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El documento describe los objetivos de la mediación en el ámbito penal. Su objetivo general es reparar los daños causados a la víctima mediante la negociación entre la víctima y el agresor. Sus objetivos específicos incluyen beneficiar a la víctima, el acusado y la sociedad al resolver los daños a la propiedad y morales de la víctima, evitar procesos penales para el acusado, y aliviar la carga en el sistema de justicia penal.
Descripción original:
Título original
LA MEDIACIÓN EN CUALQUIER ETAPA EN EL ÁMBITO PENAL[5375]
El documento describe los objetivos de la mediación en el ámbito penal. Su objetivo general es reparar los daños causados a la víctima mediante la negociación entre la víctima y el agresor. Sus objetivos específicos incluyen beneficiar a la víctima, el acusado y la sociedad al resolver los daños a la propiedad y morales de la víctima, evitar procesos penales para el acusado, y aliviar la carga en el sistema de justicia penal.
El documento describe los objetivos de la mediación en el ámbito penal. Su objetivo general es reparar los daños causados a la víctima mediante la negociación entre la víctima y el agresor. Sus objetivos específicos incluyen beneficiar a la víctima, el acusado y la sociedad al resolver los daños a la propiedad y morales de la víctima, evitar procesos penales para el acusado, y aliviar la carga en el sistema de justicia penal.
LA MEDIACIÓN EN CUALQUIER ETAPA EN EL ÁMBITO PENAL
Objetivo general
Es únicamente la reparación de los daños ocasionados a la víctima, pues no es posible negociar
la pena, ni el grado de responsabilidad, ni las atenuantes o agravantes. Lo que se pretende es arreglar el conflicto entre la víctima y el agresor, quien debe comprender el impacto de su conducta y tomar responsabilidad del daño resultante y proporcionando a la víctima.
Objetivos específicos
Por su naturaleza y fines, la conciliación es beneficiosa para la víctima, el procesado o
investigado, para el Fiscal, la Administración de Justicia y la sociedad.
Respecto de la víctima, porque soluciona la afectación de su patrimonio y los daños morales
que pudieron haberse producido como consecuencia del delito.
Es beneficiosa para el investigado o procesado, porque en el primer caso, evita la iniciación de
un proceso en su contra; y para el procesado, porque eludirá el ejercicio probatorio y más aún la imposición de la condena. Evita además los efectos criminológicos que tiene implícita la pena privativa de la libertad.