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LEYENDAS

José Luis Flores Acebo


La niña y el seminarista
Aquí está la primera parte, decidí no poner foto para evitar otra mal experiencia y
por el fallecimiento del padre Pedro y Rafa Bueno esta leyenda sucedieron en
Guadalajara, cuando pertenecía al seminario menor de los Misioneros del Espíritu
Santo.
Éramos una comunidad de alrededor de 15 personas contando seminaristas,
padres y personal, realmente era una casa modesta pero con todos los servicios,
pegada el colegio HYCIG, pero a lado se encuentra una edificación antigua
edificada por 1920 donde los padres no nos dejaban entrar en la noche.
Por curiosidad decidí preguntar por qué a mí asesor espiritual al Padre Alejandro, y
esta es la leyenda, eran los alocados años 50s, ahí era el seminario menor donde
albergaban más de 200 jóvenes ansiosos de ser seminaristas y permaneces en la
congregación, en ese entonces tenían una alberca por las actividades deportivas.
Al ser una instalación grande contaban con mucho personal, donde estaba el
jardinero, nombre que no me fue proporcionado, un día llevo a su hija de apenas 5
años al trabajo, pero cual fue la sorpresa que la dejo ir a jugar y después de un rato,
por estar trabajando, no la hallaban, hasta que la encontraron en la alberca ahogada
y por obvias razones sellaron la alberca, así concluyo el padre Alejandro su relato.
Intrigado y con ganas de seguir investigando por qué tanta restricción decidí
preguntarle a los padres de la tercer edad el padre Pedro y Rafa, si sabían mas ya
que fue en su época de seminario menor. El padre Rafa se negaba a relatarme la
historia pero el padre Pedro con una sonrisa tímida y con nervios decidió darle
continuidad a la historia que el mismo vivió en su juventud.
Después que falleció la niña, dentro de los corredores aparecían pequeñas huellas
con agua y se escuchaba una niña que pedía ayuda y se iba silenciando conforme
recorría la edificación. Por ese tiempo ingresaron la nueva generación de
seminaristas la cual se decidió no contar la trágica historia para evitar el morbo, pero
cual fue la sorpresa cuando aún seminarista, del cual no diré nombre por respeto,
se le empezó a manifestar la niña pidiéndole ayuda y que jugará con ella, siempre
vestida de blanco y con el pelo mojada, mostrando una sonrisa sarcástica, y que
cuando se negaba solo se iba llorando.
El seminarista se hartó de las visitas constantes de esta niña y fue con los padres
encargados del seminario en ese entonces, ellos decidieron contarle la historia y
que al momento de que la niña volviese a manifestarse le dijera cual fue la razón de
su muerte y que fuera a la luz, el seminarista impactado y asustado acepto.
Así fue la noche en que todo paso, el joven se encontraba en su habitación y la niña
apareció, el rezo y estuvo dispuesto a decirle su verdad, al contarla la niña saliendo
llorando y gritando despertando a todo el personal que habitaba despertó por el
estruendo, los padres decidieron proteger a los jóvenes seminaristas pero cual fue
la sorpresa, al encontrar al joven seminarista ahorcado en su propia habitación, los
padres decidieron cambiarse aún nuevo inmueble, donde actualmente es el
seminario menor y cremar, con permiso de los familiares del seminarista, al pobre
joven que sufrió esas apariciones, sus restos descansan en el seminario, así el

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padre Pedro dio fin a su historia con lágrimas en los ojos al recordar el fallecimiento
de su amigo seminarista.
Mi grupo de seminaristas y yo decidimos saber si actos paranormales aún siguen
sucediendo en esa casa, así que con el permiso y bendición de los sacerdotes
decidimos entrar.
Realmente no queríamos averiguar que pasaba en esa casa, pero decidimos grabar
para promocionar el seminario, enseñando como nos divertíamos, desde hacer
deporte, entrevistas y por eso tomamos la decisión de grabar como supuestamente
aparecía la niña, realmente fue un problema convencer a todo el grupo y los
sacerdotes de dejarnos grabar a altas horas de la noche en aquel edificio
abandonado. El plan era meternos cada quien en un cuarto y realizar ruidos de
ultratumba, mientras un compañero vestido como niña con ropa blanca, pasaba en
medio del pasillo, realmente era solo un juego.
Al entrar le pedimos la bendición de los padres y el guardia abrió el candado de
puerta, pero decidió quedarse a resguardar la entrada, ya que sabía sobre la historia
y su perro de compañía, no dejaba de ladrar hacia la oscuridad.
Rezamos y encendimos la planta baja del edificio, ya que más arriba no nos dejaban
ingresar al ser utilizada como bodega por parte de la escuela HYCIG, una sensación
de frio y soledad se podía sentir hasta los huesos, pero sin miedo todos empezamos
a grabar, realmente todo salió perfecto y más que miedo salieron carcajadas, pero
cual fue nuestra sorpresa al momento que todas las luces se apagaron y un aire frio
paso entre nosotros.
Fue el grito masivo de todos los seminaristas que atrajo al guardia sin su perro, ya
que el perro no quería entrar al edificio, hacia el interior, solo veíamos la luz de la
linterna por parte del guardia, nos calmamos y decimos investigar a ver si se trataba
de una broma o si en verdad sucedían eventos paranormales.
Una sensación de miedo nos recorría todo el cuerpo mientras nos acercábamos a
revisar cada habitación, cada chillido de la puerta y el silencio, envolvía el misterio
del lugar, hasta que llegamos al baño, un espacio amplio, donde pudimos observar
como luces blancas empezaban a manifestarse de diferentes formas, pero ese
espectáculo fue suspendido cuando las regaderas empezaron abrirse y ruidos de
lamentos surgían del foto de la habitación, nadie podía moverse de la imagen que
presenciábamos, de pronto esos lamentos empezaron hacer risas y huellas de pies
pequeños empezaron a salir de los baños hacia el pasillo.
Espantados y por indicaciones del guardia seguimos esas pequeñas pisadas, que
nos llevaban al cuarto 14, lugar donde se había ahorcado el seminarista, fue una
imagen que aun en mis pensamientos, sueños y pesadillas me ronda la cabeza, al
ver un charco de agua y en el ventanal una persona que nos observaba con una
sonrisa que se distinguía de entre la oscuridad, corrimos solo nos pasaba por la
cabeza correr, ya no quisimos seguir en ese lugar, ni la bendiciones, ni imágenes

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religiosas que yacían en el lugar habían servido para contener los eventos
paranormales del lugar.
Al ver hacia atrás ya nos encontrábamos fuera del edificio y solos nos miramos entre
nosotros afirmando con las miradas lo que habíamos vivido, convencidos decidimos
rezar por las almas que aún no encontraban luz, para que descansaran en paz, así
fuimos a platicar a los sacerdotes lo sucedido, ellos solo escuchaban atentos y nos
mandaron a dormir para que descansáramos por la experiencia que habíamos
vivido. Hasta en la mañana fuimos por las cosas que habíamos dejado el día
anterior, así como cerrar puertas y apagar las luces que creíamos habíamos
prendido, ya no nos quedaron ganas de volver a entrar o siquiera pasar enfrente de
esa edificación. Así termina mi relato, la foto que esta son momentos antes de
ingresar a la casa, perdón por no encontrar el video.

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Las Almas de Purgatorio
Muchas leyendas y vivencias que he experimentado o me que me han relatado,
estando dispuesto a escribirlas y proceder a dárselas a conocer, sin embargo me
da miedo que pierdan esa sensación de emociones que surgen al leerlas después
de la leyenda del seminario, que creo fue del agrado de muchos y no provocar en
el lector alguna emoción de terror, suspendo, entre otras.
Pero sin riesgos la vida se torna un poco aburrida y en esta ocasión tuve la difícil
decisión de elegir entre dos historias, si la vivencia con las almas del purgatorio por
parte de un familiar o el amor eterno que se sigue manifestando en la casa de mis
bisabuelos.
En esta ocasión y para seguir capturando a los lectores de este grupo de lo
paranormal tomare en cuenta la vivencia de las Almas del purgatorio.
Mi familia es muy católica, pero no tocare este punto, y siempre asistíamos de forma
diaria a la Iglesia de San José ya sea por misa, rezar o momentos de meditación,
por la cercanía de nuestro antiguo hogar, Como ustedes saben remodelaron una
parte donde depositan las cenizas y donde se encuentra el Santísimo, lugar donde
reposan algunos de mis familiares.
Como era costumbre mi tía, cuyo nombre no daré por respeto, asistía a rezar,
siempre cerca del santísimo, en un estado que parecía no estar en este mundo,
inclusive se llegaba a escuchar diferentes voces que le respondían mientras ella
seguía orando. Un día estando en la casa, llego con una cara pensativa, de manera
que nos preocupó y le preguntamos que había sucedido, ella había regresado de
hacer sus oraciones y se percató de la visita de un niño, que lo describió como de
8 años, con el pelo negro, así como sus ojos, que le pedía ayuda para salir del
agujero negro y sin fondo en el que se hallaba, ella asintió, tomo su rosario y al
volver la mirada, el niño había desaparecido, fueron apenas tres segundos que
volteo la mirada, a donde pudo huir ese niño, fue la pregunta que lo rodeaba la
cabeza durante el trayecto de regreso a casa, así como de cual agujero negro
hablaba el pequeño.
Así pasaron días y el niño aparecía, de vez en cuando con un señor de la tercera
edad que no hablaba solo fijaba la mirada directa a mi tía, solo el niño daba el mismo
dialogo de ayuda y desaparecían en los pasillos de la Iglesia. Mi tía ya no se
asustaba, ya que anteriormente le habían sucedido eventos paranormales y podía
observar espíritus, era raro que algo la inquietara. Pero sucedió, el niño converso
con ella de una forma más directa, sin el anciano, le pidió que siguiera orando por
las almas del purgatorio y que si podía acompañarla a casa para sentirse más
protegido.
Ella asintió, pero los nervios le rodeaban todo el cuerpo, en que se había metido, a
quien había dado las llaves de nuestro hogar para ingresar.

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Realmente cuando nos contaba lo sucedido y que habría un nuevo huésped en la
casa, no sabíamos si el espíritu nos quería observar o cuales eran las intenciones
de este.
Pero al pasar de las semanas fue un espíritu que sociabiliza de manera tranquila
con la familia, de repente los juguetes cambiaban de lugar o se movían, como si
una mano invisible jugara con ellos, o la risa de un niño feliz corriendo por la casa
jugando a las escondidillas, hasta protegidos nos sentíamos porque Raúl, nombre
que le dio el niño a mi tía, estaba siempre en la casa.
Pero fue en la noche que regreso mi tía de sus oraciones, cuando todos nos
encontrábamos cenando, ella subió a su habitación dando un grito enorme con
desesperación, por consecuencia corrimos a la planta alta hacia su habitación, pero
la puerta de la chapa nos impedía entrar, solo se escuchaban lamentos y gritos de
mi tía, así como de otras personas, también llamas como de un incendio empezando
y con olor putrefacto, que teníamos que hacer, no servía la chapa y la puerta no la
odiamos tirar, hasta que todo se calmó y mi tía llorando, salió del cuarto, dando la
explicación de lo sucedió y que Raúl ya no estaría en la casa, sino en un mejor
lugar.
Al momento de ingresar a su habitación mi tía se topó de frente con Raúl y con el
señor de la tercera edad, pidiendo su ayuda, ocasionando el grito de mi tía, en ese
momento el cuarto de mi tía, según nos relató, ya que nosotros no observamos lo
que sucedía al intentar abrir la puerta, se tornó obscura y con llamas alrededor.
Lo que sucedió dentro de la habitación fue que diferentes espíritus, algunos en
forma de esferas de luz y otros con su apariencia de cuando vivían , se empezaron
a manifestar, junto con el niño y el anciano, hablando y pidiendo ayuda en forma de
lamentos, mientras algunos los tomaba las llamas y los jalaba a la pared para que
desaparecieran, ellos le pidieron a mi tía que se quedara con ellos para que
observaran el sufrimiento al no poder seguir la luz, ella llorando negaba aquel acto
de valentía, solo quería escapar.
Al ver a mi tía tan desesperada, el niño se le acerco y trato de animarla pidiéndole,
que aunque iban a estar separados, siguiera rezando para que las almas que
observo puedan alcanzar la luz, desvaneciéndose todas aquellas imágenes que mi
tía haba presenciado, y de alguna forma u otra despedirse de Raúl y el anciano,
junto con todas las manifestaciones, fue ahí donde mi tía salió llorando y tomamos
la decisión de hablar con algún sacerdote lo acontecido.
Fue así como me tía y yo solicitamos una cita con un padre de la iglesia de San
José, en ese entonces el encargado y administrador de la iglesia, en las oficinas
dentro de la edificación. Nos pasó a su pequeño cubículo, adornado con un
escritorio simple de madera, una biblioteca e imágenes religiosas, junto con una foto
del papa, en ese entonces Juan Pablo ll. Se sirvo un vaso con agua, limpio sus
gafas y asintió con la cabeza dando la señal de que comenzara el relato, durante la

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explicación de lo sucedido por parte de mi tía, el padre parecía no impresionarse ya
que solo interrumpía en algunas partes para aclarar lo sucedido y darle unos
pequeños sorbos a su vaso con agua.
Al final el padre explico él porque de este suceso, ya que mi tía al orar por las almas
del purgatorio, permitía que estos se acercaran a ella, por eso las voces, al buscar
llamar la atención los espíritus aprovechaban los rezos por parte de mi tía y al
decirles su nombre ayudaba a las almas a que encontraran esa paz o fuese el
motivo por la cual estaban ahí.
Mientras el anciano y el niño eran como su vía de comunicación, ya que no pueden
ser ángeles por encontrarse ahí, los llamo intercesores, pero pueden librarnos de
demonios, enfermedades y males de todo tipo, por eso pedían que estuvieran en
nuestra casa. Las imágenes o revelaciones que tuvo fue para que creyera en las
oraciones y fe que estaba realizando para evitar que las personas no dejaran en el
olvido a las almas de las personas, ya que la oscuridad representaba el limbo donde
estaban al no poder hacer nada y él fuego la cercanía que tenían con el infierno.
Por ultimo finalizo, el padre el olor putrefacto, provenía de la cercanía de la cual mi
tía había estado del infierno, donde la llevaron las almas, en ese momento un aire
frio envolvió la habitación y se escucharon pequeñas voces, como de un niño,
haciendo llorar a mi tía, sin embargo no quiso decirnos que había escuchado.
El padre nos dio su bendición y pidió no hablarnos de esto porque no es muy común
que sucede y la gente puede burlarse o criticar, esta historia, solo la sabíamos mi
familia y el sacerdote hasta hoy. Actualmente mi tía reside en Dublín, donde aún
almas piden su ayuda pero ella solo pide su nombre y contesta que por medio de la
oración buscara la sanación de la pobre alma, negándole la entrada a su casa,
mientras nosotros nos cambiamos de casa para evitar otra manifestación que haya
podido quedarse. La casa actualmente es una empresa de cajas, por parte de mi
familia, donde cuentan los empleados que sombras aparecen en el cuarto de la
planta alta, no realizan escandalo solo se aparecen y desvanecen como si no
tuvieran un lugar fijo o buscaran hallar su libertad, claro que los empleados no saben
la historia.

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Las escaleras del miedo
El estruendo de la lluvia hizo que abriera de manera lenta los ojos, solo percibiendo
los colores de la televisión prendida, mientras los tallaba para ver de manera más
clara la oscuridad del cuarto donde me había quedado dormido y solo.
De pronto de manera rápida se azoto la puerta, cerrándose, por mi mente pasaba
fue el viento, pero cual fue la sorpresa al momento del relámpago, que ilumino la
habitación, al poder percibir una figura delgada, vestida de blanco con una larga
cabellera negra, pero con la boca cocida y ojos negros, en ese momento mi mente
y cuerpo se desconectaron, ya que pensaba en correr pero las piernas se volvieron
como raíces pegadas al sofá donde me encontraba, la piel se me enchino aún más
al volver observar donde se encontraba esa figura y no encontrarla.
Mire a cada rincón de la habitación buscando esa espectral figura, mientras el
corazón latía de forma que se quería desprender de mi cuerpo pálido por el
acontecimiento ocurrido, me sentía aliviado, no se encontraba en la habitación, de
seguro fue mi imaginación, pero el sonar de las gotas rompiendo en el ventanal, no
me dejaban pensar las cosas claras, decide que era tiempo de abandonar esa
habitación y dirigirme a mi cuarto, no sin antes apagar la TV, persignarme y pedir la
protección para evitar esos malos pensamientos.
Saliendo de la habitación, subí las escaleras, la lluvia se había tornado más fuerte,
mientras los rayos y gotas de lluvia parecían estar en un baile al contar con una
sincronía estupenda, pero al momento del relámpago, un lamento se dejó escuchar
y la misma figura volvió aparecer debajo de las escaleras, aprovechando la luz como
consecuencia del relámpago para mostrar su presencia, pero al ver esa figura
espectral comprendí que no eran lamentos, era la risa de ese ser, que al tener la
boca cocida no podía soltar la risa demoniaca que tenía, empezó a subir y mis ojos
empezaron a inundarse de lágrimas, por Dios, que criatura era esa, mis piernas
congeladas por las imágenes que pasaban por mis ojos no respondían, solo
observaba como aquella figura caminaba lentamente hacia mí, riendo y tratando de
alcanzarme alzando sus manos esqueléticas y con las uñas largas, en un acto de
valentía pude salir corriendo de las escaleras sin mirar atrás con lágrimas en los
ojos, que está pasando, me repetía a mí mismo.
Pero por fin estaba en mi cuarto donde cerré de manera brusca mi puerta, pero el
sufrimiento no acabo ahí, ya que los pasos de ese ser oscuro se escuchaban
subiendo las escaleras de madera, cada paso en seco, aceleraba mi corazón, a
donde huir, que quiera de mi o a quien le tengo que pedir ayuda, era los
pensamientos que inundaban mi cabeza, hasta que el ruido se fue acercando
enfrente de la puerta de mi habitación, donde se detuvo y soltó una carcajada de
ultratumba.

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Subí rápido a mi cama, donde pude apreciar como una sombra entro al cuarto entre
la puerta y el piso, mientras reía y se ocultaba en la sombra del cuarto, podría estar
en cualquier parte.
La lluvia seguía con la intensidad de toda la noche, de pronto, un ruido en la base
de madera de mi cama sonó y un suspiro se dejó escapar, el morbo y las ansias me
recorrían todo el cuerpo, estaba hipnotizado por saber que era esa figura
demoniaca, así que decide asomarme debajo de la cama, donde pude ver esa
sonrisa cocida y sarcástica que me llamaba por mi nombre, teniendo como
consecuencia.
Teniendo como consecuencia, ver esa sonrisa que pronunciaba mi nombre, con un
tono de voz demoniaca, soltando, entre respiros, una sonrisa que hacía que se
helara la espalda, mientras la lluvia seguía con la misma intensidad golpeando las
ventanas del cuarto.
De pronto sentí como finalmente esas manos esqueléticas, que me habían querido
capturar en las escaleras, habían finalizado aquella misión al tomar de mi mano y la
otra de mi cabello, mientras aquella figura demoniaca se desprendió de las costuras
de su boca por reír tanto y retorcer la mandíbula de un lado a otro mientras esos
ojos negros, se tornaron rojos, mientras me miraba fijamente.
De pronto, mientras yo seguía luchando, pude desprenderme pero esa mano
esquelética me dio un rasguño que alcanzo mi nariz mientras con la otra volvió a
sujetarme, solo rezaba y pedía ayuda, mientras ese demonio, empezó a jalarme
más fuerte hacia él o ella, no podía distinguir que era ese ser, pero empezó a
pronunciar oraciones o frases en un idioma desconocido para mí, solo reconocía la
palabra que repetía continuamente Axael, nunca he querido averiguar que significa,
pero cuál fue mi sorpresa, cuando la habitación se iluminó por completo y un ser de
luz me jalo hacia él, desprendiéndome totalmente del ser demoniaco, moviendo la
cama del lugar, mientras este me tomaba entre sus brazos y me dejaba en un
costado de la habitación para darle cara al ser maligno.
Estos empezaron a discutir con la lluvia como espectador, solo veía como la figura
de luz se mantenía estable y en serenidad al hablar o castigar al otro ser maligno
que se torcía, se reía y maldecía al mismo tiempo, pero iba desapareciendo en un
agujero que se formó donde se encontraba la cama.
Cuando por fin concluyó esa pelea entre el bien y mal, la figura de demoniaca había
desparecido, hago hincapié que desde entonces no aparece, el ser de luz volteo
hacia mí, pude reconocer esa sonrisa feliz y ojos dulces que me miraban, era mi
abuelo, su olor a lavanda desde el principio que apareció en la habitación la había
podido percibir, el solo me dijo que me iba a cuidar y que despertara del sueño.
Abrí los ojos con mucha tranquilidad, ya que me sentía débil, y me encontraba en
el sillón de la sala, mientras la lluvia se había calmado pero aun pequeñas gotas se

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presentaban y el frio de la habitación se percibía, voltee por todos lados para
asegurarme que solo fue un sueño y no encontré nada, así que fui a investigar en
las escaleras y habitación, nuevamente no encontré evidencias de aquella pelea,
hasta que me talle la nariz y observe como aquel rasguño por parte del ser
demoniaco fue real. Pido respeto por favor.

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Historia de Amor
Hace rato no había podido escribir por tantas actividades tanto deportivas, de
trabajo y la universidad, pero ahora que me encuentro en una clase aburrida, me
voy a dedicar a relatarles, no una historia de miedo, sino algo diferente para no
aburrirlos de la misma temática y de forma rápida, para que no llamar la atención
de la profesora.
Mis bisabuelos eran una familia muy adinerada, pero no era eso lo que me llamaba
la atención, sino que tras 57 años de casado, cada día se volvían a enamorar uno
del otro, siempre se les veía juntos desde ver la televisión, ir al casino, vueltas al
parque Tangamanga o simplemente quedarse en un salón donde mi bisabuela tejía,
mientras mi bisabuelo observaba el baseball y escuchaban su género musical
favorito (tango) para recordar su época de juventud.
Pero como a todos, el día de nuestra muerte nos va a llegar y fue justo a mi
bisabuela que se estaba preparando para ir al casino, donde falleció por causas
naturales, fue realmente desgarrador como bisabuelo en todo modo trataba de
tomar su mano y en los eventos funerarios como no se desprendía del ataúd, hasta
el momento donde la sepultaron.
Como vivía alado siempre lo íbamos a visitar, ya no era ese hombre fuerte y alegre,
sino una pobre alma que acabo en silla de ruedas y llorando la pérdida de su
compañera. Lo curioso es que pedía momentos a solas para ir al salón donde
siempre se reunía en vida con mi bisabuela, y de repente se escuchaba hablando
solo al aire, riendo, recordando y charlando como estuvo su día, a tal grado que las
enfermeras y personas de mantenimiento de la casa, podían distinguir la voz de su
patrona y en ocasiones se observaba su figura saliendo de la habitación,
desapareciendo en las mesas de póker, donde tantos años se entretuvo con sus
compañeras.
Esto se fue haciendo una costumbre, todos los días por lo menos una hora, pero no
solo en el salón, sino en su habitación, en el comedor, entre otros lugares, donde
frecuentaban verse y platicar, y no solo eso, sino que una figura como blanca le
daba de comer, le daba cuidados y se le veía abrazándolo en las noches, hasta que
se escuchó que ya era tiempo de estar juntos, mi bisabuelo con lágrimas en los ojos,
cada día que pasaba se iba despidiendo de cada familiar, ya que en sus palabras,
mi bisabuela quería pasar a descansar pero no sin su compañero de toda la vida.
Cuando fue el momento mi bisabuelo ingreso al hospital, donde no quería atención
médica, ya que él sabía que era el momento y donde su esposa y un ser de luz, que
nunca quiso describir, venían por él, pero los doctores le impedían unírsele, pero su
corazón se detuvo, solo aguanto cinco meses de vida sin su compañera de vida,
pero se fue con una sonrisa, que nos dio la paz, era cierto lo que relataba.

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Actualmente, la casa donde vivían, está sola, solo que por seguir teniéndola en
orden, mis tíos siguen pagándole al personal de mantenimiento para que vayan a
realizar sus tareas, como si fuera un día normal de trabajo, lo curioso es que ellos
afirmaban que los objetos en la mañana están desordenados, desde las sillas donde
solían charlas, y se siguen moviendo como si alguien las empujara, las puertas
están abiertas, las figuras de porcelana se encuentran regadas por todas las
habitaciones, los libros de la biblioteca se encuentran abiertas junto los lentes de
mis bisabuelos, hasta las fichas del póker parecen acomodas listas para jugar.
No se explican que sucede ya que desde que esta vacía, todas las habitaciones se
cierran bajo llave, y se tiene un estricto control de seguridad, ya que hay
documentos importantes por parte de mi bisabuelo, desde archivos de cuando fue
presidente municipal, de sus negocios y de recuerdos familiares. Por mi parte en las
noches se podía escuchar movimientos de objetos, así como voces charlando,
como las antiguas fiestas que se realizaban en el gran salón, o la música de tango
a todo volumen mientras un par de zapatos y tacones se mueven al ritmo,
seguramente son mis bisabuelos, que de vez en cuando venían para recordar sus
momentos de amor, estos eventos se siguen repitiendo hasta la fecha, pero las
personas de mantenimiento lo ven como algo normal, sus patrones en vida nunca
fueron malos con ellos, y menos en la muerte.

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El cementerio del Saucito
El simple hecho de escuchar “El cementerio del Saucito”, en lo personal, hace que
un extraño escalofrió recorra todo mi cuerpo y obligue a la mente a no pensar más
en ello, sin embargo he querido escribir sobre alguna de mis experiencias, que,
suponiendo, a muchos de este grupo nos ha pasado alguna vivencia al visitar este
famoso cementerio.
Era el año 2004, cuando tuve esta primera vivencia en el cementerio, nunca había
tenido la inquietud o la idea de que existiera un cementerio tan escalofriante como
ese, solo conocía Valle de los Cedros, por mi corta edad.
En fin, aún recuerdo el momento en que me baje del coche en ese día nublado y
con frio, viendo ante mí los grandes arcos que dan la bienvenida, por mi mente solo
pasaba la idea de que o quienes me esperaban en ese recinto, que paso de ser un
lugar de visita o su hogar de descanso, solo se me ocurrió tomarle la mano a mi
mama, que me miro con esa mirada de paz que todas las madres le transmiten a
sus hijos.
Al momento de entrar nos dirigimos directo a la tumba de Manuel José Othón y Juan
del Jarro, donde mis padres me relataban la historia de los personajes, pero yo me
encontraba inquieto, volteando a todos lados, como si alguna presencia nos
estuviera persiguiendo u observándonos, entre aquellos monumentos funerarios,
cosa que observaba en mi hermana pequeña, que empezaba a voltear a todos lados
y después de unos segundos observaba un punto fijo, hasta repetirlo.
Después de escuchar, nos dirigimos hacia el mausoleo de mi familia, decorado con
una cruz gigante de color dorado, es un mausoleo que se encuentra de forma
subterránea, donde unas grandes escaleras de mármol, muestran el camino hacia
el recuerdo de los familiares y donde el olor a humedad, así como los olores a flores
acompañan este espeluznante y pacifico espacio familiar.
Mi papa se quedó acompañando a mi hermana afuera del mausoleo, mientras que
yo fui el obligado a acompañar a mi madre, cada escalón sentía que era visitar el
recuerdo y acercarme a la muerte, tanto era mi miedo, que avanzaba dos escalones
y regresaba uno, mientras mi madre había esa gran puerta de hierro y su rechinido
solo hizo que me preguntara ¿Qué hago aquí?
La oscuridad era la luz de aquel recinto, hablando sarcásticamente, mi madre se
dispuso a prender las luces de aquel mausoleo, que al momento que se iban
prendiendo las luces, se mostraban cuartos subterráneos o hacia el fondo, me
atrevo a decir que era un laberinto.
Solo observaba los diferentes nichos y su apellido relacionado con el mío, no se
desde cuando estaban ahí, o cuales iban hacer ocupados. Mi madre se entretuvo
arreglando una parte, mientras que yo por mi curiosidad, me fui alejando a tal grado

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que deje de ver la silueta de mi madre y no sabía dónde me encontraba, hasta que
vi y recibí la ayuda de …..
Solo observaba los diferentes nichos y su apellido relacionado con el mío, no se
desde cuando estaban ahí, o cuales iban hacer ocupados. Mi madre se entretuvo
arreglando una parte, mientras que yo por mi curiosidad, me fui alejando a tal grado
que deje de ver la silueta de mi madre y no sabía dónde me encontraba, hasta que
vi y recibí la ayuda de NADIE!
Por qué este relato toma este cambio tan dramático, por el hecho de que no recibí
ayuda, lo que observe era un ser blanco, un niño, quiero pensar yo, no lo puedo
describir como relatos anteriores ya que la mente lo recuerda borroso.
Este niño me invitar a jugar, me hablo en un tono tranquilo y entre risas, trataba de
comunicarse conmigo, ya que trato de hablar con mi hermana antes, pero ella no le
respondía, esa era el motivo por la cual mi hermana se quedaba viendo a puntos
fijos sin moverse atentamente. Él me dijo que él quería jugar con alguien, ya que no
había muchos niños ahí o que sus familias ya habían pasado por ellos.
Por la inocencia de mi edad, lo vi como algo natural accedí a jugar un momento con
él, en lo que mi madre me hablaba para retirarnos, no me dio miedo, al contrario
durante el tiempo, que nunca lo conté, fue un momento de diversión donde mi amigo
que desprendía una luz de paz reía mientras jugábamos a las escondidas, la traes
o arrojar piedras más lejos.
Siempre me repetía su nombre, pero a la fecha no lo recuerdo, era un niño
agradable, hasta que se quedó perplejo un momento, deje de reír mientras volteaba
su rostro hacia mí, me dijo que era tiempo de irse, pero no solo.
Dijo que estaba harto que nadie lo visitara, que las noches eran frías, y las personas
que salían solo daban una vuelta para recordar y ver como se encontraban sus
lapidas, en pocas palabras quería que me quedara con él.
No quise, lo negué, solo empecé a llorar, gritándole a mi madre, el niño trato de
sujetarme mientras gritaba, pero yo me lo quitaba de encima a golpes, buscando
huir de ese cuarto, pero sin existo, solo lograba encontrar más pasillos, mientras
esa figura blanca, que ya no transmitía paz sino miedo y tristeza, iba
persiguiéndome, burlándose de los actos que iban sucediendo.
Sentía como mis piernas y aliento se iban desgastando, y no encontraba la salida
entre los nichos y la humedad que me rodeaba, hasta que por fin vi la luz del foco
de la entrada, sin pensarlo abrí la puerta media cerrada, donde corrí lo más rápido,
hacia la entrada, donde un empleado me reconoció y me llevo junto a mis padres.
Pude ver a mis padres llorando junto a la gente del cementerio, ellos pensaban que
me había ido, ya que durante más de una hora había estado desaparecido, entraron

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pero nunca me hallaron, fue como si me hubiera ido a otro lado, hasta que por fin
salí de esa pesadilla.
Decidí que nos fuéramos, ya era de noche y estaba agotado, no sin antes voltear y
ver como una silueta me observaba por parte del cementerio, riendo y
despidiéndose de mí con la mano.
Al momento que subí al coche mi hermana me abrazo y me susurro al odio, yo vi a
un niño bajando las escaleras detrás de ti y en las oficinas, pero no se quiso subir
al coche.

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Exorcismo en el seminario
El retumbar del timbre, hizo que me levantara de la cama, observando alrededor mi
cuarto blanco, con mi escritorio y la pequeña biblioteca privada, que había creado
para dejar escapar mi mente. El frio, de aquel día de noviembre, calaba hasta los
huesos, aun con la chamarra más gruesa, que tenía en aquel pequeño clóset,
evitaba sentir la temperatura fría. Al salir era un pasillo donde se encontraban todos
los dormitorios hundidos en una oscuridad, y solo donde la imagen de la Virgen de
Fátima en el fondo y las luces debajo de la puerta de cada habitación se dejaba ver.
Mi cuarto era el primero, donde a la izquierda de este, se encontraba una pequeña
sala, donde daban confesiones o pláticas con los sacerdotes y la capilla dedicada a
la Virgen y donde se dejaba expuesto el Santísimo.
Al momento de salir de mi cuarto, apague la luz y el radio, donde escuchaba
Querida, en voz del mismo Divo de Juárez, atendiendo al llamado del timbre y del
constante toque a la puerta del seminario, pareciendo que la iban a tumbar por
semejante fuerza que le imprimían a cada toque.
Como era mi turno, no tenía pretextos para no abrir a tan altas horas de la tarde,
mientras los demás compañeros seminaristas estaban dormidos, rezaban o acaban
de finalizar sus trabajos en su cuarto, ya que a esa hora no se permitía salir, más
que al baño, o al encargado de tomar el teléfono o abrir la puerta, dependiendo el
caso, y donde esa noche solo estaba el hermano Adrián y los padres mayores, ya
que los demás sacerdotes se encontraban en el D.F. en retiro espiritual.
Salí atender mi responsabilidad, pero primero pase por la capilla, persignándome y
dedicando una pequeña oración, como si mi mente o cuerpo presintiera lo que iba
a suceder o solo sentía como el frío aumentaba, dirigiéndome a la puerta, que
estaba a nada de tumbarse, acompañado de la lluvia que empezaba a presenciarse
en esa noche en Guadalajara.
Al abrir la puerta, y con la ayuda del foco que alumbraba la mayor parte de la
fachada, pude presenciar un hombre viejo, vestido en su totalidad de negro, nunca
olvidaré ese traje negro, lentes, bufanda y sombrero color negro, su estatura
imponía autoridad y eso que yo mido 1.90.
Sentía como sus ojos atreves de los lentes se fijaban en mí y donde el único sonido
era el respirar ronco y profundo de aquel extraño sujeto, nos quedamos observando
uno al otro, como si en ese momento no existiera el tiempo, hasta que interrumpió
aquel raro momento con su voz profunda, preguntando por el Padre Rafael, que
tenía cita previa y que era de extremo cuidado la situación, lo único que se me
ocurrió fue mover la cabeza diciendo sí e invitando a aquella figura, casi espectral,
que pasara a la sala, que como dije anteriormente se encontraba alado de mi cuarto
y donde se realizaban las citas. Le di el paso a la extraña figura invitándolo a que
me diera su traje y sombrero por educación, la cual negó rotundamente con una
sonrisa sarcástica, entrando a la habitación.

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Mientras se dirigía a la sala, me le quede viendo, sin importar la lluvia que mojaba
más y más mi única chamarra buena, en ese momento, y observando como aquella
figura al pasar por la capilla se burló y se encerró dentro de la sala, lo curioso es
que no caminaba, sino como una levitación.
Sorprendido y atónito, me dirigí a ver al padre Rafael, atreves del largo pasillo, que
comunicaba al seminario, evitando la lluvia, no sin antes pasar por la sala y ver por
el cristal de la puerta, como aquel hombre retorcía el cuello y mostraba una sonrisa
casi demoniaca.
Pero no sé qué me daba más miedo si aquel hombre solo, enfrente de la capilla de
nuestra Señora o el Padre Rafael, ya que él era un sacerdote, ya de tercera edad
muy reservado, casi no hablaba y se encerraba en su cuarto o en la capilla, los
únicos momentos que lo podíamos observar era en la hora de la comida, era un
hombre interesante, lo único que sabíamos de él, los seminaristas, era que fue
director de la biblioteca del Vaticano, así como confesor de San Juan Pablo ll, un
hombre que haba visto y viajado por todo el mundo y que dominaba a la perfección
nueve idiomas, nada lo podía impresionar, esos pensamientos me siguieron durante
todo el pasillo, donde la lluvia y el frío se tornaba más fuerte, hasta llegar a su puerta,
donde di tres toques y me trate de retirarme, para deshacerme de aquella situación.
Al ver que nadie respondía la puerta, pensé en ir a la sala a despedir al hombre y
darle otro día para que regresara, de preferencia que no estuviera a cargo yo. Pero
cuál fue mi sorpresa al momento de darle la espalda a la puerta, donde entre
crujidos, observe la cara del padre mirándome a la cara, y preguntando por qué
había ido a su cuarto, a la cual con una voz nerviosa, le comente sobre el sujeto
que lo esperaba en la sala y que era una situación de emergencia.
El solo oía mientras acertaba con la cabeza, de pronto y de un golpe feroz, cerró la
puerta, y donde los ruidos en la habitación y como los diferentes cerrojos de la
puerta del padre, se iban abriendo lentamente. El sacerdote, salió vestido con su
ropa de profesión, no recuerdo el nombre de las prendas en este momento, un
rosario, agua bendita y una biblia. Por un momento, pude observar el interior de la
misteriosa habitación del padre, ya que solo entraba la mujer de mantenimiento a
limpiar y no más de un plazo de 15 minutos, una cama y escritorio lleno de libros,
así como libretas, y toda llena de imágenes de santos, la Virgen y Jesús decoraban
aquella pequeña habitación, mientras el padre empezaba a poner bajo llave su
guarida, de que o quienes las imágenes y crucifijos lo protegían, era lo que empecé
a pensar.
Lentamente nos fuimos dirigiendo a la sala donde se encontraba aquel peculiar
personaje, mientras el padre iba rezando, casi murmurando y en un idioma supongo
que latín, hasta llegar al encuentro. Tras el cristal de la puerta, el padre Rafael
observo como la figura se encontraba tirada en el suelo, salivando, yo me espante
y decidí correr por una ambulancia, pero el padre, con mucha tranquilidad me tomo

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del brazo, y me ordeno que fuera por el hermano Adrián, asustado mirándolo a los
ojos, acepte aquel reto.
Fui corriendo hasta al cuarto del hermano, teniendo que pasar entre el amplio jardín
y la lluvia, tocando de manera violenta, abrió la puerta, retrocediendo, por el golpe
que casi le suelto en la cabeza, al no poder controlar mi brazo al momento de abrir
la puerta. Preocupado, el hermano, me dijo que explicara la situación, acto que
realice, apurándose se puso su ropa y nos fuimos corriendo aquella sala, que se
volvió un infierno.
Llegando, observamos como el Padre Rafael tenia parado aquel sujeto, logrando
que se despojara de sus lentes, sombrero y bufanda, donde pude apreciar rasguños
en el cuello y en la calva de aquel sujeto, mientras la mano del padre estaba sobre
la mano de aquel, me atrevo a decir, espectro, que tenía los ojos en blanco, mientras
el padre y el recitaban versos en latín.
Horrorizado, presencia aquel infierno en el seminario, el hermano se percató de ello,
me bendijo y me pidió que me encerrara en mi cuarto, sin pensarlo lo hice
observando por ultimo como el hermano entraba a la habitación.
Paralizado por el miedo, me quede en el pasillo no queriendo voltear ya más hacia
atrás, empezaron a escucharse ruidos más intensos, así como rezos, groserías más
en alto y gritos, alternando el idioma latín y español, tanto eran esos ruidos que los
demás seminaristas salieron al pasillo, donde me observaron derribado y totalmente
pálido, solo preguntaba que sucedía, pero yo guardaba silencio, el hermano salió
de la habitación al escuchar a los demás y nos pidió calma, mientras se hacía más
evidente la presencia de un ser demoniaco que pronunciaba repetitivamente “Hunc
ego non ascendo ad infernum” (eso creo y que luego me explicaron era “no voy a
regresar al infierno”), así como un nombre que no recuerdo, nos encerró en el pasillo
y regreso a su labor.
Después de un tiempo, que se hizo eterno, regresaron el padre y el hermano,
sudando y con un poco de sangre en su ropa, diciéndonos que nos fuéramos
tranquilos, con una bendición y sudando frío, nos fuimos a dormir cada quien a su
habitación, sin preguntar lo que había sucedido, yo creo que solo pude pegar el ojo
por la cansado que me sentía en ese momento, sin saber que había ocurrido con
aquel sujeto, A los dos días llegaron los padres en la mañana, pero en la tarde me
mandaron hablar enfrente de todos ellos, dando los hechos que pude presenciar, al
finalizar solo sonrieron, me felicitaron por valiente y me dieron un rosario para que
me protegiera, un tema que no se habló ni nada hasta ahora que lo escribo y donde
nadie sabe exactamente que sucedió en aquella sala, que constantemente era
bendecida a partir de ese día.
Lo curioso, es que dos semanas después se celebró un funeral en la capilla del
seminario, fue curioso ver al mismo sujeto, dentro del ataúd, ya no con una sonrisa

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endemoniada, sino de paz, y donde el padre Rafael se acercó a mí diciéndome que
él ya estaba tranquilo y que me pedía disculpas por haberme asustado.

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Agua oculta
Un relato pequeño, para no dejar de escribirles, corto pero interesante para este día
lluvioso.
Mi casa, que por supuesto es su casa, y no daré la ubicación por seguridad, no era
la edificación moderna en la cual nos encontramos viviendo en la actualidad, ya que
anteriormente era un monasterio católico, dedicada al cultivo de diferentes frutos
para sobrevivir, cuidado al pozo enorme que tenían, así como oraciones y su lugar
de descanso, ya fuera por unos momentos de la noche o para por fin descansar en
paz.
Durante el trayecto de los años los monjes fueron falleciendo, esparciendo sus
cenizas en su lugar de trabajo, o llevando los cuerpos a su lugar de origen, hasta
que falleció el último, ya de edad avanzada, desconociendo su reciento final, o quien
fue el encargado de llevarlo a la sepultura. El pequeño monasterio, fue demolido,
incluyendo el pozo, y donde presuntamente el último monje decidió dejar las
riquezas que habían generado con su trabajo atreves del tiempo, pero nunca fueron
halladas. Se dejó la propiedad derrumbada, quitando los escombros, solo
perdurando la tierra y recuerdos en silencios que escondía ese lugar, así como el
pozo sellado con una gran lápida de cemento, mientras las propiedades u objetos
que se encontraban dentro, fueron saqueadas, siendo incalculable los números que
representan las obras de artes o los objetivos hechos de oro o de plata que tenían
como adoración, hasta que mi abuela decidió comprarla, creando tipo una bodega.
Esta historia fue contada por el encargado del banco que vendió a mi abuela esta
propiedad. Pasando los años, esa bodega, solo fue utilizada para almacenar
archivos viejos, coches y objetos personales de mi abuela, era realmente un
desastre, ya que había días que todos los objetos estaban desacomodados y un
oler a incienso se desprendía desde el centro de la bodega, por más que le echarán
aromatizantes o una limpieza profunda, seguía el olor. El poco uso y la gran
humedad que representaba esta bodega, decidió crear una casa con cochera, que
años después fue entregada a mi padre.
Por azares del destino mi padre y yo vivimos desde ya unos años en esa casa, junto
nuestro velador, así como un empleado de planta, para cualquier emergencia. Lo
curioso es que aún podemos ver figuras de gran tamaño desfilar como en caravana,
en una especie de oración, con cantos católicos antiguos o latín, a una sola voz,
desapareciendo en el aljibe de la casa, además las figuras católicas que tenemos
siempre se encuentran ubicados en diferentes posiciones, así como los arreglos
florales que se le ponen a los pies. Actualmente, se va a reparar y en su caso
construir esa parte del aljibe, y en caso de que suceda o aparezca algo o alguien lo
notificare, hasta entonces

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