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1) Los terrenos difíciles también son parte del camino (Oseas 2:14).
a. 2:14,15 Dios estaba prometiendo (1) llevar al pueblo al desierto, donde no habría
distracciones, para poder comunicarse con ellos claramente, y (2) cambiar lo que
había sido un tiempo de dificultades en un día de esperanza. Dios utiliza incluso las
experiencias negativas de nuestras vidas para crear oportunidades para que regresemos
a El. Cuando enfrente problemas y pruebas, recuerde que Dios le habla en el desierto,
no solo en tiempo de prosperidad.
Nota: En sentido espiritual el desierto es figura de varias cosas para nuestra vida:
Nota: Aarón creyó, todos los ancianos de Israel y todo el pueblo también. Todos
tuvieron fe en las palabras de Dios a través de Moisés, pero la fe necesita ser
nutrida y avivada continuamente y esto se hace a través de la Palabra
enseñada por Su Espíritu en la comunión intima, por eso nos dice además
el texto: “creyeron y adoraron”. Creyeron que Dios los sacaría y los llevaría
a un mejor lugar.
Nota 2: Israel no asimiló las enseñanzas de Dios: desde Egipto les mostró su
poder y sus maravillas, el Señor derrotó al imperio egipcio (¿cómo no
derribaría la ciudad de Jericó?), fue su proveedor y protector por el desierto
(¿cómo no les daría su bendición y protección en la nueva tierra?). Deut.
1:29-32. (leer) No aprender las lecciones del pasado, implica repetir los desiertos
en el futuro.
- Dios introdujo a todos los menores de veinte años a la tierra prometida (tierra que
fluye leche y miel). El desierto no es un martirio, es una etapa para crecer, es
una etapa de formación, es una fase que nos conduce a la tierra de la
bendición.