Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
INIAM-UMSS
Jordán E-199, esq. Nataniel Aguirre
Telefax: (591-4) 4250010
Casilla: 992
Email: iniam@umss.edu.bo
Website: www.museo.umss.edu.bo
Cochabamba – Bolivia
Queda rigurosamente prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o
procedimiento comprendidos la fotocopia y el tratamiento informático, sin autorización del titular del
Copyright, bajo las sanciones previstas por las leyes.
Prohibida su venta
Impresión
Talleres Gráficos “Kipus”
Telfs.: 4237448 - 4582716
Cochabamba
203
Sonia Alconini1
Bastante se ha discutido sobre la naturaleza de los Kallawaya quienes, junto a otros grupos étnicos,
ocuparon parte importante de los valles orientales y segmentos de piedemonte yungueño al Este
de la cuenca del Titicaca. Famosos curanderos y médicos herbolarios itinerantes, los Kallawaya
hablaban Machajuyu, una lengua que combinaba Quechua y Puquina como derivación del Arawak
(Bastien 1978; Saignes 1984). Gracias a patrones culturales compartidos con grupos orientales
de la selva, los Kallawaya se constituyeron en importantes intermediarios y comerciantes. Con el
arribo Inca, estos recibieron un trato privilegiado, convirtiéndose en sus aliados, facilitando así la
expansión hacia la vertiente tropical. Además, se sabe que los Kallawaya llevaban la litera real del
soberano Inca, privilegio reservado solo a ciertas etnias (Meyers 2002; Saignes 1985)
La llegada Inca involucró una serie de cambios en la estructura socioeconómica. Como reportan
las fuentes etnohistóricas, enclaves altiplánicos establecidos en estos valles con fines agrarios
y mineros fueron expulsados por el imperio. A su vez, el incario promovió el arribo masivo de
colonias de mitmaqkunas de diferentes lugares del Tawantinsuyu como los Chahapoya, Canas y
Canchis entre otros, con el objetivo de expandir la producción agraria y pastoril (Meyers 2002).
A nivel arqueológico, esto se manifiesta en la expansión de antiguos sistemas de terraceo en los
flancos montañosos, en la ampliación de los sistemas de corrales y qochas de la Puna y en la
implantación de centros Incas administrativos a lo largo del sistema vial Inca que penetraba hacia
el oriente (Alconini 2008, 2011b; Chávez y Alconini 2016).
Todos estos cambios no hubieran sido posibles sin la presencia de previas prácticas e instituciones
sociales. De particular importancia son los períodos Formativo y Tiwanaku para entender los
cambios en la economía política regional. Con Tiwanaku, por ejemplo, estudios del patrón de
asentamientos revelan la presencia de centros regionales junto a otros asentamientos menores
en las zonas agrícolas, aunque no se entiende, en su totalidad, su naturaleza (Alconini 2008,
2011a; Chávez y Alconini 2016). Ocupando rutas de intercambio surgidas con anterioridad, se
han documentado una serie de cuevas funerarias con parafernalia ritual Tiwanaku. Un singular
ejemplo es la cueva de Niño Korin (Wassén 1972), a los pies de Kalla Kallan, como centro
ceremonial y de intercambio de la región.
1
Universidad de Texas en San Antonio (E.E.U.U.). E-mail: sonia.alconini@utsa.edu
204 Sonia Alconini
En este capitulo discutiremos los cambios ocurridos en Wata Wata en base a trabajos de excavación
que consideren su arquitectura, áreas de actividad y material cultural asociado. Considerando los
objetivos de esta publicación, es de particular importancia poner en relevancia la manera en que
estos cambios iluminan el rol de las mujeres en dichos procesos.
El centro de Wata Wata en los valles orientales Kallawaya 205
Con el objetivo de desarrollar modelos explicativos, se hará también uso de información etnográfica
relevante sobre los Kallawaya. Al respeto, información etnográfica suele ser importante para el
desarrollo de teorías de alcance medio (middle-ground theory) (Binford 1967; Kent 1987). Este
nivel intermedio es, en general, útil para la generación y contrastación de diferentes líneas de
evidencia a la hora de dilucidar diferentes modelos interpretativos. En este sentido, este trabajo
está dirigido a dilucidar el surgimiento de centros de intercambio, así como los asociados a roles
de género.
Schoop (1984), por ejemplo, registra una serie de ferias anuales y semanales en la región
Kallawaya. Asociados a un calendario ritual, estas festividades están dedicadas a una variedad
de santos y patrones de diversas comunidades y pueblos, cuya celebración sucede de manera
coordinada y alterna. Por ejemplo, en Charazani se celebra a la virgen del Carmen el 16 de Julio,
mientras que en Chulina la fiesta del pueblo es el 29 de Septiembre en honor a San Miguel. De
manera similar, la fiesta de Kalla Kallan ocurre en el mismo sitio arqueológico y se celebra el 8
de Septiembre (Schoop 1984).
Llama la atención que la mayoría de estas celebraciones sean entre Mayo y Septiembre, época de
cosecha en la región. Entonces, estas festividades, facilitan el intercambio del excedente agrícola
después de la cosecha, siendo las ferias anuales las más importantes (Schoop 1984; Schulte 1999).
Aunque en la actualidad una economía mercantil caracteriza este intercambio, todavía en muchos
sectores existe el trueque directo de productos con el objetivo de que dichas comunidades se
aprovisionen de diferentes bienes. Este sistema incluye carne, lana, papas y otros tubérculos de
la Puna; maíz y arvejas de los valles atemperados; así como coca, ají y frutas del piedemonte
yungueño. Dichas ferias servirían para facilitar interacción social, celebraciones religiosas,
y cohesión inter-étnica. Resta entender la antigüedad de dicho sistema de ferias, así como sus
consecuentes ajustes como respuesta a emergentes cambios económicos.
2
En Charazani, por ejemplo, el “Hotel Charazani” era considerado un tambo donde caravanas de llama e individuos
se congregaban y alojaban para intercambiar una serie de recursos. Muchos de estos llegaban desde la Puna y, hacia
el oriente, desde Camata y Carijana (Comunicación personal dueño hotel).
206 Sonia Alconini
Otro aspecto importante de recalcar es el rol de las redes de parentesco como una manera de acceder
a recursos variados. Aunque desconocemos la estructura de los ayllus en épocas prehispánicas,
en la actualidad estos están formados por una serie de comunidades a lo largo del eje altitudinal.
Aunque hay variedad, los ayllus son en general endógamos y de naturaleza patrilineal. Como
metáfora de la montaña, el ayllu Kaata por ejemplo, está compuesto por las comunidades de
Apacheta, Kaata y Niño Korin representando respectivamente a los niveles alto, centro y bajo. De
ahí que “el matrimonio ritual enfatiza el intercambio de personas en matrimonio; este intercambio
siempre se lleva a cabo entre gente de dos diferentes niveles del espacio, ya sea esto a nivel real o
simbólico” (Bastien 1987: 116). Entre estos, el patrón patrilocal es preferido considerando que “la
matrilocalidad es mal vista entre los Kaateños, quienes llaman a dichos hombres como huéspedes
sin tierra” (Bastien 1987:118).
Fig. 2. El centro de Wata Wata. La foto también muestra un detalle de la Plataforma 1-C donde se
encontró la ofrenda de cabezas decapitadas.
208 Sonia Alconini
Dichos cambios son también documentados en la plataforma 2-A, justo debajo de la cima. Durante
el Formativo Temprano-Medio se construye un complejo residencial semi-hundido formado
por dos estructuras circulares de piedra y áreas de basura con fragmentos cerámicos y restos de
camélidos. En algún momento, esta residencia es abandonada, siendo que una de las habitaciones
es subdividida para acomodar más estructuras de almacenaje. En la fase posterior (transición
Formativo Tardío-Tiwanaku), este sector es abandonado y las construcciones reutilizadas como
pozos de basura. A nivel general, la presencia de escasos bienes importados incluyendo a obsidiana
y lapislázuli muestra la participación de este centro en las emergentes redes de intercambio inter-
regional de la época (Alconini 2011).
La primera es una estrategia individual, donde la preparación de alimentos es llevada a cabo por un
solo individuo. A nivel familiar, esta tarea estaría delegada a las esposas o madres como miembros
de una familia nuclear o extendida. Dada la limitada cantidad de alimentos a preparase, se
esperaría encontrar pocas ollas y menaje de cocción. Aunque existirían ollas grandes, dominarían
las de mediano y pequeño tamaño. Considerando que la preparación de alimentos no alcanzaría
una escala comunal, esto mostraría que la mínima unidad social de producción sería la familia.
En comparación, una estrategia grupal, involucraría la preparación de alimentos para un grupo
mayor, ya sea en un contexto doméstico como público. Esto, a su vez, significaría la presencia de
una entidad corporada, formada por una serie de unidades familiares con fuertes lazos sociales.
Siendo que dichas actividades de cocina son compartidas por las mujeres de este grupo esto, a
su vez, involucraría fuertes lazos consanguíneos y de cohesión social. Arqueológicamente, se
comprendería en la dominancia de ollas y contenedores de mayor tamaño, así como la preparación
de alimentos en espacios grandes y compartidos.
El centro de Wata Wata en los valles orientales Kallawaya 209
Alternativamente, estas festividades comensales pueden ser de naturaleza más simétrica. En este
caso, la participación de los diferentes segmentos sociales involucraría relaciones relativamente
horizontales y, por lo tanto, entre casi iguales. Etnográficamente, éste es el caso de los ajtapis
aymara donde cada unidad familiar lleva alimentos para compartir con el resto del grupo. A
diferencia de prácticas comensales destinadas a reforzar diferencia, este tipo de festividades
servirían para enfatizar un ethos más bien corporativo. En este contexto, es de esperar una mayor
visibilidad femenina en dichas prácticas comensales. Arqueológicamente, esto se manifestaría en
la dominancia de vajilla de servir de naturaleza más utilitaria y escasamente decorada.
Resultados
Los resultados revelaron importantes cambios en Wata Wata y en el rol de las mujeres tanto
en contextos públicos como privados. Estos se discuten a continuación, poniendo énfasis en el
conjunto alfarero para poder discernir las diferentes posibilidades enunciadas.
Período Formativo
Area Residencial
En el sector residencial de la Plataforma 2-A, durante las fases del período Formativo, se evidencia
un escaso número de ollas y vasijas de servir utilitarias. En general, las ollas de cocina eran
de diversos tamaños, aunque las con capacidad mediana eran preponderantes. Como se observa
en la Fig. 3, existió una diversidad de pastas. Mientras que las pastas locales del estilo Yunga
se caracterizaban por tener inclusiones de pizarra de forma laminar, las pastas no locales se
asociaban tecnológicamente a la cuenca del Titicaca. Estas tenían restos de paja quemada, cuarzos
granulares cristalinos y blanquecinos a manera de antiplástico, sugiriendo emergentes procesos
de intercambio. Una tercera variante incluyó una combinación de ambas tecnologías y pastas; la
definimos como variante mixta. En general, considerando el contexto de hallazgo, estas vasijas
de cocinar y servir eran utilizadas en contextos domésticos y en actividades de preparación de
alimentos a una escala relativamente limitada.
210 Sonia Alconini
Cima montículo
Considerando la presencia de vajilla de servir no decorada utilitaria, es factible que estas prácticas
comensales no hayan estado destinadas a reforzar jerarquía o diferencia social. Al respecto, la
dominancia de alfarería no-local proveniente de la región circum-Titicaca, así como su reproducción
local con variantes mixtas, muestra la influencia que estos grupos distantes tuvieron en el centro
de Wata Wata. Como sabemos, en este período, surge la tradición Yaya-Mama como una ideología
integradora que facilitó la circulación de bienes y principios religiosos a escala regional en una
serie de entidades políticas autónomas. Entonces, es factible que Wata Wata haya sido parte de
esta esfera de interacción e, incluso, que algunos migrantes altiplánicos se hayan asentado en este
centro como un punto de avanzada. Considerando la estratégica localización de Wata Wata al
lado de una ruta de intercambio hacia los valles y la vertiente tropical, así como la presencia de
estructuras de almacenaje y de entierros, es posible que estemos frente a una emergente ideología
religiosa destinada a facilitar interacción social e intercambio a larga distancia.
Además, es factible el origen no local de las mujeres si uno considera el equipo de cocina y
las asociadas preferencias culinarias, tanto en el área residencial como pública. No podemos,
sin embargo, descartar la posibilidad de una preferencia femenina por tecnología no-local de la
cuenca del Titicaca en cuanto al uso de ollas, y asociado a menaje de cocina y de servir. Junto a
esto, surgen procesos de hibridación tanto a escala familiar y privada, como pública.
212 Sonia Alconini
La distribución de pastas en el sector Sur es intrigante. La mayoría de las ollas tienen tecnología
importada aunque las de estilo mixto también son frecuentes. Pocas de estas tienen una pasta
local. De manera opuesta, el crecimiento de vasijas de servir es acompañado por un incremento
en los de origen local (Fig. 6). A pesar de este énfasis en manufactura local, llama la atención que
se inserten formas como tazones que copian a Tiwanaku. Si bien se emula a ésta entidad política,
esto se hace en base a parámetros fuertemente regionales.
Esto sugiere la emergencia de dos estrategias diferenciadas en cuanto a género. Por un lado, la
diversificación del equipo de cocina con ollas de diferentes tamaños y con tecnología variada
(local, no-local y mixto), muestra una participación femenina diversa. Por otro lado, la vajilla
de servir con una dominancia de tecnología y formas locales, sugiere practicas comensales que
enfatizan lo endógeno y regional.
una creciente formalización del sitio en cuanto a su arquitectura y una disminución en áreas
dedicadas a residencia. Además de la inserción de sacrificio humano, existe un cambio en la
naturaleza misma del intercambio acompañada por emergentes prácticas comensales.
Asimismo, la diferenciación de las esferas domésticas y públicas se hace clara. En las diversas
fases, mientras que el utillaje de cocina muestra una variabilidad en cuanto a tecnología, las
actividades de consumo en un contexto comensal, crecientemente enfatiza un patrón local.
Entonces, es posible que tanto las esposas como madres mantengan una diversidad de origen,
filiación cultural o, que estas hayan mantenido acceso a circuitos de intercambio variados. A
nivel más público, las practicas comensales –generalmente asociadas a espacios masculinos–
enfatizarían lo indígeno y local.
En cuanto a los roles de género asociados a patrones de residencia, también se esbozan algunos
escenarios. Usando el caso Kallawaya, es posible que la diferenciación entre espacios domésticos
femeninos diversos y esferas públicas masculinas más homogéneas y locales, muestren una
estructura patrilocal. Mientras que estos curanderos itinerantes enfatizaban la residencia local de
hermanos y parientes varones, sus esposas no eran necesariamente de la zona. Mas, bien, éstas
establecían residencia en las comunidades de sus esposos.
En este contexto, las mujeres tuvieron un rol importante en el rango de actividades llevadas a cabo
en Wata Wata. Ante la ausencia prolongada de sus esposos, ya sea como comerciantes o herbolarios
itinerantes, la residencia permanente del sector femenino en el centro o sus alrededores, habría
asegurado una continuidad en el uso de dicho centro. Después de todo, ellas estaban a cargo de
El centro de Wata Wata en los valles orientales Kallawaya 215
la preparación de los alimentos y las bebidas para las celebraciones comensales dedicadas a los
ancestros y difuntos en el sitio. Ante la ausencia de sus esposos o hijos, es factible que el rol de
anfitrionas también haya recaído temporalmente en ellas.
Para finalizar, es importante enfatizar que este estudio muestra la agencia (agency) de las mujeres
en contextos tanto públicos como privados. Como madres o esposas, ellas podían fortalecer o
debilitar el poder político y aspiraciones de sus contrapartes varones, dependiendo esto de las
circunstancias y condiciones históricas concretas.
Referencias
Alconini, Sonia
2008 La Ocupación Inka en Charazani. Arqueología de poder y reocupación de espacios
sagrados. Actas de la XXI Reunión Anual de Etnología. Tomo I. La Paz: Museo de
Etnografía y Folklore-Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, 59-62.
2011 Imperial marginality and frontier: Kallawayas and Chunchos in the eastern Inka
borders. Informe final (2006-2010) presentado a la Fundación Nacional de Ciencias
NSF.
Bastien, Joseph
1987 Healers of the Andes: Kallawaya herbalists and their medicinal plants. Salt Lake City:
University of Utah Press.
Bastien, Joseph W.
1978 Mountain of the Condor. Metaphor and ritual in an Andean Ayllu. Illinois: Waveland
Press, Inc.
Binford, Lewis R.
1967 Smudge pits and hide smoking. American Antiquity 32 (1), 1-12.
Bray, Tamara
2003 Inka Pottery as Culinary Equipment: Food, Feasting, and Gender in Imperial State
Design. Latin American Antiquity (14), 3 -28.
J.Vaughn, Kevin
2004 Hoseholds, Crafts and Feasting in the Ancient Andes: The Village Context of Early
Nasca Craft Consumption. Latin American Antiquity 15 (1), 61-88.
Kent, Susan
1987 Method and Theory for Activity Area Research: An Ethnoarchaeological Approach. .
New York: Columbia University Press.
Lau, George F
2002 Feasting and Ancestor Veneration at Chinchawas, North Highlands of Ancash, Perú.
Latin American Antiquity 13 (3), 279-304.
Meyers, Rodica
2002 Cuando el Sol Caminaba por la Tierra: Orígenes de la Intermediación Kallawaya. La
Paz-Bolivia: Plural editores.
Saignes, Thierry
1984 Quienes son los Callahuayas. Nota sobre un enigma histórico. Espacio y Tiempo en
el Mundo Callahuaya (Editado por Teresa; Wolfgang Shoop; Eilhelm Lauer Gisbert,
Lothar Mankhe;Thierry Saignes; Silvia Arze; Marta Cajias). La Paz: Instituto de
Estudios Bolivianos, Facultad de Humanidades, Universidad Mayor de San Andres.
1985 Los Andes Orientales: Historia de un Olvido. Cochabamba, Bolivia: IFEA - CERES.
Schoop, Wolfgang
1984 Intercambio de productos y “movilidad regional” en el valle de Callahuaya. Espacio
y Tiempo en el Mundo Callahuaya, pp. 37-58. La Paz-Bolivia: Instituto de Estudios
Bolivianos, Facultad de Humanidades, Universidad Mayor de San Andrés.
Schulte, Michael
1999 Llamores y Caseros. La Economía Regional Kallawaya. La Paz: PIEB.
Wassén, Henry S.
1972 A medicine-man’s implements and plants in a Tiahuanacoid tom in highland Bolivia.
Etnologiska Studier 32, 1-109.