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I Tesalonicenses 5:23
1 espíritu salvo/vivo por la persona y obra de Cristo Jesús por la fe, pero el Espíritu de El está
apagado y entristecido
2 alma no controlada por el Espíritu Santo sino por la carne (el estilo de vida aprendida antes
de ser cristiano verdadero)
a) emociones malsanas - ira, temor, rencor, odio, tristeza, depresión, desánimo, ansiedad,
preocupación, soledad, insatisfacción, etc.
b) mente impura - incontrolable, tormenta de pensamientos malos (blasfemias, preguntas
incontestables, dudas), voces o ideas contrarias a la Biblia, fantasías, codicias, etc.
c) voluntad rebelde - indisciplinada, malos hábitos que no se pueden cambiar, pasivismo, no
poder obedecer, desesperación (suicidio, escape), etc.
3 cuerpo abierto a todos los estímulos del mundo físico - las 5 puertas están abiertas a Satanás
(demonios)
3 Tipos - 2
Si el Espíritu Santo controla/llena nuestro espíritu sometido por la cruz (Gál. 2:20; Rom. 6:1-6,11-13; II Cor.
5:14,15), el alma está crucificada a la carne (Rom. 8:1-4,13; Gál. 5:16,24) y controla el cuerpo, cerrando las
puertas externas al mundo a todo lo que Dios no quiere, y Su voluntad es nuestro deleite. Si el Espíritu no
controla/llena nuestro espíritu egoísta, el alma es afectada por el cuerpo y el cuerpo físico empieza a sufrir los
efectos de esta anormalidad (enfermedades psicológicas y fisiológicas).
La mejor manera de saber si andamos por el Espíritu o por la carne es evaluar el estado de nuestra alma:
emociones, mente y voluntad. Allí se ve lo que estamos viviendo.