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Efesios 6:6
no para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo,
haciendo de corazón la voluntad de Dios.
practica
obediencia
Cumple los mandatos del Señor tu Dios; sigue sus sendas y obedece sus
decretos, mandamientos, leyes y preceptos, los cuales están escritos en la ley de
Moisés. Así prosperarás en todo lo que hagas y por dondequiera que vayas.
1 Reyes 2:3
Qué características suele tener ese “dios” que el hombre moderno crea para su
regocijo?
Ante todo es un “dios” que no condena a nadie, es tan amoroso que a fin de
cuentas a todos enviará al cielo en algún momento y por supuesto el infierno no
existe. Es un “dios” bonachón, tipo papá Noel, ciego a los defectos de sus “hijos” y
generoso con todos. Se trata de un “dios” que no prefiere una religión sobre
ninguna otra, todas las religiones son en el fondo iguales a pesar de sus aparentes
diferencias. Da igual ser judío, musulmán, protestante, católico, etc., incluso el
mismísimo ateísmo es aceptado por ese “dios” puesto que a fin de cuentas todos
son sus hijos y él es un padre amoroso.
Por lo tanto se trata de un “dios” que no castiga jamás, solo bondad, solo
paciencia, infinita tolerancia hacia todos y hacia todo.
Deuteronomio 6:4 — Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.
Reyes 8:60 — A fin de que todos los pueblos de la tierra sepan que Jehová es
Dios, y que no hay otro.
Oseas 13:4 — Mas yo soy Jehová tu Dios desde la tierra de Egipto; no conocerás
pues, otro dios fuera de mí, ni otro salvador sino a mí.
¿Qué es hoy creer realmente en Dios? Es la aceptación de Su palabra como la
realidad de tu vida y el conocimiento de Dios de Su palabra para lograr un amor
verdadero hacia Él. Más claro: creer en Dios es para que puedas obedecerle, amarle
y llevar a cabo el deber que debería realizar una criatura de Dios. Este es el objetivo
de creer en Dios. Se tiene que lograr el conocimiento de la hermosura de Dios, de
lo digno que Él es de reverencia, de cómo Él hace la obra de salvación y de
perfeccionamiento en Sus criaturas; esto es lo mínimo que debe poseer en su
creencia de Dios. Creer en Dios es, principalmente, el cambio de la vida en la carne
a la vida de amar a Dios, de una vida dentro de lo natural a una vida dentro del ser
de Dios, es salir de bajo el campo de acción de Satanás y vivir bajo el cuidado y la
protección de Dios, es ser capaz de lograr obedecer a Dios y no a la carne, es
permitir que Él gane todo tu corazón, permitirle que te perfeccione y liberarte del
carácter satánico corrupto. Creer en Dios es, principalmente, para que Su poder y
Su gloria puedan manifestarse en ti y tú puedas hacer Su voluntad, cumplas Su
plan y seas capaz de dar testimonio de Él delante de Satanás. Creer en Dios no
debería ser para contemplar señales y prodigios ni por el bien de la carne personal,
sino para buscar conocer a Dios y ser capaz de obedecerle, y, como Pedro,
obedecerle hasta la muerte. Esto es, principalmente, lo que hay que lograr. Comer y
beber la palabra de Dios es para conocerle y satisfacerle; comer y beber la palabra
de Dios te proporciona un mayor conocimiento de Él; sólo después de esto puedes
obedecer a Dios. Sólo teniendo conocimiento de Dios puedes amarle, y esta es la
única meta que el hombre debería tener en su creencia en Dios. Si en tu forma de
creer en Dios, siempre intentas contemplar señales y prodigios, el punto de vista de
esta creencia en Dios es erróneo. Creer en Dios es, sobre todo, la aceptación de Su
palabra como la realidad de la vida. Sólo poniendo en práctica las palabras de Su
boca y llevándolas a cabo dentro de uno se alcanzará la meta de Dios. Creyendo en
Dios, el hombre debería perseguir que Él lo perfeccione, ser capaz de someterse a
Él y la obediencia completa a Él. Si puedes obedecerle sin quejarte, tener en cuenta
Sus deseos, alcanzar la estatura de Pedro y poseer el estilo de este del que Dios
habla, será el momento en que habrás logrado el éxito en tu creencia en Dios, y
esto significará que Dios te ha ganado
Daniel 3:28
Versículos Conceptos
Habló Nabucodonosor y dijo: Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego que ha
enviado a su ángel y ha librado a sus siervos que, confiando en El, desobedecieron la
orden del rey y entregaron sus cuerpos antes de servir y adorar a ningún {otro} dios
excepto a su Dios.