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Resumen capitulo nueve

David Bruce
David Bruce, de espíritu aventurero y un tanto pedagogo, quería llegar más, más allá, los

virus misteriosos que infectaban África habían convertido a aquel conjunto de naciones en

un infierno. Al retornar del colegio de Medicina de Edimburgo, David Bruce entró en el

Servicio Doctor del batallón inglés. Ha sido designado a la guarnición inglesa de la isla de

Malta en el Mediterráneo, y para allá partieron él y su mujer. En la isla reinaba una

patología misteriosa llamada fiebre de Malta, que producía en los militares fuertes dolores

en las tibias. Bruce tomó la decisión de buscar la causa de la fiebre de Malta. Y se pasó

semanas completas aprendiendo a elaborar un medio de cultivo a base de caldo de carne y

agar-agar para el microbio de la fiebre de Malta. Compró diversos monos e intentó

inyectarles sangre de militares enfermos, su mujer, que era su fiel asistente, lo ayudaba a

sujetar a los monos. Esta pareja de bacteriólogos recién casados, trabajaron y descubrieron

el microbio de la fiebre de Malta. Sin embargo, en 1894, el doctor cirujano David Bruce y

su dama se encontraban en Natal, viajando rumbo a Ubombo, donde los enjambres de

moscas tse-tse los escoltaban. No tardaron mucho en ofrecer el primer paso adelante: en la

sangre de uno de los caballos enfermos, Bruce identificó, entre los glóbulos rojos, una

danza violenta y desusada; localizó un lugar independiente en ese hervidero de células

sanguíneas, y ahí de rápido localizó la causa de toda aquella agitación: un curioso bicho,

mucho más grande que cualquier microbio corriente; un ser de cuerpo humano aplastado,

con una de las extremidades roma y la otra provista de un delgado flagelo.

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