los intereses de clase que se barajan,
5
los que nos guiarán en el análisis, en gran parte cualitativo, Cf. 113 la cita de Barón sobre el carácter de «propietarios terra-
que va a seguir a continuación. tenientes» natural de esta propiedad, lo cual no tiene incidencias económicas
sino más bien políticas. «En la mayor parte de las formas de base asiá-
tica, la unidad ensambladura que se sitúa por encima de todas (las) pe-
queñas comunidades aparece como el propietario superior o el único pro-
pietario (aquí es el dios), las comunidades reales como poseedoras here-
ditarias», escribe Marx, citado por Godelier (63 s.), que por su parte
2. La instancia económica: escribe: «El modo de producción asiático evolucionará por el desarrollo de
producción y circulación su contradicción hacia formas de sociedades de clases en las que las rela-
ciones comunitarias tienen cada vez menos realidad por causa del desarrollo
de la propiedad privada» (89), que fue estimulada en Palestina por la
ocupación del MPE romano; cf. el capítulo XI de R. VAUX, I, el cual
no parece haber sabido reconocer sin embargo el carácter «asiático» de la
a) La agricultura y la cría de ganado. A nivel de las fuerzas prooiedad en Israel.
productivas, la agricultura es empírica (carruajes sin ruedas, ' El historiador de Israel Barón estima que «no sabemos sino muy
3 pocas cosas sobre la proporción relativa de la gran propiedad y de la
Cf. C H . GUIGNEBERT, 17 ss. pequeña propiedad territorial en la Palestina antigua. El país no parece
* Será citado muy a menudo en este capítulo, pero se han omitido haber conocido una concentración de la propiedad en manos de un pe-
las referencias por comodidad, fácilmente constatables a través de su queño número de propietarios, semejante a la que había caracterizado a los
índice. latifundios italianos. He aquí por qué fue el pequeño explotador agrícola
106 La Palestina del siglo I Instancia económicr 107

El mar de Galilea se presta a la pesca según técnicas varia- La fuerza productora de este comercio, en lo tocante a la
das, que van hasta la utilización de redes de casi 500 metros agricultura y al ganado, son las grandes propiedades, cuyos inte
de largo, lo cual supone tripulaciones de seis a ocho pescadores reses económicos se hallan ligados a las ciudades y especialmente
y varias embarcaciones. La terminología de Le 5, 7-10 indica a Jerusalén, donde afluyen una cantidad de peregrinos sin duda
una producción de cooperación simple, con reparto igual de muy importante, que Jeremías evalúa en 60.000 para la fiesta
beneficios. de pascua. Una clase de grandes mercaderes asegura esta circu-
lación; ellos se interesan también por el comercio de esclavos
b) La artesanía se desarrolla sobre todo en las ciudades y de materias primas; los metales (oro, plata, bronce, hierro) son
y especialmente en Jerusalén, para el vestido (lana, lino, tejido; importados del extranjero.
bataneros, sastres, curtidores), para la alimentación (aceite, carne,
queso, huevos, pan), para la construcción (carpinteros, herreros). Estas peregrinaciones justifican también el comercio de los
Existen también alfareros, aguadores, fabricantes de ungüentos, artesanos de Jerusalén, que tienen tiendas para la venta directa
aromas, perfumes, artesanos de objetos de lujo, orfebres, fabri- sin intermediario, bien en relación con el templo (animales para
cantes de sellos, copistas, etc. Por regla general, los artesanos los sacrificios, recuerdos), bien con la hostelería, bien con los
trabajan por su cuenta. productos de gran lujo. Se reparará que todo esto se relaciona
con el dispendio; es el campo III de lo económico el que man-
c) El estado, por su parte, contrata millares de obreros tiene a Jerusalén.
(reconstrucción del templo, palacio de Herodes, monumentos,
acueducto, murallas): obreros de la piedra y de la madera, escul- e) El comercio está regulado por un aparato monetario:
tores, orfebres, fabricantes de mosaicos, etc. Se habla, hacia los las monedas judías circulan al margen de las extranjeras: romana
años 60 después de J. C , de 18.000 hombres empleados así (denario), griega (dracma de plata), fenicia, lo cual es un indicio
por el estado. de la internacionalidad del comercio en Palestina y de los pere-
d) La consideración del modo de circulación nos permitirá grinos judíos llegados de los cuatro puntos cardinales.
delimitar mejor los dos sectores económicos de Palestina: el
uno caracterizado por las aldeas, el otro por las ciudades. En La importancia de este comercio y su relación con la gran
las aldeas, la circulación se reduce a ciertos productos artesanales propiedad explica que los jornaleros que trabajan para ésta sean
especializados (Jesús es carpintero en una aldea) y se realiza pagados en plata (un denario por día de trabajo según Mt 20,
por «trueque». Para lo esencial de la producción, estas aldeas 1 ss); por lo demás, los funcionarios y obreros del templo pare-
viven en régimen de autosubsistencia. El excedente de esa cen bien remunerados.7
producción es entregado bien al templo, como impuesto anual f) Lo que claramente se desprende del texto de Jeremías
(el didracma), bien al clero como diezmo, bien en tiempos de aquí utilizado es la importancia económica y financiera del tem-
fiesta como segundo diezmo que debe ser pagado en Jerusalén. plo de Jerusalén, con sus inmensos ingresos, compuestos de
Es la base de un subasiatismo lo que aquí se dibuja. los dones provenientes del mundo entero, de los tributos pre-
Las ciudades, a las que se unirán las grandes haciendas y los vistos por la ley en forma del impuesto del didracma, del
grandes rebaños que las surten, son, por el contrario, el lugar comercio de las víctimas, del cumplimiento de los votos, de las
de un comercio bastante intenso, o bien en torno de la corte entregas de madera, etc., y además, con los ingresos de esos
de Herodes (en Tiberíades, fundada el año 17 después de J. C. inmuebles. En contrapartida, existen enormes gastos, ante todo
para los trabajos de reconstrucción del templo comenzados el
por Antipas) y de las rutas del comercio internacional en
año 20 antes de J. C. y terminados entre los años 62 y 64
Galilea, o bien de Jerusalén a Judea.
después de Jesucristo.
judío, y no el gran propietario poseedor de esclavos, el que permaneció
7
siempre como la espina dorsal de la agricultura palestina e incluso de la Según opinión de JEREMÍAS (147 s.), contra la cual está Barón (cf.
sociedad judía en general» (I, 372). más adelante, 134).
108 La Palestina del siglo I Instancia política 109

Ese tesoro es administrado por los sumos sacerdotes, siendo este sector debe ser comprendido también, al menos parcial-
tres de entre ellos los tesoreros jefes, con una tropa de funcio- mente,8 como perteneciente al MPsubA, ya que se sabe que el
narios bajo sus órdenes. Se trata de «finanzas públicas», tesoro asiatismo desarrollado ha traído consigo un sector de propiedad
de estado, que no pertenecía en derecho a la nobleza sacerdotal y de comercio privados.9
que las administraba, pero del cual extraía ingresos regulares.
Por otra parte, el impuesto del didracma, percibido de los
Las familias de los sumos sacerdotes (cuatro familias han judíos de la diáspora, convierte a esta figura subasiática en un
suministrado la mayor parte de los sumos sacerdotes en la época tanto particular: hay aquí un síntoma de la función social propia
de la ocupación romana) disponen de grandes riquezas, siendo del templo y que justifica al estado;10 volveremos sobre ello
también probablemente propietarios terratenientes. Además, el a propósito de la ideología.
comercio de animales en el recinto del tempo (Me 11, 15) perte-
necía a una de estas familias, sin duda a la de Anas. En resumen, existe una forma compuesta donde el subasia-
tismo parece dominante en Judea y el sector mercantil ligado
g) En un movimiento opuesto al de la entrada en Jeru- al comercio internacional del MPE, dominante en Galilea. El
salén de los tributos llegados de los judíos dispersos fuera de conjunto está determinado, sin embargo, por el MPE ante el
Palestina por todo el imperio romano, el impuesto percibido hecho de su integración en el conjunto del imperio romano,
por los romanos ocupantes del país se lleva una parte impor- siendo el tributo percibido la relación económica visible entre
tante del excedente palestino hacia Roma. Judea entrega 600 el MPsubA y el MPE. Volveremos sobre ello a propósito de
talentos por año a los romanos, lo que equivale a seis millones lo político.
de denarios, representando un denario una jornada de salario
agrícola.
El impuesto se repartía así: el tributo (impuesto personal
e impuesto territorial), la annona (contribución anual destinada 3. La instancia política
a asegurar las necesidades de las tropas de guarnición, en ali-
mentos y en prestación personal), el público (impuestos indirec-
tos y aduanas, generalmente arrendados a «publícanos», encar- a) Existen dos dificultades referentes a lo simbólico en
gados del cobro). la Palestina del siglo primero. La primera consiste en el cono-
cimiento del orden simbólico (texto, por tanto ideológico) que
h) Lo dicho hasta ahora nos puede permitir ya caracterizar, actuaba efectivamente, ya que lo que hemos analizado amplia-
desde el punto de vista económico, a la FS de la Palestina del mente en el capítulo precedente ha sufrido transformaciones
siglo primero. a lo largo de los siglos debidas a los mismos cambios sociales.
1. El sector de las aldeas, como hemos visto, define la De ello se tratará en el capítulo siguiente. La segunda consiste
«base» de las comunidades rurales características del MPsubA, en el conocimiento del campo simbólico concreto, y especial-
mente en las diferencias entre las aldeas y las ciudades, entre
mientras que el estado-templo define su superestructura que se
Galilea y Judea.
apropia de su excedente.
8
2. De otro lado, el sector mercantil, con su trasfondo de Con la exclusión del comercio internacional, sometido al «publi-
cum».
gran propiedad, proviene sobre todo de las formas mercantiles 9
corrientes en el MPE romano, con la diferencia de que la escla- 1 R 9, 26-10, 29 presenta a Salomón como un gran comerciante:
el comercio era entonces cosa del estado. Según de VAUX (I, 121 s.), es
vitud parece ser aquí más reducida. después del exilio cuando se desarrolló un comercio privado en el judaismo
sacerdotal.
Sin embargo, el templo como tesoro es el polo económico 10
En el sentido en que Engels dice que «en todas partes, una función
de esta circulación, especialmente en Judea, lo que muestra que social está en la base de la dominación política» (citado por GODELIER, 62).
110 La Palestina del siglo 1 Instancia política 111

Se harán solamente las observaciones siguientes. Existe un b) A nivel suprapolítico, concerniente a las relaciones de
desnivel notable entre el orden simbólico y el campo real; el autoridad o de poder político,14 será necesario tener en cuenta
síntoma más evidente de ello es el hecho de que se organizó también la distinción entre el sector aldeas y el sector ciudades.
toda una fuerza social después del siglo segundo antes de J. C :
los fariseos, que se definen por el rigor de la observancia del En aquéllas, las relaciones de autoridad permanentes son las
antiguo orden simbólico; esto significa que el resto de la pobla- relaciones dentro del parentesco, de la «casa». De forma no
ción se mostraba menos firme en esta observancia. Especial- permanente se reúne un consejo de ancianos, ya para regular los
mente, cierto número de oficios, de los cuales Jeremías analiza asuntos comunales, ya como tribunal en caso de litigio o de
algunas listas,11 son considerados como impuros en sí mismos y transgresión de la ley.15 De ese consejo forman parte los «ancia-
sus agentes como manchados: señalemos entre ellos a los publí- nos», es decir los jefes de «casas» judías elegidos en función
canos, recaudadores del «publicum» para los romanos, que cons- de la pureza de su sangre de origen, y un sacerdote para las
tituyen, como en las restantes partes del imperio, una clase pará- cuestiones concernientes a la mancha y a la pureza.
sita, detestada por las masas y condenada por los dirigentes Los mismos consejos existen para las ciudades, pero acapa-
intelectuales. Además, cierto número de gente conculca notoria- rados por los jefes de las familias más ricas, la «nobleza laica»:
mente la ley en uno u otro de sus mandamientos, y son también corresponden a relaciones de poder, a relaciones de clases, ya
separados como pecadores. Por último, impuros y excluidos, los que se trata de mantenedores de los centros del aparato de
«enfermos mentales» son considerados como poseídos por un poder político y de sus empresas económicas, que son las grandes
espíritu impuro, un demonio. propiedades agrícolas. En sus tribunales toman parte también
Una segunda observación consiste en señalar el cuidado, muy los escribas, que han efectuado un ciclo de estudios de varios
intenso debido a la mezcla tan frecuente de los judíos con los años y pueden tomar decisiones personales en las cuestiones
paganos (sobre todo en Galilea, pero también en Judea), de la de legislación religiosa y de derecho penal: al llegar a los 40
pureza de su origen judío, de su sangre y de la ausencia de años, son autorizados a ser jueces en los procesos criminales
mezcla entre los antepasados con sangre pagana. Para ejercer y a emitir juicios en los procesos civiles. Los sacerdotes poseen
derechos cívicos muy importantes,12 es necesario probar que uno a menudo la formación de escribas.
es de origen legítimo; incluso el israelita sencillo conoce sus
Este ciclo de estudios comprende, efectivamente, además
antepasados más próximos y puede indicar a cuál de las doce
tribus se remonta. Después del retorno del exilio, la prueba del de lo religioso, de lo que trataremos más adelante, una casuística
origen legítimo llegó a ser el verdadero fundamento de la comu- relativamente complicada de interpretación de los antiguos textos
nidad del pueblo restaurado. Esto es decisivo sobre todo para legislativos, relativos a los dos sistemas de la mancha y de la
las familias de los levitas, de los sacerdotes y de los sumos deuda, manifestando aquí también el desnivel entre esos textos
sacerdotes. Jeremías analiza largamente la división de la sociedad y los cambios ocurridos en el campo simbólico ante el hecho
en tres grandes grupos: las familias de origen legítimo, las de de las transformaciones sociales.
origen ilegítimo afectadas de una mancha ligera, y aquellas cuyo
origen ilegítimo está marcado por una mancha grave. c) Entre todos los consejos de ancianos, el que juega el
primer papel es el de Jerusalén, el sanedrín, cuyo poder político
La tercera observación concierne a las aldeas: aquí, lo sim- se extiende a toda Judea, y su poder ideológico a toda Pales-
bólico es probablemente mucho más respetado, jugando todavía tina, incluso a la diáspora de los ,'udíos por el mundo. Es a
en el fondo las relaciones de parentesco el papel económico, la vez el tribunal supremo (criminal, político y religioso) y la
político e ideológico propios de la FS sin clases.13 sede del gobierno, del poder de estado en Judea. Es, por tanto,
el centro de la superestructura de estado del MPsubA, a partir
" Cf. 399 ss.
12
Ibtd.j 392 ss.; pero se trataba también de la herencia. Cf. mi hipótesis 10, 28.
13
Cf. GODELIER, 55 y mi hipótesis 11, 28. Cf. DE VAUX, I, 198, 217.
112 La Palestina del siglo 1 Instancia política 113

del año 6 después de Jesucristo, cuando Judea pasa a ser provin- pies laicos aseguran el funcionamiento de ese aparato político
cia procuratoria. del templo, cuya función es también la de aparato de estado
para toda Judea.
Está constituido por 71 miembros: «los sumos sacerdotes,
los ancianos y los escribas». Los «sumos sacerdotes» son los d) Ese aparato de estado subasiático estrictamente judío
sacerdotes jefes que ocupan un puesto permanente en el templo está, no obstante, controlado oor el aparato de estado del MPE
y que, en razón de esa función, tienen voz en el sanedrín, romano. Este instaló, a partir del año 6 después de J. C , un
donde constituyen un grupo bien definido; el grupo de los procurador encargado directamente de Judea (y de Samaría),
ancianos se compone de jefes de familias patricias de Jerusalén; mientras que la Galilea de Herodes Antipas permanecía bajo
los «escribas», en su mayoría fariseos, son el partido del pueblo la dependencia del legado romano de Siria.
y representan a la muchedumbre de cara a la aristocracia, lo Para señalar claramente la autonomía interna dejada al apa-
mismo desde el punto de vista religioso como social. Pero (del rato de estado judío, el procurador reside en Cesárea (Samaría)
año 6 antes de J. C. al 66 después de J. C.) es la aristocracia junto al mar, donde se hallan estacionadas las tropas de ocupa-
sacerdotal y laica, de observancia saducea, la que juega el ción (tres mil hombres aproximadamente, reclutados en Siria y
papel determinante. Palestina, pero entre los no judíos). No sube a Jerusalén sino
Celebrando sus sesiones en el templo, presidido por el sumo para las grandes fiestas judías: el resto del tiempo, una cohorte
sacerdote en funciones, el carácter religioso del sanedrín cubre de soldados mandada por un tribuno constituye la guarnición
ideológicamente su función política; sin embargo, al igual que de la capital. Durante su estancia allí, el procurador se ocupa
todos los demás consejos de ancianos, no es permanente y no de los casos de penas capitales, estándole reservado el derecho
funciona sino al ser convocado para algún asunto grave. El de ejecución por razones políticas.
aparato de estado, que se apropia del poder político en Jeru- Esta autonomía está también controlada. Por una parte, por
salén y en Judea de forma permanente, está constituido exclusi- medio del derecho de nombrar y de destituir a los sumos sacer-
vamente por el grupo de los sumos sacerdotes del sanedrín. El dotes, que los romanos conservaron a partir de Herodes, y que
centro de ese aparato es el sumo sacerdote, cuyo papel religioso de hecho se ejerció de tal manera que sólo cuatro familias de
fundamenta ideológicamente ese lugar político después de la las más poderosas suministraron los sumos sacerdotes: de esta
caída de la monarquía y del retorno de Babilonia. Pese a forma se aseguran los romanos su total dependencia.
tratarse en su origen de una función hereditaria de por vida,
Por otra parte, los romanos se aseguran también la depen-
sin embargo, en el siglo primero de nuestra era es el procurador
dencia de los «ancianos», de la «nobleza laica». Cito a Barón:16
romano, después de Herodes, quien nombra y destituye a los
«la aristocracia de las grandes propiedades no se sentía entera-
sacerdotes a su capricho, de cualquier familia sacerdotal que sean.
mente segura en la posesión de sus bienes, ya que toda la tierra
Por debajo de él se sitúa otro sacerdote en jefe, el coman- pertenecía teóricamente al estado.17 Esta había sido demasiado a
dante del templo, el cual, además de la vigilancia del culto, 16
tiene en su mano el poder policial supremo. El dirige, pues, el I, 376.
17
sector represivo del aparato de estado en el templo, y es esa Una característica del asiatismo es el ignorar la «propiedad privada»
típica del MPE y del MPC, como se ha visto: era el Dios de Israel el
policía, constituida por levitas, la que debió apresar a Jesús. que era considerado el señor de todo el país. Yo creo que esta considera-
Además de los siete vigilantes del templo, que guardan las llaves, ción debería conducir a una relectura de las parábolas evangélicas sobre
controlan el acceso al atrio y aseguran el mantenimiento del los dueños y los servidores (por ejemplo, Mt 25, 14 ss.). Son menos
«parabólicas» de lo que parece: la lógica que las sustenta es la del sis-
orden exterior, la tercera función del sacerdote en jefe es la tema de la deuda, prolongada en una perspectiva escatológica, y aluden a
de los tres tesoreros, encargados de la administración de los los «patronos» y los detentores del poder político. El «verdadero patrón»
ingresos del templo, de sus reservas, de sus riquezas, en una va a venir pronto para el juicio y aquellos que no han sido fieles al
palabra, de las finanzas del templo. don (don/deuda) serán castigados. Por costumbre se las lee según la
óptica de la «propiedad privada» occidental, como si ésta fuese fiadora
Una muchedumbre de funcionarios, sacerdotes, levitas y sim- de aquéllas.
114 La Palestina del siglo 1 Instancia ideológica 115
menudo diezmada o expropiada arbitrariamente por Herodes y En la Palestina del siglo primero el texto oral se hace en
los otros jefes del estado (...) a partir del tiempo en que los la lengua corriente en todo el próximo oriente desde hace algu-
ptolomeos habían establecido «los grandes dominios» y los ha- nos siglos, el arameo, mientras que el trabajo de apropiación
bían confiado a dueños individuales con miras a una explotación ideológico se hace a partir de textos escritos a lo largo de una
directa o indirecta, pero habían sometido al propietario terrate- historia de diez siglos, en hebreo los más antiguos, la lengua
niente a una destitución arbitraria siempre posible». Expuesta antigua de Israel, que llegó a ser «lengua sagrada». Siendo la
así a la amenaza permanente de expropiación por los romanos, mayoría de la población analfabeta, el acceso a estos textos escri-
«la clase de los terratenientes desarrolló esos rasgos de servi- tos está reservado a una casta de «especialistas» de la escritura,
lismo frente a sus superiores políticos y de total ausencia de los escribas {grammatai, en el griego del Nuevo Testamento),
compasión de cara a los subalternos, que obligaron a menudo de los que hemos tratado más arriba a propósito de su papel
a estos últimos a fugarse y unirse a las bandas de bandidos que político. El lugar de su función específicamente ideológica es
asolaban la campaña. Esta era la solución extrema a la cual la sinagoga, donde todos los sábados se reúne la población de
recurrían de ordinario los campesinos oprimidos y los esclavos la ciudad o de la aldea y son leídas y comentadas las escritu-
del mundo antiguo». ras antiguas.
Además, «entre los ancianos del sanedrín y los otros ancia- Otra casta, la de los sacerdotes, posee un papel ideológico
nos de las grandes familias (el procurador) elegía de ordinario específico: el de los ritos de purificación, cuyo lugar de produc-
a los funcionarios para los impuestos, a los «decaprotes». Estos, ción ideológica es el templo.
encargados de repartir entre los ciudadanos sometidos al impues-
to el tributo exigido a Judea por los romanos, respondían con Antes de hablar de los efectos en el texto de la FS de esas
sus propios denarios de su entrega exacta».18 dos producciones ideológicas dominantes, haremos algunas consi-
deraciones sobre el proceso de lectura/escritura en la sinagoga.
Así el aparato de estado romano, si bien permitía un margen
de autonomía interna al aparato judío y no se reservaba sino b) Consideremos en primer lugar el texto leído y comen-
algunas funciones decisivas, controlaba indirectamente a las clases tado allí: la Tora y los profetas. Tomaré los textos, no en su
que mantenían ese aparato. Se volverá sobre ello en el análisis historia, sino ya constituidos en un conjunto cerrado desde el
de la coyuntura de lucha de clases de la Palestina del primer retorno de Babilonia y el comienzo del judaismo palestino.
siglo. La Tora está constituida por seis libros {Génesis, Éxodo,
Levítico, Números, Deuteronomio, Josué), de los cuales una parte
del contenido forma cuatro relatos.
1. En primer lugar (Gn 1-11), los relatos referentes a los
4. La instancia ideológica
orígenes del mundo, de la humanidad, hallándose ésta, después
de la primera pareja humana, en una contradicción que hemos
llamado infraestructural,19 ya que la «caída» mítica de esta
a) Según la definición que hemos dado más arriba, ésta primera pareja acarreó la violencia en lo sexual, en el trabajo
es la instancia de la producción (escritura), circulación (entre y en la muerte.
los agentes) y consumición (lectura) de los,textos de la FS.
Se puede hablar en singular, ya que en última instancia no existe 2. El resto del libro del Génesis (Gn 12-50) narra los
sino un solo texto tomado incesantemente, continuado, ampliado, orígenes del pueblo de Israel a través de los relatos de sus
leído y reescrito, texto siempre apropiado ideológicamente, en tres grandes antepasados, Abrahán, Isaac y Jacob, y de la
su semántica compleja, por diversos códigos. promesa que les fue hecha por Yavé de un país, de una nume-

J. JEREMÍAS, 308 (cf. BARÓN, I, 368). Cf. mis hipótesis 6 y 31, en 26 y 47.
116 La Palestina del siglo l Instancia ideológica 117

rosa descendencia y de la bendición que les advendría como (cf. especialmente la descripción de la grandeza de Salomón,
abundancia, dicha y preminencia de cara a las otras naciones, 1 R 3-10: es el relato de la gloria de Israel frente a las otras
bendición que contrarrestaría los efectos de la contradicción infra- naciones).
estructural. Esa gloria, sin embargo, cambia bruscamente de dirección,
3. Los cuatro libros siguientes (del Éxodo al Deuterono- y el resto de los libros de los reyes, reanudado posteriormente
mio) contienen relatos concernientes a la formación del pueblo por las crónicas, es el relato de la maldición que acarreó la
de Israel como pueblo de Yavé, a partir de su liberación de monarquía sobre Israel hasta la deportación de sus clases diri-
Egipto bajo el mando de Moisés, al cual, durante una estancia gentes a Babilonia.
de cuarenta años en el desierto, le había prometido Yavé una Los libros de los profetas, de antes y de después del exilio,
alianza:20 «Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mezclan los relatos con oráculos conminatorios o consoladores
mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre todos
de algunas grandes personalidades religiosas, los cuales, a lo
los pueblos» (Ex 19, 5), fórmula que los profetas recogerán de
largo de estos siglos de maldición dominante, leen los relatos
forma lapidaria: «Ellos serán mi pueblo y yo seré su dios».
contemporáneos a la luz de la Tora.
4. Finalmente, el libro de Josué contiene el relato de la Ellos comienzan a anunciar una futura intervención de Yavé,
conquista del país de Canaán por las tribus de Israel, acabán- concebida al principio como próxima, luego como lejana,22 inter-
dose con el relato de la asamblea de las doce tribus en Siquén, vención guerrera para restablecer a Israel en la bendición y
con ratificación de la alianza mosaica:21 el país ha sido dado someterle las naciones enemigas. En los profetas del siglo octa-
por Yavé a Israel en cumplimiento de las promesas hechas a vo era el «día de Yavé» lo que se esperaba.
los patriarcas (Jos 24).
Las concepciones escatológicas han cambiado según los pro-
Así, según esa gran estructura narrativa promesa/cumpli- fetas y las épocas. Isaías colocó en el centro de su esperanza
miento, se acaba el relato de los orígenes de Israel. Pero este el retorno de un rey descendiente de David, ungido (mesías)
acabamiento es, desde el punto de vista de la misma redacción por Yavé, que restablecería el derecho (el sistema de la deuda)
del texto, una apertura sobre el relato que vendrá, sobre la en Israel. Esta esperanza mesiánica se mantuvo hasta el tiempo
prolongación de la bendición a las generaciones siguientes; esto de Jesús y domina en el texto de Marcos, como se verá. Otros
está señalado por el lugar, en la Tora, de los textos legislativos profetas, Jeremías y Ezequiel sobre todo, anunciaron, metafori-
que llenan sobre todo los libros del Levítico y del Deutero- zando sobre la alianza sinaítica rota por la infidelidad de Israel
nomio, cuyo análisis ha sido hecho: la bendición no será dada y de sus reyes, una nueva alianza que Yavé haría con su pueblo,
más que en la obediencia a esa ley dada por Yavé a Moisés. sin omitir, por otra parte, el mesianismo davídico. El deutero-
El relato domina a la ley. Isaías y el trito-Isaías propusieron la visión de una nueva Jeru-
c) Los libros proféticos {Jueces, Samuel, Reyes, Crónicas, salén, la Sión restablecida, que las naciones extranjeras busca-
y los profetas propiamente dichos) comienzan por el relato del rían para conocer la ley de Yavé y hallar, ellas también, la
paso de la «confederación de tribus» a la monarquía (Ju 1 y dicha de su bendición. Las imágenes de banquetes en abundancia
2 Sam; 1 R 1-11); David y Salomón son presentados como los que y gratuitos, de bodas, de Jerusalén como ciudad de justicia, de
efectuaron con éxito la gran etapa de la promesa realizada fiestas plenas de regocijo, atestiguan a lo largo de la literatura
profética que es siempre la bendición de Yavé lo que se espera,
20
Metáfora proveniente de las «alianzas» políticas a las cuales las
en la medida de la conversión de Israel a la ley de Yavé, del
FS asiáticas del próximo oriente recurrían después del segundo milenio restablecimiento del sistema de la deuda.
antes de J. C. Esta estructura textual se volverá a hallar a continuación y
21
Según VON RAD, I, 41, es necesario ver en este relato muy antiguo
«la institución de la antigua anfictionía israelita», es decir, la confedera- 22
ción de las tribus. Cf. VON RAD, II, 195 s., 339 s.
118 La Palestina del siglo I Instancia ideológica 119

especialmente en Marcos; es específica de la redacción judía de lectura del texto sagrado se hace cada vez más conservadora.
los relatos. Se escribe, se leen relatos para esclarecer esta escri- Al obrar así, dejaron libre un espacio de producción textual
tura, estas lecturas, las prácticas contemporáneas, los relatos que será ocupado por los escribas, cuyo desarrollo irá creciendo
en germen. Pero, hay que reconocerlo también, esa metaforiza- a lo largo de los siglos hasta que adquirieron el lugar ideológico
cíón del relato primero de Israel, marcada por el término nuevo preponderante, que es el que ocupan en la época que nos interesa.
(nuevo éxodo, nueva alianza, ley nueva), es el lugar del engaño
en que caerá siempre la exégesis burguesa, después de la que ¿Quiénes son los escribas desde el punto de vista económi-
le ha precedido: lo nuevo ocurre en los corazones (Jeremías, co? Entre ellos hay sacerdotes, tanto del alto como del bajo clero.
Ezequiel); se pregona, pues, la interiorización. Se verá el porqué A continuación vienen —y es la gran masa de los escribas—
de todo esto, pero es necesario reconocer que, en los profetas, gentes de las otras capas del pueblo: mercaderes, artesanos; la
las perspectivas son siempre terrestres: se trata siempre de la mayor parte pertenece a las capas no afortunadas de la población.
bendición material, sobre la tierra. En efecto, se trata siempre Pero como les estaba prohibido cobrar por su actividad, y mu-
del destino colectivo de Israel en el país que Yavé le ha dado. chos no tenían oficio, los escribas viven ante todo de limosnas.
Como no hay campesinos entre ellos, es necesario concluir que
He aquí, pues, un primer conjunto de textos, los textos la gran mayoría de los escribas forman parte de lo que se
sagrados, cuya lectura y comentario son el trabajo ideológico podría llamar la pequeña burguesía de comerciantes y artesanos
de los escribas. Después de la recitación de la plegaria introduc- de Palestina: sus intereses ideológicos corresponden, pues, a los
toria y de las 18 bendiciones, el culto sinagogal del sábado prosi- intereses económicos y políticos de esa clase.
gue: «Se procedía a la lectura del texto sagrado: primero, la
Tora, luego, los profetas (colección propia del canon judío). «Sólo y exclusivamente el saber representa el poder de los
Esta lectura se hacía en hebreo, lengua litúrgica, delante de un escribas», dice Jeremías; es decir, que su práctica ideológica es
auditorio palestino, y en griego, la lengua de los LXX, en la una función ideológica decisiva: Jeremías habla de la «influencia
diáspora. Pero en Palestina las secciones del texto sagrado esco- dominante de los escribas sobre el pueblo», y llega hasta consi-
gidas para la lectura se traducían acto seguido en arameo: ése derarlos como una «nueva clase superior», «al lado de la antigua
es el origen de los targumes».23 clase superior constituida por la nobleza hereditaria del clero
y del laicado, con acceso al mismo sanedrín».
d) Antes de continuar con los textos, orales y escritos,
que circulan en la Palestina del siglo primero, es necesario consi- e) Se hallarán como características de la práctica ideológica
derar allí mismo a la clase de los escribas que ha sido su de los escribas tres tipos de textos:
productora. La clase sacerdotal, que llegó a ser dominante en
el judaismo posexílico, dejó al margen la problemática escato- 1. Los que se llaman textos de sabiduría, entre los que el
lógica abierta por los profetas.24 Ellos clausuraron la Tora, y la libro de Job es uno de los más significativos. Algo cambia:
entre esos marginados, la problemática individual ocupa el primer
23
Introducción a la biblia, II, 80. plano, los textos se interrogan sobre su destino personal, sobre
" «Tal modo de ver las cosas (de los profetas) debió de perderse la desdicha de su condición cuando son precisamente ellos quie-
bajo el peso del código sacerdotal y su teología del culto, nada escato- nes han permanecido fieles a la ley de Yavé. ¿Es que no quedan
lógica. La consolidación de la comunidad de culto posexílica, con la que fallidas las promesas, cuando la maldición es el fruto de una
parecen haberse cumplido las esperanzas de restitución de muchos de los
repatriados, estuvo cada vez más unida, según pasaba el tiempo, con la práctica de pureza y de conformidad con la ley? El libro de Job,
supresión consiguiente de las ideas escatológicas. No queremos decir que si se prescinde del comienzo (Job 1-2) y de su happy end
estas ideas no tuvieran ya ningún propagador; pero sí que la esperanza (Job, 42, 7 ss.), que son posteriores, no halla respuesta a esta
escatológica fue siendo cada vez más marginada por la aristocracia sacerdo- cuestión, como tampoco el Qohelet (llamado el «Eclesiastés»),
tal que dirigía en Jerusalén, y finalmente obligada a la separación (VON
RAD, II, 372). El cierre sacerdotal invierte así la relación relato/ley: fijado ni muchos salmos, ni los otros libros sapienciales: ellos conti-
en el pasado, el relato es dominado por la ley. núan esperando más allá de su angustia, pero es la muerte,
120 La Palestina del siglo I Instancia ideológica 121

sin embargo, lo que les espera. Otros se interesan por el cono- textual de los textos religiosos persas, haremos un breve resu-
cimiento de la naturaleza y de la sociedad y dan reglas de men de éstos.
conducta individual, como los proverbios o el Sirácida («Ecle-
siástico»). f) La Persia (o el Irán) de los aqueménides era un MPsubA
(sin trabajos de irrigación importantes), que constituyó el primer
2. Los textos del targum, surgidos «en el cuadro del culto gran imperio del antiguo próximo-oriente (siglos vi al iv antes
sinagogal», constituyen «una tradición sobre la interpretación de de J. C ) , que englobó a los MPA, como Mesopotamia y Egipto.
los textos del Antiguo Testamento»: lectura-escritura empren-
dida incesantemente y que se prolonga en lo que A. Paul llama Se hallarán allí sucesivamente los tres tipos de religión men-
el intertestamento, que «no se agotará sino más tarde, en el cionados;27 Benveniste indica así el paso de las religiones tribales
universo del judaismo rabínico»,25 después del siglo primero a un politeísmo de estado: «El antiguo Irán, un agregado de
de nuestra era. pueblos y tribus, unos sedentarios, otros nómadas, debía prac-
ticar cultos bastante diferentes. La religión llamada mazdeana
3. Pero los textos más representativos tal vez para el perío- ganó progresivamente una gran parte del Irán antiguo».28
do que nos concierne son los que se han llamado apocalípticos,
aparecidos en el período que va del año 200 antes de J. C. al En el mazdeísmo existe un dios principal, Ahuramazda, crea-
año 100 después de J. C. Su problemática, de importación ex- dor del mundo que gobierna con el concurso de otros dioses
tranjera, es la del conocimiento de la naturaleza y de la historia, secundarios y es luz celeste y sabiduría. La diferencia cielo/tierra
en el «supuesto de una analogía general entre el obrar salvífico es, pues, primordial. A ejemplo de la mancha entre los judíos,
divino por una parte, y el orden de la naturaleza, por otra».26 existe un mundo del mal, de las tinieblas, donde reinan los dioses
maléficos, los demonios (los daivd). El universo ideológico maz-
La influencia de literaturas extranjeras en Israel se observa, deo es así el de un combate entre fuerzas del bien y fuerzas
en primer lugar, en la ruptura con la tradición profética: el men- del mal, que refleja el modo de existencia de las tribus guerre-
saje de los profetas está enraizado en la historia de la salvación, ras, presas de la codicia de sus vecinas y del deseo de dominarlas.
es decir, en tradiciones de elección bien definidas, mientras que
El rey es también el soberano del universo, el maestro del
los autores de los apocalipsis presentan una visión de la historia
cosmos, una imagen terrestre del dios, y la sabiduría es, asimismo,
en la cual todo depende del hecho de que el curso de la historia
su atributo esencial de gobierno; Irán esperaba de su rey que
está fijado desde el comienzo de un encadenamiento predeter-
hiciese caer la lluvia necesaria, que fertilizase la tierra: se trata
minado. Los profetas se callaron definitivamente; el autor apoca- claramente de una religión «asiática», tal como la ha descri-
líptico, al igual que los autores persas, ha recibido una revelación to Banu.
secreta (especialmente a través de los sueños), que no trans-
mite sino a los iniciados. El tercer tipo de religión, más o menos contemporánea de
Lo apocalíptico tiene ciertamente un lugar muy importante los misterios griegos, ha sido obra de Zaratustra, en una época
en el ciclo de estudios que es necesario realizar para llegar a de sedentarismo y de urbanización. A partir de «revelaciones»
ser escriba. Y por lo demás, los elementos constitutivos de la personales, predica una religión de salvación interiorizada, una
semántica propia de esos textos entraron en el texto ideológico experiencia religiosa individual: cada fiel que ha tomado partido
de Israel y están presentes en los textos neotestamentarios, espe- y combate por el bien es el lugar de una batalla interior contra
cialmente en el de Marcos que vamos a leer (lo que llamaré el las fuerzas del mal. El fiel vencedor recibirá su verdadera recom-
código mitológico). Nos es necesario, pues, considerar muy de pensa, después de la muerte, de manos de Ahuramazda: así, lo
cerca esta semántica, y puesto que ella ha sido el efecto inter- que era prerrogativa real se hace accesible a los fieles, con el
27
25
Más arriba, 39 s.
A. PAUL, 429. 28
Al interpretarlas, me serviré de un texto colectivo ya antiguo: La
* VON RAD, II, 395. civilisation iranienne, y del de Widengren, Les religions de Viran.
122 La Palestina del siglo I Instancia ideológica 123

advenimiento de una perspectiva de inmortalidad y con la sepa- caídos resucitarían, habría sido superfluo y necio rogar por los
ración neta entre el dios y el rey, como consecuencia. 29 Es, pues, muertos». Se siente uno inclinado a pensar que esa «lucha santa»
desde el lugar interior de una sabiduría revelada desde donde es lo que constituyó el lugar de apropiación de la creencia persa
Zaratustra predica la salvación, la cual irrumpirá en el gran día en la resurrección última, escatológica, mientras que sin eso la
del juicio último por el fuego, cuando un redentor, el «viviente», muerte de quienes luchan por Yavé es un contrasentido, una
volverá, y cuando los buenos y los malos tendrán la suerte que pura maldición.
merecieron. En relación con este juicio aparece la creencia en
una resurrección de la carne. Es ese levantamiento de los macabeos lo que está en el origen
del partido de los fariseos, pues es posible que se relacionen con
Estos diversos temas del combate bien/mal y del papel que
los asideos, a los que 1 M 2, 42 llama «asociación de judíos
juegan los demonios, de un juicio escatológico, del redentor y
piadosos, hombres valerosos y entregados de corazón a la ley».
de la resurrección, extraños a la ideología del Antiguo Testa-
Los escribas son desde su comienzo los jefes y los miembros
mento, se hallarán en los apocalipsis, y se acepta comúnmente
influyentes de los fariseos. «Parece que los mejores fariseos son
que son el efecto de la religión de Zaratustra. ¿Cómo extrañarse
los más grandes productores de apocalipsis», escribe Guignebert, 32
de esta interconexión de los textos? Es Ciro quien permitió el
y Jeremías: «Los escritos apocalípticos del judaismo tardío con-
retorno a Palestina de los exiliados judíos de Babilonia; Darío
tienen las enseñanzas esotéricas de los escribas» fariseos. 33
quien les permitió la reconstrucción del templo; Artajerjes quien
permitió a Nehemías venir a gobernar Jerusalén y reconstruir
En efecto, eran sobre todo los mercaderes, los artesanos y
sus murallas; es decir, la restauración de Israel bajo la forma
los campesinos los que constituían parte de las comunidades
del judaismo es obra de los reyes persas.
fariseas, aunque ciertamente el lugar de los campesinos era más
g) Quedan por precisar las condiciones políticas de este bien restringido; nos hallamos, pues, como en los círculos
trabajo inter-ideológico. La literatura apocalíptica apareció en zoroastristas y en los círculos griegos del siglo vi antes de J. C ,
una época precisa y de un solo golpe. Prolonga en parte las frente a gentes de la pequeña burguesía de las ciudades. El papel
tradiciones de la literatura sapiencial, especialmente la ciencia de lo apocalíptico y de su esperanza en la realización escatoló-
de la interpretación de los sueños y la de los oráculos y signos, gica es típica de una clase en apuro político, 34 como es típica
pero es una innovación en lo que constituye probablemente el su visión pesimista sobre el hombre y sobre la historia que
rasgo específico más cierto de lo apocalíptico: una escapada al camina a su ruina, propia de la mayor parte de los textos. 35
final de la historia, a un juicio universal y una redención, una Como prueba todavía del lugar político de esa literatura ideoló-
perspectiva abierta, por tanto, al cumplimiento de la historia. 30 gica está el hecho de que, al contrario de las tendencias de
Pese al escepticismo de Von Rad sobre la posibilidad de conocer la literatura sapiencial en interesarse más por el destino indi-
a los círculos portadores de esas ideas, 31 es fácil ver qué aconte-
cimientos han cambiado su problemática en Palestina y justifican
" Cf. 159.
una nueva producción textual que ha intervenido masivamente: 13
Cf. 322.
el levantamiento de los macabeos y sus consecuencias. 34
A propósito de Daniel, escribe VON RAD, II, 407, que «no cabe
duda de que el autor apocalíptico está del lado de aquellos que pasan
Así, fuera de la literatura apocalíptica, se halla en el segundo el tiempo de la tribulación sufriendo más que luchando». Surgirá luego una
libro de los macabeos (12, 38-46) la apología de la resurrección fracción radicalizada de los fariseos, los zelotes, más apoyados en los
de los muertos: «Pues de no esperar (Judas) que los soldados campesinos, que llevan todo a lo largo del siglo primero la lucha armada
contra los romanos y se inspiran también ellos en la esperanza apoca-
29
líntica: vuelven a la fuente de esos textos, por así decirlo.
La religión de Zaratustra en antirreal. Widengren prueba que los 35
reyes aqueménides no se adhirieron a ella (166 ss.). «El movimiento de la historia mundial, representada en imágenes
30 simbólicas, muestra el crecimiento del mal. Su visión de la historia es pues
Cf. VON RAD, II, 398 ss. extremadamente pesimista (...), la historia del mundo conduce a un «abis-
'' Ibtd., 383. mo», a una «gran ruina» (VON RAD, II, 388).
124 La Palestina del siglo I Instancia ideológica 125

vidual, es aquí lo colectivo lo que domina de nuevo, si bien del castigo de los malos al lado de la idea de la recompensa
lo individual ocupa bastante lugar. de los buenos (...). Se espera de ordinario esa resurrección en
el sentido de una restauración de los cuerpos enterrados.
h) Estos apocalipsis contienen todo un cuadro de las cosas
últimas, cuyos principales componentes son descritos por Guigne- 9. Sobre el juicio último hay serias divergencias. Algunos
bert según dos tipos escatológicos diferentes: el uno milenarista creen en dos juicios: el primero después del triunfo del mesías
(durante mil años - cifra persa), el otro más sencillo y más sobre sus enemigos, y el segundo al fin del reino mesiánico,
próximo a la antigua idea del reino. Retengamos de este cuadro: después de la resurrección general. En principio es Dios quien
es considerado como juez, y el que juzgará.
«1. El mesías no se manifestará inopinadamente; diversos
fenómenos espantosos precederán y anunciarán su venida: gue- 10. El juicio establecerá una división entre los hombres.
rras, hambres, catástrofes de todo género (...). Los buenos recibirán en recompensa su entrada, en compañía de
los ángeles, en la mansión de Dios, para contemplar su rostro
2. El mesías (...) vendrá precedido por el profeta Elias
divino y participar de su gloria (...); ellos vivirán sin fin. En
(cf. Eclo 48, 10) que descenderá del cielo, adonde ha sido
cuanto a los reprobados, serán precipitados con los demonios
arrebatado vivo. (...). en la gehenna y no saldrán de ella jamás. Es mucho más tarde
4. La llegada del mesías provocará la coalición de los malos, cuando se introducirá en las creencias judías (...) la idea que
conducidos por un jefe que no parece estar aún descrito con forma como el coronamiento de todo el sistema escatológico de
mucha precisión, y cuyo tipo no se perfilará del todo sino en los persas, la del restablecimiento del mundo entero, de toda
la apocalíptica cristiana: será el anticristo. la creación, comprendidos los espíritus malos, en el bien y en
la paz».38
5. El ejército del mal será vencido, pero se duda sobre la
designación de su vencedor. Tan pronto es el mismo Dios quien i) El efecto sobre la ideología de Palestina de los textos
manifiesta su poder, como lo es el mesías, armado con la fuerza persas se ha resentido también en el código dominante de esa
de Yavé. La segunda opinión es la más extendida. instancia, marcado por la oposición cielo/tierra: a ejemplo de
los textos de Zoroastro, la distancia entre el cielo y la tierra
6. La derrota de los malos será seguida por la inauguración se afirma mucho aquí. El fin de la antigua profecía condujo al
del bienaventurado reino mesiánico. El mesías, príncipe de la cierre del cielo, a su silencio («no existen ya profetas, ni nadie
paz, reinará en Jerusalén; pero la ciudad será renovada por una entre nosotros que sepa hasta cuándo», se lamenta el salmista,
purificación profunda (por el fuego) o bien reemplazada por una Sal 74, 9); de ahora en adelante sólo tendrán lugar las revela-
ciudad celeste descendida de lo alto. Y en ella y en torno a ella ciones secretas, por sueños y por visiones, como el misterio reve-
habitará el pueblo elegido, reunido de la dispersión y restable- lado al «profeta Daniel», o sea, por la experiencia religiosa de
cido en todo su esplendor. Algunas veces se coloca en ese iniciados, los únicos a quienes el cielo se abre durante una visión.
momento la resurrección de los justos de Israel. En el reinado
de Dios se conocerá una paz sin inquietud, una prosperidad sin Pero ésta, o al menos su interpretación, no viene directa-
accidente, una alegría sin mezcla. (...). mente de Dios, sino a través de sus intermediarios, los ángeles.
Es un efecto del distanciamiento de Dios. De igual modo, «se
8. Entonces resucitarán los muertos. Durante largo tiempo elabora una teoría de los intermediarios, de las hipóstasis que
no se ha hablado sino de la resurrección de los justos, perma- son los obreros o los suplentes de Dios en su obra de creador
neciendo los otros olvidados para siempre en el polvo del sheol;36 y de rector del mundo: el espíritu de Dios, la palabra, la pre-
después, la lógica de la noción de remuneración37 impuso la idea sencia, la gloria, la sabiduría son, por lo demás, casi tan difíciles
36 de definir como Dios mismo, ya que están destinados precisa-
A diferencia de los iraníes, no existe la inmortalidad del alma;
cf. la argumentación de 2 M 12, 38 ss. citada en página anterior.
37 3!
Según la lógica de la justicia real. C H . GUIGNEBERT, Le monde juif vers le temps de Jésus, 158-160.
126 La Palestina del siglo I Instancia ideológica 127

mente a evitar las nociones claras» (Lagrange); del mismo modo, próximo al cielo, y esto ya desde la revelación a Moisés sobre
una jerarquía de arcángeles y de ángeles constituye una corte la montaña del Sinaí, como a Elias en el Horeb. La montaña
divina (a ejemplo de los reyes asiáticos), de los cuales los más es el lugar privilegiado de las teofanías. Se tendrá así:
bajos aseguran la comunicación (...) entre Dios y los hombres,
transmitiéndoles las revelaciones divinas y llevando sus plegarias cielo dios (astros, ángeles)
de aquí abajo hasta el trono de Dios.39
(montaña) (intermediarios humanos:
Se desarrolla además una demonología, y aquí el efecto de
los textos persas es más decisivo, ya que el medio indirecto de Moisés, Elias)
efectuarlo es la maldición que cesa de venir de Dios para ser tierra hombres
referida a espíritus malos; ellos tienen un «jefe», Satán (a ejem-
plo de Ahrimán, el espíritu malo persa) y son concebidos como abismo (mar) demonios
un ejército opuesto al de Dios: se supone que los malos espíritus
existen en todas partes y se les atribuyen todos los accidentes De este esquema alto/bajo se derivan también los movi-
de la vida, las enfermedades y especialmente, bajo la forma de mientos descendente/ascendente, siendo aquél un efecto de la
posesiones, todas las enfermedades nerviosas.40 Es decir, los de- lluvia (las aguas de encima del cielo (Gn 1, 7), que descienden
monios ocupan en este cuadro ideológico el lugar de la mancha sobre la tierra (Sal 104, 1-30), y éste un efecto del sacrificio (el
en el orden simbólico judío. término hebreo para holocausto, 'olas, significa ascender) y de
la plegaria, que ascienden hacia el Dios del cielo. Henoch (Gn 5,
La suerte de los destinos terrestres, sean colectivos o indi-
24) y Elias (2 R 2, 11) son elevados al cielo, según un movi-
viduales, se desdobla así, hasta cierto punto, en un combate miento ascensional que se volverá a hallar en Marcos.
entre las tropas celestes y las tropas de Satán, el adversario
de Dios, a ejemplo del combate entre el bien y el mal en la El desierto representa un espacio ambiguo, la tierra no habi-
ideología iraní. tada, no escrita; es el lugar de la prueba (como el éxodo), de
la tentación, ya que los demonios tienen acceso a él, en una
Una vez más el cielo se distancia de la tierra y se introduce palabra, el lugar por excelencia del combate espiritual.
un tercer término: el abismo, sede de los demonios. Como se ha
visto, el juicio último se realiza por correlación de los justos j) Todo esto se refiere a los textos escritos que circulan
con los ángeles y de los malos con los demonios: al fin existirá en el discurso de los agentes de la Palestina del siglo primero,
el cielo 41 y el infierno (o gehenna).42 cuya producción es obra de la clase de los escribas. A esto se
agrega todo un sector fundamental de la instancia ideológica,
El esquema del código dominante, mitológico, está, pues, el que concierne al lenguaje ritual del culto, cuyo centro es
caracterizado por la oposición alto/bajo, respectivamente cielo/ el templo de Jerusalén, lugar de la consumación económica. La
tierra; el elemento abismo (correspondiente al fondo del mar) clase portadora de ese lenguaje es la de los sacerdotes: en el
aparece como «más bajo que la tierra». Además, en la conside- seno del pueblo judío el clero constituye una comunidad tribal
ración del nivel-tierra la montaña es un lugar «más alto», más fuertemente organizada que hace remontar su genealogía hasta
Aarón, y en cuyo interior el sacerdocio se transmite por heren-
39
C H . GUIGNEBERT, 119. cia. Esta está dividida en 24 clases sacerdotales, que compren-
40
Ibid., 123. den a todos los sacerdotes dispersos en Judea y en Galilea, los
41
Más rigurosamente, lo terrestre será transfigurado por lo celeste, cuales deben venir a Jerusalén por turno para asegurar el servi-
la diferencia cielo/tierra se esfumará, remitiendo el cierre escatológico del cio cotidiano de los sacrificios del templo. Por debajo de ellos,
relato de Israel (y de todos los relatos) a la génesis de todo relato, al los levitas forman el «clerus minor», dividido también en 24
relato primordial: «Al comienzo Dios creó el cielo y la tierra», el telos grupos que pertenecen hereditariamente a la tribu de Leví: están
a la arché.
42
Lugar para quemar las basuras (cf. V. TAYLOR, 411).
encargados solamente de la música del templo y de los servicios
128 La Palestina del siglo 1 Instancia ideológica 129

inferiores anejos al culto, como el de policía y vigilancia en las tido de los saduceos, al que pertenecen los sacerdotes jefes y los
puertas del templo. De hecho, en tiempos de Jesús existe entre ancianos, la nobleza sacerdotal y la nobleza laica, y también
los judíos un clero que, en total y en cifras redondas, comprende ciertos escribas, en una palabra, las clases dirigentes. La teología
18.000 sacerdotes y levitas. conservadora de estos últimos se atiene estrictamente al texto
Lo esencial de sus ingresos se basa en el pago por la pobla- mismo de la Tora y se halla, pues, en abierta oposición con la
ción del diezmo de los productos del suelo, pero grandes capas tradición oral de los escribas fariseos, rechazando especialmente
del pueblo no pagan las tasas o lo realizan de manera insufi- todas las especulaciones apocalípticas sobre la escatología y ne-
ciente, lo que hace que la mayoría de los sacerdotes vivan pobre- gando la resurrección de los muertos. Se volverá a ello a propó-
mente. Por ello se ven obligados a ejercer una profesión en sito de la lucha ideológica de clases.
donde residen; principalmente se trata de una profesión manual. 1) En resumen, los diversos textos ideológicos inscriben
Si se tiene en cuenta lo dicho sobre la nobleza sacerdotal estos códigos en los discursos de los agentes de la FS, al igual
desde el punto de vista económico, uno se da cuenta de que que la casuística (en la predicación de la sinagoga como en los
existen profundos contrastes entre la gran masa de sacerdotes y tribunales y el discernimiento puro/manchado por parte de los
los sacerdotes jefes que pertenecen en su mayor parte a la sacerdotes) y los rituales inscriben esos mismos códigos en las
aristocracia sacerdotal; de ahí las opiniones de interés entre el prácticas y gestos cotidianos de esos mismos agentes, incluso en
alto y el bajo clero. sus cuerpos (puros/manchados más o menos gravemente) y en
el de los productos (alimentos, espacios de habitación y de tra-
Al lado del papel de aparato ideológico en el culto en el
bajo, otros objetos). De igual modo, las estructuras económicas
templo de Jerusalén, los sacerdotes tienen donde habitan la inscriben los significantes de riqueza y de pobreza (oposición
función de discerninimiento de lo puro y de lo manchado que el ricos/pobres), lo mismo que las estructuras políticas inscriben
Levítico les atribuye, y eso les otorga una función en los tribu- las del poder y de la situación sufrida de dominación (oposición
nales de justicia en numerosos lugares. « grandes » /muchedumbre).
k) Así, mientras los escribas definen el orden simbólico en
una casuística muy refinada,43 es decir, las prescripciones y las m) Para acabar, consideremos los efectos de escritura de
observancias de la vida cotidiana, dependen de los sacerdotes lo ideológico en el espacio de la FS de la Palestina del siglo
los juicios que definen el campo simbólico concreto. No todo el primero. Este está escrito bien geográficamente, bien topográfi-
mundo cumple esas prescripciones tan rigurosas, y eso es lo que camente, en el sentido moderno del término. El discurso ideoló-
explica la existencia de comunidades cerradas de fariseos, que gico sobre ese espacio tiene como efecto el orientarlo simbólica-
viven según estricta ortodoxia, en particular según las prescrip- mente: «Palestina, Jerusalén y el templo de Jerusalén represen-
ciones acerca del diezmo, la pureza concerniente a los alimentos tan cada uno de ellos de por sí y sumultáneamente la imagen
y su ablución, el sábado y las horas de rezo.44 del universo y el centro del mundo», escribe M. Eliade;45 es
decir, que todo el espacio en el interior y exterior de esas fron-
Los sacerdotes, al igual que la mayoría de los escribas, parti- teras es valorizado positiva o negativamente según pureza (o
cipan grandemente en el movimiento fariseo en oposición al par- pureza mayor) y mancha (o menor pureza); así, como se ha
señalado, Galilea es vista como menos pura que Judea, bien por
43
La casuística es el texto que, síntoma del desnivel entre el antiguo causa de la mayor proporción de paganos que la habitan, bien
orden simbólico y el campo simbólico contemporáneo, intenta borrarlo. por causa de su situación geográfica de alejamiento en relación
Ese desnivel es el resultado de las transformaciones de la FS, y era ya con Jerusalén y con su templo.
el lugar de lucha de los deuteronomistas y de los profetas.
44
El movimiento de las comunidades fariseas, cuya problemática real Por lo demás, el discurso mitológico se inscribe también sobre
es su ausencia de fuerza política, como se ha señalado, establece una pro-
blemática ideológica y se constituye como fuerza social ideológica; por este último convirtiéndolo en eje del mundo, en el lazo por
tanto, en una FS donde el aparato político de estado coincide con el
aparato político sacerdotal, como fuerza social también política. 45
Lo sagrado y lo profano. Guadarrama, Madrid 1967, 47.
130 La Palestina del siglo 1 Instancias y campos respectivos 131

excelencia entre el cielo y la tierra: «Flavio Josefo escribía, a Estas son las separaciones del campo simbólico con sus fron-
propósito del simbolismo del templo, que el patio representaba teras raciales y de pureza, que se hallan inscritas en la arqui-
el 'mar' (es decir, las regiones inferiores), el santuario la tierra, tectura del templo, esa «imagen del mundo», como decía Eliade.
y el santo de los santos el cielo (Ant. Jud., III, VII, 7)», señala
también M. Eliade.46 Centro del mundo, se convierte, en los
conceptos empleados por mí en centro simbólico de Israel, y el
templo no figura sino por ser el eje que une a la tierra con el 5. Las articulaciones de las instancias
cielo: el santo de los santos, antaño lugar de la presencia de y sus campos respectivos
Yavé, es el lugar mitológico donde el cielo toca a la tierra,
donde la tierra toca al cielo. Por eso sólo el sumo sacerdote
puede entrar allí, una sola vez al año, el día de la expiación.
Por eso todos los judíos deben, según la ley, venir en peregri- a) Para llegar a definir con precisión la coyuntura de la
nación a Jerusalén tres veces al año para las grandes fiestas. lucha de clases en Palestina, será necesario tomar el conjunto
Por eso también todo judío, dondequiera que viva, se vuelve de las tres instancias que acabamos de analizar por separado,
hacia el templo en el momento de la plegaria, de la misma forma para considerar su articulación y a continuación sus determina-
que los musulmanes se inclinan en dirección a La Meca cuando ciones y cierres de los tres campos definidos por esas instancias.
rezan. Por eso todos los movimientos mesiánicos, muy nume- Tomemos en primer lugar el MPsubA en sí mismo.
rosos en aquella época, tienden hacia Jerusalén. Mucha gente
se establece en Jerusalén para morir en ese lugar santificado, b) Después de lo dicho, es fácil concluir que la articulación
para morir allí donde tendrán lugar la resurrección y el juicio de las instancias económica y política es la de un subasiatismo:
final. las relaciones de producción dominantes se efectúan entre las
comunidades de las aldeas y el aparato político de estado que
Detallemos más todavía. «La mishna habla de diez grados cobra el impuesto. Este se cobra también por la producción y
de santidad (o pureza); estaban situados en círculos concéntricos circulación del sector definido por las ciudades.
en torno al santo de los santos:
c) La articulación de las instancias política e ideológica está
1) el país de Israel; caracterizada, en la época que nos ocupa, de una parte por la
2) la ciudad de Jerusalén; no distinción entre los aparatos políticos de estado y el aparato
3) la montaña del templo; político-ideológico sacerdotal: son los sacerdotes jefes, bajo el
4) el hel, terraza con una balaustrada que la separaba del poder del sumo sacerdote, quienes detentan el poder político
resto del templo; esta balaustrada señalaba los límites (otra cosa es en Galilea e incluso en Judea en tiempo de Hero-
que los paganos no podían pasar; des); de otra parte, y esto desde siempre, por el carácter sagrado
5) el atrio de las mujeres;47 de la ley, que regula, a nivel del orden simbólico, la circulación
6) el atrio de los israelitas; de los cuerpos.
7) el atrio de los sacerdotes;
8) el espacio entre el altar de los holocaustos y el edificio d) Finalmente, la articulación de lo económico y de lo
del templo; ideológico se manifiesta en el papel de sede del estado, que es
9) el edificio del templo; el del templo. En una agricultura determinada por el grado
10) el santo de los santos».48 poco desarrollado de las fuerzas productivas,49 y por otra parte
saturada desde el punto de vista del crecimiento por la ocupación
46
extranjera, después de la instauración del judaismo en el siglo vi
Ibii., 44, 47.
47
Y de los niños menores. 49
«No tenemos apenas pruebas de que haya sido realizado algún pro-
48
J. JEREMÍAS, 117. greso importante en la tecnología o en la organización» (BARÓN, I, 345).
132 La Palestina del siglo 1 Instancias y campos respectivos 133

antes de J. C , es el campo económico del dispendio (campo III) dice, tan abundante en Jerusalén y especialmente en el templo,
el que determina al templo como lugar del estado. Así, la deter- que después de la toma de la ciudad una inmensa oferta de
minación del MPsubA se efectúa mediante lo económico, en oro sumergió a toda la provincia de Siria; de ello resultó, según
última instancia y desde el único punto de vista interno de la dice Josefo, que la libra de oro se vendía a la mitad de su
FS: es la instancia económica la que determina la dominación antiguo precio.51
interna de la FS por la instancia ideológica.
El fin del impuesto cobrado por los romanos viene a sobre-
e) Desde el punto de vista externo, es la articulación del determinar ese cierre interno en el MPsubA.
MPsubA con el MPE romano lo que es necesario considerar.
Este último, por su fuerza militar de ocupación y por el poder g) El campo político, determinado de una parte por el
político consecuente del procurador romano, ejerce la dominación campo simbólico y de la otra por el aparato de estado (sanedrín
política sobre Palestina. La clave de la determinación en última y aparato ejecutivo sacerdotal), es todavía el templo, sede de
instancia de esa dominación política se halla seguramente en la ese aparato que, en la figura del sumo sacerdote y de sus orna-
base económica esclavista del imperio romano, que asegura su mentos funcionales, asume el papel central de equivalente prin-
poder político sobre todo el mundo «civilizado» de la época, cipal de la instancia política del MPsubA.
por el hecho de su ejército tan poderoso, financiado con los El procurador es el funcionario, el «representante» del empe-
impuestos obtenidos de las FS ocupadas militarmente.50 rador romano; un segundo equivalente principal cierra en sobre-
f) Si se mira ahora del lado de los campos de las tres determinación al campo político, y es el César.
instancias de la FS y de sus determinaciones y cierres, se expli- h) El campo ideológico lo hemos descrito como dominado
cará el lugar privilegiado que ocupa el templo en este sub- por el código mitológico, cuyo eje es precisamente el templo de
asiatismo. Jerusalén, que define el centro del campo simbólico. Al respetar
los romanos la autonomía ideológica de los países que ellos
En una determinación muy estrictamente determinada por
ocupaban, sólo el templo desempeña a ese nivel su función.
el grado de las fuerzas productivas, tanto en la agricultura, como
El equivalente principal es el Dios de Israel, presente en el
en el artesanado y en la industria del estado, el cierre del campo
templo.
económico está asegurado por el aparato monetario y su equiva-
lente principal, el dinero, estando además la circulación que éste i) Se puede resumir este análisis diciendo que el templo,
regula sometida al templo como tesoro, como finanzas públicas. cuya función específica es ideológica, aparece de hecho, en este
Un signo indica este lugar dominante del templo en la economía: subasiatismo particular, como un elemento sobredeterminado por
el oro que lo recubre, los frontispicios recubiertos de oro y las tres instancias económica, política e ideológica, y por tanto
plata, los candelabros y utensilios sagrados de oro y plata, la como el lugar de condensación de las contradicciones internas
fachada recubierta de placas de oro, como el muro y la puerta (en el MPsubA) de cada instancia. Así es cierto que su destruc-
entre el vestíbulo y el santo, etc., hasta el santo de los santos, ción el año 70 por el ejército de Tito llevó al hundimiento de
cuyos muros están recubiertos de oro... El oro era, según se la FS: la unidad del judaismo no será ya (salvo el breve parén-
tesis de la guerra judía el año 130 después de J. C.) más que
50 ideológica: no habrá ya estado judío hasta la segunda mitad
Mi tesis es, pues, que existe un dominio de la instancia ideoló-
gica por el simple hecho del MPsubA, como lo demuestra el didracma de nuestro siglo.
pagado por los judíos de la diáspora, y un dominio de la instancia po-
lítica por el hecho de su integración en el MPE. Esta no puede menos Esa triple contradicción interna está sobredeterminada por
de determinar a aquél: dominado políticamente por extranjeros desde la que representa su integración de fuerza en el MPE: a la vez
hace seis siglos, el MPsubA no ha podido asegurar su cohesión interna económica (el impuesto cobrado), política (ocupación militar),
sino por la dominación ideológica (papel cada vez mayor del templo, papel
de los sumos sacerdotes en el aparato de estado interno, lugar de la esca- 51
tología apocalíptica en la ideología de los zelotes). J. JEREMÍAS, 43.
134 La Palestina del siglo I La lucha de clases 135

ideológica (la presencia de esos paganos de sangre manchada en romanos, que alcanza el cuarto de la cosecha cada año o cada
el país dado por Yavé a los judíos). dos años, deben haber hecho la vida del agricultor palestino
El juego de estas dos contradicciones nos dará la clave de la extremadamente difícil.
coyuntura de la lucha de clases en Palestina, cuyo conocimiento
Por esta razón, apenas se paga el diezmo a los sacerdotes,
es lo único que nos permitirá una lectura política del relato de como se ha visto.
Marcos.
El panorama no es mucho mejor en las ciudades. Los bajos
salarios de los obreros cualificados, y más todavía el de los
braceros, los numerosos obreros en paro, la existencia de un
6. La lucha de clases en Palestina «proletariado de masas», la posibilidad de hallar esclavos, hacen
la lucha puramente económica del asalariado absolutamente deses-
perada. De ahí las pocas huelgas en todo el mundo greco-romano
a) Intentemos dibujar el cuadro de la lucha de clases, sir- y su casi total ausencia en Palestina. Los asalariados y los escla-
viéndonos sobre todo de la historia de Israel de Barón.52 vos de los grandes propietarios se ven a menudo impelidos a
fu garse y a unirse a las bandas de bandidos que asolan la cam-
Se puede afirmar que las condiciones económicas de Pales-
paña. Ese bandidaje (no solamente de los esclavos fugitivos, sino
tina se asemejan en muchos rasgos a las de sus países vecinos,
también de los obreros libres reducidos a la miseria) se convierte
Egipto y Siria. Considerado en su conjunto, ese rincón sudorien-
en un rasgo permanente de la vida palestina. Pero, en la situa-
tal del Mediterráneo es, económicamente, la región más avanzada
ción que prevalece en este caso, una lucha de clases no puede
del imperio romano. Pese al hecho de poseer Palestina consi-
tener sentido si no tiene por objetivo final la conquista del
derables riquezas naturales y de autoabastecerse económicamente,
poder. Así, algunos de estos bandidos toman las armas no sola-
las privaciones de las clases trabajadoras, rurales y urbanas, se
mente para salir de apuros, sino también para ayudar al pueblo
multiplicaron con el esfuerzo hecho por ligar la economía de
entero. Ven en la opresión romana la materialización de todo
Palestina a la del imperio y siempre bajo el peso cada vez más
el mal. De esta forma se constituye la facción de los zelotes?*
duro del yugo fiscal. Desgraciadamente, no tenemos información
la cual, durante décadas, conduce una lucha de guerrillas deses-
sobre el movimiento de los precios en Palestina en aquella época,
perada contra los romanos, intentando crear un estado judío
pero es probable que los mismos factores que contribuyeron a
contra Roma. Galilea, la región más rica y más poblada, con los
elevar constantemente el precio de la vida en el país vecino que
numerosos refugios que ofrecen sus montañas, fue la cuna y se
era Egipto, ejercieron también una presión inflacionista en una
convirtió en el foco permanente de los diversos grupos que
Palestina superpoblada. Los métodos de recaudación se hacen
forman esta secta belicosa, cuyo primer movimiento de rebelión
cada vez más implacables, la malversación de fondos más desen-
conducido por Judas de Galilea es resumido como sigue por
frenada y universal; los funcionarios coloniales romanos no per-
la Biblia de Jerusalén, que la coloca en el año 4 antes de J. C ,
manecen sino relativamente poco tiempo en el lugar e intentan
después de la muerte de Herodes: «Sabino (procurador de los
reunir la mayor fortuna posible en un corto espacio de tiempo.
bienes de Augusto en Siria) llega a Jerusalén para hacer el inven-
En una palabra, las masas viven en una horrible pobreza. Por
tario de los ingresos del reino de Herodes (con vistas al cobro
una parte, los diezmos religiosos y el año sabático «que repre-
real del impuesto): viva oposición y desórdenes en todo el país.
sentan cargas poco menos que insoportables incluso en las regio-
Entonces tuvo lugar sin duda la insurrección de Judas el galileo
nes más fértiles del país»;53 por otro lado, la contribución a los
(Hech 5, 37) y del fariseo Saddoq, quien proclamó la insubordi-
nación y la negativa del impuesto a Roma (origen de los zelotes).
52
S. W. BARÓN, I, 335-382; II, 640-659.
53
He aquí un buen ejemplo de la distorsión del sistema de la deuda: 34
el año sabático promulgado contra los grandes propietarios pasa a ser una «Bandidos» y «terroristas» (zelotes) serán traducidos en Marcos por
carga intolerable para los pequeños campesinos. el mismo término griego: lestes.
136 La Palestina del siglo I La lucha de clases 137

Sabino llama a Varo (legado de Siria), quien persigue por todas legiado: «Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro
partes a los rebeldes; son crucificados dos mil».55 es el reino de Dios» (Le 6, 20). Se compone de una triple
Por el contrario, los grandes propietarios se benefician del dimensión según las tres instancias: la saciedad («vosotros seréis
alza de los precios agrícolas; sus grandes terrenos, tanto reales * saciados», Le 6, 21); la posesión del país y de la tierra («ellos
como privados, son suficientemente numerosos para regular el poseerán en herencia la tierra», Mt 5, 4), lo que implica la
ritmo de la producción y de los precios. Esta clase dominante dominación de los judíos sobre las naciones extranjeras; final-
judía (sumos sacerdotes, grandes propietarios terratenientes, gran- mente a nivel ideológico, la visión de Dios («ellos verán a
des comerciantes, Herodes y sus altos funcionarios) se aprovecha Dios», Mt 5, 8; «serán llamados hijos de Dios», Mt 5, 9), lo
al máximo de la coyuntura, mostrándose políticamente solidaria, que representa la consumación ideológica, según la idea antigua
como se ha visto, con los ocupantes, quienes se apoyan sobre de que ver a Dios es morir.
ellos: además, su corrupción y el descrédito de los sumos sacer-
dotes por el hecho de su ilegitimidad son razones suficientes para Entre los mantenedores de esas perspectivas escatológicas
que las clases populares estén llenas de descontento hacia ellos, se distinguen tres grupos: los esenios, quienes, estimando profa-
especialmente la pequeña burguesía de Jerusalén (la muchedum- nado el templo por los sumos sacerdotes ilegítimos, se organi-
bre de Marcos 11 y 12 hostil a los notables del sanedrín) que, zaron en comunidades separadas del campo simbólico judío
sin embargo, depende estrechamente del templo desde el punto centrado en el templo, y cuya incidencia sobre la lucha de clases
de vista económico. se aminoró por esa misma razón;59 los fariseos, cuya base social
de artesanos y pequeños comerciantes, privados de fuerza polí-
b) ¿Cómo se traduce a nivel ideológico esta lucha de clases? tica, les condujo a interesarse sobre todo por «el otro mundo»,60
El punto álgido de la cuestión se sitúa en torno a las perspec- para el cual se preparaban más que nada por el pietismo y el
tivas escatológicas desarrolladas por los textos apocalípticos, que legalismo en la observancia de la ley; finalmente, los zelotes,
predican los fariseos y que, por el contrario, rechazan los sadu- quienes, permaneciendo fariseos por la ideología religiosa, pien-
ceos, por la misma lógica que la de la clase sacerdotal después san en la lucha armada contra los romanos, esos paganos que
del exilio.57 No participando de la utopía de las clases populares, manchan el país de Israel, para instaurar el reino de David;
la escatología, comprendida aquí en la perspectiva de una resu- esperan un mesías guerrero para dirigir esa lucha decisiva y su
rrección de los muertos, les es extraña, habida cuenta de que base de reclutamiento por excelencia son los campesinos super-
ellos permanecen fieles a una lectura estricta de los antiguos explotados. Por eso escribe Guignebert: «La esperanza mesiá-
textos. nica, bajo la forma de espera de un rey davídico que restaure
El horizonte utópico que traza este escatologismo y que la gloria de Israel, es casi exclusivamente popular (...); cuando
menos, fue el fermento de la agitación judía, el principio de los
era en el fondo el del antiguo Israel, podrá ser caracterizado
grandes levantamientos contra Roma».61 «Hijo del hombre vi-
según las «bienaventuranzas» evangélicas. Su figura dominante
niendo sobre las nubes del cielo» (Dn 7, 13), «rey justo y victo-
es la del reino de Dios 58 que se establecerá en la tierra y donde
rioso, humilde y montado sobre un asno, en un pollino, cría
los pobres, es decir las clases dominadas, tendrán el lugar privi- de asna» (Za 9, 9), «hijo de David» (se dice corrientemente:
55 «el reino de la casa de David» para significar los tiempos me-
BJ., ed. 1955, 1652; ed. 1973, 1819. siánicos), esas diversas concepciones concernientes al tipo del
56
De Herodes en Galilea; agregar los del estado-templo en Judea.
57
También la importancia exclusiva atribuida al templo por los sadu- 5
ceos era discutida por los fariseos quienes, «pensando en el judaismo mun- ' Se unieron, sin embargo, a los zelotes cuando estalló la guerra
dial más que los saduceos, cuyo horizonte estaba necesariamente circuns- el año 66 (S. W. BARÓN, II, 658).
crito a las fronteras de Palestina (...), comenzaron a señalar los elementos Pero S. W. Barón, II, 643, estima que «el contraste que opone
de la religión y de la fe que eran aplicables también a los judíos fuera el carácter del judaismo fariseo, más orientado hacia el otro mundo, y el
de la tierra santa». Así, el sábado, la sinagoga, la ley, etc. (S. W. BARÓN, de la religión de los profetas referente principalmente a la vida de aquí
II, 650). abajo, no es tan grande como se ha afirmado».
61
* Según una metáfora política proveniente de la corte asiática. Cf. 179.
138 La Palestina del siglo I La lucha de clases 139
mesías esperado 6 2 son objeto de discusiones entre las escuelas al régimen que ellos quieren instaurar, una vez rechazados los
fariseas, sin que se llegue a un acuerdo. Esto no impide que la romanos? Se la puede presumir por un gesto. Por un lado,
esperanza escatológica-mesiánica juegue un papel decisivo en los prenden fuego, desde el 66, a los archivos de las actas jurídicas
diversos movimientos de insurrección contra los romanos, que relativas a las deudas: esto muestra «hasta qué punto fue impor-
surgen durante todo el siglo primero de nuestra era hasta la tante el factor social en el movimiento zelote», dice Jeremías. 65
guerra del 66. Y Prigent le hace eco: «¿Soñaban los zelotes en una reorgani-
zación de la propiedad más conforme con la voluntad de Dios?» 66
c) De esta guerra, narrada con detalle por Josefo en su
Por otra parte, eligen por sorteo un nuevo sumo sacerdote de
relato La guerra judía, se tendrá una descripción bastante viva en
entre las antiguas familias pontificales legítimas, apartadas del
P. Prigent, La fin de Jérusalem. Nos bastarán aquí algunas obser- supremo pontificado desde el año 172 antes de J. C , un hombre
vaciones que pongan de relieve los diversos intereses de las sencillo, que ejercía un oficio manual. Finalmente, defienden el
clases en lucha. templo con encarnizamiento durante toda la guerra y especial-
La clase campesina, aldeanos y jornaleros de los grandes mente en su último episodio. Esto muestra que para los zelotes
propietarios, es la más sufrida, como se ha visto: sus adversa- no se trata de una «revolución» para poner fin al MPsubA, sino
rios son los romanos en primer lugar, pero también las noblezas más bien de una «insurrección» para restaurarlo sobre bases
sacerdotal y laica, los sumos sacerdotes y los ancianos de los más puras. Hay algo que nos hace pensar en el movimiento
relatos evangélicos. Ella debió suministrar el más importante deuteronomista, mutatis mutandis, especialmente no planteándose
contingente de las tropas zelotes: «Existían entre esos revolu- ya la cuestión de la monarquía: el movimiento zelote es refor-
cionarios gran cantidad de patriotas ardientes y hombres llenos mista, la ideología religiosa centrada en el templo de Jerusalén
de entusiasmo religioso, pero también muchos esclavos y gentes tiene allí un lugar determinante, a la que se agregan los inte-
sin escrúpulos, como la hez del pueblo» (sic),63 lo que nos remi- reses económicos ligados al templo de la pequeña burguesía de
te, sin duda, a lo que se llamaba 'am ha-ares (el pueblo de la la ciudad de Jerusalén; después de barridas las familias pontifi-
tierra), ese grupo de la población cuya educación judía era consi- cales corrompidas, el sumo sacerdote no deja de conservar por
derada con mucha desconfianza por los fariseos más severos. eso el centro del poder de estado subasiático. Es el único pro-
yecto que tienen en cuenta los zelotes ante las determinaciones
Pero habiéndose iniciado la guerra en Jerusalén contra la que actúan sobre ellos; como los deuteronomistas y los macabeos,
pretensión del procurador romano, Floro, de «requisar diecisiete no se trata de ningún modo de una revolución comunista. 67 Tal
talentos del tesoro del templo», 64 la pequeña burguesía de los vez sea importante, antes de abordar la problemática de la defi-
artesanos y comerciantes se sintió implicada desde el comienzo nición política de la práctica de Jesús según Marcos, saber que
y con ellos muchos sacerdotes del bajo clero y escribas fariseos. no es necesario esperar una «revolución comunista», tal como
Por el contrario, la clase dominante se consideró como aliada puede ser designado hoy en día ese proyecto: tendremos ocasión
de los romanos y cuando en el 68 los zelotes tomaron la ciudad de confrontar la estrategia de Jesús con la de los zelotes, pero
y el templo, Anas fue de los primeros en caer, seguido de la en el seno de un MPsubA. H e aquí por qué ha valido la pena
mayor parte de los notables. definirlo.

¿Cuál es la meta del movimiento zelote en lo que concierne Volvamos al proyecto político de los zelotes: no solamente
62
es el único que les era posible concebir, sino que en sí mismo
Guignebert «insiste en el silencio de los rabinos antiguos en torno es un proyecto abocado al fracaso «humanamente», y ésta es
a la concepción de los sufrimientos del mesías» (171). tal vez la razón por la cual el mesianismo actúa de tal forma
" J. JEREMÍAS, 172.
64
El equivalente de 17 veces 10.000 denarios, siendo un denario el 45
Cf. 172.
salario de una jornada de un obrero agrícola (cf. J. JEREMÍAS, 135, n. 71 66
y 174, n. 6): o sea, tomando como salario medio de un obrero francés Cf. 18, n. 1.
oT
actual 60 francos nuevos al día, alrededor de 10 millones de francos... (?). Cf. mi hipótesis 47, 57 s.
140 La Palestina del siglo I

en ellos que confían en una intervención milagrosa de Dios en


el caso de que las cosas no les sean favorables. La motivación
utópica también actúa, como lo testimonia el relato que Dion
Casio M hace de la última escena de combate en el templo de
Jerusalén, presa ya de las llamas:
«Los judíos resistieron con más ardor que nunca, como si
para ellos fuera una dicha el caer cerca del templo y en su
defensa. El pueblo estaba situado en el vestíbulo, los consejeros
sobre las gradas, los sacerdotes en el mismo santuario. Pese
a ser poco numerosos contra un gran ejército, no sucumbieron
hasta que una parte del templo fue presa de las llamas. Entonces
unos se arrojaron voluntariamente sobre las espadas de los
romanos, otros se degollaron entre sí, se mataron o saltaron
a las llamas. Todos creían, estos últimos sobre todo, que eso
no era un desastre sino la victoria, la salvación, la dicha69 de
perecer con el templo». «Hace tiempo que hemos decidido no
ser avasallados ni por los romanos ni por ningún otro, salvo
por Dios...», hace decir Josefo al jefe zelote de Massada,70 al
comienzo de la escena que acabó con el suicidio colectivo de
los novecientos sesenta habitantes de la ciudad, incluidos muje-
res y niños.71 ¡Así son los zelotes!
d) Concluyamos. Josefo narra cómo Tito quiso conservar
el templo y fue desobedecido por sus soldados. Se discute a
menudo esta versión de un traidor judío, amigo del futuro
emperador,72 pero que, sin embargo, parece tener razón: era una
fuente apreciable de tributos la que perdieron así los romanos.
En efecto, la destrucción del templo fue el hundimiento del
subasiatismo: el sector agrícola y mercantil que subsistirá en
el norte de Palestina funcionará de ahora en adelante en el
marco del MPE, el judaismo se hará definitivamente rabínico,
tomando su dirección ideológica los escribas fariseos: se conver-
tirá también definitivamente en el judaismo de la diáspora.

m
P. PRIGENT, 43.
69
Es, en terminología de Bataille, la consumación total.
70
El último reducto judío caído ante los romanos el año 73 des-
pués de J. C.
71
P. PRIGENT, 63-65.
72
lb'td., 42, n. 3.
Cómo leer a Marcos:
3 ¿Análisis estructural o
análisis textual del relato?

a) ¿Cómo leer un relato? Interroguemos a Roland Barthes.


Lo que yo he llamado el efecto de denominación de una lengua l
corresponde a lo que Barthes, siguiendo a Hjemslev, llama la
denotación:2 está contenida en la célebre fórmula saussuriana
del signo como correspondencia entre un significante y un signi-
ficado (S/s). Los discursos o textos locutivos 3 podrán definirse
por la dominación de este efecto denotativo o de denominación.
Reservemos el nombre de texto para los complejos de lenguaje
en los que resulta dominante otro efecto, el que Hjemslev llama
connotación. Barthes define a este último como «una determi-
nación, una relación, una anáfora, un rasgo que tiene el poder
de referirse a citas anteriores, ulteriores o exteriores a otros
lugares del texto (o de otro texto distinto)».4 Su conjunto «cons-
tituye una trama (texto, tejido y trama, es la misma cosa)».5

1
Cf. 35.
2
Elétnents de sémiologie, 163 ss.; S/Z, 13.
3
Cf. 60.
4
S/Z 14.
5
Ibíd, 166. Julia Kristeva define el texto como «un aparato trans-
lingüístico que restituye el orden de la lengua, poniendo en relación una
palabra comunicativa que apunta a la información directa (esto es, la de-
notación, que «pertenece, como la frase, a la lingüística propiamente
dicha», BARTHES, L'analyse structurale du récit, 8) con diferentes tipos
de enunciados anteriores o sincrónicos» (Le texte dos, 113): esta «rela-
ción» es la «connotación» de Barthes.
144 ¿Cómo leer a Marcos? ¿Análisis estructural o textual? 145
Es el reino de la connotación el que funda la tipología de los El discurso, punto cero del texto, en el que reina lo deno-
textos,6 el carácter más o menos limitado de su plural. Cierta- tativo y donde el sistema de lo personal (yo/tú, sistema verbal
mente, esto no es válido más que para ciertos textos, pues «no del presente aquí/ahora, demostrativos...) define el campo de
es seguro que existan connotaciones en el texto moderno» opues- los locutores como preferencial de la locución: es el terreno de
to por Barthes al «texto clásico». En J. Kristeva, esta oposición la comunicación.
se dice que depende respectivamente del ideologema del signo
(el texto clásico burgués) y del de la significancia (el texto mo- En el otro extremo, el texto poético, en sentido moderno,
derno), siendo éste el objeto privilegiado de su semanálisis. en el que todo es juego de significancia, en el que no hay más
que productividad textual (en sentido kristevaniano) y del que
Dejemos este último, que no nos interesa aquí, y conside- está excluida la representatividad.
remos el tercer ideologema históricamente existente en la tradi-
Entre los dos, los textos en los que juega el connotativo,
ción textual occidental, que Kristeva llama el ideologema del
que se inclinan del lado de lo productivo pero afectados todavía
símbolo, anterior al del signo que es el propio de los espacios
por lo denotativo, por lo referencial, por lo «representativo»:
de las economías de intercambio.
tales son los relatos míticos y clásicos, como por otra parte tam-
Lo que, según Kristeva, caracteriza al ideologema del sím- bién los textos gnoseológicos.14
bolo (propio de «la sociedad europea hasta los alrededores del
siglo xni», 8 y de la república griega),9 es ser «una práctica b) Hay dos Barthes: el de la Introducción al análisis estruc-
semiótica cosmogónica»,10 el lugar del «pensamiento mítico (...) tural del relato ss y el de S/Z, lector de la novela de Balzac,
que se manifiesta en la epopeya, en los cuentos populares, en Sarrasine, aplicado a lo que él llama un análisis textual, en rup-
las canciones de gesta, etc.».11 He aquí por qué, en oposición tura con el análisis estructural que él había introducido. Tendre-
a los textos clásicos que dependen de la semiótica del signo, mos que apreciar lo que se juega en esta ruptura de análisis.
yo prefiero llamar a estos textos que dependen del símbolo n
textos míticos: en efecto, «en la lógica (del símbolo), dice Kris- RBI se proponía «describir y clasificar la infinidad de
teva, dos unidades oposicionales son exclusivas»,13 como en lo relatos»; «necesita pues una 'teoría' (en el sentido de 'modelo
que he llamado código mitológico; por eso propondría como hipotético de descripción') y es precisamente en buscarla y esbo-
característica de los textos míticos la dominación (o el cierre, zarla en lo que hay que trabajar en primer lugar. La elabora-
según Kristeva) de estos textos por un código mitológico. Este ción de esta teoría puede verse en gran parte facilitada si nos
será el caso del relato evangélico de Marcos. sometemos desde el comienzo a un modelo que le proporcione
sus primeros términos y sus primeros principios. En el estado
Habría, pues, tres tipos de textos: actual de la investigación, parece razonable darle como modelo
fundador al análisis estructural del relato la lingüística misma».16
6
S/Z 14. Este modelo dependerá en primer lugar del concepto lingüís-
7
Ibíd. tico de «niveles de descripción», tomado de Benveniste,17 luego
8
Le texte clos, 116. del de «funciones», derivado de Propp, del de «acciones», toma-
9
Le texte du román, 25. do de Greimas (pero éste ha trabajado también a partir de
10 Propp), y finalmente del de «narración», dependiente de una
Ibíd.
11
Ibíd. 14
12
El término «simbólico» tomado por KRISTEVA del filósofo ameri- Cf. 54 s.
cano V. W. QUINE, Reification of universals (citado en Le texte clos, 116), 15
Citado aquí RBI.
es de acepción lógica, muy distinta de la acepción que reviste en mi 16
texto, de inspiración lacaniana. RBI 2 y 3.
13 17
Le texte clos, 116. Ibíd., 5.
146 ¿Cómo leer a Marcos? ¿Análisis estructural o textual? 147
18
lingüística de la comunicación. En resumen, lingüística y Propp que se hace, es parecido a un encaje que nace ante nosotros
son las dos influencias con las cuales va a haber ruptura. Los bajo los dedos de la encajera: cada secuencia iniciada cuelga
cuentos estudiados por Propp provienen de textos míticos y el como el bolillo inactivo provisionalmente esperando mientras su
modelo que han proporcionado corría un grave riesgo de conver- vecino trabaja; después, cuando llega su vez, la mano vuelve a
tirse en una máquina de reducir los relatos a lo ya conocido,19 tomar el hilo, lo lleva al cilindro de paja, y, a medida que el
riesgo intolerable para Barthes cuando quiera leer un texto dibujo se rellena, cada hilo marca su avance por un alfiler que
«clásico». Es pues Propp, así como Greimas y su escuela, los lo retiene y que se lo desplaza poco a poco; lo mismo pasa
que son rechazados: el análisis textual, al estudiar un «texto con los términos de la secuencia: son posiciones ocupadas, supe-
único hasta el último detalle», «reanuda el análisis estructural radas después con vistas a un asedio progresivo del sentido.
del relato allí donde se ha detenido hasta el presente: en las Este proceso es válido para todo el texto. El conjunto de
grandes estructuras», «sustituye por el simple modelo represen- códigos, desde el momento en que son tomados en el trabajo,
tativo otro modelo cuya misma progresión garantizaría lo que en la marcha de la lectura, constituyen una trama {texto, tejido
puede haber de productivo en el texto clásico», «evita estructu- y trama, es lo mismo)».21
rarla demasiado, darle ese suplemento de estructura que le ven-
dría de una disertación y lo cerraría: disgrega el texto en lugar —De otra parte, la operación de lectura: «Leer es un trabajo
de juntarlo».20 de lenguaje. Leer es encontrar los sentidos, y encontrar los
sentidos es darles un nombre; pero estos sentidos con nombre
Igualmente, en el relato clásico, la parte del narrador es son llevados hacia otros nombres; los nombres se llaman, se
demasiado grande para que el modelo lingüístico de los tres reúnen y su agrupación de nuevo se hace dar un nombre».22
niveles sea todavía cómodo: lo que es económico para el análisis Leer es pues localizar los códigos y nombrarlos, yendo y vinien-
de lo denotativo de la frase resulta demasiado embarazoso para do, atravesando el texto. Es pues releer. «La relectura, opera-
el análisis de lo connotativo textual. ción contraria a las costumbres comerciales e ideológicas de
nuestra sociedad, que recomienda «tirar» la historia una vez
De hecho, entre 1965 y 1967, R. Barthes ha cambiado que ha sido consumida («devorada»), para que se pueda pasar
el campo de sus intereses analíticos: ya no son las «estructuras» entonces a otra historia y comprar otro libro; operación que
del relato en general las que tientan su lectura, sino más bien no es tolerada más que en ciertas categorías marginales de lecto-
la «estructuración» de un solo texto tomado en su diferencia, res, los niños, los ancianos y los profesores, esa relectura aquí
en la pluralidad de sus sentidos, en ese «resto» que el modelo se propone como fundamental, pues sólo ella salva al texto de
estructural deja de lado; es ése el trabajo de producción textual la repetición (los que descuidan releer se obligan a leer en todas
empleado o, si se quiere, el trabajo de la escritura, en el partes la misma historia), lo multiplica en su diversidad y en
sentido de J. Derrida, el efecto de este trabajo que es el texto, su pluralidad».23
ese tejido de connotaciones.
c) ¿Debo elegir entre estos dos R. Barthes, entre análisis
Del antiguo modelo estructurado según varios conceptos no estructural y análisis textual? Mi proyecto de lectura corresponde
quedará más que lo que apenas se podría llamar modelo, dos a un relato de tipo mítico; el análisis estructural me puede servir,
conceptos muy flexibles: el de connotación, de correlación de principalmente porque esta lectura apunta a un ensayo teórico24
sentidos, y el de reunión de connotaciones, que es el código. y no a la pura semiótica.25 Pero, por otro lado, es evidente,
Ellos son suficientes para definir dos puntos esenciales:
21
—De una parte, el texto como trabajo: «El texto, mientras S/Z 165-166.
22
Ibíd., 17.
18 25
Cf. «la communication narrative», RBI 18. Ibíd., 22-23.
19 24
Como, por ejemplo, los «ejercicios sobre relatos breves» de la biblia, Lo que es «autorizado» expresamente por RB en S/Z 21.
a los cuales se entrega G. VUILLOD: Langages (junio 1971) 24 ss. 25
Como es el caso de L. MARÍN, por ejemplo, en su Sémiotique de
20
S/Z 19-20. la passion.
148 ¿Cómo leer a Marcos? ¿Análisis estructural o textual? 149
sobre todo después de S/Z, que no puedo tomar los esquemas cuencia (según Claude Brémond) es una sucesión lógica de
de Propp y de Greimas y que hay que leer el relato de Marcos núcleos, unidos entre sí por una relación de solidaridad (en
como un texto único, hacer de él, pues, en cuanto sea posible, sentido hjemsleviano de doble implicación ; dos términos se
un análisis textual. Pero hay que hacer esto teniendo en cuenta presuponen mutuamente): la secuencia se abre cuando uno de
aquello, seguir a RBII sin olvidar a RBI. No es traicionarlo, los términos no tiene antecedente solidario y se cierra cuando
pues hay cierta continuidad en la ruptura que va de uno al otro. uno de sus términos ya no tiene consecuente»;31 se caracteriza,
En efecto, cuando define la connotación como relación de senti- pues, por una sucesión de términos implicados entre sí según
dos o lugar del texto, añade que «puede ser denominada de una lógica de continuidad, el orden de los términos de secuen-
modo distinto {función o índice, por ejemplo)»26 y más adelante cias según un eje cronológico antes/después que es constitutivo
dice que ella «se determina a través de dos espacios: un espacio del relato como tipo de texto, de tal modo que haya siempre
secuencial, sucesión de orden, espacio sometido a la continuidad apertura y cierre de una secuencia. «La combinación de varias
de las frases, y un espacio aglomerativo»,26' lo que nos remite secuencias se presta fácilmente a una tipología formal. Son posi-
a los conceptos del análisis estructural. Allí, función designaba bles los casos siguientes: concatenación, cuando las secuencias
a «las más pequeñas unidades narrativas», siendo su criterio el están dispuestas según el orden 1-2-3; intercalación: orden 1-2-1;
sentido;27 una «pequeña agrupación de funciones» era una se- entretejido: 1-2-1-2».32 La concatenación es la regla general en
cuencia y lo que acaba de ser denominado aglomerativo era Marcos; los pocos casos que provienen de los otros dos tipos
llamado paramétrico. serán por eso mismo más interesantes.
Resultará pues lo siguiente: función será equivalente a conno- El código de las secuencias en Marcos será el de todos los
tación, agrupación de funciones estructuradas entre ellas equival- términos que designan las acciones y sus actuantes,33 y se
drá a código. articula según los sistemas de la no-persona y de la historia.34
d) Precisemos los distintos tipos de códigos, siguiendo a Este código será designado por ACC.35
RBI. Este código ACC, en Marcos, contiene sin embargo otros
Hay «dos grandes clases de funciones, unas distribucionales, dos códigos (o subcódigos) de importancia particular. El primero,
otras integrativas», según actúen en el mismo nivel de sentido análogo al código hermenéutico de S/Z («los diferentes términos
o, por el contrario, de los «inferiores a los superiores»:28 se [formales] gracias a los cuales se centra un enigma, se plantea,
hablará respectivamente de función propiamente dicha y de se formula, luego se pospone y al fin se descubre», no aparecen
índice.29 «en un orden constante»)36, será el código de las lecturas o
análisis que los actuantes harán del relato ACC: por eso prefiero
La primera distinción es entre funciones cardinales o núcleos denominarlo código analítico e indicarlo con ANAL. En cuanto
(tales que «no se puede suprimir un núcleo sin alterar la histo-
ria» narrada) y catálisis (que llenan el espacio narrativo entre 31
Ibíd., 13.
los núcleos).30 Es posible pues distinguir la estructura secuencial 32
DUCROT y TODOROV, Dictionnaire encyclopédique des sciences du
de los códigos de las funciones propiamente dichas. «Una se- langage, éd. Seuil, 379.
33
24
Término propuesto por Greimas para indicar que se analizan los
S/Z 14. «personajes» de un relato, «no según lo que son sino según lo que hacen»
26
"'• Ibíd., 13. (RBI 17, subrayo yo). Se analiza el texto, y no el «fenómeno narrado».
27 «Jesús» será indicado ordinariamente como J, los discípulos como DD,
RBI 6. los adversarios como AA, los actuantes individuales como I, los «enfer-
28
Sobre el concepto de «niveles de sentidos» del relato, tomado a mos» como Im, etc. (cf. tabla de siglas).
la lingüística de Benveniste, cf. RBI, 4-6. 34
Cf. 59, n. 110 y 111.
29
RBI 8-9. 35
Como en S/Z 75.
30
Ibíd., 9-10. 34
Cf. 27.
150 ¿Cómo leer a Marcos? ¿Análisis estructural o textual? 151

términos de ACC, sus verbos serán verbos locutivos, que intro- En el texto de Marcos, representativo,41 ese efecto es querido
ducen los discursos o enunciados de los actuantes; en éstos es como tal según una lógica de verosimilitud, con riesgo de que
donde será localizable la lógica de esa lectura o análisis; aquí, el análisis histórico descubra de vez en cuando desajustes o dis-
ANAL supera a ACC, limitado al enunciado narrativo, lo que torsiones entre los códigos paramétricos que actúan en el texto
justifica que sea concebido como un código autónomo. y los que este análisis habrá reconstituido como códigos para-
métricos de FS. Se volverá más adelante sobre esta cuestión,
Lo que llamamos aquí ACC (accional), en S/Z es también pues las lecturas de Marcos por la exégesis burguesa están fuerte-
proairético, en relación con la práctica, con la acción, al igual mente hipotecadas por esta problemática. Distingamos en Mar-
que su deliberación,37 con la precisión de que «en el relato, lo cos: el código topográfico (TOP), que concierne a los términos
que determina la acción no es el personaje, sino el discurso». indicativos de lugares, del que el geográfico (GEO) será un
Todo término verbal de ACC es pues elección, deliberación. subcódigo; el cronológico (CRO), concerniente a los indicativos
Acontece que, en Marcos, ciertos actuantes tendrán a menudo de tiempo, que marca explícitamente la continuidad y que, de
momentos especialmente importantes de elecciones estratégicas, hecho, es de importancia secundaría; el código mitológico (MI-
definiéndose las estrategias de unos en relación con las estrate- TO), que corresponde a los términos que dependen de lo que
gias de los otros. Nos veremos entonces inducidos a dar el ya hemos definido como el código mitológico de la Palestina
privilegio a un código estratégico, segundo subcódigo de ACC, del siglo i; el código simbólico (SIM), que hace relación, ya sea
cuyos términos definirán la constelación de los actuantes, que al orden simbólico (ideológico), o ya al campo simbólico tal como
de este modo se dejarán clasificar en función de su estrategia ha sido definido haciendo referencia a R. Barthes;42 el código
en relación con el actuante principal. Este código será indicado social (SOC), que recoge los términos con relación a funciones
como EST. Allí también serán los enunciados de los actuantes económicas, políticas o ideológicas y, por tanto, sociales, térmi-
quienes, desbordando a ACC, permitirán su estructuración. Ade- nos que forman parte también, como los otros, del texto de FS.
más, será claro que ANAL y EST tendrán relaciones muy estre-
chas, siendo las estrategias consecuencia de las lecturas hechas Queda por precisar un último código que no es ni secuen-
del ACC, del relato. cial ni paramétrico, sino que participa de los dos. Habrá en
efecto ACC, ANAL y EST, que provienen de actuantes diversos
Esto en cuanto a los códigos secuenciales en Marcos. y con frecuencia opuestos, de lo que yo llamaré sus «prácticas»,
en el sentido general de «lo que el actuante hace», sin prejuzgar
e) Quedan los índices, la segunda de las grandes clases de nada, a nivel del análisis del relato, sobre el contenido teórico
funciones. La característica que opone los códigos indicíales a que tendrá este concepto en el ensayo de mi cuarta parte. El
los códigos secuenciales es que los términos de los primeros relato de Marcos tiene como objeto principal la práctica de un
pertenecen a relaciones paramétricas38 que se mantienen cons- actuante, Jesús (J), con relación al cual se definen todos los
tantes a todo lo largo del relato, cualquiera que sea su lugar demás actuantes. Ahora bien, sucede que el desarrollo del relato
en el orden de la continuidad de los núcleos. Estos códigos perfilará el campo de esa práctica, implicando términos de los
son el efecto, en el texto-relato, de los códigos paramétricos del diversos códigos, secuenciales y paramétricos: este campo lo
texto ideológico de FS,39 donde tiene lugar, por un efecto que designaré como «basileico» (de basileia = reino), denominación
se aproxima a lo que Kristeva denomina la intertextualidad.40
41
J7
RBI 9, escribe: «Estas dos grandes clases de unidades, funciones
S/Z, 25 y también RBI 13. c índices, deberían permitir ya una cierta clasificación de los relatos.
38
RBI 10. Algunos relatos son fuertemente funcionales (como los cuentos populares)
M y, por el contrario, algunos otros son fuertemente indicíales (como las
Cf. 29 s. novelas psicológicas)»: esto me parece remitir a la tipología propuesta
40
Tomando de nuevo a Bakhtine; «todo texto se construye como más arriba, míticos/clásicos.
mosaico de citas, todo texto es absorción y transformación de otro tex-
to» (Le texte dos, 146). Cf. 26.
152 ¿Cómo leer a Marcos? ¿Análisis estructural o textual? 153
43
que no podré justificar sino en el transcurso de la lectura. Ese los sintagmas nominales y los sintagmas verbales; luego, todos
será el código BAS. estos pequeños núcleos han sido reunidos en escenas, a medida
que su juego se hace sin intervención de otros actuantes distintos
f) Como los demás textos bíblicos, el texto de Marcos, de los concernidos por el primer núcleo. Estas escenas se reagru-
conocido por manuscritos que provienen de tradiciones diferen- pan a su vez en secuencias con un doble criterio: la apertura y
tes, cuenta con cierto número de variantes, de importancia secun- el cierre debe ser tal que, aunque implícitamente, la secuencia
daria por lo general, salvo para lo que se llama el «final canó- se mantenga por sí misma ^ como un pequeño relato, con un
nico» (Me 16, 9-20), claramente tardío y que quedará excluido sentido narrativo al que se le puede dar un nombre; el término
de nuestra lectura, pero cuya inserción posterior se tratará de del código topográfico es, por regla general, el mismo para toda
explicar textualmente. El texto que será el objeto de nuestra la secuencia (a veces sin embargo tendrá lugar en ella un des-
lectura es un texto francés (Tf), obtenido por traducción del plazamiento).
texto griego (Tg), establecido por K. Aland.44
Finalmente, según unos criterios que habrá que precisar
* Esta traducción ha sido hecha a partir de las de la cada vez, pero donde el GEO jugará siempre un papel impor-
Biblia de Jerusalén y del Nuevo Testamento del canónigo Osty; tante, las secuencias serán integradas en unas cuantas grandes-
hemos recurrido también al Analysis de Zerwick, con la finalidad secuencias.
de conservar todo lo posible el carácter literal del texto, para no
dejar perder cierto número de connotaciones del texto griego, Las secuencias serán numeradas S 1 hasta S 73, y, dentro
sacrificadas por Osty y la BJ en nombre de un francés más de ellas, sus escenas respectivas por a, b, etc. Por ejemplo, la
literario.45 Cuando haya que justificar tal o cual traducción, se cuarta escena de la secuencia veintitrés será indicada S 23 d.
indicará Tg - » Tf.
La tercera operación consistirá en el análisis del nivel narra-
g) A caballo entre los dos R. Barthes, las operaciones de dor/lector, en el que será posible abordar la cuestión de la
lectura que voy a definir brevemente se resienten de este doble estructuración del relato. En este nivel, y teniendo en cuenta
asiento, estructural y textual. algunas «contradicciones» en la estructura del relato, patentes
en sí mismas, nos veremos conducidos a hacer una lectura
La operación esencial, la de la localización paciente de los sintomal, que aclarará la función ideológica (o teológica) del
códigos, ha sido definida en la página 147: durante mucho escrito de Marcos. Llegado el momento nos justificaremos más
tiempo no he leído más que estructuralmente; finalmente, creo ampliamente.
poder caracterizar con todo derecho esta operación como textual.
Por el contrario, la fragmentación no seguirá a las «lexias» de h) Lucharé con frecuencia contra la exégesis burguesa y
los versículos bíblicos, sino que se hará estructuralmente, en el su idealismo. Indiquemos aquí el alcance semiótico del término
enunciado narrativo. Este ha sido cortado en primer lugar según relato empleado. El relato es un texto: todo método de lectura
que hemos emprendido aquí no hará más que trabajar sobre
43
CL 195. el texto-relato, es decir, sobre los códigos (textuales) de FS que
44 allí se citan. Como regla general, la exégesis burguesa clásica,
Con una sola excepción (Me 5, 40, S25g); me remito pues a su
elección entre las múltiples variantes. completamente inclinada hacia el «referente» real, histórico, del
45
Esto llegará incluso hasta el punto de conservar el artículo para texto analizado, se extravía en su lectura y termina muy frecuen-
los nombres propios (el Jesús, el Pedro, etc.): la decisión que ha regido temente por escamotear la materialidad del texto. Para ella,
a esta acepción literal del texto, al revés de lo que se hace corriente- es la historia (no el relato) la que cuenta en primer lugar; esta
mente, es la de señalar que se lee un texto extraño, producido en un
FS muy diferente del nuestro. El rechazo de lo «literario» es pues el deseo exégesis se inscribe dentro del historicismo idealista.
de evitar hacer «moderno», como «palabra divina que nos hablaría to-
davía hoy», el relato evangélico; este rechazo hay que leerlo como ruptura En la historia de la exégesis de los tres evangelios llamados
con una «teología de la inspiración» que, para recuperar esta «palabra
46
divina», borra el texto como producción. Esto no es verdad de las escenas.
154 ¿Cómo leer a Marcos? ¿Análisis estructural o textual? 155
sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas) ha habido dos momentos Marcos para designar al mismo texto. Si sucede que se quiere
que se pueden calificar de «materialistas». Primero, la teoría de indicar el autor, se escribirá «Marcos». Más importante es el
las dos fuentes (Wilke, Weisse, Holtzmann) expuesta desde hecho de saber dónde y cuándo ha sido escrito el texto. Para
1838,47 que postula que Mateo y Lucas dependen de Marcos en eso, sólo la crítica interna del texto puede proporcionar algún
el material común a los tres sinópticos y de una fuente de indicio. Recordemos aquí la tesis de Minette de Tillesse:52 «El
discursos de Jesús (llamada Q), en el material común a Mateo segundo evangelio ha debido ser compuesto durante los años
y Lucas y ausente en Marcos. Esta teoría, aceptada por la mayor inmediatamente después del saqueo de Jerusalén, a saber, en el
parte de los exégetas alemanes y anglosajones y rechazada por 71 ó 72 (...) La lengua misma del evangelio manifiesta que el
la mayoría de los franceses, es ilustrada por Kümmel.48 Después, autor es un judío hebraizante: conoce bien las escrituras y las
hacia el año 1920, la Formgeschichte (Schmidt, Dibelius, Bult- cita generalmente según el hebreo o el Targum arameo (2, 12).
mann) estudió la historia de las formas, es decir, las transfor- Escribe para los no judíos (7, 3-4), como manifiesta la lengua
maciones experimentadas por cada «perícopa» independientemen- misma de su evangelio y la traducción de las palabras técnicas
te de las otras, antes de su reunión en los tres sinópticos arameas (5, 41; 7, 11; 15, 34)». Por lo que respecta a los
actuales, siendo explicadas estas transformaciones por el empleo lectores: «La comunidad cristiana del año 71, a la que se aplica
catequético o litúrgico de la perícopa en las comunidades cris- mejor este conjunto de rasgos (cierta distancia en relación con
tianas primitivas, su «lugar vital» (Sitz im Leben.).*9 En los la caída de Jerusalén, persecuciones recientes que la han sacu-
años 50, se ha completado este método con la Redaktionge- dido hasta sus raíces, existencia de renegados por causa de esto),
schichte, que estudia la historia de la redacción de cada evange- es sin duda la de Roma, considerada tradicionalmente como la
lio.50 Así se ha podido romper en parte con el historicismo, pero destinataria del evangelio de Marcos», lo que confirma «las
la sobrevaloración de las comunidades cristianas destinatarias del palabras latinas empleadas por Marcos».53
texto ha hecho evacuar, con la problemática de «la historia de
Jesús», el relato-texto mismo.51 Todos los exégetas, sin embargo, «La persecución romana de Nerón (64-67) ha precedido de
incluso los pocos no creyentes, dependen de una ideología reli- cerca a la destrucción de Jerusalén (70). (...) Sin duda había
giosa que sigue siendo el mayor obstáculo para una exégesis cesado ya. Sin embargo, había hecho ciertamente numerosas víc-
materialista. timas en casi todas las familias cristianas de Roma. Además, según
la tradición, la persecución había quitado a esta diezmada comu-
i) Nivel narradores /lectores: en lugar de leer lo que pro- nidad sus dos jefes, Pedro y Pablo. (...) Todos estos sucesos (la
viene de este nivel después de la lectura de las secuencias, me guerra de los romanos contra los judíos) han debido reavivar el
parece preferible hacerlo dentro del comentario mismo. Es nece- odio antisemita de los romanos y hacer pesar una terrible amenaza
sario pues caracterizarlo aquí brevemente, bajo reserva de volver de persecución sobre el pequeño resto de la iglesia romana». Se
sobre ello más ampliamente llegado el caso. verá que nuestra lectura confirmará de forma decisiva, según creo,
Desde comienzos del siglo n después de Jesucristo, la redac- estas afirmaciones de Minette de Tillesse, que, sin embargo, están
ción de este texto se le atribuye a un cristiano llamado Marcos. lejos de ser aceptadas unánimemente entre los exégetas en lo que
De hecho, no se sabe nada de él. Se toma aquí la palabra atañe a las fechas y son más bien raras entre los católicos.54

47
Mientras que se encontrará frecuentemente el relato de Jesús
Cf. KÜMMEL, 39.
48
Cf. 42-60, ver también S. MCLOUGHLIN, Les accords mineurs Mt- 52
Lc contre Me et le probléme synoptique - Vers la tbéoríe des deux sources. Cf. 434-437.
53
49
Cf. KÜMMEL, 40-42. Ver la lista en KÜMMEL, 70.
,4
50
Un ejemplo de este método aplicado a Marcos, es MINETTE DE TIL- Por ejemplo, Introducúon a la Bible, II, 226 s. (que data, es verdad,
LESSE, Le secret messianique dans l'évangile de saint Marc. de 1959): «La crítica interna precisa: antes del año 70». Cf. también
51 KÜMMEL, 70 s. («Desde el momento en que no se puede citar un argu-
TROCMÉ es un ejemplo extremo de ello; cf. más adelante, 358, mento efectivo para un año antes o después del 70, debemos conformarnos
n. 6. con la conclusión de que Marcos ha sido escrito alrededor del 70.»)
156 ¿Cómo leer a Marcos?

(ACC) puesto en relación con el último relato, escatológico,


inmediatamente venidero, el nivel narrador/lector, por su parte,
relacionará también el relato de J con los relatos eclesiales de la
comunidad de Roma, situando a estos últimos entre el relato
de J y el relato escatológico.55 <¿No habéis leído nunca...»
4
a Marcos?

Comienzo de la buena nueva de Jesús el mesías.

55
Este texto estaba ya compuesto cuando he conocido Duality in
Mark - Contributions to the study of the Mark redaction. Leuven Uni- Tg —> Tf : Christos —> mesías.1
versity press, de FRANZ NEIRYNCK, cuyos cursos en Lovaina, hace algunos
años, me han permitido entrar en el bosque de la exégesis de los evan- Es el título del texto. La palabra «comienzo» lo señala ya
gelios sinópticos. Neirynck estudia allí un fenómeno con frecuencia obser- como un relato en sus códigos secuenciales que se abren con un
vado en Marcos de «frases dobles», lo que él propone llamar «dualidad» comienzo y se cierran con una terminación. No hay nada antes
con preferencia a «pleonasmos, redundancias y repeticiones» (71). Su tesis
es que este fenómeno no permite hacer de esto un criterio para distin- de esto; lo que va a ser narrado comenzará por la primera
guir a priori, sea a un proto-Marcos de un segundo redactor marconiano (44), secuencia después del título. Se plantea una cuestión: ¿qué
sea a la tradición de la redacción, sino que será necesario un trabajo crí- terminación para este comienzo? Se verá que es una cuestión
tico para cada caso (72). Antes, había hecho una advertencia general: «En
conjunto, hay una evidencia bastante impresionante, especialmente el curiosa, pues el texto no conocerá terminación: se interrumpirá
hecho de que se puede percibir una especie de tendencia general en el de repente, antes de que se acaben todas las secuencias abiertas.2
vocabulario y en la gramática, en las palabras aisladas y en las coleccio- «De la buena nueva»: es, como se verá, el título del relato;
nes de palabras, en la construcción de las perícopas y de las largas éste aparece ya en el conjunto de los textos leídos (escuchados)
secciones; hay una especie de homogeneidad en Marcos, desde la redacción
de las frases hasta la composición del evangelio. Después del estudio de por los lectores como una nueva; algo nuevo es contado y eso
estos datos se siente una fuerte impresión de la unidad del evangelio de es calificado como bueno. Nuevo/viejo, bueno/malo, solamente
Marcos. Se puede formular como principio metodológico que las catego- lo que sigue podrá dilucidar de qué códigos se trata, «de Jesús»:
rías que hemos distinguido permanecen juntas y que ninguna perícopa es el actuante principal del relato, «el mesías»: este término
puede ser tratada aisladamente (37). «¿Es forzar demasiado las cosas
deducir de esta homogeneidad, de esta unidad, una confirmación de la
legitimidad del partido metodológico tomado en nuestra lectura, el de tomar 1
«Al leer el NT, debemos recordar siempre que, en la mente de sus
a Marcos como un texto, muy fuertemente estructurado, sin que tenga que autores, «Jesucristo» significa también de ordinario 'Jesús el mesías'»
provenir el estudio de la sinopticidad, en el sentido de las Formen y (O. CULLMANN, Christologie du Nouveau Testament, 98).
Redaktiongeschichte, sino de un análisis posterior y consecuente? 1
Cf. 353.
158 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 159
indica, en los textos ideológicos, al enviado de Dios para liberar «En el desierto», «vestido de una piel de camello, etc.»
al pueblo; el narrador reconoce en Jesús al mesías; el relato será Juan es señalado como un extraño, fuera del sistema de prácticas
en efecto el relato de su práctica y del reconocimiento (ANAL) corrientes de FS. La inmersión (SIM: purificación), la absolu-
de esta práctica como mesiánica. Buena nueva, en griego evan- ción de las deudas (SIM: sistema de la deuda) lo sitúan del
gelio: ha llegado a ser el título del relato de Jesús en el texto lado del cielo, del que es la voz, el profeta (cf. S55b). «Después
de occidente. de mí viene el que es más fuerte que yo...»: su discurso profé-
tico vuelve a tomar la oposición Juan/Jesús, situando a aquél
Si Conforme a lo escrito en el profeta Isaías: mira, envío mi como inferior, precursor de éste (cf. S43). Al agua del SIM
mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. (lavado de los cuerpos) se opone la inmersión en el Espíritu
Voz que clama en el desierto: preparad el camino del Señor, santo (MITO), purificador escatológico en el momento del juicio,
rectificad sus sendas, es decir el lavado de los corazones (cf. S35 para esta oposición).
al apareció Juan el bautista en el desierto «Judea, Jerusalén, Jordán»: TOP.
b proclamando un bautismo de conversión para perdón de
los pecados. Acudía a él gente de toda la región de Judea «todos los habitantes»: actuante Muchedumbre.
y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el
río Jordán, confesando sus pecados. Juan llevaba un vestido S2
de piel de camello; y se alimentaba de langostas y miel
a Por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea
silvestre. Y proclamaba: «detrás de mí viene el que es
más fuerte que yo; ante el cual no merezco inclinarme para b y fue bautizado por Juan en el Jordán. No bien hubo salido
desatar las correas de sus sandalias. Yo os he bautizado del agua,
con agua, pero él os bautizará con el Espíritu Santo». c vio que los cielos se rasgaban y que el espíritu, en forma
a2 (después que Juan fue preso) de paloma, bajaba a él. Y vino una voz de los cielos: «Tú
eres mi Hijo amado; en ti me complazco».
Tg —> Tg: aphesis - » absolución: «El sentido bíblico de la d A continuación, el espíritu le impulsa al desierto, y perma-
palabra es el del acto por el cual Dios abolió el pecado consi- neció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Sa-
derado como una deuda».3 tanás. Estaba entre los animales del campo y los ángeles
le servían.
«Así como está escrito» (nivel narrador): la escritura (del
profeta) permite descifrar la voz (de Juan). La oposición yo/tú (Si a2) Después que Juan fue preso,
(mi anunciador/tú, tu camino), aquí, en la escritura, será tomada
de nuevo en S3 por la «voz celeste» (tú eres mi hijo); la escri- a
tura, a nivel del narrador, releva el MITO y viceversa. Juan,
el actuante de Si, que aparece en Si al y sigue en Si a2 (entre «Por aquellos días vino Jesús»: se introduce el actuante
S2 y S3), para no volver al relato más que en una retrospec- principal, «desde Nazaret de Galilea»: (TOP-GEO) él no es
ción (S30), se reduce en este relato a la única función de ser oriundo de Judea, región central del campo SIM judío. Se le
una voz que prepara el relato (el camino) del actuante Jesús. verá en su región, se tratará de su oficio, de su madre, de sus
hermanos y hermanas, etc.; por consiguiente, al contrario de
Incluso su práctica de inmersión (bautismo) es una proclamación,
Juan, pertenece al cuadro habitual del SOC. También es sumer-
una voz por consiguiente. El camino de Jesús es el camino
gido (bautizado) como las otras gentes de M. «sumergido/su-
del Señor (al que se espera), sus senderos allanados son esca-
biendo»: descenso al abismo, subida a la tierra, según el esque-
tológicos. ma espacial del MITO. 4
3
R. BRATCHER, 12. Cf. 126.
160 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 161

b «marchó J a Galilea»: nuevo juego del TOP: Galilea —»


«vio»: nueva escena, ya no está Juan como actuante, es J Jordán (Judea) —> desierto (tentación) —> Galilea, «proclaman-
quien tendrá una «visión» como antes los profetas, pues el cielo do»: J a su vez se convierte en voz. «buena nueva»: remite al
mucho tiempo cerrado 5 se abre de nuevo. La inmersión (bautis- título, que anunciaba el comienzo de ella, «el cumplimiento
mo) de Jesús se queda en simple «escenario», el agua cede al del tiempo»: es también el de los relatos que se desarrollan
espíritu, siguiendo la proclamación misma de Juan, «bajar hacia con continuidad en el tiempo; la terminación, el cierre último
él»: todavía el esquema especial del MITO, pero aquí poniendo del texto indefinido de los relatos llega con el reino de Dios;
en relación al cielo y a la tierra. Esta bajada del espíritu abre este acercamiento será pues el último relato, el relato escatoló-
algo: el relato de J; e insinúa su fin, su acabamiento, como gico. S58 lo evocará (oponiéndolo al comienzo: la creación del
una ascensión hacia el cielo, como «hijo del hombre», según cielo y de la tierra) como el «paso» del cielo y de la tierra, la
veremos.6 «una voz de los cielos»: es la voz de Dios situada en supresión de la diferencia mitológica, esa separación que había
el cielo (MITO), «tú eres mi Hijo amado»: J es situado en inaugurado el tiempo. Entre el anuncio y la realización queda el
relación de filiación con el Dios del MITO. Esta irrupción del tiempo de la conversión y de la fe, en esta proximidad anunciada
espíritu separa pues a J de los demás elementos de F que se como buena, dichosa.
habían hecho sumergir (bautizar) como él. «en ti me complaz-
co...»: este relato se presenta pues como un relato de elección
por parte del cielo, cuya voz se dirige a J según el sistema yo/tú. S1-S3 El programa del
«y a continuación el espíritu le impulsa»: J permanece pasivo texto de Marcos
frente a los actuantes que provienen del MITO; su separación
se consumará por los cuarenta días en el desierto, como antaño
Moisés y Elias. «Satanás» (el adversario MITO): el paralelo,
el equivalente malo del espíritu santo. Este incita a J al com- El relato no ha comenzado todavía, no lo será hasta S6;
bate que va a venir (el término «tentación» será tomado de aquí no ha habido más que un circuito de voces, de Juan, del
nuevo por el relato para designar la oposición de los adversa- cielo, de Jesús, la voz del cielo dando la voz a Jesús y acallando
ríos de J). Las fieras y los anunciadores (ángeles) completan el la de Juan, voz del precursor. Pero el texto, por su parte, ha
escenario mítico de la escena, «después que Juan»: éste desapa- comenzado ya su trabajo y es el trabajo de su programación,
rece del relato; J ha ocupado su sitio en sentido inverso, el texto el de la transcripción textual de los códigos, el que con su sepa-
hace un pequeño juego en el TOP: desierto —> Jordán/Jordán ración hará posible el relato. El código TOP por un lado, donde
—> desierto; J está ahora también de lado del cielo, separado el segundo juego Galilea - » Judea - » (tentación) -»• Galilea
del SOC. anticipa el itinerario de Jesús: Galilea -»• Jerusalén (Judea) - »
tentación (y muerte) -»• Galilea; y el código MITO por otro,
el descenso que plantea el primer término, mientras que el últi-
S3 mo será el de una ascensión que anulará escatológicamente la
a marchó Jesús a Galilea, diferencia que permite el tiempo de los relatos. El tiempo que
b y proclamaba la buena nueva de Dios, diciendo: el tiempo queda será el del relato de Jesús, hasta aquí simple voz que ni
se ha cumplido y el reino de Dios está cerca; convertios y siquiera tiene oyentes. La muchedumbre no será convocada hasta
creed en la buena nueva. S6, para la apertura del relato de Jesús, que dejará de ser una
voz para convertirse en una práctica cuyo relato llegará a ser
5
Cf. los apocalipsis, 120 s. a su vez el anuncio del último relato, la buena nueva del cierre
6
Desde un punto de vista estructural, es el descenso y no la paloma «de los días de tribulación» antes del final (S58).
lo que aquí tiene importancia. Los exégetas han tenido siempre dificultad
en encontrar el paradigma semántico donde habría que situar a la paloma En resumen, según la concepción de J. Kristeva {Le texte
(cf. V. TAYLOR, 160 s.). dos), el texto (mítico o en el ideologema del símbolo) comienza
162 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 163

por un juego programador que implanta su apertura/cierre, los hacia la ciudad. Oposición ciudad/fuera de la ciudad que rápida-
límites que no podrá desbordar, su determinación. mente llegará a ser estratégica: en SI8, J será rechazado hacia
el borde del mar. Esta secuencia se terminará después de S8.
S4
S6
a Bordeando el mar de Galilea,
b vio a Simón y Andrés, hermano de Simón, largando las al Al llegar el sábado, entró en la sinagoga
redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid b y se puso a enseñar. Y quedaron asombrados de su doctri-
conmigo, y haré de vosotros pescadores de hombres». Al na, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no
instante, dejando las redes, le siguieron. como los escribas.
c Poco más adelante, c Había entonces en su sinagoga un hombre poseído por un
d vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban espíritu inmundo, que se puso a gritar: «¿Qué tienes tú
en la barca arreglando las redes; y los llamó. Y ellos, con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos?
dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, Sé quién eres tú: el santo de Dios.» Jesús, entonces, le
se fueron tras él. conminó: «Cállate y sal de él». El espíritu inmundo agitó
violentamente al hombre y, dando un grito, salió de él.
«Bordeando el mar de Galilea»: una línea que separa mar/ d Todos quedaron pasmados, de tal manera que se pregunta-
tierra y que juega en la metáfora estratégica «yo haré de vosotros ban unos a otros: ¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva ex-
pescadores». En un movimiento inverso al narrado (arrojar las puesta con autoridad.' Manda a los espíritus inmundos y le
redes al mar), ellos sacarán los hombres como peces del mar obedecen.
(lugar mitológico de Satanás, de la muerte, del abismo) a la e Bien pronto su fama se extendió por todas partes, por toda
tierra, «yo haré» señala un proyecto por parte de J, por consi- la región de Galilea.
guiente una estrategia concerniente «a los hombres», «venid con-
migo», «le siguieron», «se fueron tras él»: esta sucesión (EST) a2 Cuando salió de la sinagoga,
sitúa a los cuatro pescadores llamados (Simón, Andrés, Santiago
y Juan) en el comienzo del camino de J, lo cual les calificará a
para ser los que preguntan (en S58) sobre el final de ese camino. La apertura y el cierre de la secuencia (ACC) están clara-
«pescadores» (SOC): en una clase dominada. mente afirmados: «entró en la sinagoga»/«salió de la sinagoga».
Ya que esto es muy frecuente en todo el relato, nos abstendre-
«la barca» aparecerá de nuevo más tarde (S18).
mos de señalarlo cada vez.
Antes de comenzar la práctica de J, ya éste, separado de los
hombres por el espíritu en S2, no estará solo en su relato, sino «sábado, sinagoga, escribas»: SOC.
en grupo: el relato no será un asunto de individuos, sino co-
b
lectivo.
«se puso a enseñar...»: es el primer término que señala
S5 una práctica específica de J, que lo presenta como «maestro»
al Llegan a Cafarnaún (rabbi), título que se le dará con frecuencia en el relato. Seña-
lemos sin embargo —volveremos sobre ello ampliamente (S22)—,
a2 (y recorrió toda Galilea) que no se especifica esta enseñanza. Por el contrario, lo que
constituye un acontecimiento, es la autoridad (exousia) con que
al habla: se señala esto en contraste con la práctica habitual de
Desplazamiento, según el código TOP, del borde del mar enseñanza de los escribas (SOC). Más adelante, este contraste se
«¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 165
164 Lectura de Marcos
término nuevo indica la diferencia de esta práctica en relación
señalará como nuevo. A una práctica ideológica habitual, repe-
con las prácticas habituales del SOC.
titiva, se opone una práctica nueva: hay diferencia entre la
«su fama se extendió»: el relato comienza pues a circular
práctica del SOC y la de J.
«por todas partes, por toda la región de Galilea» (GEO). El
programa de S3 comienza a realizarse, pero ya no es «la voz»
c de J la que circula, sino el relato que se refiere a él. Es intere-
«espíritu impuro»: MITO. El discurso del espíritu plantea sante la importancia textual de esta sustitución (S22).
la cuestión (ANAL) de la novedad de esta práctica como oposi-
ción entre tú/nosotros, que es un combate, en el que los espí- S7
ritus impuros se declaran ya perdedores (cf. S18, S24): lo que
está en juego en este combate ya está decidido de antemano, al se fueron con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
es decir que, en el MITO, el cielo es vencedor ya del abismo. b La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan
El espíritu ataca (EST): «sé que tú eres el santo de Dios»: de ella.
esto remite a S2 («tú eres mi Hijo») (cf. S18, S24); los espí- c Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre
ritus han oído la «voz celeste», «cállate»: contrataque de J la dejó
que subraya la cuestión: ¿quién es J? (Ql), que va a ser uno
de los enigmas del ANAL, y quiere mantener en suspenso la d y ella se puso a servirles.
respuesta. En efecto, el relato se propone ofrecer esta respues- el Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfer-
ta por medio del juego de los tres códigos secuencifdes. El MITO mos y endemoniados;
(S2, S6a) ha dado ya la respuesta: se plantea pues en contra- f la ciudad entera estaba agolpada a la puerta.
dicción con el relato (contradicción MITO/ACC), anulándolo e2 Jesús curó a muchos que adolecían de diversas enfermeda-
en cierto modo por una respuesta situada ya en la semántica del des y expulsó a muchos demonios, a quienes no permitió
sistema ideológico.7 El «cállate» se presenta como una estrategia hablar, pues le conocían.
(EST) de J, que, prescindiendo de esta respuesta ya hecha, la
niega, con la condición de que el relato haga aparecer de nuevo g De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se le-
más tarde la respuesta que se conjuga con la práctica de J. vantó,
«sal de él» y la obediencia a esta orden: victoria de J sobre a2 salió
el espíritu impuro (ACC). Por otra parte, J es llamado «el naza-
reno», según su origen natal (S2), lo que se inscribe también
en el código SOC: Nazaret es un pequeño pueblo de Galilea
(cf. S27). Sinagoga/casa: dentro de Cafarnaún, el TOP opone dos espa-
cios, uno dominado por los escribas (S6, Sl6), el otro que es
El código ANAL es subrayado por la muchedumbre pasma- el de la casa de Simón, uno de los seguidores de J, y que
da: «¿qué es esto?», cuestión Q2 que deberá exigir la respuesta pronto será señalado como espacio de los DD (discípulos).
a Q l . «Esto», es la doble práctica de J: la enseñanza nueva y
la victoria sobre el espíritu impuro, objeto de ACC en esa se- b.c.d.
cuencia. Estamos en el comienzo del relato (ACC), por eso el
Si se indica al actuante «suegra de Simón» como Im (indivi-
duo en situación de maldición), el efecto del ACC será el paso
' Es una de las trampas del texto, en la que caerá el discurso exegé- del Im a Ib (b = bendición). «La fiebre la dejó»: m —> b,
tico burgués que cree conocer la significación del título «hijo de Dios»
(o «santo de Dios»): de hecho, produce ideológicamente esta significación, de la carencia a la saturación, de la maldición a la bendición,
ya sea por medio del esquema del discurso posterior (la dogmática de los sugerida ésta con el hecho de servirles la comida. Además, a
concilios, por ejemplo), ya sea por medio del esquema de los otros 'textos nivel de los cuerpos (SIM), se indica también una oposición
bíblicos. De antemano, se condena al desconocimiento del código ANAL.
Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 167
166
«acostada/levantada», al igual que el contacto de los dos cuer- S9
pos («la tomó de la mano»): el cuerpo de pie es restituido a la a Y recorrió toda Galilea,
vida cotidiana («ella les servía»).
b predicando en sus sinagogas
el c y expulsando los demonios.
Una vez propagado el relato (S6e), se reúne la muchedum- Relato breve, multiplicativo, de la práctica de J y que remite
bre de la ciudad delante de la puerta de la casa; la puesta del a S6: «predicando en sus sinagogas» hay que ponerlo en rela-
sol inaugura el sábado, durante el cual estaba prohibido todo ción con «la enseñanza nueva», la «expulsión de los demonios»
trabajo, como «traer enfermos». con el relato que la ha seguido. La Galilea (S3, S6e) es la
región (GEO) de la circulación de esta práctica.
e2
El enunciado narrativo realiza pues el enunciado estratégico
Breve multiplicación de los relatos S6 y S7c, con señal del de J en S8d. S8-S9 ilustran el código que hemos llamado estra-
efecto de poder (m —> b, demonios expulsados) y de EST con tégico (EST), de tal modo que S8 podrá ser caracterizado como
relación al «secreto» sobre la identidad de J. una secuencia con dominante EST.
Se puede leer ahora un término de ACC que hemos saltado
S8
en S8b: «rezaba».8 Lo que aquí está inscrito (cf. 522, 532, 554,
a y se fue a un lugar solitario, 564) es la relación entre oración y estrategia: forma parte intensa
de la narratividad y no puede ser leída más que dentro de su
b donde se puso a orar. función en el relato. El TOP (lugar solitario) indica la oración
c Simón y sus compañeros fueron en su busca; al encontrarle, como toma de distancia con relación al relato (de S6-S7), es
decir, como lectura por parte de J del relato ACC, así pues
d le dicen: «Todos te buscan». El les contesta: «Vayamos a como lugar del ANAL.
otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí
predique; pues para eso he salido. S10
a al Se le acerca un leproso
«a un lugar solitario»: en oposición a un lugar poblado, b suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres, pue-
des limpiarme». Compadecido de él, Jesús extendió su mano,
ciudad (TOP).
le tocó y le dijo: «Quiero; queda limpio». Y al instante
le desapareció la lepra y quedó limpio. Entonces Jesús le
d despidió, ordenándole severamente: «Mira, no digas nada
«todos te buscan»: es la EST de la M la que se anuncia a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu puri-
aquí (ya S7f) y la que se repetirá con frecuencia. Señalemos, ficación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirvas
sin embargo, que es Simón quien hace de portavoz de esta estra- de testimonio.»
tegia, lo que nos permitirá más tarde poner en relación a la a2 Pero él, así que se fue,
EST de los DD con la de la M. A ésta, J opone su propia EST:
la expansión geográfica de su práctica (de proclamación) a través c se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia,
de toda la Galilea; esta EST se caracteriza por «pues para eso 8
He aquí una trampa más en la que cae siempre el discurso exegé-
he salido» de la ciudad (S7 a 2). tico burgués, que cree saber de antemano, con un saber ideológico por
consiguiente, de qué se trata cuando se habla de oración.
168 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 169

Tg - » Tf: testimonio para ellos (cf. Me 6, 16; 13, 9-10); a


Minette de Tillesse, 65-68. Folla = muy fuerte: cf. 3, 12;
5, 38; 9, 26. La desobediencia de Ib tiene consecuencias sobre la EST
de J, que enuncia someramente esta secuencia: el espacio de
las ciudades le resulta prohibido, permanece en los lugares soli-
b tarios fuera de las ciudades (TOP).
El ACC es equivalente al de S7b, c. Hay sin embargo algu-
nas diferencias: la petición es obra del Im (según un discurso Esta EST se verá reforzada en S18, aparentemente en contra-
que pone en relación el querer y el poder de J; éste lo acepta, dicción con esta secuencia, pues se verá a J en las ciudades en
pues lo utiliza en la palabra eficaz de purificación), mientras S12, S13 y S16 (pero Si2b muestra que J ha entrado en Cafar-
que en S7 eran otros los que pedían. naún clandestinamente y es porque la M se entera de que él
está en la casa, por lo que ella se reúne ahí). Esto no impide
El término «purificar» aparece cuatro veces: el SIM está
que SI0-11 estarían mejor situados después de Si7; por eso
bien indicado. Ahora bien, si recordamos el comienzo de este
nos es necesario plantear la cuestión de su emplazamiento aquí.
texto, el tocar al leproso debería hacer impuro a J; y es preci-
La razón dada habitualmente (el autor se aprovecha de que J
samente lo contrario, la inversión de ese orden simbólico, lo que
está fuera de una ciudad y lejos de la M para que se le acerque
se narra: J toca al leproso, y éste se convierte en puro. Es el
fácilmente un leproso, apartado de los lugares habitados) no nos
poder del cuerpo de J lo que se indica en el código SIM; se ve
permite avanzar apenas, pues el texto hubiera podido colocar a
el sentido de su relación (tú puedes) con el «querer» (tú quie-
S10-S11 más adelante. Por el contrario, este emplazamiento me
res): es el corazón de J («compadecido de él») el que, en su
parece aclarar a la EST J, ya iniciada en S8-S9. Es que hay dos
cuerpo, es la fuente de este poder de purificación.
razones para esta EST, una de las cuales se dará en S17-S18
Sobre ese ACC, se concatena una EST: este relato ACC (el nacimiento de una EST opuesta a la de J y que tiende a
debe permanecer secreto (salvo para el sacerdote que debe rati- eliminarla), y la otra hay que verla aquí: la ciudad es el lugar
ficar la purificación), no en sus efectos (la integración del Ib de la M, y J, que ya en S8 ha rechazado la EST de la M que
en el campo de la pureza judía), sino en su desarrollo, incluido le busca, refuerza este rechazo. Digamos, por el momento, que
el actuante principal del relato. J quiere evitar un éxito demasiado patente con respecto a la M:
no desea que su cuerpo se vea encerrado en el gran círculo de
c ésta. Es esto lo que explica que haya ordenado callarse al
exleproso.
No se sigue esta consigna; por el contrario, el exleproso
comienza a pregonar muy fuertemente «la palabra». Este tér-
mino la palabra {ton logon), que aparece por primera vez en b
el texto, tiene el sentido evidente de relato, más precisamente de «y acudían a él de todas partes»: su EST no ha tenido éxito
relato de J (ACC); y notemos que «pregonar» (encontrado ya en más que a medias. No evita que la M le rodee, sino solamente
Si y S3 para indicar el anuncio de un relato futuro, respectiva- que esto se produzca en las ciudades. Este movimiento que
mente el de J y el relato último, escatológico, pero que indica llevará a las M fuera de los lugares habitados (TOP), no hará
aquí un relato pasado) es índice del relato. sino reforzarse, en la misma medida en que la propagación
de su relato multiplique a los que le buscan.
Sil
a de modo que ya no podía Jesús presentarse en público en S12
ninguna ciudad, sino que se quedaba a las afueras, en lugares
solitarios. a Días después, entró de nuevo en Cafarnaún,
b Y acudían a él de todas partes. b y corrió la voz de que estaba en casa. Se agolparon tantos
170 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 171
que ni siquiera ante la puerta había ya sitio. Jesús les fe en el relato («viendo su fe.» — cf. S26, S51). «hijo, tus peca-
predicaba la palabra. dos te son perdonados»: según la lógica del sistema del pecado,
el Y le vienen a traer un paralítico llevado entre cuatro. Al no la maldición que es la parálisis (m) es atribuida a los pecados
poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el del hombre (Im), que lo retienen del lado del pecador separado
techo encima de donde él estaba y, a través de la abertura de los justos (SIM).
que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralí-
tico. Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, d
tus pecados te son perdonados».
Esta lógica del sistema del pecado es la de los escribas (SOC),
d Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus que leen (ANAL) el relato, negando a J la autoridad de perdo-
corazones: «¿Pero qué habla éste? Está blasfemando. ¿Quién nar los pecados. Sólo Dios tiene autoridad para eso, conce-
puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?» Mas Jesús, diendo su bendición principalmente a través de los sacrificios
al instante, dándose cuenta en su espíritu de lo que ellos de expiación (SIM). La palabra de J es interpretada, pues, como
pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué pensáis así en como una blasfemia, y el blasfemo se opone a Dios, a cuyo lado
vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: están alineados los escribas, según el esquema:
'Tus pecados te son perdonados', o decirle: 'Levántate,
toma tu camilla y anda?' Pues para que sepáis que el hijo Dios (escribas)/Jesús.
del hombre tiene en la tierra poder de perdonar los pe- J entabla la discusión bajo forma de lección de lectura
cados...» (ANAL): al primer relato (el) Jesús opone un segundo, a cuya
c2 dice al paralítico: 'A ti te digo, levántate, toma tu camilla lectura invita a los escribas («pues para que sepáis»). Lo que
y vete a tu casa'. Se puso en pie y, al instante, tomando está en cuestión es la autoridad de su palabra de perdón, último
término del primer relato (Sl2cl), que valora en comparación
la camilla, salió a la vista de todos,
con una palabra de curación («levántate, toma tu camilla y
e de modo que se pasmaron todos y dieron gloria a Dios, anda»), según el criterio de su eficacia, de su poder, indicados
diciendo: «Jamás vimos cosa parecida». por el término «fácil» («¿qué es más fácil...?»).

Tg —> Tf: Mein = hablar, será traducido por «predicar» c2


cuando vaya seguido de «la palabra» o «en parábolas».
Una vez sentado este mecanismo de lectura, el segundo
«días después»: empalme (CRO) con S i l , según la lógica
relato puede realizarse según el esquema encontrado ya: Im/Ib,
narrativa de la continuidad. J vuelve, pues, clandestinamente
y la oposición SIM se establece según «acostado»/«se levantó»
(EST) a Cafarnaún, es decir, no abiertamente (SI la), «y corrió
(cf. S7 c). La eficacia de la práctica de J consiste en la libera-
la voz de que estaba en casa» supone que ya ha hecho allí cosas
ción de la marcha del exparalítico.
importantes; es por consiguiente el relato que convoca a la M,
como ya en S6e, S7f. «Jesús les predicaba la palabra»: seme-
jante a la enseñanza de S6b (cf. S22): los escribas, entonces e
evocados, van a entrar en escena; es la oposición de las dos Es la M la que lee (ANAL) este segundo relato (cl-c2) dán-
enseñanzas la que va a ser planteada por el relato. dole la vuelta al esquema de los escribas, pues la práctica de
J les hace dar gloria a Dios; Jesús es situado del lado de Dios:
el Dios, J/escribas
La petición de Im es narrada por una pequeña estrategia de Este último relato expone la autoridad (poder) de J sobre
acercamiento del cuerpo de J (abrir, hacer abertura, descolgar), el sistema de la mancha (m/b), y el primero (el) la expone sobre
actuando la M como obstáculo: esta pequeña estrategia se llama el de la deuda. La lectura de la M empalma los dos relatos
172 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 173

en uno solo: «jamás vimos cosa parecida», siendo esa cosa c


parecida el «aquél habla así» (autoridad sobre el pecado) y la
realización de la curación del paralítico: doble inversión del Según la misma estructura que S4 (la analizaremos en S49);
campo SIM judío. Queda el término «hijo del hombre» (en señalemos solamente que Leví es un aduanero, un publicano, un
serie con el término cielo del MITO, cf. S42, S58, S66) y la cobrador de impuestos, un excluido social (SOC).
autoridad «sobre la tierra», el otro término del MITO, que
pone en relación al relato ACC con el relato último escatoló- d
gico. Dejemos esto provisionalmente, pues volveremos sobre Publícanos y pecadores están colocados en serie con los
ello más tarde (S22, S42). discípulos de J, de modo que no se puede decidir si el enun-
ciado «pues eran muchos y le seguían» (el término «seguir»
S13 es el sello de los DD) se refiere a los publícanos y pecadores
o a los discípulos; hay una ambigüedad textual.
a Fue de nuevo por la orilla del mar.
b Toda la gente acudía a él, y él les enseñaba. Por otra parte, el relato perfila la figura de un círculo
alrededor de la mesa, en la casa, que llegará a ser una figura
c Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el despacho
decisiva en el código BAS. Mesa y casa (TOP) jugarán metoní-
de impuestos, y le dice: «Sigúeme». El se levantó y le micamente como indicativos de ese círculo, del cual J se revelará
siguió. como el centro (el comer pertenecerá también a esta serie).
d Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Leví, muchos
publícanos y pecadores se encontraban a la mesa con Jesús e
y sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían.
e Al ver los escribas del partido de los fariseos que comía Los escribas, a los que se añade la indicación «del partido
con los pecadores y publícanos, decían a los discípulos: de los fariseos» (SOC), leen (ANAL) esta práctica de J (comer
«¿Qué? ¿Es que come y bebe con los publícanos y peca- con publícanos y pecadores) como subversiva del campo SIM
dores?» Al oír esto, Jesús les dice: «No necesitan médico judío, en el eje de los dos sistemas: los excluidos de hecho del
los sanos, sino los que están mal; no he venido a llamar sistema de la deuda son impuros, su mesa es un foco de mancha,
del que todo judío puro debe permanecer alejado so pena de
a justos, sino a pecadores».
mancharse a su vez.
a Lección de lectura (ANAL) de parte de J según la oposición:
«los que son fuertes» (o están sanos)/«enfermos», es decir,
«por la orilla del mar» tiene un doble juego: de un lado puro/impuro (sistema de la mancha), y justos/pecadores (siste-
evoca a S4 (vocación de los cuatro pescadores), que se repetirá ma de la deuda), «yo no he venido» (lo que indica la EST de J)
en SI3 c y permitirá d y e; de otro lado, prepara a S18, S22 para mantener el SIM, sino para invertirlo, según la metáfora
con toda la serie de encuentros J / M en la orilla del mar. Es del médico, indicadora de una práctica de «salud», en el sentido
justamente la distinción entre los discípulos (DD) y la M la del paso de un estado de maldición al de bendición. Lo que
que se realizará allí, estratégicamente, hasta S42. opera la EST J, es el dibujo de ese círculo, que se dirá inscrito
según el código BAS, en antítesis con los círculos de pureza
b propios del campo SIM judío: esta antítesis es a la que yo
llamo subversión (de los códigos dominantes).9
Subrayemos simplemente que esta escena tiene una estruc-
tura diferente de S7 f, S i l b, y S12 b, donde la M se congrega 9
Barthes localiza también una serie de «antítesis» en «Sarrasine», vién-
para escuchar el relato de la práctica de J. Aquí J se desplaza, dolas inscritas en el código SIM (cf. por ejemplo, S/Z, 26, 28, 29). Si
la M le sigue, él la instruye, es el rabbí quien la convoca. me ha parecido acertado oponer un código BAS al código SOC, visto que
174 Lectura de Marcos :¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 175

Es la que la lectura (ANAL) propuesta por él quiere hacer Las dos antítesis metafóricas que siguen marcan la diferencia
resaltar. entre la oráctica de J, que dibuja el círculo, y la práctica del
ayuno inscrita en el campo SIM judío como nuevo/viejo. Por
S14 un lado, la simbólica judía es llamada paño (texto, tejido) viejo,
que no soporta ser cosida con un paño (texto, tejido) nuevo;
a Un día en que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, por otro lado, como un orden viejo (odre, pellejo) que no puede
b vienen a decirle: «¿Por qué mientras los discípulos de Juan soportar la fuerza del vino nuevo. La subversión es llamada
y los discípulos de los fariseos ayunan, tus discípulos no claramente: desgarradura del viejo texto simbólico, rompimiento
ayunan?» Jesús contestó: «¿Pueden acaso ayunar los invi- del orden antiguo. Por otra parte, el término griego que se ha
tados a la boda mientras el novio está con ellos? Mientras traducido por «añadido» es «pléróma», que, en S3 (plérousthai),
tengan consigo al novio, no pueden ayunar. Días vendrán connotaba el relato último, «el tiempo está cumplido».
en que les será arrebatado el novio; ya ayunarán entonces,
en aquel día. Nadie cose un remiendo de paño sin tundir «días vendrán»: esta restricción hay que situarla a nivel del
en un vestido viejo, pues de otro modo, lo añadido tira narrador que escribe a unas comunidades de DD víctimas de
de él, el paño nuevo del viejo, y se produce un desgarrón la persecución, después de haberles «arrebatado» el novio, «ya
peor. Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; ayunarán entonces, en aquel día», cuando ellos se encuentren
pues de otro modo, el vino reventaría los pellejos y se a su vez en prisión (cf. S62).
echaría a perder tanto el vino como los pellejos: el vino
nuevo, en pellejos nuevos». S15
a Un sábado, cruzaba Jesús por los sembrados y sus discípu-
a los, al pasar, se pusieron a arrancar espigas.
Los discípulos de Juan, que ha sido detenido (Si a2), obser- b Decíanle los fariseos: «Mira cómo hacen en sábado lo que
van un ayuno junto con los fariseos, probablemente para que no está permitido». El les dice: «¿Nunca habéis leído lo
Dios le haga salir de esa situación de maldición. que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y los que le
acompañaban sintieron hambre, cómo entró en la casa de
b Dios, en tiempos del sumo sacerdote Abiatar, y comió los
panes de la proposición, que sólo a los sacerdotes es lícito
Los que ayunan marcan sus cuerpos como puros (SIM), comer, y dio también a los que estaban con él?» Y les dijo:
como justos; la pregunta que plantean a J enfrenta a sus DD, «El sábado ha sido instituido para el hombre, y no el hombre
al círculo que rodea a J, con el círculo de esos justos. Le lectura para el sábado. De suerte que el hijo del hombre también
(ANAL) que J hace de esta diferencia de prácticas se inscribe es señor del sábado».
primero en la lógica del SIM: el esposo está con ellos, la boda
es un tiempo de bendición, no hay razón para ayunar; mientras
que, por el contrario, los discípulos de Juan tienen razones Tg —> Tf: aquí hay una dificultad de traducción. La BJ
para ayunar (su arresto); el círculo del BAS está pues signifi- traduce el primer versículo como sigue: «...sus discípulos, al
cado en esa metáfora del banquete de bodas (hartura alrededor pasar, se pusieron a arrancar espigas», lo que implica que las
de la mesa), y J, como esposo, situado en su centro: la metáfora arrancaban para comerlas. Tal es, en efecto, la lectura que hará J.
juega sobre la antítesis comer/ayunar que se encontrará más Sin embargo, la traducción correcta, que presentamos siguiendo
adelante: tener hambre/estar saciado (S31). al P. Benoit,10 dice más bien que es para «hacer camino» por
lo que arrancaban las espigas. Mateo y Lucas han corregido el
los dos están en relación de «antítesis» (que se refleja sobre los códigos relato de Marcos en el sentido de la lección hecha por J. La
SIM y TOP), es para señalar que esta antítesis es la operación, el efecto
—que yo llamo subversión— de la práctica misma de J. Exégese et théologie, vol. III, 236.
176 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 177
dificultad me parece insoluble. Siendo esta secuencia modelo de último relato, escatológico, al que remite la referencia: «El hijo
la estructura del código ANAL, yo leeré la lectura de J como del hombre también es señor del sábado».
si no existiese esa incongruencia textual.
S16
a a Entró de nuevo en la sinagoga,
Se presenta el relato ACC
bl y había allí un hombre que tenía la mano paralizada.
b el Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder
acusarle.
Se oponen dos lecturas, la de los fariseos y la de J. Los
fariseos confrontan el relato («hacen») con la ley («lo que no b2 Dice al hombre que tenía la mano paralizada: «Levántate
está permitido») (SOC), según el paradigma: sábado (reposo) = ahí en medio».
no trabajar/otros días = trabajar. J monta un mecanismo de
lectura («¿nunca habéis leído?»), cotejando el ACC con un c2 Y les pregunta: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez
relato del AT, que atañe a David, según la lógica: lo que ha del mal, salvar una vida en vez de destruirla?» Pero ellos
hecho David no está contra la ley. Pongamos los dos relatos callaban. Entonces, mirándoles con ira, apenado profunda-
en paralelo: mente por la dureza de sus corazones,
b3 dice al hombre: «Extiende la mano». El la extendió y que-
lo que hizo David ellos hacen dó restablecida su mano.

cuando tuvo necesidad y sin- Es también la ley del sábado (SOC) la que se pone en tela
tió hambre de juicio: curar a alguien es considerado como un trabajo, prohi-
él y los que le acompañaban bido por tanto durante el sábado. Su transgresión es un delito
J y sus discípulos11
entró..., comió..., dio...
arrancaron espigas (para co- merecedor de la muerte;13 así, pues, espían a J para poderlo
merlas) un sábado acusar.
en la casa de Dios, panes de
la proposición El mecanismo de lectura (ANAL) está aquí montado incluso
lo cual no está permitido lo cual no está permitido antes del relato ACC, a la manera de S12. «levántate ahí en
medio»: en el centro de ese círculo, J sitúa al hombre de la
La lógica de esta comparación salta a los ojos: lo que el mano paralizada (Im), para que su deficiencia (necesidad) se
relato ACC omite (en blanco), hay que leerlo en el relato de convierta en objeto de lectura, «y les pregunta: '¿Es lícito...?'»:
David. Si, por consiguiente, ellos arrancan espigas, es que nece- los sitúa como intérpretes, lectores de la ley. No se trata de
sitan y que tienen hambre. De donde se concluye: el sábado saber lo que se puede hacer o no hacer el sábado (objeto de
ha sido hecho para el hombre y sus necesidades, y no al revés; discusión casuística de los escribas), sino si se puede hacer el
bien o el mal. La ley, cuyo objeto son las prácticas que condu-
las necesidades del hombre tienen prioridad sobre la ley del
cen a la bendición (al bien), es decir, a la salud de las vidas
sábado, en el campo del BAS, en la nueva economía que la
práctica de J está instaurando, en subversión contra la del campo
SIM judío.12 Ese campo BAS está justificado en función del erudición exegética falla en la lectura del texto. Para él, en efecto,
«el v. 27 («el sábado ha sido instituido para el hombre, etc.»), intercalado
11
delante del v. 28 («el hijo del hombre también es señor del sábado») no
La objeción que ha sido hecha a los DD solos, J la toma, implíci- hace más que camuflar un poco lo que esta afirmación tendría de dema-
tamente, como dirigida también contra él, su maestro. siado brutal» (!).
12 13
M. DE TILLESSE, 137-139, es un buen ejemplo del modo como la Cf. MlNETTE DE TlLLESSE, 140.
178 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 179

(paso de la maldición a la bendición), no puede prohibir más Relectura de S5-S11


que hacer el mal, matar vidas. A esto, ellos no tienen nada que
responder, es la lógica misma del SIM quien les hace callar.
El relato ACC puede pues desarrollarse (Im/Ib), ya que la Después de las tres secuencias programas S1-S3 (y S4,
lectura «él ha trabajado el sábado» ha sido reemplazado por que sitúan a J en un grupo, antes del comienzo del relato del
la del BAS: «él ha salvado una vida el sábado». Sin embargo, «nuevo»), esta primera gran secuencia que se desarrolla en Ca-
los acusadores no han pasado a esta lectura, por causa, dice farnaún primero y con una breve extensión a Galilea después
el relato, de «la dureza de sus corazones». El corazón ya había (GEO), se caracteriza por el relato de tres tipos de prácticas
sido considerado en S12: aquí es explicitado como el lugar de las de T (enseñanza nueva, expulsión de un espíritu impuro, cura-
decisiones, en el que se hace la selección de los lectores, de los ción) y su breve multiplicación. Esta práctica suscita una estra-
actuantes, en su relación con la práctica del actuante J. El cora- tegia de la M que SlO-Sll acentuarán con la decisión (EST)
zón endurecido no sabe leer la práctica de J, su relato. de evitar abiertamente las ciudades. La gran secuencia es pues
la del enfrentamiento de las dos EST, la de J y la de la M.
S17
a En cuanto salieron,
Relectura de S12-S17
b los fariseos se confabularon con los herodianos contra él
para ver cómo eliminarle.
Al releer el conjunto de estas secuencias (donde el TOP es
Los fariseos: eran los «ellos» de S16, relacionados en S13 más bien incierto), uno se percata de que la práctica de J es siste-
con los escribas (SOC). «se confabularon contra él»: se precisa máticamente presentada como subversiva del campo SIM judío,
la EST de los escribas y de los fariseos (incluyendo a los hero- es decir, de su orden SIM; y esto entraña una estrategia de
dianos),14 así como su lugar en la constelación de los actuantes. los escribas, fariseos y herodianos (AA), que se caracteriza como
Esos son los adversarios (AA) del actuante J, su estrategia es estrategia de tentación, de la que resulta, como consecuencia,
«perderle», deshacer su EST, ese círculo subversivo del campo a en S17, una EST de eliminación de J. Esta gran secuencia es,
la vez SIM y SOC en donde ocupan cierto poder ideológico. además, el lugar de despliegue del código ANAL como el de
los mecanismos de lectura del relato ACC, siendo las lecturas
Pero, por otra parte, esta secuencia S17 concluye la suce- diferentes según el lugar (SOC) del lector. Principalmente, la
sión de secuencias iniciadas en Sl2. La secuencia SI8 se abrirá secuencia S16 proporciona una clave mayor de la lectura hecha
con el refugio de J a orillas del mar, lo que empalma con «no por J (BAS), con la antítesis «salvar una vida/matar una vida»:
podía ya entrar abiertamente en ninguna ciudad» (Sil a). Pode- es la antítesis que definirá las metas de las dos estrategias con-
mos hacer aquí una pausa para releer las grandes secuencias frontadas.
encontradas ya: S5-S9 + S10-S11; S12-S17, y caracterizarlas
brevemente. Señalemos todavía que las dos menciones del «hijo del
hombre», agrupando la primera a S12 y a S13 (donde se trata
de los «pecadores») y la segunda a S15 y S16 (donde se trata
14
¿Quiénes son los herodianos? Se tratará de ellos otra vez en del sábado), igual que la metáfora del esposo (que remite a las
S40b y S55f. De hecho, la respuesta no tiene apenas importancia (dado «bodas mesiánicas»), relacionan el relato ACC con el relato
el poco sitio que ocupan en el relato, en dependencia por otra parte de escatológico, cuyo anuncio ha sido hecho en S3, bajo el término
los fariseos) para nuestra lectura. Sin embargo, remito al lector a la tesis,
juiciosa pero inverificable, de C. DANIEL: Revue Qumran 6 (1967) 31-53, de reino de Dios. Se volverá sobre ello en S22 y S42.
según la cual se trataría lisa y llanamente de los esenios (sus conclusiones
son citadas por A. FEUIIXET, La controverse sur le jeüne: NRT fév-mars
(1968) 114, n. 3).
180 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...-» a Marcos? 181

S18 d
a Jesús se retiró con sus discípulos a orillas del mar, El elemento barca será, en la gran secuencia S18-S42, el que
definirá el círculo J + DD y le permitirá tomar distancias, a la
b y le siguió una gran muchedumbre de Galilea.
vez topográficas y estratégicas, en relación con la M.
c También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado
del Jordán, de la región de Tiro y Sidón, una gran muche- e, f
dumbre, al oír lo que hacía, acudió a él.
Se vuelve al compendio de S7 e, que define la EST de la
d Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que M, con revalorización del contacto con el cuerpo de J (SIM).
le preparasen una barca, para que no le oprimieran,
En una palabra, esta secuencia S18 no es más que un pro-
e pues, habiendo curado a muchos, cuantos padecían dolencias grama de S18-S42: nos encontramos todavía dentro del texto
se le echaban encima para tocarle. Y los espíritus inmundos, cerrado, tal como J. Kristeva lo ha definido.
al verle, caían a sus pies y gritaban: «Tú eres el hijo de
Dios». Pero él les mandaba enérgicamente que no le des- S19
cubrieran.
a Subió al monte
Tg —> Tf: «se retiró» {anechórésen) implica aquí una verda- b y llamó a los que él quiso; y vinieron donde él. Instituyó
dera «emigración», como muestra suficientemente el código doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar
EST,15 con poder de expulsar los demonios. Instituyó a los doce y
puso a Simón el nombre de Pedro; a Santiago el de Zebe-
a, b deo y a Juan, hermano de Santiago, a quienes puso por
nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno; a Andrés,
«orillas del mar», «discípulos», «seguir»: estos tres elemen- Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Ta-
tos remiten a S4 y S13. «una gran muchedumbre» vuelve a deo, Simón el Cananeo y Judas Iscariote, el mismo que
introducir a la M en el relato, después de una ausencia de casi le entregó.
todo S12-S17. Esto indica la importancia de la gran secuencia
que se abre (S18-S42), la separación entre los DD y la M, ya
que los círculos que forman alrededor del cuerpo de J están Tg —> Tf: Simón el cananeo, Iscarioth = sicario.16
todavía bastante indiferenciados, como se ha señalado en S13.
a
c «subió al monte»: en el MITO es un lugar más cercano al
El campo de extensión del relato de la práctica de J, aquí cielo, lugar de la revelación a Moisés, «el autor» de la ley, del
afirmado con todas las letras («al oír lo que hacía»), llega más orden SIM judío del que J se constituye en «señor» (S15).
allá de Galilea: tanto a Judea y a Jerusalén, como fuera de
Palestina hacia el sureste (Idumea), el este (más allá del Jordán) b
y el norte (Tiro y Sidón). Por primera vez, el relato abre la «y llamó a los que él quiso» (EST), «para que estuvieran
frontera judía al horizonte de la práctica de J, lo que propor- con él» (definiendo un círculo más estrecho todavía que el de
ciona una primera indicación sobre lo que será su estrategia los DD que le seguían) y «para enviarlos...»: prolongación (EST)
en relación con el campo SIM-GEO israelita.
16
15 Cf. O. CULLMANN, Jesús y los revolucionarios de su tiempo, 21-22,
Contra M. J. LAGRANGE, por ejemplo, citado en V. TAYLOR, 226. y las notas; y J. JEREMÍAS, Las parábolas de Jesús, 187.
182 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 183

de su práctica en Galilea (S9; cf. S28). Toma relieve la evoca- d El, llamándoles junto así, les decía en parábolas: «¿Cómo
ción en S18 de las muchedumbres de paganos: la meta de la puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está divi-
EST será enviar los doce a las naciones, más allá de Israel. dido contra sí mismo, ese reino no puede subsistir. Si una
casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá man-
«instituyó doce», el texto insiste en dos ocasiones: es una tenerse. Y si Satanás se ha alzado contra sí mismo y está
cifra que remite a la de la constitución de Israel en «doce dividido, no puede subsistir y ha llegado su fin. Pero nadie
tribus». Los signos se atan unos con otros, aunque no serán puede entrar en casa del fuerte y saquear su ajuar, si no
desatados textualmente sino más tarde: este círculo (SIM) de ata primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa. Yo
doce cuerpos alrededor del cuerpo de J (cf. S26 por ejemplo) os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hom-
está destinado a reemplazar al conjunto del campo simbólico de bres, los pecados y las blasfemias, por muchas que éstas
Israel y a extenderse por las naciones paganas. sean. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no
tendrá perdón nunca, antes bien, será reo de pecado eterno».
«puso a Simón el nombre de Pedro»: lo que confirma la Es que decían: «Está poseído por un espíritu inmundo».
llamada de S4 como estratégica («pescador de hombres»); el
cambio de nombre implica un cambio de oficio, de vocación.
Lo mismo para Santiago y Juan, quienes, con Pedro, serán S21
por tres veces testigos privilegiados del relato ACC. Andrés por a2 Llegan su madre y sus hermanos,
su parte queda excluido: ¿por qué?...
b y quedándose fuera, le envían a llamar.
Señalemos también la traducción («es decir, hijos del true- c Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen:
no»), señal del narrador que traduce a otro campo lingüístico, «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera
el griego, esto es, el de los paganos, este relato con códigos y te buscan». El les responde: «¿Quién es mi madre y mis
judíos, «el mismo que le entregó», también aquí es el narrador hermanos?» Y mirando en torno a los que estaban sentados
el que se descubre, como conocedor del relato y de su desenlace, en corro, a su alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis
y por consiguiente como tejedor de ese tejido de códigos que hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi
es el texto. hermano, mi hermana y mi madre».

S20 S20
a Vuelve a casa. a, b
b Se aglomera otra vez la muchedumbre, de modo que ni «casa», «se aglomera otra vez la muchedumbre»: remite a
siquiera podían comer pan. S12; así, pues, se mantiene la clandestinidad. Igual que en S12
se señalaba la cantidad de la M por la observación de que la
S21 casa no la podía contener, aquí se indica esto por la falta de
tiempo para comer (cf. S31), siendo el término pan, por otra
al Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de él, parte, el índice que se recogerá sólidamente en la gran secuen-
pues decían: «Está fuera de sí» cia S29-S42.

S20
c Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Está «los escribas que habían bajado de Jerusalén»: el centro del
poseído por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios poder ideológico (SOC) envía a unos escribas para hacer una
expulsa los demonios». investigación; el relato de la práctica de J y del entusiasmo
184 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 185

de las M ha llegado pues a Jerusalén. «decían: está poseído»: «posesión» de los cuerpos enfermos es la casa de un hombre
es el resultado de su lectura (ANAL) de la cuestión (Q2) abierta fuerte; si la casa es saqueada, significa que el X que lo consigue
en S6: ¿Qué autoridad? ¿Qué poder? Reconocen por consi- es más fuerte que ellos. En la lógica de la ideología judía, sólo
guiente que J perfila un anticampo (SIM) e intentan saber su Dios es más fuerte que Beelzebul; a vosotros corresponde sacar
potencia, situándola del lado de la mancha, cuyo centro es la conclusión (ANAL).
Beelzebul (o Satanás).17 Esta acusación resulta de S17, y tiende
a crear, cerca de la M, las condiciones de eliminación de J «yo os aseguro»: expresión que se encontrará varias veces
(EST AA). La segunda acusación precisa, en el conjunto de la y cuya función trazaremos más adelante (cf. 356). Señalemos el
práctica de J, es la de expulsión de los demonios, lo que permi- futuro «blasfemarán», que indica los relatos futuros, los relatos
tirá el desarrollo de la respuesta de J. eclesiales; la función de esta expresión se sitúa a nivel narra-
dor/lectores (cf. 154 s.) «nunca» «deuda (o pecado) eterna»
indica toda la duración de los relatos terrenos, en el «siglo»
d (aión). La añadidura «es que decían: 'Está poseído por un espí-
ritu inmundo'» sitúa esta conclusión de la lectura de J: los
«llamándoles junto a sí»: expresión que casi en todas las escribas blasfeman contra el Espíritu Santo, que dirige la EST
partes del relato tiene por objeto a los DD.18 Aquí el contexto de J; es ciertamente él el X, el adversario de Satanás (S2), la
parece indicar que son los escribas quienes son llamados para autoridad que explica el relato ACC de J. No saber leerlo es
oír su respuesta. La clandestinidad, por otra parte, permite leer un pecado eterno; en S22, los escribas, esos detentores del
que la llamada designa a los DD entre la M. Esta indecisión poder ideológico (SOC), serán señalados (parabólicamente) como
del texto muestra que el entrelazamiento S20-S21, que anticipa quienes están del lado de Satanás. A nivel narrador/lectores, la
y prepara a S22, es el lugar de la separación clara entre los destrucción de Jerusalén, la abominación de la desolación, es el
DD y los AA, y por consiguiente un lugar EST. EST y ANAL signo de ese «pecado eterno» de las clases dirigentes de Israel.
se articulan pues entre sí, como antes en S12-S17.
«en parábolas»: se establece un nuevo mecanismo de lectu- S21
ra, cuya teoría será dada en S22; un relato ficción es narrado
a
como pauta de lectura del relato ACC (a la manera del relato
de David en SI5). Primero hay una serie paralela de dos pará- «se enteraron sus parientes»: el relato de la práctica llega
bolas que impugnan la lectura de los escribas (los demonios a Nazaret y los parientes lo leen: «está fuera de sí», es decir,
expulsan a los demonios): un reino cuyos dirigentes luchan entre que está loco. Locura y posesión es lo mismo entre los judíos:
sí, una casa cuyos elementos luchan entre sí, caminan hacia J es así clasificado en el campo de la mancha, de la maldición;
su ruina; si pues los demonios y su príncipe luchan entre sí, la lectura de los parientes de J (SOC) es parecida a la de los
van contra sus intereses y se arruinan ellos mismos. No es por escribas; he ahí la razón del entrelazamiento de S20 y S21. «a
tanto Beelzebul el que constituye la clave de interpretación del hacerse cargo de él»: EST de los parientes de J, que tienden,
relato de J, sino otro X. La tercera parábola indica dónde hay ellos también, a interrumpir el relato (como la EST de los AA).
que buscar a ese X, pero, sin nombrarlo; se lo deja a los
oyentes, colocados una vez más como lectores. Los demonios en
b
17
Cf. 126 s. No deja de tener interés comparar esta acusación con «su madre y sus hermanos»: se detallan los parientes de J.
la definición «en términos estructurales» que M. Douglas da de la hechi- «le envían a llamar»: para hacerse cargo de él, de su cuerpo.
cería: «La manifestación de un poder psíquico antisocial que emana de
personas que se sitúan en las regiones relativamente no estructuradas de No consiguen aproximarse más allá de la M que «lo rodeaba»;
la sociedad» (119). es el indicio de su falta de fe (cf. S12). J lee la EST de sus
" Salvo S35c y S42e, pero en el segundo caso se verá que tenemos parientes comparándola con la de la gente que le rodea: «he
derecho a formular dudas sobra la presencia del actuante M. aquí mi madre y mis hermanos». Es el círculo BAS el que así
186 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 187

se designa: los que le siguen, he ahí la nueva «casa», los parien- ron. Otra parte cayó en pedregal, donde no tenía mucha
tes de J, en oposición a los parientes del SOC, ese aparato de tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra;
producción de los códigos de la FS. Señalemos, sin embargo, pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se
que los DD no son explicitados como distintos de la M, lo cual secó. Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos
será el objeto (EST) de la secuencia siguiente: y la ahogaron, y no dio fruto. Otras partes cayeron en tierra
buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas
«quien... cumpla...»: con la añadidura de «hermanas», a la produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento.» Y añadió:
lista de los parientes, este final parece situarse más bien a nivel «¡Quien tenga oídos para oír, que oiga!»
narrador/lectores.
c2 Cuando quedó a solas, los que le seguían, a una con los
Leída a partir de aquí, la escena «vino Jesús desde Nazaret doce, le preguntaron sobre las parábolas. £1 les dijo: «A
de Galilea» (S2) tiene el sentido de una ruptura de J con res- vosotros se os ha dado el misterio del reino de Dios,
pecto a su «casa» (cf. S27).19 pero a los que están fuera todo se les presenta en pará-
bolas, para que por mucho que miren no vean, por mucho
S22 que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se
les perdone.»
al Otra vez se puso a enseñar a orillas del mar. Y se reunió
tanta gente junto a él que hubo de subir a una barca y, ya c3 Y les añadió: «¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, enton-
en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla ces, comprenderéis todas las parábolas? El sembrador siem-
del mar. Les enseñaba muchas cosas por medio de pará- bra la palabra. Los que están a lo largo del camino donde
bolas. se siembra la palabra son aquellos que, en cuanto la oyen,
viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. De
bl Les decía en su instrucción: «Escuchad. Una vez salió un igual modo, los sembrados en pedregal son los que, al oír
sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, una parte la palabra, al punto la reciben con alegría, pero no tienen
cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comie- raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto
se presenta una tribulación o persecución por causa de la
" Las elucubraciones teológicas sobre la «madre de Jesús», que han palabra, sucumben en seguida. Y otros son los sembrados
tenido en la práctica eclesiástica los resultados que conocemos (la ma- entre los abrojos; son los que oyen la palabra, pero las
riología, el culto mañano), han encontrado siempre aquí un obstáculo. Cier- preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y
tamente, «madre» no es aquí un «individuo», ella no tiene nombre (lo las demás concupiscencias les invaden y ahogan la palabra
tendrá por el contrario en S27), no es más que una función en el SOC,
dentro de la categoría «casa» o parentela. No impide que quede connotada y queda sin fruto. Y los sembrados en tierra buena son
por la incredulidad ante el relato de J. En otras palabras, los «hermanos» aquellos que oyen la palabra, la recogen y dan fruto, el
y las «hermanas» de J ponen en cuestión la «virginidad de María». Ahora treinta, el sesenta y el ciento por uno.»
bien, en los «relatos de la infancia de Jesús», de Mt y Le, no son las
relaciones sexuales a las que se apunta, sino al nacimiento milagroso de c4 Les decía también: «¿Acaso se trae una lámpara para colo-
Jesús, según la tradición judía de la elección de un recién nacido (Isaac, carla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para
Samuel, Juan el bautista), y este nacimiento es atribuido a Dios, lo que
se indica en la esterilidad de la madre. María ha sido pues, según los textos ponerla sobre el candelero? Pues nada hay oculto, si no es
neotestamentarios, virgen en el nacimiento de Jesús, pero también madre para que sea manifestado; nada ha sucedido en secreto, sino
no virgen de otros hijos. Por el contrario, en la textualidad griega, el para que venga a ser descubierto. ¡Quien tenga oídos para
sexo está indicado negativamente en la oposición espíritu/cuerpo: ha habido
por consiguiente desplazamiento de la virginidad hacia la abstención de oír, que oiga!»
relaciones sexuales, cubriendo ideológicamente al celibato; María será lla- c5 Les decía también: «Atended a lo que escucháis. Con la
mada «siempre virgen». La mariología y la relación de la virgen María
con el celibato eclesiástico serán quizá lugares a los que la eclesiología medida con que midáis, seréis medidos y aun con creces.
materialista atenderá especialmente para el análisis del aparato ideoló- Porque al que tenga se le dará, y al que no tenga, aun
gico religioso-cristiano en su función de represión del cuerpo y del sexo. lo que tiene se le quitará.»
188 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 189

b2 También decía: «El reino de Dios es como un hombre que concluir que se trata de una intercalación S18-S22, donde S19-S21
echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche aparecen como secuencias intercaladas y donde, en rigor, S22
o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo. La debería haber sido anotado como S18 h, i, etc., lo que no se ha
tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espi- hecho por razones de comodidad.
ga, después trigo abundante en la espiga. Y cuando el fruto
lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque ha llegado Es decir, que S18 y S22 no forman, estructuralmente, más
la siega.» que una secuencia, que delimita estratégicamente a los auditores
de J como M, AA, DD; las secuencias intercaladas contienen
b3 Decía también: «¿A qué compararemos el reino de Dios o secuencias respectivamente con dominantes EST (DD/M) para
con qué parábola lo expondremos? Es como un grano de S19 y ANAL (AA/M, DD) para S20-S21, lo que explica la
mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más peque- intercalación: S22 va a sacar de aquí las conclusiones estra-
ño que cualquier semilla que se siembra en la tierra; pero tégicas.
una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las
hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo
pueden anidar a su sombra.» J sentado en la barca/M «en tierra, a orillas del mar»: la
orilla del mar define pues una línea que separa a J de la M,
a2 Y les anunciaba la palabra con muchas parábolas como lo que excluye a la M del círculo BAS, dependiendo la entrada
éstas, según podían entenderle; no les hablaba sin pará- a ese círculo del paso de esa línea, que es justamente obra de
bolas; los DD, que (S4, S13) han roto con su oficio, con su inserción
el pero a sus propios discípulos se lo explicaba todo en privado. en el SOC y con sus códigos para seguir a J (cf. S49). La barca,
como el «en privado» (S22 el) y la casa (cf. S35), se convierten
a por consiguiente en los lugares (TOP) estratégicos de la lectura
BAS del relato ACC, el espacio DD (TOP-EST). El análisis de
«Otra vez se puso a enseñar a orillas del mar», «tanta gente», S22 nos va a decir por qué.
«en una barca»: estos elementos remiten a S18. Si se vuelve
a releer aquella secuencia, nos podemos percatar de que había S22 presenta un largo discurso de J cuyos actuantes-auditores
dos estructuras diferentes para la muchedumbre: una para la no son completamente los mismos.
M de Galilea (S18 a, b), en la que la M sigue el desplazamiento
de J a la orilla del mar (como en S13 b). Otra, por el contrario al y a2: J habla con la M; apertura/cierre de la escena b,
(S18 c-e), para la M llegada de más lejos, convocada por el intercalada por al y a2.
relato de la práctica de J y seguida de prácticas poderosas diver-
sas. Ahora bien, la primera estructura se encuentra de nuevo el, c2: «en privado», «cuando quedó a solas, los que le
en S13 b, S20 a, S31 a, b, c, S45 d y termina siempre con una seguían a una con los doce», estamos en el espacio DD.
enseñanza a la M. La segunda se encuentra de nuevo en S6 e,
S7 e, f, SlOc, S l l b , S25 d, S26 a, S25 e, S34 b, donde, con la Ahora bien, b l se dirige manifiestamente a la M y c3 a
única excepción de la última, se trata de consignas EST con los DD. Quedan por dividir las otras parábolas. Juegan dos
relación a la M.20 criterios: primeramente, c4 y c5 son introducidos por «y les
decía», mientras que b2 y b3 son introducidos por «y decía».
Así, pues, en S18, falta, por un lado, la enseñanza a la M, En segundo lugar, b l , b2 y b3 corresponden a una misma figura
y la encontramos de nuevo aquí (al, b); por otro lado, la barca semilla/cosecha; c4 y c5, con las oposiciones secreto, oculto/ma-
es allí un elemento estratégico que aquí se despliega (S22 al, nifiesto y la insistencia en la escucha, remiten al misterio (c2)
S23al), como en S21 a, f y S38 c. Tenemos pues derecho a y a la interpelación al comienzo de c3. Tendremos pues: al, b l ,
c2, c3, c4, c5, b2, b3, a2, el, designando esta última escena el
S12a, b es una estructura híbrida. el comienzo de la escena c, intercalada entre bl y b2.
190 Lectura de Marcos «¿Ño habéis leído nunca...» a Marcos? 191

Queda todavía una dificultad: «y les decía... y se les perdo- lo que remite a S12 b y a S22 a2 («les anunciaba la palabra»);
ne» es intercalado entre la primera frase de c2 y el comienzo el sembrador es J, este primer tiempo del relato parabólico
de c3, que claramente deberían seguirse; hay, por consiguiente, indica por consiguiente la práctica de enseñanza de J mismo,
una pequeña segunda intercalación. Está claro que proviene sobre una parte al menos del ACC. Segundo tiempo: en tierra fértil,
todo del nivel narrador/lector, pero la intercalación lo convierte la semilla ha «dado fruto produciendo hasta treinta, sesenta,
en la teoría general de la enseñanza parabólica en Marcos.21 En ciento por uno», lo que indica una fecundidad, una bendición
resumen, se leerá primero bl (c3), b2, b3 y después, el, c2, bastante extraordinaria; cotejada con las otras dos parábolas que
c4, c5, explicándose fácilmente la intercalación de c en b por la designan explícitamente al «reino de Dios» como referencia, esto
preocupación de empalmar a c3 con b l , a la interpretación de nos permite interpretar la cosecha como el relato último escato-
la parábola bl con su enunciado. lógico, el de la bendición llevada a su cumplimiento («trigo
abundante en la espiga», es el término griego plérés que se tra-
Desde el punto de vista textual, ¿qué es una parábola'? Se duce por abundante, remitiendo a S3: «el tiempo se ha cumpli-
puede responder inmediatamente: toda parábola es un relato- do»; «los pájaros del cielo» indican el MITO). El tiempo inter-
ficción. ¿Cuál es su función? Es un mecanismo de lectura medio del crecimiento o de la esterilidad de la simiente, de
(ANAL) del relato ACC; es decir, que el relato toma un espejo su trabajo, es pues el tiempo de enlace entre estos dos relatos,
narrativo para poder ser leído, allí donde presenta una laguna el ACC y el escatológico. Tomemos ahora las parábolas una
(«misterio», «secreto», «oculto»). De donde viene la insistencia: por una, puesto que sabemos su clave de lectura.
«capte», «comprended», «el que tenga oídos para escuchar que bl, c3 (las leeremos juntas para ser breves): más que «la
escuche», «según lo que podían escuchar», términos que remiten parábola del sembrador», título habitual pero que conviene mejor
todos al código ANAL. Los relatos parabólicos son pues claves a S22 b2, es la «parábola de las tierras». Las tierras son los
de lectura del relato ACC. Leámoslos así. que escuchan la palabra, y se trata de dar cuenta de la diver-
sidad de sus reacciones con relación a una palabra que todos
Una misma figura domina las tres parábolas de S22 b: la de escuchan igualmente. Nos encontramos ante cuatro pequeños
una producción agrícola, con los dos tiempos de trabajo, semillas relatos, que corresponden a cuatro tipos de tierras, de oyentes.
y cosecha, y un tiempo intermedio, el crecimiento de la semilla Los primeros son relacionados con Satanás, que, como los pája-
en la tierra. ¿En qué se diferencian? En cada una, sólo uno de ros, se lleva la semilla-palabra. Se trata de los adversarios n de J,
los tres elementos es tomado especialmente en consideración: los escribas, los fariseos, los herodianos, los de corazón endure-
respectivamente, los terrenos sembrados, el hombre que siembra cido (S16), y se comprende la lección de esta interpretación,
y cosecha, y la semilla. que prolonga la de S20: los que son «culpables de pecado
Primer tiempo: «el sembrador salió a sembrar»; ¿qué corres- eterno» son aquellos que se encuentran del lado de Satanás,
los escribas. J invierte su lectura, como si se tratase de una
pondencia? «el sembrador, es la palabra lo que él siembra»,
denegación, en sentido freudiano: vosotros que decís que yo
21 blasfemo (S12), que estoy poseído por Beelzebul, sois vosotros
Cf. J. JEREMÍAS, Las parábolas de Jesús, 16 ss., cuyo análisis me
ha guiado. Sin embargo, dado que su método de lectura es el, de la quienes blasfemáis, quienes estáis del lado de Satanás.
Formen/Redaktiongeschichte (cf. 154), llegará a la conclusión de que la
pequeña intercalación de c2 formaba en su origen un logion independiente, Los últimos son los que creen en la buena nueva (S3: con-
introducido aquí por Marcos, a causa de la palabra «parábola». Debe, virtiéndose), los que rompen con el sistema (SOC) (S4, S13 c,
por tanto (subrayo yo), ser interpretado sin referencia al contexto actual»
(22), como si el narrador construyese un rompecabezas de piezas desli- S49 d) y siguen a J en una práctica a su vez fecunda (S28, S49),
gadas, que hay que leer independientemente unas de otras. Mi método los discípulos en resumen. J lee pues, en el relato ACC, las
de lectura (textual) intenta, por el contrario, leer a Marcos como un
tejido; supone pues que, sea cual fuere la prehistoria del texto, es la 22
Satanás = el adversario; es la razón por la que se ha caracterizado
forma como el conjunto ha sido tejido la que debe determinar la lec- a estos actuantes como «adversarios» (AA). Del mismo modo que Satanás
tura; cf. también M. DE TILLESSE, 166-170. en S2, ellos también tientan a J (S39, S47, S55f).
192 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 193

dos prácticas extremas de los lectores de su práctica y las explica b2


por su relación con el sistema (SOC): los que en él tienen una
función de poder (ideológico, en este caso concreto) son los AA, Se trata del mismo campo parabólico: el «sembrador» es
y los que por el contrario rompen con él son los DD (cf. S49 pues J, y la palabra lo coloca en relación con el trabajo de su
y S50). práctica en la tierra, siendo por un lado este trabajo el efecto
de la semilla-palabra, y por otro el de la tierra, es decir, los
Por el contrario, para las dos tierras intermedias, donde el oyentes (en el tiempo que va hasta la siega escatológica). Se
relato de la ruptura se inicia pero no termina, no se puede dice habitualmente que es la parábola del grano que crece por
encontrar hasta el presente ninguna correspondencia: en efecto, sí solo.25 Ahora bien, me parece que el elemento decisivo es
se verá que alude a los lectores de Marcos, en Roma, después justamente la relación del sembrador con ese trabajo hecho sin él
de la persecución de Nerón.23 («duerma o se levante, de noche o de día») y esta relación se
explicita así: «sin que él sepa cómo». Es una relación de igno-
Antes de pasar a S22, volvamos a la equivalencia establecida rancia: el sembrador J está frente a un «secreto», a un «oculto»,
entre semilla y palabra. He hecho notar, en el comentario de a un «misterio» (S22 c4, S22 c2) y es justamente en el trabajo
S6, que no se especifica la práctica de la enseñanza de J: no subterráneo de su práctica en el corazón de los oyentes, donde
se dice en el texto cuál es el objeto de esa enseñanza.24 Tampoco ella engendra o la esterilidad, o la fecundidad. La parábola
en S12 b (donde la enseñanza es llamada «palabra»), ni en S31 c, nos proporciona pues un elemento importante para la teoría de
ni en S45 d; mientras que en S56 b se tratará de la lectura de la narratividad del texto, al situar su elemento secreto, lo que
la práctica de los escribas. En efecto, no es sino aquí, en S22, plantea problemas, lo que funda por consiguiente el código
donde se explicita la enseñanza una vez más como palabra ANAL en cuanto tal, lo que hace que el relato sea un relato
(S22 a2), y en S55 d, donde se trata también de una parábola que hay que leer a posteriori, en sus efectos. Y esto no sola-
que lee el relato ACC. Por el contrario, en S i l , como se ha mente con respecto a los diversos actuantes (AA, DD, M o II),
visto, la palabra designaba el relato (anticipado) de su pasión, sino con respecto al sembrador mismo, con respecto a J. Si él
en suma, el relato ACC, en los dos casos. Además, aquí la ense- tampoco sabe de antemano los efectos de su práctica, también
ñanza se revela como siendo, ella también, una lectura de la está comprometido en el relato, donde éste es ambiguo; por
práctica de J y de sus efectos. ¿Qué hay que decir? La semilla- ello, ante la lectura que hace de cada fruto (ANAL), debe
palabra no consiste solamente en la enseñanza de J, sino en deducir a su vez una estrategia (EST). Se respeta por tanto la
el todo de esa práctica, que hay que leer bajo su forma textual lógica de continuidad, que es la del relato, incluso en el juego
de relato, es decir, ver y escuchar. En resumen, la palabra es el del actuante J.
relato de la práctica de J, el relato ACC mismo. En efecto, es
con relación a él como los actuantes se diversifican y se clasi-
fican como AA y DD. Esta primera parábola (S22bl) es pues b3
realmente una teoría del relato de J dada por el texto mismo. «¿a qué compararemos el reino de Dios?», ¿en qué espejo
Más precisamente: una teoría de su lectura. He aquí por qué leerlo?, «¿con qué parábola lo expondremos?», ¿qué relato (de
el texto se traslada al nivel narrador/lectores: esta teoría de qué práctica o producción, de qué trabajo) podrá ser figura suya?
la lectura del relato de Marcos atañe también a sus lectores, con- «es como un grano de mostaza...», es el trabajo oculto de la
cernirá todavía a la lectura de la exégesis burguesa y a la lectura semilla el que se toma ahora como objeto parabólico. No ya
misma que estamos produciendo; desarrolla una teoría de la una semilla cualquiera, sino «el grano de mostaza» es oposición
exégesis evangélica: se lee el evangelio según el espacio que se
ocupe dentro del SOC o del BAS. 25
J. JEREMÍAS, Las parábolas de Jesús, 186, lo ha comprendido, dán-
dose cuenta de que esta designación excluye al sembrador: él propone
23 llamarla «la parábola del labrador paciente», paciencia que es antizelo-
Cf. 306. tista. Sin embargo, no es a nivel de la paciencia (ni del celo, por lo demás)
" No es éste el caso de Mt y Le. como J se distingue de los zelotes.
194 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 195

a «cualquier semilla que se siembra en la tierra»; leamos: la Esta figura parabólica, enraizada por lo demás en los viejos
práctica de J en oposición a todos los relatos que se narran textos bíblicos (la viña, por ejemplo de Isaías 5),27 es una
en el gran texto narrativo que se produce incesantemente en la metonimia: en una FS en la que la agricultura es la producción
instancia ideológica de la FS. «Más pequeño que cualquier dominante, la bendición es en primer lugar la sobreabundancia
semilla», el relato de J es así un relato de pequenez: sus actuan- de sus frutos, la saciedad. Una parte (esencial) de la FS califica
tes principales (J, DD) ¿no se recluían entre las clases de los al todo social.
pequeños, de los dominados? Los que se benefician de ellos:
gente humilde, enferma, cuerpos despreciados... Como se ve,
a2, el
aquí el registro de la parábola es el de la antítesis, el del SOC
y de sus prácticas de clase con el del BAS (lo que, a nivel ANAL y EST se implican, como acabamos de ver; de que
narrador/lectores, dará: nuestros relatos eclesiales de pobres gen- estas tres parábolas se presenten como unos mecanismos de
tes, humildes, perseguidas por el aparato represivo imperial, en lectura de ACC, se puede deducir que este discurso parabólico
contraste con los relatos de los grandes de este mundo). tiene también una función estratégica. Es lo que enuncian S22 a2
y S22cl: «y les anunciaba la palabra con muchas parábolas
Pues bien, este relato de una pequeña práctica terminará, como éstas, según podían entenderle; no les hablaba sin pará-
se realizará, en la grandeza («mayor que todas las hortalizas y bolas»; con relación a lo que precedía, hay aquí una innovación
echa ramas tan grandes»). «Los pájaros del cielo»: por tanto estratégica; en efecto, la lectura ya no será dada directamente a
el MITO, oposición tierra/cielo. Se trata aquí, tercer elemento la muchedumbre, y la función de las parábolas, igual que un
de la teoría del relato de Marcos, del empalme entre el relato velo, será limitar esta lectura a su dimensión de audición del
de J y el relato último, escatológico, entre este relato terrestre relato. He ahí la razón de la línea trazada entre J y la M: más
y el que los acabará todos. Y he aquí el empalme: la práctica acá de esta línea, uno ve desarrollarse el relato, uno escucha y,
de J es la única que se concluirá en el reino de Dios; todas a partir de ahí, en el terreno del corazón, uno se decide o no
las otras prácticas, las de los reinos de este mundo, dominadas a marchar hacia el espacio de los DD. Pues «a sus discípulos
por los códigos (SOC), serán excluidas de él, habiéndose queda- se lo explicaba todo en privado»; es en el espacio DD donde
do pequeñas.26 la lectura puede ser realizada, ese espacio del círculo BAS cuya
denominación puede ser justificada aquí, ya que es el espacio
El texto de Marcos lee aquí la destrucción del templo y la
de los servidores de J, el que se realizará en el reino, el espacio
toma de Jerusalén; a nivel narrador/lectores, son excluidas por basileico por consiguiente. Los DD se sitúan del lado de J en
consiguiente tanto la práctica de las clases dirigentes de Israel relación con la línea que lo separa de la M.
como la de los imperialistas romanos.
Ultima observación que resultará útil más tarde: lo que
c2
sube se hace grande, crece (de la tierra hacia los pájaros del
cielo); esta lógica del desarrollo de la semilla connota, en el «cuando quedó a solas»: por tanto, sin la M. «los que le
esquema espacial del MITO, un movimiento ascensional que seguían a una con los doce»: el círculo aparece de nuevo en el
cerrará lo escatológico: será el movimiento mismo del hijo del texto y los doce se distinguen en él de los otros DD, pero no
hombre, antitético de la bajada del espíritu, ese pájaro que des- agotan el círculo: «le preguntaron sobre las parábolas (...);
ciende del cielo (paloma) en S2, inaugurando el relato de J a ¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, comprenderéis
nivel MITO. Hay ahí un índice de la función del espíritu, en todas las parábolas?» «esta parábola»: es el empalme de la
el trabajo subterráneo, misterioso, de la semilla-palabra.
27
S. W. BARÓN, I, 339: «Los judíos se identificaron tan completa-
26
MINETTE DE TILLESSE (392) ha señalado que «cada vez que se mente con los vegetales más típicos de Palestina que, en las comparaciones
trata en Marcos de un reino profano (S20d, S30b, S58b2) también se literarias y en la decoración artística, la palmera y la viña se convirtieron
encuentra asociada la afirmación de una división que es preludio de ruina». en los símbolos por excelencia de Israel».
196 Lectura ¿e Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 197

interpretación de b l que justifica la intercalación de c2-c5 entre de la bendición escatológica, de la sobreabundancia de frutos.
bl y b2. La lectura pues no es fácil, incluso dentro del círculo Dicho de otro modo, hay un texto oculto (BAS) para descifrar
BAS, lo que sorprende a J. Esta incomprensión se prolongará en el texto ACC patente; el término misterio está unido a él,
no obstante en las secuencias J/DD. en la semántica apocalíptica que ya se ha localizado en Daniel
«a vosotros se os ha dado el misterio del reino de Dios»: 2/19, 29, donde se trata de leer un texto oculto en el texto
a vosotros que me rodeáis en el círculo BAS; vosotros que habéis patente del sueño.
franqueado la línea. «El misterio»: ese trabajo subterráneo de
la semilla-palabra, de la práctica de J «del reino de Dios»: c5
trabajo que está en relación con el relato escatológico y anuncia
«mirad (tened cuidado con) lo que escuchéis...; con la
la aproximación del reino por sus frutos legibles; es pues palabra-
medida con que midáis»: con vuestra pauta de lectura, de
relato lo que lo proclama: la voz (S3) que lo anunciaba es reem-
escucha del relato, «seréis medidos», vuestra práctica será leída
plazada por el relato de la práctica de J. De hecho, hay aquí
con la misma pauta. «Y aun con creces», tendréis treinta, sesenta,
un corrimiento, que hay que atribuir al nivel narrador/lectores:
ciento por uno, según vuestra medida de lectura y de práctica.
el reino de Dios, que en otras partes del texto es siempre
«Porque al que ha» dado frutos, «se le dará», según la lógica
exclusivamente final, en este discurso de S22 es ya también el
del sistema de la deuda (dad y se os dará), «y al que no tenga,
relato de la práctica de J.
aun lo que tiene se le quitará», según la misma lógica (no dais,
«a los que están fuera»: se pasa del círculo BAS a los perderéis lo que tenéis).28 Es una indicación sobre el lugar de
que no franquean la línea (AA, M); así los parientes de J en los DD (y de los doce) en la EST de J: ellos deberán extender,
S21 (como los escribas en S20) habían permanecido fuera; aquí a su vez, la práctica de J, ser enviados para la circulación del
es también la muchedumbre la que está fuera, «todo se les pre- relato ACC, su expansión en el espacio (cf. S28).
senta en parábolas»: es la novedad estratégica de S22, que ya se
oyó en S20; habrá en adelante dos enseñanzas, según se trate
del espacio M o del espacio DD. «para que por mucho que
miren..., no sea que se conviertan y se les perdone»: mirar la Lectura retrospectiva de S2 a S22
práctica de J, escuchar su relato, es lo único concedido a los
de fuera. La cita de Isaías (6, 9-10) hay que leerla a nivel
narrador /lectores: no han visto, no han comprendido; por eso
no han sido perdonados e Israel ha sido destruido como FS, Esta teoría de la lectura del relato (ANAL) y de su cruza-
desalojada del campo SIM al que iba unida la promesa de la miento con el EST nos va a permitir releer algunos de los puntos
bendición escatológica. EST del relato hasta aquí. En S2, el discurso MITO «tú eres
mi hijo amado; en ti me complazco» se dirige a J en el sentido
de una elección, que J lee (ANAL) como envío, «impulsándole»
c4 el espíritu al desierto (según un término que, en otras partes,
indica la EST con relación a los espíritus impuros, por consi-
«lámpara bajo el celemín, debajo del lecho/sobre el cande- guiente siempre dentro del MITO) e inaugurando la EST de J.
lera»: es una metáfora para oculto, secreto/manifiesto. Lo que El MITO está pues en el comienzo del relato de J; antes de
se os reserva ahora estratégicamente y lo que se niega a los del éste no hay relato, siendo la ida de J al Jordán parecida a la
exterior será patente a todo el mundo, en el momento de la de los otros elementos de la M. La «voz» celeste y el espíritu
venida del reino de Dios, de la cosecha. «Quien tenga oídos lo separan de ésta, hacen de él el actuante principal. Por otra
para oír, que oiga»: era la conclusión de b l ; el relato que todos parte, si es el relato mismo el que se impone a J como objeto
escuchan (cf. c3), hay que tener oídos para escucharlo, es decir,
ser buena tierra. Es la condición (introducida en el círculo BAS) Cf. 88 s.
198 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 199

de lectura, donde leerá la fuerza (la «complacencia» divina) de Triple práctica, que forma una sola práctica compleja, y que
su práctica, el discurso mítico rompe con el relato, se sitúa en es por consiguiente palabra, pues siempre la palabra es aquí
contradicción con él. Lo mismo para la confesión de los espí- determinante, como imperativo o como discurso, pero cuya tripli-
ritus impuros (S6, S7, S18), que no necesitan del relato para cidad permite referirse a lugares diferentes del cuerpo: las manos
leer «quién es J» (Ql). Evitar ese rompimiento del relato que que tocan (cf. S27), los ojos que leen, y también los oídos que
es la «confesión» de los demonios, he ahí la razón de las con- escuchan (S22 c2), los pies que se desplazan. Se volverá a encon-
signas de silencio (EST) de J. También se aclara S8: la súplica trar esta semántica del cuerpo en S46.
de J es un momento de repliegue en el relato, como si fuese
nuevo también para J, al menos en el éxito con las M: su EST S23
con relación a éstas (S10-S11), incluida la consigna de silencio
al exleproso, se desprende de esta súplica, lugar del ANAL-EST al Ese mismo día, al atardecer, les dice: «Pasemos a la otra
de J. Del mismo modo, en S12-S17, principalmente la «cólera» orilla». Despiden a la gente y le llevan en la barca como
de T en Si 6: la práctica de los A A contra él forma un relato estaba; e iban otras barcas con él.
que él interpreta y del que desprende la EST de huida fuera b En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían
de las ciudades, en la clandestinidad (separación del espacio en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. El estaba
M/AA). Finalmente, la nueva EST de las parábolas, esa separa- en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le
ción entre el espacio DD y el espacio M, es también el resultado dicen: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?» El, ha-
de la lectura que J hace de los frutos de su siembra en los distin- biéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: «¡Ca-
tos terrenos, como también de su sorpresa (que aparecerá repe- lla, enmudece!» El viento se calmó y sobrevino una gran
tidas veces: S23, S33, S35, S40, etc.) con relación a la incom- bonanza.
prensión de los DD: la lectura de su práctica por parte de éstos
se va a convertir en su preocupación EST dominante. c Y les dijo: «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no
tenéis fe?» Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos
a otros: «Pues, ¿quién es éste que hasta el viento y el
mar le obedecen?»

La práctica de ] a2 Y llegaron al otro lado del mar,

«ese día»: enlaza con S22 (y S18). «al atardecer»: la secuen-


cia sucede durante la noche, lo cual connota las tinieblas, lo
Se ha identificado a la simiente-parábola con el relato de infernal, el peligro y también el miedo, «despiden a la M y le
la práctica de J. ¿Cuál es por consiguiente ésta? Es triple: llevan en la barca como estaba»: la barca toma su condición
EST, de un lado como alejamiento de J en relación con la M,
— práctica poderosa en relación con los cuerpos de los Im, de otro como portadora del círculo BAS, espacio (ANAL) de
alcanzados por la mancha; lectura («¿cómo no tenéis fe?»), «una fuerte borrasca, etc.»: el
— práctica de enseñanza, de lectura de esa práctica pode- mar como peligro, «durmiendo/le despiertan»: SIM (impoten-
rosa, que plantea un triple interrogante (el texto oculto): ¿quién cia/potencia del cuerpo), «maestro»: la lectura corriente del ACC
es esa potencia? (Q2); es decir, ¿quién es J? (Ql); ¿qué relación (S46, S54, S55 e, etc.), queda descifrada la Q l : maestro —> me-
plantea con el relato escatológico último? (Q3), siendo su lugar sías. «¿que nos perdamos?»: la maldición del peligro (cf. S6 c).
el código ANAL; «increpó»: cf. S6, término EST (cf. S42, S51). «¡calla, enmu-
— finalmente, práctica de subversión del campo y del orden dece!»: cf. S6, el mar es pues infernal, considerado como los
simbólico de Israel y estrategia que se desprende de ella en espíritus impuros (MITO), «el viento se calmó y sobrevino una
relación con la M y los AA, siendo su lugar el código EST. gran bonanza»: la bendición, J despierto es poderoso, «si con
200 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 201

miedo, ¿no hay fe?»: el miedo se caracteriza por oposición a Pero no se lo concedió, sino que le dijo: «Vete a tu casa,
la fe, como será también el caso de S45 y S73, del lado de la donde los tuyos, cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo
no comprensión. «Pues ¿quién es éste?»: Q l . «que hasta el y que ha tenido compasión de ti.»
viento y el mar le obedecen?»: Q2. Lo cual prolonga a S22c2;
las preguntas del ANAL van a ser hechas en adelante por los h El se fue y comenzó a proclamar por la Decápolis todo lo
DD, hasta el punto fuerte de S42 (confesión de Pedro). La que Jesús había hecho con él, y todos quedaron maravi-
pregunta Q2 remite a S20: J es el más fuerte frente a lo infernal. llados.

S24 a
al a la región de los gerasenos. Apenas saltó de la barca, «a la región de los gerasenos»: en la Decápolis, tierra paga-
b vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre na; el texto lo indica por la presencia de los puercos, inexis-
con espíritu inmundo, que moraba en los sepulcros y a quien tentes en Israel, puesto que eran animales impuros.29
nadie podía ya tenerle atado ni siquiera con cadenas, pues
muchas veces le habían atado con grillos y cadenas, pero
b
él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie
podía dominarle. Y siempre, noche y día, andaba entre los «un hombre con espíritu inmundo»: se describe aquí deta-
sepulcros y por los montes, dando gritos e hiriéndose con lladamente, en oposición al estado que presentará después de
piedras. que los demonios hayan sido expulsados.30 «sepulcros»: espacio
c AI ver de lejos a Jesús, corrió y se postró ante él y gritó de los muertos, «hombre indomable»: por consiguiente, peligro
con gran voz: «¿Qué tengo yo contigo, Jesús, hijo de Dios para la ciudad, para la vida; la fuerza remite a la parábola del
altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.» Es hombre fuerte (S20); la agresividad contra sí mismo es también
que él le había dicho: «Espíritu inmundo, sal de este hom- la muerte y la locura. Los «gritos» (como el espíritu inmundo
bre.» Y le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?» Le contesta: de S6 y S45), es la locura que es leída en el MITO. A lo cual
«Mi nombre es legión, porque somos muchos.» Y le supli- se opondrá el «endemoniado sentado, vestido y en su sano
caba con insistencia que no los echara fuera de la región. juicio», por tanto del lado de la vida. En resumen, Im/Ib.
d Había allí una gran piara de puercos que pacían al pie del
monte; y le suplicaron: «Envíanos a los puercos para que c
entremos en ellos.» Y se lo permitió. Entonces los espíritus «¿qué tengo yo contigo, Jesús, hijo de Dios altísimo? No
inmundos entraron en los puercos, y la piara —unos dos me atormentes»; como en S6; la ausencia de consigna de silencio
mil— se arrojó al mar de lo alto del precipicio y se fueron se explica por la ausencia de M. Yo = legión (S6 a destruirlos):
ahogando en el mar. Los porqueros huyeron es «un ejército de demonios» «trabajando» en una región deter-
e y lo contaron por la ciudad y por las aldeas; y salió la gente minada (MITO), «espíritus inmundos», «los cerdos», «se arrojó
a ver qué era lo que había ocurrido. al mar»: serie de impurezas.
f Llegan donde Jesús y ven al endemoniado, al que había
29
tenido la legión, sentado, vestido y en su sano juicio, y se Cf. 74 s., 105.
30
llenaron de temor. Los que lo habían visto les contaron lo Cf. T. STAROBINSKY, Le démoniaque de Gérasa, 77-81. Es imposible
ocurrido al endemoniado y lo de los puercos. Entonces co- no quedar sorprendidos, al leer este texto «estructuralista», ante el tra-
bajo del idealismo metafísico: las distinciones terrestre/divino, 82; cuerpo/
menzaron a rogarle que se alejara de su término. alma, 84; sentido figurado (alma del destinatario)/sentido literal, 86; li-
a2 Y al subir a la barca, teral, histórico/espiritual, 88-89, y etc., sitúan su teoría de las parábolas
dentro de una lectura completamente tradicional: ¡el «estructuralismo»
g el que había estado endemoniado le pedía quedarse con él. no inmuniza contra el idealismo!
202 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...-» a Marcos? 203

d me ha tocado?'». Pero él miraba a su alrededor para des-


«lo contaron», «salieron a ver»: el relato convoca a la M. cubrir a la que lo había hecho.
«miedo» = falta de fe. El término «suplicar» se repite cuatro d Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se
veces en la secuencia; añadido a la «prosternación» del endemo- acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante él y le
niado, indica que J es reconocido como «poderoso», más fuerte contó toda la verdad. El le dijo: «Hija, tu fe te ha sanado;
que Satanás (cf. S20). «vete a tu casa, donde los tuyos»: no vete en paz y queda curada de tu enfermedad.»
hay ruptura; reintegración pero «misionera», pues «cuéntales»
el relato de lo que «el Señor ha hecho contigo». Por tanto,
S25
J está del lado del Señor, éste trabaja en el relato de J; el
poder de J viene de Dios. Aquí tampoco hay consigna de e Estaba todavía hablando, cuando de casa del jefe de la sina-
silencio como en S10, sino todo lo contrario: estamos en una goga llegan unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué
región pagana, y no existe peligro para J. molestar ya al maestro?» Jesús, que oyó lo que habían dicho,
dice al jefe de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe.»
Y no permitió que nadie fuera con él, a no ser Pedro,
S25 Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
a Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla f Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el albo-
b y se aglomeró junto a él mucha gente; él estaba a la orilla roto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos.
del mar. Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña
no ha muerto; está dormida.» Y se burlaban de él. Pero él,
c Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y, al después de echar fuera a todos,
verle, cae a sus pies, y le suplica con insistencia: «Mi hija
está a punto de morir; ven, impon tus manos sobre ella, g toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos,
para que se cure y viva.» y entra donde estaba la niña acostada. Y tomando la mano
de la niña, le dice: «Talitá kum», que quiere decir: «Mu-
d Y se fue con él. Le seguía un gran gentío. chacha, a ti te digo, levántate.» La muchacha se levantó al
instante y se puso a andar, pues tenía doce años. Quedaron
S26 fuera de sí, llenos de estupor. Y les insistió mucho en que
nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer.
a que le oprimía.
a2 Se marchó de allí,
b Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía
doce años, y que había sufrido mucho con muchos médicos
Tg —> Tf: la niña acostada, es una variante de varios manus-
y que había gastado todos sus bienes sin provecho alguno,
critos no retenida por Aland.
antes bien, yendo a peor, habiendo oído lo que se decía de
Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto.
Pues decía: «Si logro tocar, aunque sólo sea sus vestidos,
quedaré curada.» Inmediatamente se le secó la fuente de «de nuevo, a la otra orilla»: Galilea —> Paganos —> Galilea;
sangre y sintió en su cuerpo que estaba curada del mal. la M se reúne, pero fuera de las dos estructuras que le son
c Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había típicas;31 su función aquí no es de actuante, sino de parte de
salido de él, se volvió entre la gente y preguntó: «¿Quién escenario.
me ha tocado los vestidos?» Sus discípulos le contestaron:
«Estás viendo que la gente te oprime y preguntas: '¿Quién 31
Salvo si se considera S25d-S26a-S25e.
204 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 205

c mente subrayado como «resurrección», de otro, es atenuado


por la estrategia de J. Volveremos sobre ello más tarde.33
«uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo»: un actuante
que ocupa una función de poder (SOC), cuyo nombre propio
señala que es el individuo, y no la función a la que se apunta, S26
lo que indica (como S49, S55 h, S72) que hay posibilidad de a
«fe» para aquéllos, a título individual; por consiguiente, su posi-
sión de clase no los bloquea necesariamente, «imponer las ma- «le seguía un gran gentío que le oprimía»: baño de muche-
nos», «que se cure», «que viva»: SIM. dumbre de J; observemos «le seguía», término (EST) que de-
signa (casi) siempre en otros lugares a los DD (desde S4).
(saltamos S26 intercalado aquí).

e b

«está a punto de morir, ven»/«ha muerto, por qué moles- «una mujer que padecía flujo de sangre»: por tanto impu-
tar»: el relato pone de relieve la muerte de la niña; no habrá ra.34 «desde hacía doce años»: como en la niña de S25, se con-
pues «curación» sino «resurrección», «no temas; solamente ten firma la observación hecha, pues aquí también I m / I b será la
fe»: miedo/fe, cf. S23; invitación a superar el miedo ante la restitución de la mujer al sexo, «que había sufrido mucho, ...
muerte (mancilla suprema), la fe no queda detenida por ella, yendo a peor»: la descripción de la enfermedad (m) es puesta
«no permitió que nadie fuera con él»: la M es rechazada. «Pedro, de relieve, distinguiéndose estas secuencias S24-S26 de S7, S10,
Santiago y Juan»: un círculo todavía más restringido dentro del S12 y S16 por la abundancia de detalles, «habiendo oído»: es
de los doce. el relato de la práctica de J, quien la convoca, «se acercó por
detrás entre la gente»: la M ofrece obstáculos, como en S12;
la estrategia de la mujer para llegar al cuerpo de J le valdrá,
f aquí también, el «tu fe te ha salvado», «tocó su manto»: ha-
«alboroto, lloros, gritos»: ante la muerte, «la niña no ha ciendo, según el SIM, a J impuro, «pues decía: 'si yo le toco,
muerto; está dormida»: J atenúa (EST) el efecto que va a pro- quedaré curada'»: contra la lógica del SIM. «inmediatamente,
ducir, «y se burlaban de él»: el relato recalca el relieve de lo fue curada del mal»: el relato confirma esta lógica anti SIM.
que va a pasar, una «resurrección», prolongando la falta de fe «sintió en su cuerpo»: es el cuerpo (SIM) el lugar de la salud;
de los de S24 c. «padre, madre, los suyos»: EST de secreto el tacto, indicado cuatro veces, relación entre el cuerpo del Im
sobre el relato, prolongando la atenuación operada por él. «la y el de J, actúa a la inversa, en subversividad del campo SIM
mano de la niña»: SIM/BAS, el tacto; igualmente «acostada/fue judío, como ya en S10, e incluso en S25 (tocar un cadáver con-
levantada»; «talitá kum»: efecto de algo real, citando las pala- vierte en impuro), «vuelto», «los discípulos», «la gente te opri-
bras arameas, señalando la traducción, pero también la impor- me», «miraba a su alrededor»: J es el centro del gran círculo de
tancia del imperativo, del poder, «tenía doce años»: edad en la M; los DD, pequeño círculo de «guardias personales» de J.
que era posible el matrimonio;32 es pues restituida no solamente Es realmente el centro del círculo BAS el que ha sido tocado,
a la vida, sino también al sexo, así como a la mesa («dadle de «atemorizada y temblorosa»: a causa de la subversión del SIM,
comer»), en resumen, a la bendición (Im —> Ib), «fuera de sí, al tocar lo impuro a lo puro, «viendo..., le contó toda la verdad»:
llenos de estupor»: el paso de la muerte a la vida queda muy el relato ACC, caracterizado como «verdad», en otros lugares
subrayado, «que nadie lo supiera»: EST de silencio sobre el como «palabra» (S10) donde también el SIM es llamado con
ACC, como en S10. Señalemos aquí el titubeo del texto, por insistencia (purificar), «le dice»: J lee el relato (ANAL), «sal-
así decirlo: de un lado, el poder de la práctica de J es fuerte-
33
Cf. 437 s.
32 34
Cf. J. JEREMÍAS, Jérusalem au temps de Jésus, 406, n. 58. Cf. 75.
206 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 207
35
vado» = curación, «vete en paz»: la bendición. «queda cura- jadora, dominada (SOC). «el hijo de María»: ella es aquí nom-
da»: el imperativo viene después, habiéndole arrancado ya la brada, «el hermano de Santiago, etc.»: nombrados también, «sus
mujer la curación, lo que da un tono algo mágico al relato; hermanas»: se trata pues de la «casa» de J (SOC). «y se escan-
es el «poder», la fuerza del cuerpo de J la que es narrada en dalizaban a causa de él»: literalmente «estaban caídos» (SIM).
su trabajo, que precisamente está más subrayado por la ausencia Se plantea la pregunta (ANAL), pero no se da la respuesta, que
de la palabra imperativa. J pregunta por el relato, buen ejemplo habría consistido en decir: el carpintero, hijo de María..., es un
del «sin que sepa cómo» de la parábola S22 b2; su lectura de la profeta, pues no se sabe leer el paso de uno al otro (que S2
«verdad» («tu fe te ha salvado») pone en relación a la fe (trabajo narra como siendo efecto del MITO).
del relato anterior sobre la mujer) con el efecto del trabajo de
la fuerza salida del cuerpo de J. Articulación de lo que Ricoeur «Jesús les dijo»: lee su falta de fe que, según el relato,
llama la hermenéutica y la energética; este doble trabajo, subte- él no esperaba («y se maravilló de su falta de fe»), «un profeta
rráneo, es el de la semilla-palabra.36 sólo en su tierra, entre sus parientes y en su casa carece de
prestigio», en el lugar de producción (ideológico) de los códigos
de FS; es pues el lugar de lectura el que determina la falta
S27 de fe: lugar de repetición, de costumbre; de ahí la incapacidad
a Y vino a su tierra, y sus discípulos le acompañaban. de leer lo nuevo; los códigos de la FS, he ahí lo que impide
la lectura del relato y es también de esto, de la fuerza cegadora
b Cuando llegó el sábado, se puso a enseñar en la sinagoga. de los códigos dominantes, de lo que J se extraña, «y no pudo
La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: «¿De hacer...»: lo que corrige lo casi mágico de S26; la fe (lectura
dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es ésta que le ha del relato en el BAS) es decisiva para las curaciones, la bendi-
sido dada? ¿y esos milagros hechos por sus manos? ¿No ción («tu fe te ha salvado»). Esclarecimiento de la EST ciu-
es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de San- dad/fuera de la ciudad: la ciudad, lugar de dominación de los
tiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí poderes (TOP), es un lugar de incredulidad; eso pasará con
entre nosotros?» Y se escandalizaban a causa de él. Jesús Jerusalén. Si, por otra parte, se recuerda38 que la «casa», los
les dijo: «Un profeta sólo en su tierra, entre sus parientes parientes, es la misma carne (SIM), habrá que concluir que la
y en su casa carece de prestigio». Y no pudo hacer allí carne, en el sentido preciso de relación de sangre, impide la
ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quie- relación BAS con el cuerpo de J: por eso hay que romper con
nes curó imponiéndoles las manos. Y se maravilló de su ella (cf. S49 d).
falta de fe.
S28
«vino a su tierra»: Nazaret de Galilea (S2). «sus discípulos a Y recorría los pueblos del contorno enseñando.
le acompañaban»: es uno de los términos que definen el lugar
de los DD en la EST. «sábado», «sinagoga», «enseñar», «multi- b Y llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos,
tud maravillada»: remite a S6, lo que confirma las preguntas dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó
(ANAL) que siguen, Q2 (sobre la sabiduría y la fuerza de las que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni
cosas hechas por sus manos)31 y Q l («no es éste...»), «el car- pan, ni alforja, ni dinero en la faja; sino: «Calzaos con
pintero»: el oficio de J que lo sitúa dentro de la clase traba- sandalias y no vistáis dos túnicas». Y les dijo: «Cuando
entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí.
35
Jer 33, 6: «He aquí que yo les aporto su alivio y su medicina. Los Si algún lugar no os recibe y no os escucha, marchaos de
curaré y les descubriré una corona de paz y seguridad». allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en
56
Cf. más adelante, 391 s. testimonio contra ellos».
" Cf. 198: la práctica, que llamaremos económica, de J está clara-
mente relacionada con sus manos. 38
Cf. 74 s.
208 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 209
c Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expul- serán alimentados y alojados por los que les acojan, «acoger/no
saban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos escuchar» = no acoger: el contraste de los terrenos (S22bl).
enfermos y los curaban. «sacudid el polvo... en testimonio contra ellos»: lavar los pies
de los huéspedes es propio del que acoge; si no les lavan los
a pies, el polvo será testigo de la falta de acogida, en el momento
del relato último.
«y recorría los pueblos»: los pueblos (TOP), fuera de la
ciudad y la orilla del mar, prolongan la EST de S i l y S18;
c
se tratará todavía de ello en el relato concerniente a Galilea
(S31, S34, S40, S41). «enseñando»: su enseñanza no es siempre «que se convirtieran»: cf. Si, S3; la conversión (acoger,
explicitada. «del contorno»: kukló, es también la figura del círcu- escuchar) es el salto de la línea que separa a J + 12/M. «ungían
lo (GEO) que se inscribe para caracterizar el movimiento de con aceite»: añadidura con relación a Si9; el aceite como medio
la escena siguiente: es la irradiación del círculo BAS, la expan- de curación, en oposición a las manos de J, señala la subordi-
sión de la circulación de J. nación de los doce a J. «los curaban»: su práctica también da
frutos (m/b).
b
S29-S30
«y llamó a los doce y comenzó a enviarlos»: remite a S19;
es la EST que había sido anunciada allí y que c narrará como Intercalados entre los S28 c y S28 d. El tiempo del envío
su realización, «de dos en dos»: colectivo (cf. S4). «dándoles es una pausa en el relato; éste se verá dirigido por S31 en
poder sobre los espíritus inmundos»: se extiende el campo de J otra dirección; S28 es la conclusión de S18-S19, etc. S29 apro-
reduciendo el de Satanás (espíritu malo), según el esquema im- vecha esta pausa para abrir S31-S42. S30 se funde con S29 a,
portado de los habitantes del Irán;39 el relato (ACC) opone marcando a la vez la continuidad y la ruptura de la práctica
a J y a Satanás: la EST de J depende de la EST del espíritu; de los doce y de J con la de Juan el bautista.
por consiguiente, también la práctica de los doce.
S29
«les ordenó»: consignas estratégicas, «un bastón»: de viajero,
«ni pan, ni alforja, ni dinero, ni dos túnicas»: viajeros pobres, al Llegó a enterarse el rey Herodes,
no como los comerciantes, ni como los peregrinos, los viajeros b pues su nombre se había hecho célebre. Algunos decían:
habituales (SOC); el contraste con el sistema está marcado muy «Juan el bautista ha resucitado de entre los muertos y por
fuertemente, en prolongación del «carpintero» (S27) y del «de- eso actúan en él fuerzas milagrosas». Otros decían: «Es
jando todo» (S4, cf. S49): no hay dinero en la práctica del Elias»; otros: «Es un profeta como los demás profetas».
círculo BAS (cf. S31). «calzados con sandalias», «de la planta
de vuestros pies»: como se había dicho a propósito de S22,40 a2 Al enterarse Herodes, dijo: «Aquel Juan, a quien yo deca-
los pies señalan metonímicamente el nivel estratégico de la prác- pité, ése ha resucitado».
tica BAS, práctica de viajero, «dos túnicas»: el cuerpo de los
doce, prolongación del de J con el cual están en relación (SI9: al
«para estar con él»). «llegó a enterarse el rey Herodes»: el relato penetra en
«en una casa, quedaos en ella»: contrapartida de las consignas la corte de Herodes, centro del poder político de Galilea.
EST, la casa es aquí el lugar (económico) de la mesa; los doce
b
Cf. 126. «pues su nombre»: transportado por el relato, «algunos
Cf. 198 s. decían»: las lecturas (ANAL) de la M respondiendo a la cues-
210 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 211

tión (Ql) «¿quién es Jesús?», será la cuestión que domina a el Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué voy a
S31-S42 en relación con los DD, lanzada en S23. «Juan el pedir?» Y ella le contestó: «La cabeza de Juan el bautista».
bautista ha resucitado de entre los muertos»: con a2, señala b2 Entrando al punto apresuradamente a donde estaba el rey,
a S30 como retrospección, «por eso... las fuerzas milagrosas»: le pidió: «Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja,
Q l unida a Q2; por consiguiente ya, en el texto de Palestina, la cabeza de Juan el bautista». El rey se llenó de tristeza,
«resurrección de los muertos» connota «práctica milagrosa».41 pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los
«Elias»: cf. S43. «un profeta»: cf. S27. En efecto, ninguna de comensales. Y al instante mandó el rey a uno de su guardia,
las lecturas es la buena, pues SI situaba a J como «más fuerte» con orden de traerle la cabeza de Juan.
que Juan; «Elias» indicará a éste como precursor del mesías
escatológico (S43); «como los otros profetas» indica el rechazo d Se fue y le decapitó en la prisión
del escatologismo. La M no consigue pues leer el relato de J;
ciertamente, ella lee la fuerza que le fascina (cf. S12) (y es b3 y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha,
una de las razones de la EST de J en el relato),42 pero no, según c2 y la muchacha se la dio a su madre.
S16, la liberación de los cuerpos (Im/Ib) como anuncio de la
bendición escatológica, como salud que anuncia la salvación (con- e Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cuerpo y le
fróntese S42). dieron sepultura.

a
a2
La lectura de Herodes sigue a la de la M. «a quien yo Retrospección que se relaciona con Si a2; en efecto, no se
decapité»: culpabilidad. Introduce a S30: «es que». comprende dónde podría haber roto el relato esta secuencia en
otra parte que no fuera esta pausa. Incesto de Herodes: en la
lógica del SIM judío, Juan denuncia la mancha del rey, a lo
S30 que responde el deseo homicida de Herodías (pecado, SIM).
a Es que Herodes era el que había enviado a prender a Juan Ambigüedad de Herodes: encadena el cuerpo de Juan, pero
y le había encadenado en la prisión por causa de Herodías, escucha con gusto su palabra, «perplejo»: entre el placer ligado
la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había al deseo del cuerpo de Herodías y el de la palabra de Juan,
casado. Porque Juan decía a Herodes: «No te está permi- «hombre justo y santo», puro: SIM, lo cual engendra la culpa-
tido tener la mujer de tu hermano». Herodías le aborrecía bilidad que obliga a la lectura del relato de J (S29 a2).
y quería quitarle la vida, pero no podía, pues Herodes temía
a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le prote- El círculo («la corte») del poder político es descrito como
gía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con manchado (por el juego de los deseos, pasiones), represivo (del
gusto. cuerpo de Juan) y ambiguo: las escenas siguientes quedarán
circunscritas dentro de este círculo.
bl Y llegó el día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños,
dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los b
principales de Galilea. Entró la hija de la misma Herodías,
danzó, y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey, «día oportuno»: para el desencadenamiento del juego de los
entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te deseos, para la transgresión de los obstáculos que se oponen a
lo daré». Y le juró: «Te daré lo que pidas, aunque sea la él (la ley y el gusto en la audición de la palabra que anuncia
mitad de mi reino». la ley: «no te está permitido»), «banquete»: el círculo de los
grandes, oficiales y notables (SOC): la fiesta que terminará en
41
Cf. 437 s. asesinato, «bailó y gustó a Herodes»: el deseo de Herodes y de
42
Cf. 378 s. los asistentes se dirige al cuerpo de la muchacha; también la
212 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 213

danza señala unos círculos, «lo que quieras»: Herodes se consti- que habían hecho... y enseñado»: es el relato de su práctica
tuye en realizador del deseo de la muchacha, que se eclipsa para de enviados; la única vez también en Marcos, en que el enviante
dar lugar al deseo de su madre, fuera del círculo; es por tanto se hace también oyente. No es que se haga discípulo, sino que
ella la que va a llevar el asesinato al círculo, al banquete («en es justamente su lectura (ANAL) de los frutos de su relato, su
una bandeja»), «triste»: ante el asesinato, Herodes está en una ignorancia, lo que se señala aquí (cf. S22 b2, S26). «venid
situación ambigua, lo mismo que estaba perplejo ante la ley. también vosotros aparte, a un lugar solitario»: repetido en S31 a;
«le decapitó»: la palabra se calla con el cuerpo, siendo la cabeza el lugar solitario (S8) es un lugar de distancia para la lectura/
el lugar de enlace de ambos, «y trajo su cabeza»: la cabeza estrategia, como S32, la oración en el monte. EST en primer
recorre al revés el circuito de los deseos; la corte es el lugar lugar con relación a la M, de la que el relato señala su gran
de los deseos de muerte. Notemos que las únicas digresiones número, que no deja tiempo para comer ni para descansar.
del relato en el círculo del poder político (aquí, S59, S66, S68,
S71) estarán todas marcadas por esta búsqueda de la muerte; S31
lo cual caracteriza claramente a este poder (SOC) como repre-
sivo y mortífero. Observemos además que a la ambigüedad de a Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario. Pero
Herodes responderá la de Pilato (S68). Aquí hay, por lo demás, les vieron marcharse y muchos cayeron en la cuenta;
un contraste entre la muerte de Juan y la de Jesús, subrayado b y fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llega-
ya en la identificación de los dos en S20 a2 y la alusión a la ron antes que ellos.
resurrección, como la escena d: el relato de Juan se termina
en la tumba, el de J recomenzará después del entierro; los c Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de
discípulos de Juan se reúnen alrededor de su tumba, mientras ellos, pues eran como ovejas que no tienen pastor, y se
que los «apóstoles» de J vuelven de su misión (S28 d). El ayuno puso a instruirles extensamente.
(ausencia de mesa) de aquéllos (S14) contrasta con la sobreabun- d Era ya una hora muy avanzada cuando se acercaron sus
dancia de la mesa de éstos (S32). El relato de Marcos afirma la discípulos y le dijeron: «El lugar está deshabitado y ya es
superioridad de la práctica de Jesús sobre la voz que Juan (no) hora avanzada. Despídelos para que vayan a las aldeas y
ha dejado de ser, la superioridad del mesías sobre su precursor, pueblos del contorno a comprarse de comer.» El les con-
su Elias (S43): J es más fuerte que Juan (SI). testó: «Dadles vosotros de comer». Ellos le dijeron: «¿Va-
mos nosotros a comprar doscientos denarios de pan para
darles de comer?» El les preguntó: «¿Cuántos panes tenéis?
S28
Id a ver». Después de haberse cerciorado, le dicen: «Cinco,
d Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo y dos peces». Entonces les mandó que se acomodaran todos
lo que habían hecho y lo que habían enseñado. El, enton- por grupos sobre la verde hierba. Y se acomodaron por
ces, les dice: «Venid también vosotros aparte, a un lugar grupos de cien y de cincuenta. Y él tomó los cinco panes
solitario, para descansar un poco». Pues los que iban y y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció
venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. la bendición, partió los panes y los iba dando a los discípu-
los para que se los fueran sirviendo. También partió entre
todos los dos peces. Comieron todos hasta saciarse. Y reco-
d
gieron doce canastos llenos de trozos de pan y las sobras
los «apóstoles»: es la única vez que el término «apóstoles» de los peces. Los que comieron los panes fueron cinco mil
aparece en el texto de Marcos; más tarde se convertirá en un hombres.
término técnico para distinguir la función de los doce (procla-
madores) de la de los DD (seguidores).43 «le contaron todo lo f Inmediatamente obligó a sus discípulos a subirse a la barca
y a ir por delante hacia Betsaida, mientras él despedía a
43
Cf. 406. la gente
214 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 215

a, b cientos, cinco y dos, cien y cincuenta, dos, doce, cinco mil);


de un lado, señalan la amplitud de la «multiplicación» y por
La estrategia de J queda desbaratada por la M, cuya estra- consiguiente el poder y la sobreabundancia que puede de este
tegia (a partir justamente de S8) consiste en buscar a J (S12, modo exponerse en cifras (como en S38 y S40); de otro lado,
S18, S20). El paralelo con S8 impone la idea de que S28 era producen un efecto de real, de verosímil.
la conclusión de la misión en Galilea (S28 terminando S19),
y por consiguiente que S32 es el comienzo (EST) de la circula- «por grupos»; la M ordenada para la comida (sustituye en
ción de J más allá de Galilea. La estrategia de la M es subrayada la mesa, están en un lugar solitario con mucha gente), «tomó los
aquí particulamente. Ahora bien, sin ella, S31 d, e, no habría teni- cinco panes»: los panes van unidos a las manos, «levantando los
do lugar; que sin embargo ésta será una secuencia clave en ojos al cielo»: MITO, igual en S37, pero no en S39, ni S62.
S31-S42; la EST de la M va a desviar el relato.44 «pronunció la bendición»: en lugar de palabras imperiosas;
nunca en ningún otro lugar J reza antes de los hechos porten-
c tosos, salvo en S37; las secuencias de poder de S31 a S41 pre-
sentan señales de «dificultad» por parte de J (S31, S36, S37,
Viendo a la M, J cambia de EST y enseña extensamente, S41). «partió el pan»: una vez más las manos y los panes,
«sintió compasión de ellos, pues eran como ovejas que no tienen gesto simbólico de este relato (cf. S40: «cuando partí»), «los
pastor»: la EST de la M es encontrar un pastor, un guía, quizás iba dando a los discípulos para que se los fueran sirviendo»:
un «líder» político, lo cual puede resultar sospechoso de zelo- los DD como enlace entre el centro del círculo BAS y la M.
tismo (EST Z).45 Es justamente lo que la EST de J frente a «y los dos peces»: relato equivalente al de los panes, refiriéndose
la M ha querido evitar siempre y aquí también, al final de la el pescado a los «pescadores» (S4); no volverá a aparecer en
secuencia (S32 f). Esto quedará confirmado en S45 i. En S8, los S40 ni en S62, el relato no valorará a los peces igual que a los
cuatro discípulos, más exactamente Simón, son portavoces de panes, a nivel del código ANAL; también esto es un efecto
la M: su EST prolonga pues a ésta, se inscribe también como de realidad, «comieron todos hasta saciarse»: No, la bendición
EST Z. ha sido concedida (SIM), del mismo modo que había sido invo-
cada (cf. S40). «y recogiendo»: hubo sobreabundancia que superó
d a la saciedad, «cinco mil hombres»: efecto de multiplicación
subrayado de nuevo; el relato es, sin embargo, un relato de
«aldeas y pueblos»: TOP característico de las secuencias «saciedad» más que de «multiplicación».46
S31-S42. «despídelos... a comprarse»: EST DD, en relación con
el sistema monetario (SOC). «de comer»: la M tiene hambre
(Mm). «dadles vosotros mismos de comer»: J opone otra EST f
diferente, inscrita en la lógica del sistema de la deuda (SIM),
sustituyendo a «ellos» por «vosotros», «comprar» por «dar»,
«doscientos denarios»: los DD responden todavía, dentro de los Insistencia (EST) en el despido de los DD (les «obligó») y
límites monetarios (SOC), comprenden la primera sustitución, de la M (narrado dos veces). La EST J se separa claramente
pero no la segunda. «¿Cuántos panes tenéis?»: el equivalente de de la EST Z.47
dar, no es comprar, sino tener, «cinco panes y dos peces»: obser-
46
vemos la insistencia sobre las cifras en toda la secuencia (dos- La «multiplicación» es lo fascinante que impide leer la bendición
de la saciedad: la exégesis burguesa, fascinada además por la «eucaristía»,
44
Es quizá éste el lugar del relato donde el azar, que es lo espe- no llega a leer esta gran secuencia S31-S42, y particularmente S40.
cífico de su juego (cf. más adelante 316 y sobre todo 407 s.), está 47
Esto está señalado muy explícitamente por el relato paralelo de
mejor indicado. Jn 6, 15: «Jesús se dio cuenta de que intentaban venir a tomarle por
45
Se pone pues a la EST Z como pauta de lectura del relato de la fuerza para hacerlo rey; entonces, huyó de nuevo al monte él solo».
Marcos. Más tarde, se discutirá de la validez de esta pauta (274, 355). Pero aquí estamos leyendo a Marcos, tenemos que avanzar despacio.
216 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 217

S32 Después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar. «tarde/noche»: como en S7-S8 (cf. S23). «la barca en medio
del mar y él, solo, en tierra»: lo contrario de S23, donde J
«de nuevo»: remite a S8 (oración) y S19 (montaña), «se fue está con ellos en la barca, «se fatigaban remando, pues el viento
al monte»: lugar más próximo al cielo en el MITO, 48 que S54 les era contrario»: el mar con idea de maldición como en S23.
pondrá también en relación con la oración, lo que deja entrever «caminando sobre el mar»: poder de J sobre el mar, lo infernal.
que S19 y S43 indican también la oración, «para rezar»: se ha «creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar»: los gritos
observado que la EST de la M, en S31 b, ha desviado el relato; remiten a los espíritus inmundos (S6, S24, S44), el fantasma
por tanto, el relato de la hartura de la M se le ha impuesto (ANAL) arroja a J del lado de lo demoníaco (cf. S20-S21).
como algo que surge. También el despido de la M y de los «turbados», «no temáis»: temor/miedo = no fe; cf. S23 que
DD (cf. S8 y S64) señala la importancia estratégica de S31. ha abierto, en el espacio de los DD, la cuestión Q l : ¿quién
Es la razón por la que, a la manera de S8, S19, S64, J debe leer es éste?
(ANAL) y decidir (EST), esto es, rezar. Lugar solitario (S8,
cf. S28 d) y monte son lugares privilegiados de oración (ANAL/
«soy yo»: en S58 y S66 denota al mesías; se trata, pues,
EST), fuera de las ciudades; éstas, privilegiadas en el SOC, son
aquí del ANAL (respuesta a Q l ) , del restablecimiento de su
lugares en los que no se puede rezar:49 es una vez más la subver-
lectura (fantasma/yo, más poderoso que el mar), «amainó el
sión del TOP-SOC.
viento»: el mar con idea de bendición; sin embargo, es la marcha
sobre el mar la que resulta decisiva como ACC. «completamente
S33 estupefactos..., pues no habían entendido»: es ciertamente el
ANAL, «lo de los panes, sino que su mente estaba cerrada»:
al Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y él, solo, había por tanto, en el ACC de S31, algo que comprender; el
en tierra. ANAL (Ql) está en relación con los panes (cf. S40). «mente
b Viendo que ellos se fatigaban remando, pues el viento les cerrada», como los AA en S16 (cf. S40). «hacia Betsaida» (S31 f),
era contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche viene «llegaron a Genesaret» (S34 a), el viento les ha hecho cambiar
hacia ellos caminando sobre el mar y quería pasarles de de dirección; Betsaida, por otra parte, remite también a S40.
largo. Pero ellos, viéndole caminar sobre el mar, creyeron
que era un fantasma y se pusieron a gritar, pues todos le S34
habían visto y estaban turbados. Pero él, al instante, les
habló, diciéndoles: «¡Animo!, que soy yo, no temáis». Subió a Llegaron a tierra de Genesaret y atracaron. Apenas desem-
entonces donde ellos a la barca, y amainó el viento, y que- barcaron,
daron en su interior completamente estupefactos, pues no b les reconocieron en seguida, recorrieron toda aquella región
habían entendido lo de los panes, sino que su mente esta- y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde
ba cerrada. oían que él estaba. Y dondequiera que entraba, en pueblos,
a2 Terminada la travesía, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas
y le pedían poder tocar siquiera la orla de su manto; y
cuantos le tocaban, quedaban curados.
Tg —> Tf: Ego eimi — «soy yo», como en S58; mientras
que en S66 habrá que traducir por «yo soy».
a
« Cf. 127. La travesía se hace en sentido inverso a la de S28 d; la M
49
En efecto, las ciudades, y sobre todo durante el día (J no reza sino había ido a pie; J se proponía hacer otro tanto, si no hubiese
durante la noche), están dominadas por el texto de los códigos del SOC
en un discurso monótono y ruidoso. En las ciudades capitalistas, el ruido sobrevenido la tempestad; se trata, pues, de la misma muche-
publicitario llega a ser propiamente infernal, impureza de la palabra. dumbre.
218 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 219

d Llamó otra vez a la gente y les dijo: «Oídme todos y enten-


ded. Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda
«reconocido», «adonde oían que él estaba»: el relato, una hacerle impuro; sino lo <nue sale del hombre, eso es lo que
vez más, reúne a la M; llevan a los enfermos, es la otra estruc- hace impuro al hombre. Quien tenga oídos para oír, que
tura de la M, con relación a S31 b, c. oiga».
«pueblos, ciudades o aldeas»: TOP de esta gran secuencia, e Y cuando, apartándose de la gente, entró en casa, sus discí-
«en camillas», cf. S12. «tocar la orla de su manto», cf. S26. pulos le preguntaron sobre la narábola. El les dijo: «¿Con-
«tocaron..., quedaban curados»: Im —» Ib, tocar (SIM). que vosotros también estáis sin inteligencia? ¿No compren-
déis que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede
hacerlo impuro, pues no entra en su corazón, sino en el
S35
vientre y va a parar al excusado?» —así declaraba puros
Se reúnen junto a él los fariseos, así como algunos escribas todos los alimentos—. Y añadía: «Lo que sale del hombre,
venidos de Jerusalén. eso es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro,
del corazón de los hombres, salen las intenciones malas:
Y al ver que algunos de sus discípulos comían el pan con fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, malda-
manos impuras, es decir, no lavadas —es que los fariseos des, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensa-
y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos tez. Todas estas perversidades salen de dentro y hacen impu-
hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, y al ro al hombre».
volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras
muchas cosas que observan por tradición, como la purifi- f Y partiendo de allí,
cación de vasos, jarros y bandejas—.
a, b
Por ello, los fariseos y los escribas le preguntaron: «¿Por
No tiene ligazón con S34.
qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los
antepasados, sino que comen con manos impuras?» £1 les «los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusa-
respondió: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, lén»: se prosiguen las diligencias de los AA para eliminar a J
según está escrito: (Sl7, S20). No hay TOP señalado, «y al ver que algunos de sus
Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón discípulos»: una práctica subversiva más del campo SIM judío,
está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que ense- «comían el pan»: es la gran secuencia llamada de los panes
ñan doctrinas que sólo son preceptos de hombres. (S31-S42). «es decir..., es que los fariseos y todos los judíos...»:
nivel narrador-lectores; el narrador explicando a los lectores las
Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de costumbres judías; los lectores son por consiguiente paganos.50
los hombres». Les decía también: «¡Qué bien violáis el man- «no comen»: (dos veces) la mancha de los alimentos, de la mesa,
damiento de Dios, para conservar vuestra tradición! Porque «aferrados a la tradición de los antiguos»: efectivamente, no se
Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre y el que mal- encuentra esta regla en el sistema de la impureza, tal como
diga a su padre o a su madre, morirá. Pero vosotros decís: se ha leído en el Levítico.51
si uno dice a su padre o a su madre: declaro corbán —es
50
decir, ofrenda— todo aquello con que yo pudiera ayudarte, Cf. 155.
51
ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre, La cuestión de estas reglas es discutida por los historiadores; parece
anulando así la palabra de Dios por vuestra tradición que admitido que han sido instituidas por los escribas y adoptadas en particu-
os habéis transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes lar por los fariseos y esenios (cf. V. TAYLOR, 338 s.), lo que explica la
expresión «tradición de los antiguos» y la oposición que J hace del «man-
a éstas». damiento de Dios» atribuido a Moisés.
220 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 221

c ligencia?»: remite claramente a S22c2-c3; es la misma teoría


de las parábolas como estrategia de la lectura del relato lo que
A la pregunta de los AA, J opone una lección de interpre- aquí se baraja. La interpretación de la parábola opone dos
tación (ANAL) de su práctica confrontándola con la escritura; circuitos de entrada y salida. El primero es el de la comida:
la cita de Isaías (29, 13) introduce dos distinciones que exigen alimentos (fuera) —> vientre (dentro) —> letrinas (fuera), lo
dos lecturas diferentes: primero «labios/corazón», a continua- cual no mancha al hombre. De aquí saca el narrador la con-
ción «preceptos de los hombres/mandamientos de Dios». clusión para los lectores: «así declaraba puros todos los ali-
«y les decía»: esta oposición impone la primera lectura, donde mentos», que amplía la cuestión de los alimentos impuros por
el decir de Moisés es confrontado con el decir de los escribas y el contacto de las manos (a la mesa, al mercado) de las copas,
fariseos. Moisés dice que hay que hacer (honrar),52 lo que equi- bandejas, etc., a la de los aumentos impuros según el sistema
vale a «no maldecir», no dejar en la maldición. Por el contrario, de la mancha que es una de las cuestiones de las comunidades
los escribas dicen (declaran corbári) y no hacen nada «por (su) eclesiales donde se mezclan cristianos salidos del judaismo y del
padre o por (su) madre», dejándolos en la miseria, en la mal- paganismo.
dición. Conclusión: vuestra tradición anula la palabra de Dios, El segundo circuito: corazón (dentro) —» intenciones malas
que ya no leéis.53 Esta primera lectura desvirtúa pues el lugar (fuera), mancha al hombre. Ahora bien, la lista de estas «cosas
«de la tradición de los antiguos», la casuística de los escribas malas» pertenece al sistema de la deuda (robo, asesinato, adul-
en sus discursos ideológicos (SOC), para restablecer el sistema terio, avaricia, siendo las otras unas variantes que pueden fá-
de la deuda (SIM) como «mandamiento de Dios», como es- cilmente inscribirse en éstas), como indica además su sede de-
critura. signada, el corazón. L,& clave de la oposición de los dos circui-
tos en donde los elementos no equivalen directamente (comidas/
«y hacéis muchas cosas semejantes a éstas»: generalización intenciones malas) se encuentra en el esquema dentro/fuera. ¿Qué
de esto a una parte importante de la práctica de los AA en el quiere decir esto? Lo de dentro es en una parte el vientre, en otra
SIM, lo que permite volver a aquello de que se trataba, la el corazón; lo que sale del vientre va a las letrinas (lugar man-
pureza de las manos y de los alimentos. chado, basuras), lo que sale del corazón son las prácticas del
pecado (de agresión). El primer circuito que proviene del sis-
d tema de la mancha específico de los judíos es un circuito diges-
tivo y J lo excluye explícitamente, lo anula, trastocando una
«llamó otra vez a la gente»: en las escenas precedentes no vez más el campo simbólico judío. Así es como lee él el relato
se hablaba de ello; aquí la función de la M es introducir la ACC concerniente a los discípulos que comen con manos im-
parábola y su interpretación, según la lógica de S22, y por con- puras. Al mismo tiempo, borra la frontera (SIM) entre judíos y
siguiente la casa como espacio DD, «retirado de la muchedum- paganos, y es la conclusión que de ello saca el narrador, que se
bre», «oídme todos y entended»: consigna de lectura (ANAL) dirige a lectores paganos: todos los alimentos que recorren este
que, ya en S22, acompañaba a las parábolas. Penetrar en el circuito digestivo son puros.
hombre/salir del hombre se oponen como no manchar/manchar.
«los discípulos le preguntaron sobre la parábola... sin inte- En el segundo circuito, ¿qué es lo que hay dentro, en el co-
razón? Derrida nos ha enseñado a desconfiar de esta oposición
52
Esta lectura de J justifica la interpretación dada en p. 83 de este en el texto filosófico occidental; los exégetas burgueses no lo
mandamiento: ¡la tradición eclesiástica (¿reciente?) ha hecho de él un tienen en cuenta y leen sin más «una religión del corazón, de
«mandamiento» para los niños! la interioridad».54 Hemos visto ya que el corazón es el lugar de
53
Ahora bien, «corbán» es el sacrificio de holocausto (cf. R. DE VAUX, las lecturas y de las malas lecturas del relato (que provienen del
II, 293); lo que J estigmatiza es el gesto de anular el sistema de la deuda
por el de la mancha, gesto que, según hemos visto, ha sido el de la clase
54
sacerdotal después del destierro (cf. 97 s.). Así MlNETTE DE TlLLESSE, 147.
222 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 223

exterior, penetrando en el hombre por los ojos o los oídos). Aquí d Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en
el corazón es el lugar de las intenciones, del deseo y de sus la cama y que el demonio se había ido.
objetos, de las elecciones estratégicas por consiguiente, que, como
consecuencia de estas lecturas, engendran prácticas (buenas o a2 Se marchó de la región de Tiro
malas). El corazón es el lugar, en el hombre, del entrecruza-
miento de lecturas y estrategias, del ANAL y del EST.55 El cir- «a la región de Tiro»: TOP, región extranjera, pagana. J
cuito mismo indica que no hay que separar lo de dentro de lo sale de Palestina (EST), puesto que la denuncia de la «tradi-
de fuera: el corazón es el lugar del texto del actuante, interior ción de los antiguos» y la subversión del campo SIM judío lo
en el sentido de que no es público ni accesible a los demás. La había puesto en peligro, «una mujer griega, sirofenicia de na-
distinción dentro/fuera atañe por tanto aquí al desajuste posible cimiento», «cuya hija estaba poseída de un espíritu inmundo»:
entre este texto (oculto) y el texto (manifiesto) de las prác- doble mancha, de I y de Im.
ticas (de sus relatos más exactamente). Este desajuste permite
precisamente aquella hipocresía que J denunciaba a sus AA, en c
la oposición labios/corazones («fraude», por lo demás, remite
a ello en la lista). J lee pues allí, como en la primera lectura, «le rogaba que expulsara»: pide, «espera que primero... los
la iráctica de los escribas y fariseos. Haciendo esto, recoge, pero perritos»: oposición hijos/perritos, para judíos/paganos, por tan-
llevándolo a sus últimas consecuencias, el gesto de los deutero- to en el campo SIM. «saciarse»: remite a S31, donde la mu-
nomistas y de los profetas, de dar prioridad al sistema de la chedumbre ha quedado saciada, «el pan de los hijos»: es una
deuda por encima del de la mancha. Este se ha derrumbado metáfora (en la secuencia de los panes), pues la mujer no pide
con la destrucción del templo de Jerusalén; a nivel narrador/ pan, sino una práctica que J a menudo ha efectuado en Israel e
lectores, es la última frontera judíos/paganos la que acaba de incluso ya una vez en el extranjero (S24). El pan se convierte
ser borrada. pues aquí en metáfora de la práctica poderosa de J, como la
semilla en S22. En resumen, el pan es también la palabra-semilla
y sus frutos de bendición, «saciarse»: cf. S31, S38, S40; sin em-
S36 bargo, la secuencia de los panes no se excluye de esta práctica
poderosa; por el contrario, es la metáfora de la palabra-pan la
al se fue a la región de Tiro que proporcionará la clave de esta secuencia de los panes (S31-
b y entrando en una casa quería que nadie lo supiese, pero S42).
no logró pasar inadvertido,
«en primer lugar»: J enuncia su EST, cuyo primer tiempo
c sino que, en seguida, habiendo oído hablar de él una mujer, apunta a saciar a los judíos y el segundo, después de agotar
cuya hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y se el espacio judío por la circulación de J y de su relato, a saciar a
postró a sus pies. Esta mujer era pagana, sirofenicia de los paganos, «pero ella le respondió: ... hijos»: ella acepta la
nacimiento, y le rogaba que expulsara de su hija el demonio. distinción hijos/perros, su exclusión de la mesa de saciedad de
los judíos, pero encuentra un resquicio en la metáfora de J,
El le dijo: «Espera que primero se sacien los hijos, pues las migajas que caen de la mesa para los perros. Insiste pues
no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los en su súplica, «por lo que has dicho»: J lee esta insistencia
perritos». Pero ella le respondió: «Sí, señor; pero también como «fe» y la declara que ha sido eficaz («el demonio ha sa-
los perritos comen bajo la mesa migajas de los niños». El, lido»: Im/Ib). «volvió a su casa»: el enunciado narrativo (ACC)
entonces, le dijo: «Por lo que has dicho, vete; el demonio recoge el discurso de J como ya efectuado; la EST de J ha
ha salido de tu hija». sido desviada por la palabra de la mujer, unos paganos han
sido saciados antes de que el espacio judío haya sido recorrido
55
Cf. 389 s. por entero. En resumen, la frontera judía/nagana ha quedado
«¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 225
224 Lectura de Marcos
traducción del arameo al griego (nivel narrador/lectores) se in-
suprimida, igual que en S35. Notemos también que la práctica serta aquí para subrayar el salto dado por el relato, a la manera
poderosa se ha producido sin ''e el cuerpo de J esté presente de S36 y S37, de la frontera judíos /~"<*anos.
ante la hija sanada,56 lo cual prepara a S62 si se une esta ausen-
cia del cuerpo con la metáfora del pan.
S38

S37 a Por aquellos días, habiendo de nuevo mucha gente y no


teniendo qué comer,
a y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando
b llama Jesús a sus discípulos y les dice: «Me da lástima
la Decápolis. esta gente, porque hace ya tres días que permanecen con-
b Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, migo y no tienen qué comer. Si los despido en ayunas a
y le ruegan imponga la mano sobre él. sus casas, desfallecerán en el camino, y algunos de ellos
han venido de lejos». Sus discípulos le respondieron: «¿Có-
c £1, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en
mo podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto?»
los oídos y con su saliva le tocó la lengua. Y levantando
El les preguntó: «¿Cuántos panes tenéis?» Ellos le respon-
los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: «Effatá», que
dieron: «Siete».
quiere decir: «¡Ábrete!» Se abrieron sus oídos y, al instante,
se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente. c Entonces él mandó a la gente acomodarse sobre la tierra, y
Jesús les mandó que a nadie se lo contaran. tomando los siete panes y dando gracias, los partió e iba
dándoles a sus discípulos para que los sirvieran, y ellos los
d Pero cuanto más se lo prohibía, tanto más ellos lo publi- sirvieron a la gente. Tenían también unos pocos pececillos.
caban. Y se maravillaban sobremanera y decían: «Todo lo Y pronunciando la bendición sobre ellos, mandó que tam-
ha hecho bien; también hace oír a los sordos y hablar a bién los sirvieran. Comieron y se saciaron, y recogieron de
los mudos». los trozos sobrantes siete espuertas. Fueron unos cuatro mil;
d y Jesús los despidió.
a
«Sidón», «Decápolis» (GEO): todavía en región de paganos. «por aquellos días»: CRO con ausencia de TOP; no hay
enlace con S35-S37, mientras que lo habrá con S38-S41.
c Comparémosle brevemente con S31. Aquí no hay EST de la
M («hace ya tres días que permanecen conmigo»), que se carac-
«dedos», «saliva», «tocó»: SIM. «ojos al cielo», «gemido»:
teriza por la falta de «qué comer» (Mm), por la perspectiva
dificultad de la práctica de J (cf. 214 y ss.). «hablaba con di-
de la muerte («desfallecerán»). A esto responde el «cómo podrá
ficultad/hablaba correctamente», sordo/los oídos se abrieron»:
alguien saciarse de pan, por tanto maldición/bendición, «me da
Im/Ib. «a solas», «a nadie se lo contaran»: EST.
lástima esta gente»: en S31 también, pero él les enseñaba; aquí
es pan lo que se necesita; como en S36, la palabra es puesta
d en paralelo con el pan, y éste es situado también en el código
Consignas no observadas, como en S10 («proclamaban» el re- ANAL (ya en S33, cf. S40).
lato), «se maravillaban sobremanera, ... todo lo ha hecho bien»: Incomprensión (ANAL) de los discípulos, como en S31, pero
el relato produce la sorpresa de las muchedumbres, como en sin referencia a la compra. Tener siete panes/dar siete panes.
S6, S12, S24, S25. «Effatá», que quiere decir, «¡Ábrete!»: la No hay «levantar los ojos al cielo»; «dio gracias», en lugar de
56
«dijo la bendición», que se encuentra sin embargo en el pequeño
Como en el caso del siervo del centurión, también pagano, en Mt 8, relato sobre los peces que quedan. Finalmente, todos son sa-
5-16.
226 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 227

ciados (Mb), y hay sobreabundancia. Hay menos cifras que en S25, S36); la pauta semiológica es m/b: las vidas salvadas (S16).58
S31; las cifras (siete, cuatro mil, siete cestos) serán retenidas Por tanto, leed esas señales, sed lectores, semiólofros de mi re-
en S40. Despedida de la M: EST de J con respecto a la M. lato. La negativa remite pues a la lectura del relato, es una de
las constantes de las lecciones de la interpretación (cf. S12-
S16, S20); el «corazón endurecido» (S16) de los fariseos no
S39 se lo permite; pero no habrá señales del cielo, puesto que exis-
al Subió a continuación a la batea con sus discípulos y se fue ten sobre la tierra.
a la región de Dalmanautá.
«Yo os aseguro: ... ninguna señal»: en S42, la «generación»
bl Se presentaron los fatiseos son los judíos (o detentadores del poder) quienes han cono-
cido la práctica de J, sin creer en ella («generación incrédula»,
c y comenzaron a discutir con él, pidiéndole una señal del
S44) y deberán conocer también la de sus discípulos. Ahora bien,
cielo, con el fin de ponetle a prueba. Dando un ptofundo
acaban de ser vencidos por los romanos, matados o disper-
gemido desde lo íntimo de su ser, dice: «¿Por qué esta
sados. Esta añadidura se sitúa a nivel narrador /lectores y pone
generación pide una señal? Yo os aseguro: no se data a en relación la mala lectura de estos semiólogos con su destino
esta generación ninguna señal». de maldición, lo que, como se verá, es una de las «tesis» de
b2 Y, dejándolos, Marcos.59
a2 se embarcó de nuevo,

«Dalmanautá»: TOP, desconocido de los historiadores,57 pero 58


lugar de las AA, por tanto en Galilea (GEO). «discutir», «pi- Se trata siempre, en el ANAL, en su estructura constante de refe-
rencia al relato ACC; se trata, por consiguiente, de leer el texto manifiesto
diéndole», «tentarlo»: aquí no hay relato ACC subversivo como del relato y de interpretarlo como mesiánico, y no de buscar un signifi-
anteriormente (S12-S16, S20, S35), sino iniciativa de los AA cado-espiritual-oculto-detrás-del-significante-materíal cualquiera, el «espíritu»
como después (S47, S55), donde el término tentar volverá a oculto detrás de «la letra», como suele hacer la teología tradicional, de-
aparecer, ligado a «hipócritas» en S55 (como ya en S35). Se pendiente de la filosofía griega. La defensa de H. DE LUBAC por el «sentido
espiritual» es evidente (en L'Ecriture dans la Tradition): «Esta espirituali-
trata ciertamente de la estrategia de los AA que se llama ten- zación es al mismo tiempo una interiorización: quien dice espiritual dice
tación (comparar con S2 donde Satanás «tienta» a J). también interior» (31). «Es este un punto capital —el sentido espiritual (...)
es el sentido que, objetivamente, conduce a las realidades de la vida
«pidiéndole una señal del cielo»: en oposición a «provenien- espiritual (...) y encuentra su plenitud terminándose en las almas» (34 s.).
te de los hombres», cf. S55b. Una señal (séme'ion): los AA se Lubac habla del AT, preconizando «el abandono del sentido carnal apa-
rente de ciertas profecías» (31) —lo que yo he llamado «las perspectivas
sitúan como lectores, como semíólogos de la práctica de J terrestres» de los profetas, concernientes siempre a la bendición material,
(ANAL); quieren hacer intervenir al cielo (MIT), como Elias en la tierra (cf. más arriba, 117 s.)— pero de hecho él ignora sistemá-
(1R8, 20-40). Ahora bien, como se habrá observado ya, la prác- ticamente el «sentido literal» (o más bien textual) del NT: como los
tica poderosa de J no invoca al cielo (MÍT) como elemento de fariseos, no sabe leer el ACC; el evangelio es para él sin más espiritual
(«espiritualizando por un proceso análogo todos los datos visibles de la
lectura (ANAL) desde S12 (donde el «dándose cuenta en su obra del salvador y de su institución de salvación», 60): «La tradición
espíritu» hay que ponerlo en relación con «dando un profundo cristiana conoce dos sentidos de la escritura; su denominación más general
gemido desde lo íntimo de su ser» de este lugar). Esto nos per- es la de sentido literal y de sentido espiritual (pneumático), y estos dos
mite leer la negativa de J («¿por qué esta generación pide una sentidos son entre sí como el Antiguo Testamento y el Nuevo» (115). En
suma, instalado en lo teológico, tal como lo definiremos más adelante,
señal?»): tenéis señales suficientes en mi práctica aquí sobre Lubac ignora realmente «el relato mesiánico», pues para él todo comienza
la tierra (cf. SI2), que la M ha leído con frecuencia (S12, S24, con «el acto de Cristo», el de «su sacrificio, en el momento de su muerte
en cruz» (143).
57
Cf. V. TAYLOR, 360-361. Cf. 357 s.
228 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 229

S40 palabra (S36, S38) y se sitúa por consiguiente en el ANAL,


la levadura, metonímicamente ligada al pan, connota el discurso
al y se fue a la orilla opuesta. de los AA; por tanto no pueden leer la palabra-semilla, el re-
b Se habían olvidado de tomar panes, y no llevaban consigo lato de J: es la levadura, su ideología60 la que endurece sus
en la barca más que un pan. El les hizo esta advertencia: corazones, «ellos hablaban entre sí»: los DD no comprenden
«Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos la metáfora, «les dice: por qué... no escucháis?» J. les amo-
y de la levadura de Herodes». Ellos hablaban entre sí de nesta, situándoles en el mismo lugar de no-lectura que
que no tenían panes. Dándose cuenta Jesús, les dice: «¿Por los AA (S16, S22cl). «no os acordáis»: lección de lectura
qué estáis hablando de que no tenéis panes? ¿Es que tenéis (ANAL) de las dos secuencias de saciedad de la muchedumbre
la mente embotada? ¿Teniendo ojos no veis y teniendo (S31, S38). «¿aún no entendéis?»: ¿qué es lo que hay que en-
oídos no oís? ¿No os acordáis de cuando partí cinco panes tender? Cinco panes han saciado a cinco mil hombres y ha
para cinco mil? ¿Cuántos canastos llenos de trozos recogis- habido sobreabundancia, doce canastos de restos; siete panes
teis?» «Doce», le contestan. «Y cuando repartí los siete han saciado a cuatro mil hombres v ha habido siete espuertas
de sobras. Ahora bien, cinco panes y siete panes están en relación
panes entre cuatro mil, ¿cuántas espuertas llenas de trozos
dentro de las secuencias respectivas con «¿cuántos panes te-
recogisteis?» Le contestan: «Siete». Y continuó: «¿Aún no
néis?», es su haber. La secuencia ACC que hay que leer es por
entendéis?» tanto: lo que tenéis, dadlo, ellos están saciados, recoged doce,
a2 Llegan... siete cestos. Es este poder de saciar, dando lo que se tiene, •" la
consiguiente sobreabundancia, lo que hay que leer, pero los DD
no llegan a ello. En S42, Pedro lo conseguirá: «tú eres el
«se embarcó de nuevo, y se fue a la orilla opuesta»: como mesías», respuesta a la pregunta: «;nuién es Jesús?», que el
hemos dicho, la travesía en barco forma parte de la EST de relato ha planteado desde S23 y que va ligado, en S33, explí-
J en relación con la M (S22, S28d, S31, S38), aquí en relación citamente al relato de los panes. En resumen, esta respuesta de
Pedro, primera conclusión del ANAL de los DD, responde a
con los AA («y dejándolos»). Si uno relee las secuencias, se
las cuestiones de esta secuencia: el que, dando lo que tiene,
dará cuenta de la existencia de tres series (S22-S26, S28d-S34,
sacia a la M con sobreabundancia, es el mesías, esa práctica
S38-S41) que se presentan como paralelas y enlazadas justa-
es la característica de su mesianidad; pero ellos no lo habían
mente por estos cruces de orilla a orilla del mar de Galilea. comprendido todavía. He ahí el porqué de la espera de T: él es-
En S42 y siguiente, sin embargo, emprenderá una nueva EST: peraba esta lectura como fruto de su práctica; ella ha llegado
partirá a Jerusalén. ¿Por qué no antes? ¿Por qué pues estas y él va a poder emprender el viaje a Jerusalén, su nueva EST.61
tres secuencias interrumpidas por S27-S28 (Nazaret y la mi-
sión de los doce) y S35-S37 (rodeo fuera de las fronteras de
60
Israel)? Estos cruces de orilla a orilla, llenos de consignas es- Cf. Mt 16, 12: «Entonces comprendieron que había dicho descon-
tratégicas, marcan una espera de J con respecto a los DD, sien- fiar, no de la levadura con la que se hace el pan, sino de la doctrina de
los fariseos»; cf. también M. É. BOISMARD, II, 241, sobre el juego de
do las secuencias sobre el mar (S23, S24, S40) secuencias con palabras en arameo que permite pasar de «levadura» a «palabra, doctrina».
preponderancia ANAL en el espacio DD (barca): ¿quién es J? 61
La exégesis burguesa, muy preocupada de la Formen- y Redaktion-
¿cuál es su práctica? geschichte, desconoce sistemáticamente la lectura de esta secuencia que es,
sin embargo, decisiva. Ya sea que «el asunto de los panes» se vea «como
«panes», «un pan»: es todavía la secuencia de los panes, li- un signo de la venida del reino» sin más (V. TAYLOR, 363), ya sea que su
gada al ANAL de los DD. «les hizo esta advertencia»: consig- «interpretación no ofrezca ninguna dificultad» (M. E. BOISMARD, II, 240),
na estratégica (S26, S37). «guardaos de la levadura de los fari- disimulando la claridad del asunto esa incapacidad de lectura, ya sea
también que el interés de la exégesis no se refiera más que a los lectores
seos»: en Lv 2, 11, la levadura es excluida de los «alimentos de Marcos (MINETTE DE TILLESSE, 412 s.), ya sea, en fin, y es lo más
tomados por Yavé», indica «menos pureza» y aquí tiene por corriente, que las secuencias de los panes sólo se refieren a la euca-
consiguiente una connotación peyorativa. Si el pan connota la ristía (!).
230 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 231

S41 b y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién


dicen los hombres que soy yo?» Ellos le dijeron: «Unos
... a Betsaida. dicen que Juan el bautista; otros que Elias; otros que uno
b Le presentan un ciego y le suplican que le toque. de los profetas». El, entonces, les preguntó: «Y vosotros,
el Tomando al ciego de la mano, le sacó fuera del pueblo, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contestó: «Tú eres el
Cristo». Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran
d y habiéndole puesto saliva en los ojos, le impuso las manos acerca de él.
y le preguntó: «¿Ves algo?» El, alzando la vista, dijo: «Veo
a los hombres, pues los veo como árboles, pero que andan».
Después volvió a poner las manos en los ojos y comenzó a Puesto que esta secuencia es crucial en el relato, su comen-
ver perfectamente y quedó curado, de suerte que veía de tario será un poco complicado; los retrocesos, las digresiones
teóricas, la multiplicación de las notas corren el riesgo de des-
lejos claramente todas las cosas. pistar a más de un lector. El texto de Marcos no es más recto
c2 Y le envió a su casa, diciéndole: «Ni siquiera entres en el que el mío, y su lectura no se puede hacer más que dentro de
pueblo». este análisis de códigos que multiplica las notas. Igualmente,
la formulación teórica que la domina no podrá verse clara y
«Betsaida»: en el camino hacia Cesárea de Filipo (S42). Pa- definitivamente expuesta en un lugar del texto, en una exposi-
semos sobre el «tocar», «la saliva» (SIM), la conducta «fuera ción rectilínea; sino que es conjunto complejo del texto «lec-
del pueblo» y la consigna dada (EST); el interés de esta se- tura de Marcos», ese tejido que forman los «cf. más adelante»,
cuencia está en las dos etapas de la práctica poderosa, que es «cf. p. tal», lo que dará la clave de ella. Esta «lectura» no
contada detenidamente. es, como puede parecer a primera vista, la superposición lineal
de un texto al supuesto texto lineal de M ireos, en una refe-
«veo a los hombres, pues los veo como árboles, pero que rencia de línea a línea, de significado a significado, sino ese tra-
andan»: respuesta casi humorística donde se expresa la vista y bajo de tejedor sobre el significante, que Barthes definió tan
la no-vista (pues los árboles no caminan), una etapa por con- acertadamente.62
siguiente intermedia entre la ceguera y la vista. La secuencia
anticipa a S42, donde Pedro es preguntado y ve finalmente, y
la enlaza con S40, donde «teniendo ojos, no ven». a
«le preguntó»: este verbo, en el texto, implica casi siempre «hacia los pueblos»: TOP típico de las secuencias después
el código ANAL, ya sea en los DD (S22c2, S35d. S43a2, S44e, de S18. «de Cesárea de Filipo»: región pagana (EST), Cesárea
S47c, S58b), ya en los AA (S35b, S47b, S55h, S66c, dos veces, connota a César, mientras que Filipo es el hermano de Herodes
S68b, dos veces), ya en los II (S49b, S55i), ya en J (S24c, (S30). A nivel TOP, pues, S29 (Herodes en Galilea) -S42 forma
S42b, dos veces, S46a) salvo S38a, S44b, S72c. La particulari- una gran secuencia donde lo que se ventila es el anuncio del
dad aquí está en que, por una sola vez, este verbo es utilizado paso de Galilea a una región pagana (S35-S37).
para una cuestión que atañe a la práctica poderosa de J: éste
pregunta sobre sus frutos (en realidad porque solamente el ciego b
puede decir que él ve, pero esto no se encuentra en S51), indica
pues la ignorancia de J con relación a los efectos de su prác- «por el camino»: aparecerá a menudo en la gran secuencia
tica, ilustrando el «sin que él sepa cómo» de S22b2. que comienza aquí. La barca, el esquema del círculo son reem-
plazados por el esquema del camino, que caracteriza al término
seguir. Los discípulos alrededor de J llegarán a ser, de modo do-
S42
minante, los discípulos que siguen a J.
a Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesárea
de Filipo, Cf. 147 s.
232 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 233

«¿quién dice la gente que soy yo?»: (01) ¿cómo lee la M 65


figura escatológica. Se ve pues en qué consiste la contradicción
mi relato (ANAL)? La respuesta remite a S29, señalando por MITO/relato ACC, que había señalado en S6.66
consiguiente que S42 concluye la gran secuencia comenzada en
S29, la secuencia de los panes. Lo que es común a las tres res- «y les mandó enérgicamente»: término EST muy fuerte,
puestas (Juan el bautista, Elias, uno de los nrofetas), es el ca- empleado para los espíritus impuros (S6c) y el mar (S23b). «que
rácter preescatológico de la lectura de la muchedumbre: J no es a nadie hablaran acerca de él»: esta estrategia de silencio sobre
visto más que como un precursor del relato último. la lectura de la mesianidad de J en el campo BAS indica que
difiere de la semántica corriente del término mesías, la cual
«les preguntó»; insistencia en la pregunta cuya inscripción es anterior al relato de J y está cargada de una significación
en el código ANAL hemos visto en S41. La insistencia indica, frente a la que J toma sus distancias. Toda la preocupación
por otra parte, que J quiere terminar (EST) con esta espera del actuante J en la gran secuencia que aquí se abre será hacer
(«de orilla a orilla», cf. S40): S42 se señala también como acaba- comprender a los DD esta diferencia y sus implicaciones es-
miento de S18-S42; la doble pregunta distingue entre «la gen- tratégicas. Esto se hará por medio de una confrontación con la
te» (la M) y «vosotros» (los DD), explícitamente; la respuesta EST Z, pues es ella la que lleva el significado dominante de me-
a 0 1 en el espacio M y en el espacio DD, espacios diferencia- sías en el texto ideológico judío: el mesías deberá vencer y ex-
dos en S18 y S22. pulsar a los romanos de Israel e instaurar su supremacía sobre
las naciones paganas. Esto lo ha comprendido bien la exégesis
«Pedro le contestó»: Simón, portavoz (S8), convertido en burguesa, pero cayendo en el engaño de oponerle un «mesías
Pedro, leerá el ACC de J y esto le valdrá a partir de ese mo- espiritual» (político/espiritual en la ideología burguesa).67 Aho-
mento un lugar preeminente entre los DD,63 como su portavoz, ra bien, el que la confesión del mesías se haga primordialmente
«tú eres el mesías»: estamos ciertamente en el ANAL (res- como lectura de las secuencias de saciedad de los panes de-
puesta a Q l ) . «el mesías» aparece por primera vez en el texto, muestra la «no espiritualidad» (burguesa) de Jesús el mesías,
excepto en el título (observad el nivel narrador-lectores, que su carácter al mismo tiempo económico, político e ideológico,
indica que el narrador hace suya la respuesta de Pedro);64 antes y finalmente, por consiguiente, también político. En una palabra,
ha habido otras respuestas: «hijo de Dios» (el MITO: S2, S6, es dentro de la categoría «política» donde se hará la diferencia
S18, S24), «Beelzebul», «loco» (S21, S22), y la lista que aca- de las dos mesianidades; J es ciertamente un mesías «político»,
bamos de leer. Todas estas respuestas tienen el común denomi- pero no al estilo de los zelotes.
nador de que se inscriben en la semántica del texto ideológico
judío de la época; es ante todo a esto a lo que se opone el tér-
mino mesías. Ciertamente, éste pertenece a esa semántica, pero
el hecho de que la respuesta de Pedro se haga en el espacio Sl8-S42b: Lectura retrospectiva
de los DD, consecuentemente con los términos del código ANAL
(como quedó subrayado sobre todo en S40), señala la especifi-
cidad de esa respuesta: es la lectura de la práctica de J, del Hagamos aquí una pausa para releer la gran secuencia SI 8-
relato ACC (derrota de los espíritus inmundos, cf. S20; curación S42. El elemento que hace de ella una gran secuencia es la
de cuerpos enfermos, Im/Ib, cf. S16; subversión del SIM 65
judío, cf. S12-S16, S35) y más especialmente de la práctica Cf. 124 s.
66
de los panes, cuya gran secuencia se acaba aquí. En resumen, Cf. 164, 198 s.
la práctica de J es una práctica mesiánica, y eso es lo que Pedro Por ejemplo, O. CULLMANN, Jesús y los revolucionarios de su tiempo,
acaba de leer; por tanto anuncia el último relato, al mesías como la nota 15 de la 25, indicando, a su pesar, la contradicción de su tesis.
Por lo demás, su lectura de S42, ya antigua en él (51 ss., que remiten a su
Christologie du NT) fuerza claramente el texto de Marcos, creo yo, exigida
63 como está por esta oposición político/espiritual: es lo que explica su des-
Lo que Mt 16, 17-19 confirma magníficamente. confianza por el «título» de mesías (él habla de la «reserva» de Jesús
64
Cf. 157. con respecto a ese título, Christologie, 102-110).
234 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 235
barca, introducida en S18 y desaparecida en S41. Las idas de actuantes mencionados aquí son fundamentalmente la M y los
orilla a orilla definen tres series de secuencias: S22-S26, S28- DD, como nos lo habían permitido prever ya S18 y S22.
S34, S38-S41.68 Se ha señalado la detención del relato en S28c,
que ha permitido introducir S29-S30. Ahora bien, S28 ha sido 529 y S28 (secuencias de los doce) narran la conclusión de
anunciada programáticamente por S19, así como S29 abre lo que la «misión de J» en Galilea y el papel de los doce en ella como
S42 acaba de cerrar (las tres respuestas de la M a la pregunta: sus enviados {apóstoles, S28d); es pues la realización de lo que
«¿quién es Jesús?»), definiendo la secuencia de los panes, los había sido programado en S8-S9 (según la lógica del texto
TOP de apertura/cierre son respectivamente Galilea (región cerrado).
judía) y Cesárea (región pagana). Finalmente, S35 y S37 no
están empalmados con S34 y S38, pero sin embargo sí lo están S29-S42 (secuencias de los panes) une la pregunta «¿quién
entre ellas S35-S36-S37. es Tesús?» con las dos secuencias de los panej (S31, S38), como
ya hemos visto. Sin embargo, se presenta una dificultad: la mi-
Puede verse en este complicado esquema: sión de los doce en S28 sucede antes de que ellos lean la mesia-
nidad de J, como si ésta no tuviera apenas importancia para
esta misión. Ahora bien, S31 narra la primera secuencia de sa-
S 18 ciedad de la M por parte de los paganos como si hubiese sido
S 19 S 28c / S 2» - S42 «impuesta» a J por la EST de la M; por tanto, la lectura de
(paganos) Pedro en S42, lectura de esta secuencia con prioridad, depende
(S 20 - S 21) ;S27) (Judío) (S 301 de la novedad introducida en S31 (cf. la oración de S32). S36
S 22 -S 26 (S 28 d) S 31 - S 34 S 3« - S 4 1
(la pagana, madre de una hija poseída por el demonio) cuenta
de orilla a orilla de orilla de orilla
a orilla a orilla
también una desviación de la EST de J con relación a los pa-
ganos, como indican asimismo los puntos terminales del TOP
S 35 - S 37 de S30-S42, S35, asentando en la parábola del vientre/corazón
judíos / paganos la superación de la frontera (SIM) judíos/paganos, que la pagana
secuencia de los doce secuencia de los panes hace saltar con su insistencia. Puesto que el texto no es más
explícito, no se puede concluir, salvo como hipótesis, que la
EST de J cambie de rumbo con esta secuencia de los panes,
en el sentido de una ampliación del horizonte de la práctica
de I y de los doce más allá de las fronteras de Israel, orien-
secuencia de la harca
tada a los paganos, como S18-S19 la habían indicado ya pro-
gramáticamente. Se verá que uno de los elementos decisivos
Leamos este esquema a la luz de los códigos ANAL/EST: de la confrontación entre las EST de J y la EST Z, es el que
lo que aquí anda en juego es lo que, a partir de Wrede, se va a proporcionar S42-S58, ya que el asunto de los panes no
llama «el secreto mesiánico».69 vuelve sino en S62, justamente al filo de la partida (EST) hacia
las naciones paganas, partiendo de Galilea. Ahora se puede leer
Las secuencias donde hay AA (S20, S21, S27, S35, S40) el conjunto de la gran secuencia S18-S42: la separación (EST)
no pertenecen al nivel de esta gran secuencia, justificándose entre el espacio M y el espacio DD (barca, teoría de las pará-
su lugar por las secuencias que las preceden o las siguen. Los bolas) conduce a éstos a una lectura de la práctica de j como
mesiánica, que es opuesta a la lectura de la M, resultado éste
que es esperado por J (secuencias de «de orilla a orilla»).
6!
Cí. 228.
" Objeto de MINETTE DE TILLESSE, Le secret tnessianique dans l'évan-
gile de Marc, donde se podrá ver el estado de la cuestión desde Wrede
(1901) hasta 1968.
236 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 237

La estrategia llamada que no todo está concluido: aunque la mesianidad haya sido
del «secreto mesiánico» reconocida en la lectura del ACC, la diferencia que implica en
relación con la EST Z no aparece inmediatamente. Los DD,
Pedro sobre todo, serán en la secuencia S42-S58 los portavoces
Releamos los diversos elementos EST de J. En primer lugar, de la EST Z; las diferencias estratégicas serán analizadas a me-
con relación a los AA: evita las ciudades, no va a ellas sino clan- dida que van subiendo a Jerusalén. Cerremos la pausa.
destinamente (S18, S36, incluso en región pagana), las deja y
marcha a otra parte (fin de S35, S39). Esto se justifica por la S42
EST de los AA, que quieren eliminarle (S17). Todos los demás
elementos apuntan a la M. Hace callar a los espíritus inmundos c Y comenzó a enseñarles que el hijo del hombre debía sufrir
para que no interrumpan el relato (S6, S7, S18 y no S24, pues mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacer-
no hay M), y no lo hagan abortar acelerando un mecanismo dotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar a
tipo Z. Igualmente, para los Ib (S10, S25, S37, S41), contra los tres días. Hablaba de esto abiertamente.
S24 (región pagana) y S26 (J hace contar lo que había perma-
necido oculto, con el fin de hacer resaltar la fe del Ib). Aparen- d Entonces, Pedro, tomándole aparte, se puso a reprenderlo.
temente, hay contradicción entre S24f (el exendemoniado es Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió
enviado a proclamar el relato de J a una región pagana) y S26b a Pedro, diciéndole: «¡No vengas en pos de mí, Satanás!,
(clandestinidad de J en región pagana), pero se trata allí de EST porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de
sobre el relato y aquí sobre la presencia misma de J. En efecto, los hombres».
estas consignas de silencio (sobre el relato) a los curados tienen e Llamando a la gente, a la vez que a sus discípulos, les dijo:
por finalidad contrarrestar el efecto de la circulación del re- «Si alguno quiere venir en pos de mí, niegúese a sí mismo,
lato, evitar grandes reuniones de M y, una vez más, no preci- tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida,
pitar un mesianismo de tipo Z. Por el contrario, los elementos la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el evan-
EST con relación a la M atañen a la presencia corporal de J gelio, la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre ganar el
en medio de ella: no se niega a «curar», enseñar, saciar, pero mundo entero si arruina su vida? Pues, ¿qué puede dar el
a continuación pone tierra por medio, se ausenta (o la despide), hombre a cambio de su vida? Porque quien se avergüence
no queriendo convertirse en un líder de la masa, principalmente de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y peca-
en las ciudades: S8, S i l , S23, S28d, S31f, S38e. Además, en dora, también el hijo del hombre se avergonzará de él cuan-
S22, adopta la estrategia de la enseñanza parabólica que ya no do venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles».
muestra claramente la relación de su práctica con lo escato- Les decía también: «Yo os aseguro que entre los aquí pre-
lógico, con la misma intención. Notemos también que la oración sentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean
en S8 y S32 acentúa esta EST. venir con poder el reino de Dios».
Sin embargo, en S8, Simón aparece como portavoz de la M;
hay exzelotes en su grupo (cf. S19). La EST de los DD se sitúa
en una continuidad con la suya, en el mismo campo que Z (tam-
bién los DD son igualmente despedidos en S32). He aquí, pues, Tg - » Tf: claramente (M. Tillesse, 308).
por qué el espacio de los DD como campo de lectura BAS «Y comenzó a enseñarles (...) hablaba de esto claramente»:
es separado del de la M: la lectura que hace Pedro del relato «comenzó» marca un viraje en la enseñanza a los DD. «hablaba»
de T es ya BAS, pero, puesto que el término mesías se encuen- remite a S12 y sobre todo a S22, donde se había efectuado
tra justamente en el campo Z,70 deben guardar silencio. Sucede el paso entre una palabra clara y una palabra parabólica: cierta-
™ El mesías = el ungido, es, en la tradición davídica, el rey de mente, el «misterio» ha sido dado a los DD (S22c2); pero des-
Israel (cf. 138). pués de S31, habiéndose cerrado su espíritu (S33, S40), J ha
238 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 239
debido esperar a que llegasen a leer el ACC de los panes, con- que no es erróneo; pero el índice más importante es que el debe
vertido para ellos en una parábola no comprendida. Es lo que introduce el relato anticipado, el cual está en posesión del na-
acaba de suceder. ¿Cuál es el objeto de esta enseñanza nueva? rrador; es pues a nivel narrador/lectores como debemos leerlo
El texto lo dice: «El hijo del hombre debe sufrir...», parece de buenas a primeras. Dado que el texto (no) concluye con el
claro y límpido, es el «misterio pascual»: la EST de J compor- relato del rechazo, de la muerte y del anuncio de la resurrec-
ta una muerte para poder llegar a una resurrección.71 Descon- ción de J, que tienen lugar durante la fiesta de la pascua, lla-
fiemos sin embargo de esa limpidez, practiquemos, mutatis mu- maremos provisionalmente prepascual al relato que atañe a todo
tandis, lo que L. Althusser llama «lectura sintomal», no de un lo que sucede antes de esa fiesta. El narrador, al escribir el
texto científico como es su caso, sino del texto del relato.72 relato en aoristo, se sitúa después de la pascua: su discurso
anticipante lo llamaremos pospascual. La contradicción que es-
«El discurso de J, en esta escena, constituye una anticipa- tamos analizando se hallará pues entre el relato prepascual y
ción del relato ACC (ciertamente no en el enunciado narrativo, y el discurso pospascual del narrador. ¿Cómo caracterizar a
a la manera de la retrospección de la muerte de Juan bautista éste? Es una relectura que el narrador hace del relato que él
en S30, sino en el discurso de J): éste es poseedor del relato posee y que inserta en un plan exterior al relato, un plan nece-
futuro, del relato de su muerte, lo que está en contradicción con sario que predice el relato futuro, que le predestina: el discurso
«sin que él sepa cómo» (S22b2), con el hecho de que el código pospascual es así un discurso de predestinación y lo llamaremos
ANAL cuenta también para el actuante J, como el relato nos teológico, término que justificaremos pronto.73 De este modo,
ha mostrado varias veces. Primer síntoma. la contradicción estará entre relato y teología.
Ahora bien, cuando la EST de eliminación de J por los AA Volvamos ahora sobre el conjunto de la escena. Enseñanza
(S53d, S55e, S59) se precise un poco más, veremos que J toma nueva, palabra anunciada claramente, el objeto que se le asigna
una EST de clandestinidad para escaparse de ellos, y será ne- no se encuentra a nivel del relato, pues es un discurso pospas-
cesaria la traición de Judas para detenerlo. Además, cuando está cual. Hay cambio estratégico de J con relación al relato ante-
a punto de morir, lanzará un grito a Dios que le ha abando- cedente: ¿en qué consiste? Es decir, ¿qué es lo que este relato
nado (S71d): el relato es contado según la lógica del «sin que anticipado tacha en el texto del relato ACC? ¿Se puede resti-
él sepa cómo», en contradicción con esa previsión (si él debe tuir lo tachado, según la lógica de la lectura sintomal?
morir para resucitar, ¿cómo se queja del abandono de Dios
cuando eso llega?). Segundo síntoma. He aquí lo que vamos a probar en el transcurso del co-
mentario de las tres escenas (c, d, e) de la S42, dejando de lado
Finalmente, y será el tercer síntoma, el debe indica una ne- provisionalmente lo que proviene de lo pospascual. Insistamos
cesidad que, en relación con la anticipación, es no sólo contra- aquí: al hablar de prepascual y de pospascual no intentamos
dictoria con la lógica narrativa que el texto ha reflejado en volver a la problemática dominante de la exégesis burguesa, la
el espejo de la segunda parábola (S22b2), sino que plantea tam- de la historia del relato de J. Leemos un texto escrito después
bién la cuestión de su estatuto: ¿de qué código proviene? De del 70 en Roma, y es ese texto el que se analiza. Esta resti-
ninguno de los códigos secuenciales (ACC, ANAL, EST) que tución, por lectura sintomal, del texto prepascual, no es tampoco
se articulan según la lógica narrativa del texto; la proximidad un análisis de la historia del texto, en el sentido de la Form-
del «hijo del hombre» parece señalar al código MITO, y veremos geschichte y de la Redaktiongeschichte. La tachadura de la que
71
se trata está en el texto, y lo que llamamos «prepascual» (pro-
Es la tesis de MINETTE DE TILLESSE: «el secreto mesiánico expresa bablemente) no ha sido jamás escrito. El narrador ha tachado
en san Marcos la irrevocable y libre decisión de aceptar su pasión, porque en su proceso de escritura, y es ese proceso de escritura el que
esa es la voluntad divina» (321). Ignora, a causa de su método Redak-
tiongeschichte, que la narratividad del texto de Marcos dice constante- forma el objeto de nuestra lectura.
mente lo contrario.
72
Cf. Lire le Capital, I, 14 ss. Cf. 247 s.
240 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...)» a Marcos? 241

«el hijo del hombre»: hablaremos de ello junto con la ron siempre los zelotes a todo lo largo de ese siglo? 76 «repren-
escena e. dió a Pedro»: estamos lisa y llanamente en una confrontación
de estrategias.
«los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas»: este
grupo de actuantes, en cuanto grupo, no intervendrá en el re- Tg —> Tf: «no vengas en pos de mí» y no «quítate de mi
lato más que en Jerusalén (S55b); en S45f, paralelo de esa vista» (BJ): el texto griego autoriza las dos versiones; la que
predicción, se lee: «He aquí que subimos a Jerusalén y el hijo yo retengo está exigida por la confrontación con S4 («venid en
del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los es- pos de mí»); deja de ser mi discípulo. «Satanás»: la EST Z se
cribas». La gran secuencia que se abre aquí será en efecto la de sitúa como la de los AA,77 del lado de Satanás, «tus pensa-
la subida de J y de los DD a Jerusalén; por consiguiente, el mientos no son los de Dios, sino los de los hombres»: pensa-
cambio de EST está ahí: se deja Galilea, se toma la ruta de mientos = estrategias, el debate central del texto de Marcos
Jerusalén. Por lo demás, las tres predicciones (S42c, S45b, S45f) es el de la buena EST, la que Dios bendecirá. Y efectivamente
presentan a los actuantes sumos sacerdotes, ancianos y escribas la EST Z ha terminado en la maldición, en «la abominación de
como AA, y lo serán en realidad. El «ser reprobado» permite la desolación» (S58); no era más que una estrategia de los
leer esta subida a Jerusalén como un enfrentamiento de J con «hombres» (nivel narrador/lectores).
ellos, que es estratégicamente posible, a partir de S17, S20, S35,
S39. e
«Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos»: la M
d está fuera del cuadro de la secuencia (de camino hacia Cesárea
de Filipo) y del espacio DD en el que J habla «claramente». Se
«tomándolo aparte, Pedro comenzó a reprenderlo muy se- introduce, quizá, para señalar que está en el centro de las dos
veramente»: este último término es EST,74 así como «tomán- estrategias que se enfrentan, «sus discípulos»: el discurso que
dolo aparte»; es una EST de Pedro que se afirma, o más bien sigue enumera las condiciones para ser discípulo de J, para «ve-
que comienza, como respuesta a esa nueva EST de J. Se está nir en pos de mí» y «seguirme», por formar parte de su EST,
en plena programación de la gran secuencia que comienza aquí, como una segunda vocación con relación a S4. Termina con la
siendo su dominante la confrontación de las dos estrategias. evocación del último relato («el hijo del hombre cuando venga
Aseguramos, pues, que la EST de Pedro es una EST Z, lo en la gloria de su Padre»), lo que permite leer las oposiciones
que sólo el conjunto de nuestra lectura puede confirmar de «salvar su vida/perderla», «perder su vida/salvarla», como la
modo decisivo. Se verá, por lo demás, que el zelotismo, actuan- de los dos tiempos (futuros) de los relatos que vendrán: el
do a todo lo largo del texto de Marcos y sin que nunca se que introduce la EST J («a causa de mí y del evangelio») y el
nombre, es también objeto de una tachadura textual.75 En buena escatológico.
lectura sintomal, debemos entonces intentar restablecer la EST Z. «salvar, perder su vida»: cf. S6. Salvar, efecto de bendición,
Aseguramos que Pedro, en primer lugar, considera que el actúa aquí en el registro de los dos relatos, eclesial y escato-
enfrentamiento no se debe efectuar prioritariamente con los lógico. La dificultad de la lectura se debe a la superposición del
AA judíos, sino contra los romanos (cf. S45i); en segundo nivel narrador/lectores, que apunta a las persecuciones que ha
lugar, contra la consigna de silencio sobre la mesianidad (S42b), conocido la comunidad de Roma, sobre el nivel del relato pre-
él piensa organizar, entre la M, un grupo armado para subir pascual.
a Jerusalén a luchar contra los romanos. Había 4.000 hombres «niegúese a sí mismo y tome su cruz»: la cruz es el supli-
y 5.000 entre las M que fueron saciados. ¿No es lo que hicie- cio reservado a los zelotes por los romanos; el enfrentamiento
74 Cf. 135.
Cf. 232.
75
Cf. 355. Cf. 226.
242 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 243

que va a tener lugar en Jerusalén implica el riesgo de la cruz. DD. La incomprensión de éstos (S22c2, S23, etc.) les impide leer
En el tablero de las estrategias (de lucha de clases) de Palestina, este misterio; ahora que Pedro lo ha vislumbrado, J lo proclama
la EST J se encuentra más cerca de los zelotes que de la de la de nuevo a los DD: «y anunciaba la palabra claramente».
clase dominante, y por eso el texto pondrá tanto cuidado en
desprenderse de ella. Esto tiene sus dificultades, debidas al entrecruzamiento en
el texto de los niveles ACC y narrador/lectores. Para aclararlos,
Es el mismo riesgo que se indica en la oposición perder/ hemos de establecer una pauta de lectura concerniente al «hijo
salvar su vida, en términos sin embargo que provienen del ni- del hombre».
vel narrador/lector: los que han perdido su vida en la perse-
cución de Nerón, la salvarán en el relato escatológico, al revés 1. Este nombre es utilizado en el discurso de J (y en el de
que los que tuvieron «vergüenza de mí y de mis palabras» y ningún otro actuante, lo que resulta verdad en todos los textos
han renegado de J. «ganar todo el mundo»: meta de la EST Z,78 evangélicos) y siempre en el sistema verbal no personal;79 aquí
expulsar a los romanos y asegurar la dominación de Israel so- y en S66c, se enlaza en un discurso en el que J habla en pri-
bre todas las naciones paganas, «arruinar su vida»: en la lógica mera persona; aquí, en S58b5 y en S66c, el término «hijo del
del sistema de la deuda llevado hasta su extremo, pues el que hombre» hace referencia al último relato, los «anunciadores»
mate tendrá la maldición, arruinará su vida; los zelotes han in- (ángeles), «la gloria», «las nubes del cielo» que lo inscriben en
currido en esta maldición. En suma, «¿qué puede dar el hombre el MITO. Estos tres lugares textuales los designaremos por
a cambio de su vida?», en el contexto de la oposición de las dos «HH escatológico»: nada indica que se trata de J, sino que,
EST (J/Z), el riesgo de la vida de uno debe obedecer a la lógica por el contrario, yo/él parece indicar que no es ése el caso;
de la perspectiva escatológica; hay que arriesgarla del lado mientras que la ligazón entre el relato ACC de J y el relato
de los «pensamientos de Dios» y no «del de los hombres». último, por el contrario, es aquí patente (salvo en S58b5).

Dicho esto, no se sabe todavía, a pesar de los indicios que se Por otra parte (al comienzo de este discurso S42c, S44c,
tiene, cuál es la finalidad de la EST de J, ni cómo el narrador S45b, f, S50d, S62b dos veces), todos los discursos que provie-
lee el conjunto de su relato en confrontación con el de los ze- nen de la postura pospascual, es del relato ACC futuro de J de
lo que se trata, y es J quien es llamado el hijo del hombre: se
lotes vencidos por Roma. Será necesario, llegado el momento,
los designará por «HH pascual». S12 y S16, finalmente, se
releer todo esto. inscriben en el relato sin más, en la lectura del relato ACC:
«Pues quien se avergüence de mí...»; se explícita la oposi- H H ACC.40
ción entre los dos tiempos del relato venidero; relatos de los
2. En el texto de Dan 7, 13-18, el hijo del hombre es,
discípulos (eclesiales) y relato escatológico.
según la interpretación que da de él el versículo 18, una figura
«de mí y de mis palabras» «el hijo del hombre (...) venga en colectiva, «los santos del altísimo», a pesar de su presencia tam-
la gloria», «venir con poder el reino de Dios»: se trató ya del bién en el MITO («nubes del cielo»). Ahora bien, los «santos
«hijo del hombre» (S12, S15) y del «reino de Dios» (S22b2, del altísimo», «es el pueblo de Israel perseguido por Antíoco
b3); luego, como consecuencia de la EST parabólica de J, estas Epifanes, y la célebre visión del hijo del hombre es la promesa
expresiones han desaparecido del texto, igual que toda refe- apocalíptica de que Dios se hace cargo de su causa y pronto le
rencia al relato último; ahora vuelven en el espacio de los DD, hará justicia».81 El nombre de «hijo del hombre», por otra
introducidas por la confesión de Pedro, tratándose de un me- 79
Cf. E. BENVENISTE, 228.
sías escatológico. Ahora bien, el objeto del ANAL en S12-S16 80
y S22 era precisamente poner en relación la práctica de J con Esta distribución se encuentra en Bultmann que, según MINETTE DE
TILLESSE (364-366), indica que los «HH escatológicos» no hablan de una
el relato último; ahí estaba el «misterio» (S22c2) dado a los «vuelta» y no identifican a Jesús con el HH, y también que los «HH
pascual» se deben quizá al mismo «Marcos».
Cf. O. CULLMANN, Jesús y los revolucionarios de su tiempo, 52. " MINETTE DE TILLESSE, 381.
244 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 245
parte, señala el origen terrestre de esa figura, y el movimiento Resumamos. Cambio EST, novedad de enseñanza ANAL. La
del Dan 7, 13 no es, como se dice frecuentemente, una bajada nueva EST: subir a Jerusalén, con perspectiva de enfrenta-
de alguien que viene (del cielo a la tierra), sino por el contrario miento, que no será Z, aun implicando un riesgo de pérdida de
una ascensión: «el hijo del hombre va hacia el trono del eterno,82 vida. La nueva enseñanza «palabra clara»: el relato de J em-
del hombre hacia las nubes, en suma, de la tierra al cielo. Ahora palma con el relato último, «la venida con poder del reino de
bien, este esquema ascensional se encuentra en algunos textos Dios». ¿Cómo se hace este empalme? La ascensión del «hijo del
del A.T.,83 pero también en una de las primeras cartas de Pa- hombre», es decir, de J con sus discípulos (en pos de él, si-
blo, 1 Tes 4, 17 («nosotros, los que vivamos, los que quedemos, guiéndole, arriesgando su vida, etc.) y la muchedumbre de todos
nos reuniremos con ellos [los muertos que resuciten primero] aquellos que han escuchado la palabra,86 es la meta final (MITO)
y arrebatados en nubes, al encuentro del Señor»), donde la esca- de la EST de J.
tología, inscrita en el MITO, es narrada como una ascensión
colectiva de los cristianos que han sido encontrados fieles en En esta EST no hay lugar para la muerte de J; por el con-
el momento del relato último, en suma, de los «santos del al- trario, queda excluida por S35-S37, que sitúa la circulación
tísimo». Evidentemente, ellos van al encuentro de Jesús, y no EST de la práctica de J entre los paganos después de los ju-
son llamados «hijos del hombre». Lo importante aquí es en- díos: debe ir a los paganos, con los doce, después de la subida
contrar el esquema de Dan 7 en un texto cristiano (pospascual). a Jerusalén. Es uno de los elementos que oponen EST J/EST Z.
Se puede pues afirmar que este esquema interviene en el texto
de Marcos a nivel prepascual, pero borrado por el pospascual. Se comprende también, siempre dentro del texto y no en la
¿Qué tachaduras? En primer lugar, el hijo del hombre es in- historicidad, que, puesto que esta EST cambia bruscamente (trai-
dividual, incluso cuando no está aplicado a J («de su Padre» ción de Judas, arresto y muerte de J, huida de los doce), el
aquí; opuesto a los «elegidos» en S58b5). Luego, es aplicado texto haya sido retocado por el discurso pospascual, por el teo-
a J en los textos «HH pospascual» y «HH ACC», lo que re- lógico, y por el discurso que establece la necesidad de la.muer-
percute en los «HH escatológicos»: el verbo griego que indica te con vistas a la resurrección. Precisemos todavía un punto:
el movimiento del H H (erchomai) significa tanto «ir» como no pretendo que sea «Marcos», que escribió hacia el 72 ó 73 en
«venir», lo mismo que en Dan 7, 13. Los otros lugares tex- Roma, el que haya hecho este trabajo de reescritura, y ni si-
quiera que haya sido hecho en cuanto tal. La historia de la
tuales que atañen al H H llevan inevitablemente este segundo
transmisión y transformación de los textos, tal como la hace
significado según un movimiento de bajada que borra al de la
la Formgeschichte, no encontrará quizá más que unos textos
ascensión, prepascual. Ahora bien, la ascensión tachada es el
(escritos u orales) siempre-ya trabajados por lo pospascual.
MITO equivalente de la «bajada» del Espíritu; ésta inaugurará
el relato de J, y la ascensión la clausurará. Dado que el movi- Queda una cuestión relativa al enlace del relato ACC con
miento ha sido invertido,84 la clausura actual será una bajada de el relato escatológico; es una cuestión que se plantea a nivel
J, que viene del cielo.85 narrador/lectores («en verdad yo os digo»), pues ha llegado
a ser una cuestión crucial en la comunidad de Roma: muertos
Pedro y Pablo, la generación de quienes han conocido a J
° M. E. BOISMARD, Synopse, II, 405, lee también ascensión en Dan está desapareciendo. El reino escatológico vendrá, pero ¿cuándo?
7, 13.
83 «entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la
Concernientes a Henoch y Elias, cf. 127.
muerte hasta que vean venir con poder el reino de Dios»: por
" Lo que ilustra bien Hech 1, 11: «El que os ha sido arrebatado, tanto, está muy próximo, será la «tesis» de S58. No es puro
este mismo Jesús, vendrá así, del mismo modo como lo habéis visto mar-
char hacia el cielo».
azar esta añadidura aquí: la segunda función del discurso teo-
85
El final de Marcos llamado «canónico» (cf. 353 s.) se cierra con
una «ascensión» de J al cielo (Me 16, 19). 86
He aquí otra razón para la introducción del actuante M en S42e.
246 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 247

lógico pospascual es la justificación de esta predicción, de esta ticos proponen: «nos es bueno estar aquí», como si el porta-
tesis de «Marcos».87 voz de los discípulos expresase así su placidez. De hecho, él
afirma solamente la oportunidad de su presencia para «hacer
«con poder»: remite al poder del relato de J, poder que anun tres tiendas».88 Efectivamente, si «estaban espantados», ¿cómo po-
cia el relato último, en el que el texto del reino, ahora oculto, dían sentirse a gusto?
secreto, misterioso, se hará entonces manifiesto (la «gloria de
su Padre»). al
S43 «seis días después»: enlace con S42, las dos secuencias se
completan.
al Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y
Juan, y los lleva a ellos solos, aparte, a un monte alto. «Pedro, Santiago y Juan»: testigos de la «resurrección de
la niña de S25, el círculo más estrecho alrededor de J. «solos,
b Y se transfiguró delante de ellos, y sus vestiduras se volvie- aparte»: EST.
ron resplandecientes, muy blancas, tanto que ningún bata-
nero en la tierra sería capaz de blanquearlas de ese modo. «a un monte alto»: lugar cerca del cielo (MITO), lugar de
Se les aparecieron Elias y Moisés, y conversaban con Jesús. oración (S32).
Toma la palabra Pedro y dice: «Rabbí, es bueno estarnos
aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para b
Moisés y otra para Elias» —era que no sabía lo que decía,
pues estaban espantados—. Entonces, se formó una nube «delante de ellos», «se les apareció»: «éste... escuchadle»:
que les cubrió con su sombra, y se oyó una voz desde la la escena de visión («lo que habían visto») se dirige a los tres,
nube: «Este es mi hijo amado, escuchadle». Y de pronto, no a J (quien está pasivo durante toda la escena), mientras
mirando en derredor, ya no vieron a nadie más que a Jesús que S2 se dirigía a J («vio», «tú eres...»).
solo con ellos. «se transfiguró (...) y sus vestidos (...) muy blancos ...
a2 Cuando bajaban del monte, blanquear en la tierra»: la blancura se inscribe en el código
MITO, la blancura es celeste; los vestidos son una metonimia
c les ordenó que a nadie contasen lo que habían visto hasta del cuerpo (cf. S26, S34), es el cuerpo de J (SIM) lo que es
que el hijo del hombre resucitara de entre los muertos. objeto de la visión, «tocado» por el cielo.
Ellos observaron esta recomendación, discutiendo entre sí
qué era eso de «resucitar de entre los muertos». Y le pre- «Elias, Moisés»: en lo alto del monte,89 se evoca al Sinaí
guntaban: «¿Por qué dicen los escribas que Elias debe venir (u Horeb); Moisés connota la primera promesa/realización de
primero?» El les contestó: «Elias vendrá primero y resta- Israel (cf. la pascua en S62, y el nuevo éxodo); Elias, que debe
blecerá todo; mas, ¿cómo está escrito del hijo del hombre venir antes que el mesías,90 su última realización.
que sufrirá mucho y que será despreciado? Pues bien, yo
os digo que Elias ha venido ya y han hecho con él cuanto «Pedro, tomando la palabra (en respuesta a la visión)... no
han querido, según estaba escrito de él». sabía qué decía»: lo que dice es desaprobado por el autor y
debe hacer referencia a la EST Z; quizá las tiendas son para los
a2 Al llegar donde... tres, mientras que ellos, fortalecidos por el apoyo del cielo, irían
a reunir un ejército de zelotes... (cf. Ex 23, 27 ss.).
Tf —> Tf: «es bueno estarnos aquí. Vamos a hacer tres tien-
88
das». El texto griego se resiste a la traducción que ciertos crí- LÉON-DUFOUR, Etudes d'Evangile, 102.
" Cf. 127.
90
87
Cf. 359. Cf. 124.
248 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 249

«espantados»: impuros ante el poder, como antaño el pueblo C


de Israel alrededor del Sinaí (Ex 19, 16; 20, 18-21).
«ordenó que a nadie contasen»: EST que prolonga la de
«nube»: MITO (cf. Ex 19, 16): en S58 y S66, H H rela- S42b sobre la mesianidad. Volvamos sobre la ambigüedad se-
cionado con «las nubes», «se oyó una voz desde la nube»: de mántica del título de mesías. En el texto zelote, mesías = rey,
Dios (cf. Ex 20, 21: «densa nube donde estaba Dios»). libertador de Israel contra los romanos (cf. S68-S71); en el
BAS, mesías = HH, la realización del círculo BAS en Israel
«éste es mi hijo amado»: cf. S2, remite a S42: «el hijo y, como se verá, entre los paganos (es decir, a nivel narrador/
del hombre cuando venga en la gloria de su Padre». Por con- lectores, realización de la eclesialidad).
siguiente, Jesús es presentado como siendo el HH, según la
nueva enseñanza de S42c-e, su cuerpo rodeado de nubes, en la «hasta que el hijo del hombre resucite de entre los muertos»:
«gloria» de su Padre. «Escuchadle»: los discípulos son invitados la visión engancha con lo teológico pospascual (en el texto ta-
a escuchar la nueva enseñanza, confirmación del hecho de que chado, el término del plazo sería quizá el retorno a Galilea,
S42 introduce una segunda vocación. A nivel pospascual, el cf. S63). «observaron esta recomendación discutiendo»: nivel
MITO invita a escuchar la predicción de J; viene a garantizar narrador/lectores.92 Hay una cuestión (ANAL) planteada a los
el discurso teológico del narrador que, según el texto, hunde sus DD, tachada en lo prepascual y concerniente a lo escatológico,
raíces en la voz divina: la necesidad de sufrimiento, muerte y quizá el cómo de la subida del HH. «le preguntaron..., ¿Elias
resurrección es la del plan de Dios, de su EST. Lo teológico debe venir primero?»: antes que el mesías; ¿cuál es pues la re-
se presenta, no como palabra sobre Dios (será ése el caso de la lación entre su venida y su mesianidad? «venir»: del modo como
teología griega), sino como discurso que viene de Dios. En suma, él ha subido (ascensional, cf. Hech 1, 11). «restablecerá todo»:
la contradicción teológico/relato está relacionada con la con- el SIM judío, a declarar los que son puros (sistema de la mancha)
tradicción MITO/relato, anulación de éste por un saber sobre y justos (sistema de la deuda). «Elias ha venido ya»: remite a
su desarrollo adquirido de antemano. Este saber de antemano Juan el bautista, que vino a preparar los caminos del más pode-
sobre el relato definirá la estructura de la ideología teológica roso que él (SI), «han hecho con él cuanto han querido»: la
en su relación con el relato." muerte de Juan (S30) en confrontación con la venidera de J.
Remite a Eclo 48, 10;93 la coincidencia Juan-Elias favorece la
«tesis» de Marcos, la escatología está muy próxima (cf. S58).
«de pronto»: fin de la visión, «mirando en derredor»: de-
«según estaba escrito del hijo del hombre»: discurso pospascual.
saparición de la nube, «no vieron a nadie»: desaparición de
Moisés y Elias, «más que a Jesús solo con ellos», como antes,
el carpintero de Nazaret y sus discípulos; cerrado el paréntesis S44
MITO, una vez que se ha alcanzado la finalidad de la visión, al los discípulos,
se reanuda el relato ACC; el SIM del BAS se relaciona con el
cielo (el MITO ha tocado, alcanzado, al cuerpo de J), J se b vio a muchísima gente que les rodeaba y a unos escribas
relaciona con el H H ; la teología está garantizada. que discutían con ellos.
el Toda la gente, al verle, quedó sorprendida y corrieron a
saludarle. El les preguntó: «¿De qué discutís con ellos?»
a2
di Uno entre la gente le respondió: «Maestro, he traído a mi
«cuando bajaban del monte»: se vuelven a los lugares de hijo que tiene un espíritu inmundo y, dondequiera que se
la práctica de J (en el «monte» no hay relato). apodera de él, le derriba, le hace echar espumarajos, rechi-
92
Cf. 438 s.
Cf. más adelante. " Cf. 124.
250 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 251

nar de dientes y le deja rígido. He dicho a tus discípulos pero por los escribas,94 se trata de Galilea, «¿hasta cuándo
que lo expulsaran, pero no han tenido la fuerza». estaré con vosotros?»: en vuestro campo SIM, campo de in-
credulidad, de mala lectura; apunta aquí la perspectiva (EST) de
c2 El les responde: «¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo una salida fuera de este campo, hacia los pueblos paganos. El
estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? «hasta cuándo» señala la ignorancia (el «sin saber cómo») de J
¡Traédmelo!» sobre su futuro, llevado como está por el ANAL del relato.
el Y se lo trajeron. Apenas el espíritu vio a Jesús, agitó vio-
«Todo es posible para quien cree»: fe en relación con el
lentamente al muchacho y, cayendo en tierra, se revolcaba poder (cf. S27). «quedó como muerto»: como en S25, la M
echando espumarajos. asegura la muerte, mientras que el relato (actúa allí J) atenúa
d2 Entonces preguntó a su padre: «¿Cuánto tiempo hace que la «resurrección».95
le viene sucediendo esto?» Le contestó: «Desde niño. Y
Notemos: fe/oración/poder en serie en esta secuencia, al
muchas veces le ha arrojado al fuego y al agua para acabar
comienzo de la «subida a Jerusalén» (S45); esta serie volverá
con él; pero, si algo puedes, ayúdanos, compadécete de
en S53-S54, terminación de S45. Ahora bien, esta subida está
nosotros». Jesús le dijo: «¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo
ocupada por la enseñanza a los DD de la estrategia del poder,
es posible para quien cree!» Al instante gritó el padre del
la EST J. Parece ser que es esto lo que justifica el emplaza-
muchacho: «¡Creo, ayuda a mi poca fe!»
miento de S44 en este lugar del relato.
e2 Viendo Jesús que se agolpaba la gente, increpó al espíritu
inmundo, diciéndole: «Espíritu sordo y mudo, yo te lo S45
mando: sal de él y no entres más en él». Y el espíritu salió
dando gritos y agitándole con violencia. El muchacho quedó a e iban caminando por Galilea; él no quería que se supiera,
como muerto, hasta el punto que muchos decían que había
muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le levantó y él b porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El hijo
se puso en pie. del hombre será entregado en manos de los hombres, le
matarán, y a los tres días de haber muerto resucitará». Pero
f Cuando Jesús entró en casa, le preguntaban en privado sus ellos no entendían lo que les decía y tenían miedo de pre-
discípulos: «¿Por qué no pudimos nosotros expulsarle?» Les guntarle.
respondió: «Esta clase con nada puede ser arrojada sino con
la oración». a
a2 Partieron de allí «partieron de allí»: el enlace de las dos «predicciones» pos-
pascuales se hace con S42c-e, a través de S43-S44. «e iban
Algunas observaciones solamente: caminando por Galilea»: (GEO) viniendo del norte (Cesárea de
La M alrededor de los DD, éstos en el centro del círculo, Filipo). La consigna estratégica que sigue extiende la clandes-
pero, sin embargo, impotentes para expulsar el espíritu (contra tinidad a toda la Galilea y no solamente a las ciudades. La mi-
S28). A esto responde f, y sobre todo a la pregunta en la casa sión en Galilea está pues concluida: S5-S9, S18-S28, después
(TOP ficticio): «esa especie» (muda; en S24 J expulsa al es- de lo cual se produce un viraje (EST), mesiánico, por así de-
píritu-legión después de haberle preguntado su nombre) no pue- cirlo (secuencia de los panes, S31-S42). De aquí arranca la
de salir sino por la oración.
" Los escribas desaparecen en lo que sigue: se podría incluso decir
«Generación incrédula»: ¿quién? ¿los escribas? ¿la M? ¿los que el texto no los ha hecho intervenir más que para especificar a la «ge-
DD? El texto es incierto; S39 dejaría suponer que los AA, aquí neración incrédula».
más bien la M. Además, esto parece suceder en región pagana, Cf. 437 s.
«¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 253
252 Lectura de Marcos
es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco
subida a Jerusalén, entrelazándose S45 con varias otras hasta en la vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego
la S53. que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado,
«él ni quería que se supiera»: clandestinidad (EST). «porque córtatelo. Más vale que entres cojo en la vida que, con los
iba instruyendo a sus discípulos»: ANAL en el espacio DD. El dos pies, ser arrojado a la gehenna. Y si tu ojo te es
hijo del hombre: predicción pospascual. En la lógica de S42c-e, ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un
el texto tachado plantea un enfrentamiento J/AA en Jerusalén solo ojo en el reino de Dios que, con los dos ojos, ser
(aquí solamente «los hombres»), y la confrontación de las EST arrojado a la gehenna, donde su gusano no muere y el fuego
J/Z; la clandestinidad parece querer evitar que la M suba con no se apaga; pues todos han de ser salados con el fuego.
J a Jerusalén dentro de una perspectiva zelote; el esquema as- Buena es la sal; mas si la sal se vuelve insípida, ¿con qué
censional del H H está en el horizonte, «ellos no entendían»: la sazonaréis? Tened sal en vosotros y tened paz unos con
los que están en el campo de la EST Z. Después de su incom- otros».
prensión de la práctica de Jesús durante la secuencia de los
a2 Partiendo de allí,
panes, disuelta en la confesión de su mesianidad en S42b, la
incomprensión a partir de ahora se refiere a la EST de esa me-
sianidad. «tenían miedo de preguntarle»: ¿debido al enfrenta- «llegaron a Cafarnaún»: eco de S5 y de la conclusión de-
miento (cf. S45e)? finitiva de lo que había comenzado entonces.
«y una vez en casa»: espacio DD en Cafarnaún (TOP).
S46 «les preguntó»: ANAL, J hace leer el relato de los DD, su
discusión, «por el camino» (dos veces): esquema del seguimien-
al Llegaron a Cafarnaún, to de J por los DD, introducido ya por S42a, y que será domi-
b y una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por nante en esta secuencia de la subida a Jerusalén, de igual modo
el camino?» Ellos callaron, pues por el camino habían dis- que el del círculo lo ha sido en Galilea. Particularmente, la con-
cutido entre sí quién era el mayor. frontación de las dos EST J / Z está en relación con el camino,
c Entonces se sentó, llamó a los doce, y les dijo: «Si uno la ruta. Aquí, la discusión, siguiendo a S45a, hay que leerla en
quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor el contexto de la subida a Jerusalén: en la nueva ciudad (que
de todos». Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, se instaurará en Jerusalén) ¿cuál es su lugar jerárquico? (EST
le estrechó entre sus brazos y les dijo: «El que reciba a un Z) ¿quién será en ella el más grande, según los códigos domi-
niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que nantes entre los AA?
me reciba, no me recibe a mí, sino al que me envió».
b
d Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba
demonios en tu nombre y no viene con nosotros; nosotros «entonces se sentó»: en casa, el círculo se perfila de nuevo
tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros». («en medio de ellos»), «el primero/el último, el servidor de
Pero Jesús contestó: «No se lo impidáis, pues no hay nadie todos»: inversión del código jerárquico, subversión del código
que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea del poder político (SOC), cf. S50. «niño»: en serie con «servi-
capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra dor».96 «le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus bra-
nosotros, está por nosotros. Todo aquel que os dé de beber zos»: (SIM) lección de interpretación (cf. S16), el niño es pues-
un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, yo to en relación metonímica con J, los dos cuerpos se confunden
os aseguro que no perderá su recompensa. Y el que escan-
dalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que 96
A. C H APELLE, L'évangile de saint Marc, 130: el mismo término en
le pongan al cuello una de esas piedras de molino que arameo, talya, para siervo y niño, permite la articulación del enunciado
mueven los asnos y que le echen al mar. Y si tu mano te sobre el siervo con la escena del niño.
254 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 255

en el centro del círculo; la serie se convierte en servidor/niño/ tu ojo te son ocasión de pecado» (SIM) según la semántica que
Jesús (cf. S50: «el hijo del hombre ha venido para servir»), articula al cuerpo con la práctica en los tres niveles;99 a quienes
refiriéndose al cuerpo de Jesús la subversión del código político se apunta es a los cristianos que han cedido ante la persecución
dominante. y cuya práctica (de manos, pies u ojos) se ha convertido por ese
hecho en no eclesial (cf. S22c3 y S63: caer, ser escandalizado o
«el que recibe»: (cf. S28) en su casa y a su mesa, como un escandalizar en relación con la persecución).
huésped; remite al sistema de la deuda, al don de la mesa como
condición de saciedad, de bendición. A la serie se añade otro «vida, reino de Dios/gehenna»: el relato último con ti que
término: niño/Jesús/«el que me envió», es decir, Dios (cf. S2, están relacionados los relatos eclesiales (cf. S42e); las dos series
S43), su reino de sobreabundancia, de bendición escatológica. del juicio se oponen como vida/muerte, donde la gehenna es el
En la articulación de los tres relatos (ACC/eclesiales/escatológi- lugar de la mancha, de la muerte, y el reino de Dios el de la
co) sus tres centros respectivos están puestos en serie: Jesús, bendición, de la fecundidad, de la vida.
el niño-servidor, Dios.
«manco, cojo, tuerto»/«con las dos manos», «los dos píes,
los dos ojos»: paradoja que actúa sobre el sistema de la mancha
(SIM) y sobre la eficacia de la práctica de J (devolver la mano
«Juan lee el relato de otro que «no viene con nosotros» S16, la capacidad de andar S12, S25, la vista S41); ante la per-
(y no: no viene contigo) y expulsa los demonios en tu nombre, secución, como ante la incredulidad, el poder se ve impedido; a
con tu poder, «nosotros tratamos de impedírselo porque no pesar de esto, no se debe (hacer) caer, sino continuar en la bús-
venía con nosotros»: EST Z. Lectura de J: el que «obre un queda del reino y de la vida.
milagro invocando mi nombre» «no será capaz de hablar mal
de mí», pues su relato se refiere al mío, su poder es el de mi «todos han de ser salados con el fuego»: la persecución tiene
nombre, es anunciado el relato. una función de purificación de las prácticas, de los corazones
«el que no está contra nosotros» (no AA), «está por noso- (cf. el juicio por el fuego purificador).100
tros» (D). En suma, allí donde hay relato de bendición, estoy «buena es la sal...»: de nuevo la comida, asegurando el en-
yo. «todo aquel que os dé de beber un vaso de agua»: de nuevo
cadenamiento de todo el discurso de J. «la sal se vuelve in-
la comida, en el país de la sed es equivalente a «quien os reciba»
sípida»: los que caen, cuya práctica es de traición. «Tened sal
(cf. S28c); por el hecho de que «sois de Cristo», por vuestra
en vosotros y tened paz unos con otros», continuad en la prác-
práctica mesiánica y su poder interpretado, a pesar de, o mejor
dicho, a causa de la subversión que ese poder entraña. tica eclesial (admitir los niños a vuestra mesa, dar vuestro pan,
S31), la ecclesia estará en paz, bendecida, incluso en tiempo de
«yo os aseguro»: nivel narrador /lectores; son los relatos persecución. Una llamada por tanto a la unidad eclesial; se trata
eclesiales a quienes se apunta en el futuro («os dé»). Ahora bien, todavía del nivel narrador/lectores, relacionando a los relatos
estos relatos, en Roma, son relatos de persecución, donde «re- eclesiales en el tiempo difícil de la tribulación con el relato últi-
cibir» a alguien por el hecho de que él es «de Cristo»97 es pe- mo que vendrá como bendición eterna antes de que «algunos
ligroso, «y el que escandalice»: con su práctica.98 «arrojado al entre los aquí presentes gusten la muerte» (S42e). La alternativa,
mar»: en el abismo de Satanás (MITO), «y si tu mano, tu pie, «verán los cadáveres de aquellos que se rebelaron contra mí; su
gusano no morirá, su fuego no se apagará, y serán el asco de
" «De Cristo», en la boca de los romanos; cf. TÁCITO, Annales, XV, toda carne» (Is 66, 24), es la mancha eterna. Sin embargo, plan-
44, citado en C H . LEPELLEY, L'empire romain et le christianisme. Flamma- tear esta alternativa tiene también un sentido al comienzo de
rion, París 1969, 88 ss.
98
Cf. más adelante, 333 s.: la problemática de los «lapsi» en las
ecclesias de Roma y la oposición decir/hacer, según Pedro/Judas. Hacer Cf. 198 s.
caer = traicionar, denunciar a un «hermano». Cf. 124.
256 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 257
la subida a Jerusalén, donde se anuncian persecuciones en el b Y ya en casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre
enfrentamiento con los AA. esto. El les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con
otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su
S45 marido y se casa con otro, comete adulterio».

c se fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán, a


d y de nuevo vino la gente donde él y, como acostumbraba, «unos fariseos (...) para ponerle a prueba»: como en S39,
les iba instruyendo de nuevo. los AA toman la iniciativa.
«¿puede el marido repudiar a la mujer?»: (SIM) sistema
c de la deuda;102 después de que el marido ha recibido a la mujer
«partiendo de allí, se fue a la región de Judea»: (GEO) Ga- como don de otra «casa», ella pertenece a la «casa» de su ma-
lilea/Judea, programado en S2, anunciado en S42, comenzado rido; éste tiene poder sobre ella, como sobre todas las cosas de
en S45a. «al otro lado del Jordán»: Jordán-Jerusalén-Judea, su casa. En Palestina, como sociedad de clases, el divorcio cons-
serie TOP en S2, aquí Jordán remite a Jerusalén. tituye en realidad un privilegio de clase,103 lo mismo que la poli-
gamia; m los pobres no pueden divorciarse (SOC).
d «teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón»: (los
AA, en S16) lo que se pone en cuestión es esa vinculación de
«de nuevo vino la gente (...) y, como acostumbraba... de la mujer al patrimonio; la mujer repudiada se convierte en aban-
nuevo»: dos veces de nuevo, mas «la costumbre». Es una es- donada, es devuelta a la «casa» de sus padres. El divorcio es un
tructura de Galilea101 que no intervendrá ya hasta S45Í-S53. medio de dominación del hombre sobre la mujer.
Igual que S46 (el círculo) y S47 (la tentación de los AA), pa-
rece que el texto los sitúa aquí para recordar, como un resumen «Pero desde el comienzo de la creación»: J opone la escritura
del relato galileo, que por un lado subraya el contraste con el (de los orígenes) a la escritura de Moisés, en donde la ley y la
relato de la subida a Jerusalén, y por otro indica la continui- alianza son el resultado de una degradación de aquélla (la ley
dad con ella. exigida por la dureza del corazón, tema frecuente del Penta-
teuco).
S47 «los hizo varón y hembra (...) una sola carne»: la carne
en oposición al patrimonio, a la riqueza (SOC).
a Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le
preguntaron: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?» El «pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre»: J
les respondió: «¿Qué os escribió Moisés?» Ellos le respon- «corrige» la ley de Moisés, remite a los orígenes porque lo
dieron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y escatológico está próximo, y allí la bendición será restablecida
repudiarla». Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza en la sobreabundancia original (cf. S58): el tiempo entre la crea-
de vuestro corazón, escribió para vosotros este precepto. ción y el fin como tiempo de tribulación, de maldición). La
Pero desde el comienzo de la creación, Dios los hizo varón unión del marido y de la mujer en una sola carne, el amor, res-
y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, tablecida contra la dominación del poder del hombre rico (sub-
y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no versión del SOC). En el ANAL, J apela a Gn 2, 24, para llevar
son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, a los AA a leer su propia práctica (la práctica de los AA).
no lo separe el hombre».
Cf. 82 y n. 34.
Q. R. DE VAUX, I, 68.
101
Cf. 188 s. Ibíd., 46.
258 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 259

b c Y abrazaba a los niños, y los bendecía imponiendo las ma-


nos sobre ellos.
«en casa»: espacio DD (TOP), ficticio.
«él les dijo»: la lección se amplía; al repudio por el hombre, Tg —» Tf: paidia: este término comprende a los niños des-
el único admitido en Israel, añade el del hombre por la mujer, de la edad de 8 días hasta los doce años.108
admitido en Roma (SOC).105 Estamos pues en el nivel narrador/
lectores: en las ecclesias, cuyos miembros pertenecen a la clase «le presentaban unos niños para que los tocara»: análogo
dominada, la oposición patrimonio/amor ya no tiene significado, al Im (S7, S34), pero donde el tocar (SIM) hay que leerlo
el hombre y la mujer están situados al mismo nivel. quizá como «promesa de bendición» para un futuro incierto,
mientras que, en el caso de los Im, era como «cumplimiento
«comete adulterio»: sistema de la deuda (SIM), lugar del de bendición», «niños»: igual que los siervos m y las mujeres
deseo como avaricia, e incluso como error. La ecclesia, después (S47), los niños son posesión del padre de familia, sujetos a
de la conversión de la práctica de los cristianos, es considerada su dominación en la «casa» todo el tiempo de la producción
como el lugar donde puede subsistir el amor del hombre y de de los códigos de la FS (SOC).
la mujer, más allá de ese errar del deseo a merced de los va-
lores principales del SOC, y donde la mujer se convierte en algo «los discípulos les reñían»: antítesis niños/adultos; los niños,
más que en su seno106 y su sangre; en suma, las dos carnes al igual que las mujeres, son excluidos de la EST del espacio
pueden llegar a ser una carne en el contexto eclesial.107 de la lucha por el poder político (EST Z, que señala el término
«reñir»: S42c, principalmente).
S48 «J se enfadó: EST J, rara (Si6, la cólera).

a Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los «Dejad que los niños vengan a mí (...) abrazaba a los ni-
discípulos les reñían. ños, las manos sobre ellos»: metonimia J/niños (SIM) como
en S46.
b Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los
«no se lo impidáis, porque el reino de Dios»: por consi-
niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que
guiente, en el espacio BAS, hay un lugar para los niños; la EST
son como éstos es el reino de Dios. Yo os aseguro: el
J se opone aquí a la EST Z (puede haber en ella niños en la
que no recibe el reino de Dios como niño, no entrará en él». lucha contra el poder).
105
Cf. R. DE VAUX, I, 69. «de los que son como éstos es el reino de Dios»: la prác-
106
«Los ejemplos que acabamos de estudiar nos ayudarán quizá, es- tica de los niños es la del juego y el placer, con agresividad, sin
cribe el etnólogo M. Douglas (170), a comprender por qué el cristianismo, duda, pero sin relaciones de dominación; así será el reino.
en sus comienzos, concedía una importancia desmesurada a la virginidad.
La iglesia primitiva, la de los Hechos, daba ejemplo: en contra de la tra- «yo os aseguro»: se apunta a los relatos eclesiales.
dición judía, preconizaba la libertad y la igualdad entre los sexos. En el
próximo oriente, en esa época, las barreras sexuales reflejaban la opresión «el que no reciba el reino de Dios como niño, no entrará
que tenía por víctimas a las mujeres». Y después de haber citado a Gal en él»: los relatos eclesiales deben ser relatos como los de los
3, 28: «Los cristianos intentaban crear una sociedad nueva, libre, en donde
ya no se practicaría la esclavitud, la coerción y la contradicción. La va- niños, de juego y recreo, sin relaciones de dominación; es la
lorización de la virginidad no podía dejar de ser bien recibida en el seno
de un pequeño grupo minoritario y perseguido (...). Además, la idea 1M
R. G. BRATCHER, Manuel, 321, citando a Lagrange. Ahora bien,
del alto valor de la virginidad convenía particularmente a un pueblo que con doce años una niña podía casarse (cf. S25). «Niños» actuando aquí
desease modificar el papel de los sexos en el matrimonio y en la sociedad como antítesis de «adultos», hay que prolongar su sentido a nuestros
en su conjunto (Wangermann)». «jóvenes».
107 109
Cf. más adelante, 401, n. 51. Cf. 253, n. 96.
260 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 261

condición para entrar en el reino (relato escatológico), como que- senté, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda,
dará señalado en las dos secuencias que siguen, en las que se tra- con persecuciones; y en el tiempo venidero, vida eterna.
tará también de la entrada en el RD. Hay continuidad entre la Y muchos primeros serán últimos y los últimos primeros».
práctica eclesial y el reino (cf. la parábola de la siembra, S22b3).
El reino de Dios es desconcertante para los adultos del sistema a
(SOC), pues plantea otro género de sociedad, «los bendecía»:
el cuerpo a cuerpo con J (SIM) es prenda de bendición para «en camino»: es el esquema que va a dominar toda la se-
esos runos. cuencia; plantea la cuestión del seguimiento de J.

S49 b
Se ponía ya en camino, «arrodillándose»: salvo Jairo (S25), únicamente los impuros
cuando uno corrió a su encuentro y, arrodillándose ante él, lo hacen (S10, S18, S24, S26, S36). El enunciado narrativo
le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener señala la relación maestro/discípulo que revelan los discursos.
en herencia vida eterna?» Jesús le respondió: «¿Por qué me «Maestro bueno (...) ¿por qué me llamas bueno?»: el
llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los hombre lee el relato de J y la bendición que produce, «nadie
mandamientos: no mates, no cometas adulterio, no robes, es bueno sino sólo Dios»: J refiere su relato a Dios (ANAL).
no levantes testimonio falso, no seas injusto, honra a tu
padre y a tu madre». El, entonces, le contestó: «Maestro, «¿qué he de hacer (...) vida eterna?»: pregunta sobre la
todo esto lo he guardado desde mi juventud». Jesús, fijando práctica justa relacionada con el relato último (en el campo de
en él su mirada, le amó y le dijo: «Sólo una cosa te falta: la ideología del SOC).
vete, vende lo que tienes y dáselo a los pobres y tendrás
«ya sabes los mandamientos ... a tu padre y a tu madre»:
un tesoro en el cielo; luego, ven y sigúeme». Pero él, al
J remite a la escritura, precisamente al sistema de la deuda.
oír estas palabras, se entristeció y se marchó apenado, por-
que tenía muchos bienes. «lo he guardado»: lectura por el hombre de su propia prác-
tica personal; la pregunta que ha hecho a J indica que él mismo
Entonces Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípu-
siente sus límites en relación con la bendición escatológica;
los: «¡Qué difícil será que los que tienen riquezas entren
en suma, lo que pregunta es: ¿cómo hacer para, dentro del
en el reino de Dios!» Los discípulos quedaron sorprendidos
cuadro del sistema (SOC), participar en la vida eterna?
al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la pa-
labra, les dijo: «¡Hijos, qué difícil es entrar en el reino de «su mirada, le amó»: el enunciado narrativo prepara el
Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de la llamamiento del discursivo, única vez donde el texto habla del
aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios». Pero amor de J por alguien. La importancia de este llamamiento
ellos se asombraban aún más y se decían: «Pues, ¿quién queda subrayada de este modo.
se puede salvar?» Jesús, mirándoles fijamente, dijo: «Para
los hombres es imposible, mas no para Dios, porque todo «sólo una cosa te falta»: J le propone una lectura mesiá-
es posible para Dios». nica (BAS) de su práctica: no es completa, se mueve en los
límites del sistema de la deuda, que está deformado en una
Pedro se puso a decirle: «Ya lo ves, nosotros lo hemos sociedad de clases.
dejado todo y te hemos seguido». Jesús respondió: «Yo
os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, herma- «vete, vende lo que tienes y dáselo a los pobres»:
nas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el evan- una cosa te falta/lo que tienes,
gelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al pre- (a los pobres les falta)/ lo que tienes (dáselo).
262 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 263

« tendrás un tesoro en el cielo»: tienes/tendrás, relato ac- difícil es entrar en el reino de Dios», generalizando la dificultad,
tual y relato último (MITO), es la respuesta a la pregunta del es lo que permite ver que la riqueza es la determinación de
hombre. todos los códigos de la FS, y que es en su nivel donde todo
se mide en relación con lo mesiánico y con el reino de Dios.
«luego, ven y sigúeme»: sé mi discípulo, yo seré tu maestro.
He aquí, pues, la definición de discípulo según dos tiempos: «¿quién puede salvarse}»: salvarse está en paralelo con
ruptura con el SOC/'seguimiento de J, como en S4: dejando allí «entrar en el reino de Dios», con el relato último, como ya lo
sus redes (...) «su padre Zebedeo»/«le siguieron, fueron detrás programaba S42e. Allí, salvar (su vida) se oponía a perder
de él» y SI3: «sentado en el despacho de impuestos (...) se (su vida), y esto según los dos registros, el de la práctica actual
levantó»/«le siguió». El SOC es el lugar de los deseos fasci- y el del relato último. Ahora bien, en S16, S25, S26, S34, y
nados por los códigos dominantes; aquí el de las riquezas («por- más tarde en S51, salvar indicaba la curación (m —> b) de los
que tenía muchos bienes»). Im, efecto del poder de la práctica de J (SIM). Aquí también,
«difícil, imposible» indican el poder («¿quién puede salvarse?»).
«se entristeció, al oír estas palabras, y se marchó apenado»:
la escena se termina («se marchó») con el rechazo del llama- «Para los hombres es imposible»: para los hombres, como
miento; los códigos dominantes le vencieron; «triste» remite al ese rico, en el cuadro del sistema (SOC), es imposible; ésa es
corazón; es el sistema de la deuda, tal como es interpretado en la lectura del rechazo del rico por J, quien, una vez más, lee
la sociedad de clases (SOC), y que es cuestionado, como las el relato ACC del I (como en Si6, su cólera lee el relato de
escenas siguientes van a desarrollar. los AA).
«mas no para Dios, porque todo es posible para Dios»: el
c «nadie es bueno sino sólo Dios» era ya lectura de su relato, del
Lectura que J hace del relato del rechazo del rico (ANAL, relato de J; también aquí, eso es posible a los que me siguen,
el círculo vuelve: «a su alrededor») según la oposición: tener a mí, cuyo relato es el de una práctica de salud, poderosa, pro-
riquezas/entrar en el reino de Dios, lo que se afirma que es veniente de aquel a quien todas las cosas son posibles. Esto
difícil en un «crescendo» que va hasta lo imposible. Una metáfo- vuelve el texto hacia el relato de los discípulos, tal como lo
ra lo subraya, la del camello y el ojo de la aguja que marca hace Pedro.
la transición de lo «difícil» a lo «imposible».
Observemos la insistencia: se indica cuatro veces la oposi- d
ción clave; sólo en una de ellas falta la alusión a la riqueza, pero «nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido»: es
es rellenada por los paralelos; dos veces se indica la mirada el relato inverso del rico, estamos todavía en la definición de
de J , como eco a la mirada lanzada al rico: dos veces el susto discípulo (ruptura con el SOC/seguimiento de J).
y el estupor de los discípulos terminan con la pregunta: «¿quién
puede salvarse?» Se trata todavía, como en b, de la relación «yo os aseguro: nadie que...»: el texto sitúa la respuesta
entre la práctica actual y el relato último; esta insistencia no a nivel narrador/lectores, ya no es «vosotros que habéis deja-
la encontramos nunca en ninguna otra parte del texto de Mar- do» ..., sino «todos los que, en las ecclesias, hayan dejado...»
cos, lo que muestra que nos encontramos ante uno de los goz- (primer elemento de la definición de discípulo).
nes del relato, la confrontación EST J / Z que exige la subida a «casa, hermanos o hacienda»: en suma el SOC, en los luga-
Jerusalén. ¿De dónde proviene pues la sorpresa de los discípu- res de la producción económica y de los códigos ideológicos.
los? En el sistema de la deuda, en que se inscribe la EST Z, la
riqueza es bendición de Dios, señal de justicia, en el caso de «por mí y por el evangelio»: por mi relato y por lo que
un seguidor de la ley, como es el hombre invitado a seguir a J. anuncia el último relato (segundo elemento de la definición
El que J omita una vez nombrar a la riqueza en «hijos, qué de discípulo).
264 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 265

«quedará sin recibir el ciento por uno, ahora al presente»: timos en el SOC. «serán»: en el reino de Dios, ésa es la conclu-
como en S22b («ciento por uno») y en S31, la práctica de sión que marca claramente la subversión que el BAS hace del
seguir a J («escuchando la palabra (...) y producen frutos», SOC. 111
«dad lo que tenéis») es fecundada de forma sobreabundante.

«casas, hermanas... y haciendas»: lo mismo que en S21, la S45


«casa» (parentela) es reemplazada por el círculo BAS, aquí lo es
e Iban de camino subiendo a Jerusalén, y Jesús marchaba
la eclesialidad, en la que la familia y sus relaciones y la pro-
delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que le
ducción económica (hacienda) son comunes a todos, o sea, múl-
seguían tenían miedo.
tiples. Con la excepción de que el padre abandonado no se
vuelve a encontrar ya en la eclesialidad, donde no debe haber f Tomó otra vez a los doce y se puso a decirles lo que le iba
más que hermanos. 110 Igualmente, S47 se sitúa contra la poli- a suceder: «Mirad que subimos a Jerusalén, y el hijo del
gamia {una carne): no se abandona a su mujer ni se vuelve a hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escri-
encontrar una multiplicidad de mujeres. Por lo demás, se observa bas, le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles,
que se mantiene la lógica del sistema de la deuda: a quien da y se burlarán de él, le escupirán, le azotarán y le matarán,
(todo lo que tiene, siendo rico, a los pobres), se le promete la y a los tres días resucitará».
bendición material. No es una «vida espiritual, interior» cual-
quiera la que constituye la promesa del discípulo de J, sino la
«iban de camino a Jerusalén, y Jesús marchaba delante de
saciedad de los pobres (en ruptura con el SOC) que siguen a J.
ellos ... y los que le seguían...»: el esquema del camino está cla-
ramente trazado por el texto: «subiendo a Jerusalén..., mirad que
«con persecuciones»: es lo que la ecclesia de Roma acaba de
conocer; las persecuciones son engendradas por la subversión de
la práctica mesiánica (salvar su vida, es perderla, S42e). '" Es extremadamente sorprendente leer en A. CAPELLE, L'Evangile
de saint Marc (policopiado), el comentario de esta secuencia. En él se
«ahora al presente»/«en el tiempo venidero»: el texto indica encuentra un ejemplo extremo de las deformaciones que la ideología
burguesa de la exégesis inflige al texto, recurriendo a la distinción, tan
que se trata de los dos tiempos de bendición, de vida, y no de cara a la Formgeschichte y a la Redaktiongeschichte, entre lo que viene
un tiempo de maldición (ahora) a cambio de otro de bendición de Jesús (historia) y lo que es propio de los redactores (Lucas, Marcos).
(más tarde). Lo cual se opone a la tristeza del rico que ha recha-
Citemos algunos de los extractos más sabrosos: «Concluyamos esta
zado ser discípulo. discusión: el abandono de las riquezas parece que no ha sido pedido por
Jesús más que como medio para seguirlo. Lo que le falta al rico no es
«la vida eterna»: lo que hace eco a la pregunta del rico; toda el hecho de abandonar las riquezas, sino seguir a Jesús. El abandono de
la secuencia no ha sido más que la respuesta a esta cuestión en las riquezas, el hecho incluso de dar a los pobres, importa poco» (148),
una doble lectura, la del relato del rico y la de los relatos de los «Nos queda por explicar la marcha y la tristeza del rico (...). Habitual-
mente, se interpreta esta marcha como un no querer seguir a Jesús. ¿Es
discípulos (y de las ecclesias). tan evidente a partir del texto? Quizá no hace otra cosa que obedecer.
«Vete...» le ha dicho Jesús» (149). En suma, incluso el seguimiento de
«Muchos primeros serán últimos»: los primeros en el SOC, Jesús no le falta, pues le obedece.
los ricos, «y los últimos primeros»: vosotros, los discípulos, úl-
La exégesis se hace como sigue: se encuentra un «logion primitivo
110
consagrado a la dificultad de entrar en el reino de Dios, si, mención
Como dice Mt 23, 8 ss.: «no llaméis a nadie vuestro padre aquí de la riqueza» (150), que «Marcos utiliza en un ambiente diferente, in-
en la tierra, pues no tenéis más que uno, el padre celestial»; igualmente, troduciendo en él el peligro de la riqueza. Es un caso particular» (151).
nada de «maestros» ni de «doctores», pues «todos vosotros sois herma- «Para eso, se ha reducido el sentido primitivo de ese texto» (152, yo su-
nos». Es la imagen misma del padre la que la eclesialidad debe borrar. brayo FB). El juego se había descubierto ya antes: «Los logia sobre el
Sin embargo, ¿no ha multiplicado el aparato eclesiástico los «padres», peligro de las riquezas (Mt 6, 19-24) no desembocan en la exigencia de
los «doctores», los «maestros» (el magisterio), dándoles la función domi- abandonarlas; eso sería una forma de legalismo contraria a la interioriza-
nante, la de productores de la ideología? ción que predica Jesús» (148, yo subrayo FB). Y la conclusión: «Podremos
266 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 267
subimos a Jerusalén»: es la secuencia 45 la que es recitada por el «y se puso a decirles lo que le iba a suceder»: la contradic-
enunciado narrativo y discursivo de J. El esquema del camino ción está expresada a nivel del mismo enunciado narrativo, bajo
y la subida a Jerusalén (EST) están relacionados entre sí, lo cual forma de discurso indirecto que asume la teología del narrador,
es un índice de que este esquema es de dominante EST, mien- ya que la prenarración es antinarración en la lógica narrativa del
tras que el del círculo es de preponderancia ANAL (o práctica texto mismo.
poderosa).
«sorprendidos», «miedo»: justamente, la sorpresa y el miedo S50
cambian según se refieran al círculo (S6d, S l 2 e , S23, S26, S33, a Se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo,
S37, S43, S45b, S49c, S73c) o al camino (S45e, S64e); aquí se
trata del miedo ante la perspectiva del enfrentamiento con los b y le dicen: «Maestro, queremos nos concedas lo que te
AA en Jerusalén, como lo confirma la escena (miedo porque están pidamos». El les dijo: «¿Qué queréis que os cenceda?»
desarmados y sin organizar, EST Z). Ellos le respondieron: «Concédenos que nos sentemos en
tu gloria, el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».
Jesús les dijo: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el
f cáliz que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo
«tomó otra vez a los doce»: entre los que le seguían (las mu- con que yo voy a ser bautizado?» Ellos le contestaron:
jeres de S71g), la distinción D D / d o c e se hace más clara desde «Sí, podemos». Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber,
sí lo beberéis y también seréis bautizados con el bautismo
S46 que sigue a S45a. El lugar de los doce es en realidad EST
con que yo voy a ser bautizado; pero, sentarse a mi derecha
(cf. S19, S28), y se afirma por consiguiente en una parte del relato
o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es
con predominancia EST.
para quienes está preparado».

aquí responder a una pregunta que se nos ha presentado varias veces: c Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra
¿se trata finalmente en el conjunto del texto de la cuestión de los bienes Santiago y Juan.
materiales? No lo parece. Si podemos caracterizar esta perícopa como el
paso del «haber» al «recibir», la riqueza es solamente la imagen material d Jesús, llamándoles, les dice: «Sabéis que los que son tenidos
mejor adaptada para expresar la doctrina sobre una actitud espiritual como jefes de las naciones, las gobiernan como señores
que de hecho atañe a toda la vida del hombre. Atañe en particular, según absolutos y los grandes las oprimen con su poder. Pero no
creo, a su relación con el prójimo» (154, yo subrayo FB). Es la forma ha de ser así entre vosotros; sino que el que quiera llegar a
reciente de la ideología religiosa burguesa, que va y viene entre la in-
terioridad y la relación al prójimo. En la página siguiente, las persecu- ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que
ciones son leídas como «todas las molestias de la vida de familia». quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos,
que tampoco el hijo del hombre ha venido a ser servido,
Si se observa que este texto está escrito no por viejos curas formados sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».
en una teología anterior a la guerra, sino por todo un equipo de jóvenes
exégetas, que incluso pretenden ser un poco estructuralistas, se com-
prenderá el interés de esta nota. En efecto, una secuencia como S49 se
revela como un buen test de lectura del relato de Marcos. Se llega aquí
a una confrontación de la práctica de J con la de sus discípulos y la
práctica de los que están en el sistema. El texto hace intervenir al código «Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo»: el recuerdo de la
ANAL, con las insistencias que se han subrayado, y multiplica los términos «casa» de Zebedeo indica que la petición hecha proviene de los
que tienen relación con la economía: vender, tener (cuatro veces), dar, códigos producidos por la «casa» (SOC).
pobres, tesoro, muchos bienes, riquezas (dos veces), rico. El código ANAL
reparte los mecanismos de lectura según el espacio en que se sitúan los
lectores; ya lo hemos visto. Las distinciones interiorización/legalismo, por b
tanto interior/exterior, espiritual/material, que operan en ese discurso je-
suítico, ¿en qué ambiente social se producen, sino en el de la ideología Esta secuencia está emparentada con la de S62-S63, trabajada
dominante del capitalismo? también ella por la teología pospascual. Encontramos así en ella
268 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 269

tres metáforas para la muerte de Jesús: beber la copa, ser su- de maldición a una situación de bendición (m —> b), servir equi-
mergido (bautizado), dar su vida en rescate; las analizaremos más vale a salvar. Si nos referimos a S49, se podría decir que allí el
adelante.112 Sin embargo, la petición de cargos de poder público discípulo está definido en su primer tiempo, la ruptura con el
(EST Z) " 3 «concédenos que nos sentemos... en tu gloria» ins- SOC, y aquí en el segundo, el servicio de saciedad, de salvación.
crita en la subida a Jerusalén, proviene de la lógica prepascual Z:
suben a Jerusalén, y después de eso será el relato último. El diá- S45
logo que sigue, en el que J conoce ya el relato venidero de San-
tiago y Juan, es pospascual e incluso todavía más tardío (puesto g Llegan a Jericó.
que esto supone que el narrador conoce la muerte de los dos En camino hacia Jerusalén.
hermanos); por consiguiente, el diálogo del rechazo de la súplica
afirma primeramente que los sitios en el reino dependen del re-
S51
lato de cada uno, y después que J no es el dueño de él (cf. S58b6:
«ni el Hijo»): el reino no se conquista, se acoge (S48). a Y al salir de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una
gran muchedumbre,
«es para quienes está preparado»: lógica predestinadora que
es la del discurso teológico pospascual. b el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sen-
tado junto al camino. Al enterarse de que era Jesús de
Nazaret, se puso a gritar: «¡Hijo de David, Jesús, ten com-
c
pasión de mí!» Muchos le increpaban para que se callara.
«los otros diez... a indignarse contra...»: celos reveladores de Pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compa-
que todos aspiran a los primeros puestos (podría afirmar que es- sión de mí!»
tas «rivalidades» juegan siempre en las estrategias de «toma del
c Jesús se detuvo y dijo: «Llamadle». Llaman al ciego, dicién-
poder», tales como la EST Z...). dole: «¡Animo, levántate! Te llama». Y él, arrojando su
«Jesús les dice: ... las gobiernan como señores absolutos ... manto, dio un brinco y vino donde Jesús.
las oprimen con su poder»: es la lógica de los códigos del sistema d Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: «¿Qué quieres que te haga?»
(SOC) (con el matiz «son tenidos»...) que los doce comparten; El ciego le respondió: «Rabbuní, ¡que vea!» Jesús le dijo:
Z no escapa al SOC. «Vete, tu fe te ha salvado». Y, al instante, recobró la vista
«pero no ha de ser así entre vosotros»: subversión del código e y le seguía por el camino.
político de dominación de clases según «grande/siervo», «pri-
mero/esclavo». Es la lección de S46 y del final de S49 (primero/ «y al salir de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una
último).114 El nivel narrador/lectores actúa también en esta escena, gran muchedumbre»: fuera de la ciudad (TOP), escenario de Ga-
ilustrando la conclusión esta subversión de los códigos con una lilea (la muchedumbre, Im que escucha el relato: «¡es Jesús!»).
relectura pospascual de relato de J, en el que se esclarece el térmi- La secuencia, como S45c, d y S47, recuerda la práctica poderosa
no servir: es la práctica la que hace pasar a la gente de la situación de J, único caso desde la salida hacia Jerusalén; hay pues un
112
contraste entre la práctica de J en Galilea y en Judea.
Cf. 417.
113
«'Sentar' evoca un poder de jurisdicción» (M. E. BOISMARD, Sy- «Jesús de Nazaret»: oriundo de una pequeña población de
nopse, II, 316). En la página siguiente, observa que «en Dan 7, 13 ss., Galilea (SOC). «Hijo de David, Jesús»: prepara S45i, donde la
el hijo del hombre recibe de Dios poder y dominación sobre los pueblos». M recibe a J como mesías davídico. Se impone el paralelo con
Habría pues también transformación semántica parcial, excluyendo lo que
en la expresión se presta al zelotismo de Juan y Santiago. S41-S42: aquí la M es ccomparada a un ciego; allá Pedro es com-
114
La iglesia como «jerarquía», los «príncipes de la iglesia» que tienen parado a un ciego que ve ya algo, pero que no verá claramente
en ella los primeros puestos... sino en una segunda etapa, «muchos le increpaban»: término ca-
270 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 271

racterístico del EST (S6, S42, S48), indicaría la EST Z (no res- que se usa en otras partes para «montaña»; mi preocupación
ponder al grito zelote por miedo a los romanos, pues no se está por la literalidad es lo que justifica esta traducción.
preparado militarmente), «tu fe te ha salvado»: como en S12 y
S26, la fe consiste en una pequeña estrategia para atravesar la a
M y llegar a J. «le seguía por el camino»: el texto vuelve al es-
quema del camino. «Betania, montaña de los olivos»: hasta S65, Jerusalén seguirá
oponiéndose, en el código TOP, como ciudad/fuera de la ciudad,
S45 como en la EST en Galilea (Sil, S18). Será un índice del espacio
DD, espacio de clandestinidad (EST).
h Cuando se aproximaban a Jerusalén,
b
El término de S45, Jerusalén, se aproxima. Es el momento
de preguntar: ¿cuál es la finalidad estratégica de esta subida? No El enunciado narrativo reanuda el discursivo de J, lo que
se ha hablado más que de enfrentamiento con los AA. El texto subraya el carácter EST de la secuencia. Su fin es el pollino que,
da una indicación: el paralelismo, que todos los autores han se- en la semántica del transporte, se opone a caballo, transporte del
ñalado, entre las dos secuencias S52 y S61. En efecto, en estas dos guerrero, y a carro, transporte de los reyes.115
secuencias, J toma la iniciativa de una pequeña estrategia (envío
de dos discípulos); aquí termina en la secuencia del templo (S53c)
c
que engendrará la EST de los A A para eliminar a J; en resumidas
cuentas, el enfrentamiento se efectúa alrededor de la escena del «traen el pollino donde Jesús»: la EST de J no es la de un
templo. Allí terminará en la comida de la fiesta de pascua; será guerrero ni de un rey; subversión del código zelotista (EST J/Z);
a propósito de esta comida como podrá aclararse la finalidad EST el pollino «sobre el que no ha montado todavía ningún hombre»
(prepascual) de J. parece llevar hasta el extremo este contraste, puesto que ni si-
quiera está entrenado para el transporte. El contraste está además
S52 en el hecho de que S45i tendrá un escenario de entrada de rey
victorioso en Jerusalén (cf. Zac 9, 9). Es decir, que la EST de
a cerca ya de Betfagé y Betania, al pie de la montaña de los J es deliberadamente mesiánica, pero reemplazando la semántica
olivos, envía a dos de sus discípulos, diciéndoles: «Id al zelote corriente.
pueblo que está enfrente de vosotros, y no bien entréis en
él, encontraréis un pollino atado, sobre el que no ha mon-
tado todavía ningún hombre. Desatadle y traedle. Y si al- S45
guien os dice: '¿Por qué hacéis eso?', contestad: 'El Señor
lo necesita, y enseguida lo devolverá acá'». i echaron encima sus mantos y se sentó sobre él. Muchos
extendieron sus mantos por el camino; otros, follaje cortado
b Fueron y encontraron el pollino atado junto a la puerta, da los campos. Los que iban delante y los que le seguían,
fuera, en la calle, y lo desataron. Algunos de los que esta- gritaban: «¡Hosanna (sálvanos)! ¡Bendito el que viene en
ban allí les dijeron: «¿Qué hacéis desatando el pollino?» nombre del Señor! ¡Bendito el reino que viene, de nuestro
Ellos les contestaron según les había dicho Jesús, y les padre David! ¡Hosanna en las alturas (sálvanos del roma-
dejaron. no)!»
c Traen el pollino donde Jesús,
j Y entró en Jerusalén,
Tg —> Tf: «montaña de los olivos»: habitualmente se tra- 115
Cf. O. CULLMANN, Jesús y los revolucionarios de su tiempo, 56 s.,
duce: «monte de los olivos»; el término griego oros es el mismo aunque su lectura difiere de la mía.
272 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 273
Tg —> Tf: W. Vischer,16 llama la atención sobre el hecho de j
que: «¡Hosanna en las alturas!» [Hosanna en tóis hupsistdis, Me
11, 10) es una expresión desprovista de sentido cuando se la tra- «y entró en Jerusalén, en el templo»: Jerusalén-templo, me-
duce literalmente: «sálvanos en los cielos». La traducción al he- tonimia (SOC) que se reanudará en S53 y S55; es decir, que en
breo del texto griego da: «hsnn bmrm», lo que puede efectiva- Jerusalén es el templo el lugar de la práctica de J; subir a Je-
mente tener el mismo sentido que el griego, pero puede tradu- rusalén es pues subir al templo; lo que se narre en él es lo que
cirse también de modo completamente distinto si se lee: «lmrm» constituirá el primero de los fines EST de J, indicado por S52.
en lugar de «bmrm»; se tiene entonces: «¡Sálvanos! ¡Bendito el
que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que viene, de S53
nuestro padre David, sálvanos del romano!».117
a en el templo. Y después de observar todo a su alrededor,
siendo ya tarde,
i b salió con los doce para Betania.

«por el camino»: acabamiento del esquema del camino, de la a


secuencia 45. «echaron», «se sentó...»: la EST de J, la de los DD
y la de la M confluyen todas en este cortejo de aclamaciones «en el templo»: el templo es el centro del campo simbólico
reales 118 donde el pollino, los mantos (populares), los ramos ver- judío (SIM), organizador de su geografía (GEO), eje que une
des indican el carácter pobre y popular del relato, del que está la tierra y el cielo (MITO), como hemos visto ya.121
ausente todo elemento de las clases dominantes. «después de observar todo a su alrededor»: lectura de la
práctica del SOC en este lugar central, preparando, según el estilo
«gritaban»: el grito no es traducido (Hosanna), o bien lo es de Marcos, la escena c.
de modo deformado, sobre lo que tendremos que volver.119 Se
invoca, en nombre del Señor, la bendición sobre «el que viene»
y sobre «el reino que viene», el cual es relacionado con el de b
David. «¡Sálvanos del romano!». La espera de la M de Jerusalén «salió con los doce para Betania»: hacia un lugar fuera de
es por consiguiente mesiánico-davídica de un lado, según la ense- la ciudad, espacio DD (EST-TOP).
ñanza de los escribas (S56); pero también independencia nacio-
nal, con expulsión de los ocupantes, en la línea de los zelotes.
S54
En suma, es la semántica zelote de mesianidad la que se instaura
alrededor de J y la que dirigirá las secuencias venideras. Notemos a Al día siguiente, cuando salió de Betania, sintió hambre.
que se confirma el modelo zelotista que habíamos asignado para
la M y para los DD.120 b Y viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si encon-
traba algo en ella; acercándose a ella, no encontró más que
hojas; es que no era tiempo de higos. Entonces dijo a la
higuera: «¡Que nunca jamás coma nadie fruto de ti!». Y sus
116 discípulos oyeron esto.
W. VISCHER, Die evangelische Gemeinde Ordnung - Math 16, 13-20,
28. Evangelische Verlag, Zürich 1946. c Llegan a Jerusalén;
7
" G. CRESPY, Recherche sur la signification pólitique de la mort du
Christ: Lumiére et Vie, 20 n. 101 (1971) 101. Las dos secuencias están entrelazadas, y la razón es sencilla:
" , Cf. 2 R 9, 13. según la EST inaugurada en S22, S54 es la lectura reservada a
"' Cf. 355.
120 121
Cf. 214, 232 s. Cf. 128 s.
Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 275
274
los DD (Betania, en camino) de S53. Aquí el mecanismo de lec- expulsados son puestos en su misma línea por el relato. «Vende-
dores, compradores, cambistas, vendedores»: los cuatro términos
tura se coloca al estilo de S12 y S16.
indican la práctica comercial, regulada por el aparato monetario;
«sintió hambre»: la proximidad de las referencias a David eso es lo que se pone en línea con los demonios. El término tem-
(S51, S45i) y al templo, «casa de Dios» (S53), invita a referirse plo aparece escrito tres veces en esta escena tan breve. El dinero
a S15, donde David, habiendo tenido hambre, se sació en la casa del comercio está unido al templo, y es la razón por la que
de Dios. éste no da fruto. El dinero, el dinero de los comerciantes, es lo
que domina en él.
«una higuera»: parábola en S58; en ella J no encuentra más
que hojas.122 El comentario «es que no era tiempo de higos», que «Y les adoctrinaba...: casa de oración/cueva de bandidos»: la
implica de antemano la inutilidad de ir a ver, muestra la incohe- lectura de J opone la bendición, los frutos que el templo debería
rencia de la escena a nivel del significado; invitación por tanto a haber dado según la escritura («no está escrito...?») a la práctica
una lectura del significante, que a su vez se refiere a otro signi- en el templo («vosotros la habéis hecho...»). He aquí señalado
ficado distinto, el de la escena entrelazada; la higuera es para- el enfrentamiento que habíamos previsto estratégicamente con oca-
bólica. L. Marin dice de modo muy expresivo: «Vendedores y sión de la subida a Jerusalén. Si se recuerda que este comercio
compradores son al templo lo que la ausencia de frutos es a una estaba controlado por los sumos sacerdotes,124 se puede concluir
higuera: signos negativos de un alimento incomible».123 que son ellos los acusados por la práctica subversiva de J.
«dijo: que nunca jamás... la higuera que maldijiste»: donde «para todas las gentes (paganos)»: el centro de Israel sería, en
no hay bendición, tampoco hay frutos, y cae una palabra de mal- la perspectiva judía escatológica, el lugar de reunión de los pa-
dición, de juicio. ganos, de las naciones no judías. No hay aquí nada que no esté
conforme con la EST Z, pero en esta evocación de los paganos
apunta un elemento de la EST J que es ajena a los zelotes y que
S53
los lectores paganos de Marcos no pueden dejar de leer.
el y entrando en el templo, comenzó a echar fuera a los que
vendían y a los que compraban en el templo; volcó las d
mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de
palomas y no permitía que nadie transportase cosas por el «los sumos sacerdotes»: por primera vez colocados como ac-
templo. Y les adoctrinaba, diciéndoles: «¿No está escrito: tuantes por el texto, como un eco a «cueva de ladrones». Anun-
mi casa será llamada casa de oración para todas las gentes? ciados desde S42 como adversarios, aparece aquí su práctica:
¡Pero vosotros la habéis hecho cueva de bandidos!» escuchar el relato de la práctica de J (que expulsa a los comer-
ciantes del templo y enseña en él) y buscar la forma de matarle.
d Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y
Como los escribas y fariseos, aparecen en el texto de golpe como
buscaban cómo matarle; pero le tenían miedo, pues AA, según la primera lección de la parábola de los terrenos (S22
c2 toda la gente estaba asombrada de su doctrina. b l , c3).
e Y al atardecer, salió fuera de la ciudad.
c2

el «toda la gente estaba asombrada de su doctrina»: como siem-


«entrando en el templo, comenzó a echar fuera»: el término pre hasta ahora, la doctrina es lectura (ANAL) de la práctica en
EST para la expulsión de los espíritus inmundos, con lo que los relación con el templo. Aclamado como mesías la víspera, J es
escuchado como mesías que enseña en el centro simbólico de
122
Cf. Jer 8, 13.
,2! Cf. 107.
L. MARÍN, Sémiotique de la passion, 55.
276 Lectura de Marcos
«¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 277
Israel. Hasta S56, la muchedumbre se mantendrá en esta prác-
Del mismo modo que Dios ha secado la higuera, también secará
tica de acogida favorable a J, lo que indica el juego EST que
el templo, maldecido por ser cueva de ladrones.125
se seguirá entre éste y los AA. Durante el día, puesto que la
M está con él, J se encuentra seguro ante los AA; habla y discute «yo os aseguro»: a nivel narrador/lectores, después de la des-
abiertamente, y ellos tienen miedo de las consecuencias de su trucción del templo, la parábola adquiere todo su sentido, «a este
práctica («le tenían miedo, pues toda la gente...»). monte»: de Sión, sobre el que está construido el templo, «arró-
jate al mar»: al abismo de Satanás (MITO), «lo obtendrá»:
esto acaba de cumplirse por medio de las tropas romanas, «que
e crea que va a suceder lo que dice»: como ha sucedido a la higuera,
eso sucederá (ha sucedido) al templo. La lectura de la parábola es
«Al atardecer», por el contrario, en ausencia de la M, «sa-
lectura de fe, lectura de la falta de frutos, de la maldición caída
lían de la ciudad», encontrando en Betania o en la montaña de
sobre el templo convertido en lugar de comercio, en cueva de
los olivos un lugar seguro, fuera del campo dominado por los AA.
ladrones.

Estalla el contraste entre J y los zelotes: éstos han luchado


S54
por el templo, por librarlo de los paganos (y de los sumos
d Al pasar muy de mañana, sacerdotes): J tiene ante la vista otra cosa, una casa de Dios que
«será llamada casa de oración para todas las gentes». Los lectores
e vieron la higuera que estaba seca hasta la raíz. Pedro, recor- paganos leen este cumplimiento: sus comunidades mesiánicas, en
dándolo, le dice: «Rabbí, mira, la higuera que maldijiste donde ellos rezan, han reemplazado al templo. Aquí se enlaza
está seca». Jesús les respondió: «Tened fe en Dios. Yo os una enseñanza a las ecclesias sobre la oración en esas comunida-
aseguro que quien diga a este monte: 'Quítate y arrójate al des: de igual modo que la oración de maldición de J se ha rea-
mar', y no vacile en su corazón, sino que crea que va a lizado, también se realizarán (lo obtendrá, lo obtendrán) sus ora-
suceder lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: todo ciones, con fe en Dios, «no vacile en su corazón», «pedid» según
cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido los deseos de vuestro corazón: la fe, la oración son lecturas de
y lo obtendréis. Y cuando os pongáis en pie para orar, per- la práctica, deseo del corazón, anuncio de lo que se realizará;
donad, si tenéis algo contra alguno, para que también vues- el poder de la práctica de J, narrada a todo lo largo del relato,
tro Padre, que está en los cielos, os perdone vuestras planteado en forma de pregunta en S44 («esa especie no puede
ofensas». salir sino con la oración»), queda al fin aclarado, relacionado con
la fe y la oración de J. Esto nos permitirá releer las secuencias
f Vuelven a Jerusalén,
que hablan de la oración de J y elaborar la teoría sobre ella.
«en pie para orar, perdonad...»: añadidura parecida a la
d
de la sal en S46, el perdón es condición para la unidad eclesial,
mañana/tarde: enlace CRO con S53f. amenazada por la cuestión de los «lapsi»; m casa de oración para
todos los paganos, casa de perdón (sistema de la deuda) como con-
dición para vuestro perdón por parte de vuestro Padre, «que está
e 125
«Cf. la higuera estéril, imagen del juicio de Dios y de la desolación
«la higuera que estaba seca hasta la raíz»: la maldición para- del país enTSs 2, 12; Jl 1, 12; Ag 2, 20; Hab 3, 17; Jer 8, 13; Is 34, 4;
bólica se ha cumplido, Pedro lee la eficacia de la palabra de J. a la inversa, la higuera que reverdece, símbolo de una bendición nueva
«Tened fe en Dios»: (ANAL) leed pues la parábola de la higuera en Jl 2, 22; Zac 13, 11» (J. D. KAESTLI, L'eschatologie dans l'oeuvre de
Luc, 53, n. 23); cf. también 195, y n. 27.
en su significado, el templo encontrado sin fruto por el mesías. 126
Cf. 334 s.
278 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 279

en los cielos» (MITO) indica el juicio escatológico anunciado por matémosle, y será nuestra la hacienda'. Le agarrotaron, le
el monte que llena el mar, alteración del código GEO en relación mataron y le echaron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño
con el MITO.127 de la viña? Vendrá y dará muerte a los labradores y entre-
gará la viña a otros. ¿No habéis leído esta escritura: La
Añadamos aún una observación: en la lógica del «sin saber piedra que los constructores desecharon, en piedra angular
cómo», la higuera seca es también parabólica para J; porque, se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto, y es mara-
única vez en el relato, al imperativo del poder de J no ha seguido villoso a nuestros ojos?»
inmediatamente su efecto; esto le permitirá la predicción de la
destrucción del templo en S58a, como también la predicción de Trataron de detenerle —pero tuvieron miedo a la gente—
la sustitución de éste por las comunidades mesiánicas de paganos, porque habían comprendido que la parábola la había dicho
según la parábola de la viña que va a seguir (S55d). por ellos.

S55 Y dejándole, se fueron.

a y, mientras andaban por el templo, Envían donde él algunos fariseos y herodianos, con el fin
bl se le acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancia- de sorprenderle en alguna palabra.
nos, Vienen y le dicen: «Maestro, sabemos que eres sincero y
c y le dicen: «¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te que no te importa de nadie, porque no miras la condición
ha dado tal autoridad para hacerlo?» Jesús les contestó: de las personas, sino que enseñas con franqueza el camino
«Os voy a preguntar una cosa. Respondedme, y os diré con de Dios: ¿Es lícito pagar tributo al César o no? ¿Pagamos
qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿era del o dejamos de pagar?» Pero él, dándose cuenta de su hipo-
cielo o de los hombres? Respondedme». Ellos discurrían cresía, les dijo: «¿Por qué me tentáis? Traedme un denario,
entre sí: «Si decimos: 'Del cielo', dirá: 'Entonces, ¿por que lo vea». Se lo trajeron, y les dice: «¿De quién es esta
qué no le creísteis?' Pero, ¿vamos a decir: 'De los hom- imagen y la inscripción?» Ellos le contestaron: «Del César».
bres?'» Tenían miedo a la gente; es que todos tenían a Juan Jesús les dijo: «Lo del César, devolvédselo al César, y lo
por un verdadero profeta. Responden, pues, a Jesús: «No de Dios, a Dios». Y se maravillaban de él.
sabemos». Jesús entonces les replica: «Tampoco yo os digo
con qué autoridad hago esto». Se le acercan unos saduceos, esos que niegan que haya resu-
rrección, y le preguntaron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito
d Y se puso a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó una
que si muere el hermano de alguno y deja mujer y no deja
viña, la rodeó de una cerca, cavó un lagar y edificó una
hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descenden-
torre; la arrendó a unos labradores, y se marchó lejos. A su
cia a su hermano. Eran siete hermanos: el primero tomó
debido tiempo, envió un siervo a los labradores para recibir
mujer, pero murió sin dejar descendencia; también el segun-
de éstos la parte de los frutos de la viña. Ellos le agarraron,
do la tomó, y murió sin dejar descendencia; y el tercero
le golpearon y le despacharon con las manos vacías. De
lo mismo. Ninguno de los siete dejó descendencia. Después
nuevo les envió otro siervo; también a éste le hirieron en la
de todos, murió también la mujer. En la resurrección, cuan-
cabeza y le insultaron. Y envió a otro, y a éste le mataron;
do resuciten, ¿de cuál de ellos será mujer? Pues los siete
y también a otros muchos, hiriendo a unos, matando a otros.
la tuvieron por mujer». Jesús les contestó: «¿No erráis
Todavía le quedaba uno, su hijo querido; les envió a éste
precisamente por esto, por no entender las escrituras ni el
el último, diciéndose: 'Respetarán a mi hijo'. Pero aquellos
poder de Dios? Pues cuando resuciten de entre los muertos,
labradores se dijeron entre sí: 'Este es el heredero. Vamos,
ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, sino que serán como
127
Cf. Ap 21, 1: en la escatología, «ya no hay mar», Satanás ha
anunciadores en los cielos. Y acerca de que los muertos resu-
sido vencido definitivamente. citan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en lo de la
280 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 281

zarza, cómo Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abrahán, el lectores del relato de J («¿haces esto?»); la cuestión de la auto-
Dios de Isaac y el Dios de Jacob? No es un Dios de muertos, ridad debe encontrar una respuesta en el sistema semántico de la
sino de vivos. Andáis muy equivocados». ideología judía. La pregunta que J hace a su vez parece dar los
dos términos posibles: cielo/hombres (MITO). La M ha leído:
i Acercóse uno de los escribas que les había oído discutir y, él viene del cielo («en nombre del Señor», S45i): «los hombres»:
viendo que les había respondido muy bien, le preguntó: falta de autoridad, pues los AA son los que tienen el poder su-
«¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?» Jesús le premo en Israel (esta respuesta remitiría a los zelotes a quienes
contestó: «El primero es: Escucha, Israel: el Señor, nuestro los AA niegan la autoridad).
Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo
tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con «Jesús les contestó»: él les hace a su vez una pregunta; la
todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como EST de J, en articulación con el ANAL, ha sido siempre la de
a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos». negarse a responder en el cuadro de la semántica establecida, y
Contestóle el escriba: «Muy bien, maestro; tienes razón al remitir a la lectura de su relato. Aquí, sin embargo, es al relato
decir que él es único y que no hay otro fuera de él, y de la práctica de Juan al que remite, práctica que SI había
amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con presentado en Judea y que proclamaba el relato de J. «respon-
todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo vale dedme» (dos veces): puesto que sabéis leer la práctica de Juan,
más que todos los holocaustos y sacrificios». Y Jesús, viendo también sabréis entonces leer la mía. «se decían unos a otros»:
que le había contestado con sensatez, le dijo: «No estás el texto les hace medir las consecuencias EST de las dos respues-
lejos del reino de Dios». tas posibles, siendo la M lo que en definitiva se ventila; puesto
que las dos implican inconvenientes para ellos, se niegan a res-
j Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas. ponder. Es su EST la que exige esta negativa y no el significado
de las respuestas. En suma, se desentienden como lectores del
a relato de J, confiesan el lugar de su lectura; haciendo esto, res-
«en el templo»: como mesías (S45i) que se ha instalado en él ponden ellos mismos a la pregunta que han hecho: «tú no eres
el mesías». He ahí el rechazo. Por eso se explica la conclusión que
(S53).
J saca de ello: «Tampoco yo os digo (claramente) con qué auto-
ridad hago esto». Sin embargo, les responderá con una parábola,
bl que precisamente hará leer este rechazo mesiánico.
«los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos»: a los
que S42c ha anunciado como los que habrán de rechazar a J, son
enunciados, por primera vez, todos juntos como actuantes; la d
escena c será la de este rechazo, que ratificará el sanedrín (S66).
«y se puso a hablarles en parábolas»: relato que permitirá
leer el relato ACC que se está haciendo y su final, «una viña»: es
c
una metáfora que se sitúa en el mismo campo figurativo agrícola
«¿con qué autoridad haces esto?»: cuestión Q2 que, en S6, que las de S22b y la de la higuera. Pero la viña, en Judea, es
había sido planteada explícitamente por el código ANAL, con la planta más extendida; y, a partir de Isaías 5, es la imagen de
relación a la nueva doctrina, contrastando con la de los escribas. Israel, de su abundancia o de su esterilidad.128 «una cerca»: la
Esto sucede ahora de modo decisivo, no ya en una sinagoga de frontera político-ideológica que separa a Israel de las naciones pa-
Galilea, sino en el templo de Jerusalén (TOP); J se hace procla- ganas. Los frutos se los apropian quienes están en el lugar mis-
mar mesiánicamente, expulsa a los comerciantes del templo, en- mo, la clase dominante; no hay frutos para el verdadero propie-
seña en él. «o ¿quién te ha dado...?»: segunda formulación (¿la
misma pregunta o bien otra distinta?). Los AA se sitúan como Cf. 195, n. 27.
282 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 283
129
tario, para Yavé (concepción «asiática» de la propiedad ). «los metáfora de la viña; el relato indica en seguida que los AA han
diversos siervos»: la parábola relata la historia de Israel: los leído bien la parábola: «habían comprendido que la parábola
profetas pedían la conversión según el sistema de la deuda, como la había dicho por ellos», que apuntaba a su rechazo de J como
condición para los frutos, para la bendición, para la saciedad; las al de Juan, lo mismo que sus padres (de clase) en relación con
clases dominantes los han repudiado siempre. En resumidas cuen- los profetas.131
tas, la lectura parabólica obedece a la lógica de una lectura de
clases dominadas, y que desmonta la de las clases dominantes. «trataban de detenerle, pero tuvieron miedo a la gente»: se
indica de nuevo la EST que está en juego en S53d, con insisten-
«su hijo querido»: según S2, S43, equivalente del mesías; cia sobre su carácter político.
«al extranjero» («marchó lejos») se convierte en el equivalente
del cielo (MITO); la parábola se une con el rechazo de la esce-
b2
na c. «será nuestra la hacienda»: el mesías es el último enviado,
y su rechazo aparece como una apropiación definitiva de Israel « y dejándole, se fueron»: EST.
y de sus frutos por la clase dirigente, «le mataron»: pospascual,
nivel narrador /lectores que se superpone, «¿qué hará el dueño de f
la viña?»: la parábola indica la conclusión del relato ACC. «ven-
drá y dará muerte a los viñadores»: nivel narrador/lectores; Je- «envían donde él algunos fariseos y herodianos»: (cf. S17)
rusalén acaba de ser tomada, el templo destruido, «entregará la única mención en Jerusalén de aquellos que han llevado, junto
viña a otros»: a los paganos-lectores, «¿no habéis leído esta es- con los escribas, la lucha ideológica en Galilea; más aún, ellos
critura»?: la lección de interpretación (ANAL) acaba, mantenién- se integran aquí en la EST de los sumos sacerdotes, ancianos
dose todavía dominante el nivel narrador/lectores; la metáfora y escribas.132, «con el fin de sorprenderle en alguna palabra»:
de la viña resbala hacia la de una construcción (casa); «la piedra en función del proceso futuro.
que los constructores desecharon»: el rechazo de J por los AA
(y, en S68, también por la M). «en piedra angular se ha con-
vertido»: en las ecclesias paganas, casas donde se comparte el g
pan.130 Por tanto, se ha hecho una nueva construcción (la antigua «Maestro, sabemos que...»: el texto responde: «dándose cuen-
torre, después de haber desaparecido la antigua cerca) fuera del ta de su hipocresía».
campo simbólico de Israel; esta metáfora de la construcción rehe-
cha (en otra parte) es recogida por el texto en S66. «¿es lícito pagar tributo al César o no?»: J lee su pregunta
como una tentación (S39, S47); ¿qué tentación? En la semántica
«fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros zelotista de mesianidad, establecida en S45i, responder «sí» su-
ojos»: es el narrador quien se une, en el nosotros, a los lectores, pone para J separarse de la M, lo que permitiría a la EST AA
en la lectura de su eclesialidad, nuevo espacio de la promesa es- conseguir sus propósitos, puesto que habría desaparecido el prin-
catológica.
131
Cf. Mt 23, 29-32.
lo
e Habíamos descrito el MPsubA palestino, a nivel de la lucha ideo-
lógica de clases, como oposición fariseos/saduceos, refiriéndose éstos a
La lectura de esta parábola que acabamos de proponer, por los sumos sacerdotes, a los ancianos y a sus escribas. Sin embargo, el texto
lo demás tradicional en la exégesis, puede parecer que fuerza el coloca a estas clases ideológicamente adversas en posición de «colabora-
ción», colocando pues a J como su «enemigo común». En efecto, su EST
texto del relato parabólico. La razón es que nosotros leemos fuera amenaza a todas las clases que detentan un poder (SOC). Ahora bien,
del campo ideológico de Israel, fuera de la lógica interna de la los fariseos y sus escribas están en relación con la M en posición ideo-
lógica dominante sobre los saduceos, quienes no tienen influencia más
Cf. 105, n. 5. que por el papel económico-político-ideológico del templo y por su alianza
con los romanos. Después del 70, desaparecido el templo, serán los escri-
Cf. 314. bas fariseos quienes quedarán dueños en el judaismo.
284 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 285

cipal obstáculo. Por el contrario, responder «no» es proporcionar céis y seréis librados del ocupante, en la lógica de la promesa
un argumento para acusarle delante de los romanos.133 Rechacemos de bendición unida al sistema de la deuda.
inmediatamente la lectura corriente en los discursos eclesiásticos
¿Cómo escapa J de la trampa del sí o del no? Desplazando la
oficiales y en los de los hombres políticos de derecha, quienes
pregunta: su respuesta se inscribe en la lógica del SIM judío
pretenden que «lo del César, devolvédselo al César» indica, por
que los fariseos aceptan, por otra parte, como todos los demás;
parte de J, el respeto a la «legalidad del estado», la afirmación
él los remite a la lectura de su práctica como mesiánica, según
de la autonomía del orden político (de clases) con relación al
su procedimiento ANAL constante. Haciendo esto, no elude la
reino de Dios, el cual no pertenece más que a la interioridad de
cuestión EST, sino que la sitúa después de la lectura ANAL.
los individuos. Ahora bien, si fuera así, «lo del César, devolvéd-
selo al César» equivaldría a «sí, pagad los impuestos a los ro- «y se maravillaban de él»: subrayemos el nivel narrador/lec-
manos»; por consiguiente, J habría caído en la trampa al de- tores; éstos acaban de sufrir persecución por rechazar el culto
clararse contra el zelotismo, y la M no habría tenido dificultad al César divinizado; la antítesis César/Dios es para ellos radical
en comprenderlo. El texto, sin embargo, concluye con «se mara- a más no poder, inscrita, por así decirlo, en su carne, en la
villaban de él», es decir: no ha caído en la trampa. En suma, sangre de sus mártires.
esta lectura corriente es no-lectura del relato, ideología ciega exi-
gida por los intereses de quienes la hacen.154
h
«traedme un denario, que lo vea»: J quiere leer, analizar.
«¿Esta imagen y esta inscripción?»: es la respuesta «del César» «se le acercan unos saduceos»: (SOC) las dos clases ideoló-
la que entraña la oposición César/Dios, que está en oposición gicamente opuestas coinciden en su oposición a J; la práctica
de sus imágenes; en efecto, en el sistema de la deuda (SIM), está de éste desplaza por tanto a la problemática de la lucha ideoló-
prohibido hacer imágenes, «ni de lo que hay arriba en los cielos gica, «niegan que haya resurrección»: cuestión que atañe al re-
ni de lo que hay abajo en la tierra» (Dt 5, 8), no están permiti- lato último, planteada a quien se sitúa como mesías. «Maestro,
das las imágenes de Dios, ni las del César. Moisés... dar una descendencia a su hermano»: la ley del levi-
rato (SIM) tenía la finalidad de promover la «casa» según la
«del César»: es pues la imagen y la inscripción del poder po- promesa de bendición a Abrahán,135 en una lógica «materialista»,136
lítico en el significante lo que regula la circulación económica en el sentido de que tiene una importancia decisiva para la «casa»
(SOC); se da a leer a J la estructura misma del sistema SOC, en de los que no tienen hijos y no creen en la resurrección de los
su articulación económica/política, «lo del César, devolvédselo muertos; pero también, importancia decisiva para la transmisión
al César»: esta moneda, con esta imagen y esta inscripción, no del patrimonio; ahora bien, los saduceos son grandes propie-
es de Dios, ni tampoco de Israel; al contrario, es la señal de tarios.
la mancha al país infligida por los ocupantes: la ocupación es
pues rechazada por J. «eran siete hermanos... ninguno de los siete dejó descenden-
cia»: pequeño relato en el que la ley no se ha cumplido, a pesar
. «lo de Dios»: según la parábola que acabamos de leer, se de haberse observado, «después de todos, murió también la mu-
trata de la viña de Israel; según la lección de S53c, el templo, jer»: termina el relato «terrestre» y se introduce otra problemá-
«casa de oración», eso es lo que habrá que devolver a Dios, tica concerniente a la creencia en la resurrección, problemática
«devolvedlo a Dios»: reconocedme como mesías, no me recha- que los saduceos no comparten, pero que se cree que J sí com-
parte.
133
Cf. Le 23, 2.
134 135
Es también la lectura de los exégetas: «Jesús responde con una Cf. 74 s.
observación sensata» (M. E. BOISMARD, Synopse, II, 345 s.); la sensatez 136
(la de las clases dominantes) es un índice ideológico que no puede ser «Materialista» en sentido corriente; sentido con el que se aplica
más claro. esta palabra a los que no creen en el más allá. Las comillas son irónicas.
286 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 287

«en la resurrección... por mujer»: se trata de una contradic- con lo cosmológico, por así decirlo, y por consiguiente con lo
ción entre la ley del levirato escrita por Moisés y la creencia material y lo corporal. Es decir que, si la procreación y el ma-
en la resurrección, no escrita. «Los siete la tuvieron por mujer», trimonio están excluidos, no se ve por qué va a estarlo a priori
pero no simultáneamente, lo que sería un incesto, una abomina- el amor sexual, esa potencia.138
ción; por el contrario, la resurrección implica la simultaneidad
de las personas; es ahí donde reside la contradicción con la ley, «los cielos»: (MITO) el cielo, es lo otro con relación a la
siendo concebida la resurrección como el mismo (prolongado) re- tierra; el relato escatológico no tiene pues identidad con el te-
lato terrestre. rrestre, obedece solamente al poder de Dios. Lo que caracteriza
al reino de Dios, es ser diferente, más allá de los deseos de los
«¿no erráis... de Dios?»: y, después de esa doble respuesta, agentes todavía-ya marcados por los códigos dominantes del SOC.
insistencia: «andáis muy equivocados»: si se realiza todavía el «y acerca de que los muertos resucitan»: J vuelve sobre el fondo
«no habéis leído», hay que decir que se trata de un error de de la pregunta de los saduceos. «en el libro de Moisés, en lo de
lectura por parte de los saduceos. Es en la lógica del código la zarza»: en el relato de la zarza ardiente, «yo soy el Dios de
ANAL, que articula la lectura del relato ACC de J (relato po- Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob»: en ese relato
deroso que anuncia el poder escatológico) con la lectura de la Dios se presenta a Moisés como el Dios de la promesa hecha
escritura (de hecho: de un relato), donde tenemos que leer la a los patriarcas, en recuerdo de la cual emprende la liberación
doble respuesta de J. de los judíos de Egipto. Esta promesa era promesa de bendición
a la descendencia de Abrahán, sobre la que se apoyaba la obje-
«pues cuando resuciten de entre los muertos»: notemos pri-
ción saducea.
meramente que la objeción de los saduceos está bien fundada,
si no se trata más que de la lectura de la escritura; pues, como
«no es un Dios de muertos»: ahora bien, Abrahán, Isaac y
se ha visto,137 la creencia en la resurrección de los muertos ha
Jacob han muerto y, según la parábola de la viña que será dada
sido introducida en el texto judío en el siglo n antes de Jesucris-
a otros viñadores no judíos, no descendientes de Abrahán, esta
to a través de la producción literaria ideológica persa; por tanto,
promesa ha fracasado, siguiendo la lógica «materialista» que es
la escritura antigua la ignora. J tomará partido por la segunda
la de los saduceos. En suma, el Dios de Israel, del sistema de la
respuesta.
mancha principalmente, del campo SIM centrado sobre el tem-
«ni ellos tomarán mujer, ni ellas marido»: primero, J refuta plo, convertido en «cueva de ladrones», el Dios de la ideología
la objeción planteada por la ley del levirato; él niega que lo es- del sistema (SOC), es un Dios de muertos.™ Lo que, a nivel na-
catológico tenga que concebirse por el estilo del relato terrestre. rrador/lectores, de esos lectores situados después de la destruc-
En efecto, no se tratará ya de «casas», de procreación, de ma- ción del templo, es ciertamente una evidencia: Israel acaba de
trimonio. venirse abajo, su Dios no lo ha salvado.

«sino que serán como ángeles en los cielos»: lo que parece «sino de vivos»: la oposición muerte/vida, el texto desde S16
excluir también el amor sexual, reduciendo lo escatológico a un ha producido su inversión, el espacio BAS que es espacio de vida,
asunto de castración. De hecho, esta lectura es la de la ideolo- en oposición al campo del SOC, espacio de muerte, de Satanás
gía griega, en donde el discurso ideológico hablará de los «án- (S20, S22bl). Ese Dios cuyo poder está actuando en el relato
geles» como de «puros espíritus», sin cuerpos. He ahí por qué ACC liberador de los cuerpos, ése es el Dios de los vivos; y he
he traducido angelói por «anunciadores» (ángeles en la traducción
138
de la Biblia de Jerusalén), para señalar que esta distinción cuerpo/ En esta lectura, no tomo partido sobre las afirmaciones del actuan-
espíritu no existe en la semántica judía, como tampoco en la de te J, volveré sobre ello a otro nivel de mi discurso. Aquí no hago más que
intentar restablecer una lectura deformada por la ideología teológica co-
los persas; los «anunciadores» son unas «potencias», relacionadas rriente.
139
El mismo sentido de «muertos» en Le 9, 20: «Deja a los muertos
Cf. 122 s. enterrar a sus muertos».
288 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 289

ahí que J relee el relato de la zarza a partir de su propio relato a un Israel sometido al impuesto del César ocupante, «el Señor,
y toma partido sobre la cuestión de la resurrección de los muer- nuestro Dios, es el único Señor»: no hay otros señores, el dinero
tos: ese poder que hace levantarse a los cuerpos acostados (SIM: (del comercio), César o el Dios de los muertos. Por consiguiente,
S7, S12, S25, S44...) está en la lógica de la bendición prometida se afirma una triple oposición que ya había trabajado el texto:
a Abrahán, Isaac y Jacob, que es una lógica de bendición ma- Dios/Dinero,142 Dios/César, Dios de vivos/Dios de muertos; estas
terial, incluso en relación con la muerte. Poco le importa que la dos últimas, por lo demás, se refieren a la primera, pues César
fe en la resurrección haya sido tomada de la ideología religiosa está presentado a través de la moneda del impuesto y el dios
persa; su argumentación se apoya en la doble lectura del ACC de los muertos es el del templo en el que se hace el comercio y
y de la escritura. Por consiguiente, Abrahán, Isaac y Jacob deben donde se encuentra el tesoro (S57). Justamente la práctica de J
resucitar también ellos para participar de la bendición prometida, ha realizado, a todo lo largo del relato, la separación entre el
si ella fracasa en su descendencia. campo de Israel, dominado por estos tres «señores» y el espacio
BAS como propio de Dios, el único Señor, «escucha, Israel»
equivale a «lee mi relato» (ANAL), «y amarás al Señor, tu Dios...
i con todas tus fuerzas»: sobre esta lectura elabora tu estrategia,
«acercóse uno de los escribas»: un miembro de la clase de los a nivel de tu mente, de tus deseos; que no sean fascinados por
escribas (SOC) alineada por el relato entre los AA se adelantó, esos señores, sino que tu práctica, dando tu vida (EST), leyendo
se separó de su clase. Igual que Jairo, el jefe de la sinagoga (S25) con tu inteligencia (ANAL), obrando con fuerza (ACC), sea una
y más tarde José de Arimatea (S72), la clase no determina total- ruptura con el sistema que ellos dominan (SOC). Es el primer
mente a cada uno de sus elementos de manera que no pueda es- paso del seguimiento de J (S49-S50), el de la ruptura.
cuchar el relato de J. Sin embargo, lo que determina a los otros,
su endurecimiento de corazón, es el efecto de la ideología de clase, «el segundo es: amarás a tu prójimo como a ti mismo»: el
«viendo que les había respondido muy bien»: que eso había sido segundo mandamiento es el segundo paso del seguimiento de J:
una buena lección de interpretación, según la lógica del SIM ju- amar al que está próximo a ti, a los pobres que hay que liberar
dío. Esto establece también el enlace entre las dos problemáticas, (pues el rico, si has roto, se ha alejado de ti, cf. S49a2), a los
S55 h y i. «le preguntó: «¿cuál es el primero de todos los man- que están marcados por la carencia (m), por la maldición.
damientos?»: ¿cómo lees la escritura y sus dos sistemas de «como a ti mismo»: lo que tienes, dáselo (S31, S49), lo que
prohibiciones, la mancha y la deuda? ¿cuál tiene la primacía? es tuyo es de ellos. Es la lógica del sistema de la deuda, radica-
La pregunta señala el punto de enfrentamiento entre la clase sacer- lizado hasta sus últimas consecuencias.
dotal y los deuteronomistas y profetas.140
«no existe otro mandamiento mayor que éstos»: el sistema
«el primero es: Escucha Israel»: fórmula dominante en la li- de la deuda, radicalizado, es el que tiene la primacía. Todas las
turgia judía;141 es en el código ANAL donde se estructura «escu- prohibiciones del decálogo (S35, S49) están resumidas en ese
cha»: Israel, la viña, está llamada a escuchar al mesías que en- don: el amor de Dios y del prójimo.
seña en el templo de donde ha sido expulsado el comercio; es
«le contestó el escriba... y sacrificios»: él lee a su vez la
en cierto modo la llamada definitiva de aquel que vino a realizar
respuesta de J («tienes razón») y saca la consecuencia de ello;
la promesa del Dios de los vivos, de Abrahán, de Isaac y Jacob,
estos dos mandamientos del sistema de la deuda «valen mucho
140 más que todos los holocaustos y sacrificios», en suma, que el
Cf. 95 s. sistema de la mancha.
H
' La exégesis corriente se queda ahí e intenta ver la relación de
esa «perícopa» con las comunidades cristianas y su liturgia, lo cual termina «y viendo que le había respondido con sensatez»: leyendo
en la continuidad entre las dos liturgias. Si, por el contrario, se relaciona
el enunciado en cuestión con el conjunto del texto de Marcos, por el como los profetas han leído. Esto remite al comienzo de la
camino de sus códigos se llegará a una lectura de ruptura y no de con-
142
tinuidad. Cf. Mt 6, 24; Le 16, 13: «No podéis servir a Dios y al dinero».
290 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 291
escena («viendo que les había respondido muy bien»); J y el tica quien la hace, y la hace no ya a los AA, sino a la M («la
escriba son colocados por el relato del mismo lado, opuestos muchedumbre le oía con agrado») y, a través de ella, a los ze-
a los AA. De ahí la conclusión: «no estás lejos del reino lotes, actuantes de los que el texto consigue el golpe maestro de
de Dios», tú acabas de afirmar la inutilidad del templo y de no nombrarlos, aunque actúan a través de todo el texto. Esa pre-
sus sacrificios, que has roto por tanto verdaderamente con tu gunta es en efecto la M quien la hace en sus aclamaciones de
clase. S45i: la ambigüedad de la semántica mesiánica.
«mientras enseñaba en el templo... el Cristo»: se señala la ter-
j minación de S55, prolongando S55i.
«y nadie más se atrevía a hacerle preguntas»: acaba la se-
cuencia de las «preguntas» al mesías; el desplazamiento anun- «¿cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David?»:
ciado por la parábola de la viña, del campo simbólico judío la lectura dominante del mesianismo era la de la restauración
hacia el campo de los paganos, constituye la problemática común del reino de David,143 y esto en su descendencia de sangre, en su
a las diversas escenas de discusión (ANAL), que plantean pri- «casa». Es una última objeción al mesianismo de un «nazareno»,
mero el debate político de la relación del MPsubA con el MPE, dado que la «casa de David» es de Judea.144
luego el debate ideológico concerniente al escatológico, y final- «David mismo» va a corregir esa lectura de escriba, según la
mente el debate de la «transformación» (reforma) de la FS que atribución tradicional del salmo citado, «por el Espíritu Santo» 144 ':
ha dominado el AT, el de la relación entre el sistema de la «siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo
mancha y el de la deuda. Entre los AA, sin embargo, solamente de tus pies»: los «señores» del SOC, el dinero, el estado-templo,
un escriba ha llegado a la lectura propuesta por J. el Dios de los muertos (a nivel narrador/lectores: esa sumisión
de los enemigos acaba de cumplirse).
S56
«David mismo llama: Señor»: refutación de la objeción, pues
a Jesús, respondiendo, decía mientras enseñaba en el templo: si David llama «Señor» al Cristo, no podía ser su hijo; no se
«¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? trata pues de ningún modo de la restauración del «reino de Da-
David mismo dijo, movido por el Espíritu Santo: dijo el vid», que implica unas estructuras de poder monárquico subasiá-
Señor a mi Señor: siéntate a mi diestra hasta que ponga tico, reemplazando David al César, es decir, una FS reformada,
a tus enemigos debajo de tus pies. El mismo David le llama pero siempre sobre la base de una explotación de clases. Lo
Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?» mismo que las estructuras de parentesco según la sangre, las
«casas», han sido reemplazadas por la relación fraternal del
b La muchedumbre le oía con agrado. Decía también en su círculo BAS (S21, S49d), así también la «casa de David» es reem-
instrucción: «Guardaos de los escribas, que gustan pasear plazada por un Cristo pobre de práctica poderosa. Es lo que se
con amplio ropaje, ser saludados en las plazas, ocupar los trataba de leer en S45i: la entrada en Jerusalén sobre un asno.
primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos
en los banquetes; y que devoran la hacienda de las viudas «Con agrado»: la M parece ser adicta a J, lo cual sería con-
so capa de largas oraciones. Esos tendrán una sentencia más trario a sus intereses de clase.145 ¿Quizá satisfacción de ver confun-
rigurosa».
143
Cf. 138.
a 144
Es la razón por la que Mt 2, 1 ss. y Le 2, 4, rompiendo aparen-
«respondiendo»: al silencio de quienes ya no se atreven a temente con Marcos, harán nacer a Jesús en Belén de Judá.
144
preguntarle. Queda en efecto una pregunta después de las tres Cf. 393.
145
que acaban de ser hechas. Pero no se le hace a J; es su prác- Cf. 239 s., 339 s.
292 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...'» a Marcos? 293
didos a quienes les oprimen? En S68, sin embargo, se alineará
a
ella con los sumos sacerdotes.
«frente al arca del tesoro»: tres veces citado, el tesoro pone
b al templo en relación con el dinero, igual que el comercio en
S53; así esta gran secuencia en el templo (S52-S57) se abre y
«decía también en su instrucción: Guardaos de los escribas»: se cierra poniendo de relieve la relación templo-dinero (SOC).
la oposición instrucción de J/instrucción de los escribas, presen-
tada justamente al comienzo del relato de la práctica de J (S6) «cómo echaba la gente... muchos lieos echaban mucho»: es
y que pasa a través de todo el texto. Del mismo modo que la el funcionamiento económico del templo lo que J lee, echando
enseñanza de J era, en el ANAL, una referencia constante a la los ricos lo que los sumos sacerdotes administrarán; economía de
lectura de su propia práctica, así también aquí J relaciona la clase, «una viuda pobre echó dos moneditas»: es decir, muy poco,
enseñanza de los escribas con su práctica en el SOC. Se trata en contraste con el mucho de los ricos, «o sea, una cuarta parte
de la última instrucción de J a la M: como mesías que ocupa del as»: traducción para los lectores romanos del cambio de
el templo, va a tener contra la ideología dominante una especie moneda; nos encontramos todavía dentro del registro de lo eco-
de «mitin».146 nómico.
¿Aman al Señor su Dios con todo su corazón y a su prójimo c
como a ellos mismos? No, prefieren los largos y elegantes ves-
tidos, los saludos respetuosos, los primeros puestos y los me- «llamando a sus discípulos»: lección de interpretación por
jores asientos, las casas robadas a las viudas sin marido que las medio de una confrontación de relatos (ricos/pobres), «os digo
defiendan, la afectación de bondad. En resumen, leed su relato de verdad»: la lección se amplía inmediatamente al nivel narrador/
habitual, podréis leer su doctrina, «ellos tendrán un castigo mu- lectores; atañe directamente a estos últimos en sus prácticas ecle-
cho mayor», dice el mesías, en el último juicio. A los ojos de los siales: ya no es tanto del tesoro de lo que se trata, sino de la
lectores de Marcos, esta palabra se ha cumplido con la toma de aportación de los cristianos, de sus haberes, a la comunidad.
Jerusalén.
«esta viuda pobre ha echado más que todos»: lección de sub-
versibilidad de la práctica económica en el espacio de la eclesia-
S57 lidad; no es el valor (de intercambio) de lo que se da lo que cuen-
a Jesús se sentó frente al arca del tesoro y miraba cómo echa- ta, pues eso depende del haber de cada uno; sino dar de su
ba la gente monedas en el arca del tesoro: muchos ricos abundancia/dar de su indigencia, siendo esto precisamente lo que
echaban mucho. se subraya: «todo lo que tenía para vivir». La lógica de S31 im-
plica que ella tendrá con qué saciarse, la lógica de S22bl im-
b Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o
plica que ella dará fruto al ciento por uno.
sea, una cuarta parte del as.
c Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: «Os digo de En resumen, la economía del templo es confrontada con la
verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los economía del campo eclesial BAS; aquélla, economía de clases
que echan en el arca del tesoro. Pues todos han echado de dominantes, es derrocada, con el templo-tesoro estéril, por la de
lo que les sobraba; ésta, en cambio, ha echado de lo que los pobres en las ecclesias, práctica económica radicalizada, donde
necesitaba, todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir». se comparte todo lo que se tiene para vivir como condición
de bendición.
146
Que Mt 23 expone con una fuerza y una cólera máximas. Leed
ese discurso en voz alta como si fueseis actores de teatro y terminaréis S58
rojos de violencia: ¿no es un verdadero mitin? ¡Que nos vengan a decir
después de esto que Jesús era dulce y no violento, o que ignoró la lucha a Al salir del templo, le dice uno de sus discípulos: «Maestro,
de clases! mira qué piedras y qué construcciones». Jesús le dijo: «¿Ves
294 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 295

estas grandiosas construcciones? No quedará piedra sobre señales y prodigios con el propósito de engañar, si fuera
piedra que no sea destruida». posible, a los elegidos. Vosotros, pues, estad sobre aviso;
mirad que os lo he predicho todo.
bl Estando luego sentado en el monte de los olivos, frente al
templo, le preguntaron en privado Pedro, Santiago, Juan y b>5 Mas por esos días, después de aquella tribulación, el sol se
Andrés: «Dinos cuándo sucederá eso, y cuál será la señal oscurecerá, la luna perderá su resplandor, las estrellas irán
de que todas estas cosas están para cumplirse». cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los cielos serán
sacudidas. Y entonces verán venir al hijo del hombre entre
b2 Jesús empezó a decirles: «Mirad que no os engañéis. Ven- nubes con gran poder y gloria; entonces enviará a los ánge-
drán muchos usurpando mi nombre y diciendo: 'Yo soy', les y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el
y engañarán a muchos. Cuando oigáis hablar de guerras y extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
de rumores de guerras, no os alarméis; porque eso es nece-
sario que suceda, pero todavía no es el fin. Pues se levan- b6 De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas
tará nación contra nación y reino contra reino. Habrá terre- están tiernas y brotan las hojas, caéis en la cuenta de que
motos en diversos lugares, habrá hambre: esto será el el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis que
comienzo de los dolores de alumbramiento. sucede esto, caed en la cuenta de que él está cerca, a las
puertas. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta
b3 Pero vosotros mirad por vosotros mismos; os entregarán a
que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis
los tribunales, seréis azotados en las sinagogas y compare-
palabras no pasarán.
ceréis ante gobernadores y reyes por mí, para que deis testi-
monio ante ellos. Y es preciso que antes sea proclamada
b7 Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles
la buena nueva a todas las naciones. Y cuando os lleven
en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre. Estad atentos y
para entregaros, no os preocupéis de qué vais a hablar;
vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento. Al igual
sino hablad lo que se os comunique en aquel momento.
que un hombre que sale de viaje, que deja su casa, da
Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espí-
atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y órdenes
ritu Santo. Y entregará a la muerte hermano a hermano
al portero que vele; velad, por tanto, ya que no sabéis
y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los
cuándo regresará el dueño de la casa, si al atardecer, o a
matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre;
media noche, o al cantar del gallo, o de madrugada. No sea
pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.
que llegue de improviso y os encuentre dormidos. Lo que
a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!»
b4 Pero cuando veáis la abominación de la desolación erigida
donde no debe (el que lea, que lo entienda), entonces, los
que estén en Judea, huyan a los montes; el que esté en el
terreno, no baje ni entre a recoger algo de su casa, y el que «al salir del templo»: después de esta lección de economía
esté por el campo, no regrese en busca de su manto. ¡Ay comparada, J deja el templo, centro del espacio simbólico judío
de las que estén encinta y criando en aquellos días! Orad que será reemplazado por la práctica de dar lo que se tiene.147
para que no suceda en invierno. Porque aquellos días habrá
una tribulación como no la hubo igual desde el principio «uno de sus discípulos... y qué construcciones»: el templo que
de la creación, que hizo Dios, hasta el presente, ni la volve- ha abandonado permanece sin embargo como un monumento que
rá a haber. Y si el Señor no hubiese abreviado aquellos fascina, en la evocación del trabajo inmenso de su construcción.
días, no se salvaría nadie, pero en atención a los elegidos Lo que remite, una vez más, a David, quien quiso emprender
que él escogió, ha abreviado los días. Entonces, si alguno su construcción como «casa de Dios». A lo que Yavé había res-
os dice: 'Mirad el Cristo aquí', 'Miradlo allí', no lo creáis.
Pues surgirán falsos cristos y falsos profetas y realizarán Cf. 316 s.
296 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 297

pondido con un rechazo y una promesa sobre la «casa de David». lico judío centrado sobre el templo del que acaba de salir. Dado
J acaba de rechazar a ésta (S56); es la «casa» eclesial la que que este destino es el de su destrucción, se puede designar esa
ocupará el lugar del templo, en el centro del espacio BAS. salida como un éxodo {éxodos), la terminación del camino (odos)
de la subida a Jerusalén-templo.
«ves... que no sea destruida»: la práctica de J con relación
al templo, leída ya parabólicamente en la higuera seca, alcanza «Pedro... y Andrés»: los que han estado al comienzo del ca-
su punto definitivo: la destrucción de la «cueva de ladrones» mino (S4), son los que preguntan sobre su fin.
y su reemplazamiento por «la casa de oración para todos los pa-
ganos». Como hace notar L. Marin,148 el templo ya no será nom- «le preguntaron»: verbo que designa el código ANAL. En
brado en el TOP, en el enunciado narrativo, y cuando vuelva en efecto, todo el discurso se inserta en este código como una lec-
enunciados discursivos, será bajo el signo de su destrucción (S66, tura compleja (algunos indicios: «mirad», «os engañarán» (en
S71) hasta que su velo se rasgue, como prefiguración de esta la lectura), «veréis», «no creáis», «se verá», las parábolas, «com-
prended», «velad», «no sabéis», repitiéndose algunos de ellos).
destrucción que permitirá el desplazamiento definitivo de la mi-
Por otra parte, tanto en la pregunta como en la respuesta, los
rada de los lectores cristianos, de Jerusalén y su templo, hacia
futuros aparecen por todo el discurso, marcándolo como un relato
sus prácticas y lo que les es prometido.
de anticipación. Sin embargo, no es en términos de pre y pospas-
cual como hay que leerlo, pues no se trata de la muerte y de
b la resurrección de J. Se encontrarán tres índices que sitúan el
Se trata de una sola escena: pregunta de los cuatro discí- discurso casi íntegramente en el nivel narrador/lectores («el que
pulos y largo discurso de J como respuesta. Por comodidad, hemos lea», «ahora», «lo que a vosotros digo, a todos lo digo»); el úl-
separado ese discurso en seis secciones (b2-b7), siguiendo, poco timo marca expresamente la ampliación de los oyentes/lectores:
más o menos, las divisiones de J. Lambrecht,148' quien distingue vosotros —¥ todos, lo que permitirá leer no obstante algunos ele-
tres grandes secciones, equivalentes a b2-b3-b4/b5/b6-b7. b2 y mentos a nivel del relato de J, justificando que el discurso se
b3 están introducidas por imperativos «mirad» y b4 por «cuando halle en este lugar del texto.
veáis» (el conjunto de signos precedentes y la venida del hijo del
hombre); b6 por la parábola de la higuera y b7 por «mas de «¿cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de que todas
estas cosas están para cumplirse?»: dos preguntas (cuándo, qué
aquel día», que ilustrará una nueva parábola («un hombre que
señal), a las que el discurso responderá en orden inverso: b2-b4
sale de viaje»): es la pregunta del «cuándo» de esa venida.
ofrece las señales para interpretar, b6-b7 responde a la pregunta
del cuándo. Eso y todas estas cosas, por lo demás, parecen plan-
bl tear la segunda pregunta como implicación de la primera: eso
«sentado en el monte de los olivos, frente al templo»: el remite a S58a, anuncio de la destrucción del templo; todas estas
monte de los olivos (TOP) remite a S52 y asegura la terminación cosas, unido a «cumplirse» (con la raíz griega telos, fin), remite al
de esta gran secuencia S52-S58 concerniente al templo, sobre la relato último, escatológico (cf. b6, la lección de la parábola de
que volveremos después de la lectura de S58. Por otra parte (S63 la higuera: «eso» lo veis llegar, ha llegado; «todas estas cosas»
deben llegar todavía, no se sabe cuándo). Esta implicación, la
y metonimia Betania-monte de los olivos en S52), es el espacio
destrucción de Jerusalén que implica la escatología, la volveremos
de los DD («aparte»), espacio BAS, opuesto al templo, espacio de
a encontrar en el discurso, pero está ya presente en la pregunta
los AA. Desde el espacio BAS, J lee el destino del campo simbó-
de los discípulos, que trata también por consiguiente del relato
último.
'" Sémiotique de la passion, 57.
14g
' J. LAMBRECHT, La structure de Marc XIII. Nuestra lectura será «Jesús comenzó a decirles»: por tanto, a nivel narrador/
muy diferente de la que él propone: por ejemplo, el autor ignora el «el que
lea, que lo entienda» (b4), que será uno de los puntos centrales de lectores, a la pregunta de los lectores cristianos de Roma en
nuestra lectura. el año 72 ó 73 sobre la destrucción de Jerusalén y el relato
298 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 299

último, «Marcos» va a responder, primero leyendo los relatos es precursor, y, por el mismo hecho, anunciador del relato último;
contemporáneos recientes (b2-b4), luego anunciando la venida realmente están considerados a la vez como sucesivos y como
próxima del hijo del hombre (b5), finalmente respondiendo a signo y cumplimiento.
la pregunta del cuándo de ella (b6-b7). Por tanto, lección de
interpretación (ANAL), como el resto del relato y primeramente: b3
cómo leer el texto completo de los relatos que acaban de tener
lugar (b2-b4). «vosotros mirad por vosotros mismos»: se intercala otro tipo
de señales entre b2 y b4, que eran exteriores a las ecclesias; ata-
ñen directamente a éstas, a los lectores, a «vosotros mismos». Se-
b2 (b4)
rán perseguidos, detenidos, entregados a los tribunales, golpea-
«mirad que no os engañéis»: advertencia que aparecerá de dos, hermano contra hermano, padre contra hijos y viceversa, en
nuevo al final de b4. Los DD (los cristianos) estarán en un esa desarticulación de las «casas» que llega hasta la muerte, hasta
estado de lectura en donde el error es posible; es que J, que hasta el odio por parte de todos. Es el pasado reciente de la comunidad
aquí les enseñaba a leer, no estará con ellos; el código ANAL, de Roma (S49d), donde la oposición entre la práctica BAS y
código de las prácticas de lectura, es por tanto constitutivo de la práctica dominante del SOC aparece muy marcada, como en
la práctica cristiana, de la eclesialidad, como lo es de la práctica el relato de J. Hay dos consignas estratégicas concernientes a la
mesiánica de J. práctica de proclamación de las ecclesias que empalman entre sí:
«es necesario en primer lugar que la buena nueva sea proclamada
Dos tipos de señales: falsos mesías y relatos de guerras, a todas las naciones», es el éxodo del relato de J y de sus propa-
de catástrofes, de hambre, tomadas de nuevo en orden inverso en gadores, los discípulos, el que aquí se indica con todas las letras.
b4. «vendrán muchos usurpando mi nombre» equivale a «falsos Este éxodo hacia las naciones es ciertamente la finalidad última
cristos y realizarán señales y prodigios»; «mi nombre» remite al de la EST de J, después de la subida a Jerusalén, y se tratará
poder (S46c), igual que «diciendo: Yo soy» equivale a «mirad, de ello otra vez en las secuencias S59 y siguientes; ahora bien,
el Cristo aquí; miradlo allí». La relación de continuidad con las «Marcos», en Roma, centro del mundo de entonces, lee esto como
guerras haría pensar en las pretensiones mesiánicas de los ze- realizado, ya que se han creado ecclesias en todas las partes del
lotes, o quizá en los cristianos seducidos por otras sectas. Las imperio romano.
guerras y hambres como «la abominación de la desolación» re-
miten a la guerra judía cuyo relato («oiréis hablar») ha llegado «no os preocupéis de qué vais a hablar... sino el Espíritu
a Roma. Dado que el texto tiene una tipología apocalíptica muy Santo»: volveremos sobre esto más tarde.150 «el que persevere
marcada,149 no hay que intentar encontrar una correspondencia hasta el fin, ése se salvará»: en esta serie de relatos de maldi-
demasiado estricta con los relatos conocidos históricamente; la ción hay que saber que no es todavía el final, que el final vendrá
apocalíptica, literatura clandestina, es conscientemente elíptica en como salvación, como bendición escatológica (b6-b7 volverán sobre
sus alusiones a la contemporaneidad que sus lectores por otra par- este tema). Todavía la lógica de la metáfora de los dolores de
te leen muy claramente. alumbramiento: este relato anuncia otro que seguirá pronto.
«todavía no es el fin», «el comienzo de los dolores de alum-
bramiento», «días de tribulación»: señales de la sucesión de di- b4
versos relatos en un solo relato, de diversos signos que no for-
man sino un solo signo de lo que se espera (b5). La metáfora «la abominación de la desolación»: remite a Dan 9, 27, del
del alumbramiento inscribe a ese único relato en dos tiempos: que una añadidura posterior explícita «al templo»; el paralelo de
el de los dolores (b2-b4) y el de la liberación, de la alegría del Le 21, 20 dice: «cuando veáis a Jerusalén asediada por los
nacimiento, de la salvación (b5). En suma, el relato de los dolores ejércitos». Se trata aquí, nadie lo impugna, de la toma de Jeru-

Cf. 120 s. Cf. 394.


300 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 301

salen en el año 70 por las legiones de Tito —es la desolación— frecuencia utilizado por J: S35d, S40b, y su equivalente «compren-
y del incendio del templo —es la abominación—. Este superla- ded», S22c2, S33b, S35c, S40d, dos veces) indica la terminación
tivo de maldición inscribe pues a este relato en la semántica del del código ANAL como estructura textual del relato: este relato
simbolismo judío; es decir, que el narrador («Marcos») lee esta ha sido escrito para que el lector lea esta lectura.
destrucción de Jerusalén y de su templo según los códigos judíos: La práctica de J ha sido narrada frecuentemente como subver-
es el centro del campo simbólico judío el que ha sido profanado sibilidad del campo simbólico judío y, principalmente, S55 hace
y destruido, según la predicción de S58a. Todo lo que sigue con- leer la sustitución de este último por el espacio BAS entre los
firma esta lectura: la huida a las montañas, no volver atrás, des- paganos, después de lo cual J deja el templo y anuncia su des-
gracia de las que están encinta o amamantando, todo eso es la trucción. Es decir, que, para Marcos, lo que acaba de tener lugar
descripción de la desolación que ha caído sobre Judea. Judea, Je- es la consecuencia de la práctica de J, anunciada por éste, predicha
rusalén, el templo, es el centro del mundo 151 para un judío; su por él: a los lectores paganos corresponde comprenderlo, «hasta
desolación es la peor de las catástrofes según los códigos judíos.152 el presente»: una vez más el narrador toma la palabra, por así
Una vez destruido el campo simbólico judío, hay que dejarlo, decirlo, de la boca del actuante J, pues ese presente es el de su
hay que huir de él, pues ya no asegura la bendición (es la razón escritura y también el de la lectura, después del hundimiento
por la que dar a luz o amamantar se convierte en una desgracia); del campo simbólico judío.
en resumen, es la desorganización de los códigos corrientes, su
desbarajuste, el hundimiento del campo simbólico y de los códigos Después de recordar los riesgos de error de lectura por parte
que lo constituyen. de quienes se dejen extraviar por falsos mesías, pretendiendo
ocupar el lugar de J, lugar que ocupa precisamente el narrador
«desde el principio de la creación, que hizo Dios... ni la «Marcos», b4 termina con una advertencia: «estad sobre aviso;
volverá a haber»: se cita el código que define la cronología judía mirad que os lo he predicho todo»; el narrador se eclipsa, pues
por un comienzo {arché) y un fin {telos) para exaltar por un lado es el peso de la predicción de J el que debe garantizar la lectura
hasta el máximo la amplitud de esa maldición, singular en sen- de lo que ha sucedido.
tido estricto, en el pasado y en el futuro, pero también para se-
ñalar la abreviación de esos días de maldición (por el Señor del
código CRO) como condición de salvación de los «elegidos», b5
los lectores en el espacio BAS. «mas por esos días, después de aquella tribulación»: unión con
«el que lea, que lo entienda»: es la única vez en el texto, el relato de la desolación del campo judío.
en que se cita explícitamente al lector de Marcos; que se trata de «el sol se oscurecerá, la luna perderá su resplandor, las es-
un punto crucial de la estructura del texto en cuanto tal y que da trellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los
una clave de lectura explícita para su nivel narrador/lectores. cielos serán sacudidas»: es el código MITO, su cielo, el que ahora
«cuando veáis», que va unido a esta llamada al lector, indica se hunde después del campo simbólico judío, la desolación se hace
que se trata de una visibilidad que hay que saber leer. Esta llama- universal, ningún relato es ya posible, el relato último comienza,
da se explica, de un lado, por el hecho de que no se nombra el los tiempos se cumplen.
suceso visible que hay que leer y habrá que dar cuenta de ello; Volvamos a b4: ese suceso singular, único en su tragedia, es
pero, de otro lado, más decisivo, el término «entienda» que es la destrucción del templo; es decir, en la semántica, judía, el eje
propio del código ANAL en todo el relato, ese imperativo (con que en el centro del mundo une al cielo con la tierra.153 Si él
ha caído, el cielo ya no puede aguantar y se hundirá a su vez. Es
151
Cf. 130. pues la lógica de los códigos SIM-MITO estructurantes del texto
152
Le 21, 23, que no escribe según esos códigos, relativiza esta des-
gracia: «habrá una gran calamidad sobre la tierra, y cólera contra este 153
pueblo». Cf. 130.
302 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 303

la que permite la sucesión inmediata entre el relato escatológico a todas las naciones»), se reunirán en el gran círculo final, con-
y el hundimiento del campo judío; ella condiciona la escritura vertido en basileico, reino de Dios, corte de Dios.
de Marcos, situada en un «presente» entre los dos.
«desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo»:
«ni la volverá a haber»: no es una predicción, es una conse- tierra y cielo ya no se oponen, los dos términos del MITO ya
cuencia lógica, en el texto, de los códigos que lo estructuran. no se encuentran distanciados; el texto del relato está cerrado,
Ciertamente, volvemos a encontrar la matriz de la predicción teo- sólo falta dar consignas.
lógica, la predestinación («en atención a los elegidos que él esco-
gió, ha abreviado los días»), pero esa misma matriz está determi- «de la higuera aprended esta parábola»: vuelve la estructura
nada por la solidaridad textual de los códigos judíos. En el de- yo/vosotros, que es la del conjunto del discurso (y que ha sido
sierto de la desolación, el judío «Marcos» no puede hacer otra interrumpida en b5), con la parábola que debe ser comprendida
cosa más que esperar el relato último.154 b6-b7 no harán más que por los lectores; se trata en resumen del ANAL. Es la figura
confirmar esta lectura. de la producción agrícola la que permite a esos elegidos leer la
proximidad de su destino bendecido con generosidad, al treinta,
«entonces»: después del hundimiento del cielo sobre la tierra, al sesenta, al ciento por uno. Al revés de la higuera-templo, hecha
la desaparición de la diferencia que permite todo relato es el estéril, la higuera cuyas hojas crecen significa la proximidad del
cierre, lo escatológico.155 verano; 156 así, cuando veáis que eso sucede (el templo-higuera
seca), comprended que él, el hijo del hombre, está cerca, a las
«verán venir al hijo del hombre entre nubes»: cf. S42e. Es puertas. Estamos todavía en el «presente» del período entre
la manifestación de lo que el relato guardaba secreto, en el espa- los dos sucesos.
cio BAS. Es la razón por la que ya no hay que creer en un
mesías aquí o en un mesías allá, localizados: ya no hay práctica «yo os aseguro»: en un discurso que se sitúa en su totalidad
posible para esos mesías, aunque hayan realizado señales y pro- a nivel narrador/lectores, este índice refuerza lo que va a decirse,
digios. Ya no habrá señales ni anuncio, se presentará la ben- y es la respuesta a la pregunta «¿cuándo sucederá eso?», pregunta
dición definitiva y todos la verán. decisiva para esas comunidades tan probadas ya; esta generación
no pasará hasta que todo eso (lo escatológico) suceda, respuesta
«con gran poder y gloria»: no habrá ya poderes, ni riquezas, dada ya en S42e («yo os aseguro que entre los aquí presentes
pues los SOC se han hundido; el poder y la gloria son el hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir
fruto de «la más pequeña de las semillas que hay en la tierra» con poder el reino de Dios»). Esta predicción es la única que, en
(S22b3); en suma, es la justificación última, horizontal (en el Marcos, tendría valor de predicción, puesto que atañe a un su-
sentido de «horizonte», meta) de la estrategia de J, esa práctica ceso no acaecido todavía en el «presente» de la escritura; es
de la gente pobre, un carpintero, unos pescadores, unos publica- pues la predicción de «Marcos» mismo, respuesta a la problemá-
nos, cuya subversión contra los poderes de «quienes son tenidos tica de las ecclesias de Roma. Si nos percatamos de que la res-
como jefes de las naciones» (S50) alcanza aquí su apogeo. puesta dada ya en S42e había sido dada en medio del entusiasmo
de la predicción pospascual de la muerte-resurrección, y que es
«reunirá de los cuatro vientos»: todos los que han escuchado la predestinación misma de los lectores la que está en juego, en-
el relato y han creído en él, de todas las naciones de la tierra contramos uno de los elementos de la lógica del discurso teo-
(pues «es necesario primero que la buena nueva sea proclamada lógico de Marcos: la primera predicción justificaba de antemano
esta segunda, puestas las dos en la misma boca. Y las palabras
154
Igualmente Mateo. Lucas desolidariza a los dos códigos; pagano y de esa boca no pueden por consiguiente ser desmentidas, pues
situado en la tercera generación de cristianos, unos treinta años después si es verdad que hunden sus raíces en el MITO, lo rebasan tam-
de la destrucción del templo, el relato último ya no es en él solidario
de esa destrucción.
155
Cf. 160 s. Cf. 277, n. 125.
304 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 305

bien: «el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán». nente, la cual se puede constatar también en el evangelio de
Clausurado por el MITO, el texto Intenta desmitologizar.157 Juan» (p. 97). Lucas lee pues de otro modo el relato del templo,
al mismo tiempo porque él escribe treinta años después y la pre-
Abramos aquí un paréntesis. La confrontación con el texto de dicción de «Marcos» no se ha realizado», y porque el juego de
Lucas, que escribe hacia el año 100, es decir, en el momento del los códigos SIM y MITO no es el mismo en su texto (lo que,
paso de la segunda a la tercera generación eclesial,158 sirve para ciertamente, habría que analizar en el conjunto de los escritos
esclarecer la lectura que propongo aquí del texto de Marcos, por de Lucas).
las transformaciones que él introduce. Incluso si tengo ciertas
reservas sobre algunos puntos de vista de Jean-Daniel Kaestli,
en L'eschatologie dans l'oeuvre de Luc, no puedo por menos de b7
suscribir la tesis que él toma de Conzelmann, según la cual «el
motivo principal de la transformación que Lucas hace sufrir El término del plazo de la clausura escatológica es muy con-
a su fuente es el retraso de la parusía, que le lleva a reconsiderar creto: es el tiempo de vida de una generación que envejece (han
completamente la naturaleza y el desarrollo de las cosas últimas» pasado cuarenta años)159 y de la que muchos ya no viven. Queda
(p. 55). Así, para el logion final de S42e, que fija la parusía la indicación del día y de la hora: el texto recuerda que los dis-
en el período de la primera generación de discípulos, la trans- cursos de predicción están en contradicción con la lógica narra-
formación que lleva a cabo Lucas se debe al hecho de que «ha- tiva que él ha establecido, «en cuanto a ese día o a esa hora,
ciéndose esperar el final, renuncia absolutamente a fijar la nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo, ni el hijo». J no puede
fecha de él» (p. 18); y lo mismo hace con «no pasará esta gene- pues ser más preciso, por el hecho de su ignorancia: «sin que
ración hasta que todo suceda» (p. 53). De igual modo, la susti- sepa cómo», el trabajo subterráneo produce sus frutos y llega
tución ya citada de «la abominación de la desolación» por «el en el momento escatológico de la cosecha.
asedio de Jerusalén sitiada por el ejército romano» «nos indica
la mirada completamente nueva que Lucas arroja sobre las pro- «sino sólo el padre»: último secreto del que ha hecho el cielo
fecías de Marcos 13» (p. 49). Pagano de origen, no judío, Lucas y la tierra, el único señor del MITO; secreto cuya significación
independiza el SIM del MITO (ésa es su «nueva mirada»), en es la exigencia de vigilancia hasta el último momento: «velad,
la lógica de la eliminación de «la espera de un final inminente». porque ignoráis cuándo será el momento».
«Desescatologiza» ciertos sucesos como la destrucción del tem-
plo, la caída de Jerusalén o la persecución que azota al pueblo «al igual que un hombre que sale de viaje»: una última
de Dios, quitándoles su significación tradicional de signos pre- parábola; ya no se trata de plantas agrícolas en esta metáfora del
cursores del fin, y reduciéndolos al rango de etapas necesarias campo de Israel, sino de la casa; se ha efectuado un desplaza-
en el camino que conduce a la salvación definitiva. Esta «pasa» a miento de la viña-Israel y de la higuera-templo a la casa-ecclesia.
un futuro lejano e indeterminado (pp. 55-56). No impide esto que haya un paralelismo entre S55d y esta pa-
rábola: allí como aquí, el propietario que ha marchado lejos tiene
Por tanto, y es Kásemann quien aquí opina, Lucas se sitúa que volver; allí el Dios de Israel, aquí Jesús-hijo del hombre
en el «período de transición que ha conducido de la iglesia pri- (pospascual por consiguiente). La lección de interpretación es por
mitiva a la iglesia antigua; el criterio de este paso es la extinción tanto fácil: los dirigentes de Israel no han velado sobre la venida
progresiva de la espera escatológica de un fin del mundo inmi- del mesías; vosotros mismos no debéis ser cogidos de improviso
ante la venida del hijo del hombre160: «velad, pues».
157
Cf. la contradicción MITO/ACC que habíamos localizado en 164 (y
159
más adelante 431 s.). Según la cronología comúnmente aceptada, que sitúa la muerte de
158
J. D. KAESTLI, L'eschatologie dans l'oeuvre de Luc, 107: «El prólogo Jesús en el año 30 después de Jesucristo (cf. BJ, 1653: nueva edición, 1821).
(del evangelio de Lucas) muestra que él mismo se sitúa en la tercera 160
Es sin embargo lo que ha sucedido, cuando las ecclesias han dejado
generación (...), y nos parece preferible por consiguiente seguir a H. Con- el sitio a la iglesia, dado que las estructuras del MPE eran más fuertes
zelmann que sitúa la obra de Lucas alrededor del año 100». que la vigilancia.
306 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca....» a Marcos? 307

«si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de digos SIM-MITO, anuncia la venida próxima del relato esca-
madrugada»: la vigilancia se hace durante la noche, es decir, en tológico, en el tiempo de la primera generación eclesial, que toca
tiempo de maldición, lo cual la hace tan difícil. La cronología de a su fin.
las cuatro vigilias de la noche judía prepara el relato de la pri-
sión y juicio de J, y la vigilancia pedida a los lectores se com-
para con la no vigilancia de los discípulos, «encontrados dormi-
dos» (S64). Lectura retrospectiva de S42c-S58
«vigilancia» se opone a «dormir», como estar de pie a estar
acostado. El sueño es la ausencia de relato; sobre el relato de
las prácticas de los siervos es donde debe ejercerse la vigilancia, Quizá podría comenzar por recomendar a los lectores no
«da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo»: velad pues demasiado apurados que volvieran a leer las páginas 237-246,
sobre vuestra práctica, práctica de servicio, es decir, práctica po- comentario de S42e-c como programación de esta gran secuencia;
derosa, de autoridad, de salvación (m —> b) (S50); 161 y si hay estas páginas quizá les resulten ahora más fáciles de comprender...
que insistir tanto sobre la vigilancia, es porque la seducción del Se trataba allí, en primer lugar (S42c), de una nueva EST de J,
SOC, «las preocupaciones del siglo», «la seducción de la rique- la de la subida a Jerusalén donde tendría lugar un «enfrenta-
za y de las otras concupiscencias» (S22c3), siguen actuando siem- miento», que no estaba definido allí entre J y los sumos sacerdo-
pre sobre las ecclesias, igual que «las tribulaciones o las perse- tes, ancianos y escribas. El texto lo ha precisado después: ese
cuciones a causa de la palabra» (Ibid.) por parte de los que tienen enfrentamiento ha tenido lugar en el templo, primero con la
el poder del mismo SOC. expulsión de los comerciantes (S53), luego con la polémica ideo-
lógica que ha llevado a cabo el desplazamiento del campo sim-
«lo que a vosotros digo, a todos digo: ¡Velad!»: el texto se bólico judío hacia el (eclesial) de los paganos, del que la pará-
extiende de nuevo, más allá de Pedro, Santiago, Juan y Andrés, bola de la viña ha sido el anuncio.
a los lectores de J, a los lectores de Marcos.
Luego (escena d), se trataba de la oposición de una EST Z
a esa EST J, según el esquema «pensamientos de los hombres/
pensamientos de Dios». Está claro ahora que es el destino del
templo el que estaba en juego en esa confrontación: la EST de J
Lectura retrospectiva de S53-S58 ha llevado a abandonar el templo como estéril, en beneficio de
un éxodo hacia los paganos, mientras que la EST Z se centraba
en la liberación del templo y de Israel de los ocupantes romanos.
La pregunta que se planteaba era: ¿cuál de las dos estrategias
Esta gran secuencia se estructura alrededor del templo y conducirá a la bendición escatológica («pensamientos de Dios»),
del desconocimiento/reconocimiento de la mesianidad de J. La y cuál a la maldición («pensamientos de los hombres»)? La lec-
práctica mesiánica de J subvierte la práctica dominante (AA) en tura que «Marcos» hace de la destrucción del templo y de la
el centro del campo simbólico judío (S53); sus lecturas de dis- derrota de los zelotes da cuenta del acierto de la EST J.
cusión con los AA efectúan un desplazamiento de ese campo sim-
bólico hacia el campo (eclesial) de los paganos (S55-S57), a partir Pero no todo está todavía elucidado: se trataba también de
de la lectura que hace de la maldición parabólica de la higuera una doctrina nueva, de una palabra claramente anunciada en el
(S54). «Marcos» lee la destrucción del templo como consecuencia espacio DD, que era el objeto de la escena e. Allí se articulaba
de esa subversión-desplazamiento y del rechazo del mesías por los esa doctrina, esa lectura (ANAL), con el esquema del camino,
sumos sacerdotes, ancianos y escribas; y, por el juego de los có- del seguimiento detrás de J; esa doctrina atañe a la estructura
de la práctica que desembocará en el relato escatológico. Ahora
141
Cf. 268. bien, esa estructura se define en relación con las prácticas (o
Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...•» a Marcos? 309
30á

con las estrategias) del sistema SOC; esta es la razón por la que de la lectura del relato de las secuencias pascuales, de las que se
el contraste EST J/EST Z va a dominar la subida, el camino va a tratar ahora.
hacia Jerusalén. Por otra parte, la perspectiva (EST) del éxodo
hacia los paganos, en el que los doce serán enviados dos a dos S59
sin la presencia de J (volveremos sobre ello), pide la articulación a Faltaban dos días para la pascua y los ázimos. Los sumos
del relato ACC con los relatos eclesiales y de éstos con el relato sacerdotes y los escribas andaban buscando cómo podrían
escatológico, articulación de la que la frase «os aseguro» es el apoderarse de él con engaño y darle muerte. Pues decían:
índice mayor.162 «Durante la fiesta no, no sea que haya alboroto del pueblo».

S46-S50 a
Las oposiciones niño-joven/adulto, siervo/dominador, prime-
ro/último, rico/pobre, definen esta práctica mesiánica-eclesial como «la pascua y los ázimos»: prepara a S61-S62 y reanuda el
la inversión de los códigos dominantes en el SOC163: la fuerza relato, «faltaban dos días»: (CRO) enlace con S58a, después
es lo contrario del poder. Esto vuelve en S55 con las oposiciones del gran discurso de S58b, igual que «los sumos sacerdotes, etc.»
Dios/dinero, Dios/César, Dios de vivos/Dios de muertos, en el recoge a S53d y S55e. Por tanto, S59-S60 (ésta empotrada en
seno de la otra más amplia de Jesús el mesías/templo, como aquélla) se presenta como un enlace entre S53-S58 (el templo)
en S56, que opone el mesías a David, y en S57 que opone la y S61-S62 y lo que sigue, bajo el signo de la pascua. Habrá que
economía del templo-tesoro a la del don de todo lo que se tiene. volver sobre ello retrospectivamente.
En suma, se trata de «perder su vida» según los códigos del «andaban buscando cómo podrían apoderarse de él»: La EST
SOC, para «ganarla» según los del BAS, de no «canjear su de los A A tiene como objeto el cuerpo de J («apoderarse de
vida» contra la pretensión de «ganar el mundo entero». No es él») y su muerte, «durante la fiesta no»: la M es todavía el en-
que se trate solamente de bendición que ha de venir en el reino clave estratégico, pues ha aclamado a J como mesías, hijo de Da-
de Dios y de su gloria, pues ya en la eclesialidad se encontrará vid, provocando así un primer tumulto (S45i). A esta EST de
cien veces más que lo que se ha dejado (S49d); sino que es los AA responde la de la clandestinidad de J (S53e); esto impone
verdad que eso no vendrá más que con las persecuciones ine- la necesidad, para los AA, de un elemento exterior a ellos que
vitables por parte de las clases que ostentan el poder (S49d, S50b, haga eficaz su EST. Será Judas, el sicario.
S58b3), como las comunidades lo han experimentado amargamen-
te. Sin embargo, último elemento de esta doctrina nueva, la prác-
tica mesiánica de J y la eclesial de los discípulos conducirá, en S60
la ascensión escatológica del hijo del hombre, a la bendición de- a Estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, recos-
finitiva; y ésta se acerca, predice «Marcos», y tendrá lugar durante tado a la mesa,
la vida de la primera generación de discípulos (S42a, S58). ¿Vale b vino una mujer que traía un frasco de alabastro con perfu-
la pena insistir en el hecho de que todo esto es legible a nivel me puro de nardo, de mucho precio; quebró el frasco y lo
de texto prepascual? Se habrá encontrado pues el texto tachado derramó sobre su cabeza.
por el discurso teológico, ese texto quizá nunca escrito y que
sin embargo hay que saber leer. Lo que se ventila en esa lectura c Había algunos que se decían entre sí indignados: «¿Para
(que la exégesis burguesa no ha conseguido nunca hacer) podemos qué este despilfarro de perfume? Se podía haber vendido
presentirlo ya, pero no quedará totalmente aclarado sino después este perfume por más de trescientos denarios y habérselo
dado a los pobres». Y refunfuñaban contra ella. Pero Jesús
162
dijo: «Dejadla. ¿Por qué la molestáis? Ha hecho una obra
163
Cf. 357, n. 5. buena conmigo. Porque pobres tendréis siempre con vos-
Los zelotes, reformistas, no quieren cambiar los códigos del SOC, otros y podréis hacerles bien cuando queráis; pero a mí no
sino solamente las «personas» que ocupan en él unas funciones (cf. 139 s.).
310 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 311

me tendréis siempre. Ha hecho lo que ha podido. Se ha en las clases dominadas, empobrecidas; está en relación priorita-
anticipado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Yo ria con ellas.164 «pero a mí no me tendréis siempre»: el mí es
os aseguro: donde quiera que se proclame la buena nueva, introducido de nuevo en oposición a pobres, de este modo: tener
en el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha pobres con vosotros/no tenerme, a mí, con vosotros; es decir,
hecho para memoria suya». presencia de los pobres con los ÜD/ausencia (del cuerpo) de J
de entre los DD. Es pues de la ausencia de J, de su partida, de su
a éxodo, de lo que aquí se trata; es la perspectiva de ese éxodo la
que pide la lectura que J va a seguir haciendo del relato de la
«estando él en Betania, en casa»: espacio DD de clandes- mujer. En esta secuencia, por otra parte, refiriéndose a S62,
tinidad (fuera de la ciudad: TOP-EST). se verá que, en la misma perspectiva de éxodo, el cuerpo de J
está puesto en relación con el pan que hay que dar a los pobres,
«en casa de Simón el leproso»: estos elementos, a nivel sig-
el cuerpo de J en metonimia con los pobres.
nificante, evocan a S7 y S10 y recuerdan que el objeto buscado
por la EST de los AA es el cuerpo de J, cuyo relato de la fuerza «ha hecho lo que ha podido. Se ha anticipado a embalsamar
(SIM) ha comenzado justamente en esas secuencias. Se va a tratar, mi cuerpo»: antes de mi éxodo mesiánico (hacia los paganos)
en efecto, del cuerpo de J. ella ha ungido mi cuerpo como el del mesías,165 mi cuerpo que es
«a la mesa»: vuelve aquí el esquema del círculo, cuyo centro fuente de bendición (m —> b) para los cuerpos que hay que
es el cuerpo poderoso de J. «vino una mujer»: como en S26b, salvar.
S36b, puesto que había escuchado el relato de la práctica de J. «para la sepultura»: pospascual, puesto que implica la muer-
«de mucho precio»: riqueza, lujo (SOC). «perfume puro de te de J; traído aquí por el episodio de las mujeres que quieren
nardo... y lo derramó sobre su cabeza»: relato de unción; por perfumar el cuerpo muerto de J y no pueden porque ya no está
consiguiente, en el contexto (S45i, S56a) reconocimiento mesiá- allí (S73), este inciso teológico se da como anticipación de la
nico (mesías = ungido), «algunos»: los discípulos, pero sin nom- resurrección de J (de la ausencia de su cuerpo en la sepultura)
brarlos, «entre sí indignados»: indicación de lectura de incom- y desvía el éxodo de J de «éxodo hacia los paganos» (EST pre-
prensión (cf. Sl2d, S23c, S43c, S49c, S55c) del relato de la mu- pascual) a éxodo hacia Dios, por el rodeo de la resurrección;
jer y proponiendo otro relato en su lugar. desvío en donde el hijo del hombre colectivo es individualizado
en un único actuante J.166
«¿para qué este despilfarro de perfume?»: esa pérdida, en
términos de Bataille. «haber vendido este perfume por más de «yo os aseguro»: el texto se sitúa a nivel narrador/lectores,
trescientos denarios y habérselo dado a los pobres»: se trata de apuntando a los relatos eclesiales de «proclamación de la buena
una lección de economía, a la manera de S57, y son por consi- nueva», «en el mundo entero»: aquí se restablece la meta de la
guiente los discípulos quienes la dan en recuerdo de S49b: «vete, EST prepascual de J, el éxodo a los paganos del mundo entero,
vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, luego ven y si- como en S58b3. «se hablará también de lo que ésta ha hecho»:
gúeme», «olvidando» este último elemento: «sigúeme». la buena nueva no es solamente la proclamación del relato de J,
sino también del relato de sus diferentes actuantes, que se re-
«y refunfuñaban contra ella»: EST DD. «dejadla»: contra- parten entre «los que creen» y «los que no creen». El relato de
estrategia de J, oponiéndoles otra lección de interpretación del
relato de la mujer: «ha hecho una buena obra conmigo», que 164
Se sabe el uso ideológico que se ha hecho de esta afirmación de
restablece precisamente el elemento de S49 que falta en la lec- J, «olvidando» leer lo que ella implica en la relación estructural cristianos/
ción de los DD: «yo». pobres: se la ha leído como si «predijera» (teológicamente) la imposibilidad
de eliminar la pobreza, es decir, la eternidad del sistema de clases.
«siempre vosotros»: de la práctica de la mujer la lección 165
Planteado como hipótesis por L. MARÍN, Les femmes au tombeau-
se vuelve hacia la práctica de los DD. «pobres tendréis siem- Essai d'analyse structurale d'un texte évangélique»: Langages, 22, 49.
pre con vosotros»: vuestra práctica, en el círculo BAS, se realiza 166
Cf. más adelante, 417 y 422.
312 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 313

la unción de J por parte de la mujer, y es la conclusión de la tuno»: vuelto al espacio de clandestinidad, introduce en él (por
lectura de J la que da valor a su cuerpo como fuente de ben- medio de la palabra «buscar», característica: S53d, S55e, S59a)
dición (SLM/BAS), reviste una significación importante, la del la EST de los AA; (la promesa de) el dinero, ese oponente de
lugar que ocupa el cuerpo de J en la práctica eclesial (cf. S62). Dios, trabaja en él como amenaza de muerte.
«para memoria suya»: como su relato; el relato es memoria S59a-S60-S59b, c, d: la intercalación permite volver a leer
de la práctica de unción mesiánica que narra. Aquí se abre una S60 y sus lecciones de economía. El intercambio propuesto: per-
perspectiva de lectura que yo no he sabido hacer: ¿qué relación fume-dinero (DD)/(DD) dinero-pobres no se realiza, pues el per-
hay entre las mujeres y el cuerpo de J (S26, S60, S71c, S72e, fume se pierde como unción del cuerpo de J destinado a ausen-
S73a)? tarse. Judas, uno de los DD,167 recupera el dinero perdido dete-
niendo esa ausencia, ese éxodo del cuerpo de J: cuerpo de
J-AA/(AA) dinero-Judas. Puesto que ese cuerpo está destinado
S59 a la muerte, el perfume debe volver a él (S73), cambiando de
b Entonces, Judas Iscariote, uno de los doce, se fue donde significado en el eje vida/muerte, de perfume de fiesta a perfume
los sumos sacerdotes para entregárselo. de entierro.168 De igual modo, la fiesta-tumulto del pueblo (S59a)
se transformará en fiesta de ejecución (S68c). En otras palabras,
c Al oírlo ellos, se alegraron y prometieron darle dinero. el dinero del templo impedirá que el cuerpo de J atraviese la
d Y él andaba buscando cómo le entregaría en el momento frontera simbólica Palestina/naciones, y es quizá el zelotismo
oportuno. desesperado del sicario Judas el que se indica de ese modo como
oposición a la EST internacionalista de J.
b
S61
«Judas Iscariote»: el exzelote. «uno de los doce se fue donde
los sumos sacerdotes»: del espacio BAS (que es también espacio a El primer día de los ázimos, cuando se sacrificaba el cordero
de clandestinidad) del círculo de los doce, enviados con poder pascual, le dicen sus discípulos: «¿Dónde quieres que vaya-
sobre los espíritus inmundos y que debían ser enviados a las mos a hacer los preparativos para que comas el cordero
naciones, «al mundo entero», Judas pasa al espacio de los AA y de pascua?»
a su estrategia sobre el cuerpo de J. «para entregárselo»: cf. S19 b Entonces, envía a dos de sus discípulos y les dice: «Id a la
y S62, el término que caracteriza a la práctica de Judas es entre- ciudad; os saldrá al encuentro un hombre llevando un cán-
gar, o sea, dar el cuerpo de J. taro de agua; seguidle y allí donde entre, decid al dueño
de la casa: 'El maestro dice: ¿Dónde está mi sala, donde
c pueda comer la pascua con mis discípulos?' El os enseñará
en el piso superior una sala grande, ya dispuesta y prepa-
«se alegraron»: los sumos sacerdotes tendrán su fiesta; su EST
rada; haced allí los preparativos para nosotros».
encuentra el elemento que les faltaba, que ha cambiado de es-
pacio, «y prometieron darle dinero»: el cuerpo de J será canjeado c Los discípulos salieron, llegaron a la ciudad, lo encontraron
por dinero, que, en el SOC, interviene en los intercambios. J tal como les había dicho, y prepararon la pascua.
ha opuesto «dar» a «comprar» como característica del espacio 167
BAS (S31): Judas cambiando de espacio vuelve pues del BAS Jn 12, 6 dirá que era el depositario del dinero del grupo y que
lo malversaba, impidiendo que llegase a los pobres, sus destinatarios.
al SOC. 168
Como indica L. MARÍN, Sémiotique de la passion, 146. Los análisis
de Marín son quizá muy bonitos, semióticamente hablando; sin embargo,
d cuando el dinero se caracteriza en ellos como «lo neutro en sí mismo»
(156), tenemos derecho a preguntarnos si no es la ideología capitalista la que
«y él andaba buscando cómo le entregaría en el momento opor- hace un «guiño de complicidad».
314 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 315

«el primer día»: (CRO) dos días después de S59-S60, enlace Jerusalén se convierte en «la ciudad», el templo es reemplazado
que es reforzado por la repetición de «pascua y ázimos». «Ázi- por «una casa» entre todas las casas de la ciudad: es decir, que
mos», «la pascua»: cita del texto del relato del éxodo, del paso no nos encontramos ya en el campo simbólico judío ni en su
(pascua) de Moisés y del pueblo de Israel, de Egipto, tierra de centro, sino en un espacio que es marginal, anónimo por tanto
esclavitud, a Israel, tierra de cumplimiento de la promesa a en el texto judío; es efectivamente el lugar (TOP) de partida
Abrahán, Isaac y Jacob, «los ázimos»: referencia al pan comido del éxodo hacia las naciones paganas, ese campo de impureza
la víspera de la partida. Según la lógica del desplazamiento anun- y maldición cuyas casas, en el anonimato cosmopolita del impe-
ciado en S55d y expuesto luego, es el éxodo inverso el que se rio romano, se convertirán en «casas de oración para las na-
va a realizar, puesto que Israel se ha convertido a su vez en tierra ciones». Casas anónimas en un campo que ya no tiene centro;
de esclavitud por obra del dinero, del estado-templo, del Dios para localizarlas hay que saber leer los relatos de las prácticas
de los muertos; S62 narra cómo se ha comido el pan la víspera que proclaman la buena nueva de la bendición escatológica. ¿Qué
de esa nueva partida. La memoria del primer éxodo hacia el prácticas? S62 va a responder.
primer cumplimiento de la promesa atestigua, como relato que
permite leer (ANAL) el relato ACC, ese segundo éxodo hacia el S62
último cumplimiento (cf. Moisés y Elias en S43).
al Y al atardecer, llega él con los doce.
Me parece que el relato de esta secuencia interesa por su b Y mientras comían recostados, Jesús dijo: «Yo os aseguro
paralelismo con S52 y nos da finalmente la clave de una pregun- que me entregará uno de vosotros, que come conmigo».
ta formulada desde S42, cuya respuesta, supuesta ya en la lec- Ellos comenzaron a entristecerse y a decirle uno tras
tura de las últimas secuencias, es dada por el relato a nivel de sus otro: «¿Acaso soy yo?» El les dijo: «Uno de los doce que
estructuras. La pregunta es la de la finalidad de la EST J subiendo moja conmigo en el plato. Porque el hijo del hombre se va,
a Jerusalén.169 Estos dos pequeños relatos de envío de dos dis- como está escrito de él, pero ¡ay de aquél por quien el
cípulos para hacer lo que, allá el Señor, y aquí el maestro, les hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre
«había dicho» de antemano, ¿qué narran sino los resultados de no haber nacido!»
esa subida a Jerusalén? La toma del templo y el anuncio de la
viña dada a otros, por una parte, y el éxodo hacia el campo de c Mientras estaban comiendo, tomó pan y, pronunciada la ben-
esos «otros», los paganos, bajo la memoria pascual del primer dición, lo partió, se lo dio y dijo: «Tomad, esto es mi
éxodo, por otra, es lo que J ha venido a hacer en Jerusalén, cuerpo». Tomó luego un cáliz y, dadas las gracias, se lo
la doble finalidad de su estrategia prepascual. dio, y bebieron todos de él. Y les dijo: «Esta es mi sangre
de la alianza, que va a ser derramada por muchos. Yo os
Esta pregunta (y su respuesta) no se plantean más que a nivel aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el
del texto prepascual; está pues borrada, y por eso la exégesis bur- día aquel en que lo beba nuevo en el reino de Dios».
guesa no ha sabido formularla; ¡lo cierto es que Jesús ha venido a
a2 Y cantados los himnos, salieron...
Jerusalén para morir! Pero entonces, ¿por qué se oculta de quie-
nes le buscan para darle muerte? ¿Por qué es necesario que uno que son de hecho transformaciones textuales, se borran en la «sinopsis de
de los doce cambie de campo para que suceda esto? ¿Por qué el las variantes»; al ignorar, conscientemente (cf. 235, n. 150 y también 231,
texto hace «política» en lugar de hacer «religión»? n. 111), las dos aportaciones materialistas de la exégesis moderna de los
evangelios (cf. más atrás, 138), Marín cae en la vieja trampa de la «si-
«la ciudad..., la casa..., mi sala»: como Marin ha observado,170 nopticidad» de la exégesis precientífica. b) El texto narrativo que precede
al «relato de la pasión» y que, como estamos mostrando aquí, dirige
su lectura, ese texto y su producción textual en la trama de sus códigos,
"" Cf. 242, 270. están separados del corpus: ¿cómo no se va a resentir su lectura por
170 ello? Se verá en la necesidad de introducir un «pre-texto» como pauta
Sémiotique de la passion, 48 ss. Una de las críticas que hay que
hacer se refiere a la elección de su corpus: a) al colocar los 4 relatos de de lectura, y ése será el de la ideología teológica que domina desde siem-
la «pasión» como «variantes» de un solo relato, las diferencias textuales, pre todas las exégesis. Volveremos sobre ello.
316 Lectura de Marcos «¿Uo habéis leído nunca...» a Marcos? 317

al Hay por consiguiente una doble predestinación: la de J, que obe-


dece a una necesidad teológica referida a la escritura, y la de
«y al atardecer»: la CRO, desde S53, entra claramente, Judas, generadora de desdicha, que proviene de la narratividad
«llega él»: trayecto Betania-ciudad, repitiendo S54a-c, d-g y so- y de su azar. Así, pues, hay que descifrar la contradicción relato/
bre todo S45i. El paralelo S52-S451/S61-S62 presenta el contras- teología: la muerte de Jesús intervendrá como desaprobación de
te mesías manifiesto/mesías clandestino (S42b). S62 va a per- la EST establecida durante mucho tiempo, como su fracaso, ca-
mitir esclarecer, en el espacio BAS, esa estrategia de secreto sobre yendo la maldición sobre una práctica de poder, de bendición. El
la mesianidad, que S45 ha desmentido aparentemente; en suma, trabajo del discurso teológico, ¿qué es sino la justificación de
llevar hasta el extremo las implicaciones del contraste EST J / este fracaso, la consideración de esa muerte como objeto contra-
ESTZ. dictorio al que hay que dar un significado? Pero eso no podrá
hacerse sino recurriendo a una predestinación que hace necesario
b lo que es aleatorio a causa de la narratividad misma; si el mesías
ha sido matado, es necesario que eso haya sucedido por pre-
«mientras comían recostados», repetición al comienzo de c;
destinación del que le ha enviado.172
es el esquema del círculo que se inscribe de nuevo como comida.
Ciudad-casa-sala-mesa: este estrechamiento progresivo del círculo «uno tras otro»: «¿acaso soy yo?»: en el ímpetu del «yo os
hasta centrarse en la práctica del pan se opone a este otro: Jerusa- aseguro»: es más bien a los cristianos de Roma a quienes se
lén-templo-comercio; el desplazamiento del campo termina en la apunta. Efectivamente, Judas es presentado a los lectores de
oposición comercio (venta-compra)/práctica del pan (tener-dar), Marcos en contraste con Pedro, como dos ejemplos extremos de
clave de la que habíamos encontrado anteriormente: templo/casa. traición, de la que una es irremisible y la otra no, ejemplos que
En todo este juego completo de topografías que el relato ha co- permiten leer los destinos de quienes han cedido durante las
locado como EST desde el comienzo, lo que importa es el con- persecuciones.173
traste subversivo de las prácticas económicas que han tenido lugar
m
en los diversos espacios, el SOC y el BAS. ^ Esta escena concerniente a Judas resistía a mi lectura hasta que en-
contré «la hipótesis secundaria de trabajo» de L. MARÍN: «ES necesario
«Jesús dijo: Yo os aseguro»: el narrador se dirige a los lec- que haya un traidor para hacer fortuito y aleatorio lo que es necesario»
tores; esta escena hay que leerla a ese nivel. (Sémiotique de la passion, 105). Sin embargo, ¡qué sorpresa al leer en la
página siguiente!: «Uno de los problemas que plantean los relatos evangé-
«uno de vosotros», «que come conmigo», «uno de los doce», licos es el siguiente: ¿cómo hacer morir a Dios? Ahora bien, es necesario
«que moja conmigo en el plato»: la insistencia recae en el círculo que Dios muera para que el hombre viva (...). Dios no puede morir;
y en la amenaza que pesa sobre su centro («me entregará», «es es necesario pues que alguien permita esa muerte, la haga posible sin con-
tradecir o comprometer ni la voluntad ni el ser mismo de Dios» (106).
entregado»), según el intercambio de S59. Pero ese intercambio ¿Qué exégeta actual no se irritará al leer esto? ¡Es a la teología del siglo iv
está allí prometido, no realizado todavía; el discurso de J, en a la que se llama en auxilio de esta semiótica tan brillante! «Es verdad
futuro («me entregará»), establece entonces un relato de antici- igualmente que el instrumento de la «solución» será ciertamente un me-
pación, puesto que las dos referencias al hijo del hombre son diador y como tal, doble, Jesús al mismo tiempo hombre y Dios» (108).
¿Cómo no sospechar desde ese momento de todo el modelo de lectura
paralelas a las de las predicciones de S42c y S45. establecido, de filiación greimasiana, y esto ya desde la introducción, titu-
«¡ay de aquél!», «más le valdría a ese hombre no haber na- lada «de la mediación»? «Un único problema articula los dos ensayos
que se van a leer, pero a niveles diferentes y en puntos diferentes del
cido»: provienen de un discurso de predestinación, no sólo ya texto: el del lugar, función y naturaleza de la mediación en la lógica
de Jesús, sino también de Judas. En suma, estamos en pleno narrativa» (9). ¿Qué complicidad existirá entre ese modelo y la teología
discurso pospascual y lo teológico se inscribe en su matriz, la más idealista que puede existir, entre la mediación estructural y el mediador
hombre-Dios? ¿No podemos prever ya toda una tecnocracia estructural-
predestinación. clerical precipitándose tras la estela de esa semiótica de aspecto tan se-
«como está escrito de él»: volveremos sobre ello más tarde.171 ductor? ¡Un nuevo enclaustramiento del evangelio en un discurso hermé-
tico, hiperuniversitario!
173
Cf. 332 s., 355 s. Cf. 334 s.
318 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 319

c A nivel prepascual, del que está excluida la muerte, la fina-


lidad EST de J es marchar hacia los paganos (lo que hará Pablo):
«mientras estaban comiendo»: repetición del esquema del «deja que los hijos se sacien primero» (S36), luego será la vez de
círculo alrededor de la mesa, lo que sitúa a la escena b como algo los paganos. Notemos que esta ausencia del cuerpo de J por obra
distinto (lo teológico pospascual; pero también, a nivel prepas- del éxodo hacia los paganos ha sido preparada desde el comienzo
cual, la indicación de la amenaza que (el dinero) uno de los doce por la EST de clandestinidad de J, que aquí continúa, y princi-
hace pesar sobre el círculo y su centro). palmente por su EST constante de «dejar la muchedumbre» (de
la que S31a y f encuadran la primera secuencia de los panes, y
«tomó el pan y, pronunciada la bendición, lo partió, se lo S38c acaba la segunda). Su cuerpo está entonces destinado a ausen-
dio»: el relato relee el doble relato de S31 y S38, suprimiendo tarse; por consiguiente, el círculo ha de quedar descentrado y su
«para distribuírselo» (a la M para saciarla); memoria de la prác- centro reemplazado por la práctica mesiánica por excelencia: lo
tica cuya lectura (S40) ha llevado a Pedro a la confesión de la que tenéis, dadlo. ¿A quién? A los pobres (S60), quienes, en su
mesianidad de J (S42b). En el contraste estructural S52-S45Í- saciedad, son puestos en relación metonímica con el cuerpo de
S53/S61-S62, son las dos lecturas de esta mesianidad, la de la M J.173 Es pues esa práctica la que se convierte en cuerpo de J y por
según el modelo Z, y la de los DD, las que se toman en con- consiguiente, en cuanto tal, en lugar del poder mesiánico.
sideración. Ya S42b oponía M y DD como lectores: «quién dicen
los hombres», y «y vosotros»; aquí la M está ausente de la sala, Este descentramiento del círculo es también rechazado por J,
pero presente en el horizonte del camino de éxodo. El término que no quiere convertirse en líder de las masas; su mesianismo
que falta es colocado por los relatos-memoria como término de la no hay que tomarlo como zelotismo, sin que sea por otra parte
estrategia de los doce, la estrategia eclesial: los panes que tenéis, «espiritual». Volveremos sobre ello, sin duda alguna. En suma, he
dádsúos para que coman y se sacien, «y dijo: tomad, esto es aquí lo que reemplaza al templo, al centro del simbolismo judío:
mi cuerpo»: una vez más memoria de los relatos de Galilea, el la práctica de dar su pan a los pobres, a las muchedumbres que
centro del círculo, el cuerpo de J, cuyo contacto es fuente de tienen hambre (Mm). Esta práctica hay que leerla como mesiá-
poder para los cuerpos sometidos a la maldición (SIM-BAS); nica: ésa es la razón por la que va acompañada de la proclama-
ese cuerpo del que S60 ha anunciado la ausencia («a mí no me ción del relato de J, de la buena nueva y de «esto es mi cuerpo»,
tendréis siempre»), será reemplazado por la práctica de dar como diría Lacan.176 Jesús ausente no estará presente más que
el pan. en el texto de su relato, relato de su práctica-semilla-palabra.
¿Qué quiere decir? Vayamos con prudencia; necesitamos in- «tomó luego un cáliz... y bebieron todos de él»: este relato,
vertir aquí el procedimiento de la exégesis corriente: no es la al contrario del que acabamos de leer, no tiene equivalente en
«eucaristía» la que nos permite leer las secuencias de los panes, el resto del texto. Si dejamos de lado momentáneamente el inciso
que ya han sido verdaderamente leídas por Pedro; sino, al con- «esta es mi sangre de la alianza, que va ser derramada por mu-
trario, son ellas las que permitirán leer la «eucaristía».174 chos», anticipación de la muerte y metaforización teológica de
ella, pospascual por tanto, el relato es aclarado por lo que sigue,
1,4 «yo os aseguro»: nivel narrador/lectores, «ya no beberé del pro-
Así, por ejemplo, A. FEUILLET, Le discours sur le pain de vie, que
se proponía establecer «la unión entre el Cristo de los sinópticos y el del 175
cuarto evangelio», no se avergüenza de escribir: «El discurso del pan de Cf. 309. Esta metonimia es expresada por Mt 25, 40 de un modo
vida está saturado de un extremo al otro por la idea de que para I6s que no puede ser más claro: «En verdad os digo que cuanto hicisteis a
hombres hay otra hambre diferente del hambre material, por muy deplo- uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis», en un
rable que pueda ser ésta (¡sic!) y una saciedad distinta de la saciedad discurso «eucarístico» en cuanto cabe.
puramente física que hay que buscar» (8). Se trata justamente de saber 176
Ecrits, 259. Mi lectura es inversa a la de Lacan. En él, el cuerpo
si la lectura del texto de Juan como «transformación» de los textos sinóp- del sujeto es archivo del relato de infancia perdido, del texto reprimido;
ticos, y no al revés, no llevaría a hacer depender la «segunda» saciedad de aquí, el texto-relato es el archivo, parcialmente borrado, del cuerpo de
la «primera», a referir lo «espiritual» a lo «material», a no hacer de ellos Jesús, y el evangelio no es otra cosa que el relato de la práctica del
sino uno solo en el «precepto del amor mutuo», del que se trata en 124. cuerpo de J.
320 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 321

ducto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el reino


de Dios»: J es presentado como parte constitutiva de los relatos
eclesiales (texto pospascual por consiguiente); se priva del vino Betania-monte de los olivos
nuevo escatológico (cf. S14) que reemplazará al que la viña de
Israel, hecha estéril, ya no produce. Quedaría por explicar ese S52-S45Í, j Jerusalén-templo
ayuno del esposo pues, en S14, es el ayuno de los amigos del
esposo el que estaba anunciado, como metáfora de las persecu- Betania S^3b
ciones que tendrían que padecer. Hay que confesar que en estas
secuencias tan trabajadas por lo teológico la lectura topa con S54a-d Jerusalén-templo
dificultades que no siempre es posible aclarar de forma satis-
factoria. Betania S53f
S63 S54e-g Jerusalén-templo
al salieron hacia el monte de los olivos.
Monte de los olivos Sj58a-b
b Jesús les dice: «Todos os vais a escandalizar, ya que está
escrito: heriré al pastor y se dispersarán las ovejas. Pero Si se tiene en cuenta que las dos noches que median entre
después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Ga- Betania están sin relato, tenemos un esquema más simple para
lilea». este primer trayecto:
c Entonces Pedro le dijo: «Aunque todos se escandalizaren,
yo no». Jesús le contesta: «Yo te aseguro que hoy, esta
misma noche, antes que el gallo cante dos veces, tú me Betania-monte de los olivos
habrás negado tres». Pero él insistía: «Aunque tenga que
morir contigo, yo no te negaré». Jerusalén-templo
Monte de los olivos
d Lo mismo decían también los otros.
a2 Van El segundo trayecto es equivalente a él:

Tg —> Tf: «elalei = insistía»: seguido del discurso directo, Betania


el término no tiene aquí el sentido de anunciar (cf. M. E. Bois-
MARD, Synopse I I , 390). (S60a) S62al ciudad-casa-mesa

a Monte de los olivos"


S63al
«salieron hacia el monte de los olivos»: (TOP). Veamos el
trayecto de J desde S52:
Es decir, que a nivel del TOP, los trayectos vuelven a su
punto de partida, el código queda anudado: de igual modo que
en S58 J abandona el templo para no volver más a él, así tam-
bién aquí abandona la ciudad para no volver más a ella; el éxo-
do va a comenzar. ¿Cuál es, en la EST (prepascual) de J, su
suerte? Si se tiene en cuenta que esta secuencia está enteramente
322 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 323
bajo el signo de la predestinación (de «todos» y de «Pedro» más h Viene por tercera vez y les dice: «Ahora ya podéis dormir
especialmente, de J como «pastor») y que lo teológico insiste y descansar. Basta ya. Llegó la hora. Mirad que el hijo del
sobre ello en el «ya que está escrito», no habrá que conservar hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.
del nivel prepascual más que «iré delante de vosotros a Ga- ¡Levantaos! ¡Vamonos! Ya está aquí el que me entrega».
lilea». Es pues Galilea adonde se trata de llegar ahora, como Todavía estaba hablando,
etapa del éxodo hacia los paganos. Así se realiza el programa
TOP de S1-S3.177 Insistamos todavía: si J va a la muerte como a
a su destino, ¿por qué habría de ocultarse?
«Getsemaní»: se nombra el lugar de la secuencia, señal de que
Frente a esta sobreimpresión del texto por lo teológico pos- el relato llega a un punto decisivo, como será el caso del «Gól-
pascual que no analizaremos de momento, el intento de reencon- gota» en S71.
trar el texto prepascual borrado se hace casi imposible. Afirme-
mos solamente, según exige la lectura de la secuencia siguiente, b
que la amenaza de un enfrentamiento armado («herido», «dis-
persados»), por culpa de la traición de «uno de los doce», es «a sus discípulos..., toma consigo a Pedro... adelantándose un
leída por J. poco»: el acceso al lugar de oración de J es guardado («velado»)
por dos grupos de discípulos, como guardia personal, previnien-
do la amenaza que pesa sobre el centro del círculo.
S64
a a una propiedad, llamada Getsemaní, C d

b y dice a sus discípulos: «Sentaos aquí, mientras yo hago «Pedro, Santiago y Juan»: los testigos privilegiados del poder
oración». del cuerpo de J (S25, S43) se convierten en los testigos de su
impotencia. Esta está señalada muy fuertemente: «pavor», «an-
c Toma consigo a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentir gustia», «triste hasta el punto de morir», «cayó en tierra», y
pavor y angustia. Y les dice: «Mi alma está triste hasta el su contraste con todo el relato no puede ser más sorprendente.
punto de morir; quedaos aquí y velad». Hasta aquí, J es siempre dueño de su relato, lector y estratega
ante el relato de los otros, incluso ante los que ostentan el poder,
d Y adelantándose un poco, cayó en tierra y suplicaba que, a aun en el templo, su lugar de dominación. El relato venidero,
ser posible, pasara de él aquella hora. Y decía: «Abbá, designado por «hora» y «cáliz», es un relato que amenaza muer-
Padre; todo es posible para ti; aparta de mí este cáliz; te, suspensión de su práctica y de su estrategia de éxodo hacia
pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú». Viene los paganos; en resumen, fracaso de su propio relato y por con-
siguiente del relato escatológico que él anunciaba, «suplicaba que
e entonces y los encuentra dormidos; y dice a Pedro: «Simón, a ser posible»: ruega a Dios como al único dueño del relato
¿duermes?, ¿ni una hora has podido velar? Velad y orad, venidero, el único cuyo poder («todo es posible para ti») puede
para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, prevenir el fracaso: «pasara de él aquella hora», «aparta de mí
pero la carne es débil». este cáliz». «Abbá, Padre»: el mesías, impotente, ante el pode-
roso, cuya voz (MITO) le había llamado «mi Hijo» y que había
f Y alejándose de nuevo, oró repitiendo las mismas palabras. hecho fructificar su práctica.
g Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos «no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú»: la igno-
estaban cargados; ellos no sabían qué contestarle. rancia de J («sin saber cómo») está indicada de la forma más
evidente, hasta la oposición entre dos voluntades, la de J y la
177 de Dios, según el esquema «pensamientos de los hombres/pen-
cf. 160 s.
324 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 325

samientos de Dios» (S42d); en suma, es u n relato de tentación Aunque trabajada por lo teológico pospascual, esta secuencia
(«velad y orad, para que n o caigáis en tentación»). Esta n o con- sitúa a J en un nivel claramente prepascual, como comprometido,
cierne al objeto último, la bendición (ninguno de los dos quiere por una lectura-decisión estratégica, ante el relato amenazante
la muerte), sino a los medios estratégicos para llegar a ella. Las venidero y como impotente ante él. Su oración es verdadera-
dos estrategias posibles están indicadas por la oposición espíritu/ mente una oración de súplica del mesías según el deseo de su
carne, remitiendo a la referencia EST J / E S T Z, que se h a ma- corazón («lo que yo quiero»), alejamiento de ese cáliz, de esa
nifestado por el poder del cuerpo de J y el poder del dinero y de amenaza de muerte.
la dominación política (las armas). ¿Cuál es pues la tentación,
qué medios estratégicos se ofrecen a J para pasar a los paganos e
y que no son sin embargo los medios de la EST mesiánica? La
secuencia siguiente opone el cuerpo de J (indicado por el beso, Toda una serie de oposiciones señala las dos estrategias Z / J :
detenido luego) y la espada de uno de sus asistentes, y luego dormir/velar, carne/espíritu, débil/fuerza (de velar), tentación/
las espadas y los garrotes contra J cuando enseñaba en el templo. oración, dormir/estar preparado. Los que se disponían a morir
Es pues el poder del cuerpo, que salva las vidas, el que se opone (S63b), se duermen; en S65b, d, espada y huida serán cuestión
al poder de las armas, que mata las vidas (según S16); en resu- de los que se han dormido.
men, la tentación para J es defenderse luchando con armas. 178
«dice a Pedro: Simón»: el relato llama «Pedro», con el nom-
bre nuevo del espacio del BAS (S19), al que J, leyendo su sueño,
178
Lucas lo explícita. Le 22, 35-36 opone al envío sin «bolsa, ni llama «Simón», nombre antiguo de quien es en el espacio SOC,
alforja», la necesidad «ahora» de tomar bolsa y alforja e incluso de com- sometido a sus códigos, la carne y su flaqueza.
prar una espada con la venta de un abrigo (lo que hace metonimia con
el cuerpo). «Aquí hay dos espadas»: «basta ya». Después de la secuencia
de la tentación, paralela a ésta, al discípulo que utiliza la espada responde: f,g
«dejad, basta ya» (Le 22, 49-51). Es pues la tentación a la resistencia
armada la que J ha superado mientras tanto. Mt 26, 52 saca la con- Ese contraste entre vigilia-oración/sueño-tentación está expre-
clusión de ello: «todo el que empuña la espada, perecerá por la espada», sado por su repetición (tres veces), a pesar de las órdenes de J.
pues J ha venido no para matar, sino para salvar. Queda por decir que
la exégesis burguesa no llega a leer que Jesús haya podido ser tentado
a ese nivel, ya que la ideología religiosa le sitúa sin más en un plano h
«suprahumano», etc. Por ejemplo, M. E. BOISMARD, Synopse, II, 388,
comentando a Le 22, 36: «La mención de la «espada» que hay que com- «ahora ya podéis dormir y descansar»: el tiempo de lectura/
prar debe probablemente comprenderse en sentido metafórico: el coraje estrategia, de súplica (oración), antes del relato amenazador («lle-
para entablar la lucha contra los poderes del mal». Resulta de eso que la
secuencia de Getsemaní, en la que parece ser que J «quiere la muerte», gó la hora»).
se convierte en teatro metafíisico.
Sin embargo, Jn 18, 2-9 sugiere otra lectura posible de lo prepascual «mirad que el hijo del hombre va a ser entregado..., todavía
borrado. En Juan, de acuerdo en ello con los tres sinópticos, los guar- estaba hablando»: después de la oración, superada la tentación, J
dias que vienen a detener a J no le conocen; pero mientras que los otros les anuncia su decisión (EST) de no batirse, de dejar «ser entre-
relatos introducen el beso de Judas como consigna de identificación, Juan gado», de no valerse de otro poder más que del de su cuerpo.
narra la identificación de J por los guardias como el resultado de un
diálogo entre J y ellos: «¿A quién buscáis?/A Jesús de Nazaret/Soy yo».
Ese diálogo, repetido una segunda vez como insistiendo, se prolonga con de una especie de negociación entre J y los guardias, que permitiría salvar
esta frase: «Si es pues a mí a quien buscáis, dejad a ésos marchar». la vida de los discípulos. Esto esclarecería la citada frase de la cena («he
Lo teológico, indicado ya en el versículo 4 («sabiendo Jesús todo lo que velado —referencia a la tentación de Getsemaní, que Juan por lo demás
le iba a suceder»), empalma: «para que se cumpla la palabra que había omite— y ninguno de ellos se ha perdido», Jn 17, 12), y también esta
dado: no he perdido ninguno de los que me has confiado». Es decir, otra: «Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como
que, según Juan, J se deja detener para evitar que, en una relación de yo os he ainado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus
fuerzas demasiado desigual, sus discípulos sean también detenidos y matados amigos» (Jn 15, 12-13). Entregándose a la detención y a la muerte, J salva
como él, y para que la obra del círculo BAS pueda ser continuada más la vida de sus amigos, en un sentido político que borrará la teología de la
allá de su presunta muerte. El rechazo del combate sería pues condición salvación.
326 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...-» a Marcos? 327

La referencia al «hijo del hombre», por muy pospascual que ella a


sea, indica sin embargo que conserva todavía la esperanza esca-
tológica, pero «no sabe cómo» se establecerá la relación entre «Judas, uno de los doce, acompañado...»: uno de los que
ese relato venidero («llegó la hora») y el relato último. Pues «todo estaba en el espacio BAS ha pasado al de los AA. En S59c, fue
es posible a Dios» (cf. S49c); en un mismo contexto de contras- relacionado con el dinero (SOC); aquí lo es con las armas, signi-
te EST J/EST Z, el envite sigue abierto, pero J ya no es el ficante del poder político y una vez más con las clases dominan-
dueño de la situación; en cierto modo hace una apuesta «ab- tes («sumos sacerdotes, escribas y ancianos»). Es en esta «vuel-
surda».179 ta», mientras que el trabajo de la práctica de J va realizando a
lo largo del relato la separación clara BAS/SOC, donde reside
el escándalo llamado traición, aquel «quítate de mi vista, Sata-
S65 nás», aplicado antaño a Pedro (S42d). Es lo que está significado
al cuando de pronto se presenta Judas, uno de los doce, acom- en el beso, que es colocado como significante en un doble re-
pañado de un grupo con espadas y palos, de parte de los gistro: de una parte, la relación discípulo/maestro («rabbí»)
sumos sacerdotes, de los escribas y de los ancianos. dentro del círculo BAS; de la otra, la consigna de denuncia a
la banda armada, «le besó. Ellos le echaron mano y le pren-
b El que le iba a entregar les había dado esta contraseña: dieron»: es el cuerpo de J (SIM) el que queda neutralizado en
«Aquél a quien yo dé un beso, ése es, prendedle y llevadle su poder; allí donde los Im tocándole quedaban curados, el
con cautela». beso, tocando sin fe el cuerpo, lo detiene, lo ata. En suma, es la
potencia del cuerpo ante el poder de las armas.181 Las escenas
a2 Nada más llegar, d y g lo indican: la espada que hiere, en contraste con el cuerpo
c se acerca a él y le dice: «Rabbí», y le besó. Ellos le echaron desnudo del joven que huye; esta última escena actúa manifiesta-
mano y le prendieron. mente como señalización del código SIM, especie de piloto in-
termitente que avisa al lector: ¡ojo al cuerpo y a su destino! (el
d Uno de los presentes, sacando la espada, hirió al siervo del «joven» reaparecerá en S73 para señalar la tumba vacía, la
sumo sacerdote, y le llevó la oreja. ausencia del cuerpo). A eso se añade el contraste con el templo
que acaba de ser mencionado, al igual que en S66b y S71c, esto
e Y respondiendo Jesús, le dijo: «¿Como contra un terrorista es, entre el centro del SIM judío y el SIM-BAS. Pero la desnudez,
habéis salido a prenderme con espadas y palos? Todos los separación de los vestidos del cuerpo, es también el signo de
días estaba junto a vosotros enseñando en el templo, y no la impotencia de ese cuerpo, si se piensa que, en S26, S34, S43,
me detuvisteis. Pero es para que se cumplan las escrituras». los vestidos estaban relacionados metonímicamente con el cuerpo
f Y abandonándole, huyeron todos. y su poder. En S71c, es a su vez el templo el que quedará
desnudo.
g Un joven le seguía cubierto sólo de un lienzo; y le detienen.
Pero él, dejando el lienzo, se escapó desnudo.
e
h Llevaron
«y respondiendo»: al mismo tiempo a la espada que siega
Tg —> Tf: «como contra un terrorista»: «el término «lestes» la oreja y a la detención, «como contra un terrorista»: me de-
era empleado con frecuencia en el sentido técnico de «rebelde».180 tenéis como si fuera un zelote; e irónicamente: «todos los días...,
in
En esta restitución a J de la fe y de la esperanza que la dog- 465: «rebelde» en nuestros días está quizá mejor señalada por «terro-
mática le ha quitado al colocarlo como señor de toda ciencia, sería nece- rista»; son evidentemente los zelotes quienes son designados de este modo
sario remitirse a Heb 5, 7-8, y sobre todo a Heb 11, 1-12, fresco de una (cf. 135, n. 54).
teoría de la esperanza como apuesta (EST). 181
Jn 18, 6 lo subraya fuertemente: «cuando Jesús les dijo: «yo soy»,
"• R. G. BRATCHER, Manuel du traducteur pour l'évangile de More, retrocedieron y cayeron por tierra».
328 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 329
y no me detuvisteis», pues la M no lo habría permitido. Sigue El entrelazamiento de S66-S67 marca el paralelismo de los dos
un inciso teológico, que leeremos más tarde.182 «patios», de los dos juicios y el contraste entre la proclamación
de J y la negación de Pedro.
f
S66
«huyeron todos»: fruto del miedo en la subida a Jerusalén
(S45f), del sueño, de la no vigilancia de S64; después del intento b Los sumos sacerdotes y el sanedrín entero andaban buscan-
de resistencia armada; los que siguen a J le abandonan. El círculo do contra Jesús un testimonio para darle muerte; pero no
BAS queda roto en su centro (detenido, neutralizado en su poder) lo encontraban. Muchos daban falso testimonio contra él,
y en sus elementos que se dispersan, según S63b. La EST de pero los testimonios no coincidían. Algunos, levantándose,
J es pues vencida por la de los AA. El cuerpo de J pierde toda dieron contra él este falso testimonio: «Nosotros le oímos
iniciativa estratégica; todos los desplazamientos venideros estarán decir: Yo destruiré este santuario hecho por hombres y en
indicados por el verbo «llevar», del que J es el «complemento tres días levantaré otro no hecho por hombres». Pero tam-
de objeto directo» (S65f, S66f, S69a, S70a): es prisionero de poco en este caso coincidía su testimonio.
la estrategia de los AA. c Entonces, se levantó el sumo sacerdote y, poniéndose en
medio, preguntó a Jesús: «¿No respondes nada? ¿Qué es
S66 lo que éstos atestiguan contra ti?» Pero él seguía callado
y no respondía nada. El sumo sacerdote le preguntó de
a Llevaron a Jesús ante el sumo sacerdote, y se reúnen todos nuevo: «¿Eres tú el Cristo, el hijo del bendito?» Jesús res-
los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas. pondió: «Sí, yo soy, y veréis al hijo del hombre sentado
a la diestra del poder y venir entre las nubes del cielo».
a El sumo sacerdote se desgarra las túnicas
«ante el sumo sacerdote»: J es llevado al espacio del sanedrín d y dice: «¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Habéis
(mencionado en b), lugar del poder económico (ancianos), polí- oído la blasfemia. ¿Qué os parece?» Todos juzgaron que
tico (sumos sacerdotes), ideológico (escribas),183 sede de lo que era reo de muerte.
garantiza la unidad y la dominación del sistema (SOC). «se reú- e Algunos se pusieron a escupirle, le cubrían la cara y le daban
nen»: el círculo del SOC se perfila en sus contornos claros y de- bofetadas, mientras le decían: «adivina», y los criados le
finidos para juzgar (ANAL) la práctica de J, su mesianidad. llenaron de golpes.

S67 b
a Y Pedro le siguió de lejos, hasta el interior del patio del «andaban buscando un testimonio para darle muerte»: desde
sumo sacerdote, y estaba sentado con los criados, calen- S17, las «tentaciones» (S20, S35, S39, S46, y sobre todo S55)
tándose al fuego. intentaban encontrar ese «testimonio».
«muchos daban falso testimonio..., pero los testimonios no
a coincidían»: «sumario» del que seguirá un ejemplo. El «falsea-
«Pedro», «patio», «los criados»: otro círculo (patio), en un miento» es un índice del narrador que «justifica» a J: su prác-
nivel inferior, juzga a Pedro, el lector de la mesianidad en S42b. tica es irreprochable desde el punto de vista de la escritura;
las subversiones de J, cuestionando a la sociedad de clases, se
182 unen a las de los profetas y a la intención del sistema de deuda.
Cf. 355 s., 418.
183
De hecho, los sumos sacerdotes se sitúan en los tres niveles. «yo destruiré este santuario hecho por hombres»: ese templo
330 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 331
donde ellos se hallan, erigido como centro significante (sobre- la diferencia que había de marcar con la mesianidad de tipo Z,
determinado por los tres niveles) de la FS, su centro simbólico. que es precisamente la que M ha proclamado en S45i. ¿En qué
situación pues se encuentra J para que su respuesta no esté ya
«y en tres días»: pospascual, remitiendo a lo teológico («y sujeta a esa ambigüedad semántica? Nazareno, galileo (S67 lo
resucitar a los tres días», S42c, S45a, f), pone en contraste al subrayará), carpintero, rabbí de pecadores y publícanos (SOC),
templo y al cuerpo de J resucitado, nuevo «centro» del BAS. todo eso era ya legible antes e impedía ya la lectura de los AA.
A nivel prepascual, es quizá la secuencia de los comerciantes ex- Lo que se añade aquí es la situación de prisionero, de impotencia
pulsados del templo a la que se apunta y, de modo más general, de su cuerpo, la detención de su práctica por los poderes del SOC.
a la destrucción del templo y del campo SIM y a la reconstruc-
ción de una casa de oración en el campo de los paganos, anun- «y veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del poder
ciada por la parábola de los viñadores desposeídos y la de la y venir entre las nubes del cielo»: ese relato detenido, silen-
piedra rechazada, convertida en piedra angular de una nueva cons- ciado, es puesto en relación con el relato último, con el poder
trucción (S55d): el texto había precisado bien que ellos habían definitivo, del cielo (MITO), relato que se realizará, que «veréis».
comprendido. Es ese paso de la impotencia actual (ACC) al poder escatoló-
gico, de una situación de maldición a la bendición sobreabundante,
la negación del poder de los dirigentes de Israel para detener
c el relato mesiánico, y, por consiguiente, su expulsión fuera de
«se levantó el sumo sacerdote y poniéndose en medio»: el lo mesiánico, lo que provoca el escándalo, que es incompatible
centro del círculo SOC. Los AA están siempre en plural y no con el texto del SOC. ¿No es eso, por lo demás, lo que revelan
tienen nunca nombre propio, es la clase la que actúa. Aquí, el las «mofas» de los sumos sacerdotes y de los escribas en S71b?
«sumo sacerdote» designa una función en el aparato del estado; ¿No es eso lo que hace leer la parábola del grano de mostaza
en resumen, no se trata de «pecados individuales», como pre- (S22b3)? En resumen, ése es el misterio del reino de Dios, a
tende siempre el discurso eclesiástico. nivel prepascual, lo que la muerte/resurrección vendrá no a
anular, sino por el contrario a radicalizar. Eso es lo que la exé-
«preguntó..., no respondía nada»: J se niega a reconocer gesis burguesa naturalmente no ha sabido nunca leer.
su carácter de lectores de su relato, que tergiversan («falso tes- J habla pues abiertamente, proclama lo que ha ocultado para-
timonio»), «de nuevo»: los testimonios no conducen a nada, el bólicamente, en el momento preciso en el que su EST de éxodo
tribunal se halla en un callejón sin salida. hacia los paganos acaba de fracasar; ciertamente, se plantea el
«¿eres tú el Cristo, el hijo del bendito?»: se vuelve a S45i, problema de saber cómo espera J, en su situación de impotencia,
a la aclamación mesiánica de la M: «el bendito» (MITO) intro- que pueda hacerse ese enlace entre el ACC y lo escatológico: lo
duce una alternativa semejante a la de S55b («¿del cielo o de los sabremos en S71d. «todos juzgaron que era reo de muerte»: si
hombres?»), cuando se han negado a responder a causa de la M se compara el silencio de J con el de los AA (S16, S55b), se
(aquí ausente, porque es de noche). comprende la estrategia de remitir a la lectura del relato «hacer
el bien», «salvar la vida»: la palabra de los AA se revela aquí
Antes de leer la respuesta de J, veamos sus consecuencias: como un discurso de asesinato, la represión por el poder (SOC),
desgarramiento de las túnicas del sumo sacerdote, blasfemia, con- su única respuesta a las prácticas de salvación, de vida.
dena a muerte; la respuesta es leída como subversión que desgarra
el tejido simbólico judío, haciendo estallar la semántica del texto e
ideológico dominante, hasta el Dios («blasfemia») que lo ga-
rantiza. «Jesús respondió: «Sí, yo soy»: por consiguiente, clara- Por tanto, el poder se desencadena contra el cuerpo de J,
mente, J dice su relato como relato mesiánico, que hasta en- manchado por los salivazos, golpeado por los puñetazos, «le cu-
tonces había quedado secreto dentro del espacio DD (S42b). brían la cara»: J cegado se convierte en el espejo invertido de
Ahora bien, ese secreto, como hemos visto, estaba justificado por la ceguera de los que «tienen ojos y no ven»; la mofa de su
332 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 333
palabra («profetiza») es el reflejo de la sordera de los que «tienen la tristeza, signo de la influencia del SOC (cf. S49b: «se marchó
orejas y no oyen» (S22c2). muy triste, pues tenía muchos bienes»; S62b: «se entristecieron»
ante la posibilidad de su traición: «¿acaso soy yo?», S64c: «mi
S67 alma está triste hasta el punto de morir» ante la tentación de «lo
que yo quiero»).
b Estando Pedro abajo en el patio, llega una de las criadas del
sumo sacerdote, y al ver a Pedro calentándose, le mira
atentamente y le dice: «También tú estabas con Jesús de
Nazaret». Pero él lo negó: «Ni le conozco ni sé de qué Lectura retrospectiva de S59-S67
hablas»,
c y salió afuera, al portal. Le vio la criada y otra vez se puso
a decir a los que estaban allí: «Este es uno de ellos». Pedro No se trata aquí, hablando con propiedad, de una gran se-
lo negó de nuevo. cuencia, sino de una serie de secuencias que plantean cierto
número de dificultades. Si se compara a S59 con S60-S61-S62a,
d Poco después, los que estaban allí volvieron a decir a Pedro:
c,184 uno se da cuenta de que allí se trata de paralelismo entre
«Sí, tú eres de ellos, pues además eres galileo». Entonces, las dos EST que se oponen: la de J, cuya finalidad es, según se
se puso a echar imprecaciones: «Yo no conozco a ese ha mostrado ya, el éxodo hacia los paganos y que se localiza
hombre de quien habláis». en un espacio de clandestinidad (TOP-EST) que es el del BAS;
e Inmediatamente cantó un gallo por segunda vez. Y Pedro y la de los AA, que intenta detener a J para matarlo y que se
recordó lo que había dicho Jesús: «Antes de que el gallo localiza en el espacio del SOC. Además, el actuante Judas pasa
cante dos veces, me habrás negado tres». Y rompió a llorar. de un espacio a otro y es colocado como parte interesada de
la EST AA en el espacio BAS (S59d), elemento que permite
una colisión entre las dos estrategias (bajo figura de traición), un
b
conflicto, un enfrentamiento entre el grupo J + DD y una banda
«abajo en el patio»: el juicio de Pedro, en un círculo infe- armada enviada por los AA.
rior, por «una de las criadas del sumo sacerdote», «también tú
estabas con Jesús de Nazaret»: no «con el mesías», sino con el El conflicto es narrado en S65, como éxito de la EST AA
prisionero de Nazaret, Galilea, «lo negó»: él que había confesado y fracaso de la EST J; S66 trae de nuevo a J al espacio SOC,
al mesías, «se avergüenza de él ante esta generación», «salió afue- como actuante «conducido», desprovisto de iniciativa estratégica
ra»: escapando a la caza de los cómplices del prisionero; de he- a nivel político y destinado, según el juicio del sanedrín, a la
cho, acaba de salir definitivamente del círculo de los DD, dis- muerte. Cierto, su silencio y su confesión mesiánica muestran
persados ya. que le queda, a nivel de su discurso, cierta «esperanza estraté-
gica», que desemboca en lo escatológico, sobre la que se volverá
Notemos el paralelo con el interrogatorio de J: pregunta di- en S71.
recta a los acusados («¿eres tú el mesías?»/«tú estabas con el
nazareno»; «yo soy»/«él lo negó»); pregunta a los elementos del S62b, S63-S65 se sitúan así como un gozne del relato hasta
círculo («¿qué os parece?»/«a los que estaban allí: éste es uno el enfrentamiento de S65, y es justamente ahí donde se ha sen-
de ellos»); contraste entre esas dos salidas consiguientes a las tido dificultades reales de lectura según el modelo que habíamos
dos respuestas (confesión/negación): escena de torturas en Jesús/ tomado desde S42. En efecto, el texto pospascual se superpone
salida de Pedro que escapa a la detención. al prepascual de tal manera que la restitución del texto borrado
se hace arriesgada y criticable. Es pues ciertamente el signo de
«cantó el gallo... y Pedro recordó»: había negado conocer
el relato de J, el gallo despierta su memoria, «rompió a llorar»: Cf. el esquema de la 354.
334 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 335

que ese gozne ha planteado al narrador problemas agudos, cuyo su realización. Marcos permite ir un poco más lejos y leer, a
síntoma principal es precisamente el trabajo que allí realiza el partir del índice «yo os aseguro», la situación eclesial de los lec-
discurso teológico. Ese trabajo se efectúa de dos maneras. tores.188 Después de las persecuciones padecidas, la ecclesia de
Roma está dividida sobre la actitud a tomar en relación con los
Primero, el discurso teológico invoca tres veces (si no cua- que han sucumbido en ella,185 como más tarde ocurrirá también
tro) a la escritura como justificación del fracaso de la EST J: en Roma (HipóÜto) y en Cartago (Cipriano). Es la problemática
«el hijo del hombre se va, como está escrito de él» (S62b), «está decisiva de las ecclesias primitivas, llamada de los «lapsi»; junto
escrito: heriré...» (S63b), «pero es para que se cumplan las escri- con la cuestión de la proximidad de la escatología, es la proble-
turas» (S65e), a lo que se puede añadir: «llegó la hora. Mirad mática propia de Marcos.190 Si hemos de creer a la tradición, Pedro
que el hijo del hombre va a ser entregado» (S64h). Ahora bien, ha padecido el martirio en Roma hacia los años 64-67 y Marcos
con S43c, son las únicas veces en todo el texto de Marcos donde escribe allí mismo unos cinco o diez años más tarde. La cuestión
las escrituras son citadas con esta función justificadora, que se del perdón que hay que conceder o no a los lapsi (cf. los finales
analizará más tarde. ¿No es un síntoma de la pertinencia del mo- de S46 y S54) es resuelta a través de las figuras de Judas y
delo pre/pospascual, el hecho de que esa operación tenga lugar Pedro: según que las traiciones, esos cambios de espacio (BAS —>
precisamente en ese gozne estratégico del relato, en el que J se SOC), hayan sido del nivel del hacer («más le hubiera valido no
ve desposeído de su estrategia por el elemento aleatorio de que haber nacido») o del decir: arrepentido («rompió a llorar»), el
habla Marín, esa traición inesperada, y a la que por consiguiente anciano Pedro acaba de cumplir su palabra de juventud de morir
hay que justificar, hacer necesaria, después de sucedida? antes que negar a Jesús, y por consiguiente ha sido perdonado.
El criterio de perdón queda de este modo establecido por la lec-
Segundo, volvemos a encontrar dos veces el enunciado «yo tura (ANAL) del relato.
os aseguro», que hemos visto dirigido directamente a las lectores;
y eso, única vez también en Marcos, en el discurso teológico de Concluyamos: el relato ha sido, a nivel del enunciado narra-
predestinación, concerniente a los dos actuantes decisivos, Judas tivo y no ya solamente del discursivo, reescrito en la perspectiva
y Pedro. Aquí utilizo en parte el análisis de L. Marin.185 Los dos pospascual; ésa es la razón por la que resiste a nuestra lectura.
discursos de predestinación tratan de la traición de los dos actuan-
tes participantes del círculo BAS, contrastándolos. De un lado,
Judas no es nombrado en S62b («uno de vosotros», «uno de los S66
doce», «el que come conmigo», «quien moja conmigo en el pla- f Pronto, al amanecer, prepararon una reunión los sumos
to»), lo que permite que la duda pese sobre cada uno de los
sacerdotes con los ancianos, los escribas y todo el sanedrín,
doce. Mientras que para Pedro (S63b) las determinaciones se
y, después de haber atado a Jesús,
multiplican: «hoy», «esta misma noche», «antes de que el gallo
cante dos veces», «tú me negarás», «tres veces», «pero la sobre- g le llevaron
determinación de «Pedro» no pesa más que sobre una palabra
negativa, un rechazo verbal que puede ser, sin ningún perjuicio, «al amanecer» (CRO) «una reunión... con todo el sanedrín»;
repetido tres veces, mientras que la sobredeterminación de «Ju- repetición de todo lo que se había hecho durante la noche en
das» se articula sobre un activo positivo, una entrega real que no
puede tener lugar más que una sola vez».186 En suma, las «trai- 188
Como hace, pero solamente para Pedro, MINETTE DE TILLESSE,
ciones» se oponen como «entregar se opone a renegar», como 438 ss.
el «hacer» al «decir».187 Y el relato, como hemos visto, narrará 189
MINETTE DE TILLESSE, 442.
m
¿Es necesario poner de relieve que esa problemática se vuelve a
1,5
Sémiotique de la passion, 164 ss.; su análisis, hecho sobre Mateo, es plantear hoy día a quienes se han comprometido en una lucha política y,
también válido para Marcos. habiendo sido detenidos, e incluso torturados, han sucumbido y denun-
186 ciado a sus compañeros? <¡Y que el criterio decir/hacer puede todavía
L. MARÍN, 165. ser válido?
187
Ibid., 164.
336 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 337

ausencia de la muchedumbre, «después de haber atado a Jesús»: que posee el poder de matar, el representante del poder imperial
se subraya la impotencia del cuerpo. del César}91
«le preguntó»: segundo juicio, que trata todavía de lo me-
S68 siánico, pero en donde se opone al César: «¿eres tú el rey de
al y le entregaron a Pilato. los judíos?», pregunta hecha de lado romano, por los paganos
y ocupantes (en efecto, en S71b, los sumos sacerdotes y los es-
cribas dirán: «el mesías, el rey de Israel», y no el «rey de los
bl Pilato le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?» El le judíos»). La diferencia en relación con la pregunta del sumo
respondió: «Sí, tú lo dices». sacerdote no es pues la de una semántica religiosa y la de una
semántica política, diferencia ausente del sistema semántico judío;
a2 Los sumos sacerdotes le acusaban de muchas cosas. sino la del poder judío y la del poder romano: el «mesías» se
b2 Pilato volvió a preguntarle: «¿No contestas nada? Mira de opone allí a la función político-ideológica del sumo sacerdote,
cuántas cosas te acusan». Pero Jesús ya no respondió nada, y aquí a la función política del César, en suma, la pregunta de
hasta el punto de que Pilato se quedó extrañado. Pilato a J es, bajo una forma más directa, la misma que los
fariseos y herodianos le hicieron sobre el impuesto (S55g),192 la de
c Cada fiesta les concedía la libertad de un preso, al que pidie- su distanciamiento en relación con el zelotismo: como indicará
ran. Había uno, llamado Barrabás, que estaba encarcelado lo siguiente, lo que le interesa a Pilato, igual que a los sumos
con aquellos sediciosos que en el motín habían cometido un sacerdotes, es la relación de J con la M que le ha aclamado
asesinato. Subió la gente y se puso a pedir lo que les solía como mesías en la lógica zelotista del reino de David (S45i).
conceder. Pilato les contestó: «¿Queréis que os suelte al
rey de los judíos?» (pues se daba cuenta de que los sumos «sí, tú lo dices»: la respuesta de J denuncia la interpretación
sacerdotes lo habían entregado por envidia). Pero los sumos de la lectura que Pilato hace de su relato, según la lógica de
sacerdotes incitaron a la gente a que dijeran que les soltase la EST J (es con las clases dirigentes de Israel con quien tengo
más bien a Barrabás. Pero Pilato les dijo otra vez: «Y ¿qué
voy a hacer con el que llamáis el rey de los judíos?» La
'" Uno no puede sino sorprenderse de la lectura de C. CHABROL,
gente volvió a gritar: «¡Crucifícale!» Pilato les dijo: «Pero, Analyse du «texte» de la passion: Langages, 22, 75-96, según la cual Pilato
¿qué mal ha hecho?» Pero ellos gritaron con más fuerza: «no actúa como verdadero representante de Roma» y la secuencia es «el
«¡Crucifícale!» paso al universalismo» (96), universalismo, ciertamente, del imperialismo
romano en L. MARÍN (Ibíd., 61) Pilato se convierte, como el dinero, en
d Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó «término neutro», y también «Pilato = universalidad» (cf. igualmente 74).
a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle, para que En ese tipo de discursos con profusión de modelos, la ideología trabaja
a fondo, como se puede ver en la distinción entre «plan religioso» y «plan
fuera crucificado. temporal» (83; cf. 60, 73, etc.), que permiten justificar, a partir de esos
textos bíblicos, a «la institución religiosa (el clero)» (81, n. 8), o bien
Tg - » Tf: «en el motín» (y no en un motín): M. E. Bois- deducir: «el nuevo sistema religioso todavía no «denominado» en el que,
la «pureza» ritual social podría ser sustituida por una «bondad» (?), una
mard, Synopse, II, 417; por «motín», cf. O. Cullmann, Jesús y «caridad» (?) individual y no ya social, que pondría en primer lugar al
los revolucionarios de su tiempo, 46 s. hombre en relación directa con la divinidad» (91); los puntos de inte-
rrogación no han sido colocados donde deberían haber estado, es decir
delante de la oposición «individual/social» y delante «en primer lugar al
al hombre en relación directa con la divinidad». En resumen, la pregunta
que se debe hacer a Marín y a Chabrol es ésta: ¿de qué ideología son
«le entregaron a Pilato»: «entregado a los paganos», según portadores vuestros modelos?
S45f. Se trata aquí de la segunda transferencia de espacio, de los 192
Le 23, 2 lo explícita: «Hemos encontrado a éste alborotando a
AA judíos a los AA paganos; lo que sigue indica bien que «Pila- nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él
to», de quien no encontramos aquí más que el nombre, es el es Cristo-rey».
338 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 339
que ver en primer lugar, no contigo). Por lo demás, según el que en el motín»: es pues un zelote el que es puesto en aUerna-
narrador, Pilato lo comprende: «pues se daba cuenta de que tiva con Jesús para que elija la M. Pero hay más: el motín, con
los sumos sacerdotes le habían entregado por envidia». artículo definido, debe designar algo de lo que se ha tratado ya
en el texto y que no puede ser sino las secuencias mesiánicas
a2 con ocasión de la entrada de J en Jerusalén y en el templo.194
«los sumos sacerdotes le acusaban de muchas cosas»: a partir «¿queréis que os suelte al rey de los judíos?»: desde el punto
de su situación en el SOC, denunciada junto con el templo. de vista del poder romano, al revés de la de los sumos sacerdotes,
es Barrabás, el zelote, el más peligroso. La formulación de Pilato
lo tiene en cuenta.
b2
«pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente»: «la EST de
«mira de cuántas cosas te acusan», «pero Jesús ya no res- los AA, hasta aquí opuesta a la de la M que apoya a J, la va
pondió nada»: pues les había respondido ya, según la semántica a desviar y la va a hacer pasar a su lado contra J. Este cambio
mesiánica del hijo del hombre, que es extraña a Pilato. Su si- de la M no carece sin embargo de lógica, como se cree con fre-
lencio es pues rechazo de un mesianismo zelotista y de una nega- cuencia. En efecto, ella ha estado siempre del lado de la EST Z
ción del mesianismo; en el espacio de Pilato no hay semántica y Barrabás es un héroe para ella. El texto hace jugar aquí a la
que permita indicar eso, pues si ese mesianismo es aceptado por oposición EST J/EST Z, una de cuyas divergencias era el lugar
la M, cuestiona también el poder de Pilato.193 «Pilato se quedó del templo y de Israel de cara a la promesa. Ahora bien, la M
extrañado»: como los fariseos en S55g, lo que subraya el parale- de Jerusalén depende económicamente del templo y de las pere-
lismo señalado más arriba. La respuesta y el silencio de J no grinaciones, y es eso lo que la hace decidirse en contra del que
proporcionan a Pilato motivos de condena; él recurre por tanto Pilato en su estratagema les presenta como «al que vosotros lla-
a una estratagema (EST): que se decida la cuestión entre los máis rey de los judíos», en evocación de S45i, una vez más. «y
A A y la M, pues ésta es la que le interesa, ya que es el actuante ellos gritaron de nuevo: crucifícale ... más fuerte: crucifícale»:
que^ en c, reemplaza a los sumos sacerdotes («subió la gente el relato insiste en este cambio de la M, recordando la pregunta
y se puso a pedir»). de Pilato el relato de J según la clave hacer bien/hacer mal
(S16). Esta insistencia no disculpa a Pilato, situado también en
«Barrabás, que estaba encarcelado con aquellos sediciosos el lugar del poder romano («queriendo complacer a la gente»);
es la lectura, por «Marcos», de la destrucción del templo, rela-
1,3
Jn 18, 33-38, por el contrario, encuentra un medio para hacer ante cionada con esta «culpabilidad» de la M.195
Pilato esa distinción J/Z a través de la oposición: «reino de este mundo/
reino no de este mundo» disfrazada aún por la ideología burguesa. Es «Pilato, entonces, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús para
cierto que habría que leer todo el texto de Juan, pero reconozcamos sin
embargo que «reino de este mundo» indica al SOC y sus códigos (por 194
consiguiente, reino según el dinero, el poder de las armas y el Dios de M. E. BOISMARD, Synopse, II, 417, no va tan lejos; ¿cómo rela-
los muertos) y «reino no de este mundo» al BAS y a su inversión de los cionar a Jesús con una insurrección? Si hay que formular una «hipótesis»,
códigos del SOC, como me parece que señala el enunciado «mis parti- como él dice, es ciertamente la de que unos sicarios se han aprovechado del
darios habrían combatido», que hay que leer según la lógica de un suba- movimiento suscitado por J, según su costumbre («los sicarios, los asesi-
siatismo, en donde el poder de las armas por parte del estado es la de- nos que atacan en ex anonimato de la muchedumbre a los judíos más
terminante de la FS de clases (cf. 52 s.). Los exégetas burgueses no dejan notables colaboradores de los ocupantes», t>. PRIGENT, 13); sin embargo,
de leer esa oposición según su ideología (por ejemplo, O. CULLMANN, Jesús es ciertamente Jesús el principal «responsable» de esa insurrección casi
y los revolucionarios de su tiempo, 71 s.): ideología de la clase dominante, espontánea.
1,5
ella es verdaderamente de «este mundo». El cantante catalán Raimón, sí Mt 27, 24-25 lo subraya con la escena del «lavatorio de las ma-
que lo ha leído bien, y no resisto a citarlo: «Hemos visto la sangre/que nos» y el grito de la M que le sigue: «Que su sangre recaiga sobre ñusc-
no engendra más que sangre/ser la ley del mundo/hemos visto el hambre/ aras y sobre nuestros hijos». L. MARÍN (Sémiotique de la passion, 54) lo
ser el pan de los trabajadores/hemos visto arrojados en prisión/a hombres ha visto bien: se trata —y es verdad también de Marcos— de «una doble
llenos de razón/no/digo no/digamos todos no/nosotros no somos de este condena a muerte, la de Jesús, pero también la del pueblo judío», siendo
mundo». leída esta última, después del 70, a nivel narrador/lectores.
340 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 341

que fuera crucificado»: las tres estrategias, la del poder judío, contraste entre la situación real del condenado, recordada por
la del poder romano y la de la M coinciden finalmente, y esto los golpes sobre la cabeza y los salivazos, y los significantes pro-
no según un relato aleatorio entre «individuos», sino según una pios del poder del SOC.
lógica estricta de la lucha de clases que ha dirigido también, como
«salve, rey de los judíos»: la insistencia en este título a través
luego veremos, a la EST J.1% de las secuencias S68-S71, en el espacio romano, parece que tiene
«después de azotarle»: como en S68e y f, la secuencia se que leerse aquí de forma parabólica. Este relato carnavalesco
termina poniendo en evidencia al cuerpo de J convertido en im- es a la vez el de la no lectura del relato de J por parte de los
potente. soldados (a lo que responderá, como un eco, la confesión del cen-
turión después de la muerte, su aprendizaje del ANAL) y el de la
lectura de la mesianidad de J: su «realeza» (por tanto el «reino
S69 de Dios») es tal que no puede ser objeto de mofa («después
a Los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al pre- de haberse burlado de él») por parte de los siervos de los reyes
torio y llamaron a toda la cohorte. del SOC,199 a quienes fascinan y vuelven ciegos y sordos el dinero,
b Le visten de púrpura, y trenzando una corona de espinas, las armas, la ideología dominante.
se la ciñen. Y se pusieron a saludarle: «¡Salve, rey de los Lo que se enuncia aquí es el trabajo de relectura del relato
judíos!» Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escu- de J y de su EST a nivel del narrador, llegando aquí a su punto
pían y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Y después extremo la inversión de los códigos del SÓC que ella postulaba.
de haberse burlado de él, le quitaron la púrpura, le pusie-
ron sus ropas
S70
c y le sacaron
a y le sacaron para crucificarle.
a
b Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que
«los soldados»: una vez más el poder de las armas (SOC). volvía del campo, el padre de Alejandro y Rufo, a que lle-
«dentro del patio, es decir, al pretorio»: un círculo más del SOC; vara su cruz.
aquí sin embargo el narrador lo traduce a los lectores, señalando
la «romanidad»,197 la de la cohorte (SOC del MPE). c Le conducen al lugar del Gólgota, que traducido significa
«calvario».
b a
«le visten de púrpura, y trenzando una corona de espinas,
se la ciñen: se trata en toda esta escena (en donde el cuerpo «le sacaron»: fuera de la ciudad (TOP), sin nombrarla, pues
de J es desnudado y vestido a la manera de los soldados, indi- el campo simbólico judío ha perdido su significación al rechazar
cando todavía su impotencia en ese espacio dominado por el poder al mesías.
de las armas) de una parodia, de un carnaval; 198 el juego está en el
b
196
Cf. 387 s.
197 «a que llevara su cruz»: una vez más, la impotencia del
«La universalidad» de los estructurales citados en las páginas pre- cuerpo de J. «Simón de Cirene, el padre de Alejandro y Rufo»:
cedentes: ¡es como si, en un relato sobre la resistencia a la ocupación ale-
mana, dado que los nazis dominaban una gran parte de Europa, se opu-
siera Francia/Alemania como particularidad/universalidad! incluso a dejarse matar. Con frecuencia se encuentra esto en la actitud
198
Es la reacción de la gente forzada a la disciplina militar, que se generalizada
199
respecto a los prisioneros políticos.
aprovecha de un adversario vencido que les habría obligado a luchar, e «Reyes de este mundo», habría dicho Juan.
342 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 343

por la abundancia de nombres propios (los dos últimos, relacio- g Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas
nados con Simón, debían ser conocidos por los lectores) el texto María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y
señala su autenticidad a los ojos de los lectores (efecto de rea- de José, y Salomé, que le seguían y le servían cuando estaba
lidad). en Galilea, y otras muchas que habían subido con él a
Jerusalén.

a
«al lugar del Gólgota»: como Getsemaní (S64 a), se indica
el TOP de la muerte de Jesús, multiplicando el narrador sus «vino ... no lo tomó»: según S62c.
signos por su traducción del arameo al griego.
«le crucifican»: vivo, dejando en agonía, en la espera.
S71 «reparten sus vestidos»: el cuerpo desnudo de J; en una pe-
Le daban vino con mirra, pero él no lo tomó. Le crucifican queña escena que hace eco a la del joven que huye completa-
mente desnudo, se indica el código SIM; se trata una vez más del
y se reparten sus vestidos, echando a suertes a ver qué se
destino de impotencia y maldición del cuerpo de quien el relato
lleva cada uno. Era la hora tercia cuando le crucificaron. Y
ha narrado ampliamente el poder de bendición.
estaba puesta la inscripción de la causa de su condena: «El
rey de los judíos». Con él crucificaron a dos salteadores, «era la hora tercia»: el CRO divide la secuencia según perío-
uno a su derecha y otro a su izquierda. dos de tres horas; el primero está ocupado por los «transeúntes»
y su lectura de la muerte de J, el segundo por el MITO, el ter-
Y los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza
cero finalmente por la muerte misma y su lectura, primero por
y diciendo: «¡Eh, tú!, que destruyes el santuario y lo le-
J y después por el centurión.
vantas en tres días, ¡sálvate a ti mismo bajando de la cruz!»
Igualmente, los sumos sacerdotes, junto con los escribas, se «inscripción»: escritura (la única, a nivel del enunciado na-
burlaban de él, diciendo entre sí: «A otros salvó y a sí rrativo en todo el texto) de la lectura «romana» de la muerte
mismo no puede salvarse. ¡El Cristo, el rey de Israel!, que de T, en el texto histórico del SOC.
baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos». Tam-
bién le injuriaban los que con él estaban crucificados. «el rey de los judíos»: como mesías zelote; el término ha
aparecido con frecuencia desde S68, junto con el de crucificado;
Llegada la hora sexta, la oscuridad cayó sobre toda la tierra éste está ausente de las diferentes «predicciones» pospascuales,
hasta la hora nona. donde se encuentra la indicación de que J será matado (apok-
A la hora nona, gritó Jesús con fuerte voz: «Eloí, Eloí, teine'fn), objeto de asesinato, por tanto según la lógica del sis-
lama sabactaní» —que quiere decir— «¡Dios mío, Dios tema de la deuda y no del de la mancha en el que se hablaría
mío!, ¿por qué me has abandonado?» Al oír esto algunos de la muerte?"0 Se trata verdaderamente de un asesinato po-
de los presentes, dijeron: «Mira, llama a Elias». Entonces, lítico,201 por haber sido leído el relato de J como el relato de un
uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y, zelote, del mismo modo que los dos crucificados con él. Estos
sujetándola a una caña, le ofrecía de beber, diciendo: «Dejad, 200
vamos a ver si viene Elias a descolgarle». Pero Jesús, lan- Cf. 82.
m
Se volverá sobre la importancia de esta distinción; aquí observemos
zando un fuerte grito, expiró. solamente que la teología, a pesar de que ha tomado esa «muerte» como
El velo del santuario se rasgó en dos, de arriba abajo. objeto privilegiado de su discurso, no se ha preguntado casi nunca sobre
las razones por las que J ha sido matado. En la evocación que hace
Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expi- M. HENGEL (11-16) de cierto número de exégesis «políticas», desde Reima-
rado de esa manera, dijo: «Verdaderamente este hombre rus hasta Brandon, es notable cómo, por el contrario, pasa a ser central
era hijo de Dios». esta cuestión.
344 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 345

«le injuriaban»; siempre la misma preocupación del texto de la soledad de J: en la oscuridad, el ANAL se apaga definitivamen-
Marcos por separar a la EST J de la EST Z. No obsta que ese te, ya no es posible ninguna lectura de signo alguno. Incluso
asesinato político esté inserto en el cuadro de la lucha de clases J ya no ve nada, ya no comprende nada; él, que enseñaba a sus
de la Palestina ocupada por los romanos, «colaborando» la clase DD a leer los frutos de su práctica poderosa, es reducido a la
dominante judía con ellos en este asunto. total impotencia.
«uno a su derecha, el otro a su izquierda»: remite a S50,
indicando por un lado la ausencia de Santiago y Juan que han d
huido (en el contraste cruz/gloria) y por otro relacionando «cáliz» «a la hora nona gritó»: J que, desde S65, ya no es «actuante»
e «inmersión» (bautismo) con esta muerte en la cruz. (salvo para las dos «respuestas» a los tribunales), sino «pasivo»,
«llevado», guardando silencio, vuelve a ser actuante, «con fuerte
b voz»: respondiendo al silencio del cielo, de donde habían venido
las «dos voces» (S2, S43).
«insultaban»: mala lectura del relato de J, lo que es mejor
explicitado por los sumos sacerdotes y los escribas que lo evocan «Dios mío, Dios mío»: y ya no «Padre», como en S64, ya
como relato de potencia («ha salvado a otros») en contraste con no «hijo», ni «mesías», pues se encuentra «abandonado» (las ove-
la impotencia actual («y a sí mismo no puede salvarse»). Como jas dispersas, solo, impotente, agonizante, a punto de morir);
en S20 en relación a S12, la acusación del «insultador» de S66 su oración es un grito final sin esperanza, ante el fracaso de su
se vuelve aquí contra los acusadores, «que destruyes el santuario»: práctica, de su estrategia, de su lectura del anuncio del relato
remite a S66b. «se burlaban»: el fracaso de J es su revancha último, «¿por qué?»: él conservaba todavía una esperanza de la
en relación con S45 i y S53 («el mesías», «el rey de Israel»). que era testimonio su confesión en S66. ¿Cuál? El texto la se-
El tema de estas burlas remite al proceso del sanedrín, como ñala. «Eloí..., llama a Elias..., dejad, vamos a ver si viene Elias
«rey de los judíos» y «crucificar» al de Pilato, según la oposición a descolgarle»: el texto juega con el arameo Eloí para introducir
profeta/rey. a «Elias», que es la «forma» de la clausura ascensional del relato
mesiánico (MITO), quien debe venir primero antes que el hijo
«que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos»: del hombre. La última esperanza de J, según el texto del apoca-
es realmente el código ANAL, el desafío de un signo espectacu- líptico corriente, ¿sería acaso la de una intervención última de
lar paralelo de S39. A lo que S22c2, a nivel narrador/lectores, Dios y de su reino en el momento del supremo peligro,202 como
opone el fracaso de Israel en el 70: «que miren y no vean... que indica el «veréis», a nivel prepascual, de la confesión mesiánica
oigan y no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone». en el sanedrín? La respuesta del cielo es la oscuridad; J se queja
Es el juicio de Israel, de su clase dominante y de la gente de Je- del abandono de Dios. Ese «¿me has abandonado?» responde pues
rusalén (S69) el que se está cumpliendo. a la elección de S2 («tú eres mi hijo»), como la oscuridad y el
«también le injuriaban los que con él estaban crucificados»: cuerpo desnudo responden a la extremada «blancura» de los ves-
los dos zelotes, del mismo lado que J en relación con los espec- tidos en S43; en el fracaso es como termina aquí lo que allí se
tadores, se juntan sin embargo a ellos: J está completamente solo. abría como éxito prometido.

c 202
Según la creencia de los zelotes; «reducidos al último reducto (los
zelotes asediados en el templo por los romanos) esperan con fe la inter-
«llegada la hora sexta, la oscuridad cayó sobre toda la tierra vención milagrosa de Dios por el que combaten» (P. PRIGENT, 41). Cull-
hasta la hora nona»: el segundo período de este relato de agonía mann, por consiguiente, se equivoca de camino al oponer a J y los Z por
es el del MITO cuya palabra había confirmado antes a J como medio de lo escatológico; por lo demás, se ve obligado a reconocerlo a
pesar suyo y a escapar de la dificultad por la lectura burguesa del «reino
hijo muy amado que tiene el favor del cielo (S2). El MITO se de este mundo/reino no de este mundo» {Jesús y los revolucionarios de
calla también, haciendo callar a los «transeúntes» y subrayando su tiempo, 25, n. 15).
346 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 347

Con una pregunta, con un «¿por qué?» que quiere romper «verdaderamente este hombre era hijo de Dios»: en contraste
la oscuridad y prolongar el relato que se acaba, termina la prác- con Pedro («no conozco a ese hombre»), el centurión lee la in-
tica de J. A esta pregunta, última y suprema ilustración del versión de los códigos del SOC como signo de los «hijos de Dios»,
«sin saber cómo» parabólico, no hay ninguna respuesta, como la escena de carnaval como parodia.
subrayará el segundo grito. Sin embargo, es ese «¿por qué?»
el que va a engendrar el discurso teológico, al metaforizar la «había también unas mujeres mirando desde lejos»: se intro-
«muerte» como «cáliz», «inmersión», «dar la vida como rescate ducen nuevos actuantes, resto de un relato cerrado que permitirá
de muchos» (S50), «mi sangre de la alianza derramada por mu- el relanzamiento en S73. Se dan más nombres propios como re-
chos» (S62c), e inscribiéndola en la necesidad de una predes- ferencia para los lectores.
tinación. Donde el relato se detiene, comienza lo teológico. «cuando estaba en Galilea..., que habían subido con él a
Jerusalén»: es la terminación del relato de J, recordado en sus
«le ofrecía de beber, diciendo»: un poco de fuerza para el dos grandes etapas, la de Galilea y la de la subida a Jerusalén,
cuerpo agotado esperando a Elias, a lo que responde el «pero»... con la decepción de las mujeres ante su fracaso. El texto oscila
«pero Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró»: el último grito pues entre la terminación del relato y su relanzamiento.
de la vida como rechazo de la muerte, esa violencia que al fin
triunfa del cuerpo y de su potencia de vida. S72
«el velo del santuario se rasgó en dos, de arriba abajo»: la al Y ya al atardecer, como era el día de la preparación, es decir,
muerte del cuerpo desnudo de J reemplaza, en la práctica de dar la víspera del sábado, vino José de Arimatea, miembro rico
el pan, al templo cueva de ladrones; la desnudez del cuerpo pro- del consejo, que esperaba también el reino de Dios, y tuvo
voca la desnudez del templo (como ya la del sumo sacerdote en la valentía de entrar donde Pilato y pedirle el cuerpo de
el centro del sanedrín), exhibición del vacío de su interior. El Jesús. Se extrañó Pilato de que ya estuviese muerto,
texto no reniega de lo que ha operado la práctica de J; la des-
garradura del «velo», equivalente a la desgarradura del cielo en b y, llamado el centurión, le preguntó si efectivamente había
S2 («de arriba abajo», según el mismo movimiento descendiente muerto. Informado por el centurión,
del espíritu-paloma), señala la muerte del campo simbólico de
a2 concedió el cuerpo a José,
Israel cuya destrucción, unas decenas de años más tarde, no es
más que su consecuencia. Los testigos en el fondo decían la ver- c quien, comprando una sábana, lo descolgó de la cruz, lo
dad: J muriendo ha destruido el templo. envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro que estaba
excavado en roca; luego hizo rodar una piedra sobre la
«el centurión, que estaba frente a él, al ver que había muer- entrada del sepulcro,
to de esa manera»: ese combate último, ese paroxismo de la
fuerza de la vida gritando contra la violencia de la muerte,203 d y María Magdalena y María la de José se fijaban dónde era
ese final del relato es leído incluso por aquel que ha matado; puesto.
pasada la oscuridad, el código ANAL se trenza de nuevo, el texto
se restablece y abre un nuevo campo posible al relato, más allá de al
las fronteras del templo-higuera estéril, que es el campo de los
paganos. «José de Arimatea, miembro rico del consejo»: un actuante
perteneciente a la clase dirigente, desde el punto de vista econó-
203
mico y político, «que esparaba también el reino de Dios»: pero
Ese segundo grito es el exceso de vida cuando se acaba, encuentro no a la manera de un discípulo de J; su espera se manifiesta
con la muerte que trabaja en su corazón, como Bataille ha demostrado después de la muerte de J; por consiguiente, no está unida a su
¿Confesaré que he comprendido lo que hay de excesivo, de inagotable, en
ese sobrio relato, al leer una página de L'érotisme sobre los gritos de la relato, «tuvo la valentía de entrar»: rompe con la práctica de
mujer en su orgasmo? (cap. La pléthore sexuelle et la morí). los de su situación social, lo mismo que el escriba de S55.
348 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 349

b a
Pequeña escena que insiste en la muerte de J; el centurión que «pasado el sábado»: enlace con S72 («la víspera del sábado»),
la confirma se convierte así en «testigo» para el «sepulcro vacío» lo que supone, en el CRO, el tercer día después de la muerte.
de S73, garante del hecho de que ha habido realmente muerte.
«María Magdalena...»: el «resto» de S71-S72, memoria del
relato de Galilea y de la subida a Jerusalén.
c
«compraron aromas para ir a embalsamarle»: una pequeña
El destino del cuerpo es sellado con la piedra que cierra al
terminación más sobre S72; el relato tiene dificultad para ce-
fin el relato. rrarse; sin embargo, después de la muerte del héroe, ¿qué relato
es todavía posible?
d
Las mujeres, al igual que en S71g, son colocadas como b
«resto» que permite al texto no cerrarse, al relato no terminar-
se. Sus miradas sobre el cuerpo, repetido con insistencia, indican «muy de madrugada, el primer día de la semana, a la salida
del sol»: CRO juega con el contraste entre S72 («al atardecer,
que el código ANAL no está clausurado.
la víspera del sábado») que cerraba el día y la semana; aquí,
No es óbice para que S72 termine la gran secuencia abierta por el contrario, se trata del comienzo del día y de la semana,
en S65, la de la circulación del cuerpo de J, «llevado» al espacio insistiendo en la salida del sol.
del poder del SOC, hasta su salida hacia el sepulcro; gran se-
cuencia de la «victoria» de la EST AA y del fracaso de la EST J «¿quién nos retirará...?»: pregunta en el sentido de la ter-
y por consiguiente de su anuncio del relato escatológico. minación, para embalsamarle, «ven que la piedra está ya retirada»:
la piedra que clausura el relato, que sepulta el cuerpo, está despla-
zada, abierta de nuevo. A partir de S71c, después de la muerte
S73 de J, se ha observado esta oscilación textual entre el relato que
a Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago se termina y ciertos elementos que imponen una continuación,
y Salomé compraron aromas para ir a embalsamarle. como una prórroga concedida, un pequeño aplazamiento del fi-
nal. Aquí esta oscilación se termina con un movimiento negando
b Y muy de madrugada, el primer día de la semana, a la salida la clausura del sepulcro. El relato vuelve a ponerse en marcha.
del sol, llegan al sepulcro. Se decían unas a otras: «¿Quién
nos retirará la piedra de la entrada del sepulcro?» Levantan c
la mirada y ven que la piedra estaba ya retirada; y eso que
era muy grande. «entraron en el sepulcro»: el deseo del cuerpo de J.
c Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado en el «un joven sentado en el lado derecho, vestido con una
lado derecho, vestido con una túnica blanca, y se asustaron. túnica blanca»: en oposición al joven huyendo desnudo de S65g,
Pero él les dice: «No os asustéis. Buscáis a Jesús de Naza- señal del SIM como impotencia del cuerpo; el SIM, clausu-
ret, el crucificado; ha resucitado, no está aquí. Ved el lugar rado por la piedra, recomienza también como cuerpo vestido,
donde le pusieron. Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro poderoso, y esa inversión provoca el miedo de las mujeres.204
que irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como
os dijo». Ellas salieron «¿buscáis a Jesús de Nazaret, el crucificado?»: el relato de
J es evocado en su comienzo (J vino de Nazaret, S2) y su termi-
d y huyeron del sepulcro, pues un gran temblor y espanto se
había apoderado de ellas, y no dijeron nada a nadie porque m
No se trata de un «ángel», como en los paralelos de Mt y Jn; sólo
tenían miedo. la «blancura», eco de S43, connota el MITO.
350 Lectura de Marcos «¿No habéis leído nunca...» a Marcos? 351

nación (crucificado, S71), en las características de clase de J d


(carpintero de una pequeña población de Galilea, ejecutado como
zelote por la clase dominante) y no en sus «títulos mesiánicos». «huyeron del sepulcro..., temblor y espanto...»: el relato del
poder del cuerpo levantándose sobre la impotencia del cuerpo
«ha resucitado»: el joven narra el relato (ACC) que ha con- muerto vuelve a sus oyentes impotentes y mudos; es un relato
tinuado según la lógica de la práctica de J (acostado/levantarse, inenarrable: «no dijeron nada a nadie»; la circulación del relato
resucitar), «no está aquí»: el cuerpo ausente: la piedra retirada se detiene, el círculo BAS no es convocado, «porque tenían mie-
ha permitido la salida del cuerpo, el relanzamiento del relato. do»: detenido de nuevo el relato, el texto se termina abrupta-
«ved el lugar donde le pusieron»: el sepulcro vacío es el mente bajo el miedo, su última palabra.
signo que hay que leer (ANAL) de ese relato inesperado y sin
testigos.
«pero id a decir a sus discípulos y a Pedro»: id a proclamar
la continuación del relato, proclamación que constituirá el círculo
BAS disgregado por la huida de unos y la negación del otro.
«irá delante de vosotros a Galilea»: la EST de éxodo (hacia
los paganos), a través de Galilea (S63) (TOP), vuelve a apare-
cer («como os dijo»); todos los códigos se enlazan de nuevo, el
relato no ha terminado, la muerte no acabó con él; vuelve a
ponerse en marcha para extenderse a los paganos; su enlace con
el relato último se plantea nuevamente.
«allí le veréis»: el círculo BAS se completará de nuevo; ese
relato futuro, anunciado, de la cita en Galilea, confirmará ante
vosotros (ANAL) el relato que yo os cuento. Ahora bien, ese fu-
turo «veréis» del verbo griego «oraó», no lo utiliza Marcos en
otras partes más que para la visión futura del hijo del hombre
viniendo sobre las nubes (S58b5, S66c); por consiguiente, ese
relato en Galilea remite al relato último, como si Galilea fuera
el lugar de concentración205 de los «elegidos de los cuatro vien-
tos» (S58b5). A nivel pues del GEO, el texto de Marcos realiza
una subversión del texto judío: Galilea, de la que es oriundo, es
el teatro del poder de J; Judea, teatro de su muerte, es el país
de la incredulidad.
«como os dijo»: lo «pascual» ha sido narrado, la distinción
prepascual/pospascual ya no tiene valor.
205
Es la lectura de MARXEN, Der Evangelist Markus, Studien zur Re-
daktionsgeschichte des Evangeliums, citado por E. Trocmé, 112; 186 nn. 42
y 43; J. D. KAESTLI, 52, hace también observar que «la idea de una con-
centración de los elegidos en un punto determinado es propia de Marcos,
y omitida por Lucas, para quien la parusía es un elemento universal, que
se da en todas partes y al mismo tiempo y que escapa así a las categorías
espaciales».
5 Relectura de Marcos

a) Inacabamiento de Marcos

Todo el mundo está de acuerdo en considerar que Me 16, 9-20,


llamado «final canónico» de Marcos, no pertenece al texto, sino
que es una añadidura posterior,1 y muy a menudo se ha plantea-
do la cuestión de si un accidente, en la transmisión del texto
(pérdida del resto del manuscrito) o en su escritura (imposibili-
dad del autor para terminarlo), era responsable de ese final
abrupto. Según Kümmel, actualmente «la mayoría de los exége-
tas se inclina a concluir que Marcos ha llegado con 16, 8 al final
que perseguía». Sin embargo, no es la «intención» del autor la
que nos interesa en esta cuestión, sino el texto mismo, y es a él a
quien hay que interrogar, tal como nos ha llegado. Ahora bien,
el título del texto lo presenta como «comienzo» del relato de
Jesús el mesías, resumido como «buena nueva»; ésta, según la
EST prepascual de J, deberá ser «proclamada a todas las nacio-
nes» (S58b3), «al mundo entero» (S60); por otro lado, la «pro-
gramación» del texto,2 según el código TOP, presentaba el
relato de J como relato que debía concluir en Galilea, según
indica el «joven» en S73: «irá delante de vosotros a Galilea; allí
lo veréis». Finalmente, S73 es el relanzamiento, la reanudación
1
Cf. Introduction a la Btble, II, 288; W. G. KÜMMEL, 71-72.
2
Cf. 160 s.
354 Lectura de Marcos Relectura de Marcos 355

de la trama de los códigos del relato. En resumen, a nivel tex- Pedro: «Tú eres el mesías». S42 c-S51 (y S45 h) es el relato
tual, hay un inacabamiento del relato, más precisamente una de la subida a Jerusalén como nueva EST, planteando el código
interrupción de la circulación del relato de J por causa del ANAL una confrontación entre las EST J/EST Z. S52 señala la
miedo de las mujeres a quienes se encargó de esa circulación, y primera finalidad de esta subida, el enfrentamiento J/templo y
habrá que intentar dar cuenta de ello. sus ocupantes (AA), y la gran secuencia termina con la predicción
de la destrucción de ese templo, que «Marcos» lee como signo
En efecto, la escritura de «Marcos» es precisamente un mo- de la inminencia del relato último, escatológico, y esa destruc-
mento de la circulación que continuó, en Roma, después del 70. ción es el relato del fracaso de la ESTZ. S60-S61-S62 a, c esta-
Ha habido pues verdaderamente una circulación de este relato, blece la segunda finalidad de la subida a Jerusalén, el éxodo ha-
primeramente oral, hasta su escritura, que es un testimonio del cia los paganos. A esto se opone la EST de los AA que, por la
trayecto narrativo.3 Demos un rodeo antes de volver sobre ello. traición de Judas, uno de los doce, hace cambiar de dirección
bruscamente a esa finalidad estratégica; S65-S72 narra el fracaso
de la EST J, el episodio de Barrabás marca una vez más el con-
traste J / Z , con ventaja provisional para éstos; S73 finalmente
b) Lectura retrospectiva se inscribe en el relanzamiento de la EST J abortada, después del
de S42 c-S73 anuncio del relato de la resurrección de J y es del éxito de esa
EST, la buena nueva proclamada en el mundo entero hasta Roma,
centro del mundo de entonces, de la que da testimonio el escrito
de Marcos.
S42 c-S58 forma una gran secuencia, la subida a Jerusalén,
que continúa con S60 y S61-S62 a, c; S59, S65-S72, que prolon- En resumen, esta segunda parte de Marcos establece la con-
gan a S54 y S55 e, forman otra gran secuencia, la de la realiza- frontación de las dos EST J/Z, y sus fracasos respectivos. A este
ción de la EST de los sumos sacerdotes, escribas y ancianos, la nivel, ya no hay duda posible sobre la pertinencia de la aproxi-
eliminación de J por medio de su muerte en la cruz. Entre las mación entre la EST Z y los zelotes; fueron éstos quienes desen-
dos, hemos descubierto una articulación de titubeo narrativo, cadenaron la guerra judía y ocasionaron la destrucción del tem-
muy trabajada por el discurso teológico: S62 b, S63-S64. plo y el hundimiento de Israel con su derrota. Quedaría por ex-
plicar el hecho de que el zelotismo no esté más claramente indi-
Tenemos, pues, lo siguiente: cado, principalmente en S45 i, donde es desviada la aclamación
zelotista en la M (a nivel del relato arameo mismo) y en S58,
S60-S61-S62 a, c S73 donde tampoco se explícita «la abominación de la desolación».
Parece que «Marcos» utiliza, a su vez, una EST de clandestini-
S42c-S51, S52-S58 \ ^ ^ S62 b, S63-S64 dad, por miedo a que su texto, si cae en manos de los romanos
vencedores, dé un nuevo pretexto de persecución contra las
(S54d, S55e) S59 S65-S72 ecclesias (según la norma de los escritos apocalípticos).4
Pero es más importante leer, en ese nivel narrador/lectores,
Leamos este esquema. Antes de la S42 c, tenemos el relato la función del discurso teológico pospascual, principalmente en
de la circulación de la práctica poderosa de J y de su relato en relación con el relato de J. Hay una primera función apologé-
Galilea, con el emplazamiento de los códigos ANAL y EST, que tica; es decir, que explicar y atenuar ese fracaso del mesías muerto
lleva a la lectura de esa práctica como mesiánica por parte de en una cruz, esa maldición que ha sobrevenido en lugar de la
bendición esperada, ese escándalo en los códigos judíos; en suma,
3
Ese relato de la circulación de la buena nueva es narrado parcial- el discurso teológico responde al ¿«por qué»? planteado por
mente por el libro de los «Hechos de los apóstoles», que se interrumpe
4
justamente en Roma, unos diez años antes del escrito de Marcos. Elípticos por razones de clandestinidad.
356 Lectura de Marcos Relectura de Marcos 357

Jesús agonizante, inscribiéndolo en la necesidad de una predes- que están fuera»/«vosotros»: «a vosotros se os ha dado el miste-
tinación: «el hijo del hombre debe sufrir mucho... y morir» rio del reino de Dios, pero a los que están fuera todo se les pre-
(S42 c), en donde se inscribe también la continuación: «y resu- senta en parábolas, para que por mucho que miren no vean, por
citar al tercer día». Que eso sea predicho por J tres veces du- mucho que oigan no entiendan, no sea que se conviertan y se
rante la subida a Jerusalén, he ahí lo que de antemano prepara les perdone» (S22 c2). He aquí por qué llegó «la abominación
a los lectores al fracaso, por consiguiente a leerlo no en cuanto de la desolación erigida donde no debe», aquellos «días de tribu-
tal, sino en cuanto proyecto de Dios sobre su mesías: el asesi- lación», que no fueron abreviados sino «en atención a los elegi-
nato, al ocurrir según un plan preestablecido, no es ya un fra- dos que (el Señor) él escogió» (S58 b4).
caso; la terminación del relato no es la desolación, sino una se-
cuencia en un relato que se prolonga con la resurrección. Ese Eso es lo que el texto da a leer: «el que lea, que lo entienda»
plan se desarrolla a nivel del relato; por consiguiente, según el (S58 b4); y en un segundo nivel, no ya el del relato de J, sino
azar de los juegos que no se hacen, siendo ése el papel de Judas, el de la narración de «Marcos», en el espacio J/DD, Marcos se
como L. Marin ha demostrado bien. Estaba igualmente preescrito: deja leer por una superposición de «Marcos» en lugar de J y
«¿Cómo está escrito del hijo del hombre que sufrirá mucho y de los lectores en lugar de los discípulos: «lo que a vosotros digo,
que será despreciado?» (S43 c), siendo citada con insistencia esta a todos lo digo» (S58b7). Sobre todo, los discursos introducidos
preescritura en la secuencia de articulación, en la que lo aleato- por «os digo de verdad» actúan explícitamente como relación
rio narrativo de la traición se junta con la necesidad discursiva entre el relato de J y los relatos eclesiales, relación que se indica
de lo teológico: «El hijo del hombre se va, como está escrito de él» por medio del futuro (salvo S57 c).5 Se encuentran en esa articu-
(S62 b), «está escrito: heriré al pastor y se dispersarán las ove- lación textual de relatos diferentes dos tipos de futuro, según los
jas» (S63 b), y «habéis salido a prenderme con espadas y palos... tres tiempos de relato que están articulados de este modo: el
pero es para que se cumplan las escrituras» (S65 c). relato de J/los relatos eclesiales/el relato último, según una su-
cesión de tiempos, en línea.
El primer futuro se sitúa a nivel del relato de J y apunta a los
relatos eclesiales; articula el primer tiempo con el segundo: «yo
c) Teoría de la lectura de Marcos os aseguro (os digo de verdad), nadie que haya dejado... quedará
sin recibir el ciento por uno, ahora en el presente» (S49 d), sien-
do ese ahora en el presente el segundo tiempo, el eclesial. El se-
Releamos ahora el conjunto del relato, siempre a nivel na- gundo futuro articula esos dos tiempos con el tiempo último: «y
en el tiempo venidero la vida eterna. Y muchos primeros serán
rrador/lectores. Por encima de la confrontación de las EST J/Z,
últimos y los últimos primeros» (Ibid.).
se perfila otra confrontación: la del destino de Israel y la del
destino de las ecclesias de los paganos. Ese era el «quid» pro- ¿Qué hay entre los dos primeros tiempos, el del relato de
blemático, como hemos subrayado, de S55, la parábola de los
viñadores que rechazan a los enviados del señor de la viña y ma- 5
Releámoslos. S20s y S39b se refieren al juicio de Israel, respectiva-
tan a su hijo, anunciando el desplazamiento de la viña hacia los mente, en la acusación de «posesión» de J y la negativa de un signo
paganos, y las discusiones siguientes al plantear las razones según a esa generación de malos semiólogos; S46d, S48b, S49d remiten a la
las oposiciones Dios/dinero, Dios/César, Dios de vivos/Dios de práctica eclesial y a las condiciones según las cuales desembocará en lo
escatológico (asunto de los «lapsi», la acogida como niños-jóvenes, ruptura
muertos. Es pues el rechazo del mesías y de su práctica por parte con la riqueza, respectivamente); S57c y S60c dan a leer las prácticas de
de los sumos sacerdotes, escribas y ancianos (S55 b), al que se las dos mujeres como lecciones de economía eclesial; S54e se refiere a la
une el de la M (S68 c), lo que explica el destino de maldición de destrucción del templo con imágenes escatológicas y se une con la oración
Israel; ellos mismos se han juzgado por medio de su EST, en eclesial: S42e y S58b6 sobre el «cuándo» de la escatología: durante esta
generación; S62b y S63b ofrecen elementos para discernir las prácticas de
contraste con los discípulos-lectores, según la oposición de los traición de los «lapsi»; en fin, S62c sitúa un ayuno postéxodo de J, cuya
espacios SOC/BAS y de sus prácticas respectivas, es decir, «los dificultad de lectura he confesado ya.
358 Lectura de Marcos Relectura de Marcos 359

J y el de las ecclesias? Está el éxodo hacia los paganos. Ahora d) Resurrección y escatologia
bien, parece ser, según el relato de los Hechos de Lucas y las
epístolas de Pablo, que ese éxodo ha sido efecto del relato ecle-
sial de Pablo, y que ese relato-éxodo fue precisamente el lugar
Volvamos a la primera cuestión, el porqué del inacabamiento
de estructuración del discurso teológico que vemos en Marcos
de Marcos Si textualmente no se termina, quiere decir que queda
Es decir, que lo que se encuentra entre los dos primeros tiempos
abierto a una continuación, pero ¿qué continuación> La del reía
del relato de Marcos, es la escritura de Pablo
to ultimo «Buscáis a Jesús, el nazareno, el crucificado, ha resu
¿Y qué hay entre el segundo tiempo y el tiempo último ? citado irá delante de vosotros a Galilea, allí le veréis», ha
Está la escritura de Marcos, y esto nos permitirá localizar la se- anunciado el joven en S73 Se está a la espera de eso «Verán
gunda función de lo teológico en esa escritura, articula las dos venir al hijo del hombre entre nubes con gran poder y gloria,
entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a
predicciones de J, es una función predestmadora De igual modo
sus elegidos» (S58 b5), esa reunión tendrá lugar en Galilea
que J ha predicho su muerte y su resurrección, y eso ha sucedido,
quedando incluido lo aleatorio dentro del plan de Dios, así tam- Demostrémoslo Ennio Flons 7 analiza los relatos de apan-
bién se ha realizado su predicción de la venida del reino de Dios
escatológico durante esta generación «yo os aseguro que no «dualidades» en Marcos (75 136) parece que no se prestan, por ejemplo,
pasará esta generación hasta que todo esto suceda» (S58 b6) Es a la tosca división de Me 1 13 y Me 14 16 sin una refundición completa
la tesis de Marcos «cuando veáis que sucede esto», es decir, de las fuentes por parte de «Marcos» Dicho esto, es evidente que mi
lectura ofrece mucha resistencia a la de Trocmé la cuestión de la mesia
«cuando veáis la abommación de la desolación», sabed leerlo, nidad, la de los paganos, la de S58 (Me 13, la lectura de Trocmé no puede
«el que lea, que lo entienda», «caed en la cuenta de que él está estar mas distante de la mía), etc Hay que añadir incluso que es imposible
cerca, a las puertas» (S58 b4, b6) Las dos predicciones invierten con este autor un debate más concreto, pues es tan Formgeschichter que en
el todo se explica, poco más o menos, por medio del nivel narrador/lec-
los fracasos el fracaso de J, su muerte, ha traído consigo su resu tores de ese modo, borrado completamente el relato, Me 1-13 se con-
rrección, de igual modo, el fracaso de los zelotes traerá consigo vierte en un «pequeño tratado de eclesiología» (186) (cf 144 168, donde
lo escatológico6 traza los grandes rasgos de su lectura de esa sección)
La opinión de un amigo teólogo que ha tenido a bien leer mi texto da el
tono de lo que constituirá la mayor objeción de los exégetas formados
en el reinado de la Formgeschichte que domina la exégesis desde hace
unos cincuenta años iyo habría rehecho una «vida de Jesús»1 Concretaré
más todavía Parto de una nueva teoría del texto, que no puede dejar de
6 oponerse de antemano a esa dominación de la Formgeschichte No se trata
Mi lectura es pues muy diferente de la que propone E TROCME de negarle su razón (cf mas arriba, 154), sino de desenmascarar la ideólo
a la que sin embargo no le falta interés Resumamos su tesis sobre la gia teológica que la trabaja, por una parte («la palabra «dunamis» a menú
formación de Marcos a) Me 1-13 (SI S58) estaría escrito en Palestina do empleada a propósito de las curaciones, a pesar de que tiene en
hacia los años 50 por un cristiano-judío que hablaba griego, de tendencia otras partes de Maicos un sentido mas religioso no se podría subrayar
muy anti Jerusalén y muy pro Galilea y que suponía dos tipos de fuentes, mejor la significación metafísica que tienen los actos de beneficencia reali
una según la tradición eclesiásuca oficial y otra según unos relatos galileos zados por Jesús, aun cuando esos actos alcanzan a sus beneficiarios en sus
populares, b) Me 14-16 (S59-S73) reescrito en Roma después del martirio cuerpos», E TROCME, 122, n 60 yo subrayo FB) por otra parte, poner
de Pedro a partir de un documento oriundo de la iglesia de Jerusalén, c) sol en evidencia el carácter de verosimilitud, de representatwtdad, que es el de
dadura de todo el conjunto en Roma hacia el 80, de donde las añadiduras los relatos que dependen del ideologema del símbolo y del signo (cf 143 s ),
explicativas (introducidas por «o estin», latinismo, «es decir») dirigidas sin recaer por eso en la problemática de la «biografía de Jesús» o de la
a los lectores romanos (191) El interés de esta tesis, que no hay que de- «historicidad del significado» de la antigua exégesis, en resumen, dar va
sechar a prion, estaría principalmente en confirmar el carácter «histórico» lor al concepto de relato La cuestión que plantea entonces a la exégesis
de los códigos de Palestina que actúan en Marcos Pero, dado que mi lee una lectura política de Marcos es la de la revisión de sus fundamentos fi-
tura plantea el texto de Marcos como muy estructurado a nivel de sus có losóficos y de sus conclusiones La historia de la exégesis, desde Strauss
digos, habría que conceder mucha más importancia que la que le da hasta Bultmann, ¿no esta marcada por unas rupturas desastrosas de me
Trocmé (190 s ) al trabajo del último redactor (que hay que situar sm todologia cuando se impone una nueva teoría (filosófica o semiótica)?
más después del 70), trabajo que es la producción de un texto, de lo que
7
parece dar testimonio Netrynck, 140, n 55 sus listas de 30 especies de ENNIO FLORIS, L'apparitwn du ressusette aux apotres - Etude her
360 Lectura de Marcos Relectura de Marcos 361

ción de Jesús resucitado en Mateo, Lucas y Juan, comparándolos b5), ya no en secreto, «pues nada hay oculto si no es para que
con dos tipos de estructuras míticas, la de los relatos de apari- sea manifestado. Quien tenga oídos para oír, que oiga» (S22 c4):
ción de (los) dios (es) o de sus enviados, los «ángeles», «donde una vez más, «el que lea, que entienda».
la aparición señala el origen divino del mensaje»,8 cuyo modelo
aprovecha; la de los relatos de reconocimiento, «que forman Lo que equivale a esto: el texto de Marcos se presenta como
parte de los ciclos de la vuelta de los héroes».9 La comparación lectura inmediata; el tiempo de lectura coincide poco más o
permite «concluir que el discurso de la aparición se articula menos con el de la escritura. Cuando la distancia entre los dos
sobre una estructura literaria que resulta de la unión de la forma tiempos se haga demasiado grande, uno se sentirá obligado a
de la aparición divina con la del reconocimiento. De ese modo, cerrar esa apertura mantenida sobre un relato que no se ha rea-
Jesús desempeña el papel propio del ángel al mismo tiempo que lizado como estaba predicho; ya no se podrá soportar ese inaca-
el del héroe que vuelve».10 Ese héroe que vuelve no es reconocido bamiento por miedo a continuar el relato, y se le añadirá el
inmediatamente y debe, pues, o producir señales para probar su «final» llamado canónico.
identidad, o declararla en discursos, o utilizar recuerdos, etc.11
Se podría, pues, concluir lo siguiente: será el relato último
de la vuelta del hijo del hombre el que acabará el relato de Marcos
y clausurará el texto, según la lógica del código MITO progra- e) Mesiánico y teológico
mada al comienzo, mientras que los otros textos evangélicos, por
causa del retraso de ese relato último, acabarán con unos relatos
de vuelta (provisional) del héroe resucitado.12 «Marcos», por su
parte, sigue hasta el final la lógica de su código ANAL: da a sus Para leer a Marcos a partir de S42, nos hemos visto obligados
lectores los «signos» que permiten «comprender» que el hijo del a colocar la pauta de una doble escritura: una, productora de un
hombre va a venir como héroe, «con gran poder y gloria» (S58 texto que hemos designado como prepascual, y la otra, que
borra parcialmente a ésa, produciendo un texto de predicción
méneutique sur Luc 24/36-49: Lettre, núms. 163-164, «Dossier sur la ré- del relato pascual, al que hemos llamado pospascual. Esta ter-
surrection», mars-avril (1972) 17-23. minología era provisional; ahora podemos caracterizar mejor esa
8
Ibíd., 18-19. Cita no sólo relatos paleotestamentarios (Gen 16, 7-15; contradicción textual entre el relato y el discurso del narrador:
21, 17-20; 18, 1-8; Jos 5, 13-15; Ju 6, 11-24; 13, 9-20; Dan 8, 15; 9,
21.27; Tb 5, 1-8; 18, 16-21), sino también relatos «profanos» {Ilíada II, sobre el relato titulado «buena nueva de Jesús el mesías», por
22; II, 172; IV, 92; V, 800; II, 795; XI, 200; III, 390, etc.; Odisea tanto, sobre el relato de lo mesiánico (es decir, lo prepascual), el
I, 105-100 (?); II, 267-298, 393; III, 371; Eneida, I, 314; II, 589; trabajo del narrador ha engendrado lo teológico (lo pospascual).
IV, 259-280, 554-570; IX, 1-15, etc.). Aquí se trata de leer el cómo de esa contradicción, más tarde nos
9
Ibíd., 19-20. Cita Gn 38; 29, 1-14; 45; Tb 7, 1-6, etc., y también preguntaremos sobre su porqué.
Odisea X, 390; XIX, 39; XXI, 190; VIII, 490; XXIII; XXIV, 320-
350; IV, 140-150. Electra 1090-1230, Céforas 212-225. Ion 1370-1445 y la
teoría que hace Aristóteles en la Poética XI, 1-9; XVI. Es la lógica de la narratividad, dada expresamente por el
10
Ibíd., 20. «sin que él sepa cómo» de la parábola S22 b2, la que coloca los
11
Ibíd., 19. Saca como conclusión que se trata allí de un «lenguaje códigos ANAL y EST respectivamente como lectura del relato
simbólico épico» (la epopeya, digámoslo de paso, depende según Kristeva realizado y decisión sobre el relato venidero. A partir de la lec-
del ideologema del símbolo, cf. 144) y que no se puede encontrar allí tura de lo mesiánico hecha por Pedro (S42 b), la estrategia de J
«ningún otro acontecimiento más que la experiencia del poder del nombre desembocaba en el éxodo hacia los paganos, implicando la au-
de Tesús» (21), conclusión que recae de un modo raro en la problemática
de la historicidad de la que se había liberado muy bien anteriormente. Y sencia del cuerpo de J en el círculo BAS en un movimiento de
cita orgullosamente su «ascendencia» ideológica burguesa: STRAUSS, FEUER- extensión al mundo entero que debería constituir la continuación
BACH, GOGUEL, BULTMANN, RICOEUR, y sobre todo J. B. Vico (23). narrativa (envío de los doce, comprendido J).
12
Trocmé concluye que «la tradición eclesiástica no comportaba un
relato de las apariciones del resucitado» (53). Debido a la traición de Judas, lo mesiánico se ha déte-
362 Lectura de Marcos Relectura de Marcos 363

nido por el asesinato de Jesús crucificado: la primera función de ees de la lógica narrativa del relato mesiánico de Marcos, explo-
lo teológico fue por consiguiente hacer desaparecer parcialmente ración que llevaremos hasta el mismo Juan.14
(pues por medio de sus síntomas se ha podido restituir el texto
borrado) esa estrategia, asignándole como meta «necesaria» (él Esos índices conciernen a los lugares textuales en los que
debe) ese asesinato y la resurrección que le seguirá. Dejando apar- Marcos prolonga la lógica de la continuidad, que es la del relato,
te esta «necesidad» de «predestinación» específicamente teológi- y que implica la ignorancia de lo que va a suceder, hasta el ac-
ca, no por eso se niega la EST de lo mesiánico. Se ha visto a tra- tuante J; en primer lugar, la parábola del «sin que él sepa cómo»
vés de la gran secuencia de la subida a Jerusalén que la EST J se (S22 b2): ni Mateo ni Lucas recogen esta parábola, y si se quiere
distancia de la EST Z por medio de la inversión de los códigos do- encontrar las huellas de ella en Jn 12, 24,15 es bajo el influjo más
minantes del SOC: ahora bien, la gran secuencia del arresto, con- claro de lo teológico, donde la semilla se convierte en parábol?
dena y muerte de J, radicaliza esa inversión, y la parodia del «rey de la muerte-resurrección de J.
de los judíos» (S69) lo manifiesta fácilmente, contrastando la S8 desaparece en Mateo, y en Lucas ha perdido el relato de
(im)potencia de J y el poder de AA, entre un «rey» condenado la oración y la indicación de un cambio estratégico de J, como
como terrorista-zelote, y quienes poseen el poder del estado. De si se tratara de la EST de Simón en prolongación de la estrategia
este modo, la ausencia del cuerpo de J se radicaliza: sepultura de la M. Igualmente, las indicaciones de cambio EST de J, por
primero, «ausencia» de la tumba después («no está aquí; ved el causa de la M en S28d-S31, desaparecen en Mateo (omisión de
lugar donde le pusieron»). Continuidad estratégica también en la S28 d) y en Lucas (omisión de S31 f, S32 y de toda la secuen-
reanudación de la «cita» en Galilea («como os dijo»), previa al cia de los panes). Igualmente, las secuencias de prácticas podero-
éxodo hacia los paganos. sas «difíciles» de J (S38, S41) son omitidas por Mateo y Lucas.
Sería muy largo de analizar el valor que Mateo y Lucas dan
a las muchas indicaciones concernientes a la EST de J en Marcos;
basta indicar la atenuación sistemática por parte de Mt y Le
f) Marcos y los otros evangelios (con frecuencia pura omisión) de la estrategia llamada «secreto
mesiánico», y de su correlación, el establecimiento de un espa-
cio DD opuesto al de la M.16
Finalmente, dos índices sintomáticos de que J «ignoraba» el
La contradicción mesiánico/teológico plantea, pues, algunos fracaso de la EST: el grito contra el abandono en la cruz (S71 c)
problemas: ¿cómo, por qué esa contradicción? Se volverá amplia- desaparece en Lucas y el relato de la «tentación» en Getsemaní
mente sobre ello en la cuarta parte de esta obra; pero proceda- (S64) en Juan, que es, sin embargo, bastante paralelo a los tres
mos con prudencia. Es posible que la utilización que he hecho evangelios sinópticos en el relato llamado de la «pasión».
de una «lectura sintomal» tomada de un marxista, que a su vez
14
remite a Freud, me haya llevado a forzar demasiado el texto de Confesemos la convicción de que la lectura propuesta aquí podría
Marcos, y a extraer de él una problemática que no es la suya. permitir una reasunción, en una óptica textual nueva, de la argumentación
¿Se puede encontrar una confirmación de su pertenencia? Mire- que sostiene esa teoría de las «dos fuentes», principalmente donde tiene
que dar cuenta de las convergencias de Mt y Le contra Marcos.
mos a los otros evangelios. 15
M. E. BOISMARD, Synopse, I, 114.
13 16
A partir de la teoría de las dos fuentes, según la cual Ma- Cf. por ejemplo, el enunciado «en particular», MINETTE DE TILLESSE,
238 s. Mi lectura se opone claramente a la de este autor. Se podría sacar
teo y Lucas fueron producidos a partir del texto-relato de Marcos una contraprueba de su tesis de los otros tres evangelios: la predicción
y de la fuente de «palabras» de J llamada Q, veamos cuál fue teológica de la necesidad de la muerte-resurrección de Jesús está mucho
el destino, en esa transformación textual, de algunos de los índi- más desarrollada en ellos que en Marcos; sin embargo, ese desarrollo es
correlativo de la atenuación del «secreto mesiánico». Si es, pues, esa
teología la que borra lo mesiánico, no se ve bien cómo iba a ser la meta
Cf. 154. del «secreto mesiánico», según pretende Minette de Tillesse.
364 Lectura de Marcos Relectura de Marcos 365
Ahora bien, esa articulación de los códigos EST y ANAL de J, sus ipsissima verba, las que obtendrán la primacía; los re-
define la lógica narrativa del relato en Marcos. Su atenuación y latos de su práctica poderosa, por un efecto racionalista que
difuminación progresiva por parte de los otros tres evangelistas, expulsa lo milagroso de la «historia», se convierten en secunda-
que va íntimamente unida a la invasión de esos tres textos por lo rios. La exégesis no ha salido nunca del influjo del discurso
teológico, ¿qué otra cosa indica sino la inversión progresiva de teológico.
la relación entre lo mesiánico y lo teológico, borrando esto cada
vez más a aquello? " El relato ACC, ciertamente, queda como Eso es lo que nos da seguridad de la validez de la problemá-
dominante en Mateo y Lucas, pero desarticulado del EST y del tica que hemos presentado como la propia de Marcos, y que jus-
ANAL, por lo que respecta al actuante J; éste se convierte en el tifica que continuemos nuestro modo de proceder para elucidar
que posee ya el relato, «el que sabe cómo», y de ese modo se el porqué de esa contradicción todavía presente entre el MITO y
convierte en el relato de una completa predestinación, relato teo- lo teológico por un lado, y lo mesiánico por otro.
lógico. La cumbre es quizá alcanzada por Juan cuando J se de-
signa a sí mismo del modo siguiente: «he bajado del cielo, no
para hacer mi propia voluntad, sino la voluntad del que me ha
enviado» (Jn 6, 38), anulando la diferencia de las dos voluntades
afirmadas claramente en Getsemaní (S64 d). En efecto, el Jesús
de Juan y a no reza, si no es en un discurso dominado por la
predestinación (Jn 17).
El relato ACC se convierte así en una sucesión de relatos
programada por el cielo, o sea, en un relato mitologizado, en el
que lo teológico remite al MITO del que él mismo había nacido,
alojándolo en una especie de acronía celeste, que, según Mircea
Eliade, es característica de la estructura del MITO, el tiempo
sagrado o primordial.18 La cristología 19 concluirá en encarnación
del Verbo de Dios en Jesucristo; el relato, dividido en el cuadro
litúrgico, sucederá in illo tempore, expresión a la que Eliade 20
ha tomado cariño para designar justamente ese «tiempo sagrado»
opuesto al tiempo de la cronología profana.
La Formgeschichte, al colocar metodológicamente la catcque-
sis como Sitz im Leben, «lugar vital», de la producción textual
de los evangelios, tomará como moneda corriente esa relación
de lo teológico dominador de lo mesiánico y se privará de loca-
lizar a éste. La problemática del relato se desplazará hacia la de
la «historicidad de Jesús», a la búsqueda de lo que pasó histó-
ricamente; pero ahí también serán las «palabras», los «logia»
17
Una perspectiva de trabajo interesante sería buscar cómo la inser-
ción de la fuente Q en los textos de Mt y de Le ha colaborado en este
sometimiento de lo mesiánico a lo teológico.
18
Aspeets du mythe, 31.
" Cf. más adelante, 427.
:)
Lo sagrado y lo profano, 86 s.
IV

ENSAYO DE ECLESIOLOGIA
MATERIALISTA
1
LA PROBLEMÁTICA
DE UNA ECLESIOLOGÍA
MATERIALISTA

a) Eclesiología materialista, he aquí una pareja bárbara que


hará saltar a más de un eclesiólogo y a más de un materialista.
¿Qué meta teórica se puede asignar a un emparejamiento seme-
jante? Eclesiología indica un lugar del discurso teológico, donde
se toma a la iglesia por objeto; pero la teología ¿no es la matriz
misma del discurso occidental logocéntrico, discurso idealista por
excelencia en camparación con el materialismo histórico? ¿Y
éste no se ha situado, desde Marx a Althusser, en medio de una
ruptura epistemológica con la región económica primero, y con
la sistematicidad misma del discurso filosófico-teológico des-
pués? En este gesto de emparejamiento de dos términos que de-
signan dos discursos contradictorios en el sentido fuerte del tér-
mino, ¿quién conquista a quién?
No puedo refutar esta sospecha legítima —juzgúese de ello
más bien por los hechos—, pero puedo, por el contrario, decir
cuál es la meta propuesta por la instauración de un discurso ecle-
siológico materialista. En primer lugar, el adjetivo materialista
hay que tomarlo en sentido de materialismo histórico; el que mi
370 Eclesiología materialista Problemática 371

texto haya comenzado con una exposición de sus conceptos signi- c) Nos encontramos ante un triple conjunto textual: prime-
fica ya que es en el campo epistemológico abierto por Marx en ro las cartas «auténticas» de Pablo, ese artífice del paso de los
donde se debe producir. La iglesia, o mejor dicho, las iglesias, cristianos del medio judío palestino y siríaco al medio judío de la
y el cristianismo, dado que es un fenómeno histórico, pertenecen diáspora grecorromana y sobre todo a los medios paganos, cartas
lisa y llanamente al objeto de la ciencia histórica, por consi- que son el lugar de un intenso trabajo teológico que cubre y ase-
guiente al MH: la eclesiología materialista no será más que una gura ese paso, ese éxodo, esa nueva «pascua».
de sus regiones. Habrá que considerarla, pues, como un análisis Está el Apocalipsis de Juan, muy apreciado, y a justo título,
del cristianismo, una de las formas ideológicas de las FS por los historiadores comunistas, pero que, como Pablo, yo he
occidentales. dejado de lado, debido al poco lugar que concede al relato de los
b) ¿Y por qué analizar el cristianismo? El historiador del «sucesos» en Palestina. Finalmente, están los tres evangelios lla-
judaismo palestino no concederá a uno de los numerosos movi- mados sinópticos, cuyo objeto principal es precisamente el relato
mientos que agitaron a Palestina antes del 70 el interés que de esos «sucesos» que se refieren al mismo «Jesucristo» de quien
dedicará a la insurrección zelote que desencadenó la «guerra se trata en Pablo y en el Apocalipsis.
judía» y precipitó la destrucción del templo, la ruina de Jerusalén
y el hundimiento del subasiatismo judío. El historiador de los La elección de Marcos estuvo dictada por la localización en
dos o tres siglos del imperio romano después del 70 dedicará éste de una contradicción estructural, entre un discurso teológico
cierta atención al crecimiento de esa herejía judía que supo im- que no proviene sino de lo ideológico, por una parte, y, por otra,
plantarse fuera de los medios judíos de la Diáspora; en primer un X que provendría por el contrario de las tres instancias. De
lugar, porque es una de las formas más importantes de las reli- ese X (descrito por el relato como mesianico), se va a producir el
giones sectarias de inspiración «asiática» que pululaban en los concepto como el de una práctica articulada en tres niveles, y se
medios urbanos del imperio; pero también, porque las persecu- tendrá uno de los conceptos principales de la eclesiología mate-
ciones padecidas por los cristianos por parte del estado romano rialista (la elección del término eclesiología será justificado más
aparecen como un síntoma de las transformaciones que éste adelante). El otro concepto decisivo será el de la estructura del
discurso teológico en su relación contradictoria con lo mesianico;
sufrió y que tendrán las consecuencias que ya sabemos en el
el objeto propio del discurso teórico que se intenta instaurar
siglo V.
aquí será el de la contradicción entre esos dos conceptos.
Por el contrario, el historiador del «período capitalista» eu-
ropeo estará muy interesado por la génesis y las transformacio- d) Todos los historiadores, tanto comunistas como creyen-
nes de esas sectas que, estructuradas como iglesias, se han con- tes,2 están de acuerdo en decir que la gran mayoría de cristianos
vertido en el aparato productor de la ideología que ha domina- de los primeros siglos fueron reclutados entre las clases popula-
do esa secuencia durante una buena decena de siglos. res del imperio romano. Por otra parte, numerosas críticas (in-
Ahora bien, siempre que, desde Engels a Casanova, el MH cluso de los teólogos desde hace una veintena de años) han visto
ha abordado la cuestión de los «orígenes del cristianismo»,1 lo con razón en la «conversión» de Constantino y su edicto de tole-
ha hecho considerándolo como un fenómeno estrictamente ideo- rancia en relación con los cristianos 3 y en la oficialización del
lógico (religioso), refiriéndolo, como es de rigor, a sus condicio- cristianismo por Teodosio (379), un momento decisivo de la
nes económicas y políticas. Pues bien, y es aquí donde mi gesto transformación de una religión popular sectaria en una religión
conserva su carácter sospechoso, yo pienso que hay una amalgama de estado, que permanecerá a todo lo largo del MPF europeo.
en este modo de proceder y que hay que hacer de modo más cir- Sin embargo, esta transformación del aparato eclesiástico y de
cunspecto la lectura de los textos que testimonian la génesis del su ideología no deja de plantear problemas. Ciertamente, durante
cristianismo.
2
1 Cf. más adelante, 402 s., n. 52, 425 s.
F. ENGELS, Contribution a l'bistoire du christianisme primitif; A. CA- 3
SANOVA, Le christianisme primitif. Cf. Rome et son empire, en HGC. Puf, París, 494 s.
372 Eclesiología materialista La práctica de las manos yn
el siglo iv, llamado «la edad de oro de la patrística», se ha ope- ma del otro más amplio del MH. Esto exigirá, como es evi-
rado un trabajo teológico considerable, en el que los concilios dente, una reelaboración teórica posterior sobre otros textos y
de Nicea (325) y de Constantinopla (381) han sido momentos otras «épocas» del cristianismo, para que el estatuto teórico de
importantes. una eclesiología materialista pueda quedar bien asegurado.
Nicea, por otra parte, fue convocado bajo las presiones /) Observemos que, en lo que sigue, se recogerá con fre-
de Constantino a los obispos, frente a la amenaza de la «herejía cuencia la «lectura de Marcos» para desarrollarla, sin la preocu-
arriana», y es el origen de la formación de la dogmática cristiana. pación constante de delimitar bien las fronteras entre esa «lec-
La teología de los padres de la iglesia y la dogmática conciliar tura» y el discurso eclesiológico: gozaremos de mayor comodidad
podrán ser analizadas para encontrar en ellas índices de la trans- en la escritura y lectura de nuestro texto.
formación de clases del aparato eclesiástico, pero es probable
que no se encuentren rupturas muy claras en relación, por ejem-
plo, con los textos teológicos del siglo ni, producidos, sin em-
bargo, cuando los cristianos padecían aún horribles persecuciones
por parte del estado romano. 2
LA PRÁCTICA DE LAS MANOS
Hay que pensar entonces que algo trabajaba ya al cristianis-
O LA CARIDAD
mo, algo que ha hecho posible esa transformación de clase del
aparato, algo que estaba en contradicción con aquella práctica
mesiánica de J como práctica de gente pobre que hemos leído en
Marcos, y que se puede también leer en Mateo, Lucas o Pablo.
En resumen, es necesario que lo teológico actúe en los textos a) El relato de Marcos narra la práctica de J; se han ex-
traído tres niveles de esa práctica, cada uno según uno de los
cristianos desde su origen, de tal modo que, incluso después de
códigos secuenciales. En S46 se ha leído por otra parte una se-
las transformaciones de clase del aparato, se haya podido seguir
mántica de las regiones del cuerpo que permiten articularlo con
haciendo cierta lectura (deformada ciertamente) de esos textos.
esta práctica. Así al código ACC corresponde una práctica de las
He ahí por qué esa contradicción mesiánico/teológico puede con- manos, al EST una práctica de los pies, al ANAL una práctica de
vertirse a justo título en el objeto primero de una eclesiología los ojos?
materialista.
e) ¿Cómo proceder para alcanzar el conocimiento histórico b) Ese trabajo de las manos que transforma los cuerpos,8
de esa contradicción? Seguiremos la teoría sobre lo «teórico» de se puede decir que consiste en una práctica que se desarrolla
L. Althusser: 4 la lectura de Marcos que acabamos de efectuar a nivel económico, a lo que parece invitar la objeción de los AA
servirá de materia prima sobre la que trabajen los conceptos teó- en S16: curar es un trabajo prohibido en sábado. Se volverá más
adelante 9 sobre el carácter «poderoso» (milagroso, según se
ricos del MH en su generalidad formal,5 por un lado, y el con-
dice) de esa práctica; por el momento, tomamos el texto tal como
cepto del MPsubA de la Palestina del siglo i 6 (y los que produ-
se ofrece a la lectura, «extraño» a nuestra mentalidad moderna.
cen el conocimiento de la situación de las ecclesias en el MPE
después de los años 70), por el otro lado. Los conceptos produ- c) Analicemos ahora la cuestión de los panes. La oposición
cidos por ese trabajo teórico estarán desde ese momento en con- estratégica entre J y los DD se realiza ahí 10 según los códigos
diciones de romper epistemológicamente con el discurso teoló-
7
gico, destruyéndolo, y de instaurar un campo específico por enci- Cf. 130.
8
S10, S18, S26 (cuatro veces), S34, S37, S41; cf. también S7c, S25g,
4
Pour Marx, 186 ss. S27 («esas cosas tan extraordinarias hechas con sus manos»), S28c.
s 9
Lo que Althusser llama «Generalidad II» (Ibíd.). Cf. 437 s.
4 10
Cf. más arriba, 103 s. Cf. 214.
374 Eclesiologta materialista La práctica de las manos 375

BAS/SOC: a comprar, ligado a la circulación monetaria, J opone largo de la gran secuencia de los panes, había permitido a Pedro
dar los panes «que tenéis». Lo que rechaza es, pues, la domina- descifrar lo mesiánico.
ción de lo monetario sobre los productos, dotándoles de un valor e) Si reparamos en que el relato hace frecuentemente es-
de intercambio, para no hacer prevalecer más que el valor de uso tallar la utopía de la M («fuera de sí misma») ante las prácticas
de los panes y de los peces. El valor de intercambio queda de poderosas concernientes a los cuerpos de los Im y en que el
ese modo eliminado de la economía BAS. En S49, son los ricos objeto de las prácticas de los panes es su saciedad, podemos des-
quienes son rechazados del espacio BAS: «vete, vende todo lo cribir el movimiento de la práctica de J en su nivel económico
que tienes y dáselo a los pobres, luego ven y sigúeme», donde la hasta el horizonte utópico del MPsubA.13 Este movimiento es
venta no interviene más que como medio de donación, «vete» el del círculo BAS de los DD descrito la primera vez alrededor
(rico) se opone a «ven» (pobre), pues no se entra en el círculo de una mesa (S13), lo mismo que la última vez (S62). Esa mesa
BAS sino habiéndolo dejado todo. El código que domina a lo en S31 se extiende a toda la M ordenada «en grupos» y «en
económico del SOC, ricos/pobres, queda invertido de ese modo hileras» para comer: el movimiento de lo mesiánico a nivel eco-
(primeros/últimos); la insistencia de J en S49 carece de paralelo nómico consiste en la extensión al mundo entero de ese círculo
en Marcos.11 en cuanto mesa de saciedad para los pobres, puesta en común y
distribución de todo lo que se tiene y multiplicación, por ese
En S57, es también el valor de cambio de lo que se da en la mismo hecho, al ciento por uno, de la bendición anunciada. Esa
economía ligada al templo lo que es rechazado por otra econo- multiplicación de la bendición, por su propio movimiento, im-
mía, la eclesial, en la que se comparte todo lo que se tiene para plica finalmente la bendición última, escatológica.14
vivir. En efecto, según Hech 2, 44-45; 4, 32-37, la práctica eco-
nómica de la distribución «según las necesidades de cada uno», Notemos que esta práctica no recae en las fuerzas productivas
después de la venta de lo que se posea, es lo que constituye la mismas (salvo si se quiere comparar a las «curaciones» con la
regla eclesial. práctica de la medicina actual, que apunta a la restitución de la
fuerza corporal de trabajo), sino en el circuito de la circulación
d) Si en S60 la pérdida del perfume en relación con el y del consumo, lo que por otra parte está resumido en la oposi-
cuerpo de J es alabada por éste,12 no es como rechazo de esta ción Dios/dinero, que no está (volveremos sobre ello) entre dos
regla, sino como preparación de S62 c. Esta secuencia, como ya se equivalentes generales (lo ideológico y lo económico), sino entre
ha visto, completa las diversas lecciones de economía BAS, reem- el relato mesiánico y su potencia y el equivalente monetario.
plazando el cuerpo de J, centro del círculo BAS, que se va a au-
sentar, por la práctica de la distribución de los panes con vistas /) Esta práctica económica se inscribe en el sistema don/
a saciar a la M de pobres. Así, éstos son colocados en una rela- deuda; ésta es la razón por la que J recoge el «segundo manda-
ción metonímica con el cuerpo de J, según la explicitación de miento», «amarás a tu prójimo como a ti mismo» del Levítico,15
Mateo 25, 40. Los dos tipos de práctica de las manos, concer- con la diferencia de que prójimo ya no es solamente el vecino
nientes a los cuerpos de los Im y a los panes, quedan de este judío, sino que se extiende al prójimo pagano pobre: amar al
modo reunidos en uno solo, y la práctica de compartir se con- pobre como a sí mismo equivale a que él sea saciado como tú.
vierte, en lugar del cuerpo de J, en la fuente de potencia, de Esta práctica de amor económico tiene un nombre en la tradi-
fecundidad, según S49 d («cien veces más»). La primacía de esta ción mesiánica: la caridad.,16
práctica del reparto había sido ya subrayada por el hecho de que
es la lectura de las secuencias correspondientes la que, a todo lo
" Cf. 136.
11 11
Cf. 262. Cf. Le 14, 15-24, y Mt 25, 31-46.
l:
Se puede incluso descubrir aquí la valorización mesiánica del «gasto» 15
Cf. 94.
según Bataille, pero en relación con la saciedad de los pobres, excluyendo 16
1 Co 13, 3 parece presentar, sin embargo, alguna dificultad.
el lujo de las riquezas.
376 Eclesiologjía materialista La práctica de los pies 377

3 Jerusalén. Pero es también el efecto de la subversión por la prác-


tica BAS de los códigos políticos que dominan el SOC del MP
LA PRÁCTICA DE LOS PIES
subA de Palestina.
O LA ESPERANZA
Pasa esto con las relaciones de parentesco por medio de la
sangre: la «casa» de madre, hermanos, hermanas (S21 b), de pa-
dre e hijos (S4, S49 d) es reemplazada por unas relaciones ecle-
a) La práctica de los pies, ¿qué es sino la práctica de des- siales de fraternidad («cien veces más de casas y hermanos y her-
plazamiento según los códigos TOP/GEO que hace circular a J manas y madres e hijos», S49 d). Igualmente, las relaciones de
y a su práctica en el espacio de Israel,17 en paralelismo con la dominación política (comprendida la económica, pues las rela-
circulación de su relato? Si se relee S8-S11, uno se percata de ciones de producción son relaciones directamente políticas en el
que hay allí implicado un doble movimiento: el de la extensión MPsubA): no como «los jefes de las naciones (que) las gobier-
geográfica del círculo BAS y el de la clandestinidad, que a su vez nan como señores absolutos», ni como «los grandes (que) las
es doble, como ausencia de la M y como refugio ante los AA oprimen con su poder», «no ha de ser así entre vosotros; sino
(S18). que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro
servidor» (S50 d). Inversión, pues, del código señor/servidor
b) El esquema que remite directamente a los pies como que supone la exclusión de los «señores» de la eclesialidad, lo
región corporal de práctica es el del camino, que proviene en mismo que los ricos: «servidor» cambia de semántica, ya no se
cuanto tal del código EST. La Galilea es la región del primer opone a «señores», sino que indica, por el rodeo del término
tiempo de circulación de J y el conjunto de Palestina es indicado servicio, la especificidad del nivel político intraeclesial de la prác-
como primera meta de la EST de J: «Deja primero saciarse a los tica del BAS (no «ser servido» sino «servir»).
hijos» (S36); Judea, y más precisamente Jerusalén, será luego el
segundo tiempo del relato. Finalmente, la meta última de la EST Igualmente, también las relaciones padres/hijos, adultos/ni-
J, que se le escapará a él, pero que será recogida por los doce ños, padres/hijos (jóvenes), sufren un cambio («dejad que los ni-
(los once), es el campo de los paganos. ¿Qué práctica se articula ños se acerquen a mí, porque el reino de los cielos es de los que
con este desplazamiento geográfico? «Vayamos a otra parte, para son como ellos», S48 b); y también por medio de la exclusión de
que también allí predique» (S8): es la proclamación del relato los padres y la transformación semántica del término hijos (jo-
último, de la aproximación del reino de Dios; así, pues, el hori- ven), que expresa esa ausencia de paternidad (S49 d) y el carác-
zonte utópico escatológico es ofrecido como meta estratégica ter fraternal del servicio eclesial en el juego sin dominación, pero
definitiva; en eso se basa la elección de los doce, reunidos en un no sin agresividad, como es el de los niños.
círculo más reducido («instituyó doce para que estuvieran con
él»), pero destinados al camino: «y para enviarlos a predicar» Lo mismo vale, en fin, para la exclusión de una realeza a
(S19). Esto se narra en S28 como una primera realización; el base de relaciones de sangre como la de David: el mesías no es
horizonte de los paganos (las muchedumbres de Tiro y Sidón un rey, hijo de David (S56) (el teatro de S69 lo ha expresado
desde S18 c) sigue siendo, sin embargo, lo que justifica esa espe- muy claramente), en vista de que su estrategia le ha llevado al
cialización «apostólica» de los doce (S28 d). rango de los condenados.
c) Esto quiere decir que la colocación del código EST no Por el contrario, las relaciones hombre/mujer, aunque que-
puede sino terminar en el desplazamiento del campo SIM judío dan sustraídas a las relaciones de dominación que constituye el
hacia el campo BAS eclesial que hay que desplegar entre los «patrimonio» de la «casa» (S47), prevalecerán en la eclesialidad
paganos. Este desplazamiento es desde luego geográfico, pues el (S49 d), pero como dos en una misma carne (S47).
SIM judío se inscribe geográficamente, centrado en el templo de
He aquí cómo la EST de J conduce a la constitución de un
17
Cf. 208. espacio DD, de un círculo BAS, donde las relaciones no se miden
378 Eclesiología materialista La práctica de los pies 379

ya según las relaciones del SOC, sino según el servicio fraternal. de la práctica BAS será el de la práctica de reparto del pan, con
No se tiene acceso a ese círculo más que por una conversión lo que ella implica de ruptura de toda limitación, de extensión
articulada en dos tiempos, el de ruptura con el SOC y sus códigos indefinida en el espacio del mundo entero. La ausencia del cuer-
(S4, S13, S49) y el del seguimiento de J, continuación de su po de J, en fin de cuentas, se confirma como rechazo de su ele-
práctica de servicio, de salvación (S50). vación política, y por tanto, como liberación del horizonte utó-
pico en cuanto posesión de toda la tierra,18 pero con exclusión de
d) Tomemos de nuevo ahora el otro movimiento de la EST toda dominación, incluida la de los judíos sobre los paganos. Esta
J y en primer lugar el de la ausencia de la M, que hemos obser- es la razón por la que el templo debe desaparecer, pues Jerusalén
vado varias veces. Lo que congrega a la M alrededor de J es el (Sión) ya no será el centro de la reunión escatológica de las na-
relato de su práctica poderosa y la forma como ella la interpreta; ciones alrededor de los judíos. Si la concentración debe efectuar-
su utopía despertada por esa bendición bien lograda es señalada se, según Marcos, en Galilea,19 se trata de una concentración de
con frecuencia como una colocación de la M «fuera de sí misma», elegidos donde ya no habrá, según la fórmula de Pablo, «ni ju
en el espanto que sigue a la irrupción de su potencia en un texto dios, ni paganos» (Col 3, 11), ni ricos ni pobres, ni señores ni es-
cerrado de prácticas cotidianas. clavos, ni hombres (dominadores) ni mujeres: en suma, no habrá
Esa potencia fascina la utopía de la M y la dirige hacia el más que hermanos, todos niños, todos últimos, todos servidores.
cuerpo de J que queda de ese modo colocado en el centro, como e) Queda por analizar el movimiento EST de clandestini-
detenido por el gran círculo de la multitud que lo envuelve. Por dad en relación con los A A, con las clases dominantes de Israel:
consiguiente, la detención de la práctica de J, a partir de S7-S8, es la consecuencia narrativa de la subversibilidad radical de la
es el objeto principal de la EST de la M («toda la gente te bus- práctica de J y de la fascinación que ejerce sobre las masas. La
ca»). A esto responde la EST de ausentarse: evita la clausura clandestinidad se indica, en el TOP, por medio del alejamiento
que la fascinación efectuaría sobre el relato de J. de las ciudades, centros de poder político. El relato queda aban-
En el contexto de la lucha de clases de Palestina, esa búsque- donado a la lógica aleatoria de la relación de fuerzas, y al inten-
da de J por la M tendría una consecuencia política directa: la tar eliminar el poder, amenazado por la práctica de J, la EST del
constitución de J como mesías zelote, como líder de esa muche- BAS consistirá en evitar el riesgo de la muerte, la maldición de-
dumbre frente a los romanos. Ahora bien, ese líder ato reinstau- finitiva, para hacer posible, llegado el momento, el éxodo hacia
raría la jerarquía de los códigos del SOC en el círculo BAS, y los paganos y la terminación de la utopía en bendición esca-
anularía por tanto la diferencia que la práctica de J traza a tra- tológica.
vés de todo el relato. (En efecto, si lo eclesiástico con el tiempo Podemos comprender por qué lo teológico, al inscribir la
vuelve a tomar los códigos del SOC según una jerarquía, es como muerte de J en la predestinación de una muerte predicha de an-
efecto de lo cristológico que ha erigido a J como señor). Precisa- temano por él, tendrá la tendencia a borrar el código EST, a neu-
mente a esa diferencia es a lo que señala el pollino estratégico de tralizarlo, a reducirlo a una estrategia provisional que terminará
S52, pero sin que la M llegue a captarlo. Un segundo efecto de cuando llegue «la hora».20 A nivel del relato mesiánico, por el
esa «búsqueda» de J por la M, es la circunscripción política de contrario, la traición de Judas, que hará fracasar esa EST de clan-
la práctica de J a las dimensiones de las fronteras de Palestina; destinidad dirigida hacia el éxodo, no puede ser sino el efecto
por consiguiente, es la negación del desplazamiento del campo aleatorio del juego de la relación de fuerzas entre el SOC y el
SIM judío hacia los paganos. La EST de ausencia del cuerpo de BAS, al ser recuperado «uno de los doce» por los códigos del
J, respecto a la M, terminará de ese modo en el éxodo: en S62 c, SOC, con el que había roto anteriormente. Desplazamiento de
según lo que S60 dejaba adivinar ya, la ausencia del cuerpo de J
es definitiva, y entonces el círculo BAS, hasta entonces centrado 18
Cf. 136.
alrededor del cuerpo de J, se descentra radicalmente. Es decir, " Cf. 350, n. 205, 359.
que ya no habrá cuerpo que fascine las utopías y que clausure 20
Cf. en Juan amplias referencias al respecto, pero también en Mar-
las estrategias, sino que el único significante dado a la lectura cos S64h.
380 Eclesiología materialista La práctica de los ojos 381

cuerpos, subversión de los códigos políticos, juego de la relación escucha (con los oídos) el relato que circula de esa práctica. Sin
de fuerzas: ¿no estamos en la esfera de lo político, tal como se embargo, teniendo ojos, no se ve y teniendo oídos, no se escucha.
le ha definido? 21 El código de las elecciones estratégicas que cons- Esa práctica, ese relato, plantean pues un interrogante: ¿qué es
tituyen la constelación de los actuantes en relación con J (F, DD, eso? ¿quién es el que hace eso? Es esta cuestión de lectura del
AA, II) se refiere en efecto, en esa práctica mesiánica, al nivel relato la que articula el código ANAL. «¿No comprendéis? (S22).
político. ¿No tenéis fe? (S23). ¿No habéis captado ni comprendido toda-
f) Tratemos de analizar más de cerca la lógica de ese código vía? ¿Tenéis vuestros corazones endurecidos? (S40)». Leer el rela-
EST, en relación con los códigos ANAL y ACC. Está señalada to es captar esa cuestión, comprenderla; no leerlo es tener el co-
por el «sin que él sepa cómo» de S22 b2: J no sabe más que lo razón endurecido.
que sucede como efecto del código ACC; a partir de su lectura b) La parábola de los cuatro terrenos (S22 bl) expresa que el
(ANAL) de los frutos de su práctica es como él toma una decisión ver o el no ver, el escuchar o el no escuchar, depende del espacio
EST, en un movimiento cuyo mejor ejemplo es el de la espera, en que uno está situado. La estrategia de las parábolas resulta de
«de orilla en orilla», de la lectura mesiánica de Pedro para deci- ese estado de hecho, y opera una separación de espacios, el espa-
dir la subida a Jerusalén como última etapa antes del éxodo. Ese cio AA, M y el espacio DD.
movimiento se repite siempre ante cada efecto nuevo del relato
ACC, siendo siempre el horizonte del código EST el resultado Los AA están siempre bajo la dominación del sistema SOC; la
de lo escatológico a través de las diversas etapas geográficas del ideología dominante les hace leer «a través de los ojos» de sus
camino que hay que recorrer (Galilea, Jerusalén, Galilea, nacio- exponentes principales: el dinero, el estado-templo o el César y el
nes paganas, mundo entero). Dios de los muertos. En consecuencia, la subversividad de la prác-
tica de J no puede ser vista sino como violencia que amenaza a
Ese movimiento es el del camino del círculo BAS, el de la ex- todo el sistema, como maldición («él expulsa los demonios por
tensión progresiva de la práctica de bendición de los cuerpos libe- medio del príncipe de los demonios», S20 c). Precisamente es la
rados (m —> b) y de la saciedad de las muchedumbres (Fm —> Fb) parábola de los terrenos la que da vueltas a esa lectura, plantean-
por medio del reparto del pan; esas bendiciones provisionales do una lectura ciega, una no-lectura, como efecto de Satanás. De-
anuncian la bendición última. Ese movimiento de lo mesiánico terminada por el código MITO, esa lectura de J da la clave para la
del círculo BAS en extensión geográfica proclama al hijo del hom- lectura del relato de su muerte: los que ostentan el poder del SOC,
bre colectivo; esa estrategia política hacia la mesa mundial de sa- son quienes están situados en el lugar de la muerte. Esa es la razón
ciedad tiene, también ella, un nombre en la tradición mesiánica: de la ceguera, del endurecimiento de sus corazones; por eso no se
la esperanza. les dará otro signo que los de la fuerza que hace vivir, que salva.
En suma, el determinante (primero) de la lectura o no lectura de
lo mesiánico es el efecto de la posición de clase de los lectores,
como se indica principalmente en la contralectura que J hace de
la práctica de enseñanza de los escribas en S56b, práctica que
4
está relacionada con el conjunto de sus prácticas de clase.
LA PRÁCTICA DE LOS OJOS
O LA FE c) La lectura que J propone de su relato se sitúa en lucha
contra esa ideología dominante, que él intenta desconstruir. Lo
que anda en juego en esa desconstrucción es en primer lugar la
muchedumbre, a quien se le da la clave: salvar la vida/perder la
a) La práctica de los ojos y/o de los oídos se inscribe en el vida (Si6). Sin embargo, la M también se convierte en objeto de
código ANAL. Se ve (con los ojos) realizarse la práctica, se la estrategia parabólica («y les anunciaba la palabra con muchas
parábolas como éstas, según podían entenderle; no les hablaba
Cf. 23-32. sin parábolas», S22 a2). Es que la M está también bajo la domi-
382 Eclesiología materialista La práctica de los ojos 383

nación de los códigos del SOC, y sólo al precio de una ruptura es la semántica de los dos sistemas de la mancha y de la deuda,
con ellos se hará posible la lectura. Ciertamente, al revés que los que remiten al par bendición/maldición. La astucia consiste en
AA, la M es despertada de su utopía por la práctica de J, pero ese mostrar que la potencia de su práctica tiene siempre como fruto,
despertar queda como presa de la fascinación y del miedo de la que hay que leer, una bendición material, al revés de la maldición
fuerza de la práctica de J, en relación con el dios de la semántica que es el fruto de la práctica de las clases dominantes. Es, pues,
dominante; es esa fascinación la que, al mismo tiempo que lleva del lado materialista de esa bendición como debe hacerse la lec-
a la M a la búsqueda de J, le cierra los ojos e impide la lectura. tura, del lado de la salud de los cuerpos, de la eliminación del
Esto en Galilea, pues en Judea es exclusivamente la pauta zelo- hambre.
tista la que interviene y finalmente inclina a la M del lado de Ba-
rrabás. ¿Cómo una M que depende económicamente del templo e) Demos un paso más para encontrar otra constante de esos
podría suscribir una mesianidad que la aleja de él? a mecanismos de lectura. Nunca hace J mismo la lectura, sino que la
pauta de interpretación se coloca siempre para que los oyentes-
Hay quienes rompen, sin embargo, con el SOC y siguen a J, testigos la hagan por sí mismos. Esta es la razón por la que, si el
sus discípulos. El espacio de interpretación de las parábolas que se texto refiere con frecuencia una práctica de enseñanza por parte de
abre en su favor como círculo BAS no se libera por tanto automá- J, éste no es nunca explicitado, a no ser precisamente bajo la for-
ticamente de la pauta zelotista, y la incomprensión, con frecuencia ma de mecanismo de lectura (S22, S56, S58). La ausencia de ense-
subrayada en el texto, que muestran los DD, hemos visto que se ñanza remite a esa «tradición» de una pauta de lectura del relato
debe a la influencia que la EST Z, clausurada por el MPsubA, ACC: la lectura debe hacerse por los que tienen ojos, por los que
mantiene sobre ellos. tienen oídos. A ellos corresponde romper con el SOC, querer o
d) La desconstrucción de la ideología de las clases dominan- no seguir a J; a ellos corresponde en resumidas cuentas convertirse.
tes se efectúa a través de lo que hemos llamado los «mecanismos En resumen, la lectura hay que tomarla (en el sentido del que hoy
de lectura» del relato ACC. Esos mecanismos son de diversos ti- se habla de «toma de la palabra» por los estudiantes o por el
pos. En S12 y S16, por ejemplo, J establece una pauta de lectura proletariado); el primer momento de la conversión es simultánea-
según el esquema de la bendición/maldición y de la potencia que mente de ruptura con los códigos del SOC y de toma de la lectura.
Esta es la condición misma de la circulación del relato, de su
se sigue de él, planteada bajo forma de pregunta («¿qué es más
proclamación, de la puesta en marcha de una estrategia. Así, las
fácil decir?», «está permitido, es decir, tenemos el poder, en sá-
tres veces en que J (o el texto) dice a unos Im que tienen fe, es
bado, de salvar una vida en vez de destruirla?»); de ese modo
después de una pequeña estrategia que les permite acceder al cuer-
queda invertida la semántica implícita en la acusación que se le po de J por encima del obstáculo de la M (S12, S26, S51), mien-
hace, y después de eso es cuando efectúa la práctica de bendición tras que los familiares de J quedan fuera, incapaces de esa estra-
que hay que leer. En otras partes (SI3 e, S35 b, S55 f, g) responde tegia de acceso, como consecuencia de su mala lectura (S21).
a las acusaciones o a las preguntas capciosas explícitas por medio
de una inversión semántica parecida, invocando, cuando la oca- Lo que se opera en esa lectura que los actuantes mismos de-
sión se presenta, a las escrituras para justificar esa inversión. Fi- ben tomar, ¿qué es sino la inversión del código escribas/discípu-
nalmente, y es el mecanismo más frecuente, narra un relato, el de los? Los que han penetrado en la pauta de lectura ya no tienen
David (S15) o parabólico preferentemente, que coteja con su necesidad de escribas, de doctores; están excluidos del círculo
relato propio, y la correspondencia entre los diversos elementos de BAS,23 en el que no hay más que «discípulos» en el sentido de
los dos relatos funciona como pauta de lectura. «lectores que saben leer». Subversión, pues, de la práctica de los
Bajo esta pluralidad de mecanismos, se desprende una misma escribas (anunciada desde S6 y acabada en S56 b), que reproduce
estructura. En efecto, lo que se apunta siempre a través de ellos constantemente la relación escribas/discípulos. Si J tiene discípu-
22 23
¿No es, mutatis mutandis, el mismo problema que se encuentra en «En cuanto a vosotros, no os hagáis llamar «rabbi»; pues no tenéis
la pequeña burguesía e incluso en una parte del proletariado, atados por más que un maestro, y todos vosotros sois hermanos (...). No os hagáis
su relación de ahorradores a los bancos, templos del capitalismo? tampoco llamar «doctores»...» (Mt 23, 8, 10).
3§4 Eclesiotogía materialista La práctica mesiánica 385

los, no es sino provisionalmente: debe ausentarse en el éxodo, y ese código ACC se articula con el código paramétrico SOC, del que
los doce ya no tendrán necesidad de él para leer. depende el SIM judío (en cuanto «orden simbólico» judío), tam-
bién él como un subcódigo; esa articulación consiste en que el có-
/) ¿Qué hay que leer pues para responder a las preguntas: digo ANAL actúa midiendo el relato ACC en relación con el SOC.
«¿qué es eso?», «¿quién es el que hace eso?». Hay que leer la ¿Qué es el SOC sino el texto de los códigos de la FS, que siempre,
práctica de J como práctica de salvación de las vidas y de los por su parametrismo, miden todos los relatos que se producen
cuerpos, y principalmente de saciedad de la muchedumbre, por textualmente en la FS? Es esa medición paramétrica la que queda
medio del pan compartido con ella. Es lo que Pedro hace: «tú invertida por el juego del ACC, el cual produce un código BAS
eres el mesías», tu práctica es la práctica mesiánica, y lo consigue que excluye a los términos dominantes del SOC (ricos, señores,
en el círculo BAS, rompiendo con el SOC, primera etapa. La se- escribas) y coloca a sus términos dominados (pobres, servidores,
gunda etapa es la de la unión de esta práctica de un carpintero discípulos) en otra Semántica, mesiánica o basileica.
seguido por unos pescadores, unos publícanos y unos pecadores,
esto es, de un pobre seguido por unos pobres, de la unión de esa b) Para definir, como primera aproximación teórica, la prác-
práctica con el relato escatológico: aquella práctica mesiánica, tica narrada por el relato como mesiánica, se recurrirá al concepto
como «el grano de mostaza, la más pequeña de las semillas sobre althussiano de «práctica». La práctica mesiánica se articula según
la tierra», desembocará en la manifestación del hijo del hombre y tres niveles (económico, político, idetológico) como práctica de
de su poder glorioso, «la mayor de todas las hortalizas y echa caridad, de esperanza y de fe, y la articulación hace de ellas una
ramas tan grandes que las aves del cielo pueden anidar a su sola práctica compleja. ¿Cuál es su objeto, qué produce esa piác-
sombra». (S22 b3). tica? Un nuevo sistema de relaciones entre los actuantes en el
campo BAS: a ese nuevo sistema de relaciones se le llamará
En suma, la práctica mesiánica a nivel ideológico consiste en la eclesialidad.25
lectura acertada del relato ACC de J como relato de bendición,
mesiánico, que desemboca en lo escatológico, y su nombre es fe. Producidas por la práctica poderosa de J, por su caridad, esas
nuevas relaciones son leídas por la fe y se desplazan, por el camino
del círculo BAS, según la esperanza estratégica. ¿Qué lee la fe?
Primero, la curación de los cuerpos y su saciedad, a nivel econó-
mico: la eclesialidad implica así la salvación (en su primer sen-
5 tido 26), la liberación de los cuerpos. Luego lee la inversión del
E L CONCEPTO DE LA PRÁCTICA código SOC, de las relaciones de poder dominadas por los equiva-
MESIÁNICA lentes principales: el dinero (o el oro), el poder del estado, el Dios
de los muertos, los tres que sobredeterminan al templo, como tam-
bién al César del imperialismo esclavista.27 El efecto propio de esta
lectura de fe es la ruptura con el sistema SOC, la entrada en el
a) Acabamos de deducir una trilogía en el relato de la me- campo del BAS donde se llega a ser discípulos (sin escribas).
sianidad, práctica de las manos según el código ACC, de los pies ¿Cómo se operan las elecciones estratégicas de la esperanza? Por
según el código EST, de los ojos según el código ANAL. Como se 25
recordará,24 los códigos EST y ANAL habían sido presentados Término que se justificará más adelante.
26
Cf. 264.
como subcódigos del código ACC (ir, proclamar, ver, escuchar, 27
Estas oposiciones Dios/dinero, Dios/César, Dios de vivos/Dios de
decir... son términos de ese código); esa trilogía, pues, es la de muertos, Dios/templo, no hay que leerlas como quienes oponen un equi-
un solo código; la articulación del ACC, del EST y del ANAL cons- valente general a otros equivalentes (pues el Dios de los (hombres) vivos,
tituye el relato ACC en su más amplia extensión. Por otra parte, al que remite el relato de J, es aquel que no tiene imagen, aquel que no
tiene otro significante que el hombre; cf. Gen 1, 26-27), sino, por el con-
trario, como oposición de la práctica extraordinaria (poderosa) a los equi-
2
" Cf. 149 s. valentes generales de la FS.
386 Eclesiologta materialista La práctica mesiánica 387

medio del seguimiento de Jesús, por los caminos de la extensión conocer los códigos ANAL y EST en su lógica, que, sin embargo,
geográfica del círculo BAS; y también por los de la clandestinidad, son decisivos para definir el «trabajo» y los «medios de produc-
la huida del poder mortífero de los actuantes AA: se llega a ser ción». Será necesario ampliar la definición althusseriana para intro-
servidores (sin señores). ¿Cuál es finalmente el efecto de ese círcu- ducir los elementos «lectura» (de un texto-relato que narra la prác-
lo BAS? La fructificación en bendición sobreabundante (30, 60, tica en cuestión) y «estrategia» (según la evolución de los medios
100 veces más, según S22 bl; 100 veces más, según S49 d): se de producción o de potencia transformadora y del juego de las re-
llega a ser pobres que comparten su pan (sin ricos). Ruptura, se- laciones de fuerza que se establecen alrededor de ella).
guimiento, fecundidad, estos tres elementos son los componentes e) Me parece que esta ampliación tiene un alcance teórico M
de la conversión mesiánica o eclesial. más grande. La definición de Althusser queda limitada por su ori-
c) Esta articulación de los tres niveles nos permitirá también gen: el concepto de práctica de producción económica en sentido
producir la teoría de la oración mesiánica (o eclesial): lectura de estricto, y hay que ampliarlo para dar cuenta principalmente de las
fe de los frutos de bendición producidos por la caridad; estrategia prácticas subversivas: esta es la razón de que, en las definiciones
de desplazamiento y proclamación de la bendición escatológica de las relaciones de fuerzas productivas, fuerzas ordenadoras y
como cosecha cuyos frutos están ya-ahí y sin embargo son anun- fuerzas inscriptivas, se haya tenido el cuidado de introducir un
ciados como futuros; petición de nuevos frutos que relanzarán (el elemento textual como su ser constitutivo, y de otra parte, se haya
relato de) la práctica mesiánica nueva, llegada sin que se sepa hablado de «dialéctica seminal» (lecturas/estrategias) a propósito
cómo, que pide un distanciamiento geográfico (lugar desierto, mon- del concepto de «práctica subversiva».
taña, Getsemaní) y una nueva elección estratégica. La oración se Al mismo tiempo, la teoría del relato, en cuanto texto que na-
articula de ese modo como un momento de la práctica mesiánica, rra unas prácticas concretas, podrá, también ella, pretender una
y ppr eso es, en cuanto tal, objeto del relato como una de sus ampliación teórica. Se puede evaluar para cada relato el lugar de
secuencias. No hay oración sin relato, sin práctica. Ciertamente, los códigos ANAL y EST y la lógica narrativa, implícita o explí-
escatológica por el movimiento mismo de la esperanza vuelta hacia cita, de estos códigos, y elaborar quizá una teoría de los relatos
el relato último, la oración no escapa, igual que la práctica mesiá- según el lugar que en ella ocupan esos códigos. Su grado de desa-
nica misma, de la clausura del código MITO. Es decir, que no se parición permitirá también detectar el trabajo de ideología en un
tendrá un concepto de práctica mesiánica operatorio para nuestra relato, según la contradicción de ese trabajo con la lógica narrati-
práctica actual sin hacer el análisis de ese código MITO en tér- va. Igualmente, el análisis, en el proceso de escritura-lectura de los
minos de desmitologización. relatos, del grado de subversión del código SOC de una FS, en
relación con el lugar de los códigos ANAL y EST, permitirá even-
d) Volvamos a la definición de práctica articulada a tres ni- tualmente una tipología de los relatos, desde el punto de vista
veles y leámosla según la definición clásica de L. Althusser.28 de una teoría de la práctica.
Tendremos esto: la práctica mesiánica es «un proceso de transfor-
mación de una materia prima concreta (relaciones económicas, po- En resumen, según ese concepto ampliado de «práctica» (y de
líticas e ideológicas; en resumen, relaciones sociales que constitu- su relato), los elementos lectura y estrategia permitirán concebir
yen los cuerpos de los agentes en el sistema del SOC) en un pro- el relato de una práctica (de lucha de clases) como una práctica
ducto (las nuevas relaciones eclesiales en el círculo BAS), trans- articulada según las tres instancias de la FS.30
formación efectuada por un trabajo humano (la práctica del cuerpo 29
de J), utilizando unos medios de producción mesiánica» (lo que En el sentido de las «Generalidades II», de Althusser (Pour Marx,
188).
remite a la cuestión de la «fuerza» de los cuerpos, sobre la que 30
Por tomar unos ejemplos, sería interesante analizar las relaciones de
tendremos la satisfacción de volver más extensamente). los diversos relatos de prácticas revolucionarias como la revolución fran-
cesa, la comuna, la revolución rusa, la revolución cultural proletaria china,
Ahora bien, esta definición atañe al código ACC, y no permite mayo del 68, etc., con los discursos ideológicos que tratan esos relatos
(burgués, soviético, etc.) y detectar en ellos el grado más o menos grande
28 de la desaparición de la subversión.
Cf. 23.
388 Eclesiotogía materialista La práctica como semilla-palabra 389

f) ¿Cuál es el soporte, el sujeto de esa práctica mesiánka? relato: en el centro del círculo BAS, es su cuerpo en primer lugar
Esta pregunta puede tener dos respuestas: por una parte, remite el sujeto de la práctica mesiánka.
al cuerpo de J, y se tratará de ello en el capítulo siguiente; por la
otra, por el hecho de que, incluso antes de S6 —secuencia en la ¿Qué es un cuerpo? ¿cómo puede ser el sujeto de una prácti-
que se ha distinguido el comienzo del relato de la práctica de J—, ca? Se sabe que es ésta una de las principales cuestiones teóricas
desde S4, J haya llamado a cuatro pescadores para que le sigan, la planteadas en los Ecrits de Lacan: ¿quién es el sujeto del discurso
práctica es la de un círculo cuyo centro es el cuerpo de J, su su- (de la práctica discursiva)? El responde a ello por medio del con-
cepto de sujeto fracturado, desaparecido del discurso gracias a su
jeto es una colectividad, un grupo.
sustitución por el «nombre propio», incluso por el yo, pero locali-
Este grupo se ampliará según dos círculos, el de los doce zable en la cadena significante por medio de los síntomas de dis-
(Sl9) más restringido y el de los discípulos más amplio. Ahora torsión (metáforas, metonimias) de ésta. Es lo simbólico, en la ter-
bien, todos, en Marcos, se recluían entre las clases dominadas del minología lacaniana, lo que ha provocado siempre esa fractura en
MPsubA (como lo muestra, por otra parte, S49); el círculo se el cuerpo portador del discurso, cuerpo que hay que entender
inscribe pues entre esas clases. Por lo demás, el relato es el de como lugar del deseo, pérdida de su objeto (a).31
una subversión del campo político y de los códigos de la FS, y
también el de un enfrentamiento con el poder de la clase domi- En efecto —y paso aquí del discurso lacaniano a la filosofía
nante. Se puede concluir que la práctica mesiánka, en cuanto que del cuerpo de Nietzsche, anticipándome a la breve exposición que
es llevada por el círculo J + DD, es una práctica que proviene de se encontrará más adelante— el cuerpo, ese lugar del deseo, es
las clases dominadas y, por escandaloso que resulte a los oídos espacialidad, diferencia interioridad/exterioridad producidas por el
piadosos, una práctica de lucha de clases. trabajo de la palabra simbólica, ese trabajo que Derrida llama es-
critura o deferencia.32 El cuerpo es materialidad, complejidad di-
A causa de esto, es justificable una confrontación con la prác- ferenciada, lugar de un cierto juego de fuerzas determinado por el
tica zelote, confrontación que hemos podido distinguir entre líneas sistema de los órganos; sobre esta complejidad orgánica, el trabajo
a través de todo el relato de Marcos. En efecto, la práctica zelote del lenguaje inscribe otro sistema complejo, igualmente determina-
es también ella, como hemos visto, una práctica que depende de do, que permite un discernimiento, una evaluación de esa actitud
la lucha de las clases dominadas de Palestina contra las clases do- corporal entre las fuerzas activas y las fuerzas reactivas, entre la
minantes y los romanos ocupantes. Para llevar a buen término esta vida y la muerte.
confrontación, primero habrá que profundizar en el análisis en
dirección de la otra respuesta a la cuestión planteada, concerniente La cuestión del sujeto se convertirá, pues, en esta otra: ¿cuál
al cuerpo de J y al poder que lo trabaja. es la fuerza que gana en esa actitud que hace del cuerpo un agen-
te, y por consiguiente quién es la fuerza, la voluntad de poder
triunfante? ¿Qué designa, en esta otra formulación, el nombre
propio (Jesús, Pedro, Pilato, etc.), el (sub)yo ( = sujeto) de la
práctica? La instancia en el cuerpo cuya junción es la vigilancia
6 sobre el juego potencia/impotencia que es el de la relación de
fuerzas. Yo afirmo que es esa instancia de vigilancia, de discerni-
LA PRÁCTICA COMO miento, de lectura y de elaboración estratégica, a la que se llama
SEMILLA-PALABRA corazón en el texto de Marcos (en S35, la oposición interior/ex-
terior es relacionada con el corazón). El corazón es, entre otros, el
lugar de la oración, la vigilancia: «Vigilad y orad para no caer en
la tentación» (S64).
a) Práctica pues de un círculo, y por tanto práctica de clase,
la práctica mesiánka contada por Marcos es también, de modo 31
Cf. A. RIFFLET-LEMAIRE, Jacques Lacan, 127 ss.
privilegiado, la práctica del cuerpo de J, el actuante principal del 32
Cf. J. DERRIDA, Violence et métapbysique, 169.
390 Eclesiología materialista La práctica como semilla-palabra 391

b) Leyendo a Marcos nos hemos dado cuenta, desde S6, de en el cuerpo, de una elaboración textual (la escritura de los textos
que la circulación del relato (de la práctica) de J era, también ella, del SOC y del texto BAS del ACC), de su lectura, de la nueva
objeto de relato, siendo una de sus funciones convocar, ya sea a la escritura (los frutos manifiestos, visibles). Para quien está en el
M, ya a los Im. Es decir, que el relato que circula produce un exterior, como el sembrador con relación al terreno y a la semilla,
trabajo textual sobre quienes lo escuchan, según decían las tres el corazón pertenece al interior del otro como cuerpo, como espa-
parábolas de la semilla: el relato, la práctica, es palabra. cialidad; los frutos de ese trabajo en el corazón, por muy cerrado
que esté, son, pues, imprevisibles: ¿qué potencia ganará? Por con-
Miremos más de cerca ese trabajo de la semilla en el segundo siguiente, «sin que sepa cómo», la ignorancia del sembrador res-
de los tres tiempos de los relatos parabólicos, entre la siembra y la ponde al misterio del trabajo de la semilla en los corazones.36
cosecha.33 El tiempo de la siembra es el tiempo de la escucha, el
tiempo de la cosecha es el que resulta de ella como fructificación ¿Qué hay que leer? A partir de la esterilidad del cuerpo, el en-
o esterilidad; el tiempo intermedio es el del trabajo subterráneo de durecimiento del corazón (SI6), su incredulidad (S27); a partir
la palabra en los corazones-terrenos. Es llamado oculto, secreto, de la abundancia de sus frutos, la fe. Endurecimiento, increduli-
misterio, que opera sin que el sembrador sepa cómo; su ignorancia dad, por un lado; fe por otro. ¿Qué fuerza gana, qué poder trabaja
es la contrapartida del carácter misterioso que no puede desci- el corazón? He aquí la cuestión decisiva que dirige todo el código
frarse más que a la vista de los frutos o de la esterilidad. ANAL: poder satánico de tentación, poder mesiánico, ¿qué auto-
ridad es la de J? (S6, S20, S23, S55 b, etc.).
¿Por qué esto? Los corazones de los agentes siempre están
trabajados por el texto indefinido de los relatos que circulan en c) El texto de Marcos ofrece una secuencia de gran valor para
la FS. El efecto del trabajo de esos relatos clausurados por los el análisis de este trabajo de la práctica-semilla, la S26, a la que las
códigos del SOC no es de ningún modo misterioso, es la repro- cuatro menciones del «tacto» señalan como relato detallado de la
ducción de las prácticas asociadas a la reproducción de la FS, práctica de las manos.
según el lugar que en ella ocupan los agentes, según su situación
de clase.34 Si hay misterio, es por causa del cruce de la semilla- En primer lugar, se narra la siembra («habiendo escuchado las
palabra con los textos del SOC y de la lucha ideológica, en los cosas que se contaban de Jesús») como efecto de la circulación
corazones, entre dos tipos de relatos contradictorios: el efecto es- del relato ACC. Después, ofrece al lector para que lo lea el cora-
perado por el sembrador es la ruptura de los agentes con el texto zón de la mujer trabajado por ese relato: «pues ella decía: si toco
que domina el SOC, su paso de la línea que separa a la M y a J.35 al menos su manto, quedaré salvada». Finalmente, la cosecha: «al
Lucha entonces entre dos potencias, la del poder del dinero, del instante se cortó su flujo de sangre y supo, en su cuerpo, que es-
estado-templo y del César, del Dios de los muertos, y la del relato taba curada de su enfermedad»; m - » b , la curación fue el fruto
ACC, que se lee según el texto de las escrituras, según la pauta de su lectura y de su tacto, después de su pequeña estrategia para
bendición/maldición. El texto mesiánico es de ese modo la clave atravesar la muchedumbre.
de lectura del texto indefinido de los relatos de la FS, el lugar El texto empalma con el sembrador («e inmediatamente ''
textual que permite a los corazones como instancia de vigilancia
sus dándose cuenta de que una fuerza —dunamis— había salido
evaluar el poder que interviene en los relatos de sus prácticas. Esta
evaluación se opera entonces en el corazón que es el lugar oculto,
Observemos que es esta indeterminación de los relatos en proceso
de formación ante los ojos mismos de aquel cuyo cuerpo está trabajado
33 por la fuerza, o sea, ese misterio lo que explica, si no la existencia de los
Cf. 190 s. relatos mismos, al menos el hechizo que ejercen sobre sus lectores; ¿por
,4
Ese es el lugar de posibilidad de una cierta prospectiva: igual que qué leemos los relatos? Se busca en ellos una pauta de lectura, quizá a
el «misterio», la posibilidad de subversividad le fija unos límites; es decir, través de un mecanismo de identificación, para nuestro propio relato,
que toda prospectiva es susceptible de desautorización por la subversivi- nuestro destino. «Quien más, quien menos, todo hombre está pendiente
dad, por la lucha de clases, por la utopía: ¿quién pudo prever los sucesos de los relatos, de las novelas, que le revelan la verdad múltiple de la vida.
de 1968? Solamente esos relatos, leídos a veces en la angustia, le sitúan ante el
Cf. 189, 194 s. destino» (BATAILLE, en el prólogo a su recopilación Le bleu du ciel).
392 Eclesiologta materialista La práctica como semilla-palabra 393
de él») y su ignorancia (intenta saber quién le ha tocado). En esta d) Si volvemos a leer S30, nos daremos cuenta ahora de que
práctica de las manos por el tacto, una fuerza sale del cuerpo de esta secuencia es la del cierre de los cuerpos en el círculo («el
J para trabajar el cuerpo de la mujer y curarlo. Fuerza de cuerpo a patio») del SOC, el relato de los deseos que actúan en él, de su
cuerpo, es la señal de un relato que hay que conocer: ella «vino trabajo y de su fruto: el asesinato de Juan. Igualmente, los círcu-
y, cayendo a sus pies, le dijo toda la verdad», este último término, los de los tribunales del sanedrín (S66) y de Pilato (S68), del
aletheia, no se encuentra en Marcos (S55 f, i) más que para desig- pretorio (S69), de la corte del sumo sacerdote que incita al co-
nar la práctica de J.37 Es ciertamente el conjunto del relato, desde razón de Pedro para que reniegue de Jesús (S67), del Gólgota
la siembra hasta la cosecha, el que la mujer narra de este modo, y (S71), son los que producen el asesinato de J. El SOC define así
es ese relato el que Jesús lee a continuación: «hija, tu fe te ha el espacio del trabajo del dinero, del poder de Herodes, del sane-
salvado», indicando precisamente el término «fe» el trabajo del drín y del César, del Dios de los muertos y de su templo («él blas-
relato sembrado en el corazón de la mujer, y el término «salvado» fema») como espacio de esterilidad (la higuera) cuyo fruto es el
su fruto. Ese trabajo de la fe en el corazón ha hecho posible la sa- asesinato. Los AA están sin duda del lado de Satanás, como
lud del cuerpo de la mujer; es la fe como lectura de la fuerza de S22 c3 lo había dado a leer.
J la que libera lo energético, el cuerpo a cuerpo poderoso. «Vete
en paz» {eirene, la paz de la abundancia), hacia la bendición: el e) Volvamos a la cuestión decisiva sobre el poder. El criterio
poder de J (S27, S29, S46) remite al poder escatológico del hijo último de su lectura y evaluación es ciertamente el discernimiento
del hombre, cuando todo ese trabajo oculto se manifieste en los entre el poder de vida y el poder de asesinato, entre la vida y la
cuerpos transfigurados, en los corazones abiertos. La fe como muerte. ¿No es la pauta que establece S16: «Es lícito ( = se tiene
práctica de los ojos es la lectura del poder de la práctica-semilla el poder, la facultad38) salvar una vida en lugar de destruirla»?
de J como buena nueva del poder escatológico, según el movi-
miento de la esperanza. Al revés, el endurecimiento de los corazo- /) Queda algo por descifrar en lo que concierne al poder de
nes es un error de lectura: «¿no estáis en el error, porque no co- la vida: por encima de J, ¿quién lo ejerce? (a la manera de Sa-
nocéis ni las escrituras ni el poder de Dios?» (S55 h). ¿De qué tanás que ejerce el poder de la muerte); por consiguiente, «¿quién
hablan las escrituras, sino del poder de los cuerpos, según una es J?» S2 designa en el MITO a ese portador del que Satanás
lógica que conduce a la resurrección de entre los muertos? ¿Y qué es «el adversario»: es el espíritu, espíritu santo en oposición, como
son sino el relato de ese poder mesiánico que actúa desde el cuerpo ya se ve en la ideología persa, con el espíritu malo, impuro. En
de Jesús sobre los cuerpos sujetos a la maldición, y por consi- S20 d, la lectura de la práctica de J por parte de los escribas es
guiente anuncia la resurrección de los cuerpos? He aquí la razón calificada de «blasfemia contra el espíritu santo»; éste es, por
de que el relato de J, esa semilla-palabra, tome el título de «buena consiguiente, el portador de la semilla-palabra. En S56 a, el texto
nueva», de evangelio. De nuevo desembocamos en S62: «esto es de la escritura (cuyo sujeto es David) queda establecido como
mi cuerpo», equivale a la sustitución del cuerpo de J, destinado discurso del espíritu santo. En S58 b3, finalmente, en las consig-
a la ausencia del éxodo, por la práctica de compartir el pan como nas concernientes a la defensa de los discípulos ante los tribuna-
lugar del poder, como relato eclesial. No se trata, pues, de «litur- les, los gobernadores y los reyes del SOC, J les dice: «No os preo-
gia» en el sentido corriente del término, sino de la práctica misma, cupéis de qué vais a hablar; sino hablad lo que se os comunique
en los tres niveles económico, político e ideológico, convertida en en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis,
fuente de poder, de liberación de los cuerpos, a la manera del sino el espíritu santo».
cuerpo de J: la ecclesia es el lugar de lectura de esa fuerza mesiá-
nica, semilla-palabra que anuncia la escatología; en suma, la prác- En los tres casos citados, el espíritu es relacionado ya sea con
tica es el evangelio de la resurrección de los cuerpos. el relato, ya con el discurso. El tercer caso es particularmente inte-
resante, pues la consigna es la de rechazar un discurso de defensa
según los códigos del SOC y remitir a un discurso dado en aquel
momento, por consiguiente a un discurso de poder, a un anuncio.
37
En la expresión «en verdad os digo», en arameo «amen» que se tra-
duce por «en verdad». 38
Exestin remite, como verbo, a exousia, la autoridad, el poder.
394 Eclesiología materialista Jesús y los zelotes 395
¿Qué discurso? El relato como anuncio, es decir, palabra que cuidado para no ser arrastrados al error» (S58b2), ese desconoci-
siembra, relato que engendra nuevo relatos. miento de las escrituras y del poder de Dios (S55 h).
Fue el espíritu, en efecto, quien en S2 inauguró (en el MITO) h) Volvamos a la conclusión del capítulo precedente. Si la
la EST J, «llevándole» al desierto al encuentro de Satanás: el es- práctica mesiánica es una práctica de clase dominada, lo es de un
píritu es ciertamente el último portador de toda la práctica de J, modo específico: la conversión de los corazones se ve favorecida
de su práctica poderosa como de su estrategia, incluso de su lec- allí como condición para que esa práctica sea poderosa, liberadora
tura de la escritura de David: es él quien trabaja en el relato de de los cuerpos. Práctica de las clases dominadas, no se confunde
J, la clave de su fuerza, el que además es entregado {exepneusen) con todas las prácticas de esas clases: es el momento de confron-
cuando J muere en la cruz (S71 e). tarla con la de los zelotes.
¿Cuál es el trabajo del espíritu? Su efecto estratégico consiste
en operar la apertura misma del campo BAS como eclesialidad, dife-
renciándolo del espacio SOC. Esta apertura de un espacio dife- 7
rente del SOC, del lugar de la ecclesia como práctica-semílla-pala-
bra que anuncia lo escatológico, opera un desgarrón del texto del JESÚS Y LOS ZELOTES
SOC (cf. el velo del templo desgarrado, como eco al desgarrón del EN MARCOS
cielo en S2), inaugura un campo de posibilidades nuevas, el cam-
po de la fuerza de la práctica del reparto de los panes como otro
(reparto) distinto de la FS subvertida. ¿No es ese otro campo el
que intentamos realizar hoy, en la lucha revolucionaria que rompe a) La lectura de Marcos ha mostrado que la EST J se distan-
con el MPC? ¿Cómo caracterizarlo, cómo anunciarlo? Como el ciaba particularmente de la de los zelotes, y que los fracasos res-
espacio de la resurrección, el espacio abierto de los sepulcros que pectivos cedían en ventaja de J. Se trata aquí de intentar compren-
anuncia el joven de S73: «¡ha resucitado!»; en resumen, como el der, a nivel del relato de Marcos (por consiguiente, de su lectura
espacio del levantamiento de los cuerpos, del alzamiento de la de la EST J y de su lectura de la EST Z), las razones históricas de
vida, según la expresión tan feliz de Clavel, ese profeta del espíritu ese distanciamiento. «Históricas», ya que voy a hacer intervenir
que impulsó el mayo de 1968. el concepto del MPsubA palestino integrado al MPE que he
introducido, suponiendo que el código SOC del texto de Marcos
g) Volveremos más tarde sobre la desmitologización necesa- es el de ese MPsubA. Ciertamente, esa confrontación J / Z podrá
ria del texto de Marcos, pero ¿no se podría denunciar ya el lugar emprenderse de modo más global, teniendo también en cuenta
del engaño de la lectura de los exégetas burgueses, de su ceguera? otros textos neotestamentarios y las transformaciones textuales
Ese lugar es el corazón, que, en la ideología teológica que trabaja que se operan en ellos: queda siempre en pie que no se podrá
todavía a esa exégesis, es el lugar de la interioridad como experien- pretender alcanzar «el relato histórico» de la práctica «real» de
cia íntima de dios, del trato del alma con el espíritu. Lo que les esus.
falta a los exégetas en su lectura es el cuerpo también como exte-
rioridad. Allí donde ellos no leen más que un relato de los cora- b) El MPsubA de Israel se constituyó por la aparición de
zones y de su pura interioridad, lo que hay que leer es un relato un aparato de estado (David) como condición para la defensa de
del poder que trabaja a los cuerpos. ¿Dónde leen ellos? En el 39
texto que rechaza la apertura de un espacio revolucionario, en el La cuestión del zelotismo de Jesús ha sido suscitada por S.G.F.
BRANDON, en 1967, en Jesús and the Zealots. Manchester University Press,
texto de la ideología que domina el MPC, dirigido por dios o por citado por M. HENGEL, 15 y O. CULLMANN, Jesús y los revolucionarios de
la razón, en un lugar idealista, en resumidas cuentas. Ahora bien, su tiempo, 14, n. 2. La lectura de Marcos que yo he hecho contradice
es el lugar que, en Marcos, ocupan los escribas. Eso es lo que a conjuntamente a esta tesis y a sus adversarios, ya que la cuestión había
sido mal planteada por el hecho de la no definición del término «re-
nosotros, lectores de Marcos, se nos avisa que evitemos: «tened volucionario».
396 Eclesiología materialista Jesús y los zelotes 397

las tribus que se aliaron frente a los «extranjeros». La centraliza- dad), el poder político y las relaciones ideológicas (exclusión de los
ción del culto operada por el Deuteronomio y el rey Josías ha he- ricos, de los señores, de los escribas y de los sacerdotes). De este
cho del templo de Jerusalén un elemento de identidad nacional modo, se presenta como una estrategia radicalmente comunista.
para el conjunto de la FS que actúa como elemento sobredetermi-
nado a nivel de las tres instancias, lo que permitió la toma del Pero por otro lado, esa estrategia no podía terminar en la
poder del estado a la casta sacerdotal aliada con los grandes pro- transformación del MPsubA, debido al supercierre del MPE sobre
pietarios en el judaismo posexílico. El templo y la escritura ce- el del MPsubA: se trata, pues, de una estrategia no revolucionaria.
rrada han sido los elementos decisivos del mantenimiento de esa Esto puede parecer paradójico. ¿Qué es el comunismo? Un
identidad nacional, incluso para la diáspora judía, a lo largo de programa político que elimina las relaciones de poder entre clases
las diversas ocupaciones extranjeras. en los tres niveles, y por consiguiente el sistema de clases mismo.
¿Y la revolución? Un proceso estratégico de toma del poder. Puede
Se ha visto que la finalidad estratégica de los zelotes, a la ma- haber entonces una revolución no comunista (las revoluciones
nera de los macabeos, era la restauración del MPsubA, y esto por burguesas, la rusa por ejemplo) y comunismo no revolucionario
medio de una doble lucha: contra las clases dirigentes colaboracio- (las comunas hippies, por ejemplo, cuya marginalidad es el índice
nistas con (y manipuladas por) los ocupantes romanos, a fin de del carácter no revolucionario de su estrategia).
reemplazar a los detentores corrompidos de poder por otros que
no lo estuvieran (reformismo), por una parte; y contra los roma- Para la extensión de ese comunismo no revolucionario que no
nos, a fin de expulsarlos del territorio nacional (nacionalismo), quiere ser marginal (lo contrario de los esenios), no quedaría más
por otra. Si se tienen en cuenta nuestras hipótesis 46 y 47,40 esta que una salida: la del internacionalismo, que Marcos atribuye a
doble lucha no puede caracterizarse sino como una doble rebelión, Jesús como segunda meta de su estrategia, el éxodo hacia los
pues no se trataría de revolución sino en el caso en que se apuntase paganos.42 Es en este cruce de comunismo e internacionalismo
a una transformación del modo de producción dominante, del sub- donde se sitúa el privilegio de la conversión (sobre el que se vol-
asiatismo por consiguiente; pero no era éste el caso, ya que el verá), de la transformación de las prácticas de ruptura, segui-
templo actuó como elemento decisivo de la lucha. En efecto, el miento de J, fructificación por medio de cada agente, que tiende a
reformismo no pone en cuestión a los códigos del SOC, aun la liberación de los cuerpos (de las manos, de los pies, de los ojos)
cuando reajuste el juego de clases en el sentido de los intereses por medio del trabajo poderoso del espíritu.
económicos de las clases dominantes. Y el nacionalismo no puede
actuar sino gracias al templo y a la escritura sagrada, emblemas de Así se explica la diferencia semántica del término mesías: se-
la identidad nacional. En suma, el templo es el índice del cierre gún los zelotes, el mesías es un «rey», un líder que tiende al poder
subasiático que hace imposible cualquier revolución, y a fortiori político; según J, el mesías es el productor del espacio del hijo
la comunista. Los zelotes no eran pues revolucionarios, no podían del hombre colectivo; este título, sobre el que se volverá, es el
serlo,41 sino «sublevados», y su rebelión fracasa por obra del MPE que corresponde a la eclesialidad comunista, a la concentración en
que cierra el MPsubA. el círculo BAS de los pobres sin ricos, de los siervos sin señores,
de los discípulos sin escribas, de los jóvenes sin adultos, de los her-
c) Por el contrario, ¿cuáles son las metas estratégicas de la manos sin padres, en suma, de los hijos del hombre fuera de las
práctica mesiánica? Por un lado, la subversión radical de los có- relaciones de dominación y de parentesco.
digos del SOC y del campo simbólico judío centrado en el tem-
42
plo, de las segregaciones políticas pur obra de la ley: ella pone en Históricamente, este elemento internacionalista ha sido obra de
cuestión las relaciones de producción (subasiatismo y gran propie- Pablo, y el cierre del MPE justifica que no haya atacado ni al estado de
César (Rm 13, 1-7) ni a las relaciones esclavistas (Ef 6, 5-9), aunque
40 exhorta al comunismo: «no se trata de que paséis penuria para socorrer
Cf. 57. a los otros; lo que hace falta es la igualdad» (2 Co 8, 13). La EST J del
41
Una revolución no es posible más que cuando hay un proceso de paso a los paganos, tal como Marcos la narra, no es «histórica»: ilustración
transformación intensiva de las fuerzas productivas, y éste no era de ningún sorprendente de un método de análisis textual que desdeña la historicidad,
modo el caso (cf. la cita de S. W. BARÓN, 118, n. 49). en el sentido historicista corriente entre los exégetas.
398 Eclesiologia materialista Jesús y los zelotes 399

d) Esta ruptura con el campo simbólico judío, con el naciona- y un buen ejemplo de ello, leído a este nivel, es la frase de S22 c5:
lismo que exalta los lazos de la sangre, ¿es un síntoma de no «pues a quien tiene, se le dará, y a quien no tiene, se le quitará lo
judaismo por parte de J, en oposición a los zelotes judíos? Para que tiene», enunciado completamente deuteronomista.
responder a esta cuestión,43 hay que confrontar la práctica mesiá- Igualmente, a nivel ideológico, la oposición Dios/dinero, Dios/
nica con el sistema don/deuda que se ha analizado al comienzo de estado-templo, Dios/César, Dios de vivos/Dios de muertos, remite
este texto. a la oposición deuteronomista entre Yavé y el oro y el dinero, los
Las ecclesias palestinas han sido rechazadas, al menos en parte, carros y los caballos, los ídolos; 47 allí, como aquí, es el relato de
de Jerusalén, si creemos a Lucas,44 por causa de la persecución la fuerza, el decisivo en la impugnación de los significantes de los
desencadenada contra ellas por Herodes Antipas. Cierto número poderes de clase.
de cristianos se instalaron en Antioquía, en país pagano, y ante A nivel político, por el contrario, parece a primera vista que
este hecho consumado Pablo tomó la iniciativa de la misión en hay un rechazo del sistema don/deuda, tal como se ha leído en el
otras ciudades paganas, principalmente griegas. El mismo se jus- Deuteronomio, por la práctica de J: los levitas deuteronomistas
tificó, al subrayar que su método era dirigirse primero a los judíos eran nacionalistas, mientras que la relación Israel/naciones paga-
de la diáspora, y sólo después, ante el rechazo de la mayoría de sus nas es deshecha por J, y la preeminencia judía es negada. Los dos
oyentes, anunciar la buena nueva a los paganos.45 Fue, pues, la lec- factores analizados precedentemente se conjugan allí: el cierre del
tura de su práctica y de la de sus oyentes la que dictó su estra- MPsubA sobrecerrado por el MPE y el rechazo del mesiánico
tegia, en la lógica del ANAL y del EST en Marcos. De igual modo por los judíos; sin embargo, el orden de las prioridades estratégicas
que el rechazo de las clases dominantes de Israel motivó, según la de J en S36 (lo mismo que Pablo): «espera que primero se sacien
parábola de S55 d, la comunicación de la concesión de la viña a los hijos», indica ya que la EST J de éxodo hacia los paganos
otros viñadores, de los judíos a los paganos, así también el rechazo (según Marcos) no es más que la reanudación, radicalizada en esa
de los judíos de la diáspora, siempre por culpa de los códigos do- situación de hecho, de la lógica misma del sistema don/deuda.
minantes, motivó la EST de Pablo. Es decir, que ante la lectura
de la práctica de J como mesiánica, anunciando por consiguiente Habíamos analizado ese sistema según un doble principio, el
lo escatológico a corto plazo, el juego mismo de la relación de las de la extensión y el de la restricción. Ahora bien, ¿qué es la EST J
sino la prolongación de esa extensión del don, de la participación
diversas prácticas presentes fue lo que decidió el éxodo a los
de la mesa, del servicio y de la lectura al conjunto del campo ha-
paganos.
bitado de su época? Los tiempos mesiánicos, según los profetas,
Reanudemos la cuestión: ese éxodo ¿se hizo al precio de una deberán ser precisamente los de la extensión de la ley judía (del
infidelidad a las escrituras judías? La respuesta viene de nuestro sistema don/deuda) a los paganos. Si se recuerda que J ha reanu-
análisis en el primer capítulo de la segunda parte: las escrituras dado el gesto profético de transformar las relaciones entre el sis-
no son «unitarias»,46 sino que están penetradas de una dialéctica tema de la mancha y el de la deuda, tenemos derecho a concluir
que proviene de la lucha de clases. En efecto, el éxodo hacia los que no hay infidelidad a las escrituras por parte de J, sino muy
paganos, en el momento histórico en que se realizó, responde a la al contrario su cumplimiento. Esto es lo que sus AA no saben
lógica deuteronomista y profética. leer, y es sin embargo lo que el recurso de J a las escrituras les da
a leer en el código ANAL.
e) A nivel económico, se ha insistido suficientemente sobre
ello, la práctica de J radicaliza la lógica del sistema de la deuda, Por ejemplo, el caso de la discusión sobre el primero de los
mandamientos (S55 i); «amarás a tu prójimo como a ti mismo» es
43
Que no carece de incidencia en la división de los cristianos frente una relectura mesiánica del don/deuda, que equivale a esto: ama
al problema Israel/palestinos. al pobre, al siervo, al discípulo como a ti mismo, y serás pobre,
44
Cf. Hech 8, 2; 11, 19 ss. siervo, discípulo con él, y basta de ricos, de señores y de escribas.
45
Cf. Hech 13, 44 ss.
46
Como quiere la «teología de la inspiración». Cf. 92.
400 Eclesiolo&ía materialista Jesús y los zelotes 401

En suma, el don de la práctica mesiánica y su subversividad Por consiguiente, no hay sitio en la eclesialidad ni para la as-
radical. cesis ni para un masoquismo maniqueo de la persecución; se trata,
muy al contrario, de buscar siempre, en la clandestinidad si fuera
Esto permite comprender mejor la diferencia entre los zelotes
preciso, la bendición que no será adquirida, o mejor dicho dada,
y Jesús, según Marcos: mientras que la urgencia escatológica con- más que en su extensión tendencial a las dimensiones de la utopía.
duce a aquéllos al suicidio de la guerra judía del 66-70, conduce Donde el círculo se detiene y se cierra, el influjo de los códigos
a éste a la misión hacia los paganos, como condición incluso de no del SOC vuelve a actuar, la fuerza se siente tentada de constituirse
detener el principio de extensión que está en la base del don/ en poder.
deuda.48
/) ¿Cuál es el sentido de ese principio de extensión? Es una g) Lo que acabamos de tratar es lo que explica —pero se
cuestión crucial para el alcance político de una práctica eclesial. El volverá luego sobre ello—, que J haya rechazado combatir en Get-
horizonte utópico del sistema de la deuda es la bendición, la feli- semaní, superando la tentación. ¿Quiere esto decir que los «cris-
cidad, el placer, Pero esto no está asegurado cuando nos recluimos tianos» deben adoptar sistemáticamente una estrategia del tipo de
en una comunidad cerrada cuyo relato se detiene en sí mismo; en lo que hoy se llama la «no violencia»? Concluir eso sería deducir
términos de Marcos, la bendición no llega al círculo sino en la me- del relato de Getsemaní un «principio moral» que teologizaría y
dida en que éste se articula con el camino, la extensión. Es decir, anularía de antemano el alcance de los relatos. Además de la difi-
que, según la promesa, el placer, la bendición, no está asentada en cultad en que nos hemos encontrado para leer el texto prepascual
la roca, en el «amén», sino allí a donde es llevada por la utopía borrado en aquella secuencia,50 el cierre del MPsubA/MPE actuó
de las clases dominadas: la liberación de los cuerpos no puede sobre la EST J, según el juego aleatorio de las relaciones de fuer-
hacerse más que en la extensión de esa liberación a todos los zas. Hoy, en un contexto muy distinto de FS —en donde el juego
cuerpos cautivos de los códigos de las FS. Es esa estructura de un de las determinaciones debidas a las transformaciones técnicas de
relato no cerrado, de su extensión indefinida, la que tiene como las fuerzas productivas hace quizá posible una revolución comunis-
efecto paradójico el que las persecuciones, debidas a la extensión ta— utilizar o no, y cuándo, las armas, es asunto de unas eleccio-
de la subversividad, se mezclen con el ciento por uno en las casas, nes estratégicas concretas, de un análisis que no se podrá anular
hermanos, hermanas, madres, hijos y haciendas (S49 d). de antemano. ¿Quién negará, por ejemplo, que hubo fuerza contra
poder en la lucha clandestina de las diversas resistencias contra la
Nos explicamos así igualmente el lugar eminente de la conver- ocupación nazi? ¿O en la del Vietnam del norte frente a la aplas-
sión individual en la práctica mesiánica y eclesial. Es requerida tante superioridad militar del imperialismo americano? 51
como ruptura con los códigos del SOC, como transformación de
los objetos, de los deseos siempre determinados por los equiva-
lentes generales de las FS. Por ejemplo, la conversión implica la
ruptura con la «seducción de las riquezas» (S22 c3), con el dinero
y el valor de cambio, en una transformación de los objetos del
deseo para llevarlo a ligarse al valor de uso, a la posesión de los
productos en sus cuerpos materiales.49 Es lo que, en la tradición
mesiánica, se designa por pobreza, condición de la caridad.
50
Cf. 324, y la nota 178.
4S 51
Observemos de paso que los esenios habían detenido precisamente Un razonamiento parecido habría que observar en las cuestiones
este principio de extensión; por esta razón la tesis de una filiación esenia concernientes al matrimonio, al divorcio o a lo sexual. El mismo efecto
del cristianismo no se tiene en pie. de cierre del MPsubA interviene en la discusión S47 sobre el divorcio, como
49 sobre otros textos neotestamentarios a propósito de la mujer o de la se-
Uno de los resortes de una estrategia comunista hoy día consistirá
en el desplazamiento de la utopía de los proletarios, a nivel económico, xualidad. La problemática de la liberación de los cuerpos a este respecto
del fetiche dinero hacia los «cuerpos» de los productos. Esta es la im- es completamente distinta en nuestros días, ya que la subversión de los
portancia de una lucha contra la polución, en su sentido más amplio. Los códigos que dominan nuestro campo simbólico implica unas posibilidades
hippies ofrecen aquí un buen ejemplo. que cerraba el MPsubA.
402 Eclesiologta materialista La ecclesia como práctica 403

8 no tiene sentido más que si «vosotros tenéis todavía pobres entre


vosotros» (S59).
LA ECCLESIA COMO PRÁCTICA
c) ¿Qué narra el relato de Marcos, en definitiva? Sitúa pri-
mero a la práctica mesiánica articulada según los tres códigos como
caridad/esperanza/fe (S6-S28). Después, la lectura de ese elemento
mesiánico por parte de los DD (S31-S42 b, la «secuencia de los
a) En los capítulos precedentes se ha reanudado la lectura
panes»). Luego, la estrategia de la subida a Jerusalén y su lectura
de Marcos a nivel del relato mesiánico en un análisis teórico ma-
ANAL (S42c-S52). Finalmente, el enfrentamiento J/AA, en su
terialista. Vamos a proseguir ahora ese análisis tomando a Marcos
primera fase alrededor del templo (S53-58) y, en su segunda fase,
preferentemente a nivel narrador/lectores, allí donde el texto ar-
el éxodo abortado y la muerte de J (S59-S72). Y en ese relato
ticula el relato mesiánico con los relatos eclesiales. No serán ya,
de lo mesiánico, lo que Marcos da leer a sus lectores eclesiales
pues, los códigos paramétricos del MPsubA los que actuarán,
es la pregunta ANAL: «¿quién es Jesús?», que recorre todo el
sino los del MPE romano, aunque en un cuadro lingüístico griego.
relato como pregunta sobre la potencia de su cuerpo y sobre la
En efecto, se han localizado repetidas veces en el texto de Marcos
lucha entre esa potencia mesiánica y el poder del SOC. Por encima
los signos de la traducción aramea/griega que él efectúa, traduc-
del fracaso de la muerte, S73 anuncia la resurrección del cuerpo
ción que es la tradición del relato mesiánico a los lectores eclesiales
como victoria del poder.
de lengua griega. De lo que se trata ahora es de saber cómo esa
traducción-tradición, en cuanto proceso de escritura, articula el Volveremos ampliamente sobre esa pregunta; permanezca-
relato de J al de los lectores de Marcos. mos por ahora en la articulación de los relatos mesiánico/eclesia-
les. El relato de J es contado como buena nueva de los frutos de
b) Sería necesario primeramente establecer la situación so- la fuerza que trabaja el cuerpo de J. Puesto que ese cuerpo ha
cial de la gente reunida eclesialmente. A falta de poder citar a sido reemplazado por la práctica de la participación de los panes
historiadores-exégetas autorizados,52 me limito a subrayar que, en como práctica determinante de las ecclesias (S62), el relato de
su mayoría, los lectores de Marcos pertenecen a las clases explo- Marcos es ofrecido como pauta de lectura de la práctica eclesial.
tadas del imperio romano, dejando para más tarde el esbozo del ¿Cuál es esta pauta? Es la extensión, al campo de los paganos, de
cuadro político e ideológico correspondiente.53 Esa pertenencia de esa misma práctica BAS que fue la de J; por consiguiente, es el
clase entra por otra parte en la lógica del texto de Marcos, que efecto en ese campo de la misma fuerza que trabajaba el cuerpo
de J. «Lo que a vosotros os digo, a todos lo digo: ¡velad!»
52 (S58 b7). Leed pues ese relato, su lectura os permitirá la vigilancia
Según mi costumbre, he intentado encontrar algunas citas explícitas, de vuestros corazones. La ecclesia, extensión del círculo BAS, es
ya sea en «introducciones» al NT, o en textos exegéticos. Se encuen-
tran aquí y allá ciertamente alusiones al «medio popular» de los cristianos, así el lugar de vigilancia sobre la fuerza que trabaja los deseos, la
pero no he podido encontrar un capítulo, ni siquiera un párrafo, que trate utopía eclesial. Siempre presa de la tentación, la ecclesia es enton-
de esa pertenencia de clase, de la situación económica y política de las ces el lugar del seguimiento de la conversión, de la transforma-
ecclesias primitivas, en sí misma. Cuando es necesario hablar del «tema ción de los objetos de los deseos por la práctica de la caridad, de
de los pobres», lo que interesa subrayar es que «se trata no solamente
de una categoría social, sino de la «familia espiritual» (muy viva entonces la esperanza y de la fe, esos deseos que deben apartarse de la
en el judaismo) de los «clientes de Dios», cuya fe abandonada, confiada ficción M de los equivalentes principales del SOC para encontrar su
y gozosa se resume en una actitud de espera religiosa». Es a esta dispo- realización en la saciedad, en la posesión de la tierra, en la consu-
sición fundamental a la que apunta la bienaventuranza de los pobres en mación en el reino del Dios futuro.
Mt 5, 3» (J. JEREMÍAS, Las parábolas de Jesús, 259). Cuando se sabe que
toda la exégesis contemporánea se baña en las aguas de la Formgeschichte, d) El término ecclesia, ¿qué designa en fin de cuentas? Un
cuyo método resalta el «lugar vital» de las comunidades cristianas, este
descuido y esta ignorancia del elemento económico de ese «lugar», como lugar, un espacio, unas casas anónimas, pero sin topografía deter-
si no fuera «vital», justifica por sí sola que se hable de exégesis bur- minada. Una «comunidad», como se dice, un conjunto de rela-
guesa.
53 54
Más adelante, 425 s. «Ficción» en sentido de Nietzsche, cf. más adelante, 409.
Eclesiología materialista La ecclesia como práctica 405
404
dones nuevas entre los «hermanos»; pero ¿qué es una comunidad? al conjunto de todas las comunidades cristianas, a la de Jerusalén
De hecho, el término ecclesia no puede llegar a ser un concepto y a las que brotaron en los medios paganos. Tenemos que razonar,
que permita el conocimiento, en sentido althusseriano, de esas lo que Cerfaux no hace, sobre las razones de esas transformaciones.
«relaciones nuevas», más que si designa la práctica específica ar-
ticulada en los tres niveles de ese círculo, tal como se ha produ- ¿Cómo se opera el paso del 1) al 2)? Si se tiene en cuenta la
cido su concepto en el capítulo sobre la práctica mesiánica. En argumentación de Pablo en el «concilio» de Jerusalén (Hech 14,
suma, allí donde «práctica mesiánica» es el concepto de la práctica 27-28; 15 4-12), se ve que él produce allí el relato de su práctica
poderosa del cuerpo de J, ecclesia es el concepto de la práctica entre los paganos y de los frutos que ha dado en la práctica de
poderosa en el círculo BAS después de la ausencia de ese cuerpo éstos. Es pues la lectura de la extensión de la práctica eclesial,
(«pero a mí no me tendréis siempre con vosotros», S59). Se con- llevada por la misma fuerza, el mismo espíritu, la que produce
la primera transformación semántica de ecclesia: el mismo espíritu
vierte así en uno de los conceptos propios de una eclesiología
que trabaja «la ecclesia de Dios» trabaja también las «ecclesias»
materialista, y el término «eclesiología» se encuentra entonces
de los paganos.
justificado.
e) El término ecclesia, sin embargo, está ausente del texto de ¿Y qué es lo que motiva el paso del 2) al 3)? Cerfaux lo
Marcos; ¿de dónde ha sido importado, cómo legitimar esa impor- indica57 sin sacar de ello todas las consecuencias. Las ecclesias
tación? Proviene de otros textos del Nuevo Testamento y, en paganas, por invitación de Pablo, han reunido una gran cantidad
rigor, la legitimación de su importación al discurso de la eclesio- de dinero para socorrer a las necesidades de «la ecclesia de Dios»
logía materialista permanece suspendida de la lectura de aquellos en Jerusalén. Pablo lee esa práctica económica de caridad como la
textos. que ha realizado la unidad de todas las ecclesias en una sola
Se le encuentra en Mt 16, 18, en la secuencia de «la confesión ecclesia: el relato de la colecta como práctica a nivel determinante
de Pedro» paralela de S42: el movimiento que se realiza en ese de la eclesialidad es leído de ese modo por Pablo como efecto de
texto de Mateo opone precisamente la lectura de la práctica mesiá- la fuerza (mesiánica) que trabaja su propia práctica estratégica
nica («tú eres el mesías») a la lectura de la práctica futura de (misional), su práctica de esperanza.
Simón y de los otros discípulos («tú eres Pedro y sobre esta piedra
construiré mi ecclesia»), la entrega de un nombre nuevo a Simón Tenemos pues derecho a concluir: la ecclesia no es más que la
es la señal del cambio de su práctica, del SOC al BAS. comunidad en cuanto reunión, pero designa la práctica específica
de esa comunidad, que se articula en los tres niveles económico,
Lo encontramos también en Pablo, y si se siguen las transfor- político e ideológico como caridad, esperanza y fe.
maciones semánticas de ecclesia en sus cartas, tal como L. Cerfaux
las ha despejado,55 tendremos una justificación para el contenido /) La cuestión de la identidad cristiana ¿se planteará enton-
conceptual que le atribuimos aquí. ces para nosotros en términos de eclesialidad, y no ya en términos
1) Primeramente, en el uso paulino, la expresión «la ecclesia inevitablemente subjetivistas —por así decirlo—, de «tengo fe»?
de Dios» (con el artículo definido) designa únicamente a la comu- Se tratará de saber si nuestra práctica, leída con la pauta del relato
nidad primitiva cristiana de Jerusalén. 2) Después, a las comu- mesiánico, se desarrolla según la estructura de la ecclesia.
nidades locales que funda él, les da el nombre de ecclesias (en plu-
ral).56 3) Finalmente, el término ecclesia56' (en singular) designa Si es ése el caso, además de los análisis materialistas, o políti-
cos si preferís, que tenemos que hacer para elaborar nuestras es-
55
Théologie de l'Eglise suivant saint Paul, libro I, c. IV; libro II, trategias, el evangelio nos hará oír la promesa de bendición: la
(trad. castellana: La iglesia en san Pablo. DDB Bilbao 1958). de una FS radicalmente comunista, que consiste en el valor de uso,
56
Théologie de l'Eglise suivant saint Paul, libro I, c. IV; libro II, en la corporalidad de los agentes, en la materialidad textual de
c. III; Übro III, c. III.
56
' El plural griego es ecclesiai. Para no embrollar al lector español
escribimos siempre ecclesias. Ibíd., 224.
406 Eclesiología materialista El kerigma de la fuerza 407

los significantes de los diversos procesos de escritura. Promesa b) Ahora bien, la escritura de Marcos, ¿qué es sino la pro-
que no hay que esperar como una pura apuesta sobre un horizonte clamación (kerigma), el kerigma del relato mesiánico en Roma?
utópico lejano, sino leer en su realización desde este momento, en Esa escritura depende pues de una práctica análoga a la de los
los frutos de bendición de una práctica según el sistema del don, doce, y se la denominará escritura apostólica.
con miras internacionalistas, «católicas», en conversión perma- Volvamos a leer S22 c5: «quien tenga oídos para escuchar (el
nente, prenda de la revolución que hay que continuar indefi- relato), que escuche», aprended pues a evaluar lo que escucháis,
nidamente. medid el relato, pues «en la medida que midáis, seréis medidos»,
en vuestros propios cuerpos. ¿Qué hay que medir, evaluar, al es-
cuchar el relato mesiánico? La fuerza que narra, la fuerza del
cuerpo de J y, según la medida de la lectura, la de los cuerpos de
9 los lectores eclesiales mismos, fructificación o esterilidad, según la
parábola que precede (S22 bl, c3), «pues a quien tiene se le dará
E L KERIGMA DE LA FUERZA y a quien no tiene se le quitará lo que tiene».
o LA AFIRMACIÓN APOSTÓLICA
La cuestión de la articulación del relato de J con los relatos
eclesiales es la de la articulación de la potencia/impotencia del
cuerpo de J con la potencia/impotencia de los cuerpos de los dis-
a) Volvamos a la cuestión de la articulación de lo mesiánico cípulos-lectores. La escritura de Marcos es la lectura de la pre-
con lo eclesial. Leyendo a Marcos, habíamos visto que, a partir gunta de la fuerza de J («¿quién es J?»), y de su respuesta («tú
de S6, se realizaba una intensa circulación del relato de la prác- eres el mesías») dada a los lectores como clave de sus propios rela-
tica de J, primero en el espacio geográfico de Galilea, luego en tos, de sus propios cuerpos, de la potencia/impotencia que los
Jerusalén e incluso más allá de las fronteras de Palestina, hasta trabaja.
Tiro y Sidón (SI8). En S24, por ejemplo, J ordena al exendemo-
niado, que «le rogaba para permanecer con él», que vaya a los c) Evaluación de la fuerza, esos términos recurren al texto
suyos para anunciarles todo lo que el Señor le había hecho. Esa nietzscheano y a su filosofía del cuerpo, en la lectura que propone
circulación del relato, a pesar de las restricciones que se le oponen de él G. Deleuze, Nietzscbe et la philosophie. No puedo ahorrar-
por el hecho de la estrategia del «secreto mesiánico», responde a me la exposición de sus principales conceptos antes de continuar
una EST de J y le hemos visto elegir a doce entre aquellos que le adelante.
seguían «para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar» 1.° Según Deleuze, la filosofía de Nietzsche es una sintoma-
(Si9 d), proclamación que se cumple la primera vez al término tología y una semiología, el discernimiento de los síntomas que
de la práctica de J en Galilea (S28 c). Es a su regreso (S28 d) son los «fenómenos», la interpretación de su sentido por medio del
cuando los doce son llamados, la única vez en Marcos, apostoloi conocimiento de la fuerza que se apropia la cosa del fenómeno.59
(apóstoles), en el momento en que anuncian a J «todo lo que han Sólo consideraré aquí a los cuerpos y las prácticas como «fenóme-
hecho y todo lo que han enseñado», es decir, sus relatos. nos» que no son accesibles a una semiología más que en el texto
que cuenta esas prácticas, en un relato. La breve exposición que
A nivel ACC, es la única vez en que se efectúa esa articula- sigue planteará así los principios de la interpretación y de la eva-
ción entre el relato de J y los de otros elementos del círculo BAS luación de un relato.
como extensión geográfica del relato mesiánico, por medio del
envío (apostello) de los doce; x sus relatos son también relatos de 2° «¿Qué es el cuerpo? (...) No hay cantidad de realidad,
prácticas poderosas, según el esquema m —» b. Es, en el ACC, la toda realidad es ya cantidad de fuerza. Nada más que cantidades
articulación de lo mesiánico con lo apostólico. de fuerza «en relación de tensión» unas con otras. Toda fuerza
58
En S44, donde no ha habido envío, son impotentes. O. c, 3.
408 Eclesiología materialista El kerigma de la fuerza 409
está en relación con otras, sea para obedecer, sea para mandar. compuesto de una pluralidad de fuerzas irreductibles».66 «No
Lo que define a un cuerpo es esa relación entre fuerzas dominan- existe el todo: hay que hacer migas el universo, perder el respeto
tes y fuerzas dominadas. Toda relación de fuerza constituye un al todo, dice Nietzsche».67 El campo simbólico de los posibles del
cuerpo: químico, biológico, social, político.60 Dos fuerzas cuales- cuerpo es el campo de diferencias, de diversidad, es pura mul-
quiera, siendo desiguales, constituyen un cuerpo desde el momento tiplicidad.
en que entran en relación: es la razón por la que el cuerpo es
siempre el fruto del azar.''1 Somos pues siempre el juego del azar 4.° Al ser las fuerzas desiguales y diferentes, «el equilibrio de
de las fuerzas que nos constituyen, y es ese azar por así decirlo las fuerzas no es posible», no hay estado terminal, ni comienzo.
primordial el que constituye el problema de nuestro destino, de «Si el universo fuera capaz de permanencia y estabilidad, y si
nuestros relatos. El relato es el relato del azar del juego de las hubiera en todo su curso un solo instante de ser en sentido es-
fuerzas en los cuerpos, ese azar que define un campo simbólico tricto, ya no podría existir el devenir».68 El azar y la multiplicidad
ilimitado de los posibles concernientes a los cuerpos. implican entonces que no haya más que el devenir; es decir, que
todo es relato y que el juego de los relatos es indefinido, sin co-
3.° Las fuerzas son de cantidad diferente, «la diferencia de mienzo ni fin.
cantidad es la esencia de la fuerza», es el elemento irreductible de 5." «La voluntad de poder es el elemento del que se des-
la cantidad, irreductible a la cantidad. La calidad no es otra cosa prenden a la vez la diferencia de cantidad de las fuerzas puestas
más que «la diferencia de cantidad».62 «Según su diferencia de en relación y la calidad que, en esa relación, equivale a cada fuer-
cantidad, las fuerzas son llamadas dominantes a dominadas. Según za»; es «el elemento genealógico de la fuerza, a la vez diferencial
su calidad, las fuerzas son llamadas activas o reactivas».63 «Las y genérico».69 Inseparable de y no idéntico a la fuerza, que es «lo
fuerzas inferiores se definen como reactivas (...): no pierden nada que puede», la voluntad de poder es «lo que quiere».70 Interpretar
de su cantidad de fuerza, la ejercen asegurando los mecanismos y un relato, es «estimar la calidad de la fuerza que le da un sentido
las finalidades, satisfaciendo las condiciones de vida y las funcio- y, a partir de ahí, medir la relación de las fuerzas presentes».
nes, las tareas de conservación, de adaptación y de utilidad. He «¿Quién interpreta? La voluntad de poder». Para hacerlo, «es ne-
aquí el punto de partida del concepto de reacción».64 cesario que la voluntad de poder tenga ella misma unas cualida-
«¿Qué es activo? Tender hacia la fuerza (...) La fuerza de des»: «afirmativo y negativo designan las cualidades primordiales
transformación, el poder dionisíaco, es la primera definición de la de la voluntad de poder».71 Evaluar, es determinar la calidad de la
actividad»® voluntad de poder que da al relato un valor.72

Por consiguiente, «el cuerpo es fenómeno múltiple, que está 6° ¿Qué es la voluntad de poder como negación, qué es el
nihilismo? Es negar el azar y decir que el todo es necesidad, negar
60
Igualmente para Marx, toda FS es el efecto de una relación de la multiplicidad y decir que el todo es uno y uniforme (uniformi-
fuerzas, de una lucha de clases y, yo añadiría, movidas por sus utopías dad de los rebaños), es negar el devenir y decir que no hay más
como «fuerzas». que el ser, la permanencia, un todo. En suma, es negar el juego
61
Ibíd., 45. de los relatos, imponerles unos cánones, unos dogmas.
62
Ibíd., 49 s.
63
Ibíd., 60. ¿Qué es, por el contrario, la voluntad de poder como afirma-
64
Ibíd., 46. Para la FS la «reacción» está dirigida por lo que he 66
llamado «la utopía de orden», análoga a la voluntad negativa de dominio Ibíd., 45.
67
(lo que postularía una equivalencia de ésta con la «pulsión de muerte» Ibíd., 26.
freudiana: ¿es esto legítimo?). 68
Ibíd., 53.
65
Ibíd., 48. En la FS, lo que he llamado «utopía-pulsión» es lo que " Ibíd., 56.
dirige la actividad; sería el análogo de la voluntad de poder como afirma- 70
ción. Subrayemos que Deleuze dice que el poder es «poder de transforma- Ibíd., 57.
71
ción»; no obstante, los términos que aparecen con más frecuencia son Ibíd., 60.
los de «producción» y sobre todo de «creación». 72
Cf. Ibíd., 61.
410 Eclesiologta materialista El kengma de la fuerza 411

ción? Es, ante lo indefinido del juego de los relatos, afirmar el cuerpo, elaborada sobre el relato de su propio cuerpo, sano/enfer-
eterno retorno de lo activo: afirmar el azar y, en un segundo tiem- mo, puede, según creo, ser tomada por el materialismo que carece
po que no anula sino que confirma al primero, la necesidad en el de ella. Además, éste plantea la tesis de la determinación de los
azar (como su combinación73); afirmar lo uno como lo múltiple, cuerpos y de sus prácticas (como de la filosofía) por medio de las
el ser de lo que deviene; ahí está el devenir «La correlación de estructuras económicas, políticas e ideológicas.
lo múltiple y de lo uno, del devenir y del ser forma un juego».74
Confrontar unos relatos para interpretarlos y evaluarlos, afirmar 3. Intentemos medir las implicaciones de la teoría nietz-
su juego; ahí está el quid filosófico, la suprema afirmación scheana de la interpretación en el texto marxista y, más amplia-
mente, materialista histórico Si se presta atención a la tesis al-
7.° Sin embargo, en todas partes donde Nietzsche intenta thusseriana de la lectura que Marx ha hecho del discurso econó-
el interpretar y evaluar, no encuentra más que el triunfo de la mico liberal,79 no puede dejar de sorprendernos esto: el vacío de
reacción, del nihilismo, dirigiendo toda evaluación; las fuerzas ese discurso que Marx llena (y, haciendo eso, transforma la pro-
reactivas, por medio de «ficciones», separan las fuerzas activas de blemática del discurso idealista sobre la economía en ciencia ma-
lo que ellas pueden; los dueños son reemplazados por esclavos terialista), ese vacío es llenado por el concepto ausente de «fuerza
que no cesan de ser esclavos.75 de trabajo». Allí donde los economistas liberales hablaban (y con-
d) Antes de hacer la pregunta estratégica decisiva: ¿cómo tinúan hablando) de «trabajo» y de «valor de trabajo» (el primer
superar el nihilismo triunfante?, detengámonos un poco. ¿Es com- término proveniente del idealismo filosófico y el segundo del
patible ese gesto de recurrir al texto nietzscheano con el campo idealismo económico), Marx cambia todo al hablar de «fuerza de
materialista inaugurado por Marx en el que intento realizar este trabajo» (valorización del cuerpo del agente productor) y de «valor
ensayo de eclesiología? Haré cinco observaciones de la fuerza de trabajo» (ídem para el valor productor, cuasivalor
del uso del trabajo de la producción).79'
1. La primera, para negar que Nietzsche haya elaborado
una «filosofía de la historia», como Deleuze pretende 76 Basta, me Ahora bien, la economía planteada así en términos de fuerzas
parece, con hacer observar que Nietzsche ignora el texto de la eco- y de producción (o de transformación que remite a una voluntad
nomía, ese texto que precisamente Marx estaba descifrando en de dominio activo) es susceptible de ser interpretada en sentido
aquella misma segunda mitad del siglo xix, para comprender nietzscheano. Se dirá que, en el modo de producción capitalista,
que, lo mismo que en los griegos que a Nietzsche le gustan tanto, la fuerza (activa) de trabajo está separada de lo que ella puede y
el trabajo y la producción (el concepto de «modo de producción»)
79
faltan en su discurso. Ahora bien, la historia no es descifrable Ltre le Capital, II, 22-25
fuera de lo económico.77 7
" La noción de «trabajo» es asumida por la contabilidad capitalista
como salario éste se añade al valor (de cambio) de los medios de pro-
2. No obstante, hay en él una crítica de la filosofía (él tra- ducción para formar el capital Distinguir, como Marx lo ha hecho, entre
baja, en efecto, sobre textos filosóficos) que denuncia ya lo que capital variable (los salarios) y capital constante (los medios de produc-
Derrida llamará el logocentrismo;78 igualmente, su filosofía del ción, materias primas comprendidas), equivale a desbloquear el análisis del
capital y a hacer aparecer la fuerza del trabajo, lo mismo que la con-
73
sideración del valor de cambio le ha permitido hacer aparecer el valor
Cf Ibíd, 30 de uso hs en este gesto donde Marx ha cambiado el terreno proble-
74 mático lo económico ya no es leído «por los ojos» de la contabilidad
Ibíd, 28
75
Cf Ibíd, 65 capitalista, del oro-capital, sino del lado de los cuerpos, bien de los agentes
6 productores o bien de sus productos Desde esta postura materialista, es
Ibíd, 180 posible interpretar el sentido de las relaciones de producción, evaluar la
77
La misma crítica puede hacerse, creo yo, a los textos de Freud con voluntad de poder (¿quién desea la liberación de las fuerzas productivas'
cernientes a la «cultura» y a la «civilización» la fuerza de trabajo como fuerza activa), elaborar una estrategia de libe
78
Por ejemplo, la afirmación «la noción de representación envenena ración, en suma, el discurso de Marx permite al proletariado «tomar la
la filosofía» (Ibíd, 92), pone el dedo en los «signos» como símbolos del palabra», él le asigna el lugar de esa palabra, borrada en el discurso eco-
aparato ideológico logocéntrico Otro ejemplo la idea de que, matando a nómico burgués El ejemplo de las discusiones de LIP no puede ser
Dios, el hombre ha conservado su sitio (cf Ibíd, 173 s ) más claro
412 Eclesiología materialista El kerigma de la fuerza 413
80
que esa separación es obra de los que no producen, por consi- miento, en principio, puede producirse en un análisis concreto de
guiente de fuerzas reactivas que hacen a la fuerza del trabajo una situación concreta, según la fórmula de Lenín). La cuestión
también reactiva.81 ¿Cómo se produce esa separación? Por el ca- en que tropiezan muy a menudo los «revolucionarios» es precisa-
mino de la «ficción»,82 ficción monetaria (el fetichismo del oro) mente la de los cuerpos de los agentes, la de las fuerzas que los
de forma directa, ficción jurídica e ideológica del sujeto de forma producen, la de las voluntades de dominio que los trabajan. Cier-
indirecta. Esas ficciones permiten la apropiación económica de los tamente, Nietzsche no permite conocerlas, pues ése es el lugar del
medios de producción por los capitalistas. Estos son pues reacti- misterio (de la subversividad o de la conversión), pero ofrece,
vos y, en sentido nietzscheano, «débiles»: ésa es la razón por la siempre en principio, los medios de interpretar y de evaluar los
que necesitan, en último análisis, tener armas (policía) para man- relatos concretos de los agentes, y por consiguiente de elaborar
tener a los «fuertes» separados de su fuerza, en obediencia, como entrategias, o más exactamente, tácticas que tengan en cuenta a
clase explotada. Se puede prolongar este razonamiento a lo que los cuerpos concretos de esos agentes. Pero para eso hay que estar
hemos llamado «autonomía» (en la relación de las fuerzas orde- cerca de ellos, con ellos, formar parte de ellos, cambiar de campo:
nadoras) y «fuerza de escritura» (en relación con las fuerzas es la lección de la revolución cultural china, el «secreto» maoísta
inscriptivas), que son también fuerzas corporales convertidas en de la «confianza invencible en las fuerzas del pueblo».
reactivas por estar separadas de lo que ellas pueden por las «fic-
5. La última observación pretende dar cuenta de la ambi-
ciones» de los aparatos político e ideológico.
güedad del texto nietzscheano que ha permitido de un lado la
Interpretada así la relación de fuerzas, se hace posible evaluar utilización que ha hecho de él el nazismo y de otro la oposición
las «voluntades de dominio» y elaborar unas estrategias para lle- que le ha presentado el marxismo.
gar a la liberación de las fuerzas activas (de trabajo, de autonomía, Esa ambigüedad es en primer lugar semántica. Tomemos la
de escritura) por medio de la abolición del capital, del estado, frase que le gusta a Deleuze: «Hay que defender siempre a los
etcétera. Encontramos aquí lo que falta a la filosofía de Nietzsche fuertes contra los débiles».83 En su filosofía del cuerpo, esto equi-
por el hecho de no tomar en consideración lo económico: su eva- vale a decir: hay que defender a las fuerzas activas contra las
luación no desemboca en una estrategia liberadora, y queda ence- fuerzas reactivas, pues éstas consiguen separar a aquéllas de lo que
rrada en el cierre que denunciaba la célebre tesis XI sobre Feuer- ellas pueden. Hemos visto la aplicación que se ha hecho de esto a
bach: Nietzsche no ha hecho más que «interpretar» el mundo a su la fuerza del trabajo y a los capitalistas: los productores son los
manera, y lo que importa es «transformarlo». fuertes, los capitalistas los débiles, a nivel de los cuerpos, se en-
tiende.84 Pero Nietzsche efectúa un desplazamiento semántico cuan-
4. Pero queda una aportación preciosa de Nietzsche (es por do habla de «dueños» para designar a los «fuertes» y de «esclavos»
lo que recurro a ella), que podrá ser eventualmente útil para la para designar a los «débiles».85 Igualmente, distingue entre
vieja cuestión (mal planteada, y por buenas razones) sobre las «odio» M y «agresividad»,87 rechazando a aquél como negación y
condiciones objetivas y subjetivas de la revolución. En efecto, el
materialismo histórico no permite más que el conocimiento de los 83
Ibíd., 65.
límites establecidos por las estructuras de la FS a las prácticas de 84
Hay una ilustración de esto en los fenómenos de secuestro de
los agentes, las determinaciones y los cierres (pero ese conoci- patronos: por ejemplo, en el film de M. KARMITZ, Coup pour coup, la
escena en la que el patrón secuestrado pide orinar ante la hilaridad de
80 las mujeres obreras.
Cf. G. DELEUZE, O. C, 146: «privar a la fuerza activa de sus con-
diciones materiales de ejercicio (yo leo: la apropiación de los medios de 85
Esto no es fortuito: ¡le gusta el esclavismo romano! (cf. F. NIETZ-
producción); separarla formalmente de lo que ella puede» (yo leo: por la SCHE, El anticristo, n. 58). Ahora bien, «Nietzsche llama débil o esclavo, no
ficción-fetichización). al menos fuerte, sino al que, cualquiera que sea su fuerza, se ve separado
81 de lo que puede» (G. DELEUZE, O. C, 69). ¿Qué sentimiento de piedad
Uno de los efectos de esa reacción: los excesos del crecimiento,
el despilfarro, la polución que se denuncia hoy con vigor, y que no se habrá llevado al Deleuze de hace diez años a silenciar esta contradicción
podrá evitar más que cuando el proletariado se haga activo (autoproduc- nietzscheana?
86
tivo, autogestionario, autogramático). O. c, 139.
82 87
Cf. o. c, 143. Ibíd., 138, 205.
414 Eclesiología materialista El kerigma de la fuerza 415

reivindicando a ésta como afirmación, lo que es una buena cosa. y si ésta no actúa primero a nivel económico, ¿cómo no permane-
Pero identifica a la «lucha» con el primero, rechazando las «lu- cería determinada por lo económico, elitista por tanto, ya que
chas de clases» como si no pudiesen provenir de la agresividad. tiene necesidad de que otros produzcan para el superhombre?
Y es así como lee frecuentemente la historia, y la razón de que El eterno retorno es un «pensamiento», se accede a él por «reve-
sea tan hostil a los demócratas y a los socialistas. lación»: ¿la escritura de Nietzsche no permanece pues, si no en lo
teológico como sugiere el término «revelación», al menos en lo fi-
¿Quién produce esa ambigüedad? La extensión de su filosofía losófico a la manera griega, en el sentido denunciado por la tesis
del cuerpo a una filosofía de la historia, que he denunciado al co- XI contra Feuerbach? Es decir, que su insoportable desprecio para
mienzo de estas observaciones. Es tanto más sorprendente cuanto la «humanidad» (cf. el prólogo a El anticristo) me aparece como
que Nietzsche distingue muy bien entre el provecho,88 los aparatos el de un escriba que, ciertamente, ha cambiado profundamente el
políticos (estado, iglesia, organizaciones de clases, etc.89) y la ideo- cierre de su campo problemático, pero ha quedado en él aislado,
logía evolutiva, por un lado, y el progreso, el bien común, la mo- soberbiamente.
ralidad, la verdad, etc.,90 por otro, como medios de triunfo de la
reacción. /) Volvamos a Marcos e intentemos reanudar la cuestión de
la articulación de los relatos mesiánicos/eclesiales a la luz de la
e) La cuestión que se plantea Nietzsche después de la «reve- filosofía de Nietzsche. Nos damos cuenta de que, también allí, hay
lación» del «pensamiento del eterno retorno» es la de su estrate- una afirmación central precedida y seguida de una negación de los
gia: «¿cómo vencer el nihilismo91?» Hace falta una «transmuta- «valores establecidos» del SOC: dinero, estado-templo y César,
ción», una «transvaluación», «un cambio en el elemento del que Dios de muertos: ruptura de conversión primero, subversión del
derive el valor de los valores» establecidos.92 Deleuze resume en SOC y cambio del templo por el éxodo después. La afirmación
seis puntos en qué consiste esa transmutación.93 Quedémonos con primera es la de la mesianidad: «tú eres el mesías», cuya clave es
que se trata de operar «la conversión de lo pesado en ligero, de lo doble, salvar la vida por un lado, saciar de pan por otro. La prác-
bajo en alto, del dolor en alegría: esta trinidad de la danza, del tica de J realiza la apertura de un espacio de salvación, espacio
juego y de la risa forma a la vez la transubstanciación de la nada, del pan liberado, de los cuerpos liberados, de la palabra liberada
la transmutación de lo negativo, la transvaluación (...) del poder por el influjo de la lectura. Triple liberación que podríamos rela-
de negación. Lo que Zarathustra llama la cena».94 Es decir, la pro- cionar con la trinidad nietzscheana: la caridad que termina en el
ducción de un espacio distinto donde no reina más que la afirma- juego como liberación de las fuerzas de trabajo, la esperanza en la
ción, la actividad de las fuerzas; esa afirmación, puesto que está danza95 como liberación de las autonomías, la fe en la risa como
precedida y seguida de una negación, de una destrucción de los liberación de las fuerzas inscriptivas. Son las «bienaventuranzas»
valores establecidos, permitirá la creación del juego. El danzante, de Mt 5 y de Le 6 que habría que repetir: «Bienaventurados los
el jugador, el que ríe, ése es el hombre afirmativo, el superhom- que...».
bre, Dionisos.
La afirmación apostólica trata, pues, del relato mesiánico: en
¿Pero existe una estrategia para llegar a ello? Temo mucho cuanto kerigmática, proclama ese relato como «buena nueva de
que no, salvo quizá a nivel individual, pues a Nietzsche no le Jesús-el-mesías». Ese evangelio se dirige a los lectores como ele-
preocupa la utopía. Si el dominio es asunto de «transformación», gidos, y hemos visto cómo el mecanismo de la lectura ANAL es
reasumido a nivel narrador/lectores, «Marcos»/«lectores» sustitu-
88
Ibid., 135. yendo a J/DD. 96 Así se hace la articulación de los relatos.
89
Ibid., 158 s.
90
Ibid., 173 s. La práctica de J, según las dos parábolas de S22 b2 y b3,
91
Ibid., 197.
92 95
Ibid. Cf. Rm 10, 15: «qué felices son los pies de los que proclaman la
93
Ibid., 201-203. buena nueva».
96
94
Ibid., 202. Cf. 357.
416 Eclesiologta materialista El kerigma de la fuerza 417

inauguraba el reino de Dios que ella anunciaba (de donde procede tra el abandono de Dios y el grito de expiración: ¿qué es todo
el término basileico aplicado al espacio del círculo mesiánico); esto sino la muerte de un activo'} 101 Es lo que el centurión lee:
ahora bien, dijo J, dice el narrador, «a vosotros (DD, lectores) se «Viendo cómo había expirado, dijo: verdaderamente ese hombre
os dio el misterio del reino de Dios». El reino futuro está ahí ya, era hijo de Dios».
la fuerza del espíritu que impulsó la práctica de J impulsa también
a la ecclesia: esa fuerza de bendición, de vida, que desemboca en h) Veamos cómo la afirmación apostólica recoge esa «muerte
el dominio definitivo del hijo del hombre, es lo que en última de un activo», según un triple movimiento que leeremos conforme
instancia articula a lo mesiánico con lo eclesial.97 a la triple afirmación nietzscheana del eterno retorno.

g) Esta afirmación tropieza sin embargo en el desenlace del 1. De ese relato, de ese devenir de la fuerza de un cuerpo
relato con la muerte de J: allí donde la fuerza se ha medido con activo frente a su muerte, el joven de S73 proclama el desenlace:
el poder (del SOC), triunfa aquel que es sostenido por la fuerza «Resucitó». A partir del devenir del cuerpo, es el ser vivo lo que
de la negación, de la maldición. Necesitamos entonces examinar se afirma. «Allá (en Galilea) lo veréis», según un futuro que hemos
más de cerca cómo la afirmación apostólica se lleva a cabo en el visto que era el del anuncio escatológico del hijo del hombre: lo
relato de la «pasión». que equivale a afirmar que Jesús es el hijo del hombre,102 afirma-
ción que va a permitir releer el conjunto del relato como un relato
Hemos interpretado la secuencia de Getsemaní (S64) como un consolidado, amén («amén os digo»), término cuya etimología he-
relato de tentación. ¿Quién tienta? La negación,98 la reacción: el brea remite a la solidez de la roca; un relato seguro como la roca
cuerpo activo de J es tentado para hacerse reactivo, es decir, para para los relatos eclesiales con los que él está articulado, sin que
dejarse separar de lo que él puede por medio de las armas, para por eso quede anulado el devenir. Notemos de paso que esa afir-
entablar una lucha armada, para situarse a nivel del poder en el mación es el objeto mismo de la secuencia mitológica llamada de
que la única salida es vencer o ser vencido, en el que uno se juega la «transfiguración» (S43).
ser esclavo.99 Por eso el cuerpo de J tiene la connotación de miedo,
de angustia, de tristeza; es tentado por la voluntad de dominio de 2. La muerte de J es leída como sacrificial en el sentido que
la «carne» que es «débil» —«lo que yo quiero»—, pero su ora- he dado a la muerte 103 y que no está lejos del que Nietzsche le da
ción plantea la cuestión de la voluntad de dominio del «espíritu» también: la muerte de un activo como un «excedente de vida»,104
que está «preparado», que por consiguiente es «fuerte» —«lo que como vida dada: «El hijo del hombre ha venido a dar su vida»
tú quieres»—. (S50). Según una oposición marcada desde Si por el bautista que
sumergía a la M en el agua, J fue sumergido en el espíritu, expre-
El hecho de cómo la tentación es superada está descrito prime- sión que aplica a Santiago y Juan: «¿Podéis ser bautizados (inmer-
ro en la secuencia del arresto que pone en contraste al cuerpo en gidos) con el bautismo (inmersión) con que yo voy a ser bautizado
su desnudez (indicado por el joven completamente desnudo) con (inmergido)?» (S50). Igualmente, el cáliz de vino rechazado (S71a)
las «espadas y palos» (S65); en los silencios y las afirmaciones
ante el sumo sacerdote y Pilato (S66, S68); en fin, en el relato
101
del Gólgota, el lugar de la calavera100 (S71). Está el rechazo del Pensemos en la sonrisa del Che Guevara a la joven maestra que
«vino mezclado con mirra» (destinado a insensibilizar los dolores), le visita, cuando no ignora que va a ser matado sin apelación (según el
«Paris Match» de aquella época). El pueblo sencillo decía que se parecía
el silencio ante los «blasfemos» y luego sobre todo el clamor con- a Cristo.
102
97 Esa individualización de la figura colectiva del «hijo del hombre»
Como se recordará, es el objeto borrado de la nueva enseñanza ha sido posible por la transformación de la ausencia del cuerpo de J
a los discípulos en S42c-e. exigida por la extensión geográfica de su práctica al mundo de los pa-
98
Esta triunfa sobre Pedro que ha negado lo mesiánico. ganos, donde era necesario continuar (la proclamación de) la práctica
99
Cf. G. DELEUZE, O. C, 93; Jn 18, 2-9 permite sin embargo otra mesiáníca: esa «ausencia» estratégica en el relato prepascual se ha con-
lectura, como se ha indicado en 324, n. 178. vertido, en el pospascual, en ausencia definitiva del resucitado.
103
100
Es quizá esta «actividad» de J la que connotan los dos nombres Cf. 46.
104
propios, Getsemaní y Gólgota. G. DELEUZE, O. C, 201.
418 Eclesiología materialista El kerigma de la fuerza 419
deja sitio a «la hora» de la muerte como «cáliz que hay que beber» los lectores elegidos como desenlace de sus relatos de perseguidos,
(S64: «que pasara lejos de él aquella hora», «aparta de mí este de cálices para beber, de inmersiones. Lectura a posteriori, en un
cáliz», «basta ya, llegó la hora: mirad que el hijo del hombre...»); segundo tiempo; la necesidad no anula el azar del juego narrativo.
se trata de la frase a Santiago y Juan, «¿podéis beber el cáliz que
i) Resumamos este largo capítulo. La articulación del relato
yo beberé?» (S50).
mesiánico con los de las ecclesias se realiza, por medio de la afir-
Ahora bien, en esa misma S50, las muertes de Santiago y Juan mación apostólica: Jesús es el mesías; resucitado de entre los
son narradas bajo las mismas metáforas: «El cáliz que yo voy a muertos, él es el hijo del hombre. Así, esta individualización del
beber, sí lo beberéis y también seréis bautizados (inmergidos) con hombre colectivo en Jesús sólo se termina con el anuncio de su
el bautismo (inmersión) con que yo voy a ser bautizado (inmer- vueltam: «Se verá al hijo del hombre venir entre las nubes con
gido)», sus relatos (eclesiales) son anunciados a nivel del relato, gran poder y gloria» (S58 b5); el mesías, «yo soy, y veréis al hijo
narrados a nivel del de narrador /lectores. Es pues la multiplicidad del hombre sentado a la diestra del poder y venir entre las nubes
de los relatos eclesiales sometidos a la prueba de las persecuciones del cielo» (S66 c). Por eso, el texto de Marcos permanece inaca-
del poder de la que se afirma que es una con el relato de la muerte bado en ese anuncio, suprema afirmación de todo el relato: el hijo
mesiánica: lo múltiple es afirmado como uno. del hombre volverá a reunir a los elegidos; ésa es la buena nueva.
3. La muerte de J sobrevino por lo aleatorio de la traición de /) He subrayado la palabra vuelta, como se habrá comprendi-
Judas, según el azar de las relaciones de fuerzas. El tercer movi- do, por la analogía que aquí se encuentra con la afirmación última
miento de la afirmación apostólica se inscribe en los discursos del de Nietzsche, la del eterno retorno. Habría que confrontar estas
«HH pascual105» para expresar la necesidad de pasar por la muerte dos «afirmaciones» para intentar despejar su terreno común even-
como condición de la resurrección: «El hijo del hombre debe tual y sus diferencias. Lo mismo vale para lo que está en juego
sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdo- en la polémica del filósofo contra el cristianismo.
tes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar a los tres Habría que confrontar, por ejemplo, el lugar de las escrituras
días» (S42 c). Esta necesidad es leída a posteriori de acuerdo con como pauta de lectura para J y la del evangelio como relato-roca
las escrituras: «¿Cómo pues está escrito del hijo del hombre que para nosotros, con la de la filosofía griega presocrática como pauta
sufrirá mucho y será despreciado?», en el contexto de la consigna de lectura para Nietzsche. Las escrituras son el lugar textual de la
de silencio sobre la «visión» hasta que «el hijo del hombre haya promesa que hace posible la afirmación de la resurrección de los
resucitado de entre los muertos» (S43 c). Y toda la secuencia eje cuerpos; uno llegaría quizá a sorprenderse del poco espacio que la
(S62 b, S63-S65) está trabajada, como se recordará, por ese «está cuestión de la muerte de los cuerpos ocupa en Nietzsche, e incluso
escrito» que termina en «para que se cumplan las escrituras». de la ausencia de la cuestión de la represión y del asesinato.
¿Qué anuncian las escrituras? La resurrección de los muertos El capítulo siguiente mostrará que hay más de una convergen-
en la escatología de la bendición definitiva consumada (S55 h). cia entre las críticas del «cristianismo» y de lo «teológico» por
La necesidad que afirma el kerigmático es pues la del cumplimien- parte de Nietzsche y la eclesiología materialista; sin embargo, la
to, en primer lugar por el hijo del hombre, de la victoria, sobre interpretación que el Anticristo propone de Jesús como «pura inte-
la muerte, ese «último enemigo del hombre», según Pablo m para rioridad» m es ceguera sobre lo mesiánico (ha sabido ver, no obs-
que todos los elegidos puedan compartir su fuerza. El kerigma tante, que «es falso hasta el absurdo ver en (...) la creencia en la
apostólico no está pues equivocado cuando, leyendo las escrituras redención por Cristo la marca distintiva del cristiano: la práctica
y el poderío de Dios,107 afirma la resurrección de los muertos: la cristiana, una vida como la vivió el que murió en la cruz; sólo eso
de J afirmada por el joven de S73 se articula con la prometida a
108
Propiamente hablando, es la conjunción textual de las «HH pas-
105
Cf. 243. cual» y de «HH escatológico» la que produce la idea de vuelta; el verbo
106 griego {erchomenon) significa tanto «yendo» como «viniendo» (cf. 219).
Cf. 1 Co 15, 26. M. E. BOISMARD, Synopse, II, 405, lo dice por Dt 7, 13).
"" Cf. S55h. 109
N. 29, 32, 34.
420 Eclesiología materialista El discurso de la impotencia 421
n0
es cristiano»); en otras palabras, el deslizamiento semántico de b) Lo que afirma el apostólos, lo que proclama —lo kerig-
«fuerte/débil» en «dueño/esclavo» que se ve en Nietzsche, juega mático— resulta que no lo es todo a nivel del narrador/lectores,
en su lectura del evangelio. sino que sufre el trabajo de lo que he llamado lo teológico, y esto
En fin, léase lo que hemos escrito sobre Zarathustra más de tal forma que se le puede analizar como un triple movimiento
arriba; m uno no puede evitar una sonora carcajada cuando se de negación en contradicción con la triple estructura de lo ke-
percata de que «los instrumentos de tortura», los «sistemas de rigmático.
crueldad gracias a los cuales el sacerdote ha conquistado y mante- 1.° En efecto, la necesidad se halla afirmada como azar, pero
nido luego su poder», a saber, «las nociones del más allá» m han está como predicha de antemano por el actuante J, como predes-
sido introducidos de hecho en los textos cristianos por el propio tinación. Pues el «sin que se sepa cómo» de la parábola es esen-
Zarathustra, del que Nietzsche ha hecho el pregonero del super- cial al azar del juego narrativo, a su lógica, que viene a contrade-
hombre. cir ese saber de antemano sobre el desarrollo del relato (del ho-
¡Sería, de todos modos, muy interesante cambiar la figura micidio de J). La predestinación plantea entonces la necesidad
colectiva del «hijo del hombre» por la del superhombre! como anulación del azar; es negación. En relación con el relato,
la predestinación es perfectamente la matriz misma del discurso
teológico.114
2° El movimiento de individuación del hijo del hombre, pro-
10 ducido en el relato como anticipación prevista (los «HH ACC» y
los «HH pascuales»),115 trae consigo otras dos transformaciones
E L DISCURSO DE LA IMPOTENCIA
teológicas estructurales.
O LA NEGACIÓN TEOLÓGICA
El hijo del hombre resucitado, en nombre del esquema ascen-
sional en que se inscribe, es «ascendido» al cielo 116: «ausente» del
relato eclesial, es así erigido, en el cuadro del MITO, como «hijo
a) Después de la lectura del capítulo que acaba de terminarse, de Dios», y ya el centurión lo designa también (pero sin el artícu-
se verá que la contradicción que habíamos creído descubrir entre lo), con una designación que en otra parte sólo el MITO (las
lo mesiánico como relato y lo teológico como discurso a nivel del «voces» celestiales y demoníacas) había utilizado (pero con artícu-
narrador, esté a punto de desaparecer; en efecto, cierto número de lo: «el hijo de Dios») para expresar la especifidad de la práctica
elementos atribuidos a lo teológico han sido como «recuperados»,
puestos como constitutivos de la afirmación apostólica, en serie 114
con la misma afirmación mesiánica. Es que en el transcurso de Los dos enunciados «los elegidos que el Señor eligió» (S58b4) y
«es para ellos para quienes esto fue preparado» (S50b) no permiten ir
la escritura me he visto conducido a discernir mejor aquello que muy lejos sobre las incidencias de lo teológico como predestinación sobre
al principio había sido atribuido sin más a lo teológico: ahora se los relatos eclesiales. Las alusiones en las cartas de Pablo a los tesalo-
podrá comprender mejor su estructura.113 nicenses a la ociosidad de ciertos cristianos parecen señalar, por el con-
trario, cómo la espera de la parusía en breve plazo «paró» el relato (la
110 práctica) de los «elegidos». Cuando coloco a la «predestinación» como ma-
Ibtd., n. 39 (subrayado en el texto). triz de lo teológico, lo hago en la relación de éste con el relato. No
111
Cf. 122. podría prejuzgar de lo teológico en el texto gnoseológico griego y occi-
112
Ibíd., n. 38. dental; sin embargo, el hecho de que, en dos períodos de transformación
113
El descubrimiento por y en la escritura de lo que todavía no había acelerada de los códigos de las FS, los dos «fines del mundo» de los
sabido leer es, seguramente, uno de los grandes placeres de escribir. Sin siglos v y xvi, las teologías de un Agustín y de un Calvino acusen tan
embargo, si se vuelven a leer atentamente los pasajes de mi «lectura de claramente la predestinación en el armazón de sus discursos respectivos,
no carece tal vez de relación con la tesis que defiendo.
Marcos» donde se trata de lo teológico, se dará uno cuenta de que que- 1,5
daba abierto el espacio para esta distinción de la afirmación/negación en Cf. 243.
el nivel narrador/lectores. 116
Cf. el final canónico Me 16, 19.
422 Eclesiología materialista El discurso de la impotencia 423

de J.117 En esta erección, Jesús es recentrado, dentro del círculo Tendremos dos metáforas. «Pues el hijo del hombre no vino a
BAS de las ecclesias, en un nivel imaginario, lo que tiene como ser servido, sino por el contrario a servir ( = salvar, como se ha
efecto, en contradicción con la EST de ausencia que se ha visto visto) y dar su vida en rescate / ptenáa para muchos» (S50 d): no
que era la de J, el fijarle como Cristo, como imagen significante es pues algo aleatorio el que J es matado, sino que él da su vida
con la que los lectores pueden identificarse: por esta ficción teo- según el plan preestablecido, y esto en rescate para muchos, en
lógica son separados de lo que ellos pueden. La fijación anula provecho de la salvación de los elegidos. Esta metáfora del rescate
pues el devenir del relato mesiánico y los de las mismas ecclesias: es tomada del sistema de la deuda, en primer lugar en cuanto que
esta fijación no hará sino continuar,118 y se me permitirá oponer el la vida es dada (lo sacrificial), y luego en cuanto al «rescate» que
desciframiento de la práctica de J como mesiánica en el relato a es necesario pagar para que un esclavo sea liberado: la salvación
esta erección teológica, mediante la distinción mesías/'Cristo.119 futura de los elegidos, ese paso de un estado de esclavo al estado
Esta segunda estructura de lo teológico será llamada entonces de liberación en el reino de Dios, será posible porque Jesús dio
cristológica, y ocurrirá que el desarrollo de lo teológico como cris- su vida. He aquí un sentido para ese homicidio que de fracaso se
tología irá borrando cada vez más a lo mesiánico y su relato en los convierte en obra de salvación, según lo teológico.122
otros evangelios; habrá pues un desarrollo de la contradicción me-
siánico/teológica. La otra metáfora está tomada del sistema de la mancha: mien-
tras que la del rescate era política, la segunda es religiosa: «y él les
3.° Después de la individuación del hijo del hombre, se arti- dijo: esta es mi sangre de la alianza vertida sobre muchos» (S62 c);
culará otra transformación teológica con lo cristológico. La función la sangre del homicidio es leída según la sangre del cordero pas-
apologética del discurso teológico atenúa el fracaso de la muerte cual y, de forma más general, según la purificación que la sangre
de J por su inserción como necesidad en una matriz de predestina- de las víctimas obtenía para los sacrificadores, manchados o
ción según las escrituras: en consecuencia, lo teológico se ve obli- deudores.
gado a trabajar esta «muerte» para otorgarle un sentido preescrito.
Pese a la diferencia de los registros metafóricos, se opera el
Se ha señalado que el término salvar era utilizado en el relato mismo trabajo poniendo en relación de causa a efecto a la muerte
para designar la transformación operada por la práctica de J sobre de J con la salvación de muchos, de una multitud. En el contexto
los cuerpos tullidos, el paso de la maldición de la enfermedad a la de las persecuciones y de las caídas que éstas traen consigo entre
bendición de la curación (m - > b).120 A partir de S42, el término los miembros de las ecclesias, la salvación de estos miembros, el
salvar toma también otro sentido, el de la entrada futura de los desarrollo futuro de sus relatos constituye un problema: la muerte
elegidos en el reino de Dios.121 El trabajo de lo teológico consistirá de Jesús responde a este problema, asegurándoles la salvación.
en metaforizar la muerte de J para ponerla en relación con la Llamamos a este movimiento de lo teológico soteriológico (soter
salvación venidera que será obra del retorno del hijo del hombre, = salvar): por él, el relato del homicidio de J adquiere mayor
que viene a salvar a los elegidos («si el Señor no hubiera acortado relieve de cara a los relatos eclesiales a punto de hacerse. La
esos días, ninguna carne hubiera sido salvada, pero a causa de los multiplicidad de éstos queda anulada en la unicidad de la muerte
elegidos que él eligió —predestinación— él acortó esos días», de uno solo «para muchos».123
S58 b4).
Predestinación, cristología y soteriología, he aquí la triple
117
En S67s, el «hijo del bendito», puesto en serie con «mesías», no 122
parece significativo. Ya Pablo había desarrollado este discurso: «Jesús, nuestro Señor,
118
Existentes ya en los textos paulinos anteriores al de Marcos. fue entregado por nuestras caídas» (Rm 4, 25), «siendo aún nosotros deu-
dores (pecadores) Cristo murió por nosotros» (Rm 5, 8), etc., y hay que
"' Con el título «Cristo» se relaciona el de «Señor» (del que S52 señalar que esta metaforización teológica de la muerte se halla en relación
presenta una señal: «el Señor tiene necesidad de ello»): allí la erección con la erección cristológica.
es más clara todavía. 123
En Pablo, en efecto, la ausencia del relato mesiánico de Jesús es
120
S16, S25, S26, S34, S51, S71a. muy chocante: queda reducido allí a un resumen teológico, el de su muerte
121
S42e, S49, S58b3, b4; cf. 257, 272. y resurrección «por nuestros pecados».
424 Eclesiolo&ía materialista El discurso de la impotencia 425

estructura de lo teológico en Marcos; será necesario sin embargo «ideologización» del relato: lo mesiánico teologizado se inscribe
leer los otros textos neotestamentarios, y especialmente las cartas ante todo a nivel ideológico, y por ahí llegará a ser, según una
de Pablo, para confirmar (o anular) y definir mejor la génesis de lógica que no se detendrá, cristianismo, práctica de preponderan-
esta estructura, en la cual la muerte/resurrección, ligada por el cia ideológica. La caridad como práctica de las manos cesará de
saber predestinador al cielo, es puesta como ejemplar y salvífica ser la determinante de la ecclesia (el nivel económico), para ser
para todos los cristianos, convirtiéndose Cristo en su equivalente sencillamente una «consecuencia» de la práctica ideológica: es la
general. raíz de la dulcificación de la palabra.
c) Lo que ocurre en ese triple movimiento que reduce los d) La cuestión a plantearse es la del por qué de esa sobre-
relatos eclesiales al relato mesiánico, y más precisamente al solo determinación de lo kerigmático por lo teológico, de la afirmación
relato pascual (siendo borrado de esta forma el prepascual), es la por la negación. Para conocer las razones, será necesario analizar
transformación del homicidio de J en muerte. Pues el homicidio, la situación política de las ecclesias en el seno del MPE.
si se recuerda la segunda parte de nuestro texto, era la violencia
mayor del sistema don/deuda, la muerte del de la pureza/mancha. No puedo dejar de remitir al estudio de Antonio Casanova,
Mientras que se ha visto que la práctica de J, a imitación de los Le christianisme primitif. Se refiere, en primer lugar, a la crisis
levitas deuteronomistas y de los profetas, operaba constantemente que comienza a invadir el imperio romano, «cuya razón fundamen-
la afirmación de la primacía del sistema de la deuda sobre el de tal reside en el hecho de que el sistema esclavista, introducido y
la mancha, destinado a desaparecer (cf. S35: «él declaraba puros desarrollado en Italia desde hacía tiempo, obstaculiza el desarrollo
todos los alimentos») con su centro simbólico (el templo del Dios de las fuerzas productivas»,125 justificando «en el siglo II las difi-
de muertos), lo teológico a la inversa tiende a restablecer la pri- cultades halladas por el conjunto del sistema imperial a nivel de su
macía del sistema de la mancha. Ciertamente, la metáfora del res- funcionamiento político»; crisis, por tanto, económica y política
cate pertenece al sistema de la deuda, afirma la liberación de los que se desatará en el siglo v por el derrumbamiento del imperio
esclavos «convertidos», pero se verá reabsorbida por la metáfora occidental. Esta tendrá efectos ideológicos sobre la clase dominante
de la «sangre vertida», directamente religiosa, cultual, dependiente que denotará una «neta tendencia a buscar refugio en la vida pri-
de los sacrificios de animales. Este restablecimiento del sistema de vada»; pero también, y es lo que nos interesa primordialmente
la mancha se realiza por el doble medio de lo cristológico y de lo aquí, sobre «las clases trabajadoras» que «comprendían gentes de
soteriológico: se «participa» a nivel imaginario de la ficción cristo- todo tipo, masas de hombres libres venidos a menos de las ciuda-
lógica, en la muerte cultual de la víctima sagrada, lo que permite des, [«gentes de toda especie, semejantes a los mean whites de los
contener la violencia de la muerte, asegurarse contra ella. estados esclavistas del sur de los Estados Unidos (explica Engels
al que Casanova cita), a los aventureros y vagabundos europeos
El homicidio, efecto del azar y sin embargo necesario, pasa a de las ciudades marítimas, coloniales y chinas, luego libertos y
ser muerte predestinada, querida por tanto como tal: querer la sobre todo esclavos; esclavos en los latifundios de Italia, de Sici-
muerte, aunque sea como salvación, revela la negación en sentido lia, de África; en los distritos rurales de las provincias, pequeños
nietzscheano. La EST de la clandestinidad de J tendía justamente campesinos cada vez más dominados por las deudas»] (...), desde
a rechazar la muerte, en la lógica de la práctica mesiánica que este momento incluidos en un mismo sistema de circulación mer-
afirmaba la vida: lo teológico es colocado como negación de esa cantil y sometidos a una máquina administrativa, mientras se in-
meta mesiánica.124 troducía y se extendía por todas partes el sistema de empresa
esclavista».
Así, al reducir el homicidio de J como «muerte» en el sistema
de la mancha que es el de lo religioso, lo teológico opera una Pues bien, todos «estos sufrimientos de los elementos popula-
res no se abren a ninguna esperanza de solución terrestre». «Para
124
Un síntoma de ello es la frase lanzada sobre Judas: «desdicha a todos, escribe Engels, el paraíso perdido se hallaba a sus espaldas;
ese hombre... mejor hubiera sido para él que no hubiera nacido» (S62b),
125
como predestinación. O. c, 82 s. Las citas que siguen están tomadas de 82-88.
426 Ecleswlogía materialista El discurso de la impotencia 427

para el hombre libre venido a menos, era la polis, ciudad y estado (S58): el trastrueque del campo simbólico judío y de su centro
conjuntamente, en la que los antepasados habían sido en otro acarrea, a nivel del texto de Marcos, la «certeza» del derrumba-
tiempo ciudadanos libres; para los esclavos prisioneros de guerra, miento del MITO en el que el templo era el eje cielo/tierra.
la era de libertad antes del avasallamiento y la cautividad; para
el pequeño campesino, la sociedad gentilicia y la comunidad del A partir de este momento se pueden comprender las razones
suelo aniquiladas». Es decir, lo que les caracteriza, al mismo tiem- del juego de las determinaciones que influyen el texto de Mar-
po que una explotación económica insostenible, es su impotencia cos, que queda en el cierre ideológico judío: la clave de este
política de transformación del MPE. juego es la situación de explotación económica y de impotencia
política, agravada ésta por culpa de las persecuciones.
Esto constituye un terreno de elección para el desarrollo de
las formas religiosas del tercer tipo,126 de sectas (en contacto por /) Es esta situación la que hace urgente, punzante, para las
lo demás con las clases dirigentes) que intentan ofrecer, en el solo ecclesias de Roma, la cuestión de saber cuándo tendrá lugar el
nivel ideológico, una salvación religiosa de tendencia más o me- retorno escatológico, habiendo muerto ya muchos de los que
nos universalista, ya que las diferencias étnico-sociales tendían a conocieron a Jesús. Marcos responde a esta cuestión por la pre-
borrarse en un destino común en el seno del cosmopolitismo ro- dicción, puesta en boca de J, de que eso ocurrirá durante esa
mano: «Así había desaparecido toda idea de patria; sobre las generación (S42 e, S58 b6), esto es, pronto; esta predicción queda
ruinas de los viejos nacionalismos se había constituido un estado ratificada por la que el mismo J hizo de la caída del templo y,
de alma internacional que tendía a la aproximación; del gran tra- en último análisis, por la de su propia muerte y resurrección.
siego de clanes y tribus operado por los romanos resultaba una He aquí lo que justifica en definitiva la matriz predestinadora de
mezcla confusa de las más diversas y opuestas tradiciones», escribe lo teológico128.
P. Alfaric.127 ¿En qué lugar textual es posible lo teológico? Por un lado,
d) No ocurre lo mismo con las comunidades judías dispersas funciona como predicción a breve plazo del MITO; por otro,
en el imperio romano, acantonadas desde antiguo en un naciona- éste no es posible, como predestinación, sino porque la «voz ce-
lismo ideológico muy afirmado, y en cuyo seno las ecclesias cristia- leste» del MITO lo ratifica: «escuchadle» (S43); 129 esa voz es la
que a partir de S2 se halla ya en posesión del relato; porque,
nas se diferencian cada vez más por el trabajo teológico de Pablo.
¿quién puede predestinar sino el cielo? ¿Quién posee la respuesta
Este nacionalismo queda sin embargo muy dependiente de las
precisa sobre el día y hora del relato último «sino el Padre»
relaciones con el MPsubA palestino y su templo y sufre un
(S58,b6)? A nivel del relato, «no lo sabe nadie (...), ni incluso
terrible golpe con la toma de Jerusalén y el incendio del santuario los anunciadores del cielo, ni el hijo». El «saber de antemano»,
en el 70. que estructura lo teológico en contradicción con el «sin que él
Pues bien, como se ha visto, la escritura de Marcos es la sepa cómo» de lo mesiánico, es el «saber del cielo», donde se
lectura que «Marcos» hace del relato de esa caída del templo, que cree que está establecido el plan predestinador. Brevemente, es el
se halla determinada además por la situación social de las eccle- cierre mitológico del texto lo que determina textualmente a lo
sias. Esta última se caracteriza, por una parte, por la situación de teológico.
explotación económica (ante la cual la práctica del reparto debió
manifestarse bastante estéril) y por la impotencia política común g) Por otra parte, se ha visto a las ecclesias de Roma divi-
a las clases explotadas, agravada incluso por las persecuciones su- didas sobre la actitud a tomar de cara a sus miembros que han
fridas durante los años 60; por otra parte, por la relación ideoló- renegado y traicionado durante el período de las persecuciones:
gica con los códigos dominantes en Palestina. Es esta relación, se- el texto de Marcos, al oponer los relatos de Judas y de Pedro,
gún se ha visto, la que explica la lógica del discurso escatológico 128
La matriz de predestinación, que es la de lo teológico, depende
pues del MITO y fue producida en la literatura apocalíptica de origen
Cf. más arriba, 41. persa (cf. 121).
129
Citado por A. CASANOVA, 98. Cf. 247 s.
428 Eclesiología materialista El discurso de la impotencia 429

pretende dar la clave para descifrar esta problemática130, a la cual El nivel narrador/lectores de Marcos se halla entonces doble-
se refieren también tal vez los discursos S46 y S54, con sus refe- mente ocupado: por el apostólos que afirma lo kerigmático (y así
rencias a las caídas y a las prácticas «que hacen caer», con sus produce lo eclesial; es la definición misma de la práctica apostó-
llamadas a la paz (por la «sal») y al perdón. lica como proclamación de la conversión, cf. S28 c), y por el
episcopos que lo niega en lo teológico.
De este modo, uno se ve conducido a leer lo teológico como
discurso cuya meta es la unidad de las ecclesias: en efecto, a eso Una última observación: el episcopos, volviendo a tomar el
es a lo que responde el doble movimiento cristológico y soterio- gesto sacerdotal postexílico133 de asentar la primacía del sistema
lógico, tendente a reducir la diversidad, la multiplicidad de los de la mancha sobre el de la deuda, se reserva una función sacer-
relatos eclesiales por la erección de J como Cristo e hijo de Dios dotal en relación con el culto que no hará sino desarrollarse en
en el centro del espacio eclesial y por la transformación del relato la iglesia. El episcopos es el sacerdote.
de su homicidio en relato de salvación «para muchos». Se puede
asentar que, durante la etapa de extensión geográfica de las h) El que lo mesiánico se deje negar de esta forma por lo
ecclesias, el esquema del camino permanecía dominante sobre el teológico plantea una cuestión decisiva para nosotros. El que en
del círculo; ahora que el «mundo entero» lo ha escuchado y que una situación de impotencia económica y política, lo mesiánico
la «reunión escatológica» es inminente, es el círculo el que se no pueda asegurar la transformación del MPE, implica que no es
impone al camino131. operatorio sino en la medida en que la FS le ofrece códigos, me-
dios económicos, políticos e ideológicos para que llegue a ser una
¿Cuál es pues el lugar político del discurso teológico en Mar- práctica revolucionaria: lo mesiánico no tiene de por sí nada de
cos? Es el de la reunión eclesial, el de su centramiento. Es el revolucionario, no es revolucionario; creo haberlo demostrado. El
momento de la transición de la primera a la segunda generación catastrofismo apocalíptico de Marcos es precisamente efecto de la
cristiana, es decir, el momento del reemplazo de los apostoloi por falta de códigos: el judío «Marcos», después de la destrucción del
los episcopoi, cuya etimología es significativa: los episcopoi son templo de Jerusalén y del MPsubA judío, se halla en un desierto
los «vigilantes» comisionados en las ecclesias, como el «portero a de códigos; su apocalipsis inminente funciona como una especie
quien el señor ha encomendado vigilar la casa» (S58 b7), aquellos de suicidio textual que se podría comparar al suicidio colectivo de
que son encargados del círculo y de su unidad, que están también los zelotes en el momento de la derrota134. No impide que su
instaurados dentro de una relación de autoridad con los discípu- propio proceso de escritura haya superado este «suicidio» asegu-
los eclesiales, constituyendo el orden político de la ecclesia; es de- rando la tradición de lo mesiánico a los códigos griegos del MPE.
cir, aquellos que han reintroducido la relación maestro/discípulos La historia de la iglesia ofrece varios ejemplos semejantes de
en la ecclesia.132 El lugar político de lo teológico es, con su ver- transformación de FS, durante los cuales el «retorno» a lo me-
dadero nombre, el lugar episcopal. siánico-evangélico (a las fuentes, como se dice) se opera como
condición de su traducción-tradición.
Es la impotencia política, en último análisis la impotencia de
los cuerpos, la que determina así no sólo a los diversos cultos Nos hallamos, según creo, en uno de esos períodos, y es preci-
propagados en el imperio, sino también a la teologización de lo samente esto lo que justifica el recurso en este texto a los con-
mesiánico, primer momento de la transformación de lo eclesial ceptos de análisis del materialismo histórico, a los códigos que
en «cristianismo» como religión del tercer tipo: la teología es el me parecen hallarse capacitados para efectuar la revolución del
discurso de la impotencia de los cuerpos. MPC. ¿Por qué lo mesiánico no ha sido revolucionario? Porque la
130
revolución era imposible, abocada al fracaso, como lo prueba el
Cf. 334 s. año 70. Por el contrario, allá donde para nosotros la revolución
131
Hipótesis a verificar en las cartas de Pablo: ¿anduvo también él se halla al orden del día, ¿por qué habrían de sentirse reticentes
en discusiones con cuestiones de unidad de las ecclesias, como refiere lo
teológico? 133
132
Lo teológico como negación está también dirigido por la utopía Cf. 97 s.
134
de orden. Cf. 140.
430 Eclesiologia materialista Importancia política de la desmitologización 431

los cristianos a la hora de comprometerse en un proceso revolu- Esta contradicción MITO/relato implica dos cosas: el cierre
cionario hacia una FS radicalmente comunista? del texto por el código MITO y un trabajo desmitologizante por
el código ANAL.
Queda una cuestión: ¿cuál es el efecto de la práctica eclesial
sobre esta práctica política? Para analizarla, nos será necesario Se puede señalar este trabajo de desmitologización en la gran
abordar la cuestión de la desmitologización y de la desteologiza- secuencia S1-S3 de programación del texto. Mientras el relato de
ción del relato evangélico135. J que va a seguir está garantizado de antemano por la voz celeste:
«tú eres mi hijo, tú has alcanzado mi favor» (mi poder), la pro-
clamación de Juan el bautista está garantizada por la escritura del
profeta Isaías, colocándolo como mensajero de J. Es el carácter
precursor de Juan proclamado por él mismo: «Después de mí
11 viene uno más poderoso que yo». En este circuito de voces, es la
escritura la que se cita de entrada, y si la voz celeste se impone,
LA IMPORTANCIA POLÍTICA ya que es ella la que inaugura el relato de J —por el hecho del
DE LA DESMITOLOGIZACIÓN poder del MITO—, esta apertura por la escritura no por ello deja
de inscribirse dentro de un efecto de desmitologización.
Esto ocurre, sin embargo, más fácilmente en la lectura cuando
a) Tal vez se recuerde que en las primeras páginas de la lec- el circuito inicial de las voces es reemplazado por el relato de la
tura de Marcos se había señalado una contradicción MITO/relato, práctica de J y por su circulación geográfica. Y el efecto consiste
anterior a la otra teológico/mesiánico, que acabamos de analizar en hacer que el relato sea legible sin apelar a la voz celeste:
como determinada textualmente por la primera. Allí donde el Pedro leyó antes la segunda voz (S43), a pesar de que todavía no
MITO (las voces celestes y demoníacas) interrumpía el relato, había intervenido cuando ocurrió la primera en S2. El relato se
éste lo desvalorizaba a su vez por la puesta en vigor del código basta, pues, a sí mismo como palabra (S22) sin la «verdad reve-
ANAL, descifrando la práctica de J, la cuestión de «¿quién es lada» venida del cielo.
J?», al remitir a la lectura del relato mismo como discurso del
poder, por una parte, y a la lectura de las escrituras como texto de De igual modo, el espíritu, que en S2 era un componente del
la promesa, por otra. Así, el código ANAL pudo poner en rela- MITO, de ahora en adelante no tendrá relación sino con el dis-
ción a la práctica mesiánica de J con la escatología proclamada curso de la práctica-semilla o con las escrituras136: el espíritu es
como próxima, como estando a las puertas. desmitologizado también, en una semántica narrativa fuera de lo
mitológico.
135
La tesis «difícilmente discutible» de A. Casanova (125), según la b) ¿Cuál es el papel de las escrituras en este trabajo de
cual «el esenismo representa el «eslabón intermediario» que conduce desmitologización? Son citadas según dos registros de lectura. Por
del judaismo al cristianismo», no parece poder dar cuenta del texto de una parte, como lugar del doble sistema de la mancha y de la
Marcos; ésta es contestada por él. Casanova no se apoya sino en algunas deuda y de su relación con el relato del poder de Yavé (domi-
citas de Pablo y del Apocalipsis, e ignora los evangelios (según confiesa
él mismo de entrada, 79). Que Marcos no es esenio lo prueba toda mi lec- nando el sistema de la mancha en este relato y afirmando el de
tura, especialmente el papel decisivo de la caída del templo, profanado la deuda, por el contrario, como primero en el relato del éxodo de
desde hacía tiempo a los ojos de los esenios; por otra parte, los textos Egipto y del don del país de Canaán). Así, por ejemplo, las es-
de Qumrán testimonian todos un cierre de esas comunidades, lo que hace
inverosímil el esquema del camino que domina el relato de Marcos. Casa- crituras permiten afirmar en S35 la primacía de la deuda sobre
nova, igual que los exégetas burgueses, no sabe nada de lo «mesiánico»; el la mancha. Por otra parte, las escrituras son el lugar de las
fenómeno cristiano proviene siempre para él sólo de lo ideológico-religio- promesas, articulándose a la vez con el relato del poder de Yavé
so. Esto no impide que la teologización ideologizante de lo mesiánico
esté determinada por la situación económica y política de las eccclesias,
de acuerdo con su análisis. Cf. 393 s.
432 Eclesiología materialista Importancia política de la desmitologización 433

y con lo simbólico (la bendición). El texto ejemplar de este en- sea concernientes a los otros textos neotestamentarios, ya al texto
trecruzamiento de las lecturas de la escritura y de la práctica cristiano posterior.
mesiánica de J es el de S55 h: «¿No os halláis en el error porque
no conocéis las escrituras ni el poder de Dios?». Es ejemplar en Por ejemplo, cómo lo teológico recuperará en la «voz» mito-
la medida en que, dentro del mismo movimiento de desmitologi- lógica la idea (en sentido griego) de una «verdad revelada» venida
zación, se ve cómo J recoge la creencia en la resurrección de los del cielo, sobre la cual se desarrollará toda la ortodoxia dogmá-
muertos importada, como se ha visto, del MITO persa,137 leyén- tica. Cómo el «credo» llamado «apostólico» se formó como un
dola como cumplimiento de la promesa hecha a Abrahán, a Isaac relato mitologizado. Cómo lo teológico se establecerá como teo-
y a Jacob, como inscrita por tanto en el antiguo relato de Moisés, logía, discurso sobre Dios, sustituyendo a la práctica eclesial
en las mismas escrituras. Por una parte, es el relato del poder de poderosa, que es sólo palabra, única que puede anunciar a Dios.
su cuerpo, afectando a los cuerpos sujetos a la maldición de la Cómo lo mitológico se aproxima a la teología de la interioridad
enfermedad y de la muerte, el que le permite releer las escrituras de las almas, cuyo último avatar es el crístocentrismo reciente
y la promesa y, por otra, son las escrituras las que le permiten el (la fe tendría como objeto a la «persona de Jesús»). Cómo volverá
anuncio del cumplimiento escatológico del trabajo del poder de a introducirse el bautismo-inmersión, que Marcos opone clara-
su propio relato. mente a la inmersión en el espíritu. Es así cómo la práctica de
bautizar a los recién nacidos es introducida y generalizada, desdi-
La lectura de los saduceos es exactamente la opuesta a la bujando la ruptura de la conversión. Cómo el movimiento de
lectura de J: no sabiendo leer el relato del poder mesiánico, reemplazamiento del templo por el cuerpo de J, y a continuación
tampoco saben leer la promesa en las escrituras. Se hallan en el de éste por la práctica del pan, quedó totalmente invertido: al
error que consiste en el endurecimiento del corazón ante el relato desaparecer el pan en «la hostia» —significante del significado
del poder y, consecuentemente, en la ceguera acerca de las «cuerpo de Cristo»— colocada en el tabernáculo de los templos-
escrituras. iglesias, éstos llegaron a orientar simbólicamente los espacios de
c) El movimiento desmitologizante es sin embargo parcial, las ciudades y pueblos de la edad media. Cómo, finalmente, last
quedando cerrado el texto de Marcos por el M I T O que plantea but not the least, quedó anulada la subversividad de los códigos de
la diferencia cielo/tierra y la separación génesis/escatología (ar- la FS por la práctica eclesial. El código ANAL colocaba esta sub-
ché/telos) como los límites del relato, de todos los relatos. En versividad del lado del Dios de los vivos, poniendo al Dios de los
Marcos, el MITO se halla de tal forma ligado al SIM judío, que muertos en el campo de lo satánico, de la muerte: Satán llegaba
el relato de la destrucción del templo conduce a la predicción a ser el emblema mitológico de los equivalentes principales del
de la inminencia de la escatología.138 Por otra parte, ésta se halla SOC, dinero, César, Dios del templo. Uno de los síntomas más
determinada por la impotencia política de las ecclesias de Roma, claros del trabajo remitologizante de lo teológico episcopal o ecle-
lo cual señala a lo teológico como discurso de esta impotencia. sial será la anulación de esta transmutación: el cielo llegará a ser
Conducido lo teológico de esta forma por el MITO, éste lo resta- la connotación de los poderes del SOC, en donde la iglesia se
blece con fuerza a su vez: situando a J, por su saber predestina- halla instalada, y es la subversividad la que se verá reprimida
dor, en el cielo del MITO, la cristología impedirá cada vez más como satánica e infernal, como maldita, según una semántica que
el propio movimiento del ANAL, la vuelta sobre sí mismos de prevalecerá hasta nuestros días. Brevemente, cómo y qué trans-
los relatos eclesiales ante el espejo evangélico. formaciones fueron decisivas para que una religión teocéntrica
haya podido, más o menos impunemente, apelar a la «buena nue-
Hay aquí gran cantidad de pistas que deberían ser esclareci- va de Jesús el mesías», llegando incluso algunas veces hasta la
das por el trabajo posterior de una eclesiología materialista, ya misma muerte de los «herejes».
137
Cf. 122 s.
138
Es pues en la lógica del movimiento de desmitologización de Marcos d) La exégesis burguesa, trabajando a partir del logocentris-
donde Lucas romperá ese lazo entre los dos códigos para permitir «el mo antiteocéntrico, quiso, con suertes diversas, deshacer el cierre
aplazamiento» de lo escatológico. del MITO que actúa en los textos neotestamentarios: el nombre
434 Eclesiólofáa materialista Importancia política de la desmitologización 435
de Bultmann queda ligado a esta tentativa de desmitologización. hombre tiene poder de perdonar las deudas sobre la tierra), a lo
De que se haga a partir del logocentrismo burgués, no acepto que hace eco la metáfora del esposo de las bodas mesiano-escato-
como síntoma más que el recurso a la «conciencia del hombre lógicas en S14; las dos parábolas en S22 b2, b3, narran también
moderno», a la cientificidad de la razón, al progreso de la mo- el relato último concerniente al reino de Dios en el que ya tra-
dernidad que parece ser siempre el último argumento de los baja la práctica-semilla («ocurre con el reino de Dios como con
textos que pretenden ser desmitologizadores. Al desconocer las un hombre que ha arrojado su semilla en tierra», «¿a qué vamos
escrituras y el relato del poder, lo mesiánico, esta desmitologiza- a comparar el reino de Dios?, es como un grano de mostaza,
ción no puede salir de lo teológico y, en efecto, esta forma bur- cuando se le siembra en tierra»); de igual modo, el «suplemento»,
guesa de lo teológico conduce a la interioridad, (encubierta bajo el ese tejido nuevo (S14) que es la práctica de J, es «pléromá» como
nombre de experiencia o actitud espiritual), sea uno «creyente» la semilla, «del trigo de espigas plenas» (pleno/lleno = pleroma)
como Bultmann o no. Se puede hablar de «historia de salvación», (S22 b2). El reino de Dios, que debe venir al final como cumpli-
y la historia no queda por eso menos disuelta en la atemporalidad miento (plérousthai) de los tiempos (S3), se dice que está ya-allí
de la conciencia y de la interioridad y en su relación con «la eter- (pues J es ya el hijo del hombre), es la cosecha de lo que J siem-
nidad» de Dios. bra y crece ya y da frutos. La metáfora del alumbramiento («el
Se ve a dónde pretendo llegar: no es sino dentro de los con- comienzo de los dolores de parto») en S58 b2 es particularmente
ceptos del MH, en un discurso de eclesiología materialista, donde interesante, ya que expresa a la vez la ruptura (el paso del útero
a la luz del mundo) 142 con sus dolores y la continuidad (se trata
se podrá tener cierta garantía de operar una desmitologización
del mismo niño antes y después).
consecuente, teniendo en cuenta lo que las FS no industrializadas
poseen de ideología dominada por el MITO. Esta continuidad nos remite así a la figura colectiva del hijo
e) ¿Por qué lo teológico de Marcos anuncia lo escatológico del hombre al nivel del texto tachado que, a pesar de estar
como catástrofe inminente que sobreviene al MPE? Es que la inscrita en el código MITO, funciona, sin embargo, según el re-
meta EST de lo mesiánico y de la ecclesia es la transformación de gistro de la continuidad, señalada por el esquema ascensional
la FS.139 En la situación de impotencia política, que es la de las de origen terrestre}*1
clases dominadas del imperio romano, esta meta de transforma- Desmitologicemos esta figura, es decir, tomemos en conside-
ción se afirma por el aspecto catastrófico de lo escatológico, por la ración la relación de oposición cielo/tierra en las FS de agricultura
destrucción de las estructuras de poder del SOC esclavista,140 empírica dominante, pese a que este código no sea ya el nuestro.
afirmación que no puede actuar más que a nivel ideológico. Quedará de la figura del hijo del hombre colectivo el programa
Sin embargo, en Marcos, el movimiento de desmitologización comunista de su práctica, su subversividad y su meta EST final
señalado opone a esta ruptura catastrófica una continuidad entre la de transformación radical de los poderes del SOC del MPC, es
práctica poderosa de J y el «reino de Dios que viene con poder» decir, el programa comunista y la estrategia transformadora. La
(S42 e). Ya que, habiendo afirmado lo kerigmático que J es el cuestión de la desmitologización vuelve a aparecer en el horizonte
hijo del hombre, esta afirmación opera sobre ciertos lugares del utópico de una práctica eclesial para hoy, la liberación de la uto-
texto. pía comunista radical como aquella que se abre en el horizonte
de nuestra práctica.
Los dos incisos «HH ACC» 141 plantean la práctica de J como
práctica del hijo del hombre («para que sepáis que el hijo del /) Esto nos permite comprender por qué la exégesis bur-
guesa falló en su intento de desmitologización y también por qué
139
Y en esto las comunidades eclesiales primitivas difieren del co- puede tener éxito hoy en día. Por una parte, la utopía liberada
munismo no revolucionario de las comunidades hippies, cerradas en la mar-
ginalización. 142
140 Según la hermosa expresión corriente portuguesa para el alumbra-
Cf. 194 y n. 26. miento: «dar á luz urna crianca».
141
Cf. 243. 143
Se ve esto claramente en 1 Te 4, 17.
436 Eclesiotogía materialista La resurrección 437

en mayo de 1968 nos permitió la ruptura hacia el lugar materia- 12


lista de lectura. Y por otra, desde hace algunos años los signos
LA RESURRECCIÓN,
de los crujidos de los diversos aparatos del MPC se multiplican en
CUESTIÓN ACERCA DEL CUERPO
su estadio monopolista de estado e imperialista: crisis monetaria,
crisis de los aparatos políticos de las empresas ante las huelgas
salvajes, según se dice, incluso de autodefensa como en la Lip,
crisis de la enseñanza y de los códigos dominantes del logocen-
a) Apostamos a que numerosos lectores se han sentido mo-
trismo (progreso y ciencia ante la polución y el despilfarro, razón
lestos por la forma como yo he leído hasta aquí las secuencias con-
ante el análisis de la estructura de la locura), crisis del aparato
cernientes a lo que normalmente se llaman los «milagros» y la
de estado (la guerra del Vietnam, problema de las prisiones, con-
resurrección de J, como si cayesen de su propio peso. ¿No es
testación de la armada, escándalos del gobierno de Nixon, ahogo
acaso esto lo que, al menos después del siglo pasado, acumuló
por lo soviético, etc.), crisis de la moral sexual, de lo simbólico
las reticencias cada vez más generalizadas sobre los textos
burgués, crisis, en fin, del aparato eclesiástico después del Vati-
evangélicos?
cano II: comienzo de la desclerificación y caída espectacular de los
seminarios, mientras se espera la desepiscopalización que no se ¿Pero cómo leen Lévi-Strauss y los etnólogos los mitos de
hará esperar. Por lo demás, se puede pensar que ésta se halla a las FS «primitivas»? Planteándolos como textos extraños, sin bus-
punto de comenzar en Brasil, puesto que, según creo, es desea- carles un «significado» moderno, sino leyéndolos tal como ellos
ble que esto se haga por medio de la represión, por el propio se ofrecen en su significancia material. De igual manera, nosotros
poder político, de los obispos que toman la buena nueva en serio. aquí (acabamos de verlo en la cuestión de la desmitologización),
Se puede esperar que un día habrá desvaticanización, y después no hacemos sino leer a Marcos como un texto que proviene de
despapalización. los códigos de un MPsubA de hace casi dos milenios. Es nece-
sario entonces plantearnos la cuestión de saber si y cómo un texto
g) No es necesario esperar, sin embargo, que esta desmito- que nos resulta de tal forma extraño puede mezclarse con las lec-
logización pueda efectuarse sólo por obra de unos textos teóricos turas que hacemos de nuestros relatos, de nuestras prácticas eco-
como éste. En efecto, un discurso teórico no podrá leer los rela- nómicas, políticas, ideológicas actuales. ¿Desmitologizamos estas
tos eclesiales concretos ni evaluar su poder; esto es tarea de la secuencias?
propia ecclesia, de su práctica de fe y de las estrategias de espe-
b) Volvamos a nuestra lectura de Marcos y señalemos en
ranza que de ello se desprenderán. Pero para que esto sea posible
primer lugar que esas «prácticas poderosas» de transformación
y para que la eclesialidad sea liberada con vistas a la próxima
de los cuerpos enfermos manifiestan algo, no del código MITO,
generación (entre los «paganos», en oposición con «la iglesia de
sino de otro que hemos llamado SIM.145 Pues, mientras que el
los cristianos»),144 nos será necesario tomar en consideración la
código MITO, cierre del texto, aparece en Marcos ingenuamente,
cuestión del poder de nuestros cuerpos en nosotros, de nuestras
por así decirlo, sin constituir problema para ninguno de los actuan-
prácticas eclesiales, y desligarla de la desmitologización burguesa.
tes ni para el narrador o sus lectores (pese al efecto de desmitolo-
gización, ya que no anula al código MITO), no ocurre lo mismo
para las secuencias que aquí están en cuestión. No solamente
expone el relato varias veces el asombro y el terror de las muche-
dumbres ante estas prácticas poderosas, sino que es también la
lectura de este poder como cuestión ANAL («¿qué es eso?»,
144
Permítaseme aquí señalar que es necesario tal vez esperar un mo- desde S6) la que, a través de todo el texto, va a dividir a los
vimiento de «desfidelización» o de «deslaicización», en analogía con el de actuantes.
«desclerificación»; pienso en la proclamación pública y «escandalosa» de
varias centenas de «laicos» al no permitir bautizar a sus hijos, con la 145
esperanza de que un día se convertirán, en el sentido evangélico del Salvo para los casos de los «espíritus impuros», del mar (S23,
término. S33), incluso de los panes, en S32, en los cuales también juega el MITO.
438 Eclesiología materialista La resurrección 439

c) Tampoco la resurrección de J cae de su propio peso. Se tos?»: ésta es afirmada como cuestión y sólo la lectura de la prác-
ha señalado que, en S25 y S44, dos relatos concernientes aparen- tica eclesial puede, a través del reconocimiento del poder que la
temente a «resurrecciones», ya que las dos veces habla la M de trabaja, engendrar la fe en la resurrección de J y la esperanza de
niños muertos, el texto introduce una duda sobre esa muerte la resurrección escatológica de los mismos lectores.
tomada como cierta («el niño no está muerto, sino que duerme»,
dice J en S24; «parecía como muerto», se escribe en S44), tanto d) Así se ve el fundamento de la distinción de los dos có-
más chocante cuanto que esta duda se omite cuidadosamente digos MITO y SIM y cómo el mismo texto se opone a una des-
en el relato de la muerte de J, siendo su atestación formal la mitologización a la ligera de la práctica SIM-BAS: a la «ingenui-
primera función del «centurión» (S71, S72). En S73 (en una se- dad» ante el MITO se opone el interrogante, por así decirlo crí-
cuencia apenas mitologizada, en contraste con las paralelas de tico, ante el SIM-BAS.
Lucas y Juan), el anuncio del joven «se levantó, no está aquí (...), Por un abuso de lectura, al menos con respecto a Marcos,
nos precede a Galilea» es acogido también con duda por las mu- la exégesis burguesa llamada progresista extendió la desmitolo-
jeres que lo escucharon, «y no dijeron nada a nadie, pues tenían gización a estas secuencias, lo cual tuvo como consecuencia, nor-
miedo»: con esta duda el relato (no) se acaba. Ciertamente, la malmente implícita pero neta en la Vormgeschichte, conceder más
resurrección de J se halla muy bien afirmada por lo apostólico, importancia a los discursos de J, a sus «logia», reducir al ex-
pero excepto en la del joven, la afirmación no se halla sino en tremo lo narrativo, hacer del evangelio casi exclusivamente una
lugares que dependen de lo teológico como predestinación. Y «enseñanza». ¿Quién ha efectuado tal abuso de lectura?: el lo-
en S43c, esta predicción es seguida por esta otra: «Ellos guarda- gocentrismo racionalista, ese nihilismo, y su búsqueda de la auten-
ron la palabra, discutiendo sin embargo entre ellos «qué signi- ticidad histórica del relato evangélico.146 En efecto, el logocentris-
fica elevarse de entre los muertos» (cf. S45b). mo plantea a priori la imposibilidad de los «milagros» y de la
resurrección como haciendo referencia a lo irracional, por tanto
En estas secuencias se trata de la «resurrección» de un solo al trabajo de escritura posterior de las comunidades eclesiales.
individuo, a saber de J, mientras que en S55h, a la que se hizo Se privó así de definir con rigor un código MITO como nosotros
referencia en el capítulo anterior, se trata de la resurrección esca- lo hemos hecho, y se ve la importancia, incluso para esta cues-
tológica de todos los muertos. Pues para afirmar esto, J remite tión, del recurso a los conceptos del MH.
no solamente a la lectura de las escrituras, sino también a la del
poder de Dios, al relato de su práctica concerniente a los cuerpos Es necesario agregar que esa lectura logocéntrica,147 desmitolo-
salvados. La creencia tomada de los textos zoroastrianos cambia gizante a priori, no puede dar cuenta del texto de Marcos, que
así en la medida en que no cae de su peso, sino que depende ha sido mucho tiempo el pariente pobre de los sinópticos, porque
de las lecturas de las prácticas, sobre los cuerpos que actúan en éste queda desmesurado y sin sentido si se hacen desaparecer
el campo SIM: porque unos cuerpos, desde la suegra de Simón en todas las secuencias que poseen algún rasgo de la práctica po-
S7c, tumbados por la maldición de la enfermedad se levantaron, derosa.148
es posible la esperanza de que todos los cuerpos muertos tum-
146
bados en el Seol se levantarán, ya que uno de los efectos de la Si no ocurre esto en cuestiones del tipo: «¿cómo pasó esto en rea-
práctica de J es el levantamiento de los cuerpos. Por lo demás, lidad?», «¿qué hay de histórico en este relato?», etc., al menos sí que
S29 había puesto ya en relación a la práctica poderosa de J con ocurre en aquellas otras sobre la historicidad de las palabras de Jesús, de
sus «ipsissima verba». Al quedar anulado el relato, ¿se extrañará alguien
la resurrección de Juan el bautista. de que la exégesis burguesa no haya podido descubrir lo mesiánico? Se
trata ciertamente de una tendencia que no se puede negar, pero segura-
De esta forma, el anuncio de la resurrección de J está ligado mente se podrán hallar muchos matices en tal o cual autor reciente.
147
a esa lógica de su práctica de levantar los cuerpos postrados, Bien manifiesta en su predilección por las «logia» de Jesús.
148
pero al no constituir esta resurrección el objeto de la experiencia Este desmenuzamiento, que fue obra especialmente de la Formge-
schichte (las «formas» de las que se intenta reconstruir la historia no son
narrativa de los actuantes, su afirmación kerigmática queda atra- sino «trozos sinópticos»), es el índice de una lectura idealista, a la cual
vesada por la pregunta: «¿Qué es levantarse de entre los muer- hemos opuesto nuestra propia lectura como la propia del texto en su
440 Eclesiología materialista La resurrección A Al

e) Para introducir la filosofía del cuerpo de Nietzsche, De- el poder que se manifestará no tendrá ninguna relación con lo
leuze cita a Spinoza, que abre «a las ciencias y a la filosofía un? que narra Marcos? Este texto extraño puede pretender una
vía nueva: desconocemos incluso qué puede un cuerpo, decía».149 nueva actualidad en el futuro, ya que no hace sino abrir ese
La argumentación de Spinoza es que la experiencia que se tiene futuro como lo que no conocemos, como un otro, como, en la
del cuerpo es muy limitada, que «no se conoce tan exactamente expresión de Pablo, «lo que los ojos no han visto jamás, lo que
la estructura del cuerpo como para que se hayan podido explicar los oídos jamás oyeron».151 Diría incluso que la afirmación como
todas sus funciones», invocando para ello el comportamiento asom- pregunta de la posibilidad inaudita de la resurrección de los muer-
broso de las bestias y «lo que hacen muy a menudo los sonám- tos puede a partir de hoy indicar el horizonte utópico de una
bulos durante el sueño, que no osarían hacerlo durante la vigi- FS radicalmente comunista.152
lia»; concluye que «esto muestra suficientemente que el cuerpo
puede muchas cosas, por las solas leyes de la naturaleza, las cuales g) Esta audacia, ¿no va a hacer zozobrar este texto de corte
provocan en su alma la extrañeza».150 Se podría agregar que to- materialista en el idealismo, cuando está a punto de acabarse?
davía hoy la ciencia no sabe explicar fenómenos corporales in- Hay motivos para despertar la sospecha admitida al comienzo
sólitos como el magnetismo, la telepatía, la levitación, incluso la de esta cuarta parte. Vayamos pues lentamente: ¿cómo articu-
acupuntura: nuestra experiencia del cuerpo, especialmente por el lar la pregunta y la afirmación, sin que en ésta exista ya la res-
hecho de su represión por los aparatos de clase, se halla así muy puesta y por tanto la anulación de la pregunta?
limitada y nadie puede predecir de antemano (pretenderlo se refe- Será necesario volver sobre la pregunta de la «pregunta», lo
riría a lo teológico) qué fuerzas activas serán liberadas el día en cual, según Derrida, funda el discurso filosófico como «disciplina
que tenga lugar una FS radicalmente comunista. de la pregunta», esa «pregunta» que este discurso está obligado a
mantener como «pregunta».153 Agrega que existe una «diferencia
Si los cuerpos no se dejan ya fascinar por el oro y la plata,
entre la pregunta en general y la filosofía como momento y modo
¿qué producción seguirá a la liberación de las fuerzas de traba-
determinados —finitos o mortales— de la pregunta misma», «di-
jo? ¿Qué juego, en el sentido nietzscheano, será el suyo? Si no
ferencia (que) es mejor pensada en la actualidad».154
se hallan ya reprimidos por el rey, por el poder de estado, ¿qué
orden seguirá a la liberación de las fuerzas de autonomía? ¿Qué «La pregunta en general», diría yo refiriéndome a la utiliza-
danza será la suya? Si no son ya desviados por el dios o el logos, ción hecha del texto de Bataille en mi primer capítulo, es la de
¿qué escritura, qué ciencia, qué arte seguirá a la liberación de la violencia originaria que se intenta discernir en el lenguaje: len-
las fuerzas de escritura? ¿Qué sacrificio, qué reír será el suyo? guaje y discernimiento de la pregunta vida/muerte, los he plan-
¿Qué relación profano/sagrado, qué fiesta, qué tragedia también, teado como constitutivos de lo infraideológico, de la instancia ideo-
siempre en el sentido de Nietzsche? lógica en cuanto tal.155 Sería esta pregunta «la primera palabra
del lenguaje» y no el «sí» o el «no» de una respuesta.156 El len-
f) He aquí lo que me atrevo a proponer: la pregunta del
poder de los cuerpos en el círculo BAS según Marcos es preci- 1.1
1 Co 2,9.
samente la que hoy nos hacemos, y que seguramente será la 1.2
Si es necesario oponer a la «última pregunta», que está en relación
última pregunta de una revolución comunista radical. ¿Por qué con la contradicción infraestructural vida/muerte (cf. 25), una «primera
derecho, a partir de qué práctica, se puede pretender hoy que pregunta», ésta sería, según Marcos, la del rico en S49: «¿qué hacer para
alcanzar la vida}» (de la que el término «eterna» establece una relación
con la «última pregunta», según S49d).
materialidad significante, lectura materialista que la relaciona con las FS 153
(MPsubA y MPE). Si la Formgescbicbte representa un momento materia- Violence et métaphysique, 118 s.
134
lista en la historia de la exégesis (cf. 154), está, sin embargo, trabajada Ibid. Derrida introduce así un Essai sur la pensée de E. Levinas,
por el idealismo. Me parece que solamente después de una lectura ma- poniendo en confrontación al helenismo con el hebraísmo. Mi argumenta-
terialista de los textos sinópticos en ellos mismos, es como puede tener éxito ción aquí, distinta de la de Levinas, podrá aportar eventualmente ele-
un estudio de su prehistoria. mentos para este debate.
149 155
Nietzsche et la philosophie, 44. Cf. 25.
150
SPINOZA, Ethique, III, 2sc, ed. de bolsillo Garnier-Flammarion, 138. J. DERRIDA, Ibid., 142, citando a Levinas.
442 Eclesiolozía materialista ha resurrección 443

guaje constituye sin embargo «un horizonte de finitud», se halla tados por las persecuciones de Nerón, sufrieron también la muer-
siempre ya cerrado en la «finitud del horizonte» ,57 y no se puede te de los activos, sin caer. Que esta pregunta es difícil de trans-
discurrir fuera (más acá o más allá) de ese horizonte donde la mitir, es lo que señala por otra parte el miedo de las mujeres qut
v i d a / m u e r t e plantea su pregunta. abandonan la tumba (S73), eco del miedo de los cristianos que
sobrevivieron a las persecuciones.
Esa es la razón pof la que no se puede dar una respuesta a la
pregunta de la resurrección; pues en ese horizonte el hecho último h) Pero, ¿con qué derecho plantear la pregunta de una re-
es siempre el de la muerte, como condición misma de la conti- surrección que no se puede identificar sencillamente con la «pre-
nuación de la vida, según muestra tan bien Bataille. 158 Como tam- gunta en general» sobre la vida/muerte? 160 Uno no puede «in-
poco se podría dar respuesta a la pregunta lanzada en el Gólgota: ventarla» por sí mismo. Es aquí donde se sitúa el recurso a las
«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (S71). No escrituras como lugar de la promesa, la articulación del relato
se puede decir «sí», hay resurrección de los muertos, porque nues- ACC con el tejido narrativo de las escrituras, como hace J audaz-
tra última experiencia es la de la muerte; pero tampoco se puede mente en S55h.
decir «no, no existe», ya que eso sería anular la pregunta decisiva
del lenguaje mismo —«entre vida y muerte, ¿cuál de las dos En efecto, si la pregunta de la resurrección se planteara en
vence?»— y caer en «una violencia absoluta que no sería ni si- el texto de lo gnoseológico, incluso dentro del de las «creencias»
quiera lo contrario de la no-violencia: la nada o el no-sentido persas, habría derecho a afirmar con Nicolás de Cusa 161 que la
159 pregunta contiene ya la respuesta, que los dados estarían truca-
puro». dos en esa ausencia del relato y de su azar.162 Pero es distinto si
Toda respuesta positiva a la pregunta saldría del horizonte de es el relato ACC en trance de hacerse, abierto sobre su des-
la finitud, que es el del lenguaje de nuestra práctica; se situaría tino, el que plantea la pregunta al texto de los relatos del poder
en un nivel imaginario, a la manera del sueño. Ese salto en lo que trabaja los cuerpos. Pero aquellos cuerpos, los de Abrahán,
imaginario es constitutivo del discurso teológico que responde a Isaac y Jacob, están muertos, la muerte tuvo su última palabra
la pregunta del «por qué» del abandono del Gólgota, pregunta sobre ellos. Se vuelve a hallar la lógica de la lectura de J en
de la ipseidad del cuerpo de Jesús muriente, siendo esta respues- S55h, suponiendo la lógica del mismo SIM judío: el poder de
ta obra del mismo Jesús anticipando su propia muerte. Lo teoló- bendición debe engendrar la vida y no la muerte. O bien ésta
gico no es posible sino como «identificación cristológica»: el ho- tiene la última palabra y el Dios de Abrahán es un Dios de
micidio leído a partir del «ego» matado es cambiado en muerte. muertos, o bien estos relatos no se hallan todavía acabados y se
los puede releer: un Dios de vivos puede ser planteado como
En contraposición, las ecclesias en peligro en Roma, abocadas pregunta. 163 Planteado ¿por quién? Por el poder que trabaja el
también ellas al abandono de Dios, pueden articularse con la
pregunta de J abandonado, pueden recoger esa pregunta como su 160
Esa pregunta no es, a ejemplo de la filosofía, sino uno de los
pregunta: es esta toma de la pregunta del relato mesiánico por modos de esa «pregunta en general».
161
los relatos eclesiales lo que constituye el hecho de la afirmación Citado por J. DERRIDA, O. C, 223 s.
162
apostólica, de lo kerigmático. La pregunta «¿qué es eso de le- La cuestión filosófica en la gnoseología griega es: «¿qué es la
vantarse de entre los muertos?» es también perfectamente pre- vida?, ¿qué es la muerte?». La pregunta kerigmática en lo narrativo me-
siánico es más bien: «¿qué hacer para tener la vida?», lo que enlaza con
gunta de los lectores de Marcos, concerniéndoles en sus cuerpos la práctica, engendra el relato a partir del relato y está por tanto en la
tanto como a aquellos que bebieron la misma copa que él y fue- lógica de la XI tesis sobre Feuerbach.
163
ron sumergidos en su misma inmersión; aquellos que fueron ma- La cuestión de la «existencia de Dios», planteada en la Suma Teo-
lógica de Sto. Tomás como primera cuestión (1, q. 2, justamente después
157 de la del estatuto «científico» de la teología), queda entonces pendiente
Ibíd., 170. de la cuestión de la resurrección (situada sin embargo en la Suma al final,
1!!
Es una de las grandes tesis de L'érottsme 3-SupL, q. 75 s.). Planteada por ella misma, como lo hace la teología
159 occidental, es o bien una tautología («¿Existe Dios? Sí») o bien un no-
J. DERRIDA, O. C, 191. Responder «no» es parar de antemano el
relato; se quedaría siempre en lo teológico. sentido («¿Existe Dios? No»): queda lugar para la crítica de Nicolás
444 Eclesiología materialista La resurrección 445

cuerpo de J articulado con el que trabajó el cuerpo envejecido versión, de la que depende en fin de cuentas la pregunta sobre
de Abrahán fecundando el vientre asimismo envejecido de Sara. la resurrección. Esta no puede ser planteada como afirmación,
Las «curaciones», la salud producida por el relato de J, he aquí lo como kerigma, como proclamación, sino a partir del trabajo sobre
que afirma la resurrección de los muertos, el levantamiento de los cuerpos en subversión de los códigos dominantes del SOC, ese
los cuerpos de los Im anuncia un levantamiento definitivo. trabajo potente, liberador, del espíritu. Uno se ve remitido, según
la lógica del código ANAL, a la obra concreta de la ecclesia, «la
Pero J fue matado, y esta afirmación no puede sobrepasar
más pequeña de todas las semillas que existen sobre la tierra» y
el estatuto de una pregunta: seguirá siendo siempre misterio, «la cual producirá grandes ramas» (S22b3).
es decir, una pregunta cuya respuesta queda abierta sobre la
continuación del relato. El misterio del trabajo del poder sobre j) Ahora se puede determinar el sentido de la problemática
los cuerpos, debido a la opacidad —a la espacialidad—, se une así sobre las relaciones entre los sistemas de la mancha y de la deuda
al misterio de la resurrección escatológica. que abrió nuestro texto. La primacía del sistema de la mancha
i) Esta pregunta se halla pues ligada en cierta parte con es obra de lo teológico, que excluye el trabajo del poder y la po-
el código MITO en el que se inscribe lo escatológico, y esto no sibilidad de transformar la FS, la revolución. La primacía de
es un azar, ya que los relatos concernientes a Abrahán poseen la deuda es por el contrario la apertura de ese otro campo como
también un estatuto mítico. La desmitologización que se operó campo posible. Pero J, según Marcos, va más lejos, ya que excluye
como condición de la continuación de la pregunta del poder en el mismo sistema de la mancha 164: no es sino a nivel del sistema
nuestro texto y en nuestros códigos actuales muestra de este de la deuda, extendido de forma internacionalista a los paganos,
modo sus límites. Necesitamos interrogarnos sobre la función de a todos los pobres, a todos los oprimidos, y radicalizado hasta
ese código MITO en el texto de Marcos y sobre el de las escri- excluir toda relación de dominación y toda muerte, aunque sea
turas en general. Esta función consiste precisamente en plantear, por blasfemia,165 no es sino por obra de la subversidad radical
como posibilidad de juego de los relatos, el estallido del horizon- como será vencida la violencia originaria y como se levantarán
te de finitud en el que la pregunta se inscribe necesariamente. Es los muertos. No existen pues «dos» violencias originarias; la agre-
lo que narra S43: «Su abrigo llega a ser de una blancura tal sión es la correlación de la prohibición sobre la violencia del
que ningún batanero sobre la tierra puede blanquearlo de esa sexo y de la muerte, que es la única originaria, y la única prima-
forma». La blancura de los bataneros es producida en el horizonte ria. A la violencia secundaria de esta prohibición, sobredeter-
de nuestra finitud, la «blancura resplandeciente» se refiere al minada por el poder de clase, responde una tercera violencia, la
estallido de la finitud de ese horizonte. De igual modo, la rasga- de la subversividad mesiánica o eclesial, abriendo el campo de la
dura del cielo en S2, y si la oscuridad de S71 es el cierre del pregunta de la resurrección de los cuerpos.
cielo y del horizonte, como «la losa en la entrada de la tumba» k) Concluyamos, es decir, abramos el debate. El relato evan-
de J (S72), la apertura de esa piedra y la blancura del vestido gélico se articula en el juego indefinido de los relatos de sus
del joven de S73 realizan de nuevo la apertura del horizonte. lecturas, y es éste el juego que no hay que cerrar, ni en nombre
de la razón, ni en nombre de Dios. El debate que se abre de
Uno se da cuenta de que la pregunta sobre el Dios de los
este modo es el de la evaluación del poder que trabaja la práctica
vivos, «el Padre que está en los cielos» (S54e), más allá de la de esos cuerpos que somos nosotros. En la medida de este po-
finitud del horizonte, no puede jamás disociarse de la pregunta der se podrá afirmar, como pregunta abierta, la resurrección de J
sobre la resurrección de los cuerpos, ni por tanto de la pregunta y la de nuestros cuerpos: «En la medida en que midáis seréis
sobre el poder que trabaja nuestros cuerpos sobre la tierra. Será medidos, y se os agregará» (S22c5).
necesario asimismo que este estallido del horizonte por el MITO
tenga una correlación en la práctica de los cuerpos: es la sub- Lo que necesitamos es practicar en el sentido de la liberación
as Cusa. No es un azar el que Marcos no la haya planteado, en la dis- lí4
Lo mesiánico excluye al sacerdote, lo teológico lo ha reintroducido
tinción decisiva («Dios de vivos/Dios de muertos»), sino a propósito de la con el episcopos.
cuestión de la resurrección. 165
Que Dt 5, 11 (cf. Lv 24, 10-23) aceptaba sin embargo.
446 Eclesiología materialista Un debate abierto 447

del pan, del cuerpo, de la lectura, «como un hombre que ha arro- 13


jado su semilla en tierra; que duerma o se levante, de noche o UN DEBATE ABIERTO
de día, la semilla germina y crece sin que él sepa cómo: de igual
modo, la tierra produce su fruto, primero el tallo, luego la es-
piga, después las espigas granadas de trigo, hasta que la cosecha
está a punto» (S22b2). La esperanza del reino de Dios pasa a) Son inmensos los materiales, desde el Nuevo Testamento
por los cuerpos. El dios del que se habla en los discursos que lo hasta la «teología de la muerte de Dios», que se ofrecen al aná-
eclesiástico reproduce indefinidamente es un dios de las almas; si lisis de una eclesiología materialista tal como se ha tratado aquí de
debe existir un Dios, no puede concernir sino a los cuerpos y a esbozar. Es toda la historia de las relaciones entre la iglesia y
su poder. las ecclesias, según los avatares de las transformaciones de los
1. Añadamos una precisión. La resurrección de Jesús se modos de producción, la que tomará así un nuevo rostro. En las
afirma a continuación de su asesinato: ¿es que tendría sentido fases de reproducción extensa, la eclesialidad se halla muy poco
alguno afirmar la resurrección de un Jesús envejecido, muriendo marcada, y las rupturas de conversión se reducen a menudo a
beatíficamente de «buena muerte»? No es a partir de la muerte, relatos individuales a contracorriente, de apariencia tal vez reac-
sino solamente del homicidio, consecuencia de la poderosa sub- cionaria.167' En las fases de transformación acelerada, por el con-
versividad, liberadora, de una práctica de ruptura con el SOC, trario, ricas de efervescencia eclesial, de reconocimiento de la
como la resurrección se plantea como pregunta. Así es como los utopía escatológica, estas relaciones son más tensas, desembocan-
macabeos plantearon la de los combatientes sublevados en la in- do a menudo en rupturas clamorosas, a continuación recuperadas,
surrección contra los sirios. Pero el cambio del asesinato en muer- dirigidas por el aparato eclesiástico de donde extraen nuevas
te por lo teológico reduce ese lugar de la pregunta; 166 la resu- fuerzas que les permiten su supervivencia.
rrección no podrá ser sino la cosecha de la insurrección. b) La gran sacudida de la revolución industrial burguesa ins-
tauró plenamente el MPC, y la lucha ideológica feroz entre el lo-
¿No es el caso en nuestros días del asesinato de un Che gocentrismo y el teocentrismo hizo replegarse a la iglesia durante
Guevara, de un Camilo Torres? ¿Y más todavía, de numerosos un buen siglo en su «ghetto», refugio de las «almas de derecha»,
combatientes anónimos y heroicos de las revoluciones rusa, china, desde Pío IX a Pío XII, desde el Vaticano I al Vaticano II.
vietnamita, argelina, cubana, chilena...? ¿Cómo podría evitar un
materialista plantearse la pregunta del sentido del asesinato, por Este último concilio, preparado por una treintena de años
ejemplo, de los revolucionarios rusos cuando, 50 años más tarde, de intentos de «primavera» en la iglesia de Francia, obligada a
se ve el capitalismo de estado que se ha instalado en Rusia? No la separación con el estado, significó la reconciliación de los apa-
se trata de hacer una apología del martirio, ya que lo mesiá- ratos teológico y clerical con la ideología progresista del capita-
nico (tachado) trató de evitarlo: se trata del lugar de la repre- lismo monopolista de estado. Pese a su mayoría silenciosa, siem-
sión de los cuerpos de tantos como se levantan contra el dominio pre de derechas, el dinamismo de numerosos clérigos y laicos,
del dinero, del poder de las armas, del dios o de la razón; es en general de la burguesía media (profesiones liberales, cuadros
desde ese lugar materialista hasta más no poder de la violencia medios de la enseñanza, de la función pública, de empresas ca-
cotidiana sobre los cuerpos de los pobres, donde la afirmación- pitalistas) lo llevó a ese «aggiornamento» al que queda ligado
pregunta de la resurrección no puede dejar de plantearse.167 el nombre de Juan XXIII. Cuidadosa de responder a las «necesi-
dades religiosas» de esa clientela militante, en busca de un «su-
166
¿No es eso lo que se les escapa a los «cristianos de izquierda» que plemento de alma» para sus actividades cotidianas de prevalencia
desmitologizan tan fácilmente la resurrección? política centrista,168 la vieja casa eclesiástica, mal que bien, ha
167
Se asistió después de la última guerra a una revalorización de la revocado su fachada.
«resurrección» en el discurso eclesiástico: es un síntoma del hecho de
que, aunque nunca se negó explícitamente, estuvo sin embargo borrada 167
' Como Soljenitsyn, por ejemplo.
del discurso eclesiástico occidental. He aquí todavía una «historia» por 168
analizar. Permítaseme todavía una observación concerniente al análisis po-
448 Eclesiotogía materialista Un debate abierto 449
c) Hacia el fin de los años 60, siendo el mayo de 1968 fran- y cristiano a la vez, implica saltarse el muro que separaba a los
cés uno de los síntomas más claros, el capitalismo monopolista unos y a los otros, como antaño Pablo y Marcos saltaron ese
de estado, después de una fase de reproducción extendida muy «muro de odio» que separaba a judíos y paganos.169 A nivel teó-
acelerada, parece entrar en otra de transición, de salida todavía rico, esto implica que se pueda hacer un análisis del fenómeno
problemática. Desde la escuela hasta el ejército y el sistema pe- cristiano en el campo epistemológico del MH; aquí se ha tomado
nitenciario, no existe ni uno solo de sus grandes aparatos que como objeto un texto crucial del éxodo mesiánico.
no haya presentado signos precursores de posibles derrumba-
mientos. En este trastorno generalizado de los códigos burgueses, e) Tal vez se recuerde que nuestro capítulo sobre el MH
comienza a abrirse el nuevo espacio de una FS distinta. También comenzaba por la tesis althuseriana de la existencia de una va-
en el aparato clerical se manifiestan hendiduras serias; el «tem- riante en todas las estructuras de las diversas FS históricas. Si
plo» eclesiástico parece destinado a una destrucción próxima. ¿No intenté recoger aquella tesis en la formación misma del concepto
es el momento de releer a Marcos en su xix centenario? Si fuese de «modo de producción», fue con la idea de que sólo un método
necesario caracterizar este ensayo, se podría decir que, en cuanto así podría permitir la transposición de un relato que guarda rela-
a mí respecta, pretendo hacer la traducción-tradición del relato ción con un MPsubA en el MPC. El operador de esta transposi-
evangélico en el espacio epistemológico nuevo. Al igual que la ción será el concepto de ecclesia que se ha producido: ¿no será
suya, mi escritura es una escritura sobria, fuera de los círculos posible hacerle funcionar como medio de confrontación de nuestra
dominantes, una escritura de pobre (esta pobreza a la que llamo práctica actual en/contra el capitalismo con el relato del poder
en otro lugar autodidactismo). ¿Qué frutos, qué bendición ven- mesiánico? La buena nueva de Jesús el mesías será entonces la
drá a decir el poder que trabaja este texto? pauta que permita leer, con la libertad que su misma extrañeza
garantiza,170 los relatos de nuestras prácticas, evaluar cuál es el
d) La emergencia de una franja revolucionaria en el espacio poder que trabaja nuestros cuerpos, de qué maldición se desem-
de las iglesias se halla para muchos en la constatación que comien- barazan (la influencia de los códigos capitalistas) y hacia qué ben-
za a imponerse de que ese espacio se halla también atravesado dición se encaminan.
por la lucha de clases. Después de una época en la que algunos
pioneros ensayaban el diálogo con los marxistas, una nueva gene-
ración se constituye ya como marxista y cristiana. Lo que no
ocurre sin plantear la cuestión de la identidad cristiana: ¿qué
queda del cristianismo cuando se logra situarse en el campo en
donde análisis y estrategias se elaboran en la fatiga y la polémica?
La fe que todavía se exige, ¿no se reduce cada vez más a un
subjetivismo más bien insignificante? He aquí el lugar del debate
en el que quisiera desembocar este ensayo. Constituirse marxista

lítico de la iglesia por los cristianos revolucionarios. A menudo se ataca


su «tener, poder y saber» (según las tres instancias) de forma indiferen-
ciada. Es hora de comprender que «tener» y «poder», se hallan, en el
aparato clerical, al servicio de lo ideológico, que es su función dominante,
en cuanto aparato (incluso si no posee ya el papel de idología dominante
de antaño). La crítica decisiva que hay que hacer es la de esta función
ideológica, que es en primer lugar de orden epistemológico (como por mi "' Cf. Ef 2, 14.
parte he intentado hacer aquí). Tampoco su política está determinada por
el cuidado del mantenimiento a toda costa de su aparato clerical, como El evangelio nos es extraño, y es una suerte que así sea. Desmi-
pretende J. Guichard (cf. Iglesia, lucha de clases y estrategias políticas, 86 tologizar no es hacerlo próximo, «palabra viva», ya que no existe un
ss.), sino sobre todo por la relación de su función ideológica con las «necesi- texto, sino convertirlo en «pauta de lectura». Pues una pauta extraña
dades religiosas» de su clientela (cf. 43, n. 71). impide la identificación con el actuante J y libera mejor el juego de
nuestros relatos.
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ÍNDICE ANALÍTICO

ÍNDICE DE SIGLAS 11

C/X o LA PROBLEMÁTICA. Relato de la escritura de este ensayo ... 13

Vrimera parte

EL CONCEPTO DE MODO DE PRODUCCIÓN


(ensayo de teoría formal)

1. PRÁCTICA, INSTANCIA, FORMACIÓN SOCIAL 23


Tres instancias y tres modos.

2. INFRAESTRUCTURA Y SUPERESTRUCTURA 24
Infraeconómico; infraplítico, campo y orden simbólicos, rela-
ciones de parentesco, identificación; infraideológico, lenguaje,
discernimiento de la vida/muerte; la contradicción infraestruc-
tural.

3. MODOS DE PRODUCCIÓN ECONÓMICA, POLÍTICA, IDEOLÓGICA ... 26


Fuerzas productivas y relaciones de producción económica, auto-
producción y contradicción económica superestructural; autono-
mía, fuerzas ordenadoras y medios de orden político, autogestión
458 índice analítico Índice analítico 459

y relación de autoridad, gestión estatal y relación de poder, 10 RELATO, PRÁCTICA, IDEOLOGÍA 59


contradicción política superestructural, fuerzas inscriptivas y re Textos locutivos, narrativos, gnosológicos, el relato como discurso
laciones ideológicas, códigos dominantes, autogramatismo, logocen sobre/de la práctica, relato y relación ideológica, reproducción
trismo, contradicción ideológica estructural y subversión de los códigos dominantes, determinación, cierre
y subversividad, competencia del dinero, conocimiento teórico de
4 MODOS DE CIRCULACIÓN ECONÓMICA, POLÍTICA, IDEOLÓGICA 30 la subversividad, relato e ideología
Trueque económico, aparato monetario, autogestión teoría de la
religión (tribal, de estado, sectaria), la ideología burguesa de la
razón y sus incidencias sobre lo político, sobre lo económico y
sobre la lucha de clases, político/ideológico, familia, iglesia,
Segunda parte
escuela, aparato político y aparato ideológico

5 LA ARTICULACIÓN SUPERESTRUCTURAL DE LAS INSTANCIAS 38


EL MODO DE PRODUCCIÓN
Económica/política, económica/ideológica teoría de la religión DE LA PALESTINA BÍBLICA
(tribal, de estado, sectana), la ideología burguesa de la razón y
sus incidencias sobre la lucha política, sobre la económica y sobre
la lucha de clases, política/ideológica familia, iglesia, escuela, EL ORDEN SIMBÓLICO DEL ISRAEL ANTIGUO 69
aparato político y aparato ideológico
1 LA CUESTIÓN DE LA LEY

6 Los MODOS DE CONSUMICIÓN Y EL SISTEMA DE LAS CLASES SO a) El orden simbólico, permanencia de su lógica como pos
CÍALES 44 tulado de análisis b) Dos tesis concernientes a la mancha
Demanda económica, utopía, consumo económico o gasto, campo y a la deuda c) Los tres centros del campo simbólico
político, utopía de orden, consumo político o fiesta, consumo mesa, «casa» (parentesco) y santuario d) Mancha incompa
ideológico o sacrifial, la esfera de lo propio, el sistema de las tibilidad y diferencia e) Mancha y violencia de la muerte
clases sociales y la contradicción superestructural f) Deuda extensión y restricción

7 Los MODOS DE CONSUMICIÓN COMO LUGARES DF LECTURA DE LA 2 MESA \ MANCHA 73


FORMACIÓN SOCIAL 49 a) Los animales impuros b) La sangre no se debe comer
Fetichización, lugar idealista y materialista de lectura económica, c) Los excrementos
política, ideológica, ruptura
3 «CASA» Y MANCHA 74
8 DETERMINACIÓN Y CIERRE 51 a) Prohibición del incesto b) De la homosexualidad y
Campo económico, político e ideológico, subcampos respectivos de la bestialidad c) El espacio impuro d) Los cadáveres
(I, I I , I I I ) , problemática, sobredeterminación, instancia dominan e) Lepra f) Sangre femenina, esperma, los impuros son
te, determinación en última instancia, saturación de los cam irtocables
pos estancamiento, explosión utópica, guerra
4 SANTUARIO (TEMPLO) Y MANCHA 76
9 SUBASIATISMO Y ESCLAVISMO 55 a) La sangre del sacrificio b) Animales «sin defecto»
Esfera asiática y secuencia precapitalista, F S capitalistas y no c) Los sacerdotes y la pureza
capitalistas, posesión y separación de los medios de producción
dominante, modo de producción asiática y subasiática, rebellón, 5 SENTIDO DEL SISTEMA DE LA MANCHA 78
revolución, revolución comunista, las posibilidades revoluciona a) La frontera de separación de lo puro/manchado, como
rías en los subastárteos, génesis y fin del esclavismo vida/muerte b) Ver a Dios es morir
460 índice analítico índice analítico 461

6. MESA Y DEUDA 79 II. LA PALESTINA DEL SIGLO I DE NUESTRA ERA 10Í


a) La extensión: don a los pobres, año sabático, derecho
de rescate; la restricción: prohibición del robo. 1. LA ARTICULACIÓN SUBASIATISMO-ESCLAVISMO 103
a) ¿El subasiatismo permanece dominante en el primer si-
7. «CASA» Y DEUDA 81 glo? b) Judea y Galilea, c) El material histórico.
a) El don de las mujeres, la procreación y el «nombre
de la casa»; la ley del levirato. b) La prohibición del adul- 2. LA INSTANCIA ECONÓMICA: PRODUCCIÓN Y CIRCULACIÓN . . . 104
terio, del asesinato, de la difamación, c) Dejar y honrar al a) Agricultura, cría de ganado, pesca, b) Artesanado, c)
padre y a la madre, d) La «casa de Israel» y la exclusión Obreros de Estado, d) Sector de aldeas, sector de ciudades.
de los paganos. e) Lo monetario, f) El Tesoro del Templo, centro de fi-
nanzas, g) El impuesto a los Romanos, h) Economía sub-
8. SANTUARIO (TEMPLO) Y DEUDA 84 asiática y circulación mercante; la sobredeterminación es-
a) El culto como don, gasto, b) El sabbat y el tiempo de clavista.
las fiestas, c) La memoria del relato de los orígenes.
d) Prohibición del culto a otros dioses, a las imágenes; 3. LA INSTANCIA POLÍTICA 109
el poder de Yahvé narrado por el relato del Éxodo. a) Desfase entre el orden y el campo simbólico; los ex-
cluidos (impuros y deudores); la preocupación por la pure-
9. BENDICIÓN Y MALDICIÓN 87 za de la sangre, b) El consejo de los ancianos, c) El San-
a) La bendición como fecundidad, b) La diferencia cielo/ hedrín; los sumos sacerdotes y el poder del Estado, d) Es-
tierra, c) La lluvia y el don. d) El don y la igualdad social, tado romano y Estado judío.
la deuda y la explotación social, e) El don del país, f) Gue-
rra santa y fuerza, ejército de oficio y debilidad, g) Los 4. LA INSTANCIA IDEOLÓGICA 114
dioses extranjeros en juego: poder y potencia, h) La maldi- a) Generalidades, b) La Torah y sus cuatro relatos, c) Los
ción como desolación, i) Don y amor, deuda y ley: la libros proféticos y la escatología. d) Situación económica
alianza. de los escribas, e) Textos de sabiduría, targumin, apocalip-
sis, f) Religión de Estado y zoroastrismo (en persia; efectos
10. M A N C H A Y DEUDA 92 del último sobre la apocalíptica judía), g) El lugar político
a) Son hipótesis, b) Lógica paralela de los dos sistemas. de la producción apocalíptica: los círculos fariseos, h) La
c) La contradicción del sistema de la deuda: riqueza y so- escatología de los apocalipsis, i) El código cielo/tierra/
ciedad de clases, d) Exclusión mutua de los campos de abismo, ángeles y demonios; el esquema del código mitoló-
los dos sistemas. gico según alto/bajo, j) Las clerecías, k) Sacerdotes, escri-
bas, fariseos y saduceos. 1) Los códigos ideológicos, m) El
11. M A N C H A , DEUDA Y SOCIEDAD DE CLASES 95 Templo, eje cielo-tierra y centro simbólico del mundo;
a) Deuteronomio y profetas contra los ambientes de la la escritura concéntrica de la geografía de Israel.
corte real, b) La explotación de las comunidades de las
aldeas por el Estado subasiático. c) El sistema de la deuda 5. LAS ARTICULACIONES DE LAS INSTANCIAS Y sus CAMPOS RES-
contra la sociedad de clases, d) La lectura sacerdotal, e) Re- PECTIVOS 131
formismo de los levitas deuteronomistas y conservadurismo a-b) Económica/política, c) Política/ideológica, d) Económi-
de los sacerdotes, f) Primado del culto y cierre del relato ca/ideológica: la determinación en última instancia; desde
profetice g) La exégesis idealista. el punto de vista interno, la dominación de la instancia
ideológica, e) Desde el punto de vista externo, la domina-
ción de la instancia política romana, f) El campo económi-
co y el Templo, el oro. g) El campo político y el Templo,
índice analítico índice analítico 463
el César, h) El campo ideológico y el Templo, Dios, i) El 52 (1,9-13): la bajada que abre el espacio narrativo.
Templo y las contradicciones del subasiatismo; sobredeter-
53 (1,14 b-15): rizo geográfico; evocación de la terminación
minación de ellas por el esclavismo. escatológica.
6. LA LUCHA DE CLASES EN PALESTINA
S4-S3: el programa del texto de Marcos; el circuito de las
a) Económica y política: pobreza campesina y obrera, los voces, el cierre textual.
zelotes; las clases dominantes judías y la colaboración con 54 (1,16-20): los cuatro al comienzo del camino.
el ocupante romano, b) Ideológico: alrededor de la escato- 55 (1,21a, 39a): fuera de ciudad/ciudad.
logía, fariseos contra saduceos; horizonte utópico de Is-
56 (1, 21b-29a): la práctica de J inaugurada como diferente,
rael; los zelotes y el mesianismo davídico. c) La guerra ju-
el enigma del código analítico; contradicción MITO/relato;
día del 66-70; el proyecto político de los zelotes, su fra-
la circulación del relato.
caso, el último combate en el Templo, d) Hundimiento del
subasiatismo. 57 (1, 29b-35a): m/b, acostado/levantado; multiplicación narra-
tiva de la práctica de J.
58 (1, 35b-38): EST J/EST M (Simón).
59 (1, 39): oración y estrategia.
Tercera parte S10 (1, 40-45a): subversión del SIM judío; el relato-palabra.
LECTURA DE MARCOS Sil (1, 45b): ciudad/fuera de la ciudad en la estrategia de J
en relación a la Muchedumbre.
512 (2, 1-12): Jesús, los escribas y la Muchedumbre: lección
COMO LEER A MARCOS: ¿ANÁLISIS ESTRUCTURAL O de lectura.
ANÁLISIS TEXTUAL DEL RELATO? 513 (2, 13-17): el círculo; la antítesis de la subversión.
514 (2, 18-22): ayuno y saciedad, viejo y nuevo, todavía la
a) El ideologema del símbolo según J. Kristeva o los textos subversión.
míticos, b) R. Barthes, del análisis estructural al análisis
textual del relato: razones de una ruptura, c) Una cierta conti- 515 (2, 23-28): ¿no habéis leído nunca?; el relato, pauta de
nuidad en la ruptura, d) Los códigos secuenciales; los có- lectura para el relato.
digos ACC, ANAL y EST en Marcos, e) Los códigos paramé- S28a-c (6, 6b-13): la práctica de los doce, extensión de la
tricos; los códigos TOP, GEO, CRO, MITO, SIM, SOC en práctica de J.
Marcos; el código BAS. f) El texto de Marcos y la traducción S29-S30: empalme con S28.
francesa leída aquí, g) La división: escenas, secuencias, gran-
des secuencias; lectura sintomal. h) «Relato» y no «historia»; 529 (6, 14-16): la cuestión analítica en el campo ideológico.
la teoría de las dos fuentes; Formen y Redaktiongeschichte. 530 (6, 17-29): el juego de los deseos en el círculo del poder:
i) El nivel narrador/lectores; Marcos, texto escrito en Roma el asesinato de Juan.
después del 70: una hipótesis que hay que confirmar.
S28d (6, 30-31): el anuncio de los apóstoles.
531 (6, 32-54): la estrategia de la Muchedumbre y su razona-
miento.
«¿NO HABÉIS LEÍDO NUNCA...» A MARCOS?
532 (6, 46): oración y estrategia.
Título (1,1). 533 (6, 47-53a): la cuestión analítica en el espacio de los
SI (1,2-8, 14 a): Juan como voz. Discípulos y el asunto de los panes.
464 Índice analítico Índice analítico 465
534 (6, 53b-56): el retorno de la Muchedumbre, multiplicación 520 (3, 20. 22-30): la cuestión del poder en el campo de la
del relato de la práctica poderosa. ideología dominante: «en verdad os digo»: la destrucción
535 (7, l-24a): lectura de la práctica casuística de los escribas: de Jerusalén y la deuda eterna.
mancha y deuda, vientre y corazón, judíos y paganos. 521 (3, 21. 31-35): ruptura con los parientes, la «casa» en
536 (7, 24b-31a): pan y práctica, la saciedad de los paganos. el BAS.
537 (7, 31b-37): los oídos de los paganos. 522 (4, 1-34): el discurso parabólico.
538 (8, 1-9): otro relato de saciedad de la Muchedumbre. a (l-2a, 33-34a): despojamiento de los espacios Discípulos/
Muchedumbre; división del discurso; la parábola como
539 (8, 10-13a): la semiología de los fariseos y su destino
pauta de lectura del relato,
histórico. bl, c3 (2b-9, 13-20): los oyentes divididos, «la palabra»,
540 (8, 13b-22a): la espera y la barca; tener, dar, saciar: es el relato; una teoría de la exégesis del evangelio
clave para el relato de los panes. según los lugares de lectura.
541 (8, 22b-26): el ciego que (no) ve. b2 (26-29): la ignorancia del sembrador: lógica de la narra-
S42a-b (8, 27-30): lectura no lineal y texto; la cuestión ana- tividad evangélica.
lítica descifrada por Pedro, lectura del relato; la cuestión b3 (30-32): la práctica de J y el escatológico según la
de la diferencia mesiánica (J/Z). oposición SOC/BAS.
a2, el (33-34): la estrategia de las parábolas.
S18-S42b: relectura: la barca de los judíos hacia los paganos; c2 (10-12): el misterio y esos del exterior.
la estrategia del «secreto mesiánico». c4 (21-23): lo oculto y lo manifiesto del relato.
S42c-e (8, 31-9, 1): lectura sintomal, contradicción entre relato c5 (24-25): los Discípulos en la circulación del relato (y)
y teología predestinataria; el problema de la restitución del de la práctica.
relato borrado: estrategia de J y estrategia zelote, enfren- S2-S22: relectura: el MITO y el relato, el ANAL y el EST;
tamiento y riesgo, la vuelta de lo escatológico; los dos fu- la práctica: manos, ojos (oídos), pies; palabra-semilla.
turos (eclesial y escatológico); el Hijo del hombre y la
ascensión colectiva; la cuestión del «cuándo» de lo esca- 523 (4, 35-5, la): la cuestión analítica (¿quién es J?) en el
tológico, en Roma, después del 70. espacio de los Discípulos.
543 (9, 2-14a): mitológico y teológico; Elias y Mesías, el Hijo 524 (5, lb-20): el poder y la mancha (demoníaca).
del hombre y los zelotes. 525 (5, 21-24a. 35-6, la): el poder y la muerte.
544 (9, 14b-30a): fe, oración, fuerza. 526 (5, 24b-34): el trabajo del poder sobre el cuerpo y la
S45a-b (9, 30b-32): término del relato galileo. sangre.
516 (3, 1-5): una clave de lectura de la práctica de J: sal- 527 (6, lb-6a): los códigos de la «casa» y el relato (del car-
var/perder. pintero).
517 (3, 6): la estrategia de los Adversarios. 546 (9, 33-10, la): los niños y la política en el círculo; las
S5-S9, S10-S11: relectura: estrategia de Jesús y estrategia de persecuciones de los lectores romanos.
la Muchedumbre. S45c-d (10, Ib): memoria del relato galileo, entrada en Judea.
S12-S17: relectura: estrategia de Jesús y estrategia de los Ad- 547 (10, 2-12): divorcio, patrimonio, amor.
versarios. 548 (10, 13-16): niños-jóvenes/adultos.
518 (3, 7-12): sumario programático de S18-S42: el relato reú-
549 (10, 17-31): «¿qué hacer?», el «seguimiento de Jesús» y
ne a la Muchedumbre.
lo económico, ruptura y saciedad sobreabundante; la exége-
519 (3, 13-19): el círculo de los doce. sis burguesa.
466 índice analítico índice analítico

S45e-f (10, 32-34): subida a Jerusalén: miedo, según camino o b6 (13, 28-31): la cuestión del «¿cuándo?» escatológico en
círculo. Roma, después del 70; Marcos y Lucas.
550 (10, 35-45): primeros/últimos y poder político; el servi- b7 (13, 32-36): la ignorancia del relato futuro y la vigi-
cio de salvación. lancia.
S45g (10, 46a). S53-S58: relectura: la destrucción del Templo, consecuencia
551 (10, 46b-52): el ciego y los hijos de David. del rechazo mesiánico y del desplazamiento del campo
simbólico judío.
S45h (11, la): ¿cuál es la meta estratégica de la subida a Je-
rusalén? S42c-S58: relectura: el programa (restitución del relato borra-
do): Jesús y los zelotes, destino del Templo, éxodo judío
552 (11, lb-7a): el pollino mesiánico. hacia los paganos, articulación de los relatos mesiánico,
S45i-j (11, 7b-lla): mesianidad zelote borrada. eclesiales, escatológico; la fuerza es lo inverso del poder;
S53a-b (11, lia): el Templo o el centro. el BASiléico subversión del sistema (SOC); la inminencia
de lo escatológico.
S54a-c (11, 12-15a): significante y significado: higuera y Tem-
plo. S59a (14, 1-2): estrategia de asesinato.
S53c-e (11, 15b-19): el Mesías y el comercio del Templo. 560 (14, 3-9): unción mesiánica y economía: presencia de los
pobres y ausencia del cuerpo de Jesús.
S54d-f (11, 20-27a): el destino del Templo y su lectura en
Roma. S59b-d (14, 10-11): el canje del traidor.
S55a-c (11, 27b-33): cuestión y rechazo mesiánicos. 561 (14, 12-16): respuesta a la cuestión (borrada) de la meta
estratégica de la subida a Jerusalén.
d-e (12, 1-12): parábola de la viña-casa: el desplazamiento
fuera del campo simbólico judío, 562 (14, 17-26a): el comercio y la práctica del pan; el juego
f-g (12, 13-17): la oposición César/Dios, topográfico; necesidad y azar en la contradicción relato/
h (12, 18-27): Dios de los muertos/Dios de los vivos: leer teológico; el pan, el cuerpo y la fuerza, la descentración
la fuerza y la Escritura, del círculo; el ayuno de vino.
i (12, 28-34a): los equivalentes principales y el relato de 563 (14, 26b-32a): el cumplimiento del programa topográfico:
la fuerza; primacía del sistema de la deuda, el regreso por Galilea; la exclusión de la muerte por medio
j (12, 34b): la problemática común en S55. de la estrategia mesiánica.
556 (12, 35-40): el Mesías y David; ideología y práctica de 564 (14, 32b-43a): la tentación de Getsemaní: el cuerpo y las
los escribas. armas, el espíritu y la carne.
557 (12, 41-44): economía del Templo y economía eclesial. 565 (14, 43b-53a): el beso, las armas, el círculo roto; el cuerpo
S58a (13, 1-2): predicción sobre el fin del Templo. desnudo.
S58b (13, 3-37): la división del discurso. S66a (14, 53), S67a (14, 54): paralelo Jesús/Pedro.
bl (13, 3-4): éxodo; la implicación de las dos cuestiones. S66b-e (14, 55-65): la proclamación mesiánica y el misterio
b2 (13, 5-8): los signos de dolores de parto. de la fuerza; el cuerpo y los sordos.
b3 (13, 9-13): los relatos de persecución eclesial. S67b-e (14, 66-72): traición de Pedro.
b4 (13, 14-23): lectura «judía» del fin del Templo; la cita
S59-S67: relectura: el trabajo del teológico en una unión del
del lector: por qué el relato de Marcos fue escrito; el
relato; los dos traidores y la cuestión de los «lapsi» en
«ahora» de la escritura.
Roma.
b5 (13, 24-27): del centro del SIM al eje del MITO; la ma-
nifestación del secreto. S66f-g (15, la).
Índice analítico índice analítico 469
568 (15, lb-15). el mesiámco y el zelotismo ante el poder ro- f) MARCOS Y LOS OTROS EVANGELIOS 362
mano, los intereses de clase de la Muchedumbre de Jeru- La desaparición progresiva de los síntomas del mesiámco y
salén de la articulación EST/ANAL en los otros tres evangelios,
569 (15, 16-20a). el carnaval mesiámco la ambigüedad real. la mitologización del relato, el «relato» expulsado por la
«historia» en la exégesis burguesa
570 (15, 20b 22): unos signos del narrador
571 (15, 23-41). el destino del cuerpo desnudo, el asesinato
político, la semiología de los Adversarios; el silencio del
M I T O ; los gritos y el «¿por qué?» del abandono; Elias
y el fracaso de la última esperanza; la lectura pagana, el Cuarta parte
resto femenino del relato.
572 (15, 42-47): terminación y oscilación del relato. ENSAYO DE ECLESIOLOGIA MATERIALISTA
573 (16, 1-8): el retrenzado de los códigos del relato; el anun-
cio del «cuerpo resucitado» y el escatológico; la detención
de la circulación del relato por el miedo 1 LA PROBLEMÁTICA DE UNA ECLESIOLOGÍA MATERIALISTA 369
a) Un análisis histórico del cristianismo, b) La cuestión de su
génesis c) La elección de Marcos como objeto de análisis;
RELECTURA DE MARCOS . 353 el objeto de una eclesiología materialista- la contradicción me-
siánico/teológica d) La cuestión de la transformación del cris-
a) INACABAMIENTO DE MARCOS . 353 tianismo en religión del Estado e) La producción teórica
La circulación del relato, sin embargo
2 LA PRÁCTICA DE LAS MANOS O LA CARIDAD 373
b) S42c-S73: RELECTURA . . . . 354 a) Los tres niveles de la práctica de Jesús b) La transformación
Jesús y los zelotes: estrategias y fracasos históricos confron- de los cuerpos c) Valor de uso/valor de cambio, pobres/ricos
tados; clandestinidad de Marcos; la función apologética d) Los panes y el cuerpo e) La extensión utópica del círculo
del teológico. la mesa mundial de saciedad; Dios/Dinero f) El segundo man-
damiento o el don/deuda la candad
c) T E O R Í A DE LA LECTURA DE MARCOS . . 356
La confrontación de los destinos de Israel y de las ecclesia 3. LA PRÁCTICA DE LOS PIES O LA ESPERANZA 376
de los paganos; articulación de los relatos mesiánicos, a) El desplazamiento geográfico de la práctica de Jesús b) El
eclesiales, escatológico («en verdad os digo»), la escritura camino y la proclamación, c) Subversión y desplazamiento del
de Pablo y el éxodo; la escritura de Marcos articula las campo simbólico judío (relaciones de parentesco, señores/siervos,
dos predicciones e invierte los fracasos. adultos/niños-jóvenes, rey/Mesías, el servicio) d) La ausencia de
Jesús en la Muchedumbre: descentramiento del círculo y el
d) RESURRECCIÓN Y ESCATOLOGÍA . . 359 éxodo, e) La estrategia de clandestinidad; el nivel político de
Relatos míticos «de aparición» y de «regreso del héroe»; la práctica, f) El camino del círculo la esperanza
el acabamiento escatológico del texto; el desfase escritura/
lectura y el «final canónico». 4. LA PRÁCTICA DE LOS OJOS O LA FE 380
a) Leer el relato o la fe b) La lectura y su lugar de clase
e) MESIÁNICO Y TEOLÓGICO . . 361 los Adversarios, c) La Muchedumbre y los Discípulos d) Meca-
Su contradicción; el «pascual» radicaliza la subversión de nismos y estructura de la lectura; leer la bendición del lugar
los códigos dominantes. materialista, e) Ausencia de enseñanza: la lectura a tomar; es-
470 índice analítico
Índice analítico 471
cribas/discípulos f) Los dos tiempos de lectura, mvel ideólo
del mesiánico g) Getsemaní y Gólgota un «activo» ante la ten
gico la fe
tación y la muerte h) El triple movimiento kerygmático devenir
y ser (Jesús es el Hijo del hombre), múltiple y uno (sacrificial,
5 E L CONCEPTO DE LA PRACTICA MESIANICA 384 cáliz, bautismo), azar y necesidad («está escrito») i) Jesús es el
a) El juego de los códigos b) Caridad, esperanza, fe una sola Mesías (él), el Hijo del hombre volverá pronto j) Nietzsche y el
práctica compleja que produce un nuevo sistema de relaciones, cristianismo
la eclesialidad, la conversión c) Teoría de la oración mesianica
d) Ampliar la definición althussenana de «práctica» e) A las E L DISCURSO DE LA IMPOTENCIA O LA NEGACIÓN TEOLÓGICA 420
prácticas subversivas lecturas, estrategias, relato, práctica, ideo a) La cuestión de la estructura del teológico b) La predestina
logia f) El mesiánico como práctica de lucha de clases clon como negación, lo cnstológico recentramiento (de Cristo)
en el círculo eclesial, lo sotenológico el rescate y la sangre de
la alianza, Cristo como equivalente general de los cristianos
6 LA PRACTICA COMO SEMILLA PALABRA 388
a) Sujeto, cuerpo, fuerza, potencia el corazón como instancia de c) La transformación, por el teológico, del asesinato en muerte
vigilancia b) El trabajo de la palabra, el misterio, el relato el restablecimiento del sistema de la mancha en el «cristianismo»
mesiánico, clave de lectura del gran texto narrativo c) El traba d) Las clases explotadas en el imperio romano en el siglo 1 ° y
jo de la semilla en S27, la verdad y el error (de lectura), la las religiones sectarias e) Los cristianos explotación económica
e impotencia política, las persecuciones de Nerón f) La cuestión
práctica y el evangelio de la resurrección de los cuerpos d) El
del «¿cuándo?» de la eclesiología, el cierre mitológico del teoló
trabajo mortífero del dinero y del poder e) La cuestión de la
gico g) La cuestión de los «lapsi» y la unidad de las ecclesia,
potencia ¿vida o muerte' f) El Espíritu apertura del campo de
el lugar episcopal (sacerdotal) del teológico h) El recurso a los
otra sociedad, nueva g) La lectura de la exegesis burguesa el
códigos del materialismo histórico
corazón como interioridad pura, el cuerpo excluido
LA IMPORTANCIA POLÍTICA DE LA DESMITOLOGIZACION 430
7 JESÚS Y LOS ZELOTES EN MARCOS 395 a) El mesiánico desmitologizado b) La función desmitologizante
a) Su lugar en el relato b) Reformismo y nacionalismo zelote de las Escrituras c) La remitologización, cuestión de eclesiología
c) La estrategia mesianica radicalmente comunista, no revolucio materialista d) El «impasse» de la desmitologizacion burguesa
nana, intemacionalista d) El mesiánico y el sistema de la deuda e) Ruptura y continuidad del escatológico el Hijo del hombre
e) El internacionalismo y el principio de extensión del don y la eclesiahdad comunista f) Después de mayo 68
f) Placer y utopía, valor de uso y pobreza g) La «no violencia»
LA RESURRECCIÓN, CUESTIÓN SOBRE EL CUERPO 437
es teológica
a) La cuestión de los «milagros» y la resurrección b) La dife
rencia de los códigos SIM y M I T O en Marcos c) La resurrec
8 LA ECCLESIA COMO PRACTICA 402
ción afirmada como pregunta d) El logocentnsmo y la exégesis
a) Nivel narrador lectores traducción tradición b) La pertenencia
burguesa e) «No sabemos tan siquiera lo que puede un cuerpo»
de clase de los lectores de Marcos c) La ecclesia, espacio de
(Spinoza) f) La resurrección, última de una sociedad comunista
lectura y vigilancia d) La ecclesia, concepto de una práctica
g) La «pregunta» y la finitud del horizonte, el «¿porqué^» del
e) «Ecclesia» en Mateo y en Pablo f) La cuestión de la «iden
Gólgota y el teológico, la cuestión de los cristianos de Roma
tidad cristiana» desplazada hacia la de la práctica eclesial
h) Misterio y relato i) El mitológico y el no cierre del juego
narrativo, subversión y resurrección j) Violencia eclesial y man
9 E L KERIGMA DE LA FUERZA O LA AFIRMACIÓN APOSTÓLICA 406 cha/deuda k) Debate sobre la potencia, la liberación 1) La insu
a) Mesiánico y apostólico b) Escritura apostólica c) Breve resu rrección, lugar de la pregunta sobre la resurrección
men de la filosofía de los cuerpos de Nietzsche (según Deleuze)
d) Nietzsche y materialismo marxista cmco observaciones e) El U N DEBATE ABIERTO
447
«impasse» estratégico de Nietzsche f) La afirmación apostólica
451

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