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ANÁLISIS MÉTRICO
El análisis métrico se realizará si el texto es literario lírico y constará de los siguientes apartados:
1) Medida de los versos
El cómputos silábico o medida de los versos consiste en medir las sílabas métricas que posee un verso pero
normalmente dichas sílabas no coinciden con las sílabas fónicas. Por ello, a la hora de medir un verso se
deben tener en cuenta las denominadas licencias métricas: sinalefa, sinéresis, diéresis, hiato, acento final
de verso, etc., que son convenciones técnicas necesarias para realizar la medida de los versos:
• Si el verso acaba en palabra aguda, se le cuenta una sílaba más.
• Si termina por el contrario en palabra esdrújula, se le cuenta una menos.
• Cuando se forma un diptongo o bien un hiato entre el final de una palabra y el comienzo de otra,
puede contarse una sola sílaba mediante la licencia poética conocida como sinalefa. Las sinalefas
más fáciles para el oído son obligatorias, las más duras (entre vocales tónicas o una vocal átona y
una tónica) son optativas, es decir, el poeta las hace según le interese o no para el cómputo
silábico. Si se rompe una sinalefa, se denomina a esa licencia poética dialefa.
• Si, por el contrario, el hiato existe en el interior de una palabra y el poeta necesita reducir una una
sílaba para disminuir el número de sílabas del verso, convierte el hiato en un diptongo mediante la
licencia poética denominada sinéresis, que rebaja el timbre de la más débil de las vocales del hiato
para hacer posible el diptongo: héroe > hé-roe.
• Del mismo modo, se produce la diéresis cuando al poeta le conviene aumentar el número de
sílabas de un verso y, para ello, rompe un diptongo creando un hiato artificial que señala con dos
puntos encima de la vocal débil, que, a su vez, ve elevado su timbre para posibilitar la creación del
hiato: suave> su-a-ve.
• El verso se puede adaptar a la medida requerida mediante los llamados metaplasmos, una serie de
supresiones o adiciones de sonidos en las palabras. Existen los siguientes:
o Elisión: supresión de una vocal final o grupo de vocales finales de una palabra situada ante
otra que empieza por vocal. Si la vocal que se pierde es la de la segunda palabra, se
denomina elisión inversa. Debe distinguirse claramente de la sinalefa, pues en la sinalefa no
se pierde el timbre de la vocal y en la elisión sí. La elisión es común en italiano, y fue
adoptada en algunos casos por poetas del Renacimiento español muy influidos por los
italianos, como Garcilaso y Fernando de Herrera: A la vida y salud d'un tal amigo.
o Aféresis: supresión de sílaba a comienzo de palabra: ora (por agora o ahora).
o Síncopa: supresión de sílaba en centro de palabra: espirtu por espíritu.
o Apócope: supresión de sílaba al final de palabra:val (valle).
o Prótesis: adición de sílaba a comienzo de palabra: la amuestre (por muestre).
o Epéntesis: adición de sílaba en centro de palabra: Ingalaterra (por Inglaterra).
o Paragoge: adición de sílaba a final de palabra: infelice o pece por infeliz y pez
respectivamente.
• Puede darse el caso de una rima asonante equivalente o simulada, también denominada rima
vocálica relajada, es decir, una rima asonante en cuya sílaba átona final se encuentra una de las
vocales i o bien u que entonces suenan como equivalentes a e y o respectivamente, como en el
caso de la palabra Venus, que puede usarse para rimar en e - o.
• A veces se da la llamada dislocación acentual por medio de la cual se pone acento en una sílaba
átona y se deja como átona la sílaba tónica a que debía corresponder. Eso se da especialmente en
los poemas destinados al canto, por la necesidad de seguir el ritmo más marcado, o en los poemas
burlescos, o por la necesidad del poeta de elaborar un verso rítmicamente correcto. Una variante
de esta dislocación acentual es la sístole, que consiste en que el acento pasa de su lugar legítimo a
la sílaba anterior, como en estos dos versos de Garcilaso de la Vega, en que tal artificio es preciso
para que el endecasílabo sea regular rítmicamente: ternia el presente por mejor partido / y
agradeceria siempre a la ventura...
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• En el Siglo de Oro de la lírica española, en especial entre poetas manchegos como Garcilaso de la
Vega y Bernardo de Balbuena o andaluces como Fernando de Herrera, la hache inicial que proviene
de la efe inicial etimológica latina ha de leerse con aspiración y por tanto no puede existir sinalefa al
ser muda: "Y por tu gran valor y hermosura" (Garcilaso).
• Los versos de más de once sílabas poseen siempre algún tipo de cesura o pausa interna que impide
la sinalefa entre las vocales que se encuentran separadas por la misma.
Clases de versos
Según su medida, los versos pueden ser: versos simples (de dos a once sílabas) y versos compuestos (de
doce sílabas en adelante). Los versos más utilizados en la lírica española son el heptasílabo, el octosílabo,
el dodecasílabo y el endecasílabo. El endecasílabo es quizás uno de los versos más cultivados por su gran
sonoridad y por la variada disposición de sus acentos, lo que da lugar a diversas clases de ritmos: trocaico,
yámbico, heroico, etc. No obstante, existen diversas clasificaciones:
a) Según la presencia o no de rima
El verso puede clasificarse en función de varios parámetros. Una de las divisiones más habituales es la que habla de
verso rimado, suelto, blanco y libre:
• El verso rimado es aquel cuya palabra final rima con la palabra final de al menos otro verso.
• El verso suelto es aquel que no tiene rima, pero aparece alternándose con el verso rimado dentro
de una composición (así, en un romance los versos impares van sueltos, mientras los pares riman).
• El verso blanco es aquel que no tiene rima, pero sí medida, y aparece en una composición en la que
no hay versos rimados. John Milton es autor del poema más conocido en verso blanco, El paraíso
perdido. En español, Miguel de Unamuno utilizó este tipo de verso en su obra El Cristo de
Velázquez.
• El verso libre es aquel que no tiene ni rima ni medida, y pertenece a una composición en la que
todos los versos son de este tipo. Su uso es característico de la poesía posterior al modernismo.
b) Según su medida y cadencia
En la métrica española existen cuatro tipos principales de versos según su medida: los de arte menor (de
dos a ocho sílabas), los de arte mayor (de nueven en adelante) y el versículo.
• Versos de arte menor: bisílabo (2), trisílabo (3), tetrasílabo (4), pentasílabo (5), hexasílabo (6),
heptasílabo (7), octosílabo (8),
• Versos de arte mayor. Pueden ser también simples o compuestos:
 Versos simples de arte mayor: eneasílabo (9), decasílabo (10), endecasílabo (11),
 Versos compuestos de arte mayor: dodecasílabo (12), tridecasílabo (13), tetradecasílabo o
alejandrino (14), pentadecasílabo (15), hexadecasílabo (16). Estos versos, igualmente, poseen
una cesura o pausa interior que, normalmente se encuentra en posición central (aunque
también pueden existir otras cesuras) y que divide el verso en dos mitades iguales o
hemistiquios: Mes-ter trai-go fer-mo-so, (cesura) non es de ju-gla-rí-a (7+7=14 sílabas,
alejandrino).
• El versículo. Es un verso irregular sin número fijo de sílabas y por lo general tan largo que desborda
el arte mayor. El versículo o verso de extensión desmedida sin rima, se articula según su propio
ritmo interno mediante isotopías, acoplamientos, paralelos rítmicos, braquistiquios, pausas,
germinaciones, plurimembraciones, paralelismos sintácticos y semánticos, el despliegue de
sintagmas progresivos etc. y otros recursos de notoria complejidad. Puede incluso adoptar forma
estrófica pero en forma de metáfora visual con el significante visual de los signos escritos, y
entonces se le denomina caligrama. El versículo se inicia con la poesía del estadounidense Walt
Whitman y, con algunos antecedentes en el siglo XIX, se acomoda al español a partir del
Modernismo y alcanza su madurez con gran éxito durante las Vanguardias y la Generación del 27.

c) Según su ritmo acentual


Si se divide el verso en secuencias de dos sílabas, existen fundamentalmente dos tipos de ritmos en el
verso español:
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• Trocaico: el acento recae en las sílabas impares (_U).


• Yámbico: el acento recae en las pares (U_).
Pero si, por el contrario, se divide el verso en grupos de tres sílabas tenemos tres tipos de ritmos según los
pies acentuales clásicos (el dáctilo, el anfíbraco y el anapesto).
• Dactílico: (_UU).
• Anfibráquico (U_U).
• Anapéstico (UU_).
Algunos versos deben poseer acentos fijos en determinadas sílabas para poder ser métricamente
correctos. Es el caso del endecasílabo, que debe llevar acento fijo siempre en la sexta sílaba (endecasílabo
propio) o bien en la cuarta y octava (endecasílabo sáfico).
El endecasílabo propio puede tener también otros acentos opcionales que sirven para clasificarlo en
diferentes tipos. Por ejemplo, el endecasílabo acentuado en primera y sexta sílaba se denomina enfático;
el acentuado en segunda y sexta, heroico; y el acentuado en tercera y sexta, melódico. Por todo ello, el
endecasílabo se convirtió a partir de los Siglos de Oro en el verso más polivalente, variado y flexible, por lo
que sustituyó al rígido y monótono dodecasílabo castellano medieval. Existen otras modalidades de
endecasílabo, pero no se consideran correctas o solamente se emplean para efectos rítmicos especiales,
como por ejemplo el endecasílabo de gaita gallega o dactílico, que lleva acentos en cuarta, séptima y
décima sílaba. Este tipo de acentuación tiene su origen en la llamada métrica de cantidad empleada en la
poesía clásica:
• Endecasílabo propio: acentos en 6ª y 10ª
Endecasílabo propio enfático: acentos en 1ª, 6ª y 10ª
Endecasílabo propio heroico: acentos en 2ª, 6ª y 10ª
Endecasílabo propio melódico: acentos en 3ª, 6ª y 10ª
Endecasílabo sáfico: acentos en 4ª, 8ª y 10ª
• Endecasílabo mixto o polirrítmico: el que mezcla dos o más de los patrones acentuales anteriores.
Endecasílabo dactílico: acentos en 1ª, 4ª, 7ª y 10ª
Endecasílabo galaico: acentos en 5ª y 10ª

2) Rima
Es la repetición total (consonante) o parcial (asonante) de los sonidos de un verso a partir de la última
vocal acentuada. La rima consonante produce un efecto repetitivo y sonoro que afianza el ritmo del
poema. La rima asonante suele ser popular, mientras que la consonante predomina en la lírica culta. La
presencia de versos sueltos (versos que no riman en una composición donde los demás sí riman) implica
ruptura o desequilibrio en el poema.
El Esquema de la rima se realiza asignando letras mayúsculas a los versos de arte mayor que riman entre sí
y minúsculas a los de arte menor. Las letras iguales señalan los versos que tienen la misma rima, sea
consonante o asonante. Si la rima es aguda se indica con una coma volada (A', a'). Un guión o espacio en
blanco representa un verso que queda suelto, es decir, que no rima con ningún otro cuando los demás sí
riman entre ellos.
Se suele evitar la mezcla en el mismo poema de rima consonante y asonante. No debe utilizarse la misma
palabra dos o más veces en la rima ni utilizar homónimos. Tampoco debe rimar una palabra simple con su
compuesta y deben rehuirse las rimas en desinencias verbales, porque son demasiado frecuentes.
La rima de las palabras esdrújulas suele provocar problemas para su correcta identificación; hay que tener
en cuenta que a efectos de rima la sílaba postónica (la siguiente al acento) no existe. Así, por ejemplo,
mística rima con tísica en asonante (í...a / í...a); del mismo modo, ética y tétrica riman en consonante
(é...ca / é...ca).
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3) Encabalgamiento
Es la prolongación de la estructura sintáctica de un verso en el verso siguiente y se produce cuando la
pausa versal no coincide con una pausa morfosintáctica, lo cual provoca una ruptura sintáctica y semántica
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que produce efectos expresivos. El encabalgamiento no anula en modo alguno la rima y puede estar
marcado o no por un signo de puntuación. Se puede distinguir entre el verso encabalgante, que es aquel
en el que se inicia el encabalgamiento, y el verso encabalgado, que es aquel donde termina.
El encabalgamiento altera la unidad sintáctica y con ello modifica el ritmo al variar la duración de la pausa.
A su vez, ya que la pausa no coincide con la estructura sintáctica, sirve también para destacar matices
emocionales que afectan el contenido y para llamar la atención del lector sobre alguna palabra o concepto.
Existen diversas clases de encabalgamientos según diferentes factores:
1) Según la estructura morfosintáctica que se altera:
• Léxico. La pausa versal divide una palabra: y mientras miserable- / mente se están los otros
abrasando.
• Sirremático. La pausa versal rompe un sirrema (sustantivo + adjetivo, sustantivo +Adyacente, verbo
+ adverbio): y sigue la escondida / senda, por donde han ido.
• Oracional. La pausa se encuentra situada después del antecedente de una proposición u oración
adjetiva especificativa: Descolorida estaba como rosa / que ha sido fuera de sazón cogida.
2)Según la longitud del verso encabalgado.
• Abrupto. El verso encabalgante se detiene antes de la quinta sílaba del verso encabalgado y
produce un brusco descenso del tono, al pasar de uno al otro verso, debido a la brevedad del grupo
fónico. Supone, pues, una ruptura fónica y sintáctica que llama la atención del lector sobre la forma
y el contenido del texto: Con tanta mansedumbre el cristalino / Tajo en aquella parte caminaba.
• Suave. El verso encabalgante continúa más allá de la quinta sílaba del verso encabalgado. En este
caso, el tono desciende de forma más suave puesto que el grupo fónico es mayor: En la tristeza del
hogar golpea / el tictac del reloj. Todos callamos.
3) Según el tipo de verso:
• Versal: si se produce al final del verso y continúa en el verso siguiente:
El hijo que Isabel espera ansiosa
afirma, desde el seno, la existencia
del Mesías, que en tu interior reposa.
• Medial: si coincide con la cesura en un verso compuesto:
son las huellas del tiempo / escribiendo un destino
de noches de azabache / y mañanas de tul.
Cuando el encabalgamiento abrupto ocupa tres sílabas o menos, se denomina braquistiquio o
encabalgamiento corto, que sirve para subrayar o destacar el significado de una expresión entre dos
pausas fuertes: cubren con una tela fina y blanca, / el sudario. Te vence el desconsuelo. El braquistiquio no
implica necesariamente encabalgamiento pues también puede darse de forma completamente autónoma:
Las hojas que en las altas selvas vimos // cayeron, / y nosotros a porfía // en nuestro engaño inmóviles
vivimos.//
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
Se habla de esticomitia cuando el encabalgamiento comprende ambos versos por completo. He aquí un
ejemplo de Pablo Neruda:
Fue su primera edad sólo silencio.
Su adolescencia fue dominio
Su juventud fue un viento dirigido.
Se preparó como una larga lanza.

4) Tono
↑), descendente (↓
Es la inflexión fónica ascendente (↑ ↓) o de suspensión (→
→) que se produce en el discurso.
La interrogación y la exclamación producen un tono ascendente; la enunciación finaliza en tono
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descendente y el encabalgamiento provoca un tono de suspensión. El tono ascendente provoca


desequilibrio, pasión y emoción; el tono descendente produce sensaciones de equilibrio y serenidad y el
tono de suspensión supone una ruptura tonal en el discurso, por tanto, produce también desequilibrio.

5) Clase de poema o estrofa


Una estrofa es la unión de varios versos que se sujeta a unas reglas concretas de medida y rima. En español
la estrofa mínima está formada por dos versos.
1) Estrofas:
Se pueden clasificar las estrofas atendiendo a su número de versos:
Dos versos
• Pareado: medida y clase de rima indiferentes, esquema métrico: aa / AA.
Tres versos
• Terceto: versos endecasílabos (o, en general, de arte mayor), con rima consonante encadenada,
11A 11B 11A, si bien puede presentar otros esquemas.
• Tercetillo o tercerilla: versos de arte menor, rima consonante y que puede presentar distintos
esquemas.
• Soleá: versos de arte menor, rima asonante, a–a.
Cuatro versos
• Cuarteto : versos endecasílabos (o, en general,de arte mayor), rima consonante, 11A 11B 11B 11A
• Redondilla: versos generalmente octosílabos, rima consonante, 8a 8b 8b 8a
• Serventesio: versos endecasílabos (o, en general,de arte mayor), rima consonante, 11A 11B 11A
11B
• Cuarteta: versos generalmente octosílabos, rima consonante, 8a 8b 8a 8b
• Copla: versos de arte menor, rima asonante, – a – a
• Seguidilla: versos heptasílabos y pentasílabos, rima asonante, 7a 5b 7a 5b ó 7– 5a 7– 5a
• Cuaderna vía: versos alejandrinos, rima consonante, 14A 14A 14A 14A.
Cinco versos
• Quintilla: versos de arte menor, rima consonante, esquema métrico variable
• Quinteto: versos de arte mayor, rima consonante, esquema métrico variable
• Lira: versos heptasílabos y endecasílabos, rima consonante, 7a 11B 7a 7b 11B.
Seis versos
• Sexteto o sextina: versos de arte mayor, rima consonante, esquema métrico variable
• Sextilla: versos de arte menor, rima consonante, esquema métrico variable
• Copla de pie quebrado o copla manriqueña: versos octosílabos y tetrasílabos, rima consonante, 8a
8b 4c 8a 8b 4c.
Ocho versos
• Octava real: Formada por ocho versos endecasílabos, con rima alterna los seis primeros, y los dos
últimos formando un pareado (ABABABCC). Su origen es italiano, y llego a nuestra literatura en el
siglo XVI. También puede llamarse octava rima.
• Octava italiana: Formada por ocho versos de arte mayor de rima consonante, rimando el 2º con el
3º, el 6º con el 7º, el 4º con el 8º (debiendo ser esta rima aguda), y quedan sueltos el 1º y 5º. Llegó
a la poesía española en el siglo XVIII, procedente de Italia, y a lo largo de la historia ha sufrido
variaciones tanto en el número de sílabas como en la distribución rítmica. También puede llamarse
octava aguda.
• Copla de arte mayor: Compuesta por ocho versos dodecasílabos, con rima consonante dispuesta de
la siguiente manera: ABBAACCA. Fue muy utilizada por el poeta Juan de Mena (siglo XV).
Diez versos
• Décima o Espinela: Llamada así, su estructura fue fijada por el poeta Vicente Espinel (S. XVI-XVII).
Consta de diez versos octosílabos consonantes, con el esquema ABBAACCDDC.
2) Poemas y series de versos
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En principio, los poemas pueden ser monoestróficos (formados por una sola estrofa) o poliestróficos
(formados por varias estrofas).
Los poemas poliestróficos se forman de dos maneras, bien uniendo estrofas semejantes o distintas
(agrupaciones estróficas), bien uniendo versos del mismo tipo o diferentes en series métricas o tiradas
aestróficas tan extensas que no pueden considerarse estrofas.
Las agrupaciones más importantes de estrofas son el zéjel, el villancico, el soneto y sus distintos tipos, el
cosante o cosaute, la canción en estancias, la silva y el romance.
El zéjel es una estrofa que se agrupa en series formando una canción zejelesca. Cada zéjel está formado
por un pareado de arte menor, que es el estribillo o bordón, y por un grupo de cuatro versos de los cuales
los tres primeros riman entre sí en consonante y se denominan mudanza; el último verso es el verso de
vuelta y rima en consonante con el estribillo, sirviendo así de aviso o anuncio su rima de que ha de
volverse a recitar el estribillo para encabezar el próximo zéjel de la serie:
Dicen que me case yo;
no quiero marido, no.
Más quiero vivir segura
n´esta sierra a mi soltura,
que no estar en ventura (Primera mudanza)
si casaré bien o no. (Verso de vuelta)
Dicen que me case yo;
no quiero marido, no.
Gil Vicente, siglo XVI.
El villancico es una composición similar al zéjel. Consta de un estribillo inicial, mudanza y verso de vuelta.
Son todos versos de octosílabos o heptasílabos, encadenados de la siguiente manera: un estribillo de tres o
cuatro versos, un pie que consta de mudanza (una redondilla) y dos o tres versos de enlace que riman con
el estribillo. Su estructura suele ser: a-b-b (estribillo) // c-d-d-c (mudanza) // c-b-b (enlace, vuelta con dos
últimos versos del estribillo):
El perdido que es perdido,
por buscar a quien se pierde,
que se pierda, ¿qué se pierde?.
Que se pierda, que os perdáis,
niño, cuando vos queréis,
pues por ganarme os perdéis
y tan cierto me ganáis.
Si el tiempo tan bien gastáis
en buscar a quien se pierde,
que se pierda, ¿qué se pierde?.
¿Qué se pierde (bien mirado)
si ha recoger ha venido
al más ganado perdido,
al más perdido ganado?.
Quien tan bien anda ocupado
en buscar a quien se pierde,
que se pierda, ¿qué se pierde?.
El cosante o cosaute es un poema compuesto por pareados fluctuantes (o sea, de indeterminado número
de sílabas). Los pareados se relacionan entre ellos por medio de elementos paralelísticos; tras cada
pareado sigue un estribillo muy breve, generalmente un solo verso. En el primer pareado, se plantea el
tema del poema, y cada nuevo pareado repite parte del tema del anterior y añade algo nuevo. Proviene de
la lírica galaico-portuguesa. Es probable que el cosante derivara del canto y que de ahí adquiriera
independencia; el solista seguramente cantaba los pareados y el coro, o público, le respondía con el
estribillo.
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A aquel árbol que vuelve la foja


algo se le antoja.
Aquel árbol de bel mirar
face de maña flores quiere dar.
Algo se le antoja.
Aquel árbol de bel veyer
face de maña quiere florecer.
Algo se le antoja.
Face de maña flores quiere dar,
ya se demuestra, salidlas mirar.
Algo se le antoja.
Face de maña quiere florecer,
ya se demuestra, salidlas a ver.
Algo se le antoja.
Ya se demuestra, salidlas mirar,
vengan las damas la fruta cortar.
Algo se le antoja.
Ya se demuestra, salidlas a ver,
vengan las damas la fruta coger.
Algo se le antoja.
(Diego Hurtado de Mendoza)
El romance es una serie métrica compuesta por una serie indefinida de versos octosílabos con rima
asonante en los versos pares, quedando sueltos los impares, tiene carácter narrativo y se originó a partir
de la desaparición de los cantares de gesta en el siglo XIV cuando los juglares convirtieron en romance las
partes más aclamadas del cantar. Si sus versos son de seis sílabas se llama romancillo y si son de once se
denomina heroico. He aquí un ejemplo de romance clásico:
Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
La canción en estancias o canción es de origen italiano. Se divulgó a partir del primer Renacimiento y
consta de una serie de estrofas semejantes que combinan versos de siete y once sílabas (silvas) con la
misma disposición métrica, llamadas estancias (del italiano stanze). La composición se remata con un corto
envío o vuelta de cuatro versos. Cada estancia consta de dos partes engarzadas por un verso de enlace,
eslabón o llave que sirve para unir la primera parte o fronte (con dos pies, abC abC) y la segunda parte,
llamada sírima o 'coda' (dee DfF). Garcilaso de la Vega introdujo esta estrofa en la literatura española, y
desde entonces no ha dejado de usarse, sobre todo por los poetas influidos por la corriente literaria del
llamado Petrarquismo:
Divina Elisa, pues agora el cielo
con inmortales pies pisas y mides,
y su mudanza ves, estando queda,
¿por qué de mí te olvidas y no pides
que se apresure el tiempo en que este velo
rompa del cuerpo, y verme libre pueda,
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y en la tercera rueda,
contigo mano a mano,
busquemos otro llano,
busquemos otros montes y otros ríos,
otros valles floridos y sombríos,
donde descanse y siempre pueda verte
ante los ojos míos,
sin miedo y sobresalto de perderte?
(Garcilaso de la Vega)
La silva es de origen italiano y consiste en una serie indeterminada de versos de siete y once sílabas
combinados y rimados libremente en consonante y en la que pueden existir algunos versos sueltos sin
rima. Fue introducida en la lírica española en 1613 por Luis de Góngora en sus Soledades:
Era del año la estación florida
en que el mentido robador de Europa
—media luna las armas de su frente,
y el Sol todo los rayos de su pelo—,
luciente honor del cielo,
en campos de zafiro pace estrellas,
cuando el que ministrar podía la copa
a Júpiter mejor que el garzón de Ida,
(Luis de Góngora, Soledad primera)
El soneto clásico está formado por catorce endecasílabos que riman en consonante y distribuidos en dos
cuartetos y dos tercetos. Las rimas de los tercetos son libres, si bien en el soneto clásico se utilizan sobre
todo dos distribuciones: CDE, CDE o bien CDC DCD, sin embargo, los cuartetos presentan rima de
serventesio (ABAB) o cuarteto (ABBA). La combinación más usada del soneto es: ABBA ABBA CDC DCD. A
veces, casi siempre cuando se trata de un tema burlesco, puede agregársele al final un pequeño pie en
endecasílabos y heptasílabos llamado estrambote. El soneto sufrió un notable desarrollo desde que lo
introdujera, con poco éxito, en la lírica castellana el siglo XV don Íñigo López de Mendoza, Marqués de
Santillana, aunque ya en el XVI, triunfó definitivamente con Juan Boscán y Garcilaso de la Vega.
A partir de la revolución métrica del Modernismo, liderado por Rubén Darío, el soneto flexibilizó su forma y
se escribió en versos alejandrinos o en una mezcla de versos de once, nueve, doce, siete y catorce sílabas.
Asimismo, los cuartetos pudieron cambiar de rima o ser serventesios. He aquí un ejemplo clásico:
Un soneto me manda hacer Violante
y en mi vida me he visto en tal aprieto;
catorce versos dicen que es soneto:
burla burlando, van los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante
y estoy a la mitad de otro cuarteto,
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy entrando,
y aún parece que con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que estoy los trece versos acabando:
contad si son catorce, y está hecho.
(Lope de Vega, siglo XVII)
El poema en versos blancos consiste por lo general en una serie de endecasílabos rítmicamente correctos,
pero sin rima alguna. Fue usado ya por Garcilaso de la Vega en su Epístola a Boscán y enseguida se
generalizó su uso como una forma adecuada para las traducciones.

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