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a a 3 — La experiencia de Satisfaccign: el objeto Perdido En el punto C del capitulo VII de La j Freud introduce -como anticipamos- de la experiencia mitica de satisfaccién, Se trata real y efectivamente de concepciones, tal como afi la 32" Conferencia, 0 sea, de introducir las reptesentaciones cee correctas —los conceptos- cuya aplicacién a la materia bruta de la ob- servacion hace nacer en ella orden y transparencia.! Observemos si aplicando esta concepcién de la experiencia de sa- tisfaccién, sobre la paradoja que nos plantea el deseo humano pode- mos hallar algiin orden y alguna transparencia. ‘ La experiencia de Satisfacci6n posibilita delimitar en el recorrido freudiano algo que vislumbramos -el “objeto” del trauma (el objeto- traunta), la suma de excitacion, lo que se muestra en la falla del suefio— el concepto de objeto que Freud solo termina de circunscribir en 19262 Con la introduccién de la experiencia de satisfaccin se deslindara el objeto perdido de dicha experiencia de satisfaccién -como vere- mos- alucinatoria, es decir, el objeto en juego que resta en el nivel del proceso primario. Senialamos en el punto de partida, ahora conviene recordarlo, que la defensa produce un inconsciente con “trauma”. El pasaje de la experiencia mitica de satisfaccién a la experiencia alucinatoria de satisfaccién, que interrogaremos, posibilitara ubicar el objeto perdido del paradéjico deseo humano, como indica Freud, se- xual e infantil. El ejemplo que tomard sera el objeto oral en su cone- xin con la experiencia de satisfaccién. ae iQué valor adquiere la diferencia que establece entre la satisfaccién de la necesidad y la realizacién o cumplimiento de deseo? ; Titerpretacién de los suefios, ‘ concepcién o interpretacién ee CONSTRUCCION DE LOS CONCEPTOS FREUD] ANos Como observaremos, ae de entrada una ruptyr, : | objeto en la satisfaccion humana: experiencia alug; & sujeto y Fs é-se pregunta Freud en el punto C3_, durante ahaa, inc ciate no puede ofrecer nada més que la fuerza Pulsionas® limiento de deseo? Mte ps. ra eae a esta pregunta -sefiala— esta destinada Aare sobre la naturaleza psiquica del desear; debe procurarsela cong luy lio del esquema del aparato psiquico. _ auxi. “Supuestos -la ficcion de un aparaie Paiquico Primitivo. 08 dj que el aparato obedecié primero al atin de mantenerse eno an exento de estimulos, y por eso en su primera construccién adopys le esquema del aparato reflejo que le permitia descargar enge uid, ol vias motrices, una excitacion sensible que le llegaba desd, Hasta cierto punto el llamado principio de Constancia que hem revisado y confrontado con la fuente independiente de despren, * miento de displacer: el retorno de lo reprimido y el fracaso de la i fensa, un més alla de este principio homeostiatico de la Constancia Con la lectura retroactiva que hicimos del Manuscrito K, Ubicamos lo que pone en movimiento la defensa: esa fuente Independiente ue amenaza -por su exceso- con quebrar la homeostasis del aparato psy. quico regulado por dicho principio nae Entonces -tal como lo indica Lacan en el Seminario 2-, este Princi- pio no se deduce de su teoria, esta en la base de su pensamiento, en jg medida en que en su época se piensa en ese preciso registro.® “Pero el apremio de la vida, o sea, las grandes necesidades Corpo- rales -contintia Freud en el punto C- perturba esta simple funcién”? esa ambicion —pensamiento de su época- de mantenerse exento de es- timulos. Entonces, introduce la experiencia de satisfacci6n. La indefensién del nifio, la mediaci6n del otro y su funcién secundaria de comunica- cién desplazan el acento: de la satisfaccién de la necesidad a la reali: zacion de deseo. Un intento que no se logra de “{...] restablecer la si- tuacién de la satisfaccién primera” 8 Interrogaremos finalmente a esa fuerza pulsionante en el cumpli- miento de deseo de un suefio ~”Tres entradas de teatro por 1 florin y 50 Kreuzer’ alli donde -en el placer de ver- falla esa mitica satisfaccién primera. ; {Qué es la satisfaccion de la necesidad? La satisfaccién de la nece sidad se complica en el nifio (de alli que partimos de la experiencia mitica de Satisfaccién), pues lleva a la accién especifica, que sobrevie ne por el auxilio ajeno cuando el nifto berrea. Un individuo exper mentado -sefiala Freud en el Proyecto de psicologia— advierte el estado Por e afuera LA EXPERIENCIA DE SATISFACCION n del nifio y opera el trabajo de la acci6: ffi mulo endégeno: hambre, leche. 0 “SP&Cifica, “ancelando ele “El Ho hambriento ~afiade en e| Punto C del canj rao pata leara inerme. Pero la Situacién se mant iim ta excitacion, que Parte de la necesidad interna, eS od fuerza que gel pea de manera momentdnea, sino a tra queen cont nuamente”.”” Se anticipa aqui, una vez que dife vk Thane tiene un objeto Prefijado y las Srandes necesiq des visier toa un ritmo, la asimetria entre e] estimu ae golpe tinico y la pulsién que acttia 1894, como indicamos, también el afe tras que la neurosis es crénica. La excitacién ex6 r ; cin ye ln endogens cnke Lae exOgena opera de un solo © angustia, o “fuerza de choque momenténeo sino onnstaete yo ADS Come una Sélo Dae producirse un cambio ~aflade~ cuando, por algtin ; a : , ca- mino -en e caso del NNO por el cuidado ajeno-, se hace la cece de Ja vivencia e satisfaccion que cancela el estimulo interno (en rela- cién con la necesidad vital). Pero la ejecucion de la accion especifica introduce para el nifto el auxilio de un otro cuya atencién cai ” pla por una descarga interna: el grito, el Ianto. En 1920 con el fort retornara la marca inaugural que constituye al sujeto cuyo paradigma es la frase jBebé-o-0-o! (un arrojar- se fuera), que, a su vez, dejaré un resto no medible, el grito, testimo- nio de la escisién del sujeto y de la exclusién de aquel “goce [...] anti- cipado”’}8 de la voz. Como anticipamos, dicha experiencia de satisfaccién se compleji- za. Se introduce la funcién de comunicacién -via el grito o el lanto-, que ahora es secundaria en relacién con la descarga, y que depende de la imposibilidad del nifio, en relacién con el desamparo o indefen- sién inicial, de llevar a cabo la accién especifica por si solo. La acci6n especifica con el desamparo o indefensién (Hilflosigkeit) y.la mediacién del otro de los cuidados ajenos se transforman, en fuente de comunicacién y en fuente -acotacién sorprendente que hace Freud en el Proyecto de psicologia— de motivos morales (la “indefensién inicial de los seres humanos es la fuente primaria de todos los motivos mo- rales”).!4 En 1923 este desamparo retorna con el yo-ello-supery6 y con la paradoja de la conciencia moral que reclama, sin descanso, nuevas renuncias de lo pulsional. i Entonces, la accién especifica sostenida inicialmente en el arco re- flejo sobrepasa dicha dimensién de descarga motriz refleja y gira, a quiriendo -desamparo, mediaci6n del otro, comunicacion— ier " mensién. Desde el comienzo, pues, la introduccion de la subjetivida sti- lora- Pues (0S CONCEPTOS FREUDIANOs CION DE L CONSTRUC 160 idad de la realizacién ja necesida ° CUMPLinyg paid | aparta la satisfaccion de to de deseo- ee pon mos, ala prim ‘ nn ae Ja accion especiica I rcepcion CO! a Ja identidad de percepcl0 de deseo. sincién que Freud establece en el punto C del city Perce dees Ie i una ruptura -como anticipamos_ ela isfaccion humana. Esta diferencia g, el sujeto y el objeto € la realizacion de deseo significa tre isfaccid ecesidad y E satisfaccion de lan iedad -no estoy hablando de organismo.. existe complementar! “ i jeto humano. punte devia deall, queda ubicado de otra forma: se constty i a al i yet perdido y, como tal, dicho SERED no responde ms ye it ion de la necesidad, sino que intro uce otra manera distin Se SeatistacciGn. cuyo correlato es el sujeto del inconsciente, oe one de manifiesto. . Freud lo p marco de esta nueva satisfacciéy - identi cién La identidad de percepcion, \ realizacion de deseo- no concuerda con la convergencia entre e] orga. nismo y su medio ambiente. No solamente no concuerda, sino que en verdad, la contraria. La realizacién de deseo, que es esta novedad que introduce Frey, } aleja al sujeto de la via de la satisfaccién (por eso comentamos otra isfaccidn) y lo lleva a un arranque que es ineficaz desde e| forma de sati i punto de vista adaptativo, que va a estar marcado ~y atin Freud no introdujo la repeticién- por la repeticiOn. Este arranque ineficaz adaptativamente, marcado por la Tepeti- cin, introduce una busqueda, brisqueda de una percepcién primera que tiene como referente una mitica primera vez, un mitico primer en- cuentro entre sujeto y objeto de “satisfaccién” (experiencia mitica de sa- tisfaccién). Volver a evocar esa percepcién (la nutricion o el objeto oral en el ejemplo freudiano) es el fin propio de la realizacién de deseo, la for- ma en que el deseo se cumple, meta a la cual designa identidad de percepcion. Freud comenta: “[...] la reaparicién de la percepcidn -hay que agregar como alucinacién- es el cumplimiento de deseo”. Esta “primera actividad psiquica -aftade en el punto C- apuntaba entonces a una identidad perceptiva ~algo perceptivamente idénticoa la experiencia de satisfaccién-, a repetir aquella percepcion -insistimos, Sore alucinarién=. que esta enlazada con la satisfaccién de la neces Sin embargo -como anticipamos-, la realizacién de deseo se cum e corresponde —con su com, ei _ A la segunda, la realizg marco y tegla de la alyc ZAcigy Clon, acigy a OV Nt SBS aF Se 2FS a LA EXPERIENCIA DE SATISFACCION 161 cuando reaparece la percepcién, e jucinacion (que se Jnega enel neh): 4 Fsta diferencia entre la satisfaccién ero Pero su marco €specifico es la a y la realizacion, ; piancia, Una abertura entre el sefuelo de la percepcign’ neLaks ie Me produce (la alucinacion de la realizacién de dese perenne 0 elobjeto de satisfaccién de la Necesidad. eg oral. d nel esquema del punto B del capitulo VIL, Fre; spo indicames, la direccién inicial de la excitacion, ive P LIU ~___ arco reflejo —— —_areorejo aaa a a sueiio Inicialmente -el arco reflejo- la direccién de la excitacion es desde la percepcion al polo motor. La invierte para explicar lo que sucede en el suefio. Si la que aparece mientras construye el aparato es la direc- cién progrediente, al invertirla la va a Hamar regrediente. Es decir, la direccién de la excitacién, atravesando las huellas mnémicas, hacia el polo perceptivo. En su sentido progrediente, se apoya en el arco reflejo. Pero cuan- do invierte la direccién, o sea, una direccién diferente de la del arco reflejo de la descarga, no es sélo inversi6n, trastorna, subvierte la adaptacion: via regrediente va a emerger, se va a investir la huella mnémica de la experiencia de satisfaccién. La huella con valor de sefiuelo -un artificio para atraer, para enga- har- desplaza la accion especifica (sefialamos que se complejiza en el nifio y la retomaremos via indefension y mediacién del otro con la huella mnémica) e instaura otra dimensién que es la memoria 0 reme- moracion alucinatoria. La alucinacién -en el suefio- se va a referir indefectiblemente a una huella mnémica especifica, 0 sea, tal como seftala Freud en el punto C, “[...] restablecer Ja situacién de la satisfaccién primera”:!” la de la experiencia mitica de satisfaccién. De alli -agrega~ que “un im- CONSTRUCCION DE LOS CONCEPTOS FREUDIANOs 162 de esa indole es lo que llamamos deseo y la reaparicig 0 9 sefiuelo- es el cumplimiento de deseo [rie la tenta la repeticion de una percepcién imposible Sta pero no logra, no consigue, y viene en an sig puls percepcion com rememoracion 1n inaci6n finge, t e, ¥_Vier Se ese unto de pérdida (la percepcién esta perdi da) io a Entonces, la memoria freudiana que introduce la €xPeriencia aly. cinatoria de satisfaccién, a partir de dicha huella, no es la Memor;, del organismo. Se produce un cambio de registro. Yal Producirse, la memoria freudiana introduce una nueva perspectiva del placer que quiebra el marco de la homeostasis de: organismo . pigs al apata. to psiquico el placer de desear que se sostiene en la tensién de} de. se. una de las caras del deseo indestructible unido a la abertura, 4 la hiancia que introduce en la estructura esa nueva Posicién del objeto en juego en el nivel del proceso primario. Este cambio de Tegistro in- dica que no se trata -insistimos- de la memoria del organismo; apare- ce una perspectiva distinta del placer que no es un placer homeostéti- co (la homeostasis del organismo), que introduce como imposicién ¢| placer de desear y la tension del deseo. Arranque desdichado: el sujeto humano -como sefiala Lacan en el Seminario 7- slo puede alucinar su primera mitica satisfaccion. De alli (partimos de la satisfaccién de la necesidad) que la repeticién de la necesidad -aitade- sélo vuelve en Freud como la oportunidad de la necesidad de repeticién." En la medida en que el sujeto humano se sittia y se constituye en relacién con ese arranque desdichado, se produce en dicho sujeto esa ruptura, esa division, esa Spaltung, en el nivel de la cual se ubica la tension del deseo: “[...] un impulso psiquico -punto C, capitulo VII- que querra investir de nuevo la imagen mnémica de aquella percep- cién -perdida- y producir otra vez la percepcién misma -como ardid, como artificio-, 0 sea, en verdad, restablecer la situacion de la -miti- ca satisfaccién primera”. Pero si se trata del deseo alucinatorio en el acto -agrega- se vuelve evidente que el suefio es un cumplimiento de deseo, puesto que solo un deseo puede impulsar a trabajar a nuestro aparato animico. “El sueno que cumple sus deseos por el corto camino regrediente, no ha hecho sino conservarnos un testimonio del modo de trabajo primario de nuestro aparato Psiquico” 21 Entonces, este principio de placer -como se leer4 posteriormente en el capitulo I de Mas allé del principio de placer-, sustituido por el Pea nde realidad, aun sin que Freud haya introducido el més ale parecerd como un modo de trabajo primario del aparato psiquic® Y LA EXPERIENCIA DE $a) ATISEAC CION P mnod0 de trabajo de as Pulsiones sexual, h 163 os- erspecti €s, 0 coc del principio de displ : del places ™*° Posible AK onl capitulo VII de La interpretaci in -tal como Jo ie ao stem ¥ (el proceso primario) [... fe 10s suefios.. me en psa 2 Sin duda, cae el marco de | ‘© puede hacer pees. AF ye dese one -no puede hacer otra ¢ Osa, homeostasis del ao 15 90 puede hacer otra cosa que desear fie de desean Q i este giro que se produce —Partimos de a el aparato psi- gad tiene hambre de signos. Recordemos taratisaccion de la io del suefio nos es dado como una escritura j Como vimos, que gjtexto | duda, en error s} se quisiera leer esto: Jeroglifica, “Se in. curtif@ ‘agen, en lugar de hacerlo segiin su rela “Oe ein su va- jor de vpambre de signos, que aparece como una es eu rexto del sueno, anticipa lo que aqui se re fi scritura jeroglifica endl «jon propia del deseo, en tanto que hiwnano, on ¢sa dimensién de fie ‘de fingit, Com puede observarse en el such Paiee in- -, mnenot, que tenia diecinueve meses, habia vomitad verte ra or eso Se la tuvo a dieta el resto del dia. “La noche ae = nese dia de hambre se la oy6 proferir excitada, en suefios: Anna Feud, Ex(a)beets Hochbeer, Eier(s)peis, Papp (Anna habla en media lengua; Sse correctamente traduciriamos: “Anna Freud, freses hes °s huevos, papilla”, pero ella a esa edad diria algo ast sina , Eesas silvestes, ev0s, papia”). Utilizaba su nombre para o ma de posesion; el ment abarcaba todos los platos que de- bian arecerle codiciables; el que las fresas apareciesen en dos varie- dades era una protesta contra la politica sanitaria del hogar”* y tenia su explicacion en la circunstancia colateral bien observada por ella, de que la ninera habia atribuido su indisposicion a un atracén de fresas; contra ese dictamen incomodo para ella tom6 entonces en suefos su expresara silvestres, revancha. El objeto, una vez que s¢ produjo es lanecesidad a la realizacién de deseo, aparece como no hallable, co- mo perdido, no es complemento del sujeto, no hay un sujeto que vaya alencuentro de un objeto y se conjugue con él, En el nivel del incons- ciente, a este objeto no hallable, perdido, no se lo puede diferenciar de ese Wunsch (anhelo) ficticio -que tiene estructura de ficcién- que 8° or ningun desorden Porta un encuentro que falla por estructura, no Pp , material o social. El principio de placer, a partir de esta ruptura, se ‘ tigen relacién con esta ficci6n, con este “hambre de signos” av et tuye su meta propia, y es esta ficcion la que tor a la realidad ps quica su nuevo marco de equilibrio, diferente, e" te desvio de la satisfaccin de 164 CONSTRUCCION DE LOS CONCEPTOS FREUDIANos del organismo. “En el sueno no hay una pura resentificacion de los objetos de una necesidad”.?5 Nj gi, a Si alucinacion alimentaria tal ore 3 ested produce en el sueng ae equefia Anna, quien slo alucina objetos conectados con la pul lela en tanto tal prohibidos. Pero, en este exceso reaparece e| hamb signos y Anna “s6lo come palabras’. Partimos de un princip1o de constancia que apuntaba a la hy tasis. Con la experiencia de satisfaccion se introduce estructuralme> la pérdida del objeto y la caida de la homeostasis del organi Emerge el principio de placer. A consecuencia de éste, el Abarat puede hacer otra cosa que desear: hambre de signos. La ficcién ¢, No tituye ahora su meta propia. Surge con la realidad psiquica un hte marco de equilibrio distinto de la homeostasis del organismo: |g evo sion del deseo. oa La realizacién alucinatoria de deseo, guiada por el Principio q placer, quiebra el marco de la homeostasis biol6gica e impone e| an cer de desear: se organiza asi, como comentamos, una satisfaccign otra manera distinta de “satisfaccién’— que, en verdad, es lo contra. tio de una satisfaccion. La realizacién de deseo aleja al sujeto de la vig de la satisfaccion, porque, anticipando el concepto de pulsién, la fuer- za pulsionante la excitacién que parte de la necesidad interna no co- rresponde a una fuerza que golpea de manera momentanea, sino a una que acta continuamente— al dar, via realizacién de deseo, con un - “objeto” alucinatorio, ya que el objeto esta estructuralmente perdido, cae en la cuenta, casualmente, de que se aleja de la via de la satisfac- cidn, o sea, de que no es asi como se satisface. De la satisfaccién de la necesidad (la experiencia mitica de satisfac- cidn) a otra forma de satisfaccién: la realizacién alucinatoria de deseo. Pero como también esté en juego la fuerza pulsionante —lo inconscien- te no puede ofrecer nada més que la fuerza pulsionante para un cum- plimiento de deseo- se abre la pregunta, que retomaremos con el con- cepto-de-pulsién las préximas clases, acerca de la satisfaccion paraddjica de la pulsién. Anticipemos que en Freud, mientras el deseo apunta a la realiza- cién, la pulsién apunta a la satisfaccién, e introduce el goce, que no & el placer. Cuando trabajemos Mas alld del principio de placer observate™ mos que la repeticion en los suefios traumaticos se juega de forma tal que un goce peligroso (irrumpe en ese punto de pérdida mismo: dl del objeto), que sobrepasa esa excitacién minima -la del princip!? be placer-, sea vuelto a traer como Lustgewinn. F ne no abandonemos atin el deseo indestructible como lo reud. homeostasis nombra

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