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El aporte de sus expresiones en la vida nacional es destacable. La cumbia, uno de los ritmos
nacionales por excelencia, y el sancocho, el plato típico más extendido, habrían sido imposibles sin
su participación. El nombre de Macondo, crucial en la creación de Gabriel García Márquez, tiene
origen africano. Entre los aportes que la Unesco reconoce como Patrimonio Inmaterial de la
Humanidad está la fiesta de San Francisco de Asís en Quibdó, las músicas de marimba y cantos
tradicionales del Pacífico norte, el espacio cultural de Palenque de San Basilio y el carnaval de
Barranquilla.
Su historia se inicia con la esclavización de africanos traídos a Colombia por los españoles y los
británicos en la primera década del siglo XVI. Hacia 1520, los africanos eran traídos de lugares
como el Congo, Angola, Ghana, Costa de Marfil, Guinea, Sierra Leona, Senegal y Malí para
reemplazar la población nativa que rápidamente disminuía. Su población creció exponencialmente
con la trata transatlántica o comercio triangular. El largo proceso de manumisión iniciado en 1851
solo benefició a sus esclavizadores, pero fue el inicio de un poblamiento y repoblamiento libre que
hoy llega a representar el 90 % de la población en el Pacífico colombiano. Otras regiones del país
tienen porcentajes importantes y casi desconocidos, como los más de 110 mil afrodescendientes
en Bogotá.
Hacia mediados del siglo pasado la población negra se encontraba en su mayoría en las dos costas:
en los departamentos del Pacífico (Chocó, Valle, Cauca y Nariño) y en los de la costa Caribe
(Bolívar, Atlántico, Córdoba, Guajira, San Andrés, Sucre). En el último medio siglo un sector
numeroso de la población negra se ha asentado en las principales ciudades del país. Colombia es
actualmente el segundo país con mayor cantidad de población afrodescendientes de
Latinoamérica después de Brasil.
Historia
La esclavitud
La trata de esclavos negros fue un negocio muy rentable para las potencias europeas.
A fines del siglo XVI se inició la trata de esclavos africanos; se le permitió en el territorio a la
corona española para suplir la mano de obra indígena en claro declive demográfico. La esclavitud
existía en África desde el principio de su historia y a nivel local, pero adquirió la dimensión de
comercio internacional con la llegada de los europeos.[cita requerida]
Los colonizadores hacían acuerdos verbales con los jefes zonales, e intercambiaban mercancías
por esclavos, en especial personas procedentes de la costa centro occidental africana. Una
generación completa de pobladores locales fueron forzados a hacinarse en sitios oscuros y
malsanos mientras llegaban los comerciantes. Después se les apiñaba en barcos de varias
cubiertas durante un trayecto transoceánico en condiciones inhumanas. Una vez en tierra, las
familias eran separadas sin ningún miramiento, se procuraba que no quedaran dos o más
individuos de una misma etnia, tribu o de la misma lengua en un mismo lugar, y se les prohibía
ejercer sus más simples manifestaciones culturales.
Cerca de Cartagena de Indias el destino principal de los esclavos en América, el negrero los lavaba
y alimentaba mejor para obtener mejores ganancias. Al desembarcar se les llevaba al mercado
donde se les exponía al público y se ponía en evidencia su nueva condición de mercancía. De
Cartagena partieron entre 150 mil y 120 mil africanos esclavos hacia lo que hoy es Venezuela,
Colombia, Ecuador, Panamá y Perú.[cita requerida]
Los africanos esclavos traídos a Colombia entre 1553 y 1580 que provenían de la costa de Guinea,
y fueron llamados guineas o mandingas. Entre 1580 y 1640 fueron gentes bantú llamados congos,
luangos o angolas; y desde mediados del siglo XVII se dio la entrada de los ewe-fon del otrora
reino Dahomey conocidos como ararás o jojóes. Durante el siglo XVIII fueron traídos mayormente
akanios y ashantis de Ghana, a quienes denominaban minas, y yorubas de Nigeria a quienes se les
llamó carabalíes, lucumíes o chalaes.
Día de la afrocolombianidad.
La abolición permanente de la esclavitud en Colombia se dio durante la presidencia de
José Hilario López. El 21 de mayo en Colombia es celebrado el día nacional de la
afrocolombianidad, declarado por el Congreso de la República como una fecha para rendir
homenaje a la población afrocolombiana, sus aportes y reivindicación de derechos en la
fecha exacta en que se abolió la esclavitud en Colombia en 1851.
El criollo palenquero es una lengua criolla que se habla en el Palenque de San Basilio, en el
departamento de Bolívar, a 50 kilómetros de Cartagena de Indias, el cual es habitado por los
descendientes de los cimarrones que se liberaron de la esclavitud, bajo el liderazgo de Benkos
Biohó, al finalizar el siglo XVI y a comienzos del siglo XVII. Las condiciones del relativo aislamiento
en las que permaneció el palenque permitieron el desarrollo de una lengua propia. La lengua del
palenque es la única lengua criolla de base léxica española que ha sobrevivido en el Caribe. Por
esta razón se le reconoce como una reliquia lingüística. La base de esta lengua está conformada
por las diversas lenguas africanas habladas por los ancestros de los fundadores del palenque de
San Basilio. Según los expertos, en la lengua criolla palenquera existe una gran influencia de las
lenguas bantúes del África Central, en especial el kikongo y el idioma kimbundu. Vocablos como
ngombe, que significa ganado; moná, que significa niño o niña; y muchos otros son prueba de ello.
Así surgió el palenquero, que fue un instrumento de resistencia cultural para los cimarrones
asentados en el Palenque de San Basilio. La lengua de los palenqueros ha sido estigmatizada
durante mucho tiempo. Hasta hace pocos años, en la escuela se prohibía a los niños y niñas hablar
en la lengua que habían aprendido en sus hogares. Se le consideraba un español mal hablado. Esta
actitud se inscribe dentro de una larga trayectoria de discriminación hacia los descendientes de los
africanos en todo el mundo. Sin embargo, hoy por hoy, se llevan a cabo proyectos para que los
niños y jóvenes palenqueros aprendan su lengua en la escuela al mismo tiempo que el español. En
2002, este idioma fue propuesto por el estado como Obra Maestra del Patrimonio Intangible de la
Humanidad; en 2005, la UNESCO le otorgó el reconocimiento a todo su espacio cultural en su
tercera proclamación. El New York Times lo mencionó como único en el continente y destacó su
capacidad de supervivencia y los riesgos que afronta en el presente.
De los veintiún países en los que trabaja Ayuda en Acción, Colombia es una de las naciones con un
mayor número de comunidades indígenas en Latinoamérica.
Si bien en cifras (1,2 millones de personas) sus cifras están alejadas de las de México (4,4 millones)
y el Perú (3.2 millones) y más cercanas a países como Bolivia (1,5 millones), el vínculo especial que
mantiene nuestra ONG con Colombia nos ha demostrado que las poblaciones indígenas
colombianas son, muy a menudo, de las más desconocidas del continente.
Así pues, nos hemos decidido a dedicar un artículo detallado a las 102 comunidades indígenas
colombianas, conscientes de que no podremos hablar de todas ellas, pero sirviéndonos de este
blog para que conozcas un poco más la rica cultura de esta nación entre Perú, Venezuela y
Ecuador.
En la práctica, Colombia arrastra un grave problema de desatención de los pueblos originales que
todavía necesitará de años para encontrar una solución contra la marginación y a favor de la
inclusión social plena, para seguir luchando contra la distintividad de sus pueblos, el derecho a su
propia cultura y tradición, las mejoras sociales y económicas en un marco de abuso, saqueo y
explotación de las minorías y el derecho preferencial que permita resarcir a estas comunidades
indígenas de todo lo perdido a lo largo de décadas y siglos.
Hoy, Colombia se enfrenta a tres grandes retos en relación con los pueblos indígenas:
Colombia, sin embargo, ha iniciado un largo viaje por la defensa de sus tribus más representativas,
tratando de preservar los aspectos culturales de los pueblos wayú, arhuaco o emberá, entre otros,
de los que vamos a hablar a continuación con más detalle.
Los emberá, o chocó en Colombia, viven en parcelas construidas a lo largo del caudal del río
Curiche, aunque otras familias de la comunidad también habitan zonas de montaña, de selva y
mar; tienen su propia organización social, centrada en la caza y la pesca y han preservado su
lengua: el waunaan. Sin embargo, quizá lo más interesante sea su visión cosmológica: el
jaibanismo, que considera prioritario el contacto con los espíritus o jai del agua (Dojura), los
espíritus madre de animales y plantas (Wandra) y los jai de animales selváticos, que consideran
transformaciones del espíritu de los humanos que han fallecido (Antumiá).
Sus poblaciones varían entre unos cientos de individuos y decenas de miles, pero cualquiera de
estas comunidades indígenas en Colombia guarda una historia, una visión del mundo y una cultura
que en Ayuda en Acción creemos que es digna de ser preservada y empoderada como parte de
nuestro conocimiento como especie y por derecho propio de los pueblos.