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- Propagación de epidemias.
Prevenir incendios
Seguir las indicaciones de salida hasta llegar a un punto de encuentro indicado para
ello en caso de incendio.
Si estamos en un edificio cercano a un incendio y, sobre todo, si esta se ha incendiado
también, no usar los ascensores.
Mantenerse alejado de árboles de gran tamaño e edificaciones que puedan
derrumbarse a causa del incendio.
Cubrirse para evitar que la piel entre en contacto directo con las llamas, así como usar
mascarillas para evitar inhalar los gases contaminantes resultantes de la combustión
del incendio.
Huracanes
Contar con un refugio y reservas de agua y comida para hacer frente a la llegada del
huracán, pues probablemente, las consecuencias devastadoras del fenómeno natural
obligará a permanecer aislados por un tiempo.
Usar estructuras de protección en ventanas, puertas y zonas susceptibles a inundarse
y/o sufrir daños a causa de los fuertes vientos y las tormentas del huracán, evitando
colocarse cercano a ellas durante el paso del mismo.
Erupciones volcánicas
Según la fuerza y presión con que se ha producido la erupción volcánica, así como los
tipos de materiales que han sido emitidos (lava, cenizas, gases), las acciones deberán
de ser más o menos intensivas.
Es importante mantenerse alejado del rango de alcance de la erupción volcánica,
cerrando puertas y ventanas para evitar tener problemas respiratorios frente a la
emisión de gases y cenizas.
Así mismo, mantenerse alejado de zonas susceptible a un deslizamiento o corrimiento
de tierra, ya que la fuerza de la erupción puede conllevar avalancha de materiales que
desplacen la tierra, así como seísmos.
Terremotos o sismos
La principal acción ante un terremoto consiste en mantener la calma y seguir las
instrucciones de evacuación si nos encontramos dentro de un edificio.
Siempre será ventajoso situarse bajo alguna mesa o mueble que nos proteja de la
caída de lámparas y cualquier otro objeto, así como de la rotura de ventanas y
cristales.
Es conveniente no hacer uso de los ascensores, así como detener el vehículo si
estamos conduciendo e ir a lugares sin edificaciones ni árboles grandes que puedan
derrumbarse debido a la fuerza del sismo.
Los terremotos, también conocidos como temblores o seísmos,
pueden ser tremendamente destructivos por lo que es difícil
imaginar que ocurran todos los días, alrededor del mundo, en forma
de pequeños temblores. La mayoría de los terremotos ocurren en
zonas sísmicas o fallas geológicas, donde las placas tectónicas
(gigantes placas rocosas que conforman la corteza superior del globo
terráqueo) colisionan o se rozan entre sí. Estos impactos son,
normalmente, graduales e imperceptibles en la superficie; sin
embargo, una inmensa tensión se puede acumular entre las placas.
Cómo se forman las inundaciones
Una inundación se produce cuando el agua inunda un terreno que
normalmente está seco, lo que puede acontecer de múltiples
maneras.
Una lluvia excesiva, la rotura de una presa o un dique, el rápido
deshielo de la nieve o el hielo, o incluso una presa natural, como las
que construyen castores, colocada de manera inapropiada, pueden
desbordar un río que se extenderá por el terreno adyacente, llamado
llanura de inundación. Las inundaciones costeras se producen
cuando una gran tormenta o un tsunami hacen que el mar se adentre
en el territorio.
Los tsunamis
Un tsunami es una serie de olas procedentes del océano que envía
grandes oleadas de agua que, en ocasiones, alcanzan alturas de 30,5
metros, hacia el interior. Estos muros de agua pueden causar una
destrucción generalizada cuando golpean la costa.
Estas sobrecogedoras olas son causadas normalmente por grandes
terremotos submarinos en los bordes de la placa tectónica. Cuando
el suelo del océano en un borde de la placa se eleva o desciende de
repente, desplaza el agua que hay sobre él y la lanza en forma de olas
ondulantes que se convertirán en un tsunami.
La mayoría de los tsunamis, aproximadamente un 80%, se producen
en el Océano Pacífico, en el Cinturón de Fuego, un área
geológicamente activa donde los movimientos tectónicos hacen que
los volcanes y terremotos sean habituales.
Los tsunamis también pueden estar causados por deslizamientos de
tierra subterráneos o erupciones volcánicas. Incluso pueden ser
lanzados, como ocurrió con frecuencia en la Tierra en la antigüedad,
por el impacto de un gran meteorito que se sumergió en un océano.
Los tsunamis recorren el mar a unos 805 kilómetros por hora, tan
rápido como un avión a propulsión. A ese ritmo pueden cruzar la
extensión del Océano Pacífico en menos de un día. Y sus grandes
longitudes de onda implican que pierden muy poca energía por el
camino.